Blog de Max Raúl Murillo Mendoza

Sobre llovido regreso conservador y totalitario

Por todo el mundo está sucediendo algo impensable sólo hace unos 20 años atrás. El retorno de mentalidades conservadoras y totalmente tradicionalistas, intentando enterrar todo lo avanzado en derechos básicos, en derechos políticos, en derechos laborales. Las excusas son variadas, desde los fracasos de los gobiernos de izquierda hasta el desorden total en las instituciones, estatales y privadas, en el mundo. Es un regreso a mentalidades que se suponían ya superadas y enterradas en la historia.

Este regreso de lo más conservador y retrógrado, no tiene fronteras ni culturas. Está sucediendo en Estados Unidos, como en Bolivia. Las razones ciertamente son distintas; pero increíblemente los parecidos son asombrosos. Ambientes donde los caudillos se sienten atraídos, necesarios y totalitariamente urgentes. En pocos días tendrán un examen como sociedad en los Estados Unidos. Prácticamente se jugarán el destino de su democracia, pues tendrán que elegir entre el brutal caudillo anglosajón Trump y una mujer del partido demócrata.

Si bien el partido demócrata norteamericano, no es precisamente la esperanza o la alternativa para un mundo mejor, al menos es en lo tradicional un muro a locuras como Trump. Este caudillo gringo representa a lo más racista y xenófobo, que no cree en democracia alguna sino en la imposición del poder total sobre el mundo. Es la reencarnación de Calígula o Hitler, en un país con las tecnologías y ciencias de punta al servicio de las industrias de la muerte: armas y bancos.

Lo que sucede en el mundo, no lo habían previsto ni lo más visionarios de películas de ciencia ficción. Enfermos mentales vistos por la sociedad como gobernantes. Ignorantes vistos como ejemplos para las instituciones. Desequilibrados psicológicos elegidos democráticamente. Las excusas son de las más diversas, desde los fracasos políticos hasta los desencantos por los avances de derechos sociales, como en el tema de género, que han provocado estupor en sectores conservadores de todas las sociedades.

Lo cierto es que tenemos en marcha una restauración de las mentalidades conservadoras. Hechos que no tienen ideologías concretas; son mezclas complejas en la pelea por el poder y el manejo de la cosa pública por todo el mundo. El Estado se convierte en la codicia más requerida, pues la corrupción es la compañera ideal de estas mentalidades.

Es cierto que la profunda crisis de valores, que produce enfermos mentales colectivos, sea probablemente una de las raíces más importantes de esta destrucción institucional mundial. Valores que al parecer ya no significan nada, en sentido ético y moral, en un mundo que corre hacia al abismo del azar y la desinstitucionalización total. Dejando las puertas abiertas a caudillos que se sienten dioses o mitos, para comandar orden y restauración social.

El peligro enorme de todo esto es dejar, por las masas inconscientes en su desesperación, en manos de desequilibrados y depravados la gestión de los Estados. Eso estamos viendo en Estados Unidos. Una clara muestra de la degradación total al que el imperio ha llegado, ni siquiera en tiempos de Calígula se dio semejante degradación social e institucional.

Por el tercer mundo también padecemos dichas enfermedades, colectivas e individuales. Enumerar países y supuestos líderes pues nos haría gastar hojas y hojas. Lo terrible es que en nuestro caso, donde las oportunidades económicas no existen y la miseria es un fenómeno normal y cotidiano, donde nuestras instituciones brillan en su mediocridad y lentitud colonial, los caudillos aumentan la tragedia y el sufrimiento de millones de habitantes.

Sobre llovido mojado, la restauración conservadora está a la vuelta de la esquina. Las masas cansadas y desesperadas por la ausencia de trabajo y el hambre, llevarán a cualquier ignorante que prometa cielo y tierra en esas cegueras tercermundistas ya conocidas, incluso por la literatura en América Latina. Como en los Estados Unidos, las paradojas son parecidas a pesar de las distintas condiciones sociales y económicas.

En esto cruciales momentos, sólo nos queda fortalecer los tejidos sociales de nuestros pueblos y ciudades. Mussolini y Hitler a su turno precisamente aprovecharon la debilidad de los tejidos sociales, su desorganización, para encumbrarse en el poder y luego destruir sus países junto al mundo. Aprovecharon el hambre y la miseria de sus países. Todo lo demás ya lo conocemos por la historia mundial.

Esos personajes siniestros de la historia están de retorno. En otros momentos y coyunturas históricas; pero con parecidas circunstancias económicas y sociales. Hitler como Mussolini eran de clases bajas y miserables; pues no son las clases ni las ideologías las que garantizan nada. Son los momentos y sus desequilibrios sociales los que conducen a la locura humana. Peligrosamente estamos pasando por esos desequilibrios sociales por todo el mundo, que nos están llevando otra vez a cometer errores que suponíamos ya estaban superados.

Sobre llovido, las nuevas generaciones no activan a sus líderes y pues los escenarios de la historia empeoran hacia lo negativo: lo viejo tampoco es garantía ética ni moral por todo el mundo.

Opinión
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Los muertos vivientes

Empiezan otra vez a resurgir en la palestra política, los muertos vivientes de la política boliviana. Tuto Quiroga y Doria Medina, como capitanes de esa especie extinta pero que no se extingue, creen que otra vez llega su oportunidad de entrar a la historia de este país, por la puerta grande. Jamás aportaron en nada a las ideas de la política, jamás lo harán; pero por alguna razón estúpida necesitan estar en la palestra. No entienden este país, y no entenderán nunca sino a partir de sus gafas de clases altas sin ubicación alguna.

Estos especímenes aparecieron por última vez en los acontecimientos de 2019. Le utilizaron a la Añez, hasta quemarla totalmente en la cárcel. Luego desaparecieron otra vez. Hasta esperar otra oportunidad oportunista. Hoy aparecieron y empiezan a repetir su repertorio de salvadores de la Patria, desde su liberalismo oscuro y poco comprensible incluso para sus propias especies, o clases sociales.

No vale la pena ni siquiera el de situarles como sirvientes del impero, sitial que se encargarán de recordarles sus primos hermanos de las izquierdas latinas blancoides. Lo que sí debemos subrayar es su anecdótica forma de hacer política, en un país donde la pobreza y la miseria son pasto de la cotidianidad, estos señoriales sueñan en el progreso y desarrollo desmedido para que la riqueza chorree de sus mesas a la boca de los pobres. Pues ellos son tan caudillos como a los que critican.

Lamentablemente el tiempo en este país muchas veces no pasa factura. La memoria es corta y el mismo pueblo olvida aquellos acontecimientos pasados, que hirieron y destruyeron al país. Aquella época del neoliberalismo ya está olvidado. Aquella época pasada donde los caudillos de derecha se farreaban el país, en medio de miseria y pobreza de las inmensas mayorías. Caudillos que destruyeron la minería nacionalizada, siempre en nombre de las ganancias y el triunfo del liberalismo anglosajón.

Por supuesto que los pobres son los primeros en exigir creación de riqueza, quizás no de las maneras tradicionales como quisieran los señoriales. La vendedora de pastillas en cualquier esquina de nuestras calles, los niños pobres vendiendo de todo, los jóvenes vendiendo de todo a falta de oportunidades en todos los tiempos y en todas las ideologías de nuestra historia, pues están exigiendo creación de riqueza. No necesitan teorizar o escribir libros, sino las acciones que el hambre y la miseria les exige.

Por supuesto que a estas alturas del partido, descubrir que necesitamos empresas productivas en todos los campos posibles, es solamente repetir repertorios de café cuando las necesidades son inmensas y los jóvenes no tienen espacios donde trabajar. Los municipios tampoco son aquellos espacios de oportunidades, sino traslado de la burocracia brutal con todas sus enfermedades mentales.

Pero los muertos vivientes del neoliberalismo boliviano se empeñarán en mostrarse, con ungüentos postmodernos, como los alternativos para estas épocas complejas, desde sus caudillismos blancoides y absolutamente fuera de foco de las historias de este país.

Probablemente también se ofrezcan a ser representantes de Milei o Bolsonaro. A estos señoriales siempre les faltó autoestima nacional. Eso sí deviene desde enfermedades del siglo XVI. Comportamientos coloniales que no dejan de ser acompañantes, en ausencia de sentido nacional y boliviano. Incluso rezarán para la victoria del aspirante a emperador: el caudillo gringo Trump.

Pues sí, los muertos vivientes del neoliberalismo criollo boliviano están de vuelta. Ni la vergüenza del paso del tiempo les asecha, ni la falta de ideas, y la total ausencia de referencias teóricas respecto de lo que tenemos por discutir hoy en Bolivia. Nada de eso les interesa, sino la bronca oculta de todos estos años de fracasos, de rotundos fracasos políticos y traiciones al país, pues prometieron ser la diferencia y sólo fueron la otra porquería.

Cómo se extraña la ausencia de nuevos liderazgos, jóvenes voces de las necesidades actuales. De los sueños actuales, de las ideas actuales. De las utopías actuales. Seguimos arrastrando voces de muertos vivientes, que sólo insultan al alma de los pueblos por todos los resultados nefastos hasta hoy. Es una ausencia que duele mucho, que hiere hasta el fondo mismo de nuestro ser. Esa es nuestra dura realidad que se siente en la piel de la política boliviana.

Dicen que la esperanza es lo último que se pierde. Ojalá despierten los jóvenes, las voces a quiénes les toca por justicia ordenar y reordenar esta Patria. El hambre y la miseria cunden al son de la miseria mental de los muertos vivientes. Ojalá las necesidades de liderazgos obliguen a las nuevas generaciones a reaccionar por esa necesidad Nacional.

Siempre estamos hablando y repitiendo como loros de nuestras potencialidades, casi nunca cumplimos con esa tierra prometida. Cansa esa sensación de problemas y problemas, sin nunca descansar con el país tranquilo y en paz, caminando en la senda precisamente del desarrollo con el presente y el futuro asegurado. ¿Algún día?

Opinión
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Premios Nobeles: un imposible para el tercer mundo

 Esta semana se ha otorgado varios premios nobeles, esos prestigiosos galardones en varias ciencias de punta como la física, matemáticas, química, medicina entre otros. Por supuesto que los galardonados son científicos de las mismas universidades de siempre, de los mismos centros de investigación de siempre. Hay a veces algunas variaciones de países; pero en esencia son los mismos espacios que reciben esos premios. Es imposible que los galardonados sean, al menos alguna vez, de los llamados países del tercer mundo. Las excepciones confirmaron la regla general.

Sería demasiado fácil, muchos utilizan esas excusas para la flojera mental, decir que es parte de la dependencia y los culpables son como siempre los del imperio. Sabemos por cierto que es una realidad contundente. Pero tenemos el enorme desafío de hacer ciencia también por estos lados del mundo, ciencia competitiva y de reales servicios a las necesidades de nuestras naciones.

Nuestras universidades por ahora están tan divorciadas de las realidades, que sólo son espacios de trabajo para miles y miles de profesionales, que pues en general no son científicos. Incluso tan politizadas que los pocos científicos que hay en nuestro país, no trabajan en las universidades. Al respecto nadie dice nada, nadie reflexiona críticamente de estas circunstancias sino de manera marginal, pues la crítica está prohibida por el miedo a perder privilegios y complicidades de trabajo. En fin.

Esa inercia de la dura realidad se traslada de generación en generación, repitiendo hasta las calendas griegas las verdaderas razones de la dependencia y la marginalidad tercermundista. Repitiendo la mediocridad generalizada de nuestras instituciones, de nuestro funcionamiento de maquinaria mediocre y de bajo nivel profesional.

En términos de los avances científicos y tecnológicos, ya estamos en los umbrales de la cuarta y quinta revoluciones industriales científicas; nosotros ni siquiera hemos entrado a la primera, que es el dominio de las fundiciones de acero. Las revoluciones industriales, son productos directos de los avances tecnológicos y educativos. Seguimos balbuceando las primeras palabras del abecedario del siglo XIX. En completo analfabetismo respecto de los avances más radicales, en todas las ciencias de punta.

La dependencia ciertamente es económico histórica; pero también las flojeras mentales y discursos politiqueros de costumbre, es seguir culpando de todos nuestros pecados al imperio, o a sus fantasmas por todos lados. Receta irresponsable y facilona, ante la ineficacia de generar desafíos realmente intelectuales y científicos. Los resultados son elocuentes de quiénes la politiquería es el arte de lo más nefasto, de lo más delincuencial en el mando y gestión de Estado. Derecha e izquierda no tienen ninguna diferencia.

En estas coyunturas complejas del mundo, a pesar de los politiqueros y asesinos que presiden de presidentes, en los países poderosos de occidente, los avances tecnológicos siguen nomás sus ritmos vertiginosos. Hoy la inteligencia artificial es uno de los logros más espectaculares, más fascinantes de las ciencias. Dicen los especialistas que dichos protocolos científicos, serán como el descubrimiento del fuego hace millones de años. Es decir, tan importante que cambiará todo el destino de las ciencias, por tanto de la humanidad. Veremos si estos espectaculares avances, al menos nos empujan a entrar al siglo XX definitivamente: en mente y en la práctica, porque por supuesto que estamos demasiado lejos del siglo XXI en términos de avances científicos.

Lo grave en nuestra Patria son las enfermedades mentales de la politiquería. Todavía atrasada y totalmente al margen de las discusiones más importantes de todas las ciencias. Por supuesto razonar con algún caudillo politiquero es pedir demasiado. Simplemente no se puede razonar, sino balbucear nomenclatura anti científica y anti pedagógica, fuera de toda realidad.

Nunca podremos dar alcance a las universidades de los países del norte. Nunca tendremos premios nobeles. Al menos seamos conscientes que tenemos desafíos complejos, difíciles, en nuestras realidades. Dichos desafíos son nuestros emblemas para hacer ciencia, y responder por tanto a las necesidades de nuestros pueblos, en todos los campos posibles. Y sin ciencia eso es imposible.

Tenemos el desafío de desterrar a la mediocridad como normalidad de nuestras universidades. De nuestras instituciones, sean estatales o privadas. Dar espacio a miles y miles de jóvenes entrenados en todos los campos de la ciencias, para que empiecen a tener experiencia de manejo institucional, científico y tecnológico en todas nuestras instituciones, debería ser el primer paso para cambiar nuestras vetustas y anticuadas maneras de ejercer gestión, que sólo alargamos la agonía del pueblo, que siempre pide soluciones a quiénes supuestamente tienen que dar; pero que jamás reciben nada en sus necesidades cotidianas, en sus necesidades para resolver nuestras terribles complejidades sociales y económicas, de la Bolivia profunda.

El abismo entre países altamente desarrollados y tecnológicos se ensancha cada vez más. Pues el conocimiento es poder. El conocimiento puede ser parte de nuestras estrategias para salir de una vez de la pobreza, de la dependencia. Sin embargo, desterremos también a la politiquería barata y anti nacional: bloqueos de caminos irracionales y brutales, lentitud y burocracia analfabeta y brutal en nuestras instituciones, mediocridad generalizada en todas nuestras entidades bolivianas.

Que las ciencias nos ayuden también a modernizar, en el buen sentido, a la política. Hoy totalmente atrasada  y anti nacional por la ausencia de gente entrenada, capacitada y consciente con la Patria. Poco profesional con los compromisos nacionales, con los compromisos de real cambio de nuestra Bolivia.

Opinión
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La justicia en Bolivia es un asco

Sólo con pena de muerte se podría resolver en algo la podredumbre, el asco, del sistema judicial en Bolivia. El famoso fiscal general debería ser colgado en la plaza Murillo, como ejemplo para los abogansters que abundan en este país. Lo demás son discursos y discursos, como parte del encubrimiento y la impunidad respecto del asco de la justicia boliviana. Esa crisis estructural y brutal de la justicia boliviana, tiene raíces en el tiempo, tiene historia; pero eso es para quienes quieren perder tiempo en un asunto clave para la sobrevivencia de este país.

Por supuesto que es también cierto que las características de los abogansters actuales, son fuentes de investigaciones psicológicas y de patologías impresionantes en sus personalidades, son alucinantes. Serviría para hacer películas de terror y ganarían premios en los shows de Hollywood. Todos conocemos varios ejemplos al respecto. Además, brillan en sus mediocridades intelectuales y profesionales.

En todo caso, como esperanza, hay profesionales del derecho capaces de resucitar el sistema judicial boliviano. Sobre esa base tenemos que soñar en cambiar; al menos resucitar nuestro sistema judicial. Pues el país está en peligro con los actuales aboganters, a la cabeza de quiénes fungen como fiscales o cabezas criminales del sistema judicial. 

Es también necesario insistir en los temas de valores. Valores universales, que son pilares humanos en todas las culturas del mundo. Son los temas éticos y de valores humanos al servicio de la colectividad, de la comunidad. Esos valores están en crisis. Hoy los líderes son  maleantes, asaltantes del poder para beneficiar a sus delincuentes seguidores. Ya no hay líderes con valores éticos, que serán partidarios de cuidar la riqueza de las instituciones, en función de los sectores humildes. Esos valores deben ser restituidos por emergencia, pues son los jóvenes las primeras víctimas de la ausencia de valores: están copiando a los maleantes como ejemplos de comportamiento ejemplar. Es un asco.

Hay que salvar a las nuevas generaciones, a los jóvenes que son los que ven y califican en función de sus valores todos los acontecimientos actuales. Y lo que ven es el asco total del comportamiento de los líderes políticos y judiciales actuales, por supuesto que siempre hay excepciones importantes. Son épocas terribles, de impunidad de los maleantes y de impunidad del sistema judicial que huele a cloaca todo el tiempo.

Sin embargo, una de las cualidades de los tejidos sociales tiene que ser la organización. Sin organización nada es posible en este país. Los maleantes son los primeros organizados. Los tejidos sociales de la sociedad civil están destruidos, están desarticulados y desanimados por todo lo que sucede y todo lo que sucede es malo. Cuando no hay esperanzas en una sociedad, cunde el pánico y nadie quiere ya organizarse: sálvense quien pueda. Es la ley de la selva ideal para que los delincuentes aprovechen en todo.

Es de orden primordial el organizarse en las ciudades. Generar nuevos liderazgos, ojalá de alto nivel en sentido profesional y de visión patriótica. Ojalá con valores humanos y éticos también de alto nivel. Lo que hoy tenemos es una lágrima terrible, sin ideas, sin creatividad, sin capacidad profesional, en definitiva sin patriotismo frente a la Nación.

Lo más terrible es el sistema judicial. Ahí se concentra todo lo malo de la sociedad, todo lo podrido y perverso. En las universidades al parecer les enseñan a robar y delinquir, no a servir al país. En fin. Pero a todas luces es demasiado urgente revertir a esta pervertida justicia, podrida  en todos los sentidos posibles y fuente de corrupción generalizada. Es suficiente ver a Lanchipa, no necesitamos mayores diagnósticos científicos al respecto.

Los millones de bolivianos que no tienen dinero simplemente se olvidan de la justicia. El asco de la justicia requiere de millones de pesos o dólares, para seguir algún caso y buscar justicia. Sino pues todo es a las calendes griegas, que alimenta la corrupción de los aboganters en Bolivia. No existe un espacio para ayudar a las víctimas, no existe. No existe un espacio para dar alguna esperanza en los juicios que se desatan. Lo corrupto se impone todos los días. Y nadie, increíblemente nadie hace nada al respecto.

Insisto, el fiscal general debería ser colgado como ejemplo de justicia comunitaria. Justicia comunitaria boicoteada por los aboganters de todos los gobiernos. Que son parte del sistema estructural corrupto en contra del país, de la Nación y del país profundo.

Lo cierto, objetivamente hablando, es que necesitamos un nuevo sistema judicial. Lo que tenemos hoy es muy peligroso, demasiado peligroso. Este sistema judicial actual está matando el espíritu humano del boliviano. Está destruyendo lo más básico de cualquier sociedad del mundo: su calidad colectiva solidaria. Lo corrupto siempre es individual capitalista. Es demasiado grave para el conjunto de la sociedad.

Necesitamos con urgencia un nuevo sistema judicial. Las nuevas generaciones tienen que comprender la magnitud de esta urgencia. Las generaciones pasadas han fracasado rotundamente en este aspecto. Tomar consciencia que lo más grave, es esta nefasta herencia del podrido sistema judicial.

Opinión
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Occidente contra el mundo

La historia universal no cambiará mientras la actitud guerrera de occidente no cambie. Esa raíz cultural guerrera, en todas las ideologías que exportó occidente en estos siglos (izquierda o derecha), tienen características de destrucción y saqueo que simplemente siguen destruyendo el mundo. Y pues, cómo no, las respuestas tienen que ser también justas: terrorismos, guerrillas, revoluciones. Si continúan los genocidios como en  Palestina, es muy justo que se multipliquen las guerras santas o los senderos luminosos por todo el mundo.

La cavernaria visión sangrienta de la política, que no se ha modificado en miles de años, es la guía moderna de la política actual. Cuanto más sangrientos son los caudillos modernos, más justificaciones tienen en la sociedad. Ese es el grado de subdesarrollo de la política actual. No hay diferencias entre el norte y el sur del mundo. Los Trump en el norte, tienen sus colaterales caudillos ignorantes por el sur del mundo. Son lo mismo, los matices sólo son matices.

Los ejemplos de occidente son demasiados: colonialismos, imperialismos y hoy los post-imperialismos que son la continuidad de esa mentalidad cavernaria y sangrienta, en la manera de hacer política. Dicha visión occidental de la política es: estás conmigo o estás en contra mía. Es decir, negro o blanco. El liberalismo es un rotundo fracaso, o sólo sirve para charla de café pequeño burgués.

Cierto que la base material es el fundamento de esta visión retrógrada y cavernaria: saqueo de los recursos naturales, minerales, petróleo, tierras raras, madera, diamantes, etc. Para ese saqueo se han construido los ejércitos  más poderosos posibles, desde lo tecnológico hasta lo científico. Pues el fin justifica los medios: Netanyahu.

Así la actual situación del mundo, sólo es resultado de la manera de cómo occidente ve el mundo: territorios a conquistar. Territorios a bombardear. Los cavernarios guerreros son los políticos más aplaudidos y elegidos democráticamente. Ese es el escenario sangriento de cómo hacer hoy política. Los imperios sanguinarios de antaño, como el romano o egipcio realmente han quedado pequeños, ante lo que sucede en estos tiempos brutales de la historia mundial.

La complicidad de muchos actores de la prensa mundial en evidente. Se da tanta cobertura a los sanguinarios, como Trump, Milei o Netanyahu, que ya es normal la lógica de la muerte: amigo - enemigo. Cristiano - no cristiano. Blanco – no blanco. La degradación es total, y es normal en estos tiempos que corren.

Ese grado de impunidad histórica occidental por ahora no tiene límites. Cierto que es colosal y abrumador, desde la perspectiva cavernaria imperial y guerrera. No hay fuerzas suficientes para frenarles, sino sólo asimetrías posibles al menos para la reflexión moral y ética. Porque el trabajo ideológico de la prensa, es precisamente para la domesticación de sus poblaciones, es decir para la aceptación de la sangre y el saqueo como un asunto normal. Incluso de justicia divina, porque Netanyahu debe agradecer a su dios por sus masacres y asesinatos en masa.

Ese grado de impunidad de occidente también se exportó en lo ideológico político, defendiendo a enfermos mentales como el expresidente de Argentina, Fernández, un golpeador de mujeres y con amantes desde el poder, gracias al poder. Ese socialismo occidental enfermo y sin escrúpulos absolutamente en nada. Tan destructivo de los tejidos sociales por América Latina con la excusa de la izquierda y los pobres, como mercancías para sus propios beneficios personales. Ese es el asco y repugnancia de la ausencia de valores, de sentido común al menos, pues ya el asco se hace normal en medio de la ideología y la sangre por todo el mundo. Que no tiene diferencia alguna con el desequilibrado mental con ideología de extrema derecha de Milei.

Occidente está en decadencia. No es novedad desde hace cien años. No es novedad porque su agonía se arrastra gracias a las industrias de las armas, de la tecnología y de sus ciencias que por cierto no tienen competencia en el mundo, por las reglas de juego que les favorecen desde el siglo XVI. Está en decadencia en todos los sentidos religiosos, políticos, culturales e ideológicos. Los filósofos brillantes que ha producido, como los existencialistas y marxistas, pues son perfumes bonitos para aulas cementerios, sin sentido alguno a estas alturas de la sangre y la ideología.

Por supuesto que las culturas ancestrales, prehispánicas por estos lados del mundo, tenían mejores perspectivas de la vida. También había problemas; pero realmente eran mucho más humanas que las culturas cavernarias y sangrientas de occidente. Recuperar en algo aquellas culturas ancestrales, sanarían a las enfermedades de occidente. Sobre todo a sus sentidos sanguinarios de hacer la política, sin consensos  ni formas de vivir compartiendo con otras culturas.

Ojalá las nuevas generaciones sean conscientes de este desastre cultural occidental. Sabemos que tuvieron buenos aportes mundiales; pero en estas circunstancias de la historia ya nada tiene que ofrecer, sino muerte y destrucción mundial. Contagiando todo eso por el sur del mundo, mediante la ideología de los socialismos enfermos y brutales, todos resultado de esas izquierdas tan brutales con enfermos mentales,  como las derechas occidentales.

Opinión
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Homenaje al Ché Guevara

El Ché era un hombre de palabra, coherente y éticamente de trinchera fusil en mano. Hacía lo que decía y sus valores personales estaban sobre todas las demás cosas materiales. Si viviera estaría totalmente decepcionado de sus seguidores: burócratas, de escritorio y revolucionarios de café. Recordándole a él en hora cívicas tontas y sin sentido, gritando patria o muerte sólo para la foto y los desahogos inútiles y traicioneros al Ché.

El Ché en estas épocas exigiría a sus seguidores asistir a las trincheras de Palestina, donde los palestinos enfrentan el rostro brutal del imperialismo sionista genocida: moderno, educado, civilizado y cavernario. Exigiría a sus supuestos seguidores burócratas, que dejen de joder con horas cívicas republicanas y cómplices con el sistema. Exigiría acciones reales y prácticas contra el sistema y en las trincheras reales.

El Ché estaría por supuesto decepcionado de tantos caudillos brutales, también totalmente cómplices del sistema capitalista por sus formas anti revolucionarias de manipular a sus bases. En definitiva, el Ché sería muy crítico intelectualmente con tantos bastardos en nombre de él.

Recordemos al Ché, a ese ser de trinchera y de machete en mano siendo ministro. A ese ejemplo en la práctica.

Recordemos al Ché, a ese intelectual hasta horas de la madrugada que escribía y sistematizaba los avances de la revolución; pero después de sus prácticas en terreno de campo junto a su pueblo, junto a los obreros concretos.

Recordemos al Ché, que murió asesinado en Bolivia un día como hoy, por las mezquindades de los burócratas de la revolución, como por el sistema capitalista imperial que siempre tiene manos largas, en el patio trasero de este continente.

Gloria al Ché, a ese ser de las trincheras de la vida.

Opinión
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¿Integración latinoamericana?

Algún día nuestros jóvenes de Latino América podrán estudiar, trabajar, viajar y soñar con proyectos conjuntos en Sud América? Al paso que vamos no creo. La miopía de las cúpulas políticas o clases altas latinas es simplemente analfabeta e ignorante. Prefieren entrar en las peleas de gallos, vulgar, ideológica pero no pensar en las enormes potencialidades que tenemos como región. Ni siquiera el ejemplo de Europa les llama la atención. Continente que después de dos guerras mundiales, con profundos odios nacionalistas, lograron crear el mercado común europeo, con enormes beneficios para todos.

La cacareada integración de nuestros países, sigue siendo discurso de las cúpulas altas como parte de las horas cívicas, sin sentido alguno como siempre. Las razones son por supuesto históricas; aunque también políticas.

Dependemos tercermundistamente de las corrientes ideológicas. Porque no tenemos estrategias de Estado a largo plazo. Por ejemplo negociábamos bien con Argentina, cuando las corrientes de izquierda gobernaban aquel país. Hoy el caudillo Milei ya no quiere negociar con nosotros, simplemente por razones ideológicas. Ese es el grado de estupidez de cómo manejan nuestros países. Porque no tenemos estrategias de Estado a largo plazo. Es más importante la posición individual de un caudillo, que los intereses de una Nación.

Las estrategias de Estado de largo plazo, son acuerdos en muchos campos en función de los intereses de todo un país. Por ejemplo, hemos logrado de alguna manera una estrategia colectiva y de Estado respecto del mar. A pesar de los fracasos de los políticos, existe un acuerdo en el largo plazo de no renunciar a las reivindicaciones marítimas. Pero en los demás asuntos, como en lo económico, simplemente no tenemos estrategias de Estado.

Ni qué decir en campos científicos, tecnológicos, comerciales y alimenticios, simplemente navegamos en la incertidumbre, en el azar, confiando en la suerte de los tiempos, es decir en la ignorancia total. No tenemos estrategias de Estado ni siquiera en el mediano plazo.

Los intentos cierto que han sido varios, desde muchos países. La comunidad Andina, es uno de los intentos en la línea de trabajar la integración regional. También el MERCOSUR, es otro de los intentos al respecto. Pero las debilidades son realmente las que sobre salen, porque las posiciones ideológicas no permiten ninguna consolidación en la línea de la integración. Y como vemos, el caudillismo en Latino América es una cáncer que todos pagamos muy caro.

Reconozco que caigo también en los discursos que critico; en todo caso no hay otra manera de hacer entender la importancia de la integración, incluso por razones de sobrevivencia. La comparación necesaria es nomas el esfuerzo de la Comunidad Económica Europea. Esfuerzos que dieron sus resultados en los últimos 50 años de vida, con enormes saltos en los campos científicos, tecnológicos, universitarios, turísticos, etc. En definitiva, todos los países de ese pacto se han beneficiado. Quizás unos más que otros; también hay diferencias en los procesos de desarrollo, pues hay países más ricos que otros.

Esos resultados son hechos concretos de las estrategias de Estado de los países europeos. Estrategias que están diseñadas a 50 y 80 años adelante. Tienen pasaportes comunes, no tienen fronteras donde les detengan a sus ciudadanos, y el flujo económico es tan dinámico sin burocracias tercermundistas, sin trámites al infinito donde la velocidad es lo más importante.

En los temas universitarios, los convenios e intercambios son totalmente competitivos y con ventajas enormes para todos los jóvenes de toda Europa. Becas, investigaciones de alto nivel agregado, intercambios universitarios para los conocimientos culturales y científicos, son lo normal en aquel continente que se desangró en medio de odios terribles; pero que después sus políticos dieron talla para satisfacer a sus pueblos, en sus intereses estratégicos de país.

En cambio, las mentalidades casi feudales de las clases altas latinas no acaban de aterrizar en las realidades donde se mueven. Siglos después de las independencias, seguimos nomás dependiendo de otras potencias, sean estas de cualquier signo ideológico, que nos dicen qué hacer y no precisamente atender las necesidades de millones de habitantes. Sin la capacidad de generar nuestras propias estrategias de Estado en el mediano y largo plazo.

La tragedia de nuestras realidades, dependientes ideológica como económicamente, es que nos mantienen en la postración total en lo material. Países que  nos desconocemos, que ni siquiera avanzamos en temas sencillos como el turismo. Nuestras fronteras son cerradas y poco amistosas. Ni qué decir pues en temas económicos, nuestros intercambios comerciales son primitivos y escasos. Rechazando las enormes potencialidades que tenemos todos. En fin.

Así el discurso de hora cívica latina sobre integración, es como en varios aspectos una materia donde todos  nos hemos aplazado históricamente. Quizás las generaciones nuevas que vienen terminen esta tarea urgente, necesaria y de sentido común en favor de nuestros pueblos.

Así, la Integración Latino Americana se posterga hasta las calendas griegas por culpa de unos caudillos indolentes como analfabetos respecto de los intereses colectivos, de Nación. Así, no tenemos estrategias de Estado respecto de la integración regional.

Opinión
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Sólo depende de nosotros mismos

En pleno siglo XXI, supuestamente con los adelantos y avances científicos y tecnológicos más alucinantes de todos los tiempos, Bolivia no está aprovechando ni el uno por ciento de esos adelantos. Seguimos con sistemas coloniales y republicanos atrasados, burocráticos y totalmente antipopulares. Simples cartas y gestiones institucionales, que deberían durar apenas unas horas, en Bolivia duran meses sino años. Insultando a la inteligencia y a los propios intereses del pueblo cotidiano.

En pleno siglo XXI, cuando el internet es una de las alternativas más revolucionarias para acelerar gestiones institucionales, Bolivia sigue con los documentos tradicionales y las firmas hasta el infinito, frenando absolutamente toda gestión y atacando negativamente las necesidades cotidianas de las comunidades y pueblo en general.

La velocidad institucional es la clave del éxito. Así lo han demostrado aquellos países que han integrado a sus instituciones dichos avances, como en el continente asiático. Es decir, pues hay suficientes pruebas en el mundo para cambiar las realidades de un país. Pero la terquedad de las mentalidades del atraso, no importan los discursos que abundan y sobran, simplemente no dejan avanzar en serio al Estado Plurinacional y sus entidades por todo el país.

Lo colonial es mental. No sólo institucional. La colonialidad es burocracia, es lentitud, es trámite al infinito, en definitiva es corrupción. Mientras los discursos y los escritos de los caudillos hablan maravillas; la realidad del pueblo sigue en el lastre del atraso, de la dura realidad cotidiana de la lentitud institucional, de los trámites al infinito y del desánimo generalizado. Lo colonial sigue siendo un freno brutal a la creatividad del pueblo, porque no deja generar oportunidades económicas ni sociales.

Sabemos bien por nuestra experiencia histórica, que si no tomamos el presente y futuro de nuestra historia en nuestras manos, nada pasará. Todo seguirá igual en la explotación y la miseria social. Por eso pasó la Revolución de 1952, por eso los Procesos de Cambio en todas las épocas de nuestra historia. Como dice la experiencia del proletariado minero: la emancipación del proletariado será obra de ellos mismos.

Sin embargo, los tiempos cambian como las coyunturas de la historia. El siglo XXI no precisamente es un escenario positivo, sino todo lo contrario. Pero si no aprovechamos los avances y adelantos tecnológicos en nuestros propios intereses nacionales, simplemente seguiremos nomás repitiendo las lógicas coloniales y republicanas del pasado. De fondo con discursos revolucionarios; pero sin cambiar  nada de lo estructural económico del pueblo, de las necesidades cotidianas de millones de bolivianos.

En estos últimos 30 años Bolivia se ha llenado de universidades por todo lado. El país debería mostrar adelantos sociales y económicos notables, ya que miles de nuevos profesionales en todos los campos suponen de por sí avances. La dura realidad es que no tenemos esos resultados, y la pobreza como la marginalidad siguen siendo los escenarios más cotidianos en todo el país. Y los jóvenes siguen huyendo del país ante la ausencia de oportunidades, de proyectos, de emprendimientos en todos los campos.

Nadie quiere referirse a estas reflexiones, porque la crítica es la ausencia total en nuestras reflexiones políticas y sociales. Mejor seguir repitiendo como loros el manifiesto comunista, para desahogar la inutilidad práctica de cambiar nuestras realidades. Mejor encubrir las duras realidades, para seguir con el fetichismo del engaño colectivo.

En todo caso mejor ser herejes: militantes de la crítica, para tomar conciencia real de las situaciones en las que nos encontramos. Al final, la crítica sí es revolucionaria. El mismo Marx era un crítico militante en su época, por eso fue perseguido y exiliado; fue definitivamente un ejemplo de crítica revolucionaria frente a la ceguera y la complicidad de los discursos. Sin crítica las ciencias sociales son sólo demagogia y totalitarismo en sus facetas más brutales.

Somos apenas 11 millones de pelagatos, que no podemos ponernos de acuerdo en este espacio vital. Las excusas de enemigos externos que tienen la culpa de todo, debería ser ya una superación elemental. Hasta los más tontos repiten ese libreto como cánticos de eucaristía de domingo. Se trata de mirarnos interiormente, ver nuestros propios errores que son demasiados, muchas veces intencionales cuando la política se hace negocio turbio. Y pues, los caudillos tienen como negocio  a la política.

Sólo depende de nosotros mismos, salir de los laberintos de la estupidez. Leer con más inteligencia los contextos históricos para sacar provecho colectivo, por supuesto con estrategias lúcidas sin traumas del pasado y sus fantasmas, que varias veces definen presentes por su pesadez acrítica y fetichista.

La excusa del pasado histórico debe ser insumo para avanzar y superar errores, no encubrimiento de inutilidades y ausencia de propuestas de futuro. El pasado tiene que ayudarnos, cuando desmenuzamos sus contextos, a ser más estrategas y claros en nuestros objetivos y metas de Nación. El pasado es importante en tanto superación de errores y tragedias.

Pues si sólo depende de nosotros mismos, sin amos ni fantoches ideológicos. Sólo depende de nosotros mismos si tomamos consciencia de la dimensión histórica, que es ser dueños de nuestros propios caminos y derroteros. Dando espacio a los mejores bolivianos: ética y profesionalmente.  Como a los trabajadores, técnicos y sacrificados por el país profundo.

Opinión
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Impunidad abierta y criminal de Israel

Israel es impune y criminal frente a todo el mundo, porque así lo permite la civilización occidental, sobre todo Estados Unidos. Así, la culta, civilizada y educada civilización occidental muestra en realidad su verdadero rostro cavernario. No les importa el mundo, ya sabemos desde la historia moderna y sus cementerios de ideas que sólo sirven para justificar la muerte por todo el mundo. En esta coyuntura es Israel el abanderado de la muerte y la impunidad, de la civilización occidental. 

No sería un atrevimiento afirmar que los judíos son criminales por esencia. Siendo el pueblo elegido de Dios, pues realmente les queda eso de ser criminales por esencia. Pueblo elegido de Dios para sembrar muerte por todo el mundo. Mejor si son los muertos niños, mujeres y viejos. 

El inmenso apoyo que tienen de los países occidentales, en armas, en información de servicios de inteligencia, en tecnología de punta. En definitiva, en impunidad. El inmenso apoyo que tienen de la diplomacia occidental, pues tiene su precio.

Ese precio es ser los perros guardianes del sistema occidental en oriente medio. El Holocausto sólo ha servido para el ojo por ojo contra cualquier cultura del mundo. Son los perros guardianes de un sistema totalmente antihumano y perverso; justificado desde la guerra fría con ese inmenso apoyo económico y militar de occidente.

La complicidad de los habitantes y ciudadanos de Israel es también patente. Muy poco dicen de las matanzas en Gaza y Cisjordania, por parte de colonos judíos con licencia para matar impunemente ciudadanos palestinos, y quedarse con sus tierras. La prensa judía simplemente mira a otro lado. Todo ese desprecio por la vida y las costumbres de otros pueblo y culturas, queda patentizada con esa complicidad de los ciudadanos judíos.

El mundo ocupado en sus propios problemas, derivados del sistema occidental, ya casi ni atiende las noticias que vienen de aquellas regiones, donde los judíos hacen gala y demostración de muerte tecnológica y militar, riéndose de todo el mundo. Haciendo gala de sus formas violentas y criminales, como si fueran sólo actos normales de gente común. Ese es el grado de la criminalidad del Estado judío, con licencia para matar de parte de la civilización occidental.

Las Naciones Unidas también han demostrado por enésima vez que no sirven para nada. Porque son escenarios de repugnantes discursos de los poderosos para que nada cambie. Es el asco más vulgar posible político, de palabras vacías frente a las tragedias mundiales. Ni siquiera el circo romano se asemeja a semejante barbarie moderna.

Pero las circunstancias e intereses de los poderosos no permiten cambios, y no permitirán si esas instituciones son sus plataformas preferidas para que las cosas no cambien. Los países colonizados del sur del mundo, han solicitado varias veces cambiar esos parajes de la hipocresía mundial; pero por supuesto sin respuestas de los amos del universo. Como van las cosas, vemos que los genocidios justificados por las Naciones Unidas, es decir por la civilización occidental, pues no cambiarán en el medio plazo.

Hace demasiado tiempo ya es hora de que el sur del mundo gire a otros derroteros, a otros escenarios más positivos de la historia. A otros tableros de ajedrez más humanos y más justos, salirse del tablero de ajedrez criminal y violento de la civilización occidental. Pero nada sencillo, pues todavía hay payasos y sirvientes en el sur como Milei, que ciertamente seguirán embobados de las “virtudes” de occidente. Esclavos de las decisiones económicas y políticas, sólo para ser fichas de los poderes establecidos allá en siglo XVI. 

Lamentablemente seguiremos nomás siendo testigos de la impunidad occidental, criminal como genocida, mientras no tomemos rienda a nuestros propios derroteros históricos. Derroteros que implican pensar por sí mismos, por nosotros mismos. Derroteros que implican salirse radicalmente de la historia criminal de occidente. De la historia de la violencia y la impunidad de la civilización occidental.

El genocidio de Gaza en Palestina es una muestra mundial, de lo que realmente es lo judío. Lo demás son discursos perfumados para encubrir ese asesinato en masa de niños, jóvenes, mujeres y ancianos frente a todo el mundo. Las buenas personas, que deben existir, en los judíos pues sirven para justificar lo criminal. Las buenas consciencias sólo sirven para seguir con ese festín criminal frente a otras culturas y maneras de ver el mundo.

Qué paradojas nos presenta la modernidad, la postmodernidad y sus joyas científicas como tecnológicas en estos tiempos absolutamente violentos e impunes. Paradojas donde las mentes más cavernarias posibles de occidente son las más brillantes: Trump, Netanyahu, Bolsonaro, Milei. Esos personajes sacados de las novelas más surrealistas posibles, son en realidad los ejemplos de occidente. Elegidos democráticamente para ejercer lo más sublime de la civilización occidental: la violencia brutal y sistemática.

La civilizada, educada, refinada, fina, científica civilización occidental, es en realidad la civilización más cavernaria en lo político, sangrienta en lo diplomático y paradójicamente poco democrática frente a otras maneras de ver el mundo. Dios nos salve de esta civilización occidental violenta e impune.

Opinión
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Es urgente ordenar la patria, la nación

El caudillismo es una enfermedad mental terrible, en estos lados del mundo. Las consecuencias son atroces como catastróficas para la Nación. Ni siquiera los “modernos” liberales y sus hermanos gemelos los izquierdistas latinos de clases medias, han podido sanar esa enfermedad en estos siglos. Seguimos nomás padeciendo y sufriendo esas atroces consecuencias. Consecuencias destructivas para toda la ciudadanía, en lo económico, en la ausencia de oportunidades, en la ausencia de normas, en la ausencia de leyes que se cumplan. En definitiva, en la ausencia de autoridad e instituciones que guíen al país.

Cualquier caudillo bloquea su calle, su acera y su parte de cualquier carretera del país, para realmente joder a los demás. A los millones de ciudadanos que sólo tienen que sobrevivir, que llevar un pan a su familia. Cualquier bravucón caudillo de algún sindicato, que son los malos dirigentes, amanece un día de mal humor y ordena bloquear al país. Es decir, joder a millones de bolivianos que sólo necesitan llevar pan a su familia.

No hay autoridad real para poner orden, para encarcelar a estos delincuentes a nombre del pueblo, a nombre de las comunidades o a nombre incluso del país. Así, la Patria se desangra con los años, con los siglos y milenios sin que nadie haga algo al respecto. El desorden brutal al cuál estamos sometidos y que como siempre los más pobres son los que más sufren, pues simplemente nos conduce a la miseria, a la pobreza, a las humillaciones más inhumanas. 

Por supuesto que a las cúpulas de los partidos políticos no les interesa un carajo, ellos ya tienen a sus hijos en el extranjero, o ya tienen suficientes dinero para dedicarse a la política. Es así de simple la verdad verdadera. Pero la inmensa mayoría de la Patria, tiene que padecer en este bello país destruido por el caudillismo, privado de oportunidades económicas, sin fuentes laborales, sin posibilidades para vivir dignamente sino bajo las corrientes ignorantes del caudillismo. 

Ya no es posible ni sostenible como estamos. Nuestras instituciones necesitan gente de altos valores éticos y con formación académica de alto nivel. Ya no es posible justificar ideológicamente el desorden brutal, que es continuidad del colonialismo tan criticado en estos muchos años. Ya no es posible considerar normal esta manera de vivir en la pobreza, en la miseria, en medio de discursos estúpidos y rimbombantes caudillistas. Realmente necesitamos dar un giro rotundo y real en la historia de nuestra Patria.

Las nuevas generaciones no tienen oportunidades económicas, ni sociales, ni de proyectos como sueños de generación. Los avances de estos años se están destruyendo otra vez. Al final no queda nada de los sacrificios y luchas del pueblo anónimo, de aquel que siempre da la sangre pero que al final siempre es traicionado por delincuentes politiqueros.

Los jóvenes otra vez tienen que irse del país, con rumbos desconocidos y a sufrir el abandono de su país. Porque conseguir trabajo en Bolivia es algo más que una utopía y sueño que no se realiza. Conseguir oportunidades en Bolivia es simplemente morder el polvo de la derrota, pues no hay nada y lo poco que hay no tiene las mínimas condiciones de subsistencia. Así, otra vez, el país se desangra de lo mejor que tenemos: los recursos humanos. Pero a nadie de los caudillos iletrados les interesa, por supuesto.

Hemos experimentado todos los tipos de gobierno, sabemos entonces que ya no es un tema de posiciones ideológicas sino de sentimientos en la Patria, pues no hay recetas políticas para ser un buen ciudadano, un buen boliviano sino el sentimiento profundo de no soportar humillaciones, de no soportar injusticias y no soportar el eterno circular del caudillismo enajenante y totalmente destructivo. 

Sólo pensemos por un momento. Los jóvenes no tienen oportunidades para nada, sino la repetición de lo mismo: promesas, promesas, promesas al infinito desde hace siglos. El deterioro de las condiciones objetivas  materiales y humanas es lo normal en Bolivia. Los aprendizajes de todo lo malo de las prácticas políticas, que en esencia son caudillistas e iletradas. Sólo pensemos por un momento, que todo lo bueno de la sociedad no es tomada en cuenta en lo colectivo de la política. Porque no interesa al negocio de la maquinaria del caudillismo.

Es entonces urgente ordenar la Patria. Recapitulando que las normas, que las leyes y el respeto a las básicas formas de gobierno, a los básicos acuerdos colectivos es muy importante. Sino, tenemos lo que tenemos cotidianamente: mandato de los caudillos en las carreteras, en las calles, en las ciudades, en el vecindario. Paralizando destructivamente lo poco de la economía en funcionamiento. Paralizando las pocas esperanzas en un país ya sumido por siempre en la pobreza, en las injusticias sociales y el brutal caudillismo.

Es urgente que los sentimientos patriotas sean los llamados a ordenar semejante desorden, a la orden del caudillismo. Es urgente en suma entregar a los jóvenes, un país sostenible. Un país en el que se puede soñar. Un país con justicia social y no una cárcel a la orden de caudillos antipatriotas.

Opinión
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