Cuando los europeos llegaron miserables a Bolivia
Enviado por Max Raúl Murill... en Mié, 09/07/2025 - 22:23Las migraciones desde siempre, en todas las épocas de lo que se llama historia, han sido un fenómeno importante en lo económico, cultural, social y por supuesto también político. A Bolivia llegaron europeos desde tiempos de la colonia, pues el atractivo de la minería fue el imán al que vinieron españoles, alemanes, croatas y demás nacionalidades.
Precisamente, ya en la república llegaron muchos inmigrantes croatas, españoles e incluso ingleses entre otros. La minería fue otra vez la fuente de oportunidades. Las ciudades de Oruro, Potosí y La Paz durante el siglo XIX han sido los lugares preferidos para estas migraciones. Durante el siglo XX también se produjeron migraciones europeas a Bolivia, incluyendo en este siglo hacia el oriente boliviano que empezaba a convertirse en polo de desarrollo agropecuario. Llegaron menonitas alemanes, canadienses, norteamericanos. Después judíos y japoneses.
Los judíos que escapaban del holocausto, encontraron en Bolivia un lugar de refugio seguro. Muchos de ellos se establecieron en Bolivia e hicieron su lugar para gozar de esta vida. Algunos de ellos se dedicaron a la minería, como uno de los magnates del grupo Hochschild, que pues se hicieron la América explotando estaño.
En definitiva, Bolivia fue uno de los países que recibió con brazos abiertos a las migraciones europeas en todas las épocas de nuestra historia. Nuestro país tenía las características ideales para recibir estas migraciones blancas. Desde siempre fue un país racista, pigmentocrático y anti indígena, es decir sus élites blancoides preferían migraciones europeas para cumplir con los apetitos ideológicos del desarrollo y progreso.
Las estructuras políticas, económicas e institucionales estaban al servicio de las poblaciones blancas; no de las poblaciones nuestras. Todos los europeos que llegaron miserables y pobres, realmente se hicieron la América: se enriquecieron y gozaron de este país como su propia colonia. Las universidades también prefirieron a estos blancos, que a gente boliviana. Cierto que algunos traían conocimientos nuevos e importantes; pero aprovecharon las condiciones racistas de la sociedad boliviana.
La iglesia católica importó cientos, quizás miles, de españoles que vinieron a civilizar poblaciones bolivianas. Algunos realmente aportaron con mucho al país; en la mayoría de los casos simplemente fueron parte de la colonización europea, como en el caso de los abusos a menores de edad.
Varios europeos fueron parte de la criminalidad del poder en las dictaduras militares, como los paramilitares italianos y alemanes. En la dictadura de García Meza, le contrataron al propio Klaus Barbie, un criminal nazi, que enseñó sus artes de tortura y muerte a militares bolivianos.
Pero en la mayoría de los casos estos europeos eran pobres y miserables económicamente. Llegaron a Bolivia miserables; encontrando un país racista y señorial que les recibió con los brazos abiertos, ya que sus condiciones objetivas eran absolutamente racistas. Los europeos analfabetos y pobres incluso se casaron con hijas de la oligarquía boliviana, sólo porque eran blancos y aportaron a la blancura de las mentalidades de las élites bolivianas.
Sin embargo, estas historias de las migraciones europeas ya han sido olvidadas. La memoria corta es tradicional y es una costumbre arraigada. Europa se ha hecho rica y próspera, pues es mejor olvidar las historias pasadas de miseria y pobreza. Hoy los europeos están en contra de las migraciones del sur. Su cobardía a flor de piel irradia modernamente, copiando el modelo político trumpista en sus propios territorios. Se hacen tan modernos que se asustan de recibir migraciones pobres del sur del mundo, que escapan de la pobreza y miseria que ha generado el modelo y sistema salvaje del capitalismo industrial.
Así son las cosas de la historia real. De aquellas que no se investiga, que no se reflexiona porque da miedo o escozor a la consciencia humana. Las racistas élites bolivianas, sean de izquierda o derecha no tiene diferencia, siguen nomás un patrón de comportamiento que no cambia con el tiempo. Que se acomodan a las modas del tiempo. Pero que no echan raíces en estas tierras que les recibió con los brazos abiertos, que les ofreció todo lo que no podía ofrecerles aquella Europa pobre y miserable.
En estos tiempos donde el norte del mundo se cierra feudalmente, ególatramente, frente a las necesidades del sur del mundo, que sufre las consecuencias de un modelo y sistema injusto del capitalismo salvaje, destructivo y cruel por donde se le vea; pero perfumado y justificado por los teóricos de la economía moderna. En estos tiempos hitlerianos de construcciones de cárceles del holocausto anti migrante, para disfrute de las mentes criminales elegidos democráticamente por sus pueblos ciegos y esquizofrénicos. En estos tiempos donde los europeos que vinieron a Bolivia a reconstruirse y gozar de la vida, ya no recuerdan nada y prefieren ser cómplices con sus silencios frente a las tragedias mundiales.
Son tiempos violentos, modernos, turbulentos y anti migrantes. Son tiempos de destrucción de las consciencias colectivas, donde ya no duele ver la muerte de niños, mujeres y ancianos en bombardeos crueles, o la expulsión de seres humanos en condiciones esclavistas desde el norte del mundo. Que sean tiempos también de resistencia y reflexión sobre los modelos y sistemas decadentes, anti humanos y esclavistas modernos.
