Blog de Max Raúl Murillo Mendoza

Prohibido pensar

Son épocas de ausencia de crítica. Sobre todo, en las ciencias sociales y en el quehacer político. El pensar en el sentido de generar ideas, propuestas, nuevos rumbos ante la ausencia de creatividad, nuevos rumbos ante las costumbres ya superadas en las ciencias sociales. Pensar ante la inercia y la repetición totalitaria anti pedagógica.

Sin embargo, la enfermedad del poder ha matado la creatividad de la crítica, pues todos quieren poder: hasta los barrenderos y porteros de las instituciones. Todos quieren humillar a todos, desde cualquier rincón de su miserable poder. El miedo se ha apoderado de las instituciones, nadie quiere pensar. Realizar crítica intelectual es demasiado riesgo en estas épocas oscuras y oscurantistas.

En el norte del mundo también hay desbande de intelectuales, de pensadores porque gente conservadora y anti intelectual gobiernan aquellas “democracias”, donde los pueblos votan; pero no eligen nada, no deciden nada. Aquellos civilizados y educados países han caído en los totalitarismos más humillantes, eligiendo a gobernantes ignorantes; pero siervos y dictadores de las oligarquías financieras de moda.

El libre pensamiento está anulado y absolutamente marginado en todos los sistemas totalitarios de derecha e izquierda. El miedo a la crítica y el aporte al pensamiento ha sido frenados por todo el mundo.

Desde hace un tiempo atrás, la enfermedad mental del poder ha contaminado lo cotidiano de nuestras vidas. Todos quieren poder, no para gobernar sino para destruir a los demás, para humillar y demostrar ante los demás lo poderoso que uno puede ser. Esta grave enfermedad mental, también ha destruido la convivencia sana de las instituciones, de la sociedad civil. Sin poder nadie es nada, sin ser nada no se puede funcionar en lo cotidiano. Esa sensación enfermiza y cruel simplemente está destruyendo los tejidos sociales de la sociedad.

Para el poder pensar y ser crítico es lo más peligroso. El poder es paranoico de por sí. Si hay crítica el poder es no sólo paranoico sino también totalitario y dictador. Fenómenos sociales ya estudiados hace mucho.

Los herejes han sido los ejemplos en la historia, respecto de la crítica. Los herejes han sido ejemplos para el avance de las ciencias y la intelectualidad, porque gracias a ellos se han producido avances y progreso. Los herejes han sido en sí mismos críticos y científicos en sus críticas y propuestas al poder de las ciencias impuestas por las cúpulas políticas.

Actualmente la herejía intelectual y la crítica están siendo perseguidas por todo el mundo. Porque el poder necesita acentuar sus privilegios, mejor sin crítica ni ejercicio intelectual. Para el poder pensar es muy peligroso. Las ideas pueden mover montañas y pueblos; asunto que políticamente mejor destruirlo desde el poder.

Son épocas oscuras y oscurantistas, donde la resistencia de las ideas y la crítica tienen que seguir vigentes, porque es el sentido de la existencia humana. De aquello con el rostro positivo y humanista. Los Hitler y Stalin prefieren cárceles y exilio para pensadores y científicos. Sus actuales discípulos repiten esas recetas desde el norte, hasta el sur del mundo.

Las crisis son también oportunidades para avanzar. Estas coyunturas oscuras y oscurantistas tienen que ser estratégicamente aprovechadas, desde todos los rincones donde es posible pensar y crear ideas. Quizás mucho pedir; la historia intenta enseñarnos que la resistencia de las ideas ante el poder, es posible si las condiciones al menos son mínimas. Eso es valentía y coraje espiritual, como algo de institucionalidad.

Sí, la degradación humana de esta época por la búsqueda de poder a cómo de lugar, aun a costa de pisar a los demás, tiene que ser superada en el tiempo, porque sus resultados los vemos en Gaza o Ucrania. O con la expulsión racista de los migrantes de Estados Unidos. Pues, eso es poder en concreto. En lo cotidiano es lo mismo: humillar y pisar a los demás a partir de oficinas o lugares burocráticos. Resultados brutales desde lo pequeño, hasta lo estructural como en Gaza.

Por estos lados del mundo, la contaminación del poder y la mediocridad total como funcionamiento normal, está dañando y coartando a quiénes tienen vocación de pensadores o científicos. Convirtiéndolos en funcionales al sistema, a la obediencia de la mediocridad, para ser funcionales en la burocracia institucional.

Son épocas de resistencia y creatividad. Épocas donde las ideas y la crítica son más importantes que nunca. Donde las trincheras del pensamiento y la crítica, son todos los lugares posibles de la herejía, contra el poder y sus formas de la degradación humana.

Pensar, crear, proponer ideas nuevas, en función social y coraje de justicia, son los insumos desde siempre, desde la existencia de la historia humana, por hacer de este mundo un lugar mejor. Donde no existan miles de millones de miserables, sometidos a todos los poderes mundanos de unos cuantos sedientos de poder, de intereses mezquinos y totalmente injustos, totalmente inhumanos.

Opinión
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Balance necesario y prudente

Pasaron las elecciones y existen todo tipo de sensaciones a lo largo del país. Con sorpresas que son las evidencias de una profunda crisis política, económica y social en nuestro país. La derrota histórica del MAS y la victoria del PDC (Partido Demócrata Cristiano), articulan con claridad que al parecer se está terminando una época en Bolivia. La destrucción del MAS precisamente termina con la catastrófica derrota de lo que fue una posibilidad, en términos sociales y económicos, real de avances para los sectores populares. Es decir, con las decepcionantes actuaciones de quiénes son todavía los líderes del MAS, que realmente no estuvieron a la altura de las circunstancias, sino que valieron más sus posturas ególatras y reaccionarias, que los intereses de las colectividades nacionales.

La victoria del PDC es con absoluta claridad la reacción del enfado nacional, de los sectores más populares, contra el MAS y sus veleidades tontas de los últimos tiempos. Pero también es la claridad de los sectores populares que pueden definir elecciones, desde el silencio, desde su participación marginal en las decisiones del país.

La derrota de Doria Medina, es el fracaso de las clases medias que no acaban de entender lo que es la Bolivia profunda. Esa Bolivia periférica que ha intentado dialogar con la otra Bolivia oficial, de las clases medias; pero vemos que ha sido un fracaso también a pesar de los intentos del Proceso de Cambio. Proceso ya extraviado por los profundos errores de sus dirigencias, que no leyeron lo que el país exigía. Las clases medias siguen sintiéndose el centro de la película, en una historia que no son sino sólo parte del poder colonial como rémora de la república. Aquí no hay diferencia entre derechistas e izquierdistas, pues estos 20 años de izquierda, hemos visto que las clases medias se convirtieron en izquierdistas para seguir medrando del poder.

De hecho, las izquierdas de clases medias, o sea q´aras de izquierda, apostaron a Andrónico. Un militante del MAS mediocre, borrachín y totalmente fiestero durante su mediocre trabajo en el senado. Apodado burrónico por su inoperancia y poco aporte al Estado boliviano. Pero, las clases medias de izquierda despistadas como siempre en este país, apostaron a perdedor sin hacer las lecturas correctas de lo que realmente sucede en Bolivia. Ayudaron a destruir lo poco que quedaba del MAS. Nada raro por supuesto. Hicieron lo mismo en la UDP y lo mismo con la revolución del 52.

En definitiva, las últimas elecciones son una muestra más del rostro de las clases medias, como corpus de clase, que siguen nomás tan despistadas respecto de la historia de Bolivia, desde tiempos inmemoriales.

Es cierto también que varias dirigencias del MAS, se torcieron y se emborracharon con el timón del poder. Se olvidaron de las conquistas sociales de los primeros años; se convirtieron en rincones del totalitarismo más absurdo, de donde salían ordenes de contratos o decisiones de nuevas autoridades en viceministerios y ministerios. Papel otorgado por las cúpulas que sólo destruyó a los tejidos de las organizaciones sociales, así se corrompieron en competencia.

Las divisiones de las organizaciones sociales empezaron en los años 2010 y 2011, cuando la torpeza de Chaparina. Ante las críticas hacia las cúpulas del MAS, las cúpulas ordenaron dividir a las organizaciones sociales. Es decir, las corrompieron abiertamente. Esa costumbre se arrastró hasta los últimos años de la agonía del MAS.

Luego, como yapa del destino, el boicot interno entre todas las facciones acabó por destruir lo que fue el sueño del MAS. Obra de los sectores más pobres de este país, fagocitado por los oportunistas de siempre a lo largo de la historia, para ser destruido desde adentro mismo del proceso de cambio. La historia se repite. No hay aprendizaje de las lecciones del pasado, no hay sistematizaciones de ese pasado, sólo inercia entre el hambre y miseria del pueblo boliviano.

Los sectores populares ya decidieron. Decidieron cambiar de rumbo ante lo evidente y destruido proceso de cambio. Sectores populares que demostraron una vez más un comportamiento democrático, pacífico y sin derramamiento de sangre como habrían querido sectores enfermos mentalmente, y sedientos de sangre. Los sectores populares dieron lecciones de democracia, a los grandes analistas, a los izquierdistas y oportunistas de siempre. Es la risa de Diógenes, de los sectores populares, ante el show y la modernidad de otros sectores; pero fuera de los compases de la historia de Bolivia.

Los pobres y marginados de la historia de Bolivia, seguirán de pie aun los duros golpes de la historia tradicional. Saben que su destino está en sus manos, saben que se equivocan cuando confían ciegamente en corruptos y oportunistas de discursos bonitos y para la prensa. Ese silencio enorme confirma esta tesis. Esa paciencia infinita de seguir bregando y labrando la historia de Bolivia, no importa desde la periferia y el anonimato total.

Las nuevas generaciones asisten a la muerte de una época. Una época que ofreció cambios y transformaciones; sin embargo, sólo fue una ilusión enorme. Con algunos avances que no son los que se soñó. Sigue nomás la colonia, las costumbres de la república y la podredumbre de la corrupción. La Constitución del 2009 es ahora un bonito recuerdo, pues los pobres siguen siendo pobres; los ricos siguen siendo ricos. Y la historia de la corrupción como la desinstitucionalización continúan vigentes.

Las nuevas generaciones tienen que empezar a soñar otra vez, en este bello terruño que se llama Bolivia.

Opinión
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Al Rafo Puente

Ya va quedando lejos, en los años y la nostalgia, allá a mediados de los años 70. En plena dictadura de Banzer, lo conocí en la experiencia educativa Juan XXIII. Ya no recuerdo el año exacto; él era un brillante profesor de Cultura Religiosa y de Análisis de la Realidad. Escuché algunas lecciones de Cultura Religiosa, realmente con mucha pasión y con otra totalmente distinta manera de enfoque sobre la religión. Una novedad para cualquier joven adolescente, acostumbrado a las tradicionales lecciones de religión de la época.

A veces venía con un poncho de campesino altiplánico. En invierno con chullo de campesino y varias veces con gorras de distinto tipo. Los mayores nos contaban de sus trayectorias de vida, sobre todo de sus estudios en España y su incursión de religioso. Para mí fue el mejor teólogo de la Liberación que tuvo Bolivia. Se lo dije muchas veces. Apasionado desde siempre por la política, desde la visión crítica y desafiante. Escucharle en esa línea con otros profesores del Juancho, en aquellos cafecitos de los recreos, donde el Cachín Antezana, Filemón Escobar, Josep Barnadas y otros profes discutían temáticas políticas apasionadamente.

En los años 80, cuando el regreso de la democracia, el Rafo estaba con grandes pretensiones políticas. Había fundado el BPP (Bloque Patriótico Popular), y pues con ganas de conquistar el nuevo proceso político, no sólo con los votos sino también por la vía armada. Pero pues una de las especialidades de la izquierda boliviana es la división, incluso a rajatabla, asunto que le disgustaba y le entristecía también.

Recuerdo bien el final de la UDP. Una izquierda dividida, corroída por la corrupción y otra vez entregando espacios a la derecha de aquel momento. El Rafo con sus tufos de clandestino, también reestructurando sus estrategias de combate.

Muchos años después nos encontramos en el aeropuerto de El Alto, cuando empezaba el nuevo proceso en los inicios de los años 2000, preocupado como siempre por el país y sus devaneos políticos. Pero, como siempre, apoyando las nuevas posibilidades de otros sujetos de la historia. Militando en medio de sus compromisos por el país profundo.

Él era un burgués de posición económica. Había bebido los postulados de los teólogos de Salamanca, de aquellas cercanías con el marxismo europeo desde la religión; pero con la radicalidad del compromiso cristiano. Ya en aquellas épocas desafiaba a toda la tradicionalidad del marxismo boliviano al decir que era cristiano marxista. Que no pertenecía a ninguna secta protestante marxista ni cristiana.

También fue alta autoridad del proceso de cambio. Rompió con sus enfermedades totalitarias y corruptas corporativistas. No aceptó imposiciones de cotas de poder, o puestos de trabajo para militancias oscuras. Prefirió dejar de lado esos juegos de la real politik. Fue muy criticado por todo eso. Como cobarde y tibio. Yo mismo le hice esa crítica. Le reconocí después que tenía toda la razón del mundo.

La última vez que lo ví tampoco recuerdo el momento, era en una calle de Cochabamba cerca de la plaza principal. Antes de la Pandemia y ya con problemas de salud por la edad. Nos saludamos y nos deseamos todo lo mejor de la vida. Le escribí algunas veces criticándole algunos artículos suyos; siempre me respondió con respeto y lugar a mis ideas y posiciones.

Esta tarde me enteré de su muerte. Me vinieron a la mente todos estos recuerdos del Rafo, de su apasionada vida siempre con las ganas de servir de mejor manera a las causas de los más pobres. Precisamente por eso, incluso, no entendido en su propia familia. Los riesgos de una vida apasionada y de vocación por los asuntos más complejos de la vida.

Su posición económica y de clase le hubieran permitido una vida cómoda, quizás de escritor y profesor universitario. Prefirió lo jodido. La incomodidad, los riesgos de la militancia, las traiciones de amigos y amigas, lo duro y lo ingrato de la política. La clandestinidad. En definitiva, aquello de lo que la gran mayoría de la gente prefiere escapar y ponerse a buen recaudo. Rafo tenía el temple de pocos seres humanos, de los que nunca hablamos porque es incómodo y molestoso en estas épocas de crisis y brutalidad corrupta. En esta época sin ética ni moral.

Paz en tu tumba estimado Rafo. Mucha gente te seguirá recordando por siempre. Mucha gente recibió lecciones de vida, lecciones de maestro con la suficiente experiencia en la coherencia y la claridad del compromiso.

Paz en tu tumba comandante. Nosotros seguiremos intentando aquellos sueños por un mundo mejor, caminos difíciles y complejos en los que no te rendiste.

Paz en tu tumba comandante Rafo.

Opinión
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Pensar post bicentenario

Ya pasó el Bicentenario. Doscientos años de esfuerzos por construir algo de Estado, algo de institucionalidad y seguridad para los bolivianos. Doscientos años de luchas, sobre la base de luchas ancestrales contra las mentalidades colonialistas. Doscientos años de intentar mediante sangre, que no haya bolivianos de segunda y bolivianos de primera. Unos siendo pongos y esclavos; otros gozando de la riqueza nacional en nombre de todos.

Los desafíos en frente siguen siendo enormes, como enormes son todavía nuestras dudas del sentido de esta Patria. La miseria y pobreza de nuestras calles, de niños limosneros junto a sus madres, debería ser un primer diagnóstico de nuestra situación. Los discursos sólo encubren engaños y falsas promesas. Eso nos enseña la historia.

Desafíos en seguir construyendo un Estado que realmente responda a nuestras necesidades. Tenemos que destruir la corrupción, que es un acto y costumbre brutal de muchas instituciones del Estado. Enraizado por la inutilidad de autoridades, o complicidad. Pero que destruye las entrañas de la Patria, pues el enriquecimiento ilícito es parte substancial del comportamiento político partidario. Y eso nada tiene que ver con las ideologías, sino con las actitudes de coherencia hacia la Patria. Porque izquierdistas como derechistas han sido corruptos en toda la historia.

Desafíos en la línea de crear institucionalidad, donde los criterios de profesionalidad y eficiencia sean los que definan técnicamente a nuestras instituciones. No el caciquismo politiquero. Porque eso ha demostrado que es tan corrupto como todas las costumbres politiqueras de la república.

Desafíos en generar centros educativos de alto nivel, sean escolares como universitarios. Sean tradicionales o alternativos; pero de alto nivel. Porque nuestras necesidades complejas por demás, ya no pueden esperar milagros o actos al azar de gente ignorante y totalmente sin herramientas para entender precisamente lo complejo de nuestro país.

En suma, lo que tenemos por delante son las mismas cosas que teníamos antes del Bicentenario. Las mismas cosas no resueltas y devaluadas por el tiempo perdido de estos siglos. Como nuestras instituciones totalmente carcomidas por las mentalidades corruptas, mafiosas, corporativas, destructivas de los tejidos sociales.

Las nuevas generaciones tienen en sus espaldas enormes responsabilidades, de construcciones, de nuevos inventos sociales, de nuevas perspectivas. Ojalá así sea. El fracaso de los de siempre ya es un insulto a la inteligencia, al sentido común de los tejidos sociales, si es que consideramos que tenemos que hacer un país justo, democrático y con futuro para las nuevas generaciones. Y eso es una enorme responsabilidad en las espaldas.

La costumbre de la inercia y el aceptar cualquier cosa, nos está llevando a la tragedia. A la destrucción del país. Nos está llevando a la violencia generalizada de nuestras calles, de nuestros barrios y de nuestras ciudades. No podemos permitir y aceptar semejante futuro. Si es preciso realizar cirugías sociales donde extirpemos a los grupos y gentes peligrosas, tenemos que hacerlo. Por el bien del país, de su futuro y el futuro del futuro.

Los consensos sociales nuevos son necesarios hoy más que nunca. Las divisiones son parte de la complicidad de los más peligrosos para el país. El gansterismo politiquero es uno de ellos. Los consensos sociales tienen que garantizarnos que el país no puede estar en manos equivocadas, ignorantes y poco eficientes para conducir a todo un país.

Pero no son tareas sencillas ni fáciles. No hay recetas ideológicas ni intelectuales. Sólo enorme trabajo de grupos responsables y comprometidos con la Bolivia profunda, con su historia, con sus pasiones, con las nuevas generaciones que hoy por hoy no tienen ningún futuro posible, sino la sobrevivencia como conocimiento normal desde tiempos inmemoriales.

Hay que terminar con las historias tradicionales. Desmontar esas frivolidades de los discursos de hora cívica. Esos cuentos que sólo adormecen las mentes y almas de todas las clases sociales. Además, encubren todas nuestras tragedias para pintarlas de victorias y triunfos de unos malhechores y destructores de los esfuerzos de las mayorías.

Ya pasó el Bicentenario. Nos queda demasiado trabajo, demasiado construir y reconstruir sobre las huellas de los enormes esfuerzos de quienes hicieron la revolución del 52. De quienes resistieron los ventarrones de los destructores de nuestro país. De quiénes le pusieron alma vida y corazón en todos los momentos que peligró la Patria. Sobre esas huellas de sangre y sacrificio.

Todos somos dueños de nuestra Patria. No hay patrones ni caudillos que sean los dioses y dueños de nuestras vidas. Pensar así es estúpido como cavernario. Pero tiene que haber líderes esclarecidos, coherentes ética y moralmente con los designios de la Patria. Responsables para romper los odios y rencores, además de llevarles al paredón a todos los corruptos.

Todos somos el Estado; toda la riqueza de esta Patria nos pertenece a todos. Pues cuidarla es compromiso de todos. Las condiciones son protocolos de amor, de ética y mucho trabajo por seguir construyendo Patria en esta tierra.

Opinión
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Víctimas de las dictaduras sin justicia

El 17 de julio de 1980 se producía uno de los golpes de Estado más criminales, sangrientos y corruptos de nuestra historia. Producto de esa aventura criminal, de los herederos de Banzer, miles de bolivianos tuvieron que salir del país al exilio, cientos fueron torturados, asesinados, mujeres mancilladas, campamentos mineros atacados y bombardeados como si se tratara de territorios enemigos. Los documentos de las víctimas son testimonios contundentes.

Sin embargo, la democracia boliviana tiene como herencia un sistema de justicia inútil, sin sentido, cobarde y cómplice con las dictaduras militares. Nada, absolutamente nada se ha hecho por las víctimas de las dictaduras militares. Muchos ya han muerto, cargando la bronca y el desánimo generalizado por la total ausencia de justicia de la democracia boliviana, por la que los pobres dieron sus vidas para su recuperación; pero que como siempre las burocracias q´aras nada han hecho después por los pobres.

De nada sirven los discursitos hipócritas en cada aniversario de los golpes de la muerte. De nada sirven investigaciones, leyes o decretos en nombre de las víctimas, que sólo dan espacios a burocracias inútiles y sin resultados palpables en favor de las víctimas. Millones de dólares en gastos inútiles. Pues el sufrimiento de miles y miles de familias, que esperaron tantos años con alguna esperanza al menos de reconocimiento, ya no tienen que esperar nada del sistema de justicia de Bolivia.

Ante la inutilidad del sistema de justicia boliviano, respecto de todo; pero en este caso respecto de las víctimas de las dictaduras, la sociedad civil tiene que buscar alternativas internacionales. Pues la complicidad de los abogansters del sistema de injusticia de nuestro país, nada harán por las víctimas como nos muestra la historia reciente.

Dichas alternativas internacionales, se pueden habilitar porque los países vecinos como Argentina y Chile, tienen enormes experiencias en estos campos. Esos países juzgaron a los dictadores y sus compinches ya a los inicios de sus procesos democráticos. Todo lo contrario en nuestro país. Les llevaron a las cárceles, a cientos e incluso miles de torturadores. Los Estados reconocieron a las víctimas de distintas maneras. Se hicieron museos de la Memoria, para que las nuevas generaciones conozcan las atrocidades de sus historias.

Las víctimas de las dictaduras, sus herederos, nietos o bisnietos, ya no tienen que esperar nada de nuestra podrida y cómplice justicia con las dictaduras. Las alternativas para buscar justicia son variadas; pero, sobre todo, son las experiencias de los países vecinos mencionados, donde se podría buscar algo de justicia internacional. Y que al menos los nietos, bisnietos y descendientes de las víctimas sientan que en el mundo, fuera de Bolivia, se podría enmendar en algo tanto sufrimiento: por la Patria y la democracia.

La sangre, la muerte, las torturas y el inmenso sufrimiento de bolivianos, no implica nada para las burocracias insensibles y q´aras, de la justicia boliviana. Son sólo cifras y números, muertos que les han dado trabajo y puestos burocráticos. La sangre y muerte de la Bolivia profunda, nada dicen a los que se beneficiaron de esas muertes.

Pero, tiene que estar claro, que la Memoria de aquellos hechos jamás se borrarán, aun la inutilidad y complicidad del sistema de justicia con las dictaduras. La Memoria de los muertos, torturados, mujeres mancilladas y miles de exiliados, son patrimonio de la Bolivia profunda. De la historia de los pueblos que seguirán luchando por hacer de nuestro país más justo, más democrático y ojalá con un nuevo sistema de justicia realmente boliviano.

Por ahora, sólo queda seguir recordando el sacrificio de bolivianas y bolivianos, en aquellas épocas oscuras y sanguinarias, que entregaron sus vidas y la de sus familias, por el bien de la Patria. Para que las nuevas generaciones vivan en mejores condiciones democráticas. Recordar que esas miles y miles de familias concretas, siguen abandonadas y esperando al menos un reconocimiento de nuestro Estado.

Pues sí, todavía la historia tradicional se repite muy a pesar de la democracia: que los más pobres entregan sus vidas y sangre, para que unos burócratas se aprovechen de las oficinas del Estado. Esa historia tradicional que sigue nomás vigente, en el sistema de justicia boliviano, como continuidad de la colonialidad.

La sociedad civil tiene otro desafío, respecto de las víctimas de las dictaduras militares, que es la de salvaguardar la Memoria de quiénes lo han dado todo por el país. Pero que el sistema judicial simplemente no hará nada por esa Memoria. Hay que salvaguardar no sólo en los discursos de hora cívica, sino en instituciones concretas donde realmente estén reconocidos por siempre.

Por ahora, el olvido de la Memoria y la continuidad de la colonialidad sigue condenando a las víctimas de las dictaduras. La sociedad civil tiene que recordar a los héroes verdaderos de la democracia, para salvaguardar lo más patriótico que la Bolivia profunda sigue entregando a la historia real de Bolivia.

Opinión
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Eternos retornos hacia el Vivir Bien

Ante la descomunal crisis existencial de occidente, que se desahoga destruyendo el mundo y asesinando inocentes; pero que también es crisis sistémica de la modernidad que había ofrecido cielo y tierra a la humanidad; y sólo da sufrimiento y más colonialismo. Los bonitos escritos de desarrollo, progreso, capitalismo, tierra prometida del tiempo lineal, están quedado en los museos de la historia. Ya no tienen contenidos y no pueden prometer nada sino muerte y destrucción: Gaza.

El desconsuelo de las nuevas generaciones, los jóvenes que no tienen futuro alguno porque los politiqueros sólo ofrecen palabras occidentales huecas e hipócritas. Es ciertamente un desconsuelo histórico, un desconcierto que provoca una profunda incertidumbre en las nuevas generaciones.

Las drogas, el alcoholismo, la destrucción familiar y el dolor humano son los factores sociales que se han disparado en estas épocas crueles. Resultados de la llegada del futuro ansiado; ese futuro tan impostor como el pasado. Todavía peor: sin presente ni futuro con condiciones de sueño y realización. El fracaso educativo, es decir de los sistemas educativos que no ofrecen nada sino más dolor e incertidumbre, porque repiten los estribillos de la educación tradicional que occidente impuso.

Como en todas las épocas de crisis profunda, existencial y sistémica, tenemos la oportunidad de vernos a nosotros mismos. A las potencialidades existenciales y reales que tenemos desde siempre; pero que nos quitaron y quisieron destruirlo desde el siglo XVI. Esos sueños que se quedaron en aquellos siglos antes de la llegada de occidente. En aquellos sistemas sostenibles y reales, que respondían a nuestras realidades. Que funcionaron durante miles de años.

Esos sistemas, de lo que algo queda en las huellas de la música, de las costumbres, de los ritos, de las reciprocidades económicas. De la naturaleza en lo poco que queda, pues también destruida por el sistema salvaje del capitalismo. Sistemas ancestrales que requieren ser reconstruidos, sistematizados y puestos a funcionar como alternativas a la destrucción actual de occidente.

Son enormes tareas intelectuales, espirituales y sistémicas. En conjunto puede ser el Vivir Bien. Como un juego nuevo de ajedrez, que nada tiene que ver con la destrucción actual que deviene desde el siglo XVI. El Vivir Bien como alternativa a la maquinaria de la matanza humana, del pensamiento moderno y capitalista actual. Esa maquinaria que está matando cotidianamente a los jóvenes, a sus almas, a sus espíritus en esa competencia desleal por la acumulación originaria de capital al infinito.

Pero antes tenemos que curar las heridas terribles que está dejando este sistema cruel, de la revancha y la muerte. Heridas en el profundo del alma humana. Porque han podrido todo: lo moral y ético. Lo han destruido. Ese proceso tiene que ser colectivo, no individual, porque venimos de ancestros comunitarios no individualistas. Procesos que requieren más sabiduría que conocimientos científicos, pues vemos que lo científico tiene sus límites.

Mientras el norte educado, cavernario y civilizado quiere guerra y muerte nuclear, nosotros tenemos que seguir la consigna de continuar con la vida, en conjunción de la naturaleza y todo lo que nos rodea desde siempre. No rebajarnos a la maquinaria perversa del norte. A esa forma en donde todo lo han mercantilizado, todo lo han convertido en número y economía hasta la vida misma. No rebajarnos a esa matanza de la vida, matanza del espíritu humano que está destruyendo millones de vidas jóvenes todos los días a lo largo del mundo. Porque lo civilizado sólo ha demostrado ser lo más retrógrado y anti humano, como resultados después de siglos de desarrollo y progreso infinito.

Felizmente siempre hemos tenido lo nuestro. La ilusión y esperanza del Vivir Bien. No como un fetiche humano y central mercantil; sino como parte de la naturaleza, conviviendo y cuidando la naturaleza. Naturaleza que está siendo destruida por los monstruos de las mentalidades civilizadas mercantiles, de las economías de acumulación al infinito.

En estas épocas turbulentas; pero también de transición, tenemos que cambiar de chips mental hacia el Vivir Bien. Pues las evidencias monumentales del rotundo fracaso del pensamiento mercantil occidental, moderno, desarrollado y civilizado debería recomendarnos volver a las raíces humanas y con vivenciales de hace miles de años. Sería muy tonto no reaccionar ante la hecatombe y cataclismo actual.

Si las oportunidades en crisis son reales, es el momento preciso de reaccionar ante los acontecimientos mundiales, donde los monstruos mercantiles y anti humanos del pensamiento occidental destruyen el presente y futuro de la humanidad. Cambiemos totalmente de chips en nuestras mentes. Para salvarnos de la tragedia existencial del sistema; para ayudar a salvar vidas de millones de jóvenes que por ahora no tienen futuro alguno en este sistema. Y que están siendo destruidos cotidianamente con la desesperanza, con la muerte, con el sufrimiento cotidiano, con el engaño de acumulación económica al infinito que nunca tendrán.

Cierto, la experiencia nos dice que no seamos ingenuos ante el sistema. Es poderoso, cruel, engañoso, ofrece mucho oro y poder. Es corrupto por esencia. Ofrece espejitos brillantes para el triunfo y la gloria; pero el precio que los humanos pagan es enorme: muerte, desolación espiritual, destrucción humana y sufrimiento al infinito. No tiene sentido alguno.

Opinión
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Cuando los europeos llegaron miserables a Bolivia

Las migraciones desde siempre, en todas las épocas de lo que se llama historia, han sido un fenómeno importante en lo económico, cultural, social y por supuesto también político. A Bolivia llegaron europeos desde tiempos de la colonia, pues el atractivo de la minería fue el imán al que vinieron españoles, alemanes, croatas y demás nacionalidades.

Precisamente, ya en la república llegaron muchos inmigrantes croatas, españoles e incluso ingleses entre otros. La minería fue otra vez la fuente de oportunidades. Las ciudades de Oruro, Potosí y La Paz durante el siglo XIX han sido los lugares preferidos para estas migraciones. Durante el siglo XX también se produjeron migraciones europeas a Bolivia, incluyendo en este siglo hacia el oriente boliviano que empezaba a convertirse en polo de desarrollo agropecuario. Llegaron menonitas alemanes, canadienses, norteamericanos. Después judíos y japoneses.

Los judíos que escapaban del holocausto, encontraron en Bolivia un lugar de refugio seguro. Muchos de ellos se establecieron en Bolivia e hicieron su lugar para gozar de esta vida. Algunos de ellos se dedicaron a la minería, como uno de los magnates del grupo Hochschild, que pues se hicieron la América explotando estaño.

En definitiva, Bolivia fue uno de los países que recibió con brazos abiertos a las migraciones europeas en todas las épocas de nuestra historia. Nuestro país tenía las características ideales para recibir estas migraciones blancas. Desde siempre fue un país racista, pigmentocrático y anti indígena, es decir sus élites blancoides preferían migraciones europeas para cumplir con los apetitos ideológicos del desarrollo y progreso.

Las estructuras políticas, económicas e institucionales estaban al servicio de las poblaciones blancas; no de las poblaciones nuestras. Todos los europeos que llegaron miserables y pobres, realmente se hicieron la América: se enriquecieron y gozaron de este país como su propia colonia. Las universidades también prefirieron a estos blancos, que a gente boliviana. Cierto que algunos traían conocimientos nuevos e importantes; pero aprovecharon las condiciones racistas de la sociedad boliviana.

La iglesia católica importó cientos, quizás miles, de españoles que vinieron a civilizar poblaciones bolivianas. Algunos realmente aportaron con mucho al país; en la mayoría de los casos simplemente fueron parte de la colonización europea, como en el caso de los abusos a menores de edad.

Varios europeos fueron parte de la criminalidad del poder en las dictaduras militares, como los paramilitares italianos y alemanes.  En la dictadura de García Meza, le contrataron al propio Klaus Barbie, un criminal nazi, que enseñó sus artes de tortura y muerte a militares bolivianos.

Pero en la mayoría de los casos estos europeos eran pobres y miserables económicamente. Llegaron a Bolivia miserables; encontrando un país racista y señorial que les recibió con los brazos abiertos, ya que sus condiciones objetivas eran absolutamente racistas. Los europeos analfabetos y pobres incluso se casaron con hijas de la oligarquía boliviana, sólo porque eran blancos y aportaron a la blancura de las mentalidades de las élites bolivianas.

Sin embargo, estas historias de las migraciones europeas ya han sido olvidadas. La memoria corta es tradicional y es una costumbre arraigada. Europa se ha hecho rica y próspera, pues es mejor olvidar las historias pasadas de miseria y pobreza. Hoy los europeos están en contra de las migraciones del sur. Su cobardía a flor de piel irradia modernamente, copiando el modelo político trumpista en sus propios territorios. Se hacen tan modernos que se asustan de recibir migraciones pobres del sur del mundo, que escapan de la pobreza y miseria que ha generado el modelo y sistema salvaje del capitalismo industrial.

Así son las cosas de la historia real. De aquellas que no se investiga, que no se reflexiona porque da miedo o escozor a la consciencia humana. Las racistas élites bolivianas, sean de izquierda o derecha no tiene diferencia, siguen nomás un patrón de comportamiento que no cambia con el tiempo. Que se acomodan a las modas del tiempo. Pero que no echan raíces en estas tierras que les recibió con los brazos abiertos, que les ofreció todo lo que no podía ofrecerles aquella Europa pobre y miserable.

En estos tiempos donde el norte del mundo se cierra feudalmente, ególatramente, frente a las necesidades del sur del mundo, que sufre las consecuencias de un modelo y sistema injusto del capitalismo salvaje, destructivo y cruel por donde se le vea; pero perfumado y justificado por los teóricos de la economía moderna. En estos tiempos hitlerianos de construcciones de cárceles del holocausto anti migrante, para disfrute de las mentes criminales elegidos democráticamente por sus pueblos ciegos y esquizofrénicos. En estos tiempos donde los europeos que vinieron a Bolivia a reconstruirse y gozar de la vida, ya no recuerdan nada y prefieren ser cómplices con sus silencios frente a las tragedias mundiales.

Son tiempos violentos, modernos, turbulentos y anti migrantes. Son tiempos de destrucción de las consciencias colectivas, donde ya no duele ver la muerte de niños, mujeres y ancianos en bombardeos crueles, o la expulsión de seres humanos en condiciones esclavistas desde el norte del mundo. Que sean tiempos también de resistencia y reflexión sobre los modelos y sistemas decadentes, anti humanos y esclavistas modernos.

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El Trumpismo en América Latina

El patio trasero de los emperadores del norte, es decir América Latina, sólo ha sido lugar de expoliación y saqueo. Lugar de masacres y golpes de Estado, como juego y folklor de aquellos señores. La guerra fría fue la excusa perfecta para someter a los pueblos al sur del río Bravo, con ese discursillo de América para los americanos.

En estos tiempos postmodernos y ultraconservadores, de gobernantes ignorantes, frívolos y torpes, que ni siquiera les causa compasión la muerte de miles de niños, asesinados por hambre, bombardeos y desnutrición, sus lacayos empiezan a pasearse por América Latina. Los Milei y compañía quieren reordenar el patio trasero, bajo la bendición sacrosanta de los emperadores del norte.

En Bolivia aparecieron otra vez. Son los mismos desde las épocas del neoliberalismo. Dicen que ha llegado su oportunidad, cierto gracias a errores garrafales de algunos caudillos que se creían otros emperadores. Empiezan a gritar que la libertad ha llegado.

Sin embargo, a sus patrones del norte no les interesan estas tierras sino como lugar de expoliación, saqueo y muerte. Al menos en eso es muy claro ese ignorante comerciante llamado Trump. Por tanto, lo que nos queda por hacer es seguir los pasos de los ancestros, que no se rindieron muy a pesar de las condiciones en contra.

Las ideologías han llegado del norte, para hacernos pelear entre nosotros. La política sigue sirviendo sólo a las élites, sean de cualquier signo ideológico, para la continuidad de sus privilegios.

Tenemos que seguir con la consigna de no ser escaleras de nadie; aunque afinar la puntería no es tarea fácil, pues el ambiente está corrompido y destruido los tejidos sociales. Tenemos que seguir los sentimientos de la bolivianidad, como culturas y costumbres o tradiciones más nacionalistas. Más propias, más nuestras.

Sigue siendo tarea pendiente la construcción de un verdadero Estado, que realmente responda a nuestras realidades, que no siga siendo un ente frío, burocrático y alejado totalmente de nuestras realidades. El mundo moderno ofrece enormes posibilidades tecnológicas, técnicas y profesionales para hacer funcionar un Estado; el nuestro sigue siendo anticuado, del siglo XIX, sin ideas, lento, burocrático, que no da respuestas y soluciones a las enormes demandas de la sociedad.

Tareas que sólo los bolivianos podemos hacer o construir. Los trumpistas son ajenos y extraños a nuestras costumbres. Sólo desean implementar recetas conocidas ya desde el neoliberalismo. Que sólo traen hambre y miseria, mayor explotación y saqueo de nuestros recursos naturales. Sus discursos son parte del circo romano ajeno a nuestras realidades. Son discursos vacíos de sentimientos bolivianos, vacíos de realidades bolivianas.

Los neoliberales y golpistas de ayer, hoy son trumpistas y están a la orden de los reyes supremos del norte. Existe una línea clara y notoria entre el neoliberalismo, el golpismo y la moda ultraconservadora del trumpismo, moda oportunista por parte de los criollos bolivianos, pues ellos no pueden pensar por si mismos ni tener ideas propias. Eso nos ha demostrado la historia.

Tenemos que ser realistas al afirmar que el ascenso de los trumpistas criollos, se debe a los graves errores de los caudillos autóctonos, desviados de los objetivos que el proceso les confió se corrompieron, perdieron legitimidad política e ideológica hasta la estupidez de la destrucción interna.

Hoy sólo queda recomponerse del trauma, para afrontar el ataque del neoliberalismo trumpista. Las experiencias tienen que enseñarnos, experiencias recientes de enormes egoísmos enfermizos y anti populares. Como en todas las épocas, el hambre no espera y las condiciones de pobreza y miseria nos exige que seamos, otra vez, creativos y históricamente objetivos con nuestras propias realidades.

Recordar, que en la época de las traiciones de la izquierda criolla y colonial de la UDP, cuando también se corrompieron las élites y caudillos, el pueblo voto de bronca por la derecha: ADN y MNR. Pues lo que llegó fue peor que la tragedia traicionera de la UDP. Llegó el neoliberalismo, con hambre y miseria por doquier. Llegaron los señores del norte con más saña y venganza, destruyendo al movimiento minero y a todo lo que era alternativo.

Hoy plantean absolutamente lo mismo: destruir las empresas del patrimonio social y económico boliviano. Ese hecho pasó en el neoliberalismo y en el poco tiempo que estuvieron los golpistas del 2019, cuando robaron todos los días de las empresas y negocios a nombre del Estado. Pues, son experiencias importantes que tienen que enseñarnos lo que en realidad son los trumpistas bolivianos.

La ingenuidad y la estupidez de votar por estos trumpistas neoliberales, puede llevarnos otra vez a la tragedia de la miseria, del saqueo y el asalto al Estado. Además del retorno de la pigmentocracia, del racismo, de la marginación social de los sectores más pobres y humildes. Experiencias que no podemos repetir, ni retroceder en las conquistas alcanzadas hasta hoy, muy a pesar de los graves errores de gestión estatal, que se deben corregir por responsabilidad con el pueblo y la Bolivia profunda.

Los jinetes del apocalipsis trumpista están por América Latina. Combatirles en las ideas, en las batallas ideológicas y políticas de nuestras trincheras es demasiado importante. Estamos cuesta arriba, son vientos fuertes y poderosos; tenemos la razón y la historia a favor.

Opinión
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Estados fallidos y Estados criminales

Se llaman Estados fallidos a aquellos que ya no tienen control de nada en sus territorios: sin ley, corruptos, sin institucionalidad, donde no funcionan los encargados de la fuerza pública y donde la economía es de sobrevivencia total. En América Latina el ejemplo lamentable es Haití, más allá de las explicaciones históricas, lo cierto es que este país sufre todos los males posibles de desestructuración y criminalidad.

Se llaman Estados criminales a aquellos como Israel, donde la complicidad con los asesinatos selectivos, los bombardeos a civiles desarmados en nombre de Dios, el odio racial y religioso son la constante. Todo eso promovidos por los Estados Unidos y países europeos, en sus ventas de armas absolutamente criminales y anti éticos. Pero el capitalismo querido de estos países, les ordena ejecutar para cumplir los propósitos del mercado total: ganancias al infinito aun sea por encima de millones de cadáveres y sufrimiento del mundo.

Por el sur del mundo los Estados fallidos son muchos. El telón de fondo de estos escenarios son la corrupción política, judicial y económica. Ambientes ideales para desestructurar países enteros, donde la ausencia de leyes y normas básicas, simplemente destruyen instituciones como tejidos sociales. Los Estados funcionan, si es que funcionan, por inercia; pero no con normas y leyes. Las poblaciones sobreviven con economías informales al margen del Estado y al margen de toda normativa económica real.

Sin embargo, lo que debe preocupar al mundo son los Estados Criminales como Israel. Porque el peligro de las mentalidades guerreristas y sanguinarias, simplemente de lejos son abrumadoras respecto de los Estados fallidos. Los judíos bombardean el país que les da la gana, donde los odios son más fuertes, o donde les dice su Dios guerrero y sanguinario. El mundo está totalmente a merced de estas mentalidades sanguinarias y con sed de venganza constante.

En todo caso no es una novedad. La historia mundial tiene experiencia de sangre, que es en definitiva la esencia de la historia occidental. Corea, Vietnam, Camboya, Irak, Afganistán, etc. Los bombardeos criminales son clásicos de sangre en la historia de occidente. Millones de muertos, destrucción total de regiones enteras y millones de heridos por todo el mundo. Hoja de ruta sangrienta en las mentalidades cavernarias de occidente.

De hecho, actualmente sólo las guerras son los negocios más lucrativos de los Estados criminales como Israel o Estados Unidos. Sin guerras empezarían crisis en esos países insostenibles. Por donde se vea la criminalidad del sistema, al mando de los países con Estados criminales, raya en el total sin sentido, pasando todos los límites posibles del entendimiento humano.

Las élites económicas mundiales, que son las más corruptas de la historia del capitalismo, han perdido el rumbo del sentimiento humano, si es que alguna vez lo tuvieron. No les interesan los niños asesinados, las mujeres y ancianos asesinados. No les interesan la destrucción total de ciudades, regiones, pues lo más importante son las ganancias lucrativas al infinito. Esa es la esencia del capitalismo.

En suma, si bien los Estados fallidos son preocupantes; los Estados criminales como Israel son peligrosos para la humanidad. Dotados por supuesto de los arsenales militares, científicamente brillantes, que les asigna soberbia brutal y asesina absolutamente impune. No hay institución alguna en el mundo capaz de parar las masacres mundiales. Porque ellos son también dueños de esas instituciones como las NNUU, donde los diplomáticos de los Estados criminales mienten y tergiversan los hechos, como parte de sus trabajos criminales: justificar las matanzas mundiales en nombre de las ganancias del capitalismo total. Y sus bonitas palabras sólo son ecos criminales de los generales y presidentes que comandan aquellos Estados.

Tenemos que tomar en cuenta, por otro lado, que los sistemas de inteligencia de los Estados criminales son artefactos con licencia para matar en todo el mundo. No hay ley ni norma en el mundo, con autoridad para frenar esos asesinatos secretos cotidianos, dizque en nombre de la seguridad nacional de los Estados criminales.

Los Estados criminales tienen costumbres asesinas, incluso idealizadas en las películas de occidente. Donde los criminales son héroes. Cuanto más asesinos, tienen más carta de ciudadanía y son ejemplos para sus ciudadanos. Ese es el grado de degradación humana de las mentalidades de dichos Estados.

Pero es cierto, por estos lados del mundo, tiene que preocuparnos los Estados fallidos. Porque son escenarios ideales para los delincuentes de cuello blanco, politiqueros corruptos, caudillos ignorantes o letrados por igual, que siembran terror y destrucción institucional para generar ganancias ilícitas. Es decir, para generar hambre, miseria, desigualdad y ausencia de oportunidades. Está claro que estos delincuentes son cómplices del sistema capitalista salvaje.

Los Estados fallidos son tan peligrosos como los Estados criminales. Son caras de la misma moneda: capitalismo. Viven y conviven de la destrucción humana, de la insensibilidad humana, de la degradación humana en su máxima expresión, de la ausencia de solidaridad. Y si todavía tiene sentido la existencia humana, pues detener las corrientes asesinas de esos Estados son actos humanos realmente revolucionarios, éticos y consecuentes con la naturaleza real humana.

Opinión
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La degradación ética y moral de occidente

La civilización occidental guerrerista, tecnológicamente sangrienta, corrupta económicamente; pero y sobre todo con tremendos grados de degradación ética y moral, sólo ha destruido todo lo que ha tocado por el mundo desde el siglo XVI. Las guerras de conquista en Palestina e Irán, demuestran a todas luces ese asco de degradación frente al mundo. Entre muestra de soberbia cavernaria e ignorante, como de soberbia tecnológica que no sirve para nada al mundo, sino a los negocios turbios de los sucios dirigentes democráticamente elegidos en occidente.

Al menos queda claro, frente a otras culturas del mundo, que quiénes se creían el centro del mundo, pues son en realidad el centro del asco mundial, de la hipocresía de alto nivel en las NNUU y de la degradación total respecto de los valores humanos universales.

El mundo tiene que salvarse de esta hecatombe occidental, destructiva, inhumana, con sus sistemas económicos destructivos e inhumanos por donde se vea, desde todas las perspectivas científicas. El mundo tiene que hacer algo frente a cavernarios asesinos en serie, desde oficinas de lujo del norte, donde sus científicos se entrenan sólo para matar y destruir todo lo distinto a ojos de ellos.

Desde hace siglos, el mundo se pregunta el sentido filosófico de la civilización occidental. Su universalización vía colonización e imperialismos, ya dura demasiado tiempo sangriento e injusto. Ciertamente tienen sus pensadores y buenas gentes, que sirven para lavar las consciencias asesinas de occidente. Para encubrir todos los rastros de muerte y crímenes a lo largo del mundo. Esos siglos sangrientos hoy se ven más nítidos y claros, porque su degradación ética y moral como siempre tiene venganza sangrienta: Palestina, Irán, África, etc.

Los dirigentes occidentales, políticos, pensadores y burócratas no sólo son cada vez más mediocres y torpes, sino asesinos en serie y elegidos democráticamente. Es decir, con licencia para matar y destruir todo aquello que no sea igual a ellos, o esclavos de ellos. Afirmaciones que no son nada exageradas, a estas alturas de la historia.

Esos efectos culturales de occidente, vía educación y economía, los hemos tenido también en estos lados del mundo. Racismo, pigmentocracia, marginación de las culturas ancestrales, destrucción del patrimonio y por supuesto gobiernos que sólo imitaban grotescamente a los gobiernos del norte del mundo. Todavía hoy existen mentalidades atrofiadas y ciegas respecto de nuestras realidades, intentando imponer por la fuerza modelos ajenos y extraños a nuestras realidades. Sin investigar o considerar los sentidos comunes de nuestras realidades.

El despertar del mundo no está siendo precisamente en paz, sino viendo las tragedias de las mentalidades guerreras y sangrientas de occidente. Es una toma de consciencia mediante la sangre de millones de inocentes, sacrificados a los Dioses sangrientos de occidente. Ojalá un despertar por fin buscando posibilidades de otras maneras de hacer política, otras maneras de hacer economía y otras maneras de recrear la política. En definitiva, ojalá que el mundo empiece a construir otro tablero de ajedrez en la historia mundial, frente al sanguinario y cavernario sistema político occidental.

Nada tenemos que aprender de occidente, ni siquiera la nostalgia de la filosofía y la ciencia, que al parecer sirven sólo para encubrir las fechorías de los asesinos en serie gobernantes. Nada queda de las lecciones de ética o moral de occidente, sino cadáveres y cementerios de siglos de destrucción y soberbia asesina. Con el mundo contaminado y totalmente destruido por la ambición desmedida de la acumulación al infinito. Realmente nada tenemos que aprender de occidente.

Pero queda como siempre las esperanzas de un nuevo renacer, desde las cenizas de la destrucción occidental. Esperanzas en el multilateralismo mundial, esperanzas en nuevos sistemas económicos menos destructivos y más solidarios. Esperanzas en una nueva ética política, que sea al servicio de las necesidades primarias del mundo. Tenemos que tener esperanzas, recordando siglos de historia destructiva donde millones de seres humanos soñaron en un mundo mejor.

Pero también consolidando maneras de ver más nuestras, menos occidentales violentas, menos economicistas de la depravación medio ambiental. Animando y convenciendo a los destructores en estos lados del mundo, para que tomen consciencia y por fin miren y comprendan que hay otras formas de convivir y compartir las riquezas de estas regiones. Cambiando las mentes imitadoras de ese occidente destructivo y anti humano.

Esperemos que las nuevas generaciones asuman que la herencia que deja occidente, no tiene validez ética y moral. Sólo espejitos brillantes manchadas de sangre, de siglos de masacres y asesinatos en masa en nombre del desarrollo y progreso. Pues sí, eso es occidente y sus jinetes del apocalipsis que cabalgan demasiados siglos destruyendo todo a su paso por el mundo. Destruyendo soberbiamente generaciones enteras engañadas y prostituidas para la muerte y la venganza sin fin.

Esperemos que las nuevas generaciones aprendan del engaño y los espejitos brillantes. Y reconstruyan el espíritu humano junto al medio ambiente, junto a las esperanzas de anteriores siglos de inmensos sacrificios contra la barbarie de occidente.

Opinión
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