Blog de Max Raúl Murillo Mendoza

Tiempos turbulentos y sin certeza alguna

 Sería tonto no reconocer que el mundo está atravesando momentos de crisis profunda. No sólo en los países pobres se cuecen habas, también en los países ricos pues aquellas democracias que se suponían el ejemplo de institucionalidad, simplemente están haciendo aguas. Sus poblaciones cansadas de promesas no cumplidas, están dando giros nunca antes pensados. Buscando respuestas incluso en personajes funestos; que no responden a la política tradicional sino al desorden actual.

En Bolivia también sufrimos de esos efectos de los desgastes de la política tradicional. Izquierda y derecha, dos conceptos desgastados y nada rebobinados siguen siendo el telón de fondo de la politiquería en nuestro país. En temas de gestión no tenemos ejemplos interesantes, ni siquiera en pequeña escala, pues la burocracia está repleta de ignorantes o aprendices de brujo en los discursos obsoletos y cargados de pasiones que ya no corresponden a estos tiempos exigentes y turbulentos.

Terminamos un año turbulento. Los resultados de todo eso lo reciben los más pobres, como siempre, aquellos que nada tienen que ver con las tontas discusiones de cocina de la politiquería actual. Los millones de pobres, las nuevas generaciones que ven cómo se destruyen las lógicas de consensos, asistiendo a escenarios convulsos donde el ejemplo es la brutalidad de la fuerza callejera, siempre a nombre de supuestos “emblemas democráticos”.

Son tiempos en donde la tarea más importante, por todo el mundo, será la de cuidar y resguardar las conquistas sociales y los derechos sociales de los tejidos sociales. Conquistas que en muchos casos significaron sangre y luto en las sociedades, como en nuestro país.  Pero que lamentablemente se está descargando toda la crisis, otra vez, en las espaldas de los más pobres, de los jóvenes que no tienen ninguna organización que les proteja contra el avasallamiento de los sueldos bajos. Los discursos de los burócratas sobran, se lucen en su ignorancia y soberbia frente a los terribles hechos.

Son tiempos de ausencia de crítica. Porque la bulla y la brutalidad han reemplazado a las ideas y los consensos democráticos. En todas las ideologías no existe la crítica. Sólo el desborde de la brutalidad, como norma de imposición. La crítica como posibilidad de pensamiento y creación está ausente. Por eso la ausencia de ideas, de nuevas reflexiones intelectuales desde las llamadas trincheras políticas; como desde los escritorios de los intelectuales que hoy por hoy no existen.

Son tiempos de apasionamientos de posiciones totalmente superadas por la historia. Apasionamientos sin fundamentos y correlatos teóricos. Inercias de la mediocridad, como forma y estilo de funcionamiento político. En definitiva, lo irracional ha ocupado con creces los espacios de consensos y formas o maneras de hacer política en bien de la sociedad.

En estos tiempos turbulentos y mezquinos, no tenemos intercambios de propuestas, de ideas, de creaciones para mejorar la calidad de vida de los bolivianos. Sino creencias ciegas de ser los mejores del campeonato, cuando las exigencias de la realidad son precisamente la urgencia de nuevas propuestas, de nuevas ideas y consensos sociales para mejorar la vida de todos los bolivianos.

Requerimos con urgencia organizar reglas de juego claras, tanto en la justicia como en la economía. Reglas que nunca hemos tenido con transparencia y nitidez, para todo tipo de convivencia en la sociedad. Sin reglas claras jamás seremos una sociedad viable y en competencia real, donde los mejores y los  más trabajadores sean los abanderados de la sociedad. Sin reglas claras jamás avanzaremos colectivamente, cuidando nuestro patrimonio ecológico y entorno natural en beneficio de todos los habitantes de la sociedad.

No podemos seguir con el cuento viejo y engañoso, de que no se puede mejorar porque los imperios nos joden desde el nacimiento. Pues si seguimos con total ausencia de estrategias de país, ciertamente nos seguiremos tragando esos cuentos de ultratumba que sólo profundizan las fracturas sociales del país. Y benefician a los más  mediocres e ignorantes de nuestra sociedad.

Podemos estar mejor de lo que estamos, si es que dejamos de una buena vez esos esquemas de la  guerra fría que ya no existen. Podemos estar mejor si aprendemos de los fracasos, de los terribles fracasos que golpean nuestra autoestima y libertad total de todos los habitantes de este bello país. Sin libertad ciertamente no hay ideas, no hay propuestas o sueños de país que empujen nuestras utopías.

Es un derecho colectivo tener certezas. La ceguera y el engaño colectivo sólo destruye las posibilidades de crear sueños, sean estos económicos, intelectuales, artísticos, científicos o sociales. Sin certezas somos nomás nómadas sin destino, en una sociedad fallida que peligrosamente se hunde en el fango de la oscuridad, en el fango de la corrupción que es el sello del fracaso colectivo más terrible.

Pero soñemos en que podemos salir de este deterioro politiquero. Soñemos en nuestras propias fuerzas, porque al final no nos queda otra salida: por sobrevivencia o por ser nosotros mismos. 

Opinión
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El niño Jesús es palestino

NACIÓ EL NIÑO JESÚS, EN MEDIO DE CAMPESINOS Y OBREROS CARPINTEROS, COMO MENSAJE DE PAZ Y ESPERANZA HACIA LOS MÁS POBRES DEL MUNDO. NACIÓ EN PALESTINA, LUGAR DONDE SE MATA Y MUEREN OTROS NIÑOS, POR EL EGOISMO HUMANO Y LA INDIFERENCIA DEL MUNDO.

EL NIÑO JESÚS, A PESAR DE TANTO CASTIGO INJUSTO EN SU PATRIA, QUE NOS TRAIGA PAZ,  AMISTAD,  ESPERANZA, BONDAD, HUMILDAD A TODAS LAS NACIONES DEL MUNDO, Y QUE ILUMINE LOS CORAZONES DE LOS PODEROSOS, QUE SÓLO VEN CODICIA Y ODIO. AMEN

FELICES FIESTA NAVIDEÑAS,

Y UN PRÓSPERO AÑO NUEVO,

 

Opinión
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Sobre migraciones y bárbaros

Dicen las leyendas de la historia, que las invasiones de bárbaros se producían desde siempre por razones distintas. Pero siempre está la cuestión económica detrás de esos acontecimientos. Distintos pueblos bárbaros, desde los cuentos de griegos o persas que se consideraban civilizados y superiores frente a otros pueblos distintos, llamados bárbaros o incivilizados y salvajes, invadieron los imperios e incluso los destruyeron como en el caso del imperio romano. Por tanto, seguimos nomás con esas leyendas desde tiempos inmemoriales si es que los imperios modernos, o los que se consideran civilizados como los europeos, no cambian de rumbo frente a otros pueblos distintos.

El nuevo emperador elegido democráticamente, de apellido Trump, dice que expulsará millones de bárbaros de su territorio. Sucede que los bárbaros son la mayoría del mundo, y no se rendirán así nomás ante ningún emperador si es que no cambian las reglas de juego de este mundo. Mientras el hambre y la miseria de miles de millones de humanos, no es resuelta pues ni siquiera todo el poder del ejército norteamericano, podrá con los bárbaros del mundo. Han caído imperios a lo largo de la historia, por las invasiones bárbaras.

Los civilizados no tienen moral y ética alguna para expulsar bárbaros. Ellos son los que destruyeron el mundo, por lo menos desde lo que llamamos era moderna. La era moderna fue la historia de las conquistas, de las destrucciones de otras civilizaciones totalmente desconocidas frente a los ojos de los civilizados occidentales. La era moderna consistió en la construcción del capitalismo, que sólo produce miseria y pobreza. Que solo produce ricos obscenos y anti éticos como Musk, porque el modelo permite esas desigualdades realmente anti humanas. Cierto que el socialismo, que es creación también de occidente, tampoco cambió sustancialmente esta dura realidad mundial.

Lo interesante de estas historias es que son paradójicas. Cuando occidente sufrió miseria y pobreza, millones de esos civilizados abandonaron sus tierras para llegar a otros confines de la tierra. Invadieron otras civilizaciones. A Bolivia llegaron europeos, croatas, árabes, judíos y otros anglos. Hicieron riqueza por estas tierras. Fueron y son parte de las oligarquías racistas de este país. Jamás se les expulsó ni mucho menos. Por supuesto que su memoria es corta, ya no se acuerdan que llegaron pobres y miserables antes de ser ricos y oligarcas. De esos apellidos hay muchos en la historia de Bolivia.

Hoy, estos llegados a Bolivia hace mucho tiempo como los judíos, tienen el lujo de ser parte del dominio del mundo; pero prefieren cerrar los ojos ante las migraciones de los nuevos bárbaros del mundo. La  historia de la hipocresía y la impostura de los civilizados son normales, pues el modelo les favorece en la era moderna. Las patentes de la historia de la colonialidad les favorecen.

Sin embargo, la historia no se detiene por decretos u odios diplomáticos. Aun la sangre y el sufrimiento de los miserables y pobres, de todos los tiempos, no se detendrán en esa búsqueda legítima de dignidad y Vivir Bien en este planeta. Ya vemos por la noticias de todos los días, que millones de bárbaros cruzan fronteras en todas partes del norte de este mundo, buscando algo de pan y dignidad para sus familias. Miles mueren de manera indigna, en épocas donde supuestamente el mundo ha conseguido el bienestar económico y el desarrollo sin parangón. Millones de familias arriesgan todo por esos retos, sabiendo de los riesgos terribles e injustos.

El norte desarrollado y con las patentes del modelo a su favor, no tiene idea alguna de su propia historia. No sabe que las fuerzas de los bárbaros, con el hambre y la miseria a cuestas no se rinden ante nada. La muerte es sólo un paso necesario. Mientras los burócratas de las oficinas lujosas teoricen cómo frenar a los bárbaros, millones de ellos ya estarán en esos patios de la riqueza, exigiendo derechos legítimos por las injusticias del modelo.

Pero el norte del mundo,  prefiere gastar el dinero en armas y muerte. En esos negocios turbios de la muerte. Miles de millones de dólares para comprar artefactos de guerra, eso sí, bárbaros en serio porque es el reflejo de la mentalidad y la manera de ver este mundo: como en las cavernas de hace miles de años atrás. 

Los bárbaros modernos, obra del modelo de la era moderna en manos de los civilizados, no tienen nada que perder. Ya han perdido todo. Nada les detendrá para ir a donde haya algo de pan y algo de sostenibilidad económica. Como lo hicieron los civilizados hace muchos años, cuando el hambre y la miseria era parte de su desarrollo, y tuvieron que partir a buscar mejores derroteros por todo el mundo.

Los bárbaros modernos son también los nuevos migrantes, que llevan otras maneras de ver el mundo y otras maneras de vivir para complementar a las otras maneras de ver el mundo. Esa es la experiencia de las historias modernas. Los emperadores no tienen idea alguna de estas lógicas humanas, sólo ven los bolsillos de pocos emperadores y burócratas de los emperadores.

Opinión
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Neoconservadores de izquierda y derecha

Está otra vez de moda el término Neoconservador, es decir aquellos “demócratas” del norte que son partidarios del intervencionismo y odio al comunismo o socialismo. Trump y su banda de anglosajones neos, representan a los neoconservadores que por supuesto intentarán reordenar el mundo a su imagen y semejanza. Gentes que además no comparten con los avances y las conquistas sociales, por ejemplo con los movimientos LGTB. En extremo, muchos de sus componentes son radicales de extrema derecha.

Lo interesante de ese fenómeno es que las coincidencias de posiciones extremas, también se dan en filas de la izquierda. Donde personas a nombre de la revolución o el pueblo, pues son tan neoconservadores con sus posiciones burócratas, caudillistas, con absoluta ausencia de ideas y terriblemente contrarios a los cambios y avances del mundo. Con sus posiciones dictatoriales incluso con sus mismos compañeros. Precisamente por estas posiciones retrógradas de izquierda, los neoconservadores de derecha han realizado avances por todo el mundo.

El mundo y su historia ya nos ha asombrado con creces, con personajes como Stalin o Pol Pot, entre otros varios, que realmente se lucieron con sus cárceles para intelectuales, pensadores, científicos y personas comprometidas con las revoluciones; personas críticas y valientes respecto a errores o desvíos brutales a nombre de la revolución. Pues de todo eso ya se ha escrito y reflexionado por todo el mundo. Sin embargo, otra vez realmente no aprendemos nada de los signos de la historia.

La crítica es por todos lados, la palabra que da miedo. O que produce que las élites de izquierda se asusten ante el sentido común de las ideas. Porque donde hay miedo, hay dictadura. Y eso simplemente es contrario a las ideas, a los debates, a la intelectualidad, o contrario a la crítica de las bases. Sin crítica, como nos ha mostrado la historia, simplemente se inician procesos dictatoriales que justifican absolutamente todo. Incluso la muerte.

La decadencia de occidente (de izquierda y derecha) tiene que ver precisamente con la agonía de la crítica. Sus diplomáticos ahora son mediocres políticos, que sólo aportan con el montón y la bulla. Con la brutalidad como argumento político. Occidente ha abandonado a sus críticos, a sus intelectuales y herejes que eran la base más importante de sus avances sociales, económicos y científicos. Dando lugar a tecnócratas y burócratas pragmáticos, que sólo son soldados de la mediocridad política.

Los peligros que acechan el mundo hoy tienen que ver con los enormes avances tecnológicos, científicos y de información al respecto. Porque estos impresionantes avances de las ciencias, se encuentran en manos de peligrosos políticos, ignorantes y bárbaros modernos que pues nada les interesa de los consensos, de la democracia o los acuerdos. Tienen en sus manos artefactos e instrumentos para imponer totalitariamente su “democracia” moderna. Es decir, a sangre y fuego.

Pero las utopías deben continuar. El sueño de hacer de este mundo un paraíso tiene que seguir, aun eso cueste siglos de espera y paciencia. En estos territorios sabemos de esas historias, desde nuestros ancestros que han iniciado sus propias batallas por la vida y la dignidad. Pues esas batallas no han sido en vano. Son las raíces que debemos continuar, a pesar que muchas veces como estos tiempos oscuros y violentos, son percances de sangre y miseria. Son enormes obstáculos que nublan las esperanzas y los sueños. Las utopías para por fin morar bien en este planeta deben seguir. De hecho hay esfuerzos por todo el mundo, sacrificios contra estos tiempos neoconservadores, retrógrados e injustos. 

Mientras haya hambrientos, mujeres con sus niños en nuestras calles, mientras haya élites neos de izquierda o derecha que traicionan a las bases, y los utilizan en sus propios fines, siempre habrá razones para buscar cambios y revoluciones. Siempre habrá utopías que construir para hacer de este mundo más digno y justo. 

La primera crítica debería ser la inmensa miseria que tenemos en nuestras calles. Suficiente crítica de la realidad para hacer algo más profundo. Pero los neos prefieren los lindos discursos de revolución o cambios liberales. Qué les puede importar de la terrible realidad, donde la falta de trabajo y ausencia de leyes que protejan a los jóvenes, hacen que la sociedad sea de capitalismo salvaje y brutal. Ese analfabetismo funcional y ausencia de conocimientos científicos, es lo más corrupto que les nubla el ser mismo, para encubrirse por los discursos y lindas palabras de esperanzas vacías.

Esa decadencia occidental (de izquierda y derecha) ciertamente afecta en el conjunto de la sociedad. Afecta sobre todo en los más pobres. En los desheredados de siempre, y abandonados por todas las élites neos. Esa decadencia es también una oportunidad para otras posibilidades y culturas en el mundo. Pero, como en nuestro caso, todavía están embelesados por el sistema y sus lucecitas brillantes: farras, fiestas, inconsciencia total sobre los acontecimientos reales, miseria, pobreza mental y física. Por supuesto ausencia de ideas y propuestas nuevas para el mundo de hoy.

Sin embargo, las utopías deben seguir a pesar de los tiempos neos y violentos. Las nuevas generaciones tienen que construir sus propios derroteros y utopías, para sus tiempos y coyunturas actuales. Lo contrario, pues, los cavernarios armamentistas y trogloditas políticos, que tienen en sus manos artefactos como las bombas atómicas, simplemente destruirán nuestro planeta. En Bolivia, los neos criollos, destruirán la herencia de nuestros ancestros que iniciaron estas batallas hace muchos siglos.

Opinión
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Escuela de cuadros políticos

En mi época universitaria a mediados de los años ochenta, en plena crisis de la UDP, existían escuelas de cuadros políticos para generar disciplina partidaria y, sobre todo, consciencia revolucionaria. Precisamente en ambientes de la UMSA, los troskistas y comunistas se esmeraban en reclutar gente para conformar sus escuelas de cuadros. Al respecto, los troskos eran impresionantes por sus exigencias a sus cuadros. Sus exámenes finales eran discursos en la calle, en medio de la población, para entrenar sus recursos discursivos y de consciencia revolucionaria.

Filemón Escobar, uno de los grandes de los dirigentes mineros, nos comentaba en aula que en sus épocas de joven, allá por Catavi y Siglo XX, leían marxismo todos los días en el sindicato. Tenían que estar parados, pues después de 10 horas en la explotación del trabajo los compañeros se dormían en los cursos de política. Por tanto, por disciplina tenían que estar parados analizando los textos marxistas y sindicales. Proezas importantes de las escuelas de cuadros, que hoy no existen ni por asomo.

Los caudillos no necesitan escuelas de cuadros. Porque son dioses de por sí y sólo necesitan ovejas que les sigan, que les digan sí a todo y que les adoren además. En parte eso refleja la política en estas coyunturas complejas. Desde la caída del muro de Berlín y la muerte de los socialismos reales, también se murieron las escuelas de cuadros por todo el mundo. Esa profunda crisis de los socialismos reales, cundió el pánico y ciertamente bajaron sus recursos para formar cuadros políticos. En Bolivia también pasó eso.

En estos años de peleas partidarias, se nota esa ausencia de formación política e ideológica. Se pensó llenar por el azar de las pasiones. Eso sólo llevó a la política boliviana a la devaluación total de las ideas, de la intelectualidad, de los debates y los insumos políticos de calidad. Y vemos, por ejemplo, en el parlamento no existen debates hace muchos años, sino trifulcas cavernarias y peleas boxísticas ante la ausencia de ideas y política real, es decir de debates de ideas y posiciones ideológicas como políticas.

El griterío y la brutalidad han reemplazado sin duda alguna a los debates, a los intercambios de posiciones políticas y partidarias. Las amenazas con abogansters y amenazas de juicios o procesos judiciales han reemplazado a las ideas políticas. Es nomás un tiempo realmente mediocre y analfabeto respecto de documentos políticos, o al menos pasquines coyunturales de ideas políticas.

Es verdad que las escuelas de cuadros, de las épocas de la guerra fría, fueron importantes espacios donde se debatían y se tomaban posturas políticas importantes. Se formaban realmente cuadros dirigenciales de alto valor político. Eso lo hemos vivido quiénes fuimos testigos en aquellos años de la guerra fría. Gran parte de los dirigentes del proletariado minero, han sido resultados de esos esfuerzos partidarios o sindicales de las escuelas de cuadros.

Es cierto también, aunque es debate de otro tiempo y espacio, que varios de estos cuadros se corrompieron o se vendieron después al neoliberalismo. Dejando de lado todos sus compromisos con sus bases.

La constatación de estas experiencias es que son tan necesarios los espacios de formación, de análisis y debates en la política. Porque sólo las pasiones y las posturas caudillistas no nos llevan muy lejos, sino a la adoración de grupos pequeños que se acostumbran a ser dioses y tener ovejas de militantes. Eso es a la degradación de la política, que es en definitiva el servicio a las bases, el servicio al bien común y a la comunidad.

Ojalá la política, como servicio a la colectividad y la sociedad, recuperara en algo aquella tradición pedagógica y educativa de las escuelas de cuadros. Sean partidarias o sindicales como en el caso del proletariado minero, son demasiado importantes en la formación de nuevos cuadros políticos. Sino ya vemos los resultados de las prácticas politiqueras: brutalidad y fuerza bruta, más que ideas y consensos políticos.

En todo caso, las escuelas de cuadros de la guerra fría en Bolivia, fueron articuladores importantes de formación de líderes. Que en la medida de lo posible respondieron a una época concreta. Respondieron a una etapa distinta de nuestra historia. Fueron necesarios para aquellas circunstancias de la historia. Cierto que no todo fue color de rosas; pero respondieron  a su medida. Varios de ellos realmente fueron brillantes oradores, intelectuales de la política e incluso escritores de su tiempo, en la política.

Hoy, ni las universidades tienen ese privilegio de tener escuelas de cuadros políticos. Sumergidos en la mediocridad total de las ideas, siguen nomás las enfermedades de estos tiempos: mediocridad total y ausencia total de ideas políticas. Por eso, pues recordar que el pasado puede enseñar si es que realizamos sistematizaciones de dichas experiencias. Aspectos positivos que sí han funcionado con creces, a pesar de las amarguras y los fracasos.

En todos los aspectos, la educación y la formación de cuadros políticos son pasos necesarios, como actitudes políticas serias que darán resultados más adecuados, a las necesidades actuales. La bulla, el griterío y la brutalidad de la fuerza agresiva sólo nos conducen a resultados de resentimiento y más brutalidad. A venganzas triviales sin sentido alguno.

Opinión
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Nuevos tiempos y viejas costumbres

Existen temas estructurales en nuestra historia: colonialidad, colonialismo, dependencia, Estado republicano y ausencia de políticas de Estado. Sin embargo, los tiempos corren y cambian. Los tiempos son imperdonables si es que no resolvemos problemas del pasado. Los pueblos al final buscan sus liberaciones e independencias a pesar de sus caudillos, a pesar de sus líderes muchas veces inútiles y totalmente oportunistas. En definitiva, los pueblos buscan mejores días en la existencia terrenal, en la construcción de sus historias e identidades.

En nuestra región sudamericana la política gira hacia el conservadurismo. A pesar de la victoria de un izquierdista en Uruguay, que es otro tipo de izquierda y democracia por allá. La región se encalla hacia la derecha, en términos de la política tradicional. Además, pues están envalentonados porque por el norte del mundo sucede lo mismo.

Lo más grave de nuestros derroteros, es que no existe crítica alguna intelectual. Al margen de artículos de prensa marginales y para el café de las clases a medias. Lo que ha sucedido en estos últimos veinte años, necesita con urgencia balances, ejercicios  intelectuales en profundidad, crítica de todos los aspectos políticos e ideológicos que sirvan a la sociedad, a todos los sectores, sean privados o estatales, que sirvan en definitiva a un verdadero encuentro de todos, en función de sacar conclusiones reales de los acontecimientos.

La ausencia de crítica simplemente nos conduce al desorden y caos total, a la bulla callejera, a los griteríos de ignorantes y a las brutales actitudes politiqueras, que sólo encubren los verdaderos problemas de nuestra sociedad. A las viejas costumbres del corporativismo de todos lados, que sólo destruyen lo que es de todos: El Estado. Porque el Estado es de todos, todos somos Estado.

Nuestro Estado todavía colonial, republicano y ajeno a las realidades sociales de la gente común, sigue en construcción. Pero vemos que no es suficiente lo que se ha hecho hasta ahora. Es incompleto, es poco Estado moderno, es nada eficiente, en incompetente, está impregnado por las viejas costumbres y mañas de la politiquería tradicional, que tienen peso a la hora de la verdad. Y no da espacios a los bolivianos que realmente pueden cambiar y aportar en serio al Estado en construcción.

En algunas épocas de nuestra historia, cuando la guerra fría, el concepto de consciencia era demasiado importante. Es decir, los acontecimientos políticos requerían de toma de consciencia real de la situación. Al parecer, hoy, ya no se requiere de considerar una toma de consciencia, sino sólo de pertenecer a grupos organizados y muchas veces delincuenciales, para ejercer actitudes políticas. Eso ha devaluado notablemente la calidad de la política. Por eso la ausencia crítica y básicas maneras de hacer debates acerca de los acontecimientos políticos. Es suficiente gritar, ejercer presión brutal callejera e imponerse por el miedo del oponente.

La ausencia de ideas políticas en la realidad actual, es la constante normal. No hay pasquines como en otros tiempos, no hay documentos políticos de coyuntura, no hay análisis de coyuntura del país. Todavía peor, no hay realmente escritos intelectuales de aportes sobre los complejos de nuestra historia. Esa debacle intelectual y política dice mucho del momento actual. Es la lectura real de lo que sucede.

Las nuevas generaciones tampoco se manifiestan en estas coyunturas. Cierto que su situación económica es terrible. Más ocupados en el mundo de las redes sociales, escapando ideológicamente de la realidad, no tienen presencia ni mucho menos en todo lo que sucede en el país. En todo caso, tienen mucho que decir porque son testigos de todo lo que ha sucedido hasta ahora. Pero quizás les cuesta encontrar los mecanismos de comunicación al país.

Nuevos tiempos pero viejas costumbres que se resisten a morir. En algunos casos porque son costumbres dañinas, que tienen influencia en los comportamientos políticos tradicionales. En otros porque son parte de los comportamientos del pueblo, como los religiosos, que no se desprenden de la cotidianidad también tradicional. No es arriesgado afirmar que nuestra sociedad, en general no es moderna. Es decir, seguimos anclados allá en los siglos XIX y algo del XX. En sentido mental, costumbrista, tradicional.

Los nuevos tiempos son muy exigentes, respecto de la economía, de las ciencias, de las exigencias en las instituciones. Los radicales cambios en las tendencias de la política, de las ciencias y el ritmo de las investigaciones de punta, requieren que los países se pongan en órbita de dichos cambios. Ya no funcionan, no se justifican los discursos tradicionales de izquierda o derecha.

Fundamentalmente requerimos crítica. La urgencia de componentes críticos en la intelectualidad y la política, curarían en mucho la tragedia de ausencia de crítica. Nuestras experiencias, sobre todo nuestros fracasos que son muchos y sangrientos, deberían enseñarnos también mucho. Pero no es así. Seguimos repitiendo errores que cuestan demasiado al país. Sobre todo  a los más pobres, que son las inmensas mayorías del país.                         

Opinión
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La globalización agoniza

La globalización nació como un instrumento de imposición y triunfo del capitalismo sobre el derrumbe del socialismo real. Después de la caída del muro de Berlín en 1989, dicho triunfo de las mentalidades liberales occidentales se plasmaron en las virtudes de la globalización: libre comercio y libre circulación del comercio por el mundo; por supuesto, menos de seres humanos. Ese escenario les favorecía totalmente a los países occidentales, que en los años 90 significaban el 90% de la economía mundial. Hoy esos mismos países ricos sólo representan el 37% de la economía mundial. Por tanto, ya no les conviene la globalización.

Por eso, entre otras cosas complejas, el resurgimiento de los nacionalismos de ultraderecha en occidente. La consigna de Trump es tan simple como eso: primero América. Regresar sus industrias que estaban en China, por los bajos sueldos a nombre del libre comercio, porque China ya no es la misma de hace 30 años, sino una potencia competitiva. Pues China produce los mejores automóviles eléctricos del mundo, con precios accesibles y competitivos que los Estados Unidos ni Europa pueden competir. Por tanto, mejor cerrar fronteras y cobrar aranceles totalmente anti económicos y anti liberales.

A estas alturas occidente ya no puede competir con varios países del mundo, varios de ellos del BRICs, porque se han quedado atrasados en el proceso del capitalismo competitivo. Entonces están acudiendo al expediente nacionalista conservador, para cuidar sus mercados internos de manera imperial y colonial.

Sin embargo, el mundo ha cambiado dramáticamente. No es el mismo de hace treinta años ni en lo político ni en lo económico. Al parecer, las élites de occidente realmente no se han enterado y siguen con sus visiones coloniales e imperiales. Anclados en el pasado de los siglos XVI y XIX, todavía conviviendo con sus señoriales puntos de vista cuando el mundo está cambiando a ritmos veloces.

Una de las exigencias por todo el mundo es la urgente necesidad de transformación de las finanzas mundiales. Hoy totalmente totalitarias y con condicionamientos coloniales, que no permiten competencias limpias y en términos más democráticos. Desde la perspectiva política, el mundo ya empieza a girar hacia multilateralismos donde ningún país y sus satélites, como hasta hoy, se atribuya ser dueño del mundo. 

Las guerras de Vietnam y Afganistán han sido un rotundo fracaso para las potencias imperiales. Sin embargo, ni esas experiencias del fracaso les enseñan a sus diplomáticos algo, para entender los profundos cambios en el mundo. Pero es cierto que el sistema se alimenta económicamente de las guerras. Necesita el sistema de guerras. Es lo más atroz y terriblemente cruel, pues el sacrificio de millones de seres humanos, sólo para satisfacer a cúpulas y élites del primer mundo enriqueciendo al infinito.

Lo que estamos pasando es una compleja transición hacia moldes o modelos todavía desconocidos. Tendremos varios años de incertidumbre mundial. Años de reacomodo mundial, donde todos busquemos un mejor lugar. Sin embargo, las contradicciones y choques de intereses poderosos seguirán siendo las constantes en estos cambios.

Bolivia siendo periferia de la periferia muy poco puede contribuir a estos cambios. Sólo ver donde más nos conviene para nuestra sobrevivencia. Sin estrategias de Estado, sin estrategias de sociedad civil, todavía sin resolver nuestros problemas estructurales, sólo nos queda al menos, si es que hay algo de inteligencia, ver donde podemos ganar más dinero y espacios de decisiones políticas acorde a nuestros intereses.

Bolivia tiene que sacar lecciones de estos cambios mundiales e internos. Pero eso es si es que tenemos equipos altamente capacitados y especializados, para estos análisis estratégicos. Hoy, no tenemos estos equipos especializados, sino grupos de politiqueros ideologizados que ya sabemos no sirven de nada. Sin estos análisis necesarios como insumos para planificaciones de país estratégicos, simplemente seguiremos caminando a ciegas y con discursitos coyunturales totalmente desfasados de los acontecimientos mundiales.

En todos los procesos mundiales, como en la globalización, Bolivia sólo es un país periférico extractivista. Aportamos desde la colonia con materias primas sin que eso nos deje riqueza sostenible. Ni siquiera producimos alimentos nuestros. Seguimos como siempre, con los sueños a cuestas; sin aterrizar en proyectos realmente estratégicos y totalmente bolivianos.

La Globalización fue aprovechada por algunos países, que tienen objetivos estratégicos hacia el mundo. Ese fue el caso de China e India. Nosotros no aprovechamos en nada, sino como sobrevivencia y exportadores sólo de materias primas. Ahora la globalización ya pasa y muere; nosotros sólo somos simples espectadores del palco tercermundista, sin personalidad diplomática y peor sin personalidad económica. La pobreza y miseria siguen campeando nuestras calles, nuestras ciudades.

Los cambios que se producen por el mundo no tocan nuestra puerta, porque no tenemos las condiciones básicas para al menos acompañar a esos cambios. Con sistemas educativos caducos e ineficientes, con politiqueros analfabetos que ni idea tienen de planes estratégicos de país, pues nuestro presente y futuro es nomás oscuro e incierto.

La globalización agoniza y otros escenarios se dibujan en el mundo. Los países con objetivos y planes estratégicos ya corren para acomodarse en esos escenarios. Bolivia sigue nomás en el siglo XIX, en la periferia de la periferia: mental, costumbrista, politiquera y absolutamente mediocre. En fin.

Opinión
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Bolivia Urgente!!!

Es profundamente doloroso ver partir jóvenes de Bolivia. Las filas que vemos todas las mañanas en migraciones, simplemente tienen que doler. Los jóvenes no abandonan este país porque les plazca, sino porque no hay oportunidades de trabajo, de negocios, de creatividades y emprendimientos en sus sueños de dignidad y realización. Seguimos nomás repitiendo errores pasados, con politiqueros anti bolivianos, anti populares, anti indígenas que lo único que consiguen son desorden, bloqueos, caudillismos brutales, que hunden y destruyen toda posibilidad de convivencia al menos a mediano plazo.

En Bolivia siempre está presente el mito de Sísifo. El pueblo debe tragarse el trago amargo de soportar sufrimientos injustos, porque quiénes toman el mando del Estado varias veces son inútiles y totalmente ignorantes, para resolver los problemas de siempre. Además de la lentitud realmente terrible, burocrática, profundamente atrasada, sólo aumenta el sufrimiento del país. Los papeleos al infinito, en manos de ignorantes y ausentes de conocimientos básicos de la norma básica, o corruptos por mandato de grupos corporativos que roban y roban todo lo poco que tiene este país.

Hoy, los jóvenes prefieren irse de este lindo país. Sus sueños no se realizarán en este desorden y bajo el manto de los discursos enfermizos, de los gansteriles politiqueros que prefieren los golpes y puños a las palabras y los debates intelectuales o políticos. Ejemplos gansteriles hacia la juventud y niñez del país, que pues sí: son el presente y futuro del país. Pero por esa irresponsabilidad brutal, que no tienen la mínima idea de lo que es Bolivia.

Hace mucho tiempo que es hora de ordenar, de manejar con inteligencia, con políticas de Estado, con los mejores profesionales de este país que sí los hay; pero no tienen las oportunidades necesarias para estar en funciones de la Patria. Hace demasiado tiempo que es hora de por fin Vivir Bien, desde las raíces de este país, con los aportes necesarios de los aspectos positivos del exterior.

No podemos permitir tanto desorden y desinstitucionalización, que sólo afecta a las nuevas generaciones y a los más pobres que siguen siendo millones de habitantes de Bolivia. Ya no caben las aberraciones de los discursos ideológicos y estúpidos. Culpando a fantasmas externos como desahogo de los errores internos, de la ceguera interna que está destruyendo el país.

En definitiva, necesitamos de consensos entre todos los bolivianos que somos necesarios en estos momentos de crisis, de hambre, de ausencia de institucionalidad, de ausencia de esperanzas en el presente y peor en el futuro de Bolivia. Las nuevas generaciones no pueden ser abandonadas a su suerte y azar. Sin posibilidades de trabajo, abandonados a la precariedad total de un presente sin seguridad social, sin protección en las leyes laborales, ni siquiera sin sueldos mínimos, sino con pagos miserables y totalmente injustos. Pero los discursos son por supuestos tan revolucionarios encubriendo estas nuestras realidades cotidianas: jóvenes abandonados y saliendo del país apostando al azar y la suerte.

No podemos permitir esta sangría de nuestros recursos humanos. No podemos ser cómplices de perder lo más sagrado del país, que es su gente joven y prometedora. Porque la gran mayoría son profesionales y entrenados para trabajar en Bolivia. Que conocen nuestra realidad y quisieran aportar en estas realidades. La ignorancia de los politiqueros por supuesto quisieran que se vayan los jóvenes, así no tienen competencia en dónde están medrando.

Las nuevas generaciones no son culpables de semejantes bloqueos mentales, desorden total y desinstitucionalización de la Nación. Están en escenarios de destrucción y corrupción asumiendo que todo eso es normal. Y pues no es normal. No puede ser normal. Semejantes delitos que no se castigan por lo destruido del sistema judicial, hace que los delitos sean costumbres normales.

El país necesita del sentido común. Ese sentido común que es orden, mínima normativa de asegurar algo de certidumbre a todo un país. Ese sentido común que los politiqueros no entienden, por su ignorancia y por sus maneras de ser correa de intereses que nada tienen que ver con el país y sus necesidades. Lo peligroso de no tener sentido común es que hacemos normal del desastre, de la corrupción y la total desinstitucionalización del país.

Bolivia no puede seguir con la enfermedad y costumbre de tener en sus espaldas al mito de Sísifo. Pero necesitamos construir otra vez los tejidos sociales, sobre todo en las ciudades. Cambiar en todos los frentes posibles, desde la política que es el espacio de todos los desastres del país. Donde no hay, con excepciones muy puntuales, pensadores políticos de altura e intelectualmente preparados para los destinos del país. Bolivia no  puede estar condenada por siempre al desastre, como costumbre normal.

Son demasiados siglos de sufrimiento, de incertidumbre y de normalizar el desastre y la corrupción. Las nuevas generaciones no pueden seguir con esas terribles e injustas costumbres de la politiquería callejera, ideologizada en términos de brutalidad y bloqueos también brutales como injustos. Bolivia necesita con urgencia salir del desastre, de la historia del desastre y la incertidumbre. Es urgente.

Opinión
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De los misiles de Cuba a los misiles de Ucrania

En 1962 utilizaron a Cuba para poner en peligro al mundo, con la locura atómica. Que es la máxima expresión de la ciencia y la tecnología de occidente: muerte y tragedia. Después desecharon a Cuba y negociaron sus intereses para imponer una paz entre ellos; sin embargo, las guerras continuaron utilizando a otros países y escenarios por todo el mundo. De esos acontecimientos muy poco se ha aprendido, porque lo que sucede en estos días es todavía más grave, pues realmente estamos en la punta del abismo de la locura atómica.

 Como vemos, la historia en occidente de nada sirve. Sólo es una exquisitez de algunos pensadores, para llenar las enciclopedias de las bibliotecas de turismo. Quizás para estudios especializados; pero realmente para nada más. Las guerras y las venganzas, por los motivos que sean son las constantes desde hace siglos, desde que conocemos como historia contemporánea o moderna.

Hace días el presidente de Estados Unidos ordenó al presidente de Ucrania, utilizar sus misiles para atacar Rusia. Irresponsabilidad total a nombre de todo el mundo, sin que les interese ni mucho menos la vida del planeta. En todo caso es el comportamiento habitual desde el norte, que se sienten los que deciden aun estén totalmente equivocados. Al parecer no son conscientes de los actos que tienen, y juegan como en este caso con el presente y futuro de todo el mundo. Así es la modernidad, desde el siglo XVI.

Las Naciones Unidas demuestran otra vez que no sirven realmente para nada. Es una cueva de discursos lindos, llamativos y totalmente inútiles. De hecho los gobiernos más armados del mundo, como los Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Rusia y China son los que mandan en esa inútil institución. En estos acontecimientos mundiales muy poco pueden hacer ante el poder impune de las armas, de la destrucción cavernaria y la desinstitucionalización mundial.

La política cavernaria de occidente no cambia desde hace siglos hasta la modernidad. La postmodernidad es la continuidad brutal y sin reglas, porque han destruido absolutamente toda posibilidad civilizada de consensos. Palestina es la prueba contundente de este tipo de política. Considerar aspectos positivos sólo nos lleva al consuelo tonto, pues los resultados en el mundo son simplemente sangrientos e injustos, que dura demasiado tiempo.

Los negocios turbios de los fabricantes de armas, inventan enemigos por medio de sus medios de inteligencia como políticas de Estado, para seguir con ese negocio de la guerra que es lo más lucrativo. Qué puede interesarles los 15 mil niños asesinados en Palestina, qué les puede interesar de los miles y miles de muertos en los campos de batalla, en Ucrania y Rusia. Absolutamente nada. Las NNUU son los escenarios ideales para estos mercaderes de la muerte, a nombre de la democracia y sus “altos valores humanos”.

Pues qué autoridad moral pueden tener estos mercaderes de la muerte, para referirse al mundo. Ninguna. En estos meses los discursos de Biden, presidente de Estados Unidos, daban náuseas refiriéndose a la democracia abstracta,  mientras asesinaba niños en Palestina mediante su judío Netanyahu. Ese el grado de democracia que tienen desde occidente, sin ninguna legitimidad moral y ética. Sin ninguna autoridad hacia el mundo desde sus ejemplos de política real, llena de sangre, hipocresía, indecencia total, impunidad y descaro en sus instituciones mundiales.

No existe ética alguna en las élites de occidente. Son nomás lo más degradante que haya existido, como gobernantes. Ni siquiera los gobernantes del imperio romano se asemejan a estos sanguinarios. Ni siquiera Atila o Gengis Kan se comparan, y son mucho más civilizados que estos “cultos y civilizados” gringos.

En estos momentos de la coyuntura mundial, estos indecentes que conducen los hilos del poder mundial, llevan a sus pueblos al matadero sinsentido de las guerras mundiales. Como siempre ellos comandarán desde sus cómodos escritorios, cuando sus pueblos se masacran entre sí, ni siquiera conociendo las razones verdaderas de ese derramamiento de sangre. Eso nos enseña la historia pero estos indecentes no aprenden de ella.

Ojalá que los pueblos del mundo no caigan en estos juegos del odio, del rencor, de la venganza por temas que absolutamente se pueden resolver en la diplomacia. Porque sería darles la razón a los mercaderes de la muerte, que sólo provocan muerte por razones de negocios turbios y mugrientos.

Como vemos estos civilizados y cultos gringos, no aprenden en nada de su propia historia. No les interesa sino seguir sacrificando a sus pueblos, y al mundo, en una lógica cavernaria que deviene de siglos, quizás de milenios de actitudes políticas trogloditas, sin un ápice de humanidad y humanismo básico. Con adelantos científicos y técnicos sin precedentes; pero para la muerte y el odio. Para la venganza y el ojo por ojo.

La crisis de los misiles de Cuba, allá en 1962, está quedando corto ante lo que sucede ahora. La crisis de los misiles de Ucrania, tiene aterradoras circunstancias. Las ciencias del terror, es decir de la guerra, han progresado tanto en su odio que si estalla una guerra nuclear desaparecería toda forma de vida en la tierra. No es ciencia ficción. Es una posibilidad real. Pues, cuál la diferencia entre los cavernarios de palos y piedras de hace miles de años y los actuales gobernantes en occidente? Ninguna diferencia. Son los mismos políticamente: cavernarios. En eso no han progresado nada.

Opinión
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En Bolivia la justicia tarda y nunca llega

 Uno de los diagnósticos más importantes de la realidad de un país, en todo el mundo, es la situación de su sistema judicial. En el caso de Bolivia, desde siempre, el sistema judicial simplemente es un asco. Ni gobiernos de derecha, ni de izquierda han logrado al menos algún grado de funcionalidad. Todo sigue siendo un asco. Porque si el ciudadano común no tiene dinero, está condenado a sufrir todo lo terrorífico del sistema criminal de la justicia.

La policía es parte de esta injusticia. Los operadores sólo quieren dinero para que los procesos avancen. Desde el más pinche portero de la policía, hasta los grados superiores se mueven si es que las víctimas tienen dinero para los bolsillos de los burócratas de la policía. Para los abogansters, pues tenemos que tener mucho dinero si es que queremos algo de justicia.

Todo este diagnóstico no ha cambiado desde el siglo XIX. Todos los gobiernos se han favorecido de esta manera brutal de funcionamiento del sistema de injusticia boliviano. Nadie, absolutamente nadie ha hecho algo para resolver estas costumbres bolivianas, de terror, del sistema de injusticia en Bolivia. Cierto que hay abogados que hacen la excepción; sin embargo, no sirven de nada en este laberinto cruel y corrupto del sistema judicial.

Las buenas intenciones no sirven de nada, cuando los resultados siguen siendo catastróficos. Si bien hubieron buenas intenciones, pues por los resultados no se hicieron nada bien. Porque la ausencia de institucionalidad es la deriva del llamado sistema judicial, que sólo golpea a todo un país en su dignidad, en su ausencia de justicia.

Cierto que nadie vendrá a Bolivia a invertir, porque no existe ninguna normativa legal que proteja las inversiones. Es un aprendizaje mundial; pero en Bolivia algunos torpes mentales creen que somos una isla en el mundo. Sin esas condiciones mínimas legales, seguiremos nomás hasta las calendas griegas esperando milagros económicos, que no llegarán porque no tenemos justicia en Bolivia.

Hace siglos que es hora de resolver este tremendo desfase institucional. Porque sólo favorece a pillos politiqueros, caudillos letrados e iletrados, maleantes de corbata y abarcas, que gozan de la desinstitucionalización para hacer negocios turbios. Y millones de ciudadanos de a pie, tienen que sufrir la ausencia total de justicia, la ausencia de un básico sistema que al menos proceda a restaurar en algo las injusticias de toda escala en Bolivia.

La prostitución de la justicia ya ha llegado a niveles realmente increíbles. El cinismo de esta época en crisis, acompaña a esta desventura pues la vergüenza o al menos ciertos síntomas de consciencia no existen en los operadores de justicia. No sería exagerado afirmar que esta época es la peor de todas. Ni siquiera la democracia ha podido hacer algo al respecto.

En algunas semanas, si es que todavía hay decencia mínima, habría elecciones judiciales en Bolivia. Por supuesto que no son ninguna garantía para una nueva etapa judicial, eso nos dice la experiencia de estos años. Los elegidos han sido los peores profesionales del derecho: politiqueros y llunkus de cualquier dirigente barrial o colectivo. Pues, vemos como los resultados son absolutamente desastrosos.

La explosiva mezcla de indecencia, cinismo, politiquería, bajo nivel profesional, corrupción y enfermedades mentales caudillistas, están destruyendo nuestros tejidos sociales. Los jóvenes y nuevas generaciones están presenciando toda esta calamidad e indecencia, como factores totalmente graves, que serán copiadas al pie de la letra si es que no ponemos un alto radical a esta degeneración judicial.

Quizás poner un alto signifique colgar abogansters en las plazas de nuestras ciudades. Porque las palabras y las reflexiones ya no tienen significado alguno para los cavernarios de la justicia, para los mercenarios de los palacios de la injusticia de nuestras ciudades. Quizás sólo el ver colgados y ajusticiados a los abogansters haya algo de reflexión y crítica. Y por fin tengamos la oportunidad de empezar con un sistema realmente de justicia.

En Bolivia la justicia tarda; pero nunca llega. Miles de familias afectadas por las dictaduras militares, siguen esperando justicia que nunca llegará. Miles ya han muerto con las esperanzas perdidas. En un país acostumbrado a sacrificar a los más pobres y marginados, para luego olvidarlos y despreciarlos en los discursos politiqueros diciendo que son importantes. En Bolivia la justicia depende del bolsillo. Depende si es que hay suerte en esos pasillos terroríficos de la injusticia.

En Bolivia la justicia tarda y nunca llega. En el país de la impunidad por excelencia, son los más pendejos y adinerados los dueños de la justicia. Todo a costa de la sangre y el sufrimiento cotidiano de millones de bolivianos, que no encuentran algo de justicia en el peregrinaje humillante y sangrante buscando justicia. Millones de bolivianos rendidos ante delincuentes de cuello blanco, o delincuentes brutales de las calles nocturnas.

Millones de bolivianos  no podemos depender de unos delincuentes con cartón universitario. Delincuentes abogansters que se sirven de las costumbres de la impunidad, destruyendo lo más sagrado de la Patria: sus recursos humanos. Todo tiene un alto. Si este alto requiere sacrificar delincuentes, ya es hora de ese momento.

Opinión
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