Opinión
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Max Raúl Murillo Mendoza
06/12/2024 - 15:27

Nuevos tiempos y viejas costumbres

En nuestra región sudamericana la política gira hacia el conservadurismo.

Existen temas estructurales en nuestra historia: colonialidad, colonialismo, dependencia, Estado republicano y ausencia de políticas de Estado. Sin embargo, los tiempos corren y cambian. Los tiempos son imperdonables si es que no resolvemos problemas del pasado. Los pueblos al final buscan sus liberaciones e independencias a pesar de sus caudillos, a pesar de sus líderes muchas veces inútiles y totalmente oportunistas. En definitiva, los pueblos buscan mejores días en la existencia terrenal, en la construcción de sus historias e identidades.

En nuestra región sudamericana la política gira hacia el conservadurismo. A pesar de la victoria de un izquierdista en Uruguay, que es otro tipo de izquierda y democracia por allá. La región se encalla hacia la derecha, en términos de la política tradicional. Además, pues están envalentonados porque por el norte del mundo sucede lo mismo.

Lo más grave de nuestros derroteros, es que no existe crítica alguna intelectual. Al margen de artículos de prensa marginales y para el café de las clases a medias. Lo que ha sucedido en estos últimos veinte años, necesita con urgencia balances, ejercicios  intelectuales en profundidad, crítica de todos los aspectos políticos e ideológicos que sirvan a la sociedad, a todos los sectores, sean privados o estatales, que sirvan en definitiva a un verdadero encuentro de todos, en función de sacar conclusiones reales de los acontecimientos.

La ausencia de crítica simplemente nos conduce al desorden y caos total, a la bulla callejera, a los griteríos de ignorantes y a las brutales actitudes politiqueras, que sólo encubren los verdaderos problemas de nuestra sociedad. A las viejas costumbres del corporativismo de todos lados, que sólo destruyen lo que es de todos: El Estado. Porque el Estado es de todos, todos somos Estado.

Nuestro Estado todavía colonial, republicano y ajeno a las realidades sociales de la gente común, sigue en construcción. Pero vemos que no es suficiente lo que se ha hecho hasta ahora. Es incompleto, es poco Estado moderno, es nada eficiente, en incompetente, está impregnado por las viejas costumbres y mañas de la politiquería tradicional, que tienen peso a la hora de la verdad. Y no da espacios a los bolivianos que realmente pueden cambiar y aportar en serio al Estado en construcción.

En algunas épocas de nuestra historia, cuando la guerra fría, el concepto de consciencia era demasiado importante. Es decir, los acontecimientos políticos requerían de toma de consciencia real de la situación. Al parecer, hoy, ya no se requiere de considerar una toma de consciencia, sino sólo de pertenecer a grupos organizados y muchas veces delincuenciales, para ejercer actitudes políticas. Eso ha devaluado notablemente la calidad de la política. Por eso la ausencia crítica y básicas maneras de hacer debates acerca de los acontecimientos políticos. Es suficiente gritar, ejercer presión brutal callejera e imponerse por el miedo del oponente.

La ausencia de ideas políticas en la realidad actual, es la constante normal. No hay pasquines como en otros tiempos, no hay documentos políticos de coyuntura, no hay análisis de coyuntura del país. Todavía peor, no hay realmente escritos intelectuales de aportes sobre los complejos de nuestra historia. Esa debacle intelectual y política dice mucho del momento actual. Es la lectura real de lo que sucede.

Las nuevas generaciones tampoco se manifiestan en estas coyunturas. Cierto que su situación económica es terrible. Más ocupados en el mundo de las redes sociales, escapando ideológicamente de la realidad, no tienen presencia ni mucho menos en todo lo que sucede en el país. En todo caso, tienen mucho que decir porque son testigos de todo lo que ha sucedido hasta ahora. Pero quizás les cuesta encontrar los mecanismos de comunicación al país.

Nuevos tiempos pero viejas costumbres que se resisten a morir. En algunos casos porque son costumbres dañinas, que tienen influencia en los comportamientos políticos tradicionales. En otros porque son parte de los comportamientos del pueblo, como los religiosos, que no se desprenden de la cotidianidad también tradicional. No es arriesgado afirmar que nuestra sociedad, en general no es moderna. Es decir, seguimos anclados allá en los siglos XIX y algo del XX. En sentido mental, costumbrista, tradicional.

Los nuevos tiempos son muy exigentes, respecto de la economía, de las ciencias, de las exigencias en las instituciones. Los radicales cambios en las tendencias de la política, de las ciencias y el ritmo de las investigaciones de punta, requieren que los países se pongan en órbita de dichos cambios. Ya no funcionan, no se justifican los discursos tradicionales de izquierda o derecha.

Fundamentalmente requerimos crítica. La urgencia de componentes críticos en la intelectualidad y la política, curarían en mucho la tragedia de ausencia de crítica. Nuestras experiencias, sobre todo nuestros fracasos que son muchos y sangrientos, deberían enseñarnos también mucho. Pero no es así. Seguimos repitiendo errores que cuestan demasiado al país. Sobre todo  a los más pobres, que son las inmensas mayorías del país.                         

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