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Dólares y combustibles en Bolivia: Un recuento de los hechos

Bolivia se ha convertido en un país altamente consumidor de combustibles líquidos extranjeros. En 2005 la importación de gasolina no llegaba a 40.000 dólares y con el diésel gastaba menos de 190 millones de dólares, importándolos. La escalada de compras inició en 2008, llegando el diésel a superar los 700 millones en 2011; rebasó los 1.000 millones en 2021 y 2.000 millones en 2022; por su parte, la gasolina superó los 100 millones de dólares en 2010 y 1.000 millones en 2023. Desde 2006 a marzo del 2024, Bolivia gastó cerca de 20.000 millones de dólares importando combustibles líquidos, a saber: 14.500 millones en diésel y casi 5.400 millones en gasolina. 

La vertiginosa importación se debió a la mayor actividad productiva, comercial y de servicios; el incremento de la clase media y las facilidades de acceso al crédito para la compra de vehículos; la subida del poder adquisitivo de la gente; el fortalecimiento del Boliviano frente al dólar, derivado del tipo de cambio fijo desde 2011; el incremento de los autos “chutos”; la disminución de la producción de combustibles en el país; la subida del precio internacional del petróleo y la alta subvención que provoca la salida del diésel y la gasolina a países vecinos. 

El sector del transporte es el principal consumidor de combustibles, superando de lejos a la minería, agropecuaria, construcción, industria, hidrocarburos y servicios. 

Durante el auge no hubo problema para importar combustibles gracias al superávit de la balanza comercial hidrocarburífera, p. ej., de más de 5.000 millones de dólares en el año 2013 y 2014; los dólares provenían de la exportación de gas, urea y GLP, lo que superaba holgadamente la importación de combustibles líquidos. 

Pero, cuando la exportación de hidrocarburos empezó a caer y la importación de combustibles fue subiendo, cambió la situación; desde 2022 el saldo comercial es deficitario, haciendo mermar las Reservas Internacionales Netas (RIN) del Banco Central de Bolivia (BCB), complicando su normal provisión al mercado interno. 

La falta de inversión en exploración provocó la caída de la producción de combustibles líquidos, situación que devino del paulatino agotamiento de los campos en los cuales las empresas petroleras transnacionales dejaron de invertir, luego del cambio de las reglas de juego derivadas de la “nacionalización de los hidrocarburos” en 2006. 

Producto de ello, Bolivia pasó a convertirse en importador nato de combustibles, como recientemente confirmó el Presidente del Estado, indicando que el 85% del diésel y el 56% de la gasolina que consumimos, es importado, para suplir la falta de producción nacional. 

El problema es su financiamiento y, en lo estructural, cómo hacer que las petroleras vuelvan a invertir en el país, para lo que se precisa una nueva Ley de Hidrocarburos, como desde hace tres años viene proclamando el actual Ministro de Hidrocarburos y Energías, Franklin Molina; finalmente, un golpe de timón en las políticas públicas, que probablemente lleve a una revisión de la política de subvención. 

YPFB, que tiene el monopolio de la comercialización de combustibles en el país, sufre el pesado lastre de tener que gastar casi 3.000 millones de dólares/año por su importación, y quien debe proporcionarle los dólares al tipo de cambio oficial es el BCB, pero, debido a los sucesivos déficits comerciales en el sector de bienes tangibles y el déficit crónico en el de servicios; el pago del servicio de la deuda externa; el contrabando, que ha adquirido dimensiones colosales; el financiamiento a las empresas estatales, entre otros, ha hecho que las reservas del BCB bajen hasta poco más del 10% de su nivel del 2014, siendo una pequeña parte de ellas, divisas líquidas. 

Los dólares del BCB que conforman sus RIN provienen de las exportaciones de las empresas públicas (hidrocarburos, minería, alimentos y energía eléctrica); préstamos internacionales; compra de oro nacional y bonos en dólares, que son insuficientes para financiar las propias necesidades de divisas del sector público. 

La solución estructural demandará tiempo, mientras que garantizar la provisión de combustibles importados, a corto plazo, pasa por tener el BCB los dólares suficientes; controlar el contrabando; dar todas las facilidades para que los privados importen combustibles directamente sin pagar impuestos, ni siquiera el IVA; permitir su venta interna; idealmente, que el gobierno subvencione para bajar el costo de importación; y, que el sector privado produzca su propio biodiésel sin restricciones. 

La mayor disponibilidad de dólares en el sector público pasa por la aprobación de créditos externos en la Asamblea Legislativa; negociar swaps o préstamos en monedas nacionales para el comercio bilateral y, gestionar un apoyo a la balanza de pagos; en el sector privado, seguridad jurídica; libre exportación; acceso a la biotecnología; un Fondo de Promoción de Exportaciones; seguridad jurídica e incentivos a la inversión; y, un gran Pacto Social Productivo que refrende todo esto.

Buscando la verdad
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Palestina o el ocaso de Occidente

Desde hace muchos años se escribe por todo el mundo sobre el ocaso de occidente. Al parecer por fin llegó ese momento. Ha tenido que ser con sangre y genocidio del pueblo palestino, que occidente se hunda en su propia podredumbre moral, podredumbre humana que al haber destruido el mundo desde siempre, hoy vean su espejo propio: hipocresía y real politik con sangre y colonialismo frente a otras culturas y maneras de ver el mundo.

El genocidio de Palestina es el ejemplo brutal más importante de la historia moderna, que nos muestra de manera sencilla y didáctica lo que en realidad fue la historia moderna, es decir la historia del capitalismo, es decir la historia del colonialismo. Ese colonialismo que requirió clases altas y oligarquías en el sur del mundo, totalmente esclavas y sumisas al capitalismo. Clases altas sin patria ni Nación, totalmente analfabetas de las realidades de los países colonizados pero explotadoras en función de esos interesantes del capitalismo central.

El genocidio de Palestina demuestra con total claridad a la política de occidente. Con bellas palabras democráticas de solidaridad con el mundo; pero crueles y totalitarios respecto de sus brutales intereses. No les interesa la vida, pueden asesinar impunemente niños y ancianos como en Palestina. Porque lo geopolítico y económico son para ellos lo más importante. Para ellos somos sólo víctimas colaterales: migrantes, racismo, castigos económicos a países enteros. Las NNUU son un instrumento en esos intereses, como siempre demostraron en estos tantos años de esa institución totalmente inútil para los pueblos colonizados.

Sin embargo, caminar a otro mundo más justo es todavía lejano. El capitalismo es muy fuerte, y muchos de los líderes del sur del mundo simplemente son payasos del sistema, o ignorantes de estos tremendos problemas. No tenemos todavía alternativas al sistema vigente. El Vivir Bien podría ser una alternativa; pero nuestros dirigentes no piensan al respecto, sometidos a la mentalidad actual y al sistema.

Necesitamos pensar con sentido propio. Necesitamos deshacernos de toda la modernidad que ofreció mucho y no hizo nada por la vida. De eso tenemos ejemplos demasiados en Bolivia: la llamada oposición política, que pensar es exigirles mucho. También en filas de la izquierda, pues siguen en esquemas tradicionales e incluso cavernarios respecto de lo que está hoy sucediendo en el mundo.

La sangre de los palestinos ojalá sea por fin un cambio de época. Un cambio que tardará mucho en hacerse realidad. La toma de consciencia de los pueblos tarda en materializarse en hechos políticos. Pero que la sangre de los palestinos sea el inicio de un cambio real y paradigmático, porque la destrucción del mundo es cotidiana y fundamentalmente injusta. El sistema capitalista sólo multiplica la explotación, la expoliación, la destrucción del mundo y la  hipocresía de la política real.

Necesitamos ser nosotros mismos y no pantomima del sistema. Eso es por cierto pensar desde nuestras propias realidades, desde nuestras propias visiones del mundo. Hasta hoy sólo copiamos al sistema, sólo remedamos a sus ciencias. No hemos hecho el salto que tenemos que hacer: pensar con sentido propio.

Ojalá las nuevas generaciones curen por fin las enfermedades de la modernidad: mediocridad, hipocresía, flojera en el pensar y estudiar, no hacer heterodoxia con el conocimiento sino sólo ortodoxia por la flojera en el pensar. Las mentes son esclavas de la era moderna colonial. Las nuevas generaciones tienen que hacer la revolución en  liberar a las mentes de la esclavitud del sistema, para pensar con sentido propio. Eso es mucho trabajo serio por nuestras propias ciencias.

La sangre de los palestinos ojalá sirva por fin para un cambio real del mundo colonizado por el capitalismo sangriento e hipócrita. Ese capitalismo que bombardea pueblos enteros todos los días, y después reza a Jesucristo por los muertos que ellos producen. La sangre de los palestinos que no sea en vano.

La sangre de los palestinos tiene que servir en el tiempo, para un antes y un después en la historia del mundo, sobre todo en nuestra historia. Historia plagada de esclavos de occidente, que sólo ven con ese ojo colonial o republicano, que además fracasaron estrepitosamente en la conducción de nuestra patria. Y vemos en estos días su fracaso en todo el sentido de la palabra por todo el mundo.

El ocaso de ese occidente cavernario es evidente en Palestina. Ese occidente que dizque es civilizado, educado, tecnologizado, cristiano, ético y moral. Pero que su mentalidad sigue siendo el cavernario y troglodita: bombas atómicas, física cuántica sólo para construir armas de destrucción masiva. Porque reemplazaron sus piedras y palos por bombas atómicas y robots de inteligencia artificial para destruir al prójimo, si es entiende qué significa prójimo.

El genocidio de Palestina debe dar lugar a un nuevo tiempo. A una nueva Pacha. Hacia un caminar a un mundo mejor y menos contaminado por occidente. Que el genocidio de Palestina sea el inicio de un nuevo despertar, cultural, civilizado, democrático por fin. Que la sangre de los niños y mujeres de Palestina sea realmente una toma de consciencia humana.

Opinión
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¡Crecer 50 veces en volumen y 100 veces en valor, no es poca cosa!

“¡Quién iba a pensar que, en tan poco tiempo, la exportación de carne bovina y derivados llegara a ocupar el segundo lugar a nivel de las Exportaciones No Tradicionales (ENT) de Bolivia!”, dice con asombro la Gerente de Promoción del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), Lic. Mónica Jáuregui Antelo, en su Editorial de la revista titulada “Bolivian Natural Beef conquista mercados en el mundo” (“Comercio Exterior” No. 319, IBCE, mayo de 2024). Y, no es para menos, siendo que la exportación cárnica ha tenido un vertiginoso crecimiento. 

Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), entre 2005 y 2023, la exportación de carne bovina y derivados creció 5.000% en volumen y 10.000% en valor, pasando de 1.000 a poco más de 50.000 toneladas y de 2 millones a 200 millones de dólares, el pasado año, convirtiéndose en el segundo rubro más importante de las ventas no tradicionales de Bolivia. ¡Crecer 50 veces en volumen y 100 veces en valor, no es poca cosa! Lo mejor es que, esto, apenas empieza. 

Algo importante que señala la ejecutiva del IBCE es que, semejante logro se dio gracias a un trabajo público-privado, sin descuidar el abastecimiento del mercado interno, llegando a posicionarse solo por debajo de la “reina de las exportaciones” -la soya y derivados- superando a los principales exponentes de las ENT del país, como son el girasol y derivados, castaña, maderas, azúcar, quinua, bananas, alcohol, leche, chía y confecciones textiles. 

Las exportaciones de carne bovina deshuesada -fresca, refrigerada o congelada- más los despojos comestibles y derivados -como hamburguesas, conservas, harina, polvo y pellets- sumaron 200 millones de dólares y casi 51.000 toneladas, superando el pasado año todos los hitos precedentes, récord que pudo ser mayor, de no mediar la limitante de los cupos de exportación que determina el gobierno, en su preocupación de garantizar el abastecimiento interno. 

Bajo el sello de “Bolivian Natural Beef”, concebido por los dirigentes del sector como rasgo distintivo que identifique a la carne boliviana, la misma pasó a ser muy apetecida en diversas partes del mundo. A no dudarlo, la exitosa incursión de la carne nacional en el exigente mercado internacional no hubiera sido posible de no mediar un destacable trabajo sinérgico gobierno-privados, para lograr la certificación “libre de aftosa” del país, primero, y, para abrir mercados, después. 

China y Hong Kong -principalmente- así como Ecuador, Perú, Vietnam, Congo, Malasia, Ghana, Rusia, Costa de Marfil, Gabón, Paraguay, Angola, Guinea, Brasil y Liberia, han saboreado y comprobado ya, la deliciosa carne boliviana. 

En momentos en que urge captar dólares para lograr las divisas que precisa el país para importar bienes de capital, insumos, equipos de transporte y otros, el éxito productivo y exportador del rubro cárnico debería entusiasmarnos a todos los bolivianos, porque este logro no solo beneficia al sector ganadero y exportador, o solamente a Santa Cruz y Beni -Departamentos productores de ganado bovino por excelencia- sino, a toda Bolivia, porque la inversión privada realizada, que genera un enorme movimiento económico, empleos y divisas, se ha dado pensando en el país, de ahí que sus resultados benefician a todos. 

Para muchos, era una quimera pensar en posicionar en semejante sitial al sector, considerando el enclaustramiento geográfico del país, las dificultades de transporte y logística, y la desconexión entre los actores de tan importante cadena productiva, pero, pudo más la visión de meritorios dirigentes, empresarios nacionales y extranjeros, y la institucionalidad, para avanzar resueltamente en los ámbitos de sanidad, genética, pasturas, confinamiento, desarrollo de recursos humanos, cadenas de frío, etc., para poder trascender la tradicional exportación a la región sudamericana, y llegar a mercados tan distantes como los del Asia y África. 

No resulta una “utopía” decir que, de darse las condiciones al sector, Bolivia podría exportar 600 millones de dólares a corto plazo. Quien dude que ello es posible, deberá saber que Paraguay, un país apenas más grande que Santa Cruz, el año pasado vendió carne al mundo por más de 1.500 millones de dólares. 

Nuestra gratitud y reconocimiento a los productores ganaderos; a CONGABOL, FEGASACRUZ y FEGABENI; al SENASAG, Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras, y Ministerio de Relaciones Exteriores; a la Embajada de China y a su Consulado General en Santa Cruz; a los frigoríficos certificados internacionalmente (BFC, FRIDOSA, FRIGOR) y a toda institución y empresa de esta virtuosa cadena productiva por contribuir, con su trabajo de excelencia, a forjar una mejor Bolivia. 

La revista “Bolivian Natural Beef conquista mercados en el mundo” publicada por el IBCE con el apoyo de CONGABOL, contiene valiosa información sobre la producción y exportación nacional del rubro, el mercado mundial de la carne, avances tecnológicos, etc. y se puede descargar gratis desde https://ibce.org.bo/ibcemail/index.php?id=3242

Buscando la verdad
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Estado Plurinacional y despiste de las clases medias: Caso Richter

Las clases medias (clases a medias) bolivianas, desde siempre se favorecieron del Estado y fueron desde siempre las más privilegiadas en la burocracia de todos los tiempos. Su particular posición de clase, les hizo virar oportunistamente a cualquier gobierno. Su conocimiento de las mañas de la burocracia les da ventajas que otras clases sociales no tienen. En cierto sentido, se especializaron para ser burócratas y en el Proceso de Cambio no cambian, es decir mantienen esa su tradicionalidad desde el siglo XIX.

Dichas habilidades burocráticas, no quieren decir cambios ni revoluciones de las instituciones. Todo lo contrario. Son clases medias conservadoras, hasta hoy no han sido capaces de cambiar ni siquiera sus propios lugares de trabajo. Pasividad y tradicionalidad que por supuesto no conjuga con el Proceso de Cambio. Porque discursos, que sí manejan bien como el ex vocero Richter, no quiere decir cambios. Se saben de memoria la constitución política del Estado; pero para no cambiar ni mover nada de lo tradicional.

Como en cualquier clase social, hay personas buenas y ejemplares. No es un tema de ataque ni mucho menos a las circunstancias de estas clases, sino que como clase no acaban realmente de encontrar su lugar, en enormes movimientos tectónicos como el Proceso de Cambio: obra de los sectores más pobres y populares de la Bolivia profunda. Las clases medias son en realidad freno a estos avances.

Como digo, tener profesionales o gente extremadamente buena y ejemplar no quiere decir cambios ni mucho menos. Tener información de punta y posibilidades institucionales, no precisamente significan aportes al país profundo.

En este caso, de este pequeño análisis, me refiero a un ejemplo didáctico y totalmente tan claro como el agua: Lic. Jorge Richter. Un analista y politólogo que entra en los esquemas profesionales, de buena educación; pero con esas enormes paradojas de desconocimiento de la Bolivia profunda. Incluso de la historia de la Bolivia profunda. Sólo buscando protagonismo político, como tradicionalmente hacen varios de estos personajes.

Como burócratas tuvieron la oportunidad de cambiar las estructuras del Estado. Sin embargo, no tienen las mínimas condiciones ni ganas de cambiar nada. Sino seguir sirviéndose de las formas tradicionales de poder. 

Richter ni siquiera sabía de lo que realmente es el proceso de cambio. Manejaba fechas y consideraciones generales; sin saber de los acontecimientos profundos, de sus significados y sus mensajes desde aquellos elementos, totalmente contradictorios respecto a la tradicionalidad de la política de clases medias. En definitiva su ubicación histórica respondía más bien a la suma de la tradicionalidad política, como la suma de acontecimientos de los libros tradicionales de historia.

Cierto que no es fácil las tareas de burócrata, a no ser que uno sea cínico y totalmente ignorante en los temas de gestión estatal. En este caso, intentó hacer de tripas corazón y malabares en el lenguaje para resaltar llamados de atención en los problemas actuales. Problemas que no son fáciles desde lo político, y menos desde la gestión estatal. 

En sentido estricto, hacer la diferencia y ser eficiente como eficaz son tareas de enormes facultades burocráticas,  y en las condiciones de la tradicionalidad lo más fácil de la corriente es que no cambien las cosas, precisamente para no complicarse la existencia con nadie. Para no complicarse la existencia con la tradicionalidad. En esa secuencia, pues el licenciado Richter era nomás un buen burócrata; pero sin cambiar ni aportar en nada a los cambios que se requieren en el Estado Plurinacional.

Lamentablemente las corrientes subterráneas de la tradicionalidad, aquellas que se arrastran desde la colonia, siguen siendo las más fuertes a pesar de los intentos; a pesar de los discursos. En esas corrientes de la tradicionalidad, las clases medias son las dueñas de esas patentes tradicionales, secretos de funcionamiento, de complicidad con la tradicionalidad, de códigos de clase en la tradicionalidad.

Sí, en efecto. Las clases medias, si no hacen un haraquiri de clase con el país, pues seguirán siendo un freno consciente e inconsciente a todos los procesos de cambios de este país. Sabemos muy bien de sus enormes potencialidades en todos los campos posibles; que no están siendo explotados ni siquiera desde la perspectiva nacionalista. Que ya sería un avance copernicano para las clases medias.

En términos de Régis Debray, necesitamos un proceso de cambio en el proceso de cambio con urgencia. Pero tenemos a las clases medias, como en el 52, de freno y dubitaciones terribles en los avances. En aquella revolución fueron parte importante del boicot desde adentro mismo de las estructuras del Estado, con las excusas “técnicas” de siempre. Con las excusas de clase de siempre. Hoy muy a pesar de sus discursos grandilocuentes, como las de Richter, sus actos y hechos estatales son nomás un freno a los avances populares.

En definitiva todos nos necesitamos. Sueño de siglos de muchos patriotas, indios y k´aras. Aún no hemos encontrado la vertiente de esos encuentros, sino como disimulo político. Eso es buscar la verdadera alquimia boliviana, para por fin hacer un país realmente justo y donde nadie sea ciudadano de segunda o tercera. Donde tengamos realmente una democracia a lo nuestro, de raíces bolivianas.

Opinión
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Co-gobernando con Fobos

En la mitología griega, Fobos hijo de Ares y Afrodita (Phóbos es el étimo de fobia:miedo) era la personificación del temor y el pánico. Fobos y su gemelo Deimos acompañaban al dios de la guerra en cada batalla. La figura de Fobos aparecía antes de la batalla, en el miedo y pánico de los hombres antes de luchar, algunos aterrados huían de la batalla o fingían su muerte para después escapar.

El origen de la paranoia obedece a un miedo intenso e irracional que dinamita el proceso de toma de desiciones. La paranoia política es una categoría útil para comprender algunas manifestaciones contemporáneas de las patologías del poder. El paranoico pierde su conexión con la realidad y su capacidad de construir autocrítica, lo nuevo es potencialmente riesgoso y peligroso porque amenaza su inmutable dogmatismo, para él, el conflicto nunca está dentro sino fuera.

Tras abordar esta estrecha relación entre paranoia y teoría política conspirativa, el psicoanálisis de Freud y Lacan definen al sujeto paranoico, como un sujeto megalómano, hiper-racional que pretende controlarlo todo. Una vez en movimiento, la paranoia se alimenta de sí misma, el paranoico le atribuye su propia destructividad al adversario, ya que tiene la certeza delirante de su completa inocencia y pureza, como eterna victima la culpa será siempre del otro. esto claramente, justifica la agresión y al mismo tiempo, alivia el sentimiento de culpa ante una inminente venganza.

El Rey fantasma, alter ego del enemigo fantasma.

Un rey rehen de sus miedos e inseguridades, afianzados por una cohorte de aduladores inutiles, que viven en el pavor de que esa paranoia les guillotine la cabeza, hacen de la mentira su forma de vida, entonces lo normal será mentir para sobrevivir, o aún peor lo más facil siempre será “no hacer nada”, entonces, el rey convivirá con un enemigo fantasma que resultará ser él mismo, atrapado en sus propios pensamientos, creando enemigos imaginarios intentará justificar los fantasmas del gas, del litio, del oro, o del dolar, para procurar escapar del autoengaño y de su propia teoría económica conspirativa.

1er. Fantasma “EVO”.

Luis siempre vivirá bajo la sombra de Evo, siempre será comparado con su hacedor, Evo será siempre la medida de su victoria o su derrota.

2do. Fantasma “Jeanine Añez”.

La historia se repite y posiblemente su destino. Luis al igual que Añez nunca entendió que su gobierno, era un gobierno de transición. Sí Añez cumplía su deber de llamar a elecciones y no buscaba la candidatura presidencial, tal vez hoy sería el principal referente de la oposición con posibilidades reales de ganar. Luis fue electo para gestionar la economía, no para ser candidato o adueñarse del partido. Las mieles del poder lo atraparon y exactamente como en el mito de las sirenas, estas anuncian su naufragio.

3er. Fantasma “él Presidente fantasma”.

Luis es culpable de haberse creído su propio mito: de ser el padre del modelo económico, productivo, social-comunitario; un modelo reconocido y estudiado por las mejores universidades del mundo; de ser el mejor economista de la región; de ser el padre del milagro económico, esas premisas son útiles para una campaña electoral en tanto y en cuanto encuentren su correlato con la realidad, hoy Luis ha roto su mito, ha roto el pilar fundamental de su crédibilidad y su razón de ser en la política, su auctoritas como actor de la política se ha fracturado y se desvanece conforme la crisis económica se hace patente.

4to. Fantasma “el partido”.

La instrumentalización de la sigla ha sido una constante en el MAS-IPSP, lo fue antes con Evo y lo es ahora con Luis. Se finge cogobernar con las organizaciones sociales, pero lo cierto es que se los utiliza para validar objetivos y ambiciones personales de elites de poder que atraviesan una histórica correlación de debilidades. El MAS desde su fundación ha sufrido una metonimia con el IPSP, aunque no son lo mismo, probablemente el MAS deje de existir y con él, toda un gerontocracia política, que no supo cabalgar entre sus propias contradicciones y ambiciones infinitas. Por su parte el IPSP sobrevivirá a la debacle del MAS y se reconfigurará en un nuevo proyecto que pronto desconocerá al gobierno de Luis. Serán ellos quienes cerraran este ciclo político y resetearan la política para dar curso a un nuevo momento constituyente.

La insinuación paranoica aprende a “decir sin decir” porque “entre quienes me escuchan está el enemigo y Fobos lo sabe”; “él sabe que le estoy hablando a él”. En su soledad el paranoico busca inconsciente individuos que se le parezcan, la soledad es causa y consecuencia de esta patología del poder.

Fobos es la ansiedad paralizante que anula la acción y la razón, sin acción no hay resultados, la vergüenza a ser juzgado por los errores cometidos, puede conducir a formas significativas de evación de la realidad. El co-gobierno con Fobos nos ha llevado a este contexto de crisis, de un presidente atormentado y prisionero de sus miedos. La fobia de saberse poca cosa, encuentra su solución, en la fantasía contraria de una grandeza imaginaria

Opinión
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Los salvadores de la patria

Empiezan a pulular otra vez los salvadores de la Patria. Aquellos que jamás hicieron algo por ella y que nunca lo harán. Los Tuto Quiroga, y demás nefastos personajes de la oposición política, afilan su lengua y sus pocas ideas para lanzar sus recetas de salvación del país. Por supuesto que se apegarán también a los Milei o Bolsonaros y Trump, en sus conocidas fórmulas de depender siempre de un poderoso del sistema. De hecho ya deben estar en contacto con esos siniestros personajes que están destruyendo sus propios países.

Pero es cierto que varias veces en nuestra historia, el pueblo castigó a quiénes no escucharon sus demandas, incluso votando por sus propios verdugos. Eso ocurrió allá en las elecciones de mediados de los años 80, cuando el desastre y la traición de la UDP al pueblo. Los propios mineros votaron por el criminal Banzer para después alimentar la llegada del neoliberalismo. Así se enterró la gloriosa lucha del proletariado minero, así se enterró los clamores del pueblo porque no fue escuchado por los burócratas de la izquierda de la UDP.

Es decir, no escuchar al pueblo en sus demandas; no  tener los oídos en alerta cuando el pueblo está clamando ser escuchado, trae sus consecuencias inmediatas. Los líderes se deben al pueblo, los votos y la lucha del pueblo encubran a los políticos y líderes, pues es deber ético y moral escuchar las demandas del pueblo. Ese pueblo que es cotidiano en sus luchas por la sobrevivencia, por conseguir el pan del día. Ese pueblo que no es fantasma ni teoría, sino cotidiano vivir y sufrir.

En estos días y momentos de incertidumbre, sólo el pueblo puede otra vez confiarnos los destinos del país. No reconocer los sucesos de la coyuntura no sería positivo con la historia, con el pueblo, con la Bolivia profunda. Un líder tiene que tener la capacidad de leer los acontecimientos del diario vivir del pueblo. Dialogar en lo posible con él, alimentarse de ese diálogo del cotidiano vivir.

La llamada oposición tuvo muchos años de oportunidad para hacer la diferencia. No lo hizo, no lo hará por lo que nos enseña la experiencia. No tiene líderes a la altura de los acontecimientos; no tiene los intelectuales necesarios para sus propuestas. Los que hay, como los Tutos Quiroga, son sólo voceros de tercera de los amos del sistema. Que ni siquiera conocen el país, que no necesitan conocer porque viven más fuera que dentro, en sus almas y sus pasiones por hacer de Bolivia una colonia más del sistema.

La oposición realmente navega en otra realidad, a pesar de contar con gente potencialmente comprometida con el país. Sin embargo, funcionan en una tradicionalidad política que a estas alturas asusta por la ausencia de propuestas. Muchos de ellos sin la absoluta ética y convicción política, demostraron ser sólo ladronzuelos de las arcas del Estado cuando Jeanine Añez. En definitiva, es una oposición sin rumbo ni consistencia real para enfrentar los complejos desafíos del país. 

Todo sistema político, sobre todo en sistemas democráticos, requiere de una oposición política sin duda alguna. Porque los equilibrios son importantes. Ante todo una oposición responsable con el país, patriótica, buscando por sobre todas las cosas el bien de la Patria. Son condiciones necesarias para el funcionamiento de la maquinaria democrática. 

Pero esa oposición no existe en nuestro país. Sino un conglomerado de mezcolanzas políticas e ideológicas, sin objetivos de país y sin proyectos alternativos que puedan ser debatidos en el parlamento, y después en la sociedad. 

Por todo eso, la ausencia de debates como antaño es parte de esta crisis estructural de la oposición. Que no producen ideas políticas para intercambiar y discutir frente a otras ideas políticas. Pues la devaluación de ideas, por tanto de debates, es lo más normal en estos últimos años. 

En medio de todo esto, sospechosamente aparecen otra vez los salvadores de la Patria. Esos que los hechos demuestran todo lo contrario de sus palabras. Aquí, sólo esperar que el pueblo tenga memoria suficiente para la condena al menos moral. Pues el país necesita patriotas,  no impostores ni aprovechadores politiqueros. Necesita patriotas en serio, como lo es el pueblo en el cotidiano vivir y sobrevivir.

Si, el primer patriota desde siempre es el pueblo con sus inmensos sacrificios cotidianos por llevar adelante a la Patria. Y los políticos patriotas sólo tienen que escuchar a ese pueblo, escuchar de sus necesidades y sus sueños. Eso es patriotismo en serio, eso es construir desde abajo un país, una Patria, una Nación. Lo demás sólo son conceptos abstractos e irreales, que no responden realmente a las enormes demandas del país plurinacional.

Esperamos que el país construya nuevos patriotas, las exigencias actuales son complejas y necesarias, nuevas y que requieren de generaciones mejor preparadas en sus sueños de Nación y Patria.

Opinión
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Homenaje a la gloriosa Federación de Mineros

El gran historiador Gustavo Rodríguez, nos dejó como legado sus enormes aportes respecto del proletariado minero en Bolivia, sobre todo en sus sospechas teóricas que ojalá las nuevas generaciones de historiadores terminen de investigar. Porque la historia del proletariado minero está íntimamente ligada a la historia del capitalismo en Bolivia, es decir a la historia de la entrada del capitalismo como sistema a este país. Pero además, la historia del proletariado minero, está totalmente vinculado a la historia de las reivindicaciones sociales. Es decir, a la lucha por la sobrevivencia y la construcción política e ideológica en defensa de los  más pobres y explotados del sistema.

En esta línea, la historia de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB), es una parte importante de las trincheras de lucha del proletariado minero, a lo largo del siglo  XX y también en este siglo XXI. Fundada en 1944 en un congreso minero de Huanuni, (Oruro) en momentos donde se libraban batallas contra la rosca minero feudal. Su recorrido en tantos años de gloria, de resistencias en todas las dictaduras militares como civiles y en fortalecimiento a los mismos procesos democráticos actuales.

Sin embargo, son  otras épocas ya lejanas de aquellas que fueron en el siglo XX. Épocas cargadas de incertidumbre para el mismo proletariado minero. Sumido en el llamado postmodernismo, donde los temas de ideología y política ya no son precisamente sus temas de interés. Son épocas pragmáticas por cierto, egoístas e individualistas a pesar de procesos de cambio en nuestra región. 

La Federación de Mineros seguirá siendo una institución importante, porque la historia de la minería en Bolivia tiene mucho por delante: quizás siglos. Eso ha demostrado nuestra historia reciente, cuando el gas y el petróleo están en crisis es la minería otra vez de manera estructural la que sobresale. Sigue siendo un reto hacer de la minería un lugar moderno, industrial y con mejores perspectivas en el cuidado del medio ambiente. Lo cierto es que la minería seguirá siendo un medio de vida para millones de bolivianos, como para el mismo Estado.

Las nuevas generaciones de mineros, no deben olvidar su rica historia social y de entrega al país. Historia de ejemplos como la nacionalización de la minería, como la resistencia colectiva y de clase frente a dictaduras. Historias aun no investigadas, sino bajo el manto de relatos políticos como ideológicos, que son herencias de gloria del proletariado minero aun a develar para las nuevas generaciones.

Los mineros siempre fueron una mezcla explosiva entre indígena y marxismo, que respondieron en todos los momentos que el país necesitó enfrentarse  a la antipatria. Los mineros en su inmensa mayoría provenientes de las comunidades quechuas o aymaras, tuvieron que acostumbrarse a las imposiciones del sistema capitalista: costumbres, idioma, hábitos sindicales, educación, en suma maneras de ser que el sistema capitalista necesitaba en la explotación. Y cuando hablamos de los campamentos mineros, tenemos que referirnos a una cultura minera como complejidad cultural y de costumbres también.

Precisamente la Federación de Mineros, es la gran depositaria de esa enorme y rica historia minera. En una inclinación social, como referente en las luchas sociales y políticas, de reivindicaciones económicas, como de conquistas sociales a lo largo del tiempo. 

En pocos días la Federación de Mineros cumplirá 80 años de vida. De vigencia en la memoria del proletariado minero. En la memoria corta y larga de su historia. Su importancia no está en discusión; pero sí su papel en estos tiempos complejos. Antaño fue substancial en las referencias políticas nacionales. Hoy tienen que recuperar esa perspectiva, porque los peligros son los mismos de ayer.

La recuperación de los discursos, de los relatos políticos desde la posición del proletariado es demasiado importante. Porque proletarios hay más que nunca. Y necesitan referentes de lucha y reivindicaciones sociales, desde la clase social como desde la posición política. Necesidades de identidad frente a los acontecimientos históricos, que seguirán siendo fenómenos exigentes en todos los tiempos de la historia.

Es verdad que la coyuntura es totalmente distinta. Las condiciones ideológicas como políticas requieren de otros análisis, que respondan desde las necesidades de las bases a las exigencias de estas épocas. El crecimiento de las posiciones conservadoras e incluso de ultraderecha, es uno de los desafíos que el proletariado debe enfrentar. Desde la crítica, desde posiciones realmente responsables para enfrentar los nuevos y viejos desafíos.

La Federación de Mineros no debe olvidar a los grandes dirigentes que tuvieron. A su turno, enfrentaron los distintos escenarios de la política y la historia de Bolivia. Muchos ya están muertos, natural o en situaciones extremas de lucha obrera. Esa es la herencia más importante de su historia, como no olvidar a tantos anónimos que entregaron sus vidas en defensa de la Federación de Mineros. 

Los tiempos a enfrentar siguen siendo desafiantes. Los proletarios nuevos tienen que llevar la bandera de la Federación de Mineros, de su herencia de lucha y combate por hacer de Bolivia un país más justo y solidario. 

Gloria a la Federación de Mineros!!!

                                                                                         La Paz, 8 de junio de 2024

Opinión
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¿Por qué resulta tan difícil entender algo tan sencillo?

Según la ONU, la población mundial en 1950 era de 2.500 millones de habitantes y pasó a 6.000 millones, cincuenta años más tarde. En 2022 llegó a 8.000 y para el 2050 se acercará a 10.000 millones de personas. El problema es, cómo alimentar tanta gente sin afectar al planeta, siendo que el vertiginoso incremento poblacional ejerce ya una fuerte presión sobre los recursos naturales. Lo grave es que, quien no come o no come bien, se enferma o muere. La alimentación, es vital. 

Con un recurso “tierra” muy limitado, ya que menos del 3% del globo tiene vocación agrícola, y con cada vez más bocas por alimentar, urge incrementar la producción sostenible de más alimentos. Frente a la imposibilidad de ampliar infinitamente la frontera agrícola, la ciencia y la tecnología -la biotecnología- es una ayuda eficaz para aumentar la productividad y la producción, a fin de evitar una futura crisis social derivada de una previsible escasez y la subida de precios de los alimentos. 

El uso de la biotecnología en el agro puede ser de gran beneficio para la Humanidad, por el menor consumo de agua y diésel utilizados para rociar productos que combaten las plagas y hierbas, que al tornarse resistentes a los plaguicidas y herbicidas, provocan su uso excesivo, cuyos residuos pueden llegar a contaminar los alimentos. Frente a este problema, la biotecnología, como aseveran abiertamente 168 Premios Nobel, puede ayudar a producir alimentos más sanos. ¿Clarito, no? 

Sequías, inundaciones, erosión eólica e hídrica, es la tónica. Crecen los desiertos, cambian los patrones de producción, aumentan las plagas, aparecen nuevas enfermedades, bajan las cosechas y suben los precios de los alimentos. Si se suma a ello el alza del consumo mundial ¡se viene una “tormenta perfecta”! 

Cuando no hay alimentos suficientes y estos se encarecen, se produce una crisis alimentaria. ¿Cómo se soluciona? Aumentando la oferta a precios razonables y mejorando la capacidad de acceso a los alimentos. Pero, su mayor producción enfrenta limitantes, como la escasez de agua dulce, la disponibilidad y calidad de la tierra, y el cambio climático que, con las plagas, medran los cultivos. 

Frente a tan lóbrego panorama, en Bolivia deberíamos dar gracias a Dios por nuestros productores del agro, por llevarnos de la “seguridad alimentaria” a la “soberanía alimentaria” con su esfuerzo; asimismo, por las condiciones objetivas y la capacidad humana que tenemos, para exportar alimentos. 

Gran parte del camino ya está recorrido, somos autosuficientes en casi todos los rubros básicos, pero, como seres humanos preocupados por millones de seres humanos en el mundo, bien podríamos ayudar, generando más alimentos para ellos. 

Un país que produce sus propios alimentos y sustituye su importación, generando importantes saldos para exportar, se beneficia a sí mismo y beneficia al mundo. El Departamento de Santa Cruz, en el Oriente boliviano, es un paradigma de ello. Su desarrollo productivo y la alta generación de empleo están asociados a la agropecuaria con orientación industrial y comercial, mirando siempre al mercado. 

Los productores agropecuarios entienden que, si a su propio esfuerzo -conscientes de su rol, como actores del desarrollo que invierten, arriesgan, cultivan la tierra y producen carnes, generando alimentos por encima de las necesidades del país- se sumaran políticas públicas inteligentes para garantizar su labor, se lograría una actividad económicamente viable, ambientalmente sostenible y socialmente responsable, bajo la ecuación “esfuerzo privado + esfuerzo público = soberanía alimentaria”, llevándonos a ser un gran país agroexportador. 

Bolivia tiene un enorme potencial agroproductivo dormido, pese a ello, genera más de 20 millones de toneladas de alimentos básicos cada año y exporta más de 3,5 millones de toneladas de soya y derivados, girasol y derivados, carne bovina, azúcar, quinua, bananas, alcohol, lácteos, chía, sésamo, frejol, maní, palmitos y café, por citar algunos ejemplos, superando de lejos su valor exportado al de los hidrocarburos, y, sin mucho esfuerzo, podría rebasar igualmente a los minerales, dejando de depender de recursos extractivos no renovables. 

Mucho de esto tiene que ver con Santa Cruz, donde bolivianos de todo lado, forjan cada día la seguridad con soberanía alimentaria del país. 

Dados los pisos ecológicos y climas con que contamos, bien podríamos producir más granos, cereales, legumbres, tubérculos, forrajes, superalimentos como la quinua, kañawua, tarwi, amaranto; verduras y hortalizas de contraestación; frutas, incluso nativas; carnes rojas, blancas y magras; flores, hierbas medicinales, aceites esenciales y, con un aprovechamiento forestal/maderero sostenible, llegar a exportar 10.000 millones de dólares/año. ¿Está clarito, verdad? 

Pero, con tamaño potencial desaprovechado -y tantos pobres que aún tenemos- tal parece que somos un país no desarrollado porque no se entiende lo que se debe hacer; no se lo quiere hacer o, como dijo alguien, porque lo merecemos…

Buscando la verdad
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Aniversario del Día D en Europa

El 6 de junio se recordaron 80 años del desembarco en Normandía, de los aliados de aquella época en contra del nazismo. Nazismo que hoy sigue vivo en el sionismo, en varios gobernantes del norte del mundo que bloquean soluciones en contra de las migraciones del sur, provocados por el sistema del norte. Así pues, recuerdan los civilizados, educados y desarrollados occidentales lo que les llevó al triunfo sobre Hitler, otro occidental de ojos azules.

Pero los civilizados occidentales no aprendieron nada de su propia historia. Hoy siguen en guerras por todo el mundo. Guerras coloniales como en Palestina, y guerras económicas como geopolíticas  en Ucrania. En realidad, son más cavernarios que civilizados. Los únicos lenguajes que entienden son los de la guerra; la diplomacia sólo es pinta y cosmético de prensa. Porque lo más importante para estos civilizados son los negocios de la guerra, los negocios turbios del sistema capitalista.

No aprendieron nada de su propia historia, ahí tenemos a los sionistas judíos que hacen lo mismo que les hizo Hitler a ellos, a los Palestinos: otros holocaustos modernos, en venganza y odio a los pueblos más débiles. Les quitaron sus tierras, les expulsaron de su Patria con ayuda de ingleses y franceses, para después exponerlos en guetos como Gaza y Cisjordania. 

Más de 60 millones de muertos, regiones como Europa destruidos, bombas atómicas lanzadas en ciudades de Japón. Escenarios apocalípticos que vivió el mundo en aquella guerra, no fueron precisamente lecciones para que los occidentales civilizados y educados, aprendieran para hacer de este mundo un lugar mejor. Todo lo contrario, la civilización occidental sigue nomás en sus afanes de conquista y colonización, armándose hasta los dientes y haciendo de este mundo un campo minado y totalmente lleno de muros en sus fronteras, para que los bárbaros y salvajes no invadan sus territorios.

Cuando se suponía y los historiadores más brillantes de occidente consideraban al siglo XX, como al más violento y cambiante de la historia, pues el siglo XXI ya supera con creces en violencia y destrucción al siglo XX. Al menos en la incertidumbre global y existencial de la humanidad. Además, nos acercan peligrosamente a una guerra nuclear, con amenazas cotidianas de artefactos de la muerte creados por la mente occidental. Sí, sus mejores mentes están dedicadas a las industrias de la muerte, es decir a las fábricas de armamento. Esa es la mentalidad de la civilización occidental, todo lo demás son discursos políticos de ocasión.

El día D sólo son recuerdos de nostalgia de aquellos acontecimientos, con discursos tontos y casi estúpidos de presidentes como Macrón y Biden. No dicen nada de Palestina; no dicen nada de Afganistán, de Irak. No dicen nada de las destrucción mundial que ocasionaron después de la segunda guerra mundial, porque la guerra fría fue también destructiva como la misma segunda guerra mundial. Recuerdos que ya no significan nada en el tiempo, sino para las enciclopedias de museo de la historiografía gringa.

Cierto que la complejidad de la política moderna, de alguna manera nubla todos los análisis posibles de los imperios modernos. Para los Estados Unidos fue una oportunidad que no desaprovecharon, de hacerse el imperio más poderoso y destructivo de la historia moderna. Poder que le significó impunidad hasta el extremo, como los bloqueos económicos por ejemplo a Cuba. Y a tantos países que no comulgan con sus caprichos imperiales. Poder que le significó tener el control casi absoluto de la información y comunicación mundial. Es decir, un poder totalitario hasta convencer al mundo que tienen la mejor democracia de occidente. Democracia donde el pueblo no tiene la menor importancia, porque no definen nada en las elecciones de costumbre, sino como circo romano de participación burda y sin elegir nada.

Los cavernarios de occidente, no se diferencian en nada a sus ancestros de las cavernas, cuando todavía inconscientes ya peleaban por ambiciones de comida o territorio. En miles de años no han cambiado en nada respecto de sus mentalidades. Es más, hoy son más peligrosos que hace miles de años, pues tienen bombas atómicas en vez de palos y piedras. Y su grado de destrucción es totalmente proporcional al grado de su desarrollo científico y tecnológico.

Los cavernarios occidentales no progresaron en lo político, pero sí en lo tecnológico y material. En lo político son tan atrasados y cavernarios como sus ancestros. Aunque ya están en los albores de la inteligencia artificial, o en las conquistas de otros planetas; pero pues con la misma mentalidad cavernaria de hace miles de años atrás. 

En resumen, esa es toda la historia de occidente. Unos cavernarios que tienen más inclinación por la muerte y la destrucción, que por compartir este mundo con otras civilizaciones, con otras formas de ver la vida, con otras culturas totalmente distintas a ellos. No contentos con el sistema destructivo económico que crearon, llamado capitalismo, hoy se lanzan cavernariamente a guerras destructivas solo por sus ambiciones brutales, de élites cavernarias y totalmente atrasadas en lo político. 

El día D es hipocresía de enorme calibre histórico. Lo que hacen en Palestina les delata su asombrosa forma de ser. Humanos no conscientes con este mundo.

Opinión
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La Iglesia Católica en Bolivia

La Misión profética de la iglesia católica como postulado mayor desde hace siglos, 1552 cuando se crea el obispado de Charcas, y luego hereda con los acontecimientos posteriores la república, al parecer está en una profunda crisis institucional, de identidad, de proyectos para los tiempos que corren y de visiones políticas, precisamente para estos tiempos convulsos y complejos en el mundo.  En Bolivia tiene enormes dificultades después de la constitución de 2009, cuando la declaratoria del país como lugar laico. A pesar de la realidad profunda, pues Bolivia es un país enteramente religioso desde sus culturas ancestrales. 

Es ya un lugar común manifestar que hubo momentos gloriosos de la iglesia católica. Cuando las dictaduras militares mostraron su rostro solidario, ayudando a mucha gente en la clandestinidad, facilitando la salida al exilio de muchos bolivianos y bolivianas. Varios de los sacerdotes incluso murieron en las dictaduras, por las razones suficientes de identificarse en aquellos momentos con las causas de la democracia y los derechos humanos. 

Como no en la manifestación de sus obras sociales, sean estas educativas, de salud y de proyectos de desarrollo a lo largo del país. Obras que posibilitan oportunidades a sectores todavía marginales. 

En los últimos tiempos, sin embargo, han mostrado un cansancio o todavía peor: estancamiento de sus ideas, de sus propuestas y de sus sueños en un país como Bolivia. Las jerarquías siguen siendo conservadoras, y realmente muy poco abiertas a otras propuestas de la sociedad. Las homilías de sus obispos son reflexiones al viento, tan inútiles que sólo sirven para los viejitos de misa que apenas escuchan o prefieren dormir en consecuencia. No hay ideas, no hay al menos aproximación a los problemas que enfrenta el país. En el fondo ya no tienen lecturas bíblicas críticas con estos tiempos. No tienen relatos nuevos e interpretaciones de estos tiempos, desde la biblia.

Pero es verdad que no sólo es un fenómeno boliviano. Afectados por todo el mundo respecto de nuevas vocaciones, porque las nuevas generaciones no tienen en absoluto interés por las iglesias. Lo cual les ha conducido a una crisis de vocaciones. Y eso a una ausencia de nuevas ideas, de nuevas corrientes de pensamiento. Los edificios de la iglesia católica se han vaciado por todo el mundo.

Es cierto también que los problemas de abusos sexuales a niños y jóvenes, por todo  el mundo, han dejado a las sociedades con más preguntas que respuestas, sobre el papel de la iglesia católica. Esos aspectos han desnudado enormes falencias institucionales, que en muchos casos rayan en la complicidad con quiénes han sido culpables de esos terribles hechos. 

Esa suma de hechos, indudablemente afectó al conjunto de la institucionalidad. Hoy en día la iglesia católica necesita un replanteamiento de sus objetivos institucionales, pastorales, educativos e incluso de existencia misma. Porque sin crítica no hay avances. Sólo inercia y tragedia griega hasta el infinito. Necesita con urgencia la iglesia boliviana un mirarse a sí mismos, un a sincerarse hacia adentro si es que quieren recuperar a sus feligreses, si es que  quieren seguir progresando en el buen sentido, junto a los cambios que se están produciendo por todo el mundo, como en Bolivia. 

Sus obras educativas, y otras, seguirán por supuesto en funcionamiento; pero lo más importante: las ideas pastorales que le daban sentido en tantos siglos, en todas las coyunturas de la historia, ya no funcionan en estas épocas. Pues sólo los rezos ya no son suficientes para cubrir las enormes grietas de su crisis institucional. Requieren también evaluar hacia donde caminar con sus obras.

Bolivia es un país totalmente creyente. En lo cristiano o en lo animista ancestral. De hecho todo está mezclado, pues ser animista y cristiano no es contradictorio. Vamos a misa y khoamos al mismo tiempo. Este fenómeno social se repite en todas las clases sociales, en todos los estamentos. Hasta los ateos son creyentes por aquí. Es decir, la iglesia católica seguirá teniendo feligreses en potencia, como las demás iglesias. Pues creyentes hay para todos. 

En realidad se trata de ofrecer perspectivas, desde la iglesia, que sean coherentes con las demandas sociales actuales. Eso que algunos sacerdotes perspicaces intuyeron durante las dictaduras militares. O algunos intelectuales de sotana, de trinchera en Latinoamérica leyeron bien estas realidades: Teología de la Liberación. Porque la historia sigue corriendo, sigue siendo exigente con los tiempos que corren, con los cambios de ideas, de percepciones de la vida. Y con exigencias éticas también.

La iglesia católica boliviana necesita sacudirse desde adentro, para seguir siendo vigente y necesaria en la sociedad. Necesita de una crítica interna urgente. Ojalá sincera y sangrienta en el sentido de exigente como estos tiempos. Necesita de gente nueva y renovada. Con la suficiente ética para recuperar el sentido de su apostolado milenario. Lo contrario será lo que es hoy: un museo lleno de viejitos que sólo esperan dejar este mundo, con más pena que gloria. 

Opinión
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