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La decadencia de otro imperio

Desde las páginas de la historia universal, sabemos bien de la decadencia del imperio romano, como de la decadencia del imperio inglés, por ejemplo. Pero ahora estamos asistiendo a la decadencia del imperio estadounidense. En este caso, muy parecido a la decadencia del imperio romano: decadencia moral, ética, económica y social. Asistimos al derrumbe de uno de los imperios más poderosos de la historia moderna universal. 

La decadencia y destrucción interna del imperio estadounidense, tiene por supuesto sus propias características. El mundo se entera que este imperio estaba totalmente contaminado de sionismo, dominado por el sionismo israelita. Reacciona brutalmente en su caída contra el mundo, sobre todo contra los posibles competidores de nuevos imperios. Las guerras son las principales recetas en esta caída y decadencia. 

Entre los aspectos más notables de esta decadencia están en lo ético y moral. El genocidio de Palestina pone en absolutamente evidencia su profunda decadencia, es decir su postura enteramente racista y colonial, es desde todos los puntos de vista la pérdida total de lo ético y moral. En esa línea, la represión a los estudiantes de cientos de universidades que protestan en contra del genocidio de Palestina, es también muestra de su decadencia pues eso de democracia occidental y libertad de expresión, han pasado al basurero de su historia. No existe democracia alguna, ni libertad de expresión. Todo forma parte de los discursos vacíos de las oligarquías estadounidenses.

Estados Unidos cuenta con más de 50 millones de pobres, incluso miserables en sus ciudades sin acceso a salud y educación. Condenados por el mismo sistema, terriblemente justificados por el sistema. Teorizados por el sistema insostenible; que increíblemente aún tiene sus defensores entre sus académicos, que creen tontamente que ese sistema es el único potable en el mundo. Los números y las matemáticas que supuestamente demuestran ese poderío, son sólo justificaciones ideológicas, pues ese derrumbe moral y ético en primer lugar; después económico y tecnológico, es demasiado evidente.
Su historia está bañada y teñida de sangre, desde los inicios de su creación como país. Ha generado sus propios genocidios: indios norteamericanos en la llamada conquista del oeste, probablemente millones de muertos entre las culturas indígenas en los territorios conquistados y robados. Historias que están muy poco investigadas y encubiertas por la historiografía oficial. Ni qué decir del genocidio de negros esclavos.

Como imperio es culpable directo de las dictaduras militares en América Latina. Crueles sistemas de gobierno que asesinaron en masa a obreros, indios, etc. Cuando a las oligarquías gringas les daba la gana, ocuparon varios países en América Latina para asesinar a dirigentes sociales, intelectuales o gobernantes que no comulgaron con los abusos del imperio.

En los últimos tiempos, están las brutales intervenciones impunes en Vietnam, Irak, Afganistán. Lugares donde sembraron muerte, miseria, destrucción total de países enteros, migraciones de millones de personas por aquellas guerras. Es decir, sembraron el infierno en la tierra de manera impune. Pues jamás se hará justicia por tantos millones de muertos, destrucción de patrimonio mundial y de violaciones a los derechos humanos. Ese es el rostro más claro y nítido del imperio estadounidense, que en los discursos de todos sus presidentes se bañan hipócritamente con los conceptos de democracia, libertad de expresión, protección a los derechos humanos. Conceptos que sólo sirven en el territorio del imperio, para algunas clases sociales altas.

Hoy están en crisis profunda. A pesar de su enorme poder económico, producto de su posición colonial e imperial también financiero. El crecimiento de otras regiones en el mundo, en el sentido económico y tecnológico, compite directamente con el poder del imperio. Y estos, más allá de sus discursos hipócritas, no tienen una posición de consensos democráticos, sino todo lo contrario. Al extremo de acudir a las recetas de las guerras, para imponer su poder y seguir creciendo económicamente vía venta de armamentos y muerte. 

China, Rusia, India, Irán y otras regiones del mundo, se han puesto en la tarea de mejorar y crecer económica y científicamente. Muchos de estos países ya significan una competencia directa con el imperio. A pesar de sus dificultades internas, en el orden político y social, son competencia. Sin embargo, el imperio impone sanciones, boicot, guerra sucia secreta contra dichas regiones. Porque ya es impotente ante los avances científicos y tecnológicos de esos países.

El sueño americano, saciado sobre la sangre y muerte de los indígenas norteamericanos, hoy es la pesadilla mundial real. Ese poder que tiene raíces en la sangre de los indígenas norteamericanos, como en el saqueo de las riquezas de América Latina, se derrumba ante los ojos de todo el mundo. Evidencia de su decadencia es su destrucción en lo ético y moral, sobre todo en sus oligarquías armamentistas y financieras. Que afectan directamente en sus poblaciones: drogadicción, suicidios, racismos extremos, asesinatos en masas todos los días en cualquiera de sus ciudades.

El sueño americano se ha convertido en la peor pesadilla mundial. Pues aquel crecimiento económico al infinito, produce hoy miseria creciente por todo el mundo. Que produce migraciones de millones de seres humanos por todo el mundo. Ese sueño americano que es el mayor culpable de la contaminación mundial, es decir del cambio climático desastroso.

Ha llegado la hora de la debacle del imperio estadounidense. Es peor que la debacle del imperio romano, porque ese monstruo imperial es más peligroso cuando está herido: reacciona con muerte y destrucción por todo el mundo. Son coletazos muy peligrosos, que por supuesto durarán varios años. 

Opinión
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¿Realmente hay diferencias entre Trump y Biden?

A simple vista existen diferencias entre el republicano Donald Tump y el actual presidente estadounidense demócrata, Joe Biden. Los medios de incomunicación mundial, así lo reflejan. Muestran a Biden como realmente demócrata frente al cavernario y antidemócrata de Trump. Sin embargo, cuando miramos con la lupa la política norteamericana simplemente constatamos que ambos jerarcas de la política imperial no tienen diferencias. Se parecen tanto, como hermanos gemelos, que coinciden totalmente con el atropello a todo el mundo respecto de las sanciones económicas, vigilancia antidemocrática mundial, defensa del capitalismo totalitario destructivo de la naturaleza, asesinatos en masa como en Palestina, y por supuesto exportación de su “democracia” a todo el mundo, vía bombardeos y destrucción masiva.
 
Los intereses mundiales del imperio norteamericano, no dejan dudas de sus alcances planetarios, para la expoliación, el robo de las riquezas financieras, el saqueo del patrimonio de los países dependientes. En definitiva, la imposición del modelo insostenible del capitalismo salvaje. Los enormes esfuerzos que hacen, desde aquellas oficinas imperiales, para demostrar al mundo su modelo, sólo evidencian sus formas de encubrimiento total del fracaso reverendo del modelo capitalista; “democrático y liberal”.
 
A estas alturas considerar que los Estados Unidos tienen democracia, es admitir que la iglesia católica es santa. La represión que sufren los universitarios de tantos centros universitarios, que se manifiestan en favor del pueblo palestino, desdice tanta manipulación de los medios de incomunicación gringa. Los abusos cotidianos a los negros e hispanos indocumentados, por parte de la racista policía; el apoyo vergonzoso de las finanzas judías norteamericanas, al genocidio en Palestina, pues son apenas unos ejemplos de tantos en donde vemos la degradación total del imperio norteamericano.
 
Aquel sistema racista en esencia, manejado por las oligarquías más poderosas de blancos que tienen miedo del mundo, donde habitan otras culturas y razas se asemejan a guetos o islas, que están rodeados por bárbaros o salvajes que son un peligro para su “democracia y libertad”.
 
De hecho su modelo de “democracia” siempre fue elitista, que se asentaba y se asienta sobre las oligarquías autóctonas más corruptas en todas partes del mundo. Los latinoamericanos tenemos suficiente experiencias con tantas dictaduras militares y civiles de corte “democrático” gringo.  Experiencias del saqueo y de imposición de esos modelos, absolutamente incoherentes para nuestras realidades.
 
En los últimos tiempos, las crisis del sistema capitalista han empobrecido a los obreros y poblaciones del mundo. Estos se han puesto la tarea de emprender y migrar al mismo centro del sistema. Millones de pobres y desplazados del sistema migran a los Estados Unidos. Sin embargo, esas poblaciones blancas y racistas les consideran bárbaros y salvajes, que no merecen vivir en la “democracia norteamericana”. Pero los bárbaros y salvajes, no se rinden a pesar de la muerte y los riesgos donde niños y viejos, son los primeros en sufrir atropellos de los colaterales del sistema, intentan entrar al sistema para sobrevivir. Los sueños americanos, son sólo para los blancos y racistas; no para los bárbaros y salvajes del sur del mundo.
 
Asistimos como a una película de Hollywood, la caída de las máscaras imperiales de su “democracia”; de sus “sueños americanos”, del despilfarro mundial de las riquezas saqueadas durante siglos y empleadas en industrias de armas, de tecnologías de la muerte y cómo no de frivolidades insostenibles gringas, para seguir el festín de la muerte y el saqueo mundial.
 
Cierto que otros modelos llamados alternativos también fracasaron. La URSS fue un ejemplo de ese intento. La corrupción humana es uno de los temas no atendidos; que en todos los sistemas se pudre y destruye totalmente los intentos alternativos.
 
Hoy, es el capitalismo salvaje el imperante y el que vemos cómo se autodestruye desde los mismos Estados Unidos. Porque sus valores y ética ya no funcionan, si es que alguna vez funcionaron. Ese capitalismo de blancos y racistas, que tienen miedo del mundo. Tienen miedo de los bárbaros y salvajes que llegan en masa al imperio. Tienen miedo de perder su poder que ya lleva siglos de destrucción mundial.
 
Por tanto, esos poderosos intereses tienen que ser defendidos por demócratas y republicanos por igual. Por tanto, políticos de pinta como Trump y Biden no tienen diferencias algunas para seguir bombardeando países, para seguir castigando con las finanzas a quiénes no se arrodillen, para seguir castigando al mundo si es que no obedecen las órdenes de los “democráticos y civilizados” norteamericanos.
 
El racismo imperante con los cosméticos de la “democracia” norteamericana, siguen siendo la raíz del poder anglosajón. Ese poder que se les termina desde adentro mismo del sistema, que se corroe en su propia podredumbre. Palestina, Ucrania, Yemen, Sudán, son sólo nombres de lugares donde el imperio se corroe en la sangre ajena. Como siempre fue.
 
No hay diferencias entre Trump y Biden, son sólo matices y discursos de moda, que quieren escuchar sus lacayos.
 
                                                                                          La Paz, 5 de mayo de 2024

 

Opinión
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¡Felicidades a los trabajadores y a los empresarios trabajadores!

¿Qué se celebra cada 1º de Mayo? En el mundo entero se recuerda el “Día Internacional de los Trabajadores”, en Bolivia y en otros países, el “Día del Trabajador”. Pero, si tal festejo está dedicado solamente a los obreros, oficinistas y burócratas -empleados, todos- y se excluye a quienes son los que generan las fuentes de empleo, surgen dos preguntas adicionales: Los empresarios ¿no trabajan? Y si de veras trabajan ¿cuándo se hará un merecido homenaje a quienes lo arriesgan absolutamente todo para producir bienes y servicios, crear riqueza, pagar impuestos al Estado y dar empleo a los trabajadores? 

El justificativo histórico para que el 1º de Mayo sea dedicado exclusivamente a los trabajadores tiene que ver con las luchas reivindicatorias y conquistas de la clase trabajadora, el movimiento obrero, los proletarios y obreros que al no tener medios de producción, su sueldo resulta de la venta de su trabajo, de su “desgaste sicofísico”, una retórica aplicable a la era de la Revolución Industrial, hace varios siglos atrás. Entonces, otra pregunta: ¿El empresario no se desgasta sicológica y físicamente, cuando arriesga a la hora de invertir y producir? 

Sinceramente, me duele tal discriminación, no porque los compañeros asalariados no tengan el derecho de festejar sus victorias sociales, sino, porque, estrictamente hablando, me animaría a decir que, casi por definición, en la generalidad de los casos, un empresario, hombre o mujer -micro, pequeño, mediano, grande- trabaja muchas más horas que sus dependientes, incluso hasta comprometer su salud sin que a sus empleados les importe un bledo. 

No lo digo despectivamente, de ninguna forma, porque los obreros, oficinistas y burócratas, absolutamente todos merecen mi mayor respeto en su condición de seres humanos, tal cual son, los empresarios. De ahí que, me gustaría escuchar por una vez en la vida, que un gobernante que se precie de estadista, visionario y, sobre todo, equilibrado en sus conceptos, manifieste la valía de los empleadores y no exalte solo a los empleados, así lo primero no sea políticamente correcto, pues se haría justicia al decirlo. Mi papá fue militar, instructor, obrero, profesional y empresario, sé de lo que hablo… 

Que los empresarios tengan que “ganar”, no debería ofender a nadie, ni producir envidia en quienes no crean empleo, porque a diferencia del empleado, que a fin de mes tiene asegurado su sueldo y lo haga bien o mal, cobrará su paga, pues la ley así lo establece, el empresario debe sudar la gota gorda para ello y, les aseguro, no es una tarea fácil. 

Cuando alguien se emplea para “vender su trabajo” sabe a qué atenerse, no depende del mercado sino de las leyes que obligan al empleador a pagarle, le vaya bien o le vaya mal. 

Es triste oír que cuando se dice “obrero” o trabajador, inmediatamente se piensa en alguien super esforzado, pobre, triste y hasta explotado, pero cuando se dice “empresario”, todo cambia, el imaginario vuela, se visualiza a un potentado, un explotador de las masas nadando en dinero, exitoso, siempre alegre, descansado como si el dinero cayera del cielo. Pero, no es así, y es una injusticia dar un errado protagonismo a quien no es el principal actor. 

¿Quién tiene la visión para hacer negocios? El empresario. ¿Quién arriesga su capital, su patrimonio familiar o saca un crédito para un emprendimiento? El empresario. ¿Quién organiza la producción de los bienes y servicios que consumimos? El empresario. ¿Quién se preocupa de abastecer el mercado? El empresario. ¿Quién planifica para exportar los excedentes y lograr divisas para el país? El empresario. ¿Quién ayuda al crecimiento y a la estabilidad económica? El empresario. ¿Quién paga impuestos para que el Estado pueda financiar su política social? El empresario. ¿Quién genera fuentes de empleo? El empresario. ¿Quién aporta a la seguridad social de sus contratados? El empresario. ¿Quién contribuye a nuestro bienestar? ¡El empresario! 

Cuando un empleado entra a la fábrica, oficina o comercio donde trabaja, solo se debe preocupar por él y su familia, no así el dueño de esa fábrica, oficina o comercio, que debe preocuparse, además de sus empleados, por sus familias. 

Al empresario todos le reclaman una y otra cosa; raramente alguien se jugará por él; nadie le perdona una deuda, así el negocio esté mal; si el exceso de trabajo pasa factura a su salud, no lo consentirán; nadie reconoce ni valora su sacrificio, al contrario, hasta hablan mal de él; si las cosas van bien, habrá aduladores, pero nadie a su lado si las cosas no funcionan, pese a su esfuerzo; nadie lo ayudará, muchos lo criticarán y el Estado no le perdonará un peso. 

“Muchos miran al empresario como el lobo que hay que abatir; otros lo miran como la vaca que hay que ordeñar y muy pocos lo miran como el caballo que tira el carro”, dijo Winston Churchill, ex Primer Ministro del Reino Unido. ¡Qué pena! 

En este 1º de Mayo, felicito a los trabajadores, pero no solo a los empleados, sino, también, a los empleadores… ¡A los empresarios!

Buscando la verdad
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Los nuevos proletariados

El mito de la modernidad se devalúa cada vez más, ese sueño de riqueza por doquier y felicidad en el sistema son palabras huecas que se lo lleva el viento. Los proletarios de todas las épocas son testigos del engaño sistemático, a que siguen sometidos por las promesas poéticas de la modernidad. Porque la explotación, la expoliación, el saqueo colonial de las riquezas son las constantes de los siglos, desde el siglo XVI. 

El gran proletariado minero de los años 40 hasta los años 80 del anterior siglo, que sobre sus enormes sacrificios caminó y avanzó la Nación, hoy sólo es recuerdo de entereza, de valentía, lucha y entrega total de vidas en las dictaduras. Todo por la enorme responsabilidad histórica de sacar adelante la dignidad del país. Ese proletariado ni siquiera fue homenajeado por su entrega desinteresada a la Patria. Los muertos, heridos, exiliados, hoy son los olvidados por la historia.

Los nuevos proletarios de la postmodernidad tienen educación incluso universitaria, técnica, industrial y tienen tecnologías de la información a su disposición para ser mejor explotados. Porque la sofisticación de la explotación es todavía más cruel en estos tiempos modernos, o postmodernos. Paralelamente los nuevos proletariados están desprovistos de instrumentos ideológicos, y formación política es demasiado esperar por la inutilidad de los partidos que se dicen de izquierda. 

En Bolivia los nuevos proletariados tienen que ver con gastronómicos, informáticos, vendedores ambulantes, etc, etc. Jóvenes en la mayoría de los casos, que sobreviven en las ciudades peleando milímetro a milímetro los pocos puestos de trabajo que hay. Los sueldos de miseria y sobrevivencia, hacen realmente un cuadro digno de aquellos que denunciaba Carlos Marx en las ciudades europeas, que se jactaban con la primera revolución industrial del siglo XIX. Pues sí, las condiciones económicas y sociales no han cambiado en esencia, sino la coyuntura y los nuevos escenarios mundiales totalmente caóticos gracias al modelo capitalista.

El deterioro mundial del proletariado es evidente. Los nuevos proletarios por el mundo tienen mejor formación educativa o académica; sin embargo, lo objetivo es que las condiciones económicas se han encarecido, y eso de aspirar a vivienda o dignidad no existen. 

A lo largo de estos últimos 40 años, el capitalismo salvaje ha tomado las riendas de muchas sociedades. Los resultados son elocuentes: mayores diferencias de clase y económicas, corrupción generalizada, pérdida de conquistas sociales, brutalidad política en las calles y total ausencia de ideas en lo político e ideológico. En definitiva: triunfo del capitalismo salvaje. Ese capitalismo de las finanzas oscuras de la trata de personas, del narcotráfico, del contrabando, de los bancos sin ley alguna. 

Los obreros actuales tienen que lidiar con obstáculos más poderosos para sobrevivir. Prácticamente abandonados por los otrora partidos políticos, que al menos les apoyaban en los procesos de formación política, en la toma de consciencia para sus reivindicaciones sociales. Además, las divisiones mundiales del trabajo y capital, nos condenaron sólo a ser consumidores de los productos que vienen del norte, destruyéndonos todas nuestras posibilidades de industrialización. Es decir, la precariedad de las condiciones laborales son la moneda corriente en nuestros países. 

Ni siquiera podemos con básicas industrias de alimentos, o al menos micro industrias de alimentos o ropa. El grado de dependencia es sencillamente humillante. Es decir, la total precariedad de las condiciones objetivas laborales. En estos escenarios, los proletariados nuevos sólo tienen como posibilidades pelear como animales hambrientos, con otros proletarios hambrientos. 

Como vemos, las tareas inmensas de reconstruir sindicatos conscientes, capaces de cambiar las realidades más terribles quedan otra vez muy lejos. Pero constatamos también por la experiencia, que obreros y proletarios sin organizaciones, sin formación política e ideológica son totalmente débiles y están a merced del sistema brutal. 

Ciertamente son otros tiempos, son otras coyunturas y momentos históricos. Las coordenadas han cambiado respecto de la toma de consciencia para hacer la Revolución. Lo cual no quiere decir que la explotación se haya ido, o eso que dicen torpemente muchos “cientistas sociales”: que la muerte de los marxismos con el muro de Berlín, ha enterrado la historia de la lucha de clases. Estupidez contrarrestada por la dura realidad de estos tiempos. 

El capitalismo salvaje, ese que tiene ya algunas raíces en el tercer mundo, lamentablemente se ha impuesto. Monstruo de mil cabezas, agujero negro que se traga todas las ilusiones de los nuevos proletariados. Ese sistema antihumano que además ha destruido los sistemas financieros, para convertirse en un sistema irracional y totalmente insostenible por todo el mundo. Haciendo creer que la subida de precios (alimentos, vivienda, educación y salud), es normal y parte de las estructuras comerciales. En realidad en un rotundo engaño mundial, que los piratas de las finanzas inflan en las computadoras del sistema para engorde de ellos.

Pero las lecciones son muchas desde la experiencia del proletariado mundial. Aunque en estos momentos de dureza y de guerras de conquistas capitalistas, de falta de toma de consciencia y de formación política como ideológica, afecten en los resultados sociales. Además del embrujo total hacia el capitalismo salvaje, que es la pelea entre pobres, entre miserables y entre obreros por las migajas del sistema.

En estos momentos duros y complejos, coyunturas en contra del proletariado mundial, tenemos que recordar a los proletarios mineros que fueron traicionados en 1985, y echados a la calle impunemente. Esos son los verdaderos héroes de nuestra historia social y de luchas proletarias mundiales.

Honor a los proletarios de la nacionalización de la minería. Honor a los proletarios y mártires de Chicago. Viva el primero de Mayo!!!

Opinión
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¿Cuál debería ser nuestro sueño, como bolivianos?

“Si puedes soñarlo, puedes hacerlo”, fue la inspiradora y memorable frase acuñada por el empresario, animador y productor de cine estadounidense, Walt Disney, quien no solo llegó a crear un verdadero emporio a nivel de la industria cinematográfica, sino también, a revolucionar el mundo del entretenimiento. Se dice que su sueño fue logrado después de cerca de 300 intentos y fracasos, pero… ¡lo hizo! 

Así como Disney, cada ser humano tiene sueños y aspiraciones, pero no todos llegan a cumplirlos ya que no solo se trata de imaginar o soñar -algo que es fácil y lo hace cualquiera- sino, de esforzarse al máximo para hacerlos realidad, lo que implica acción, esfuerzo y constancia, sabiendo la diferencia que hay entre “motivación” y “disciplina”, y, como digo siempre, entre “aptitud” y “actitud”, ya que lo primero, sin lo segundo, resulta insuficiente para alcanzar el éxito. 

El sueño de todo empresario es invertir para producir y vender bienes y servicios, de tal manera que el premio a su capacidad para satisfacer las múltiples necesidades de la sociedad sea una merecida ganancia. 

En tal virtud, lo primero que hace es analizar el mercado, para luego idear el producto o el servicio a prestar. Queriendo hacer realidad su sueño arriesga su ahorro; de no contar con ello, adquiere una deuda con terceros; y, de ser necesario, compromete su patrimonio familiar y hasta su salud, para hacer las contrataciones necesarias a fin de pasar de lo intangible del sueño a hacer del emprendimiento, una realidad. 

¿Recuerda Ud. quién acuñó el célebre pensamiento, de que el éxito depende en “1% de inspiración y 99% de transpiración”? Fue Thomas Alva Edison quien lo dijo, un inventor, científico y empresario estadounidense, también, para quien ese 1% le llevó a idear una lámpara eléctrica incandescente, mientras que el 99% significó 1.000 intentos fallidos, ya que el foco se le quemaba siempre. Cuando le preguntaron por qué había fracasado tantas veces, respondió que no había fracasado, más bien, había descubierto 999 formas de cómo no hacer un foco. ¿Interesante perspectiva, verdad? 

Lo cierto es que, como ocurre con toda obra humana, es posible que al empresario no le vaya bien en los inicios de su emprendimiento, pero, gracias a Dios, el determinado espíritu que tiene lo anima una y otra vez a vencer la adversidad; a levantarse, si hubiera caído y a seguir adelante con la fe puesta en lograr su sueño. ¡Triste y grave fuera si todos los empresarios se rindieran ante la primera adversidad y levantaran las manos! Las consecuencias serían nefastas, no solo para ellos, que lo arriesgan todo, sino también, para la sociedad. 

El primer impacto de perder a nuestros empresarios sería el desabastecimiento del mercado nacional, con la inevitable y creciente dependencia del abastecimiento externo, conllevando ello un menor crecimiento económico por el languidecimiento de la actividad productiva. 

Desde el punto de vista social, el deterioro empresarial implicaría que mucha gente pierda sus fuentes de empleo, a partir de lo cual los jefes de hogar sufrirían por no poder generar los recursos necesarios para atender a sus dependientes en sus múltiples necesidades de alimentación, salud, educación, etc. 

En lo que hace al Estado, ocurriría que no solo la inversión privada bajaría y el consumo familiar caería, sino que disminuiría la recaudación de impuestos, afectando las finanzas públicas, por tanto, su capacidad de gasto e inversión, lo que llevaría a un deterioro del bienestar en detrimento de la ciudadanía. 

Todo lo contrario pasaría, si desde el Estado se apoyara abiertamente la actitud emprendedora, innovadora y visionaria de quienes saben y quieren hacer empresa en el país, utilizando su imaginación y capacidad para asumir riesgos comerciales en la búsqueda de atender las demandas del mercado interno y de los mercados exteriores, a través de procesos productivos, comerciales y de prestación de servicios basados en la inversión, la tecnología y el conocimiento. 

La consecuencia de ello sería un mayor movimiento económico con más fuentes de empleo digno y sostenible en el tiempo; un mayor dinamismo en el mercado interno, por los ingresos generados para las familias; una mayor recaudación tributaria para atender las necesidades del Estado; finalmente, mayores posibilidades de ahorro privado para ser canalizado a nuevos procesos de inversión. 

¡Este círculo virtuoso de realizaciones debería ser nuestro sueño, como bolivianos! Que el esfuerzo empresarial, inspirado en la búsqueda de una genuina utilidad, devengue a lo largo de la cadena de valor incontables oportunidades de empleo e ingresos para la gente y una mejora del bienestar social, con lo cual, el reiterativo sueño de un mejor país se lo pueda lograr con un Estado que promueva y garantice la iniciativa privada, dentro de la legalidad y la formalidad. Solo entonces, aunque hayamos fracasado tantas veces en el pasado, el sueño de una “Bolivia digna, productiva, exportadora y soberana” podría hacerse realidad.

Buscando la verdad
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El libertario de Milei en Argentina

Milei trajo atención hace unos meses, por sus críticas contra lo que el suponía los totalitarios de la izquierda en la Argentina. De hecho los tremendos errores de la política económica del vecino país, empujaron a las masas obreras y pueblo en general a optar por Milei. Este personaje se decía a sí mismo ser partidario del liberalismo e incluso del anarco liberalismo, totalmente en contra de los supuestos totalitarismos de izquierda. Sin embargo, pasaron unos meses desde entonces, y este sujeto libertario, demuestra que es más totalitario que a quiénes criticaba. Su modelo económico, que es copia fiel de los modelos fracasados del neoliberalismo de los años 80 y 90 del anterior siglo, empieza a sembrar hambre y miseria.

Por tanto, sabemos de ante mano que el hambre y miseria se profundizarán en la Argentina. Y el libertario de Milei no es por supuesto ningún libertario, sino un payaso más de los sectores conservadores de Argentina, que a nombre del liberalismo sólo acude a recetas ultra conservadoras e importadas de países donde sus realidades se prestan a imponer dichas medidas. Por ejemplo Inglaterra o Estados Unidos, países industriales que experimentan con sus poblaciones que han sido totalmente enajenadas de sus realidades, y ya no tienen las posibilidades de pensar en cambios sociales.

Milei es una muestra más de que las clases altas, oligarquías latinas, no se ubican en el tiempo histórico o simplemente siguen nomás anclados en el pasado colonial, o republicano que es casi lo mismo. Su dependencia enfermiza de los centros de poder capitalista, les delata su poca autonomía y poca visión al menos nacionalista en estos países. Milei lo primero que hizo, como perro sabueso, es ir corriendo a los Estados Unidos y arrodillarse ante los burócratas del imperio para esperar su visto bueno. Humillantemente salió en los medios de prensa imperiales, sonriendo con Trump y otros coloniales para decir que es un soldado más del sistema capitalista central. Ridícula manera de empezar siendo elegido por una parte de su pueblo.

Hoy se esfuerza por firmar acuerdos de la guerra fría con Estados Unidos y otros del sistema. Se esfuerza en derrochar dinero comprando chatarra militar, como aviones y otros artefactos de la muerte gringa. Realmente, este personaje pasará a la historia como el más servicial del moribundo sistema capitalista que haya tenido América Latina, en un momento histórico donde el planeta se inclina hacia lo multilateral, como intentos ante el fracaso de occidente en estos siglos de impostura e imposición colonial económica.

Pero es cierto que los Milei abundan por estos lados del mundo. En Bolivia también los tenemos, Tuto Quiroga y otros compinches de la banda. Y no les podemos pedir que piensen por sí mismos, necesitan de recetas externas para decir algo. Necesitan arrodillarse ante sus amos para ser alguien. Al parecer no entenderán de soberanía, o de nacionalismo por lo menos. Sabemos que los intereses de sus amos son muy poderosos, por lo que es demasiado soñar que estos oligarcas piensen por sí mismos. La experiencia nos dice que los conceptos de  soberanía, patria, Nación y Estado soberano, son conceptos que se construyen en las trincheras de las luchas sociales. Son conceptos que denotan experiencias de consciencias superiores desde las conquistas sociales. Aspectos que por supuesto están fuera del entendimiento de los Milei o Tutos Quirogas.

El neoliberal de Milei terminará endeudando a la Argentina. Además sobre la base del hambre y la miseria de los obreros, de los trabajadores. A nombre de combatir contra el comunismo y sus huestes totalitarias, impondrá las recetas del neoliberalismo más conservador y totalitario posible, vendiendo a su país al mejor postor del sistema. Experiencias que hemos pasado a lo largo del continente en todos estos siglos. 

Con Milei no hay novedad al respecto. Sino más de lo mismo, de lo conocido en la historia del hambre y miseria de nuestros pueblos. Recetas importadas y modelos fracasados en lo económico y social; pero justificados desde los enormes intereses comerciales de las potencias. Milei sólo es el payaso del circo; que se hace al sionista en el muro de los lamentos, después se presenta en los salones del FMI, después en las oficinas de los distintos jefes mafiosos de la política norteamericana. Pues no hay novedad sino lo mismo nomás a nombre del liberalismo occidental.

Es una crueldad de cierta manera la política en Latino América. De vaivenes y traspasos de ideologías extremas; pero sin resoluciones de las grandes demandas de nuestros pueblos: trabajo, vivienda, salud, educación y Vivir Bien. Millones de compatriotas latinoamericanos se debaten entre la miseria y la pobreza, sin que sean el centro de la política sino sólo la excusa en todos los discursos ideológicos. 

Milei es la coartada perfecta de los centros de poder, para seguir esquilmando nuestras riquezas, a costa por supuesto de sueldos miserables y países desestructurados, desinstitucionalizados para el saqueo total y legal de todo lo que sea posible. Como vemos, siguen en pie revoluciones postergadas. Revoluciones en serio y sin discursos.

                                                                                              La Paz, 28 de abril de 2024 

Opinión
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Velocidades del llamado desarrollo

El concepto de desarrollo ya ha sido cuestionado muchas veces, incluso en Bolivia. Deviene de realidades donde el sueño de progreso y desarrollo responde a estructuras sólidas, sobre todo de países industrializados, respecto de la economía. Pero que no se amoldan tan fácilmente a realidades del tercer mundo, sobre todo países sin procesos de industrialización, sin bases sólidas de industrialización, sin tecnología de punta. En definitiva sin posibilidades de crear mercados internos con alto valor agregado.

Por eso, lamentablemente, la brecha entre aquellos dueños de las patentes industriales y quiénes no tenemos básicas formas industriales, se ensancha cada vez más. Ese fenómeno objetivo es por demás demostrable a la hora de los resultados de las escalas de desarrollo. En nuestro caso la pobreza franciscana es elocuente, la ausencia de estándares de desarrollo en temas de calidad es nomás la conducta mediocre de todo lo nuestro. También hay razones históricas por cierto; pero los resultados son los resultados.

En estas complejas coyunturas mundiales, las peleas tecnológicas entre los gigantes de la economía, son el pan de cada día. Sus centros de investigaciones científicas trabajan día y noche, los siete días de la semana para estar al día en las competencias, en todos los campos posibles de las industrias y las tecnologías. Claro, no podemos competir con todo eso, no tenemos las mínimas condiciones materiales ni científicas para hacerlo. Es como soñar ganar algún día el premio nobel de física nuclear. 

Pero podemos acomodarnos a algunas escalas más modestas de todos los avances en las ciencias, en los procesos tecnológicos. Por ejemplo en los temas de productos alimentarios, por nuestras enormes potencialidades. O en los temas de minería por razones históricas. Sin embargo, una cosa son las potencialidades y otra la realidad objetiva de los hechos. Nosotros tenemos enormes potencialidades, desde hace siglos, en varios temas: minería, producción agropecuaria, piscícola, ganadera, agroindustrial. Pero seguimos nomás siendo la cola del furgón a la hora de las estadísticas internacionales. Es decir, no somos competitivos en nada.

Una de las condiciones objetivas es la calidad del funcionamiento de las instituciones, sean estatales o privadas. Que ofrezcan seguridad laboral, servicios básicos seguros, como salud y educación  (eso ofrecía la Comibol después de la revolución del 52). Otra de las condiciones es contar con centros universitarios realmente competitivos, en los sectores de ciencias y tecnologías industriales. También un mercado interno sólido, donde los consumidores tengan al menos estándares medios de consumo asegurado. No la pobreza generalizada de las poblaciones, que sólo pueden consumir lo más precario y barato por razones de miseria y pobreza.

En nuestras realidades nos contentamos con muy poco, pues las costumbres de la precariedad y pobreza hacen que de por sí optemos por lo más barato, casi pobre como artículo, porque la capacidad de consumo y ahorro son nulas. Claro que la corrupción empeora estas realidades, nos lleva al abismo de la informalidad desde la perspectiva de ausencia de Estado, es decir ausencia de impuestos, ausencia de mercado interno, en suma ausencia de perspectivas de desarrollo en escala humana. 

No tenemos velocidades ni mucho menos. Somos un país lento y demasiado lento para temas de desarrollo; para temas educativos de competencias altas. Nuestras conflictividades sociales nos hacen totalmente vulnerables a las corrientes de todos los desarrollos. Ni siquiera podemos tener pequeñas parcelas de industrias turísticas, porque nada es seguro en nuestras carreteras, en nuestras normas, en nuestro desorden cotidiano y emblemático. Es decir, como país nos contentamos con muy poco.

Hay experiencias mundiales que han enseñado cómo hacer las cosas. Sin tener recetas ni mucho menos. Por ejemplo Corea del Sur o Singapur. Desde la pobreza y miseria casi absoluta lograron en 30 o 40 años salir de la pobreza, y llegar a estándares altos de desarrollo. Como decimos, se pusieron las pilas incluso a la fuerza, por la fuerza. Ya que el desorden y la ausencia de institucionalidad sólo nos conduce al manejo de unos indecentes, contra toda la población de manera antidemocrática. Y desde todo punto de vista es injusto y totalmente contra la voluntad del pueblo.

Definitivamente nos jugamos el pellejo del futuro y de nuestra historia, cuando nuestra incapacidad colectiva se mezcla con la ceguera y la complicidad de no asumir al menos unos grados de desarrollo. Deberíamos avergonzarnos al menos desde lo ético, pues ver la miseria y pobreza de nuestras calles para reaccionar en consecuencia. No con discursos fogosos y engañosos sino con hechos, con acciones objetivas en la maquinaria de nuestras instituciones, en la maquinaria de nuestras universidades. 

Las nuevas generaciones, los jóvenes, son los que pagan el precio muy alto de los errores irresponsables del pasado. Porque no tienen oportunidades de trabajo digno, de oportunidades de negocios, de mercados internos solventes, de instituciones sostenibles en el tiempo. Lo cual es totalmente injusto, totalmente indecente, totalmente antiético y se les deja tareas colosales que ya deberían estar realizados hace mucho tiempo. En fin.

Opinión
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El calvario del incremento salarial en Bolivia

Se avecina el festejo del 1º de Mayo y con ello un nuevo dolor de cabeza para las empresas que producen, comercian y prestan servicios en el marco de la legalidad y la formalidad, ya que con motivo de tal celebración, se anuncian prerrogativas para la “clase trabajadora” -curiosa denominación, por cierto- como si quienes en verdad lo arriesgan todo en beneficio del país -su capital, su patrimonio y hasta su salud- no trabajaran… 

La otrora gloriosa y hoy venida a menos Central Obrera Boliviana (COB), como estila hacer cada año, entregó ya su pliego petitorio al gobierno con una aspiración de incremento del 8% al salario mínimo nacional y 7% al básico, diferenciándose de los líderes de la combativa COB de antes, que no solo pedían aumento, sino también, políticas de reactivación en función del país, no como ahora, que su actuación y cálculos políticos sólo tienen que ver con agradar a sus bases… 

Como era de esperar, tal irracionalidad, a la luz del desempeño económico del 2023, cuando no hubo segundo aguinaldo por el magro crecimiento, y el hecho que organismos internacionales vaticinan que este año el PIB podría crecer menos del 2%, varios sectores elevaron el grito al cielo. El sentir del empresariado es que el incremento planteado es desproporcionado, tomando en cuenta la baja inflación y el bajo crecimiento del 2023, advirtiendo que afectaría a la inversión y el empleo, al encarecer el producto nacional, favoreciendo al contrabando que compite ilegal y deslealmente al no pagar tributos, de ahí que hasta plantearon “congelar” los salarios en 2024. 

Hay que recordar que en 2023 el incremento salarial determinado por el gobierno fue del 5% al mínimo y 3% al básico, considerando la inflación del 2022 que llegó al 3,12%; de ahí que, siendo que la inflación del pasado año fue del 2,12% de ninguna manera correspondería siquiera repetir el incremento del 2023. 

Es bueno traer a la memoria, también, que el incremento salarial obligatorio solo se aplica a las empresas legalmente establecidas, en un país en el que según organismos nacionales e internacionales, la informalidad se campea a tal punto que, entre el 80% y 85% de los empleos se dan en tal situación, por lo que quienes tienen que competir contra empresas que no pagan altos tributos ni tienen rígidas obligaciones sociales, lo hallan injusto y alzan su voz de reclamo. 

Con relación a esto último, está la preocupación del efecto “en cascada” que produce el aumento salarial, pudiendo llegar a significar una carga superior al 40% para el empleador, sin que suba en igual proporción la productividad del trabajador o las ventas para generar los recursos adicionales necesarios, al subir también las obligaciones sociales como son los aportes patronales para salud, aguinaldo, jubilación, bono de antigüedad, pago de feriados y dominicales, primas, entre otros, pudiendo ocasionar, como consecuencia, la reducción del empleo formal y el cierre o mayor informalización de las empresas para poder sobrevivir. 

La baja dinámica económica, la tendencia a un menor crecimiento, la escasez del dólar y su encarecimiento, el mayor costo de los insumos importados, el grave impacto del cambio climático en el agro y la agroindustria, la caída de los precios internacionales de los bienes de exportación, el desborde del contrabando y la informalidad, la inestabilidad política que vive el país, entre otros, configuran un escenario adverso para pensar en incrementos salariales. 

Bolivia, es miembro de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) desde 1919, habiendo ratificado 50 Convenios con recomendaciones fundamentales para que el remedio no resulte peor que la enfermedad y un buen deseo no termine perjudicando a los trabajadores. Así, en materia salarial, la cláusula 21 del Diálogo Social y el Tripartismo, sentencia que “no pueden lograrse términos equitativos de empleo, condiciones de trabajo decente, seguridad y salud en el trabajo y desarrollo para el beneficio de todos sin la participación activa de trabajadores, empleadores y gobiernos mediante el diálogo social”. Este diálogo, p. ej., debería llevar a flexibilizar la legislación laboral para que los jóvenes, universitarios, madres solteras, etc. trabajen por horas, sin generar sobrecostos laborales, con lo que ganarían todos, como pasa en muchos países. 

Es de esperar que, cumpliendo con la fe del Estado comprometida ante la OIT, el proceso tripartito gobierno-empresarios-trabajadores pueda darse, para que lo que se decida no sea una imposición derivada de una decisión unilateral o un acuerdo bilateral, sino, más bien, de un diálogo donde se escuche al trabajador pero, también, al empleador, para que prime la sensatez, la prudencia y, sobre todo, la empatía de gobernantes y trabajadores, hacia quienes lo arriesgan todo al invertir en procesos productivos, comerciales y de servicios. De no ocurrir esto, un aumento igualitario y obligatorio sería discriminatorio, al darse un trato igual a los diferentes o un trato diferente a los iguales...

Buscando la verdad
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Estados heredados, estados por soñar

A pesar de las buenas intenciones y esfuerzos de estos años, seguimos nomás con los Estados heredados del siglo XIX, que son copias burdas de los Estados europeos de ese siglo. Cierto que los Estados modernos son invento de los europeos; quiénes exportaron después esas estructuras por el mundo entero. En nuestro caso el Estado se estructuró hasta mediados del siglo XIX, a pesar del desorden, del caos total, de los gobernantes que no tenían idea de estos territorios, de las pérdidas territoriales. En varios aspectos fueron estructuras coloniales, fue herencia colonial, con tintes y perfumes modernos.

Por todo eso, hasta hoy, tenemos todavía herencias coloniales muy compactas que no hemos cambiado, sino en las bonitas leyes de nuestros escritos legales. El mal trato al ciudadano común desde el Estado, el pésimo trato al interior de nuestras instituciones, la lentitud y la brutal burocracia, son absolutamente coloniales. Sellos inconfundibles de costumbres coloniales que siguen nomás como protocolos de comportamiento estatal colonial.

Seguimos debatiéndonos entre la penumbra de cómo cambiar semejantes estructuras, que han sobrevivido a todos los intentos de cambio de nuestra historia. Varias de las veces nos encubrimos, porque son nuestros errores internos históricos, culpando a factores externos: imperialismos, etc. Sin tener la capacidad de autocrítica, o al menos crítica histórica de nuestros propios hechos, de nuestros propios errores. Por supuesto, que hay factores externos que influyen en el devenir de nuestros hechos. Por ejemplo el nefasto papel de la diplomacia norteamericana, del intervencionismo pirata de la política norteamericana.

En todo caso, nuestros factores internos son importantes si es que queremos realmente cambiar nuestro destino como país. Pero si seguimos nomás con las costumbres coloniales del desorden, de la ausencia de estrategias de Estado, de ausencia de consensos como colectivo, como Nación, echando la culpa a los fantasmas del imperio cuando son nuestros propios errores, sin esfuerzos de ver nuestros hechos con crítica y autocrítica histórica, tratándonos tan mal entre bolivianos, encubriendo corrupciones y pésimas formas de comportamientos institucionales, pues las calendas griegas seguirán esperando nuestro futuro sombrío y lleno de lamentos, lleno de cinismo y  mentiras por los siglos de los siglos.

El mundo está cambiando de manera dramática. El fracaso de occidente y su estrepitoso derrumbe, puede ser otra oportunidad más para nuestra Nación. En sentido de liberarnos por fin de los designios coloniales y capitalistas del siglo XVI. Muchas Naciones en el mundo están en ese proceso, como China o India. Tarea monumental y titánica por cierto. Pues, estamos al parecer en una transición mundial a algo. No sabemos a dónde se dirige el mundo. Sabemos que occidente es un desastre total, sus resultados son elocuentes: crisis económica mundial, cambio climático, destrucción de la naturaleza, guerras por todo el mundo. 

Son momentos en donde tenemos como Nación que leer bien los designios de los tiempos. Porque posicionarnos bien en esta complejidad será clave e importante. Pero si seguimos nomás con tontos argumentos coloniales del desorden, de la corrupción, del sálvense quién pueda, del egoísmo e individualismo secante, del bloqueo mental, del bloqueo físico de nuestras carreteras, del bloqueo histórico que nosotros mismos nos ponemos, pues seguiremos nomás estancados en la mentalidad del siglo XIX, de la pobreza generalizada, de la mendicidad internacional, de la ceguera histórica colonial.

Requerimos de sinceridad y claridad en el manejo de los destinos, de la historia del país. No es suficiente la ideología o la política por sí mismos. La experiencia nos ha enseñado que esos instrumentos tienen limitaciones. Porque pueden ser utilizados por personajes poco calificados, poco éticos, poco comprometidos con los enormes sacrificios que el pueblo hace cotidianamente para sobrevivir. En pleno siglo XXI, cuando la humanidad está en plena cuarta revolución industrial lo menos que podemos hacer es buscar a los mejores calificados, para enfrentar retos educativos, industriales, institucionales, científicos. Porque repetir errores del pasado sería absolutamente irresponsable, nada ético y moral frente a las nuevas generaciones.

Para desmontar todo lo colonial del Estado actual, no bastan los discursos: sobran. Se requiere gente idónea y valiente; pero sobre todo coraje y patriotismo extremo. No hay términos medios, no debería haber mediocridades y lentitud insultante. Necesitamos apostar en grande, necesitamos dignificarnos, ser nosotros mismos para ser ciudadanos del mundo con identidad propia y distinguida. Lo colonial es un lastre que ya debemos dejar: pésimo trato humano, ausencia de claridad institucional. 

El mundo está en transición y cambios profundos. Apostemos a esos cambios; pero desde nosotros mismos: cambiando realmente desde lo profundo de nuestro ser, empezando a dejar los comportamientos coloniales que nos dañan terriblemente. Apostemos a cambiar para construir un Estado con el sueño de las raíces prehispánicas, de aquellos Estados que funcionaron sosteniblemente por miles de años, antes de la llegada de occidente. 

La inercia, la ausencia de voluntad de cambio, la corrupción del espíritu, son excusas coloniales para encubrir los pésimos comportamientos coloniales. Requerimos fuerza de voluntad, para encontrarnos con los sueños de nuestros ancestros. Escuchemos esa necesidad de cambiar y por fin soñar para transformar nuestra historia.

Opinión
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El rotundo fracaso de Occidente

El ataque de Irán a Israel es una muestra del fracaso de occidente en estos siglos de supuesto liderazgo. Simplemente occidente no deja de desequilibrar el mundo, desde el siglo XVI, porque continúa el saqueo y la expoliación mundial. Ahora mediante las finanzas y los negocios más oscuros posibles como el narcotráfico. Sus avances tecnológicos y científicos no sirven para la calidad de vida, para el Vivir Bien, sino para favorecer a un pequeño puñado de humanos, esclavos en general del capitalismo, en detrimento de los miles de millones de los otros seres humanos.

La mentalidad guerrera y cavernaria de occidente no ha cambiado desde hace miles de años. Esa mentalidad conquistadora y genocida, sigue nomás en sus costumbres de Estado, como en Israel que en manos de los políticos criminales y asesinos de aquel país, justifican el genocidio en nombre de Dios. Esa es la calidad de occidente. Todo lo demás son discursos, adornos de estética para encubrir lo que realmente es en el fondo la civilización occidental.

Los criminales judíos pueden asesinar en cualquier parte del mundo, sin que la famosa comunidad internacional diga algo. Por supuesto que las Naciones Unidas no sirven para nada sino para justificar a los asesinos de occidente. Los bombardeos de Israel se suceden todos los días; pero nadie dice nada. Tienen tentáculos en sus servicios de inteligencia, para asesinar en cualquier parte del mundo. Y pues, occidente nada dice al respecto de semejante impunidad de los asesinos judíos.

La guerra es el mejor argumento de occidente, se saben superiores tecnológicamente y por el dominio económico puede comprar consciencias e información por todo el mundo. No han avanzado en aspectos políticos o de consensos, sino todo lo contrario. El totalitarismo es el único factor de occidente, ante las demás maneras y formas de ver la vida y el mundo. 

Las guerras son justificadas desde sus propias maneras de ver el mundo. Todos los demás somos terroristas, criminales, o simplemente estamos fuerza de la ley de occidente. Por tanto, sus leyes les permiten eliminar terroristas. Como hace siglos, sus leyes les permitían eliminar indios o formas distintas de culturas y pensamientos. Cavernarios como son pues es muy difícil que entiendan otras maneras de concebir y ver la vida en este planeta.

Anoche Irán respondió ante uno de los asesinatos, muy normales, de sus diplomáticos en Siria. Todo el aparato occidental de Inglaterra, Francia, Alemania y Estados Unidos, corrieron para socorrer a los criminales de Israel. Era lógico. No podían permitir que los salvajes se salgan con la suya. Lo más probable es que ahora estén planificando respuestas militares a Irán, porque los salvajes tienen que aprender, tienen que domesticarse ante el dominio de occidente. Y eso es sólo por la fuerza, por las cadenas, por la soberbia que es muy típico occidental.

El siglo XXI y nuevo milenio nos ha deparado muerte y miseria por el mundo. Obra y genio de occidente, que ante sus crisis capitalistas y el inicio de un mundo multipolar, reacciona como un perro con rabia, porque no quieren perder su papel de esclavistas que ejercen desde el siglo XVI, no quieren compartir el poder porque nunca imaginaron perder ese papel cavernario y sanguinario en esencia. 

Llegó el futuro. Es tan impostor como el pasado. Sólo nos deparan guerras, hambre, miseria, explotación, expoliación y esclavismo del sistema capitalista. El sistema no permite que otros pueblos piensen distinto. Como en el siglo XVI. Porque la tecnología del terror guerrero, se ha puesto al servicio del sistema. La tecnología de la guerra es ahora la bandera más importante de los asesinos del Estado capitalista occidental. Y nadie está a salvo, sus drones vigilan desde el cielo para cazar salvajes o terroristas por cualquier lugar del mundo. Sí, esto es el futuro.

En poco tiempo más los cavernarios de occidente crearan robots para las guerras. Serán entrenados por supuesto para cazar salvajes y terroristas. Eso es cierto. La mentalidad occidental sólo tiene esos propósitos y están bendecidos por Dios. Están bendecidos por el sistema capitalista. 

Pues bien, quiénes no estamos con esa monstruosa manera de ver la vida tenemos que seguir siendo tercos. Tercos en buscar otras formas más humanas de construir vida. El Vivir Bien tiene que ser una posibilidad ante este desastre de occidente, que no termina y se profundiza desde el siglo XVI. Por estos lados del mundo, la política sigue siendo occidental o copia de occidente. Los compañeros de izquierda son los más occidentales. Curar esa enfermedad no será fácil. Pero es una necesidad primordial, pues occidente es un rotundo fracaso. 

Son demasiados siglos de sufrimiento, de condena a seguir de esclavos porque el sistema así está diseñado. Está diseñado para que unos pocos sean dueños de todo; unos pocos gocen de los beneficios del sistema. Los demás pueblos estamos condenados a ser esclavos, o explotados por la gracia de Dios como dicen los occidentales. Es hacer justicia luchar por la ruptura de ese sistema occidental guerrero y sangriento.

Pues, que nuestros ancestros nos ayuden a destruir al sistema occidental tecnológicamente guerrero, sangriento, impune, explotador, expoliador y asesino desde el siglo XVI. 

                                                                                           La Paz, 14 de abril de 2024

 

 

Opinión
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