Apuntes a un mes del testeo de golpe en Bolivia
La Carrera de filosofía organizó el panel: Análisis sobre la crisis actual del mundo y los recientes sucesos acaecidos en Bolivia. Los invitados fueron el sociólogo Eduardo Paz, el filósofo e ideólogo político Javier Bejarano y los analistas de geopolítica y filósofos de formación Iván Mollinedo y Rafael Bautista.
El día 3 de julio, la Carrera de filosofía organizó un panel virtual titulado: Análisis sobre la crisis actual del mundo y los recientes sucesos acaecidos en Bolivia. Recordemos que estábamos a una semana de la militarización de la Plaza Murillo. Los invitados fueron el sociólogo Eduardo Paz, el filósofo e ideólogo político Javier Bejarano y los analistas de geopolítica y filósofos de formación Iván Mollinedo y Rafael Bautista. El reto fue pensar lo que vivimos el 26 de julio no tanto a la luz de los reflectores de la vida cotidiana en Bolivia sino a través de los sucesos internacionales que muestra la geopolítica mundial.
La tesis de Eduardo Paz partió de señalar las cuatro etapas de la crisis del capitalismo, la misma se refleja en la constante pérdida de poder de Estados Unidos y Europa. Este hecho corresponde al tránsito de un sistema unipolar a un nuevo proceso multipolar del reordenamiento del orden mundial (político, militar, diplomático, ideológico, cultural).
Paz hizo un recuento de los procesos importantes durante el siglo XXI: Primero, la crisis cíclica del capitalismo que es recurrente, iniciada entre el 2008 y el 2009 con la ruptura de la burbuja financiera, la acumulación del capital y las constantes restricciones a los sectores como jubilados, trabajadores e inmigrantes. Segundo, el impacto de los aviones en las dos torres que puso en el conflicto mundial a Medio Oriente (Afganistán, Irak y Libia) dentro de la disputa. Específicamente en lo que se refiere al recurso natural del petróleo. Esto supone un cambio del modo de control y en el tratamiento de los Estados Unidos a los que ellos llamarían “terroristas”. Tercero, el ascenso de la China a nivel mundial, geopolítico y económico, constituida como un poder, pero que además está acompañado de ser un territorio extenso y de masiva población. Asimismo, la India es otro eje importante a nivel comercial, industrial y económico en esta región, además de su inmensa extensión territorial y demográfica. Cuarto, el posicionamiento de Rusia como fuerza militar.
Bajo esta tesis, Eduardo Paz señaló que nos interesa preguntar ¿qué lugar ocupa América Latina en esta multipolaridad? Teniendo en cuenta los recursos que posee, Latinoamérica es un territorio en disputa. Asimismo, cabe señalar las políticas de nacionalización y la redistribución de las riquezas escapan al plan del orden mundial que suponía a estos recursos como sus propias reservas. No es un dato menor contar con gobiernos como el de Javier Milei y haber tenido a Jair Bolsonaro en correspondencia con el régimen unipolar, afirmó Paz.
Según Paz, la tesis bajo la que se dibujan los sucesos internacionales y lo acaecido en Bolivia es la del tránsito de un orden unipolar cuyo poder estratégico e instrumental era militar, económico financiero, narrativo, de cosmovisión, pero que en última instancia corresponde a un modelo imperial o unipolar en oposición al modelo multipolar que busca cómo enfrentarse al orden unipolar.
La propuesta de Javier Bejarano apostó a afirmar que en Bolivia, por una parte, se opera la desestructuración de la hegemonía del Movimiento al Socialismo y se vive la “coyuntura de la transición”: una etapa de transición, marcada por la crisis de la hegemonía compuesta por dimensiones como: las creencias, el discurso y la práctica política de un bloque social que contó casi por dos décadas con la capacidad de consenso del pueblo y su legitimidad. Dichos elementos de articulación estuvieron constituidos por: la primera gran marcha de las tierras altas cuyo pedido fue la Asamblea Constituyente; la reforma constitucional que promueve la democracia participativa pues la participación popular generó la presencia de partidos políticos en el campo y con ello la administración de sus propios fondos; las grandes sublevaciones indígenas como la de octubre de 2003. Estos elementos hicieron posible el ascenso de Evo Morales con el 64,22% de los votos y el cumplimiento de la Asamblea Constituyente. Asimismo, esto llevó a la expansión nacional de esa hegemonía a nivel legislativo, ejecutivo y judicial.
Bejarano llamó a la crisis de la hegemonía una fractura en cuatro aspectos: Primero, la crisis del actor indígena-campesino. Dicha crisis se inició con el conflicto desatado por el TIPNIS pues produjo una desagregación grande de la unión de la clase media con los indígenas. Segundo, la crisis del sujeto político-MAS consistente en la desacralización de Evo Morales y consecuentemente la desagregación del sujeto social. Tercero, la crisis del gobierno que se refiere estrictamente al desgaste y crisis del gobierno del MAS, que por una parte, se reviste en la bicefalía del partido y por otra en lo concerniente al gobierno de Arce mediante la crisis del dólar y los carburantes. Finalmente, este deterioro de la hegemonía se verifica en la incapacidad de este bloque para articular demandas.
Los sucesos del 27 de junio de este año, son tratados por Javier Bejarano como insubordinación militar que es parte de la dispersión y el hecho de que el sujeto pueblo ya no está representado. Asimismo, se refleja en la dispersión en los poderes del Estado, pues por ejemplo, el poder judicial tiene su propia agenda. Tristemente, se puede identificar la presencia de corrientes neoconservadoras en las juventudes. Las hegemonías van desapareciendo a largo plazo.
Los siguientes panelistas Iván Mollinedo y Rafael Bautista coincidieron en la tesis del testeo de golpe de Estado en Bolivia; por una parte, Iván Mollinedo señalo la relación de la situación de la guerra de Ucrania y Rusia, así como el genocidio de Israel contra Palestina, los recursos naturales y los actores internacionales que pudieran verse involucrados con el testeo de golpe de la semana del 26 de junio. Mollinedo remarcó que los análisis políticos locales sólo consideran los factores internos y no una visión geopolítica que dé cuenta del tránsito del orden unipolar e incluso bipolar hacia el orden multipolar que se viene dibujando desde los BRICS.
Mollinedo afirma que existen intereses y que la anarquía de las superpotencias mundiales está marcada por la fuerza bruta imperante y flagrante. En todo caso, se debe desmitificar las democracias de Occidente. Afirmó que las violaciones flagrantes de los derechos humanos es una constante, enumerando (1999) Bombardeo a Yugoslavia, (2003) Invasión a Iraq, (2011) bombardeo contra Libia (Consejo de Seguridad) y (2023) el genocidio en Gaza (por Israel). La guerra de Ucrania obedece además a la necesidad de USA y algunas naciones europeas de posesionarse como potencias mundiales unipolares, sin reconocer su desgaste, ubicarse en oposición a Rusia y China, desestimando no solo su poder económico y militar sino también demográfico.
Bolivia tras haber vivido un intento de golpe, tenía estructurado casi de inmediato en los medios, el relato del autogolpe por la propia boca del militar Zuñiga. La tesis del autogolpe según Mollinedo se irá derrumbando en la medida en que se aplique la investigación y se vayan presentando detenidos y testimonios. Asimismo, plantea que la posibilidad del autogolpe sería un instrumento fallido, pues provoca un desgaste del gobierno de Arce e incluso su popularidad que no supera el 20% pero que es alta en comparación con el resto de los candidatos; además supone el resurgimiento de líderes de la oposición, que previamente estaban desdibujados pues la oposición había sido monopolizada por Evo Morales. Además, incluso un autogolpe supone un movimiento militar que conlleva al interior de las Fuerzas Armadas con grupos no golpistas y grupos pro-golpistas. Finalmente, la pérdida de la inversión extranjera.
Con este trasfondo, Mollinedo nos invita a pensar ¿Qué pudo haber detrás de este intento de golpe?, un dato no menor es la presencia de la encargada de negocios Debra Hevia, una política de alto nivel de Estados Unidos, en Bolivia. Recordemos que Bolivia carece de relaciones económicas con el país del norte, además de la concurrente presencia de Hevia, especialista en Latinoamérica, en países que han atravesado golpes como Ecuador y Perú, e incluso Rumania.
Otro aspecto que señala Mollinedo es la desarticulación del triángulo del litio pues parecía que Estados Unidos consideraba como reserva suya el litio de los tres países del sur, pues tanto Chile como Argentina con Milei negociarían preferentemente el litio con el país del norte. En cambio, Bolivia que es el más grande reservorio de litio, terminaba de tener una reunión entre los presidentes Luis Arce y Vladimir Putin, y se sabía de la cercana visita de Luis Ignacio Lula Da Silva.
Mollinedo deja ver además, sus sospechas y desajustes de último minuto de los organizadores de este golpe fallido, pues por una parte, hace notar la aceleración de la fecha, recordemos que existía un descontento de varios sectores de la población, pero que hasta la madrugada del 26 de junio ya se había avanzado con los transportistas, por lo tanto, el bloqueo de tres días había quedado suspendido, al saber esto, posiblemente algunos de los militares se reunieron esa mañana y aceleraron su decisión, de ahí que la militarización de Plaza Murillo fuera al mediodía y no hayamos amanecido militarizados como habitualmente ocurría.
Rafael Bautista a partir de la hipótesis del testeo estratégico, un testeo condicionado de respuestas sociales ante escenografías de incertidumbre, en este caso económicas. Entonces en Bolivia se está produciendo una especie de cerco político. Se ha disuelto el triángulo del litio, que nos daba la posibilidad de ser un reservorio estratégico y global de importancia mundial que podía habernos posicionado como una potencia, por el recurso estratégico que representaba el litio para las nuevas tecnologías. Chile ya tiene comprometida sus reservas con la economía del dólar y Milei acaba de firmar contratos con una transnacional israelí xtraLit que está ligada al mundo financiero anglosajón. Entonces este cerco busca dejarnos en una economía del despojo, tiene por objetivo dejarnos en un despojo financiero para que hipotequemos los recursos estratégicos.
Ya no buscan gobiernos afines sino la construcción de un imperio gendarme que disponga qué potencias pueden acceder a los recursos y la posibilidad de uso de los recursos de los países ubicados por ellos como el mundo del caos, donde estarían los países del Sur. En ese sentido, solo queda aliarse no sólo a una potencia política militar, que le dé un respaldo financiero.
Frente a la ausencia posibilidad de convivencia, sólo les queda a las potencias sobrevivientes poder asegurarse el uso de los recursos estratégicos administrados por el imperio gendarme. Estados Unidos ya no controla Medio Oriente; está perdiendo el control en Europa; está dejando al mundo una política que plantea aliarse a alguien que le dé cobertura militar y financiera a cambio de tasar en pésimas condiciones el acceso y administración de los recursos estratégicos.
Europa ha dejado de ser estratégica geopolíticamente, incluso los países asiáticos que tenían a USA y Europa como grandes mercados destinatarios, han visto que los picos de máxima inestabilidad de la crisis económica financiera y la sombra continua de la guerra, hacen mínima la posibilidad de mantener los índices de crecimiento económico mundial. Entonces, solo le quedan al imperio en decadencia los recursos de Latinoamérica (agua, litio, minerales, gas, etc.)
Argentina está en manos de los capitales de los fondos de inversión: Blackrock y Vanguard, tienen acordonadas las decisiones gubernamentales del país. Entonces, iniciar un cerco geopolítico, que es lo que se evidencia desde las declaraciones de la canciller argentina que se inclina por la retórica del autogolpe, genera ya desde antes el cerco de incertidumbre en las fronteras comerciales de Bolivia. A esto se debe agregar la variable negativa del gas. Es así que en Bolivia se está generando una inflación no tan visible pero que está suscitando disturbios en la planificación económica. En consecuencia, puede generarse políticamente de manera más dramática una escenografía como la montada el 2019. El peligro de la intentona golpista orquestada el miércoles 26 de junio que repercutió inmediatamente como efectos económicos en la especulación, el agio, la subida del dólar, el desinterés de la inversión en Bolivia y los conflictos que esto desata en la ausencia de activos; la subvención de la gasolina y el diésel que ponen en descrédito la pretendida estabilidad que afirma el gobierno, y nos lleva al punto de creer que es la propia convulsión social de manera creciente la que pretende el recorte del mandato antes del 2025, pero a la vez esto incrementa el desprestigio del modelo estatal fallido y del Estado plurinacional.
Rafael Bautista apunta a respuestas psicológicas frente a contextos de incertidumbre, por lo que el testeo de golpe, es una escenografía montada pero alimentada por cuatro factores. Primero, pensamiento administrativo burocrático gubernamental. Segundo, la presencia de estrategias americanas en ONG’s estratégicamente ubicadas en el Oriente boliviano. Tercero, el declive o desgaste popular. Cuarto, la incertidumbre económica en lo posible. La finalidad de este testeo operacional psicológico busca averiguar ¿en qué medida la gente y el pueblo reacciona frente a un asalto militar en el centro de poder?
Bautista nos invita a preguntarnos ¿por qué es necesario hacer parecer a Bolivia como un Estado fallido?, ¿quiénes quieren hacer aparecer a Bolivia como un Estado fallido?, ¿para qué devaluar al Estado plurinacional?, responderíamos para beneficiar al grupo unipolar.
Las reflexiones de los asistentes
Los testeos de golpe son rediseños del golpe de Estado, lo que buscan es un aparataje sobre todo psicológico a la situación de afectar a la movilización de la población y su modo de recepción. Cabe destacar que muchos jóvenes durante la actividad manifestaron su preocupación sobre la banalización y del golpe y la irradiación de la tesis del falso golpe, que en el fondo esconden una respuesta desmovilizadora de la población frente acontecimientos antidemocráticos. Además, buena parte de las preocupaciones de los asistentes destacó la falta de defensa de la democracia en las calles, en su lugar se optó por la pulsión del consumo, visible en las largas filas de los supermercados y de los cajeros automáticos.
Dos imágenes ocuparon las redes sociales y los televisores en Bolivia durante la tarde de aquel miércoles 26 de junio, por una parte, la militarización de la plaza Murillo y la tanqueta golpeando la reja del Palacio Quemado y por otra, las filas en los cajeros automáticos, los supermercados acompañados de relato mediático del pueblo en urgencia. Sobre esto cabe pensar si es realmente el pueblo aquel que goza de un trabajo formal, puede ahorrar, recibe un salario mensual y necesita comprar con factura, o realmente no podemos llamarle pueblo a ese sector de menos del 20% de los privilegiados que gozan de un trabajo formal en Bolivia. Esto no excluye a los que abarrotaron los mercados populares con sus pocos ahorros a la luz de la memoria traumática de vivir los golpes violentos durante el periodo de las dictaduras de la década del ‘70 y el ’80.
Mi comentario: De la banalidad del mal a la banalización del golpe
La banalidad del mal es un concepto propuesto por la filósofa política Hanna Arendt, en su obra Eichmann en Jerusalén, Arendt asistió al juicio contra Adolf Eichmann por el genocidio de judíos, ella fue corresponsal del The New Yorker. Durante la obra ella hace una descripción de las sesiones y un análisis sobre Eichmann. Lo trascendente de su caracterización acerca de Eichmann es que ella no lo presentó como un monstruo antisemita o una mente enferma y sangrienta; por el contrario, según Arendt, Eichmann era un buen burócrata, eficiente que cumplía las ordenes correspondientes a un régimen basado en el exterminio. Entonces él funcionaba en la lógica de cumplir las órdenes de sus superiores para obtener asensos, él era funcional al sistema. Lo que había dejado de hacer es reflexionar sobre las consecuencias de sus actos. La crueldad, la tortura y la aniquilación humana solamente eran ordenes que se debían ejecutar de manera eficiente para ascender en el sistema.
Esta filósofa postula la banalidad de mal, como la negación de la capacidad de ejercer la razón o la negación los súbditos de ejercer su derecho al ejercicio de su razón para oponerse a los mandatos de sus superiores. Afirmar la objeción de la razón anula el argumento de la obligación de obediencia o ley de obediencia debida. La razón de uno siempre está presente para objetar una orden superior si ésta contradice al bienestar o la vida de otro ser, aunque hayamos jurado subordinación.
Durante las preguntas en dicho panel muchos universitarios se refirieron al tratamiento de los sucesos de aquella tarde del 26 de junio como por la virulenta respuesta de las redes sociales con memes sobre el golpe y ridiculización de la respuesta consumista de las clases medias, del caos en los mercados y los cajeros automáticos. La generación de los universitarios se debatía en su mayoría en las risas y las burlas sobre saquear. El problema no consiste en tomarlo con buen humor, sino en apelar a la banalización del hecho para no pensarlo, en burlarme para no tener que analizarlo. A este fenómeno me refiero como la banalización del golpe. Esta dinámica de banalización también es aplicasa por figuras políticas cuya extravagancia y cinismo virtual son la forma de hacer política, ellos han renunciado al argumento, a la deliberación y al diálogo, pensemos en los casos más virales como Donald Trump o Javier Milei, quienes desatan comentarios fuertes sobre personas o situaciones cargados de prejuicios, palabras altisonantes pero que en el fondo solo son burlas anulando y desacreditando la posibilidad de pensar no solo de ellos como políticos, sino también de sus seguidores y espectadores pues la mofa y la burla sin el ejercicio crítico es la mejor manera de renunciar al pensar, es solo reírse de la desgracia sin atreverse a pensarla, o peor aún negarse a pensarla. La banalización del golpe, en su versión más sofisticada radica exacerbar la risa de lo sucedido, funcionalizar y justificar nuestro proceder durante esas horas y en negar la trascendencia de lo acaecido, predicando la tesis del autoconsuelo: la tesis del autogolpe, para así negarnos a pensar las consecuencias de nuestras reacciones más íntimas durante esas horas, negar nuestra funcionalidad con el golpe, nuestra falta de respuesta social para oponernos a un golpe, porque en el fondo nos duele pensar mientras el país corría el riesgo de caer en una dictadura, nosotros estábamos en la cola del cajero, la fila del supermercado, en la carnicería, o en el teleférico, acaparando las cosas, satisfaciendo nuestra pulsión consumista, en lugar de defender por si acaso a nuestro país. No somos monstruos, solo somos unos buenos consumidores, precavidos, individualistas y algo cobardes. Así también, por efecto secundario, al negar el testeo del golpe, me evito la necesidad de pensar el golpe.
Finalmente, un vacío de los primeros análisis locales fue una visión más amplia de lo acaecido en Bolivia, un análisis a la luz de los intereses de los países vecinos y la geopolítica mundial. Por eso, aun vemos la crisis de los dólares, el diésel y demás problemas solo en si dimensión local dejando suelta la visión más compleja de la construcción de un cerco económico y financiero agorero del fracaso del Estado Plurinacional y con ello desgajar, en las peores circunstancias, la disposición de los países poderosos sobre los recursos de Bolivia.
Nota: este escrito aún esta en etapa de revisión de los participantes del panel, pues esta escrito en base a los apuntes que pude tomar como moderadora del evento. Así mismo, tratare de compartir el enlace digital de las ponencias de cada participante.