Blog de Max Raúl Murillo Mendoza

El Norte rico quiere guerra. ¿Y el Sur?

Los educados y civilizados occidentales no entienden otro lenguaje que el de la guerra. La diplomacia está supeditada a la violencia brutal, al lenguaje de las armas y la tecnología de punta al servicio de los más cavernarios de aquella civilización. En esta coyuntura han abierto la caja de pandora en Ucrania, como pretexto de para ir al abismo y la guerra. Ajustar cuentas del pasado mediante la brutalidad de la fuerza guerrera, pues no olvidan esa su costumbre desde siempre, desde que tienen memoria civilizada, educada y supuestamente con los mejores estándares de sus sistemas educativos, científicos y cibernéticos. Todo eso sólo para destruirse entre ellos mismos.
 
La historia del sur no es tan distinta al norte, pues sus élites imitadoras y dispuestas a todo por ser esclavas de las élites del norte, estarían también dispuestas a ir al matadero de las historias del norte. Sin embargo, en varios lugares del sur felizmente existen sospechas y desconfianza de las acciones de los diplomáticos cavernarios del norte. Felizmente ya no hay la ceguera tonta, ni la admiración ciega que había hace unos veinte años atrás. Los peligros inminentes a los que llevan al mundo, los países del norte, no pueden por supuesto ser aceptados incluso por el sentido común.
 
La historia del colonialismo no ha cambiado substancialmente. Se ha transformado con el tiempo, se ha hecho más moderno y postmoderno. Pero en esencia los países del norte siguen nomás sus patrones y protocolos coloniales desde el siglo XVI. Sólo que en estos últimos veinte años, creció la consciencia de los países del sur y con eso empieza a modificarse las relaciones del sur hacia el norte. El mundo multipolar empieza a crecer, de a poco, con sentido muy propio, sea nacionalista, populista, izquierdista o incluso liberal.
 
En la guerra de Ucrania se nota que los países del sur no se han metido totalmente, apoyando, a esa locura gringa. Si bien hubieron apoyos a ambos bandos, estos han sido muy tímidos y poco explícitos diplomáticamente. Por supuesto que las presiones de Estados Unidos y sus satélites europeos son, como siempre, coloniales vía chantaje económico o comercial. Pero los tiempos han cambiado y de a poco el sentimiento de libertad o al menos independencia diplomática se nota más que antes.
 
En estos tiempos de locura guerrera y genocida como en Palestina, es preciso tomar consciencia desde el sur que sólo nuestras estrategias de Estado y Nación, serán las fortalezas para nuestras decisiones soberanas. Sin embargo, si estamos divididos, pobres, politizados estúpidamente, seguiremos siendo pasto del colonialismo del norte. Si estamos huérfanos de sistemas educativos de alto nivel, pues seguiremos siendo ovejas analfabetas de las decisiones del norte. O sin norte en temas económicos, seguiremos nomás de esclavos del sistema mundial capitalista.
 
Siendo esclavos, ya tenemos suficiente experiencia, jamás seremos nosotros mismos. Jamás veremos libertad alguna; jamás tendremos soberanía en nuestras decisiones. Por ahora, gracias a las élites ovejas del sur, todavía dependemos de las decisiones en las oficinas del norte.  Los chantajes son poderosos, son lo cotidiano desde el siglo XVI. Porque nuestra política sigue siendo imitadora del norte, copiadora de aquellos protocolos que no nos permiten jugar con nuestras propias cartas históricas. Pero esa experiencia de esclavos no nos enseña todavía lo que tenemos por hacer, para ser nosotros mismos.

En este escenario de guerra, en este escenario de incertidumbre mundial los países del sur tenemos la oportunidad de escucharnos a nosotros mismos. Y a pesar de nuestras enormes diferencias históricas, pues podemos generar políticas propias sin depender de las reglas coloniales del norte. Es cierto que el modelo económico es esclavizante, porque las patentes la tienen ellos. Pero también hay que reconocer que mientras no tengamos políticas de Estado en serio, nuestras y soberanas, no podremos realmente tener decisiones propias, que respondan por fin a nuestras estrategias.
 
La locura de la guerra, como en todas las guerras mundiales de los cavernarios gringos, requerirá de minerales y tecnología para la guerra. Esos minerales los tenemos en el sur del mundo. En las anteriores guerras nos saquearon y nos impusieron precios de hambre. Hoy no podemos dejar que eso suceda. Y en la diplomacia es una oportunidad de mostrar  mayor presencia del sur, sin intimidaciones ni esclavismos modernos. Si nuestras élites aún no están dispuestas a eso, pues hay que reemplazarlas por gente más idónea y no dispuesta a los esclavismos modernos.
 
Por increíble que parezca los civilizados occidentales, son en estas épocas más cavernarios y trogloditas que sus ancestros. Sólo han reemplazado las piedras y los palos por bombas atómicas. Políticamente siguen siendo brutales y sanguinarios. Aunque ya están en la quinta o sexta revolución industrial, de nada les sirvió para hacer de este mundo un mundo más feliz.
 
Por supuesto que desde el sur, pues, no podemos seguirles en sus locuras infernales. En sus historias brutales y civilizadas. Es una oportunidad para ser por fin nosotros mismos.

Opinión
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El mundo camina a la guerra y el caos total

Como van las cosas el mundo se encamina otra vez al abismo de la guerra. Las economías más importantes del planeta se transforman en economías de guerra. Es decir, el hambre y la miseria crecerán como en la pandemia, y los negocios turbios de las industrias de armas florecen como nunca. El genocidio de Palestina y la guerra de Ucrania, son sólo laboratorios para los especialistas y genocidas de la guerra. Este escenario surrealista y apocalíptico es la muestra contundente del rotundo fracaso, del sistema capitalista mundial.

El mundo entrará en un caos total, porque en tiempos de guerra son los brutales y los matones los que aprovechan las circunstancias. Por eso el crecimiento de los fascismos de toda laya, de toda postura ideológica. Esta desestructuración institucional, ciertamente afectará a la economía. Los pobres se harán más pobres. Los ricos empezarán a invertir en armas y tecnologías de la muerte. La historia se repite indudablemente.

En Bolivia también sentiremos la tragedia del sistema. Ni siquiera ser periferia de la periferia nos salvará de las circunstancias. Los coletazos sistémicos nos llegarán con factura, pues ni siquiera nuestra economía se encuentra estable: boicoteada cavernariamente, boicoteada por instintos trogloditas de escasos sentimientos patrióticos o nacionales.

Sin embargo, también debería ser un fracaso nuestro. Cerca al bicentenario no hemos sido capaces de construir un Estado con políticas de Estado, al menos de medio aliento. Ni siquiera podemos alimentarnos con nuestro propio pan, porque ni siquiera trigo producimos. No hemos sido capaces de construir sociedades de consensos, donde la crítica sea el insumo más importante para avanzar. Donde la investigación sea la costumbre más prudente para debatir, para intercambiar ideas siempre en función de la Patria, de los más necesitados, de los más humildes de la sociedad, que hoy otra vez llenan nuestras calles mendigando por el hambre.

El bicentenario nos pillará pobres, sin políticas de Estado a largo plazo, sin futuro sino con las palabras vacías de siempre: horas cívicas sin sentido alguno para el bolsillo, sin sentido alguno para la inmensa desesperanza existencial de la Bolivia profunda. El bicentenario será otra fecha más en la larga agonía por soñar en este bello país.

Pues bien. Quiénes tercamente seguiremos insistiendo en la igualdad, desde la justicia, desde la claridad institucional, desde las leyes democráticas y de consensos, no tenemos más remedio que intentar construir utopías, sueños y nuevas revueltas, revoluciones y cambios porque así lo exigen desde sus necesidades los más pobres, los desheredados de la historia, los marginados que sólo son excusas de discursos y teorías vacías. Aquellos millones que sólo cargan las desdichas de los modelos, de los errores de cabrones que siempre viven bien a costa de ellos.

La única creatividad por ahora es la de los pobres en las calles, que tienen que inventar lo que sea para comer. Los niños que piden limosna y tienen que inventar novedades para pedir pan. En este mar de la mediocridad alucinante, del analfabetismo funcional con mayúscula en el espectáculo más abominable de todos los tiempos. En una mezcla burda e insultante de la politiquería frívola. En medio del hambre y la miseria de nuestras calles, que por supuesto nada pueden inspirar a los delirantes de las “revoluciones”.

Pues sí, se viene la guerra en occidente. Esos cavernarios no aprenden de su propia historia, de sus propias experiencias. Y desatarán el caos total por todo el mundo, que puede desencadenar otras guerras regionales. 

Escenarios en donde tenemos que sobrevivir, hasta que llegue otra vez algo de paz. Pero ya no podemos contar con las canciones gastadas de occidente, en tantos siglos de engaño, de grosero engaño y soberbia histórica. Ojalá sean tiempos de nuevos tiempos a pesar de las guerras y las tragedias que vienen.

Ojalá también que nuestras élites analfabetas y provincianas por fin pasen al basurero de la historia. Y las nuevas generaciones despierten por fin, porque les toca guiar a la historia de este país, pues los fracasos de los viejos y vejestorios de las viejas generaciones duelen demasiado. No dejan nada para la Nación y la Bolivia profunda, sólo ilusiones y discursos totalmente desactualizados, totalmente improductivos para estas horas cruciales.

Que estas profundas crisis sean oportunidades para lo nuestro, en términos de Marx, para por fin tocar nuestras propias fibras de nuestras propias historias. No prestadas; no imitadas groseramente, no de pantomima ideológica. Sino lo nuestro. Lo propio. Que las nuevas generaciones despierten y agarren el timón del presente y futuro del país.

Necesitamos, por otro lado, reescribir nuestras historias. Demasiados mitos y cuentos no ciertos adornan los libros, que sólo adormecen las mentes de los niños y jóvenes de todas las clases sociales y culturas. Añadiendo al festín de la confusión total, que sólo frena las voluntades y creatividades de los tejidos sociales.

Opinión
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Revolución, cambio de era, revolución

En estos tiempos de incertidumbre mundial, de inseguridad laboral, de crisis económica, de crecimiento de los fascismos y el regreso de los ultra conservadores cavernarios, nos dirigimos indudablemente a lo desconocido. Los países culpables de este desastre, capitalistas centrales, se arman hasta los dientes a costa de la miseria y hambre mundiales, a costa del sacrificio colectivo mundial. Los más miserables sólo ven como negocio este desastre, y utilizan las guerras de Ucrania y Palestina para engordar sus empresas de armas. Ese es el escenario que tenemos hoy y pues el desánimo y la incertidumbre alimenta también la búsqueda de salidas a este desastre.

En algunas épocas la palabra Revolución era la respuesta. De hecho funcionó en varias realidades. Aunque también agonizó y murió por culpa de corruptos y burócratas del poder, que sólo entendieron la palabra poder y no entendieron la palabra servicio a los más pobres. Es decir, a los cambios reales de la humanidad frente al inmenso poder del diabólico capitalismo.

Hoy los medios de incomunicación nos dicen que la palabra Revolución ya no es actual, ya no es de las épocas postmodernas ni responde a las épocas de la inteligencia artificial. Mentiras muy bien construidas para adormecer y domesticar mentalidades, para desanimar masas y domesticar hacia la esclavitud del sistema.

Las duras épocas, donde la palabra democracia ha sido prostituida y destruida hasta sus raíces mismas, no tienen respuestas sino en la memoria de los pueblos sufridos y utilizados de manera brutal, sacrificados hasta la muerte misma, pues sólo les queda el último aliento para responder a la total indignidad de la misma humanidad. Acudir otra vez a la palabra y posibilidad: Revolución. Donde ajustar cuentas con los corruptos, con los desalmados, con los torcidos y sucios éticamente, colgados en las plazas de los pueblos y ciudades, para borrar todo lo indigno de la humanidad.

Porque sólo las respuestas que han sido ejemplos en la historia, en la memoria de los pueblos, para mejorar la calidad de vida, pueden ser hechos que guíen suficientemente bien a la desesperanza de los pueblos. Porque sólo las respuestas contundentes pueden ser éticamente correctas frente a la incertidumbre y el engaño de tantos payasos politiqueros. Porque no se puede jugar con la vida, ni menos con las esperanzas de los pueblos.

Entonces, por qué no volver a reflexionar sobre los cambios radicales y exigentes? Para volcar el miedo de las mentes, de las almas que ya han olvidado que se pueden cambiar las cosas cuando todo está podrido.

En estos tiempos cuando la miseria y el hambre se apoderan otra vez del mundo, cuando no existe futuro alguno sino sólo presente de miseria y desconsuelo, pues bien venido sea la palabra Revolución. Eso que significó algunos momentos de la existencia humana un Cambio de Era; un Cambio de Paradigmas en la historia. Un cambio de la historia por otra historia.

Cierto, la mediocridad actual de los dirigentes políticos que no hacen lo suficiente, peor éticamente, para exigirles cambios profundos. La enfermedad de la mediocridad es terriblemente cruel, incrustado hasta los tuétanos de todas las instituciones donde ya no se puede pensar en alternativas y peor en sueños. Y es la inercia con su brutal peso sobre la humanidad, que se adueña de las instituciones impidiendo toda posibilidad de cambios, de revoluciones y búsqueda de alternativas reales.

Así el crecimiento de la miseria y la pobreza de manera indigna, exigen otra vez a las mentes más lúcidas y éticamente llamadas a buscar cambios en serio, cambios reales para frenar precisamente al sistema capitalista, que se modifica y se transforma en todos los tiempos de la historia, para seguir explotando, expoliando y adueñándose de las mentes y las almas, para seguir esclavizando las historias.

Porque sólo las recetas de parches y más parches a lo que se llama democracia, o social democracia, etc, sólo nos lleva a engaños y confusiones en los hechos. Los resultados son todavía más engañosos y brutales profundizando la pobreza y la miseria. Donde unos cuantos pinches demócratas y corruptos se aprovechan de las circunstancias, sobre las esperanzas y la miseria de los demás.

La modernidad ni la postmodernidad a su turno han dado respuestas a las preguntas más importantes de la humanidad. Han fracasado totalmente. Cierto que la palabra Revolución también perteneció a la modernidad. Aun así, si algo se puede rescatar, que sea rescatado en función de buscar respuestas a la miseria, al hambre y la desesperanza mundial. Porque la inercia y la cobardía sólo profundizarán más la incertidumbre, es decir el hambre y la miseria.

El regreso y la vuelta a las palabras Revolución y Cambio de Era, son cada vez más necesarios y urgentes. Porque la podredumbre de la historia actual, sólo nos hace indignos y no humanos frente a la responsabilidad histórica del devenir y la memoria de nuestros pueblos. Pues cambiemos en serio, hagamos revoluciones en serio y colguemos en las plazas de nuestros pueblos a los corruptos y no aptos para la comunidad y la vida.

Opinión
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Héroe norteamericano pro Palestina

Hace unos días se inmoló un joven militar norteamericano, frente a la embajada de Israel en Washington. Por supuesto que las cadenas empresariales de noticias no dieron cobertura, pues el control de la información es cada vez más vergonzoso y fascistoide. Y los que se animaron a decir algo, totalmente manipulado, dijeron que se trataba de una persona desequilibrada. Confirmando que desde siempre los medios de incomunicación, son parte integral del poder político e ideológico de los imperios de turno.

Personalmente me habría gustado que ese héroe estrellara su avión, era de las fuerzas aéreas, en el Pentágono o en la Casa Blanca. Nos habría librado de unos cuantos burócratas asesinos, en todo caso ya está en el cielo como héroe por la causa Palestina. Prefirió ser romántico en su apoyo a Palestina. Su inmolación y muerte ya forma parte del panteón de héroes por hacer de este mundo, un lugar mejor y digno para los humanos.

Este hecho no fue noticia importante, sobre todo por el mensaje del joven héroe totalmente claro respecto de su gobierno y de la actitud criminal de los desequilibrados mentales que manejan Israel. Desequilibrados mentales con total apoyo e impunidad, de parte del imperio norteamericano: en armas, dinero, cobertura informativa manipulada, ideológica y política. Las cadenas informativas simplemente borraron del mapa noticioso este hecho, a todas luces totalmente importante, porque se trata de una protesta real desde los mismos tejidos sociales del imperio. Muestra de lo que está sucediendo en los mismos Estados Unidos.

La “democracia” que dicen proteger y mantener en occidente, se hace añicos en pleno siglo XXI, contradiciendo sus mismos preceptos de desarrollo y progreso lineales, como imaginarios de unas sociedades que siempre están avanzando y progresando. Los políticos de aquellas sociedades “democráticas”, son cavernarios en sentido mental y costumbrista porque conducen desde hace bastante tiempo a unos retrocesos inverosímiles a sus sociedades. Las conquistas obtenidas en derechos y legítimas formas de avances de sus propios colectivos, se están esfumando bajo los mandos fascistas y dictatoriales, de esos políticos “civilizados”.

A todas luces ya no son democracias en estricto sensu, sino formas degradadas de gobiernos dictatoriales que han retrocedido casi en todo, entregando los poderes a cavernarios y conservadores ultraderechistas, que sólo tienen como imaginarios a lecturas bíblicas de los siglos XVIII y XIX. Los miedos a los avances y conquistas de sus sociedades, les retuercen sus mentes para retroceder a las cavernas trogloditas respecto de las conquistas sociales.

Los asesinatos en masa y los genocidios como en Palestina, empiezan a convertirse peligrosamente en costumbre por todo el mundo. Con el tiempo, y la manipulación informativa, ya no conmueven y ni siquiera provocan escándalo cotidiano, sino adormecen y sólo curten los sentimientos más profundos del ser humano. Ahora ese es el papel de los medios de información y sus poderosas empresas de control ideológico.

El asesinato de miles de niños cotidianamente en Palestina, increíblemente ya no provoca estupor en la sociedad. Se ha convertido parte de la normalidad. La impotencia de las sociedades por todo el mundo, tiene un sello totalitario y de control de las mentes precisamente para no reaccionar en contra de tanta crueldad humana.

Los calificativos que le dieron las cadenas informativas, al joven militar inmolado, fue de loco o con problemas mentales. Es igual que los gobiernos occidentales hacia los combatientes de Palestina, o de otras regiones del mundo, que les dicen terroristas. Epíteto suficiente para descalificar legalmente a quiénes levantan las armas, como último recurso ante la impunidad y el odio colonial moderno. Las paradojas de esta historia son brutales. Los asesinos del Estado judío de Israel son desequilibrados mentales, criminales de bajos instintos cavernarios. Pero están avalados por el imperio y su propia sociedad que les eligió “democráticamente”. Es decir, asesinos elegidos democráticamente.

En estos tiempos oscuros y triviales, donde la superficialidad y la frivolidad son insumos que han vencido a la reflexión y la profundidad de la toma de consciencia, sólo nos queda regresar a los clásicos del marxismo y el libre pensamiento crítico, para volver a renovar las ideas políticas, las ideas con contenidos de compromiso, de liberación, de creación de utopías para no dejarnos llevar por las corrientes actuales del pesimismo y la angustia cotidiana. Pues al parecer todo ya está perdido, así funcionan las nuevas generaciones que sólo tienen la inercia del devenir.

Pero hagamos un alto para recordar al valiente soldado norteamericano, que prefirió románticamente quemarse y morir frente a la embajada de los criminales sionistas. Otra muestra más donde la muerte puede ser una forma de triunfo, frente a la soberbia imperial, frente al poder y pragmatismo inhumano de los imperios. Frente a la quietud terrible de las sociedades, que ya ni siquiera salen a las calles a decir basta a los criminales de los Estados terroristas.

Paz en la tumba de Aaron Bushnell, un ejemplo de honor de 25 años frente a la brutalidad del judaísmo sionista colonialista y criminal.

Opinión
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Ciertas lecciones de historia

Si bien la historia no enseña nada y no aprendemos de ella, en todo el mundo, existen repeticiones que son muestras de esta afirmación, que sirva al menos para ponernos en alerta. En Vietnam la derrota de la primera potencia mundial, Estados Unidos, a manos de un país del tercer mundo fue la derrota del ejército más poderoso del mundo. Las guerrillas del vietcong, campesinos totalmente determinados a luchar hasta la muerte, por defender su patria y nación, derramaron sangre y aceptaron la destrucción de sus tierras a cambio de vencer al enemigo. Se repitió esto en Afganistán con diferencias regionales. De alguna manera también en Irak, donde se sigue derramando sangre por la ocupación de los ejércitos imperiales.

Pero es en Palestina donde actualmente se vuelven a enfrentar los imaginarios del primer mundo, con los imaginarios del tercer mundo. Uno de los ejércitos más poderosos del mundo, como es el sionista judío, se enfrenta a unos guerrilleros mal armados de palestinos pero con suficiente coraje, como para frenar la soberbia y el cinismo del mundo industrializado y civilizado. Durante meses los aviones más sofisticados del mundo, entregados por Estados Unidos, no pueden doblegar a los guerrilleros patriotas de los palestinos.

La soberbia gringa se estrella otra vez con la determinación de un pueblo, que prefiere el sacrificio y derramar sangre a rendirse fácilmente frente a ese occidente fracasado; aunque todavía poderoso, asesino y totalmente impune. Palestina es otro ejemplo de la equivocación de quiénes supuestamente manejan y conducen el mundo. A todas luces, son líderes ciegos y peligrosos en esta hora presente. Capaces de conducirnos al matadero de la historia y la guerra nuclear.

Es con el sacrificio de Palestina, que el mundo vuelve a tomar consciencia de cómo está estructurado realmente este mundo. Donde las instituciones como las NNUU, creadas para la paz del mundo, después de la segunda guerra mundial, en realidad son para la impunidad de algunos países que encubren sus fechorías a lo largo del mundo. Mercaderes de la muerte, que desde oficinas lujosas de Washington o Londres, deciden quién vive o muere en el planeta. Repugnante forma de hacer política moderna.

Al menos en Palestina se destruye el pragmatismo occidental de los fines justifican los medios. Como en Vietnam en su momento. Palestina demuestra con su sangre que incluso el poder total tiene límites; que morir es una forma de triunfar frente a la impunidad y la soberbia. Que la dignidad también está en la muerte frente al poderoso.

En este desorden del sistema capitalista, donde la brutalidad hace gala de la política moderna y civilizada, a los pueblos víctimas de esa historia sólo nos queda tomar consciencia de que dependemos de nosotros mismos. De nuestras propias articulaciones políticas y económicas, de apostar para salir de ese juego de ajedrez cruel y mortífero. De ese fracaso ya demasiado conocido que es el invento capitalista moderno; pero que todavía coquetea y atrae feligreses en las nuevas generaciones. Una telaraña muy peligrosa, como los espejitos allá en el siglo XVI.

Es cierto también que los pueblos víctimas de esta historia, aun no entran en razón para ser Estados independientes. Siguen en peleas internas desgastantes y sin futuro posible, que impide la estabilidad y la calidad de vida de nuestros pueblos. Todavía impregnados de colonialismo y ausencia de autoestima histórica, nos debatimos entre peleas intestinas totalmente cavernarias e insostenibles. Dando lugar a corruptos politiqueros que sólo se benefician para ellos, destruyendo nuestras instituciones y nuestros tejidos sociales.

Seguimos nomás imitando las ideologías y las maneras destructivas que nos han llegado, importaciones de las élites provincianas y poco afectas a pensar por nosotros mismos: con sentido propio. Felizmente, a lo largo del mundo se toma consciencia con el genocidio de Palestina, que es hora de salir de ese tablero de ajedrez occidental destructivo, troglodita, guerrero, sangriento, poco democrático y totalmente enfermo de poder impune.

No aprendemos nada de la historia. Nuestra memoria es más importante que la historia. Son las lecciones de estos tiempos. Repetimos y repetimos errores terribles, que no nos dejan ser nosotros mismos. El control mundial de la información, sigue complotando contra nuestros pueblos. Las mentiras cotidianas que se difunden en las empresas imperiales de información, son parte del dominio mundial. En todo caso, también tenemos que construir nuestros propios canales de información que reflejen nuestras realidades, y mentalidades.

A pesar de los peligros a los que nos conducen; a pesar de la sangre que se debe derramar como en Palestina, debemos empezar a reconfigurar nuevas historias. Es decir, nuevas utopías y sueños, que de verdad nos conduzcan como humanidad al Vivir Bien en esta tierra. Occidente sólo nos conduce a un valle de lágrimas, al sufrimiento continuo y a constantes crisis capitalistas totalmente inhumanas, insostenibles y crueles como en Palestina.

Algún día se juzgarán a los emperadores asesinos: Busch, Reagan, Obama, Biden, Trump?

Opinión
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Épocas mercantiles destructivas

Por supuesto que la riqueza es necesaria. Sabemos eso desde hace milenios, incluso con otro tipo de economías que nada tenían que ver con el mercantilismo occidental, que deviene del siglo XVI. Sin embargo, la dominante economía capitalista mercantil actual se ha desbocado hace mucho tiempo. Ha derivado en monstruosidades oscuras, influyendo en las mentes e imaginarios de todas las culturas del mundo, de que la destrucción de la  naturaleza y humana es justificable en función de la acumulación al infinito terriblemente anti ético y destructivo.

Cómo es posible que una casa de lujo en Estados Unidos cueste 275 millones de dólares. Cuando ese país tiene casi cincuenta millones de pobres, muchos de ellos en la calle. Estupidez absoluta de la economía, que no precisamente condice con los mismos objetivos de la economía clásica: la economía al servicio de las necesidades más básicas de los humanos. Por eso la destrucción misma de la economía, que sólo sirve para destruir los tejidos sociales en todo el mundo, y se concentra en todo lo informal del mercado negro del narcotráfico, de la trata de humanos, del mercado negro de órganos humanos, de la venta irregular de armas.

Ambición e ignorancia, una mezcla brutal en todas las épocas de la historia. Hoy tienen un rostro moderno y brutal por todo el mundo. En el norte con los cosméticos hipócritas de que son más educados para corromperse, más civilizados para la hipocresía. En el sur más terriblemente popular, destructivo como en el norte, sin institucionalidad y sin leyes que puedan frenar tanta destrucción del espíritu humano, y de la naturaleza.

La lógica perversa del mercantilismo salvaje, nos conduce a la destrucción total. Primero de los básicos acuerdos éticos y morales de las relaciones humanas. Segundo, de la naturaleza en su máxima expresión haciendo insostenible para las generaciones venideras. La economía se ha convertido en el sistema esclavista moderno, mental y físico, con los bancos que son el instrumento más destructivo posible de la vida humana. Pero aceptado en todo el mundo increíblemente.

Desde inicios de los años 80 del anterior siglo, las finanzas a la cabeza de los bancos se han convertido en el nuevo mecanismo de explotación mundial. Las quiebras de los bancos, de manera alucinante, pagan los pueblos de todo el mundo como vimos el año 2008. Hasta hoy, todos los pueblos del mundo, seguimos pagando esas trampas corruptas de los bancos. Bancos que tienen mucho que ver con los negocios turbios y sucios, que son ahora los negocios  más lucrativos en el planeta.

Las posibles alternativas a los bancos, que existen, son eliminadas por los poderes bancarios ligados a los poderes políticos. Como los poderes del petróleo eliminaban todas las alternativas posibles, desde hace treinta años, para no utilizar el petróleo por contaminante. Pues las élites mundiales son las más destructivas de todas las épocas de la historia: Ucrania, Palestina.

En estas épocas oscuras, se admira más a los millonarios corruptos que los esfuerzos de gente joven cuidando la naturaleza. Esa es la degradación a la que hemos llegado. Se admira a lo corrupto y oscuro, que a las cosas positivas que hacen personas anónimas por todo el mundo. Peligrosamente la economía mercantil, está contaminando las mentalidades de todas las culturas del mundo, llevándonos al abismo de la destrucción colectiva: contaminación total, destrucción de la naturaleza y destrucción del espíritu humano. Son los jóvenes las víctimas de estas épocas oscuras y brutales.

En Bolivia también están enraizando estas formas mentales destructivas, de nuestros tejidos sociales, de nuestras comunidades, de nuestras costumbres y de nuestras instituciones. Destruir bosques en nombre del desarrollo y progreso, destruir el medio ambiente, destruir el hábitat de animales y naturaleza es normal. Mentalidades del atraso y sueño con lo destructivo del progreso, son lo más normal.
Increíblemente se cree que lo destructivo es lo más positivo. Ser millonario aun siendo corrupto, es un ejemplo a seguir en estas mentalidades. Lo mercantil definitivamente está destruyendo el mundo por todos los rincones posibles. Y si no hacemos nada al respecto simplemente seremos testigos, de todo lo destructivo posible, de una época que está enterrando lo mejor de los humanos de siglos y siglos en esfuerzos por hacer de este mundo, un mundo mejor y más humano.

Sólo la terquedad de lo mejor de los humanos, en las huellas de Gandhi, de Nelson Mandela, de Mujica, de todos los pensadores anónimos en favor del espíritu humano solidario, frenarán a tanta mentalidad destructiva y totalmente corrupta mercantilista. Sólo la terquedad de un Ché Guevara o de los pueblos milenarios al margen del desarrollo y progreso, frenarán a la brutalidad de las mentalidades mercantiles del planeta.

Los esfuerzos de hormiga de quiénes queremos y deseamos frenar a la maquinaria mercantil, son importantes y claves para las nuevas generaciones. Se trata de salvar y cuidar lo poco que ya queda de naturaleza; de lo poco que queda del espíritu humano solidario y comunitario.

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El desorden mundial

Los poderes del mundo, a la cabeza de los obsoletos políticos estadounidenses, no tienen timón ni brújula histórica actualmente y están llevando al mundo al abismo total. Sea una guerra nuclear, guerras regionales, crisis económicas brutales y todo lo que sea posible de los cuentos del apocalipsis humano. Las guerras actuales, sobre todo de Ucrania y Palestina, nos señalan de manera didáctica este total desorden mundial. Es cada vez más urgente imponer por el mundo, miradas alternativas y multilaterales frente al desastre total de quiénes están ciegos y definitivamente no leen lo que sucede en el mundo.

Las salidas a las crisis siempre fueron las guerras, es el único lenguaje que entienden los poderosos del planeta. Pero no podemos caer otra vez en esos fracasos, ni compartir con los civilizados y cultos de occidente. Pues son ellos los que están conduciendo al desastre. Sus criminales gobernantes, elegidos democráticamente, demuestran el real alcance de sus crisis institucionales.

Si bien estás crisis son también oportunidades para algo nuevo, en términos de Marx, no podemos ser ingenuos y tontos. Por seguir a los poderes de ese occidente, y copiar modelos acríticamente, les hemos seguido a todos los abismos sin importarnos del pueblo quiénes son los sacrificados de siempre. Las élites latinas, analfabetas funcionales respecto de nuestras realidades, hasta hoy no le achuntan en los países donde dirigen sus destinos. En el fondo, no quieren romper con el sistema impuesto a sangre y fuego, allá en el siglo XVI.

En Bolivia tenemos todos los insumos posibles, para salirnos del tablero de ajedrez occidental y su historia tradicional. Sin embargo, las élites que tenemos son provincianas y poco ilustradas en  nuestras realidades. Por eso están fracasando en todos los modelos que creen, en su angosto entendimiento, tenemos que gestionar. No tenemos realmente pensadores e intelectuales en las élites, sino copiadores a pie puntillas de las modas que impone occidente: económicas, sociales, institucionales.

Siguiendo las sospechas de pensadores que han sido olvidados, a propósito, por el sistema actual, como Octavio Paz y tantos otros brillantes. En nuestro caso fue Fausto Reynaga, entre otros, los que nos alertaron con sus reflexiones de los sistemas fracasados de occidente. Esas sospechas son las raíces para pensar con sentido propio, desde nuestras propias raíces e historias. Por supuesto que algunas herencias de lo que llegó allende los mares, se han adaptado y mezclado con lo nuestro. De todas las culturas del mundo, siempre hay luces positivas hacia todas las demás culturas.

El Vivir Bien puede ser un buen artefacto de pensamiento desde Bolivia. Cierto que faltan sistematizaciones y teorizaciones al respecto. El Vivir Bien, como paradigma, en contra del consumismo mercantil y destructivo del capitalismo. El Vivir Bien, como ejemplo de posible convivencia junto a la naturaleza, en contra de la destrucción sistemática de la naturaleza del sistema capitalista. El Vivir Bien, como alternativa de pensamiento humano, frente a las lógicas guerreras del real politik occidental. Que no han cambiado en nada desde las cavernas trogloditas, guerreras y totalmente atrasadas aun sus avances en las ciencias y las tecnologías.

Pero tenemos que corregir variables importantes en casa. Profundizar políticas de Estado con gente entendida en esos temas. En definitiva cambiar el sentido del Estado, respondiendo a todas nuestras realidades regionales, con sus lógicas económicas y comunitarias que siguen siendo sólo excusa  de los discursos. Paradójicamente nuestras potencialidades son increíbles, en lo económico, social, político e incluso ideológico; la dura realidad es que no estamos explotando esas potencialidades. Ni siquiera estamos acercándonos a esas potencialidades, por los espejitos que seguimos teniendo en nuestros cerebros, desde el siglo XVI.

La crisis del sistema occidental capitalista se arrastra desde hace mucho. Y desde hace mucho no hacemos lo suficiente para inventar alternativas. Seguimos como loros repitiendo las consignas occidentales. Nos peleamos por esas consignas fracasadas. En nuestras narices están las respuestas; no las vemos por los espejitos poderosos que circundan desde occidente. Preferimos copiar e imitar; no pensar, no razonar e investigar nuestras realidades que respondieron a sus pueblos desde hace milenios.

Si es que no se desata la locura del sistema capitalista, con una posible guerra nuclear, pues ésta presente crisis tiene que ser una oportunidad para pensar lo nuestro, lo propio, lo real en lo económico. Sabemos por experiencia lo que el sistema nos depara desde siempre: hambre, miseria, marginalidad del sistema, corrupción generalizada, profundización de las tragedias hasta fenómenos crueles como el tráfico de órganos o el tráfico de personas. La ilusión de los humanos tiene que ser salirse de ese sistema, que se desboca de sus propias historias.

El desorden mundial es evidente. Como evidente es también nuestra ceguera en nuestros propios territorios. Peleándonos por migajas de las teorías occidentales ya fracasadas, como nos muestra esta actual crisis: genocidio de Palestina y guerra de Ucrania. Hambre y miseria por todo el mundo. Este desorden mundial sangriento, que sea una oportunidad para pensar con sentido propio y nuestro.

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Los errores históricos que se pagan muy caro

Los humanos definitivamente no aprendemos de la historia. Las guerras actuales en el mundo son el resultado de esa costumbre. En Bolivia también la historia no sirve de mucho, sino como excusa para la impunidad de todo lo mal que hacemos. Los tejidos sociales de todas las clases sociales, casi desanimadas y derruidas sólo atinan a seguir la inercia de la tragedia, asumiendo que todo está perdido.

El estoico pueblo boliviano sólo asiste a los escenarios, sobre todo en estos últimos tiempos, de irracionalidad, cretinismo, impunidad política y sobre todo mediocridad en su máxima expresión. Precisamente por la enorme lentitud de reacción de los tejidos sociales derruidos, sin rumbo y sin liderazgos nuevos y claros.

El estoico pueblo boliviano aguanta incluso la brutalidad de quiénes, por brutal costumbre, cierran todos los pasos a los consensos, a los diálogos, a los acuerdos que deberían ser sentido común en la convivencia social, política y económica de nuestro bello y querido país. Pero, desde tiempos inmemoriales no resolvemos nuestras maneras de convivir, sino mediante la brutalidad y la fuerza pues así nos moldeó la historia tradicional.

En la reciente historia, desde los años 70 del anterior siglo, cuando los terribles errores de aquella izquierda que le combatió al general Torres, creyendo que él era el enemigo “reformista”, precisamente copiando las recetas de la revolución rusa, y que llevaron al país a la dictadura de Banzer. Dictadura sangrienta donde pagaron como siempre los más pobres, con exilio, torturas, abusos criminales a los derechos humanos, desapariciones forzadas y el desgobierno corrupto donde la deuda externa nos crucificó para siempre.

Aquella dictadura sangrienta, se saldó con toda una generación de intelectuales, escritores, pensadores y bolivianos que tuvieron que irse del país para siempre. Dictadura que destruyó lo mejor de nuestras universidades, hasta hundirlas en la mediocridad y en todo lo anticientífico posible. Pues hasta hoy no nos recuperamos de aquellos atropellos, seguimos con aquella herencia anti científica y de politiquería en nuestras casas superiores de estudios.

Dictadura que duró siete largos años. Siete largos años de destrucción sistemática de nuestras instituciones, de nuestro ser mismo de bolivianos. Dictadura como resultado de los graves errores de concepciones de la izquierda, que pues el pueblo llano fue el que pagó esos platos rotos.

Después vino la transición hacia la democracia: 1978-1982. Transición también bañada en sangre y sufrimiento del pueblo hasta llegar al año 1982. Año en que recuperamos la democracia, con enormes esperanzas en el pueblo. Sin embargo, ya muy temprano se cometieron los mismos errores de concepciones de los años 70. La izquierda le combatió al Dr. Siles como el enemigo principal y pues esos terribles errores le sirvieron al neoliberalismo, que se adueñó del país durante casi 20 años. Otra vez, quiénes pagaron muy caro esos errores fueron los pobres. Fueron los obreros despedidos de las minas nacionalizadas, de las fábricas en las ciudades y en todas las instituciones que se cerraron dejando a cientos de miles de obreros en las calles. Y, como corolario, no llegó la revolución sino la fuerza de la derecha y el neoliberalismo.

El estoico pueblo boliviano tuvo que esperar hasta el año 2005, para recuperar su dignidad y su fortaleza de seguir soñando en este país. Pero hoy, otra vez se cometen los mismos errores de concepción, sin leer la coyuntura compleja sino obedeciendo a esquemas que sólo nos conducirán, otra vez, a derrotas donde el pueblo llano, es decir los más pobres pagarán con sangre y sufrimiento los errores “teóricos” de la izquierda tradicional.

Los avances logrados y consolidados en estos años, se están destruyendo y malogrando sólo por errores de lecturas totalmente fuera de las realidades que vivimos. Esos esquemas antediluvianos, que la historia se encargó de refutarlas en la realidad; pero con sangre de los bolivianos más pobres, se están repitiendo actualmente. No hemos aprendido de la historia, sino como repetición de la tragedia y comedia intelectual. La gravedad de estos tiempos que vivimos, se conjuga con el final de una época y el ascenso de la ultraderecha por todo el mundo.

El estoico pueblo boliviano, las inmensas masas que aguantan todo en Bolivia, que aguantan la mediocridad en su máxima expresión, la lentitud y brutalidad de sus instituciones, de la corrupción galopante, de los bloqueos totalmente cavernarios y anti populares, de los bloqueos mentales y mediocridad intelectual total. En fin, ese pueblo estoico crucificado por obra y gracia de la burocracia irracional, desde todas las oficinas posibles, no tiene más remedio que seguir sus instintos de sobrevivencia. Sus instintos de defensa ante la inacción de todo lo demás en sus derechos básicos.

Los errores de concepción de la izquierda, están otra vez matando las esperanzas del pueblo boliviano. El imperialismo está seguro, muy contento mirando del palco todo el lamentable espectáculo de los acontecimientos actuales, donde la pelea entre pobres y miserables se repite en obediencia ciega a los errores históricos de concepción de los supuestos letrados de las revoluciones bolivianas. En fin.

 

                                                                                          La Paz, 4 de febrero de 2024

 

 

 

 

Opinión
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La CIJ da luz verde para el genocidio en Palestina

La Corte Internacional de Justicia de la Haya, lanza un informe cursi a la altura de los genocidas de Israel, por lo que los judíos tienen permiso para seguir asesinando niños, mujeres y jóvenes en Palestina. Dicho informe es un simple tirón de orejas a los matones de Israel; pero no exige parar los bombardeos ni los asesinatos en masa, sobre todo en Gaza. Así, otra vez, la culta, civilizada y educada civilización occidental, vuelve a mostrar su verdadero rostro sangriento frente a todo el mundo. Los “democráticos” occidentales ya no tienen más argumentos respecto de su tipo de “democracia”, y pues ya nada tienen que enseñar al mundo.

En términos de la misma filosofía occidental, los occidentales han perdido toda brújula ética y moral para referirse al mundo. Sería estúpido, no sólo ingenuo, seguir soñando que algo bueno saldrá de occidente para el mundo. Es una larga historia que empieza en el siglo XVI. Historia en donde la soberbia y prepotencia de la civilización occidental, sólo siembra de esperanzas vacías, de engaños y saqueo económico por todo el mundo.

Sus abogansters de la Haya, que supuestamente velan por la paz mundial, demuestran también su complicidad con los asesinos del poder sionista mundial. Profundizando el rencor y la bronca en el mundo. Por supuesto que los postulados de la radicalidad, crecerán en el mundo alimentando los atentados contra los sectores criminales del sionismo. Alimentando también la desconfianza en quiénes, como los abogansters de la Haya, tienen que cuidar el planeta de los excesos de los matones como los judíos.

El descrédito y la hipocresía occidental ha llegado a límites inverosímiles; lo cual es interesante cuando se destapan los verdaderos rostros de la diplomacia gringa. Diplomacia sucia y de alto nivel, donde vemos con absoluta claridad que su “democracia” es apenas un fantoche, un juego de poderes donde los pueblos nada dicen, y poco poder tienen en esos hilos de las oligarquías del norte.

Los terroristas del Estado judío, peligrosos locos al mando de un país nuclear, se ríen todos los días de las “recomendaciones” occidentales. Para ellos los objetivos son claros: genocidio total en Palestina. No necesariamente estamos hablando de armas, en términos de las cavernarias formas de diplomacia occidental, sino de consensos y actuaciones de los poderes del norte que pueden frenar a los asesinos del Estado judío. Vemos que los intereses son demasiado poderosos, que el Estado judío es parte del engranaje imperial en aquellas regiones, por lo que la burla de los gobernantes de Israel se explica en ese sentido.

Los gringos no quieren Torres gemelas; pero son los culpables de cómo están las cosas en el mundo. Que su actitud colonial e imperial, solamente alimentará una cadena de desprestigio y radicalidad de los pueblos. Los gringos no quieren bárbaros por el mundo; pero son ellos los que provocan cuando saltan y violan sus propias reglas y leyes, destruyendo toda posibilidad de convivencia civilizada en el mundo. Que su cinismo, a pesar de la sangre, tiene nomás límites en este planeta. Los gringos se jactan en que son los más poderosos, no en términos éticos ni morales, sino en términos totalmente cavernarios y de comportamientos no civilizados, y no consideran ni leen sus propias experiencias, que todo eso tiene límites: Vietnam, Afganistán, Irak.

Las actitudes poco democráticas del mundo gringo occidental, tienen que exigirnos acelerar los pasos hacia un mundo multilateral en todo el sentido de la palabra. La peligrosidad de la soberbia occidental tiene que enseñarnos a construir tejidos sociales, fuera de las latitudes de las consideraciones gringas. No han resueltos sus pecados del pasado. Creen que siguen en el siglo XVI, donde sus piratas y mercenarios se encargaban de robar por el mundo, para las arcas del capitalismo y mercantilismo occidental.

Lo más terrible y cínico del genocidio en Palestina, es la caída en picada de lo poco que le quedaba al mundo gringo en lo ético y moral. Es decir, en las últimas preguntas y respuestas que los humanos tenemos antes de caer en el abismo. Sin embargo, sus medios de comunicación se esfuerzan en encubrir de manera farisea lo que realmente son, por lo que se justifica totalmente la búsqueda de alternativas a ese horror del capitalismo guerrero y brutal.

El escenario de Palestina es suficiente argumento, realmente ético y moral, para darnos la razón a otros pueblos, a otras mentalidades, a otras historias fuera de occidente, para volver a construir un mundo más humano, menos mercantil y contaminante. Menos materialista mercantil, donde los sentimientos humanos estén primero y no la riqueza pues esa manera de ver el mundo, sólo nos está destruyendo. Hay que salir de ese torbellino occidental, son sólo espejitos brillantes y peligrosos.

Si queremos salvarnos de la locura occidental, tenemos que crear un nuevo tablero de ajedrez mundial. Una nueva ética; una nueva moral y una nueva convivencia entre civilizaciones que deseen curar y cuidar el planeta. Más claro agua: buscar el Vivir Bien.

                                                                                       La Paz, 28 de enero de 2024

Opinión
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Los sueños no nos dan de comer

Soñadores como el gran revolucionario Lenin, o el propio Marx, también el Ché Guevara, Gandhi, y el mismo Jesucristo, no vivieron rodeados de riqueza y lujos sino todo lo contrario. La vida de los soñadores probablemente más importantes de la historia, fueron casi de miseria y abandono; pero su legado ha sido tan importante precisamente para cambiar las injustas estructuras del mundo. Soñadores que sembraron esperanzas, sembraron consciencia entre sus pueblos, para la emancipación de los desheredados y los desterrados de la historia.

En estas épocas oscuras, plagadas de imposturas políticas, de mediocridad absoluta, donde la hipocresía hace gala de sus brutales consecuencias. Además de la corrupción que es el síndrome más brutal, que ha corroído las mentes de todas las generaciones, necesitamos más que nunca de soñadores en la política, en las ciencias, en la poesía, en la intelectualidad, en el arte y la  música. Soñadores que trastoquen las estructuras de estas coyunturas, donde lo mediocre y lo corrupto es la presentación más importante de los humanos.

Necesitamos y requerimos de soñadores realmente revolucionarios, no de parlanchines mediocres y payasos de sus patrones. Necesitamos soñadores que guíen y acompañen a los pueblos, porque lo pragmático y cabrón del fin justifica los medios simplemente está matando las esperanzas de los pobres. La ausencia de soñadores están destruyendo los tejidos sociales en todo el mundo.

La política, que es el arte de todo lo posible; pero sobre todo es el arte del servicio al pueblo, ya no es lo que fue. La política se ha contaminado con todos los ingredientes de las confusiones postmodernas. Es decir, de las ideas relativas o relativizadas hacia la mediocridad y el pragmatismo politiquero, donde los ignorantes y brutales son los personajes centrales. No aquellos de consenso, de ideas en función de los demás: del bien común. Pues sí, cuánto necesitamos de soñadores que recuperen la esencia de la política, como el sacrificio siempre en beneficio de los intereses de los más pobres.

En este siglo y nuevo milenio se han desvanecido los avances sociales, conquistas que a los pueblos les han costado enormes sacrificios, incluso en sangre. Los retrocesos son directamente proporcionales a la devaluación de los sueños, a la devaluación de los liderazgos por todo el mundo. La contaminación vía internet y móviles, de las tontas ideas de éxito y riqueza, han destruido sociedades enteras. Lo vulgar y la frivolidad cotidiana son los reyes en estos tiempos oscuros. Ni siquiera existe algo de consciencia en los nuevos proletarios, son los esclavos inconscientes de las nuevas estructura de explotación y saqueo. Probablemente peores que en siglos anteriores.

La ausencia de soñadores, de quijotes y líderes se siente en lo profundo de los movimientos políticos. Donde no hay propuestas de sueños, sino sólo de conquistas inmediatas y egoístas, sin considerar a los demás grupos o intereses. Enfermedad que se ha dispersado a lo largo del mundo, en todas las culturas y clases sociales. Lo material y materialista se ha impuesto destructivamente. Los sacrificios y paciencia, no son parte del vocabulario de estas épocas, sino lo materialista en sentido enfermizo: la conquista de lo inmediato aun pisando a los demás.

Por supuesto que los sueños no son sinónimos de éxito material y social. Y no es que la riqueza sea mala en sí misma; pero si está cargada de corrupción, saqueo, expoliación, colonialismo y explotación sangrienta, no es riqueza sana y debe ser combatida por lo injusto y anti humano en sus contenidos.

Son épocas oscuras, no existen soñadores por un mundo mejor en sentido de servicio y guía hacia mejores momentos de la historia. Son épocas de pragmatismos insanos, sin ética ni moral alguna. Son épocas de rezos sin sentido, manipulando a las mismas religiones de maneras totalmente egocéntricas e individualistas. Manifestaciones extremas de lo oscuro de estas épocas.

Soñar es tomar consciencia de las condiciones materiales y espirituales de los pueblos. Para luego transformarlos estructuralmente. Los sueños no generan caudillos individualistas. Los sueños son patrimonios comunitarios y grupales, que generan consensos para buscar justicia social y económica. Aquellos líderes que soñaron con cambios sociales, como el Ché o Jesús, consideraban en primer lugar los intereses de los más pobres. Y buscaban por supuesto la construcción de estructuras sociales, más equilibradas, más justas y menos mercantilizadas.

Sí, los sueños no dan comer ni riqueza alguna. Pero la historia mundial nos ha demostrado que los sueños, en todas las épocas, son el ingrediente más importante para cambiar el mundo, para que el mundo sea un mejor lugar para vivir, y no un valle de lágrimas. Las nuevas generaciones tienen que alimentarse de los sueños de las anteriores generaciones, porque las herencias de luchas y sacrificios no se terminarán hasta conseguir la total emancipación de los pueblos, de los proletarios, de los obreros y campesinos. De eso se trata el sentido de la vida.

 

                                                                                            La Paz, 27 de enero de 2024

Opinión
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