Opinión
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Max Raúl Murillo Mendoza
16/12/2024 - 11:54

Neoconservadores de izquierda y derecha

Lo interesante de ese fenómeno es que las coincidencias de posiciones extremas, también se dan en filas de la izquierda. Donde personas a nombre de la revolución o el pueblo, pues son tan neoconservadores con sus posiciones burócratas, caudillistas, con absoluta ausencia de ideas y terriblemente contrarios a los cambios y avances del mundo.

Está otra vez de moda el término Neoconservador, es decir aquellos “demócratas” del norte que son partidarios del intervencionismo y odio al comunismo o socialismo. Trump y su banda de anglosajones neos, representan a los neoconservadores que por supuesto intentarán reordenar el mundo a su imagen y semejanza. Gentes que además no comparten con los avances y las conquistas sociales, por ejemplo con los movimientos LGTB. En extremo, muchos de sus componentes son radicales de extrema derecha.

Lo interesante de ese fenómeno es que las coincidencias de posiciones extremas, también se dan en filas de la izquierda. Donde personas a nombre de la revolución o el pueblo, pues son tan neoconservadores con sus posiciones burócratas, caudillistas, con absoluta ausencia de ideas y terriblemente contrarios a los cambios y avances del mundo. Con sus posiciones dictatoriales incluso con sus mismos compañeros. Precisamente por estas posiciones retrógradas de izquierda, los neoconservadores de derecha han realizado avances por todo el mundo.

El mundo y su historia ya nos ha asombrado con creces, con personajes como Stalin o Pol Pot, entre otros varios, que realmente se lucieron con sus cárceles para intelectuales, pensadores, científicos y personas comprometidas con las revoluciones; personas críticas y valientes respecto a errores o desvíos brutales a nombre de la revolución. Pues de todo eso ya se ha escrito y reflexionado por todo el mundo. Sin embargo, otra vez realmente no aprendemos nada de los signos de la historia.

La crítica es por todos lados, la palabra que da miedo. O que produce que las élites de izquierda se asusten ante el sentido común de las ideas. Porque donde hay miedo, hay dictadura. Y eso simplemente es contrario a las ideas, a los debates, a la intelectualidad, o contrario a la crítica de las bases. Sin crítica, como nos ha mostrado la historia, simplemente se inician procesos dictatoriales que justifican absolutamente todo. Incluso la muerte.

La decadencia de occidente (de izquierda y derecha) tiene que ver precisamente con la agonía de la crítica. Sus diplomáticos ahora son mediocres políticos, que sólo aportan con el montón y la bulla. Con la brutalidad como argumento político. Occidente ha abandonado a sus críticos, a sus intelectuales y herejes que eran la base más importante de sus avances sociales, económicos y científicos. Dando lugar a tecnócratas y burócratas pragmáticos, que sólo son soldados de la mediocridad política.

Los peligros que acechan el mundo hoy tienen que ver con los enormes avances tecnológicos, científicos y de información al respecto. Porque estos impresionantes avances de las ciencias, se encuentran en manos de peligrosos políticos, ignorantes y bárbaros modernos que pues nada les interesa de los consensos, de la democracia o los acuerdos. Tienen en sus manos artefactos e instrumentos para imponer totalitariamente su “democracia” moderna. Es decir, a sangre y fuego.

Pero las utopías deben continuar. El sueño de hacer de este mundo un paraíso tiene que seguir, aun eso cueste siglos de espera y paciencia. En estos territorios sabemos de esas historias, desde nuestros ancestros que han iniciado sus propias batallas por la vida y la dignidad. Pues esas batallas no han sido en vano. Son las raíces que debemos continuar, a pesar que muchas veces como estos tiempos oscuros y violentos, son percances de sangre y miseria. Son enormes obstáculos que nublan las esperanzas y los sueños. Las utopías para por fin morar bien en este planeta deben seguir. De hecho hay esfuerzos por todo el mundo, sacrificios contra estos tiempos neoconservadores, retrógrados e injustos. 

Mientras haya hambrientos, mujeres con sus niños en nuestras calles, mientras haya élites neos de izquierda o derecha que traicionan a las bases, y los utilizan en sus propios fines, siempre habrá razones para buscar cambios y revoluciones. Siempre habrá utopías que construir para hacer de este mundo más digno y justo. 

La primera crítica debería ser la inmensa miseria que tenemos en nuestras calles. Suficiente crítica de la realidad para hacer algo más profundo. Pero los neos prefieren los lindos discursos de revolución o cambios liberales. Qué les puede importar de la terrible realidad, donde la falta de trabajo y ausencia de leyes que protejan a los jóvenes, hacen que la sociedad sea de capitalismo salvaje y brutal. Ese analfabetismo funcional y ausencia de conocimientos científicos, es lo más corrupto que les nubla el ser mismo, para encubrirse por los discursos y lindas palabras de esperanzas vacías.

Esa decadencia occidental (de izquierda y derecha) ciertamente afecta en el conjunto de la sociedad. Afecta sobre todo en los más pobres. En los desheredados de siempre, y abandonados por todas las élites neos. Esa decadencia es también una oportunidad para otras posibilidades y culturas en el mundo. Pero, como en nuestro caso, todavía están embelesados por el sistema y sus lucecitas brillantes: farras, fiestas, inconsciencia total sobre los acontecimientos reales, miseria, pobreza mental y física. Por supuesto ausencia de ideas y propuestas nuevas para el mundo de hoy.

Sin embargo, las utopías deben seguir a pesar de los tiempos neos y violentos. Las nuevas generaciones tienen que construir sus propios derroteros y utopías, para sus tiempos y coyunturas actuales. Lo contrario, pues, los cavernarios armamentistas y trogloditas políticos, que tienen en sus manos artefactos como las bombas atómicas, simplemente destruirán nuestro planeta. En Bolivia, los neos criollos, destruirán la herencia de nuestros ancestros que iniciaron estas batallas hace muchos siglos.

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