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Carlos Decker habla de su novela "Tomasa"

A finales del mes pasado, Carlos Decker Molina, periodista y escritor boliviano, habló, de su última novela "Tomasa", en el Instituto Cervantes de Estocolmo. Håkan Forsberg y Erik Oller Westerberg, periodistas también, participaron en el panel de discusión. La novela fue elegida finalista en el Premio Internacional de Novela Kipus 2014, organizado por el Grupo Editorial "Kipus" de la ciudad de Cochabamba (Bolivia).

A grandes rasgos, se trata de una novela con un profundo contenido social que se desarrolla, principalmente, entre Suecia y Bolivia. Gualberto Paniagua Mamani, el protagonista de la novela, es un boliviano de origen campesino que llega a Suecia como refugiado político. Había sido perseguido y torturado en su país de origen. Con el pasar del tiempo estudia, y logra recibirse como ingeniero cibernético. Es divorciado, vive en un ático en el centro de Estocolmo pero los fantasmas que le persiguen, de Bolivia y los de Suecia, hacen un cortocircuito; y cae en una depresión abismal. Además, atraviesa una crisis de identidad. No sabe quién es él mismo, y en sus pesadillas, a menudo, ve a su madre e intenta hablar con ella. Un buen día recibe una llamada de Bolivia de un tal Fidel, quién le comunica ser hermano suyo. Gualberto queda atónito por la noticia y se suma un fantasma más en su vida. Luego pide a su amigo sueco periodista que viaje a Bolivia en busca de su madre, y para averiguar quién es ese supuesto hermano Fidel. Así lo hace, y llega a una Bolivia en donde el partido de Evo Morales, Movimiento al Socialismo (MAS), está en plena campaña elctoral.

Decker Molina respondió a preguntas en torno a esta historia. Manifestó que es una novela sobre el exilio que tiene una transpolación a la reciente historia boliviana. Y esta realidad sirvió como una metáfora para los personajes que circulan por las páginas de su libro. Respondiendo a la pregunta sobre el proceso de integración en Suecia, dijo: "para mi la integración es un viaje de ida y vuelta. Es decir, uno puede integrarse, si le permiten integrarse, y permitir integrarse es conocer el idioma, conocer un poco la literatuta, la múscia y las tradiciones del país acogedor". Y para clarificar esta idea, se valió de una metáfora, con un vaso de agua y un terrón de azúcar, utilizada  por el sociólogo norteamericano Norman Denzin que hace una diferencia entre lo que es la integración y la asimilación. La asimilación, dice Denzin, es tirar el terrón de azúcar en el vaso de agua, el azúcar desaparece y el agua se endulza un poco. Esa es la asimilación. Muchos extranjeros en Suecia, a quienes yo respeto mucho, se han asimilado, incluso olvidándose su lengua materna. En tanto que la integración es la conservación de diferentes sabores en un mismo vaso. Vamos a poner un ejemplo: en el cubalibre tenemos la Coca-Cola, tenemos el ron y unas gotas de limón. Y cuando uno bebe un cubalibre siente todos los sabores. Eso es la integración.

En la novela existen algunas mujeres que, de una u otra manera; a veces implícitamente, tratan de ayudar al problema existencial de Gualberto. Cuando Decker Molina se refiere a las mujeres de su novela; enaltece, en general, el rol de la mujer en la sociedad. La mujer es la figura de la fortaleza. Además, mis mujeres en la novela ocupan un papel importante. La mujer es la primera que se integra en el exilio, es la primera que comprende que hay que aprender el idioma, es la primera que comprende que hay que salir a trabajar y que este país te brinda oportunidades. La mujer es más práctica. A veces las mujeres eran las que determinaban los quiebres. El hombre, en cambio, es igual que el personaje de Bertolt Brecht en el poema "Meditaciones sobre la duración del exilio": No pongas ningún clavo en la pared/ tira sobre una silla tu chaqueta/ ¿Vale la pena preocuparse para cuatro días?/ Mañana volverás/ No te molestes en regar el arbolito/ ¿Para qué vas a plantar otro árbol?/ Antes de que llegue a la altura de un escalón/ alegre partirás de aquí/ Cálate el gorro si te cruzas con gente/ ¿Para qué hojear una gramática extranjera?/ La noticia que te llame a tu casa/ vendrá escrita en idioma conocido... Eso era el hombre en el exilio, la mujer no.

El autor de "Tomasa" también hizo una comparación hipotética en ubicarlo a Gualberto en otro país. Por ejemplo en España o en México. Expresó que, en este caso, no hubiera sido la misma novela, porque las condiciones en España u otro país son diferentes a las de Suecia. Si Gualberto se hubiese desarrollado en un país de habla hispana, se hubiera comunicado con la gente con más facilidad que en Suecia. Seguramente no hubiera sido un número personal (cada persona en Suecia está registrada con un número personal), pero tampoco hubiera hecho una carrera; porque las ventajas que ofrece Suecia probablemente no existen en otros paises.

En fin, la novela es, sin duda alguna, una metáfora del exilio; en donde Gualberto traza la geometría de su destino en Suecia, infierno y paraíso, que lo acoge como refugiado político. Es profesional, lee los periódicos suecos, vive en un departamento céntrico, vota en las elecciones, nunca lanza piropos a las mujeres, no habla con desconocidos y solamente dice "hola" a sus vecinos. En realidad, Gualberto vive en soledad en medio de un mar de gente sin poder comunicarse como él quisiera, porque las estructuras de lo cotidiano le ponen un cerco. ¿De qué le sirve a Gualberto sus bienes materiales? cuando en el fondo no ha resuelto su propia identidad. ¿De qué le sirven sus amistades de trabajo? cuando solamente ellos, y la sociedad, lo identifican con un número personal: 53.08.02-9159, y ni siquiera lo visitan cuando cae enfermo, o caundo tiene tremendas depresiones y se hunde en su dolor. Camina por las calles de Estocolmo, como cualquier otro ciudadano, pero nadie sabe que en sus adentros, este extranjero educado en una universidad sueca, lleva la pesadumbre de su existir. Carga las cruces pesadas de su país de origen, pero también las cruces macizas de la experiencia dolorosa del exilio.

 

Letras de fuego
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Buena la intención, pero...

No siempre una buena intención garantiza un buen resultado, a veces pasa lo contrario. Cuántas veces queriendo hacer el bien, se toma a mal un comentario: dígale a una persona que tiene mal aliento y si no está preparada para una sana crítica, reaccionará mal; cuántas veces por ayudar Ud. a alguien le prestará dinero para que salga de un aprieto pero, al no poder devolverlo, hasta su amistad le quitará. ¿Es o no es así?

Al igual que con las relaciones humanas, en el campo económico ocurren cosas similares: no siempre una buena intención da un buen resultado, ni un consejo de buena fe cae bien cuando no se está preparado para recibirlo.

El tema del segundo aguinaldo ha vuelto a ser motivo de controversia en Bolivia durante las últimas semanas y -por boca del empresariado nacional- no, porque no lo quieran pagar sino, más bien, porque no todos podrán hacerlo.

La buena intención viene de la mano del D.S. 1802 del 20/NOV/2013 que estableció la obligatoriedad de dar un segundo aguinaldo llamado “Esfuerzo por Bolivia” a los servidores públicos y a los trabajadores del sector privado cada vez que el Producto Interno Bruto del país crezca por encima del 4,5% entendiéndose que aquellos contribuyen a lograr esto.

La norma se fundamenta en la función que tiene el actual Estado Plurinacional, de “promover políticas de distribución equitativa de la riqueza y de los recursos económicos del país, con el objeto de evitar la desigualdad, la exclusión social y económica, y erradicar la pobreza en sus múltiples dimensiones” a través de la implementación de un Nuevo Modelo Económico que está orientado a “mejorar la calidad de vida y el Vivir Bien de la población boliviana”.

Más allá de que un segundo aguinaldo no resolverá un problema estructural de pobreza, solo un perverso se podría oponer a que la calidad de vida de nuestros trabajadores y sus familias mejore. Sin embargo, la cuestión de fondo no es la buena intención sino la capacidad objetiva de cumplir en el sector empresarial formal con una carga que no condice con una situación de iliquidez que lo apremia gravemente: menor actividad económica, pérdida de producción por factores climáticos, precios deprimidos, competencia desleal e ilegal, etc.

Pagar el segundo aguinaldo en el sector público es fácil -hasta se podría recurrir al déficit permanente para ello- no así en el sector privado. Los gobiernos no quiebran, las empresas sí. ¿Qué pasará si queriendo hacer hoy un bien a los trabajadores, mañana muchos pierden su empleo?

(*) Economista y Magíster en Comercio Internacional

Fuente: “El Deber”

Santa Cruz, 4 de noviembre de 2015

buscando la verdad
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60 años de periodismo

El 31 de octubre de 2005 recordé mis 50 años en el periodismo ( http://www.tierralejana.com/docs/cincuenta103105.htm ) anunciando que “un día de estos” escribiría mis vivencias de ese cincuentenario. De alguna manera cumplí mi promesa cuando hace 2 años publiqué mi libro: Tres grandes del periodismo boliviano, en homenaje a don Julio Borelli, el padre José Gramunt S.J. y Lorenzo Carri.

Ahora éste 2015 cumplo los 60 y lo primero que hago es agradecer al buen Jesús porque me dio el privilegio de llegar a una edad en la que la mayoría de mis compañeros y colegas ya no están o han colgado la pluma o, más propio de estos tiempos, archivaron sus computadoras.

Apenas con 15 años empecé este “hermoso oficio” ( Gabriel García Márquez dixit) y nunca paré, ni siquiera cuando se me abría el horizonte en la abogacía, mi otra profesión. Y es que, como alguna vez escuché decir a un viejo colega uruguayo, “los verdaderos periodistas tienen por sangre la  la tinta de una imprenta”.

El 2005, pensé que dejaría de escribir cualquier día, pero no ha sido así. Mantengo mi página www.tierralejana.com en la que escribo semanalmente a la manera de gimnasia intelectual. Antes mis notas las reproducían varios medios en Bolivia y Venezuela. Hoy casi escribo solo para fieles lectores, varios de los cuales trabajaron en medios mundiales de prensa y cuyo aliento y opinión valoro enormemente.

Este año, quiero ser absolutamente sincero, pensé que sería el último (escribir mis columnas me requiere estar informado y leo a diario medios de Argentina, España, Venezuela y Bolivia, principalmente)  y que me dedicaría a otras cosas, como leer libros que me esperan, escuchar la música que me gusta y escribir viejos testimonios que tuve como periodista.

Muchas de esas vivencias ya las escribí en mis columnas, pero me gustaría hacerlas más detalladas. Estos días vi en CNN una entrevista al cubano Alberto Juantorena y me retrotraje a la astucia con la que logré entrevistarlo en las Olimpiadas de Montreal-1976 dado que, como periodista de un medio estadounidense (United Press International), no lo hubiera logrado, la seguridad cubana lo cuidaba como a un árbol de oro. Hoy veo a Juantorena (64 años) casi calvo, pero en mi mente todavía está el estupendo atleta con su voluminosa cabellera, aclamado por la multitud al ganar los 400 y los 800 metros, hazaña hasta hoy inédita.

Hay jornadas en que pasan por mi mente imágenes de héroes deportivos o personajes de todo tipo a los que vi actuar o entrevisté y sobre las cuales escribí y que me acompañan en mis desvelos nocturnos recordándome que “algún día” debo escribir sobre ellos.

Realmente es hermoso haber disfrutado, como periodista, la era de grandiosos basquetbolistas como Michael Jordan, Larry Bird, Magic Johnson, Julius Erwin, de tenistas como Steffi Graf, Martina Navratilova, Bjorn Borg, John McEnroe, Guillermo Vilas, Roger Federer, de boxeadores como Muhammad Ali, Roberto Durán, Julio C. Chávez, Carlos Monzón, Sugar Ray Leonard (a quién vaticiné como futuro campeón mundial en las Olimpiadas de Montreal).

Y ciertamente fue siempre maravilloso ver y escribir sobre esos futbolistas que hicieron de este deporte un arte, como Alfredo Di Stéfano, Pelé, Garrincha, Beckenbauer, Maradona y Messi, Cruyff, Iniesta, Eusebio, etc. a mi juicio, los más grandes e incomparables.

En este aniversario sería muy osado prometer algo, porque muchas veces vislumbro el final del camino. En mis últimas columnas escribí sobre hechos de la política boliviana que merecen seguir investigándose en busca de la verdad. ¡Ah! Y es inmarcesible el compromiso de seguir defendiendo la vigencia de los DD.HH. Lo fue ante las dictaduras militares de los 60-70 y lo es ahora frente a los abusivos socialistas del Siglo XXI. Lo único seguro es que, quizás, las columnas ya no serán semanales.

(*) Hernán Maldonado es periodista. Ex UPI, EFE, dpa, CNN, El Nuevo Herald. Por 43 años fue corresponsal de ANF de Bolivia.

Tierra Lejana
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Democracia: no basta el voto

Este pasado 29 de octubre, en un emotivo acto de homenaje, realizado por la Asociación de Periodistas de La Paz,  a Raúl Peñaranda por el premio internacional Maria Moors Cabot de la Universidad de Columbia (EEUU) , el prestigioso periodista boliviano señaló que el premio se instauró en 1938 con el objetivo de que la democracia no solo se entienda como el derecho al voto, pues,  ya en aquellos años, personajes como Hitler o Mussolini ganaban elecciones pero envilecían la democracia degradándola e instrumentalizándola para solo copar y prostituir todos los espacios de poder en función de objetivos mezquinos. El voto es una parte de la democracia pero no lo es todo: es instituciones separadas e independientes que hagan pesos y contrapesos, es respeto irrestricto a los derechos ciudadanos, es irrestricta libertad de prensa, es partidos políticos modernos y democráticos; es Estado de Derecho.  

70 años después de la instauración del premio, en América Latina han emergido regímenes que han hecho del voto el sumun de la democracia. El socialismo del siglo XXI, con el famoso foro de San Pablo y como resultado del agotamiento del sistema de partidos políticos tradicionales, abrió las puertas para que líderes de varios países sudamericanos copen los espacios públicos a través del voto popular, para una vez en el poder y aprovechando la inmensa cantidad de recursos económicos provenientes de la exportación de materias primas, hacer de la democracia del voto solo un instrumento para garantizar la reproducción del poder, de su poder neo-oligárquico. En arranques histriónicos de patriotismo, nacionalizaron todo lo que pudieron. Con el mismo ímpetu convirtieron a los gobiernos como las más grandes fuentes de empleo y enriquecimiento lícito e ilícito. Crearon los “nuevos ricos” con viejas prácticas: enriquecerse a costa del erario público.

Este proceso de construcción de estados empresariales ineficientes precisaba que los niveles de control y fiscalización sean débiles y manipulables, por ello, se dieron a la tarea de desmantelar las enclenques instituciones existentes, para, a través de asambleas constituyentes, someterlas a su capricho y antojo. Cimentados en la promesa del cambio y aplicando un populismo exacerbado, encandilaron a las masas pobres y de clases medias para que con su voto den legitimidad a sus acciones rasantes en totalitarismo. Para ello montaron sistemas electorales manipulables y sujetos a favorecer al régimen de turno para que garantice sus victorias contundentes.

La independencia de poderes públicos (legislativo, judicial, ejecutivo y electoral) se convirtió en un canto de sirenas antes que una realidad a profundizar. Todos ellos sucumbieron, por las buenas o las malas, al poder de los partidos de turno en cada uno de los países denominados bolivarianos propulsores del nuevo socialismo. Con un discurso antimperialista crearon y revivieron redes internacionales de protección como UNASUR, ALBA, CELAC, G-77. Países africanos, asiáticos y árabes con claras pruebas de tener regímenes antidemocráticos encontraron en estos espacios la oportunidad de su legitimación y la posibilidad de transmitir sus lecciones aprendidas para someter a las sociedades.

Al puro estilo mussoliniano cooptaron a las organizaciones sindicales (sean estas obreras o campesinas) para, bajo la promesa de la liberación del capital, ponerlas a su servicio. La domesticación de las mismas pasó por inducirlas a la corrupción pública. Grandes organizaciones, otrora defensoras de los pobres, obreros y campesinos, terminaron siendo parte del Estado ya como funcionarios o ya como beneficiarios directos de las prebendas del poder. Castas dirigenciales emergieron apropiándose de la renta estatal para distribuírsela entre sus más cercanos adeptos con la misión de apoyar a la reproducción del poder de la nueva casta.  

Pero la obra no podía estar completa sin copar o cooptar a los medios de comunicación, periodistas y todo aquel que se animara a pensar. El librepensamiento y los libres pensantes que siempre incomodan al poder y los poderosos fueron, son, objeto de presiones para ser callados. Se crearon medios para estatales a nombre de las organizaciones sociales para uniformar el discurso y la propaganda. Altísimas autoridades gubernamentales, sin rubor alguno, recibieron dineros de potencias extranjeras para montar sus propios medios de comunicación. Otros, “más inteligentes”, después de presionar desde el gobierno con las oficinas de impuestos y de extenuarlos mediante la asfixia publicitaria, a través de palos blancos del pensamiento oscuro, se apropiaron de los medios de comunicación críticos para convertirlos en soplones de su verdad.

Por supuesto entre periodistas y empresarios de los medios de comunicación no faltaron los que aprovecharon la oportunidad para vender su libertad a costa de unos miles de dólares. Los medios y periodistas paraestatales emergieron como hongos dispuestos a ocultar bajo su letra, labia o figura la verdad y mostrar los éxitos de sus gobiernos. En este contexto, el premio recibido por Raúl Peñaranda, periodista boliviano que se atrevió, como varios otros, a no ser soplón de las “verdades” gubernamentales, se entiende y justifica. El premio otorgado a Peñaranda y que en su momento también lo recibió don Huáscar Cajias, es una alerta a cómo se está subdesarrollando la democracia boliviana en vez de avanzar y erigirse como un modelo a copiar por las generaciones futuras. El autor de “control remoto”, libro que desnuda los artilugios de los poderosos para apropiarse de los medios de comunicación, decía en el acto propiciado por la AP de La Paz: “Este premio, cuando lo recibía en la universidad de Columbia, tenía a mi frente la bandera boliviana y entonces comprendí que no era un premio a mi persona sino a cientos de colegas que se atreven a no callar, a no rendirse, a no venderse, porque estamos viviendo los peores momentos de estos 33 años de democracia”.

Ivan Arias Duran

Ciudadano de la Republica Plurinacional de Bolivia

Serotonina
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Sobre la constitucionalidad de la reforma a la Constitución Política del Estado

El pasado 21 de octubre del presente año, se ha conocido el pronunciamiento del Tribunal Constitucional Plurinacional, que a través de la Declaración Constitucional Plurinacional (DCP) Nº0193/2015, ha resuelto declarar la constitucionalidad del procedimiento de la Ley de Reforma Parcial de la Constitución Política del Estado, que modifica en parte el artículo 168  de la CPE en lo relativo al término “una sola vez” por “dos veces”; Ley aprobada en la duodécima sesión ordinaria de la Asamblea Legislativa  Plurinacional, del 26 de septiembre de 2015.

Cabe agregar que los términos de esta decisión, eran absolutamente previsibles, dado que, por mandato constitucional (artículo 411, parágrafo I CPE), la reforma total de la Constitución, o aquella que afecte a sus bases fundamentales, a los derechos, deberes y garantías (que están contenidas en la Primera Parte de la CPE, del artículo 1º al 144º), o a la primacía y reforma de la Constitución (que se encuentra detallada en la Quinta Parte de la CPE), tendrá lugar a través de una Asamblea Constituyente originaria plenipotenciaria, activada por voluntad popular mediante referendo.

En este sentido, en ocasión de mi participación en las “Jornadas de Derecho Constitucional”, que se realizaron en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, los días 9 y 10 de abril de 2015, sostuve el criterio de que, de acuerdo a lo previsto por la Constitución, el período de mandato de la Presidenta o del Presidente, y la posibilidad de reelección presidencial, no se encuentran dentro de las Bases Fundamentales del Estado, sino que forman parte de las normas del sistema político del Estado; en consecuencia, pueden ser fácilmente incluidos dentro de una reforma parcial del texto constitucional[1].

En consecuencia, lo único que le restaba por hacer al Tribunal, era verificar la constitucionalidad del procedimiento (tan ágilmente empleado, en cuestión de días, por la Asamblea Legislativa Plurinacional) para llevar adelante la reforma parcial de la Constitución, de acuerdo a las normas previstas por la misma Ley Fundamental, y siguiendo las etapas procesales establecidas en el Código Procesal Constitucional, que regula este tipo de procedimientos.

En este caso, y en una lectura objetiva del fallo, hay que aclarar que el Tribunal no ha aprobado la reelección del Presidente y Vicepresidente, como tal, porque ello no le corresponde sino al pueblo boliviano; en consecuencia, el Tribunal únicamente se limitó a analizar y verificar que el procedimiento empleado para reformar la Constitución en este caso, haya cumplido con las disposiciones constitucionales establecidas al efecto, lo que constituye un aspecto muy diferente e independiente del anterior.

Por tanto, mal podría decirse que el Tribunal esté apoyando la reelección del Presidente, y vincular directamente al Tribunal con el gobierno (como lo ha señalado el Defensor del Pueblo), cual si se tratase de un “apego político”, constituye una lectura errada y muy apresurada de los efectos políticos del fallo del Tribunal.

Entonces, no se debe perder de vista que, en este caso, lo único que le correspondía al Tribunal, era verificar si en dicho procedimiento de reforma constitucional: a) la ley de reforma parcial fue aprobada con un mínimo de dos tercios de votos del total de los miembros presentes en la Asamblea; b) si el contenido de la ley de reforma parcial era conforme a la materia que la misma Constitución asigna a la reforma parcial, y; c) si la ley de reforma parcial no contenía modificaciones sustanciales que afecten las bases fundamentales del Estado, y que debieran ser objeto de una reforma total.

Es en esos términos que, particularmente, considero que debe entenderse el pronunciamiento reciente del Tribunal Constitucional Plurinacional.

Un último aspecto que me ha llamado la atención, es que el Tribunal, en la parte considerativa de su fallo, cita uno de mis más recientes trabajos: el artículo de homenaje póstumo al Dr. Pablo Dermizaky, que se publicó en la Revista “Estudios Constitucionales” del Centro de Estudios Constitucionales de la Universidad de Talca – Chile (Año 13, Nº 1, 2015, disponible en http://www.cecoch.cl/htm/Imagenes.htm).

Es evidente que el Tribunal, en su afanosa búsqueda de argumentos que puedan sustentar de alguna manera la reforma constitucional, encontró este artículo disponible en internet, que en su parte pertinente hace referencia a la configuración de las normas de procedimiento que regulan la reforma de la Constitución.

Sobre el tema, ciertamente el profesor Dermizaky consideraba que la clasificación de las Constituciones en rígidas y flexibles, carecía de fundamento y habría perdido todo valor, porque según él: “una Constitución no debe ser ni tan rígida como un corsé, ni tan flexible como una túnica. En el primer caso se inmoviliza el cuerpo social, anquilosándolo, y en el segundo se lo deja muy suelto, sin ningún control, fuera del equilibrio a que nos referimos anteriormente. Una Constitución debe combinar en dosis adecuadas los caracteres de permanencia (que no es lo mismo que rigidez) y de cambio, que es un fenómeno constante en toda sociedad.”. Entonces, el procedimiento de la reforma constitucional no debe ser lo mismo que para las leyes ordinarias, ni uno que haga imposible, o muy difícil, la reforma. Cfr. Dermizaky Peredo, Pablo. Constitución, Democracia y Derechos Humanos. Págs. 52-53.

Sin embargo, es discutible que el TCP, se hubiera valido de este fundado criterio del profesor Pablo Dermizaky, para tratar de sustentar la constitucionalidad de la reforma parcial del art. 168 de la CPE; sobre todo si se tiene en cuenta que el criterio expresado por el maestro Dermizaky: 1) surgió en un contexto social y político distinto; 2) no se refiere a la necesidad de reformar la Constitución para habilitar una reelección presidencial, y; 3) únicamente pretende advertir que cuando la Constitución se flexibiliza, deja muy suelto al cuerpo social, es decir, muy fuera del equilibrio que debe existir entre rigidez y flexibilidad.

De ahí que, nuestro homenajeado constitucionalista, recomendaba que el procedimiento de reforma constitucional no debe ser el mismo que para las leyes ordinarias, y sin embargo, eso es precisamente lo que ahora sucede en Bolivia: el procedimiento actualmente previsto para la reforma constitucional, flexibiliza exageradamente la naturaleza de las disposiciones de la Constitución (cual si fuera una ley ordinaria, mermando su necesaria perdurabilidad en el tiempo); más aún si se considera que en este caso, no se ha discutido ninguna “necesidad de la reforma”, cual era la condición establecida acertadamente en la Constitución abrogada.

En definitiva, el sentido y la finalidad del criterio expresado por el profesor Dermizaky, inadecuadamente citado en la decisión del Tribunal, es claramente opuesto al caso presente, que únicamente se trata de una reforma parcial de la Constitución para prorrogar el mandato del actual Presidente del Estado.

[1] VARGAS LIMA, Alan. “Panorama de la Reelección Presidencial en América Latina y la tendencia hacia la reelección presidencial indefinida: el caso de Bolivia”. En: Academia Boliviana de Estudios Constitucionales. Derecho Constitucional Latinoamericano y Boliviano. Jornadas de Derecho de América del Sud. Cochabamba, Bolivia: Grupo Editorial KIPUS, 2015. Págs. 641-653.

Apunte legal
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Gobernador trucho

Trucho es un adjetivo coloquial que el Diccionario de la Real Academia Española incluye como “falso, fraudulento”. Se lo usa ahora en Chuquisaca para referirse a su gobernador, Esteban Urquizu, del MAS, que ganó ese cargo en primera vuelta gracias a una sospechosa resolución de su Tribunal Departamental Electoral (TDE).

El triunfo de Urquizu no fue legítimo. Días antes de las elecciones subnacionales, el candidato del Frente Revolucionario de Izquierda (FRI), Adrián Valeriano, renunció a su postulación y el TDE dejó en entredicho el destino de sus votos. Solo después de los comicios, el TDE de Chuquisaca hizo conocer una resolución que señalaba que los votos para el FRI se sumarían a los nulos y, así, subió el porcentaje del candidato masista posibilitando su triunfo.

El asunto es tan oscuro que el propio Tribunal Supremo Electoral (TSE) decidió suspender temporalmente a los vocales de Chuquisaca con el fin de investigar lo sucedido. Los resultados de la investigación no cambiarán el efecto de la resolución cuestionada por el principio de preclusión; es decir, la proclamación de Urquizu como gobernador es irrevisable y debe surtir efecto.

La suspensión de los vocales, con goce de haberes, refrescó la herida en Chuquisaca y dio lugar a que algunos periodistas insistieran en la ilegalidad de la elección. Fue cuando comenzó a usarse el adjetivo coloquial para referirse a Urquizu que, sin poder soportarlo, reaccionó atacando a los periodistas que más insistían sobre el tema.

Fue una típica reacción masista: victimización y ataque. El gobernador trucho se declaró víctima de discriminación, “porque usa abarcas”, y acusó a los periodistas de ejercer el papel de jefes de campaña de la derecha.

Lo de la discriminación es un argumento tan desgastado que ya solo se lo creen los masistas. No cabe en este caso porque el perjudicado con la resolución ilegal es otro ciudadano que usa abarcas, Damián Condori, cuya votación, si no mediaba el TDE, hubiera dado lugar a una segunda vuelta.

Con el balotaje, Chuquisaca hubiera vuelto a las urnas y habría decidido, en justa contienda, quién era su gobernador no solo de manera legal sino también legítima.

Si tan seguro estaba de su respaldo, Urquizu debió promover la segunda vuelta. Su error más grande fue optar por lo seguro, la victoria ilegítima, y ahora debe aceptar la verdad de Perogrullo de que es un gobernador trucho.

El destino de la investigación es incierto. La posibilidad de que el TSE termine exculpando a los vocales es muy grande pero la suspensión fue suficiente para que gran parte del país le ponga más atención a lo sucedido en Chuquisaca.

Si Urquizu no hubiera despotricado contra los periodistas que le dijeron trucho, este artículo no se habría escrito. En lugar de sacudirse las sospechas, lo que hizo el gobernador trucho fue motivar a que le pusiéramos lupa a su elección. Segundo gran error. Si el aludido no tiene por lo menos un asesor que le aconseje no equivocarse tanto, es hora de que contrate uno, a ver si, con algunas sanas recomendaciones, deja de victimizarse y atacar. Si no quiere asesores, que lea lo que escribió Rafael Puente y se quede calladito. 

 

(*) Juan José Toro es Premio Nacional en Historia del Periodismo.

Surazo
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Twitter y el tamaño de tu ego

¿Qué mueve a una persona a seguir a otra en Twitter?

Las motivaciones pueden ser varias, pero hay un detalle que unifica a los seguidores en la red del pajarito: el deseo de saber del otro.

Desde mi cuenta @diazarnau he comenzado a seguir a @AmaliaPando, y por eso me he enterado de que la periodista quiso averiguar cuál es la idea del Twitter: “¿seguir a los que te siguen, verdad?”, preguntó ella.

Hasta el viernes, Amalia había obtenido 12 respuestas de las cuales siete eran negativas; les comparto dos: “Es preferible seguir a personas cuyos contenidos (tuits) te interesen y/o sirvan”. “La idea es seguir a quien te interesa atender”.

Aquí tenemos dos verbos a tomar en cuenta: “interesar” y “servir”.

Otras dos personas le contestaron afirmativamente: “Sí [debe seguir a los que la siguen], por eso es red social…”. “Y también a los que le siguen [le recomendaron a Amalia], siempre hay cosas interesantes”. Alguien quiso ser más original: “una personalidad como vos está para ser seguida y no para seguir”.

Entre los siete tuits mayoritarios estaba el mío: “No necesariamente. Aunque yo creo en la reciprocidad como un acto de agradecimiento”. Y este otro, ubicándose al medio de las dos opciones: “De acuerdo, no necesariamente, [pero] se trata de hacer comunidad”.

¿Cuál es la idea del Twitter? Yo creo que el deseo de saber del otro. En esta red, unos siguen —husmean— a otros. Es cierto, como dice @ivansucre, se trata de hacer comunidad. Pero, ¿con qué intenciones?

¿Cuánto nos importa seguir y cuánto ser seguidos? ¿Nos interesa únicamente escribir, cerrando los ojos a la opinión del otro de la comunidad? Además, ¿qué tan dispuestos a aprender del otro estamos? Más fácil: ¿Cuánto retuiteas?

Yo sigo también por reciprocidad, por agradecimiento; es mi opción. Ustedes estarán pensando en las megaestrellas de la música o del fútbol a las que, bajo la lógica de la gratitud, les faltaría tiempo para seguir a sus millones de seguidores. Hay bolivianos que suman decenas de miles de seguidores y optan por reducir su comunidad a unos cuantos. Lo mismo ocurre con algunos de ustedes, que tienen centenas o decenas de seguidores. Nadie obliga a seguir a nadie; y seguir no cuesta nada. Entonces la opción no solo es personal, también libre y gratuita.

¿Con qué intención seguimos? Esta es, en esencia, una comunidad interesada (término que en este caso no aplica solo para su sentido negativo): “si me interesas, te sigo; si me sirves, follow” (¿recuerdan los verbos empleados por los seguidores de Amalia?). Ojalá esta forma de chantaje sirviese para que unos se aprovecharan (en buen plan) del conocimiento de otros, y es que en Twitter estamos a un click de ponernos al lado de gente que puede hacernos mejores.

El genuino deseo de saber del otro, la sincera necesidad de hacerle saber que importa —permítaseme la generalización— se ahoga en el maremágnum del tuiterío. Nadie sigue a nadie como un ejercicio de generosidad, ni tan siquiera de cordialidad. Pocos, me parece, por solidaridad. Y menos por reciprocidad.

Nuevas preguntas: ¿Cuál es tu mayor vocación en Twitter, escribir o leer?, ¿tuitear o retuitear? ¿Qué tal si el tamaño de tu ego fuera directamente proporcional al número de personas a las que sigues? En Twitter no pasa lo mismo que en Facebook, donde la tendencia a la acumulación indiscriminada de “amigos” parece irreversible. ¿Por qué?

Cada quién hace con su (cuenta del) pajarito lo que se le antoja. En lo que a mí respecta, sigo a casi tantas personas como las que me siguen a mí. No se trata de una competencia: se dio así, naturalmente, después de mucho seguir y ser perseguido. Y, francamente, desconfío del que sigue poco: creo que desaprovecha al otro, o peca de falta de curiosidad. Mi opción es leer más que escribir, aprender más que pretender enseñar.

Dársena de Papel
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“La virtuosa tríada del endeudamiento-inversión-desarrollo”

Un verdadero revuelo ha causado el anuncio de que Bolivia logró un empréstito de la República Popular China por 7.400 millones de dólares para que empresas de ese país ejecuten varios proyectos en el nuestro, apalancadas por un -hasta hace poco- inimaginable crédito a ser canalizado por el Banco de Importaciones y Exportaciones de China (Eximbank).

Muchos han alertado que con dicho crédito la deuda externa se estaría más que duplicando, a la par que los defensores del empréstito dicen que llegar a una relación de endeudamiento del 35% con el PIB, es manejable. Poniendo “paños fríos” al tema, a continuación algunas consideraciones desapasionadas:

Primero: habrá que convenir que a diferencia de otros, este crédito no se destinará al gasto público y, a Dios gracias, tampoco a crear más empresas públicas que suelen empezar bien pero normalmente acaban mal; su destino será la inversión en infraestructura, lo que le hará muy bien al país.

Segundo: ¿tenemos la musculatura suficiente para financiar mega-proyectos por nosotros mismos? Definitivamente no. Que la China pasará a ser nuestro principal  acreedor -más que el BM, BID, CAF- es cierto, pero ¿podrían esas entidades prestarnos tal cantidad a tasas del 1% al 4% y a plazos concesionales, como dice que lo hará China? No lo podrían hacer, por haber Bolivia pasado a ser un país de “ingreso medio bajo”. No olvidemos tampoco que los 1.000 millones de dólares de los Bonos Soberanos colocados en el corazón del capitalismo –para atraer la atención de la inversión extranjera, lo que no ocurrió- el interés promedio que pagamos supera el 5% anual.

Tercero: se dice que la bonanza acabó y dada la estrepitosa caída del principal componente del PIB boliviano -las exportaciones- que algo hay que hacer mientras se recuperen los precios de las materias primas para que la economía no se desmorone; siendo la respuesta “más inversión pública” qué mejor, que en infraestructura para apuntalar nuevos procesos productivos, comerciales y de turismo. Que se dinamice la economía durante la crisis, nos vendrá bien.

Cuarto: ¿Es malo endeudarse? Depende. Como bien dijo Jyh Chyang Hwang, el experto asiático invitado por la Universidad para el Desarrollo y la Innovación (UDI) para hablar sobre cómo hacer negocios con la China y el Asia, “para crecer hay que deber, igual como en hace una persona que invierte para comprarse una casa, mucho más si se trata de inversión que traerá ganancias”.

Quinto: La propia China hizo lo mismo antes recibiendo capital extranjero, asimilando tecnología y know how administrativo, con lo que capacitó a su gente, se benefició de la deslocalización productiva, y con ello pasó a ser el primer exportador mundial, la segunda potencia del planeta y el primer acreedor de los EEUU, sacando al mismo tiempo más de 500 millones de ciudadanos de la extrema pobreza gracias a su integración al mundo.

Sexto: Toda inversión será buena en la medida que sea racional, eficiente y transparente o ¿no es lo que siempre hemos demandado del Estado?

Finalmente: ¿alguien podría oponerse a encarar proyectos para vertebrar de Sur a Norte el país con carreteras que activen potenciales productivos dormidos conectándolos al mercado interno y externo? O, ¿a la construcción del ansiado Puerto Busch que marcará “un antes y un después” para el comercio exterior del país, en la perspectiva de triplicar la producción de alimentos hasta el 2025? O ¿a hacer realidad el atávico Proyecto Rositas para habilitar varias centenas de miles de hectáreas de tierra bajo riego para la producción agropecuaria, al mismo tiempo que generar abundante energía eléctrica? O ¿a convertir el Aeropuerto Viru Viru en un “Hub aéreo” en el corazón de Sudamérica? O ¿a la extensión ferroviaria Motacusito-Puerto Busch viabilizadora de un polo de desarrollo en el sudeste cruceño? O ¿a dar una solución definitiva al insufrible paso de “El Sillar”? O ¿tal vez a un gustito más, el nuevo stadium de Cochabamba?

En suma, no se trataría solo de “un crédito gigantesco para necesidades gigantescas” sino también para “generar posibilidades gigantescas de desarrollo” que acompañadas de coherentes políticas públicas debería traer como consecuencia su repago sin problemas, permitiendo además que el Estado se ocupe con mayor propiedad de la salud, educación, capacitación e investigación así como de propiciar un mejor entorno para que el empresariado genere más empleos dignos y de calidad en beneficio de los bolivianos.

Siendo todo esto deseable, no habría por qué temer a este mayor endeudamiento -eso sí- siempre que prime la transparencia, eficiencia y honestidad de quienes administran el país, sabiendo que “nada hay oculto, que un día no vaya a salir a luz”.

 

Santa Cruz, 21 de octubre de 2015

Buscando la verdad
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El camino hacia la libertad

La libertad es individual. Hay que diferenciar la interior de la exterior. La interior se entiende como libertad de pensamiento y de sentir, y la exterior como la capacidad de expresar lo que se piensa, lo que se siente, y lo que se quiere hacer. La primera se puede ejemplificar recordando dichos muy conocidos: “libre para pensar, pero esclavo para hablar”, “quién dice lo que quiere, escucha lo que no quiere”.

Se podría sostener que lo opuesto a la libertad es la esclavitud. Diríamos: venimos de la esclavitud y vamos hacia la libertad. Sin embargo, esto no es cierto. En su origen el hombre no fue un esclavo. La esclavitud convivió en las diferentes organizaciones económicas que se dieron históricamente.

Se puede sostener que el hombre no fue libre, en su origen, porque era un animal sin capacidad para pensar. Pero por alguna razón este ser comenzó a pensar. Por tanto, la libertad está asociada al individuo quién sería el único ser en la tierra con este atributo. Y la capacidad para pensar y para razonar tiene que haber sido un proceso evolutivo muy lento y que duró mucho tiempo. El individuo, al poseer esta atribución, es el único ser que tiene la capacidad de elegir entre diferentes opciones de manera racional. Por este hecho, el hombre es el único ser vivo que enfrenta el conflicto ético entre el bien y el mal. Se puede decir que en la medida que aparecían las primeras señales de que el hombre comenzaba a pensar, también, de manera incipiente, nacía su capacidad para ser libre. Bajo esta premisa, se podría dialéctica y dinámicamente decir: la tesis es “no libre”, la antítesis “libre” y la síntesis “hacia la libertad”. Como alguien ya dijo: “No existe la libertad sino su búsqueda”.

Una analogía mas adecuada sería calificar a la libertad como un camino que no tiene fin, pero que en la medida que se avanza, se evoluciona de un “ser menos libre” a otro cualitativamente “más libre”, no perfecta libertad pero si perfectible.

Se puede sostener que la humanidad viene de ser “no libre” en lo económico, sus iniciales condiciones materiales eran infrahumanas. En el pasado desde que el hombre/mujer nace hasta que muere tiene un solo propósito: “subsistir”, tener algo para llevarse a la boca. Pocos lo lograban, la gran mayoría moría en cumplimiento a la ley inexorable de la selva; “el fuerte sobrevive”. En este contexto, la vida de hoy era igual que ayer, mañana igual que hoy. La esperanza de vida era muy baja

Uno de los rasgos que distingue a la especie humana de las demás es la evolución cultural. Por cultura se entiende que la capacidad del hombre para pensar se traduce en la capacidad de construir utensilios, herramientas y comportamientos sociales que cambian con el transcurso del tiempo. Por este hecho el Homo Sapiens logra descubrir el fuego, probablemente hace 500 mil años atrás, y aprende a abrigarse con las pieles de los animales que los mata para alimentarse. El fuego también le permite convertir substancias no comestibles, en su estado natural, en alimentos. Desde este momento el hombre se ubica en la parte superior de todas las especies que tienen vida en la tierra. Desde el descubrimiento del fuego, el invento de la rueda, del lenguaje, de la escritura, la creación de núcleos urbanos, la artesanía, la cerámica, el intercambio generalizado de bienes y servicios, la máquina de vapor, hasta la computadora y el Internet demuestran que la única especie que puede descubrir, pensar, reflexionar, relacionar unas cosas con otras, unos hechos con otros, y crear todo lo señalado es ora Homo Sapiens, ora Homo Faber,¡El hombre es el creador por excelencia!

La pregunta que corresponde hacerse es: ¿Por qué se produjo este proceso? Y la respuesta, en palabras del filosofo Hegel, “porque el destino del hombre es la libertad”. Pero esta libertad ¿Cómo se la busca? ¿Cómo se la encuentra? Es el producto de la evolución cultural, que lleva a desarrollar en el hombre la capacidad de hacer ciencia, de entender las leyes naturales que rigen estos mismos procesos, las leyes que rigen el comportamiento del individuo en sociedad y en la capacidad de aplicar todo esto a su medio, dando origen a la ciencia aplicada, hoy llamada tecnología, cuyo propósito final es ofrecer bienes y servicios, crear riqueza, cada vez, siempre en volúmenes crecientes, para satisfacer necesidades y deseos de una población en crecimiento.

Hecha esta contextualización, por tanto, el desafío está en encontrar el camino hacia la libertad, ¿Habrá varios caminos hacia la libertad? o ¿Habrá uno solo? La respuesta es que el camino es uno solo y es la actividad económica libre.

La Paz, octubre de 2015

*Profesor emérito de la UMSA y Miembro de la Academia Boliviana de Ciencias Económicas

Economía de Mercado
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Sobre los liberales de closet, la rre-rre y otras cosas

Una serie de interesantes artículos se han referido en las últimas semanas a la reciente publicación en el diario Los Tiempos de los hallazgos de una encuesta sobre los valores democráticos y las percepciones de la coyuntura de los ciudadanos del eje urbano del país, realizada por Ciudadanía, quizás la entidad que mejor trabaja la cuestión de la opinión pública política en Bolivia. Entre varias cosas, aparece claramente que los bolivianos –urbanos y del eje, ojo- serían más liberales de lo que pensamos, es decir, tendrían una adhesión alta a valores y principios favorables a la libertad individual, política y económica.  Además un contundente 79% de entre ellos afirmarían que “en democracia, las instituciones funcionan mejor cuando hay renovación de líderes y dirigentes”.

Estos datos han despertado el entusiasmo en varios amigos que se han adelantado en ver señales telúricas de un inminente triunfo del “No” anti-reeleccionista en el próximo referéndum por la “rrerre”. Otros se han preguntado sobre el extraño comportamiento de estos bolivianos que son liberales, sin creérselo del todo y, peor aún, sin asumir abiertamente sus implicaciones en la política ya que siguen eligiendo a barbaros populistas. Unos “liberales de closet”, pues.

Para desesperar aún más a la perdiz, los mismos encuestados se revelaban, al mismo tiempo, tibios frente a la modificación de la Constitución para viabilizar la reelección del Presidente Morales.

Es interesante ver la frecuencia de respuestas a la pregunta sobre la rre-rre, pues es una foto bastante afinada del estado de espíritu de la gente frente a esta cuestión. Se pidió a los encuestados que calificaran su grado de acuerdo con esa posibilidad del 1 al 7: un 27% le puso un sonoro 1 a la idea, es decir nada de nada con la reelección, un 19% la califico con unos hostiles 2 y 3, un 16% con un tibio 4, es decir que puede que sí, dependiendo de algo, un 28% con un entusiasta 5 y 6, y un 10% con un 7 casi de “patria o muerte, venceremos”.

Así pues, se perfila un 46% de potenciales “No” versus un 38% de “Sí”, mundos polares, y un 16% decisivo pero indeciso. Inteligente, Daniel Moreno, concluye diciendo: “la idea de la reelección presidencial obliga a los bolivianos a tener que elegir entre sus valores democráticos, en los que la alternabilidad es importante, y una visión más pragmática de la política, que reconoce las dificultades de liderazgos alternativos para el país”.

Suscribo en parte el colofón de Daniel pero me animo a discutir algo más el dilema. No es solo la disyuntiva entre ciertos valores liberal-democráticos, como la alternancia en el poder, que además no es necesariamente la única o la más importante de esa corriente, frente a un pragmatismo sensible a las realidades del contexto. Los comportamientos políticos son el resultado de arbitrajes que cada ciudadano elabora en función de diversos valores o principios que va adquiriendo a lo largo de su vida. Es así que principios clásicamente liberales pueden coexistir con otros que privilegian la igualdad o la búsqueda de un orden/autoridad política. Dependiendo de los contextos sociales en los que se desenvuelve el individuo y de las coyunturas y decisiones concretas que debe asumir, algunos de esos valores se categorizan y priorizan por encima de otros. Hay, pues, muchos matices y pocas dicotomías blanco y negro en esta cuestión.

En concreto, el populismo masista, hegemónico en la sociedad desde hace quince años, incluye también algunos valores liberal-democráticos en su software ideológico, como la preponderancia del voto como instrumento de legitimación del poder, asociándolos a otros que enfatizan la justicia social y en los últimos tiempos la garantía de la gobernabilidad y la estabilidad, es decir de un orden político. De hecho, ese paquete ha sufrido mutaciones, de ahí quizás su éxito, acordes con los cambios en las coyunturas y en las experiencias de la sociedad. En sus primeros años los objetivos de justicia y de re-equilibrio social estaban por encima de los otros, instrumentalizando al voto y a la democracia liberal, y subvirtiendo al orden político de entonces. Hoy, el componente estabilidad  es posiblemente central, pero, y esto es lo importante, siempre será presentado como algo consustancial a la idea de justicia social, aunque esta sea cada vez más asociada al acceso/mantenimiento del consumo, y de democracia, pues tiene su origen en el voto. 

De hecho, la gracia de las campañas electorales tiene justamente que ver con su capacidad de imponer un debate en torno a alguno de estos clivajes: el que mejor sirva para marcar diferencias políticas y agrupar una mayoría social. Los promotores del “No” naturalmente están intentando sublimar toda la cuestión a un clivaje en torno al ideal liberal-democrático, libertad/alternancia/democracia versus tiranía. Y los promotores del “Sí” buscan llevarnos a reflexionar sobre los riesgos del desorden y la inestabilidad. Obviamente, querer no es poder, estos clivajes deben hacerles cierto sentido a las personas, es decir no parecerles artificiales, y para eso deben sostenerse en discursos pero también en hechos. Ese es el arte de la política electoral.

Sin embargo, ambos bloques deben tener cuidado en no creerse totalmente su cuento, es eficaz y quizás necesario, por su simplicidad, construir estos clivajes, pero su consistencia va a depender de que no olviden que puede haber énfasis, más liberal-democráticos o nacional-populares, pero que sus audiencias les piden también respuestas y señales en otros ámbitos. Unos tendrán que explicar y garantizar que la gobernabilidad y el progreso social no son incompatibles con ciertos respetos y formas demo-liberales, y los otros que la defensa de valores democráticos abstractos puede derivar en un proyecto realista de gobierno.

Coda. En un artículo que publique hace un mes sobre los resultados de los referéndums autonómicos había sostenido que ese comportamiento tenía tres vertientes: un voto anti-masista, una respuesta racional de rechazo a algo que no se conocía suficientemente, estos dos primeros mayoritarios, e incluso un voto anti-autonomista. Era pues problemático atribuirle un solo sentido al resultado como lo estaban haciendo los voceros de los partidos. Una reciente encuesta de Pagina Siete le pone números a esa intuición y la ratifica: sobre las razones del rechazo a los estatutos, el 53% dicen que fue porque “no se conocían los documentos”, el 27% que eran “una expresión de protesta contra el gobierno” y un 10% que la “gente prefiere un estado centralizado y no autonómico”. Amen.

Les invito a leer las referencias de este texto:

http://www.lostiempos.com/especiales/edicion/especiales/20150806/el-79-dice-que-renovar-lideres-es-clave-para_310984_688470.html

http://www.lostiempos.com/diario/opiniones/columnistas/20150930/liberales-en-bolivia_317423_703990.html

http://www.paginasiete.bo/nacional/2015/10/7/estatutos-influira-reeleccion-72651.html

 

 

 

 

Extremo Centro
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