Blogs

Carlos y Eduardo

El éxito obtenido, hasta ahora, en la Corte Internacional de Justicia con la demanda marítima ha puesto de moda a dos expresidentes bolivianos, Carlos Mesa y Eduardo Rodríguez.

Además de expresidentes, ambos son reconocidos profesionales en sus respectivas áreas y eso es lo que destaca la gente pensante. Tan bien cayeron que hasta se hicieron gráficas con sus fotografías proponiéndolos para presidente y vicepresidente.

Déjeme explicarle las razones que tengo para no estar de acuerdo:

Rodríguez Veltzé tiene un excelente perfil, especialmente en su natal Cochabamba, pero muchos parecen haber olvidado cómo fue que llegó a la presidencia de la República. Era ministro de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) cuando renunció su presidente, Armando Villafuerte, y se desató una pugna por la sucesión. En virtud a la última parte del artículo 53 de la Ley de Organización Judicial de entonces, quien debía sucederlo en el cargo era el decano, Kenny Prieto. Pese a ello, Rodríguez fue elegido presidente interino de la CSJ violando por lo menos tres normas como se denunció, en su momento, en el Consejo de la Judicatura.

Cuando se produjo la ilegal elección, el diario El Potosí alertó que lo que en realidad se jugaba no era la presidencia de la corte sino de la República. La advertencia se hizo realidad cuando Carlos Mesa renunció a la primera magistratura del país y, tras los desistimientos del presidente del Senado, Hormando Vaca Díez, y de Diputados, Mario Cossío, Eduardo Rodríguez asumió el mando de la nación. Aunque se intentó legalizar la elección en la CSJ, el mandato de Rodríguez nació nulo y eso pone en entredicho sus actos como presidente de la República.

Mesa sucedió a Sánchez de Lozada tras la guerra del gas. Aunque fue un excelente gobernante, no logró completar su mandato porque no tenía —ni tiene— un aparato político que lo sustente en el poder.

A mi juicio, Carlos Mesa fue quien inició la actual pugna por el acceso soberano al mar ya que rompió relaciones con Chile y declaró públicamente sus intenciones de pelear por nuestra más que centenaria reivindicación. La prueba está en aquella fotografía en la que se lo ve con una chalina del tinku colgando de su cuello y con el mar a sus espaldas. Fueron los tiempos en los que dijo que “ni una molécula de gas” sería vendida a Chile.

La diferencia entre ambos se hizo evidente en los últimos días. Cuando lo entrevistaron en Chile, Mesa no solo dejó bien parado al país sino que declinó comentar sobre los intentos de una nueva reelección del presidente Evo Morales. Dijo que no hablaría de temas de política interna de Bolivia estando en Chile. Cuando volvió al país, declaró que no estaba de acuerdo con la “repostulación”. A Rodríguez le preguntaron lo mismo y él prefirió guardar silencio.

Mesa fue un buen presidente y lo más probable es que volvería a serlo. Lamentablemente, no solo no tiene el suficiente respaldo partidario sino que no es un hombre para estos tiempos.

Paciencia. Parece que cada pueblo tiene, no más, los gobernantes que se merece.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(*) Juan José Toro es Premio Nacional en Historia del Periodismo.

 

 

 

 

  

 

  

Surazo
imagenblog: 

Resultados inesperados sobre los estatutos autonómicos

En los cinco departamentos donde se votó si la gente estaba, o no, de acuerdo con el Estatuto Autonómico Departamental correspondiente, en ninguno se impuso el  sí, que habría sido de esperar, dado que en lo esencial está de acuerdo con la Constitución Política del Estado que por referéndum fue aprobada con el 61 por ciento de votos. En cambio, ahora la situación fue opuesta. Del total de votos validos el resultado fue el siguiente: En Oruro se impuso el no con el 74 %, en La Paz y en Potosí con el 68 %, en Cochabamba con el  62 % y en Chuquisaca con el 57 %.

En los estatutos, por ejemplo el correspondiente a La Paz, se repite integramente el articulo 300 de la Constitución Política del Estado donde se estipulan 36 competencias exclusivas. ¿Dónde podría estar el problema? Pueden haber muchas respuestas, entre ellas porque lo desconocido siempre genera temor.

Pero el problema también podría estar en la Constitución Política del Estado, que es un documento ampuloso y muy declarativo que determina que el desarrollo económico del país ha pasado a ser la tarea fundamental del Estado Plurinacional de Bolivia. El instrumento para ello es la planificación económica por parte del Estado central en coordinación con todas las regiones autonómicas que se den en el país.

En la parte referida a las “Bases fundamentales del Estado” de la Constitución, en su artículo segundo, sostiene algo muy complicado: “Dada la existencia precolonial de las naciones y pueblos indígena originario campesinos y su dominio ancestral sobre sus territorios, se garantiza su libre determinación en el marco de la unidad del Estado”, ¿Cuáles territorios?, cuando en esos tiempos, lo que había eran espacios vacíos con mínima población, tierras abundantes sin dueño, donde no existía el concepto de derecho a la propiedad de la tierra.

La Constitución Política del Estado avala el retorno a lo que se denomina capitalismo de Estado. Es, por tanto, una constitución estatista e intervencionista,  porque el Estado vuelve a jugar el principal rol en la vida económica del país, en la búsqueda del desarrollo económico como del bienestar de la gente, en contra del principio de la modernidad, que sostiene que el motor es el individuo, con sus actividades, su trabajo, con sus iniciativas, sus esfuerzos, su creatividad, su sacrificio y sus valores. El Estado debe ser solamente supletorio y subsidiario.

Hasta ahora no ha sido posible concebir un sistema económico alternativo – y menos concretarlo- a lo que se denomina “economía de mercado o capitalismo”. Por tanto, Bolivia está regida, por un lado, por una fuerte presencia del Estado en las actividades económicas y, por otra, por un vertiginoso e imparable desarrollo de la economía de mercado, pero mayoritariamente informal, que se mueve no en cumplimiento de las leyes que supuestamente rigen para todos.

Pero al asumir el Estado boliviano el rol dirigente de toda la actividad económica del país, genera en todos el ideal de que el gobierno puede hacer de todo, que no tiene restricción de ingresos económicos para distribuirlos entre todas las regiones, para que éstas puedan asegurar el pleno bienestar a sus pobladores. En otros términos, la gente cree  que se puede construir un “Estado del bienestar” con independencia a nuestro bajo desarrollo económico.

Pero no sólo que la Constitución es estatista, en lo económico, sino que también es irreal, porque está completamente alejada de la verdadera capacidad que puede tener un Estado cualquiera y, en particular, el Estado boliviano. Le atribuye funciones, atribuciones y competencias para las cuales ni de lejos está preparado ni cuenta con los recursos suficientes, situación que no se modificará en el futuro. La  Constitución no corresponde a la realidad, Bolivia es una economía de mercado, con actores productivos que se organizan de manera diferente (empresarial, unipersonal, comunitaria, cooperativa, estatal).

Lo que queda claro de la actual Constitución, como intencionalidad, es que “El Estado ejercerá la dirección integral del desarrollo económico y sus procesos de planificación” (Art. 311.II.1.). Para vivir bien se establece que: “la producción, distribución y redistribución justa de la riqueza y de los excedentes económicos” debe darse.  ¿Quién determina lo que es justo? Cabe también la pregunta ¿No será que buena parte de la votación negativa a los estatutos autonómicos esté reflejando un rechazo a estas determinaciones constitucionales? Lo esencial de una economía de mercado es que todo tipo de retribuciones se determinan por los precios prevalecientes de manera libre y competitiva en los mercados. Y esto es lo justo porque los intercambios se dan de manera voluntaria y no impuesta.

La Paz, octubre de 2015

 

*Profesor emérito de la UMSA y Miembro de la Academia Boliviana de Ciencias Económicas

Economía de Mercado
imagenblog: 

Macrosatisfacciones y micromalestares: los ciegos en torno al elefante

Quiero empezar este post recordando una vieja parábola hindú que nos cuenta la historia de seis hombres ciegos que deseaban saber cómo era un elefante, para lo cual decidieron utilizar su sentido del tacto. El primero al acercarse al animal, chocó contra su lado más ancho y fornido, por lo que empezó a decir que el elefante era similar a una pared. El segundo pudo palpar el colmillo, lo que le permitió afirmar que el animal era muy parecido a una lanza. El tercero se acercó al paquidermo y palpó su trompa que se retorció en sus manos, llevándolo a decir que se parecía a una serpiente. El cuarto posó su mano sobre la rodilla de la bestia, de manera que lo imaginó similar a un árbol. El quinto pudo tocarle una oreja que le recordó a un abanico. Finalmente, el sexto llegó a colgarse de la cola oscilante del animal confundiéndola con algo parecido a una soga. Por varias horas, estos hombres debatieron animadamente sobre la naturaleza del imponente mamífero, no pudiendo llegar a un acuerdo pues cada uno estaba en parte en lo cierto, aunque todos estaban errados sobre la cuestión principal.

Me acordé de esta narración intentando encontrar algo que motive la reflexión de los lectores sobre las trampas en las que, a veces, caemos cuando intentamos entender los comportamientos humanos a partir de indicadores parciales sobre su evolución. Frecuentemente buscamos datos totalizadores y simplificadores de algún fenómeno social que además pretendemos que sean verdades absolutas, sin reparar en la imposibilidad de resumir la complejidad humana en una sola información, por muy perfecta que esta sea, y en la necesidad de dialogar y escuchar otras perspectivas para acercarse a la “verdad” de la cuestión.

Muchos debates sobre la actualidad económica y política de la (pluri)nación se ahogan justamente en un pozo oscuro de interpretaciones, intolerancias dogmáticas y usos interesados de datos e informaciones parciales. Tendemos, con gran frecuencia, a sostener nuestros prejuicios a partir de datos que obviamente los ratifican y negando entusiastamente otras informaciones o indicios que nos ilustran sobre otras maneras de ver esos problemas, nos transformamos en unos ciegos gritones e intolerantes en torno a un elefante que no terminamos de comprender.

Casi llegando al décimo año del mandato del Presidente Evo Morales, qué datos nos resumen mejor la experiencia de una década que ha sido a la vez estimulante, feroz, prospera y frustrante. ¿Es el crecimiento anual sostenido de más de 4%? ¿Los más de cien feminicidios por año que se producen en el país? ¿El 20% que se redujo la pobreza? ¿Los millones de toneladas de cemento que han transformado, para bien y para mal, la faz de nuestras ciudades? ¿La expansión de 400% del negocio de los supermercados y de los restaurantes? ¿Las 200.000 hectáreas de desforestación anuales? ¿El 70% que dijeron “No” a los estatutos? ¿Los cerca de 60% que votan por el Presidente y lo aprueban sistemáticamente? ¿Los cientos de miles que recibieron a los marchistas del TIPNIS?, y un largo etcétera.

Todas son una parte de la verdad de este decenio y son, al mismo tiempo, incapaces de expresar solos la complejidad de los cambios que ha experimentado el país en este periodo. Algunos son datos agregados que ratifican la satisfacción gubernamental y nos hablan de un país que va bien, pero otros son indicios, también evidentes, de malestares que las macro-estadísticas son incapaces de captar. Convive pues el país del 5% de crecimiento, que se podría merecer un doble aguinaldo, con otro en el que hay sectores que tienen una economía de supervivencia o que ya están sintiendo las intemperies de la crisis global. De igual manera, detrás de la cifra de 6 ó 7 de cada 10 bolivianos chochos con el Presidente, que es objetivamente cierta, se camufla una diversidad de razones para tal sentimiento: desde los que no lo cambiarían por nada en el mundo hasta los que le aguantan sus cosas mientras sigan consumiendo y disfrutando de la estabilidad.

Así pues, detrás de las macro-tendencias positivas se agazapan micro-satisfacciones pero también, cada vez más, micro-malestares. De ahí la paradoja, de un momento histórico en que la “pax evista” parecería haber alcanzado su punto más alto pero en la que se expresan de tiempo en tiempo molestias y frustraciones fragmentadas, aisladas e incluso contradictorias, pero reales: los que no quieren el Batán porque les parece un exceso, los asustados por la central nuclear que dice que quieren construir detrás de su patio, los federalistas que exigen una cementera con plata del estado central o los citadinos preocupados por el futuro de los bosques míticos del Oriente.

La mayoría de los ciudadanos parecería justamente debatirse entre estas dos lógicas: se reconoce y valora la estabilidad y la bonanza de estos años pero también hay desconfianza frente a las maneras de actuar de algunos funcionarios y políticos: su incapacidad para dialogar con serenidad con la sociedad, su insistencia en una cultura política polarizadora que pocos añoran, su ineficacia frecuentemente impune, en suma su visión reducida, conformista y parcial de las propias transformaciones que el proceso de cambio ha promovido en el país.

Mientras se espera aún la llegada de los vientos de incertidumbre que provienen de las economías del norte y de China, los fundamentales macroeconómicos y de la gobernabilidad siguen sólidos, pero las formas de ejercer el poder a veces fallan y hasta irritan a grandes segmentos de la ciudadanía. En buena medida, el dilema de los electores en febrero del próximo año tendrá que ver con el balance que hagan de esas dos partes de la misma realidad. Cuidado pues en confundirse y empalagarse con las macro-satisfacciones y obviar la multitud de malestares que aunque no sean capaces de sustituir al coloso azul, al menos le pueden provocar un dolor de cabeza o incluso un accidente imprevisto.

Cierro pues este primer post con una invitación a que me acompañen en los siguientes meses en el entretenido ejercicio de explorar todas las partes de ese elefante desconocido que denominamos realidad socio-económica y política mediante la discusión de informaciones y de datos. Aprovecho también este espacio para agradecer la invitación de Grover Yapura para mantener esta columna permanente, al final me convenció. Hasta muy pronto.

Extremo centro
imagenblog: 

La necesidad de reivindicar la vigencia del Estado Democrático en el Estado Plurinacional

El pasado 10 de octubre, se han cumplido 33 años de la vigencia de democracia en Bolivia, situación que nos obliga a repasar cuáles son los elementos indispensables para poder hablar de la vigencia de un Estado Democrático en nuestro país.

Según la doctrina constitucional, el Estado democrático entraña distintas características del régimen político, porque significa que los titulares del poder público ejercen esa calidad en virtud de la voluntad de los ciudadanos, expresada a través de las elecciones basadas en el sufragio universal (artículo 26.II CPE).

Cabe agregar que el sufragio, en sus diferentes funciones y objetivos, se constituye en la base esencial del régimen democrático contemporáneo, porque es través de él, que el titular de la soberanía (el cuerpo electoral), expresa su voluntad política en los procesos de conformación de los órganos del poder público y en la adopción de las decisiones políticas trascendentales. Este derecho se ejerce mediante voto igual, universal, directo, individual, secreto, libre y obligatorio, escrutado públicamente (a partir de los 18 años cumplidos), según lo dispuesto por la Constitución Política del Estado.

Por otro lado, el Estado Democrático implica que la relación de los ciudadanos con el poder político no se reduce a la emisión del voto para elegir a sus representantes y gobernantes, sino que también se expresa en una participación activa y efectiva en la toma de decisiones, a través de mecanismos adecuados como el referéndum popular, la planificación participativa, así como el control social (artículos 241y 242 CPE) y la iniciativa legislativa (artículos 11.II, núm. 1, y 162 CPE); y, finalmente, que la democracia sea expresada como la capacidad de respeto a los demás, la capacidad del diálogo y el respeto por la discrepancia, de manera tal que la voluntad de las mayorías no pueda llegar al extremo de desconocer los derechos de las minorías ni los derechos fundamentales de las personas (Cfr. RIVERA S., José Antonio; JOST, Stefan y otros. La Constitución Política del Estado: Comentario Crítico. 2005. Pág. 21).

En lo que respecta al referéndum como mecanismo de participación del pueblo en la toma de decisiones políticas trascendentales, la antes citada Sentencia Constitucional Nº0064/2004, ha precisado que el referéndum es un mecanismo de la democracia participativa, a través del cual el pueblo, como titular de la soberanía, expresa su voluntad o decisión política sobre los asuntos o temas sometidos a su consideración por las autoridades de gobierno.

“Cabe advertir que según la doctrina clásica del Derecho Constitucional, el referéndum es el mecanismo mediante el cual el pueblo aprueba o rechaza las decisiones normativas de las autoridades estatales, expresadas en un texto ya elaborado de proyecto, o ya previsto en un texto legal vigente, en cuyo caso la decisión está orientada a derogar o abrogar el texto normativo sometido a su consideración. En esa línea de pensamiento se ha establecido una diferenciación entre el referéndum y el plebiscito que se constituye en otro mecanismo de la democracia participativa; así la doctrina considera que en el referéndum se somete a consideración del pueblo un texto normativo que puede ser un proyecto de norma jurídica o una norma jurídica ya en vigor, en cambio en el plebiscito se somete a consideración del pueblo una decisión política, es decir, se le formula una consulta acerca de una decisión fundamental para la vida del Estado y de la sociedad, lo que significa que no se propone un texto normativo sino una decisión como tal. Sin embargo –según la citada Sentencia Constitucional–, en la doctrina contemporánea se concibe el referéndum popular de una manera amplia, como un mecanismo de la democracia participativa, a través del cual los gobernantes pueden consultar al pueblo su parecer no sólo sobre un texto normativo en proyecto o en vigor, sino sobre decisiones políticas de especial trascendencia para el Estado y la Sociedad; de ahí que frente a la clasificación bicéfala de referéndum aprobatorio y referéndum derogatorio, la doctrina constitucional añade una tercera clase o forma, como es el referéndum potestativo o consultivo”. Actualmente, nos encontramos próximos a ingresar en una nueva consulta ciudadana vía referéndum, a efecto de expresar nuestra aprobación y/o rechazo frente a la propuesta de reforma constitucional elaborada por la Asamblea Legislativa Plurinacional.

Aquí resulta importante precisar, que el Estado Democrático tiene como elementos cualificadores los siguientes: a) el principio de la soberanía popular, como el modo específico y peculiar de concebir el poder en el Estado, en el que el referente último es la voluntad del pueblo; b) la concepción plural de la sociedad, lo que supone una comprensión de la sociedad como un entramado en el que se interaccionan los diferentes grupos sociales, situados en un plano de igualdad, grupos que responden a la propia libertad del ser humano y que, a la par, proporcionan a éste la posibilidad de desarrollar libremente y en plenitud su personalidad; c) la participación como principio rector de la vida social y política, lo que significa que el proceso político debe estar asentado en la participación de todos los ciudadanos en la conformación de los órganos del poder constituido y en la expresión de su voluntad o decisión política sobre los asuntos o temas sometidos a su consideración por las autoridades de gobierno, a través de los mecanismos previstos por la Constitución; d) la democracia como principio de convivencia, que significa la formación de todos y cada uno de los ciudadanos en un espíritu de respeto y tolerancia (Cfr. Sentencia Constitucional Nº0075/2005, de 13 de octubre); y –agrego– e) la alternabilidad en el ejercicio del poder político (o simplemente “alternancia”, que significa cambio de gobierno), vale decir, la posibilidad de renovar o cambiar a las autoridades gubernamentales (o a quienes detentan temporalmente el poder político), precisamente en resguardo de los derechos políticos de la ciudadanía (a través del derecho político a elegir y ser elegido libremente), brindando una oportunidad a las nuevas generaciones de líderes políticos y sociales, para llevar adelante los destinos de un país, con una mejor visión de futuro, y con nuevas alternativas de desarrollo a nivel político, social, económico, etc. Por tanto, la idea de implementar un sistema de reelección presidencial indefinida (o inclusive la posibilidad de ampliar o prorrogar frecuentemente el mandato de un solo Presidente), resulta absolutamente incompatible con un régimen democrático representativo y participativo como el nuestro.

En consecuencia, si se abre la posibilidad de que podamos expresar nuestra opinión sobre la reelección presidencial, desechemos el autoritarismo y reivindiquemos nuestra voluntad de vivir libres en democracia, con alternancia y sin prorroguismo. ///

Apunte Legal
imagenblog: 

El complejo

Si algo ha salido a flotar en estos tiempos de demanda marítima es el complejo de inferioridad que algunos sectores de la sociedad boliviana todavía arrastramos este trauma que se creía superado, está vigente y sale a relucir en los momentos más inoportunos.

La historia colonial que durante décadas nos han contado, ha labrado un sentimiento de derrota en los bolivianos, asumiéndonos siempre como los eternos perdedores, los últimos de la fila, mientras que los otros, adelante y en los primeros lugares. Ahora que Chile se halla contra las cuerdas y  hemos ganado los primeros rounds de una larga pelea, este complejo saltó a la palestra.

Cuándo el Estado Boliviano, atendiendo la iniciativa de un diputado chileno, invitaba a Heraldo Muñoz y Felipe Bulnes a “contar su verdad” en la televisión estatal, la primera reacción fue “quién hará la entrevista”, se especuló con varios nombres, como si ese fuera el punto, cuando en los hechos, tener a dos políticos chilenos en un set boliviano explicando su posición a nombre de su país, respecto a nuestra demanda marítima, es ya una conquista.

Ahora que recularon, porque no les conviene políticamente, debido a que podrían exponer una vez más sus conocidas contradicciones,  es un triunfo. Pero no, ni bien se anunció que se daba por cerrado este caso, algunas voces preguntaron si no se iba a insistir. Chile “aceptó encantado”, luego amagó, gambeteó y retrocedió a su arco, dejando una vez más la pelota en media cancha y en poder de los bolivianos, en ese contexto ¿Tiene Bolivia la obligación de “rogarse” para que vengan?, ¿Entrevistarlos en Chile?, por supuesto que no.

Pasando de la política al fútbol, hace poco nuestra selección se batió en duelo con Uruguay, los changos se rajaron, sudaron la camiseta hasta donde se pudo, les faltó como siempre estrategia y por supuesto la “penúltima” jugada, llegaban a la portería de Muslera y remataban, cuando en realidad tenían que descolocarlo, haciendo un pase más, para que el boliviano que se hallaba libre de marca, meta el gol con el arco prácticamente vacío y el arquero uruguayo vencido.  

Las vacas sagradas, los legionarios, en esta nueva no estuvieron, abandonaron la cancha, ahora quieren volver, sería bueno que se mantengan en consecuencia y no regresen, porque con los changos que ahora tenemos sí podemos llegar mucho más lejos. El partido para los “famous” terminó, así como los primeros noventa minutos de la larga carrera hacia Rusia, con un dos a cero a cuestas, que para nada son el fin del mundo, pero ahí nuevamente vuelve aparecer el complejo, cuando la prensa deportiva empieza a hablar de lo mal que se jugó, que podríamos haberlo hecho mejor, que el fútbol boliviano está mal, que el técnico no leyó bien el partido, que hay corrupción, sólo les faltó decir que hasta los árbitros argentinos eran más bonitos que los nuestros, los triste es que segundos antes de que arranque el cotejo calificaban a esta selección con un alta probabilidad de éxito.

¿Por qué siempre nos sentimos perdedores? Todo es malo, estamos abajo y encima siempre nos rompen, ahora que los historiadores contemporáneos releen nuestra historia con ojos de ganadores, nos damos cuenta que durante años nos vendieron otro charque,  será posible comprender que ganamos la Guerra del Chaco, que con Andrés de Santa Cruz por poco Bolivia se convierte en un imperio, que durante años la resistencia de los pueblos le amargó la sopa a la oligarquía, si volvemos a ver bien, siempre fuimos y seremos guerreros ¿Por qué entonces ahora este amargo complejo nos tiene que obligar a agachar su cabeza? ¿Cómo habríamos respondido si aquel jueves en La Haya, los jueces le decían no a la demanda boliviana? Fácil, con un rotundo: ¡Que se rinda su abuela, carajo!

Anatomías
imagenblog: 

Se desvanece la euforia por la victoria en La Haya

A medida que pasan los días en Bolivia, enrumbada en campaña oficialista en busca de la 3ra reelección de Evo Morales, va desvaneciéndose la alegría por el gran triunfo en la Corte Internacional de Justicia, que se declaró competente para conocer la demanda que obligaría a Chile a sentarse en una mesa de negociaciones para resolver el diferendo marítimo.

Cuando se conoció el fallo, la euforia estremeció el país, desoyendo la recomendación del principal negociador boliviano, Eduardo Rodríguez Veltzé de que apenas se trataba de “una victoria inicial”. Muchos, poco informados, creyeron que la Corte resolvió ya el asunto de fondo. Peor todavía se pensó que se obligaba a Chile a devolver el mar arrebatado en 1879.

Los que conocemos un poquito el Derecho Internacional sabemos que estos asuntos no se resuelven de la noche a la mañana y por eso me llamó la atención las veces que irresponsablemente el presidente Evo Morales anunció que estábamos cerca de recuperar nuestra cualidad marítima. Hasta él, creo, pensó que el 24 de septiembre la CIJ nos devolvió el mar y por eso lloró.

Por ese convencimiento de Morales es que en la entrevista que le hice al portavoz de la demanda marítima, Carlos D. Mesa, le pregunté: ¿Por qué el actual gobierno hace creer a la gente que Bolivia está cerca a recuperar el mar? ¿Ud. también lo cree? Nunca me respondió (Tampoco a otra pregunta que le hice sobre un asunto político interno y personal).

Lo que La Haya ha hecho, repito, es reconocer su competencia para aceptar la demanda de Bolivia. Chile había planteado una excepción, la de falta de competencia de la Corte. Lo que se falló, pues, es en relación con esta excepción y no todavía sobre la cuestión de fondo, que es la que importa.

¿Y cuál es la demanda de fondo de Bolivia?

Que se obligue a Chile a sentarse en una mesa de negociaciones para resolver el enclaustramiento marítimo de Bolivia, según múltiples promesas hechas anteriormente.

Después de casi 2 años la Corte resolvió tener competencia. Vaya uno a saber, ahora, cuándo resolverá el asunto de fondo. El fallo del lío limítrofe entre Colombia y Nicaragua demoró 13 años. El vicepresidente Alvaro García Linera afirma que solo con Evo en la presidencia Bolivia recuperará el mar, sin duda una postura altamente demagógica, muy propia de los socialistas del Siglo XXI.

Aun en el caso de que la Corte falle en favor de Bolivia en la cuestión de fondo, ¿quien le obligará a Chile a sentarse a negociar? (Colombia desconoció el fallo en su diferendo marítimo con Nicaragua y dijo que no lo cumplirá porque es "inaplicable"). Peor si prosperan esas ideas de abandonar el Pacto de Bogotá. Chile, además, ha sentado la premisa de que no le dará a Bolivia ni un centímetro de su actual territorio.

Y no hay que perder de vista que Chile, por más que quiera, jamás podrá hacer nada sin la autorización de Perú (por el Tratado Complementario de 1929) para negociar sobre territorios que fueron suyos.

Quizás debería buscarse un acuerdo tripartito entre los 3 países para declarar Arica puerto libre trinacional (como lo planteó hace algunos años el canciller Antonio Araníbar Quiroga), ya que vivimos en una época de integración y de soberanías compartidas, como lo estamos viendo en Europa donde rige la moneda única y no se pide pasaporte para pasar de un país a otro.

(*) Hernán Maldonado es periodista. Ex UPI, EFE, dpa, CNN, El Nuevo Herald. Por 43 años fue corresponsal de ANF de Bolivia. 

Tierra Lejana
imagenblog: 

El general en su camilla

Tendido bocabajo, el general Gary Prado Salmón es un hombre que sabe muchas cosas.

Fue confinado a una silla de ruedas en 1981, cuando una bala perdida lo alcanzó en la columna mientras sofocaba un alzamiento encabezado por Carlos Valverde Barbery.

Cubierto por la sombra del Che Guevara, desde que lo capturara el 8 de octubre de 1967, Prado vive toreándole a la muerte que lo hiere pero no lo vence. Intentaron matarlo en Brasil y, en cambio, liquidaron de ocho disparos a un militar alemán que se le parecía. Lo del tiro en la columna vino después pero no fue con intención de matarlo.

Ahora ya ni siquiera puede estar en su silla porque unas heridas en la espalda lo obligan a permanecer echado de pecho. Aun así, acude a las audiencias en el juicio por terrorismo instaurado a raíz de la muerte de Eduardo Rózsa Flores, Árpád Magyarosi y Michael Dwyer. Asiste en camilla, responde a las preguntas desde la camilla pero no pierde la dignidad.

Está convencido de que lo incluyeron en ese juicio para cobrarle factura por la captura del Che y, como lo hizo siempre, no piensa rendirse.

Este 8 de octubre se cumplirán 48 años de aquella captura y, pese al tiempo transcurrido y a todo lo que se ha investigado, hay más dudas que certezas.

Se sabe, sí, que Ernesto Guevara de la Serna fue capturado vivo por el grupo que comandaba Gary Prado. Se sabe que fue asesinado a sangre fría el 9 de octubre por un oscuro sargento. Se sabe que su muerte fue el principio de una devoción que parece más fuerte 48 años después. 

Se saben muchas cosas pero son más las que no se saben. No se sabe, por ejemplo, si el Che sabía que su misión en Bolivia estaba condenada al fracaso. No se sabe si llegó aquí e inició su aventura guerrillera a sabiendas de que moriría. No se sabe si sabía que su muerte iba a extender la vida de la revolución cubana.

Yo no sé si el general Gary Prado sabe de esas cosas. Cuando investigaba la identidad del asesino del Che, descubrí que él sabía quién era y dónde vivía pero también me enteré que ni siquiera a este gobierno, autoproclamado socialista, le interesa su nombre.

Dejan al asesino del Che en paz y persiguen a Prado, el que lo capturó con vida. Aquel, el que le disparó, vive feliz su vejez en el centro mismo de Santa Cruz mientras Prado enfrenta a la justicia bocabajo, en una camilla. Esa es una de las tantas contradicciones que me desconciertan de un gobierno que no termina de definir su identidad ideológica.

 

 

 

(*) Juan José Toro es Premio Nacional en Historia del Periodismo.

 

Surazo
imagenblog: 

Periodistas "inteligentes" y otros "no tanto"

Hoy ocho de octubre, es un día lleno de historia, abundante de memoria rebelde: El Ché, Sandino y Emiliano Zapata se juntan para morir por la Patria Grande. Diferentes tiempos, diferentes espacios, mismas luchas, mismas rebeldías…

El 8 de octubre en La Paz, bajo la consigna: “El Alto de pie nunca de rodillas”, se iniciará la serie de movilizaciones que acabarán con el mal gobierno de Goni. El 8 acabará el 17 del mismo mes con 57 muertos, 600 heridos y más de 2 mil personas detenidas indebidamente. Comienza el cierre del Estado colonial mendigo y se abre el que hoy conocemos como Estado Plurinacional Digno.

Victorias y derrotas, glorias pasadas y glorias presentes, hacen de la memoria, el lugar donde el espíritu insurgente nos hace pensar en la palabra: Periodismo.

Y es que el periodismo al ser la profesión más peligrosa del mundo (Gabo dixit) no está por fuera de la opciones políticas.

Por el contrario, en el mundo que nos tocó vivir (con facebook y tuiter) la opción política define en gran medida los horizontes culturales, las estructuras discursivas y las líneas narrativas del periodista y del periodismo.

El auto-convencimiento de asepsia ideológica y neutralidad política como escudos de la objetividad, son dos piezas arqueológicas en un reducto que solo tiene el valor de una recomendación infecunda en la enseñanza universitaria.

Hoy, la opción política es bastante nítida, como para que nos quieran engatusar con cantos de sirena en envase de periodismo objetivo.

Lo objetivo no puede ser neutral, al contrario la neutralidad es enemiga intima de la objetividad, pues la objetividad vive de la opción política y no al revés.

Estas reflexiones constituyen el contexto por el cual, debemos abordar un dolor causado por periodistas que embelesados en una supuesta superioridad intelectual niegan el profesionalismo de sus pares que trabajan en medios estatales.

En un absurdo anegado de exabrupto, los periodistas Ronald Grebe y Lupe Cajías, señalan que los periodistas de BTV no están calificados para entrevistar al canciller chileno Heraldo Muñoz, y por extensión, lo mismo va para los periodistas de Patria Nueva, Cambio o ABI. Todos en conjunto “no se preparan, solo obedecen órdenes”

No podía creer lo que escuchaba y lo que luego leía en formas mucho más sutiles a la vez que amplificadas: “los periodistas estatales no tienen capacidad”.

Grebe y Cajías pusieron en mesa, un manido ardid de marketing personal, descalificas y luego calificas, te haces a un costado como juez, esperando lograr -ideológicamente- el sitial de árbitro imparcial, alguien que está por encima de descalificados y calificados, y de ese modo, tener el control de los resultados.

¿Los descalificados? Por supuesto, todos los periodistas de los medios estatales..

¿Los calificados? Por supuesto también, todos aquellos que son independientes, como si ser periodista independiente, diera como resultado matemático obligatorio  intelectualidad para entrevista a chileno.}

Como no todos pueden calificar en masa, el mismo campo mediático se encarga de cernir y poner en mesa nombres elegidos…

Y los ganadores son: Amalia Pando, Mario Espinoza, Andrés Gómez, Fernando Molina y, finalmente, el globo de ensayo mayor preparado desde Los Tiempos, Carlos Mesa sería el entrevistador (fuentes extraoficiales dice). Tuvo que ser el propio Mesa -a través de su equipo- el encargado de desmentir el aventurerismo del libelo infamatorio cochala.

El campo mediático en toda su perversidad senil, pero a la vez en toda su arrogancia adolescente…

Los ganadores son intelectuales, los perdedores no lo son, los independientes son intelectuales, los estatales no, y así una cadena de descalificaciones y calificaciones que nos pueden llevar a los siglos de los siglos.

En el fondo, el campo mediático permeado por el campo político, trasladó sus urgencias descalificadoras de la gestión del presidente Evo, al hecho singular de una entrevista.

Una entrevista donde no está en juego el intelecto individualista, sino la esperanza de todo un pueblo, de toda una patria. Aquí está en juego el sentido de Patria Recuperada.

Quien haga la entrevista es irrelevante, lo que verdaderamente importa es, no ceder ante aquellos que en su tiempo vendieron la patria y que hoy pretenden volver disfrazados de “inteligentes”, no hicieron nada por el mar en su tiempo, les creemos que en el presente puedan hacer algo?

Mesa y Rodríguez son excepcionales, sus espíritus liberales tienen la virtud de entender lo plurinacional de la historia, de lo contrario estarían con los Tutos, los separatistas o los candidatos eternos.

Trinchera Comunicacional
imagenblog: 

Cómo Olvidar lo Malo y Recordar lo Bueno

En la vida hay cosas que olvidamos recordar y cosas que recordamos que necesitamos olvidar. ¿Por qué será que puedes recordar el aniversario que tu esposo olvidó ocho años atrás, pero olvidas cómo Dios milagrosamente proporcionó una respuesta en medio de una situación desesperada? O ¿por qué puedes recordar a la persona que te engañó en un negocio hace mucho tiempo, pero no recuerdas el momento que Dios abrió una puerta para un nuevo contrato cuando estabas bajo presión para cumplir con una cuota? Has olvidado que solía clamar a Dios por un cónyuge. Ahora solo recuerdas que él no limpió el baño o sacó la basura. ¿Estoy haciendo clara la figura?

¿Por qué los hombres recuerdan quién ganó el Super Bowl en 1977 o la cantidad de jonrones que Sammy Sosa bateó en 1998, pero no pueden recordar orar con sus hijos o decirles a sus esposas cuán bellas se ven? Es fácil olvidar las cosas importantes y recordar las sin importancia. Debes tomar la decisión de recordar las cosas que Dios ha hecho por ti, y también tomar la elección de olvidar aquellas cosas o situaciones en la vida que te han hecho daño.

El poder de la memoria y la interacción con tu cerebro son asombrosos. En la forma más simple, los científicos han descubierto que un recuerdo es recuperado por la comunicación entre lo que se llama la sinapsis y las neuronas, que envían y reciben señales eléctricas y actúan como vías y receptores de información en tu cerebro.

Cuando recuerdas cosas que no tienen importancia, tienes que pasar tiempo y energía enfocándote en ese recuerdo a fin de recrear ese “camino” mencionado más arriba en tu cerebro, para que esos pensamientos sean fáciles de recuperar. Lo que estoy diciendo es que cuando recuerdas cosas que necesitas olvidar, ha pasado tiempo enfocándote en ellos y recuperarlos de tu cerebro. En lugar de eso, necesitas pasar tiempo enfocándote en las cosas que son importantes. Debes construir recuerdos en tu vida para recordar las cosas buenas y las cosas de Dios. De otro modo, son fáciles de olvidar.

Si eres como yo, hay ciertos días en la historia que quedarán grabados para siempre en tu corazón. El 11 de septiembre de 2001, es uno de esos días en mi vida. EE.UU. cambió para siempre. Diez años después de ese día, un monumento conmemorativo fue abierto a las familias de aquellos héroes caídos que perdieron sus vidas en la tragedia del 9/11, que se sintió en EE.UU pero se experimentó alrededor del mundo. Observé como madres, hijos, padres, abuelos, hijas, esposas y esposos lloraban mientras caminaban a través y encontraban el nombre de su ser amado artísticamente grabado en la piedra en memoria de la vida que entregaron, algunos voluntaria y otro involuntariamente.

Mi generación puede que nunca olvide lo que ocurrió el 9/11, pero mis hijos – quienes no compartieron ese recuerdo – puede que no recuerden la importancia de ese día; y mis nietos solo leerán acerca de los eventos ocurridos el 9/11 en un libro de historia. Los recuerdos conectan generaciones y nos recuerdan que pueden ser fácilmente olvidados.

Los recuerdos son tan importantes para Dios que en múltiples ocasiones, Él instruyó a Su pueblo a levantar un recordatorio o hacer un altar en memoria de lo que Él había hecho por esa generación. Un recordatorio puede ser un punto de contacto para tu fe y un para recordarte que si Dios lo hizo una vez, ¡puede hacerlo de nuevo!

Recordar lo que Dios ha hecho y establecer recordatorios para ti y tu familia es un lugar valioso para mantenerse en pie cuando la vida no va como planeamos – o según el caso, cuando la vida va como planeamos. Cuando miras atrás y recuerdas la fidelidad de Dios en tu vida, tu fe es estimulada a saber que Dios continúa siendo fiel en el futuro.

Sería negligente si no me tomara un breve momento para tocar el hecho de que tu vida, tus recuerdos, tus momentos de “no ha terminado,” tanto las victorias como el dolor, son la combinación pieza por pieza, forman tu legado. Esta vida es “más que un momento fugaz,” y las elecciones que hagas – la elección de no renunciar y persistir frente a la adversidad – te sobrevivirán. Tu legado no depende de cuán viejo seas, qué te dejó tu familia como herencia, o cuanta gente tienes en contra. Tu legado es determinado por tu obediencia a la voz de Dios, y las elecciones que hagas cuando enfrentes esos momentos cuando tienes que aferrarte a algo en lo que valiente crees que “no ha terminado.”

El poder de la verdad
imagenblog: 

A los críticos del agronegocio…

¿De qué sirve que un país tenga un extenso territorio, posibilidades productivas y recursos naturales y que todo ello quede inexplotado, al mismo tiempo que hay mucha pobreza y pobreza extrema, principalmente y paradójicamente en el campo?

¿De qué sirve añorar escenarios idílicos de campesinos produciendo solamente para sí y sin conectarse al mercado? ¿De qué sirve la tecnología si no se la aplica para aumentar la productividad en un mismo espacio sin necesidad de incrementar el área de siembra?

¿De qué sirve autotitularse benefactores de la humanidad queriendo impedir que Bolivia ejerza el destino histórico que tiene para convertirse en un granero en Sudamérica y más allá de autoabastecer sus necesidades de alimentos, dar de comer a millones de personas en el mundo como ya lo viene haciendo?

Tales fueron mis respuestas en la entrevista que el prestigioso periodista Pablo Peralta me hiciera en relación a las “sesudas” conclusiones del Tercer Foro Internacional Andino Amazónico de Desarrollo Rural, donde “especialistas” de Bolivia, Brasil, Ecuador, Argentina, Colombia, Paraguay y Perú se dieron cita en un lujoso hotel en La Paz, queriendo descubrir la pólvora y el sexo de los ángeles.

Varios temas fueron tratados ante un público de 500 asistentes bien alimentados durante dos días, llegando a concluir que el agronegocio -la agricultura industrial- expulsa a la gente de sus tierras, engrosando los cinturones de pobreza de las ciudades, olvidándose que sin tal actividad miles de millones de personas no tendrían seguridad alimentaria y morirían de hambre (“Sostienen que el agronegocio deja desplazados en la región”, PÁGINA SIETE, 27.09.15).

Hablaron de fortalecer la producción de base campesina…nadie en su sano juicio estaría en contra de que los campesinos mejoren su calidad de vida gracias a los mejores ingresos resultantes de una mayor productividad, acceso a la tecnología, riego, mecanización y buenas prácticas agrícolas para ser sostenibles; pero cuando de memoria dicen que la agricultura campesina es la alternativa frente al agronegocio para la soberanía alimentaria, que respondan entonces: ¿Cuál es su paradigma a seguir?

Señores “especialistas”: el modelo exitoso está en Santa Cruz, con un sistema productivo a escala, con tecnología, respetuoso del medioambiente, sostenible, socialmente responsable e integrador, además…

¡Ay de ustedes que critican el agronegocio, pero lo hacen con la barriga llena y los bolsillos forrados, desde la comodidad de sus oficinas!

(*) Economista y Magíster en Comercio Internacional

Fuente: “El Deber”

 

Santa Cruz, 7 de octubre de 2015

Buscando la verdad
imagenblog: 

El Periódico Digital OXIGENO.BO, es desarrollado y administrado por Gen Film & Crossmedia Ltda. Teléfono: 591-2-2911653. Correo: info@gen.com.bo