Blog de Max Raúl Murillo Mendoza

Estados heredados, estados por soñar

A pesar de las buenas intenciones y esfuerzos de estos años, seguimos nomás con los Estados heredados del siglo XIX, que son copias burdas de los Estados europeos de ese siglo. Cierto que los Estados modernos son invento de los europeos; quiénes exportaron después esas estructuras por el mundo entero. En nuestro caso el Estado se estructuró hasta mediados del siglo XIX, a pesar del desorden, del caos total, de los gobernantes que no tenían idea de estos territorios, de las pérdidas territoriales. En varios aspectos fueron estructuras coloniales, fue herencia colonial, con tintes y perfumes modernos.

Por todo eso, hasta hoy, tenemos todavía herencias coloniales muy compactas que no hemos cambiado, sino en las bonitas leyes de nuestros escritos legales. El mal trato al ciudadano común desde el Estado, el pésimo trato al interior de nuestras instituciones, la lentitud y la brutal burocracia, son absolutamente coloniales. Sellos inconfundibles de costumbres coloniales que siguen nomás como protocolos de comportamiento estatal colonial.

Seguimos debatiéndonos entre la penumbra de cómo cambiar semejantes estructuras, que han sobrevivido a todos los intentos de cambio de nuestra historia. Varias de las veces nos encubrimos, porque son nuestros errores internos históricos, culpando a factores externos: imperialismos, etc. Sin tener la capacidad de autocrítica, o al menos crítica histórica de nuestros propios hechos, de nuestros propios errores. Por supuesto, que hay factores externos que influyen en el devenir de nuestros hechos. Por ejemplo el nefasto papel de la diplomacia norteamericana, del intervencionismo pirata de la política norteamericana.

En todo caso, nuestros factores internos son importantes si es que queremos realmente cambiar nuestro destino como país. Pero si seguimos nomás con las costumbres coloniales del desorden, de la ausencia de estrategias de Estado, de ausencia de consensos como colectivo, como Nación, echando la culpa a los fantasmas del imperio cuando son nuestros propios errores, sin esfuerzos de ver nuestros hechos con crítica y autocrítica histórica, tratándonos tan mal entre bolivianos, encubriendo corrupciones y pésimas formas de comportamientos institucionales, pues las calendas griegas seguirán esperando nuestro futuro sombrío y lleno de lamentos, lleno de cinismo y  mentiras por los siglos de los siglos.

El mundo está cambiando de manera dramática. El fracaso de occidente y su estrepitoso derrumbe, puede ser otra oportunidad más para nuestra Nación. En sentido de liberarnos por fin de los designios coloniales y capitalistas del siglo XVI. Muchas Naciones en el mundo están en ese proceso, como China o India. Tarea monumental y titánica por cierto. Pues, estamos al parecer en una transición mundial a algo. No sabemos a dónde se dirige el mundo. Sabemos que occidente es un desastre total, sus resultados son elocuentes: crisis económica mundial, cambio climático, destrucción de la naturaleza, guerras por todo el mundo. 

Son momentos en donde tenemos como Nación que leer bien los designios de los tiempos. Porque posicionarnos bien en esta complejidad será clave e importante. Pero si seguimos nomás con tontos argumentos coloniales del desorden, de la corrupción, del sálvense quién pueda, del egoísmo e individualismo secante, del bloqueo mental, del bloqueo físico de nuestras carreteras, del bloqueo histórico que nosotros mismos nos ponemos, pues seguiremos nomás estancados en la mentalidad del siglo XIX, de la pobreza generalizada, de la mendicidad internacional, de la ceguera histórica colonial.

Requerimos de sinceridad y claridad en el manejo de los destinos, de la historia del país. No es suficiente la ideología o la política por sí mismos. La experiencia nos ha enseñado que esos instrumentos tienen limitaciones. Porque pueden ser utilizados por personajes poco calificados, poco éticos, poco comprometidos con los enormes sacrificios que el pueblo hace cotidianamente para sobrevivir. En pleno siglo XXI, cuando la humanidad está en plena cuarta revolución industrial lo menos que podemos hacer es buscar a los mejores calificados, para enfrentar retos educativos, industriales, institucionales, científicos. Porque repetir errores del pasado sería absolutamente irresponsable, nada ético y moral frente a las nuevas generaciones.

Para desmontar todo lo colonial del Estado actual, no bastan los discursos: sobran. Se requiere gente idónea y valiente; pero sobre todo coraje y patriotismo extremo. No hay términos medios, no debería haber mediocridades y lentitud insultante. Necesitamos apostar en grande, necesitamos dignificarnos, ser nosotros mismos para ser ciudadanos del mundo con identidad propia y distinguida. Lo colonial es un lastre que ya debemos dejar: pésimo trato humano, ausencia de claridad institucional. 

El mundo está en transición y cambios profundos. Apostemos a esos cambios; pero desde nosotros mismos: cambiando realmente desde lo profundo de nuestro ser, empezando a dejar los comportamientos coloniales que nos dañan terriblemente. Apostemos a cambiar para construir un Estado con el sueño de las raíces prehispánicas, de aquellos Estados que funcionaron sosteniblemente por miles de años, antes de la llegada de occidente. 

La inercia, la ausencia de voluntad de cambio, la corrupción del espíritu, son excusas coloniales para encubrir los pésimos comportamientos coloniales. Requerimos fuerza de voluntad, para encontrarnos con los sueños de nuestros ancestros. Escuchemos esa necesidad de cambiar y por fin soñar para transformar nuestra historia.

Opinión
imagenblog: 

El rotundo fracaso de Occidente

El ataque de Irán a Israel es una muestra del fracaso de occidente en estos siglos de supuesto liderazgo. Simplemente occidente no deja de desequilibrar el mundo, desde el siglo XVI, porque continúa el saqueo y la expoliación mundial. Ahora mediante las finanzas y los negocios más oscuros posibles como el narcotráfico. Sus avances tecnológicos y científicos no sirven para la calidad de vida, para el Vivir Bien, sino para favorecer a un pequeño puñado de humanos, esclavos en general del capitalismo, en detrimento de los miles de millones de los otros seres humanos.

La mentalidad guerrera y cavernaria de occidente no ha cambiado desde hace miles de años. Esa mentalidad conquistadora y genocida, sigue nomás en sus costumbres de Estado, como en Israel que en manos de los políticos criminales y asesinos de aquel país, justifican el genocidio en nombre de Dios. Esa es la calidad de occidente. Todo lo demás son discursos, adornos de estética para encubrir lo que realmente es en el fondo la civilización occidental.

Los criminales judíos pueden asesinar en cualquier parte del mundo, sin que la famosa comunidad internacional diga algo. Por supuesto que las Naciones Unidas no sirven para nada sino para justificar a los asesinos de occidente. Los bombardeos de Israel se suceden todos los días; pero nadie dice nada. Tienen tentáculos en sus servicios de inteligencia, para asesinar en cualquier parte del mundo. Y pues, occidente nada dice al respecto de semejante impunidad de los asesinos judíos.

La guerra es el mejor argumento de occidente, se saben superiores tecnológicamente y por el dominio económico puede comprar consciencias e información por todo el mundo. No han avanzado en aspectos políticos o de consensos, sino todo lo contrario. El totalitarismo es el único factor de occidente, ante las demás maneras y formas de ver la vida y el mundo. 

Las guerras son justificadas desde sus propias maneras de ver el mundo. Todos los demás somos terroristas, criminales, o simplemente estamos fuerza de la ley de occidente. Por tanto, sus leyes les permiten eliminar terroristas. Como hace siglos, sus leyes les permitían eliminar indios o formas distintas de culturas y pensamientos. Cavernarios como son pues es muy difícil que entiendan otras maneras de concebir y ver la vida en este planeta.

Anoche Irán respondió ante uno de los asesinatos, muy normales, de sus diplomáticos en Siria. Todo el aparato occidental de Inglaterra, Francia, Alemania y Estados Unidos, corrieron para socorrer a los criminales de Israel. Era lógico. No podían permitir que los salvajes se salgan con la suya. Lo más probable es que ahora estén planificando respuestas militares a Irán, porque los salvajes tienen que aprender, tienen que domesticarse ante el dominio de occidente. Y eso es sólo por la fuerza, por las cadenas, por la soberbia que es muy típico occidental.

El siglo XXI y nuevo milenio nos ha deparado muerte y miseria por el mundo. Obra y genio de occidente, que ante sus crisis capitalistas y el inicio de un mundo multipolar, reacciona como un perro con rabia, porque no quieren perder su papel de esclavistas que ejercen desde el siglo XVI, no quieren compartir el poder porque nunca imaginaron perder ese papel cavernario y sanguinario en esencia. 

Llegó el futuro. Es tan impostor como el pasado. Sólo nos deparan guerras, hambre, miseria, explotación, expoliación y esclavismo del sistema capitalista. El sistema no permite que otros pueblos piensen distinto. Como en el siglo XVI. Porque la tecnología del terror guerrero, se ha puesto al servicio del sistema. La tecnología de la guerra es ahora la bandera más importante de los asesinos del Estado capitalista occidental. Y nadie está a salvo, sus drones vigilan desde el cielo para cazar salvajes o terroristas por cualquier lugar del mundo. Sí, esto es el futuro.

En poco tiempo más los cavernarios de occidente crearan robots para las guerras. Serán entrenados por supuesto para cazar salvajes y terroristas. Eso es cierto. La mentalidad occidental sólo tiene esos propósitos y están bendecidos por Dios. Están bendecidos por el sistema capitalista. 

Pues bien, quiénes no estamos con esa monstruosa manera de ver la vida tenemos que seguir siendo tercos. Tercos en buscar otras formas más humanas de construir vida. El Vivir Bien tiene que ser una posibilidad ante este desastre de occidente, que no termina y se profundiza desde el siglo XVI. Por estos lados del mundo, la política sigue siendo occidental o copia de occidente. Los compañeros de izquierda son los más occidentales. Curar esa enfermedad no será fácil. Pero es una necesidad primordial, pues occidente es un rotundo fracaso. 

Son demasiados siglos de sufrimiento, de condena a seguir de esclavos porque el sistema así está diseñado. Está diseñado para que unos pocos sean dueños de todo; unos pocos gocen de los beneficios del sistema. Los demás pueblos estamos condenados a ser esclavos, o explotados por la gracia de Dios como dicen los occidentales. Es hacer justicia luchar por la ruptura de ese sistema occidental guerrero y sangriento.

Pues, que nuestros ancestros nos ayuden a destruir al sistema occidental tecnológicamente guerrero, sangriento, impune, explotador, expoliador y asesino desde el siglo XVI. 

                                                                                           La Paz, 14 de abril de 2024

 

 

Opinión
imagenblog: 

Ecuador y México exponen la debilidad de Latinoamérica

¿Alguna vez tuvimos realmente integración latinoamericana?  Nunca. Lo ocurrido con la toma de la embajada de México, en Ecuador, desnuda una vez más que la integración de nuestros países es un saludo a la bandera. Por supuesto que Ecuador se equivocó al no respetar la básica institucionalidad de la diplomacia mundial. Es también muestra de la realidad que vivimos en estos tiempos, en varios países de la región: sin institucionalidad, sin respeto a las normas básicas de la diplomacia, sin respeto a nada. Y eso de la integración es un cuento que no acaba de aterrizar, por razones históricas.

Ni siquiera los países llamados centrales respetan nada, como en Palestina, pues no se puede esperar mucho de los demás países. Pero en el caso de nuestros países, la diplomacia depende mucho de la coyuntura política, de las personas que rigen como presidentes y también del oportunismo politiquero.  Muy pocos países tienen políticas de Estado en política exterior. La gran mayoría sobrevive en base a la débil coyuntura política. La falta de profesionalidad, de conocimientos de historia respecto de la diplomacia, la ignorancia reinante en general hace que realmente no tengamos diplomacias de alto valor agregado, sino todo lo contrario.

Ecuador pasó en muy poco tiempo de la ultraizquierda a la derecha conservadora. Por tanto, su poca institucionalidad tiene esos resultados vergonzosos con la toma de la embajada de México. Sin contemplaciones de ninguna naturaleza, otra vez la brutalidad hace gala haciendo política mundial. Y eso es exactamente lo que está aconteciendo en estos territorios sin institucionalidad alguna, como en Ecuador. Más allá de lo peligroso de estos hechos en sí mismos, porque alientan a los sectores más conservadores de las sociedades a soluciones por la fuerza bruta. Es decir, por las dictaduras sean estas militares o civiles como en El Salvador.

México no se salva de la crítica. Ya que internamente tiene problemas estructurales colosales, con las mafias de narcos que se adueñan de a poco del poco Estado que hay. De manera externa, se ha debilitado su diplomacia que también ha entrado en derivas muy preocupantes en lo ideológico. Cierto que de alguna manera ha logrado mantener una línea tradicional, desde siempre de manera externa es una diplomacia de apoyo a los sectores de izquierda. Es de los pocos países que apoyan, desde siempre, a la revolución cubana.

Otra de las razones históricas es que las oligarquías de nuestros países, siempre han estado al servicio ciego de los poderes imperiales. Sin políticas de Estado en nuestros Estados, sin estrategias de Nación, sin visiones propias en defensa de nuestros intereses. Estas oligarquías que siempre están como veletas, entre la izquierda y la derecha porque se ponen la camiseta de la coyuntura, no tienen personalidad nacionalista. No tienen identidad con lo nuestro. Pues los resultados de las diplomacias son nomás como son: un desastre total.

Las historias de nuestros países son tan desconocidas entre vecinos, que seguimos siendo desconfiados y sin pocos avances en el presente; sin esperanzas de que eso mejore en el futuro. Las inseguridades institucionales, las pocas seguridades de nuestras calles, la ausencia de políticas de Estado para intercambiar experiencias entre vecinos, el poco conocimiento de nuestras propias historias, hace que la inercia de las historias tradicionales siga nomás conduciendo los destinos de nuestros países. Todo esto sin respaldo institucional, librados al viento de la coyuntura ideológica que cada vez debilita más la cantaleta de la integración latinoamericana.

Lo ocurrido con la toma de la embajada de Ecuador, ocurre todos los días entre nuestros países. A muchos niveles. Con el tema de las migraciones en todo el continente, por ejemplo con la tragedia de los migrantes venezolanos. Con la migración de millones de bolivianos por todo el continente, que tienen que pasar penurias por la ausencia de acuerdos, de estrategias de Estado, de protección de nuestros propios conciudadanos. Con los temas delicados de límites fronterizos. En fin. Un largo etcétera de cómo la ausencia de integración, hace que nos debatamos en la miseria misma de las diplomacias externas. 

Los europeos tuvieron que pasar por dos guerras mundiales para por fin entenderse entre ellos. Construyeron el mercado común europeo, que les llevó al pragmatismo de los negocios y les fue muy bien casi en más de medio siglo. Ese mercado común siempre fue respetado aun con presidentes de izquierda o derecha. Pues demostraron cómo se pueden construir políticas de Estado en favor de los pueblos y sus intereses sociales. Ese ejemplo deberíamos al menos copiar en algo. Pero nuestras élites tercermundistas y analfabetas no acaban de entender en qué consisten las políticas de Estado, las estrategias nacionales.

Pues somos países desintegrados. No hemos construido vecindades fuertes, seguimos nomás con los traumas de los siglos pasados. También en estos asuntos de diplomacia no hacemos bien las cosas. Nunca es tarde. La integración es demasiado importante, para negociar y vivir bien entre pueblos, entre Naciones y hermandad.

Opinión
imagenblog: 

En el mes del 9 de Abril

La ausencia de debates ideológicos y políticos, se ha hecho una cruel costumbre. Porque las ideas han sido reemplazadas por gritos, brutalidad, sillazos en congresos, y más brutalidad callejera. Aquellos debates necesarios donde las posiciones ideológico políticas, definían de alguna manera el curso de los acontecimientos de los obreros, de los partidos políticos, de los dirigentes sindicales y políticos, también servían para concienciar a las bases. Los recuerdos de aquella generación del 52, del movimiento obrero minero, precisamente están impregnados en la capacidad de liderazgo de los dirigentes, por su alto grado ideológico político en los  debates. 

Es cierto que la complejidad de los acontecimientos ha superado totalmente, a la lentitud de comprensión de los dirigentes actuales y su poca capacidad de leer la realidad, de contrastarla con las teorías sociales, con las visiones ideológicas para tomar posiciones concretas respecto de la realidad. El triunfalismo infantil les ha llevado a la terrible inercia por pensar, razonar, crear condiciones nuevas en la política junto a sus bases. Lo peligroso de esta costumbre analfabeta, es que se remplace precisamente las ideas por la fuerza bruta, que sólo destruye la esencia misma de un movimiento obrero heredero  de aquellos que hicieron la revolución de 1952. 

Recordar aquellos acontecimientos previos y posteriores al 52, debería ser un acto de homenaje en medio de avances ideológicos y políticos, de las masas obreras. Además de nuevas conquistas sociales y económicas, para ese sueño de emancipación de los obreros, venciendo a la explotación y expoliación del sistema capitalista. Me temo que no será así.

Es cierto también que la derrota del proletariado minero en 1985, sigue calando muy hondo en la memoria e imaginario del proletariado. Derrota que devino en el neoliberalismo más primitivo y destructivo del patrimonio construido por la revolución de 1952. Que con sus errores, profundos en varios aspectos, dicha revolución perfiló un Estado para por fin beneficiar a las mayorías de todo el país. 

Las conquistas sociales y económicas de aquel proletariado del 52 son importantes. Hoy contamos con esas conquistas; debilitadas, pero aún son emblemas que ayudan a ser  más digna la vida de los obreros, profesionales, obreros por cuenta propia e incluso comerciantes informales. No se han superado esas conquistas económicas ni sociales del 52, respecto del movimiento obrero minero. Conquistas que por cierto han sido bases de las nuevas coyunturas sociales del país de los últimos veinte años, donde también hemos avanzado en lo cultural, comunitario y en igualdad de género.

Sin embargo, más allá de los  homenajes y recuerdos, las nuevas realidades del proletariado actual, deberían empujarnos a ver dichas conquistas en perspectiva. La despolitización de las masas, el poco apego a las ideas políticas, a las ideas de revolución como otrora, a las ideas de cambio social, simplemente son mensajes claros de aquella derrota terrible de 1985. De ese desánimo y desaliento, que condujo a las masas a posiciones pragmáticas, voluntaristas, varias veces oportunistas, que sólo ven con el ojo de la sobrevivencia y la coyuntura; pero no con la perspectiva de cambio y de renovación para vencer al sistema imperante. Es decir, sin la capacidad de generar estrategias de clase.

Las nuevas generaciones de obreros y proletarios mineros, están desprovistos de imaginarios de Estado y Nación. Aquellos imaginarios que permitieron a los proletarios de los años 40, del anterior siglo, hacer la revolución del 52. No sólo por la necesidad nacionalista de generar un Estado propio, sino y sobre todo por la emancipación del trabajo por parte del proletariado, un sueño desde siempre cuando las masas son conscientes de su explotación, de sus nefastas consecuencias de ser esclavos del sistema. De ser individualistas y oportunistas, por decisión del sistema en contra de los propios camaradas de clase.

Las nuevas condiciones actuales requieren de absoluta creatividad, de quiénes son conscientes de las nuevas maneras de explotación, de las nuevas maneras de esclavismo, del reacomodo del sistema a las nuevas tecnologías, que sólo siguen esclavizando a las mayorías marginadas del mundo. Pues los nuevos proletariados necesitan con urgencia herramientas de toma de consciencia, para seguir en las trincheras de combate en las nuevas coyunturas. Tareas, como ayer, apoteósicas y colosales en las huellas de aquel proletariado que hizo la revolución de 1952.

Entonces, recordemos a aquel proletariado minero que tomó consciencia, que entregó su vida como generación, que hizo posible crear otro derrotero para Bolivia. Que plantó cara al imperialismo, que plantó cara a sus sirvientes conscientes e inconscientes de estos territorios. Que hizo una posibilidad de vida digna en las minas nacionalizadas, con salud, educación y alimentos de primera calidad. 

Pero muchas veces la historia es dramática. Los líderes políticos de entonces, se convirtieron en verdugos, en asesinos y nuevos explotadores de quiénes les dieron en bandeja de plata el poder y las condiciones del poder. Experiencias no aprendidas. En todo caso, ese proletariado del 52 cambio el rumbo de Bolivia. El sistema político nunca estuvo a la altura de aquellos acontecimientos. Nos quedan esas herencias a resolver.

Opinión
imagenblog: 

Relocalización como ataque a la Nacionalización

El inicio de la democracia en Bolivia, allá en 1982, tuvo componentes de esperanzas y de un renacer del país a otra etapa, después de las dictaduras militares. Sin embargo, el gobierno de la UDP (Unidad Democrática Popular) fue un rotundo fracaso en lo económico y social. Precisamente como parte de ese fracaso estructural, la minería nacionalizada otrora componente empresarial que mantenía las arcas de la Nación, fue declarada en bancarrota en 1985, mediante el ya famoso Decreto Supremo 21060 el 29 de agosto de ese año.

Todos estos años se ha debatido sobre el manejo de COMIBOL antes de la supuesta quiebra. Porque es cierto que fue también botín de todos los gobiernos a su turno del MNR y después de las dictaduras militares. Enormes errores políticos, técnicos, de gestión empresarial y como no boicot de las clases altas oligárquicas, desde adentro, para su quiebra o destrucción.

Pero la relocalización de los mineros a mediados de los años 80 del anterior siglo, marcó un antes y un después del proletariado minero que hizo historia en 1952, cambiando las reglas de juego del país. Dándole certezas a millones de bolivianos, que por fin podían contar con Estado propio, con políticas de Estado en favor de las mayorías y de la Bolivia profunda. Además, como movimiento obrero minero, tenían suficiente autoestima histórica respecto de su papel político para todo el país. Gracias a ese proletariado se potenció la Federación de Mineros y se construyó la Central Obrera Boliviana.

La relocalización definitivamente fue la derrota más catastrófica posible para el movimiento obrero minero. Coincidió con el inicio de la época neoliberal, por lo que se justificó aquella masacre blanca desde todos los ángulos posibles. De hecho, la victoria del dictador Banzer en las elecciones generales en algunas empresas mineras, como en Huanuni  y Siglo XX, fue el termómetro más claro del desánimo generalizado del propio movimiento minero.

Lo que vino fue la sangría de ese proletariado poderoso, que derrotado y sin opciones posibles tuvo que migrar a varias ciudades del país. Fui testigo de aquel triste espectáculo en el norte de Potosí, viendo caravanas de camiones, volquetas, y todo de tipo de movilidades totalmente cargados de muebles y enseres de casa, dirigirse a todos lados. Llantos de despedida de vecinos, de familias, de amigos, en muchos casos realmente indescriptibles pues el destino les jugaba una mala pasada a aquellas familias que jamás pensaron en semejante travesía.

Todos esos conmovedores hechos no están investigados. La prensa reflejó algo de aquello; pero el sufrimiento mismo de miles de familias, que se iban expulsados de donde tenían sentido sus vidas, a regiones totalmente distintas e incluso desconocidas, ciertamente fue un profundo cambio en la psicología de la familia minera. De pronto, se iban desterrados de alguna manera a lo totalmente desconocido. Miles de familias sin trabajo y sin futuro, familias que eran parte de ese glorioso proletariado minero que lo dio todo al país entero.

De esa manera, el llamado neoliberalismo ganó desde el principio la principal batalla ideológica y política de aquel momento. Destruyó al proletariado minero, con la excusa del quiebre del mercado del estaño. Con la excusa de que las empresas no eran ya rentables. Excusas tecnocráticas, con profundidad política neoliberal para aprovechar la coyuntura y derrumbar al baluarte de las luchas obreras y populares del país. Desde entonces el proletariado minero ya sólo es número o consigna; no un punto de inflexión política que marque derrotero alguno en la historia del país.

Mi padre (Max Murillo Betancourt), relocalizado y exdirigente minero de Catavi, me contó hace muchos años de varias familias que llegaron a Cochabamba, simplemente se destruyeron en el alcoholismo o la separación de esposos y esposas, cuando no vieron sino hambre, desocupación y rechazo de la población. Eran “los comunistas”, los “sindicateros”, los “revoltosos y problemáticos” y pues mejor no darles trabajo o colaborarles en el vecindario. En otros varios casos, fueron estafados en casas de cambio o financieras todo aquello que ganaron en las minas. Tragedias humanas que jamás serán ventiladas ni por la historia, ni por la narrativa política de este país.

Se dice con cierta verdad, que algunos mineros ayudaron a fortalecer los sindicatos de los cocaleros del Chapare. Como también los movimientos y organizaciones sociales en la ciudad de El Alto. En realidad, fueron sólo algunos afortunados. La inmensa mayoría se perdió en el anonimato de la tragedia, en el anonimato de la sobrevivencia. Treinta mil mineros fueron echados a la calle, junto a sus familias. Y el país jamás les reconoció como a organizaciones que aportaron enormemente al destino de Bolivia. Jamás les reconocieron la sangre vertida en tantas masacres, en tantos abusos de las dictaduras y sacrificios colectivos en función del país.

Los anónimos, los sin nombre, quiénes son siempre los que ponen el pecho a las balas, nunca son recordados y homenajeados por nadie. Esos anónimos mineros fueron miles y miles junto a sus familias. Desaparecieron como proletariado combativo, olvidados incluso por los propios partidos de izquierda, sin que nadie les defienda al menos en la memoria. Gracias a esos anónimos el país siguió en sus derroteros, enfrentando la antipatria, enfrentando a la soberbia y la impunidad de las oligarquías de siempre.

Hoy, en tiempos convulsos, en tiempos de regreso de las ultraderechas más retrógradas posibles por todo el mundo, los anónimos: el pueblo de a pie, siguen siendo carne de cañón de las irresponsabilidades políticas o sociales. Pues no dejemos que las historias de la relocalización se repitan, porque se repiten sobre los hombros del pueblo anónimo, de los que no tienen títulos ni propaganda ególatra, sino sólo el orgullo de ser habitantes de este país.

Opinión
imagenblog: 

Semana Santa sangrienta en Palestina

En esta semana santa, allá en Palestina donde  nació Jesús se está produciendo el genocidio más brutal y descarado de la era moderna, a manos del Estado sionista de Israel. Apoyado por los Estados Unidos y sus satélites Estados de Europa, es decir por la civilización occidental. Genocidio que se proyecta en televisión y los medios de incomunicación de todo el mundo, sin que nadie pueda hacer nada frente a los asesinos del Estado de Israel.

 

En otras ocasiones, como en la guerra de los Balcanes, los occidentales bombardearon a los ocupantes serbios, supuestamente en nombre de los derechos humanos. En este caso, los judíos  tienen luz verde de los poderes del mundo y nadie les bombardea ante sus masacres de niños, mujeres y ancianos que realizan cotidianamente. Estos poderes de occidente demuestran al mundo grados de colonialismo e impunidad, nunca antes vistos ni en los peores momentos de guerras coloniales y ocupaciones territoriales de la historia moderna: Corea, Vietnam, Afganistán, Irak, Siria, Granada, Guatemala, Cuba.

 

Ni las NNUU, ni la Haya, ni las instituciones de Derechos Humanos del mundo pueden hacer algo al respecto. Pues está claro de lo que se trata: la historia del colonialismo en su claridad más meridiana posible. La historia del capitalismo como la estructura de saqueo, expoliación y chantaje económico a los países colonizados. El encubrimiento de los historiadores del poder ha hecho su papel, de mostrarles a estos países coloniales con maquillajes y perfumes atractivos, cuando en realidad no han cambiado sus estructuras desde el siglo XVI.

 

Las democracias en occidente ya no sirven de nada, si es que alguna vez sirvieron de algo. Las multitudinarias marchas que se producen en aquellos países, en contra del genocidio en Palestina, simplemente no sirven de nada sino como noticia de moda de los medios de incomunicación. Son democracias elitistas, oligárquicas, donde unos pocos hacen negocio de la democracia. En realidad son países dictatoriales, con el título de democracia y el juego de circo de las votaciones populares. Pues, además, no tienen ninguna autoridad moral de criticar y referirse a las democracias del sur del mundo.

 

Ese occidente civilizado, educado, con los más altos estándares científicos, simplemente demuestra su horrenda hipocresía con el genocidio en Palestina. Demuestra su rostro verdadero de colonialidad, sin tapujos ni discursos de por medio. Haciendo un mundo totalmente injusto, totalmente en manos de piratas modernos peligrosos, que sus ancestros de los siglos XVI y XVII quedan realmente pequeños ante la magnitud del desprecio por la vida, por la existencia de otras culturas y mentalidades.

 

Las democracias en occidente son sólo fachadas de discursos e hipocresía, para hacer lo que en realidad hacen por el mundo: saquear, robar, expoliar y destruir el mundo. No es exagerado afirmar que esa manera de ver la vida, de aquella civilización, es lo más destructiva a lo largo de la historia. Han hecho del mundo un lugar injusto, un lugar donde gánster de corbata sean los más peligrosos de las instituciones. Porque los intereses que han construido son gansteriles y antihumanos; porque su naturaleza es saqueadora y expoliadora. Porque los valores humanos de la solidaridad son sólo poemas y banderas engañosas, para seguir en el festín de la degradación gansteril.

 

Entonces, a estas alturas del partido, qué puede enseñar occidente al mundo? Por supuesto, absolutamente nada. Sólo sus espejitos tecnológicos y científicos, para alardear de sus adelantos o avances, que ni siquiera eso ya es resorte de buena conducta. A estas alturas, simplemente seguir a occidente es ser inconsecuente con la naturaleza, como con la naturaleza humana. Seguir a occidente es traicionar a la vida misma, al sueño humano de hacer de este mundo un lugar precisamente de sueño. Pero occidente ha hecho de la vida un valle de lágrimas.

 

Desde hace mucho, quizás siglos, es urgente buscar alternativas al matadero de occidente y sus vasallos por el sur del mundo. Desde hace siglos, es una necesidad pensar en otros imaginarios de la vida, de la economía, de la convivencia humana hoy nefastamente convertida en venganza y muerte. Desde hace siglos, tenemos la seguridad de inventar otro tablero de ajedrez donde la muerte y el dolor no sean lo cotidiano, como en las lógicas occidentales.

 

Lo que sucede en Palestina, sucede también en varios lugares del mundo (África, Haití, etc). Vivimos con el control informativo de occidente, donde sus medios de incomunicación no comunican ni informan, sino sólo lo que sus intereses les exigen. Lo de Palestina ya es demasiado evidente, encubrirlo ya no es posible.

 

Los palestinos asesinados en estos días, representan a ese Cristo asesinado en la Cruz de las oligarquías judías. Son los mismos asesinos. Han pasado milenios; pero el rencor y la venganza del sionismo siguen presentes. Cristo sigue ensangrentado y crucificado en estos días en Palestina.

 

El cristianismo sólo del rezo y perdón son un engaño. Una forma de encubrimiento del genocidio en Palestina. Una ideología del conformismo y la aceptación de la esclavitud humana. Y Cristo jamás pensó de esa manera, sino todo lo contrario.

Opinión
imagenblog: 

La irracionalidad del sistema económico mundial

Desde siempre lo ético nunca fue el tema de predilección del sistema económico mundial, porque sus lógicas de acumulación siempre fueron oscuras, injustas y desiguales por todo el mundo. Pues lo económico nunca fue ético ni moral por sus características intrínsecas, el modelo anima a la acumulación al infinito, aun destruyendo todo el ecosistema, aun pisando a los más pobres. En definitiva, esos son los esquemas necesarios de la acumulación capitalista al infinito: lo injusto es lo más importante para dicha acumulación.

 

En estos tiempos de cambio climático, cuando ya sabemos científicamente que la tierra se destruye a pasos acelerados, por los grados irracionales de acumulación de la economía, es decir porque el sistema necesita la destrucción de la tierra para acumular: minerales, selvas, ríos, mares, montañas que se tienen que destruir para acumular riquezas. Sabemos también que esta acumulación se tiene que hacer en los bancos de los países ricos, que son los dueños del sistema económico mundial.

 

La contaminación ambiental, es igual a la contaminación mental que en definitiva es brutal por sus resultados. Porque el sistema obliga, sea por el hambre sea por la codicia, a acumular riqueza a cómo de lugar, aun eso sea destruyendo todo y pisando a los demás. Y en momentos de crisis mundial, la competencia por conseguir recursos económicos es también brutal. Pues hay que comer al menos algo para la sobrevivencia.

 

La contaminación mental es lo más grave, por todo el mundo la codicia es desenfrenada. El sistema condiciona la actitud humana: si no tienes nada, no eres nada en la vida. Esa condición genera humanos esclavos; unos pobres y otros ricos. Ambos en la coincidencia de que el sistema tiene razón. Hay que entrar a la competencia ciega y brutal por conseguir recursos económicos, y ser alguien como mandato del sistema. De esa raíz se alimenta el sistema capitalista mundial, para seguir dominando la existencia humana y su desenfreno por destruir a la naturaleza y la vida misma.

 

Esa  manera inconsciente de accionar de los humanos, algunas veces se hace consciente. Pero no es suficiente para hacer algo en favor de la naturaleza. Porque el consumismo desenfrenado produce plásticos y todo tipo de productos, que son directamente proporcionales a la destrucción de la vida misma. Lo poco que se hace por salvar a la naturaleza, al entorno y la biosfera, es nada frente al poder del sistema y sus resultados destructivos.

 

Tal es el grado de inhumanidad del sistema, que permite la irracionalidad de la existencia de super ricos. Personas que supuestamente son muy capaces en entender el sistema y enriquecerse hasta el infinito. Esa farsa sólo es la demostración palpable de la irracionalidad, en un mundo con recursos limitados, en un mundo donde miles de millones de humanos pasan hambre y penurias cotidianas. Pero el sistema justifica, de manera estúpida, la posibilidad y existencia de ricos en el planeta. Unos pocos que tienen todas las posibilidades de degradar al planeta, en función de la justificación del sistema para los miles de millones de hambrientos, de harapientos que deben buscar comida incluso en los basurales de las ciudades, para su subsistencia.

 

Estas brutales desigualdades que el sistema justifica, son sólo demostraciones de la irracionalidad del sistema económico, que no es capaz y no será capaz en su actual lógica de funcionamiento, de resolver los problemas estructurales del mundo. Si lo hace con algunas poblaciones es a costa de destrucción y desigualdad social, de injusticia social.

 

Es a todas luces, no sólo un problema profundo ético y moral, sino y sobre todo estructural desde la mirada de la justicia. No es posible, no se puede permitir, que un llamado sistema se sirva de miles de millones de seres humanos pobres o miserables, para que un pequeño puñado de otros seres humanos viva bien. Con todos los recursos del planeta a su disposición. Además de la destrucción que ocasionan en ese disfrute de la economía, en ese disfrute de la vida.

 

Pues, es lógico que tengamos que preocuparnos como otros lo hicieron en anteriores siglos, por luchar para construir otro sistema, otros sistemas, económico, que esté en favor del cuidado de la naturaleza y en favor de la justicia social. Equilibrios necesarios para hacer de este planeta más sostenible, más humano y más solidario con los demás. Es lógico que desmantelemos el engaño actual del sistema capitalista, en todas sus versiones y lecturas ideológicas. Al final son lo mismo en todos los escenarios del mundo: injustos y brutalmente destructivos con la naturaleza.

 

En definitiva, no es suficiente ser consciente de estas realidades. Tenemos que actuar en consecuencia, precisamente por razones éticas y luego por razones de justicia social y justicia con la naturaleza. Los discursos quedan demasiado cortos e hipócritas. Los discursos de salón no sirven de nada. Son tan conservadores como las ideologías del sistema de los siglos anteriores.

 

La irracionalidad del sistema económico capitalista mundial, con todas sus variantes, es también por definición anti humano. Este sistema sólo produce desigualdad por todo el mundo, sólo produce pocos ricos y miles de millones de hambrientos. Es decir, no es funcional a las necesidades de la humanidad. Además de destructivo con la naturaleza. Pues, si es necesario revoluciones, es preciso cambiarlo. Es urgente.

Opinión
imagenblog: 

El Norte rico quiere guerra. ¿Y el Sur?

Los educados y civilizados occidentales no entienden otro lenguaje que el de la guerra. La diplomacia está supeditada a la violencia brutal, al lenguaje de las armas y la tecnología de punta al servicio de los más cavernarios de aquella civilización. En esta coyuntura han abierto la caja de pandora en Ucrania, como pretexto de para ir al abismo y la guerra. Ajustar cuentas del pasado mediante la brutalidad de la fuerza guerrera, pues no olvidan esa su costumbre desde siempre, desde que tienen memoria civilizada, educada y supuestamente con los mejores estándares de sus sistemas educativos, científicos y cibernéticos. Todo eso sólo para destruirse entre ellos mismos.
 
La historia del sur no es tan distinta al norte, pues sus élites imitadoras y dispuestas a todo por ser esclavas de las élites del norte, estarían también dispuestas a ir al matadero de las historias del norte. Sin embargo, en varios lugares del sur felizmente existen sospechas y desconfianza de las acciones de los diplomáticos cavernarios del norte. Felizmente ya no hay la ceguera tonta, ni la admiración ciega que había hace unos veinte años atrás. Los peligros inminentes a los que llevan al mundo, los países del norte, no pueden por supuesto ser aceptados incluso por el sentido común.
 
La historia del colonialismo no ha cambiado substancialmente. Se ha transformado con el tiempo, se ha hecho más moderno y postmoderno. Pero en esencia los países del norte siguen nomás sus patrones y protocolos coloniales desde el siglo XVI. Sólo que en estos últimos veinte años, creció la consciencia de los países del sur y con eso empieza a modificarse las relaciones del sur hacia el norte. El mundo multipolar empieza a crecer, de a poco, con sentido muy propio, sea nacionalista, populista, izquierdista o incluso liberal.
 
En la guerra de Ucrania se nota que los países del sur no se han metido totalmente, apoyando, a esa locura gringa. Si bien hubieron apoyos a ambos bandos, estos han sido muy tímidos y poco explícitos diplomáticamente. Por supuesto que las presiones de Estados Unidos y sus satélites europeos son, como siempre, coloniales vía chantaje económico o comercial. Pero los tiempos han cambiado y de a poco el sentimiento de libertad o al menos independencia diplomática se nota más que antes.
 
En estos tiempos de locura guerrera y genocida como en Palestina, es preciso tomar consciencia desde el sur que sólo nuestras estrategias de Estado y Nación, serán las fortalezas para nuestras decisiones soberanas. Sin embargo, si estamos divididos, pobres, politizados estúpidamente, seguiremos siendo pasto del colonialismo del norte. Si estamos huérfanos de sistemas educativos de alto nivel, pues seguiremos siendo ovejas analfabetas de las decisiones del norte. O sin norte en temas económicos, seguiremos nomás de esclavos del sistema mundial capitalista.
 
Siendo esclavos, ya tenemos suficiente experiencia, jamás seremos nosotros mismos. Jamás veremos libertad alguna; jamás tendremos soberanía en nuestras decisiones. Por ahora, gracias a las élites ovejas del sur, todavía dependemos de las decisiones en las oficinas del norte.  Los chantajes son poderosos, son lo cotidiano desde el siglo XVI. Porque nuestra política sigue siendo imitadora del norte, copiadora de aquellos protocolos que no nos permiten jugar con nuestras propias cartas históricas. Pero esa experiencia de esclavos no nos enseña todavía lo que tenemos por hacer, para ser nosotros mismos.

En este escenario de guerra, en este escenario de incertidumbre mundial los países del sur tenemos la oportunidad de escucharnos a nosotros mismos. Y a pesar de nuestras enormes diferencias históricas, pues podemos generar políticas propias sin depender de las reglas coloniales del norte. Es cierto que el modelo económico es esclavizante, porque las patentes la tienen ellos. Pero también hay que reconocer que mientras no tengamos políticas de Estado en serio, nuestras y soberanas, no podremos realmente tener decisiones propias, que respondan por fin a nuestras estrategias.
 
La locura de la guerra, como en todas las guerras mundiales de los cavernarios gringos, requerirá de minerales y tecnología para la guerra. Esos minerales los tenemos en el sur del mundo. En las anteriores guerras nos saquearon y nos impusieron precios de hambre. Hoy no podemos dejar que eso suceda. Y en la diplomacia es una oportunidad de mostrar  mayor presencia del sur, sin intimidaciones ni esclavismos modernos. Si nuestras élites aún no están dispuestas a eso, pues hay que reemplazarlas por gente más idónea y no dispuesta a los esclavismos modernos.
 
Por increíble que parezca los civilizados occidentales, son en estas épocas más cavernarios y trogloditas que sus ancestros. Sólo han reemplazado las piedras y los palos por bombas atómicas. Políticamente siguen siendo brutales y sanguinarios. Aunque ya están en la quinta o sexta revolución industrial, de nada les sirvió para hacer de este mundo un mundo más feliz.
 
Por supuesto que desde el sur, pues, no podemos seguirles en sus locuras infernales. En sus historias brutales y civilizadas. Es una oportunidad para ser por fin nosotros mismos.

Opinión
imagenblog: 

El mundo camina a la guerra y el caos total

Como van las cosas el mundo se encamina otra vez al abismo de la guerra. Las economías más importantes del planeta se transforman en economías de guerra. Es decir, el hambre y la miseria crecerán como en la pandemia, y los negocios turbios de las industrias de armas florecen como nunca. El genocidio de Palestina y la guerra de Ucrania, son sólo laboratorios para los especialistas y genocidas de la guerra. Este escenario surrealista y apocalíptico es la muestra contundente del rotundo fracaso, del sistema capitalista mundial.

El mundo entrará en un caos total, porque en tiempos de guerra son los brutales y los matones los que aprovechan las circunstancias. Por eso el crecimiento de los fascismos de toda laya, de toda postura ideológica. Esta desestructuración institucional, ciertamente afectará a la economía. Los pobres se harán más pobres. Los ricos empezarán a invertir en armas y tecnologías de la muerte. La historia se repite indudablemente.

En Bolivia también sentiremos la tragedia del sistema. Ni siquiera ser periferia de la periferia nos salvará de las circunstancias. Los coletazos sistémicos nos llegarán con factura, pues ni siquiera nuestra economía se encuentra estable: boicoteada cavernariamente, boicoteada por instintos trogloditas de escasos sentimientos patrióticos o nacionales.

Sin embargo, también debería ser un fracaso nuestro. Cerca al bicentenario no hemos sido capaces de construir un Estado con políticas de Estado, al menos de medio aliento. Ni siquiera podemos alimentarnos con nuestro propio pan, porque ni siquiera trigo producimos. No hemos sido capaces de construir sociedades de consensos, donde la crítica sea el insumo más importante para avanzar. Donde la investigación sea la costumbre más prudente para debatir, para intercambiar ideas siempre en función de la Patria, de los más necesitados, de los más humildes de la sociedad, que hoy otra vez llenan nuestras calles mendigando por el hambre.

El bicentenario nos pillará pobres, sin políticas de Estado a largo plazo, sin futuro sino con las palabras vacías de siempre: horas cívicas sin sentido alguno para el bolsillo, sin sentido alguno para la inmensa desesperanza existencial de la Bolivia profunda. El bicentenario será otra fecha más en la larga agonía por soñar en este bello país.

Pues bien. Quiénes tercamente seguiremos insistiendo en la igualdad, desde la justicia, desde la claridad institucional, desde las leyes democráticas y de consensos, no tenemos más remedio que intentar construir utopías, sueños y nuevas revueltas, revoluciones y cambios porque así lo exigen desde sus necesidades los más pobres, los desheredados de la historia, los marginados que sólo son excusas de discursos y teorías vacías. Aquellos millones que sólo cargan las desdichas de los modelos, de los errores de cabrones que siempre viven bien a costa de ellos.

La única creatividad por ahora es la de los pobres en las calles, que tienen que inventar lo que sea para comer. Los niños que piden limosna y tienen que inventar novedades para pedir pan. En este mar de la mediocridad alucinante, del analfabetismo funcional con mayúscula en el espectáculo más abominable de todos los tiempos. En una mezcla burda e insultante de la politiquería frívola. En medio del hambre y la miseria de nuestras calles, que por supuesto nada pueden inspirar a los delirantes de las “revoluciones”.

Pues sí, se viene la guerra en occidente. Esos cavernarios no aprenden de su propia historia, de sus propias experiencias. Y desatarán el caos total por todo el mundo, que puede desencadenar otras guerras regionales. 

Escenarios en donde tenemos que sobrevivir, hasta que llegue otra vez algo de paz. Pero ya no podemos contar con las canciones gastadas de occidente, en tantos siglos de engaño, de grosero engaño y soberbia histórica. Ojalá sean tiempos de nuevos tiempos a pesar de las guerras y las tragedias que vienen.

Ojalá también que nuestras élites analfabetas y provincianas por fin pasen al basurero de la historia. Y las nuevas generaciones despierten por fin, porque les toca guiar a la historia de este país, pues los fracasos de los viejos y vejestorios de las viejas generaciones duelen demasiado. No dejan nada para la Nación y la Bolivia profunda, sólo ilusiones y discursos totalmente desactualizados, totalmente improductivos para estas horas cruciales.

Que estas profundas crisis sean oportunidades para lo nuestro, en términos de Marx, para por fin tocar nuestras propias fibras de nuestras propias historias. No prestadas; no imitadas groseramente, no de pantomima ideológica. Sino lo nuestro. Lo propio. Que las nuevas generaciones despierten y agarren el timón del presente y futuro del país.

Necesitamos, por otro lado, reescribir nuestras historias. Demasiados mitos y cuentos no ciertos adornan los libros, que sólo adormecen las mentes de los niños y jóvenes de todas las clases sociales y culturas. Añadiendo al festín de la confusión total, que sólo frena las voluntades y creatividades de los tejidos sociales.

Opinión
imagenblog: 

Revolución, cambio de era, revolución

En estos tiempos de incertidumbre mundial, de inseguridad laboral, de crisis económica, de crecimiento de los fascismos y el regreso de los ultra conservadores cavernarios, nos dirigimos indudablemente a lo desconocido. Los países culpables de este desastre, capitalistas centrales, se arman hasta los dientes a costa de la miseria y hambre mundiales, a costa del sacrificio colectivo mundial. Los más miserables sólo ven como negocio este desastre, y utilizan las guerras de Ucrania y Palestina para engordar sus empresas de armas. Ese es el escenario que tenemos hoy y pues el desánimo y la incertidumbre alimenta también la búsqueda de salidas a este desastre.

En algunas épocas la palabra Revolución era la respuesta. De hecho funcionó en varias realidades. Aunque también agonizó y murió por culpa de corruptos y burócratas del poder, que sólo entendieron la palabra poder y no entendieron la palabra servicio a los más pobres. Es decir, a los cambios reales de la humanidad frente al inmenso poder del diabólico capitalismo.

Hoy los medios de incomunicación nos dicen que la palabra Revolución ya no es actual, ya no es de las épocas postmodernas ni responde a las épocas de la inteligencia artificial. Mentiras muy bien construidas para adormecer y domesticar mentalidades, para desanimar masas y domesticar hacia la esclavitud del sistema.

Las duras épocas, donde la palabra democracia ha sido prostituida y destruida hasta sus raíces mismas, no tienen respuestas sino en la memoria de los pueblos sufridos y utilizados de manera brutal, sacrificados hasta la muerte misma, pues sólo les queda el último aliento para responder a la total indignidad de la misma humanidad. Acudir otra vez a la palabra y posibilidad: Revolución. Donde ajustar cuentas con los corruptos, con los desalmados, con los torcidos y sucios éticamente, colgados en las plazas de los pueblos y ciudades, para borrar todo lo indigno de la humanidad.

Porque sólo las respuestas que han sido ejemplos en la historia, en la memoria de los pueblos, para mejorar la calidad de vida, pueden ser hechos que guíen suficientemente bien a la desesperanza de los pueblos. Porque sólo las respuestas contundentes pueden ser éticamente correctas frente a la incertidumbre y el engaño de tantos payasos politiqueros. Porque no se puede jugar con la vida, ni menos con las esperanzas de los pueblos.

Entonces, por qué no volver a reflexionar sobre los cambios radicales y exigentes? Para volcar el miedo de las mentes, de las almas que ya han olvidado que se pueden cambiar las cosas cuando todo está podrido.

En estos tiempos cuando la miseria y el hambre se apoderan otra vez del mundo, cuando no existe futuro alguno sino sólo presente de miseria y desconsuelo, pues bien venido sea la palabra Revolución. Eso que significó algunos momentos de la existencia humana un Cambio de Era; un Cambio de Paradigmas en la historia. Un cambio de la historia por otra historia.

Cierto, la mediocridad actual de los dirigentes políticos que no hacen lo suficiente, peor éticamente, para exigirles cambios profundos. La enfermedad de la mediocridad es terriblemente cruel, incrustado hasta los tuétanos de todas las instituciones donde ya no se puede pensar en alternativas y peor en sueños. Y es la inercia con su brutal peso sobre la humanidad, que se adueña de las instituciones impidiendo toda posibilidad de cambios, de revoluciones y búsqueda de alternativas reales.

Así el crecimiento de la miseria y la pobreza de manera indigna, exigen otra vez a las mentes más lúcidas y éticamente llamadas a buscar cambios en serio, cambios reales para frenar precisamente al sistema capitalista, que se modifica y se transforma en todos los tiempos de la historia, para seguir explotando, expoliando y adueñándose de las mentes y las almas, para seguir esclavizando las historias.

Porque sólo las recetas de parches y más parches a lo que se llama democracia, o social democracia, etc, sólo nos lleva a engaños y confusiones en los hechos. Los resultados son todavía más engañosos y brutales profundizando la pobreza y la miseria. Donde unos cuantos pinches demócratas y corruptos se aprovechan de las circunstancias, sobre las esperanzas y la miseria de los demás.

La modernidad ni la postmodernidad a su turno han dado respuestas a las preguntas más importantes de la humanidad. Han fracasado totalmente. Cierto que la palabra Revolución también perteneció a la modernidad. Aun así, si algo se puede rescatar, que sea rescatado en función de buscar respuestas a la miseria, al hambre y la desesperanza mundial. Porque la inercia y la cobardía sólo profundizarán más la incertidumbre, es decir el hambre y la miseria.

El regreso y la vuelta a las palabras Revolución y Cambio de Era, son cada vez más necesarios y urgentes. Porque la podredumbre de la historia actual, sólo nos hace indignos y no humanos frente a la responsabilidad histórica del devenir y la memoria de nuestros pueblos. Pues cambiemos en serio, hagamos revoluciones en serio y colguemos en las plazas de nuestros pueblos a los corruptos y no aptos para la comunidad y la vida.

Opinión
imagenblog: 

El Periódico Digital OXIGENO.BO, es desarrollado y administrado por Gen Film & Crossmedia Ltda. Teléfono: 591-2-2911653. Correo: info@gen.com.bo