Opinión
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Max Raúl Murillo Mendoza
16/05/2024 - 11:47

La decadencia de otro imperio

La decadencia y destrucción interna del imperio estadounidense, tiene por supuesto sus propias características. El mundo se entera que este imperio estaba totalmente contaminado de sionismo, dominado por el sionismo israelita.

Desde las páginas de la historia universal, sabemos bien de la decadencia del imperio romano, como de la decadencia del imperio inglés, por ejemplo. Pero ahora estamos asistiendo a la decadencia del imperio estadounidense. En este caso, muy parecido a la decadencia del imperio romano: decadencia moral, ética, económica y social. Asistimos al derrumbe de uno de los imperios más poderosos de la historia moderna universal. 

La decadencia y destrucción interna del imperio estadounidense, tiene por supuesto sus propias características. El mundo se entera que este imperio estaba totalmente contaminado de sionismo, dominado por el sionismo israelita. Reacciona brutalmente en su caída contra el mundo, sobre todo contra los posibles competidores de nuevos imperios. Las guerras son las principales recetas en esta caída y decadencia. 

Entre los aspectos más notables de esta decadencia están en lo ético y moral. El genocidio de Palestina pone en absolutamente evidencia su profunda decadencia, es decir su postura enteramente racista y colonial, es desde todos los puntos de vista la pérdida total de lo ético y moral. En esa línea, la represión a los estudiantes de cientos de universidades que protestan en contra del genocidio de Palestina, es también muestra de su decadencia pues eso de democracia occidental y libertad de expresión, han pasado al basurero de su historia. No existe democracia alguna, ni libertad de expresión. Todo forma parte de los discursos vacíos de las oligarquías estadounidenses.

Estados Unidos cuenta con más de 50 millones de pobres, incluso miserables en sus ciudades sin acceso a salud y educación. Condenados por el mismo sistema, terriblemente justificados por el sistema. Teorizados por el sistema insostenible; que increíblemente aún tiene sus defensores entre sus académicos, que creen tontamente que ese sistema es el único potable en el mundo. Los números y las matemáticas que supuestamente demuestran ese poderío, son sólo justificaciones ideológicas, pues ese derrumbe moral y ético en primer lugar; después económico y tecnológico, es demasiado evidente.
Su historia está bañada y teñida de sangre, desde los inicios de su creación como país. Ha generado sus propios genocidios: indios norteamericanos en la llamada conquista del oeste, probablemente millones de muertos entre las culturas indígenas en los territorios conquistados y robados. Historias que están muy poco investigadas y encubiertas por la historiografía oficial. Ni qué decir del genocidio de negros esclavos.

Como imperio es culpable directo de las dictaduras militares en América Latina. Crueles sistemas de gobierno que asesinaron en masa a obreros, indios, etc. Cuando a las oligarquías gringas les daba la gana, ocuparon varios países en América Latina para asesinar a dirigentes sociales, intelectuales o gobernantes que no comulgaron con los abusos del imperio.

En los últimos tiempos, están las brutales intervenciones impunes en Vietnam, Irak, Afganistán. Lugares donde sembraron muerte, miseria, destrucción total de países enteros, migraciones de millones de personas por aquellas guerras. Es decir, sembraron el infierno en la tierra de manera impune. Pues jamás se hará justicia por tantos millones de muertos, destrucción de patrimonio mundial y de violaciones a los derechos humanos. Ese es el rostro más claro y nítido del imperio estadounidense, que en los discursos de todos sus presidentes se bañan hipócritamente con los conceptos de democracia, libertad de expresión, protección a los derechos humanos. Conceptos que sólo sirven en el territorio del imperio, para algunas clases sociales altas.

Hoy están en crisis profunda. A pesar de su enorme poder económico, producto de su posición colonial e imperial también financiero. El crecimiento de otras regiones en el mundo, en el sentido económico y tecnológico, compite directamente con el poder del imperio. Y estos, más allá de sus discursos hipócritas, no tienen una posición de consensos democráticos, sino todo lo contrario. Al extremo de acudir a las recetas de las guerras, para imponer su poder y seguir creciendo económicamente vía venta de armamentos y muerte. 

China, Rusia, India, Irán y otras regiones del mundo, se han puesto en la tarea de mejorar y crecer económica y científicamente. Muchos de estos países ya significan una competencia directa con el imperio. A pesar de sus dificultades internas, en el orden político y social, son competencia. Sin embargo, el imperio impone sanciones, boicot, guerra sucia secreta contra dichas regiones. Porque ya es impotente ante los avances científicos y tecnológicos de esos países.

El sueño americano, saciado sobre la sangre y muerte de los indígenas norteamericanos, hoy es la pesadilla mundial real. Ese poder que tiene raíces en la sangre de los indígenas norteamericanos, como en el saqueo de las riquezas de América Latina, se derrumba ante los ojos de todo el mundo. Evidencia de su decadencia es su destrucción en lo ético y moral, sobre todo en sus oligarquías armamentistas y financieras. Que afectan directamente en sus poblaciones: drogadicción, suicidios, racismos extremos, asesinatos en masas todos los días en cualquiera de sus ciudades.

El sueño americano se ha convertido en la peor pesadilla mundial. Pues aquel crecimiento económico al infinito, produce hoy miseria creciente por todo el mundo. Que produce migraciones de millones de seres humanos por todo el mundo. Ese sueño americano que es el mayor culpable de la contaminación mundial, es decir del cambio climático desastroso.

Ha llegado la hora de la debacle del imperio estadounidense. Es peor que la debacle del imperio romano, porque ese monstruo imperial es más peligroso cuando está herido: reacciona con muerte y destrucción por todo el mundo. Son coletazos muy peligrosos, que por supuesto durarán varios años. 

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