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Sobre los ¿límites?, de la libertad de expresión

La suspensión de las cuentas del saliente Presidente Trump en varias redes sociales ha traído a colación un tema sumamente interesante y aún no completamente resuelto por el Derecho: ¿La libertad de expresión tiene límites?. ¿Quién y cómo se los establece?.¿Cuál el poder de los gigantes tecnológicos? entre otras interesantes interrogantes…

Convengamos para empezar en que no existen derechos absolutos. Ni siquiera el respeto a la vida, el Derecho Humano más importante pues soporta el funcionamiento de los restantes, no encuentra límites cuando se permite el aborto o la pena de muerte, por lo que tratándose de la libertad de opinión o expresión, se extrae que también admite límites: los delitos contra el honor, por ejemplo, en Bolivia.

Sin embargo, existe algún acuerdo doctrinal y normativo respecto que no existe censura previa, es decir, cada persona es libre de pensar y opinar lo que le venga en gana –amplísimamente facilitado además por el fabuloso desarrollo tecnológico- por lo que resulta ocioso en extremo pretender convertirse en el ruin papel de comisario del pensamiento o algún dislate parecido.

Aunque cada vez con menor fuerza y mucha discusión, sí existen responsabilidades ulteriores. Uno puede expresar lo que le venga en gana, pero, si alguien se siente directamente ofendido podría presentar alguna demanda. La corriente actual apunta a despenalizarlas y llevarlas hacia la vía civil mediante indemnizaciones, aunque también se suele distinguir al sujeto activo, permitiendo un umbral mucho más amplio tratándose del ejercicio periodístico e incluso de opinión, pues esas indemnizaciones podrían operar como mecanismos inhibidores. Sobre sus alcances, la CORTE IDH tiene una sólida línea jurisprudencial que sostiene comprende no solo las ideas o informaciones favorablemente recibidas o tomadas como inofensivas o indiferentes, sino también para las que chocan, inquietan u ofenden al estado o una fracción cualquiera de la población.  

Eso sí, una de las disposiciones sumamente discutidas por parte de la doctrina, especialmente la más liberal, de la CADH en el tema es la de su art. 13.5 cuando permite prohibir por la ley –formal, proporcional y necesaria- toda propaganda en favor de la guerra y apología del odio nacional, racial o religioso que constituyan incitaciones a la violencia o cualquier otra acción ilegal similar contra cualquier persona o grupo de personas, por ningún motivo, inclusive los de raza, color, religión, idioma u origen nacional. Para muchos, aún ese tipo de expresiones –que jamás las compartiría- también forman parte de la libertad de pensamiento y expresión y, no debieran ser objeto de censura previa y, eventual castigo. 

Simplificando, es lo que le acaba de suceder al pésimo perdedor Trump, lo que lleva a razonar a quien corresponde castigarle y cómo. Adviertan que sus castigadores fueron las empresas tecnológicas a partir del incumplimiento de sus reglas que todos aceptamos voluntariamente al momento de esos servicios y, no ha mediado el debido proceso, sino le metieron no más ipso facto el castigo, sin lugar a defensa alguna.

Es que la delgadísima línea que separa el ejercicio de esa libertad versus la incitación al delito o la subversión, a partir de sus embustes y actitudes de niño caprichoso incapaz de aceptar su derrota que operaron como detonantes, plantean un escenario nuevo para la ciencia del Derecho que tendrá que volver a razonar respecto de sus límites, alcances y contenidos a la vista del doble estándar democrático del derecho: no se vincula solamente con su elemento individual, sino tiene una dimensión colectiva o social; pues los ciudadanos no tenemos sólo el derecho y libertad de expresar nuestros propios pensamientos, sino también gozamos del derecho y libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas, de toda índole, inclusive las que no sean del agrado de unos o muchos, incluyendo al gobierno. De ahí que ello sirva para incitar al delito u otras actitudes lesivas, raya esa delgadísima línea aún no resuelta en el Derecho. Mientras tanto, me atengo a aquello de VOLTAIRE y su celebrísima: "No comparto tu opinión, pero daría mi vida por defender tu derecho a expresarla".                         
 

PAREMIOLOCOGI@
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¡Cuidemos el sistema financiero!

Todos los sectores tienen su importancia en la economía, pero hay uno que, al no saberse mucho de su relevancia, ha provocado diversos mitos sobre su accionar: el financiero. Aclaro que no soy un experto en el tema, tampoco soy accionista, y mi trato con la banca se resume a mis años mozos cuando obtuve créditos para mis primeras compritas; lo cierto es que, ni como economista me sumergí en las aguas del sistema financiero para conocer su gran importancia, hasta hoy...

La crisis provocada por el COVID-19 y la cuarentena golpeó de tal manera a la economía boliviana, que llamó mi atención ver los números rojos del INE en cuanto a la caída del PIB a junio del 2020, primero; y luego, el Índice Global de Actividad Económica (IGAE) a octubre, dando cuenta que el sector de Establecimientos Financieros cayó en 3,92% y 3,55%, respectivamente.

Fue ahí que me empezó a interesar el tema y -mucho más- cuando ciertos sectores bloquearon al país exigiendo diferir el pago de sus créditos por seis meses más, pese a que el gobierno transitorio había dictaminado tal medida de abril a diciembre del 2020, lo que implicó para el sistema financiero la pesada carga de sobrellevar la crisis, sin recibir el pago de capital e intereses por los créditos otorgados, pero, eso sí, pagando los intereses comprometidos por el dinero recibido.

El sector de la banca es uno de los más sensibles de toda economía, al convertir el ahorro de los ciudadanos en inversión o gasto -a través de créditos- asumiendo el doble riesgo de preservar un delicado equilibrio entre sus activos (dinero que cede en créditos) y sus pasivos (obligaciones que asume frente a quienes depositan su dinero). En facilito: la banca recibe dinero de la gente a cambio de pagar cierto interés, el mismo que resulta de colocar ese dinero a una tasa un poco mayor, permitiendo a la economía funcionar con la transformación del ahorro ciudadano en inversión o gasto -en empresas y particulares- asumiendo la total responsabilidad de garantizar una utilidad y la devolución del dinero al ahorrista.

Cuán común es pensar que el capital de los bancos es de unos pocos afortunados (aunque no había sido así): en muchos casos son organismos internacionales, fondos de inversión y compañías de seguro quienes colocan sus capitales, a lo que se suma lo que para mí fue una gran novedad, una gran cantidad de accionistas minoritarios que en vez de optar por un Depósito a Plazo Fijo, compra una acción esperando un dividendo cada fin de año. El problema que se presenta hoy respecto a esto último es que, para subsanar en algo la falta de liquidez derivada del no pago de capital e intereses por nueve meses, el gobierno dispuso capitalizar el 100% de utilidades lo que podría significar para mucha gente quedar sin ese ingreso y forzarlos a retirar su capital de los bancos.

¡Que el sistema financiero no haya dejado de funcionar en la cuarentena -pagando intereses y afrontando retiros de capital sin el normal ingreso de intereses- es algo digno de reconocer!

Ahora que el MEFP, la ASFI y los transportistas acordaron otros seis meses de gracia sin pagar capital e intereses, ojalá que ello no derive en una afectación a la cultura de pago en los prestatarios; es de esperar también, para evitar un descalce financiero, que el gobierno se ocupe rápidamente, de dar un fuerte apoyo a la liquidez del sistema para que los bancos, como intermediarios financieros, den créditos para reactivar la economía y crear empleos con la urgencia que el caso amerita...
 

Buscando la verdad
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2020: ¿Año horrible?

Acabamos de despedir el 2020 y para muchos, ha sido un año definitivamente horrible por el COVID19. Sin duda, para quienes han perdido su trabajo, sus emprendimientos, quedaron muy afectados por la enfermedad y sus efectos o lo que es peor, perdieron sus seres queridos, sería muy difícil sostener lo contrario.

Pese a todo, una breve revisión de la prensa global nos muestra que afortunadamente gracias a Dios y sus hijos hechos hombres y mujeres, existen aún motivos para el optimismo y la esperanza, pues la pandemia con todos sus efectos nocivos ha servido también para percutir un conjunto de acciones, que pese a todo, generan aquellos sentimientos y percepciones positivos.

Sin poder ser aquí exhaustivo, habría que empezar por resaltar que a partir del nauseabundo tratamiento que la tiranía China otorgó al brote –los brotes son inevitables, las pandemias opcionales- anteponiendo sus intereses políticos a los de sus ciudadanos y de ahí, a los del resto del mundo globalizado; en tiempo récord, varios grupos de científicos han sido capaces de desarrollar no una sino varias vacunas –confiables en la medida de lo posible- que ya han comenzado a ser aplicadas a millones de personas, así como han descubierto o desarrollado tratamientos que por lo menos han combatido los efectos del virus. Imposible omitir que tratándose de varias de aquellas vacunas que usan la tecnología basada en ARN (ácido ribonucleico) ese rápido desarrollo ha sido posible gracias a las útiles investigaciones realizadas desde hace muchos años atrás por la Húngara Katalin Kariko y el estadounidense Drew Weissman, seguros premios Nobel.

Aunque la pandemia ha sido posible por la globalización, también por ella la humanidad y especialmente, quienes toman decisiones especialmente desde el primer mundo, han comprobado más allá de toda duda razonable que así el estado del arte global, ya no existen fuertes y débiles, un revés en una parte del mundo afecta al resto del orbe, lo que será determinante para emprender la vacunación, por ahora asquerosamente confinada a algunos privilegiados del primer mundo, pero destinada a quedar severamente menoscabada, si no se alcanza al resto. Se abre entonces, una fabulosa ventana de oportunidad para abandonar esas erróneas políticas que multiplicaron las diferencias, incluyendo no sólo lo estrictamente vinculado con la salud, para avanzar hacia las causas que han producido la calamidad, pasando por el respeto del ambiente y la construcción de un futuro sostenible y responsable para la humanidad, pues el bienestar de unos, depende del de otros.

Sin caer en ingenuo optimismo, la pandemia ha servido para despertar o acentuar sentimientos de solidaridad y resilencia a través de múltiples acciones desde las más pequeñas, ha logrado frecuentemente sacar lo mejor de la mayor parte de la ciudadanía y, también, nos ha mostrado que por mucha fabulosa tecnología que dispongamos –somos una generación privilegiada en ese ámbito- debemos ser no más, humildes, ante la naturaleza.

Por supuesto en mi lista de positivos, habrá que incluir el aprender a extrañar aquellas “pequeñas cosas”: un abrazo a un ser querido, hacerle una simple visita sin el miedo del contagio, el chocarle la mano al amigo y así una serie de actividades que por ser antes cotidianas, nos habíamos estado olvidando de valorarlas en su real dimensión. Definitivamente, se “aprendió” a apreciar la vida y sus detalles, al parecer ignorados por muchos. 

Políticamente, si bien muchas tiranías han aprovechado las inevitables restricciones a nuestros derechos civiles para acentuarlas, la pandemia los ha puesto aún más en descubierto a la hora de evaluar el cumplimiento de sus elementales deberes e incluso, los populismos de todos los signos han quedado aplazados una vez más demostrando su absoluta ineficacia.

No dispongo de más espacio para señalarles otros buenos ejemplos, así que me atengo a lo que circula en las RRSS: “El 2020 no habrá sido un año para tener todo lo que se quería, pero fue el ideal para valorar todo lo que se tiene”.        
 

PAREMIOLOCOGI@
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El tiempo de los economistas

No es la primera vez que un economista asume la Presidencia de Bolivia, según lo dicho por el historiador y amigo, Jorge Cuba Akiyama, quien recuerda que el ex Presidente José Gutiérrez Guerra -que gobernó de 1917 a 1920- se formó como economista en Inglaterra. En todo caso…¡tamaño desafío para el actual Primer Mandatario y economista, Luis Arce Catacora, de reivindicar la profesión haciendo que Bolivia supere la crisis que la agobia!

En momentos que los recursos del Estado no solo son escasos, sino que hay un fuerte endeudamiento, ésta es la oportunidad de demostrar que los economistas servimos para algo más que para explicar mañana por qué no ocurrió lo que dijimos que iba a pasar ayer...

Éste es el tiempo de los economistas -así lo debemos entender- de trabajar para beneficio de todos los bolivianos, principalmente para que los pobres dejen de serlo, dándoles las herramientas para ello, pero también, para que los pudientes sigan invirtiendo, produciendo y generando empleo; lo deberíamos hacer, además, para beneficio de la propia reputación de los economistas como verdaderos agentes de cambio.

Menuda tarea la del colega economista, hoy Presidente, a quien deberíamos estar dispuestos a colaborar, porque si al gobierno le va mal, le irá mal también al país entero.

Para entender lo que sostengo, supongamos que no hablo de un economista sino de un doctor, en tiempos del COVID-19: ¿Estaríamos dispuestos, siendo médicos, a no socorrer al Presidente -por un desafecto ideológico o personal- cuando precisa ayuda y dejar que la gente se enferme? O, por una cuestión de conciencia ¿ponernos manos a la obra para que mejore la salud y la calidad de vida de todos? De no hacerlo, seríamos perversos y hasta nosotros nos enfermaríamos.

Pero si ayudamos a salvar vidas y a prevenir contagios, habremos cumplido nuestra misión, con responsabilidad, porque: Si a un médico se lo enjuicia por negligencia, y hasta podría ir a la cárcel por haber provocado una muerte…¿qué del economista que por sus deficientes políticas o por cuestiones ideológicas, sume en la pobreza a la gente y hasta provoca muertes por sus decisiones equivocadas?

¡Gran momento para los economistas bolivianos, ojalá recordemos para qué estudiamos! No para ser mercenarios del conocimiento, como nos advirtiera un excelente catedrático, Miguel Rojas Velasco, sino, para poner nuestro saber al servicio de la gente, siendo que un día rendiremos cuenta a Dios de todo lo hecho y no hecho, tanto de lo bueno como de lo malo...
 

Buscando la verdad
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Justicia para todos

Llevamos desde por lo menos un año en la discusión respecto de que la emergencia de un acuerdo o pacto entre las fuerzas políticas sobre temas urgentes para la sociedad es algo muy importante, es decir, la semilla del pacto político de Estado fue plantada por la población, no por la clase política. 

Primero para reclamar que las fuerzas políticas antimasistas se unan en torno a un proyecto político posmasista, ya se sabe que eso no tuvo resultado, hoy la clase política tiene una oportunidad más, antes que la gente comience a prescindir de los partidos y establezcan por sí mismos la instalación de pactos políticos y sociales entre los muchos grupos corporativos que componen nuestra sociedad. Esa oportunidad se llama reforma de la justicia.

La percepción generalizada de que el sistema judicial no funciona es un asunto sobre lo que ya basta y sobra hablar, porque es algo que tiene un correlato de ida y vuelta entre los políticos y los operadores de justicia. Ocurre eso cuando hay por un lado una politización de la justicia, lo que significa que es algo que ocurre cuando los políticos, sean del partido que sean, intentan inmiscuirse en las decisiones del poder judicial; por otro lado, se presenta la judicialización de la política, que ocurre cuando los operadores de justicia rebasan sus atribuciones y se inmiscuyen o influyen manipulando las normas en las decisiones de los políticos.

Vivimos este fenómeno de judicialización de la política y de politización de la justicia desde hace mucho tiempo, un círculo vicioso que lleva alimentando la sensación generalizada de injusticia e impunidad, y esto no es que sea calamitoso y definitivo, sino que nos lleva a un estado constante de anarquía institucional, que refuerza la sociedad jerarquizada y desigual por encima del empuje que tuvo el país hace poco más de una década atrás de movilidad social importante.

Y es que una cosa es clara, para salir del círculo vicioso tenemos que entender que los países con mayor movilidad social tienden a empujar políticas de mayor igualdad, en este sentido, vale más que comencemos a bajar la intensidad de comprensión respecto a que los méritos propios y personales hacen que tengamos acceso a educación, salud y justicia; no, lo que vale aquí es la vuelta a una sintonía de que el sentido común colectivo se construye en base a pactos y alianzas.

Por eso es que la reforma de la justicia es también la oportunidad para engarzar dos elementos importantes para la construcción democrática: la racionalidad a través de las políticas concretas, y la subjetividad a partir de lo aspiracional; porque todos queremos y aspiramos que funcione una justicia injusta. El círculo vicioso de ida y vuelta descrito antes nos arroja hoy día una factura muy alta de pagar, pero necesaria, esa factura se traduce en que tenemos una brecha muy profunda de persecusión política en la que se dio muerte civil a gente que podría no haber cometido delitos, por eso la reforma de la justicia planteada desde el Ministro de Justicia tiene un lazo directo y muy fuerte con el proyecto de reconciliación nacional que se encuentra empujando el Vicepresidente Choquehuanca.

Los círculos viciosos se pueden detener y volver círculos virtuosos, para eso no basta solamente con la transformación normativa de aquello que está mal, sino las señales que de la clase política de oficialismo y especialmente en este caso de oposición, porque en la medida que se involucren en esto aportando no simplemente reaccionando como hasta hoy, habrán logrado tener un primer cable de conexión con la gente común y conseguiremos dejar de ser el país que compite en el mundial de desconfianza interpersonal e interinstitucional.

Opinión
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Vacunas: el covax no es suficiente

Sostengo que en muchos aspectos de la vida, nuestra generación es sumamente privilegiada en comparación con nuestras precedentes. Pienso por ejemplo, en el fabuloso desarrollo tecnológico que nos permite acceder en segundos al conocimiento y la información mediante la maravilla del internet, las amplias facilidades de transporte y muchas otras, ampliamente favorables, incluso a las de pocas décadas atrás. Producto de esas destrezas humanas, hoy nuestro mundo es una aldea global.

Naturalmente siempre habrá luces y sombras, pero al final del día, no tengo duda que los aspectos favorables superan en mucho a sus opuestos. Producto de aquel vertiginoso desarrollo comunicacional traducido en la fabulosa posibilidad de transportarnos física y cómodamente de un extremo a otro del orbe en cuestión de horas, ha sido también la pandemia por el COVID19, a lo que habrá que sumar el sombrío tratamiento otorgado al brote por la tiranía china y el cuestionado rol de liderazgo de algunas otras potencias mundiales y especialmente de la OMS.

Pese a todo, confirmando más allá de toda duda razonable aquellos juicios, la humanidad dispone ya no sólo una vacuna sino de varias, incluyendo por lo menos dos aprobadas por los organismos de control sanitario y otras más en trámite. 

Consideremos que habiendo surgido el brote o mejor confirmado –pese al oscurantismo chino- el último día del año pasado; en enero de 2020 la ciencia identificó la causa y en marzo se calificó al COVID19 “oficialmente” como pandemia, teniendo confinada en algún momento de abril a más de la mitad de la humanidad, devastando la economía mundial y, lo que es peor, causando millones de víctimas mortales. Asombrosamente, en el tiempo récord de aproximadamente 9 meses, los científicos han desarrollado y logrado la aprobación de por lo menos dos vacunas de varias en curso e incluso, desde la anterior semana, Reino Unido EEUU y otros países, ya empezaron aplicarlas a sus afortunados ciudadanos: de no ser el desarrollo tecnológico actual en materia de ciencia y especialmente medicina, ese récord jamás se habría logrado. 

Actualmente, de las 6.800 millones de dosis ya disponibles (Universidad de Duke, dixit), casi la mitad -3.700 millones- han sido ya compradas por países ricos (aunque representan sólo el 14% de la población mundial)- al extremo que según People´s Vaccine, se estima que el resto – Bolivia, incluida-  estamos quedando peligrosamente relegados, por lo que hasta fines del próximo 2021, sólo 1 de cada 10 ciudadanos podría recibir la anhelada vacuna. Otros informes, señalan que hasta el 2022, una quinta parte de la población podría no tener acceso a la vacuna y que en América Latina (630 millones de ciudadanos) todo indica que el proceso será lento, desigual y lo que es peor, extremadamente politizado por sus gobiernos enfrascados en sus tradicionales mediocridades.

Así el estado del arte: ¿Cómo andamos por casa? En el marco de la transición del gobierno de Añez al actual de Arce con todos los cambios usuales que acarrea, me temo estamos confiándole todas nuestras posibilidades de disponer la vacuna, peligrosamente, sólo al COVAX Facility. Se trata de un mecanismo mundial que pretende facilitar el acceso equitativo a las vacunas, pero sólo podrá alcanzar según estimaciones recientes del 10 al 40% de la población. Oí a una autoridad del Ministerio de Salud que por ese mecanismo tendríamos ya aseguradas 3.5 millones de dosis, pero resulta que requerimos más de 11 millones, por lo que urge que en vez de estar distrayéndose en echarle la culpa de todas las calamidades presentes y futuras al, dicen, “gobierno de facto”, nuestro gobierno debe cumplir su elemental rol y, distinguiendo lo urgente de lo importante, concentrar ahora la mayor parte de sus esfuerzos para comprar las dosis necesarias de laboratorios confiables -huyendo de afinidades ideológicas, absurdas en la materia- pues no cabe caer en el temible circulo vicioso de la geopolítica de las vacunas, debiendo organizar también ya no más la cadena de frio y demás logística imprescindible. 

Tampoco cabe tener una visión ingenuamente estatista del asunto, debe dar lugar a un modelo mixto en el que también las farmacias privadas puedan vendernos las dosis a quienes tengamos la posibilidad de comprarlas, incluso podría añadirse un pequeño margen para subvencionar la compra para nuestros ciudadanos que no puedan darse ese lujo, con lo cual mulitiplicaríamos el acceso a las vacunas y evitaríamos otros males peores. Urge asumir políticas públicas inmediatas en la materia, pues: "El hombre cauto jamás deplora el mal presente; emplea el presente en prevenir las aflicciones futuras."  William SHAKESPEARE (no el primer vacunado en Inglaterra, sino el dramaturgo, escritor y poeta).
 

PAREMIOLOCOGI@
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¿Y si Jesucristo no hubiera nacido?

Llega el tiempo en que mucha gente celebra la Navidad, por lo que es importante tomar conciencia sobre su origen, y el verdadero significado que debería tener.

Primero, dejar sentado que la Navidad tiene un trasfondo espiritual y atañe a los que creen en Jesucristo y recuerdan su nacimiento hace 2020 años, un hecho que partió en dos la Historia de la Humanidad (a.C. y d.C.).

Esta recordación involucra a la tercera parte de la población mundial que cree en Jesús pero, por su connotación económico-comercial, implica a muchos más.

Respecto a la fecha de celebración del cumpleaños de Jesús de Nazaret, cada 25 de diciembre, hay suficiente evidencia histórica y en Escrituras que el Niño Dios no nació un 25 de diciembre aunque se mantiene dicha tradición desde el Siglo IV.

Con el transcurrir del tiempo, el sincretismo religioso con diversos ritos y prácticas desdibujó la Navidad al grado que para muchos se resume hoy a Papa Noel, regalos casi de forma obligatoria (aprietos para los papás), reuniones familiares (decoración, comida, bebida, ropa) y desconocen al agasajado…

Bueno sería reflexionar sobre esto y llegar a comprender que, si se va a celebrar la Navidad, que sea como un hecho histórico único: el nacimiento de Jesús, el Hijo de Dios hecho hombre, quien vino por voluntad de su Padre a cumplir una cruenta pero bendita misión: morir en pago por los pecados del mundo, abriendo la posibilidad de que todo aquel que en Él cree, lo confiese como su Salvador y lo siga como su Señor, no se condene eternamente y resucite en gloria.

En esta historia es imposible dejar de mencionar a Satanás -el enemigo acérrimo de Dios- quien está empeñado en destruir lo mejor de la Creación, al hombre, buscando su condenación, dado que él ya está condenado por su rebelión.

Satanás esperaba que José -estando desposado con María- al descubrir que estaba embarazada, pese a no haber tenido ellos aún intimidad, decidiera dejarla. Según la Ley mosaica, se debía apedrear a María hasta morir y Jesús con ella pero un ángel habló a José y le explicó que el niño era obra del Espíritu Santo.

Satanás intentó matar luego a Jesús por medio del rey Herodes cuando supo de su nacimiento, pero un ángel intervino y los hizo escapar a Egipto.

Durante el ministerio público de Jesús, Satanás incitaba a los religiosos a matarlo -lo perseguían para apedrearle o despeñarlo- pero Él prevaleció.

Finalmente, Satanás poseyó a Judas, quien lo entregó a los romanos por treinta piezas de plata, para que luego los religiosos -esos que leían las Escrituras, las memorizaban pero no las entendían porque no las escudriñaban- lo acusaran ante Pilato y lo crucificaran. Sin embargo, Satanás fracasó, pues…¡Dios lo resucitó!

¿Se imagina Ud. qué hubiera pasado si Jesús no hubiera nacido? ¿Si no hubiera vivido en santidad durante toda su vida? ¿Si Jesús no se hubiera dado en perfecto sacrificio en la cruz para redimirnos de nuestra maldad? ¿Si no hubiera resucitado al tercer día para ser glorificado? Ud., yo y nuestra familia, hubiéramos estado condenados a vivir en la oscuridad -en tormento- y separados de Dios, por toda la eternidad…

A la luz de los hechos, Navidad debería implicar mucho más que una fiesta con abundante comida, bebida y regalos, en la que el cumpleañero está ausente. Navidad debiera ser un tiempo para reflexionar sobre el inconmensurable amor del Creador: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna...
 

Buscando la verdad
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Las piezas del antimasismo

Entrando en la carrera preelectoral de marzo del siguiente año para elegir gobernadores y alcaldes, dos dilemas importantes asoman al bloque antimasista, no desde hace poco, sino desde hace bastante tiempo. El primero es el factor del desconocimiento de la sociedad que se quiere representar, el segundo la falta de estrategia política.

En el primer dilema, en cuanto a desconocer la sociedad que se quiere representar, el antimasismo sigue repitiendo los siguientes mensajes: hubo fraude el 18 de octubre pasado, al MAS se le debió prohibir participar en las elecciones, es Evo el que gobierna, el problema de Bolivia sigue siendo un asunto de orden legal y político. Esos líderes gastan tiempo y energías en hablar del fraude o del golpe. 

No existe aún pista alguna de que se quiera conectar con las preocupaciones más inmediatas de la población, más aún tratándose de una elección en la que el factor territorial es el que importa. Hasta ahora, ni Comunidad Ciudadana, que piensa que introduciendo recursos al Tribunal Constitucional es sinónimo de conectar con el ciudadano, ni Creemos, que sigue sin definirse si entrar a competir del todo en el sistema de partidos o seguir desde la trinchera de la calle, pueden salir del tránsito poselectoral que vivimos.

En el segundo dilema, la falta de estrategia política, los resultados del pasado 18 de octubre siguen sin ser procesados plenamente por los sectores antimasistas, pareciera que continúan en proceso de negación sin poder asumir autocríticamente sus propios errores, resistiéndose a hacerse cargo de los mismos. Y este momento les llegó repentinamente con la convocatoria a elecciones subnacionales de marzo próximo para las que no estaban preparados. Sin solucionar su primer momento de crisis tras las elecciones de octubre, difícilmente encararán las siguientes elecciones.

Hasta ahora, lo que se evidencia en este segundo dilema es el hecho de que Comunidad Ciudadana y Creemos, partidos con representación parlamentaria, es que decidieron ir en solitario en aquellos espacios territoriales en los que tuvieron una votación expectante, la ciudad de La Paz y el departamento de Santa Cruz, respectivamente.

Además de estas organizaciones políticas existen otras varias que tienen como mensaje principal el que escuchamos en los últimos procesos electorales: intentar la unidad en un solo bloque para enfrentar al MAS, es decir, es el antimasismo lo que los une, no la búsqueda de la representación del proyecto posmasista.

En suma, si se considera que estamos viviendo una transición política que cerrará un ciclo político iniciado en 2006, tenemos que mirar hacia la propuesta de este bloque antimasista porque en el recambio generacional, y no hablo de juventud, de la clase política hacia 2025 estará entre quienes sean electos en marzo y quienes realicen un trabajo destacable en la Asamblea Legislativa Plurinacional.

Opinión
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Exigencias regresivas e imposibles del TCP para el 45% de l@s ciudadan@s

Para variar, el Tribunal Constitucional acaba de emitir su AC No. 240/2020 de 18 de noviembre por el que declara IMPROCEDENTE el recurso contra resoluciones del legislativo interpuesto por la bancada de CC, contra las decisiones parlamentarias que modificaron la exigencia reglamentaria de dos tercios para varias decisiones legislativas. 

Lo primero que me llama la atención, al menos de la lectura de los antecedentes del AC, es que los recurrentes no hayan usado la técnica del control de convencionalidad en la argumentación de su recurso, pues además de la vulneración de las normas constitucionales, también es imperdible que esas arbitrarias decisiones de la anterior ALP, vulneraron nuestros derechos políticos franqueados por el art. 23.1.a) de la CADH respecto del derecho de todos los ciudadanos de gozar de igualdad de oportunidades para participar en la dirección de los asuntos públicos, directamente o por medio de nuestros representantes elegidos para, representarnos. 

Más allá de ese, a mi juicio, déficit de fundamentación del recurso incoado, el AC en cuestión para mi gusto peca de por lo menos varias interpretaciones sumamente cuestionables, sorprendentes para un Tribunal del calibre del TCP que es el guardián de la CPE y no su killer. Realiza una interpretación regresiva y no progresiva de los derechos de los recurrentes (y del 45% de los ciudadanos que nos representan) puesto que como hasta admite taxativamente en su rubro de análisis (II.2) el Código Procesal Constitucional no contiene exigencias de forma (improcedencia y admisibilidad) para este tipo de recursos contra decisiones legislativas, pero –regresivamente- en este AC el TCP vaciando de contenido la garantía de reserva legal (art. 109.II de la CPE) se convierte de oficio en legislador regresivo y le añade analógicamente en perjuicio, las exigencias previstas por la ley para la acción de amparo constitucional, aplicando  para rechazar “causales de improcedencia regladas”, insisto, inexistentes según el constituyente y el legislador tratándose de éste tipo específico de recursos.

Lo peor de todo es que incluso tratándose de aquella exigencia observada en el caso concreto de subsidiariedad (reitero, prevista por la ley sólo para amparos y no para recursos contra resoluciones legislativas); la Comisión de admisión del TCP observa que los recurrentes (todos nuevos asambleístas posesionados la primera semana de noviembre) no habrían presentado en 48 horas una moción de reconsideración cuando el MAS resolvió modificar sus reglamentos en las sesiones parlamentarias respectivas celebradas ANTES de ese su nombramiento y, luego, hace aparecer otro plazo en sentido que podían hacerlo en la primera sesión de la nueva legislatura (lo que tampoco está previsto en ninguna norma, para variar). 

Es decir, les exige el cumplimiento de una condición imposible de realizar, puesto que reitero, ninguno de ellos participó de las sesiones donde sus antecesores salientes decidieron modificar sus reglamentos, pues ni siquiera eran parlamentarios en esos momentos.

No sólo eso, tratándose de Carlos D. Mesa Gisbert que no es parlamentario (por ello no podría pedírsele lo anterior), el AC sostiene que no habría demostrado adecuadamente su interés legítimo ¿no será ciudadano para el TCP y líder de la oposición? con lo que finalmente, resuelven declarar IMPROCEDENTE el recurso.

Lo más “raro” de todo es que el propio TCP tiene desarrolladas en su jurisprudencia vinculante que no sólo es vertical sino también horizontal (para ellos mismos) una serie de interesantes sentencias en las que proclama –con base al art. 13 de la CPE- que nuestros derechos fueran inviolables, universales, interdependientes y, progresivos e incluso, cita similar jurisprudencia del Sistema Interamericano (arts. 1, 2: 29 y 30  de la CADH) sobre la interpretación pro homine, pro actione y otras perlitas, por las cuales, dada la magnitud además del tema en concreto en el que se aborda nuestros derechos políticos de 45% de los ciudadanos, debían ingresar al fondo y no quedarse –cómodamente- en la tapa, rebuscándole el hueco del queque. ¿Estarán haciendo buena letra con el MAS? ¿Quieren borrar con el codo lo que escribieron con la mano con su famoso comunicado de vía libre a la sucesión constitucional de noviembre 2019? ¿Fue una prueba de amor al nuevo gobierno? ¿Es MAS de lo mismo?  El Maestro COUTURE, había escrito: “El día que los jueces tienen miedo, ningún ciudadano puede dormir tranquilo”.        

PAREMIOLOCOGI@
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Un ídolo ha muerto…

Diego Armando Maradona murió el 25.11.2020. Cuando nadie lo esperaba partió de este mundo con apenas 60 años. La noticia hizo estallar las redes sociales mostrando la desazón de sus seguidores. El fanatismo por el futbolista argentino hizo que por su muerte se produjeran inesperadas reacciones, muchas al borde del delirio.

Pasando por alto la legendaria trayectoria de otro futbolista brasileño -el “Rey Pelé”- y a otro renombrado futbolista argentino, Lionel Messi, mucha gente no solo proclama a Maradona como el mejor jugador de la historia sino que ha llegado a endiosarlo. Parecería una exageración decirlo, pero con Maradona todo fue exagerado: el hombre se dio modos para salirse con la suya, casi en todo.

Basta recordar el Campeonato Mundial de Fútbol de 1986, cuando en el partido contra Inglaterra, Maradona llevó al triunfo a la Argentina metiendo un gol con la mano. Lo grave de ello no fue que el árbitro convalidara el gol, seguramente porque no vio la falta, sino que el propio Maradona reconoció luego en varias entrevistas su astucia, agradeciendo que el gol fue por “la mano de Dios”.

Pero el engaño no quedó ahí, se lo exaltó más bien en grado sumo, con una canción de un tal Rodrigo -titulada “La mano de Dios”- en la que se dice cosas terribles, que muchos en su ignorancia cantan a viva voz:

“Carga una cruz en los hombros por ser el mejor. Por no venderse jamás, al poder enfrentó. Curiosa debilidad, si Jesús tropezó, por qué él no habría de hacerlo. La fama le presentó una blanca mujer de misterioso sabor y prohibido placer, que lo hizo adicto al deseo de usarla otra vez”.

Maradona despertó este tipo de pasiones al extremo de ser comparado con Jesús y reducir a Dios, a su estatura.

Toda su vida estuvo llena de sobresaltos y excesos; su hija escribió un libro bajo el título “Hija de Dios”, refiriéndose a él, por supuesto (“Vivió en Europa hasta los 6, le regalaron un 0 km a los 12 y escribió un libro, Hija de Dios: la vida de Dalma Maradona”, Infobae.com, 31.03.2018).

Maradona fue idolatrado por personas necesitadas de sentirse realizadas con el éxito de un tercero, al extremo que estando vivo aún, fue creada la Iglesia Maradoniana que hoy cuenta con unos 50.000 miembros en todo el mundo: “Nuestra religión es el fútbol y, como toda religión, debe tener un dios", explicó uno de sus fundadores (“Iglesia Maradoniana: pasión y magia con las que Diego jugó al fútbol”, eltiempo.com, 25.11.2020). Ahora que partió, ojalá descanse en paz, agarrado de la mano de Dios...
 

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