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Un ídolo ha muerto…

Diego Armando Maradona murió el 25.11.2020. Cuando nadie lo esperaba partió de este mundo con apenas 60 años. La noticia hizo estallar las redes sociales mostrando la desazón de sus seguidores. El fanatismo por el futbolista argentino hizo que por su muerte se produjeran inesperadas reacciones, muchas al borde del delirio.

Pasando por alto la legendaria trayectoria de otro futbolista brasileño -el “Rey Pelé”- y a otro renombrado futbolista argentino, Lionel Messi, mucha gente no solo proclama a Maradona como el mejor jugador de la historia sino que ha llegado a endiosarlo. Parecería una exageración decirlo, pero con Maradona todo fue exagerado: el hombre se dio modos para salirse con la suya, casi en todo.

Basta recordar el Campeonato Mundial de Fútbol de 1986, cuando en el partido contra Inglaterra, Maradona llevó al triunfo a la Argentina metiendo un gol con la mano. Lo grave de ello no fue que el árbitro convalidara el gol, seguramente porque no vio la falta, sino que el propio Maradona reconoció luego en varias entrevistas su astucia, agradeciendo que el gol fue por “la mano de Dios”.

Pero el engaño no quedó ahí, se lo exaltó más bien en grado sumo, con una canción de un tal Rodrigo -titulada “La mano de Dios”- en la que se dice cosas terribles, que muchos en su ignorancia cantan a viva voz:

“Carga una cruz en los hombros por ser el mejor. Por no venderse jamás, al poder enfrentó. Curiosa debilidad, si Jesús tropezó, por qué él no habría de hacerlo. La fama le presentó una blanca mujer de misterioso sabor y prohibido placer, que lo hizo adicto al deseo de usarla otra vez”.

Maradona despertó este tipo de pasiones al extremo de ser comparado con Jesús y reducir a Dios, a su estatura.

Toda su vida estuvo llena de sobresaltos y excesos; su hija escribió un libro bajo el título “Hija de Dios”, refiriéndose a él, por supuesto (“Vivió en Europa hasta los 6, le regalaron un 0 km a los 12 y escribió un libro, Hija de Dios: la vida de Dalma Maradona”, Infobae.com, 31.03.2018).

Maradona fue idolatrado por personas necesitadas de sentirse realizadas con el éxito de un tercero, al extremo que estando vivo aún, fue creada la Iglesia Maradoniana que hoy cuenta con unos 50.000 miembros en todo el mundo: “Nuestra religión es el fútbol y, como toda religión, debe tener un dios", explicó uno de sus fundadores (“Iglesia Maradoniana: pasión y magia con las que Diego jugó al fútbol”, eltiempo.com, 25.11.2020). Ahora que partió, ojalá descanse en paz, agarrado de la mano de Dios...
 

Buscando la verdad
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¿Purga o circulación?

El estado en el que se encuentra el MAS ahora mismo es el tema central que nos ocupa por tres señales: el retorno de Evo Morales, la conformación de la burocracia estatal expresada en ministros y viceministros, y la conformación de las listas de candidaturas para las próximas elecciones subnacionales.

Existen dos vías al menos conocidas que llevan adelante las organizaciones políticas en contextos como este. La primera, conocida como las purgas que tienen un objetivo más cruel y de imposición del miedo al interior del partido, esta práctica consiste en acallar la disidencia interna por la pelea del poder, entonces el líder del partido decide destruir las disidencias inventando bloques duros y radicales que atentan contra él y el partido. Para este cometido incluso se suele crear dentro del partido una suerte de comité de regulación interna que se encarga de ejercer las labores coercitivas. Es decir, sobre todo para controlar la idea de que puedan aparecer liderazgos opuestos al jefe de turno que podrían empujar por un cambio interno.

La segunda vía, más compleja que la primera, porque demanda una serie de movimientos acordes al contexto del partido y a la esencia misma de este. A este proceso se lo puede denominar como de circulación de élites políticas, un punto de partida importante al respecto es saber que no se trata de que sale el grupo A y entra el grupo B, los procesos políticos y sociales jamás se presentan con tanto purismo; lo que existe es algo largamente conocido como que los viejos elementos se mezclan con los nuevos.

Ese proceso de mezcla de elementos tiene algunos rasgos que se pueden evidenciar en lo que le está pasando al MAS en este último tiempo. A juzgar por las listas de diputados y senadores electos en este partido, se evidencia una clara tendencia a ubicarse en su base más orgánica con representantes que en casi todos los casos provienen de ser dirigentes en organizaciones sociales. 

En las nóminas de ministros y viceministros resaltan tres aspectos: profesionales que los denomino como sujetos plurinacionales: personas con una raíz identitaria cultural fuerte, y con un alto nivel de formación profesional. Luego, están presentes dirigentes de organizaciones sociales que en mayor medida pertenecen geográficamente al altiplano boliviano. Finalmente, algunas viejas fichas conocidas porque ocuparon puestos en la gestión pública en tiempos de evismo.

Con esos matices llega el MAS a celebrar su pasado congreso de partido y al debate sobre las candidaturas para las elecciones subnacionales, es decir, enfrentando un proceso de competencia interna como antes no se había visto, a pesar de la ilusión que se generó en cierta opinión pública respecto a un “monopolio del evismo”, lo que existe es una disputa entre lo viejo y lo nuevo. 

Es el resultado de esa disputa el que debemos mirar con atención porque seguramente terminará por darnos la coordenada más clara de la forma en la que el MAS encarará este proceso de transición política que llevamos viviendo y la construcción de la propuesta del nuevo ciclo que vendrá después del 2025. Porque además, si algo nos está demostrando este siglo es que es el momento de la construcción de las cosas de abajo hacia arriba, y el que quiera imponerse desde arriba terminará siendo barrido, por eso vale más hoy un Evo matizado al interior de su partido que un Evo que impone.

Opinión
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Contrabando: destierro y pena de muerte

El contrabando está matando a la producción nacional, está afectando a los productores del agro, lo que sumado a las consecuencias de la cuarentena por el Covid-19 está provocando el cierre de predios productivos, destruyendo empleos, poniendo en riesgo la salud humana y perjudicando la reactivación de la economía del país. Así se expresaron varios subsectores de la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO) al declararse en emergencia en una Conferencia de Prensa en Santa Cruz (18.11.2020).

El masivo ingreso ilegal de alimentos desde países vecinos pone en figurillas a los productores nacionales, tanto del Oriente como del Occidente. La papa contrabandeada desde Perú; las carnes de pollo y cerdo, lácteos, aceites, maíz y sorgo, desde Argentina; los embutidos, carnes, lácteos y azúcar desde Brasil, son un dolor de cabeza.

Las pérdidas para el sector son astronómicas. Según la Asociación de Productores de Maíz y Sorgo (PROMASOR), el ingreso de 130.000 toneladas de maíz contrabandeado este año desde la Argentina significa, no solo la pérdida de mercado, sino también el gasto de 22 millones de dólares para traer maíz transgénico argentino que compite deslealmente con el maíz boliviano, haciendo bajar su precio, mientras al productor nacional no se le permite producir con esa misma tecnología. Triste paradoja ¿verdad?

Por su parte, la Asociación Departamental de Porcicultores de Santa Cruz (ADEPOR) denunció el contrabando de más de 150 toneladas/mes de carnes y embutidos desde Argentina y Brasil por un valor de 5 millones de dólares.

A ello hay que añadir que las ferias y mercados están abarrotados de alimentos y bebidas alcohólicas contrabandeadas, por Navidad y Año Nuevo.

Lamentablemente, en Bolivia hay condiciones objetivas que promueven el delito del contrabando: un dólar muy barato; devaluaciones en derredor; un mercado de precios en el país que busca lo económico antes que la calidad o seguridad del producto; extensas fronteras; distorsión del Tráfico Vecinal Fronterizo; una profunda cultura de evasión fiscal, y permisividad de las autoridades en países vecinos. El hecho es que este problema no atañe solo a la Aduana sino también al SENASAG, a las Alcaldías, a los comerciantes inescrupulosos y consumidores que compran de contrabando, por eso lo atávico del asunto.

¿Sabía Ud. que Simón Bolívar emitió en 1825 un Decreto estableciendo el destierro para el contrabandista, y para los funcionarios públicos involucrados, la aplicación de la pena capital? Pero…¡ni aún así!

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¿Estado de impunidad?

Efecto del 18-O se ha instalado en la ciudadanía boliviana diversas percepciones. Por un lado, los vencedores de las elecciones viven una sensación cercana al delirio como lo explica el asalto al botín estatal de algunos de sus militantes, retornos, salidas del closset, etc. Del otro lado, cunde una sensación de desánimo explicable por la dificultad de entender cómo es que luego del épico levantamiento ciudadano del pasado noviembre con tarjeta roja incluida, volvamos a un estado del arte parecido, mediando elecciones: mutatis mutandis.

A nivel general incluyendo ambos bandos y, principalmente al ciudadano que no hace política partidaria de manera regular, cunde una desagradable sensación consistente en que estamos o volviendo o ingresando a un estado de impunidad. Esta palabra cuya acepción jurídica proviene del vocablo latino impunitas, ocurre cuando la persona que ha cometido un delito no recibe el castigo que merece, por la intervención de factores tales como la incapacidad del sistema de justicia (retardación, abandono de procesos, déficits investigativos u otros factores) así como por la influencia de poderes fácticos que afean su deseable independencia: dinero, corrupción, tráfico de influencias, cobardía, etc. 

A la vista de las últimas liberaciones express vomitadas por el sistema penal (algunos fiscales + jueces) precisamente como consecuencia inocultable del resultado del 18-O, la ciudadanía (incluye a los vencedores y perdedores de aquellas elecciones) ha quedado con la muy pero muy desagradable percepción que estamos en un peligrosísimo estado de impunidad generada por la asquerosa intervención de la política partidaria en la administración de justicia, fundamentalmente penal: la Fiscalía está obligada a proceder en todos los casos con base a su obligación constitucional que es su razón de ser, consistente en la objetividad, que se traduce en su deber ineludible de investigar con igual celo tanto aquellos hechos o circunstancias que funden o agraven la responsabilidad del imputado, como también aquellos que le eximan, extingan o atenúen y, los Jueces someterse sólo a la CPE, los IIII y las leyes, además de su conciencia, claro está.

Tratándose de aquellas investigaciones en las que estaban investigados altos cargos del anterior régimen y hoy gobierno vencedor del 18-O, fuera una necedad ignorar que precisamente por ese resultado electoral –piensen lo diferente que fuera si el resultado sería el contrario- e incluso hasta sin que aún el nuevo gobierno asuma, esos operadores disfrazados de jueces y fiscales, se “han dado cuenta” aproximadamente un año después de los hechos y procedimientos, que habían estado viciados de nulidad. No cabría descartar que algunos lo hayan estado efectivamente, pero asombra que de ser así, le hayan estado metiendo no más por cerca al año (conste la máxima duración de esos procedimientos es de 3) y hoy, hayan “descubierto” recién sus “errores”, que además, no los cometería un estudiante bastante opa del primer año de Derecho. Así las cosas, nadie duda razonablemente que si bien los procesos como tales no se han cerrado, parece una misión imposible que un Ministerio Público cuyas estructuras de decisión obedecen al partido de gobierno, investigue hasta dar con la verdad real de lo acontecido y actúe en consecuencia, al igual que la judicatura. Esas nulidades declaradas son el inicio del fin de esos procesos que les queman las manos, con lo que a mediano plazo se impondrá el estado de impunidad en tales causas. 

Los efectos de ese estado de impunidad para una sociedad y un estado genuinamente democrático son devastadores, incluyendo, conste, al gobierno que administra el estado que se trate. Sin ánimo de exhaustividad, cabría por lo menos reparar en que quienes cometieron esos delitos y no reciben el castigo que lo merecen, no dudarán en repetir sus “travesuras” y además, para quienes observan esos ilícitos no sancionados, tienden a imitar ese hecho esperando similar tratamiento y, probablemente el más grave, es que se instala el convencimiento general que el estado y sus instituciones no sirven para nada útil que no sea perpetuar ese estado de impunidad, con lo que el gobierno que administra ese estado, se auto golea pues se muestra como incapaz para cumplir una de sus principales obligaciones: hacer cumplir la ley, incluyendo las que sanciona su órgano legislativo. Por eso, Francisco DE MIRANDA sentenció: “Entre las diversas maneras de matar la libertad, no hay ninguna más homicida para la república que la impunidad del crimen o la proscripción de la virtud”. 

PAREMIOLOCOGI@
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Nuevo gobierno: ¿nueva justicia?

Entre las tareas urgentes que el flamante gobierno debe encarar, además de la crisis económica, sanitaria y otras, está la de la administración de justicia. Hace algunas semanas, sin saber aún el resultado del 18-0 me había permitido identificar algunos de sus desafíos: contar con voluntad política como elemento indispensable; recuperar la legitimidad del sistema (hoy devastada); presupuesto suficiente y reformar la contra reforma, producida –paradójicamente- por varias leyes de “desarrollo” constitucional.

Hoy, asumido el nuevo gobierno y más allá que vendría muy pero muy bien a todos incluyendo al mismo, resolver los pedidos de auditoría de las recientes elecciones (me atengo no a los cuestionamientos de quienes desconfían o no les convencen sus resultados, sino las surgidas desde las mismas entrañas del Órgano Electoral), urge encarar además de aquellas crisis, la de la justicia.   

¿Tendrá el gobierno de Luis Arce la suficiente voluntad política para encarar esa crisis? Empieza con dos autogoles recién producidos. Por un lado, aunque bien podría sostenerse –con beneficio de inventario- que se trató de una facción de salida que no corresponde a la que hoy empieza a gobernar, la anterior ALP le dejó una arquitectura para instaurar una suerte de “apartheid plurinacional”, borrando de un plumazo los derechos de las minorías, con lo que al menos el 45% de los ciudadanos bolivianos quedaríamos ignorados a la hora de discutir varios temas relevantes (no todos, afortunadamente) en aquella Asamblea y, por otro, las sistemáticas decisiones express de algunos jueces y fiscales en las últimas semanas a partir del inocultable resultado del 18-0 favoreciendo a militantes del antiguo régimen y hoy gobierno, prueban más allá de toda duda razonable, el indigno sometimiento de esos operadores –no cabe aun así generalizar- al poder partidario y no a la CPE, los IIII, las leyes y al sentido común. 

Las recientes explicaciones del FGE a título de intento de justificación, sólo embarran aún más el sistema, pues denotan que sus fiscales le metieron no más esos errores tan simples -que ni un opa estudiante de primer año de Derecho los cometería- para agradar al gobierno transitorio y que ahora, ante el retorno del MAS, están haciendo buena letra ante el nuevo gobierno: la objetividad como esencia de la función fiscal, al tacho de basura. Lo propio de los jueces, si bien no podrían actuar necesariamente de oficio, ante la magnitud de esos “errores” debieran haber saneado oportunamente los procedimientos y no esperar cerca de un año, para hoy, 18-O en medio, “darse cuenta” de los mismos.            

Pese a todo, el flamante gobierno tiene una fabulosa oportunidad para sentar las bases e iniciar una genuina reforma al sistema y –huyendo de sus fantasmas que ya le acechan- dejar de usarlo como su cloaca para perseguir a los disidentes y encubrir a sus hermanos. No será una tarea fácil sino absolutamente todo lo contrario, pues aunque su partido parece tener los genes de la “doctrina Morales” de meterle no más por encima de lo constitucional, convencional, legal y sentido común, cuenta a su favor con un hecho incontrastable: la ciudadanía no está dispuesta ni podría soportar cinco años o más de lo mismo o peor, en términos de impartición de justicia. 

Existe un sentimiento generalizado no sólo del foro sino, insisto, de la ciudadanía toda, en que el sistema de justicia debe recuperar su esencia tutelar de los derechos y garantías de, todas, las personas, sean víctimas, imputados, administrados o cualquier otra condición con la que acuden al sistema de justicia. 

Urge entonces un acuerdo nacional para sentar las bases de esa más que imprescindible reforma de gran calado de nuestro hoy prostituido sistema de justicia, que esté fundamentalmente inspirado en consideraciones técnicas y no en intereses partidarios o de grupos que como lo prueban los estudios serios del estado del arte que la sitúan en los peores lugares no sólo regionales sino globales, recomiendo los del World Proyect Justice, disponibles en https://worldjusticeproject.org/ que mide nada más ni nada menos que la salud del estado de derecho, sólo han contribuido a agravar la deplorable situación. El principal desafío en ese rubro del flamante gobierno es imponerse a sus fantasmas que le están saliendo del ropero, pues muy buenos resultados le han dado hasta el momento, en términos de impunidad, pero  no de justicia. Cabrá, para empezar, jamás omitir aquello de TOLSTOI: “Un Estado que no procura la justicia, no es más que una banda de malhechores”. 
 

PAREMIOLOCOGI@
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Nos unimos o nos hundimos

Empieza a escribirse un nuevo capítulo en la historia de Bolivia. ¿Qué tal si aspiramos a un país donde la pobreza sea cosa del pasado; la ignorancia y el analfabetismo funcional, superados con la buena educación; una mejor calidad de vida, basada en una adecuada alimentación y medicina preventiva; el desempleo atávico y el empleo precario, convertidos en pleno empleo; con oportunidades de progreso absolutamente para todos, y todo ello en un ambiente de legalidad y formalidad?

Es posible hacerlo, muchos países en el mundo están avanzando por la senda del desarrollo combinando políticas sociales con inteligentes políticas públicas que las apuntalan, ya que su sostenibilidad depende de un fuerte respaldo económico.

Todos debiéramos aspirar a forjar un país donde esté garantizada la posibilidad de recibir una moderna educación que prepare a nuestros hijos para lograr una profesión o un oficio que el día de mañana les permita hacer su propia empresa o lograr un trabajo digno y perdurable contemplando todas las prestaciones sociales que la ley manda.

Un país donde prime la libertad y la iniciativa privada, donde no se viva en zozobra y la justicia social esté dada por las oportunidades que el Estado prodigue a todos los ciudadanos. Un país donde la mejor política económica para el empresario sea el dar seguridad jurídica a la inversión, seguridad de mercados para la producción y la seguridad de que las políticas públicas serán las adecuadas para hacer posible lo anterior. Un país donde la mejor política social para el jefe de familia sea garantizarle el acceso a un empleo digno y bien remunerado, en mérito a su alta productividad como mano de obra calificada.

Administrar un país con un frente externo adverso por la recesión y el rebrote del Covid-19, con un frente interno complicado por la recesión de la economía, será difícil. Para superar este contexto, la unidad de todos los bolivianos resulta una condición mínima indispensable.

“Los hermanos sean unidos, porque esa es la ley primera, tengan unión verdadera, en cualquier tiempo que sea, porque si entre ellos pelean, los devoran los de afuera”, dice este pensamiento atribuido a Martín Fierro, que nos viene bien con carácter de advertencia para los difíciles tiempos que nos toca vivir. Si se lo sigue de aquí a unos años podríamos decir: “Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía”. Hagamos bien las cosas para llegar a ser un gran país. De nosotros depende: nos unimos o nos hundimos.
 

Buscando la verdad
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El Beni y uno de los peores años de su historia

El Beni y sus habitantes pasaron por un año atípicamente desgarrador, primero por la violencia provocada y premeditada con anticipación para anular y no reconocer los resultados de las elecciones el 2019, lo cual generó la dolorosa experiencia de exponer lo peor de las personas, trastocar códigos mínimos de respeto y convivencia entre conocidos, amigos y familias de nuestros pueblos, tener vocales procesados a sabiendas que nada tuvieron que ver con el invento de fraude electoral, pues todos los partidos estuvieron hasta el final del cómputo y con su experiencia de años, sabían perfectamente qué mecanismos legales usar para apelar y no lo hicieron, prefirieron la ruptura y el caos.

En este escenario arrinconan a cuanto masista, izquierdista, o ciudadano común encontraron sombreando, pues claro era la primera vez en la historia que eran gobierno nacional. Les tocó a la mala, sin ley, legitimidad ni votos; pero eran gobierno al fin, habían estado sin poder local un tiempo y tenían que aprovechar, saber para qué servía, cómo sabía y por supuesto usarlo. Vaya que lo usaron. Todos tuvieron trabajos pega, fiestas, carros, aviones. Ni cuarentenas o restricciones locales valían para ellos en pandemia, su poder era ilimitado. Esos benianos eran los dueños del país y del gobierno. 

En el MAS-IPSP, en cambio, hubo desconcierto, unos no entendían nada, otros se reacomodaban, otros negociaban, otros delataban, otros se ocultaban, otros expulsaban a sus operadores conocidos en ampliados creyendo que así se los sacaban de encima y asumían ellos sin batallar. Total la fuerza había podido todo lo que ninguna ley respaldaba, era la regla de la nada, tierra de nadie. Hubo peleas, divisiones, reclamos, pero también silencio. Ese silencio que en medio del dolor de la pandemia hizo algo mágico.

El pueblo, las familias, los municipios empezaron a quebrarse con el Covid 19, ahí ya no había pega, poder o gobierno que ayudara, daba lo mismo azul, verde, rosado cuando de plasma, ivermectina u oxígeno se trataba. Nos desgarramos por completo, todos, con las perdidas de vecinos, familia, amigos, el internet no daba para postear por la avalancha de condolencias, las calles sonaban a nada, la muerte nos acechaba. Y ahí renacimos, en el dolor, en la solidaridad, en el miedo a la muerte, como pueblos, como ciudadanos.

Pero, un grupo no lo vio y fue en contraposición lo que destruyó para siempre al primer gobierno beniano de la historia del país, ya ni las botas militares les alcanzan. Enfermaron de poder y de importancia y con ello no vieron lo que en definitiva ha dejado la elección del 19 de octubre de 2020.

Solo basta mirar los votos absolutos del MAS-IPSP y compararlos con sus históricos de elecciones pasadas (alrededor de 4000 votos menos que las elecciones del 2019) para comprender que no les hicieron ni mella esos benianos ahora dueños del poder. Apenas afectaron su votación y por eso hoy mismo ya hablan de unirse para impedir que en las subnacionales, el MAS gane en los pueblos. Perdieron dirán. Pero, vean los números. 

¿Qué pasó y por qué no lo entienden? ¿A qué se debe esta votación? Cada masista en silencio, de duelo por los suyos y los de los otros, con miedo, agarró su polera, su bandera vieja ya que nadie tenía plata, ayudaron al vecino, cocinaron para el que no tenía, dieron sangre, llevaron remedios, apoyaron a los médicos que solidariamente entraban a los barrios, volvieron al pueblo, remendando los huecos, y los sueños.

Gran trabajo compañer@s, todos lo hicieron, tenemos una nueva generación de valiosos líderes que mostraron estar a la altura, lo hicieron con el corazón, y en perspectiva toca esa misma sencillez, eso de estar con el pueblo, eso de no mirar por encima del hombro y sobre todo, trabajar para servir a los demás. Los cambas somos distintos. Esa puede ser nuestra ventaja y no nuestra debilidad ante el poder.

Nuestro pueblo no quiere más odios, quiere trabajo, reconciliación, certezas, paz  aire, comida. No juntuchas de políticos de siempre sacándose la mugre en televisión.
 

Opinión
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Gobernación Beni

18-0: ¿Sadomasoquismo electoral?

Por fin, el Tribunal Supremo Electoral ha publicado los resultados finales del 18 – 0 proclamando ganadora a la formula Arce – Choquehuanca del MAS (55,1%), recordando de taquito (por si acaso), que el poder no es ilimitado. 

Asumiendo esos resultados, pues como Abogado ahora no dispongo de suficientes elementos probatorios que objetivamente me hagan sospechar de algún fraude –más allá de los probados antecedentes del partido ganador- y compartiendo en gran parte los sesudos análisis que explican ese triunfo, la debacle del segundo en liza (28,83%) y el papelón del tercero (14%) que termino no más de tonto útil, encuentro una yapa a esas explicaciones, principalmente desde Chuquisaca (MAS 49,1%; CC 45,95% y CREEMOS 2,24%).

Considérese que independientemente de aquellos resultados del 18- 0, a nuestra historia reciente le es imposible obviar una serie de acontecimientos irrefutables hasta para gran parte de los ganadores como lo prueban sus triunfales discursos por los que en su mayoría intentan separar las aguas de sus hermanos antecesores, tales como el fraude electoral anterior, el ejercicio delincuencial del poder absoluto caracterizado por las masacres de La Calancha, Las Américas, del Oxigeno o los abusos de Chaparina, pasando por la “Doctrina Morales” del meterle no más por encima de sus propias normas y su CPE, incluyendo la prostitución de la administración de justicia mediante sus juristas del horror (“derecho humano” a la relección indefinida; casos 24 de mayo, terrorismos y muchísimos otros más), todo eso sin la menor pretensión de exhaustividad. 

Pese a ese estado del arte que insisto es simplemente referencial, resulta por lo menos sorprendente la nueva victoria electoral con mayoría además y, al menos por el momento, sin sospecha razonable de fraude, por mucho know how que ostente el partido de los ganadores. 

En ese sentido y a la luz del resultante votante promedio que le habría nuevamente confiado la administración del estado a esa fórmula por si fuera poco de forma mayoritaria (55,1%), pienso si es que no estaremos ante un caso de sadomasoquismo electoral. 

Según cualquier diccionario elemental y extrapolando hacia lo electoral, esa desviación consiste en disfrutar causando y recibiendo, humillación y dolor: ¿No es que el partido triunfador le ha causado al ciudadano incluyendo gran parte de sus votantes, principalmente humillación y dolor? ¿Acaso no les ha utilizado sistemáticamente como carne de cañón para marchas, bloqueos y khaleaduras enviándoles obligatoriamente a participar incluso a riesgo de su integridad? ¿No les obligó aportar mensualmente con parte de su sueldo y esfuerzo, al partido? ¿No condicionó la adjudicación de obras y/o sus pagos, a los quinziños? ¿No usó la administración pública como si fuera de su propiedad, incluyendo sus conciencias y dignidad? ¿No les obligaban los jefes de personal u otros funestos personajillos a publicar loas diarias a su jefazo en las RRSS, en contra de su conciencia y dignidad? ¿No prostituyeron a la administración de justicia hasta degradarla como su patio trasero? ¿La Fiscalía como su lavandería y/o anexo al Ministerio del Interior o al gabinete jurídico? ¿La policía y las FFAA no se dedicaron a atarles los huatos, gritando encima consignas de algún asesino que antes combatieron? ¿No les hacían disfrazar grotescamente según la ocasión? ¿Será una suerte del tradicional: “Me pega porque me quiere”?

Podría intentar resumir toda aquella situación brevemente descrita a través del vaciamiento total de la institucionalidad de un estado contemporáneo medianamente “civilizado” y, en el plano individual, por el uso bastardo de la dignidad de los ciudadanos incluyendo hasta sus simpatizantes, huyendo de aquella famosísima fórmula que impide usar al ser humano como objeto o medio para algún fin. MAISTRE sentenció: “Cada pueblo tiene el gobierno que se merece”.   

PAREMIOLOCOGI@
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El fantasma de la devaluación

Una nueva administración gubernamental habrá en el país y es de esperar que sea para bien de todos los bolivianos, pensando en el futuro de nuestros hijos.

El trabajo será arduo porque el escenario económico mundial no es el más auspicioso debido al negativo impacto del Coronavirus y su rebrote actual.

De otra parte, está la álgida situación económica, política y social en Bolivia, a lo que habrá que sumar las exageradas expectativas de una parte de la población que quiere revivir los mejores tiempos de la bonanza mundial que ya acabó; y, las negativas expectativas en otros, sobre el derrotero del nuevo gobierno.

Muchos están preocupados por su salud (Covid-19), por recuperar su empleo perdido -o conservar su fuente de ingresos- pero si hay algo que inquieta a todos, es que pueda haber una devaluación porque ello afectaría su poder adquisitivo.

La gente se acostumbró al tipo de cambio fijo desde fines del año 2011, dando lugar a una estabilidad económica respaldada por las Reservas Internacionales Netas (RIN) que crecieron a niveles históricos, gracias a las ingentes cantidades de dólares que entraron al país durante el auge mundial a partir de las exportaciones, las remesas de nuestros compatriotas, la colocación de bonos en el exterior y la inversión extranjera. Pero, eso ya es historia…

El nuevo gobierno se enfrenta a dos camisas de fuerza: el precio artificialmente bajo de los combustibles (que debemos importar y subvencionar) y un dólar artificialmente barato (Boliviano sobrevaluado). A fines del 2010 se intentó subir el precio del diésel y la gasolina, pero fue tal el reclamo en las calles, porque “todo empezó a subir”, que el gobierno debió dar marcha atrás con su medida. Igual podría pasar con una devaluación: habría inflación y la gente se enojaría.

El problema es que si continúa el drenaje de divisas del país por diferentes causas (importaciones, desinversión extranjera, pago de la deuda externa, etc.), y los países más importantes para el comercio exterior boliviano siguen devaluando o depreciando sus monedas, nuestras RIN podrían bajar a un nivel tan bajo, que resultaría humanamente imposible impedir, que el dólar suba.

¿Qué hacer frente a este brete? Para no endeudarse más, innecesariamente, habría que apostar por las exportaciones no tradicionales (de bienes y servicios con rápida capacidad de reacción); sustituir importaciones (en sectores donde seamos competitivos) y atraer inversión (dando seguridad e incentivos). No hay secreto, así de facilito…
 

Buscando la verdad
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El recuento de los daños

Ya se sabe que llegamos a las elecciones presidenciales divididos en dos bloques: masismo vs. antimasismo. Luego, por tanto, las variables que agregaban y movilizaban no eran dictadura-democracia, es decir, no era una discusión de principista.

Cuando se habla de masismo vs. antimasismo, nos estamos refiriendo a la identidad política, esta es una primera pista crucial para entender el escenario de las candidaturas. A continuación, primero, evidenciamos a estos dos bloques, en clave cuantitativa a través de las encuestas electorales para saber cuánto del electorado estaba contenido en qué bando. Para luego puntualizar algunos aspectos cualitativos de la última semana antes del día de las elecciones.

Las encuestas se acercaron a precisar hasta el final los conglomerados duros que tenían masistas y antimasistas. Al mismo tiempo, nos decían que había entre un 20 y 23 por ciento que se dividían entre votantes que ocultaban sus votos y otros tantos que no sabían por quién votar. Se entiende que el votante “oculto” es aquel que está en oposición al Gobierno de turno y a la corriente política dominante en el espacio geográfico en el que vive, como las encuestas eran levantadas en gran medida en centros urbanos en los que el antimasismo era relevante, entonces se planteó la hipótesis que ese voto le pertenecía en mayor proporción al MAS; en cambio, el voto “indeciso”, era aquel que estaba más ubicado en el antimasismo, y por lo mismo reclamaba dos cosas a sus candidatos: quién de ellos representaría más fielmente esa identidad antimasista, y cuál de ellos le otorgaría certeza respecto a la crisis económica que llevamos viviendo.

Así, llegamos a la última semana antes de la elección, aquí los candidatos del MAS se dedicaron a difundir dos mensajes principalmente; el primero, relacionado con una lectura autocrítica interna respecto de Evo y su círculo más cercano, este mensaje claramente no era para capturar votos del otro frente, sino que era para buscar terminar de convencer a aquella persona que había dejado de votar al MAS desde el 2014. El segundo mensaje, que puede revisarse en el último spot publicitario antes del silencio electoral era apelar a un voto con esperanza y con alegría, para que los problemas que tenemos sean solucionados. En conclusión: se apelaba a movilizar sentimientos positivos.

En esa misma última semana antes de la elección, en el antimasismo identificamos los siguientes mensajes: Carlos Mesa repetía la triada: catorce años, corrupción, y fraude; mientras el electorado como dijimos antes estaba buscando respuestas a la economía, Mesa se dedicaba a responder con esa triada, entonces no había lugar a conexión entre el candidato y el electorado. Segundo, los días jueves, viernes y sábado previos a la elección se dedicaron a romper el silencio electoral en redes sociales e internet para acusar a Camacho de ser el que podría estar permitiendo un retorno del MAS con su candidatura. En esa lucha encarnizada entre mesistas y camachistas y el diálogo sin conexión al que nos referimos antes, entonces el electorado vio con malos ojos el hecho de que ahí no había posibilidades reales de administración del poder ni de una convivencia política. En conclusión: se apelaba a movilizar sentimientos negativos.

Por eso nos encontramos con los datos de votación favorable al MAS, porque alguien había hecho la tarea y se había dado cuenta de la transformación concreta del país y sus actuales preocupaciones. Finalmente, por la demora de los resultados de boca de urna, en la madrugada del lunes, Bolivia recibió la noticia de que había salido de la unidad de terapia intensiva de la política y que pasaba ahora a sala de recuperación, antes de que tengamos el alta es necesario que esa otra parte que reclama porque no cree en los resultados, procese la posibilidad de que quizá en su caso se trate de un problema de perspectiva de los hechos, y es que no debemos confundir que las aspiraciones individuales se tengan que materializar pase lo que pase, o hasta las últimas consecuencias, en el resultado nacional.

Mientras tanto, el masismo debería seguir entendiendo que tiene en los centros urbanos gente con capacidad de movilización y que no es un fenómeno pasajero, es alguien que ya venía reclamando micrófono desde el 2016, no dárselo sería un gran error.

Opinión
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