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Santa Cruz, bendita tierra de Dios

Llegué por primera vez a Santa Cruz en brazos. La segunda vez, de cuatro años. Vine con mi mamá Emma para reunirnos con mi papá Héctor que, buscando mejores días para nosotros y dos hermanas más -Mirtha y Susana- se vio forzado a dejarnos en Cochabamba y migrar por motivo de trabajo.

De aquella breve visita a la Santa Cruz de antaño -pese a haberlo hecho a tan corta edad- evoco vívidamente su cielo celeste y sus calles con lodo ¡en pleno centro de la ciudad!

Recuerdo que cuando nos sentamos a descansar con mi mamá en la Plaza 24 de Septiembre -preocupada ella por muchas cosas seguramente, siendo que había venido a ver la posibilidad de que toda nuestra familia se viniera a vivir aquí- me aferré con fuerza a su brazo, asustado, porque al fijar mi vista en la Catedral, con el paso de las nubes por el cielo, parecía que caía sobre mí. Haga la prueba ¡se ve así!

Más allá de la anécdota, guardo lindos recuerdos de mi segunda visita a Santa Cruz: mucho verde, hermosas flores, lindos animalitos ¡hasta una urina conocí! Sin embargo, como reza el adagio,  “la tercera fue la vencida” y a Dios doy gracias que fue así.

El 15 de enero de 1969 cuatro collingas llegamos a Santa Cruz de la Sierra como migrantes internos para radicar ya, sin dudas o temores en nuestro corazón, con la certeza de estar en la tierra prometida -el tiempo nos dio la razón- en la tierra que fluye leche y la miel.

No fue fácil acostumbrarse al principio, lo digo con sinceridad, pero con el tiempo aprendí a entender al cruceño en su idiosincrasia, así como a admirar su entereza para defender sus irrenunciables ideales de progreso y libertad.

Con el pasar de los años aprendí a amar a esta tierra...¡cómo no hacerlo, si me permitió lograr muchas cosas, al mismo tiempo que realizarme también como persona! En verdad, Santa Cruz es la tierra de las oportunidades, tanto para “hacer” como para “ser”, lo primero tiene que ver con lo material, lo segundo con lo trascendental.

En estas Fiestas Septembrinas rindo un homenaje a la tierra donde nació Karina, mi hermana cambita; donde me casé con Jannet -paceña- quien me dio dos hijos cruceños, Christian y Miguel; a la tierra donde conocí a Dios…

¡Cómo no amar a esta generosa Santa Cruz, tantas veces incomprendida e injustamente atacada! ¡A esta tierra que no se rinde ante la crisis y que nunca lo hará ante la adversidad!

Gracias Santa Cruz por ser parte de tu historia. En este día te bendigo y declaro que, por designio de Dios, ¡tus mejores días aún están por venir!

(*) Economista, Magíster en Comercio Internacional

Fuente: “El Deber”

Santa Cruz, 24 de septiembre de 2014

Buscando la Verdad
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Cerati, eutanasia y la tristeza y la alegría de morir

Despertamos y, pasado el temblor, la ruina queda; es ese el sacudón del desconcierto. Cerati partió definitivamente y volvió a patear el tablero dejando un recital de sensaciones encontradas, de dolor y alivio, de tristeza y alegría. No hubo milagro. Tarda en llegar pero, al final, ¿hay recompensa?

Los ídolos tarde o temprano se convierten en leyendas; él era ya eso, un personaje de culto que sin embargo tasa más en la bolsa de valores humanos ahora, después de muerto o, mejor dicho, después de haber vivido. Me avergüenza pensar en que hacía falta que se vaya nomás para, entonces sí, reconocerlo inmenso.

Para quienes lo amamos desde la pasión de la música que entra por los oídos y adormece el alma recordarlo, como se hace con los recuerdos burdos, agusanados, que sabemos que no volverán a ser, conmueve hasta la médula… Sus canciones, animales, útiles para usarlas en la cabeza como un revólver. Su estampa, primero el flaco pelilargo, estéticamente horrible, a tono con la época; después la personalidad de la voz, y la embriagadora guitarra con pedalera en tres líneas, parte de sus aproximaciones al sonido electrónico. Su completitud, su “arquitectura”, como la describió el genio de Charly García; era “elegante”, dijo de él, atildado, el Grillo Villegas.

Caen algunos fácilmente en el recuerdo de sus melodías, de su música más ligera y no está mal; en eso debe consistir el éxito. Él ofrecía un plus, como agudo, como perfeccionista, como experimental, siempre buscando no repetir mil veces las mismas cosas.

Soda Stereo perdió la voz pero no la cadencia, el temple de la banda que marcó los pasos del rock y el pop contemporáneos en nuestro idioma. Charly Alberti y Zeta Bosio son también grandes, lo mismo que los cuartos del trío, Tweety González, Daniel Melero y mi preferido, Fabián Vön Quintiero, entre otros que aportaron desde los teclados en un grupo visualmente hecho para la guitarra, la batería y el bajo.

Él trasciende lo generacional. Fuera de las recurrencias, el maestro Cerati deja no solamente sus éxitos y sus canciones menos conocidas —como siempre, las mejores—. Con discreción, entre caníbales, deja planchada sobre su ataúd una controversia, la de la eutanasia, habiéndose muerto bastante antes de que lo declararan oficialmente no vivo.

Nadie se atrevería a celebrar la muerte de un ser querido. A no ser que morir significara descansar, librarse de un sufrimiento inhumano. A no ser que vivir fuese simplemente no estar muerto; “y sin embargo, lates”, ¿no? ¿Habrá modos de “alegrarse” (así, casi con felicidad) por la muerte de alguien muy querido, muy admirado, que no vivía sin haberse muerto? Podemos entender que tarda en llegar, pero, al final, ¿hay recompensa?

Queda en la retina su sinfónico en el Avenida. Su unplugged para MTV. Su “Ruido Blanco” en vivo. Más atrás todavía, su aparición ante el gran público rompiendo esquemas (yo vi a los Soda por primera vez creo que en “Mesa de Noticias”, del gordo Mesa y Gianni Lunadei, allá por el 85-86: eran un perfecto desastre visual, una sobredosis de TV. Después salté a rabiar con ellos, varias veces, en el Delmi salteño).

Queda el consuelo de que los inolvidables no mueren nunca. Quedan sus discos, todos guardados en la memoria real —y caduca, de cuando uno la traía incorporada y no hacía falta comprarla por gigas en la calle—. Su impagable dúo con la Negra Sosa (¿y pedimos recompensa?). Su madre, que sabe bien cómo —al final, al final— su hijo perdió una batalla mientras nosotros, pasado el temblor, nos quedamos en la ruina por el desconcierto. Algo así como aliviados con la pena de saberlo muerto.

Dársena de papel
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Desquiciante

Perder toda la base de seguridad, esa parece ser una de las cualidades de los tiempos que nos tocan vivir.

Lo que para un sector de la población son delitos, personas que son directamente afectadas por realidades como los montones de desapariciones, los feminicidios, la violencia hacia un conjunto de sectores como las mujeres, las niñas, los niños, los adultos mayores, las personas con capacidades diferentes, las clases medias, los karas y otros grupos poblacionales. Otras personas, autoridades entre ellas, perciben los mismos hechos como actos privados, lecturas partidarias, exageraciones, excepciones.

Algunas personas perciben la explotación del Salar de Uyuni como la inminente amenaza de producción de cordilleras de lodo tóxico, hidróxido de magnesio, con sus consecuentes efectos negativos en la salud física y social de los entornos en los que acontecería dicha explotación. Otras la perciben como una oportunidad irrenunciable de desarrollo local, regional y nacional.

Mientras unas autoridades presentan a un cadáver como la prueba irrefutable de la muerte de un asesino y se aprestan a extinguir el caso en el que éste último era el acusado, otras denuncian la manipulación judicial del mismo caso y la continuidad de la existencia del mismo acusado.

Mientras un sector de nuestra población encuentra que vivimos bien, otro encuentra que nunca habíamos vivido peor.

Una parte de nuestra población cree firmemente que nuestras leyes son las más incluyentes, no sólo de la región, sino tal vez del mundo. La otra parte de la población siente que esas leyes no han llegado a las calles, a las casas, a los mercados, a las instituciones, a las empresas.

Mientras la movilización de una parte de la comunidad logra que un candidato se vea obligado a renunciar por denuncias que se han hecho por golpear a su esposa, muchos otros igual o mayormente denunciados, algunos incluso condenados por golpear, toquetear, acosar y denigrar a mujeres, además de estafar, coaccionar, agredir y hacer apología de delitos en contra de ambos sexos, no logran provocar el mismo nivel de movilizaciones o las movilizaciones que se desarrollan a razón de sus actos no encuentran eco y languidecen entre la indiferencia y el cansancio.

Mientras que para unos tener un satélite, teleféricos, más caminos asfaltados, computadoras en los colegios, más leche en el estómago, 2 ó 3 bonos solidarios o ser la sede de encuentros internacionales es expresión de que Bolivia cambia para bien, otros perciben que la calidad de la educación, de la atención en salud, del transporte, del acceso a justicia o la inseguridad generalizada expresan que Bolivia cambió para peor.

Mientras que unos perciben que cada vez votamos más y que por ello vivimos el gobierno del pueblo, otros piensan que el voto del pueblo se encuentra prisionero de la desinformación, de la prebenda, de la propaganda, del sindicato, de la asociación o del partido.

Hay algunos que tienen clarísimo dónde está la izquierda y dónde está la derecha y cuál es el debido hacer de la izquierda y cuál el debido hacer de la derecha. Claro que mientras se mueven, muchas veces en sentidos encontrados, su derecha o su izquierda es sólo eso, la suya, que se mueve por todos lados y apuntando a las mismas prácticas, acompañando su movimiento.

El  Estado parece tener fondos para doble aguinaldo, bonos, pasajes, viáticos, servicios de té, chalecos, uniformes y autos oficiales para algunos. Ese mismo Estado tiene alcancías famélicas ante pedidos de rentistas, adultos mayores, personas con capacidades diferentes, implementación de leyes y dispositivos para luchar contra la discriminación, la violencia y el delito.

¿Es que la realidad es una y es otra?; ¿Son sólo las percepciones las que son diferentes?; ¿Es que unas y unos vivimos una realidad y otras y otros lo diferente? ¿Qué ocurre con nuestra construcción de identidad y de país con realidades / percepciones contradictorias y excluyentes entre sí?

Para la generación adulta esta situación provoca cuestionar, movilizarse, indignarse, denunciar y/o frustrarse. Para el proceso de formación de la infancia, de la adolescencia y de la juventud es desquiciante. La situación, sea que se trate de realidades o percepciones tan contradictorias, expresa que los valores que hemos interiorizado y con los que actuamos son unos y son otros en el mismo espacio, al mismo tiempo y en circunstancias diferentes. Se están formando ellas y ellos sin una base estable de seguridad, los ejemplos que les damos son unos y son otros. Les estamos mostrando como verde un día el blanco, otro el plomo, otro el negro y así, cada día diferente tono. Así, no hay representación de valor social que sea lo mínimamente estable como para ser saludablemente interiorizada.

En tiempos de elecciones, cuando abundan regalos, ofertas, promesas y fotos, recuerden ustedes que nuestras decisiones de hoy constituyen las oportunidades de desarrollo para quienes, mañana, tomarán las decisiones que nos tocará vivir cuando estemos en condiciones similares en dependencia de la que ellas y ellos viven ahora: Las niñas, los niños y los adolescentes no votan, y muchos sacan provecho de las ilusiones y el inicio de experiencia de las y los jóvenes. Procuremos decidir como adultos responsables.

Miradas Inclusivas
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El Abra, fiesta bailable

“Gran celebración a nuestra Señora de Urkupiña en el Recinto Productivo de El Abra, te invitamos a ser parte de esta celebración religiosa, el sábado con las vísperas, el domingo con la ceremonia eucarística seguida de la procesión y entrada folclórica con las siguientes fraternidades: Caporales, tinkus, morenada, negritos, antawara, pujllay. Artistas invitados: La Re-pandilla, Grupo KLB, Nítido, Mariachi Diamante y muchos otros más. Platos a servirse: Pique macho, lechón, pollo al horno, lapin. Transporte: Trufi N (cartel verde), trufi 233 (El Abra) pasan a dos cuadras (km 4 a Sacaba entrando por Quintanilla dos cuadras al sur). No faltes te esperamos”.

Así reza, más o menos, el afiche promocional  de cualquier evento. Si uno no está al tanto, podría llegar a creer que se trata de una fiesta bailable cualquiera, en una OTB más, en el que se beberá, comerá y bailará prácticamente hasta el amanecer, además la invitación es para dos días, un mini preste, sin embargo lo que llaman Recinto Productivo no es otra cosa que la Cárcel de Máxima Seguridad de El Abra y que en su tiempo fue de las que mejor se acomodaba en diseño a los requerimientos para un penal en el que deberían recluir a los más peligrosos delincuentes, no sólo de Cochabamba también del país,  además que dentro sí se cumplirían con el régimen que toda penitenciaría exige y no como en las otras, la emulación de una pequeña ciudad en la que si uno no cae en cuenta que está encerrado, puede existir fingiendo que está de visita en una aldea propia del universo de Mad Max.

Para que la fiesta de “Urkupiñita” haya terminado en masacre (cuatro muertos, once heridos), tuvieron que pasar muchas cosas previas que estaban fuera de toda norma y lógica. Por ejemplo, la simple difusión del afiche, es ya una llamada de atención sobre lo que no debe ocurrir en un penal de máxima seguridad, allí no se permiten fiestas, tampoco se le cambia el nombre a la penitenciaría, es más no debería estar permitido ni siquiera el ingreso de grupo musical alguno, menos de un mariachi, tampoco invitar a propios y extraños, ese cartel revela que El Abra era todo menos una cárcel.

El sentido común no dice que para que se haya permitido la simple realización de la fiestecita ya estaba vulnerando la normativa que en un principio los propios policías de la penitenciaría debían alertar y por supuesto impedir, de igual manera cualquier autoridad judicial, de la gobernación o municipalidad que hay visto el afiche tendría que haberse dado cuenta que algo andaba mal, también los de la “Defensoría” que suelen actuar bien tarde y burocráticamente, ni qué decir de los periodistas que por falta de olfato no detectaron el afiche que de hecho hubiera sido una “buena” nota. Lo cierto es que nadie no hizo nada, tampoco dijo nada y la fiesta se llevó adelante con toda normalidad.

Con los muertos en la morgue, los heridos en el Viedma, la reacción siempre tardía pretende investigar y descubrir lo que pasó, convirtiendo a la fiesta bailable en una fiesta de disfraces, en la que todos se proponen fingir un rol, buscando la verdad de los hechos, acaso hacer justicia de manera tragicómica y por demás insensible, cuando en los hechos no va a pasar nada, descubrirán que el autor intelectual, no es el crimen organizado que rige en el país, sino un reo del El Abra que había sido todavía más malo que el Tancara, al cual condenarán más años y probablemente le salven la vida llevándolo a otra cárcel de supuesta máxima seguridad. Tiempo después todo volverá a ser normal, lo reos continuará fingiendo que su cárcel es una aldea cualquiera, que los policías están para cuidarlos y que al año, en la misma fecha, luego del homenaje póstumo a las víctimas fatales, el afiche volverá a imprimirse con la esperanza de que no faltes a la cita.

 

 

 

Anatomias
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Venezuela: El “golpe” esperado

Allá por los comienzos de la década de los 90, ante lo que se estimaba era el agotamiento del bipartidismo vigente desde hacía 40 años y en medio de una creciente corrupción, el venezolano promedio pensaba que lo que el país necesitaba era la “mano militar”.

Un oscuro teniente coronel encabezó los cruentos golpes de Estado del 4 de febrero y 27 de noviembre de 1992. Su fracaso lo llevó a la cárcel pero en poco tiempo fue indultado por el presidente Rafael Caldera. Como las condiciones de Venezuela no mejoraron, el país volvió sus ojos a Hugo Chávez Frías.

Lo que no consiguió con las armas, Chávez lo logró por la vía electoral aprovechando el desgaste del bipartidismo socialdemócrata y demócratacristiano y en 1999 se encaramó en el poder prometiendo reencausar la democracia.

Lo que hizo en realidad en casi 14 años de gobierno, hasta su muerte el 2013, fue destruir lo que quedaba de democracia al instalar en Venezuela un régimen populista-militarista de tendencia comunista, abrazado a sus mentores ideológicos Fidel y Raúl Castro.

No solo destruyó la democracia, sino la economía del país convirtiendo a millones de venezolanos pobres en mendigos, en esclavos del voto a cambio de becas, dádivas, limosnas, prebendas fruto de los multimillonarios ingresos petroleros. En 1999 el barril de crudo se vendía a $12, a su muerte había ascendido a más de $100.

Botó la casa por la ventana y hoy sus herederos confrontan deudas multimil-millonarias que mantienen al país abatido en medio de una atroz falta de medicinas, alimentos e insumos para las escuálidas industrias que aún existen en manos privadas y que escaparon a las expropiaciones sin ton ni son.

El desespero es tal que vuelve a escucharse el clamor por un cambio. Leopoldo Castillo, ex presentador de TV sostiene que ya hasta se banaliza el término “Golpe de Estado” que se escucha como clamor en las colas que los venezolanos hacen todos los días en busca de artículos de primera necesidad.

Clamor contra el monopolio de la información, la politización de la justicia, la prostitución de los otros poderes públicos y la tremenda inseguridad que ha causado en estos tres quinquenios alrededor de 200.000 muertes por asesinatos. La protesta por la infraestructura destruida, por el sufrimiento de no encontrar medicinas contra el dengue y otras enfermedades que hace años ya habían sido erradicadas en Venezuela.

¿Un gobierno militar? Pero si la mayoría de los cargos públicos en Venezuela desde la época de Chávez están en manos de militares. Más de la mitad de las 23 gobernaciones están a cargo de generales o coroneles. Otro tanto ocurre en los 37 ministerios y 110 viceministerios.

Además el alto mando se proclama “socialista, chavista y antimperialista” y en la Escuela Naval su estandarte de guerra tiene la efigie de Chávez.

El embajador Diego Arria, ex alto funcionario de Naciones Unidas, cree que hay que tener esperanzas en el sector institucionalista de las fuerzas armadas, pero el más importante grupo opositor enrolado con Henrique Capriles no cree en soluciones de fuerza y apuesta a esperar a un cambio que se produciría electoralmente.

Los estudiantes, que por cinco meses batallaron en las calles contra la dictadura, junto con el encarcelado líder Leopoldo López y la ex diputada María Corina Machado, creen que “La Salida” no puede esperar hasta el 2019 y que Nicolás Maduro y sus incapaces deben irse antes porque el país no aguanta más. ¿Lo lograrán?

(*) Hernán Maldonado, periodista, ex UPI, EFE, dpa, CNN, El Nuevo Herald. Por 43 años fue corresponsal de ANF de Bolivia. 

Tierra Lejana
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Astrid Lindgren: Amor, seguridad y libertad

Su niñez

Astrid Anna Emilia Ericsson nació en noviembre de 1907 en Näs, una aldea que pertenece a la pequeña ciudad de Vimmerby, ubicada en el sur de Suecia. Fue la primera hija de Samuel August Ericsson, granjero, y su esposa Hanna Jonsson. Del matrimonio nacieron, además, Gunnar, Ingegerd y Stina. Sus primeros años pasó en una vieja casa de madera construida en medio de una hermosa naturaleza que bien se refleja en sus libros. Su padre criaba caballos, cerdos, vacas y pollos. Por eso, de una u otra manera, estaba en contacto con esos animales. En los veranos y otoños jugaba, junto a sus hermanos y otros niños de la vecindad, en los bosques cerca de su casa. Las orillas de los riachuelos, los cercos de los corrales construidos con palos, los árboles, las flores y las demás plantas formaban parte de sus juegos. Y los senderos pedregosos eran testigos de sus largas caminatas. Su hermano mayor, Gunnar, era el jefe del grupo. Aunque Astrid no se quedaba atrás: se trepaba a los árboles, jugueteaba con los animales de la granja de su padre, ideaba pequeños concursos, como por ejemplo, quién come más golosinas. Y solía subir  al techo de su casa. Estando allí, caminaba por una hilera central, de ladrillos, balanceándose de un lado a otro. Mientras los demás niños la miraban, desde abajo, atónitos y con mucho temor de que se caiga. En los crudos inviernos, cuando la nieve se había posado como una enorme manta blanca en los bosques y en los tejados de las casas, jugaba con sus hermanos dentro de casa. Se inventaba juegos para ponerlos en práctica. A veces, ella y sus hermanos ayudaban en la granja, logrando así una idea de lo que es el trabajo. Y antes de que llegara la noche, toda la familia acostumbraba a conversar alrededor de una lámpara de querosén. Su padre o algún otro familiar contaban historias y anécdotas que hacían volar la fantasía de la pequeña Astrid. Eran tiempos duros, donde la pobreza se hacía sentir; y la mayoría de la población sueca vivía en el campo. Trabajaban en la agricultura. Había criadas, lavanderas, peones, vaqueros, arrendatarios y ayudantes de todo tipo a disposición que posteriormente se convirtieron en personajes de sus libros. Al parecer Astrid tuvo una niñez feliz. Alguna vez comentó: ”si alguien me preguntaría como fue mi infancia, entonces diría que fue llena de amor, de seguridad y de libertad para jugar ”. Nunca descuidó los deberes del colegio, y lo demostró siendo una de las mejores alumnas del curso.

Adolescencia y llegada a Estocolmo 

A los 16 años empezó a trabajar como correctora del periódico Vimmerby de su ciudad natal, en donde inició una relación con, Reinhold Blomberg, dueño del periódico y mayor que ella con 30 años. Después de dos años quedó embarazada, y se vio en tremendos apuros. Los padres de Astrid eran religiosos, los juicios acusadores de la gente y la moral ultra conservadora de la época; hicieron que tomara otros rumbos. Además, el padre de la criatura estaba en proceso de divorcio, y su mujer lo acusaba por infidelidad conyugal. Hecho que en ese tiempo era penado por ley. Así que Astrid llegó a Estocolmo, encinta, el otoño de 1926. Fue un período muy duro para ella. En una entrevista dijo: “… era joven, pobre y me sentía muy sola. Venía de una pequeña población, y en Estocolmo no conocía a nadie. De lunes a viernes trabajaba en una oficina, pero los fines de semana eran tristes y aburridos. Mataba el tiempo leyendo libros”. Y a pesar de las adversidades de la vida, empezó a estudiar taquigrafía. Un mes antes de dar a luz, viajó a Copenhague, la capital de Dinamarca, para internarse en un hospital (Rigshospitalet), en donde las madres solteras podían dar a luz, sin necesidad de confesar, ante las autoridades, la identidad del padre. Una vez que su hijo, Lasse, nació, no tuvo otra alternativa que dejarlo allí con una familia durante tres años. Pero siempre viajaba entre Estocolmo y Copenhague. Algunos estudiosos de su obra, mencionan que tomó esa decisión para proteger al padre del niño, Reinhold Blomberg, quien estaba en pleno juicio de separación. Caso contrario, debería pagar a su mujer una cantidad considerable por actos de infidelidad. Empero, a finales de 1929 decidió traerle a su hijo a Estocolmo. Para entonces el fallo de la sentencia del divorcio de Blomberg, salió favorablemente, y el pequeño Lasse ya no era prueba de su infidelidad. Astrid nunca quiso hablar de este tema porque era el secreto más íntimo de su vida. En realidad, Blomberg vio muy pocas veces a su hijo.


Pasó el tiempo y Astrid Ericsson conoció a Sture Lindgren, con el que se casó en 1931. Desde entonces se llamó Astrid Lindgren. Después de este enlace matrimonial, Lasse nunca más volvió a ver a su padre. Aunque la vida para la flamante esposa se tornó más holgada. La señora Lindgren, por unos años, se convirtió en ama de casa. Del matrimonio con Sture Lindgren nació su hija, Karin, en 1934.     

Nacimiento de Pippi Calzaslargas

Dicen que cuando su hija tenía 7 años, y estaba enferma en cama, se le ocurrió decir a su madre: “Mamá, cuéntame de Pippi Calzaslargas”. La madre inmediatamente apuntó este extravagante juego de palabras y empezó a narrar historias extrañas para matar el aburrimiento de la niña. Así nació esa muchachita pecosa, de aspecto agradable, con trenzas color cobre y de una conducta rebelde. Astrid Lindgren tenía una fantasía admirable para imaginar historias. Y a esos relatos les dio forma después de casada. En su infancia fue receptora de muchas historias y leyendas. Y de adulta tuvo la gran capacidad de plasmar retrospectivamente fragmentos de su infancia que, sin lugar a dudas, se convirtieron en el eje temático de su narración. Lindgren, en sus cuentos, nos transporta a su niñez y el pequeño lector como el adulto son participes de esa casa roja donde vivía, de su caballo, de su mono, de los árboles donde se trepaba, de la naturaleza de verano y de sus juegos, a los que se entregaba, todos los días, junto a sus hermanos y amiguitos del barrio.

El año 1944 presentó el manuscrito de su cuento “Pippi Calzaslargas” a la famosa Editorial Bonnier. Pero fue rechazado rotundamente. En ese entonces, el patriarcado en la sociedad sueca era bien pronunciado. Los hombres, como jefes de familia, decidían sobre los aspectos más importantes del hogar. Mientras las mujeres eran amas de casa. La educación era estricta y se practicaban los castigos. Los padres acudían al látigo como medio educador; y los niños tenían que obedecer sin preguntar el ¿por qué? Es decir, las estructuras de la sociedad, como en todas partes del mundo, estaban ancladas a normas que se caracterizaban por un severo verticalismo. Y “Pippi Calzaslargas” era la niña díscola que rompía precisamente con todas las reglas impuestas por la sociedad. Era una niña huérfana y traviesa que no temía a nadie. Vivía sola con su mono y su caballo, y nadie le obligaba a hacer sus tareas escolares. Era forzuda capaz de subirse a los techos, de levantar un caballo, de burlarse de la Policía y de la autoridad de los hombres. A los niños les gusta este tipo de aventuras porque hace revolotear su imaginación, y se sienten participes de esas hazañas descritas con un lenguaje propio de ese mundo pueril. El dueño de la editorial Bonnier, Gerard Bonnier, confesó que fue un gran error haber rechazado la obra de Lindgren. Y agregó: ”tuve temor que mis hijos se comportaran como Pippi”. Un año más tarde, o sea en 1945, Astrid Lindgren envió el manuscrito de su cuento a un concurso literario, dedicado a cuentos infantiles, y organizado por la Editorial Rabén & Sjögren. Su relato ganó el Primer Premio del concurso. Sin embargo, las críticas no dejaron de cesar tomando en cuenta su contenido. Lo cierto es que a un principio,“Pippi Calzaslargas”, causó un gran debate, no solamente en Suecia; sino también en los países donde se publicaba la obra. Los adultos consideraban que la conducta de Pippi era un mal ejemplo para los niños.

Lindgren y la Segunda Guerra Mundial

Astrid Lindgren se interesó desde muy joven por otras culturas. Su curiosidad por el mundo, la llevó a viajar por algunos países. Y siempre estaba al lado de los desposeídos. Durante la Segunda Guerra Mundial seguía minuciosamente los acontecimientos. Coleccionaba artículos de periódicos sobres este conflicto militar global. En su diario escribió: “… el 9 de abril de 1940 Dinamarca es invadida por los alemanes y la guerra se acerca”. Repudiaba categóricamente a las tropas de Hitler. Y aunque Suecia nunca participó en la guerra, siempre existía la amenaza de ser involucrada en este enfrentamiento mundial. Ese mismo año, su esposo fue llamado para hacer el servicio militar. Y Astrid Lindgren empezó a trabajar en una sección del Servicio Secreto de Suecia. Su principal tarea era censurar las cartas que llegaban a territorio sueco, trabajo que fue denominado por los mismos funcionarios como “ocupación sucia”. El contenido de esas cartas le hizo ver, a diferencia de otros ciudadanos, una realidad más cruda y más violenta. Nuevamente escribe en su diario: “Alemania es como una bestia viciosa que a menudo sale de su madriguera para lanzarse a una nueva víctima”.

Pomperipossa en Monismania

 Entre 1946 – 1970 trabajó, como jefa de la sección de literatura infantil, en la Editorial Rabén & Sjögren. Leía los manuscritos enviados a la editorial y daba su criterio sobre dicho material. Al mismo tiempo se convirtió, a sus 70 años, en una polemista de gran calibre. Sus opiniones sobre la energía nuclear, los animales, la política de impuestos, los refugiados y los derechos de los niños ganaban terreno haciéndose eco en todo el país.

Pago impuestos con alegría acostumbraba a decir. Supuestamente los impuestos van en bien de la sociedad. Sin embargo, en 1976 ocurrió algo curioso, el Estado le exigía que pague, como impuestos, el 102 por ciento de sus ingresos. O sea, más de lo que ganaba. Esa injusticia fue la gota que rebalsó el vaso. Con mucho coraje y su aguda pluma escribió un artículo en forma de cuento. Y fue publicado en el periódico “Expressen” con el título de “Pomperipossa en Monismania”. Sus duras críticas al sistema de impuestos fueron bienvenidas. Y, como efecto, modificaron la ley fiscal. Algunas personas han dicho que ese artículo contribuyó a la caída del Gobierno socialdemócrata. Gunnar Sträng, ministro de finanzas de la época, protestaba diciendo que, Lindgren, debería dedicarse a sus cuentos, ya que no entendía nada sobre las leyes de impuestos.  

Algunos de sus libros

Astrid Lindgren escribió muchas obras. En total 130 millones de ejemplares de sus libros se han traducido a 86 idiomas. Para dar un ejemplo, en Suecia se han vendido 12 millones, en Rusia 50 millones y en Alemania 25 millones. Citando algunos de sus libros: “Pippi Calzaslargas” (1945), “Pippi se embarca” (1946) y “Pippi en los mares del sur” (1948) es la trilogía de mayor éxito editorial.

Luego publicó otra trilogía: “Los niños de Bullerby” (1947), “Más sobre los niños de Bullerby” (1949) y “Es divertido en Bullerby” (1952). Los cuentos de estos libros están ambientados en la bella y exuberante naturaleza de Småland. Se trata de un grupo de niños, hijos de granjeros, que viven en la aldea de Bullerby (El pueblo Ruidoso) en los años 20. Siempre están juntos jugando en el bosque, en el colegio o ayudando en algunos quehaceres cotidianos. Hay episodios de Semana Santa, de cumpleaños, de Navidad y de cuando los niños estaban gozando de sus vacaciones de verano. La vida en Bullerby es tranquila y llena de armonía, y pues los niños también van por buen camino. Al contrario de “Pippi Calzaslargas”, hacen sus tareas, son obedientes y se van formando de acuerdo a las normas de los maestros y la familia. El único ogro y perverso de la aldea, es un zapatero remendón que, de cuando en cuando, les causa susto. 

En la década de los años 60 y a principios de los 70, publicó tres libros inspirados en la niñez de su padre: “Miguel el travieso” (1963), “Nuevas aventuras de Miguel” (1966) y “Otra vez Miguel” (1970). En los libros originales Lindgren utiliza el nombre de Emil. La traducción al español, sería entonces Emilio y no Miguel. Aunque también es cierto que se trata de un nombre propio que no significa nada. Solamente identifica a una persona. Miguel es un niño de 5 años que está en contra de la autoridad de los mayores. Las historias relatadas en esas páginas, son historias que describen las peripecias que pasa Miguel en el campo. Es decir, están escritas en un ambiente campesino, y con elementos de la realidad de aquella época.

En el cuento “Mio, mi Mio” (1954), traducido al español como “Mío, mi pequeño mío”, el protagonista es un niño de 9 años, Bo Vilhelm Olsson, apodado Bosse. Es hijo adoptivo de Eda y de Sixten que, por lo visto, no lo quieren. Un día Bosse se sienta en un banco de un parque de Estocolmo, y a su lado encuentra una lata de cerveza que se mueve. Asombrado la levanta y hace escapar al espíritu que habitaba dentro de la lata. Y en recompensa, obtiene el privilegio de seguir al espíritu hasta llegar al confín del mundo, de donde venía. En esos lugares misteriosos, Bosse se convierte en el Príncipe Mío. Encuentra el amor y la protección de su verdadero padre. Pero desgraciadamente las tinieblas se hacen sentir desde la Tierra y, en consecuencia, percibe que todo lo bello está amenazado por el jinete Kato, un hombre malicioso y con el corazón de hierro. Mío, entonces, tiene que luchar contra este ser maligno que ha raptado a muchos niños. Aquí se entrelazan aspectos de la vida y de la muerte, del bien y del mal.

“Los hermanos Corazón de León” (1973), es un relato donde se describe Naugijada, el lugar al cual uno llega después de la muerte. Este mensaje transmite Jonatan a su hermano Skorpan, quien padece de una enfermedad y se entera que pronto morirá.

“Ronja, la hija del bandolero” (1981), es una niña que nace en una casa mientras llovía torrencialmente. De repente cae un rayo y parte la casa en dos. En una de las partes crece Ronja junto a su madre Lovis, su padre Matti y otros bandoleros. Y en la otra mitad de la casa vive Borka, el enemigo de Matti, junto a su hijo Birk y otros canallas. Son, por decir, dos bandos que se odian y viven separados por una frontera. A Ronja le fascina caminar por el bosque, en donde observa a enanos, gnomos y arpías. Un día, en sus andanzas, se encuentra con Birk y se hacen amigos. Pasan de un hábitat a otro para jugar, como si fuesen hermanos. En este cuento se pone en tela de juicio algunos conflictos humanos. Pero gracias a la amistad de Ronja y Birk, la pelea entre los bandos desaparece.

Conjeturas

Volviendo al tema de su infancia, Astrid Lindgren creció en un ambiente en donde reinaba mucho amor. Este estado de armonía y la educación que recibió contribuyeron, sin duda alguna, a su desarrollo y a potenciar su gran capacidad de expresión. No obstante, una vez confesó: “Cuando tenía 3 o 4 años, recuerdo que mi madre se puso un poco grosera, y me escape al baño que había fuera de la casa. Allí permanecí poco tiempo y cuando volví adentro me di cuenta que mis hermanos habían recibido caramelos. Consideraba que era un hecho injusto y enojada di una patada en dirección donde se encontraba mi madre. Luego me llevó a una sala y me dio una paliza”. Pero este hecho no melló la personalidad de Lindgren, porque en sus cuentos no se atisban palizas a los niños. Al contrario, toma partido por ellos y los defiende con todo su corazón. De este modo, valora la libertad del niño, su personalidad y la cotidianidad del mundo infantil. Lo que más bien marcó el fuero interno de Lindgren, es haber visto, en su infancia, injusticias cometidas contra niños que venían de una clase social pobre. Fue testigo de aquella pedagogía negra de la época. Recordaba, con mucha amargura, a ciertos niños que recibieron maltratos, por parte del profesor, en frente de toda la clase.

En las narraciones de Astrid Lindgren hay contradicciones. Los personajes son de apariencias y conductas opuestas. Existen escenas, como en el caso de Pippi, en donde la protagonista es una niña independiente y sin familia que vive con sus propias reglas. Lucha contra todo lo que es autoritario. En otros cuentos hay escenas de niños disciplinados que están sujetos al control de la familia y siguen una vida escolar. Mientras que en algunas obras, la muerte está presente como advertencia de lo vulnerable que somos los humanos. Quizá esa desesperación y angustia que Lindgren sintió durante la Segunda Guerra Mundial, fue cristalizada en “Mío, mi pequeño mío” y en “Los hermanos Corazón de León”. Además, nadie vive en el paraíso el resto de su vida, solamente por haber tenido una infancia feliz. Lindgren también pasó por momentos difíciles. Dejar a su hijo, en Dinamarca, contra su voluntad, le partía el corazón. Su ser estaba rodeado de zozobras y la escritura fue un perfecto refugio. Cuando escribo me olvido de las penas, decía a sus amigas. Empero, nunca escribió para los adultos, porque consideraba que carecían de fantasía, o al menos eran dotados de una fantasía limitada. Por eso mismo llevaba una niña traviesa e insurgente en sus adentros. No aceptaba, del todo, la adolescencia y menos la vida adulta, ya que le ponía frenos a sus actos. Sentía nostalgia por esos tiempos inocentes cuando jugaba en los bosques, o cuando se reunía con sus amiguitos del colegio. Y, como resultado de ello, recuerda ambientes, olores, paisajes, personajes, lugares y detalles.

Por otro lado, en algunos cuentos, como por ejemplo en “Ronja, la hija del bandolero” y en “Mío, mi pequeño mío”, muestra algunas miserias humanas: el odio entre dos clanes y a un niño desatendido por sus padres adoptivos. Lindgren sabía que teníamos que llorar varias veces, para luego reír con firmeza. Y tuvo la gran virtud de acercarse a los niños con mucha fantasía, amor y respeto. Desde su primer libro, el niño comprende que tiene una amiga que le quiere  y, además, le da la razón. Entonces los lectores de corta edad, y los adultos que leen, como intermediarios, las obras de Lindgren; difícilmente podrán olvidar los nobles sentimientos de esa mujer rodeada eternamente con alma de niña.

Lindgren fue una escritora que supo ponerse a la altura de los niños, y gracias a su fina sensibilidad y experiencia de juegos infantiles; se convierte en una maga para crear situaciones que cualquier niño o niña quisiera realizarlas. Ella supo perfectamente cómo cargar las palabras con una fuerte dosis de humorismo; siendo el mejor regalo para los pequeños lectores. Estaba convencida de que sus cuentos llegarían con gran entusiasmo a sus destinatarios. Y pues las aventuras narradas, en sus libros, mantienen encendida la antorcha de la curiosidad infantil. En esas fantasías se sumerge el niño cuando escucha las voces de los personajes, y así empieza a descubrir situaciones placenteras, por lo demás, necesarias para el desarrollo de los niños.

Sus obras en el teatro, el cine y la televisión

Es justo señalar que muchas obras basadas en los cuentos de Lindgren, han sido presentadas en el teatro en Suecia, en Escandinavia, en Estados Unidos y en muchos países europeos. Su fama creció enormemente cuando se hicieron películas y series de televisión inspiradas en sus libros. El cineasta sueco, Olle Hellbom, fue el encargado de producir 17 películas que, con el pasar de los años, se han convertido en clásicas de la cinematografía infantil sueca.  A lo largo del tiempo, la Editorial Rabén & Sjögren, donde trabajaba Lindgren, fue la Editorial que reeditó los libros de esta escritora, cuyas obras perduran en todos los rincones del mundo.

En resumidas cuentas, la autora de “Pippi Calzaslargas” nunca perdió las riendas de su destino. Conoció a la perfección el mundo de los niños y comprendió, en toda su esencia, la psicología de los pequeños. Lindgren escribía con un estilo particular y poseía un lenguaje ingenioso. A veces, se inventaba palabras o utilizaba modismos y expresiones suecas típicas que escuchó en su niñez, lo que sin duda alguna son difíciles de traducir  a otro idioma.

Por último, los libros de Astrid Lindgren detienen el tiempo del reloj, y están impregnados de ciertas dualidades latentes en nuestro existir: la vida y la muerte, el bien y el mal, el llanto y la alegría, lo feo y lo bello.

Bibliografía

Edström, Vivi: Astrid Lindgren y la fogata (Astrid Lindgren och lägerelden). Estocolmo, 1992.
Hagerfors, Ana Maria: Astrid del siglo (Århundradets Astrid). Estocolmo, 2002.
Johansson, Anna Karin: Astrid en Estocolmo (Astrid i Stockholm). Estocolmo, 2012.
Kvint, Kerstin:  Astrid en el ancho mundo (Astrid i vida världen). Estocolmo, 1997.
Lindgren, Astrid: Pippi Calzaslargas (Pippi långstrump). Estocolmo, 2005.
Lindgren, Astrid: Pippi se embarca (Pippi går ombord). Estocolmo, 2005.
Lindgren, Astrid: Pippi en los mares del sur (Pippi i söderhavet). Estocolmo, 2007.
Lindgren, Astrid: Los niños de Bullerby (Barnen i Bullerbyn). Estocolmo, 2010.
Lindgren, Astrid: Más sobre los niños de Bullerby (Mer om oss barnen i Bullerbyn). Estocolmo, 2003.
Lindgren, Astrid: Es divertido en Bullerby (Bara roligt i Bullerbyn). Estocolmo, 2003.
Lindgren, Astrid: Miguel el travieso (Emil i Lönneberga). Estocolmo, 1970.
Lindgren, Astrid: Nuevas aventuras de Miguel (Nya hyss av Emil i Lönneberga). Estocolmo, 1969.
Lindgren, Astrid: Otra vez Miguel (Än lever Emil i Lönneberga). Estocolmo, 2013.
Lindgren, Astrid: Mío, mi pequeño mío (Mio, mi Mio). Barcelona, 1990.
Lindgren, Astrid: Los hermanos Corazón de León (Bröderna lejonhjärta). Estocolmo, 2013.
Lindgren, Astrid: Ronja, la hija del bandolero (Ronja rövardotter). Estocolmo, 1982.
Lundqvist, Ulla: Los niños del siglo (Århundradets barn). Malmö, 1979.
Strömstedt, Margareta: Astrid Lindgren, una biografía (Astrid Lindgren, en biografi). Estocolmo, 2003.
Strömstedt, Margareta, Norman Jan Hugo: Mi Småland (Mitt Småland). Estocolmo, 1987.
Törnquist Verschuur, Rita: La Astrid que yo recuerdo (Den Astrid jag minns). Estocolmo, 2011. 

Palabras de fuego
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Sobre desaparecidos en democracia

Juan José Lima Magne

Nuestro continente aún mantiene las heridas abiertas de los desaparecidos de las dictaduras pasadas, y cada día se abren nuevas heridas en miles de familias, que aunque menos mediáticas y menos ideologizadas duelen lo mismo en cada cama vacía, en cada espacio desocupado y en cada lágrima de impotencia esperando que un ser querido atraviese nuevamente nuestra puerta.

El derecho a vivir sin violencia ha sido reconocido en nuestra constitución, pero -constatación dolorosa- a pesar de ello la seguimos sufriendo a diario, ya no desde el Estado (o al menos no tan brutalmente como en nuestro pasado cercano) sino desde grupos organizados que cada día desnaturalizan la convivencia pacífica enunciada en nuestro pacto social.

Nuestros jóvenes, hombres y mujeres, son extraídos de sus hogares y forzados a la esclavitud o la prostitución e incluso a la venta de sus órganos para gente con más poder económico que no cuestionan el origen de los medios salvadores de su vida.

La sociedad reacciona de las formas que tiene a mano, aspecto definitivamente positivo y que demuestra la potencialidad de solidaridad aún latente entre la gente, pero que no ha sido evaluado ni estandarizado sobre su utilidad o sobre la forma más eficiente para llegar al resultado deseado.

Me refiero a la publicidad que se da a la desaparición por medio de las redes sociales (Facebook, Twitter, etc.)

La ciencia ha demostrado, en otros ámbitos, que el trabajo coordinado a través del internet es una fuerza brutalmente poderosa con millones de personas interactuando y compartiendo información (por ejemplo en los estudios de observación del espacio sideral), por lo que a priori debemos reconocer la utilidad de esta fuerza de muchas personas buscando un objetivo común, pero creo que es tiempo de detenernos a pensar la mejor forma de hacer eficiente esa valiosa - y hermosa- voluntad común.

Las desviaciones de un grupo de personas bienintencionadas son diversas, para citar algunas, permítasenos mencionar las siguientes:

- Los casos resueltos que continúan circulando por años en la red, desperdiciando un recurso poderoso.

- La falta de coordinación internacional, que sólo se rompe en los pocos casos en que la víctima tiene contactos en más de un país.

- Los casos de falsos desaparecidos que ven vulnerada su privacidad o en el peor de los casos no retornan ante la vergüenza de la publicidad ocasionada indebidamente.

- La enrome cantidad de casos reportados que impiden que el público pueda centrar su atención realmente. Un muro con cien desaparecidos tiene la misma utilidad que ninguno, por la cantidad de información.

Las organizaciones criminales se mueven a velocidades inmediatas, buscarán la forma de saltar este nuevo obstáculo y nuestros gobiernos se mueven a paso de tortuga, está en nuestras manos, de los ingenieros, buscar soluciones tecnológicas que exploten el enorme poder social solidario que tenemos en nuestras manos.

Si no lo hacemos la solidaridad se quedará en un click insulso que sólo servirá para calmar nuestra conciencia.

**La foto fue extraída de http://fashionspk.net/target-kidnapping-girls-through-facebook-2014-vide...


Juan José Lima es abogado, entre otros cargos trabajo en la delegación para la Reforma Judicial, ejercio como Director Legal de la Instalación de la Asamblea Constituyente y consultor en el Proyecto de Fortalecimiento Penitenciario en Bolivia. Actualmente es socio de "Lima & Asociados" y Director del "Centro de Estudios sobre Justicia y Participación" en la ciudad de La Paz.

Justicia y Participación
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Ella se salvó

-          ¿Al Barrio Gráfico?
-          Suba. Primero la dejamos a la señora en Sopocachi y después la llevo.
 
Ella abordó ese taxi plateado en el Multicine de la avenida Arce. Se sentó al lado de una señora de no más de 40 años. En el asiento del copiloto no iba nadie. Ni la mujer ni el conductor inspiraron ninguna clase de sospecha o desconfianza en ella; una ingeniera de 27 años.
 
El Toyota avanzó sobre la avenida Arce y sorteó minibuses y micros para comenzar a subir por la calle Belisario Salinas. Eran las tres de la tarde. Estaba soleado, pero el invierno paceño no daba tregua. Ella vestía una chompa de lana y una chamarra de mezclilla encima. Cruzaron la plaza Eduardo Abaroa y a la altura de la Ecuador giraron a la derecha.
 
Cuando el taxi llegó a la esquina de la Abdón Saavedra, sobre la calle Rosendo Gutiérrez, comenzó a acelerar. La otra señora parecía no tener intención alguna por bajarse y abrazaba su cartera con fuerza. Después de que pasaron la avenida Luis Crespo, sacó una barra de metal de ahí. 

El primer golpe fue en la rodilla derecha. Ella sintió que su pierna se había partido en dos por el dolor que sintió en ese momento. De inmediato sintió otro impacto en el antebrazo. De nuevo la sensación de fractura. El taxista no bajaba la velocidad y maniobraba entre las calles despobladas de Alto Sopocachi. Otro golpe, esta vez en la pierna izquierda. Ahora la señora apunta al cuello o pecho. Ambas manos reciben el castigo por tratar de cubrirse.
 
Detalles más precisos sobre ubicaciones y señas particulares de los tratantes no pueden divulgarse porque hay una denuncia en marcha. Los secuestradores tienen como hábito alquilar departamentos en zonas donde no hay mucho tráfico como Alto Sopocachi o Llojeta. Los golpes no sólo buscaban reducirla y evitar que escape. También eran el principio de una seguidilla de actos intimidatorios para reducir y, a la larga, anular la voluntad de la víctima.
 
Ya era de noche y ella permanecía amarrada a una silla con la luz apagada. Otra forma de doblegar el espíritu de las chicas que raptan es jugar durante más de 12 horas con la incertidumbre, desubicación y el hambre. En cierto momento, la muchacha logró dormir.
 
El negocio de la trata, el segundo acto ilícito más lucrativo del mundo después del narcotráfico, está segmentado y terciarizado. Lo mismo pasa con el comercio de droga y con el contrabando de animales y recursos naturales. Es capitalismo en alto estado de pureza. Hay dos modelos. El vinculado con el método del secuestro incluye cuatro grupos: los encargados de inteligencia y seguimiento, el grupo de choque que se ocupa del “levantamiento”, él o los niñeros que manejan las casas y por último los encargados de la entrega de las chicas a los que administran los establecimientos de explotación sexual o laboral. Las organizaciones que se dedican al rapto de personas para después pedir un rescate funcionan con un esquema similar. Si hablamos de bandas grandes, como las que operan en Santa Cruz y, en menor medida, en La Paz, los miembros rasos de estas “secciones” del negocio casi no se conocen entre sí. De esta forma, cuando cae algún grupo, los demás están a salvo de delaciones.
 
El segundo sistema es el más común en el mundo de los tratantes. Es el método, por decirlo de alguna manera, no violento. Por lo general son mujeres (muchas de ellas víctimas de trata en el pasado) las que se encargan de la captación de niñas y jóvenes, otro grupo se ocupa del transporte y preparación, un tercer sector maneja las casas de seguridad y al final de la cadena aparecen los dueños de los “negocios”. En muchos casos pandillas locales son incluidas en el esquema. Se convierten en la nueva familia de las muchachas mientras son drogadas, intimidadas y violentadas física, emocional y psicológicamente para aceptar su nueva vida. Toman ventaja de chicas en situaciones de desesperación económica o que provienen de familias destruidas. Hay niñas que terminan en manos de los tratantes por huir de las palizas o violaciones de sus propios padres y hermanos. El sistema funciona con igual efectividad en el campo o las ciudades. Es la esclavitud del siglo XXI.
 
La trata abastece a mercados de explotación laboral y sexual, sin embargo el modelo de negocio que existe permite que las economías perversas que coexisten en el país y en el continente se articulen y complementen. Los mismos grupos de tratantes, están metidos en el reclutamiento de chicas para convertirlas en mulas o tragonas. También, en el resto del continente, son parte de la cadena de actores vinculados con el tráfico de órganos. En el norte amazónico boliviano secuestran mujeres de comunidades indígenas y poblaciones rurales con fines de explotación sexual en zonas de contrabando de minerales y madera. Como si de una casa de proveedores se tratara, se ha convertido en un negocio compartimentado y especializado. Son las nuevas reglas del juego.
 
A la mañana siguiente, con la espalda destruida y las piernas casi paralizadas por los golpes y las 16 horas amarrada a una silla, montaron a la joven en otro vehículo. Los dos días siguientes los pasaría en Oruro. Las estrategias para quebrar su voluntad continuaron en ese tiempo con mayor intensidad. Así han doblegado a cientos o miles de muchachas. Algunos grupos de tratantes “culminan” su trabajo con la violación de las chicas, ya a esas alturas incapaces de ofrecer casi ninguna resistencia. Después las entregan a los administradores de los centros de explotación o las sacan del país. Ella se salvó. Unos vecinos la vieron desde la calle por la ventana, entendieron lo que pasaba y la ayudaron a escapar. Tuvo mucha suerte. En Bolivia se produce al menos un caso de trata por día. Dos terceras partes de ellos suceden en La Paz. La inmensa mayoría de las víctimas son niñas, adolescentes y mujeres jóvenes. Casi ningún tratante ha sido condenado. A pesar de las leyes nuevas, menos del 1% de los casos denunciados en los últimos cinco años culminó en sentencia. El negocio de la trata, que genera más ganancias que la venta de armas, avanza viento en popa.

El blog de @ivanbor
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América Latina y España: nuevos rumbos

Han sido 200 años de relaciones con alti-bajos entre países latinoamericanos y España. Desde la independencia hasta los bicentenarios.

Más allá de las consideraciones históricas, el siglo XXI se plantea globalizado. Desde las migraciones “en masa” de latinoamericanos a la Madre Patria hasta algunas nacionalizaciones de inversiones españolas en América Latina.

La ¿superada? crisis económica española y su reciente abandono de ideologías de izquierda podrían ser nuevos motivadores para ejercer un nuevo papel de “puerta de ingreso a Europa” para una América Latina que es briosa y que, en la perspectiva energética guarda posibilidades de negocios en gas y petróleo tan importantes que América Latina va a ser un proveedor de materia prima pero también de productos energéticos de valor agregado que van a ser demandados por grande parte del mundo. Allí está la clave del nuevo enfoque: redefinir nuestras relaciones basados en comercio, en intercambio, en tecnología y en profundo respeto a diferencias y coincidencias. No vamos a negar, por lo menos quien escribe, de nuestras raíces lingüístico-culturales tan ricas que vienen de toda la geografía española: desde el país vasco, pasando por el mundo catalán hasta Extremadura. La riqueza cultural/lengua de España es el vehículo fundamental de ésta alianza de más de 300 millones de habitantes.

Infortunadamente, y de momento, el populismo hizo carne en algunos países de América Latina impidiendo, quizá, un mejor desarrollo de relaciones con España por el re-surgimiento de algunas corrientes anti-hispanas pero que, con paciencia y globalidad, se van a superar bajo el influjo positivo de la tecnología.

La tecnología, las redes sociales concretamente han aproximado al mundo y lo han reducido a una pantalla de smart phone y eso debe alegrarnos. Las nuevas generaciones hoy están preocupados en ser emprendedores y ganar dinero al margen de cualquier rencilla y rencor.          

Me suscribo a la máxima que indica que “España y América Latina tienen un futuro compartido” producto del análisis que recientemente un grupo de intelectuales de España y éste lado del mundo concluyeron sobre la  realidad política, económica y social Iberoamericana (en el marco de un evento de la Casa de América en Madrid en un Diálogo Abierto organizado por el Ministerio de Asuntos Exteriores de España con CAF -banco de desarrollo de América Latina, mayo 2014).

La reflexión hoy en día está centrada en: obligatoriedad de promoción y profundización de la democracia en países de América Latina, búsqueda de nuevos focos de inversión en áreas concretas (energía, telecomunicaciones, construcciones), basados en una coincidencia mínima: el futuro de los hispanohablantes debe mejorar en comparación a los anglo-parlantes o sociedades del Asia que han alcanzado mejores niveles de crecimiento y desarrollo económico.

España será para América Latina siempre nuestro mejor aliado, nuestra antesala a Europa y nuestras raíces, hoy convertidas en anhelos de futuro, deben estar aferradas de la mano de visión de construcción de sociedades modernas, globales, integradas y competitivas. Debemos, por poner algún ejemplo, alcanzar el nivel de desarrollo de países del golfo: mucho petróleo y mucho gas con importantes inversiones y alianzas estratégicas, naturalmente preservando nuestros valores cristianos y culturales.

Sinergias compartidas serán útiles para la emergente economía de la energía de América Latina. Entre el PP español y el nuevo Rey Felipe VI tienen la misión de continuar alentando, promocionando, patrocinando y avalando democracias en América Latina, repudiando a autoritarismos y populismos.

Quizá un escenario que haya que revalorizarlo y re-jerarquizarlo son las Cumbres Iberoamericanas de jefes de Estado y de Gobierno, creando mecanismos más palpables de integración por ejemplo: una carta energética España-Latinoamérica, fortalecer el rol de una Secretaría permanente para Asuntos tecnológico y comerciales; escribir una especie de “carta democrática” en donde España sea parte de una veeduría permanente para vigilar que la continuidad y línea democrática de países latinoamericanos no sea quebrada y otros mecanismos de integración efectiva entre sectores académicos, empresariales y sociales.

Así vamos por el futuro!

 

 

Hablemos de energía
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Venezuela en la carraplana

En la Cuba castrista es muy difícil ver en calles o carreteras automóviles nuevos y uno se asombra de ver rodando modelos de los años 40-50 restaurados. Contrariamente, en Venezuela hoy se ven muchos vehículos último modelo, y hasta de lujo, y sin embargo el país, como la ex Perla del Caribe, está en la carraplana.

El término, aceptado por la Real Academia, significa pobreza extrema. Porque, ¿qué otra cosa significa que la gente tenga que levantarse a las 4 de la madrugada para formar cola ante los supermercados por un kilo de harina pan, arroz, azúcar, café, leche en polvo o un litro de aceite?

Estos días es supremamente heroico conseguir repuestos para automóviles y las baterías desaparecieron del mercado. Por eso es que todos los días aparecen autos despanzurrados. Los ladrones los dejan sin vidrios, neumáticos, baterías, etc.

Para conseguir cemento hay que hacer colas de hasta de dos días. Una nueva profesión está de moda: Los “coleros”, personas que hacen cola y venden sus puestos a los que llegan tarde o tienen apuro en comprar.

Muchísimas medicinas han desaparecido de los anaqueles y familiares de los enfermos peregrinan de farmacia en farmacia en busca de acetaminofén, dado que el dengue ha reaparecido con fuerza pese a que la enfermedad había sido erradicada de Venezuela hace muchísimos años.

La semana pasada se declaró una emergencia en el Hospital Central de Maracay tras la muerte de ocho personas por un raro mal. Hay sospechas de que se trata de meningococcemia, producto del hacinamiento, la insalubridad, el hambre y la basura.

El Dr. Angel Sarmiento dio la voz de alarma y la respuesta del gobierno ha sido negar la existencia de la emergencia sanitaria, pero impide las autopsias de los fallecidos y ordenó que se los entierre a la brevedad. El presidente Nicolás Maduro, ordenó, que el médico sea enjuiciado, mientras la ministra de Información, Delcy Rodríguez, amenaza a los medios por “publicar noticias alarmistas”.

Rodríguez, empero, ni siquiera ha llamado la atención del presentador estrella del canal oficial de TV, Walter Martínez, que en clara demostración de la crisis pidió públicamente que se le ayude a encontrar determinado medicamento para uno de sus familiares.

El famoso profesor de economía de la Universidad de Harvard, Ricardo Hausmann, reveló estos días que las finanzas venezolanas están en la carraplana y pormenorizó las multimillonarias deudas del régimen con acreedores internacionales, sosteniendo que su impago es la causa de la crisis de falta de alimentos, medicinas, repuestos, etc. en Venezuela.

Maduro reaccionó furibundo y llamó “bandido” al célebre venezolano, considerado como una eminencia en materia económica por organismos internacionales. El desaforado sátrapa dispuso también que el científico sea procesado por “conspirar desde el exterior contra Venezuela”.

El régimen se mantiene en su terca posición de culpar a la oposición por haber desatado una “guerra económica”, pero tampoco toma medidas para superar la grave crisis mientras el bolívar, que oficialmente oscila entre 6.30 y 49.98 por dólar, en el mercado negro alcanzó el pasado fin de semana la mítica cifra de casi 100. La cosa está difícil.

(*) Hernán Maldonado, periodista, ex UPI, EFE, dpa, CNN, El Nuevo Herald. Por 43 años fue corresponsal de ANF de Bolivia.

 

 

Tierra Lejana
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