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La triste hegemonía comunicacional

Joseph Goebbels, el ministro de Propaganda de la Alemania Nazi, quedó como un niño de pecho ante los socialistas del Siglo XXI que, tras apoderarse de los medios de comunicación masivos en Venezuela y Bolivia principalmente, tergiversan la verdad a su gusto y sabor y al por mayor.

“Esa es nuestra meta”, dijo cínicamente hace algunos años Andrés Izarra, cuando era ministro de Información del finado Hugo Chávez Frías, al abogar en una entrevista con CNN sobre la “hegemonía comunicacional” como instrumento eficaz de gobierno.

Este 28 de febrero el régimen de Nicolás Maduro recordó el cuarto de siglo del “Caracazo”, la asonada que –según el chavismo--  fue el germen de los frustrados golpes de Estado que intentó en 1992 Chávez contra el régimen democrático de Carlos Andrés Pérez.

En otros tiempos la conmemoración solía congregar a decenas de miles de chavistas a las calles. Este año solo acudieron unos cuantos miles, la mayoría empleados públicos obligados y la vagabundería tarifada que vive del erario nacional justo para acudir a ese tipo de movilizaciones.

Los medios oficiales –se calcula que unos 450 entre radios, televisoras y diarios--  inflaron las cifras y TeleSur tuvo el descaro de poner imágenes de una concentración de febrero del 2010, como si hubiera sido la de éste sábado.

Obviamente todos estos medios ignoraron por completo la colosal marcha de decenas de miles de personas en San Cristóbal, capital del estado Táchira, fronterizo con Colombia, donde el miércoles el niño Kluiverth Roa fue descerebrado de un escopetazo por una policía chavista durante las protestas estudiantiles contra el régimen.

Algún día se sabrá cuántos millones de dólares le costó al chavismo hacerse de ese descomunal imperio propagandístico-comunicacional. Hasta ahora no se sabe quiénes compraron en 2014 a El Universal, el gran diario caraqueño que de opositor ahora es oficialista, al punto que el atroz crimen de Roa ni siquiera fue mencionado en su portada.

En Bolivia ocurre lo mismo. Sin embargo, las fechorías gubernamentales fueron ya documentadas por el periodista Raúl Peñaranda, en su libro Control Remoto, donde con lujo de detalles demuestra cómo el oficialismo creó redes de radios comunitarias y se hizo de una cadena de medios poderosos como las televisoras ATB, PAT, Full TV, Abya Yala y grandes diarios como La Razón y Extra, lo que ha llevado a ufanarse a Evo Morales de que ahora “solo un 10 o 20% de los medios son opositores”.

Morales, quizás instruido por Chávez, se apoyó en financistas venezolanos como Carlos Gill. La técnica para obligar a vender a sus dueños fue el chantaje, las consabidas “inspecciones fiscales”, el amedrentamiento directo, como en el caso de Página Siete que ante el acoso se vio obligado a “renunciar” hace un año a Peñaranda, su director-fundador.

En Control Remoto se precisa cómo se instruye a esos medios desde el gobierno a manipular la información, a ocultarla, a ignorarla, o desvirtuarla. El libro es un documento de primera importancia para cuando la Justicia regrese a Bolivia y los pillos sean sentados en el banquillo de los acusados.

Goobbels les hacía creer a los alemanes que estaban ganando la guerra cuando los rusos estaban ya en las puertas de Berlín. No pudo ser enjuiciado. Se suicidó. Los modernos “goebbelsitos”, estoy seguro, sobrevivirán y más temprano que tarde tendrán que pagar sus fechorías.

(*) Hernán Maldonado es periodista. Ex UPI, EFE, dpa, CNN, El Nuevo Herald. Por 43 años fue corresponsal de ANF de Bolivia.

Tierra Lejana
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Un subsidio que llega a todos

Un tema que estará continuamente presente durante este año es el camino que seguirá el precio del petróleo, el cual viene cayendo notoriamente desde octubre del año anterior. Si tomamos en cuenta el comportamiento del petróleo denominado Crude Oil West Intermediate, en promedios, se tiene $us 93,1 por bbl para el año 2013. Presentó una  reducción que alcanzó a $us 59,3 la unidad para diciembre del año 2014. Para enero la caída continuó, cerrando en $us 47,3. Los datos para el mes de febrero insinúan una leve recuperación que podría dar como resultado que este mes se tenga un precio del orden de los $us 50. De cualquiera manera el mundo está enfrentado una significativa reducción del precio de este importante energético que tendrá sin duda alguna repercusiones en todo el mundo. Consecuencias negativas para los exportadores de hidrocarburos y positivas para los importadores.

Para el caso de Bolivia, que es un exportador neto de hidrocarburos, porque exporta más de lo que importa en esta materia, recibirá un impacto negativo. Dado que el precio del más importante producto que Bolivia exporta es el gas, cuyo precio está vinculado al precio del petróleo, verá como consecuencia, durante el año 2015, la reducción del valor de sus exportaciones. Esto representará que ingresarán menos divisas al país para financiar sus importaciones. Felizmente, el país goza de un elevado nivel de reservas internacionales, las cuales pueden utilizarse si es que el país cayese, este año, en déficit  comercial, para financiar todas las importaciones que requiera el funcionamiento económico.

Como Bolivia importa hidrocarburos líquidos que los vende en el mercado interno de manera subsidiada, la caída de los precios de hidrocarburos implica que el país gastará menos en la importación de este rubro, razón por la que el subsidio gubernamental total disminuirá.

Una publicación del periódico El Día de Santa Cruz, basado en datos de la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH), indica que el precio internacional del diesel, hoy, se ubicaría en 0,96 $us. el litro, el mismo que se vende en Bolivia en 0,50 $us, siendo la diferencia el subsidio que lo paga el Estado.

En la medida que ha caído el precio del diesel ha caído la subvención. Este comportamiento puede generar la idea de que sería momento adecuado para reducir el subsidio, aumentando el precio interno del diesel en Bolivia.

Con esta inquietud, la Revista PODER Y PLACER pone a disposición de sus lectores los resultados de una encuesta, técnicamente bien hecha, en las principales cuatro ciudades del país: Santa Cruz, La Paz, El Alto y Cochabamba, acerca de las consecuencias que tiene sobre el país la caída del precio del petróleo y si es momento de eliminar el subsidio interno. Sus respuestas son las siguientes:

La  ciudadanía boliviana cree, en un 58%, que la caída del precio internacional del petróleo afectará al país.  Y es en la ciudad de La Paz donde esta percepción es bastante mayor que en Santa Cruz (69% contra 55%). Esto indica que la población correctamente vislumbra que las exportaciones de gas para el país son altamente significativas.

Pero por otro lado, como se dijo, disminuirá el subsidio estatal para los combustibles que Bolivia importa, por que no los produce. ¿Qué es lo la gente piensa con relación al subsidio? El 60 por ciento se pronuncia por mantener los precios internos actuales. En las cuatro ciudades encuestadas mayoritariamente se han pronunciado en este sentido. Para La Paz se tiene un porcentaje del 64,5 %, le sigue Santa Cruz con un 62,3 %, Cochabamba 56,5 % y El Alto con el 54,5 %. En síntesis, la mayoría del país está de acuerdo con el subsidio, no hay apoyo de la población para eliminar el subsidio. ¿Por qué?

La explicación está que el subsidio beneficia a toda la actividad económica del país. La publicación, ya aludida del Periódico El Día sostiene, con información de la ANH, correspondiente al mes de diciembre del año 2014, que el consumo de diesel, no sólo beneficia a la agroindustria, como suele pensarse, sino que beneficia a una variedad de sectores, siendo el más importante el mismo sector petrolero con un 25 %, seguido por el transporte con 22 %, la construcción con un 15,3 %, electricidad con el 14,8 %, la agricultura con el 14,2 %, la industria con el 6,5 % y la minería con el, 2,6. Esto quiere decir que, en definitiva, los beneficiados son los demandantes de diesel como los demandantes de productos finales, porque pagan precios menores de los que deberían hacerlo, gracias a que tiene un subsidio en un producto vital: “el diesel”. En general, todos se benefician con el subsidio. Podríamos decir que este subsidio, de una u otra manera, llega a todo el país.

 

La Paz, 1º de marzo de 2015  

 

Profesor emérito de la UMSA y Miembro de la Academia Boliviana de Ciencias Económicas     

Economía de Mercado
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Una mirada a las metrópolis bolivianas

El proceso de urbanización en Bolivia tiene una orientación definida  y se afianza en torno a las tres áreas metropolitanas de Bolivia, pero sobre todo marca una diferenciación entre dos modelos de urbanización: el tradicional de La Paz y el moderno de Santa Cruz. Cochabamba se constituye en un modelo intermedio que goza de las características de ambas.

En su generalidad, la gran mayoría de las personas encuentran en las ciudades mejores respuestas para escapar de "la trampa de la pobreza”. En ellas existen espacios y ámbitos para mejorar   sus condiciones de vida e ingresos. La tendencia a la migración campo-ciudad no se interrumpió, pese a que surgieron nuevos centros urbanos y económicos en áreas tradicionalmente rurales, con un costo muy alto para las poblaciones indígenas y el medio ambiente. El repunte del "extractivismo” en sectores agropecuarios, forestales, mineros, hidrocarburíferos e hidroeléctricas  se desarrolla en áreas rurales, sin retener a la población rural. Son actividades de alta tecnología, que demandan menos mano de obra y más calificada.  

En Bolivia, como bien lo señalaba José Blanes (2006), existen estas tres zonas metropolitanas, que cada día hacen escuchar voces claras que es necesario atender con cuidado. En estas zonas se ha ido concentrando lo más duro y conflictivo de la pobreza. Allí residen la mayor parte de los desafíos del país para competir tanto interna como externamente. De lo que ocurra en estas tres grandes áreas urbanas depende la eficiencia de la economía y de la institucionalidad del país. Allí se han identificado problemas de naturaleza metropolitana para los cuales se requiere soluciones, pues al mismo tiempo que se constituyen en oportunidades de desarrollo territorial, pueden convertirse en obstáculos para el mismo.

Las ciudades como tales no han sido un objeto explícito de interés de parte del sector público; sólo se las ha considerado como espacios de construcción política, tanto a nivel de la gestión pública como por el sistema político. Los actores de la sociedad civil o de la economía han desarrollado acciones parciales y fragmentadas sobre los procesos urbanos.

El marco legal, desde la Ley de Participación Popular hasta llegar a la actual Ley Marco de Autonomías no han contemplado este tema de forma adecuada, por lo que se trata de una asignatura pendiente que plantea grandes urgencias. La acelerada emergencia de áreas urbanas metropolitanas no estuvo acompañada por la formación de actores de la sociedad civil relacionados con las dimensiones urbanas metropolitanas, y no se han consolidado estrategias de acción para abordar los problemas metropolitanos.  Es una constatación empírica que el tema de la metropolización se lo aborda como un problema y no como una oportunidad de desarrollo. El contexto ciudadano e institucional del país no está aún maduro para enfrentar el tema. Parecería que los principales decisores políticos no van al ritmo de las dinámicas poblacionales que día a día se dan en los centros poblados, donde la población ha impuesto de facto la metropolización, usando el territorio en función de sus necesidades e intereses.

El crecimiento urbano tiene impacto sobre el medio ambiente de las ciudades y de sus regiones de influencia. Este factor se refleja  en la vulnerabilidad frente a desastres naturales que impactan en las concentraciones urbanas más precarias y pobres. Las relaciones entre urbanización, medio ambiente y desastres (naturales y provocados) son muy complejas: cada vez más responden a las acciones humanas, influye negativamente la presión ejercida por la producción y el consumo. "La urbanización no asegura el desarrollo sostenible”, pese a que reduce los índices de pobreza. Los daños causados por estos desastres  tienen efectos multiplicados por la concentración poblacional y bienes expuestos. Pero, al mismo tiempo, la concentración urbana permite reacciones más rápidas, medidas de mitigación y alerta temprana, especialmente frente a los eventos naturales que ya son predecibles.

El proceso de metropolización del país se caracteriza por la expansión dispersa y el crecimiento de urbes pequeñas en torno a ciudades capitales (conurbación) hasta unirse. Este proceso es un fenómeno de conurbación muy complejo de características socioeconómicas y culturales. La nueva Constitución Política del Estado, en su artículo 280, y la Ley Marco de Autonomías, en los artículos 25 y 26 del capítulo III, definen la conformación de regiones metropolitanas. Se especifica que la región es un espacio de planificación y gestión conformado por varios municipios o provincias que tengan continuidad geográfica y sin cruzar límites departamentales. Además establece que las conurbaciones mayores a 500 mil habitantes pueden constituirse en regiones metropolitanas, cuando comparten cultura, lengua, historia, economía y ecosistemas. 

El 2001, Bolivia había pasado a la categoría de país mayoritariamente urbano” con más del 50% viviendo en alguna concentración urbana. Hoy, dos departamentos y varios municipios son "predominantemente urbanos” con más del 75% población urbana. La Paz, Cochabamba y Santa Cruz, con más de 1,7 millones de habitantes cada una, se conforman como las tres primeras regiones metropolitanas del país. En Bolivia, el 47,5% de la población vive en las tres principales ciudades del país: La Paz, Santa Cruz y Cochabamba, y sus áreas de influencia inmediata. A partir de este dato duro constatamos que pensar seriamente la relación entre desarrollo y población es también reflexionar en torno a los tres grandes escenarios urbanos del país. 

Desde los años 1950, en Bolivia se ha iniciado un proceso de movilización espacial de su población desde las zonas rurales a las urbanas. Urbanización que no se ha dado con tanta fuerza como en otros países, debido a los procesos de colonización, que ha absorbido parte de la fuerza laboral rural. Desde aproximadamente el año 1988, Bolivia dejó de ser un país rural, como lo muestran los datos históricos del Instituto Nacional de Estadística. 

Esta expansión urbana ha ocasionado que las cuatro ciudades lleguen a sus límites administrativos y de nuevos desafíos, en un proceso de conurbación que: i) congrega en conjunto al 47% de la población de Bolivia, ii) fortalece la interrelación económica, social, política y cultural entre municipios vecinos y, iii) impulsa la constitución y formalización de las áreas metropolitanas de La Paz-El Alto, Santa Cruz y Cochabamba, una situación prevista dentro de la nueva estructura del Estado Plurinacional de Bolivia, contemplada en la Constitución Política del Estado de 2009.

Las tres metrópolis que hoy reúnen a casi la mitad de la población boliviana están en 23 de los 337 municipios del país. Datos del censo de 2012 dan la oportunidad para dibujar una fotografía de la calidad de vida de la población metropolitana. Más del 90% de las viviendas de las cuatro grandes ciudades metropolitanas disponen de agua potable. Sin embargo, en tres de los 20 municipios metropolitanos la mitad de las viviendas consumen agua no potable proveniente de pozos, ríos o vertientes. Únicamente La Paz y El Alto ofrecen saneamiento básico a más del 80% de las viviendas, mientras que en Santa Cruz de la Sierra sólo la mitad de las viviendas cuenta con ese servicio.
La provisión de servicios básicos en las viviendas, la ampliación de la infraestructura sanitaria, mejoras en la calidad de la educación, en el transporte, el empleo, los ingresos y la seguridad ciudadana suponen desafíos a la gestión pública local y nacional. La equidad en la calidad de vida de los bolivianos está en juego. La urbanización y la metropolización son oportunidades para impulsarla.

Serotonina
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Un viaje sin retorno…

“Tenemos que formar una sociedad en Marte” dice Zaskia Antelo Mercado, la cruceña de veinte años preseleccionada entre cien candidatos por el Proyecto Mars One que planea colonizar Marte a partir del 2024. La nota me impactó por la misma razón que su familia se opone y su madre llora: “esto un viaje sin retorno” dice Zaskia, aunque con una nueva tecnología en 20 ó 30 años podría regresar (“El Deber”, 19/FEB/15).

Esta muchacha que da por descontada la vida extraterrestre dice que no le da mucho miedo el viaje -pese a que la mitad de las misiones a Marte explotó- y que quiere representar bien a Bolivia para “mostrar que somos inteligentes”.

Pregunté a mis amigos del Facebook su opinión y recibí muchas respuestas, hasta la ocurrencia de enviar a un par de políticos ¡tratándose de un viaje sin retorno!

La principal crítica al proyecto es el multimillonario costo cuando en la Tierra millones mueren de hambre y enfermedades; ir a colonizar otro planeta cuando el nuestro ni se lo conoce; el carácter casi suicida del viaje; querer conquistar el Universo sin conquistar nuestro espíritu belicoso y destructor, etc.

Del lado de los respaldos: el apoyo a mi “columna marciana”; el hecho que cada ida al espacio produjo adelantos técnicos y científicos; y el orgullo por la posible elección de una cruceña, frente a otras y otros que desde hace tres meses solo piensan en mojarse, bailar y pringarse de pinturas (sic).

Mi amigo Pablo Javier Deheza escribió sobre la decisión de Zaskia: “Valorable su espíritu de sacrificio, que es el signo más bello de la humanidad (…) No será ni la primera ni la última vez que un homo sapiens emprende un viaje sin retorno (…) Nuestros ancestros salieron de África (…) en algún momento existió el primer esquimal, aquel que tampoco volvió por donde vino. Luego llegaron a América e igualmente se quedaron. Lo que varía en este caso es la escala, la proyección fuera del planeta, pero en el fondo es la misma historia (…) Hay algo poético, inenarrablemente aventurado, heroico y épico en el espíritu humano a la hora de su curiosidad y ganas de explorar nuevos horizontes”. Comparto esto pero no lo del “homo sapiens” que -por ser un tema familiar- no comentaré.

Veo dos desventajas para que Zaskia sea elegida: 1) Nunca dijo “iré a Marte si Dios quiere”, así que solo irá si Dios quiere; y 2) No es de Cochabamba…¿acaso los cochabambinos no son los primeros en ir a todas partes? Que esto sirva de esperanza a su familia, más lo primero que lo segundo, por cierto...

(*) Economista, Magíster en Comercio Internacional

 

Fuente: “El Deber”

Santa Cruz, 25 de febrero de 2015

 

 

Buscando la Verdad
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Pacto fiscal e hidrocarburos

Sin ninguna duda que el gran generador de ingresos para el estado boliviano es/será la venta de gas natural. Es una perogrullada de la que nadie se puede abstraer.

En esta década pasada (2005-2015) tendrían que estar funcionando proyectos de industrialización (agregación de valor) al gas y se tendría, consecuentemente, mayores ingresos vía venta de valor agregado adicionalmente a la venta –simple- de materia prima. Pero eso es trillado y ampliamente repetido.

Realizar un “pacto fiscal” es re-organizar el sistema de administración de egresos, pero también de ingresos. No sólo se debe echar mano a los ingresos por venta de hidrocarburos sino también ver temas impositivos. Coincido, aquí, con muchos expertos que piden –justamente- realizar una reforma impositiva: quién cobra qué a quién.

Regular y legislar actividades de tributos a ser cobrados por el Estado central, por los gobiernos subnacionales y los Municipios, son temas que van de la mano del “pacto fiscal”.

Y para analizar quiénes pagan qué tipo de tributo se debe re-pensar en formalizar a la actividad comercial/industrial en el país. Hay mucha informalidad. Mucha actividad comercial no regulada y que no genera tributo.

No sólo es presionar sobre la pequeña porción poblacional que esta(mos) sometida a tributos. Sino ampliar universo tributario.

“Pacto fiscal” debe ir, en consecuencia, más allá de pensar en nuevas fórmulas de división de los ingresos por venta de hidrocarburos que, reitero: es la principal fuente de sustento de Bolivia.

No dejar de lado, bajo ningún concepto, a Ypfb y a la Ebih (empresa boliviana de industrialización de hidrocarburos) que cualquiera de las “fórmulas” de re-distribución planteadas en el marco del “pacto fiscal” deben ser privilegiadas con presupuestos fortalecidos: no se puede generar más ingresos vía hidrocarburos si previamente no se invierte en ampliar y modernizar el sector.

Por lógica –siempre hemos insistido en esto- las regiones productoras de petróleo/gas de Bolivia: Tarija, Cochabamba, Chuquisaca y Santa Cruz tienen que ser consideradas a recibir mayor cantidad de porcentajes en esa redistribución en el ánimo de seguir impulsando la industria energética, particularmente.

No olvidemos que la “división” que se plantee en el marco del “pacto fiscal” sobre los ingresos en hidrocarburos debe tomar en cuenta la movida permanente de los precios de los commodities.

Ahora habrá menos por redistribuir, dada la baja de precios del barril/petróleo.

Es claro que el Pacto Fiscal “es el espacio agendado por la Ley Marco de Autonomías por la que a través de un proceso de concertación, se trataran los aspectos relacionados a la generación, distribución y destino de recursos públicos”; hay dos elementos: cómo generar y cómo distribuir.

No es necesario detenerse en el cómo distribuir, sino más bien en el cómo generar más dinero a partir de otras actividades que no-necesariamente sean de hidrocarburos; sin olvidar ahora que el estado es más grande (más instituciones nacionales, subnacionales, etc) que van a consumir muchísimo más dinero estatal.

Además deseamos conocer qué se hizo con el dinero del gas que administró el estado central, departamentales, municipales y otros desde 2005 hasta la fecha; y fundamentalmente qué se podría hacer con una nueva redistribución para encarar el desarrollo, industrialización de gas y reducción de pobreza.

Está claro, eso sí, que por las próximas décadas el “caballo” de carrera de las finanzas bolivianas es y será el gas natural.

Hablemos de energía
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Descuido interno

Una de las razones por las que se creó una empresa estatal que ofrece servicios turísticos es la necesidad de fomentar el turismo interno en un país con atractivos tan variados que merecen estar al alcance de la mayoría de sus habitantes.

Sin embargo, el turismo interno no se limita a organizar paquetes de ofertas o vender pasajes aéreos. Según me dijeron los entendidos en la materia, lo primero que se debe hacer es alentar a los bolivianos a viajar dentro de su país para conocer tanto los atractivos más publicitados como aquellos que sólo son difundidos por programas o publicaciones especializadas.

¿Y cómo incentivamos a los bolivianos a viajar dentro de Bolivia? La respuesta no es inventarse feriados —recuérdese el retroceso del gobierno en el asueto para el Dakar 2015—, ni siquiera bajar el precio de los pasajes aéreos, sino ofrecer comodidad y seguridad.

Y es que el tema del transporte en este país es un problema endémico, particularmente en fechas de gran movimiento de pasajeros como las fiestas de fin de año o el todavía vigente carnaval.

El principal problema de las aerolíneas son las postergaciones de vuelos. Si el pasajero llega al mostrador con algunos minutos de retraso, la empresa es drástica y no tiene empacho en impedirle subir al avión. Le habla de normas y es inflexible. No pasa lo mismo cuando la que incumple es la aerolínea. Se posterga un vuelo, se comunica el hecho a los pasajeros y punto. No les importa si alguno tiene una combinación en otro aeropuerto o si optó por el avión por razones de tiempo. Como miles de pasajeros saben, las empresas de transporte aéreo fallan y nadie les sanciona. Con ese panorama, ¿cómo se puede programar un viaje corto de, digamos, tres días? Una postergación de vuelo puede tener a los pasajeros varados en el aeropuerto hasta por horas.

El transporte terrestre es peor. La ventaja de viajar por la noche, durmiendo mientras el bus devora kilómetros, casi no existe en Bolivia debido a que la mayoría de las empresas, denominadas “flotas”, tienen buses con fallas en los que no es posible dormir porque, o bien falla la calefacción, en el occidente, o la ventilación, en el oriente, así que permanecer dentro del vehículo es una tortura.

Hablar de las incomodidades de quienes utilizan el servicio de las flotas requiere no sólo el espacio de un artículo de opinión sino trabajos más extensos, ensayos y quizás hasta tesis. El problema es que, mientras lo hagamos, el Estado no ofrece soluciones.

El control sobre las empresas de transporte interdepartamental ha vuelto a ser una pantomima. Haga la prueba y presente una queja a la Autoridad de Fiscalización de Transportes y Telecomunicaciones. Le harán llenar un formulario, le entregarán una copia y le dirán que le llamarán para comunicarle el estado de su trámite pero nunca lo harán. Entretanto, el servicio seguirá sumido en el caos, manejado por personas sin educación que te quitan las ganas de viajar por el país.

Entonces, el fomento al turismo interno no es simplemente cuestión de paquetes o pasajes. Es, fundamentalmente, educación por parte de operadores y usuarios para utilizar adecuadamente los servicios turísticos. Cuando comprendamos esa verdad de Perogrullo, estaremos listos para conocer Bolivia sin tener que arrepentirnos por ello.

 

Surazo
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El amarillo patito

Hay cosas en la vida que deberían ser sencillas, pero, como siempre, nos empeñamos en complicarlas más allá de todo sentido común. Si nos ponemos a hacer una lista, nos daremos cuenta que en lo cotidiano nos hemos acostumbrados a aceptarlas como si fueran de lo más normal. No las cuestionamos, simplemente  callamos y por un factor de comodidad, seguimos adelante.

Una de esas cosas, en apariencia superflua, nos tocó resolver desde hace varias semanas, en apariencia la misión se tornaba fácil y sencilla, estábamos equivocados, incluyo en el contexto a mi compañera, que al final tuvo que cargar el peso en su espalda y concluir la controvertida faena. Estoy hablando sobre la lista de útiles.

Mi pequeño hijo que ingresó este año al pre-kinder, seguro que más de un lector acabada de recordar la terrorífica pesadilla que significa la lista, no sólo por su costo, también por su lo difícil que es adquirirla y las múltiples demandas que conlleva. En nuestro caso, la nuestra implicaba 75 elementos.

Uno creería que con ir a una librería bien equipada se resuelve a velocidad de un rayo, pero no, resulta que se debe ir a diferentes secciones de un mercado, abarrotes, telas, pinturas, juguetes e incluso de herramientas. Pasamos a detallar, en alimentos pidieron medio kilo de sal, una libra de fideo, un kilo de harina y una libra de pepas de zapallo, que no suelen vender así nomás, ni en zapallolandia; las caseras ante el pedido señalaron que las pepas se las bota y que hay que ir antes que lo hagan, en la mañana y que aun así son tan frágiles que se deshacen, se debe adquirir la procesada, la semilla, que tiene un costo aproximado de doscientos bolivianos.  La profesora ante la explicación, recomendó que nos compremos un cuarto de zapallo al igual que otros papás, vegetal que no alcanzaríamos a consumir ni siquiera en quince días, cocinando guisos y sopas.

Otro pedido fue el de un punzón, arma letal que utilizará mi hijo de cuatro años para no sé qué cosa, de la misma manera sobre de colorantes vegetales anaranjado, verde, azul, café, amarillo, morado, rosado y rojo, sospechamos que un día llegará a casa con una de esas poleras multicolor estilo hippie, aunque no nos pidieron una, pero sí medio metro de tela galleta. El más extraño es el de cien vasos descartables, según la explicación que se halla en la lista, la profe señala que según su experiencia los niños piden agua aproximadamente dos veces en su turno, o sea que calculando los doscientos días trabajados…

Aquí va el motivo de la columna, exigieron para guardar el material de aseo: dos rollos de papel higiénico, cepillo de dientes, toalla pequeña, pasta dental, jaboncillo, vasito resistente, una bolsita de tela color amarillo patito. Cuándo pregunté si podía ser otra me dijeron que no, que podía comprarla en la Max Paredes, cruzar toda la ciudad en minibús, trepar cuestas e invertir al menos tres horas de viaje para resolver el asunto, aunque también fueron generosas al decirme que podía ser otro tono siempre y cuando sea amarillo. Ante mi reclamo me aclararon que al momento de la inscripción firmé un contrato que debía cumplir. Socializando mi pena, descubrí que así siempre había sido, que cada año es peor, que antes no era así. Padres al fin… todo sea por nuestros hijos o por las profes.

 

Anatomias
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Los monarcas de la mentira

Hubo un tiempo en que los izquierdistas se ufanaban de enarbolar las banderas de la verdad cuando perseguidos por las dictaduras militares regaban con su sangre vastas regiones del suelo latinoamericano. “Ante la mentira reaccionaria, la verdad revolucionaria”, era su consigna.

A los periodistas nos advertían por diferentes medios el lugar donde podríamos recoger sus comunicados desde la clandestinidad. Así supimos, por ejemplo, de la ejecución por la guerrilla de Honorato Rojas, el campesino que traicionó al Che o de los pormenores de la emboscada fatal a Guido “Inti” Peredo.

Por esos medios nos informaban los captores del industrial estadounidense William Niehous, secuestrado por más de 3 años en Venezuela. O cómo murió Jorge Rodríguez (padre del actual alcalde del distrito caraqueño Libertador, del mismo nombre), líder del grupo guerrillero Punto Cero (hoy tenaz opositor al régimen de Nicolás Maduro).

En función de gobierno esos guerrilleros de ayer, o sus descendientes, se muestran como unos monarcas de la mentira y del eufemismo. Por ejemplo, en Venezuela hoy no hay presos políticos, sino políticos presos. No hay presos, sino “privados de libertad”. No hay desabastecimiento de artículos de primera necesidad, sino “escasez de productos de consumo masivo”.

Maduro, en poco más de 2 años de gobierno ha denunciado 20 intentos de magnicidio y hasta ahora no ha mostrado una sola prueba. La más ridícula acaba de revelar al sostener que los complotados intentaban bombardear con un Tucano el Palacio de Miraflores y una docena de edificios públicos.

Los Tucanos son aviones de entrenamiento que solo existen en algunos museos del aire y que por por su alcance, jamás podrían haber despegado desde Brasil o Colombia para llegar a Caracas. Mucho menos cargar tantas bombas como para atacar a tantos objetivos. Ni que fuera un Tomcat F14 (también pieza de museo).

El alcalde Jorge Rodríguez, yendo más allá, acusó al líder de la oposición, Henrique Capriles, de ser uno de los que estaría a bordo del Tucano “bombardeador…” El líder de Primero Justicia, Julio Borges, desde hace años desalienta cualquier iniciativa de protesta callejera, pero ahora la petrodictadura quiere despojarle de su inmunidad parlamentaria acusándolo de conspirador.

El sexagenario alcalde metropolitano de Caracas, Antonio Ledezma, desde siempre ha sido reconocido como un líder cívico apegado a la ley, un caballero de la política, pero Maduro ordenó la semana pasada su encarcelamiento por conspirador. Fue sacado de sus oficinas por una banda armada como si se tratara de un peligroso delincuente.

Todas las tropelías del régimen son para tapar la aguda escasez de alimentos, medicinas y repuestos o para neutralizar las revelaciones de un ex alto escolta del presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, a quien, el capitán de corbeta, Leamsl Salazar le acusa ante la DEA de ser el líder narcotraficante del Cartel de los Soles.

También se procura distraer la atención de la revelación de que jerarcas chavistas tienen una cuenta en el banco suizo HSBC por $14.500 millones. La dictadura dice que son fondos legales, pero no explica quién los depositó, por cuál razón, siendo así que el país actualmente mendiga préstamos en China y Rusia.

Todo el desastre que es la actual administración es ocultada por la “hegemonía comunicacional”. Ahora se ve por qué el chavismo compró 6 televisoras, y unos 450 diarios, revistas y radioemisoras. Para esos medios Venezuela vive el mejor de los mundos, a no ser por “pequeños problemas” atribuidos al imperialismo norteamericano que “quiere apoderarse de nuestro petróleo”.

(*) Hernán Maldonado es periodista. Ex UPI, EFE, dpa, CNN, El Nuevo Herald. Por 43 años fue corresponsal de ANF de Bolivia.   

Tierra Lejana
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¡Pinches minibuseros!

“El mundo gira y gira y cuando gira es chico”, cantaba con mucha sabiduría Leo Dan. Algo así me ocurrió en los últimos días, cuando de la noche a la mañana me vi obligado a utilizar con mayor frecuencia el transporte público, de manera que volví a someterme a una intensa y ahora, cotidiana tortura física y sicológica que me impulsó a llegar a la conclusión que mi voto para la alcaldía será para el candidato que proponga regular y mejorar este desastroso servicio.

Ocurre que una de las primeras torturas es subir y acomodarse en un minibús. Al haberle retirado los asientos originales y ser reemplazados por unos hechizos, el pasajero se ve obligado a acomodarse en una verdadera lata de sardinas, suficiente con ser un poco más gordo y alto de lo habitual para que uno no entre en el lugar asignado, tenga las rodillas clavadas en la espalda del pasajero del frente y corra el riesgo de fracturarse el cuello.

Ante el excesivo uso y poco mantenimientos de estas latas con ruedas que se trasladan de un punto a otro destartalándose de parada en parada, sus asientos se han convertido en peligrosas herramientas que pueden dejar al cliente sin dedos al desdoblarlos, con dolores de espalda e incluso una hernia de disco, al hacer equilibrio y sortear los baches o te dañas la espalda o rompes la cabeza. Al subir e intentar acomodarse, el minibús parte raudamente encajonándote al fondo o encima de otro pasajero, provocando más lesiones.

Más allá de llevarte este servicio hasta cierto punto, también te roba, bajo la excusa del “sueltitos nomás” o “no tengo cambio”. Entonces, el pasajero debe ir cediendo los centavos, resultado que confirma su estrategia de contar e imponer siempre una tarifa que te obligue a dar un cambio de diez centavos, pero como “no existen” ya esas mágicas moneditas, se lo embolsillan o directamente te cobran redondeando la cifra.

A estos choferes no les importa cuán apurado o necesitado se esté, paran y aceleran cuando les conviene. Si uno reclama lo manda a jalar, lo echan y todavía lo riñen por no haber tomado un taxi o trufi. En una ocasión, subí al minibús temprano, estaba lleno, reinaba la tranquilidad, muchos pasajeros dormitaban otros dormían profundamente, el conductor conducía relajado, de la radio brotaba música clásica, pensé que esa podría ser una solución, mediante ordenanza imponer a los conductores a escuchar música clásica, soñar no cuesta nada.  El chofer de se dio cuenta de lo ocurría, rápidamente cambió de dial y volvió la estridencia de siempre.

Hasta el momento no he visto un alcalde que haya logrado ponerle un freno ante tanto maltrato. Electoralmente son considerados como una fuerza con poder de decisión, absurdo razonamiento electoral que obliga a los candidatos a no pelearse con determinados sectores, temen el voto castigo, mil choferes son más importantes y valiosos que cien mil ciudadanos.

Es increíble como las autoridades municipales se arrodillan ante estos maltratadores y se rinden, diseñan nuevos sistemas de transporte, les legalizan las tarifas, oficializan el trameaje, no los regulan, ahora plantean convertir sus sindicatos en empresas, creyendo que así podrán mejorar el servicio, lo único que ofrecen es amplificar el descontrol. Es probable que el mal del transporte público sea una de las peores desgracias en el país. Yo votaré por el candidato comprometido en mejorar esta maldición, de lo contario, nulo nomás. 

Anatomias
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Metas, mitos y mentirillas

El Informe 2014 de la FAO titulado “El Estado de la inseguridad alimentaria en el mundo” da cuenta que 805 millones de personas sufren hambre crónica, una preocupante realidad considerando lo que podría ocurrir el año 2050 con más de 9.000 millones de habitantes en el globo terráqueo si no se toman los recaudos necesarios para alimentar a la más valiosa creación de Dios: el hombre.

La guerra contra el hambre en el mundo tiene que ver básicamente con el acceso a los alimentos y el producirlos de forma creciente. Lo primero depende de una mejor distribución del ingreso y lo segundo, de factores escasos de producción como la tierra y el agua.

El desafío es grande: queremos menos pobres en el mundo, la población sube, la demanda de alimentos aumenta: ¡hay que producir más y mejores alimentos!

Para que en los últimos veinte años 209 millones de personas hayan superado el hambre crónica con alimentos a precios altos, mucho tuvieron que ver las políticas sociales pero también la tecnología -diré mejor la biotecnología- que ayuda a producir mejores alimentos con menos recursos; baja las pérdidas por enfermedades, plagas o clima, y reduce el uso de agroquímicos.

Un último informe del Servicio Internacional de Adquisición de Aplicaciones de Agrobiotecnología (ISAAA en inglés) da cuenta que desde 1996 el área sembrada de semillas genéticamente modificadas en 28 países creció cien veces hasta alcanzar a 181,5 millones de hectáreas el 2014, favoreciendo a 18 millones de agricultores, 90% pequeños con pocos recursos.

Si bien EEUU lidera los cultivos biotecnológicos seguido de Brasil, Argentina, India y Canadá, cerca de 15 millones de campesinos en China e India siembran más de 15 millones de hectáreas de algodón; Filipinas y Vietnam avanzan con maíz tolerante a herbicidas e insectos; Bangladesh tiene ya su berenjena biotecnológica y va por la papa, algodón y arroz, e Indonesia avanza con caña. A la hora de alimentar no hay ideología sino realismo y pragmatismo.

El Informe de la FAO destaca a Bolivia por su avance en seguridad alimentaria, aunque más de 2 millones de bolivianos se acuestan cada noche con hambre. Bueno será que de cara a la Cumbre Agropecuaria -para cumplir las metas de 45 millones de toneladas de alimentos y cero pobreza extrema en el 2025- se superen los mitos y también las mentirillas de ciertas ONGs que lucran con la pobreza, sabiendo que hasta Cuba produce alimentos biotecnológicos y que Venezuela los importa desde EEUU y los consume sin ningún problema…

Buscando la Verdad
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