Blog de Boris Santos Gómez Uzqueda

A propósito de energías alternativas

Notoriamente va a haber un crecimiento de emprendimientos e iniciativas en energías renovables dado los nuevos precios del petróleo que colocan en situación –coyuntural- de competitividad a ese tipo de iniciativas, aunque todavía las tecnologías no han reducido costos de producción de tales energías.

Conceptualmente las renovables son: eólica (aprovechamiento del viento), geotérmica (del calor interno de la tierra), hidroeléctrica (agua, ya en actual utilización), mareomotriz (mareas de océanos), solar (captura de la energía del sol), undimotriz (obtener electricidad a partir del movimiento de las olas) y biomasa (obtención de gas, por ejemplo a partir de combustión directa o desde los desperdicios). Todas muy “verdes” muy ecológicas pero todavía con altos costos de obtención, transporte y utilización; lo que naturalmente redunda en precios y tarifas al consumidor final.

Un dato interesante: un informe del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente sobre inversiones en energías renovables: en 2015 las inversiones en renovables en países en desarrollo llegó a USD 156.000 millones y sobrepasaron a inversiones de países desarrollados (USD 130.000 millones); se nota que se están direccionando fondos a mejorar investigación, desarrollo, producción y utilización de energías de éste tipo.

De todas formas el petróleo y el gas van a seguir teniendo papel predominante en mover al mundo por los próximos cien años. El gas –la energía más limpia- tiene aún mucho pos ofrecer. De manera que la máxima del multimillonario Elon Musk: que "China podría vivir sólo de energía solar" es todavía difícil dado que China necesita petróleo, gas y toda la energía posible.

Las economías altamente demandantes de energía (petróleo y gas) van a tener que hacer transiciones en la medida en que las condiciones tecnológicas y de inversión en las alternativas sean mejores. China, Estados Unidos, India y Europa son economías altamente consumidoras de energía.

China tendrá más problemas: consume la mayor cantidad de carbón (para electricidad) en el mundo.

Otro ejemplo es India: demanda muchísima energía para su crecimiento (PIB 7% año 1.500 millones habitantes para 2018), haciendo de su gobierno el más urgido de invertir en alternativas para satisfacer tal demanda. Esperemos que la promesa de su actual primer ministro, Narendra Modi, en llegar a generar 40% de la electricidad a partir de renovables en vez de fósiles (carbón, petróleo). India, entonces, apostará por energía solar, eólica, biomasa y algunos proyectos hidroeléctricos.

India y China altamente pobladas necesitan energías, por ello sus altas inversiones en las alternativas por lo menos como vía adicional en tanto llega la estabilización de precios del petróleo en 2017 –según analistas- el 2016 y 2017 serán años en los que los mercados comenzarán a estabilizar la brecha entre oferta/demanda, a menos que hayan eventos imprevistos.

Los principales productores de crudo del mundo se reunirán en Doha (Qatar) el 17 de abril para discutir un acuerdo que congelaría el bombeo en los niveles registrados en enero, a fin de apuntalar el mercado global de energía.

Los principales desafíos globales son generar energía (tradicional o alternativa) con menos costes, mejor tecnología y dando mayor acceso a los ciudadanos con tarifas que no sean elevadas, desechando subsidios y motivando integración energética en bloques entre países. En esa lógica se deben insertar los proyectos en energías alternativas que, nuevamente, estarán sujetas a mejora de costos y tecnología para ser accesibles; en tanto el petróleo y gas van a seguir siendo key (llave) del desarrollo.

 

Hablemos de energía
imagenblog: 

Ecuación para la innovación

No es la primera vez que se insiste en la promoción y estímulo desde el Estado para que inversiones privadas puedan emprender y generar desafíos para la construcción de las #CiudadesDigitales o #SmartCities en nuestra América Latina particularmente en Venezuela y Bolivia.

Reiteramos que  #CiudadDigital no es otra cosa que una respuesta de las ciudades a sus ciudadanos: brindar mayores oportunidades y mejores condiciones de vida, alivianar su trabajo.

Los ciudadanos están “descubriendo” -y lo mejor- están “utilizando” servicios que las #CiudadesDigitales están ya ofertando: ejemplo acceso online para gestión de servicios públicos (desde pago de impuestos, aplicaciones para transporte público, info de turismo, ofertas de servicios, reservas, servicios municipales, tráfico, estacionamientos y localización de dispensadoras de combustibles).

Hay una ecuación para la innovación que se está aplicando al nuevo modelo y paradigma: #CiudadesDigitales = sostenibilidad+eficiencia energética.

Ya hemos definido en anteriores análisis sobre las ciudades digitales y sus apuestas por el futuro desde el presente. Hoy vamos a comentar algo más puntual: la innovación para las ciudades tiene que ver con, por ejemplo, mejorar niveles de consumo energético en las ciudades (eficiencia en el consumo de electricidad, de gas, de combustibles fósiles, etc) a través de softwares (o programas) que midan en tiempo real el consumo de familias, industrias, vehículos y conviertan esa #BigData (grandes datos) en herramientas de mejora continua en el uso de la energía.

Rescatamos una #CiudadDigital emblema de éstos últimos años: la japonesa Fujisawa cuyo objetivo, entre otros, es reducir 70% de emisiones de CO2 (emisiones de gases efecto invernadero) utilizando herramientas de tecnología que permiten conocer tendencias de uso, frecuencias, formas de ahorro y modelos nuevos de gestión de la energía que permitiría a esa ciudad tener esquemas de seguridad energética que en caso de haber algún desastre natural (terremotos, etc) disponer de energía, agua y comunicación por un lapso de tres días en tanto se proceda con tareas de rescate y reconstrucción, todo ello gracias a la previa acumulación y análisis de datos recogidos en tiempo real desde dispositivos y sensores.

La ciudad norteamericana de Denver está en la misma lógica de reducir emisiones CO2 y reducir consumo eléctrico (están utilizando en escala mecanismos y luces “Leds” inteligentes en las calles) y la tecnología permite que sensores de movimiento enciendan/apaguen las luces de ciertos sectores de la ciudad mejorando uso/ahorro de electricidad.

Lyon en Francia conocida como “ciudad del futuro” está construyendo modelos de gestión para nuevas redes de distribución y estímulo de energías alternativas utilizando datos de tendencias de usuarios.

Ya en nuestro Hemisferio la ciudad Redenção, en el estado brasilero de Ceará es la primera ciudad que cuenta con tendido totalmente subterráneo de fibra óptica. Aunque el Municipio es pequeño -en términos poblacionales- tiene escuelas públicas con alta velocidad de internet.

En otra ciudad brasilera como Águas de São Pedro instalaron soluciones públicas para estacionamientos “inteligentes” y gestión remota del sistema de energía. Permiten ahorro de tiempo y mejora de calidad de vida a usuarios/ciudadanos.

Para que la ecuación funcione el Estado debe generar condiciones marco mínimas: inversiones estatales en tendidos de fibra para motivar a inversionistas privados en soluciones que utilicen esas redes para servicios en seguridad, vigilancia, data, puntos de acceso a Internet para uso libre, etc. A partir de ello se hara la “gran recogida” de datos o #BigData (captura y análisis de datos de gran volumen) que es la mejor herramienta para la gestión de las ciudades. Las próximas políticas públicas municipales se deberán hacer utilizando modelos recogidos previamente de la gente a través de la tecnología (softwares de inteligencia) de manera de generar obras civiles y otros que realmente respondan a las demandas ciudadanas y no al despilfarro y a la discrecionalidad.

Falta mucho por construir en los esquemas y modelos de las #CiudadesDigitales. Estamos en el camino y vamos a seguir insistiendo. Las nuevas generaciones van a agradecernos.

*BORIS SANTOS GÓMEZ ÚZQUEDA consultor del sector privado, síguelo en twitter: @bguzqueda.

Hablemos de energía
imagenblog: 

La apuesta europea por el gas natural

Europa está dando pasos trascendentales en apostar a la seguridad energética y el medio ambiente, apostándole al gas natural.

Seguridad energética implica un suministro fluido e ininterrumpido para que los ciudadanos eviten cortes eléctricos, ausencia de combustibles y falta de gas para industrias y hogares; en el marco del respeto a normas ambientales.

Para ello Europa está diseñando/implementando políticas primero para reducir y mejorar la eficiencia en el consumo de energía (de electricidad, de gas, de combustibles fósiles), aumentar la producción de energía interna (sumando la todavía costosa fuente renovable), seguir desarrollando un mercado interior de la energía efectivo y plenamente integrado y como pilar fundamental de ello el gas natural.

Europa es el mayor importador de gas natural del mundo.

La Unión Europea (UE) está normando estrategias para –concretamente- el gas natural licuado (GNL o LNG) que permitirá mejorar el acceso de todos los Estados miembros al GNL como fuente alternativa: para ello van a financiar miles de millones de Euros en construcción de infraestructura estratégica necesaria para su mercado interior y evitar alta dependencia del gas de Rusia, por ejemplo.

Calefacción y refrigeración de edificios comerciales, hogares y uso industrial consume más de la mitad de la energía de la UE y un 75% de sus vehículos aún funcionan con combustibles fósiles.

No se cree que la dependencia europea al gas natural reduzca drásticamente en las próximas décadas. Las “energías alternativas” aún son costosas para desarrollar en economías de escala y requerirían fuerte respaldo de los estados de la UE, socavando presupuestos que serán –aparentemente- dirigidos a mejorar la infraestructura de recepción de LNG (terminales de regasificación).

De todas maneras la estrategia europea continua contemplando importaciones de gas de Rusia, Noruega, inclusive Qatar y otros estados del Golfo, pero no se descarta que a un futuro inmediato se podría importar LNG desde  campos de esquisto de Estados Unidos: parte de la nueva producción de petróleo y gas a partir de fracking o shale que ingresa e ingresará al mercado una vez que la “pulseta” entre Arabia y otros productores de petróleo convencional termine con Estados Unidos cuyos efectos son vistos por todos en la reducción de precios del barril de petróleo y del gas en el mercado.

La UE está cumpliendo el mandato del vicepresidente responsable de la Unión Europea para la Energía, Maroš Šefčovič que indicó «La Estrategia de la Unión de la Energía, lanzada hace un año, prometía ofrecer a los Estados miembros una energía segura, sostenible y competitiva. El paquete de medidas que se presenta se centra en la seguridad de nuestro suministro. Al reducir nuestra demanda de energía y al gestionar mejor nuestro abastecimiento de fuentes externas, cumplimos lo que prometimos y aumentamos la estabilidad del mercado europeo de la energía».

Tuvieron una serie crisis de energía (del gas) entre 2006 y 2009, que dejaron sin calefacción a millones de ciudadanos europeos por causa de interrupciones en el suministro; además de tensiones políticas en países fronterizos. Ello como antecedente para que, periódicamente, modernicen regulaciones y estrategias sobre gas y petróleo.

El Reglamento sobre la seguridad del suministro de gas europeo, subrayando la importancia del gas en el desarrollo y la misma transición de la economía europea, para las importaciones de gas (vía ductos o LNG) permite que la UE “deba asegurarse que los acuerdos intergubernamentales firmados por sus Estados miembros con terceros países que resulten pertinentes para la seguridad del suministro de gas en la UE sean más transparentes y plenamente conformes con el Derecho de la UE”.

Importante avance en la integración energética: un organismo supranacional (como la comisión de la Unión Europea para temas energéticos) introduce un “control de compatibilidad” ex-ante de manera que esa evaluación permite comprobar la conformidad de los contratos y tratados de suministro estén en completa consonancia con las normas de competencia y con la legislación sobre el mercado interior de la energía antes que los acuerdos se negocien, firmen y sellen.

Los Estados miembros deberán tener plenamente en cuenta el dictamen de la Comisión antes de firmar los acuerdos.

No es considera “intromisión” del estado en temas comerciales, sino en todo caso es que el estado (la comisión europea para la energía) se cerciore que los contratos/tratados no sólo satisfagan la demanda comercial de gas sino que cumplan normas de derecho comunitario (de Europa).

Paralelamente a estos avances Europa está dando pasos concretos para, por ejemplo, capturar y almacenar las emisiones de gases de efecto invernadero y así cumplir los objetivos de reducción de carbono (eliminar completamente el CO2 de la generación de energía).

Similares políticas podría ir estudiando y adoptando América Latina en la construcción de mercados ampliados para el gas, electricidad y combustibles, fortaleciendo una institucionalidad similar a la comisión para la energía de la UE: una especia de Secretariado Ejecutivo para la Integración Energética de América Latina, que sea estatal/privado y a cargo del estudio y la regulación de normas de competencia e integración.

Boris Santos Gómez Úzqueda* consultor del sector privado @bguzqueda

Hablemos de energía
imagenblog: 

Integración energética norteamericana

Pasos concretos están dando México, Estados Unidos y Canadá para construir lo que denominaron “integración energética de América del Norte” en su reciente reunión de líderes políticos del sector energético de esos tres países, en Canadá. Dichos gobiernos dieron continuación a la reunión que dio origen al “Memorándum de entendimiento de Información y Datos Energéticos de Norteamérica”, firmado por los tres ministros de energía de esos países en 2014.

Vale subrayar que Estados Unidos es uno de los más grandes demandante/consumidor de energía del mundo; entonces ene se su papel dual está abierto a tener fórmulas que permitan mejorar condiciones de producción, nuevos mercados (exportan después de mucho tiempo de no haberlo hecho, mejorar condiciones de dependencia de países del golfo, entre otros y mejorar su producción del shale gas/oil por citar ejemplos); con Canadá ya tiene una integración comercial muy importante, siendo el último negocio –aún en puertas- del famoso ducto Keystone XL que además de ser gigantesca obra es otro elemento de integración en el norte.

A ello agregar México, quizá el “menor” de los tres pero no menos importante. Será sin dudas un esquema de integración altamente importante y sus políticas serán –sino copiadas- por lo menos emuladas por el resto del hemisferio.

Están enfocados en ejes relacionados a recursos fósiles, electricidad y en la transición a energías renovables con miras a mejorar condiciones ambientales y de mitigación de efectos del cambio climático.

México (2014) dio un paso importante con su Reforma Energética que promovió apertura para inversiones privadas en sector eléctrico y de hidrocarburos con modificaciones profundas al marco jurídico, regulatorio e institucional que permitió la transición de un modelo “cerrado” a uno abierto y crear mercados en hidrocarburos, gas y electricidad, en los que se permite la participación de empresas/capitales privados.

Los tres países están en búsqueda de fórmulas para implementar nuevos modelos de negocios que fomenten la competencia, la creación de mercados en hidrocarburos y electricidad, así como establecer reglas claras e instituciones políticas fuertes: en resumen que los estados permitan la “mano” privada para mejorar, modernizar y abrir puertas, en vez de trancar o poner trabas como “normalmente” se hace hoy en día en Venezuela o Bolivia.

Esos modelos están relacionados a oportunidades para emprendimientos privados –y también público/privados- para inversión en infraestructura para: transporte y almacenamiento de gas natural, desarrollo de sistemas de ductos y poliductos para envío de combustibles, construcción de terminales marítimas que incrementen la capacidad de carga (LNG) y estímulo a negocios en electricidad.

No se deja de lado estímulos a la creciente “industria” energética de energía eólica, solar, geotérmica, marítima y bioenergía, como “alternativas” a fósiles y que en algún momento, con más inversión, mejoras a tecnologías y reducción de costes pueden ser competitivos en ciertos mercados demandantes de energía.

Sería una integración energética de alta gama, con capitales privados en juego, con mercados regulados y permitirá flujo de capitales para, por ejemplo, exploración/explotación de yacimientos no convencionales, off-shore en aguas profundas y mejorar condiciones de producción de crudo; especialmente con fórmulas que permita afrontar la crisis de precios bajos del barril/petróleo.

Quizá el resultado de ésta integración sea plasmada en una Carta Energética como instrumento mínimo, marco normativo trinacional para reglas concretas de estímulo de mejorar de inversiones, eficiencia energética, cuidado del medio ambiente, reducción de costes, innovación, inversión y crecimiento de proyectos shale y mercados eléctricos trinacionales; como continuación a su Memorándum de 2014.

Canadá, Estados Unidos y México tienen una visión muy clara en cuanto a competitividad en energías limpias e introducción de innovación tecnológica porque los tres países tienen sistemas de regulación avanzada, mercados eléctricos, proyectos para atender el problema de cambio climático. Bolivia y Venezuela deberían estudiar, entender y emular esos procesos de integración energética y aplicarlos a nivel hemisferio Sur, dado que Venezuela es una potencia petrolera y Bolivia una gasífera; bien podrían ser “motores” de éste tipo de mecanismos de integración; pero primero deben cambiar de visión de país.

 *BORIS SANTOS GÓMEZ ÚZQUEDA, consultor del sector privado @bguzqueda

Hablemos de energía
imagenblog: 

Mejorar vida de las personas: #CiudadesDigitales

Ya hemos conversado sobre lo que son los nuevos paradigmas de las #CiudadesDigitales que en los últimos años han empezado a surgir en el mundo y en América Latina.

También sobre algunas de las “características” de esas #CiudadesDigitales que van más allá de la infraestructura.

El principal objetivo de estimular inversión privada para mejorar infraestructura de las ciudades es que éstas estén al servicio de mejorar la vida de las personas. No pocos autores combinan de manera eficiente el paradigma: energía + tecnología + ciudades = nuevos conglomerados humanos.

Los gobiernos municipales, estatales y centrales (o federales) están aún urgidos de continuar estimulando, políticas públicas mediante, mejores inversiones privadas y públicas, por ejemplo, en mejor conectividad (banda ancha).

Con mejor forma de acceso al internet, naturalmente, se van a mejoras las prestaciones públicas: desde el pago de facturas por servicios públicos hasta encontrar espacios de parqueo de automotores. La gama es muy amplia y no vale la pena detenerse en los mil ejemplos que existen.

Expertos señalan que es necesaria mayor participación del estado en regular –dando facilidad, en vez de poner “trampas” o “zancadillas”- para que las TIC integren los servicios públicos: agua, electricidad, energía, seguridad, movilidad, salud, educación, comercio y medio ambiente.

Ejemplo: conociendo “culturas de uso” de electricidad o de gas industrial o domiciliario se podrá entender formas de racionamiento y ahorro energético; ello incrementará a que las ciudades sean más “verdes”, ahorren energía y se puedan, por ejemplo, distribuir uso de energía (de la electricidad del gas a la electricidad desde el sol o viento, por citar un ejemplo).

Eso es #CiudadDigital utilización de la tecnología como herramienta, del #BigData para análisis y toma de resoluciones.

Ello para mejorar la vida de la gente.

Tener banda ancha, por ejemplo, es un gran paso para abrir los “parques industriales tecnológicos”, idea que estuvimos comentando en anteriores columnas y que son útiles para promover el establecimiento de nuevas industrias, generadoras de nuevos tipos de “mano de obra”.

Ciudades seguras, ciudades modernas, catastros inteligentes, zonificación y planificación urbana están de la mano de éste paradigma de las #CiudadesInteligentes que requiere autoridades “inteligentes”, regulación y legislación de apertura a capitales privados, menos impuestos mucho incentivo.

Importante, entonces, que el estado haga lo suyo: estimular, sin perjudicar, regulación de avanzada, facilidades fiscales, cero impuestos a importación de equipos de conectividad, banda ancha y fundamentalmente coadyuvar al sector privado en convertir nuestras ciudades en nuevos centros de negocios y en verdaderas nuevas #CiudadesDigitales.

Hay mucho por conversar. Lo importante: la tecnología al servicio ciudadano. 

Hablemos de energía
imagenblog: 

Mejor atención a jubilados y adultos mayores

Toda sociedad que se enorgullezca de ser democrática, moderna, con libertad y con trato respetuoso a sus ciudadanos debe tener mejores condiciones de atención a sus ciudadanos de la tercera edad, concretamente con aquellos que en Bolivia reciben la denominada Renta Dignidad.

La Renta Dignidad que paga el estado boliviano se mantiene desde 2013 en Bs 250 (menos de 35 dólares americanos) mensuales para las personas mayores de 60 años que no reciben ningún ingreso fijo del sistema de seguridad social y en Bs 200 para los que perciben jubilación.

Es tiempo que el Estado boliviano considere una Renta Dignidad equivalente al salario mínimo nacional. De manera que la Ley que sustenta el  pago de la referida renta tiene que ir conforme no sólo al índice de inflación sino al salario básico nacional.

Pedir mejor tratos a la tercera edad no es de izquierda ni de derecha; sino más bien es un homenaje, quizá el último, que el estado brinda a sus ciudadanos que esforzadamente entregaron sus mejores años para construir la sociedad en la que vivimos.

Según informa la Confederación de Adultos Mayores de Bolivia el monto de la actual Renta no es suficiente para vivir dignamente.

Si tenemos la capacidad, como bolivianos, del sector privado y público, de discutir miles de millones de dólares en proyectos de infraestructura, energéticos y otros debemos encarar éste tema con mucha solidaridad y principalmente sensibilidad: otorgar un salario mínimo de renta a nuestros mayores ni es pedido, ni es ofensa, es un simple acto de justicia. ¿Cómo financiar esto? Quizá dejar de gastar en empresas estatales que no son rentables, en “proyectos” no importantes y mejorar las condiciones de gasto de nuestros recursos de venta del gas natural para tender a éste sector de la sociedad.

Paralelo a que la Renta Dignidad debe ser el equivalente al salario mínimo nacional de Bolivia se deben mejorar las condiciones de salud para todos, que nuestros rentistas y jubilados dejen de hacer colas desde la madrugada para “pedir fichas” y para ser atendidos.

El propio presidente de esa confederación indicó a la prensa que “No hay ítems. Aunque lleguemos a las 4 de la mañana a los centros de salud no nos atienden porque no hay preferencia para el adulto mayor“, además que en hospitales no hay medicamentos, insumos, infraestructura, no hay tomógrafos, etc.

No es posible que esto ocurra! Utilicemos bien los ingresos por venta de gas. No es posible construir una sociedad justa y equitativa si hay sectores que viven en riqueza y sectores en pobreza.

BORIS SANTOS GÓMEZ ÚZQUEDA/ CONSULTOR DEL SECTOR PRIVADO/ @bguzqueda 

Hablemos de energía
imagenblog: 

Capitales privados en hidrocarburos

Coincido con analistas y verdaderos expertos en el área de economía de la energía en este sentido: es imprescindible para un sector altamente demandante de capitales como el energético (gas, petróleo, electricidad) la participación a ultranza de capitales privados (nacionales y extranjeros).

Es una perogrullada. No existe estado con recursos naturales sin la participación de corporaciones, multinacionales o capitales externos que buscan, legítimamente y bajo norma, negocios.
El estado debe ser regulador y legislador, fiscalizador y también coadyuvar a invertir para mejorar condiciones, pero la tarea fundamental es de la libre iniciativa, la libre empresa nacional y en éste caso multinacional. De lo contrario se seguirá en planes y proyectos estatales con poco buen resultado.

Sólo algunos comentarios: cifras públicas de autoridades del estado boliviano estiman que “inversión en hidrocarburos llegará a más de 12.681 millones USD en 2020 y en energía (entiéndase electricidad) a 5.854 millones USD”. Son inversiones públicas. Se disgregaron esas inversiones en: 4.587 millones USD (exploración); 2.694 millones USD (explotación y desarrollo); 254 millones USD (refino); 1.172 millones USD (transporte); 117 millones USD (comercialización); 184 millones USD (almacenaje); 871 millones USD (redes de gas); 2.657 millones USD en industrialización (habría que ver qué proyecto específico de agregación o industrialización, porque esa cifra no es suficiente, por ejemplo para una planta de conversión de gas a diésel-GTL) y 145 millones de USD (inversiones menores).

Cifras importantes y bienvenidas pero no suficientes. Importante sería conocer un titular que diga: "se tiene inversión extranjera privada de 60 mil millones USD para el quinquenio 2016-2021"
Las inversiones públicas si no vienen "de la mano" de inversión privada soj insuficientes. Así comenté a un rotativo nacional que la oferta de inversión pública es  un dinero insuficiente, inclusive cité un ejemplo que indica que cada pozo perforado (en el área de exploración) debe estar en el orden de entre 25-100 millones USD (cada uno) y los ingenieros en perforación y expertos geólogos no me van a dejar mentir; de manera que se necesita mucho dinero solamente en exploración.

En algún momento, y siempre repito lo mismo: si no participan inversionistas externos (capitales privados) pues será muy complicado para Bolivia ser el “centro energético”.

A ese respecto quiero subrayar, por tercera vez, éste criterio que vengo insistiendo desde hace más de 5 años: Bolivia tiene una reserva de aproximadamente 13.000 millones USD y una cartera de negocios en hidrocarburos (gas, principalmente a ser industrializado) que en opinión de expertos como el ex secretario de Asociación Regional de Empresas de Petróleo y Gas Natural en América Latina y el Caribe (Arpel), José Félix García (en el ya lejano agosto 2008) dijo que “para explotar la capacidad productiva de gas, el país (Bolivia) requiere invertir 35000 millones de dólares para apostar a ganador“.

Ahora bien, si consideramos un contexto actual, se trata de una cifra que obviamente ya está desfasada y requiere nuevos ajustes; yo mismo sugerí  para los próximos diez años (2015-2025), que Bolivia necesita aproximadamente 60 mil millones de dólares (6 mil millones/año) en inversiones privadas/públicas para renovar, reimpulsar y reposicionarse como país gasífero; para exploración (de gas y petróleo convencional como del shale o no-convencional); explotación y desarrollo de campos con perforación intensiva; tendido de nuevos ductos; plantas de generación eléctrica (al menos un par de generación de 4.000 MW cada una para exportar); renovación de su matriz energética interna; desarrollo de gas-química (plásticos); proyectos de gas a diésel (GTL); insertarse en negocios LNG (¿proyectos conjuntos con Perú?) y otros que permitan no sólo exportar materia prima sino fundamentalmente valor agregado.

Pero todo esto, reitero, entra en el marco de una nueva Ley de Hidrocarburos y una nueva Ley de Electricidad. Un nuevo esquema en donde se planteen reglas transparentes a inversionistas externos. Nadie va a poner dinero en un negocio que no tenga reglas claras y garantías de protección a la inversión. Además de incentivos fiscales y la tranquilidad de invertir.
En éste tema siempre hará falta más dinero. Y naturalmente la mano de capitales externos que tienen los recursos humanos, la tecnología, los mercados y los contactos es imprescindible.

Boris Santos Gómez Úzqueda. MBA Sigue sus comentarios en twitter: @bguzqueda 
 

Hablemos de energía
imagenblog: 

2016: año complicado para Venezuela y Bolivia

Las noticias sobre el precio del crudo siguen negativas.

Será, entonces, un año 2016 bastante duro para economías-energéticas: las que dependen del petróleo o gas vendido como materia prima.

El precio del barril “light sweet crude” (WTI, de referencia para establecer los precios del gas natural de Bolivia, por ejemplo) “cerró” al 22.12 (para ser comercializado en enero) a 34,74 USD; el barril Brent (referente europeo para la “canasta” venezolana) quedó en 36,35 USD; su menor valor en 9 y 11 años, respectivamente.

La reducción de precios del petróleo –que ya analizamos a profundidad en otras columnas- fue por la mucha oferta (de Arabia que siguió produciendo sin importarte el costo de producción ni la eventual reducción de sus abultadas reservas de dólares en bancos internacionales); la aparición en el escenario de negocios del ya famoso shale-oil y shale-gas (petróleo/gas extraído de reservas y formaciones no-convencionales a los actuales); la inversión poderosa de Estados Unidos en éste último tiempo en shale y la continua puesta en mercado de petróleo de parte de OPEP (pese a los ruegos de Venezuela de recortar las cuotas de producción).

Ello afectó al precio del gas natural boliviano: cayeron a 4,8 USD/millón BTU (unidad térmica británica) para el contrato con Argentina y a 4,3 USD/millón BTU para el contrato con Brasil (que además vence el 2019). El precio al Brasil estuvo por encima de los USD 12 en 2012. Eran buenas épocas.

Y afectó a Venezuela: barril a precio USD 29.29 al 22.12 (estando el WTI a 36).

En Bolivia, además de ese escenario externo, se tiene que las reservas internacionales netas (RIN) se redujeron más de USD 1.726 millones del total que llegó a sumar USD 15.123 millones. Las RIN estuvieron en alza entre 2006-2014 durante el boom de los buenos precios del barril de petróleo.

Bajaron los precios del petróleo y consecuentemente bajaron los ingresos de Bolivia y las reservas RIN. Tomando datos del estatal INE (Instituto de estadística) se tiene que los ingresos por venta de hidrocarburos (de gas, concretamente) bajaron en un monto de USD 3.443,6 millones (casi 40% menos que el año de buenos precios del petróleo).

No olvidemos que 65 dólares ingresados a Bolivia de cada 100 son gracias a la actividad de hidrocarburos.

En Venezuela la cosa es más compleja: de 100 dólares ingresados 95 son generados por la industria petrolera.

Los contratos establecen la actualización trimestral de precios del gas boliviano que viene a re-emplazar una “canasta” de fuels cuyos precios, lógicamente, están “de la mano” del barril/petróleo WTI.

A precio de barril de USD 100 (junio 2014) a menos de USD 35 (diciembre 2015) se tiene precios de gas muy bajos: para los contratos a Brasil (GSA) variable de 24 MMmcd (millón de metro cúbico/día) hasta 30,08 MMmcd; y para la termoeléctrica de Cuiabá (2.2 MMmcd) con vigencia hasta agosto 2016, éste último.

Ahora, naturalmente, como nadie tiene una “bola de cristal” es posible que para 2016 los precios del petróleo vayan en alza, no se si hasta su nivel de 2014, pero en alza para apenas mejorar economías de países extractivistas como Bolivia o Venezuela. Ideal sería que ambos países hayan desarrollado, con tanto ingreso, una industria de agregados de petróleo y gas.

El caso venezolano se pinta complicado: Venezuela necesitaría un precio de barril/petróleo a mínimo de USD 50, menos de eso es casi un desastre.
Habrá una brecha de ingresos/gastos tan grandes que no habrá como financiar esa diferencia, de continuar los precios actuales y de continuar Venezuela siendo mal dirigida.

Con menos de USD 50 Venezuela no podrá crecer –menos su industria de exploración y producción petrolera- porque no habrá posibilidad alguna de expansión de inversiones.
Barclays espera que en 2016 el precio del petróleo Brent se ubique en 63 USD/barril de manera que la “canasta” petrolera venezolana estaría a 55 USD/barril; así y todo habrá déficit de aproximadamente 20 mil millones USD que tendrán que ser cubiertos seguramente con financiamiento de China o de alguien que siga dándole "oxígeno" al actual esquema político venezolano.Obviamente marchándose los actuales administradores la cosa mejoraría.

A ello sumar el pago de la deuda, cubrir los bonos de la petrolera estatal y una reducción de importaciones en donde los privados serán los más golpeados.

En todo caso en ambos países se requieren medidas de ajuste y nuevas personas que entiendan de economía. Y de hidrocarburos. Dejando de lado la improvisación. El gran problema es que no hay economistas (con alta y probada capacitación) al mando de confeccionar presupuestos, recortar el gasto fiscal, evitar el despilfarro y actuar con prudencia ante la desmejora de los ingresos por venta de gas y petróleo. Ni tampoco hay estrategas en políticas energéticas.

El tema político interno en ambos países, y la nueva ola en la región con la batuta de un muy serio y modernizador Mauricio Macri, también van a pesar a tiempo de la evaluación.

Lo que si requieren ambos países, con economías encadenadas a la energía, es una verdadera #ReformaEnergética con promoción a ultranza de la libre iniciativa y de la inversión privada, dándoles las comodidades fiscales, legales y regulatorias respectivas, dejando de ser estados “trampa” para ser estados de atracción de capitales. ///

Hablemos de energía
imagenblog: 

Argentina y la integración energética regional

Días atrás el embajador de Argentina en Bolivia indicó que “…la política del gobierno de Macri será de no comprar gas a Bolivia…” para reemplazarlo por gas importado de ultramar.
Según recoge la agencia noticiosa ANF, el embajador habría indicado que los acuerdos energéticos bilaterales podrían “quedar truncos con la nueva administración…”

Remató –antes de marcharse de Bolivia- que “…por más que uno intente y pida tener buena relación, van a haber encontronazos y mucha diferencia…”

El embajador no entiende que entre Bolivia y Argentina hay más de cuarenta años de vínculo comercial a través de la venta de gas boliviano.

Y parece que tampoco entiende la dinámica del mundo de los negocios en energía en donde los proyectos no se “truncan” ni quedan sin ejecutar de la noche a la mañana. Todos los proyectos (llámese gasoductos, contratos de venta de gas, interconexión eléctrica, etc), están plenamente respaldados por la fe del estado argentino y boliviano, respectivamente; y esos contratos han surgido de análisis y estudios en los que se privilegiaron escenarios a mediano y largo alcance.

Finalmente parece que el embajador no leyó –o no entendió- al futuro ministro de Energía del gabinete del presidente Macri –presidente a quien por cierto saludo con respeto y veo como un líder la nueva Latinoamérica sedienta de libertad y democracia-, quien dijo que tiene la tarea de reconstruir la política energética argentina, si es que existió alguna.

El embajador representa a una administración que permitió cortes permanentes de electricidad en principales ciudades argentinas, miles de millones de dólares despilfarrados en subsidios y la ausencia de capitales nuevos para explorar y promocionar sus nuevos reservorios (como por ejemplo “Vaca Muerta” y otros).

El todavía ministro a cargo de la política energética argentina –el señor De Vido- ha sido criticado hasta el cansancio por la opinión pública especializada argentina conoce tanto de energía como yo de medicina. Ahora, más bien, el nuevo ministro de Energía (el señor Aranguren experto en hidrocarburos), indicó que habrá reordenamiento de marcos regulatorios y reasignación de subsidios. Exacto, esa es la clave: nueva política energética con legislación clara, moderna y transparente.

Inclusive, el mismo Aranguren indicó entre otros temas “… pensamos que las familias carenciadas que los necesiten van a tener un block de consumo de 150 kilowatts por hora por mes que va a ser gratuito…"; de manera que ya empieza a mostrar su vocación de llevar electricidad a bajo coste a sectores más necesitados, por supuesto modificando y reordenando los subsidios actuales.

El nuevo ministro fijó su plan en varias áreas de trabajo: petróleo y gas; electricidad; energías renovables; nuclear; planeamiento y ahorro; y eficiencia y por supuesto la renovación y nuevo management para la compañía estatal YPF.

Lo que indica el embajador ni es tan fácil de hacer ni es tan inmediato. Tampoco estamos “mancos”, vaya, faltaba más. Los bolivianos tenemos dos brazos y una cabeza para ver y buscar mercados, nuevos socios; exportar valor agregado etc. De manera que las predicciones del diplomático no están bien sustentadas.

El embajador cree que metiendo miedo nos dará miedo. A Macri no le dio miedo y ganó la Presidencia. Debe creer que es “cerrar la llave” y decir esto se acabó. Los negocios en energía, aunque no lo crea el embajador, son complejos, requieren cabeza fría y cero amenazas. Además, reitero, la integración argentino-boliviana es tan grande e irreversible que en materia energética siempre hemos tenido relaciones contractuales.

Los nuevos responsables de la administración Macri ya indicaron que las medidas "importantes" apuntan al largo plazo: en la presidencia de Macri buscarán fomentar el desarrollo de una matriz energética donde sus distintas versiones no compitan, sino que se complementen, de manera que le abriría la puerta al desarrollo de recursos como la hidroelectricidad y la energía nuclear, pero más aún a los renovables.

Por eso mismo el presidente Macri jerarquizó la simplona Secretaría de Energía y ahora se denomina Ministerio de Energía. Los mensajes son claros.

El señor José Aranguren, de seguro, impulsará planes de estímulo a la producción de petróleo y gas (teniendo en cuenta que el barril/petróleo está a 40 USD), junto a ello impulsar las energías renovables pero siempre teniendo en cuenta que el gas boliviano está a mano; que podemos construir una agenda energética conjunta; que se pueden desarrollar y continuar implementando proyectos bilaterales y todo para acelerar la integración y la interconexión donde gane Bolivia y Argentina.

2013/2014 fueron años horribles para Argentina: baja producción de petróleo/gas; “apagones” de luz; miles de millones de dólares despilfarrados en subsidios y en aplicación de incorrectas políticas tarifarias eléctricas (generadas a partir del gas, principalmente) por “ineficiencia y falta de visión estratégica estatal de los últimos lustros para alentar la inversión de riesgo en nuevas exploraciones”, según un ex ministro indicaba públicamente.

En ese escenario se presentó como alternativa el gas boliviano; en Argentina están en el proyecto del segundo trayecto del Gasoducto del Noreste Argentino (GNEA 172 kilómetros de 24 pulgadas) para abastecer de gas natural a provincias del norte argentino: Chaco, Formosa, Corrientes y Misiones que no tienen gas natural por redes.

Argentina prefiere el gas que tiene a mano, de Bolivia, que poner -de momento- miles de millones de dólares que no dispone en ese gran reservorio petrolero/gasífero denominado “Vaca Muerta”. Tampoco tienen tanto dinero para recurrir a ultramar. Los costos juegan en contra y lo que más necesita Argentina es evitar costos y contar con suministro constante.

Naturalmente en Bolivia y en Argentina se deben rediseñar políticas del sector, se debe impulsar la integración a partir de proyectos y no como “parches” y principalmente buscan mejores días para los ciudadanos con energía a bajo coste. La renovada Argentina será un nuevo aire fresco al cono sur latinoamericano. ///

Hablemos de energía
imagenblog: 

A propósito de Incentivos a la industria energética

Consideremos que cuando comentamos de "industria energética" lo hacemos genéricamente refiriéndoos a gas, petróleo, electricidad y la agregación de valor (ejemplo: plásticos y diésel a partir del gas). Entonces los "incentivos" a la industria deben estar enfocados a cada área de la producción de energía.

Siempre hemos aplaudido iniciativas que generen decisiones para modernizar la industria y consecuentemente atraer inversiones.

Adicionalmente hemos propuesto ideas y conceptos relacionados a establecer, por ejemplo, un “Fondo Soberano de Inversiones”, que al estilo de Noruega, Emiratos Árabes o Qatar se dedique de administrar una importante porción de ingresos del gas/petróleo en otros rubros. En un portafolio de inversiones.

Esos Fondos deberían ser implementados -con nuevo enfoque- en Bolivia y Venezuela de inmediato para garantizar el futuro.

Tengamos en cuenta el contexto regional para el gas boliviano: para el fin de 2015 Bolivia recibirá de Argentina y Brasil 7 y 6 USD por/1 millón de BTU (Unidad Térmica Británica), precio en base a una “canasta de fuels” y que obviamente está “amarrado” al precio internacional del petróleo   

En ambos casos se puede comprobar que existe una caída de ingresos (porque sabemos que el barril/petróleo no volvió a trepar y está rondando en los “pobres” 45 USD/barril versus los 100 USD que valía el pasado año).

Al haber baja del precio de petróleo -infortunadamente- redundó en bajos precios de gas boliviano. Al estar más barato el gas indubitablemente tuvo Bolivia menos ingresos comparativamente con 2014: de aproximadamente 5.167,8 millones USD a 3.173,8 millones USD.

La administración del Estado boliviano confirmó que la denominada renta petrolera bajará este año, a USD 3.500 millones.

“La renta petrolera este año 2015 va a estar en un promedio de USD 3.500 millones. El año pasado fue de USD 5.400 millones”, afirmó el máximo ejecutivo de la estatal de petróleo y gas de Bolivia.

Hay entonces unos 2000 millones de USD que no se tendrán disponibles lo que perjudicará al país, porque no existe otra forma de conseguir ese dinero –a no ser por el préstamo chino de USD 7500 millones que se anunció públicamente-.

Ante ello varios expertos y dirigentes estatales anunciaron que se podrá discutir en el Parlamento boliviano una “Ley de Incentivos petroleros” enfocado a “84 proyectos hidrocarburíferos en 63 áreas, lo que permitirá que se incremente a 11 TCF adicionales, reponiendo el consumo e incrementando las reservas de gas”.

Ese proyecto “de Promoción para la Inversión en Exploración y Explotación Hidrocarburífera” bien podría ser un capítulo de la nueva Ley de Hidrocaburos; sigue faltando la piedra angular de todo el sistema energético boliviano: una nueva Ley de Hidrocarburos y una nueva Ley de Electricidad.

Éste Fondo de Promoción a la Inversión de Exploración y Explotación Hidrocarburífera  financiado con el 12% de los recursos provenientes del Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH) busca "incremento a inversiones en exploración y explotación"  con su obvio estímulo a la producción de petróleo crudo; a la producción de condensado asociado al gas natural; a la producción adicional de condensado asociado al gas natural y a los campos gasíferos con reservorios de gas seco, campos marginales y/o pequeños o "en declinación".

El "pero" de éste tema es que las cifras que eventualmente podría destinar a esos proyectos son -y cualquier experto en economía-energética puede ayudarme- pequeñas comparativamente y no van a ser ni suficientes ni my importantes.

Es un poco complicado que “por Ley” se incentive a “producir más y mejor”, cuando sabemos que el mercado es poderoso y no está sujeto a ley alguna. Lo mejor para el mercado es darle condiciones mínimas para que los capitales vengan.

En el referido proyecto se “incluye” de “inversionistas” a las regiones productoras de gas/petróleo (que utilizarían un poco capital, pero capital que les es útil para su desarrollo regional); interesante hubiera sido disponer de una parte de las RIN (reservas internacionales) y del crédito chino a proyectos de exploración a escala, explotación, modernización de refino y de industrialización en vez de recortar “por ley” el IDH a las regiones o hacerlas “inversionistas” en temas que requieren volúmenes muy grandes de capital a alto riesgo.

Ojalá que en 5 años éstos “incentivos” logren incrementar 11 trillones de pies cúbicos (TCF) de gas natural a nuestras reservas como es su propósito inicial. (Hoy Bolivia tiene reservas probadas de gas natural en 10.45 TCF. De petróleo condensado están en 211,45 millones de barriles). Queda, en mesa sin embargo, discutir el fondo de la cuestión: estructuralmente el país necesita incentivos vía una nueva Legislación de Hidrocarburos, la movilización de sus RIN y el establecimiento de un Fondo Soberano que atraiga inversiones y genere rentabilidad vía negocios exitosos que genere en otros países. Es ingeniería financiera.

Hablemos de Energía
imagenblog: 

El Periódico Digital OXIGENO.BO, es desarrollado y administrado por Gen Film & Crossmedia Ltda. Teléfono: 591-2-2911653. Correo: info@gen.com.bo