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Y pese a todo…¡invierten!

¿No pudo haber algo menos desafortunado qué decir, que la “inversión privada es una vergüenza” justo cuando la previsión de crecimiento del PIB boliviano bajaba del 5,9% al 5%; cuando las Reservas Internacionales Netas que antes superaban los 15.500 millones de dólares hoy no llegan a los 15.000; cuando las exportaciones bajaban en enero por más de 220 millones de dólares, el superávit comercial caía en más de 100 millones y las remesas del exterior disminuían 2,5% siendo las únicas previsiones alcistas las del déficit fiscal -desde 3,6% al 4,1%- y la inflación del 5% al 5,5% para este 2015?

Pocas veces me costó escribir tánto como hoy, no porque el tema sea difícil sino por la cantidad de cosas que gente indignada me pidió reflejar por aquella “poco feliz declaración” sobre la inversión privada, algo que no haré ante la cotidianidad de la evidencia interna. Si ni el afamado boliviano Marcelo Claure -luego de venir, prometer invertir, sacarse la foto con el Presidente Morales, lograr un Doctorado Honoris Causa y comprarse un equipo de fútbol, no invirtió en Bolivia pero sí en otros países…¡algo grave pasa para no hacerlo aquí!

Muchas pueden ser las causas del porqué la inversión privada boliviana no crece más en el país así como tampoco la inversión extranjera, siendo que ambas comparten igual lógica.

Éstas podrían ser algunas de las razones: Tamaño del mercado: Según el FMI, Bolivia está en el puesto 92 entre 187 países. Libertad Económica: Según The Heritage Foundation, en asociación con The Wall Street Journal, Bolivia ocupa el lugar 163 entre 178 países y respecto a la “libertad para invertir” es la peor de las Américas superando solo a Venezuela y Cuba. Facilidad para hacer negocios: Según el Banco Mundial, Bolivia ocupa el puesto 157 entre 189 países. Competitividad: Según el Foro Económico Mundial, Bolivia yace en el puesto 105 entre 144 países con una nota de 3,8 sobre 7 (“pasamos raspando”). Clasificación de Riesgo País sobre créditos de exportación con apoyo oficial: Según la OCDE, Bolivia califica con 5 cuando 7 es la peor nota. Corrupción: Según Transparencia Internacional, Bolivia ocupa el triste puesto 103 entre 174 con apenas 35 puntos sobre 100.

Tal vez por eso Bolivia apenas recibió el 1% de los 185.00 millones de dólares de Inversión Extranjera Directa que llegó a América Latina y el Caribe en 2013.

Cómo serán de valerosos los empresarios privados que pese a todo ello y a muchas falencias internas más, aún así invierten en Bolivia y…¡cuánto!

(*) Economista, Magíster en Comercio Internacional

Fuente: “El Deber”

Santa Cruz, 25 de marzo de 2015

Buscando la Verdad
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Convenciones suscritas por Bolivia contra la Discriminación e Intolerancia

El pasado 10 de marzo, el canciller boliviano firmó, en presencia del secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), la Convención Interamericana contra el Racismo y la Discriminación Racial, y la Convención Interamericana contra Toda Forma de Discriminación e Intolerancia; una buena medida para consolidar los principios de  igualdad y no discriminación[1], establecidos por la Constitución Política del Estado, cuando dispone que el Estado boliviano, “prohíbe y sanciona toda forma de discriminación fundada en razón de sexo, color, edad, orientación sexual, identidad de género, origen, cultura, nacionalidad, ciudadanía, idioma, credo religioso, ideología, filiación política o filosófica, estado civil, condición económica o social, tipo de ocupación, grado de instrucción, discapacidad, embarazo, u otras que tengan por objetivo o resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio, en condiciones de igualdad, de los derechos de toda persona” (artículo 14, parágrafo II).

Conviene recordar que el día 5 de junio de 2013, la Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos (OEA) adoptó la Convención Interamericana contra el Racismo, la Discriminación Racial y Formas Conexas de Intolerancia, y también la Convención Interamericana contra Toda Forma de Discriminación e Intolerancia. Con la adopción de ambas Convenciones, concluyó la tarea iniciada en el año 2000 por los Estados Miembros de la OEA, cuando la Asamblea General encomendó al Consejo Permanente que estudiase la necesidad de elaborar un Proyecto de Convención Americana para Prevenir, Sancionar y Erradicar el Racismo y Toda Forma de Discriminación e Intolerancia.

Se debe resaltar también que Antigua y Barbuda, Argentina, Brasil, Costa Rica, Ecuador y Uruguay se convirtieron en los primeros firmantes de la Convención Interamericana contra el Racismo, la Discriminación Racial y Formas Conexas de Intolerancia; en tanto que Argentina, Brasil, Ecuador y Uruguay, firmaron también de la Convención Interamericana contra Toda Forma de Discriminación e Intolerancia[2]. Ambas Convenciones entrarán en vigencia cuando sean ratificadas por dos Estados Miembros.

La Convención Interamericana contra el Racismo, la Discriminación Racial y Formas Conexas de Intolerancia[3], fue elaborada para reafirmar el compromiso determinado de los Estados Miembros de la Organización de los Estados Americanos, con la erradicación total e incondicional del racismo, la discriminación racial y de toda forma de intolerancia, en la convicción de que tales actitudes discriminatorias representan la negación de valores universales como los derechos inalienables e inviolables de la persona humana y de los propósitos y principios consagrados en la Carta de la Organización de los Estados Americanos, la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, la Convención Americana sobre Derechos Humanos, la Carta Social de las Américas, la Carta Democrática Interamericana, la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la Convención Internacional sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial y la Declaración Universal sobre el Genoma Humano y los Derechos Humanos.

De acuerdo a esta Convención, se entiende por discriminación racial, a cualquier distinción, exclusión, restricción o preferencia, en cualquier ámbito público o privado, que tenga el objetivo o el efecto de anular o limitar el reconocimiento, goce o ejercicio, en condiciones de igualdad, de uno o más derechos humanos o libertades fundamentales consagrados en los instrumentos internacionales aplicables a los Estados Partes; en tanto que la intolerancia, es el acto o conjunto de actos o manifestaciones que expresan el irrespeto, rechazo o desprecio de la dignidad, características, convicciones u opiniones de los seres humanos por ser diferentes o contrarias. Puede manifestarse como marginación y exclusión de la participación en cualquier ámbito de la vida pública o privada de grupos en condiciones de vulnerabilidad o como violencia contra ellos.

Por otro lado, de acuerdo a ésta Convención, los Estados Partes se comprometieron a adoptar la legislación que defina y prohíba claramente el racismo, la discriminación racial y formas conexas de intolerancia, aplicable a todas las autoridades públicas, así como a todas las personas naturales o físicas y jurídicas, tanto en el sector público como en el privado, en especial en las áreas de empleo, participación en organizaciones profesionales, educación, capacitación, vivienda, salud, protección social, ejercicio de la actividad económica, acceso a los servicios públicos, entre otros; y a derogar o modificar toda legislación que constituya o dé lugar a racismo, discriminación racial y formas conexas de intolerancia. Este aspecto, se ha visto cumplido a través de la aprobación de la Ley Nº045 contra el Racismo y toda forma de Discriminación en Bolivia, aunque con muy mínimos niveles de efectividad.

Ciertamente, los referidos tratados internacionales, son instrumentos de derechos humanos que reconocen la dignidad inherente de las personas y la igualdad entre los seres humanos, buscando prevenir, eliminar, prohibir y sancionar los actos y las manifestaciones de racismo, discriminación e intolerancia tanto del ámbito de la vida pública, como privada, como lo ha explicado el mismo Secretario de la OEA (que hace unos días estuvo de visita en nuestro país).

Sin embargo, en Bolivia vivimos en tiempos de discriminación e intolerancia, cuando son las propias autoridades gubernamentales, quienes sin tomar plena conciencia de sus actos, promueven la discriminación contra personas que piensan diferente (cuando chantajean públicamente a quienes voten por una opción política diferente a la del oficialismo), e inclusive se muestran intolerantes contra personas que no comulgan con sus intereses políticos (cuando expresan públicamente los males de personas enjuiciadas que padecen una enfermedad terminal), llegando inclusive a fomentar el menosprecio por la vida y la dignidad de esas personas (cuando sin mayor escrúpulo aconsejan el fusilamiento).

Entonces, en un contexto como éste, es saludable que se suscriban instrumentos internacionales para luchar contra las prácticas discriminatorias e intolerantes, lo que supone la ampliación del bloque de constitucionalidad para optimizar la protección de nuestros derechos; pero ello no es suficiente, sino que también se debe concientizar a las propias autoridades gubernamentales, de que en pleno siglo XXI, no es posible que el aparato gubernamental de un Estado que se precia de ser “plurinacional” y que pretende alcanzar el “vivir bien”, todavía admita esta clase de conductas que menoscaban el ejercicio y goce efectivo de los derechos humanos, debiendo adoptarse de manera inmediata, medidas correctivas contra estas actitudes arbitrarias.

[1] De acuerdo a la noticia publicada en la página web de Los Tiempos: http://www.lostiempos.com/diario/actualidad/nacional/20150311/bolivia-su...

[2] De acuerdo a la información disponible en el siguiente enlace: http://www.oas.org/es/sla/ddi/racismo_discriminacion_intolerancia.asp

[3] Disponible en el siguiente enlace: http://www.oas.org/es/sla/ddi/tratados_multilaterales_interamericanos_A-...

Apunte Legal
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Bolivia crecerá menos el 2015…¿por qué?

La baja en la previsión de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de Bolivia desde un 5,9% al 5% para el 2015, y el incremento salarial del 8,5% al sueldo básico y del 15% al salario mínimo nacional -acordado por la otrora gloriosa Central Obrera Boliviana (COB) con el gobierno- fueron las notas periodísticas más destacadas en los últimos días, sumándose a ello la nada halagüeña noticia de la abrupta caída del valor de las exportaciones por más de 220 millones de dólares en enero, en comparación a enero del 2014.

En relación al incremento salarial -siendo que no todas las empresas privadas crecen, habiendo incluso algunas en problemas como Enatex en el sector público- prestigiosas instituciones del país a través de sus Presidentes Ronald Nostas (CEPB), Gabriel Dabdoub (FEPSC), Luis Barbery (CAINCO), Mario Yaffar (CNI) y Wilfredo Rojo (CADEX), manifestaron su preocupación y desacuerdo criticando y rechazando tal medida por su unilateralidad y desproporción, reclamando que su aplicación sobre el sector formal incrementaría los costos algo que -sumado a la falta de seguridad jurídica y las restricciones a la exportación- frenaría aún más su crecimiento e inversión. A todo ello, un fiel lector me recordó que al sector privado se lo ha arrinconado con medidas laborales contradictorias a la producción; mejoras salariales sin aumento de productividad; cierre de ámbitos productivos al ámbito privado; permisividad con la competencia desleal e ilegal, entre otras cosas más.

Ante la explicación oficial de que la baja de la tasa de crecimiento tendría que ver con el anuncio de que la inversión privada caería desde 2.000 hasta 1.700 millones de dólares, surgió esta pregunta: ¿es la baja de 300 millones de inversión en el 2015 la verdadera causa o lo será más bien la caída de las exportaciones por más de 200 millones en un solo mes, siendo que caerán mucho más de aquí en más? La duda es razonable, tomando en cuenta que el aporte de la inversión privada al PIB no llega al 10% mientras que el peso las exportaciones ronda el 40%.

Al empresario boliviano se le exige un mejor desempeño, sin embargo la inversión extranjera tampoco sube acá como lo hace en otros países ¿por qué será? En un año tan complicado no debería haber más equívocos: basta recordar que en el 2009 las exportaciones cayeron 1.500 millones de dólares y el PIB creció apenas 3,3% pese a que “el motor de la economía boliviana es la demanda interna y no las exportaciones”. A buen entendedor, pocas palabras…

(*) Economista, Magíster en Comercio Internacional

Fuente: “El Deber”

Santa Cruz, 18 de marzo de 2015

Buscando la Verdad
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A “trabajar sólo con los suyos” don Evo

El MAS afirma, a través de sus máximos voceros, nada más y nada menos que el Presidente y el Vicepresidente, que no trabajarán con alcaldes y gobernadores de la oposición. ¿Qué tal? Si no fuese verdad, pensaría que estoy en algún concurso de esos con respuestas variadas de falso/verdadero donde sólo una respuesta es verdadera.

  1. El último que dijo que no trabajaría con la oposición fue Bagosora, el genocida de Ruanda, que no quería trabajar con la oposición Tutsi.
  2. El MAS hizo tan mala gestión en los municipios donde estuvo, que no puede hacer campaña mostrando resultados. Debe apelar al jefecito autoritario.
  3. Es una medida inteligente. Es una campaña electoral y en ella vale todo.
  4. Muchos analistas y comunicadores no han dicho nada al respecto, lo que demuestra que no es noticia importante.
  5. Todas son verdaderas

Mi ingenio me dice que la opción a tiene que ser errada: el último no fue Bagosora, fue Evo. Y de yapa fue García. Falsa pues.

¿Qué tal la opción b? Suena bien, pero el gobierno dice que con el programa Evo Cumple, las cosas fueron bien y que cuando coordinan entre el gobierno central, los gobiernos departamentales y los gobiernos municipales, el desarrollo está garantizado. O sea: falsa. Ya van dos falsas. ¿Cuál, mis amigos, puede ser, entonces la respuesta verdadera?

Veamos la c: es una medida inteligente pues en guerra electoral, vale todo. ¿Verdad? Para nada. Sólo una tropa de vivillos cree que la democracia es sinónimo de guerra, y que, por tanto, se puede mentir, insultar y, sobre todo, sincerarse de un modo tan “sano”, a efectos de persuadir a la gente de que vote nomás por ellos. ¡Asco! Siempre se dijo que la democracia no puede ser acorralada por los platudos pues devendría en plutocracia o por corruptos pues devendría en cleptocracia, pero nadie dijo qué pasa si quedamos en manos de algunos avivados. ¿Pendex-cracia? No sé, pero sé que la respuesta c es igualmente falsa.

Vamos a la d: sí, muchos analistas y comunicadores no han dicho nada. Incluso algún exanalista, hoy convertido en candidato, no criticó la medida. Ello lleva a pensar que por fin dimos con la respuesta correcta. ¿Es así? ¡Pero por Dios que no! Qué una tropa de oportunistas, desmemoriados y llunkus, se hagan los opas con semejante sinceramiento abusivo y (hasta) anti-estético (que feo se ve a un Vicepresidente decir lo que dijo con semejante arrogancia), significa sólo que cuando don dinero habla, doña beca habla, o doña pega habla, los cerebros se embotan y las palabras no salen. Falsa pues.

¿Y la opción e? No hay mucho que hablar. La opción e es falsísima, pues las opciones previas son falsas. Ay caramba, todas son falsas. ¿O no? A ver, me tinkó la b como la opción más cierta. Veámosla en detalle: “el MAS hizo tan mala gestión en los municipios donde estuvo, que no puede hacer campaña mostrando resultados. Debe apelar al jefecito autoritario”. ¡Epa! Ahora que la veo creo que no hay duda. Esta es la opción verdadera. ¿Ejemplos? Sí. ¿El Cholango? Mal alcalde. Los cochalas tienen menos agua que antes de la Guerra del Agua. ¿El Patana?, no tan malo pero mientras no diga que había en ese sobre, no hay duda que pesa sobre su cabeza la falta de transparencia. La percepción es simple (quizás injusta): si de dirigente recibía sobrecitos, de alcalde posiblemente agudizó su ingenio recaudador (por cierto, con la misma población que La Paz, su municipio sólo recauda 180 millones frente a los 1000 millones de Revilla). ¿El gobernador paceño? Fuera, ya no es ni candidato. ¿El gobernador cochabambino? Fuera, igual que su homólogo de La Paz. ¿Los sacaron porque eran eficaces? Lo dudo. ¿El gobernador tarijeño? Su mayor logro fue haber incrementado el empleo: la gobernación contrata tres veces más de gente. ¿Los municipios rurales orureños, paceños y potosinos manejados por el MAS? Mal, lo hicieron mal. En una investigación preliminar, comprobé que ejecutan entre 3 al 5% menos que los municipios donde no está el MAS.

No sigo. Lo que se ve es que por donde pasó el MAS, la gestión autonómica fue de mediocre a mala. Recibir regalitos del Evo Cumple, no las hace mejores. Todo lo contrario. Demuestra que los amedrentados alcaldes y gobernadores, tuvieron que ejecutar lo que les permitían los mandamases de la Plaza Murillo. ¿Y la autonomía? No hay: el gobierno central promulgó una serie de leyes que re-centralizan los recursos, traban la gestión autonómica, denotan improvisación y un largo etcétera.

Por ello, ¿debería preocupar que el gobierno no trabaje con los opositores? Sí, por la mala fe del gobierno, pero NO, y éste es un rotundo NO, si se busca la eficiencia. Concluyo sólo con un ejemplo: teniendo a Evo, al gobernador y al alcalde, todos juntos en Cochabamba, no hay parque de industrialización, su tranvía ya prometido en 2010 fue eso: promesa, el Río Rocha o la Laguna Alalay están peor, más de la mitad de la gente aún no tiene agua a pesar de los “esfuerzos” en Misicuni. Mal. Pero no es lo peor. Lo peor es que ese gobierno que dice que va a trabajar sólo con los “suyos” quiere….(agárranse estimados lectores) ¡construir un estadio! Pucha, que sigan nomás haciendo campaña diciendo que sólo trabajarán con los suyos. Ya vemos que así sólo hacen crecer a los Revilla, Patzi, Leyes y demás no siempre tan conocidos, que seguirán luciéndose aprovechando la ineptitud del MAS. 

Autonomías
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Quisbert, un grano de arena

El 1 de enero de 2011, Dilma Vana da Silva Rousseff se convertía en la primera mujer que asumía la presidencia del Brasil. Fue en ese momento, cuando era una estrella rutilante y en ascenso, que lanzó la frase que, como ella, pasó a la historia: “prefiero el ruido de la prensa libre que el silencio de las dictaduras”.

Como todos los personajes históricos, Dilma pasará, dejará su lugar a otros, u otras, y solo quedará su obra. En su legado estará esa frase que resume la actitud que un buen gobernante debería tener frente a la prensa.

Y es que la prensa es parte indivisible de la sociedad y no se puede prescindir de ella. Donde haya cualquier tipo de transferencia de información, ahí encontramos al periodismo, esa actividad humana que consiste en recolectar, sintetizar, jerarquizar y publicar información.

Claro que, al ser una actividad humana, la prensa está sometida a las debilidades de esa raza. No solo es manipulable sino que fácilmente puede ser usada como un arma al servicio de intereses sectarios. De hecho, hubo guerras, como la de la independencia de América, por ejemplo, en las que la imprenta era parte del arsenal de los ejércitos y se usaba de esa forma. Simón Bolívar, a quien se debe la fundación de más de un periódico —el más antiguo es el “Correo del Orinoco” —, había comprendido el poder de la prensa y la usó desde muy temprano. En 1817, en una carta enviada a un amigo en Europa le decía: “Sobre todo, mándeme Ud. de un modo u otro la imprenta que es tan útil como los pertrechos (de guerra)”.

Pero si bien el periodismo es manipulable, hay que admitir que, al evolucionar como una ciencia que se estudia en las universidades y debe estar sometida a los avances de su sociedad, fue cambiando al extremo que es cada vez menos controlable.

Más allá de los ladridos de los áulicos que creen que ser revolucionario es defender al gobierno que se considera como tal, la verdad es que cada vez es más difícil controlar la redacción de un periódico o la manera de pensar de un periodista o un grupo de periodistas. Si alguien intenta manipular una información, saltan los cuestionamientos, sean técnicos o éticos, y solo se puede torcer la orientación de una noticia haciendo uso de algún tipo de fuerza.

Pero los chupamedias del gobierno no entienden eso. Para ellos, cualquier periodista o medio que no baile al ritmo que se escucha en Palacio es un reaccionario, derechista, oligarca, enemigo del proceso de cambio, así que hay que anularlo. Esa versión, repetida prácticamente a diario desde enero de 2006, ha calado tanto en los áulicos que ya no esperan instrucciones para actuar contra la prensa. Proceden y punto.

Esa es la única explicación posible para la estupidez que fue la detención del periodista del periodista Carlos Quisbert. ¿Cómo justificar el arresto del informador por el mero hecho de entrevistar a una persona detenida? Los argumentos leguleyos no cuentan, porque son fácilmente rebatibles, ni siquiera la posibilidad de que el fiscal sea un tremendo ignorante. Lo que se hizo fue seguir la línea de un gobierno que lo quiere controlar todo: si la prensa informa, que lo haga bajo nuestras reglas.

El gobierno que prefiere el silencio de las dictaduras no es democrático. El caso Quisbert es apenas un grano de arena en un desierto que cada vez se hace más evidente: el futuro control de la prensa.

Surazo
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La impunidad del poder

No importa tanto lo que diga o deje de decir el Presidente como la sensación de impunidad que conllevan sus afirmaciones. Ese convencimiento interior de que, diga lo que diga, nada ni nadie podrá contra su voluntad. Por último, la correspondiente inercia de la gente.

El liderazgo de Evo Morales es incuestionable. Mientras las antes sólidas figuras de Rousseff y Bachelet se desploman a la sazón de fulminantes denuncias contra la ética de sus administraciones, el Presidente de Bolivia se mantiene en su Olimpo y allí nadie, pero nadie, le hace sombra a pesar de ser cada vez más él y nunca otro, por ejemplo, cualquiera de sus colegas políticamente correctos.

Para esto hay una doble lectura. Por un lado, en tanto la oposición no logre articular una propuesta alternativa que sea acorde a los cambios del nuevo siglo, resulta difícil pensar en un escenario político fuera de la órbita Morales. Por el otro, para ningún proyecto político es una buena noticia comprobar todos los días que no cuenta con un sucesor a la vista, aunque esto importe menos en un régimen propenso al continuismo.

Se acerca el 29 y a Morales, como a cualquiera, le incomoda tener que sentarse a la mesa con sus enemigos; ¿debería sorprender su “sincericidio” de que no está dispuesto a pasar las noches —incluidas las Nochebuenas— con alcaldes y gobernadores que no sean sus mejores amantes del MAS? Coquetea él con la “muerte hablada” como su vicepresidente, que ha dicho en un acto público que este gobierno hará obras, atención, “solamente en los municipios donde el MAS gana. Y aquellos municipios donde perdamos, ni modo, será la decisión de las personas; la plata de ese municipio que era del Evo Cumple y otros proyectos, lo vamos (sic) a llevar a los municipios donde sí hemos ganado…”.

Volviendo a Morales, sería inaudito pensar en un presidente que no fuera él diciendo semejante cosa. Pero, él es él.

El MAS se ha ido forjando su condición de partido, pero lo que no ha logrado todavía es consolidar un liderazgo para reemplazar a Morales. Por eso prepara el terreno para ir otra vez contra la democracia forzando la Constitución y postulando al Presidente consuetudinario en 2019. Exitista y pragmático, nada le gusta más que ganar elecciones. Y, ahora que se ve urgido de hacerlo en las capitales o perderá su poder real, sabe bien que la nueva burguesía chola, formadora de una reconstituyente clase media urbana, le ha salido un Frankenstein y no sin razón anda temeroso del efecto bumerán.

La dependencia de Morales para ganar elecciones, tarde o temprano, debería pasar factura. Por ahora, Evo es todo y lo único a la vez. El que aglutina y por tanto no dispersa. El que sale fuera y es respetado. El que si habla, hay que escucharlo. El que diga lo que diga, deja una estela de impunidad pero, también, el que de haber presidenciales mañana, ganaría.

La advertencia chantajista y evidentemente discriminatoria de que gobernará nada más que para el MAS, en todo el mundo, menos en Bolivia, merecería un correctivo, lo que vulgarmente llamamos “voto castigo”. Pero, Evo es Evo y no otro y a él se le perdona todo, incluso millonarios actos de corrupción que rozan sus narices.

Donde la supresión del disenso se ha institucionalizado sin decreto, no conviene tomarse en serio el delito electoral, por lo menos la ofensa para la democracia que representa el hecho de que un presidente y un vicepresidente presionen abiertamente a una ciudadanía para que vote por sus candidatos, so pena de privarle de obras públicas. Más sano es ahorrarse unas úlceras y verlo como un mal chiste, propio de una tragicomedia vulgar.

Dársena de papel
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La verdad triunfará en Venezuela

Hace 2 años, un 6 de marzo para ser exactos, miles de venezolanos se agolparon en las calles de Caracas para decirle adiós al presidente Hugo Chávez. Muchas mujeres, bañadas en lágrimas, se desmayaban al paso del cortejo. Solo un puñado sabía que el ataúd, envuelto en la bandera venezolana, contenía piedras.

La revelación fue hecha este 3 de marzo por el periodista Nelson Bocaranda Sardi en una “rueda de prensa” exclusiva para el personal de su página digital Runrunes y que ha pasado un poco bajo la mesa por la brutal censura y autocensura de prensa en Venezuela. La versión completa está en: http://runrun.es/rr-es-plus/191085/bocaranda-revela-detalles-de-como-cubrio-la-enfermedad-de-chavez.html?fb_comment_id=fbc_899963090046090_900118316697234_900118316697234#f2023a7a9fdced8

Pienso que Bocaranda podría convertirse en millonario si acaso se decide publicar un libro con todo lo que sabe sobre la muerte de Chávez, pero parece que no se ha planteado esa posibilidad y cuando sus colegas le preguntaron si algún día revelará la identidad de su fuente, su respuesta fue: Si la fuente muere si, sino, no.

Bocaranda, con 53 años en el periodismo, ya era famoso mucho antes de revelar el cáncer de Chávez seis días antes de que lo hiciera el gobierno. Se lo considera como uno de los periodistas mejor “dateados” de Venezuela porque a lo largo de su brillante carrera ha revelado grandes primicias periodísticas, gracias a una red de altos contactos que ha mantenido a lo largo de los años y a quienes jamás ha identificado.

El “caso Chávez” lo catapultó a la fama internacional y medios desde todos los rincones del mundo lo buscaban en busca de información, inclusive prometiéndole el oro y el moro, algo que siempre rechazó y que aumentó geométricamente su credibilidad. Nada de lo que informó estuvo errado o fue desmentido.

Contrariamente a las versiones extraoficiales de que Chávez murió en La Habana, Bocaranda asegura que murió en el Hospital Militar de Caracas ese 5 de marzo, pero lo que Bocaranda no dice es si para entonces Chávez estaba vivo solo artificialmente.

El general Jacinto Pérez Arcay, de 82 años de edad y considerado el padre putativo de Chávez, alguna vez dijo que el presidente había muerto en Cuba el 30 de diciembre. Lo mismo se atribuye haber dicho a la DEA por el capitán de navío, Leamsy Salazar, desertor, y ex jefe de seguridad de Chávez por 10 años.

En fuentes del exilio cubano –que monitorean las 24 horas todo lo que sucede en Cuba--  trascendió que Chávez murió cerebralmente el 30 de diciembre del 2012 porque esa noche se detectó un inusual tráfico de llamadas telefónicas Caracas-La Habana-Caracas.

Cuando fue trasladado a Caracas vivía (lo confirma Bocaranda) conectado a aparatos que lo mantenían aferrado a la vida hasta que "lo desconectaron".  La madre no quería que lo desconectaran... ¿Fueron las hijas los que lo autorizaron?

Mientras Chávez estaba en Cuba, el gobierno seguía “funcionando”, según sus ministros. Firmaba decretos, hacía nombramientos, dirigía reuniones de gabinete… etc. Si se comprueba que vivía artificialmente, todo eso se caerá como torre de naipes. Imposible imaginar qué dirán los que le atribuían la realización de ejercicios físicos o de mantener reuniones hasta por 5 horas con su gabinete.

La revelación de que miles de dolientes cargaron y siguieron una urna llena de piedras por las calles de Caracas confirma lo que revelaron las fotos tomadas a la llegada del féretro al velatorio en la Academia Militar. Uno era el que llegó allí y otro el expuesto minutos después a los dignatarios extranjeros que le tributaron el último adiós.

En un país donde agonizan la libertad de prensa y expresión, muchos hechos históricos de consecuencias político y sociales, todavía están en las tinieblas, pero la verdad se conocerá, sin duda alguna, más temprano que tarde.

(*) Hernán Maldonado es periodista. Ex UPI, EFE, dpa, CNN, El Nuevo Herald. Por 43 años fue corresponsal de la ANF de Bolivia.

Tierra Lejana
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Incierta Minería

En pasados días ha presentado el experto en minería, Jorge Espinoza, su tercer libro que lleva el sugestivo título que encabeza y que motiva esta nota de opinión.

Concluye que no hay desarrollo minero, hoy, si no es con la activa participación de la inversión extranjera directa y con la presencia de empresas transnacionales en el campo de la minería. Uno se pregunta ¿por qué? Su respuesta es que la actividad minera moderna requiere de mucho capital, de conocimiento, de investigación y de tecnología, que países como Bolivia no los poseen, para cualquiera de las fases de la cadena productiva (exploración, explotación, concentración, fundición).  

Un elemento adicional, para acudir a la inversión extranjera directa en el campo minero, es que se trata de una actividad económica  muy riesgosa. Así como se gana, también se pierde. Además están presentes las economías de escala. Grandes proyectos mineros son mucho más rentables que los pequeños. Grandes empresas pueden administrar mejor la alta volatilidad que históricamente caracteriza el comportamiento de los precios de la actividad  minera.

Una enseñanza que es válida para cualquier actividad económica de volumen. No se puede ni se debe lanzarse a realizar inversiones en cualquier parte de la cadena de producción minera sin cumplir previamente todas las fases que los expertos en proyectos de inversión las conocen.  Es decir, la realización de estudios a nivel de pre factibilidad, factibilidad y diseño final, con mucha rigurosidad. ¿Que implica esto? Conocimiento

Una enseñaza que comparte es la alarmante declinación de la producción minera en el país por la ausencia de la explotación de nuevas minas que reemplacen a las ya agotadas. Somos un país que no gozamos de la confianza de la inversión extranjera por la ausencia de seguridad jurídica, crónicos problemas sociales, ausencia de política mineras realistas y alta inestabilidad funcionaria en los altos mandos del gobierno, precisamente de quienes deberían ser responsables de elaborar y poner en práctica las política adecuadas.

Una política minera adecuada debería comenzar apuntalando el objetivo de atraer inversión en exploración minera, única manera para que luego aparezcan nuevas áreas de explotación. Jorge Espinoza nos dice: “Son los países quienes seducen a los inversionistas y no a la inversa…o se explora o se extinguirá la minería

Destaca el impresionante desarrollo minero en países vecinos  como Chile, Perú y Argentina, lo que ha sido posible por la inversión extranjera directa en proyectos privados. Según Fraser Institute de Canadá, que anualmente califica a los países que atraen la inversión en minería para exploración, Bolivia siempre está entre los últimos.

En Bolivia y en un siglo, -y en los últimos diez años- se ha puesto en marcha sólo dos minas importantes (San Cristóbal y San Bartolomé).

Una particularidad –y la suerte de Patiño- fue encontrar una mina – La Salvadora-  con una increíble ley de mineral de más del 50 por ciento de estaño, lo que le permitió amasar una inmensa fortuna; pero esta es la excepción y no la regla en minería. Ya en 1925 su ley cayó al 6,5 por ciento y estaba en el orden del 1 por ciento cuando se la nacionalizó en 1952. “La complejidad y aleatoriedad  de la minería hace que sean muchos más los que fracasan que los que tienen éxito”, nos dice Espinoza.

Sostiene que Bolivia no fue un país minero, sino que vivía de la minería. En verdad  Bolivia fue un país agrario. A mediados del siglo XX el sector agropecuario contribuía al Producto Interno Bruto con el 33 por ciento (Hoy lo hace sólo con el 13%). La población predominantemente vivía en el campo y muy pobremente. En este escenario, era un privilegio obtener la calidad de obrero en las minas de los denominados “barones del estaño”, porque se trataba de una minoría que en Bolivia ya tenía la suerte de ser asalariado. Pero ¿por qué se dice que Bolivia fue un país minero? Sin duda alguna, su contribución al PIB era importante. Superaba al 15 por ciento. (Hoy está en el orden del 6%).

Bolivia, como cualquier país de la región, ya estaba articulada al comercio internacional, vale decir, requería adquirir bienes para que funcione su economía, lo que implica importar. Pero para poder hacerlo requería contar con divisas que precisamente proveen las exportaciones. ¿Qué es lo que Bolivia exportaba? Minerales. A mediados del siglo XX, el 96 por ciento de lo que se exportaba eran minerales, nos dice Espinoza. Gracias a la minería el país podía financiar las importaciones de bienes para todas sus actividades económicas. Este hecho permitió calificar a Bolivia como un país minero. Hoy la situación cambió, lo fundamental es la exportación del gas.  La importancia de la minería está en el orden del 20 por ciento del total de exportaciones, excluyendo el oro, cuyo valor de exportación es dudoso, como producción boliviana.

 

La Paz, 16 de marzo de 2015

*Profesor emérito de la UMSA y Miembro de la Academia Boliviana de Ciencias Económicas

Economía de Mercado
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Gestión Municipal incluyente

Los listados de problemáticas que son percibidas como tales por la base social de nuestros municipios, no incluyen la exclusión social ni la primitiva calidad del desarrollo humano que se encuentran detrás de los actos delictivos, la violencia, el maltrato, la explotación y otros que forman parte de la mala noticia cotidiana.

La relación clientelar que se ha establecido como principio de contractualidad entre partidos políticos, candidatas, canditatos y un conjunto de sectores organizados, que se asumen como representantes de toda la comunidad, determinan que ni la inclusión social, la educación, la formación de valores sociales o la generación de climas saludables y seguros para nuestro desarrollo sean priorizados en su justa necesidad en las propuestas de gobierno que se vienen promoviendo en los procesos electorales municipales.

Para satisfacer a electoras y electores, abundan promesas de caminos, hospitales, canchas, mercados, etc., que si bien son necesarios, son insuficientes en  términos de plantear procesos que generen condiciones para lograr el vivir bien a corto, mediano y largo plazo de toda la diversidad de habitantes y estantes de nuestros municipios. La oferta de acciones a favor de poblaciones vulnerabilizadas por la exclusión, está prácticamente ausente y cuando emerge, propone medidas de asistencia y atención, las que, en algunos casos, son expresadas por candidatas y candidatos de algunos grupos poblacionales en proceso de inclusión social cuya participación han articulado algunos partidos en municipios del eje y cercanos al eje de desarrollo de nuestro estado, estableciendo una vez más la visión sectorial que se le impone a la inclusión social.

En casos que pueden ser calificados de excepcionales, los partidos han asumido la misión de ampliar los horizontes de desarrollo de sus probables electoras y electores, planteando la superación de nuestras problemáticas sociales con una propuesta de desarrollo humano que se implemente desde y hacia lo social.

En términos de producir identidad convergente con la realidad poblacional, es necesario generar espacios y acciones que le permitan a la comunidad percibir y convivir con la diversidad de habitantes y estantes que constituyen cada municipio, promoviendo su participación y garantizando que ésta acontezca en condiciones de seguridad y de manera potente.

Los procesos de constitución del control social deben privilegiar la participación de poblaciones que están gestionando su inclusión social. La emergencia de consejos ciudadanos para cada sector en proceso de inclusión social termina desarticulando un proyecto global de desarrollo, que nos incluya a todas y todos y reproduce la percepción de que las acciones que se toman desde esos espacios beneficia a unos pocos.

De la misma manera, debe promoverse que cada organización barrial o comunitaria, convoque a un alto porcentaje de sus habitantes y estantes, privilegiando la participación de las personas en proceso de inclusión social de sus barrios, de sus comunidades, para que los POAS dejen de producirse atendiendo visiones adulto centristas, patriarcales y normalizadoras de desarrollo.

Un enfoque de inclusión social intersectorial debe atravesar la planificación de todas las dimensiones que se conciben como desarrollo social de los municipios: el desarrollo cultural, económico, productivo, territorial, de desarrollo urbano, la gestión de riesgos, la participación y el control social.

La incorporación de una visión incluyente transversal y diversificada, no sólo alude a la incorporación valorizada de aquellos grupos poblacionales cuya exclusión ya ha sido identificada. Implica además la identificación y valorización de dimensiones de desarrollo que actualmente no son valorizadas por la comunidad, de ello deviene qué se percibe como obra y qué no. En dicho sentido, si bien mayor control policial y profundizar la penalización puede estar relacionada con la disminución de la violencia, algo que casi cada candidata y candidato a concejalía ofrece, la seguridad ciudadana, o en este caso la vivencia de inseguridad constante, atraviesa tanto la existencia física como la existencia psico – social de nuestra comunidad. Es producida por procesos educativos, o la omisión de éstos por diversas circunstancias, en las que se construyen valores violentos a partir de prácticas violentas, por lo que la superación de problemáticas como ésta, demanda medidas educativas inmediatas, profundas y cotidianas, que requieren una dimensión de visibilidad del electorado muy diferente al que requiere la percepción como obra de una plaza, un mingitorio o una cancha. Pocas candidatas y candidatos, sabiéndolo o tal vez por ello mismo, asumen ese reto.

Otro aspecto necesario de abordar en perspectiva de una gestión municipal incluyente, es que en tanto no se deconstruyan aquellos principios paradigmáticos que producen las diversas exclusiones, las mismas van a seguir ocurriendo. En tanto se gestiona la inclusión de un grupo poblacional, está ocurriendo la exclusión de otro. El proceso excluyente es continuado y constante, cambiando si acaso, de protagonistas. Por ello sería saludable incorporar en la gestión municipal observatorios que den cuenta de éstos procesos y gestionen medidas transversales para identificarlos oportunamente y superarlos, universalizando cada vez más la activación identital, cultural, política y económica de nuestras poblaciones.

Tanto la gestión de restitución de derechos humanos como la de inclusión social, que no son necesariamente lo mismo, debe municipalizarse y estar presente en cada distrito. Las defensorías departamentales y los comités de lucha contra la discriminación, no están procesando de manera oportuna y adecuada las denuncias de discriminación, exclusión y vulneración de derechos, generando situaciones de impunidad y de otra violencia, la de la constante denuncia.

No es saludable sectorializar estos procesos. La idea de los SLIMS y de las defensorías de la niñez debe transversalizarse en beneficio de todo proceso que denuncie violencia, discriminación y demande inclusión y restitución de derechos. Su activación en el nivel municipal radica también en la necesidad de articular esta dimensión de restitución social con los planes de desarrollo en todos los ámbitos, los cuales son responsabilidad del nivel municipal. Dispositivos institucionales con capacidad de decisión, con mayor presupuesto y recursos humanos potentes articulados con y en los planes estratégicos de desarrollo municipal.

miradas inclusivas
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Racistas del Megacenter

Debo iniciar esta columna con una constatación evidente para quienes me conocen, pero no para quienes no lo hacen: soy q´ara. Nací en el seno de una familia criolla, ella, mi madre tuvo siempre un apodo: “la Gringa”; y él, mi padre, fue para algunos despistados que lo querían provocar el “Wink” (en la botella de un refresco que se llamaba wink, aparecía la figura de un vikingo de barba larga, igual a la de mi progenitor). Queda pues claro que desciendo de colonizadores. Por tanto, si critico a algún conciudadano alteño que ingresa al Megacenter y se lleva el papel higiénico del baño (algo que pude atestiguar con estos ojos claros que Dios me dio), debo ser racista. Debo no entender este proceso de cambio y debo, por supuesto, ser facho. No hay duda. Qué choco despreciable.

Pero, ¿sera así? Por supuesto que no. Me niego a aceptar este apelativo, por el hecho de criticar alguna tropelía de algún ciudadano alteño. Quiero pues justificar mi posición expresando algunas ideas. En primer lugar, cabe afirmar que detesto las reflexiones destinadas al aplauso fácil: “que hermoso que por fin podamos ver una película con una cholita al lado”. Claro. Decir lo contrario sería como ir en contra de la felicidad humana o el desarme mundial. Son pues posturas para mostrar un espíritu progresista, de fácil pero acrítica venta. Jaime Iturri encabeza la lista de este tipo de reflexiones, mostrando su sensibilidad a toda prueba. Pero en verdad ese no es el asunto. Yo firmo cada línea de su columna escrita en La Razón y no por ello no me permito ver las cosas con ojo crítico. 

En segundo lugar, creo que si hay elementos que no merecen ser enlistados pero si tomados en cuenta como el que mencionaba antes: el llevarse el papel higiénico. ¿Merecen criticarse? Pero no tengo dudas que sí, y con contundencia, no amilanados por ningún paternalismo encubridor. Sin embargo, es aquí donde quiero hacer tres puntualizaciones. Uno, el hecho de que tres o cuatro alteños hagan algún daño, no significa que los alteños lo hagan. Significa que tres o cuatro alteños lo han hecho y hacen. Vale decir, no hay un sello étnico/cultural en llevarse el papel (entre otras cosas). No, se trata de la simple constatación de que en un colectivo social, siempre hay una minoría que genera hechos anómalos (digámoslo así). Reitero: minorías, pero no por ello no criticables. Dos, en toda transición siempre hay hechos que rompen los esquemas. Recuerdo que en mis años de estudio en España, llevé la materia “transiciones políticas”. El curso comenzó con una anécdota: “una vez que muere Franco y que el Opus Dei queda fuera de la política, 7 chicas toman la decisión de hacer una competencia para ver quién lograba tener más relaciones sexuales en tres meses. Ganó una sevillana con 38 veces. Años después esa feliz triunfadora, era madre de dos hijos y fiel esposa”. ¿Qué quiere decir ello? Que en periodos de cambio y consecuente transición, y no hay duda que el que vivimos gracias al Teleférico es un cambio con su respectiva transición, se viven sucesos excepcionales. Son coyunturas donde las piezas aún no están donde deben estar, y hasta que se amolden, generan todo tipo de expresiones políticas/culturales “exageradas”. Finalmente, tres, por ello mismo, es fácilmente comprensible que actitudes desmedidas de ambos lados, y en especial desde el lado criollo, no deben ser tan demoledoramente criticables. Ya veremos como en sólo algún tiempo, será de lo más normal todo esto. Dejemos pues que como las españolas de mi ejemplo, los sureños tengan su transición. 

En tercer lugar, quiero manifestar mi profunda felicidad por lo que sucede. Pero no por las razones hasta casi lacrimógenas que presentaba Iturri. No, mi felicidad es por saber que mi criticado horizonte de vida de clase-mediero de la zona sur, es hoy compartido por nuestros hermanos de El Alto. Me explico: más de una vez reivindique que parte de mis “usos y costumbres” era ir al Megacenter a ver películas gringas y soñar con llevar a Disney a mis hijos (o ir sólo, pero ir). La réplica devastadora de algún grupo de pensadores “progresistas” se hizo sentir como risa: “yaaa, que falta de valores, che, ¿cómo va a ser pues tu ideal ir al cine y a Disney?” Pues ya ven. Ya no estoy sólo, hay miles de compatriotas que hoy descienden de las alturas y comparten conmigo este ideal. Y es aquí que aprovecho para preguntarme: ¿no será que esta es la famosa descolonización de la que tanto hablaban los señores del gobierno? Una sugestiva descolonización: viendo películas gringas, comiendo pipocas y usando tecnología de punta. Genial. Eso nos hermana más que nada: compartir valores culturales que los vamos haciendo propios (eso no quiere decir que no abogue por que haya más películas nacionales). Y es esa la verdadera descolonización y no los matrimonios en t´ojpa que organizaba Idón Chivi.

Finalmente, quiero concluir diciendo que la frase “no soy racista” representa un horizonte prescriptivo para que cada día luchemos contra este mal. No es algo dado desde hoy y para siempre. No. Es como una enfermedad con la que hay que convivir. Y para hacerlo, no es útil negar lo que somos. Y yo sé lo que soy. Sé que más de una vez sentí un vergonzoso sentido de superioridad por el solo hecho de haber estado en un colegio de la zona sur o tener este color rosáceo. Sé que todos los días me debo acordar que el “Cabritas”, el Santiago Cabrera, aymara migrante, en aquellos lejanos días cuando jugaba en el club “Pucarani”, era el capitán; el Adhemar, ciudadano descendiente de aymaras en la UMSA, donde estudié, era un genio o que mi querido Chiri, aymara urbano, bailaba con más cadencia que yo en la poderosa Morenada Central. Y cuando lo hago, sé que todo esto que vivimos es genial….pero no perfecto.  

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