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Bolivia y su proceso de cambio

¿Evo Morales y su proceso de cambio con el sol en las espaldas? Parece que sí. Al menos eso los demuestran los resultados de las elecciones regionales de este 2015 cuando la mayoría del país ha votado por candidatos de la oposición.

Poco le ha servido al régimen populista su colosal derroche de dineros fiscales para “vender” a los votantes a sus candidatos en distritos densamente poblados como La Paz, Santa Cruz, El Alto y Tarija. Debió apelar a triquiñuelas obscenas para vencer en Chuquisaca y Beni.

En el Beni, tradicional bastión opositor, el oficialismo logró descalificar con argucias jurídicas al virtual vencedor Ernesto Suárez. Con la prebenda dividió a un grupo opositor y Morales virtualmente echó la casa por la ventana a favor de su candidato Alex Ferrier.

La Corte Electoral demoró casi una semana en el cómputo de casi 230.000 electores para finalmente dar el triunfo a Ferrier por 400 votos sobre el opositor Carlos Dellien en una segunda vuelta electoral. En Brasil, el pasado octubre, a las 10 de la noche se sabía el resultado de las elecciones a las que acudieron 100 millones de votantes.

Para algunos observadores, los resultados adversos al oficialismo, explican el cansancio de la población –quizás no con Morales, que aún goza del alta popularidad--  con la galopante corrupción en las altas esferas oficiales.

El proceso de cambio solo les ha beneficiado a ellos, porque de pobres han pasado a ser ricos, me dice un taxista. Como en Venezuela, el régimen ha comprado medios importantes y ni el ministerio de Comunicación lleva la cuenta de lo que gasta el gobierno en propaganda, según admitió la ex ministra Amanda Dávila.

Varios medios independientes se someten a los caprichos oficialistas por temor a perder avisos o simplemente están paralizados por el miedo. “Tenemos que ser cautelosos con lo que escribimos para poder sobrevivir. Usted ya se habrá dado cuenta de nuestra realidad”, me confiesa el director de un medio.

Con todo, especialmente en radio (que es el medio de mayor difusión en Bolivia), todavía puede escucharse a periodistas forjados en el yunque de la verdad. Son ellos los que descubren los entuertos del régimen y mantienen alerta a la ciudadanía sobre las mentiras oficiales.

Por esto, solo los ingenuos aún pueden creer que los extranjeros acribillados en un hotel de Santa Cruz el 2009 estaban conspirando para separar a ese rico departamento oriental de la soberanía boliviana. Fue un sucio ardid para descabezar a la oposición a Morales.

Más recientemente, el periodismo develó cómo candidatos oficialistas hicieron desparecer millones de dólares (algunos calculan en $600 millones) del Fondo Indígena para beneficio personal. El escándalo fue tal que Morales ordenó una intervención del organismo.

Pero el daño fue irreparable a la imagen gubernamental, sus candidatos a la gobernación y las alcaldías de La Paz y El Alto sufrieron aparatosas derrotas. El oficialismo trata de encubrir su colosal fracaso argumentando que triunfó en la mayoría de las alcaldías del país. Vano intento, porque difícil comparar una alcaldía de 800.000 habitantes con una de 10.000 o menos.

Difícil quinquenio le espera a Morales. Peor todavía ahora que asoma la época de las vacas flacas porque se están derrumbando en los mercados internacionales los precios de las materias primas de exportación. Miles de mineros de Huanuni le están viendo ya la cara a la desocupación y al hambre. Amanecerá y veremos.

(*) Hernán Maldonado, periodista ex UPI, EFE, dpa, CNN, el Nuevo Herald. Por 43 años fue corresponsal de ANF de Bolivia. 

Tierra Lejana
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Cumbre Agropecuaria: 2 Bolivias

Hubo en Santa Cruz hace poco un empate catastrófico en la Cumbre Agropecuaria. Hicieron sus desfiles, con sus intenciones claras, las 2 Bolivias agropecuarias, la una agroindustrial cruceña y beniana (sobre todo soya, arroz, maíz, sorgo, ganado vacuno) y la otra la campesina parcelaria del occidente del país (sobre todo hortalizas y verduras, papa, frutas de valle y algunos granos); y aunque faltó la agrícola industrial ilegal, la de la coca-cocaína, muy rentable, algún malicioso –y nosotros no lo somos- podría decir que estuvo representada en la Cumbre disimuladamente por alguna autoridad del Estado.

Pero bueno, puede decirse también que hubo 2 victorias pírricas, en la que la gran perdedora fue Bolivia vista en conjunto, en unidad, como la soñamos algunos ilusos de la Bolivia democrática. La Bolivia agroindustrial (CAINCO-ANAPO) llevó 4 banderas: a) seguridad jurídica de la tierra, que quedó en el limbo, b) ampliación del plazo para demostrar la función económico-social de la tierra, y logró la ampliación en el plazo de 2 a 5 años, y la ampliación del registro en la Restitución de Bosques hasta por 18 meses, c) uso de semillas transgénicas y manejo genético del ganado, y obtuvo una autorización “de facto” para seguir usando transgénicos, y d) exportación agroindustrial sin cupos: y obtuvo las siempre amenas promesas del Gobierno de considerarlo. La Bolivia agropecuaria tradicional (Pacto de Unidad-CSUTCB-Bartolinas-Colonizadores), fue a hacer resistencia a los otros en lo que cree que es una pulseta “fundamental” y logró –eso sí-  “neutralizar” o semiparalizar la agenda de los otros, de los agroindustriales, como si esto fuera gran cosa.

Después de esos resultados magrísimos, la Bolivia agroindustrial buscará encontrar mejores espacios en la Estrategia 2020-2025 del Gobierno de Evo Morales y las políticas públicas que pudieran derivarse de ella, si es que el Gobierno hace buena gestión en el tema, lo que es poco probable. La Bolivia campesina, después de oponerse a los otros, deberá resignarse con los claroscuros del Plan Mi Agua, de INSUMOS-Bolivia en alimentos, de los pocos planes de varios Ministerios, del muy inicial Seguro Agrícola para pequeños campesinos y de la letra muerta de la imaginativa Ley de Desarrollo Productivo.

Y, cuando uno vuelve a preguntar quién ganó?...se ratifica que nadie, y que la gran perdedora es Bolivia, la Bolivia que si su gobierno no fuera tan confrontacional y peleón, quizá pudiera diseñar un camino con 2 vías paralelas de co-existencia de esas 2 realidades taxativas que existen hoy en nuestra Bolivia, la de la agroindustria de exportación de alta rentabilidad y de alta tecnología, y la de la agropecuaria campesina familiar de baja rentabilidad, en gran medida ecológica y sostenible. Excluimos de esta evaluación a la agricultura coca-cocaína, porque quizá a pesar de estar ausente formalmente de la Cumbre Agropecuaria, es la única que ganó por ausencia, porque nadie la molestará y seguirá como el negocio agrícola e industrial más rentable de todos.

Y, finalmente, alguien diría, si esos son los resultados, entonces para qué se hizo la Cumbre? El Gobierno quiso mostrar a la CAINCO que aunque sean aliados en algunas cosas, él es quien manda y tiene amigos “poderosos” que acuden a su llamado si los necesita (el Pacto de Unidad), y les dijo que no crean que los agroindustriales van a aprovecharse de la situación para crecer más de lo que lo permita el socio mayor.

La CAINCO asistió al combate y logró muy poco, y salió medio despeinada de la Cumbre. El Pacto de Unidad aunque en realidad no logro nada de nada que beneficie directamente a sus representados (los millones de campesinos parcelarios que son sus bases), si demostró que sigue siendo una fuerza de choque, movilizable, y que actúa muy bien cuando de frenar se trata, pero no tiene propuestas y demandas de bienestar para los millones de campesinos parcelarios de Bolivia.

Y bueno, el empate catastrófico ya está dado, y mientras tanto ayer domingo 10 de mayo, la ANAPO dijo que se cultivara 30.000 hectáreas menos de 6 granos, sobre todo de maíz y chía. Son malas las condiciones para el crecimiento del sector agropecuario boliviano, tanto del agroindustrial como del agropecuario tradicional. La Cumbre no resolvió nada. 

Encantado
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¿Excesiva?

Es probable que la ministra de Comunicación, Marianela Paco, haya tenido excesiva libertad de prensa cuando trabajaba como periodista de radio Aclo en Sucre. Es probable, también, que esa experiencia —breve, según me refieren los colegas capitalinos— haya sido la que le motivó a afirmar que los periodistas bolivianos nos beneficiamos de esa supuestamente excesiva libertad y, pese a ello, no hacemos patria.

Yo no sé si hice patria o no en los 27 años que llevo de labor ininterrumpida en la prensa. Lo que sí sé es que conocí a muchos periodistas que hicieron patria enfrentándose a las dictaduras y, debido a ello, conocieron el destierro y el confinamiento. Uno de ellos, Juan León, falleció hace poco sin que sus colegas sindicalizados le hayan rendido un homenaje.

También sé que, en efecto, en nuestro país está vigente la libertad de prensa pero ésta es utilizada por los periodistas con la mesura que les exigen sus normas deontológicas.

En otros países, la libertad de prensa es abusada a tal extremo que los periodistas suelen involucrarse hasta en los detalles más íntimos de los personajes públicos. El caso referencial más conocido es el de la princesa Diana cuya vida fue eternamente ventilada por la denominada “prensa del corazón” que llegó al extremo de empujarla a la muerte cuando varios paparazzis la persiguieron y provocaron su accidente.

Si los periodistas bolivianos abusaran de su libertad de prensa, las relaciones íntimas del presidente Evo Morales hubieran sido de constante dominio público y sus hijos habrían estado expuestos a la opinión pública desde hace mucho tiempo. Como al mandatario le consta, sus hijos, particularmente Eva Liz, aparecieron en los medios de manera discreta y siempre en el marco del respeto. 

Si los periodistas bolivianos abusaran de su libertad de prensa, los supuestos vínculos entre el jefe de Estado y la ministra Achacollo hubiesen sido explotados hasta el hartazgo, particularmente cuando estalló el escándalo del fondo indígena. Como se sabe, esos rumores solo fueron manejados entre los políticos de oposición cuyas declaraciones tampoco alcanzaron la repercusión que ellos buscaban.

Lo que existe en Bolivia es una tolerancia que suele quebrantarse con bastante frecuencia, especialmente en declaraciones como las de la ministra Paco. El gobierno no cierra medios de comunicación pero los asfixia siempre que puede. Por eso es que rebusca en el Servicio de Impuestos Nacionales y otras entidades con el fin de verificar si existe incumplimiento a la norma. Ni siquiera espera a confirmar sus datos y actúa aplicando multas. Ejecuta, entonces, un estrangulamiento económico que, según la capacidad del medio, podría conducir a su cierre.

Existe mucha tela por cortar en el caso de la libertad de prensa. Es lógico que existen medios en los que los propietarios intentan imponer su manera de pensar pero son más los casos en los que los periodistas resisten esos embates.

Lamentablemente, la mayoría de los críticos de la prensa hablan de memoria y, como me consta, incluso llegan al extremo de publicar libros sin verificar sus datos. Me imagino que la ministra habló de ellos, de esos pocos malos periodistas.

(*) Juan José Toro es Premio Nacional en Historia del Periodismo.

Surazo
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La tinellización

Semanas atrás un compañero periodista en medio de una debate político/periodístico se preguntaba si a la dulcera de la esquina le importaba saber cuántas “Cumbres de las Américas se han dado o si era importante que en la última haya habido o no declaración final”,  esa pregunta o si se quiere sentencia, me dejó pensando en la audiencia, en la pastillera porque a partir de esa lógica estaría nomás condena ver el show de Marcelo Tinelli todo el día.

Podríamos  considerar entonces que la lógica del camarada prácticamente ya se ha impuesto en la gran mayoría de los contenidos de los medios de comunicación, con solo hacer zapping nos podemos dar cuenta de qué clase de televisión, radio o prensa escrita estamos consumiendo, todo responde a la misma tendencia, a una visión “tinéllica” de los medios.

Desde que Marcelo Tinelli apareció en la tele, lo hizo primero en la radio, planteo un eje comunicacional diseñado para adormecer la conciencia crítica de la audiencia, nos presenta un amplia gama para divertirnos, pasarla bien y dejar de pensar, consigue que nos colguemos sobre cómo le va a uno u a otro personaje farandulero en su esfuerzo por ganar y no es que ShowMatch sea el creador de esta tendencia, se trata de una manera precisa de hacer comunicación en el mundo, el entretenimiento como concepto por encima de la información y la educación.

Esta manera de eliminar una visión crítica  provoca que la gente entienda y acepte a estos personajes como referente de lo que debe ser y hacer la sociedad, imponiendo no sólo modelos de conducta, culturales y de razonamiento, que tienen como objetivo banalizar toda percepción crítica de la realidad, asignando una manera de pensar en base al uno más uno es dos y en la que no se acepta ningún análisis e interpretación. Hace tiempo en Argentina se le daba a Marcelo Tinelli un importante premio cultural, no faltaron las críticas a este acto, que se lo haya hecho implica cuán de importante se considera la emisión de estos contenidos porque reemplazan espacios realmente culturales que suelen exigirle a la audiencia mayor concentración y razonamiento, a contra ruta de los otros, que simplemente piden predisposición para burlarse de los otros y de nosotros mismos.

Esta manera de entender a la comunicación masiva se ha impuesto en nuestro país, ajenos a todo debate crítico de la realidad política, social o económica, nos han condenado la obligatoriedad de consumir a Tinelli travestido en un concurso de imitación, en otro para bailar en la que te hacen famoso o usan a los “famosos” como excusa para hacerte creer que detrás de estas propuestas existe un corazón solidario que piensa en los pobres y en los niños. Hace poco en una red utilizaban de rating a los gordos y a los niños, a sus necesidades y ansiedades.

A este triste panorama se suman los muchos programas de entretenimiento que surgen como plaga por todo lado y a toda hora, no sólo el formato Tinelli se ha reproducido también muchos se han transformados en Tinellis, convencidos que con solo hablar chistoso, reflexionar convencionalmente, reproducir valores conservadores, fortalecer la mirada colonial regando de ironías su performance, es más que suficiente para liderar el rating y convertirse en parte de la farándula que tiene como propósito sembrar superficialidad. Se añade también una mirada sensacionalista de la noticia, en base a la transmisión continua de una dialéctica del miedo que tiene como propósito aterrorizar a las audiencias.

En el marco del 10 de mayo, del día del periodista, vale preguntarse si estamos dispuestos, los periodistas y los medios de comunicación a plantear una propuesta inteligente a las audiencias, que implique el reto de crecer en contenidos, de madurar en conceptos que nos ayuden a entender nuestra realidad o simplemente estamos diseñando espacios para que los y las bolivianas tengamos que resignarnos a consumismo el Tinellismo como si se tratara de una biblia comunicacional a la que no podemos cuestionar porque el rating y la banalidad venden.

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Anatomias
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Chile, en el banquillo de los acusados

Que Bolivia haya puesto en el banquillo de los acusados a Chile -nada menos que en la máxima Corte de Justicia de las Naciones Unidas-, no es poco. Es un hecho, en definitiva, extraordinario.

Por ello, Bolivia está encarando una política exterior (en clave de demanda) del cual no se tiene antecedente en toda la historia patria, ni antes de la invasión en 1879 ni después de ella.

Eso dice mucho sobre los hilos que movían a la diplomacia señorial en la cancillería y donde el único indio estaba en el mural de Alandia Pantoja “Alegoría al mar boliviano (1963)” donde se sugiere al indio -pututo en mano-  señalando el mar como camino…

¿Premonición? No sé, tal vez sí, tal vez no… El hecho es que La Haya es el camino que ha decidido el presidente indio.

Y abordo la cuestión desde este lado, porque en las redes sociales se han ventilado sugerencias racistas sobre la composición del equipo que se encuentra en La Haya, como si el Canciller David Choquehuanca fuera el iletrado y Carlos Mesa el letrado “par” de Rodríguez Veltzé…

No me sorprendería el dato, sino fuera porque la reivindicación marítima ha pasado de materia ausente de todos los gobiernos desde 1880, pero nunca nadie, había hecho tanto en tan poco tiempo, como lo hace Evo en la cuestión marítima en solo nueve años de administración estatal desde el 2006.

Desde los dispositivos en la Constitución (reivindicación histórica por medios pacíficos) producto de la Asamblea Constituyente, hasta la definición de la política central en relaciones internacionales, son producto de un gobierno que se ha prodigado en acciones de Estado medulares: El cabildeo internacional del propio presidente; La estrategia de la Diplomacia de los Pueblos que se desarrolla en la Cancillería; La creación de la Dirección de Reivindicación Marítima (DIREMAR); La estrategia comunicacional en la construcción de un imaginario colectivo potente y bien informado sobre la invasión chilena; El potenciamiento de las fuerzas armadas con un eje ideológico sustentado en el Mar como objetivo histórico; La invasión del hashtag #MarParaBolivia en twitter y Facebook, son solo algunas de las acciones de Estado que provienen de Evo y de la Cancillería, del Estado, del Gabinete Ministerial, de los ministerios, de muchas gentes que siendo anónimos son colectividad política de altísima intensidad.

Por ello, que algunos activistas en redes sociales, sugieran que la victoria debe atribuirse al letrado y no al “iletrado” es una secuela bastante simplona del racismo viral cuya reproducción vía retuit o compartiendo, es solo un muestrario de que el racismo está en plena vigencia y nuestro deber es combatirla en el centro de su emisión ideológica excedentaria, el mismísimo Estado, tal como en su momento lo sugirió René Zavaleta.

Por el momento, es importante saber que la invasión chilena fue una empresa guerrera con bandera chilena y capitales ingleses, sin declaración de guerra y preparada arteramente a lo largo de más de treinta años previos a 1879.

La historia del capitalismo en Chile es la historia del despojo a Bolivia.

Pero esencialmente es una cuestión que hace a la construcción de la Patria Grande, a aquella que pensada por Simón Bolívar se está haciendo realidad a través de la solidaridad internacional, no solo de gobiernos, sino también de los pueblos.

Como lo ha dicho uno de los juristas que representan a Bolivia, el Ajayu (conciencia) y la Q’amasa (energía) guían el camino, los Achachilas anuncian el retorno al mar con soberanía y el reencuentro de los bisnietos aymaras de Chile y Bolivia, que en el siglo XIX eran solo aymaras de Bolivia.

Trinchera Comunicacional
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El retorno del soldado

El día que leí a Negri y Hardt, los teóricos de Imperio, que resultaron ser autores de cabecera de nuestros gobernantes actuales, me di cuenta que la noción que tienen de “hacer política” es una sola: la política es guerra, vivimos una tercera guerra mundial con un Imperio abusivo que se pasea guerreando por el mundo cuando así le viene en gana, y los líderes anti-imperialistas han sido y son geniales sea que hayan sido unos criminales/genocidas, estilo Mao o Stalin. ¿Simplifico? Claro, no hay duda que sí, pero aunque usted no lo crea, amable lector, no lo hago mucho. Las consideraciones teóricas, narraciones históricas descripciones políticas y/o los usos estadísticos tienen un solo fin, en los ensayos de estos caballeros: dejar en claro que el Imperio nos quiere vencer y que, por ende, hay que hacerle frente. No hay tregua. ¿Y la democracia tal como la vivimos hoy en día (como una democracia representativa), qué significado tiene en este imaginario? No existe, es mero truco publicitario de los poderosos de turno que juegan con la psiquis colectiva, haciéndole creer que decide, participa y se beneficia. En verdad, quienes definen lo que va a pasar en el planeta son “ellos”: el “Imperio”. En ese escenario de guerra permanente, los gobiernos que no se auto-definan como libertarios y revolucionarios, son enemigos, meras correas de transmisión de ese Imperio. Hay pues que derrotarlos.

Es difícil negar que hay una gran dosis de verdad en este relato. Sin embargo, es aún más difícil no percatarse de que llevar este razonamiento a su vértice más extremo sólo puede tener una única conclusión: vivimos en guerra y, por tanto, hay que guerrear. La democracia sólo se convierte en otro campo de batalla. Las urnas son los fusiles y las bombas de las guerras clásicas. Ello deriva en otra conclusión: la democracia no es un orden político superior, no es un punto de llegada, no es un horizonte prescriptivo, no es un espacio de deliberación, no es un ámbito de construcción política. No, es sólo un campo de batalla más, donde la meta es clara: aniquilar al enemigo.

¿Por qué hago esta introducción? Por una simple razón: nuestro entorno palaciego, con el Vicepresidente a la cabeza, cree en esta concepción de la política. Es su cosmovisión del mundo. Ello, por eso, no los convierte en demócratas sino en soldados de la revolución. Por tanto, si es así, ¿cómo entiende esta derrota electoral nuestra cúpula guerrera? Para responder esta interrogante conviene retroceder un poco en el tiempo.

Ir al periodo 2000 a 2008 es imprescindible para dar una respuesta más precisa. ¿Qué sucedió en aquella larga coyuntura? En aquella coyuntura los guerreros tuvieron la oportunidad de lucirse. La guerra mundial del Imperio contra el mundo en desarrollo se hacía patente ya no en lejanos lares de este planeta sino en casa. Qué fortuna para estos infatigables buscadores de guerra. Y es que sí: los guerreros no existen por qué hay guerra, sino que hay guerra por qué hay guerreros. Y el guerrero ya existía allá por los 90s realizando algunos atentados. Sólo que había un problema: era un tiempo de relativa paz. Era como si alguien se pusiese a navajear a la gente en el Ventura Mall: desubicado, en tiempo y lugar (ya les sucedió lo propio a algunos guerrilleros, algunos lustros antes). ¿Qué había que hacer entonces? Pues crear ese discurso. Convencer a todos que había una guerra en curso y que había que pelearla. No es pues errado decir que este periodo fue genial para estos señores. Les permitió ponerse sus mejores trajes militares. Guerrearon. ¿Fue útil su guerra? Sí, seguro que sí. Cabe recordar que había, entre otros elementos, élites racistas/separatistas/anticolla a las que había que vencer (más que convencer). Por ello, la guerra si bien fue inventada, tenía mucho de legítima.

En todo caso, lo que resulta pertinente tener en cuenta es que desde el 2008, estos valientes soldados de la revolución (mundial) debieron colgar los sables o al menos usarlos con menos frecuencia. La guerra había concluido o menguado. Se conquistó casi todos los rincones del país. El general/estratega respiró triunfante. Empero, vaya paradoja, su triunfo significaba paralelamente el inicio de su propia derrota personal. Y es que terminada la guerra o atenuada, su rol era menos importante. ¿Qué hacer pues si ya no había terroristas para mandar al cadalso, USAID ya estaba fuera y las “oligarquías” del oriente finalmente habían pactado? Pues qué duda cabe: de cara al mundo, apelar al mar –eso siempre permite usar las armaduras- y de cara al país, perder una elección. ¿Qué? Pues sí, no digo ni remotamente que el guerrero haya buscado estas derrotas. No, no lo hizo. Pero además de permitirle purgar algunos enemigos internos (“vamos a castigar a nuestros dirigentes traidores que pidieron el voto cruzado”, me dijo un funcionario del MAS), el guerrero aprovechará este momento para entrar nuevamente en vigencia: ¡!al fin hay enemigos!! Y enemigos que no sólo han conquistado algunas regiones (igualito que en guerra militar) sino que quieren ya en 2019 conquistar todo el territorio. ¡Quitarles “su” territorio! No, no lo pueden permitir. La guerra ha re-comenzado y hay que ganarla. ¿Cómo? Bloqueando en las ochos asambleas departamentales en las que tienen mayoría, mandándole a la Sole huestes FEJUVEscas/CORescas, negándole a Revilla créditos externos, inventando más juicios contra Costas, aseverando que Oliva es de la CIA y un largo etcétera de muchas medidas “militares”.

¿Y el estratega, entonces?: “Ufa, graaaacias opositores, me han permitido recuperar mi sable y mi traje de batalla. ¡Recuperaremos “nuestros” dominios”. ¡Patria o muerte!”.   

Séptimo Día
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Benditos los padres trabajadores

El 1° de Mayo de cada año se celebra el Día Internacional del Trabajador -el Día del Trabajo- recordando a los Mártires de Chicago que lucharon por condiciones dignas en favor de quienes venden su fuerza de trabajo. En Bolivia la recordación se asocia a las “luchas históricas del movimiento social” honrando a los trabajadores que lamentablemente incluye también a los niños que lo hacen por necesidad…mi padre fue uno de ellos.

Pese a que el 1° de Mayo pasó ya, me nace rendir un homenaje a todos los trabajadores de Bolivia -principalmente a mis padres, ambos trabajadores esforzados y valientes- un tributo que espero exprese la gratitud que los hijos sienten por sus progenitores, considerando su desgaste sicofísico.

Mirando un poco más de medio siglo atrás, agradezco a Dios por mi papá Héctor, jubilado ya, y por mi mamá Emma, ambos incansables trabajadores. Recuerdo cómo me partía el alma saber que mi papi se despertaba a las cinco de la mañana para ir a trabajar hasta la noche, nada nuevo para él -seguramente- siendo que desde niño la necesidad le empujó a hacerlo, no parando desde ahí en más para formarse profesionalmente por su propio esfuerzo.

Recuerdo cómo mi corazón se hacía un puñete al verlo llegar a casa preocupado porque algo no le había salido bien -o su tristeza cuando le robaron el sueldo del mes en el colectivo- o cuando de un rato a otro venía a alistar rápido su ropa para viajar ante el desconsuelo de mi mami pues debía ir lejos al campo o a Cochabamba manejando por tierra -¿te hago comida para que te lleves?, escuchaba que le decía- yo, con el Jesús en la boca rezando para que no le pasara nada en el camino y, años después, cuando debía volar, para que nada malo ocurriera con la avioneta…cada despedida era un parto.

Pese a que llegaba cansado a casa, comía rápido y trabajaba de noche arreglando o armando equipos y hasta de carpintero hacía… Igual mi mami, día y noche, incansable con su negocio. Todo ello me ayudó a forjar mi carácter y salir adelante estudiando, sin rendirme ante la adversidad, a fin de no defraudar su esfuerzo. Cuántas veces me sentí culpable de su sacrificio, aunque hoy estoy satisfecho de poder corresponder en algo su amor -trabajando como ellos- haciéndoles ver que su sacrificio valió la pena. Por eso este homenaje a mis papás, agradecido a Dios por guardármelos vivos y sanitos…

¡Benditos los padres trabajadores que no escatiman nada de sí para proveer a los suyos a costa de su fuerza, su salud y su desgaste! ¡Benditos sean!

(*) Economista, Magíster en Comercio Internacional

 

Fuente: “El Deber”

 

 

Santa Cruz, 6 de mayo de 2015

Buscando la Verdad
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Sobre la reserva moral

No hay nadie, ni persona ni grupo, que pueda llamarse hoy, en el siglo XXI, y con cierto sentido común, "reserva moral" de la humanidad o de cualquier cosa. Llamarse así es solo soberbia y exceso de ideología. Que una institución o grupo intente actuar según principios humanistas y democráticos es otra cosa, pues la palabra final sobre su avance en ello la tendrá siempre la ciudadanía de a pie. Todos los seres humanos estamos hechos de la misma madera y las contradicciones de clase social, de intereses, de visiones, son atributos de todos los grupos humanos antes y hoy. De ello, en nuestro país, entre los indígenas y los no indígenas hay personas muy buenas y no tan buenas.

Muchos intelectuales postmodernos apostaron por el conocimiento indígena del manejo del ecosistema y la convivencia humana para salvar el planeta, y desde allí algunos ideólogos construyeron una visión “idílica” (obviamente exagerada) sobre "el indígena" como “el sujeto político” que salvaría a la humanidad del desastre ecológico.

Pero, la realidad de la vida es mucho más vulgar y silvestre. En Bolivia muchos dirigentes del MAS se han creído ese cuento exagerado y no ven que muchos "indígenas reales” en el ejercicio del poder, incluidos líderes políticos nacionales, hacen alarde de despilfarro, derroche, contaminación, explotación, consumismo, autoritarismo, corporativismo, etc, propios del capitalismo al que critican de boca para afuera. 

El nuevo sujeto político fue llenado de supuestas virtudes morales intrínsecas, sin entender que su acción depende –como la de cualquier otro ser humano- tanto de su contexto de poder como de la madera personal de quienes se insertan en su ejercicio. Y ese sujeto político, el campesino-indígena-originario, fue convocado a ser aglutinante de la movilización social contra la oposición, inspirador de referentes teóricos como lo del Estado Plurinacional y las 36 naciones que ahora están en la Constitución, y actor del co-gobierno MAS-IPSP. Y cuando se concretó el co-gobierno MAS-IPSP, se mostró muy pronto lo falaz del concepto de reserva moral de la humanidad.

Ese discurso y acción, "reserva moral" y sujeto político, sin duda le fue útil al MAS-IPSP para aglutinar a las numéricamente importantes bases de las organizaciones sociales campesinas-indígena-originarias y convertirlas en asiento de su estrategia de permanencia eterna en el poder. Pero había que darles espacios de poder, y les hicieron participar a sus organizaciones en las condiciones más desfavorables de institucionalidad y de gestión que ellas mismos generaron, para luego abandonarles a su suerte. Finalmente, las y los dirigentes sindicales que participaron del poder terminaron corrompiéndose a diestra y siniestra o demostrando además ser gestores públicos absolutamente ineficientes en una institucionalidad ausente por propia decisión. El daño que el MAS le ha hecho a la participación política campesina-indígena/originaria, fruto de largos esfuerzos y tiempo de luchas democráticas, es incalculable.

En resumen, las bases y los nuevos dirigentes de las organizaciones indicadas deben saber que el desarrollo de su participación política ha sido seriamente dañado por el Gobierno del MAS, y que el problema no está en su participación, sino en que el Gobierno no solo exageró en ese concepto de sujeto político que supuestamente era la reserva moral de la humanidad, sino que –en el caso del Fondo Indígena y en otros casos como la Justicia Indígena y la Autonomía indígena- no tuvo la capacidad de crear las condiciones institucionales adecuadas para esa participación, donde queden claros los roles y responsabilidades que a cada uno corresponde, uno que es sociedad y otro que es Estado. 

Finalmente, esa teoría de los "sujetos históricos y políticos" que son portadores de todas las bondades humanas, se muestra falsa, y el concepto de Democracia con ciudadanos que con derecho participan en pleno respeto de una institucionalidad sólida creada para ello, es una mejor interpretación de la vida social y política hoy en el siglo XXI. Pero, sin duda, que esto no ocurrirá con el actual Gobierno.

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Encantado
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Compensaciones para Tarija, la billetera del gas

Ocurrió lo que algunos ingenuamente negaban: la caída de precios del barril/petróleo a nivel internacional definitivamente afectó las arcas del Estado boliviano. Varios análisis independientes confirman que comparativamente en el primer bimestre 2015 se percibió menos que en el primer bimestre 2014: la exportación de gas natural registró caída comparativa de 28%.

Éste se debe a que el precio del gas natural por millón de BTU (Unidades termales británicas y americanas que “miden” el gas) se redujo porque el gas natural tiene sus precios “amarrados” al parámetro señalado por el barril/petróleo WTI (light sweet crude, Texas).

En el bimestre 2014 el gas boliviano a Argentina era vendido a 10 USD millón y a Brasil en USD 9. Sólo como dato extra: el precio del barril WTI está cerca de 47,51 USD en la bolsa de Nueva York, luego de caer a su nivel más bajo en seis años, a 43,46 USD.

Coincido con el analista económico Roberto Laserna acerca de que la administración del Estado boliviano debe “replantear el gasto público, reducir gastos, subsidios o las inversiones…”.

Ciertamente en Bolivia no hubo “década ganada” en materia de hidrocarburos, no se aprovechó los precios altos del petróleo para motivar mayores inversiones en infraestructura energética. En 10 años con ingresos fluctuantes del precio de barril/petróleo, Qatar, Emiratos Árabes Unidos y Noruega hicieron y aprovecharon ¡muchísimo más que Bolivia y Venezuela!

Ahora es tiempo de la “diversificación” económica “forzada”. Habrá que ver nuevos negocios con menos dinero para encararlos. Lo que pasa es que con la profunda incursión pública en negocios no-rentables y pobremente manejados (fábricas de papel, de leche, etc.) se tuvo un gran caudal de dinero que se lo pudo haber re-dirigido, por ejemplo, a la modernización de plantas de refino, a la exploración y producción de mayores volúmenes de gas. Se hubiera modernizado la industria y se la hubiera puesto en un nivel tecnológicamente competitivo a nivel global. No se hizo.

Se debe subrayar que en este bimestre 2015 entraron al país 300 millones USD menos que en el primer bimestre 2014. Las exportaciones de gas, conforme a estudios y cifras independientes, fueron de USD 748,3 millones; mucho menos de los USD 1.042 millones alcanzados en el mismo período del 2014.

Al haber menos ingresos, el Estado boliviano tiene menos para invertir, o en este caso para gastar. Alguien dice que el país “será beneficiado” con 400 millones USD que no se gastará por concepto de reducción de precios de diésel, que se importa desde afuera. No es un “beneficio”. Consideren que por una década se dilapidó cifras cercanas a USD 1.000 millones casi por año en subvención por compra de diésel externo. Si se hubiera invertido en una planta de conversión de gas a líquidos en su oportunidad y desde hace 10 años, como se venía pidiendo, hoy el país sería exportador de valor agregado (diésel a partir del gas) en vez de materia prima exclusivamente.

En todo caso, este “ahorro” de 400 millones de dólares que no serán destinados a la subvención de diésel deberían ser directamente entregados a las regiones productoras de gas natural: Tarija, Chuquisaca, principalmente, para mejorar su infraestructura regional, porque claramente habrá una reducción de recaudación de IDH (impuesto directo a hidrocarburos) que favorece a las regiones. Urge que los legisladores de Tarija, principalmente, pidan, reclamen y exijan que ese monto contable de cerca de 400 millones USD sea compensado a Tarija, que no recibió ninguna obra de magnitud ni importancia, al contrario de otras regiones de Bolivia. El satélite que Bolivia compró costó cerca de 300 millones USD, que fueron financiados con el gas que se explota en las entrañas del Chaco boliviano (Tarija sur-este).

Hidrocarburos y minerales, que son la principal fuente de ingresos de Bolivia, están con precios bajos a nivel externo. Esperemos la creatividad para ver cómo se hace funcionar un país que no tiene industria de valor agregado, ni comercio altamente competitivo ni desarrollo de tecnología.

El no haber preparado en la década pasada a Bolivia con una economía de valor agregado (diversificada) y especializada en derivados del gas natural, generó la confianza -casi mesiánica- de preparar un Presupuesto General del Estado boliviano ¡tomando en cuenta el precio de barril de petróleo a USD 80! El doble de lo que realmente cuesta.

La buena noticia es que somos la reserva más grande de gas de América Latina y pese a los retrasos, podemos seguir proyectando y ejecutando una industria de derivados del gas natural altamente desarrollada, con tecnología moderna, pero es invirtiendo.

El autor es consultor del sector privado.

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Hablemos de energía
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Rajaduras

El intento de procesar a la periodista Amalia Pando por una supuesta vulneración a la Ley 045 contra el racismo y toda forma de discriminación es una prueba más de que uno de los objetivos de esa norma es el control de los contenidos que se difunden por la prensa.

No es el primero ni será el último. Todo está enmarcado en la pretensión, no solo del MAS sino de cualquier otra organización política, de controlar al periodismo.

Ese intento de control nació con el periodismo y, en el caso de América, estuvo presente en todas las normas vinculadas a la comunicación. La corona española promulgó hasta 22 leyes que garantizaban la seguridad de la correspondencia y, al mismo tiempo, fijaban nomas y procedimientos tanto para el envío de cartas como para las comunicaciones oficiales con sus colonias. Era, entonces, una eficaz forma de censura.

En Bolivia, la primera Ley de Imprenta fue promulgada por el mariscal Antonio José de Sucre el 7 de diciembre de 1826 y, más allá de instaurar legalmente la libertad de prensa, lo que hacía era fijar restricciones. Llegaba al extremo de sancionar los delitos de imprenta con “la pena de seis meses a un año de destierro fuera del territorio de la República, y perderán para siempre sus destinos, si fuesen empleados”.

Por tanto, no debería de sorprendernos que los gobiernos, los nuestros y los ajenos, traten de controlar a la prensa. Nuestra historia está plagada de intentos de restricciones que fueron resistidos por los periodistas que consiguieron, a duras penas, mantener sin cambios la Ley de Imprenta de 1925. Cada vez que algún gobierno intenta tocar esa ley, el sector reacciona para evitarlo y la fórmula resultó hasta el intento de promulgar una nueva que fue proyectada por un senador de la desaparecida ADN.

La “Ley mordaza” de Rolón Anaya intentó perforar la libertad de prensa cambiando la Ley de Imprenta. Como no resultó, los gobiernos optaron por otra estrategia: en lugar de hacer agujeros, comenzaron a causar rajaduras.

Así, varios artículos que restringen la libertad de prensa fueron hábilmente deslizados en muchas leyes nuevas. Por ejemplo, el Código del Niño, Niña y Adolescente incluyó la prohibición de publicar fotografías de menores que sean sujetos de procesos. La ambigüedad de esa norma dio lugar a varios intentos de juicio contra periodistas y medios de prensa.

Cuando se debatía la Ley 045, las organizaciones de prensa se opusieron no porque estén en contra de la lucha contra el racismo y la discriminación sino porque ese instrumento legal contiene normas que darían lugar a juicios por la vía ordinaria. Lo de Amalia Pando no es el primer caso ni será el último.

La diferencia entre el MAS y los que le precedieron en el gobierno es que aquel logró imponer sus rajaduras y los periodistas no pudimos impedirlo. Hoy en día, los medios incluso están obligados a transmitir actos oficiales y publicar mensajes “de concientización” sobre ciertas normas pese a que eso es tanto como obligar a trabajar sin percibir una justa retribución.

Intentan juzgarnos y nos quejamos pero, extrañamente, no hacemos nada para rellenar las rajaduras que el actual gobierno le ha causado a la libertad de prensa.

(*) Juan José Toro es Premio Nacional en Historia del Periodismo.

 

 

 

 

Surazo
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