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Nadine, Bolivia, Martín Belaunde Lossio y el giro de Ollanta

Un cartel llamó la atención de todos los que circularon ayer por el Paseo de la República, una de las avenidas más transitadas de Lima. “Feliz cumpleaños Nadine, Belaunde libre” se leía en la pancarta firmada irónicamente con la etiqueta #SociosDelaCorrupción.

La alusión estaba dirigida nada menos que a la primera dama del Perú, quien tiene vinculación, contratos y fotografías con Martín Belaunde Lossio, desaparecido desde la madrugada del domingo. La compañera del presidente Ollanta Humala es una de las piezas clave dentro del complejo caso por el que en menos de 48 horas ya se detuvo a 12 personas en Bolivia y le costó el puesto de ministro de Gobierno a Hugo Moldiz.

Nadine Heredia y el hombre que abandonó la casa del Curaca Blanco en Bajo Llojeta tienen historias que se cruzan en distintos momentos y que se relacionan con Bolivia también. Hace 20 años, la elegante e influyente primera dama del Perú era una estudiante de melena desordenada con pantalones rasgados y pintados que era parte de un grupo folclórico que covereaba a Los Kjarkas.

Ahora viste trajes de Carolina Herrera, zapatos de Salvatore Ferragamo y joyas de G&G, pero cuando la joven Nadine vino a Bolivia de gira con su grupo Tampu, llevaba ropas anchas y carteras con diseños andinos. Una foto de aquella visita quedó en el baúl de recuerdos de un periodista y se publicó junto a una entrevista el año pasado en la edición peruana de la revista Cosas.

En la imagen se ve a quien entonces era una estudiante de Comunicación Social abrazada con uno de sus compañeros de estudio frente a una pared llena de grafitis. La instantánea no llamó mucho la atención en Perú, pero el reportaje generó revuelo por la acción judicial que interpuso la primera dama para que no salgan las fotos de sus hijos.

“Lo que yo recuerdo de Nadine en tiempos de universidad, es que era una chica que no permitía que se manchen sus emociones, y se mantenía a salvo. Como alguien que camina atravesando un río, manteniendo una vela encendida. La recuerdo riendo en El valle de la Luna, en La Paz, en un viaje que hicimos con el grupo vocal. Ahora estamos en la Residencia de Palacio de Gobierno viendo las fotos que le he llevado, de aquellas épocas. Ríe conmigo, en este salón, señorial, dorado, pasando las páginas del álbum de 1994”, escribió Gabriel Gargurevich, autor de la entrevista y partícipe de aquella visita a Bolivia.

(Foto: Revista Cosas - Perú)

 

Los contratos y el apoyo chavista

Faltaban 15 años para que estalle el escándalo de los contratos de ella con Belaunde Lossio y el padre de éste que generaron un enorme manto de dudas sobre el origen y destino de su creciente patrimonio. Nadine pasó, en ese tiempo, de ser una aplicada y bohemia estudiante de universidad privada a una consultora internacional con grandes contratos y una cuenta bancaria que recibía miles de dólares cada semana. Dos años después del viaje a La Paz, conoció a Ollanta Humala.

Un reportaje especial del equipo de investigación de Ojo Público (Perú) reveló los contratos que Heredia contrajo desde 2006 años con quien fue asesor y financiador del proyecto político de Humala y que ahora está desaparecido. “Desde entonces, la historia de las cuentas de la hoy primera dama en el Banco de Crédito del Perú se convirtió en el secreto mejor guardado del régimen”, afirma el medio de comunicación de Lima. Fueron 219.000 dólares de origen desconocido que se depositaron entre 2006 y 2009 a favor de Nadine.

En 2007 se conocieron dos contratos, uno por 90.000 y otro por 51.000  dólares que la comunicadora firmó con Martín Belaunde Lossio y con el padre de éste, Antonio, respectivamente. Sin embargo, la Unidad de Inteligencia Financiera del Perú constató que los depósitos desde estas empresas nunca se hicieron y sólo fueron una cortina para justificar los ingresos descomunales que eran depositados a favor de Heredia por familiares y amigos de ella sin capacidad semejante para transferir tales cifras.

(Ver el reportaje de Ojo Público: http://www.ojo-publico.com/28/historia-detras-de-las-cuentas-bancarias-de-nadine )

En esta misma época ingresa en el escenario un personaje conocido de los procesos políticos de Venezuela, Ecuador y Bolivia. El Centro de Estudios Politicos y Sociales (CEPS) y el asesor constitucional Rubén Martínez (español) aterrizaron en Lima en 2008 para trabajar en el programa de Ollanta Humala, según un cable filtrado por Wikileaks. La relación entre el experto que colaboró en los procesos constituyentes del eje bolivariano con el Partido Nacionalista Peruano duró poco, sin embargo. El estilo “controlador” de Nadine frustró la colaboración.

En aquel momento el Daily Journal, venezolano y filo chavista, tenía un contrato de 4.000 dólares mensuales con Heredia por publicaciones que nunca se llegaron a hacer. Los pagos tampoco se realizaron. 8.000 dólares sí fueron recibidos por la primera dama por la privada Venezolana de Valores desde un paraíso fiscal en Curacao.

Chávez apostaba por Ollanta en Venezuela y no se quedó en las declaraciones de apoyo e invitaciones a Caracas. Sin embargo, los que conocen el Palacio de Miraflores señalan que fue precisamente Nadine la que pilotó el giro gubernamental que dio la espalda al eje bolivariano y se acurrucó en el proyecto de la Alianza del Pacífico. No hubo más tufillo socialista en el discurso de Ollanta, ni siquiera un nacionalismo moderado sino pragmatismo liberal puro y duro. La chica que cantaba temas de la nueva trova cubana e Illapu había quedado muy atrás.

El giro de Ollanta

Vale recordar que la punta de lanza de la campaña Humalista para captar el voto de la comunidad peruana en Bolivia en 2011 fue el socialista Hugo Cabieses, hoy alejado del gobierno. Hoy critica el extractivismo de varios emprendimientos del Poder Ejecutivo en Lima. Su oposición a un proyecto minero (Conga) le costó el cargo.

“A Perú se lo exhibe como ejemplo para América Latina de un país que ha crecido sostenido por la minería. Yo vengo a defender todo lo contrario”, dijo hace un año en Montevideo y añadió que Humala “dio un giro de 180 grados”. Su amigo Ricardo Soberón, quien impulsó una política pública de drogas enfocada en los derechos humanos, fue otro de los desplazados de la primera camada izquierdista de la administración de Ollanta.

“Perú ha tenido un crecimiento económico sumamente importante en los últimos años, pero ese crecimiento ha sido de todo menos sostenible. Y la minería, fundamentalmente la minería a tajo abierto, ha contribuido mucho a esa insostenibilidad. Yo fui parte del gobierno de Ollanta Humala cuando el presidente sostenía que entre el oro y el agua había que elegir el agua. Con afirmaciones como esas y un programa que se llamó ‘La gran transformación’, que sin ser revolucionario apuntaba a otro modelo de desarrollo, fue que ganó las elecciones en 2011. Pero luego pasó a defender lo contrario, y a afirmar por ejemplo que con el oro, con los recursos que genera, se puede proteger el agua. Y es falso por donde se mire”, dijo Cabieses al semanario uruguayo Brecha en 2014.

Otro episodio que exhibió el desmarque de Ollanta del proyecto del eje La Paz-Caracas fue la negativa del mandatario peruano a convocar una reunión de emergencia de Unasur por la detención del avión de Evo en Europa a mediados de 2013. A pesar de los reclamos públicos y privados de Maduro, Cristina y Correa, Humala no quiso llamar al cónclave pese a que en aquel momento tenía la presidencia de la plataforma sudamericana. Quedaba claro que la Alianza del Pacífico le resultaba más cómoda a lo que en algunos sectores del Perú llaman “la presidencia conyugal”.

“Yo creo que la pareja presidencial me persigue, porque les puedo ser peligroso en el sentido político, eso lo tengo claro”, dijo Belaunde Lossio desde La Paz en enero de este año, sin embargo, en Perú la opinión pública y la especializada coinciden en que desde Lima se hizo poco para lograr la extradición que se frustró con la desaparición del empresario y ex asesor el domingo. Pasaron 14 días desde que se supo que en Bolivia se aprobaba la extradición hasta la noticia de la fuga y en todo ese tiempo las autoridades peruanas no hicieron nada para reforzar la custodia en la casa de Bajo Llojeta o lograr un arresto efectivo de Belaunde Lossio hasta el momento de la entrega.

El desaparecido sabe mucho. En eso no miente al afirmar que puede ser “peligroso en el sentido político”. Desde sus primeras apariciones con la “pareja presidencial” en la primera campaña de Humala (2006) hasta la última fotografía conocida de él con Heredia  en noviembre de 2011, Belaunde Lossio seguro tiene muchas historias que contar sobre el papel del eje Caracas-La Paz, los asesores españoles, el dinero que llegaba de Venezuela y el giro de Ollanta que decepcionó a buena parte de la izquierda peruana. Por todo ello apareció aquella pancarta que con malicia afirmaba que su desaparición era un regalo de cumpleaños para Nadine. 

El blog de @ivanbor
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Los líderes emergentes y la soberbia

Continuando con la serie de lecciones aprendidas sobre la gestión pública, quiero referirme a un mal que suelen padecer muchos líderes emergentes, ni bien electos o a lo largo del ejercicio del poder: la soberbia. 

Como dijo un ilustrado, la soberbia es una forma particular de la  discapacidad que suele afectar a gobernantes, directivos, funcionarios, etcétera, pero también a porteros, choferes de colectivo, empleados públicos y a casi todos aquellos infelices mortales que se encuentran de golpe con una miserable cuota de poder.
Cuando queremos estar por encima de los demás estamos ante la soberbia, una actitud tremendamente dañina que siempre conduce a la desesperanza y a la mediocridad.

En nuestras incipientes democracias -como dice Benjamín Fernández Bogado- todo acaba en el ritual electoral, pero sin vivir los valores constitutivos de ellas y suele ser muy frecuente que quien es electo termine espetando al que no lo fue con: "y vos... ¿cuántos votos obtuviste?” Como si la razón o la verdad estuviera en el número de subrogantes de su candidatura. 

El sentido del servicio, que debería ser connatural al gobernante, es sustituido por una sensación de enojo, desprecio e insultos constantes con el que el soberbio ejerce el poder de ocasión.

Como el soberbio es repulsivo, una de sus estrategias más habituales es esconderse, disfrazarse y confundir. Alfonso Aguiló nos enseña ocho disfraces habituales del soberbio para que sepamos identificarlo.

1.  Unas veces se disfraza de  sabiduría, de lo que podríamos llamar una soberbia intelectual que se empina sobre una apariencia de rigor que no es otra cosa que orgullo altivo. 

2.  Otras veces se disfraza de  coherencia y hace a las personas cambiar sus principios en vez de atreverse a cambiar su conducta inmoral. Como no viven como piensan, lo resuelven pensando cómo viven. La soberbia les impide ver que la coherencia en el error nunca puede transformar lo malo en bueno.

3.  También puede disfrazarse de un apasionado  afán de hacer justicia, cuando en el fondo lo que les mueve es un sentimiento de despecho y revanchismo. Se les ha metido el odio dentro, y en vez de esforzarse en perdonar, pretenden calmar su ansiedad con venganza y resentimiento.

4. Hay ocasiones en que la soberbia se disfraza de  afán de defender la verdad, de una ortodoxia altiva y crispada que avasalla a los demás o de un afán de precisarlo todo, de juzgarlo todo, de querer tener opinión firme sobre todo. Todas esas actitudes suelen tener su origen en ese orgullo tonto y simple de quien se cree siempre poseedor exclusivo de la verdad. En vez de servir a la verdad, se sirven de ella —de una sombra de ella—, y acaban siendo marionetas de su propia vanidad, de su afán de llevar la contraria o de quedar por encima.

5.  A veces se disfraza de un  aparente espíritu de servicio, que parece a primera vista muy abnegado y que incluso quizá lo es, pero que esconde un curioso victimismo resentido. Son ésos que hacen las cosas, pero con aire de víctima ("soy el único que hace algo”) o lamentándose de lo que hacen los demás ("mira éstos en cambio...”).

6.  Puede disfrazarse también de  generosidad, de esa generosidad ostentosa que ayuda humillando, mirando a los demás por encima del hombro, menospreciando.

7. O se disfraza de  afán de enseñar o aconsejar, propio de personas llenas de suficiencia, que ponen a sí mismas como ejemplo, que hablan en tono paternalista, mirando por encima del hombro, con aire de superioridad.

8. O de  aires de dignidad, cuando no es otra cosa que susceptibilidad, sentirse ofendido por tonterías, por sospechas irreales o por celos infundados.
Según el sociólogo Max Weber, un político tiene tres cualidades: pasión, sentido de responsabilidad y mesura. Con el pasar del tiempo y del ejercicio del poder -dice Enrique Fernandes García- la falta de mesura le impide distanciarse de la realidad e interpretar correctamente lo que pasa en su municipio o país. Ocurre que cuando uno se considera excelso, supremo e irreemplazable, el engreimiento suele llevarlo al desprecio de la crítica. En este contexto, la gestión pública termina en prácticas autoritarias y se pasan por encima las restricciones legales.

Respaldado por sus parásitos oficialistas, un gobernante soberbio puede creer que su popularidad se mantiene imperturbable. Atendiendo a funcionarios lisonjeros, rechaza las encuestas ventiladas para probar la decadencia del Gobierno, bosteza si alguien diserta sobre los exabruptos ministeriales, sonríe ante solicitudes de circunspección e infravalora las denuncias que revelan hábitos corruptos de su entorno. 

Es comprobado que los palacios gubernamentales se convierten, con facilidad, en una torre de marfil, un espacio donde habitan sólo el ególatra y sus mosqueteros.
Como prolegómeno de su caída, el soberbio devenido en déspota, peor si es iletrado, supone que las multitudes lo apoyan sin vacilar. Desde las guaridas palaciegas (porque en eso convierten sus oficinas) juzgan que la situación dista mucho de ser adversa. Pero este convencimiento decae gracias al creciente número de insatisfacciones ciudadanas.
Una vez que los reclamos aumentan, las concentraciones oficialistas pierden esplendor. La fama fácil ofusca, pero no valida ninguna sandez económica o arbitrariedad que hiera al pueblo.

Curiosamente, todos los políticos que se creyeron invencibles no acabaron su mandato o lo acabaron muy mal. Mucho cuidado que el arte de gobernar no conoce de ensayos después de las convulsiones y confrontaciones sociales. Mucho cuidado con que se nos vayan de las manos las oportunidades de actuar con prudencia y sensatez.

Serotonina
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Bolivia y su burocracia

Los medios afirman que alrededor de nueve millones de indocumentados en Estados Unidos buscan legalizar su situación… Ahora conozco a un boliviano, con nacionalidad estadounidense, que busca ansioso su cédula y pasaporte de Bolivia. ¿Qué tal?

El artículo 143 de la Constitución establece que “un boliviano (de origen, nacido en territorio nacional) tampoco pierde su nacionalidad por adquirir una nacionalidad extranjera”. Anteriormente existía otro artículo más explícito: El boliviano nacionalizado extranjero, recupera su nacionalidad con solo avecindarse otra vez en territorio nacional…

Pero bueno, estoy junto con un boliviano de origen que la última vez que estuvo en Bolivia fue hace 35 años y en cuyo pasaporte americano se hace constar que es “nacido en Bolivia”. Le acompaño en una larga cola en la Plaza Venezuela para actualizar su partida de nacimiento.

Cuando salió de Bolivia, hace casi 47 años, era un bebé y sus padres tuvieron el cuidado de sacarle certificado de nacimiento, revalidado por la más alta autoridad del Registro Civil, certificada esa firma por el Departamento Legal de la cancillería y refrendado como documento boliviano legal por la embajada de Estados Unidos.

Tras una cola de 3 horas, una funcionaria del Registro descubre que esos papeles “no sirven” porque ahora los certificados de nacimiento deben decir “Estado Plurinacional”. Superiores de la burócrata le dan la razón al solicitante y finalmente consigue el “nuevo” documento, legalmente “único requisito” para sacar la cédula de identidad.

En lo que era el Cuartel Sucre, ahora funcionan las oficinas de identificación. Tras otra enorme cola, el joven es enviado a casa porque “no habla como boliviano…” (¿Y cómo va a hablar si salió del país hace medio siglo?). Los burócratas le piden que vaya a Inmigración y saque un documento que haga constar que salió del país con el pasaporte y foto de su madre.

Ya la tarde está avanzada y pese a ello los burócratas no terminan de “volver” del almuerzo. Otra cola para finalmente establecer que se necesita una orden fiscal. El azar hace que se llene el requisito, pero la burocracia es atroz: “En cinco días hábiles recibirá la respuesta a su solicitud”. ¿Existirán documentos de hace 50 años?

La única respuesta a la pregunta es que el solicitante –que ya debe regresar a Estados Unidos--  debe olvidarse de tener cédula y pasaporte bolivianos (como legalmente le corresponde). Es una víctima más de “la burocracia insensible y satisfecha”, como decía el líder minero Juan Lechín Oquendo.

Tres días después el frustrado solicitante chequea su pasaje a EE.UU y el empleado le pide pasar por Inmigración y la Puerta 10. Comprueba que sus tribulaciones no terminaron. Impertérrito el agente dice: Aquí su pasaporte americano dice que es boliviano. Tiene que mostrar un documento que lo certifique.

--Pero es que yo nunca tuve cédula ni pasaporte boliviano, se defiende.

--No me importa. Yo cumplo la ley, dice el ogro.

--Gasté dos días enteros de mi vacación tratando de sacar mis papeles bolivianos y no pude.

--Documento boliviano… o no viaja, es la tajante respuesta.

--El asustado viajero se acuerda de su flamante certificado de nacimiento “plurinacional” y lo muestra.

-- No sirve. Sostiene el energúmeno. Tiene que tener foto, precisa.

Felizmente aparece un supervisor del sujeto que atiende las razones del porqué este boliviano no tiene papeles y ordena que se embarque, pero recomendándole que, apenas pueda, los saque. De nada sirvió que en el pasaporte del Tío Sam (e imagínense las pruebas que debieron mostrarse) diga: Lugar de nacimiento: La Paz. País: Bolivia.

(*) Hernán Maldonado es periodista. Ex UPI, EFE, dpa, CNN, El Nuevo Herald. Por 43 años fue corresponsal de ANF.

Tierra Lejana
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La trampa del estatismo

En economía es conocida la teoría de la “trampa de liquidez” planteada por Keynes. Según este enfoque hay momentos en las economías nacionales que los agentes económicos privados no están dispuestos a gastar su dinero, menos a invertirlos, lo cual lleva a una contracción de la economía, que cuando se agrava deviene en recesión y hasta en depresión económica. Ante esta situación los economistas keynesianos consideran que los gobiernos deben impulsar el gasto fiscal, para de esta manera impedir que se desacelere la demanda interna. En mi opinión esto lleva a la “trampa del estatismo”.

Si el aumento del gasto fiscal impide que la demanda agregada caiga y con ello la producción y el empleo, se habría conseguido el objetivo de impedir la recesión. Para ello el Estado tiene que prestarse los recursos de los ahorristas, para de esta manera impedir su atesoramiento. De esta manera, se cae en lo que se denomina déficit fiscal, los gobiernos gastan por encima del nivel de recaudaciones por impuestos. ¿Cómo lo hacen? Acudiendo al endeudamiento público, que gustosamente los ahorristas privados están dispuestos a financiar. El problema surge cuando la gente vuelve a gastar su dinero. Por tanto, la demanda se incrementa aun más, convirtiendo la fase de recesión económica en una de auge. En este escenario los ahorristas en lugar de volver a invertir sus recursos en nuevos proyectos empresariales, prefieren seguir prestando al Estado, dado que estos préstamos son seguros. Además, estos préstamos denominados bonos, que se venden continuamente en las bolsas de valores, tienden a subir de precio por el continuo aumento de su demanda.

El aumento del gasto público, que debió ser circunstancial, se convierte en permanentemente creciente, con lo que endémicamente se tiene déficit fiscal lo que, a su vez, continuamente aumenta la deuda pública.

Al incentivar a que el ahorro privado se dirija para financiar el gasto público se desincentiva la creatividad empresarial y con ello el desarrollo económico. Es conocido que estos recursos bajo la administración del Estado no gozan del atributo de la eficiencia, que está presente entre los privados, porque ya no rige la competencia al momento de asignar los recursos ni el objetivo de rentabilidad. El continuo déficit fiscal con su correspondiente expansión de la deuda pública denomino “trampa del estatismo”, porque, en definitiva, está impidiendo un mayor crecimiento económico. Es fácil caer en déficit fiscal, lo difícil es bajarlo.

El planteamiento keynesiano se impuso en el mundo después de la Gran Depresión económica de los años 30, que comenzó en EEUU y luego se difundió por todo el planeta. Hasta el día de hoy no hay consenso si la política fiscal expansiva impuesta en el mundo hubiese sido la respuesta adecuada para superar la gran depresión. Hay economistas que sostienen que la gran depresión fue superada sólo con el advenimiento de la dramática segunda guerra mundial.

Pero quedó la creencia que una buena política económica que impidiese las recesiones económicas y, por tanto, asegurase la continua expansión de la producción debía ser acompañada con un creciente gasto público. Como esto no fue posible acompañar con un genuino paralelo financiamiento con impuestos que recaigan sobre los ahorristas privados, los países incurrieron en déficit fiscal, lo que llevó a lo ya dicho: continuo endeudamiento público. Hoy, el problema es el elevado nivel de deuda pública, principalmente en los países económicamente más desarrollados y, en particular, en los países europeos. Cayeron en la “trampa del estatismo”. Y salir de esto implica las impopulares políticas de austeridad.

A partir del año 2012, América Latina ingreso a un proceso de desaceleración económica, luego de haber vivido un periodo expansivo, gracias a los buenos precios de las materias primas que la región exporta. Como esto se acabó también se acabó el periodo de bonanza.

Bolivia es uno de los países que se destacó en este periodo porque sus tasas anuales de crecimiento económico se ubicaron entre las primeras de la región. Si se analizan los componentes de la demanda global interna se puede colegir que subió tanto el gasto privado como el gasto público. De manera particular, hay que destacar que el gasto público fue muy fuerte en los años 2013 y 2014, lo cual se puede calificar de un “gasto pro cíclico”, que aceleró demasiado la economía y eso explica las altas tasas de crecimiento del 6,8 por ciento para el año 2013 y del 5,4 por ciento para el año 2014. Desde el punto de vista estrictamente económico este proceder no fue el adecuado. Se puede justificar un gasto público creciente cuando está flojo el gasto privado, siguiendo el razonamiento keynesiano, lo que no se dio en Bolivia. En economía cuando se refiere a gasto esto engloba tanto el consumo como a la inversión.

Los gobiernos buscan administrar la demanda interna para impedir el auge o la recesión  concentrándose en la pública. Si se reconoce que el país vivió un periodo de auge, impulsado por el gasto fiscal, no es aconsejable insistir en este proceder. Lo razonable es reconocer que la economía se debe frenar, -como lo están haciendo los países de la región- y no continuar fomentando el auge, porque estamos cayendo en la “trampa del estatismo”.

La Paz, 24 de mayo de 2015

*Profesor emérito de la UMSA y Miembro de la Academia Boliviana de Ciencias Económicas. 

Economía de Mercado
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La batalla de Enrique

Enrique Salazar, el conductor del Que No Me Pierda, fue el encargado de echar por la borda todos los argumentos sobre los intentos de coartar la libertad de expresión desde el Estado. La reacción desmedida que tuvo contra la Ministra de Comunicación, Marianela Paco, es un franco reflejo del exceso, sino libertinaje de expresión que campea en el país.

Diseccionando lo ocurrido en dicho programa confirma el triste nivel en el que se halla gran parte de la televisión nacional, no generalizo porque existen afortunadamente espacios en los que sí se ejerce un periodismo responsable. No sólo se promueve, sino que se consolida una visión conservadora, colonialista, discriminatoria y hasta de odio, si es que no es “racismo” desde el ejercicio periodístico.

Salazar en primer lugar maltrató a su invitada, no respetó la norma básica de este género, el diálogo, la batalla de ideas, se dedicó prepotentemente a gritar, a no permitir retruque alguno y buscó imponer su verdad, como si en ese espacio estuviese prohibida la disidencia o que alguien piense lo contrario a Enrique, quien se ubica en un plano de “Homo Superior” cuando afirma que: “Usted no me va a enseñar a hacer comunicación, ¿Cuándo hizo periodismo? ¿Cuándo fue eficiente usted en el periodismo? Así que no me venga a pasar clases a mí de qué tengo que comunicar y cómo comunicarlo”.

¿Qué se cree Salazar? ¿Un referente? Con esa actitud de hecho no lo será nunca, porque además perfila su espíritu conservador, sino colonial, cuando se queda sin argumento esa impotencia provoca que apele a su supuesta superioridad académica cuando señala: “Que le vaya bien, lea en la noche, va a tener tiempito, va a entrar con mejor a los medios de comunicación y a la reunión con el Presidente Evo Morales”. Todo un exceso. A mí me sucedió algo similar, cuando discutía con una vecina sobre lo peligrosos que pueden ser sus perros ante los niños dentro del ascensor, por mucho que considerara que “no muerden”, al final la señora me mandó a que vaya estudiar a la universidad ¿Discriminación o racismo encubierto?.

La actitud discriminadora de Salazar se refuerza mucho más cuando afirma que: “Yo no quisiera que mi hijo vaya al cuartel y sea panadero, respetando a los panaderos”. Una bonita forma de validar la discriminación encubierta en una acción disimulada. Podríamos entonces afirmar que “con las disculpas de los perros, ese animal es todo un perro”.  Pero no se detiene ahí, cuando califica al país como “pichicatero”: “Si hacemos pichicata en todas partes y está focalizada en una sola zona…”, luego en distintos momentos se pregunta: ¿Qué se produce en el Chapare?, ¿Qué se produce en Yapacani? Todos los que viven en esas zonas a sus ojos son pichicateros, no existiendo otro tipo de “desarrollo” en la zona.

La mirada de Salazar niega también el nuevo rol de las Fuerzas Armadas, quizás quiere recuperar aquella deformación a la que los sometió la dictadura y el neoliberalismo, cuando el pueblo era el enemigo interno. Este periodista no concibe esa nueva relación, cuando el uniforme reconoce que lo está usando una persona que a su vez representa al pueblo. Para Salazar, los soldados tienen que estar en la frontera, no luchar contra quienes sí quieren dañar al pueblo, puedo inferir que es capaz de justificar que baleen a los panaderos movilizados, en vez de hacer el pan que las familias necesitan. Olvida que ahora los soldados se tecnifican en los cuarteles, que hacen carreteras, luchan contra las inundaciones, auxilian a la gente, pagan el Juancito Pinto.

¿Será posible que los círculos periodísticos, medios de comunicación y demás instancias censuren a Enrique Salazar? Si son verdaderos defensores de la libertad de expresión y autocríticos tendrían que reconocer los excesos de este conductor, que más allá de su histrionismo protagonizó un acto de discriminación. Todo indica que no. Hasta donde he podido ver, los medios están resaltando la confrontación, debatimos sobre la forma y no el fondo, porque los periodistas somos el sector al que menos le gusta mirarse al espejo.

 

Anatomias
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Barral, a Trinidad

Que Barral es un torpe no hay duda alguna, pues lo que hizo, lo hizo de manera grosera, cometió un delito tolerado socialmente, de la manera en que nadie más lo haría. Y claro, visto el ángulo débil de la acción, la misma torpeza –ejercida como poder- se convierte en un Talón de Aquiles.

Cómo puede un sujeto, que fue funcionario de la Asamblea Legislativa y por tanto conocedor de los derechos y obligaciones de estos, hoy como Asambleísta se le ocurra, maltratar, humillar, insultar, mentir, calumniar, difamar…  Fácil, de hecho lo hacía con la naturalidad del mono al caminar, del pingüino al meterse al mar, del cóndor en su comilona. Pensaba que lo que hacía es “normal”.

Este señor que ha sido asesor de la Asamblea Legislativa Plurinacional, ¿sabía o no sabía lo que estaba haciendo? Claro que lo sabía, pero lo daba como un hecho natural, miren, lo hacía como si fuera na-tu-ral…

¿Qué tipo de asesores contrata Samuel Doria Medina? ¿Aplicamos el “dime con quién andas y te diré quién eres?¿Qué tipo de candidatos admitió como aliados Samuel?, ya que Barral no es de UN sino de Alianza Nueva Bolivia (ANB), o sea de un ch’iti partido, un partido cuyo tamaño es el ridículo y que es parte de U-D (la nueva máscara de U-N), y que en la lógica del marketing electoral gringo tendría la virtud de “mostrar” un renacimiento político en formato de rigidez cadavérica, ¿UD, UDA?

El mismo caballero con otro terno, nada más ni nada menos… Pero dejemos los ribetes del escándalo y entremos en materia, al fin y al cabo, el audio en Fides es suficientemente claro, como para dudar del hecho, las propias respuestas de Barral a activistas en redes sociales, ponen en evidencia el acto criminal.

¿Acto criminal? Sí acto criminal… Todo el escándalo, tenía que llegar a una denuncia… y sucedió. Pero, la denuncia no la hace el MAS, sino que lo hace la jefa de bancada de UD, Jimena Costas (la de los “guanacos que votan”, se acuerdan?) O sea la jefa de Barral lo denuncia ante la Comisión de Ética… En reacción a esa decisión, Barral con Rafael Quispe (cuando no) acusan a Costa de ser infiltrada del MAS en UD y que van a “revisar su alianza”. ¿Infiltrada? Y ¿del MAS? Estos dos señores pasaron a un escenario circense.

El lunes 18 de mayo Jaime Navarro (gerente de UD) ratifica la denuncia de Jimena Costas, queda claro que no era ni infiltrada, ni del MAS, estaba cumpliendo una instrucción del dueño de la empresa, Samuel Doria Medina. La denuncia es aceptada en la Comisión de ética de diputados… ¿Cuál es el delito que cometió Barral? ¿Extorsión? ¿Abuso de autoridad? ¿Uso indebido de influencias, Beneficios en razón del cargo?

Por lo visto en los medios, existe una confusión dramática en definir el tipo penal, disculpable tratándose de periodistas que no están obligados a ser todólogos, pero eso no puede pasar en la Comisión de Ética, pues esta tendrá que elevar un informe técnico - jurídico a la Asamblea Legislativa Plurinacional sobre el caso en cuestión, y la Asamblea tendrá que determinar su traslado al Juez penal quitándole el fuero de inmunidad que goza como legislador.

 Será juzgado como un simple mortal, la lengua cortando al cuello… Pero su juzgamiento será por un tipo penal que no admite juegos verbales, es el 151 del Código Penal: “(Concusión) La servidora o el servidor público o autoridad que con abuso de su condición o funciones, directa o indirectamente, exigiere u obtuviere dinero u otra ventaja ilegítima o en proporción superior a la fijada legalmente, en beneficio propio o de un tercero, será sancionado con privación de libertad de tres a ocho años.”

El denunciante Matías, de quien se decía que “había retirado la denuncia”, “que era falso”, “que el audio era un montaje”, que lo habían hecho marcianos y cosas por el estilo, pone en evidencia que Barral se quedaba con 2.300 Bs., de un sueldo total de 4.000 Bs., insólito! Execrable! Curiosa manera de poner en práctica el 50/50 que nos ofertaba Doria Medina, pero no solo eso, por el audio uno llega a inferir que Doria Medina del hecho, que es un cómplice, pues cuando Barral señala que “igual que yo te estoy p… igualito me ha p… el Samuel”, uno se da cuenta que no era un asunto desconocido, sino que tenía la aquiescencia del empresario.

Volvamos al hilo conductor, el 151 del CP, se ajusta con dos artículos previos que dicen: Artículo 146. (Uso Indebido de Influencias). La servidora o el servidor público o autoridad que directamente o por interpuesta persona y aprovechando de las funciones que ejerce o usando indebidamente de las influencias derivadas de las mismas obtuviere ventajas o beneficios, para sí o para un tercero, será sancionado con privación de libertad de tres a ocho años y multa de cien a quinientos días.

 Artículo 147. (Beneficios en Razón del Cargo). La servidora o el servidor público o autoridad que en consideración a su cargo admitiere regalos u otros beneficios, será sancionado con privación de libertad de tres a ocho años y multa de cien a doscientos cincuenta días. De aplicarse estrictamente estos dispositivos, no hay duda de que Barral cometió un delito, un delito que además tiene como cómplice –según el audio- a Samuel Doria Medina, por ello se explica la reacción inmediata de J. Costa, el respaldo de J. Navarro, porque Doria sería el “tercero” beneficiado de este delito.

Y eso no es posible que pase en UN, nadie puede hacerle eso a la empresa. Estamos en las puertas de que Barral sea enviado a Trinidad… Pero también es un buen momento para que este artículo del Código Penal tan venido a menos desde su construcción teórica y urgencia social, sea puesto en práctica con todo el rigor, pues la construcción del Hombre Nuevo, no pasa por discursos de plaza, sino por la efectividad de la ley, porque el socialismo no puede vivir con la corrupción dentro. La corrupción no es solo un acto criminal, sino un delito de lesa humanidad, tal como lo ha definido la Universidad de las Naciones Unidas (UNU).  

Trinchera Comunicacional
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Boliviano “fuerte”, dólar debilucho…

Consultado un ex Ministro “neoliberal” en los años ´90, si Bolivia subiría su tipo de cambio siendo que Brasil había devaluado su moneda, sonriso respondió que frente al resfrío brasilero un “Mejoralito” bastaría para que Bolivia no sufra una pulmonía, pero se equivocó: las importaciones legales y de contrabando se dispararon y ¡hasta pollo y huevo brasileros llegaron impactando severamente a nuestros productores!

Los últimos tiempos no son auspiciosos para la economía boliviana por varias razones, algunas de ellas reflejadas en una seguidilla de titulares de prensa con expresiones de importantes entidades -CEPB, CONFEAGRO y ANAPO, por citar solo tres de muchas otras- que han alzado su voz de alarma por el azote del indiscriminado ingreso de alimentos desde Argentina y Brasil, principalmente arroz, azúcar, maíz, trigo y harina.

“Empresarios temen bajón económico si no se actúa urgente”, “Riesgo de colapso en seis rubros por el contrabando”, “Alertan de escasez de alimentos por ingreso ilegal de productos”, “El arroz de 2 países inunda el mercado boliviano”, son apenas una pequeña muestra de ello.

Preocupa que los precios de los alimentos en el mundo hayan caído y bajen mucho más aún por las depreciaciones del Real brasilero y del Peso argentino, dándose la triste paradoja que el orgullo de tener un Boliviano fuerte y un dólar debilucho vaya en contra del sector productivo nacional al alentar el aumento de la importación legal y el contrabando de alimentos a bajos precios, ya que gracias al “anclaje” del tipo de cambio desde el año 2011 los dólares del mercado boliviano son apetecidos en torno nuestro.

Los arroceros están desesperados pues el precio de su producto ha caído tanto, que ni siquiera cubre su costo; igual pasa con los trigueros, peor con los maiceros y azucareros, a quienes además no se les deja exportar. De verdad, duele ver que no todos entiendan el problema, y no hablo de la Ministra de Desarrollo Rural y Tierras, Nemesia Achacollo -que como productora sabe lo que sufre el agricultor- ni de la Presidenta de la ANB, Marlene Ardaya, quien logró el apoyo del Ejército y gremios privados para sumarse al esfuerzo del Control Operativo Aduanero (COA) para combatirlo juntos (“Reclamo del agro activa alerta y plan aduanero con militares”, EL DEBER, 16/MAY/15).

Importar alimentos baratito puede parecer bueno pero “lo  barato cuesta caro”…lo saben quienes gobernaron de cara a la ciudad y de espaldas al campo, y les fue mal. Quiera Dios que no vuelva a pasar.

(*) Economista, Magíster en Comercio Internacional

 

Fuente: “El Deber”

 

Santa Cruz,  20 de mayo de 2015

Buscando la Verdad
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Cerebros laminados

Los cruceños tuvieron razón al reaccionar como reaccionaron frente a unas láminas que circularon impunemente desde 2008 denigrando a las madres y mujeres de los llanos.

Una simple revisión a ese texto —que no vale la pena reproducir— demuestra que, en efecto, existe un contenido racista que ameritó disculpas y el anuncio de procesos.

Y aunque las láminas hubieran sido menos ofensivas, la reacción se justificaba. Demás está decir que no se puede ofender públicamente a la mujer y menos aún a la madre porque esta es, ni más ni menos, fuente de vida.

Pero como bien se apuntó en los análisis que se hicieron en el oriente del país, lo que desnudaron esas láminas son los prejuicios que persisten en nuestra sociedad y ese es, precisamente, el fondo del asunto.

De un tiempo a esta parte, desde la vigencia de un modelo gubernamental que se autodenomina “del cambio”, abundan los escribidores que, a título de “revolucionarios”, deslizan sus prejuicios en textos escritos y los publican impunemente, como sucedió con las láminas de marras.

Uno de los casos que conozco, y que involucra a mi gremio, es el de un periodista que ha confundido su papel de informador con el de activista y periódicamente emite textos, generalmente por correo electrónico, en los que injuria a los medios que, según él, son “reaccionarios” o de derecha. Este escribidor ha llegado a tal punto que incluso publicó un libro sobre la propiedad de los medios de comunicación con datos que, según me consta por trabajar en uno de ellos, están errados. No se sabe cuáles fueron sus fuentes porque, por lo menos en el caso del periódico donde presto servicios, jamás hizo consulta alguna, ni siquiera telefónica.

Por ello, no sorprende que haya publicaciones como la injuriosa lámina que por lo menos sirvió para que muchos pongamos atención en los prejuicios que impiden un normal desarrollo de la sociedad boliviana.

Sí. Somos racistas y prejuiciosos y, por más juicios que haya, ninguna ley cambiará nuestra mentalidad porque esa es labor de las familias.

Pero quienes criticaron a las “láminas de la infamia” tendrán que admitir que los prejuicios también persisten en la región de los llanos donde el apelativo “colla” sigue teniendo connotación de desprecio. Es allí donde, por ejemplo, tiene su epicentro la organización de Miss Bolivia, un certamen de belleza en el que los juzgadores se guían más por los estereotipos que por el valor del ser humano.

Es llamativo que, hasta ahora, ninguna potosina haya ganado ese concurso.

Y es también Santa Cruz la ciudad en la que las mujeres fueron insultadas públicamente de manera más notoria en los últimos meses por las acciones de un alcalde que, hasta ahora, no respondió ni por las palabras insultantes que salieron de su boca ni por los toqueteos a los que expuso a sus víctimas. Curiosamente, la misma ciudad que se indignó por las “láminas de la infamia”, reeligió a ese alcalde en una actitud tolerante hacia su misoginia pero implacable contra los errores de quienes mantienen su visión racista simplemente porque tienen el cerebro laminado de prejuicios.

Surazo
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La Haya y las contradicciones

Estoy orgulloso con lo ocurrido en La Haya. Cabe decir con absoluta honestidad intelectual que el presidente Evo Morales tuvo un liderazgo invaluable. No sé si algún día volveremos al mar, pero si sé que ver lo que he visto, no es poco: un Presidente lúcido, un par de expresidentes de impecable actuación, un canciller de firmeza incuestionable en las dos o tres ocasiones que le tocó intervenir, un cuadro de especialistas de renombrado prestigio internacional defendiendo nuestra causa y, sobre todo, esa sensación de que por fin, alguna vez, tenemos una política de Estado y, por eso, nos importa un bledo nuestras diferencias políticas. Sin embargo, me doy cuenta, ya más frío, que lo que vi es la excepción en una realidad donde los aspectos sobresalientes atestiguados en Holanda, pues se quedaron allá.

Y es que cuando escucho con agrado a mi Presidente abogar por este propósito común reclamando la más absoluta transparencia de los jueces –"cuidadito que ese juez que ayer fuera contratado por Chile, hoy nos bombeé”-, me percato de la paradoja: no sucede lo mismo a 100 metros de la plaza Murillo con jueces, en este caso aquellos electorales, groseramente parcializados. En este caso, Evo calla. No solo eso, les ordena: "La oposición ganó Tarija, nosotros Beni”. Y claro, así fue. Vaya ironía con nuestro reclamador Presidente. Reclama a un jurado a 20.000 kilómetros y azuza al propio a dos manzanos.

Disfruté pues al observar que nuestro país se sumergió de lleno en este mundo de la justicia a través del derecho internacional, confiados en la justicia que ha sabido crear nuestro planeta. Confiados en el Estado de Derecho. Pero claro, inmediatamente me percato de la realidad aquí, en nuestras narices: la justicia boliviana se cae a pedazos. Los datos sobran y las soluciones causan pena (lo del referéndum no parece ser lo más sensato). A estas alturas sé que el exigido Estado de Derecho fuera, es un pisoteado Estado de Derecho dentro. 

También  me sentí representado por mi Presidente cuando les echó en cara que ni siquiera cumplen los tratados internacionales con su propia población. Se refería a los mapuches y me pareció que era un argumento válido, y es que se hacen los exquisitos con su pureza religiosa respecto al Tratado de 1904, cuando ni cumplen un tratado de 2007 (la Declaración de Pueblos Indígenas). Claro, pasados 20 minutos de haber gritado ese golazo, prendo la televisión y lo veo al dirigente máximo de las seis federaciones avalando el huayqueo feroz a cocaleros que osaron convertirse en oposición al MAS en pleno Chapare. El gran argumento me pareció ya obsceno al oírlo afirmar que "el camino al TIPNIS, va o va”. Vaya contradicción. 

Del mismo modo, me agradó ver que Evo se apoyó en acciones que tomaron añejas autoridades. La más descollante es, sin dudas, la que tomó el dictador del abrazo de Charaña. Me encantó darme cuenta pues  que nuestro Presidente por fin aceptaba que un país se construye con derechas e izquierdas, errores y virtudes, blancos y negros. Ello tácitamente nos decía: "la historia no comienza conmigo y respeto a los bolivianos que me antecedieron”. ¿Y eso? Chau, prendo el televisor y ya lo veo al líder hablar de Oliva, el de la CIA, de la derecha oligárquica del Beni que fracasó por 50 años y, ahora último de la derecha (sí, derecha) de Viacha (¿?). Vaya. Todo en su lugar.

En todo caso, lo que me causó más dicha fue atestiguar que por fin se entendía que los recursos humanos son el elemento más importante a efectos de construir un país. No me quepa la menor duda que estos jueces internacionales se llevaron un buen fajo de billetes. Y eso me satisfizo, pues recordé que la demagógica política de reducción salarial ("nadie gana más que el presidente”) sólo garantiza, y lo ha hecho, mediocridad y corrupción en la gestión pública. Afortunadamente en este caso no escuche al Presidente decir que bajará más los sueldos, pero sé, de todos modos, que los incrementos salariales de 2006 en adelante  son menores a los niveles de inflación. Ergo: nuestro poder de compra disminuyó. Lo de La Haya es la excepción. 

En esta misma línea de los recursos humanos, darme cuenta que tener un objetivo claro –el retorno al mar- nos puede llevar a ser demoledoramente ganadores (aunque perdamos), pues el sólo hecho de tener a cerebros pensantes de todo color bregando por nuestra causa es sencillamente destacable. Un nuevo aplauso a Evo. Pero, claro, escucho al histórico Presidente hablar del nuevo satélite, el estadio de Cochabamba y….uff, todas políticas de aplauso fácil. ¿Por qué no tenemos iguales equipos en desarrollo rural y seguridad alimentaria, ciencia y tecnología, salud y demás áreas que requieren ser intervenidas, con seguridad con mayor premura que el mismo mar? Graciosa ironía. Capos fuera, estadio-fílicos dentro.

Por último, me encantó ver la fuerza con la que mostramos nuestra intención irrenunciable de salir al mar y, sobre todo –ese el trasfondo-, depender menos de Chile. Sin embargo, ya escuché a Evo anunciar millonadas en nuevos teleféricos o en proyectos concernientes al litio (más bien que lo de la energía nuclear por 2.000 millones se lo tienen callado). ¿Y el mar? ¿No sería mejor meterle los 1.400 millones de dólares que calcula el prestigioso internacionalista Gustavo Fernández en la Hidrovía Paraguay-Paraná y salir campantes al Atlántico y otros 1.000 millones en Ilo y Matarani?, ¿no sería sensato hacerlo ya que nuestra intención es llegar al mar? No lo sé, pero sé que ésta es otra más de las contradicciones que saltan a la vista.

Séptimo Día
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El oscuro negocio detrás de las avionetas del narco

La avioneta se encuentra abandonada en cualquier pista de la costa Este en Estados Unidos. La transacción se hace por vía electrónica o en efectivo y la aeronave despega en la madrugada rumbo a Sudamérica. Después, el vendedor la reporta robada y cobra el dinero del seguro. El narcotráfico ya tiene un Cessna nuevo para coronar sus envíos. Todos ganaron.

Informes internos de instituciones reguladoras y de inteligencia en Bolivia y fuera del país apuntan a que existe una mafia dentro y fuera de nuestras fronteras que se encarga de garantizar aviones para el tráfico de cocaína. Es más, un documento apunta que las autorizaciones de vuelo e importación otorgadas por la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) favorecieron a las actividades ilícitas.

El mercado negro de avionetas tiene su centro de operaciones en Miami, donde también funcionan corredores de armas y los más antiguos canales de distribución de cocaína. Desde allí llegan las naves que alimentan el corredor de droga entre Perú, Bolivia y Brasil.

Viejas avionetas Cessna, muchas de ellas con más de 30 años de antigüedad, parten desde la costa Este rumbo a Bolivia. Harán algunas paradas previas, seguro en Centroamérica, Colombia o Brasil, pero el destino final son las pistas escondidas en las llanuras del Beni y Santa Cruz. El viceministro de Defensa Social Felipe Cáceres brindó estos datos a finales del año pasado, basándose en reportes de inteligencia que hablan de aeronaves “robadas”.

El modelo de negocio es viejo y los cárteles de México fueron los que mejor lo aprovecharon a mediados de los 90. Sus parques de aviones superaban los centenares de unidades mientras que en Estados Unidos las compañías de seguros no dejaban de pagar por los supuestos robos, tal como sucede ahora con los Cessna que llegan a Bolivia.

Así fue como los mexicanos tomaron la posta que perdieron las mafias colombianas sofocadas por sus guerras internas y la persecución de la DEA y las fuerzas de seguridad de su país. Los primeros comprendieron que la distribución, tanto en el capitalismo mundial como en el nuevo crimen organizado, era más importante que la producción y por eso afianzaron sus canales y métodos. Aviones, túneles y hasta catapultas. Todo vale a la hora de asegurar un nicho de mercado. Y a los colombianos no les quedó más opción que resignarse a quedar en segundo plano.

En Bolivia, la historia de los narcovuelos tiene algunas particularidades. Por ejemplo, alguno de los representantes oficiales de las avionetas Cessna en Bolivia durante los años 70 estaba metido en el negocio del narco; así lo cuenta René Bascopé en La veta blanca: Coca y cocaína en Bolivia. Ni siquiera hacía falta acudir al incipiente mercado negro de aquel entonces, todas las aeronaves ingresaban de manera legal y con el beneplácito y complicidad de la dictadura banzerista.

Desde aquel tiempo y durante la década siguiente, la inmensa mayoría de los vuelos trasladaban pasta base elaborada en las fábricas bolivianas hacia laboratorios colombianos. Los narcos de ambos países intercambiaban familiares a modo de garantía para que no existan engaños y sólo los devolvían una vez se constataba que se habían cumplido los compromisos de cantidad de mercancía enviada y de dinero entregado como pago.

Desde aquella época, las organizaciones de Colombia son conocidas por tramposas. Mantienen la costumbre, antes en Bolivia y ahora en Perú, de entregar el dinero en paquetes sellados donde hay pocos billetes y mucho recorte de periódico. Los neonazis al servicio de Roberto Suárez solucionaron el problema al instalar lanzamisiles en las pistas. Los peruanos todavía son sorprendidos en su buena fe y cuando se dan cuenta la avioneta ya es inalcanzable, tal como lo cuenta David Beriaín en su reportaje “Los obreros de la cocaína” publicado en El País de Madrid. (Ver: http://elpais.com/elpais/2014/01/22/eps/1390408071_969586.html )

Ahora los narcovuelos que salen de Bolivia pueden ir a todas partes: Brasil, Argentina, Paraguay o Colombia. Sin embargo, el flujo mayor es para recoger la pasta base de cocaína que sale de las selvas del VRAEM peruano (Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro) e iniciar el proceso de cristalización de la cocaína en los laboratorios de Santa Cruz y Beni. Se realizan hasta 13 vuelos por día, según las fuerzas antidroga y medios de comunicación de aquel país. Por eso se necesitan tantas avionetas, no importa de dónde vengan.

El informe

Un documento interno que se preparó en escritorios de la Dirección General de Aeronáutica Civil y que ya llegó a conocimiento de varias instancias (ministerios de Gobierno, de Obras Públicas y Palacio, entre otros) apunta que esta institución no colabora en la lucha contra el narcotráfico al autorizar “la importación y operación de vuelo  de más de 200 vetustas avionetas”. Las mismas, indica el informe, fueron desechadas por antigüedad en Estados Unidos y aprovechadas por el narcotráfico en Bolivia.

El documento señala que, a pesar de la instrucción de Evo Morales de mediados de 2011 de no importar aviones con más de 25 años de antigüedad, la DGAC no dejó de emitir autorizaciones “tal como se pueden ver las avionetas recién salidas de Aduana y estacionadas en la plataforma de Viru Viru, o por el número correlativo de matrícula reciente”. El informe añade que existen datos de que el 50% de estas aeronaves fueron incautadas o derribadas por realizar vuelos ilícitos “especialmente en el Perú”.

(Ver informe: http://issuu.com/compae/docs/dgac-avionetas_incautadas_por_narco/1 )

El informe detalla alrededor de un centenar de casos de avionetas con matrículas clonadas o falsificadas, otras que se encuentran en condición de desaparecidas y varias de las que se supo por medios de comunicación y reportes policiales que fueron secuestradas o derribadas en Perú, Brasil y Bolivia. El tráfico de matrículas también se genera fuera del país, puesto que se detectaron aeronaves registradas en territorio nacional y con placas sobrepuestas de Argentina o Paraguay.

En 2009, detalla el documento, una avioneta de 1964 con matrícula vigente boliviana se accidentó en Brasil y de inmediato fue quemada. Otras tres de ellas, todas con registro boliviano, quedaron incautadas en Paraguay en agosto de 2012 durante el operativo Águila Negra. Ese mismo año, otra aeronave fue derribada en Perú y los tripulantes fallecieron. Un año después, en ese mismo país, un piloto fue abatido cuando quiso sacar pasta de cocaína en una monomotor de 1980. Son apenas algunos ejemplos de incautaciones, secuestros, derribos y accidentes que se registraron con avionetas con placa boliviana dentro y fuera del país.

Si bien la DGAC no tiene como misión principal la lucha contra el narcotráfico, desde la promulgación de la Ley 521 de Seguridad y Defensa del Espacio Aéreo (que autoriza el derribo de aviones en determinadas situaciones) conforma el Comando de Seguridad y Defensa del Espacio Aéreo.

La anterior semana, Felipe Cáceres informó que en lo que va del año se incautaron 11 avionetas gracias a la coordinación de las fuerzas antidroga de Perú y Bolivia. La autoridad gubernamental añadió que todas las escuelas de pilotos cumplen con los requisitos de funcionamiento establecidas por la DGAC, por lo que no es correcto afirmar que son centros de adiestramiento para el narco. Sin embargo, los rumores de escuelas clandestinas en Santa Cruz son cada vez más fuertes. En 2014 fueron 27 las aeronaves secuestradas por operaciones de tráfico de drogas. El mes pasado, Evo Morales entregó cinco ambulancias aéreas que antes fueron avionetas incautadas y resultaron legalizadas por el gobierno boliviano.

Las economías perversas se articulan y se autoabastecen. Es así como el dinero brasileño con el que se paga la droga que se produce en Perú y Bolivia se usa para mantener a flote a los mercados negros de armamento y avionetas en Estados Unidos. La infraestructura del crimen organizado es móvil y maleable, no necesita espacios físicos fijos y se adapta a las necesidades del momento o del cliente. En los mismos aviones en los que se lleva la droga del VRAEM a Santa Cruz y a Beni, viajaron antes las armas con las que los comandos brasileños controlan sus territorios. Lamentablemente hoy, combatir es más difícil que perpetrar.

Ver documento

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