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En el nombre del hijo, Sebastián

Un hijo es otra persona y, a la vez, parte de uno. Enorgullece verlo volar alto, pero un padre siempre espera que vuelva al nido.

Es indelegable, de nadie más que de sus padres, un hijo. Pero no es propiedad privada. Ni bien deja el útero de la madre se convierte en un hermoso acto de egoísmo solidario, en un hijo nuestro para los demás.

Esto de tener hijos nuestros para los demás resulta complicado de digerir. Somos tan felices mientras nos podemos ver, escuchar o tocar que, cuando ese mundo de dos o de tres se acaba, no sabemos cómo seguir. “No puedo nada más que llorar”, dijo la Negra Sosa buscando consuelo porque le había tocado el turno de buscarlo. Se justificaba así: “no hay nadie mejor con quién hablar por teléfono que con una madre”. Le había tocado perderla.

¿Perdemos a alguien cuando no lo podemos tocar?

Por la sensibilidad que nos doblega, por una debilidad muy humana: queremos tenernos todo el tiempo, es difícil aceptarlo pero, si fuéramos menos nosotros y pudiésemos asumir la ausencia sin dolor, entendiéndola no como pérdida luego de haber aprendido a cultivar el sublime acto del despojo, esto es, a renunciar al otro —quién sabe por el designio de Dios o simplemente por amor—, venceríamos a la muerte.

Carlos Hugo está ganando la guerra y, por si fuera poco, está poniendo su cuerpo y su mente para explicarnos qué pasa cuando el hijo de uno para los demás se va para estar siempre entre nosotros. Aprendemos con él qué significa irse para quedarse.

La muerte duele porque representa la separación de alguien a quien no queremos dejar ir. Al final, sin darnos cuenta, la que llora es nuestra soledad. (Egoísmo blanco, sin mala intención, responsabilidad de la muerte sentida).

La muerte funciona con una lógica tan basta como la electricidad: estamos encendidos hasta que alguien baja el interruptor. No cualquier padre digiere semejante arbitrariedad y encima, generoso, abre en Facebook una escuela virtual para enseñar con sutilezas a transformar la muerte de un hijo en algo bueno.

Carlos Hugo no lo dice pero la vida y la muerte forman parte del mismo negocio. Y al parecer tienen códigos de observancia para casos de absoluta justicia; esto explicaría que haya vidas de luz que la muerte no apaga.

Sebastián era un soñador y, después, un ganador. Pero no se crea que fue siempre así: perdió varias veces antes de triunfar. ¿Cuáles eran sus secretos? Uno, legado de su abuelo, lo cuenta en un video de cuatro minutos que está en la web: “nada es imposible”. Otro: saber levantarse después de cada derrota, de cada fracaso.

La muerte también fracasa. Es probable que en ciertos casos no sepa hacer su trabajo y sea entonces la muerte improductiva, la muerte que no mata. (Responsabilidad de la vida).

Como todo líder nato, Sebastián fue hecho para dar lecciones. Él descubrió la receta del éxito: “no sentir vergüenza por ese fracaso sino saber que eso es parte del ‘hacer algo’ (…) Si uno logra no frenarse, ese fracaso se convierte en experiencia y la experiencia hace que uno logre cosas más adelante”.

Fracasar para levantarse y volar más alto... De las lecciones de Sebastián, un hombre joven que se fue para quedarse, ninguna supera a la de haber dejado en ridículo a la muerte.

Los hijos suelen seguir la huella de sus padres; a veces pasa al revés.

¿Qué no haría un padre por un hijo? Carlos Hugo, en un conmovedor ejemplo de fortaleza, se ha propuesto culminar los planes de Sebastián: realizarlos en su nombre.

De paso, nos enseña el camino para ganar la guerra. Para no dejarnos abatir por la tristeza más grande de todas cuando nos toque el turno.

Dársena de papel
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El debilitamiento de la democracia y las instituciones bolivianas

A tiempo de enviar un saludo cordial a quienes siguen atentamente esta columna, les expreso mis mejores deseos de éxitos en este nuevo año que recién comienza, y que trae consigo 365 oportunidades de vida, lo que significa que debemos vivir día a día, con alegría, esperanza y deseos de superación, teniendo siempre nuestra confianza puesta en Dios, creador y hacedor de nuestras vidas.

En esta ocasión, recuerdo que el pasado 10 de diciembre de 2015, el Defensor del Pueblo destacaba que la sociedad había sufrido el debilitamiento de la institucionalidad y la calidad de la democracia. Asimismo, dijo que existía una permanente vulneración de los derechos humanos en el país, especialmente de pueblos indígenas, mujeres, niños, niñas y adolescentes, además de la falta de credibilidad en el Tribunal Constitucional, el Órgano Electoral y los casos de corrupción evidenciados en la Policía, el Ministerio Público y el extinto Fondo Indígena.

“Todavía el Estado, especialmente el Órgano Legislativo, no tiene una concepción integral de los derechos humanos. Hay lecturas parciales, sesgadas de los mismos. Cuando se produce la vulneración de derechos (…) por esa inacción del Estado o porque el acceso a la justicia es el verdadero escollo, esto se constituye en un problema grave”, sostuvo en una conferencia de prensa, a tiempo de mostrar las principales conclusiones de su informe defensorial anual.

Así también puso en evidencia el debilitamiento de instituciones como el Tribunal Constitucional, el Tribunal Supremo Electoral que destituyó a todos sus miembros, y la “crisis profunda y prolongada” del sistema judicial, dado que estos problemas generan “un marco de incertidumbre respecto a la garantía y cumplimiento de los derechos constitucionales relativos a la justicia, probidad y transparencia”.

No obstante de lo anteriormente señalado, el Defensor también reconoció los avances en el acceso de las mujeres a espacios políticos, pero precisó que pese a que el 51% de las concejalas a nivel local son mujeres, todavía no hay gobernadoras, siendo que sólo resultaron electas 27 alcaldesas en los comicios subnacionales del pasado año.

En este nuevo año 2016, el Defensor del Pueblo se mantiene en su posición objetiva, advirtiendo un debilitamiento progresivo de la calidad de la democracia en Bolivia y de las instituciones fundamentales del Estado, por la constante injerencia del Gobierno.

"(Hay) un mayor debilitamiento de instituciones estatales fundamentales, debido al desmedido afán de control de parte del Órgano Ejecutivo y a un sistemático crecimiento de la corrupción que ha permeado a una parte de la institucionalidad de manera incontrolable”, señala en un comunicado difundido en el tercer día de este nuevo año. Asimismo señala que se han impuesto mecanismos de control sobre las organizaciones sociales, "cuyas dirigencias responden también a la actual gestión política, y han abandonado toda forma de lucha por los derechos de los sectores”.

Por otro lado, en referencia al acoso del Gobierno a las organizaciones no gubernamentales (ONG), el Defensor indica que "han sido afectadas a través de leyes y decretos que, vulnerando derechos a la libertad de asociación y de expresión, les obligan a adscribirse a la línea de opinión y los dictámenes del Gobierno”. Y es que, definitivamente, "estos mecanismos, junto a una sobrerreacción sistemática de algunas autoridades y presión ejercida contra medios de comunicación o periodistas que cuestionan decisiones o medidas que se toman desde el Gobierno central, están generando un debilitamiento progresivo y sistemático de la calidad de la democracia”.

Estas afirmaciones, de la principal autoridad encargada de defender los derechos humanos en el país, confirma las opiniones y criterios que particularmente habíamos expresado a tiempo de participar en un seminario nacional realizado en el mes de noviembre del pasado año en la ciudad de Santa Cruz (acerca de la Reelección Presidencial), en donde sostuvimos también que uno de los factores que debilitan nuestro sistema democrático, es precisamente la reforma forzada de la Constitución, que será sometida a la decisión de la voluntad popular el próximo 21 de febrero.

En aquella oportunidad, habíamos establecido que si bien es innegable que en Bolivia rige un sistema democrático, en donde algunas de las decisiones políticas son sometidas a consideración de la ciudadanía, para que exprese su voluntad a través del voto popular; sin embargo, se trata de una democracia desfigurada por el actual régimen de gobierno, que inobservando el mandato del constituyente, ha secuestrado la voluntad popular sustituyéndola por los presuntos pedidos de aquellas “organizaciones sociales” afines a su ideología (o más bien, serviles a sus órdenes), y ahora pretenden modificar la Constitución sólo para acomodarla a sus intereses políticos, afectando así la vigencia de los derechos políticos de los bolivianos(as) y la alternabilidad en el ejercicio del poder, todo lo cual debilita nuestra propia institucionalidad democrática.

En consecuencia, la alternancia en el ejercicio del poder político, es flagrantemente desconocida y relegada a segundo plano, cuando no se quiere renunciar a esa posición privilegiada de gobernar y dirigir los destinos de un país, de manera sucesiva, continuada, e indefinida. Esto quiere decir, que la forzada reforma parcial de la Constitución para constitucionalizar el “prorroguismo” en lugar de la “alternancia”, y el posterior referéndum al que se pretende convocar con el propósito de lograr la perpetuación del actual régimen de gobierno, constituyen una tendenciosa manipulación de las disposiciones constitucionales, para concentrar el poder en favor de intereses personales de un caudillo y su cúpula de poder político, lo cual es absolutamente incompatible con el Estado Democrático de Derecho, que es una de las bases del actual Estado Plurinacional.

Ante este panorama, no resulta aconsejable mantener por más tiempo, un régimen de gobierno autoritario, que constantemente pretende cambiar los marcos establecidos por voluntad soberana del constituyente en la Ley Fundamental, desconociendo el pluralismo político y la alternancia en el ejercicio del poder, que ciertamente son inherentes a nuestro régimen democrático, pero también necesarios para nuestra subsistencia como una sociedad libre y democrática.

En todo caso, será el pueblo quien deberá expresar su conformidad o rechazo frente a semejantes atropellos sufridos por la Constitución, y en consecuencia, deberá asumir la responsabilidad de decidir un mejor futuro de plena libertad y justicia para todos los bolivianos y bolivianas, para que podamos vivir sin temor a más represalias, sin ningún tipo de persecuciones arbitrarias.

He ahí el desafío que tiene la sociedad boliviana en su conjunto, y que deberá afrontar con bastante responsabilidad y madurez democrática, para evitar que la Constitución boliviana y nuestros derechos sigan siendo desconocidos por un solo grupo de poder que pretende perpetuarse en el gobierno.

Apunte Legal
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Bolivia: Dudosa reforma constitucional

En Bolivia “no va a pasar lo que ha ocurrido en Argentina y Venezuela”, afirmó Evo Morales ante sus huestes cocaleras, que quieren que su caudillo se eternice en la presidencia. Morales podría estar contando los pollitos antes de nacer.

Mauricio Macri desalojó de la Casa Rosada a Cristina Kirchner, mientras en Venezuela la oposición por primera vez en 17 años ganó abrumadoramente las elecciones para renovar el parlamento unicameral: 112 contra 55 oficialistas.

Ambos resultados fueron inesperados para Morales quien no ocultó su profunda preocupación. Sobre todo le duele el revés en Venezuela porque podría empezar a hacer aguas el gobierno “en las sombras” que maneja los hilos de la política boliviana con el concurso del G2 cubano.

En Cochabamba, donde los asesores venezolanos del gobierno sentaron sus reales, han empezado a empacar. En la plaza principal (reconstruyéndose), han desaparecido las hordas de agitadores chavistas. Sobre la acera oeste apenas se ve a uno de ellos vendiendo las bondades de la “revolución bolivariana”.

El éxodo parece importante, porque cerró sus puertas hasta un restaurante que en los años recientes se dedicaba a la venta de las populares arepas de harina de maíz.

“Maduro y yo no hemos quedado solos”, se lamentó Morales, olvidando que le quedan aún los hermanos Castro, aunque estos ya están entendiéndose con el “odiado” imperio. Por si fuera poco, Morales dijo que Rafael Correa decidió no reelegirse por “motivos de salud”, para ser desmentido en pocas horas desde Quito. Correa le aclaró que prefiere dar paso a nuevos líderes.

Morales se quedó calladito, porque él busca su tercera reelección y convocó a un referendo para el 21 de febrero para modificar la Constitución. El caudillo recorre impertérrito el país promoviendo el SI, violando las leyes que le impiden promoverse aprovechando recursos públicos. “Aunque el Tribunal Electoral me sancione, yo sigo”, dice justamente quien debería ser ejemplo de acatamiento a la ley.

Lo ocurrido en Argentina y Venezuela ha puesto a temblar al régimen. Evo cree que el campesinado (él asegura que es un presidente indígena, aunque no habla ninguno de los idiomas nativos) le dará la victoria. Sin embargo la prensa sostiene que el 70 por ciento del electorado está en las ciudades y solo un 30 por ciento en el campo.

La semana pasada, en un arranque raro de sinceridad, dijo que “aunque gané el NO, nosotros ya hemos hecho Historia”, pero al día siguiente subrayó que su meta es que gane el SI con el 70 por ciento.

Por razones familiares me movilicé mucho en mi reciente viaje a Bolivia y por todas partes oí que la gente votará por el NO. En un carrito por puesto en Cochabamba, el chofer escuchaba a todo volumen despotricar a Morales contra el presentador de CNN, Fernando del Rincón, por alguna mala interpretación. Uno de los pasajeros gritó: ¡Oiga, maestro. Apague esa m…! Nadie protestó. Así están las cosas. Amanecerá y veremos.

(*) Hernán Maldonado es periodista. Ex UPI, EFE, dpa, CNN, El Nuevo Herald. Por 43 años fue corresponsal de ANF de Bolivia.

Tierra Lejana
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Capitales privados en hidrocarburos

Coincido con analistas y verdaderos expertos en el área de economía de la energía en este sentido: es imprescindible para un sector altamente demandante de capitales como el energético (gas, petróleo, electricidad) la participación a ultranza de capitales privados (nacionales y extranjeros).

Es una perogrullada. No existe estado con recursos naturales sin la participación de corporaciones, multinacionales o capitales externos que buscan, legítimamente y bajo norma, negocios.
El estado debe ser regulador y legislador, fiscalizador y también coadyuvar a invertir para mejorar condiciones, pero la tarea fundamental es de la libre iniciativa, la libre empresa nacional y en éste caso multinacional. De lo contrario se seguirá en planes y proyectos estatales con poco buen resultado.

Sólo algunos comentarios: cifras públicas de autoridades del estado boliviano estiman que “inversión en hidrocarburos llegará a más de 12.681 millones USD en 2020 y en energía (entiéndase electricidad) a 5.854 millones USD”. Son inversiones públicas. Se disgregaron esas inversiones en: 4.587 millones USD (exploración); 2.694 millones USD (explotación y desarrollo); 254 millones USD (refino); 1.172 millones USD (transporte); 117 millones USD (comercialización); 184 millones USD (almacenaje); 871 millones USD (redes de gas); 2.657 millones USD en industrialización (habría que ver qué proyecto específico de agregación o industrialización, porque esa cifra no es suficiente, por ejemplo para una planta de conversión de gas a diésel-GTL) y 145 millones de USD (inversiones menores).

Cifras importantes y bienvenidas pero no suficientes. Importante sería conocer un titular que diga: "se tiene inversión extranjera privada de 60 mil millones USD para el quinquenio 2016-2021"
Las inversiones públicas si no vienen "de la mano" de inversión privada soj insuficientes. Así comenté a un rotativo nacional que la oferta de inversión pública es  un dinero insuficiente, inclusive cité un ejemplo que indica que cada pozo perforado (en el área de exploración) debe estar en el orden de entre 25-100 millones USD (cada uno) y los ingenieros en perforación y expertos geólogos no me van a dejar mentir; de manera que se necesita mucho dinero solamente en exploración.

En algún momento, y siempre repito lo mismo: si no participan inversionistas externos (capitales privados) pues será muy complicado para Bolivia ser el “centro energético”.

A ese respecto quiero subrayar, por tercera vez, éste criterio que vengo insistiendo desde hace más de 5 años: Bolivia tiene una reserva de aproximadamente 13.000 millones USD y una cartera de negocios en hidrocarburos (gas, principalmente a ser industrializado) que en opinión de expertos como el ex secretario de Asociación Regional de Empresas de Petróleo y Gas Natural en América Latina y el Caribe (Arpel), José Félix García (en el ya lejano agosto 2008) dijo que “para explotar la capacidad productiva de gas, el país (Bolivia) requiere invertir 35000 millones de dólares para apostar a ganador“.

Ahora bien, si consideramos un contexto actual, se trata de una cifra que obviamente ya está desfasada y requiere nuevos ajustes; yo mismo sugerí  para los próximos diez años (2015-2025), que Bolivia necesita aproximadamente 60 mil millones de dólares (6 mil millones/año) en inversiones privadas/públicas para renovar, reimpulsar y reposicionarse como país gasífero; para exploración (de gas y petróleo convencional como del shale o no-convencional); explotación y desarrollo de campos con perforación intensiva; tendido de nuevos ductos; plantas de generación eléctrica (al menos un par de generación de 4.000 MW cada una para exportar); renovación de su matriz energética interna; desarrollo de gas-química (plásticos); proyectos de gas a diésel (GTL); insertarse en negocios LNG (¿proyectos conjuntos con Perú?) y otros que permitan no sólo exportar materia prima sino fundamentalmente valor agregado.

Pero todo esto, reitero, entra en el marco de una nueva Ley de Hidrocarburos y una nueva Ley de Electricidad. Un nuevo esquema en donde se planteen reglas transparentes a inversionistas externos. Nadie va a poner dinero en un negocio que no tenga reglas claras y garantías de protección a la inversión. Además de incentivos fiscales y la tranquilidad de invertir.
En éste tema siempre hará falta más dinero. Y naturalmente la mano de capitales externos que tienen los recursos humanos, la tecnología, los mercados y los contactos es imprescindible.

Boris Santos Gómez Úzqueda. MBA Sigue sus comentarios en twitter: @bguzqueda 
 

Hablemos de energía
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La especulación en el pensamiento político

La filosofía es el campo del pensamiento especulativo. Quienes hacen análisis políticos puros dominantemente son especulativos, por tanto, se mueven en campo de la filosofía y del diletantismo. La ciencia es aquella que racionalmente puede explicar, determinando causas y consecuencias de fenómenos diferentes.

Es cierto que la actividad política surge con el hombre mismo pero los comportamientos políticos de los tiempos actuales que se quieren explicar se pierden en galimatías de quienes intentan hacerlo. Hay la creencia de que la política es un servicio, que implica la búsqueda del interés de los demás. Es por esto que es una característica de todo político, y ante todo si se reclama ser de izquierda y socialista, discursea sobre la exclusión de los pobres. No son los pobres los que reclaman derechos, sino son los políticos que “dicen” representarlos. La pobreza limita la conciencia sobre las razones de su estado y no tienen capacidad de organización ni de protesta.

Alguna vez usted, estimado lector, se preguntó porque los discursos políticos no se abocan a enfrentar el grave problema de la mendicidad. La respuesta  es simple, se trata de un grupo social sin ninguna organización y que no participa en ninguna actividad política. Por tanto es un sector de la sociedad que no interesa a los políticos. A estos interesa los grupos sociales que votan en las elecciones y los discursos van dirigidos precisamente a ellos.

Los “cientistas” políticos que más parecen cuentistas abstractos suponen que la política es la actividad por medio de la cual las sociedades avanzan. Por eso la obsesión por ampliar la participación política de la gente. Creen que cuando más politizada  está la sociedad es mejor.

Los “cuentistas” políticos creen en procesos históricos “racionales”, creen en la racionalidad política que busca el bienestar general, cuando la racionalidad fundamental de la política es conseguir poder, mantenerlo y acrecentarlo. Creen que el avance de la democracia es consecuencia de procesos políticos racionales. Su fe es ciega en el poder de la política, por lo que su divisa es el fortalecimiento del Estado; están a favor de las nacionalizaciones y expropiación de empresas y en contra de las privatizaciones. Cuando más presencia tenga el Estado sobre la actividad económica creen que es mejor.

La solución para los cuentistas políticos de izquierda es politizar a la sociedad, hay que sustituir unas élites por otras, “hay que dar mayor representatividad a la gente”. Si esto se logra avanza la democracia y se resuelven los problemas ¿Cuáles? Producto de esto vendría luego las propuestas de políticas para que los gobiernos implementen. De esta manera se lograría que predomine el interés general por encima de los intereses individuales.

Son amigos de las autonomías porque creen que de esa manera se lleva a cabo la “democracia participativa”. Como se cree que los problemas se resuelven en el mundo de la política, su solución debe promover la participación de todos, cuando la realidad demuestra que cuando esto sucede todos llevan el agua a su molino, generándose el caos. Como el caos no puede ser permanente, en definitiva llega la imposición violenta, abierta o velada,  del que tiene más poder sobre los demás, dando por concluidos los angelicales procesos de democracia participativa.

Para los “cuentistas” bolivianos la democracia estaría en formación y en transformación a partir de tres vertientes que son la democracia representativa, la participativa y la  comunitaria. Esta última se le puede concebir en los inicios de la vida del hombre por necesidad de sobrevivencia.  La democracia es un fenómeno relativamente reciente en la vida de la humanidad. Las sociedades no modernas se caracterizaron por la ausencia del sistema democrático, como sistema político de organización de la sociedad.

La característica central de la democracia como organización es que esta descansa en la elección de sus gobernantes a cargo de los ciudadanos de un país, donde los elegidos no reciben el “poder”, como repetidamente se dice, sino que los ciudadanos les entregan un mandato para gobernar, como muy bien lo dice Jorge Lazarte, y sujeto a leyes y normas aprobadas por la mayoría, pero respetando los derechos de las minorías.

Para impedir que los gobernantes se hagan del “poder” es aconsejable la rotación de las elites gobernantes, que no es lo mismo que los empleados públicos, quienes deberían mantenerse independiente al gobierno que sea elegido, porque se supone que su cargo lo obtuvieron sobre la base del mérito profesional y que, por tanto, tiene la idoneidad para ejercer el cargo técnicamente.

La Paz, enero de 2016

*Profesor emérito de la UMSA, fue Presidente del Banco Central de Bolivia

Economía de Mercado
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Vivito y coleando

Hoy es 31, el último día del año, del 2015, y me pongo a recordar a todos los que se nos fueron, a los cuates, a los ídolos de siempre, lo que dejamos. En fin… tantas cosas ocurren al año, que luego de 365 días, da la sensación que no tuvimos mucho tiempo para regalarles, es hora entonces de ponerse triste, de llorarlos, porque lueguito nomás nos agarra el 2016 y volvemos a empezar, siempre con la constante de no saber qué nos deparará el futuro.

Esta época es de hecho la más fiestera, a ratos todo es trago ¿Pero qué más nos queda? ¿acaso hacernos cortos o hacernos rogar para tomar uno? Yo no me la pienso mucho, porque soy de los convencidos que todo año llega con lo que tiene, con buenas y mala noticias con deseos y frustraciones, triunfos y derrotas, porque de eso se trata la vida, aún lado quedan la consignas exitistas de un mundo feliz y amable consigo mismo. Nada más falso. Este mundo suele ser en más de las veces, cruel e indiferente, por tanto un buen trago en nombre de todas las alegrías pequeñitas o grandes es lo que nos merecemos.

Vale la pena echarse a perder en Año Nuevo, porque es probable que el que viene ya nomás nos traiga sus crisis, cambios climáticos, transgénicos, azúcares elevados, dolores de huesos, obesidad grado tres, dietas y ensaladas, en fin toda una serie de penurias en lo que único cierto es que la en la vida, todo lo que comas o bebas, tarde o temprano,  te va a terminar matando y eso es algo que no podemos permitir que suceda, morir sin hacer nada, vivir sin beber, que no es lo mismo que beber hasta morir.

Se acaba entonces el año y empiezan las cuentas. Qué hice en enero, qué me trajo febrero, qué haremos en Semana Santa, hasta que uno se da cuenta que en el país se empieza a trabajar en serio después del seis de agosto, cuando todos los feriados se acaban y esperamos desesperados el descanso de Todos Santos o la fecha cívica de rigor, que a parte del desfile nos permitirá la excusa departamental de meterle un trago a nombre de las viejas calles de nuestro terruño, de los viejos amores, de lo lejanas que están.

Nuestros recuerdos se hallan, en más de las veces, enlazados con la velocidad del tiempo en el que vivimos, los disfrutamos más a medida de que nos hacemos más lentos o, simplemente tengas una pega exigente o relajada o para colmo de los colmos, hayas decidido hacer de tu vida un poncho. En mi caso, este año me tocó vivir sin tiempo, salir temprano y llegar tarde, todo se fue muy rápido, tanto que ya pasando la noche vieja, me tocan nuevas jornadas de laburo extremo, pero que conste no me quejo, por eso a este año lo despido con un buen vino sino es con un Jack Daniels, que sea con un ron añejo de oferta con su cola incluida. Sin embargo, para otros, como algunos cuates cercanos, la vida se les pasa lento, leyendo, escribiendo, enseñando, a ratos apresurados, pero de ahí a perder el aliento en la faena es algo que suele sucederles, sólo en Año Nuevo, cuando combinamos fuerzas por esa bebida que nos libera de la presión que se va.

Bueno, que más nos queda, acompañar el brindis con unos buenos temas, con Caetano Veloso y su Fina Estampa, con una Sodade de Cesaria Evora, evocar las rancheras y boleros de don Pedro Vargas, Pedro Infante y Javier Soliz, darse una vueltita por los ochenta con un Julio Iglesias y Puma en su plenitud, entre el Hey y el Dueño de nada, saltando entre Calamar, Ceratti, Jarabe de Palo hasta un decadente Eros Ramazzoti. Vale la pena, también saltarse a los “rockandroles” con un Bob Dylan, el clásico Cat Stevens, Leonard Cohen o finalmente las más dulces baladas del siempre número uno, Elvis.  Todo me indica que este años, será como el anterior o como los otros, lo único que lo hace diferente esta expectativa por un futuro que nos permita llegar siempre más lejos de lo que se debe y puede. ¡Salud por eso!.

 

 

 

 

Anatomías
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Ya no vuelve Sebastiana

El 21 de mayo de este triste año que se termina, el inescrutable rostro de Sebastiana Kespi volvió a aparecer en la prensa boliviana.

Volvía Sebastiana. La mujer chipaya que con solo diez años de edad protagonizó la película antropológica por excelencia de Bolivia había llegado a La Paz para recibir la medalla al mérito cultural entregada por una comisión de la Cámara de Diputados con un nombre tan largo que pocos pueden recordarlo completo. 

En algunas imágenes, Sebastiana aparece llorando y la prensa oficialista, aquella que pinta de rosado hasta las imágenes más negras de los gobiernos, afirmó que era de “evidente emoción”. El periodista y escritor Alfonso Gumucio Dagron, que habló con la mujer, reveló que lloraba de pena por el destino de su pueblo, el chipaya, que sigue sumido en la extrema pobreza 63 años después del estreno del documental que lo sacó del anonimato.

“Vuelve Sebastiana. No importa cuán dura sea nuestra vida, algún día la luz también brillará para los chipayas. Vuelve sebastiana, a tus espaldas y hacia el porvenir los siglos te están aguardando”, dice parte del libreto de “Vuelve Sebastiana” que fue escrito y grabado por el entrañable Luis Ramiro Beltrán y quizás ese mensaje caló tan hondo en ella que volvió y se quedó en su comunidad hasta envejecer y tener nietos.

Los años pasaron y se grabaron en su rostro pero el porvenir soñado, aquel en el que el pan y la quinua no iban a faltar en la comunidad chipaya, nunca llegó. Por el contrario, los collas —aquellos a los que se llama aymaras— volvieron a hostigarlos, como en el pasado, y los arrinconaron todavía más con el objetivo de copar más tierras para la siembra de la quinua cuyo precio la ha convertido en un motivo de codicia en el altiplano boliviano.

Cuando hizo su famoso documental, Jorge Ruiz no eligió a la comunidad chipaya por casualidad. El antropólogo y etnobotánico canadiense Wade Davis afirma que “un estudio de más de 5.000 culturas en el mundo reconoce a los chipaya como el pueblo más antiguo y aún vivo de América Latina”. Por su parte, el historiador y antropólogo francés Nathan Wachtel agrega que “los chipayas forman parte del último grupo de los urus sobrevivientes hoy”. Por tanto, los urus son los americanos más antiguos y su historia se plasma en su vestimenta en la que el color azul simboliza el agua de la que dependen para vivir.

En marzo de 2013, los urus de Vilañique y Llapallani marcharon a La Paz denunciando que sus tierras eran avasalladas por los aymaras y el lago Poopó se estaba secando. No les hicieron caso. Quizás porque los denunciados eran aymaras o quizás porque los urus son pocos y no representan un buen bolsón votante.

En este triste 2015 que se termina, el lago Poopó se secó y puso fin al milenario ciclo histórico de los urus, los americanos más antiguos del continente, los qas soñi, los hombres del agua que son el tronco común de chipayas, muratos e irohitos.

Con el Poopó muerto, los urus perdieron su principal sustento y tendrán que quitar el azul de la vestimenta que ellos mismos confeccionan porque ya no hay agua a la que puedan hacer referencia. Con el Poopó muerto, es difícil que la luz brille para los chipayas que, aunque no dependen directamente de él, forman parte de su ecosistema.  Con su enorme medalla que no le sirve para nada, Sebastiana ya no tiene motivo para volver porque, en aquella tierra milenaria que supo derrotar a los siglos, los urus no solo perdieron su pasado y presente sino también su futuro.

 

 

 

 

 

 

(*) Juan José Toro es Premio Nacional en Historia del Periodismo.

 

Surazo
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La sacamos barata

Ni el más pesimista de los pesimistas pensó que ocurriera lo que pasó el 2015 con el comercio exterior boliviano, ni el más optimista de los optimistas pudo imaginar que no pasará. Una pena que quienes más cerca estuvieron en su pronóstico fueran los pesimistas, lejísimos de quienes auguraban que éste sería un año sin sobresaltos.

Lo cierto es que el 2015 concluye con el más severo golpe para el sector externo boliviano del que se tenga memoria, con una caída de las exportaciones que superó ya los 3.500 millones de dólares a octubre, bajón que tranquilamente podría llegar a los 4.000 millones hasta fines de año.

Pero hay algo más preocupante aún -el retorno al déficit en la balanza comercial- después de más de una década, superando ya hasta octubre los 400 millones, monto que con toda seguridad crecerá mucho más hasta diciembre. No contar con los sucesivos superávits que vino registrando el país sin parar desde el 2004 mermará las Reservas Internacionales Netas del BCB, lo que sin duda no es un tema menor.

Y si bien la caída de las exportaciones es portentosa -más del 30% en valor y 3% en volumen- producto del agotamiento del superciclo económico de altísimos precios para las materias primas por más de diez años, viendo lo que pasa en el vecindario se podría decir que “la sacamos barata” -aunque- ¡vaya que nos está saliendo caro el ser un país tan dependiente de su sector externo! Y no porque ello sea intrínsecamente malo sino, más bien, porque la caída de las cotizaciones internacionales ha venido a desnudar dos cosas: la extrema vulnerabilidad que supone el hecho que el grueso de la exportación se resuma a muy pocos productos sin valor agregado -gas natural y minerales- y lo terrible de haber dejado de lado la construcción de la competitividad sistémica de nuestro país.

Exportar con altos precios no entraña mayores desafíos, hasta se puede dar el lujo de imponer cupos y restricciones y -pese a ello- crecer. El problema se da cuando las cotizaciones en el mercado mundial caen, entonces se evidencia la incompetitividad de un país -como Bolivia- que estando geográficamente enclaustrado en el centro de Sudamérica detenta sobrecostos que al no ser de ninguna forma atribuibles al sector productivo/exportador privado, deben ser salvados con políticas públicas desde el Estado facilitando antes que perjudicando su loable tarea.

Viendo lo que otros países padecen hoy por sus malas decisiones durante el auge ¡aprendamos de sus errores a fin de no empeorar la situación!

(*) Economista y Magíster en Comercio Internacional

 

Fuente: “El Deber”

Santa Cruz, 30 de diciembre de 2015

Buscando la verdad
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Un 2015 resumido a la fuerza

La fuerza de las balas. Donde terminó 2014 parecía haber un punto de inflexión. Entonces se hablaba de una película, “La Entrevista”, comedia en la que James Franco y Seth Rogen entrevistaban al nefario Kim Jong-un, el poco tolerante jefe de estado norcoreano que muy suelto de cuerpo, amenazó de muerte a quien se atreva a verla no solo en su suelo, sino en los Estados Unidos. Para los ejecutivos de la Sony quedará si la amenaza fue real o un movimiento táctico de promoción de la película, que no pasó de una regular calificación. Pero ahí donde se comenzó a hablar sobre la libertad de expresión, ocho caricaturistas franceses fueron asesinados el 8 de enero por el mal llamado “Estado Islámico”, que de estado no tiene nada y es lo más antiislámico que existe. La muerte por hacer chistes. El mismo grupo terrorista mató a 130 inocentes e hirió a otros 350 la noche del 13 de noviembre, castigándolos por el solo hecho de vivir en París como parisinos.

La fuerza de la estupidez. “Construiré un muro en la frontera con México y se lo haré pagar a los mexicanos” y otras frases que sería más fácil calificar de demenciales, si no fuera porque lo han catapultado a encabezar las encuestas preelectorales, son las que usa Donald Trump para abrirse camino en las primarias republicanas de EEUU con la intención de alcanzar la Casa Blanca. Este país que suele castigar las actitudes abiertamente racistas, esta vez premia al empresario inmobiliario con un impulso que asusta incluso a la derecha más rancia y conservadora. Detallito: las solicitudes de entrada al infame Ku Klux Klan se han incrementado notoriamente desde la aparición de Trump en la palestra política. Para su descargo, habrá que subrayar lo poco rescatables que son sus contendientes republicanos, entre creacionistas, hijos de inmigrantes que se oponen a la migración y negacionistas del cambio climático. Estados Unidos cierra con oprobio un año en el que ha contabilizado tantas masacres por armas de fuego como días hubo en el calendario, sin intención alguna de establecer controles y regulaciones sobre su gran vicio nacional.

La fuerza de una imagen. El cuerpo de Aylan Kurdi, de 3 años, yace sin vida en una playa de Turquía. Ya no es uno más de los miles que el Mediterráneo se ha tragado. Se ha vuelto el símbolo del mayor éxodo humano en Europa desde el fin de la segunda gran guerra. Se ha vuelto el espejo en el que la raza humana no quiere mirarse: la vergüenza de que dejemos morir a un niño, a un pueblo, negándole el muy humano derecho de escapar de donde su vida corre peligro. 18 mil voces ya sin voz reclaman el fin de una guerra que nadie tiene la decisión de acabar.

La fuerza de la razón. Por 14 votos a 2, el Tribunal Internacional de La Haya dice “sí, hay asuntos pendientes entre Chile y Bolivia, sí, me declaro competente para tratarlos”. El país festeja aunque no sabe exactamente qué festejar. Se alegra con mesura, pero se alegra. Nuestro emisario es invitado a hablar del tema en la televisión chilena y hace una defensa que más parece una goleada, un manejo conceptual brillante que reafirma la fuerza de una idea tan simple como difícil de llevar a cabo: queremos volver a nuestra cualidad marítima. Queremos hacerlo dialogando.

Hallamos fuerza en muchas cosas de la naturaleza, en la misma naturaleza humana cuando se propone alcanzar grandes metas. Omito en estas líneas muchos eventos y acontecimientos relevantes del año que termina pero anoto los que a este servidor le han marcado con energía propia. Que ese mismo impulso nos lleve a conducir los destinos de 2016 con fuerza pero con sabiduría.

Interjecciones
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Evaluando el 2015 con Madiba

Uno empieza el año pensando que será largo y sin darse cuenta ya está escribiendo la evaluación del mismo. Para hacer esta rememoración, utilizaré algunos de los principios que Nelson Mandela (Madiba) dejó como legados de su liderazgo.

1. “Objetividad en el actuar, nunca dejes una idea al aire, piensa, analiza, aterriza y ejecuta”. Debido a la polarización y a la lógica amigo-enemigo en que estamos enfrascados los bolivianos, se hace muy difícil actuar con total objetividad. Las circunstancias, signadas por la indefensión institucional, llevan y hasta obligan a poner la cara en favor o en contra de algo. Cada vez son menos, los dedos de una mano sobran, las instituciones que protejan al ciudadano que se anima a expresar su punto de vista disidente. La judicialización es una espada de Damocles. De tal manera que todos aquellos que se animan a hacer opinión pública deben moverse entre decir tantas generalidades que no dicen nada o indagar con más incisión. Los primeros tienen espacios de sobra. Los segundos, como Amalia Pando, no les quedan otra que dejar la pega y tomar posición. Mantener la objetividad en una sociedad sin instituciones creíbles, fuertes y autónomas es muy, muy difícil. En todo caso, esto de tomar posición sobre un tema o problemática que afecta a la sociedad en su conjunto no debería ser tomado como falta de objetividad, sino como la opción por la búsqueda del bien común. Es tan importante tomar partido por el combate a la pobreza como por la calidad de la democracia. La objetividad no quiere decir “amarillismo”, acomodadizo facilón y conservante de mi pega y privilegios. La indiferencia y el “hacerse los locos” ante determinados temas es una irresponsabilidad personal injustificable. En todo caso lo que sí se debe tomar en cuenta son las formas de hacerlo, porque queriendo combatir la indiferencia y la apatía tendemos a convertirnos en intolerantes activistas de un credo o una fe casi religiosa. 

2. “No creer en la inmediatez, los objetivos se dan a largo plazo”. El día a día nos agobia tanto que por solo ver los arboles no vemos el bosque. Todo es urgente, todo es para hoy. Nos falta pensar, planificar y actuar a largo plazo. Esta es una carencia personal y colectiva que frustra muchas acciones individuales y sociales. La mentalidad extractivista y feudal forma parte de nuestra matriz histórica porque guía nuestro accionar marcado por el ganar y disfrutar hoy, porque el futuro es incierto: “y si mañana me muero?” es la demoledora contrapregunta del minero cuando le reprochas porqué tira sus ganancias en fiestas y bienes suntuarios no básicos.

 3. “Primero mi pueblo, después los demás”. En alguna ocasión Mandela comentó lo siguiente: “Los verdaderos líderes deben estar dispuestos a sacrificarlo todo por la libertad de su pueblo”. Aquí lléganos al punto de preguntarnos si los bolivianos tenemos un objetivo común que nos una y que sea nuestro norte. Yo creo que no, a excepción del tema de la reivindicación marítima y la selección de futbol, y este es nuestro talón de Aquiles. Todos estamos de acuerdo en generalidades irrefutables como luchar contra pobreza, construir una sociedad más justa, más democrática, más inclusiva, más desarrollada económicamente, etc. Donde fallamos es en el aterrizaje y en las formas de cómo lograrlo. La sobre ideologización y la fuerte tendencia autoritaria presentes en todos nuestros ámbitos de la vida privada y colectiva, nos lleva querer siempre imponer nuestro punto de vista como el único verdadero en contra de los otros. La intolerancia ideológica es una barrera mental que impide la búsqueda de soluciones y acuerdos para problemas comunes.

4. “Nada es blanco o negro. Siempre hay distintas formas para solucionar el problema, lo importante no es hallar una respuesta, sino encontrar la mejor”. Cuando se tiene objetivos comunes por el bien del pueblo, ésta es la mejor recomendación. No se trata de tener la solución, sino de encontrar la mejor. Y para ello debemos partir del principio que todo problema tiene diferentes aristas y, por lo tanto diferentes formas de entender y encontrar soluciones. Lo que quizá para mí es un problema complicado, para otros es más bien algo simple y de fácil solución. Esto amerita por supuesto dejar la sobre ideologización e intolerancia.  

5. “Mantén a tus amigos cerca… a tus enemigos más. Era un estratega nato, sabía que para poder derrotar a su enemigo, la mejor forma de hacerlo era conocerlo, mejor de lo que cualquier persona pudiera hacerlo”. Pues en esto vamos igual de mal. No nos gusta oírnos porque estamos seguros que nuestros prejuicios ideologizados nos pintan en genio y figura a las personas. Es un pecado ver dialogar a un masista con un opositor y al revés también. La ideología, en estos términos, no es una forma de pensar y ver el mundo, sino una forma de seleccionar, de segregar. Por lo tanto no es ideología, es un dogma. Y son estos dogmas los que nos impiden dialogar entre diversos, encontrar soluciones entre todos, para todos.

Como se verá, quedan para el 2016 los desafíos que no pudimos cumplir o cumplimos en parte este 2015 que, en lo personal, me ayudó mucho a cuestionar mi forma de pensar y actuar en relación a los otros y a acercarme cada vez más al pensamiento mandeliano de Madiba. Me despido hasta el lunes 11 de enero. Feliz año 2016.

Ivan Arias Duran

Ciudadano de la Republica Plurinacionla de Bolivia

Serotonina
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