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El pueblo elegido de Dios

Los judíos dicen que son el pueblo elegido de Dios. Una consideración que sabemos por la historia occidental. Pero Dios tiene que estar arrepentido de su elección. Pues si es así, no creo, ha elegido a un pueblo criminal e impune. Ha elegido a un pueblo que sólo sabe de venganza y sangre. Todo lo demás es maquillaje muy al estilo de la civilización occidental.

Por los sionistas judíos sabemos hoy que Dios no importa, cuando de sangre y venganza se trata. Nos demuestran también que su religión sólo es un circo, para desahogar sus instintos criminales, para desahogar sus enormes pecados sangrientos. Dios es sólo su excusa para ejecutar sus sanguinarios deseos de sentirse elegidos de Dios.

En estas coyunturas mundiales de desastre total, desadaptados sociales y criminales de Estado son los que más rezan y nombran a Dios. Nada raro, es la constante como sabemos por experiencia de la colonización y sus posteriores resultados religiosos. Dios, en estos tiempos, es la excusa perfecta de la criminalidad y la impunidad. Son tiempos donde se ha vaciado totalmente el sentido de Dios, cualquier criminal y corrupto nombra a Dios sin ningún tapujo, como lo vemos en las concentraciones políticas de las elecciones estadounidenses. Por el sur del mundo es lo mismo.

Pues sí, Dios es la excusa para todo en estos tiempos sin sentido. Los judíos son el ejemplo total de este sin sentido de las religiones, sobre todo en la civilización occidental. Además, las crisis terribles del catolicismo por todo el mundo (abusos sexuales a niños y niñas), ahonda todavía más el sentimiento hacia las religiones. En un mundo ensangrentado y destruido, las consciencias religiosas ya no tienen a dónde acudir.

Hace pocos días murió el padre Gustavo Gutiérrez, un peruano de avanzada que planteó a finales de los años 60 del anterior siglo, la Teología de la Liberación. Una propuesta para cambiar la doctrina de la religión católica. Pero los poderes del mundo, desde el Vaticano y Washington, le combatieron por el miedo enfermizo al comunismo. No dejaron que esa propuesta totalmente latinoamericana, tenga alcances mundiales ni siquiera regionales. Porque la religión también es política.

Las religiosidades ancestrales, intentan reponerse de siglos de clandestinidad y destrucción; aunque todavía en procesos de reconstrucción, ojalá tengan mejor destino para estos tiempos turbulentos y sin ley. Desde tiempos inmemoriales, los humanos buscan algún refugio sentimental, cuando los poderes del mundo sólo siembran de destrucción y maldad.

En definitiva, la religión tiene su papel e importancia en todas las culturas. Es también una parte del rostro de todas las culturas. Y puede servir para manipular y tergiversar desde el poder, poniéndose al servicio de intereses oscuros, como es el caso de los judíos.

Cierto, en tiempos de crisis, sangrientos y turbulentos, los humanos buscan refugios que puedan apaciguar en algo al sentimiento de inseguridad, al sentimiento de abandono y soledad existencial. Cuando no hay respuestas de nadie a las necesidades económicas, a las necesidades laborales. Sobre todo, a respuestas ante tanta impunidad de señores de la guerra, que destruyen absolutamente toda posibilidad de esperanzas en la existencia humana. Las religiones son un refugio en la turbulencia humana.

En estoy tiempos de egoísmo extremo, de destrucción de los valores éticos y morales por todo el mundo, de desánimo generalizado ante el avance de la corrupción y el descrédito total del ejercicio político, las religiones se convierten en el único escape y desahogo mental para al menos soñar con algo de esperanza. En buena medida, las religiones siguen sirviendo como refugio y escape ante la ausencia de respuestas humanas.

Pueblos destruidos y humillados como el Palestino, tienen que estar rezando a sus Dioses para ver si tienen respuestas, pues los humanos como los judíos sólo ven sed de venganza y muerte. Y los poderes establecidos como las NNUU no sirven para absolutamente nada, sino como resortes de los más poderosos, que en esta coyuntura son los sionistas de Washington.

En definitiva, el misterio de la existencia de los Dioses seguirá siendo un acompañante de nuestra existencia humana. Jamás lo resolveremos; pero seguirá teniendo sentido si es que esas fuerzas misteriosas sean realmente bondadosas. Es decir, que ayuden a restablecer los equilibrios humanos hacia el bien, hacia el respeto de culturas, hacia el restablecimiento de valores universales, que siguen siendo el baluarte de los sentidos positivos de la vida.

Hoy por hoy la devaluación y prostitución de la palabra Dios, en boca de criminales y corruptos, es sencillamente una afrenta a la humanidad. Una afrenta a la búsqueda de sentido, del Vivir Bien en la tierra, en esta vida. Una afrenta a los Mandela, a los Mujica, a los Gandhi, a los Espinal que han dado sus vidas por el bien de la humanidad.

Dios tiene que estar muy dolido y arrepentido de su “pueblo elegido”. No son precisamente un ejemplo de amor y paz. De convivencia y armonía humana, sino todo lo contrario. Son los criminales e impunes más atroces de la historia humana.

Opinión
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Alegoría al triunfo del 31 de octubre

El 31 de octubre de 1952, cuando en los campos de María Barzola, allá en Catavi, donde el proletariado minero, dio el ejemplo más importante del siglo XX a la historia de Bolivia, respecto de amar a la Patria, respecto de entregar riqueza a la Nación. Después de muchos años de sacrificios, de muerte y sangre. Pero la ingenuidad y la pureza del proletariado fue la enorme confianza, como error, de entregar esa victoria a la burocracia pequeño burguesa. Burocracia que boicoteará desde el primer día de la nacionalización, pues las burocracias de todos los tiempos no creen en Bolivia.

Ese hecho apoteósico de la nacionalización de la minería, permitió a la Nación por fin entrar al siglo XX para aspirar al menos a algo de desarrollo, algo de integración nacional en un país siempre desmembrado en espíritu y geografía. Ese hecho que fue obra y hechura del proletariado en armas, jamás fue entendido por las burocracias antinacionales; aunque con los discursos revolucionarios de moda y con los oportunismos a cuestas, en todos los tiempos.

Fue esa burocracia antinacional en espíritu y cuerpo, que entregó la minería a las fauces del imperio y los intereses transnacionales, como el Plan Triangular. Como artilugio conocido, los revolucionarios de escritorio de aquel momento, es decir los burócratas, culparon a los obreros de las quiebras, de las bajas en la producción, para las justificaciones de las intervenciones extranjeras. Como siempre, los que pagaron con sus vidas y fuentes laborales fueron las bases, los obreros de base y sus familias. Historia ya conocida en la impunidad de los actos burocráticos.

Sin embargo, la historia ya había cambiado para siempre con ese hecho apoteósico. Incluso los gobiernos fascistas de las dictaduras se beneficiaron de la minería y la nacionalización. Ese glorioso hecho como ejemplo del proletariado minero no debe ser olvidado, debe ser recordado por las generaciones jóvenes precisamente como ejemplo.

También, por justicia histórica, debemos recordar a los cientos y quizás miles de muertos mineros. Muchos de ellos junto a sus familias. La gran mayoría anónimos, sin que la historia les haya dado un lugar en los libros de  historia o los folletos de los partidos políticos. Esos muertos anónimos y sus enormes sacrificios, son el sentido más importante de la nacionalización de la minería.

En estos momentos de crisis estructural de nuestra Patria, la nacionalización del 31 de octubre de 1952, debe seguir siendo un ejemplo de cómo hacer Patria. Recordando a ese proletariado minero que lo entregó todo por el país, por la Nación. Aunque después fue traicionado y olvidado en 1985.

GLORIA AL PROLETARIADO MINERO DEL 52 !!!

GLORIA A LA NACIONALIZACIÓN DE LA MINERÍA DEL 31 DE OCTUBRE DE 1952 !!!

GLORIA A LOS MUERTOS Y SACRIFICADOS POR LA MINERÍA NACIONAL !!!

Opinión
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Cualquiera sea el motivo y cualquiera sea el bloqueador…

¿Está Ud. de acuerdo que en una familia los hermanos hablen de sus aspiraciones y discutan sus diferencias, pero que no se agredan para solucionar un conflicto o imponer una pretensión, pues ello consagraría la “ley del más fuerte”? ¿Quiénes deben evitar que se produzca tal exceso? Naturalmente, los padres, en especial, el padre de familia, cumpliendo y haciendo cumplir ciertas normas de conducta a fin de vivir en paz. Exactamente igual debe ser a nivel de un país. 

El derecho a protestar no debería equivaler a bloquear, aunque no se lo entiende así. Se puede reclamar, ningún problema con ello, pero este acto debe ser pacífico y respetuoso de las normas de conducta social establecidas para garantizar la pacífica convivencia entre ricos y pobres, blancos y cobrizos, moros y cristianos, citadinos y campesinos, etc., ya que ante la ley todos somos iguales, y, cuando la ley es pareja, nadie se queja. 

El derecho a la protesta tiene que ver con la libre expresión cuyo ejercicio está estipulado en la Constitución Política del Estado (CPE) en sus Arts. 21 y 106; pero, la Carta Magna garantiza también otros derechos ciudadanos como la libre circulación, en su Art. 21, y el derecho al trabajo, en el Art. 46, de ahí que, si de la protesta no se pasa a la propuesta, sino más bien a acciones que implican violencia, como el bloquear, se incumple tal requisito. 

Imposible hablar de un “bloqueo pacífico” cuando se impide el libre tránsito y, al valerse de piedras, ramas, tierra y otros, para cortar una calle, un camino, una carretera, etc., se provoca toda clase de pérdidas, violentando así el derecho inalienable de los ciudadanos a vivir en paz, a circular con seguridad y a trabajar para poder ganarse el pan de cada día. 

¿Se imagina que en una familia un hermano bloquee “pacíficamente” la salida del dormitorio de su hermano, impidiéndole ir a estudiar o trabajar? ¿Que una hermana decida bloquear el refrigerador, provocando que sus hermanos sufran de hambre? Peor aún… ¿Qué si un hermano cierra con llave la puerta de entrada para que los demás no puedan ingresar y deban estar a la intemperie día y noche? ¿Qué pasaría, si una hermana decide apoderarse del botiquín para que sus hermanos no puedan tomar sus medicinas? ¿No romperían tales actitudes las normas familiares y provocarían duras reacciones de los afectados? Si los padres no imponen el orden a tiempo, el enfrentamiento entre hermanos será inevitable, e incluso los propios padres podrían ser afrentados por los infractores. 

Lo mismo pasa en un país donde unos pocos bloqueadores perjudican a muchísima gente. 

¿Cuántos bloqueadores hay en los puntos de conflicto? Que yo sepa, no son millones, ni cientos de miles quienes participan, no llegan a decenas de miles, ni siquiera son cientos o decenas los bloqueadores en un solo punto; en realidad, no pasan de unos cuantos que en muchos casos son obligados y en otros pagados; que, por consiga o por estar alcoholizados, sus códigos de conducta no condicen con el del ciudadano de a pie, por lo que, en su ignorancia o temeridad, son aviesos y violentos en su accionar, frente a la pacífica población que lo único que desea es vivir en paz, trabajar y progresar. 

El problema es que -ante la permisividad o inefectividad de quienes solemnemente juraron cumplir y hacer cumplir las leyes, al asumir las altas responsabilidades de administrar el Estado y velar por el cumplimiento de las garantías constitucionales- de prolongarse los bloqueos, ante la profundización de los daños, los conflictos puedan degenerar, como ocurre en una familia donde los afectados se defienden ante una agresión, y se haga justicia por mano propia, y sobrevenga el caos. 

El Código Penal boliviano prevé cárcel de dos a ocho años para quien impidiere, perturbare o pusiere en peligro la seguridad o la regularidad de los transportes públicos, eso dice la norma para la pacífica convivencia, pero cuando la autoridad no actúa, la permisividad promueve una indeseada “cultura del bloqueo”, donde prima la “ley del más fuerte”. 

Los productores agropecuarios, madereros, industriales, exportadores, importadores, transportistas, comerciantes, prestadores de servicios, entre otros, lo único que demandan es seguridad jurídica y paz social para invertir, producir, comerciar, exportar, importar, recibir turistas, prestar servicios, para con ello generar empleos e ingresos para las familias, y divisas e impuestos para el Estado. ¿Será que eso es pedir demasiado? 

En una reciente conferencia de prensa, el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE) reiteró su pública posición de que “todo bloqueo, cualquiera sea el motivo y cualquiera sea el bloqueador, literalmente, bloquea la posibilidad de un mayor desarrollo del país” y quien sufre las consecuencias es el ciudadano de a pie, por la imposibilidad de parar una crisis en curso; la afectación a una mayor recuperación económica, y el deterioro de la imagen-país, al mostrar que aquí se impone la razón de la fuerza, en vez de la fuerza de la razón.

Buscando la verdad
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La izquierda tradicional fuera de la historia

 En Bolivia hay una izquierda tradicional, burguesa, de manual, e intelectualmente burocrática. Repiten de memoria a Lenin y sus obras, repiten de memoria a los clásicos del marxismo; pero jamás entendieron la historia de este país. Jamás hicieron investigaciones de nuestras realidades, sino imponer a martillazos a los clásicos del marxismo a nuestras realidades. Es decir, totalmente ortodoxos sin ápice alguno de realizar al menos algo de heterodoxia. Esa izquierda, en el fondo, siempre coincide con la derecha y el imperio en contra de nuestro país.

Los espacios democráticos son demasiado importantes. Siempre fueron conquistados por los más pobres y con su sangre, con sus enormes sacrificios. En cambio, la izquierda tradicional siempre busca la revolución considerando  la democracia sólo un espacio burgués, como en los manuales de Lenin o Troski. Para esta izquierda destruir la democracia daría lugar a la revolución con el pueblo en las calles. Ni siquiera la experiencia reciente (UDP y 2019) les enseña en algo de nuestra realidad.

Hoy, otra vez, esa izquierda tradicional utiliza a compañeros campesinos en esas interpretaciones de manual de escritorio. Además, con vulgares y nefastos intereses personales, están con el objetivo de destruir la democracia que tenemos. Sueñan en la revolución de escritorio; pero la historia nos ha demostrado que es lo contrario. Con estas derrotas, esta izquierda entrega a la derecha en bandeja de plata el poder, sobre el cadáver y sacrificio del pueblo. Después, muy cómodamente, culpan de sus errores al imperio.

Tenemos que estar atentos a estos movimientos de esa izquierda tradicional, que por enésima vez están destruyendo un espacio democrático de manera irresponsable. No les interesa la sangre, no les interesa instrumentalizar a sectores sociales. No les interesa el diálogo o generar espacios de consensos. Sólo valen sus manuales ya superados por la historia mundial, frente a la sangre y el sacrificio de las bases.

Estos mismos errores se cometieron el año 1970. Cuando esta izquierda le enfrentó al general Torres, el general del pueblo. Para esta izquierda Torres era sólo un burgués (el renegado Kerenski del manual revolucionario) y había que destruirlo para hacer la revolución. Los resultados de ese infantilismo izquierdista fue el regreso del fascismo con Banzer. El pueblo se tragó siete años de cruel y sangrienta dictadura, hasta recuperar la democracia años después, con enormes sacrificios sociales del pueblo.

Esta misma izquierda cometió otra vez, graves errores durante el gobierno de la UDP (1982-1985). Con esas mismas interpretaciones de manual le combatieron al Dr. Siles, como a Torres, en nombre de la revolución de manual. Le ahogaron con paros indefinidos de los mismos mineros, le ahogaron porque Siles sólo era un burgués. Destruyeron ese espacio que nacía con ilusiones gracias al sacrificio del pueblo, para después salir derrotados entregando el poder al neoliberalismo. Sacrificaron a los mineros en sus intereses personales y de manual. Destruyeron al movimiento minero. Por supuesto, que sus errores eran por culpa del imperio.

Estos aspectos son demasiado importantes. Porque son errores de la izquierda tradicional, de escritorio y burgués, que nos llevan siempre a derrotas y nunca a triunfos. Sus interpretaciones personales y de manual, jamás coincidieron con los movimientos de la historia de Bolivia. Estos burguesitos, además, siempre salen ilesos con sus  hijos estudiando en el extranjero y sus cuentas en bancos totalmente saneados. No se hacen investigaciones de estos asuntos; lo sabemos por la sabiduría popular.

En estos momentos de nuestra historia, el pueblo está en las calles, enfrentados entre sí, por culpa de esta izquierda tradicional. No les interesa nada, sus discursos son los de siempre: pelean a nombre del pueblo. Como en 1970 contra Torres y en la UDP contra Siles. Los muertos son solo contabilidad revolucionaria, colaterales del sacrificio revolucionario. Y nada más. Nuestra historia está llena de cementerios por errores de esta izquierda: burguesa y de escritorio revolucionario.

En realidad, esta izquierda es parte del colonialismo interno. De eso tampoco tenemos investigaciones sino ensayos importantes de algunos pensadores bolivianos. Hoy somos testigos otra vez de estos irresponsables ensayos politiqueros, sacrificando al pueblo en esos intereses que conocemos desde siempre. El imperio sólo es expectante desde el balcón, esperando que termine el show de esta izquierda, para golpear después como yapa.

Otra izquierda por supuesto que es posible. Pero debemos descolonizar a la izquierda tradicional, de  manual, de escritorio y teoría ajena a nuestras realidades. Que no tiene investigaciones básicas de nuestras realidades, que no tiene sistematizaciones de nuestra propia historia. Sino copias y calcas de otras realidades total y absolutamente distintas de nuestras realidades.

Es cierto que tienen fuerza, gracias a los pobres que son la inmensa mayoría de este país. Que cierto si escuchan que les puede liberar, pues aceptarán cualquier sacrificio en consecuencia. Desde siempre los discursos revolucionarios, de la izquierda tradicional, son aquellos de la sierra maestra o los días de octubre rojo de Rusia. De realidades distintas, con situaciones sociales distintas y culturas distintas. En definitiva, de historias distintas.

Todos los cambios que se han realizado, en favor de los marginados y proletariados, en este país ha sido obra de los mismos pobres y marginados. No de iluminados, mesiánicos o burócratas de escritorio, que siempre se han equivocado y llevado al desastre al país. Hoy se nota que nada han aprendido de la historia. Absolutamente nada.

Opinión
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Sobre llovido regreso conservador y totalitario

Por todo el mundo está sucediendo algo impensable sólo hace unos 20 años atrás. El retorno de mentalidades conservadoras y totalmente tradicionalistas, intentando enterrar todo lo avanzado en derechos básicos, en derechos políticos, en derechos laborales. Las excusas son variadas, desde los fracasos de los gobiernos de izquierda hasta el desorden total en las instituciones, estatales y privadas, en el mundo. Es un regreso a mentalidades que se suponían ya superadas y enterradas en la historia.

Este regreso de lo más conservador y retrógrado, no tiene fronteras ni culturas. Está sucediendo en Estados Unidos, como en Bolivia. Las razones ciertamente son distintas; pero increíblemente los parecidos son asombrosos. Ambientes donde los caudillos se sienten atraídos, necesarios y totalitariamente urgentes. En pocos días tendrán un examen como sociedad en los Estados Unidos. Prácticamente se jugarán el destino de su democracia, pues tendrán que elegir entre el brutal caudillo anglosajón Trump y una mujer del partido demócrata.

Si bien el partido demócrata norteamericano, no es precisamente la esperanza o la alternativa para un mundo mejor, al menos es en lo tradicional un muro a locuras como Trump. Este caudillo gringo representa a lo más racista y xenófobo, que no cree en democracia alguna sino en la imposición del poder total sobre el mundo. Es la reencarnación de Calígula o Hitler, en un país con las tecnologías y ciencias de punta al servicio de las industrias de la muerte: armas y bancos.

Lo que sucede en el mundo, no lo habían previsto ni lo más visionarios de películas de ciencia ficción. Enfermos mentales vistos por la sociedad como gobernantes. Ignorantes vistos como ejemplos para las instituciones. Desequilibrados psicológicos elegidos democráticamente. Las excusas son de las más diversas, desde los fracasos políticos hasta los desencantos por los avances de derechos sociales, como en el tema de género, que han provocado estupor en sectores conservadores de todas las sociedades.

Lo cierto es que tenemos en marcha una restauración de las mentalidades conservadoras. Hechos que no tienen ideologías concretas; son mezclas complejas en la pelea por el poder y el manejo de la cosa pública por todo el mundo. El Estado se convierte en la codicia más requerida, pues la corrupción es la compañera ideal de estas mentalidades.

Es cierto que la profunda crisis de valores, que produce enfermos mentales colectivos, sea probablemente una de las raíces más importantes de esta destrucción institucional mundial. Valores que al parecer ya no significan nada, en sentido ético y moral, en un mundo que corre hacia al abismo del azar y la desinstitucionalización total. Dejando las puertas abiertas a caudillos que se sienten dioses o mitos, para comandar orden y restauración social.

El peligro enorme de todo esto es dejar, por las masas inconscientes en su desesperación, en manos de desequilibrados y depravados la gestión de los Estados. Eso estamos viendo en Estados Unidos. Una clara muestra de la degradación total al que el imperio ha llegado, ni siquiera en tiempos de Calígula se dio semejante degradación social e institucional.

Por el tercer mundo también padecemos dichas enfermedades, colectivas e individuales. Enumerar países y supuestos líderes pues nos haría gastar hojas y hojas. Lo terrible es que en nuestro caso, donde las oportunidades económicas no existen y la miseria es un fenómeno normal y cotidiano, donde nuestras instituciones brillan en su mediocridad y lentitud colonial, los caudillos aumentan la tragedia y el sufrimiento de millones de habitantes.

Sobre llovido mojado, la restauración conservadora está a la vuelta de la esquina. Las masas cansadas y desesperadas por la ausencia de trabajo y el hambre, llevarán a cualquier ignorante que prometa cielo y tierra en esas cegueras tercermundistas ya conocidas, incluso por la literatura en América Latina. Como en los Estados Unidos, las paradojas son parecidas a pesar de las distintas condiciones sociales y económicas.

En esto cruciales momentos, sólo nos queda fortalecer los tejidos sociales de nuestros pueblos y ciudades. Mussolini y Hitler a su turno precisamente aprovecharon la debilidad de los tejidos sociales, su desorganización, para encumbrarse en el poder y luego destruir sus países junto al mundo. Aprovecharon el hambre y la miseria de sus países. Todo lo demás ya lo conocemos por la historia mundial.

Esos personajes siniestros de la historia están de retorno. En otros momentos y coyunturas históricas; pero con parecidas circunstancias económicas y sociales. Hitler como Mussolini eran de clases bajas y miserables; pues no son las clases ni las ideologías las que garantizan nada. Son los momentos y sus desequilibrios sociales los que conducen a la locura humana. Peligrosamente estamos pasando por esos desequilibrios sociales por todo el mundo, que nos están llevando otra vez a cometer errores que suponíamos ya estaban superados.

Sobre llovido, las nuevas generaciones no activan a sus líderes y pues los escenarios de la historia empeoran hacia lo negativo: lo viejo tampoco es garantía ética ni moral por todo el mundo.

Opinión
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Los muertos vivientes

Empiezan otra vez a resurgir en la palestra política, los muertos vivientes de la política boliviana. Tuto Quiroga y Doria Medina, como capitanes de esa especie extinta pero que no se extingue, creen que otra vez llega su oportunidad de entrar a la historia de este país, por la puerta grande. Jamás aportaron en nada a las ideas de la política, jamás lo harán; pero por alguna razón estúpida necesitan estar en la palestra. No entienden este país, y no entenderán nunca sino a partir de sus gafas de clases altas sin ubicación alguna.

Estos especímenes aparecieron por última vez en los acontecimientos de 2019. Le utilizaron a la Añez, hasta quemarla totalmente en la cárcel. Luego desaparecieron otra vez. Hasta esperar otra oportunidad oportunista. Hoy aparecieron y empiezan a repetir su repertorio de salvadores de la Patria, desde su liberalismo oscuro y poco comprensible incluso para sus propias especies, o clases sociales.

No vale la pena ni siquiera el de situarles como sirvientes del impero, sitial que se encargarán de recordarles sus primos hermanos de las izquierdas latinas blancoides. Lo que sí debemos subrayar es su anecdótica forma de hacer política, en un país donde la pobreza y la miseria son pasto de la cotidianidad, estos señoriales sueñan en el progreso y desarrollo desmedido para que la riqueza chorree de sus mesas a la boca de los pobres. Pues ellos son tan caudillos como a los que critican.

Lamentablemente el tiempo en este país muchas veces no pasa factura. La memoria es corta y el mismo pueblo olvida aquellos acontecimientos pasados, que hirieron y destruyeron al país. Aquella época del neoliberalismo ya está olvidado. Aquella época pasada donde los caudillos de derecha se farreaban el país, en medio de miseria y pobreza de las inmensas mayorías. Caudillos que destruyeron la minería nacionalizada, siempre en nombre de las ganancias y el triunfo del liberalismo anglosajón.

Por supuesto que los pobres son los primeros en exigir creación de riqueza, quizás no de las maneras tradicionales como quisieran los señoriales. La vendedora de pastillas en cualquier esquina de nuestras calles, los niños pobres vendiendo de todo, los jóvenes vendiendo de todo a falta de oportunidades en todos los tiempos y en todas las ideologías de nuestra historia, pues están exigiendo creación de riqueza. No necesitan teorizar o escribir libros, sino las acciones que el hambre y la miseria les exige.

Por supuesto que a estas alturas del partido, descubrir que necesitamos empresas productivas en todos los campos posibles, es solamente repetir repertorios de café cuando las necesidades son inmensas y los jóvenes no tienen espacios donde trabajar. Los municipios tampoco son aquellos espacios de oportunidades, sino traslado de la burocracia brutal con todas sus enfermedades mentales.

Pero los muertos vivientes del neoliberalismo boliviano se empeñarán en mostrarse, con ungüentos postmodernos, como los alternativos para estas épocas complejas, desde sus caudillismos blancoides y absolutamente fuera de foco de las historias de este país.

Probablemente también se ofrezcan a ser representantes de Milei o Bolsonaro. A estos señoriales siempre les faltó autoestima nacional. Eso sí deviene desde enfermedades del siglo XVI. Comportamientos coloniales que no dejan de ser acompañantes, en ausencia de sentido nacional y boliviano. Incluso rezarán para la victoria del aspirante a emperador: el caudillo gringo Trump.

Pues sí, los muertos vivientes del neoliberalismo criollo boliviano están de vuelta. Ni la vergüenza del paso del tiempo les asecha, ni la falta de ideas, y la total ausencia de referencias teóricas respecto de lo que tenemos por discutir hoy en Bolivia. Nada de eso les interesa, sino la bronca oculta de todos estos años de fracasos, de rotundos fracasos políticos y traiciones al país, pues prometieron ser la diferencia y sólo fueron la otra porquería.

Cómo se extraña la ausencia de nuevos liderazgos, jóvenes voces de las necesidades actuales. De los sueños actuales, de las ideas actuales. De las utopías actuales. Seguimos arrastrando voces de muertos vivientes, que sólo insultan al alma de los pueblos por todos los resultados nefastos hasta hoy. Es una ausencia que duele mucho, que hiere hasta el fondo mismo de nuestro ser. Esa es nuestra dura realidad que se siente en la piel de la política boliviana.

Dicen que la esperanza es lo último que se pierde. Ojalá despierten los jóvenes, las voces a quiénes les toca por justicia ordenar y reordenar esta Patria. El hambre y la miseria cunden al son de la miseria mental de los muertos vivientes. Ojalá las necesidades de liderazgos obliguen a las nuevas generaciones a reaccionar por esa necesidad Nacional.

Siempre estamos hablando y repitiendo como loros de nuestras potencialidades, casi nunca cumplimos con esa tierra prometida. Cansa esa sensación de problemas y problemas, sin nunca descansar con el país tranquilo y en paz, caminando en la senda precisamente del desarrollo con el presente y el futuro asegurado. ¿Algún día?

Opinión
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¡Los Premios Nobel de Economía 2024 nos dieron la razón!

No se imaginan la satisfacción con la que escribo esta columna, en momentos cuando aún hay quienes pretenden tapar el sol con un dedo, para negar lo que la evidencia histórica y estadística confirma, que el Modelo de Desarrollo Cruceño existe, y es exitoso. 

La Real Academia de las Ciencias de Suecia, que cada año otorga el más preciado galardón internacional distinguiendo a los que sobresalen por su contribución a la Humanidad con investigaciones o descubrimientos, acaba de premiar a tres destacados economistas: James A. Robinson de la Universidad de Chicago y a Daron Acemoglu y Simon Johnson del Instituto Tecnológico de Massachusetts. 

El Premio Nobel de Economía 2024 fue adjudicado a estos profesionales, por demostrar con sus estudios, cómo es que se forman las instituciones y cómo la calidad de éstas afectan a la prosperidad, ayudando a comprender por qué algunas naciones prosperan y otras no, para lo cual idearon dos categorías de instituciones, las inclusivas y las extractivas, como constatación de sus estudios teóricos y empíricos. 

Su tesis, sustentada en evidencias históricas y estadísticas, da cuenta que las instituciones inclusivas hacen progresar a la población que goza de éstas, mientras que otras quedan atrapadas en la pobreza con un bajo crecimiento por su instituciones extractivas. Según los autores, las instituciones inclusivas acarrean beneficios de largo plazo para todos, pero las instituciones extractivas sólo devengan beneficios de corto plazo para quienes están cerca del poder, por lo que no hacen mejoras a favor de la población. 

Esta es la brillante explicación del por qué algunos países son ricos y otros pobres, sustentado en sus libros “Por qué fracasan los países” (Acemoglu y Robinson) sobre los orígenes del poder, la prosperidad y la pobreza, y la obra “Poder y progreso” (Acemoglu y Johnson) que aborda la interminable aspiración por la tecnología y la prosperidad. 

“Reducir las enormes diferencias de ingresos entre países es uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo. Los galardonados han demostrado la importancia de las instituciones sociales para lograrlo”, dijo Jakob Svensson, Presidente del Comité del Premio de Ciencias Económicas en una nota de prensa oficial (“Ellos nos han ayudado a comprender las diferencias de la prosperidad entre las naciones”, www.nobelprize.org, 14.10.2024) 

Demostrar la positiva relación entre la calidad de las instituciones sociales y la prosperidad de los países es algo inédito, como también ha sido su gran aporte al conocimiento, el relacionar el crecimiento económico con la calidad de las instituciones políticas. 

Uno de los mejores ejemplos de los investigadores tiene que ver con un estudio comparativo que hicieron con la ciudad de Nogales que, por razones históricas de redefinición de límites, acabó divida en dos: La ciudad de Nogales, en Sonora, México, y la ciudad de Nogales, en Arizona, Estados Unidos, ambas con similitudes culturales y geográficas, pero, por alguna razón, la Nogales del Norte es más próspera que la Nogales del Sur, pese a estar una frente a otra. La diferencia que marcó la diferencia fue la calidad de las instituciones en cada ciudad, en función de propiciar posibilidades de educación, trabajo y la mejora de ingresos. 

Pero… ¿Por qué mi alegría con esta columna? Porque, como economista, me siendo satisfecho por el descubrimiento de los Premios Nobel 2024, ya que lo mismo dijimos en 2021 los autores del libro “Modelo de Desarrollo Cruceño: Factores y valores que explican su éxito”. 

Está fresco aún en mi memoria el recuerdo de las noches de discusión, en agosto de 2021, con los coautores del libro Carlos Hugo Barbery Alpire, Pablo Mendieta Ossio, Oscar Soruco López y mi persona, acompañados de una gran profesional, la Ing. María Esther Peña Cuéllar, que nos ayudó con la revisión de la obra y las conclusiones, discutiendo el rol que tuvieron las instituciones para el vertiginoso desarrollo de Santa Cruz. 

Justamente, Pablo acaba de escribir una desafiante columna que les invito a leer, la tituló, “Por qué fracasa Bolivia (y no Santa Cruz)”, a propósito del Premio Nobel de Economía 2024 (“EL DEBER”, 17.10.2024). 

Y es que, si se cambia los términos que usan los galardonados, de “países” por “regiones”, confirmamos que un factor clave para el desarrollo de Santa Cruz han sido sus instituciones que apuntalaron el espíritu empresarial cruceño desde hace más de 100 años, bajo la forma de Cámaras, Asociaciones, Federaciones, Cooperativas, Comités, etc., con la mira puesta en el desarrollo, frente a una lacerante realidad como sentenció la historiadora Paula Peña Hasbún, en el referido libro: 

“Sin el Estado, a pesar del Estado, contra el Estado y en escasas ocasiones con el Estado, la sociedad cruceña ha construido su presente y planifica su futuro” 

La institucionalidad inclusiva cruceña ha sido, es, y seguirá siendo uno de los cinco factores fundamentales del exitoso Modelo de Desarrollo Cruceño. ¡Los Premios Nobel de Economía 2024 nos dieron la razón!

Buscando la verdad
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Premios Nobeles: un imposible para el tercer mundo

 Esta semana se ha otorgado varios premios nobeles, esos prestigiosos galardones en varias ciencias de punta como la física, matemáticas, química, medicina entre otros. Por supuesto que los galardonados son científicos de las mismas universidades de siempre, de los mismos centros de investigación de siempre. Hay a veces algunas variaciones de países; pero en esencia son los mismos espacios que reciben esos premios. Es imposible que los galardonados sean, al menos alguna vez, de los llamados países del tercer mundo. Las excepciones confirmaron la regla general.

Sería demasiado fácil, muchos utilizan esas excusas para la flojera mental, decir que es parte de la dependencia y los culpables son como siempre los del imperio. Sabemos por cierto que es una realidad contundente. Pero tenemos el enorme desafío de hacer ciencia también por estos lados del mundo, ciencia competitiva y de reales servicios a las necesidades de nuestras naciones.

Nuestras universidades por ahora están tan divorciadas de las realidades, que sólo son espacios de trabajo para miles y miles de profesionales, que pues en general no son científicos. Incluso tan politizadas que los pocos científicos que hay en nuestro país, no trabajan en las universidades. Al respecto nadie dice nada, nadie reflexiona críticamente de estas circunstancias sino de manera marginal, pues la crítica está prohibida por el miedo a perder privilegios y complicidades de trabajo. En fin.

Esa inercia de la dura realidad se traslada de generación en generación, repitiendo hasta las calendas griegas las verdaderas razones de la dependencia y la marginalidad tercermundista. Repitiendo la mediocridad generalizada de nuestras instituciones, de nuestro funcionamiento de maquinaria mediocre y de bajo nivel profesional.

En términos de los avances científicos y tecnológicos, ya estamos en los umbrales de la cuarta y quinta revoluciones industriales científicas; nosotros ni siquiera hemos entrado a la primera, que es el dominio de las fundiciones de acero. Las revoluciones industriales, son productos directos de los avances tecnológicos y educativos. Seguimos balbuceando las primeras palabras del abecedario del siglo XIX. En completo analfabetismo respecto de los avances más radicales, en todas las ciencias de punta.

La dependencia ciertamente es económico histórica; pero también las flojeras mentales y discursos politiqueros de costumbre, es seguir culpando de todos nuestros pecados al imperio, o a sus fantasmas por todos lados. Receta irresponsable y facilona, ante la ineficacia de generar desafíos realmente intelectuales y científicos. Los resultados son elocuentes de quiénes la politiquería es el arte de lo más nefasto, de lo más delincuencial en el mando y gestión de Estado. Derecha e izquierda no tienen ninguna diferencia.

En estas coyunturas complejas del mundo, a pesar de los politiqueros y asesinos que presiden de presidentes, en los países poderosos de occidente, los avances tecnológicos siguen nomás sus ritmos vertiginosos. Hoy la inteligencia artificial es uno de los logros más espectaculares, más fascinantes de las ciencias. Dicen los especialistas que dichos protocolos científicos, serán como el descubrimiento del fuego hace millones de años. Es decir, tan importante que cambiará todo el destino de las ciencias, por tanto de la humanidad. Veremos si estos espectaculares avances, al menos nos empujan a entrar al siglo XX definitivamente: en mente y en la práctica, porque por supuesto que estamos demasiado lejos del siglo XXI en términos de avances científicos.

Lo grave en nuestra Patria son las enfermedades mentales de la politiquería. Todavía atrasada y totalmente al margen de las discusiones más importantes de todas las ciencias. Por supuesto razonar con algún caudillo politiquero es pedir demasiado. Simplemente no se puede razonar, sino balbucear nomenclatura anti científica y anti pedagógica, fuera de toda realidad.

Nunca podremos dar alcance a las universidades de los países del norte. Nunca tendremos premios nobeles. Al menos seamos conscientes que tenemos desafíos complejos, difíciles, en nuestras realidades. Dichos desafíos son nuestros emblemas para hacer ciencia, y responder por tanto a las necesidades de nuestros pueblos, en todos los campos posibles. Y sin ciencia eso es imposible.

Tenemos el desafío de desterrar a la mediocridad como normalidad de nuestras universidades. De nuestras instituciones, sean estatales o privadas. Dar espacio a miles y miles de jóvenes entrenados en todos los campos de la ciencias, para que empiecen a tener experiencia de manejo institucional, científico y tecnológico en todas nuestras instituciones, debería ser el primer paso para cambiar nuestras vetustas y anticuadas maneras de ejercer gestión, que sólo alargamos la agonía del pueblo, que siempre pide soluciones a quiénes supuestamente tienen que dar; pero que jamás reciben nada en sus necesidades cotidianas, en sus necesidades para resolver nuestras terribles complejidades sociales y económicas, de la Bolivia profunda.

El abismo entre países altamente desarrollados y tecnológicos se ensancha cada vez más. Pues el conocimiento es poder. El conocimiento puede ser parte de nuestras estrategias para salir de una vez de la pobreza, de la dependencia. Sin embargo, desterremos también a la politiquería barata y anti nacional: bloqueos de caminos irracionales y brutales, lentitud y burocracia analfabeta y brutal en nuestras instituciones, mediocridad generalizada en todas nuestras entidades bolivianas.

Que las ciencias nos ayuden también a modernizar, en el buen sentido, a la política. Hoy totalmente atrasada  y anti nacional por la ausencia de gente entrenada, capacitada y consciente con la Patria. Poco profesional con los compromisos nacionales, con los compromisos de real cambio de nuestra Bolivia.

Opinión
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Cuando Dios hace posible, lo increíble…

Toda carrera, por más larga que sea la competencia, empieza con un primer paso al que le suceden muchos, que, sumados uno tras otro, al final, puede implicar llegar airoso a la meta. De igual manera, el logro más grande en la vida no se da de la noche a la mañana, lleva tiempo, y suele iniciar con una idea que se convertirá en un sueño que se hará realidad, no sin antes vencer dificultades, lo que dará mayor valor a lo que se consiga. 

Desde hace años, muchos, muchísimos años, soñaba contar a Bolivia una bella historia, sin embargo, no estaba capacitado para ello. Primero, porque no era escritor para armar correctamente la narrativa; segundo, tampoco era un historiador para contar hitos desconocidos para mí; tercero, no era sociólogo o sicólogo para hablar sobre el comportamiento social; cuarto, como economista tampoco tenía la especialidad ni la experiencia necesaria para ello; y, quinto, no tenía el respaldo espiritual suficiente para entender al ser humano. 

Carente de tantas cosas, pude darme por vencido, pero no fue así, decidí dar mis primeros pasos con la mira puesta en cumplir mi objetivo. 

Debo confesar que muchísimas veces lo intenté infructuosamente, es cierto, porque, probablemente no había llegado el tiempo para hacerlo. Así como un niño, empecé a caminar, caí muchas veces, pero Dios siempre me levantó y persistí en el gran deseo de, un día, alcanzar la meta. De que hubo sinsabores en el proceso, por supuesto que sí, pero era más mi deseo de relatar lo hecho por Santa Cruz en beneficio de Bolivia, que no decliné. 

Y así, paso a paso, fui conociendo vivencialmente aspectos intrínsecos de la realidad cruceña, consustanciándome al máximo de su visión y su sentir, sumando hermosas y dolorosas experiencias, también, hasta que finalmente llegó el momento de pasar del dicho al hecho, para lo que sumé capacidades con tres entrañables amigos a quienes convencí de que escribiéramos algo diferente sobre Santa Cruz, cada uno contribuyendo desde su formación y experiencia. Y así fue. 

El 22 de septiembre de 2021, un día inolvidable, la gloriosa Sociedad de Estudios Geográficos e Históricos de Santa Cruz (SEGH-SC), la mismísima institución que emitió el Memorándum de 1904, esta vez, conjuntamente el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), en su calidad de coeditores, pusieron en circulación el inédito libro titulado “Modelo de Desarrollo Cruceño: Factores y valores que explican su éxito” escrito por los economistas Carlos Hugo Barbery Alpire, Gary Antonio Rodríguez Álvarez y Pablo Mendieta Ossio, con el sociólogo Óscar Soruco López (Tumpa). A la primera edición impresa se debió sumar muy rápido una segunda por la alta demanda de la obra. Sin embargo, esa no fue la mejor parte de la historia. Lo mejor, vendría después… 

Conferencias, exposiciones, coloquios y muchos artículos de opinión derivaron de esta contribución teórica que con un lenguaje sencillo, destaca entre otras obras por el tratamiento holístico de la temática, que trasciende lo económico y productivo, y está respaldada por una profusión de datos y cifras que dan pie a la explicación de los 5 factores y 5 valores en los que se sustenta el Modelo de Desarrollo Cruceño. Fue de esta manera que la sucesión de pequeños pasos a lo largo del tiempo culminó con la feliz llegada a la meta. Pero, hay un evento mayor aún que motivó la presente columna, un hito histórico. 

Así como el paso a paso, que dio lugar a la conceptualización del Modelo de Desarrollo Cruceño, como una narrativa de un caso de éxito perfectamente demostrable en tiempo y espacio, aunque no necesariamente replicable por razones objetivas, de igual manera, paso a paso se construyó un récord en cuanto a la cantidad de personas que tuvieron acceso al libro, no solo en físico -que superó los 4.000 ejemplares- sino, también, a la obra en formato digital, muy de moda en nuestros días. ¿Qué fue exactamente lo que pasó? ¡¡¡Dios hizo posible, lo increíble!!! 

A tres años vista de su lanzamiento, el libro “Modelo de Desarrollo Cruceño: Factores y valores que explican su éxito” logró superar la inédita cifra de 1.000.000 de ejemplares digitales descargados gratuitamente por Internet, algo sin parangón en Bolivia, según dicen quienes saben de literatura e historia en el país. 

Y, como toda buena obra tiene su recompensa, dos Reconocimientos públicos fueron anunciados para el 16 de octubre de 2024. El primero, de forma conjunta entre la SEGH-SC y el IBCE, a favor de los coautores del libro por el abordaje histórico, filosófico, socioeconómico, sicológico y espiritual que realizaron; y, el segundo, de parte del Museo de Historia de Santa Cruz, al IBCE y a la SEGH-SC, por el acierto de la obra, por superar el millón de descargas gratuitas vía Internet, y por contribuir al debate en torno al Modelo de Desarrollo Cruceño y a las reflexiones sobre el mismo. 

El libro impreso puede solicitarse a través del portal del IBCE (www.ibce.org.bo), la versión digital se la puede descargar gratis desde: https://bit.ly/3CjmFOr

Buscando la verdad
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La justicia en Bolivia es un asco

Sólo con pena de muerte se podría resolver en algo la podredumbre, el asco, del sistema judicial en Bolivia. El famoso fiscal general debería ser colgado en la plaza Murillo, como ejemplo para los abogansters que abundan en este país. Lo demás son discursos y discursos, como parte del encubrimiento y la impunidad respecto del asco de la justicia boliviana. Esa crisis estructural y brutal de la justicia boliviana, tiene raíces en el tiempo, tiene historia; pero eso es para quienes quieren perder tiempo en un asunto clave para la sobrevivencia de este país.

Por supuesto que es también cierto que las características de los abogansters actuales, son fuentes de investigaciones psicológicas y de patologías impresionantes en sus personalidades, son alucinantes. Serviría para hacer películas de terror y ganarían premios en los shows de Hollywood. Todos conocemos varios ejemplos al respecto. Además, brillan en sus mediocridades intelectuales y profesionales.

En todo caso, como esperanza, hay profesionales del derecho capaces de resucitar el sistema judicial boliviano. Sobre esa base tenemos que soñar en cambiar; al menos resucitar nuestro sistema judicial. Pues el país está en peligro con los actuales aboganters, a la cabeza de quiénes fungen como fiscales o cabezas criminales del sistema judicial. 

Es también necesario insistir en los temas de valores. Valores universales, que son pilares humanos en todas las culturas del mundo. Son los temas éticos y de valores humanos al servicio de la colectividad, de la comunidad. Esos valores están en crisis. Hoy los líderes son  maleantes, asaltantes del poder para beneficiar a sus delincuentes seguidores. Ya no hay líderes con valores éticos, que serán partidarios de cuidar la riqueza de las instituciones, en función de los sectores humildes. Esos valores deben ser restituidos por emergencia, pues son los jóvenes las primeras víctimas de la ausencia de valores: están copiando a los maleantes como ejemplos de comportamiento ejemplar. Es un asco.

Hay que salvar a las nuevas generaciones, a los jóvenes que son los que ven y califican en función de sus valores todos los acontecimientos actuales. Y lo que ven es el asco total del comportamiento de los líderes políticos y judiciales actuales, por supuesto que siempre hay excepciones importantes. Son épocas terribles, de impunidad de los maleantes y de impunidad del sistema judicial que huele a cloaca todo el tiempo.

Sin embargo, una de las cualidades de los tejidos sociales tiene que ser la organización. Sin organización nada es posible en este país. Los maleantes son los primeros organizados. Los tejidos sociales de la sociedad civil están destruidos, están desarticulados y desanimados por todo lo que sucede y todo lo que sucede es malo. Cuando no hay esperanzas en una sociedad, cunde el pánico y nadie quiere ya organizarse: sálvense quien pueda. Es la ley de la selva ideal para que los delincuentes aprovechen en todo.

Es de orden primordial el organizarse en las ciudades. Generar nuevos liderazgos, ojalá de alto nivel en sentido profesional y de visión patriótica. Ojalá con valores humanos y éticos también de alto nivel. Lo que hoy tenemos es una lágrima terrible, sin ideas, sin creatividad, sin capacidad profesional, en definitiva sin patriotismo frente a la Nación.

Lo más terrible es el sistema judicial. Ahí se concentra todo lo malo de la sociedad, todo lo podrido y perverso. En las universidades al parecer les enseñan a robar y delinquir, no a servir al país. En fin. Pero a todas luces es demasiado urgente revertir a esta pervertida justicia, podrida  en todos los sentidos posibles y fuente de corrupción generalizada. Es suficiente ver a Lanchipa, no necesitamos mayores diagnósticos científicos al respecto.

Los millones de bolivianos que no tienen dinero simplemente se olvidan de la justicia. El asco de la justicia requiere de millones de pesos o dólares, para seguir algún caso y buscar justicia. Sino pues todo es a las calendes griegas, que alimenta la corrupción de los aboganters en Bolivia. No existe un espacio para ayudar a las víctimas, no existe. No existe un espacio para dar alguna esperanza en los juicios que se desatan. Lo corrupto se impone todos los días. Y nadie, increíblemente nadie hace nada al respecto.

Insisto, el fiscal general debería ser colgado como ejemplo de justicia comunitaria. Justicia comunitaria boicoteada por los aboganters de todos los gobiernos. Que son parte del sistema estructural corrupto en contra del país, de la Nación y del país profundo.

Lo cierto, objetivamente hablando, es que necesitamos un nuevo sistema judicial. Lo que tenemos hoy es muy peligroso, demasiado peligroso. Este sistema judicial actual está matando el espíritu humano del boliviano. Está destruyendo lo más básico de cualquier sociedad del mundo: su calidad colectiva solidaria. Lo corrupto siempre es individual capitalista. Es demasiado grave para el conjunto de la sociedad.

Necesitamos con urgencia un nuevo sistema judicial. Las nuevas generaciones tienen que comprender la magnitud de esta urgencia. Las generaciones pasadas han fracasado rotundamente en este aspecto. Tomar consciencia que lo más grave, es esta nefasta herencia del podrido sistema judicial.

Opinión
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