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La Miss, el escarnio y la red social

No hace falta que te martirices trepándote a unos zancos que acaben en taco aguja. Tampoco que te vayas al otro extremo y te dejes llevar por la moralina a ras del suelo de los abogados defensores de Miss La Paz; después de Francisco, la competencia se ha puesto dura para los pastores de Dios en la tierra. Basta con que razones un poco.

¿Recién te enteras de que el hombre puede ser despiadado con otro hombre y, todavía más, con una mujer? Yo te pregunto: ¿Por qué el machismo, dominando en todos los ámbitos de la vida, no habría de pavonearse en Facebook? Te pregunto a ti, que no naciste ayer: ¿Recién descubres que la red social es cruel? ¿No te diste cuenta de que en ese ficticio territorio de la realidad nos ponemos todos de acuerdo para ser “buenos” solamente cuando Facebook nos avisa que nuestro “amigo” cumple años?

Si necesitas de un aparato que te recuerde que un amigo está cumpliendo años, algo anda mal. Si al otro lado del planeta una mujer es condenada a decapitar a otra como regalo de bodas y, no muy lejos, un tipo se entretiene matando a un león llamado Cecil, no desentona que medio país se distraiga golpeando virtualmente a una chica por su respuesta dentro de un concurso de belleza cuyos organizadores ganan plata gozando con la incomodidad de ella y otras jovencitas nerviosas y con desórdenes alimenticios.

Pero, no te equivoques: la red social y sus moradores —pertenecientes al reino animal— no están para redimir a nadie, menos en un mundo deshumanizado como el nuestro; ojalá no fuera así. El escarnio forma parte de las leyes no escritas de la red y, estando emparentado con el ingenio, a mí, el de Quevedo por ejemplo, me fascina. Si pretendes “enderezar” la red social capando una de sus partes íntimas, como es el escarnio, no podrás evitar pasar antes por las tumbas de Voltaire y Chaplin y, lo más incómodo del trámite, soportar a este par de atrevidos revolcándose en tus narices.

La mofa —como el humor negro, la ironía o el sarcasmo— utilizada con inteligencia puede ser un arte reservado para pocos. A la “víctima” no le cae nunca bien, por supuesto, y he ahí la paradoja de la genialidad del ser (in)humano, que es capaz de reírse perversamente del dolor ajeno. No deja de ser un arte, sin embargo; que guste o no, es otro cantar. A mí por ejemplo me gusta el fútbol, no... ¡Ay de los abogados defensores de la Miss y su gazmoñería! ¡Vaya pretensión, la suya, de querer privarnos de la burla en la red social nada más que porque en ella se ha enredado un taco aguja!

La reflexión que busca poner en el lugar de la Miss a tu hija, a tu hermana o al femenino cercano que se te ocurra, es moralina pura; aparte de una obviedad igualmente pueril. Admira de todos modos a sus portadores, que desde el fondo de su corazón lanzan salmos al viento para que este mundo cruel reconduzca su vil accionar. Yo sin embargo te sugeriría menos exigencia y más trabajo en casa, para que las próximas generaciones sean mejores que la tuya. Y, entretanto, que no mandes a tu hija al cadalso: está en tus manos evitar que medio país se mofe de ella en la ley de la red social.

Por último, bien lo dijo la colega Mery Vaca: estos concursos no deberían existir porque denigran a la mujer; claro, nuestra Donald Trump no lo permitiría de ningún modo. Yo podría perdonarles la vida siempre y cuando obviasen el testeo de la inteligencia de nadie. A los futbolistas, siguiendo la línea de otra proliferada comparación de los últimos días, no se los juzga por su lenguaje sino por su desempeño futbolístico. Y, Unitel todavía no ha inventado la fórmula para medir la belleza interior.

Dársena de Papel
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Las alternativas del proceso penal y el abuso del procedimiento abreviado

Para abordar el tema, se debe precisar que la Constitución boliviana (art. 117.I), y el Código de Procedimiento Penal vigente (art. 1) establecen claramente que ninguna persona puede ser condenada sin haber sido oída y juzgada previamente en un debido proceso, y nadie sufrirá sanción penal que no haya sido impuesta por autoridad judicial competente en sentencia ejecutoriada, dictada luego de haber sido oído previamente en juicio oral y público, celebrado conforme a la Constitución, las Convenciones y Tratados internacionales vigentes y el mismo Código.

En otras palabras –siguiendo el criterio del profesor William Herrera Añez–, el proceso penal no sólo debe iniciarse, desarrollarse y concluirse conforme a la Constitución -que entre sus normas garantiza la realización de un debido proceso-, sino que al mismo tiempo permite vislumbrar las características y elementos autoritarios o democráticos que pueda tener el sistema procesal penal de un país; así, un Estado Democrático se distingue precisamente por tener un proceso penal democrático donde el ius puniendi se ejerce dentro de los límites que establece el ordenamiento jurídico fundamental.

Por otro lado, el procedimiento penal boliviano también prevé salidas alternativas, que son opciones legales que tiene el Ministerio Público para evitar el juicio oral por motivos de utilidad social, o por razones político-criminales. De ahí que la Ley “Orgánica” del Ministerio Público (arts. 7 y 65) prevé que el Ministerio Público buscará, prioritariamente, la solución del conflicto penal mediante la aplicación de los criterios de oportunidad y demás alternativas previstas en el Código procesal, promoviendo la paz social y privilegiando la persecución de los hechos punibles que afecten gravemente el interés público.

Sin embargo, hay que poner énfasis en que la adopción de las salidas alternativas, tiene carácter excepcional en su aplicación, estando condicionada al cumplimiento de los presupuestos legales, con el objetivo de promover la resolución de los conflictos de un modo más rápido y simple, logrando la pacificación social. Asimismo –dice Herrera–, tiene la finalidad de descongestionar y oxigenar el sistema penal, obtener una resolución eficiente y rápida, abaratar costos procesales, evitar la selección arbitraria de causas y concentrar los esfuerzos en la persecución de los delitos más graves.

Entonces, con la implantación de las salidas alternativas, el legislador pretendía redefinir los intereses del proceso, promoviendo el consenso entre las partes en torno a la idea de reparación o indemnización del daño causado; de ahí que, estas medidas suponen el reconocimiento de nuevas vías de solución que permitan arreglos entre las partes, en determinados casos establecidos en el Código de Procedimiento Penal.

Cabe hacer notar que las salidas alternativas, se fundamentan en los principios de objetividad y probidad que deben presidir todas y cada una de las actuaciones  y decisiones del Ministerio Público, de acuerdo a lo establecido por el artículo 72 del Código, y los artículos 5 y 8 de la citada Ley Orgánica. En este sentido, los fiscales deben tomar en cuenta no sólo las circunstancias que permitan probar la acusación, sino también las que sirvan para disminuir o eximir de responsabilidad al imputado.

Una de las salidas alternativas que reconoce el Código de Procedimiento Penal, es precisamente el procedimiento abreviado (arts. 373-374), que tiene la finalidad de simplificar el procedimiento, permitiendo obtener una solución rápida al conflicto.

En efecto, el artículo 373 del citado Código, prevé que una vez concluida la investigación, el fiscal encargado podrá solicitar al juez de la instrucción, en su requerimiento conclusivo, que se aplique el procedimiento abreviado. En conocimiento de este requerimiento, el juez instructor convocará a una audiencia oral y pública donde escuchará al fiscal, al imputado, a la víctima o querellante, y previa comprobación de los presupuestos materiales de procedencia (contar con el acuerdo del imputado y su defensor, el que deberá estar fundado en la admisión del hecho y su participación en él), dictará sentencia condenatoria, fijando con precisión la pena que no puede ser superior a la que haya pedido el fiscal, así como la forma y lugar de su cumplimiento.

Ahora bien, con la finalidad de garantizar el resultado del procedimiento abreviado, y aunque ciertamente no lo exige el Código, sería conveniente –de acuerdo al sano criterio de William Herrera– con carácter previo a la audiencia, que el fiscal promueva un acuerdo escrito entre la víctima y el imputado, que ponga de manifiesto la resolución del conflicto penal. En todo caso, el juez instructor tiene que velar porque el fiscal, a título de buscar el reconocimiento voluntario de culpabilidad del imputado, no pretenda convertir esta figura en un arma de doble filo, que termine perjudicando a las partes.

No obstante, de un tiempo a esta parte, se está produciendo un uso indiscriminado de la figura del procedimiento abreviado, que en muchos casos se traduce en la otorgación de un “premio” a los imputados, al librarlos del juicio oral y público, gracias a un “acuerdo de partes” producto de la connivencia entre el fiscal y el imputado; en otras palabras, la mal utilización del procedimiento abreviado en el país, está generando perjuicios a la administración de justicia penal, dado que muchas veces, ejerciendo presión sobre el imputado, el fiscal consigue el consentimiento de éste a reconocer su culpabilidad, sin establecer claramente la existencia del hecho, distorsionando así la esencia y finalidad de éste procedimiento.

Por ello, se debe precisar que si bien esta figura busca economizar la persecución penal, ello no exime al fiscal de investigar y reunir todos los elementos de convicción que le permitan tener la certeza sobre la existencia del hecho delictivo y la participación del imputado en el mismo, dado que sobre esa base, la resolución judicial estará condicionada a contar con el acuerdo del imputado y su defensor. En consecuencia, es necesario modificar las reglas de su procedencia para evitar su uso discrecional, posibilitando un control judicial mucho más directo y efectivo sobre las actividades encargadas a los fiscales en el proceso penal, en función de los principios de inmediación y objetividad.

Apunte Legal
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Atornillarse en el poder

Las organizaciones campesinas del Pacto de Unidad (CSUTCB, CONAMAQ, Bartolinas, Colonizadores) han expresado hace poco (inicios de agosto de 2015) que promoverán un referéndum de consulta sobre si la ciudadanía está de acuerdo con la re-re postulación de Evo Morales como Presidente para el periodo 2020-2025, según ellos “porque el proceso de cambio debe consolidarse”.

Llegar a ese punto, a un Referéndum, en realidad inicia con 2 caminos posibles –no excluyentes- previstos en la actual Constitución, que señala en su Artículo 411, parágrafo II, que “La reforma parcial de la Constitución podrá iniciarse por iniciativa popular, con la firma de al menos el veinte por ciento del electorado; o por la Asamblea Legislativa Plurinacional, mediante ley de reforma constitucional aprobada por dos tercios del total de los miembros presentes de la Asamblea Legislativa Plurinacional. Cualquier reforma parcial necesitará referendo constitucional aprobatorio.”

Es decir que el Referéndum que el Pacto de Unidad oficialista ha indicado que buscará, es el Referéndum aprobatorio de la reforma parcial que es la re-relección de Evo Morales, que como proceso de reforma puede iniciar el propio Pacto de Unidad a través de una “iniciativa legislativa ciudadana” apoyada por el 20 % del padrón electoral, o –como es el caso más posible- a través de la presentación del proyecto de reforma parcial aprovechando los 2/3 que el MAS tiene en la Asamblea Legislativa Nacional.

Puede usar cualquiera de esos 2 caminos, o puede combinarlos, aunque la acción de la “iniciativa ciudadana” tiene el gran riesgo de que la gente del MAS pueda tener dificultades para llegar al 20 % del padrón electoral. Este será el primer síntoma. Si el MAS opta por utilizar solo los 2/3 que tiene en la Asamblea Nacional, será un inicial signo de temor frente al electorado que en la última elección subnacionales le fue muy esquivo.

Por ello, es más posible que solo recurra a los 2/3 de sus asambleístas de la Asamblea Nacional, teniendo seguro que esa proporción malamente lograda en la elección presidencial de diciembre de 2014, le permita la “Ley de Reforma Constitucional” que facilite a Evo Morales la re-reelección, que lo tendría prácticamente por casi 20 años en el poder.

Como esto es casi seguro, después de esa aprobación en la Asamblea Nacional, el Tribunal Supremo Electoral deberá convocar a un Referéndum aprobatorio o reprobatorio de esa Ley.

Parece ser que este será, el del Referéndum, el momento crucial de este intento de Evo Morales y el MAS de eternizarse en el poder político del estado boliviano. Y parece ser, también, que será el momento en que la oposición que ha logrado interesantes avances en las elecciones subnacionales de 2015, logre una cohesión temática en la oposición común al intento oficialista.

En términos de tiempos, si el MAS-IPSP recurre a la “iniciativa legislativa ciudadana”, deberá contabilizarse más tiempo para el proceso de aprobación de la reforma. Quizá unos seis meses para el recojo de las miles de firmas que cumplan con ese 20 % del padrón electoral que exige la Constitución. Si, por el contrario, el oficialismo recurre a sus 2/3 en la Asamblea Nacional, el proceso puede ser más breve y en menos de 2 meses puede aprobarse la Ley de Reforma Constitucional” que instruya al TSE organizar el Referéndum establecido.

Ese Referéndum podría ser “la madre de las batallas” políticas de los últimos años ya que dividiría de un modo drástico a los bolivianos en 2 bloques retornando al país la bi-polarización interna, que entre 2006 y 2008 y empujada desde el radicalismo indigenista del MAS promovió una tremenda desconfianza, la división interna y la muerte de varios bolivianos por enfrentamientos de partes.

Grandes riesgos parecen aproximarse para la vigencia de los derechos humanos y la convivencia pacífica entre ciudadanos, que es la base de la Democracia boliviana. Habrá que estar atentos a este trajín de permanencia casi eterna de Evo Morales en el Gobierno de Bolivia.

Encantados
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Romanticismo confrontacional Vs Realidad

Los graves acontecimientos vividos recientemente con motivo de las demandas del Comité Cívico de Potosí (Comcipo), que ha contado con amplio apoyo, es un tema que debe llevarnos a una profunda reflexión, acerca de las competencias que debe tener un Estado y sus posibilidades de hacerlas efectivas. El gobierno, ya en el año 2010, se había comprometido con Potosí hacer realidad 26 pedidos; entre ellos se destacan los  compromisos de construir fábricas, hidroeléctricas, hospitales, caminos, un aeropuerto internacional. Adicionalmente, proveer de energía eólica, hacer exploración de yacimientos mineros y petroleros, ítems para salud y educación, etc.

Seguramente, en el seno del gobierno, nadie pensó que ese reclamo, que comenzó en los primeros días del mes de julio, alcanzase la magnitud que se ha visto, el mismo que vino acompañado de violentas manifestaciones y bloqueo de caminos.

¿Cuál es el problema de fondo? Lamentablemente en estos casi diez años, el gobierno del Presidente Morales generó una imagen de que en Bolivia se había dado un gran salto en su capacidad productiva, lo que lamentablemente no es cierto. Es cierto que se tuvo una buena tasa de crecimiento económico, superior a la observada antes, pero esto no cambio la estructura económica del país, pero sí aumentó el ingreso per capita.  Pero seguimos siendo una economía atrasada especializada en exportar pocas materias primas lo que nos permite financiar las imprescindibles importaciones para que toda nuestra actividad económica funcione. Bolivia es una economía de mercado, con agentes económicos dominantemente informales donde sus participantes tienen una baja productividad. Esto viene acompañado con la presencia de una administración pública harto ineficaz.

Según datos que procesa el Banco Mundial, para el año 2013, Bolivia alcanzó un ingreso nacional per cápita de $us. 2,550, ocupando el lugar 159 en un total de 219 países y regiones. El país con más alto nivel de ingreso per cápita supera los 100 mil dólares americanos.

A esto hay que sumar la aprobación, por referéndum, de una Constitución Política del Estado que no solo promete a los bolivianos “vivir bien” sino que pasa la responsabilidad de todo al Estado. Por esto la gente ahora espera todo de él, sin percatarse que el bienestar económico es un proceso evolutivo que descansa en el continuo esfuerzo de todos y cada uno de los ciudadanos de un país, organizados en una economía competitiva de mercado, con bajos impuestos y con una administración gubernamental que cumpla bien sus específicas funciones. El siglo XX fue testigo del completo fracaso de la ideología socialista que creía que se podía alcanzar el ansiado desarrollo económico transfiriendo las actividades económicas al Estado.

Los extraordinarios precios alcanzados de las materias primas que exportamos, en particular el gas, permitieron al gobierno en sus diferentes niveles incrementar el gasto público, el mismo que a nivel de gobierno general (excluyendo empresas públicas) alcanzó el año 2014 un preocupante 40 por ciento del PIB. Pero este año comenzó la significativa disminución del ingreso gubernamental proveniente de los impuestos a los hidrocarburos, el cual debería venir acompañado por una disminución del gasto gubernamental, si es que se quiere impedir peligrosos problemas en el futuro. Pero en este contexto, las regiones  quieren que el gobierno les asegure mayores recursos para financiar sus enormes necesidades. No se percatan que ningún gobierno estaría en posibilidades de atender todos los requerimientos de las regiones. Incluso hay destemplados planteamientos, en algunos gobiernos departamentales, que están viendo la forma de que la ley les permita crear nuevos impuestos para de esta manera financiar sus gastos, sin percatarse que el país, dada su baja productividad, ya tiene altas tasas impositivas, lo que a su vez incentiva y hacer crecer, cada vez más, a la economía informal. Pero esta economía que no paga impuestos, genera ingresos, lo que permite a los pobres tener el pan de cada día.

Los “cientistas” políticos que más parecen “cuentistas” abstractos suponen que la política es la actividad por medio de la cual las sociedades avanzan. Por eso la obsesión por ampliar la participación política de la gente. Creen que cuando más politizada está la sociedad es mejor.

Los “cuentistas” políticos creen en procesos históricos “racionales”, que alcanzan el bienestar general, cuando la racionalidad fundamental de la política es conseguir poder, mantener y acrecentarlo. Su fe es ciega en el poder de la política, por lo que sus divisas son el fortalecimiento del Estado, están a favor de las nacionalizaciones y expropiación de empresas. Cuando más presencia tenga el Estado sobre la actividad económica creen que es mejor.

La solución para los cuentistas políticos es politizar a la sociedad, bajo el lema de que: “hay que dar mayor representatividad a la gente”. Producto de esto vendría luego las propuestas de políticas para que los gobiernos implementen. ¿Cuáles? Si esto se logra, entonces avanza la democracia y se resuelven los problemas. ¿Cuáles?

Son amigos de la “democracia participativa”. Como los problemas se resuelven políticamente, “idealmente” buscan la participación de todos, cuando la realidad demuestra que cuando esto sucede todos llevan el agua a su molino, generándose el caos. Como el caos no puede ser permanente, en definitiva llega la imposición violenta del que tiene más poder sobre los demás, dando por concluidos los angelicales procesos de democracia participativa.

La Paz, 1º de agosto de 2015

 

*Profesor emérito de la UMSA y Miembro de la Academia Boliviana de Ciencias Económicas

 

 

Economía de Mercado
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Parotani, la memoria como arma

Parotani es el lugar donde se recuerda el Día de la Revolución Agraria y Productiva, que reemplaza al “Día del Indio” Pero Parotani no es un lugar más entre tantos otros.

Es el lugar donde la historia, nos recuerda dos hitos históricos del periodo neoliberal: La Masacre de Parotani el 28 de mayo de 1987 donde murieron 8 campesinos, bajo el gobierno de Víctor Paz Estenssoro y el asesinato de Víctor Hinojosa el 14 de Enero del 2003 bajo el gobierno del prófugo Goni.

Ocupémonos de Parotani, el 2003…

Corrían tiempos neoliberales, el Goni había logrado la presidencia con el 21%, un puntito por encima de Evo en las elecciones del 2002.

Los bloqueos eran la única medida que ya quedaba para reclamar y en su caso para defender, lo poco que quedaba en la magra economía campesina, y Parotani estaba en una situación realmente crítica.

Eran tiempos de crisis económica donde los pobres pagaban el engorde de los ricos. La pobreza –se dice- es el mejor negocio de los ricos.  La Fraseología de “inversión, trabajo y riqueza”, es un canto de sirena que ya ha cumplido sus dos siglos de historia económica.

La memoria de esta tierra proviene de una intensa experiencia de levantamientos, revoluciones y formación política, por su sangre minera corre la “rebelión en las venas” (Dunkerley) y proviene de Catavi, llegaron en 1953 y se hicieron campesinos, cambiaron el guardatojo y la dinamita por el azadón y la semilla.

Parotani es, entonces, el lugar que hoy nos debe permitir recordar, porque la memoria nos tiene que doler, para armarnos de utopías libertarias y de profundidad revolucionaria.

Víctor Hinojosa merece nuestra memoria. Sea él, quien nos permita recordar las balas contra el pueblo en el periodo neoliberal. Porque recordar y celebrar tienen que ver con la memoria para construir dignidad en el presente.

Veamos al neoliberalismo y su democracia de la muerte:

Gobierno de Víctor Paz Estensoro (1985-1989): Estado de sitio, represión y masivas detenciones y Masacre de Parotani.

Gobierno de Jaime Paz Zamora (1989-1993): Estado de sitio, Ejecución extrajudicial de 4 personas (CNPZ).

Gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada (1993-1997): Estado de sitio (6 meses), Tres decenas de muertos, Masacres de Eterazama, Capacirca y Amayapampa.

Gobierno de Hugo Banzer Suárez (1997-2001), Violencia inusitada, Decenas de muertos en el Chapare, en la guerra del Agua y en Achacachi.

Gobierno de Jorge Quiroga Ramírez (2001-2002), 30 personas muertas. Asesinato del dirigente cocalero Casimiro Huanca, ejecutado por militares en el Chapare.

Gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada (agosto 2002- febrero 2003), Represión en el trópico de Cochabamba en enero del 2003 y en las calles de La Paz y en los caminos de Oruro, Chuquisaca, Potosí y Cochabamba en febrero, 57 muertos, 600 heridos y más de 2 mil personas detenidas indebidamente.

Cómo puede advertir amigo lector, la democracia en el periodo neoliberal, se basaba en los muertos, muertos a cuenta gotas por pobreza de comer,  muertos por bala en la reclamación del derecho a comer, muertes anunciadas, muertes que no tienen nada que ver con las famosas teorías sobre desarrollo y economía. Si un pueblo no come, está condenado a la muerte, pero los muertos por bala, esos no son ausentes,

Sea Don Víctor Hinojosa quien nos ayude a que la memoria nos duela, para saber el porqué hablamos de “revolución agraria y productiva”, no es un  tema de letreros, es un asunto urgente.

Potosí es la victima de su reciente riqueza, hoy está pagando los costos de vivir sin pensar en el futuro. El desarrollo no es una varita mágica, sino la decisión de hombres y mujeres decididos a producir para comer o a producir para el dios capital.

La pobreza no es el resultado fatídico de una sociedad castigada por Dios, sino el lugar donde la riqueza se fue para otro lado, para otras manos, para financiar el “estiércol del demonio” (Papa Francisco).

Trinchera Comunicacional
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La internacional de los corruptos

En los tiempos de la “internacional de las espadas”, las dictaduras en varios países latinoamericanos eran abiertas. Se asesinaba a opositores en las celdas o la luz del día, se encarcelaba, confinaba y exiliaba sin miramientos.

“Para mis amigos, todo. Para mis enemigos, palo”, se ufanaba el general Hugo Bánzer Suárez. Hasta se atrevió a pedir a los indígenas que le llevaran a Palacio de Gobierno las cabezas de los izquierdistas que osaran entrar al campo a hacer proselitismo.

Y Bánzer Suárez era un niño de pecho al lado de los dictadores militares de Brasil, Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay, donde los presos, asesinados y desaparecidos se contaban por millares.

Hoy, bajo el Socialismo del Siglo XXI, enarbolado por el sátrapa petrolero Hugo Chávez, los opositores en Venezuela gimen bajo métodos más sofisticados para engañar a organismos internacionales defensores de los Derechos Humanos.

En la internacional de las espadas se clausuraban diarios, radios y televisoras y punto. En el chavismo se les asfixia económicamente, los cierran porque no les dan papel o son comprados a las buenas y las malas para convertirlos en medios de propaganda oficial.

En aquellos tiempos los presos no tenían posibilidad de juicio alguno. Bajo el chavismo pueden ser juzgados, pero por fiscales y jueces fanáticos del régimen. Al líder opositor Leopoldo López lo mantienen encarcelado desde hace 15 meses, asistió a una veintena de audiencias y hasta ahora no hay ninguna acusación.

Al alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, bajo arresto domiciliario, le suspenden una y otra vez las audiencias. Hace unos días la ausencia del fiscal hizo que se pospusiera sine die su nueva comparecencia.

Centenares de venezolanos han salido del país porque les amenazaron directamente con ser detenidos o alguien “bien informado” les aconsejó que era mejor exiliarse  antes que languidecer en una cárcel.

La juez Maria Afiuni, cuyo “delito fue liberar a un opositor” al que hasta la ONU consideraba inocente, Chávez personalmente sugirió que la encarcelen por 30 años. Desde hace 5 su juicio no avanza ni retrocede. La pobre mujer fue encarcelada junto a delincuentes que ella había sentenciado. Sufrió toda clase de atropellos y hasta la violaron salvajemente. Hace tres semanas el régimen le impidió fuera a testificar ante la Comisión de DD.HH de la ONU en Ginebra.

Hasta ahora no hay ningún culpable de los 43 estudiantes asesinados en los disturbios de enero-junio del 2014. Unos 2.700 jóvenes liberados deben  presentarse periódicamente ante sus esbirros para demostrar que no están inmersos en nuevas protestas. Cientos han documentado ante organismos internacionales las torturas de las que fueron objeto.

En la internacional de las espadas, los uniformados tenían a su cargo la represión  pura y dura. En el Socialismo del Siglo XXI funcionan los “colectivos”, grupos de choque chavistas, análogos a la infames Comités de Defensa de la Revolución castristas, con licencia para matar, quienes tienen a sus espaldas a los genízaros de uniforme.

En los años 70, los regímenes democráticos criticaban a los abusadores de la DD.HH. y hasta los aislaban (EE.UU. se negó a tener nexos con el régimen de Luis García Meza, en Bolivia). Hoy parece existir una especie de solidaridad mafiosa. A la internacional de las espadas le ha reemplazado la “internacional de los corruptos, mentirosos y cínicos”. ¡Dios nos agarre confesados!

(*) Hernán Maldonado es periodista. Ex UPI, EFE, dpa, CNN, El Nuevo Herald. Por 43 años fue corresponsal de ANF de Bolivia.  

 

Tierra Lejana
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El factor Unesco

Hace 28 años la UNESCO condenó a Potosí. Temeraria y polémica sentencia que seguro a más de uno inquietara. Sin embargo si planteamos una lectura más amplia a esta oración podremos descubrir que el hecho de haber nombrado a la ciudad de Potosí patrimonio cultural de la humanidad,  significó que se establezca un anclaje colonial que hasta ahora carga negativamente, tal y como lo pudimos ver en los más recientes conflictos alrededor de COMCIPO.

En el escenario de la conflictividad entre COMCIPO y el Gobierno, hemos escuchado una serie de argumentos tanto de ida y de vuelta - más allá de quién tiene o no la razón, del ranking mediático sobre quien venció o perdió-, creo que no se han tocado los temas de fondo. Sostengo, además, que se estaría perdiendo una valiosa oportunidad para sacar a la ciudad de Potosí “hacia adelante”.

Lo que los potosinos no están pudiendo traducir es el concepto de desarrollo que plantea el Estado para Bolivia, en un marco integral, del que Potosí es un departamento más de los nueve que conforman el país. Se está planteando, desde hace casi diez años, la evolución progresiva de la economía boliviana y se lo está logrando con éxito, no podemos dejar permitir que se considere a esta visión unilateral, por tanto Potosí es parte vital de un gran engranaje económico. Así lo demuestra que se haya concebido plantear cuatro ejes vitales para el futuro boliviano: minería, energético, hidrocarburífero y agropecuario.  

Potosí está en los dos primeros, además puede estarlo en el cuarto, con la quinua por ejemplo. El resto de los departamentos también participan a partir de su potencialidad, de ahí el carácter integrador del nuevo desarrollo que se está planteando. Este concepto no está siendo asimilado por los movilizados, porque están priorizando otros elementos, por demás cuestionables, con los fines políticos y partidarios que se hallan detrás de la protesta, elevando consignas como el federalismo, postura que en la que el resto del país no está involucrado.

Cuando los potosinos hablan de desarrollo, en realidad están hablando de modernidad, quieren sentirse ciudadanos del mundo, buscan una Potosí contemporánea, metropolitana, incluso cosmopolita. Que tenga todo lo que las ciudades más importantes de Bolivia tienen, un “mega”, un prado, grandes edificios, avenidas de lujo, tecnología de punta, salas de conciertos, grandes festivales… en fin todo lo necesario para fracturar con esa imagen Villa Imperial con su campamento a lado.  De lo que adolece la ciudad potosina es de una falta de planificación, porque la Unesco lo condenó a no tocar nada, a que todo permanezca tal y como está anclado al pasado, a título de preservar, conservar y restaurar. Con los años, el mito que hacía suponer una gran cantidad de ingresos por el título de patrimonio se diluyó en una herencia colonial hoy trastocada en pesadilla.

Decía que los potosinos y el país, están perdiendo una valiosa oportunidad para plantearse cuál es el Potosí que queremos, el que se debe planificar en torno a un gran plan de desarrollo urbano, económico, social y cultural, dejando de lado el paternalismo asistencial estatal al que nos hemos acostumbrado. Ahora sí, con la participación de todas las fuerzas vivas y cívicas, colegios de arquitectos, economistas, empresa privada, el estado, la gobernación, la alcaldía, entre otros, debemos buscar que los potosinos convivan entre el desarrollo y la modernidad, viviendo del pasado y planificando el futuro.

Anatomias
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Fábrica de mentiras

“La primera víctima de una guerra es la verdad”, dijo el barón de Ponsonby y, cada vez que un conflicto decanta las aguas de la información hacia uno u otro lado, la sentencia se hace realidad.

El ejemplo actual es el conflicto potosino. Y, aunque tengamos la referencia, uno se confunde cuando lee este avance de Telesur: “Gobierno reitera diálogo con organismos de la derecha”. Tras leerlo, uno se pregunta a qué se refiere. ¿Hay alguna conversación pendiente con el MNR, ADN o la UCS? Pero entonces uno lee el texto de la noticia y se sorprende al leer que la nota se refiere al Comité Cívico Potosinista (Comcipo).

Durante todo el conflicto, TeleSUR fue particularmente agresivo con Comcipo al que no sólo adjetivó como “derechista” sino que antepuso el adverbio “ultra” en la nota titulada “Bolivia llama al diálogo a comité de la ultraderecha en Potosí”.

Como cualquier periodista sabe, solo se debe publicar las afirmaciones que se puede probar. Para calificar de “derechista” a una organización hay que tener una base mínima de sustento y peor si se le llama de “ultraderecha” porque esta ya denota extremismo. Incluso hoy en día, solo se puede considerar de ultraderecha a partidos ya desaparecidos como el nacionalsocialista de Adolf Hitler o los fascios italianos de combate de Benito Mussolini.

Por lo que pude averiguar, TeleSUR nunca se contactó con los dirigentes de Comcipo para entrevistarlos o realizarles preguntas que les permita saber si, en efecto, son ultraderechistas.

Lo que pasa es que TeleSUR no es un medio periodístico sino de propaganda. Fue fundado por el fallecido presidente de Venezuela Hugo Chávez y es financiado por los gobiernos de ese país, de Argentina, Bolivia, Cuba, Ecuador, Nicaragua y Uruguay.

La propaganda no es periodismo. Sus fines son propagar doctrinas y atraer adeptos. Su estrategia es la repetición con el objetivo de influir en la actitud de una comunidad respecto a alguna causa o posición. Se basa en la famosa fórmula del ministro de propaganda de Hitler, Joseph Goebbels: “Si una mentira se repite las suficientes veces, acaba convirtiéndose en la verdad”.

Durante el conflicto potosino, TeleSUR no hizo periodismo sino propaganda. Defendió a uno de sus financiadores, el Gobierno boliviano, mediante la repetición de mensajes tendenciosos y falsos que buscaban que su público acepte la verdad del Gobierno boliviano.

Tras ver la forma en la que esa red televisiva falseó la verdad y la repitió descaradamente, habrá que reconocer que algunos medios del Estado boliviano no llegan a esos extremos. Si bien están inclinados al lado del Gobierno, el diario Cambio y la agencia ABI por lo menos ofrecen textos bien redactados que respetan algunas normas periodísticas. Los masivos, como Bolivia TV y las emisoras de la red Patria Nueva se disparan, gracias a la impericia de los conductores de programas, y caen fácilmente en la mentira.

Pero el Gobierno de Evo Morales no solo dispone de medios estatales, muchos de los cuales fueron adquiridos bajo su administración, sino de una importante cantidad de medios paraestatales; es decir, medios supuestamente independientes que, en realidad, tienen la tarea de defenderlo.

Esos medios son los que reprodujeron la propaganda del gobierno durante el conflicto y en algunas ocasiones hasta llegaron a atacar a Comcipo y al pueblo potosino.

Así, de manera desigual, se libró la guerra mediática en la que Potosí terminó perdiendo cuando no jugó de local.

 

   

 

  

 

 

 

 

 

 

 

(*) Juan José Toro es Premio Nacional en Historia del Periodismo.

 

 

Surazo
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Gestión sin rumbo

En el Chaco, la política se ha rebajado/devaluado tanto que ahora ocupan el escenario principal los más audaces, los demagogos, los discurseadores de plaza que tiene como único recurso los cantos de sirena. Usan con mucha intrepidez, gallardía, hasta con cierto aire de orgullo la mentira, las medias verdades y el engaño para hacerse del poder con facilidad. Lo grave de la situación es que éstos ganan las elecciones y se hacen del poder con relativa facilidad.

En la actualidad tenemos como autoridades a aventureros y ansiosos por el dinero fácil y rápido, que han visto en la política como el medio más veloz para lograr sus objetivos egoístas que permanecen ocultos mientras están en campaña. Cuando están asidos del poder público, se concentran en lo que les importa, en lo que verdaderamente los impulso a hacer política. En este momento, no hay persona que haya sido (o es) autoridad que después de pasar por la función pública, no haya acumulado fortuna de inexplicable origen. Hay casos emblemáticos en el Chaco en los que de estar en la miseria más vil, de pronto en el poder se convirtieron en millonarios y nuevos ricos.

Normalmente son personas que fracasan en su profesión u oficio, y optan por la política para amasar fortunas a través de las coimas. En campaña arman discursos (promesas) facilones y azucaradas prometiendo de todo sin sustento, sin responsabilidad, dicen lo que la gente quiere escuchar de manera irresponsable, y de acuerdo a las circunstancias suben las apuestas. Una vez como autoridad, aplican el siniestro plan; buscar la ejecución de faraónicas obras y sobre todo relacionadas todas al cemento, porque ahí está la jugosa mordida. No importa si dichos proyectos no son importantes o necesarios, hay que hacerlas nomás. Para justificar la misma, construyen una batería de argumentos, justificaciones grandilocuentes e impactantes, que adormece la conciencia critica del ciudadano. Por cada obra cobran desde el 15 % hasta el 30 %, dependiente de la empresa y la magnitud de la obra. Se distribuye el porcentaje entre el ejecutivos y los asambleístas/concejales. Saque cuentas, una obra que vale 70 Millones de Bolivianos, Bs. 14 Millones al bolsillo.

Hubo políticos (si se puede llamar políticos a estos bufones, me resisto) que participaban en el negocio de forma directa autoadjudicándose el contrato a través de testaferros, que cínicamente y sin pudor acomodaban al hermano para cuidar el negocio, o al cuñado como gerente de la empresa supuestamente contratado. Hecha la ley, hecha la trampa, se cuidan milimétricamente de observar los procesos de contratación.

Hubo/hay acaldes, ejecutivos, secretarios, concejales/asambleístas que se adjudican obras, servicios, compras menores de manera privilegiada con evidente sobreprecio. En Yacuiba se han denunciado la venta de empresas vinculadas a concejales oficialistas y opositores, por ejemplo, de un balde de plástico que cuesta Bs 40 en el mercado, pero que se facturó al Municipio a Bs. 245. Una juego de  sábanas que cuesta en el mercado Bs. 75, pero que al Municipio se vendió a Bs. 450.  Las mochilas, las llantas, material de escritorio, etc., etc.

El Chaco ha recibido por concepto sólo del 45 % de regalías en los últimos 5 años la suma fabulosa de 9.000 Millones de Bolivianos sin tomar en cuenta los recursos municipales. Con los Municipales se llega casi a los 14.000 Millones de Bolivianos. ¿Ha cambiado el Chaco en su profundidad? No. Sólo en el maquillaje y la buena vista. Los indicares del IDH y pobreza indican que no hubo cambios

En el Chaco tenemos personas que hacen política sin ser políticos. Es decir, que ignoran olímpicamente las reglas, técnicas, componentes, los saberes de la política (como ciencia y filosofía), los conocimientos, los tratados, etc. Ni hablar de ideologías, de eso no saben ni la tapa. Carlos Brú para justificar su traspaso al MAS, en una ocasión declaró ser un socialista radical, cuasi comunista, y es uno de los que siente prurito incontrolable por los lujos, lo material, las suntuosidades. No conoce ni la tapa del Das Kapital.

Todos (salvo alguna excepción), no cuentan con ninguna formación política. No hay políticos profesionales, sino personas inescrupulosas sedientas de dinero fácil y sucio. Aventureros, oportunistas, utilitarios y audaces que prueban suerte en la política, y a algunos les fue bien, muy bien, para desgracia del pueblo. Aquí está la explicación del por qué estamos muy mal. Los estadistas fueron suplantados por los demagogos.

La política (asuntos del Estado y del ciudadano) es el arte de gobernar y su objetivo es usar el poder público para beneficiar a todos los integrantes de la sociedad. Sobre todo es una vocación de servicio, eso, vocación de servicio a los demás muy a pesar de los tristes ejemplos de corrupción y malos hábitos que vemos a diario.

Dick Morris dice que todo proceso político tiene dos partes; la primera es la elección, y la segunda es la gestión. El experimentado asesor de políticos exitosos dice que la primera es relativamente fácil, y sugiere que se debe prestar muy especial atención a la segunda porque es muy compleja y difícil. Cuanta razón tiene Morris, por eso es muy importante aprender de los que saben para no cometer errores, que pueden ser evitados gracias a las advertencias.

Nuestras autoridades en campaña electoral carecieron de un Programa de Gobierno serio. Muchos de ellos no tuvieron nunca. Sobre la marcha armaron algunos slogan que pasaron por planes de gobierno, como propuesta. En el fragor de la campaña fueron improvisando algunas ideas vagas y generales de acuerdo a la coyuntura. Nadie ha tomado con responsabilidad la elección, porque no se prepararon. El debate público en los medios no fue sobre propuestas, sino sobre etiquetas y el intercambio de insultos y descalificaciones. En Yacuiba no se ha desarrollado ningún debate público sobre los programas entre candidatos por lo que hubo oportunidad de evaluar.

El programa de gobierno es importante porque permite a los ciudadanos con derecho al sufragio no votar a ciegas, sino estudiando las diferentes propuestas de los candidatos, comparándolas, reflexionando sobre cuáles pueden ser realizables y cuáles caen en el terreno de la demagogia; por eso, es una responsabilidad de quien aspire a un destino público elaborar y presentar un proyecto político (plan de gobierno) capaz de ser puesto en práctica una vez alcanzado el cargo, con el propósito de orientar su acción de gobierno sin tener que improvisar, como sucede en este momento. 

Sin embargo entre el alcalde Ramito Vallejos (UD-A) y el subgobernador José Quecaña (MAS) hubieron muchas coincidencias. Por ejemplo, convergieron en la salud, servicios básicos, desarrollo productivo, educación, etc., pero hasta la fecha ninguno le ha dicho a Yacuiba cómo piensan/pretenden encarar estos desafíos.

Vallejos dijo que va revolucionar la salud en Yacuiba, Quecaña fue mucho más audaz, planteó convertir a Yacuiba en una ciudadela de la salud. Vallejos se comprometió a  entregar inmediatamente las computadoras a los estudiantes de primaria y secundaria, Quecaña no se quedó atrás, y le ha ofrecido a los universitarios entregarles una laptop a cada uno. Quecaña fue muy intrépido y se ha comprometido a hacer un Megaparque Industrial más grande que el de Warnes. También se ha obligado a aumentar los salarios de los funcionarios públicos, en especial de los guardias barriales.

Van a ser dos meses de gestión y no emiten ninguna señal sobre lo que piensan hacer desde el poder. En realidad van a ser cuatro meses porque antes de su posesión tuvieron dos meses para planificar. En mis intervenciones en los medios locales, me cansé de recomendarles/sugerirles hasta el cansancio que elaboren un ‘Plan de Emergencia de 100 días’ para aprovechar el tiempo de forma ordenada y eficaz, con el fin de materializar los cambios que se ha prometido. Dar señales de cambios en los primeros 100 días era mi consejo. Se debía elaborar un hoja de ruta en la que se encuentre con detalle las acciones a desarrollar. Desgraciadamente menospreciaron y desestimaron mis opiniones y advertencias, y ahí están las consecuencias. Gestiones improvisadas, desordenadas, caóticas, improductivas.

La importancia del Plan

En toda democracia (verdadera), el programa de gobierno (en el caso de los gobiernos subnacionales) es el proyecto político en los hechos, es el documento más importantes de la gestión, porque es un instrumento político y técnico de los procesos político-electorales, de gestión del desarrollo, de gobierno y gestión pública territorial, por cuanto en éste se establecen los compromisos y responsabilidades que comparten los gobernantes y los ciudadanos sobre el presente y futuro de la entidad territorial. Estos compromisos y responsabilidades se imponen por los ciudadanos en las elecciones y son de obligatorio cumplimiento, a través de los planes de desarrollo, en virtud del voto programático.

Teóricamente en lo político, el programa de gobierno es un pacto o contrato colectivo suscrito por los ciudadanos con los candidatos sobre los asuntos de interés público para el desarrollo de las entidades territoriales. Como tal debe ser conocido y cumplido por ambos, pues es la base del proceso político-electoral para buscar el respaldo democrático de los ciudadanos y ser elegido como gobernante.

El programa permite formalizar y concretar propuestas y compromisos para implementar una agenda de desarrollo y de gobierno en temas claves como la reducción de la pobreza, la reducción de las brechas socioeconómicas, la seguridad y la convivencia pacifica, mejorar la calidad de vida, conservación de los recursos naturales, promover actividades productivas, aumentar y calificar la transparencia y la participación ciudadana en los proceso decisorio de la gestión publica e impulsar/motivar el control social.

Los programas nacionales (presidenciales) deben hacer énfasis en garantizar los derechos humanos. Éstos tienen alto contenido ideológico, en los subnacionales el énfasis está en la gestión regional/local.

El plan constituye el punto de partida para el ejercicio de la gestión pública como del control político y social, y el proceso de rendición de cuentas a la ciudadanía.

Desde lo técnico, el programa de gobierno es un referente para que los procesos de empalme, entre las anteriores, las actuales y las nuevas administraciones, se realicen sobre la base del diálogo y el intercambio de información que dé cuenta de los resultados de la gestión pública, el uso de los recursos y los asuntos estratégicos para el desarrollo de la entidad territorial.

Es el punto de partida del proceso de planeación para el desarrollo de la entidad territorial y del ciclo de la gestión pública territorial, pues contempla un conjunto de propuestas –objetivos y medios– para transformar la realidad de una entidad territorial, en la que el candidato ha legitimado a través del voto.

Insisto, el Plan es un instrumento imprescindible de acción política, económica y social materializado en un documento, que establece el conjunto de objetivos a alcanzarse por el gobierno en un determinado plazo y los medios que le servirán para ello. Contiene, por tanto, una serie de previsiones y metas para cuya realización se prevén los métodos y los instrumentos adecuados.

El plan de gobierno es un concepto macroeconómico que sirve de guía y referencia para la acción gubernativa.

Todas las actividades del hombre, y con mucho mayor razón el ejercicio del poder deben someterse necesariamente a una planificación para que salgan bien. El plan contiene las previsiones y objetivos para cuya consecución se prevén los medios/métodos más eficientes para materializar los objetivos. Se dice claramente qué hacer, cómo hacerlo, cuando hacerlo y para quién hacerlo. En este sentido, es una guía y referencia indispensables para la acción gubernativa. Cuando se habla de plan económico se refiere al conjunto de programas a aplicarse en el campo de la macroeconomía, que son una prolongación particularizada de los postulados de la ideología política.

El plan debe definir una estrategia claramente explicada, se descompone en programas, los programas en proyectos y los proyectos en medidas. Ellos van de lo general a lo particular. Las políticas señalan las líneas maestras de acción, los planes enfocan los grandes agregados macroeconómicos y sociales. Los programas los desagregan y entregan sus diferentes partes a los proyectos. Y finalmente las medidas se encargan de los diferentes elementos particularizados para la ejecución de los programas.

Los planes pueden ser imperativos o indicativos, según el carácter de su ejecución; de corto o largo plazo, según su aplicación en el tiempo; y nacionales o regionales según su escala territorial.

¿Qué hacer?

Es muy evidente que los dos ejecutivos (alcalde y subgobernador) no tienen plan de gobierno porque en tiempo de campaña improvisaron todo. Después de las elecciones, se dedicaron a festejar el triunfo descuidando este elemento muy importante. Una vez que asumieron el cargo, privilegiaron la repartición de los cargos a los amigotes y aliados con el fin de sacar el mayor provecho de la caja pública. Descuidaron la gestión.

Técnicamente, la responsabilidad no está sólo en los ejecutivos, sino en el equipo; es decir en los secretarios y directores. Pero hay un elemento importante, el que carga toda la responsabilidad política son los ejecutivos, porque el ciudadano voto por ellos, no por el equipo. La cabeza de los ejecutivos está en juego, así que en tiempo de crisis es momento de tomar decisiones drásticas y de cuajo.

Si estuviera en los zapatos de los ejecutivos, reuniría al equipo y les daría un plazo perentorio conminando a darle sentido/rumbo a la gestión. Si en ese plazo fatal no cambian las cosas, pediría la renuncia de todos ellos, y buscaría conformar un equipo de primera línea que garantice la consecución de la visión.

Les he advertido que requieren rodearse de personas muy calificadas, experimentadas, eficientes y muy comprometidas con el proyecto político, de lo contrario fracasarían. Si había necesidad de importar personal calificado de otras partes, se lo debería hacer en caso de no existir en Yacuiba. Se debía poner a lado de ellos a personal local para que vayan aprendiendo y después de un tiempo asuman la responsabilidad sin causar altibajos. Pero lo que hicieron fue contratar a lo más mediocre de la sociedad yacuibeña atendiendo a grupos de poder que parcelaron la institución pública abusivamente.

El problema  de fondo es que no hay partidos, porque al no haber partidos, no hay cuadros, no hay elementos calificados para asumir responsabilidades públicas, por lo que se improvisa y son fácil presa de las presiones de los grupos de poder que financiaron la campaña. La otra explicación, es que requieren de personas permeables a presiones para la corrupción, por ello acomodan a mediocres que al no tener condiciones, cualidades, atienden las peticiones perversas del ejecutivo. Ahí se arma un contubernio político para el saqueo y expolio.

Pero importante para que el equipo funciones, es que el ejecutivo dé las líneas de acción claras, los objetivos, las metas para que todos se pongan a trabajar por conseguir materializar lo que se busca. Pero para esto es necesario que el ejecutivo tenga visión, tenga un sueño, irradie energía contagiosa a los demás para que el equipo se inspire, ande, se dinamice. De lo contrario cada uno hará lo que mejor le parezca sin coordinar, sin concentrar, sin administrar las energías.

Dicen que hay 100 días de licencia que la sociedad da a toda nueva autoridad en el que la población soporta/admite todo tipo de acción, pero pasado ese tiempo, el ciudadano comienza a pedir cuentas y exige respuestas, resultados. Van dos meses, y no hay  ninguna señal de cambio, de rumbo, de norte, de derrotero. Tienen el poder y no saben qué hacer con el mismo.

Hay un pasaje histórico que es el perfecto para esta situación. El respetado intelectual y pragmático Charles-Maurice de Talleyrand-Périgord que era ministro de Relaciones Exteriores de Napoleón, le dijo a éste que estaba apesadumbrado porque le estaba siendo difícil imponerse a los españoles; “Sire (padre), las bayonetas sirven para muchas cosas, menos para sentarse en ellas”.

Cuidado que “el poder es como un explosivo: o se maneja con cuidado, o estalla”, Enrique Tierno Galván, político e intelectual español. Por otro lado “el poder más peligroso es el del que manda pero no gobierna”, Gonzalo Torrente Ballester, escritor español.

El único plan que tienen fueron el rosario de quejas, excusas, berrinches, insultos, descalificaciones, acusaciones. Nos han dado un espectáculo circense grotesco y grosero cargado de vilezas, y lo más grave, ellos están convencido que lo hacen bien.

El nivel de debate intelectual de ideas, programas de gobierno y de asuntos de la gente, del ciudadano es muy, pero muy profundo, muy filosófico, insondable, inescrutable y aleccionador. Uno de ellos le dijo al otro “flacuchento, hablás cagadas”, el otro le respondió sin perder tiempo “yo no limpie baños en Italia”, e inmediatamente éste más caliente que un tizón le desafió a pelea en la calle cuerpo a cuerpo a puño limpio, eso si, sin camisa. Una señora que dice que fue a la universidad y fue ministra le dijo al otro: bocón, mentiroso, abusivo, y las mujeres del frente la mandaron a limpiarse la boca antes de hablar del “líder supremo, eterno, indiscutible es histórico del Chaco que dio su vida por nosotros”,  y todos repitan conmigo, améééééénnnn.

Cuando a uno de ellos le dije que pare el circo, me dio una respuesta que me ha dejado quieto y estupefacto: “A la gente le gusta este tipo de cosas, se ríe, se divierte…” me di cuenta que no tenemos políticos, sino actores, comediantes, payasos. Es lo que llama Mario Vargas Llosa, la farandulización de la cultura, por lo tanto de la política. (Yacuiba 27/07/15).

El dedo en la llaga
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Las respuestas de las misses

Imagine usted que tiene 19 ó 20 años, que centenares de personas están pendientes de lo que diga, que una decena de jueces implacables evaluarán cada una de sus palabras, que al menos media docena de cámaras estarán llevando sus respuestas al aire en vivo y directo para miles de televidentes. Y, a todo eso, agréguele que en las últimas semanas se ha alimentado de piña para mantener la línea, imagine que no ha dormido las tres últimas noches porque no pudo controlar el estrés, y también piense que está vistiendo tacones de 20 centímetros, un vestido tan angosto que no le deja caminar libremente y que lleva en la cara un maquillaje que oculta su mejor sonrisa. Piense además que tiene que competir y ser la mejor en medio de otras 20 chicas que están en las mismas circunstancias. Con todos esos factores en contra, intente articular una respuesta coherente sobre amor, relaciones humanas, sexualidad, política internacional o medio ambiente. Y, como es casi seguro que  no lo logrará, sométase ahora al escrutinio del peor de los jurados: el público.

Eso mismo está pasando con las jóvenes que el último fin de semana concursaron por la corona de Miss Bolivia y que ahora son el hazmerreír de bolivianos y extranjeros, porque el asunto llegó a la televisión mundial.

Ya estaría bueno que dejemos a un lado la crítica fácil y que intentemos colocarnos en los zapatos con tacones de 20 centímetros que ellas lucen para destacar.

Los concursos de belleza no deberían existir porque denigran a la mujer y la exponen, en una especie de subasta, a los ojos de hombres que quisieran tenerlas en su cama y de mujeres que tienen listos venenosos comentarios para destrozarlas a su paso por la infame pasarela que, para colmo de males, está diseñada con gradas, muchas gradas.

Pero, este texto ni ningún movimiento feminista hará que Gloria Limpias o Donald Trump abandonen su negocio. Por lo tanto, tendremos que convivir con los concursos de belleza. Como es una realidad contra la que no podemos luchar, al menos podríamos pedir que se elimine el sector de las preguntas porque asistimos a un concurso de belleza y no a unas olimpiadas de inteligencia o de oratoria.

Tábano
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