Opinión
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Max Raúl Murillo Mendoza
25/03/2024 - 10:06

El Norte rico quiere guerra. ¿Y el Sur?

La historia del sur no es tan distinta al norte, pues sus élites imitadoras y dispuestas a todo por ser esclavas de las élites del norte, estarían también dispuestas a ir al matadero de las historias del norte.

Los educados y civilizados occidentales no entienden otro lenguaje que el de la guerra. La diplomacia está supeditada a la violencia brutal, al lenguaje de las armas y la tecnología de punta al servicio de los más cavernarios de aquella civilización. En esta coyuntura han abierto la caja de pandora en Ucrania, como pretexto de para ir al abismo y la guerra. Ajustar cuentas del pasado mediante la brutalidad de la fuerza guerrera, pues no olvidan esa su costumbre desde siempre, desde que tienen memoria civilizada, educada y supuestamente con los mejores estándares de sus sistemas educativos, científicos y cibernéticos. Todo eso sólo para destruirse entre ellos mismos.
 
La historia del sur no es tan distinta al norte, pues sus élites imitadoras y dispuestas a todo por ser esclavas de las élites del norte, estarían también dispuestas a ir al matadero de las historias del norte. Sin embargo, en varios lugares del sur felizmente existen sospechas y desconfianza de las acciones de los diplomáticos cavernarios del norte. Felizmente ya no hay la ceguera tonta, ni la admiración ciega que había hace unos veinte años atrás. Los peligros inminentes a los que llevan al mundo, los países del norte, no pueden por supuesto ser aceptados incluso por el sentido común.
 
La historia del colonialismo no ha cambiado substancialmente. Se ha transformado con el tiempo, se ha hecho más moderno y postmoderno. Pero en esencia los países del norte siguen nomás sus patrones y protocolos coloniales desde el siglo XVI. Sólo que en estos últimos veinte años, creció la consciencia de los países del sur y con eso empieza a modificarse las relaciones del sur hacia el norte. El mundo multipolar empieza a crecer, de a poco, con sentido muy propio, sea nacionalista, populista, izquierdista o incluso liberal.
 
En la guerra de Ucrania se nota que los países del sur no se han metido totalmente, apoyando, a esa locura gringa. Si bien hubieron apoyos a ambos bandos, estos han sido muy tímidos y poco explícitos diplomáticamente. Por supuesto que las presiones de Estados Unidos y sus satélites europeos son, como siempre, coloniales vía chantaje económico o comercial. Pero los tiempos han cambiado y de a poco el sentimiento de libertad o al menos independencia diplomática se nota más que antes.
 
En estos tiempos de locura guerrera y genocida como en Palestina, es preciso tomar consciencia desde el sur que sólo nuestras estrategias de Estado y Nación, serán las fortalezas para nuestras decisiones soberanas. Sin embargo, si estamos divididos, pobres, politizados estúpidamente, seguiremos siendo pasto del colonialismo del norte. Si estamos huérfanos de sistemas educativos de alto nivel, pues seguiremos siendo ovejas analfabetas de las decisiones del norte. O sin norte en temas económicos, seguiremos nomás de esclavos del sistema mundial capitalista.
 
Siendo esclavos, ya tenemos suficiente experiencia, jamás seremos nosotros mismos. Jamás veremos libertad alguna; jamás tendremos soberanía en nuestras decisiones. Por ahora, gracias a las élites ovejas del sur, todavía dependemos de las decisiones en las oficinas del norte.  Los chantajes son poderosos, son lo cotidiano desde el siglo XVI. Porque nuestra política sigue siendo imitadora del norte, copiadora de aquellos protocolos que no nos permiten jugar con nuestras propias cartas históricas. Pero esa experiencia de esclavos no nos enseña todavía lo que tenemos por hacer, para ser nosotros mismos.

En este escenario de guerra, en este escenario de incertidumbre mundial los países del sur tenemos la oportunidad de escucharnos a nosotros mismos. Y a pesar de nuestras enormes diferencias históricas, pues podemos generar políticas propias sin depender de las reglas coloniales del norte. Es cierto que el modelo económico es esclavizante, porque las patentes la tienen ellos. Pero también hay que reconocer que mientras no tengamos políticas de Estado en serio, nuestras y soberanas, no podremos realmente tener decisiones propias, que respondan por fin a nuestras estrategias.
 
La locura de la guerra, como en todas las guerras mundiales de los cavernarios gringos, requerirá de minerales y tecnología para la guerra. Esos minerales los tenemos en el sur del mundo. En las anteriores guerras nos saquearon y nos impusieron precios de hambre. Hoy no podemos dejar que eso suceda. Y en la diplomacia es una oportunidad de mostrar  mayor presencia del sur, sin intimidaciones ni esclavismos modernos. Si nuestras élites aún no están dispuestas a eso, pues hay que reemplazarlas por gente más idónea y no dispuesta a los esclavismos modernos.
 
Por increíble que parezca los civilizados occidentales, son en estas épocas más cavernarios y trogloditas que sus ancestros. Sólo han reemplazado las piedras y los palos por bombas atómicas. Políticamente siguen siendo brutales y sanguinarios. Aunque ya están en la quinta o sexta revolución industrial, de nada les sirvió para hacer de este mundo un mundo más feliz.
 
Por supuesto que desde el sur, pues, no podemos seguirles en sus locuras infernales. En sus historias brutales y civilizadas. Es una oportunidad para ser por fin nosotros mismos.

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