Opinión
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Max Raúl Murillo Mendoza
22/05/2025 - 13:14

¿Qué son los valores humanos?

Por supuesto que muchos revolucionarios en la historia, demostraron en el siglo XX ser como portadores de esos valores humanos. Por ejemplo el Ché Guevara. O curas que comulgaron con el ejemplo de sus propias vidas, hasta entregar sus vidas mismas, como Luís Espinal.

Los valores humanos son principios, creencias, convicciones en la justicia, en la rectitud ética, respecto de las sociedades y sus funcionales formas de desenvolverse en el tiempo. Fundamentalmente son principios desde los cuáles se diferencian lo bueno de lo malo; lo cruel de la rectitud en la justicia. En ejemplos de personas, para resumir el relato, que han sido portadores de principios en valores humanos, están Pepe Mujica o Mandela. Contrariamente, podemos poner ejemplos de personas que no tienen principios o valores humanos, como Trump o Hitler.

Por supuesto que muchos revolucionarios en la historia, demostraron en el siglo XX ser como portadores de esos valores humanos. Por ejemplo el Ché Guevara. O curas que comulgaron con el ejemplo de sus propias vidas, hasta entregar sus vidas mismas, como Luís Espinal. Raras especies de seres, que habiendo interiorizado los valores humanos, decidieron optar en la vida por los demás aun a costa de sus vidas.

Los valores humanos, invisibles, abstractos, tablas de funcionamiento importantes desde la aparición del homo sapiens en la tierra, siguen siendo los temas fundamentales para salvar al humano en todas las culturas del mundo. Para salvar a la especie humana de la crueldad, de las matanzas, de los genocidios, de la impunidad humana en los más poderosos del sistema.

Pero los valores humanos más importantes, son aquellos que tienen que ver con la construcción de un mundo mejor. Aquellos que son guardianes de la herencia mundial, colectiva e individual, en los derechos humanos y todos los derechos consagrados en el Vivir Bien, como alternativa a la destrucción capitalista. A esa destrucción de los ríos, de los cerros, de las montañas, de los valles, de las selvas. Destrucción sólo por la codicia económica y financiera, ya sin sentido alguno.

Los valores humanos para no rendirse ante el sistema destructivo. Sistema que sólo quiere humanos esclavos, consumistas, cómplices cotidianos del sistema en su destrucción sistemática de toda forma de vida en la tierra. Adornado por discursos civilizados y educados, señuelos de espejitos brillantes como en el siglo XVI que engañan para luego esclavizar sobre todo a los más jóvenes, a los más débiles ante el sistema.

Es cierto que los valores humanos están en crisis por todo el mundo. El pragmatismo politiquero ha destruido casi por completo la ética, el sentido común del cuidado colectivo de las instituciones y todo lo demás. Dirigentes indígenas han demostrado ser más corruptos que los anteriores oligarcas de cuello blanco. Pues, eso de las reservas morales sólo ha sido un espejismo engañoso, discursivo y peligroso. Los humanos al final están hechos del mismo barro. Somos testigos también del show gringo por el norte del mundo. Donde el festín de los más corruptos del planeta está en pleno auge. Guerras por negocios turbios, ventas de armas por sobre los cadáveres de niños y ancianos, venta de todo lo que sea naturaleza en nombre del capitalismo y extractivismo más primitivo posible, justificado y teorizado por los más aberrantes profesionales mercenarios del sistema.

Precisamente esa destrucción del planeta, tiene que dar alas a la humanidad para tomar consciencia de lo que está sucediendo. Por donde se vea, el sistema capitalista es insostenible y destructivo. Decir lo contrario es simplemente un engaño cibernético. Los economistas trumpistas tercermundistas, realmente lacayos como nunca antes, son peligrosos. Sus patrones en el norte demuestran en vivo y directo lo que realmente son, lo que realmente es el sistema y sus correlatos por el sur del mundo.

Todo ese desastre mundial, junto a cómplices socialistas que se han corrompido en nombre del pueblo y del socialismo, son sumas del sistema. En Bolivia también los tenemos, todavía se pasean por nuestras calles como si nada hubiera pasado. Desastre mundial que debe ser parado y combatido, porque los valores humanos y verdaderamente revolucionarios, alternativos, del Vivir Bien, tienen que tener sentido como nunca antes.

También es evidente que el sistema capitalista es muy fuerte. Sus tentáculos son poderosos y sus ramificaciones no tiene límites e ideología. Corrompe todo lo que encuentra, como hemos visto en Bolivia. Y vemos a diario. El sistema capitalista no tienen religión, porque él mismo es una religión.

Pero en estas coyunturas brutales, imperiales y coloniales, se trata se salvar al mundo. Ya no se trata sólo de combatir a unos secuaces trumpistas tontos e ingenuos del tercer mundo, sino se trata del planeta tierra. Se trata de salvar nuestra casa común y única por ahora en todo el universo. Ya no es ciencia ficción: el capitalismo salvaje está destruyendo el planeta tierra. Y que los ecologistas gringos no sepan qué hacer por el norte es otra cosa.

Pues, los valores humanos, éticos, de lucha por la justicia y la restauración de la tierra como la casa común, es ahora una necesidad imperiosa. Se trata de la sobrevivencia de todas las culturas, herencia de los ancestros por todo el mundo. De hecho, ser revolucionario tiene que ser en estas coyunturas ser ecologista revolucionario; pero también ecologista social en contra de la corrupción y la lacra de la impunidad como comportamiento social.

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