Blog de Gary Rodríguez Álvarez

La competitividad, tarea de todos…

Al conmemorar su 85 Aniversario, la gloriosa CÁMARA NACIONAL DE INDUSTRIAS (CNI) decidió organizar el 8 de marzo de 2016 un Foro en La Paz titulado “El motor principal del crecimiento económico - Productividad Industrial - Situación actual y perspectivas en Bolivia”, al que muy gentilmente fui invitado como panelista junto a connotados economistas de nuestro país.

Como no podía ser de otra forma, la productividad industrial fue el foco principal de discusión en función de la sostenibilidad de la empresa y el empleo en Bolivia.

Y es que, si la productividad -como parte de la competitividad de un producto o servicio- ha sido por siempre un elemento esencial de su éxito en el mercado, mucho más en tiempos de globalización con el vertiginoso desarrollo de las TIC, no solo para vender en el mercado internacional sino también para defenderse en el interno, habida cuenta de la creciente interdependencia mundial que existe.

Pudiéndose abordar la problemática de la productividad en Bolivia desde varias aristas -la dicotomía extractivismo/agregación de valor; la institucionalidad pública y su impacto en el sector productivo; la devaluación del tipo de cambio en Latinoamérica que reduce la competitividad de la industria boliviana, y la creatividad/emprendedurismo- decidí meter el dedo en la llaga y abordar un tema que a mi entender es transversal y lo afecta todo: la “institucionalidad”.

Evidentemente, el “rayado de la cancha” -las bondades o deficiencias del entorno en lo infra y superestructural que pauta el desarrollo empresarial- lo hace el Estado con sus instituciones y las normas que dicta, y es aquí donde surge el problema: no es suficiente que haya leyes, decretos, etc., sino que éstos deben ser adecuados, pero, además, ¡que se cumplan!

Igual razonamiento cabe para la institucionalidad, no solo en cuanto a la justicia -que siendo lo más importante debe ser cabal- sino también en las áreas económica, productiva, educacional, de salud, seguridad, etc., no siendo suficiente que las instituciones existan, sino que funcionen bien, conectadas a la realidad, con una actitud proactiva y de apoyo a la inversión, la producción nacional, la formalidad, la legalidad, el emprendedurismo, etc. 

Solo cuando estas precondiciones se cumplan a cabalidad podrá exigirse al empresario el aumentar sus estándares de productividad, porque entonces “la pelota estará de su lado” para gestionar, innovar, capacitar y mejorar sus métodos de trabajo, porque la competitividad, es tarea de todos…

 

(*) Economista y Magíster en Comercio Internacional

Santa Cruz, 9 de marzo de 2016

BUSCANDO LA VERDAD
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Mi columna más triste…

Cuando en el horizonte se avizoran negros nubarrones y diferentes voces como la de la prestigiosa CAINCO -a través de su Presidente, Ing. Jorge Arias Lazcano- advierten que "es una verdad que somos el país con mejores condiciones de enfrentar el momento adverso, pero estamos al borde", ¿vamos a esperar a que Bolivia se hunda para recién unirnos, queriendo reflotarla? (EL DEBER, 26/FEB/2016)

¡Cómo me duele ver a mi Patria -una vez más- enfrentada y dividida! Y cuando digo esto no es solo por el actual momento o por los últimos años, sino, de siempre. 

¿Es que no hay un proyecto de país que pueda unir a los bolivianos y bolivianas con todas sus virtudes y defectos, sus éxitos y miserias, sus semejanzas y diferencias para vernos como hermanos? ¿Es que acaso esperamos un juicio de Dios para unirnos por el miedo?

Si para algunos el “amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 22:39) o “¡mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía!” (Salmos 133:1) no significa nada, ¿qué de la severa sentencia de Martin Fierro cuando dice, “los hermanos sean unidos porque esa es la ley primera, tengan unión verdadera (…) porque si entre ellos pelean, los devoran los de afuera”?

Siendo que la desconfianza mutua no ayuda y echa por tierra las oportunidades de progreso, ¿por qué no darnos la oportunidad de un desarme espiritual para abrazarnos, en vez de seguir confrontándonos cual si fuéramos enemigos?

¿Acaso gobernantes y gobernados no somos todos bolivianos, y quienes dirigen el país no tienen la altísima responsabilidad de hacer las cosas bien, así como también los ciudadanos de a pie -de coadyuvar a ello- aspirando entre todos a un mejor futuro para nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos?

¡Tanto insulto y tanto escarnio! ¿Acaso ayuda esto en algo? ¡En nada! Solo genera más heridas y deseos de venganza, de uno y otro lado. ¡No nos hace bien pelear entre bolivianos! Abramos nuestro corazón, forjemos un mejor país, recuperemos la confianza perdida, seamos fieles a la Bolivia, gestionemos bien el Estado para que la economía no sufra y, despojándonos de todo egoísmo ayudemos a toda autoridad “que se deje ayudar”.

Añoramos una Bolivia digna y soberna, con justicia social y sin pobreza, lo deseamos, pero...¿estaría Ud. dispuesto a perdonar y a amar, para amalgamar lo bueno del pasado con lo bueno del proceso de cambio y lo bueno de otros países que sea digno de imitar? No todos dirán que sí. Por eso, ésta es mi columna más triste…¿se da cuenta por qué?

(*) Pastor y Anciano en el Centro Cristiano Evangélico “Casa de Oración”

Santa Cruz, 2 de marzo de 2016

BUSCANDO LA VERDAD
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Lo que dirán los expertos

Morales pedirá ayuda a organismos externos, rezaba el titular de una reciente nota de prensa informando que el gobierno boliviano tocará las puertas de organismos internacionales buscando la ayuda de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Corporación Andina de Fomento (CAF) “para planificar cómo Bolivia puede hacerle frente a los bajos precios del petróleo” (EL DIARIO, 15/ENE/2016).

La preocupación del Primer Mandatario boliviano tiene que ver con el precio del petróleo que está en su menor nivel en 12 años, pero -además- un 50% por debajo de la cotización prevista en el Presupuesto General del Estado para el 2016, lo que puede complicar las arcas fiscales y obligar a un mayor endeudamiento público a fin de apuntalar el crecimiento económico del país, fuertemente basado en el mercado interno.

El apoyo internacional estaría previsto para luego del referéndum del 21 de febrero de 2016, pero…¿qué dirán los expertos internacionales?

De la CEPAL espero poco a la luz de lo visto en los últimos años, cuando -en comparación a su época gloriosa- su voz perdió muchísimo peso. Del BID seguramente se podrá aguardar el consejo de invertir en infraestructura, acomodaticio a los tiempos que vivimos, ya que hablar de mejorar la productividad o la competitividad -como lo hacía antes- parece haberse convertido en un “tema tabú”. Por tanto, mi esperanza está en lo que pueda decir la CAF – Banco de Desarrollo de América Latina.

Conocedor del sesudo pensamiento de su Presidente, su consecuencia profesional y su honestidad intelectual -no teniendo nada que perder luego de lo que ha logrado en la vida- estoy seguro que su prédica será la misma, aunque lo que decía en tiempos de bonanza adquiere hoy un peso superlativo:

“Al margen de la infraestructura, debe haber una transformación productiva, generar tecnología, innovación y añadir valor agregado…se debe construir el capital humano a través de la educación para el siglo XXI y que todos tengan una agenda de largo plazo, no pensar en uno, dos o tres años, pensar en una visión de 20 a 25 años, hay que aprender de países más exitosos como los de Asia”.

Una receta simple y compleja a la vez por el trabajo público-privado que exige, repetida por enésima vez hace poco por nuestro compatriota Enrique García Rodríguez, Presidente de la CAF  (Infolatam.com, 21/ENE/2016), aclarando que no se trata de mi pariente, a fin de que no se diga que incurro en un favoritismo...

Buscando la verdad
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Ama Sua, Ama Llulla, Ama Quella…

El Presidente Morales anunció a fines del 2014 su deseo de enfrentar juntos, gobierno-empresarios, la baja del precio del petróleo, para lo cual los convocó y recibió sugerencias. Recientemente dio cuenta de una nueva reunión con el empresariado para recibir propuestas y garantizar el crecimiento en un escenario de crisis. ¡Excelente!

Cuando Bolivia sufre ya los efectos de un entorno desfavorable, saber que el gobierno está del lado de quienes arriesgan, invierten, producen y comercian dentro de la legalidad, es saludable. Nadie quiere que Bolivia llegue a la situación de Venezuela, Brasil, Ecuador o Argentina -con pronósticos de recesión e inflación- por los errores cometidos.

Pero, para enfrentar con éxito un indeseado escenario de crisis, la condición indispensable en favor de quienes actúan dentro de la formalidad debería ser un trato justo, equilibrado y -por qué no, amigable- de parte de las instituciones del Estado, las que, sin dejar de fiscalizar pero bajo el principio de la buena fe, ayuden a que el crear riqueza y empleo para los bolivianos sea mucho menos difícil, pues cuando las actitudes y las sanciones contra quienes intentan hacer bien las cosas son mas bien muy severas, la desconfianza aumenta y se arruina todo.

¿Cuál podría ser la consecuencia de enfrentar un entorno económico cada vez más difícil, con fiscalizaciones y controles asfixiantes, como varios dirigentes empresariales han señalado? El inducir a la informalidad, a la ilegalidad, al cierre o a hacer escapar las inversiones, con lo que el PIB crecería menos y la pobreza, mucho más.

Veamos a Bolivia como una gran familia con muchos hermanos, donde unos son empresarios, otros empleados; unos se rajan por mejorar, otros disfrutan del esfuerzo ajeno; unos se esmeran por respetar las normas, otros afrentan abiertamente la ley. En una situación así no es justo tratar a todos por igual. No es justo que al que apuesta por trabajar honradamente queriendo ayudar a los menos favorecidos, se lo castigue por un involuntario error u omisión, mientras otros la pasan bomba en la ilegalidad. No es justo que al que madruga para alimentar a sus hermanos, no se lo apoye y hasta se lo trate mal.

Si gobernantes y gobernados no actuamos en justicia ayudándonos -de buena fe- unos a otros, se corre el grave riesgo de empujar a los buenos a la ilegalidad. Entonces habrán triunfado aquellos para quienes el Ama Sua (no seas ladrón), Ama Llulla (no seas mentiroso) y Ama Quella (no seas ocioso) no significa nada…

(*) Economista y Magíster en Comercio Internacional

Fuente: “El Deber”

Santa Cruz, 10 de febrero de 2016

Buscando la verdad
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Te amé, te amo y siempre te amaré…

"A veces no entiendo cómo puede caber tanto amor dentro ese cuerpo suyo, hacia su esposa", me escribió un amigo, a lo que -conmovido por tal expresión- respondí sin titubear: “Es Dios, es Dios, es Dios”.

Una Hermana me dijo que yo era “suertudo” de tener la esposa que tengo…le dije que era así pues -como explica la Biblia- la suerte la decide Dios. “Siempre detrás de un buen hombre hay una gran mujer”, me escribió desde EEUU la Presidenta de una Universidad, algo que asentí diciendo que Dios tenía a mi esposa dentro de su plan para mi vida. Pero, más allá de las varias decenas de personas que escribieron, el halago que me causó mayor alegría al provenir de un acendrado católico fue “Felicidades amigo, por ese grandioso regalo de Dios, celebro con usted la confianza que Él le tiene. Felicidades a su esposa”, a lo que respondí que, al honrarme Dios con tan bella cónyuge, me propuse cuidarla y amarla siempre.

Todo esto se produjo a consecuencia de haber hecho yo una felicitación por Facebook a mi esposa, el 27 de enero pasado, debido a su cumpleaños.

Me sorprende ver la reacción de la gente cuando hago público un detalle afectivo para mi amada, sus curiosas expresiones -“¿de dónde saca tantas cosas?”, la “sana envidia” o “envidia de la buena”- y los comentarios que escriben en muro ante ¡una simple expresión de amor!

Hoy quiero agradecer a Dios porque hace 25 años, un 8 de febrero de 1991, dos jovencitos -Gary y Jannet, bastante flaquitos ambos, por aquel entonces- decidieron unir sus vidas en sagrado matrimonio, ilusionados en consolidar una bella historia de amor con aquel sublime “Sí, prometo”, de ser fieles y estar juntos en salud o enfermedad, en riqueza o pobreza, y amarse y respetarse hasta que la muerte los separe. Fue el Padre Juan Kurahashi quien bendijo el matrimonio y la renovación de votos -siendo cristianos ya- el Ap. Melitón Rosales.

Amada mía, en nuestras Bodas de Plata, aunque materialmente no pueda darte todo lo que mereces, debes saber que lo que escribo de ti y para ti, es lo que siento, queriendo mantener vivo nuestro primer amor que, de no haber sido por Dios, hubiera muerto, pasando nosotros a ser parte de una abultada estadística de divorcios, pero…Él tenía otros planes para vos y para mí...

A ti, mi amiga y compañera, mi amante fiel y ayuda idónea, mi Hermana en Cristo y madre de nuestros hijos Christian y Miguel, a ti te digo en estos primeros 25 años juntos: ¡Gracias por ser mi esposa, bendita seas! ¡Te amé, te amo y siempre te amaré!

(*) Pastor y Anciano en el Centro Cristiano Evangélico “Casa de Oración”

Buscando la verdad
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Bolivia, diez años después…

Nadie en su sano juicio puede negar que en los últimos diez años Bolivia cambió dramáticamente -es cierto- pero no menos cierto es que el cambio pudo ser mucho mejor.

La cara bonita del país durante el último decenio fue el conjunto de cifras macroeconómicas que deslumbran a los organismos internacionales y si bien los indicadores sociales mejoraron bastante, pudieron ser mucho mejores de haberse prestado más atención al día a día de los sectores productivos.

Los sucesivos logros registrados por Bolivia en el período 2006-2015 en los campos económico y comercial fueron determinantes para impactar positivamente en el ámbito social y para aquello tuvo mucho que ver un prolongado auge económico que, habiéndose iniciado en el 2003, significó un largo e inédito ciclo de precios altos para las materias primas, la energía y los alimentos, que benefició al país como nunca antes en la historia.

De cara al futuro, la profundización de todo lo bueno que se logró tendrá que ver con que el llamado Nuevo Modelo Económico, Social, Comunitario y Productivo demuestre -de aquí en más- que es capaz de generar iguales resultados en un escenario internacional adverso de precios bajos, ya que como ocurre con el carácter de las personas, las virtudes no se aprecian cuando las condiciones son favorables y el dinero sobra, sino más bien, cuando el entorno se torna adverso y el dinero no abunda como antes.

Pero si hay algo para destacar del proceso de cambio como un camino sin posibilidad de retroceso, ojalá, por lo bueno que ha resultado para este país -una verdadera revolución que bien podría constituir uno de los principales hitos de la Administración Morales- es la inclusión social: la justicia hecha a millones de hombres y mujeres históricamente postergados no solo de la vida económica, sino también de la vida política y el entronque social, solo tiene su más cercano parangón en la Revolución de 1952.

Inclusión social que en verdad pudo ser mucho más integradora -pero no lo fue- al tornarse disgregadora a la inversa y discriminar a quienes se consideró los excluidores de antes, cometiendo igual error, pese a que espacio hay para todos.

Inclusión social que pudo ser virtuosa y definitiva, de haber mediado para ello mucha más inversión en salud y educación a fin de consagrar la integración de los menos favorecidos a través del conocimiento, la capacitación, empleos dignos y un emprendedurismo formal, factores que sin duda, son lo que de veras cambian la vida de la gente, para bien…

(*) Economista y Magíster en Comercio Internacional

 

Fuente: “El Deber”

Santa Cruz, 27 de enero de 2016

 

Buscando la verdad
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2015: ¿Año para el olvido?

“Este año es para el olvido”, escuché decir a un muy apesadumbrado productor por la severa crisis que aqueja a su sector -otrora uno de los más pujantes del país- sumido hoy en una situación desesperante en grado sumo por la tormenta perfecta que enfrenta: baja de precios internacionales, caída de exportaciones, pérdida del mercado interno, subida de costos y disminución de ingresos, colocándolo al borde de tirar la toalla.

¿Debería ser el 2015 un año para el olvido? De ninguna forma. Si no asimilamos la dura lección sufrida en el sector externo, seguirán los mismos yerros y mucha más gente sufrirá. Incluso las bajas cotizaciones que nos afecten negativamente -no controlables, al ser “tomadores de precios”- nos deben interpelar seriamente: ¿qué hemos hecho durante más de una década para superar la incompetitividad sistémica de la que adolece el país?

¿Qué estamos haciendo para que cuando los precios en el mundo caigan no signifique ello una baja permanente de nuestras exportaciones -perdiendo mercados externos- y una subida de las importaciones -perdiendo el mercado interno- que puedan llevar al cierre de empresas y a tener gente en la calle reclamando o empleándose en el sector informal?

El IBCE propuso recientemente algunas ideas, que bien merecerían ser consideradas:

¿Cómo expandir nuestras ventas externas? Liberalizando, facilitando y promoviendo las exportaciones no tradicionales; repriorizando la inversión pública en infraestructura logística y facilitación del comercio exterior a fin de disminuir el sobrecosto de un país enclaustrado; abriendo y consolidando buenos mercados externos; ajustando la política salarial a la realidad del sector productivo, para bajar costos; garantizando la seguridad jurídica y la institucionalidad para las empresas formales, y la legalidad y la transparencia en las entidades públicas y privadas; aminorando el negativo impacto de la apreciación cambiaria con políticas que mejoren la competitividad sistémica del país.

¿Cómo recuperar el mercado interno, para la producción nacional? Aplicando medidas de salvaguardia para paliar el perverso efecto de la devaluación y depreciación de las monedas en países vecinos; enfrentando de forma integral y frontal el contrabando y la defraudación fiscal; ampliando el número de contribuyentes, facilitando su formalización; resolviendo el problema que supone el Despacho de Importación de Mínima Cuantía y el Tráfico Vecinal Fronterizo que al estar distorsionado, alienta el contrabando hormiga.

(*) Economista y Magíster en Comercio Internacional

 

Fuente: “El Deber”

Santa Cruz, 13de enero de 2016

Buscando la verdad
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De todo corazón, pido perdón…

Esta columna se llama Buscando la Verdad y he comprobado que a la hora de decir la verdad, hablar resulta menos complicado que escribir pues -como reza el adagio- las palabras se las lleva el viento, lo que no pasa con lo que se escribe siendo que, como bien fue dicho: lo escrito, escrito está.

Ha transcurrido otro año más -uno menos de vida, por cierto- y al empezar el 2016 quise hacer algo distinto con mi Columna, algo que de verdad apacigua el alma: pedir perdón. Si el perdonar no es fácil, mucho menos el pedir perdón, sabiendo especialmente que habrá quien no lo querrá perdonar a uno. Pero, hoy voy a pedir perdón, a todo mundo.

En primer lugar, pido perdón a Dios por si en el año transcurrido me hubiera envanecido. Sé que toda buena acción mía es atribuible a Él y aunque así siempre lo he manifestado, le pido perdón si en mi corazón existió el deseo de atribuirme la gloria y la honra que solo a Él le pertenecen.

Pido perdón también a mis padres, porque -a pesar del mayor tiempo que les pude dedicar el año pasado- nunca será lo suficiente como para poder compensar el tiempo que ellos invirtieron en mí. Perdón a mi familia -aquí sí debo pedir mucho perdón- a mi esposa, mi compañera amada, depositaria de mis alegrías y frustraciones, y de mis angustias también; y sobre todo a mis hijos, por tanto tiempo no pasado juntos por causa de mis obligaciones.

Perdón a los directivos de la institución que me permite trabajar para engrandecer a mi Patria, si en algún momento no hubiese cumplido a cabalidad con la expectativa creada, nunca fue por falta de esfuerzo o ganas. Perdón, a las autoridades de “Casa de Oración”, por no ser tal vez el mejor ejemplo a seguir y no hacer cuántas veces lo que esperaban de mí…Dios sabe por qué.

Pido perdón a cada Hermano en la fe al que pude haber fallado -nunca premeditadamente, pues no está en mí el hacer esto- reconociendo que por el celo de Dios, pude herir muchas veces. Igualmente, pido perdón a mis amigos -a los que lo son y de quienes creo serlo- al no poder disfrutar de ese recurso tan escaso llamado tiempo para poder compartirlo.

Y, por qué no, perdón a todo a quien mi crítica le pareció dura -así fuera por su propio bien- incluyendo a nuestros gobernantes: sepan que los podré criticar, pero alzar mi mano en su contra, jamás. “Sé el primero en pedir disculpas, y serás valiente; en perdonar, y serás fuerte; en olvidar, y serás feliz”, leí por ahí. Hoy hago eso, les pido perdón de todo corazón si les fallé u ofendí…¿me perdonan?

(*) Economista y Magíster en Comercio Internacional

 

Fuente: “El Deber”

Santa Cruz, 6 de enero de 2016

Buscando la verdad
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La sacamos barata

Ni el más pesimista de los pesimistas pensó que ocurriera lo que pasó el 2015 con el comercio exterior boliviano, ni el más optimista de los optimistas pudo imaginar que no pasará. Una pena que quienes más cerca estuvieron en su pronóstico fueran los pesimistas, lejísimos de quienes auguraban que éste sería un año sin sobresaltos.

Lo cierto es que el 2015 concluye con el más severo golpe para el sector externo boliviano del que se tenga memoria, con una caída de las exportaciones que superó ya los 3.500 millones de dólares a octubre, bajón que tranquilamente podría llegar a los 4.000 millones hasta fines de año.

Pero hay algo más preocupante aún -el retorno al déficit en la balanza comercial- después de más de una década, superando ya hasta octubre los 400 millones, monto que con toda seguridad crecerá mucho más hasta diciembre. No contar con los sucesivos superávits que vino registrando el país sin parar desde el 2004 mermará las Reservas Internacionales Netas del BCB, lo que sin duda no es un tema menor.

Y si bien la caída de las exportaciones es portentosa -más del 30% en valor y 3% en volumen- producto del agotamiento del superciclo económico de altísimos precios para las materias primas por más de diez años, viendo lo que pasa en el vecindario se podría decir que “la sacamos barata” -aunque- ¡vaya que nos está saliendo caro el ser un país tan dependiente de su sector externo! Y no porque ello sea intrínsecamente malo sino, más bien, porque la caída de las cotizaciones internacionales ha venido a desnudar dos cosas: la extrema vulnerabilidad que supone el hecho que el grueso de la exportación se resuma a muy pocos productos sin valor agregado -gas natural y minerales- y lo terrible de haber dejado de lado la construcción de la competitividad sistémica de nuestro país.

Exportar con altos precios no entraña mayores desafíos, hasta se puede dar el lujo de imponer cupos y restricciones y -pese a ello- crecer. El problema se da cuando las cotizaciones en el mercado mundial caen, entonces se evidencia la incompetitividad de un país -como Bolivia- que estando geográficamente enclaustrado en el centro de Sudamérica detenta sobrecostos que al no ser de ninguna forma atribuibles al sector productivo/exportador privado, deben ser salvados con políticas públicas desde el Estado facilitando antes que perjudicando su loable tarea.

Viendo lo que otros países padecen hoy por sus malas decisiones durante el auge ¡aprendamos de sus errores a fin de no empeorar la situación!

(*) Economista y Magíster en Comercio Internacional

 

Fuente: “El Deber”

Santa Cruz, 30 de diciembre de 2015

Buscando la verdad
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El detector de mentiras

“La felicito señora Presidenta por la gestión que lleva adelante y mucho más por anunciar que implementará un detector de mentiras en la Aduana el 2016, si eso se hace en todas las instituciones del Estado, este país de verdad progresaría”, dijo con gran aplomo el respetado y reconocido dirigente cañero cruceño y Vicepresidente del Ingenio Azucarero Guabirá S.A., Don Abelardo Suárez Bravo.

La alusión fue realizada a la Presidenta de la Aduana Nacional de Bolivia (ANB), Marlene Ardaya, en la Audiencia Pública de Rendición de Cuentas que dicha entidad realizó en Santa Cruz, donde las acciones en pro de la facilitación del comercio legal y la lucha anticontrabando fueron ponderadas, pero también cuestionadas por ciertos sectores como los del sector textil, muy afectados por el ilegal negocio que implica la venta de ropa usada contrabandeada (10/DIC/2015).

Entre los anuncios más destacados del Informe estuvo el de la profunda reestructuración del Control Operativo Aduanero a fin de jerarquizarlo, sin embargo lo que más impactó fue la noticia de la aplicación del polígrafo -un detector de mentiras- a los funcionarios de Aduana, algo muy aplaudido desde la sociedad civil.

No es la primera vez que Ardaya anuncia acciones contundentes anticorrupción y de cara a combatir tal delito dijo que el test empezaría por su propia persona hasta alcanzar al último funcionario, de forma tal que quien quiera trabajar en la Aduana deberá estar dispuesto a que se lo exponga a confrontarse con la verdad significando ello una tremenda apuesta para la Aduana de aquí en más.

Es previsible que con tan draconiana política quienes quieran ocupar o conservar un cargo aduanero el próximo año puedan disminuir, al excluirse los que tengan temor de ser descubiertos en alguna ilegalidad o en su predisposición a cometerla.

Lo del polígrafo no es algo menor, pregúntese Ud. mismo si aceptaría someterse a un detector de mentiras para que le pregunten cualquier cosa ¿lo haría?

¡Qué diferente sería todo si además de los gobernantes, también los esposos y esposas, novios y novias, hijos e hijas, empresarios y obreros, etc., supieran que -más allá del polígrafo- hay un registro diario de cada acción, de cada intención del corazón, de cada palabra proferida y de cada pensamiento, que un día será revelado. “Nada hay oculto, que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de ser conocido, y de salir a luz”, dijo Jesús. ¡Cuán diferente sería todo, de saberse que la vida privada no existe para Dios!

(*) Economista y Magíster en Comercio Internacional

Fuente: “El Deber”

Santa Cruz, 16 de diciembre de 2015

Buscando la verdad
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