Blog de Max Raúl Murillo Mendoza

El Trumpismo en América Latina

El patio trasero de los emperadores del norte, es decir América Latina, sólo ha sido lugar de expoliación y saqueo. Lugar de masacres y golpes de Estado, como juego y folklor de aquellos señores. La guerra fría fue la excusa perfecta para someter a los pueblos al sur del río Bravo, con ese discursillo de América para los americanos.

En estos tiempos postmodernos y ultraconservadores, de gobernantes ignorantes, frívolos y torpes, que ni siquiera les causa compasión la muerte de miles de niños, asesinados por hambre, bombardeos y desnutrición, sus lacayos empiezan a pasearse por América Latina. Los Milei y compañía quieren reordenar el patio trasero, bajo la bendición sacrosanta de los emperadores del norte.

En Bolivia aparecieron otra vez. Son los mismos desde las épocas del neoliberalismo. Dicen que ha llegado su oportunidad, cierto gracias a errores garrafales de algunos caudillos que se creían otros emperadores. Empiezan a gritar que la libertad ha llegado.

Sin embargo, a sus patrones del norte no les interesan estas tierras sino como lugar de expoliación, saqueo y muerte. Al menos en eso es muy claro ese ignorante comerciante llamado Trump. Por tanto, lo que nos queda por hacer es seguir los pasos de los ancestros, que no se rindieron muy a pesar de las condiciones en contra.

Las ideologías han llegado del norte, para hacernos pelear entre nosotros. La política sigue sirviendo sólo a las élites, sean de cualquier signo ideológico, para la continuidad de sus privilegios.

Tenemos que seguir con la consigna de no ser escaleras de nadie; aunque afinar la puntería no es tarea fácil, pues el ambiente está corrompido y destruido los tejidos sociales. Tenemos que seguir los sentimientos de la bolivianidad, como culturas y costumbres o tradiciones más nacionalistas. Más propias, más nuestras.

Sigue siendo tarea pendiente la construcción de un verdadero Estado, que realmente responda a nuestras realidades, que no siga siendo un ente frío, burocrático y alejado totalmente de nuestras realidades. El mundo moderno ofrece enormes posibilidades tecnológicas, técnicas y profesionales para hacer funcionar un Estado; el nuestro sigue siendo anticuado, del siglo XIX, sin ideas, lento, burocrático, que no da respuestas y soluciones a las enormes demandas de la sociedad.

Tareas que sólo los bolivianos podemos hacer o construir. Los trumpistas son ajenos y extraños a nuestras costumbres. Sólo desean implementar recetas conocidas ya desde el neoliberalismo. Que sólo traen hambre y miseria, mayor explotación y saqueo de nuestros recursos naturales. Sus discursos son parte del circo romano ajeno a nuestras realidades. Son discursos vacíos de sentimientos bolivianos, vacíos de realidades bolivianas.

Los neoliberales y golpistas de ayer, hoy son trumpistas y están a la orden de los reyes supremos del norte. Existe una línea clara y notoria entre el neoliberalismo, el golpismo y la moda ultraconservadora del trumpismo, moda oportunista por parte de los criollos bolivianos, pues ellos no pueden pensar por si mismos ni tener ideas propias. Eso nos ha demostrado la historia.

Tenemos que ser realistas al afirmar que el ascenso de los trumpistas criollos, se debe a los graves errores de los caudillos autóctonos, desviados de los objetivos que el proceso les confió se corrompieron, perdieron legitimidad política e ideológica hasta la estupidez de la destrucción interna.

Hoy sólo queda recomponerse del trauma, para afrontar el ataque del neoliberalismo trumpista. Las experiencias tienen que enseñarnos, experiencias recientes de enormes egoísmos enfermizos y anti populares. Como en todas las épocas, el hambre no espera y las condiciones de pobreza y miseria nos exige que seamos, otra vez, creativos y históricamente objetivos con nuestras propias realidades.

Recordar, que en la época de las traiciones de la izquierda criolla y colonial de la UDP, cuando también se corrompieron las élites y caudillos, el pueblo voto de bronca por la derecha: ADN y MNR. Pues lo que llegó fue peor que la tragedia traicionera de la UDP. Llegó el neoliberalismo, con hambre y miseria por doquier. Llegaron los señores del norte con más saña y venganza, destruyendo al movimiento minero y a todo lo que era alternativo.

Hoy plantean absolutamente lo mismo: destruir las empresas del patrimonio social y económico boliviano. Ese hecho pasó en el neoliberalismo y en el poco tiempo que estuvieron los golpistas del 2019, cuando robaron todos los días de las empresas y negocios a nombre del Estado. Pues, son experiencias importantes que tienen que enseñarnos lo que en realidad son los trumpistas bolivianos.

La ingenuidad y la estupidez de votar por estos trumpistas neoliberales, puede llevarnos otra vez a la tragedia de la miseria, del saqueo y el asalto al Estado. Además del retorno de la pigmentocracia, del racismo, de la marginación social de los sectores más pobres y humildes. Experiencias que no podemos repetir, ni retroceder en las conquistas alcanzadas hasta hoy, muy a pesar de los graves errores de gestión estatal, que se deben corregir por responsabilidad con el pueblo y la Bolivia profunda.

Los jinetes del apocalipsis trumpista están por América Latina. Combatirles en las ideas, en las batallas ideológicas y políticas de nuestras trincheras es demasiado importante. Estamos cuesta arriba, son vientos fuertes y poderosos; tenemos la razón y la historia a favor.

Opinión
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Estados fallidos y Estados criminales

Se llaman Estados fallidos a aquellos que ya no tienen control de nada en sus territorios: sin ley, corruptos, sin institucionalidad, donde no funcionan los encargados de la fuerza pública y donde la economía es de sobrevivencia total. En América Latina el ejemplo lamentable es Haití, más allá de las explicaciones históricas, lo cierto es que este país sufre todos los males posibles de desestructuración y criminalidad.

Se llaman Estados criminales a aquellos como Israel, donde la complicidad con los asesinatos selectivos, los bombardeos a civiles desarmados en nombre de Dios, el odio racial y religioso son la constante. Todo eso promovidos por los Estados Unidos y países europeos, en sus ventas de armas absolutamente criminales y anti éticos. Pero el capitalismo querido de estos países, les ordena ejecutar para cumplir los propósitos del mercado total: ganancias al infinito aun sea por encima de millones de cadáveres y sufrimiento del mundo.

Por el sur del mundo los Estados fallidos son muchos. El telón de fondo de estos escenarios son la corrupción política, judicial y económica. Ambientes ideales para desestructurar países enteros, donde la ausencia de leyes y normas básicas, simplemente destruyen instituciones como tejidos sociales. Los Estados funcionan, si es que funcionan, por inercia; pero no con normas y leyes. Las poblaciones sobreviven con economías informales al margen del Estado y al margen de toda normativa económica real.

Sin embargo, lo que debe preocupar al mundo son los Estados Criminales como Israel. Porque el peligro de las mentalidades guerreristas y sanguinarias, simplemente de lejos son abrumadoras respecto de los Estados fallidos. Los judíos bombardean el país que les da la gana, donde los odios son más fuertes, o donde les dice su Dios guerrero y sanguinario. El mundo está totalmente a merced de estas mentalidades sanguinarias y con sed de venganza constante.

En todo caso no es una novedad. La historia mundial tiene experiencia de sangre, que es en definitiva la esencia de la historia occidental. Corea, Vietnam, Camboya, Irak, Afganistán, etc. Los bombardeos criminales son clásicos de sangre en la historia de occidente. Millones de muertos, destrucción total de regiones enteras y millones de heridos por todo el mundo. Hoja de ruta sangrienta en las mentalidades cavernarias de occidente.

De hecho, actualmente sólo las guerras son los negocios más lucrativos de los Estados criminales como Israel o Estados Unidos. Sin guerras empezarían crisis en esos países insostenibles. Por donde se vea la criminalidad del sistema, al mando de los países con Estados criminales, raya en el total sin sentido, pasando todos los límites posibles del entendimiento humano.

Las élites económicas mundiales, que son las más corruptas de la historia del capitalismo, han perdido el rumbo del sentimiento humano, si es que alguna vez lo tuvieron. No les interesan los niños asesinados, las mujeres y ancianos asesinados. No les interesan la destrucción total de ciudades, regiones, pues lo más importante son las ganancias lucrativas al infinito. Esa es la esencia del capitalismo.

En suma, si bien los Estados fallidos son preocupantes; los Estados criminales como Israel son peligrosos para la humanidad. Dotados por supuesto de los arsenales militares, científicamente brillantes, que les asigna soberbia brutal y asesina absolutamente impune. No hay institución alguna en el mundo capaz de parar las masacres mundiales. Porque ellos son también dueños de esas instituciones como las NNUU, donde los diplomáticos de los Estados criminales mienten y tergiversan los hechos, como parte de sus trabajos criminales: justificar las matanzas mundiales en nombre de las ganancias del capitalismo total. Y sus bonitas palabras sólo son ecos criminales de los generales y presidentes que comandan aquellos Estados.

Tenemos que tomar en cuenta, por otro lado, que los sistemas de inteligencia de los Estados criminales son artefactos con licencia para matar en todo el mundo. No hay ley ni norma en el mundo, con autoridad para frenar esos asesinatos secretos cotidianos, dizque en nombre de la seguridad nacional de los Estados criminales.

Los Estados criminales tienen costumbres asesinas, incluso idealizadas en las películas de occidente. Donde los criminales son héroes. Cuanto más asesinos, tienen más carta de ciudadanía y son ejemplos para sus ciudadanos. Ese es el grado de degradación humana de las mentalidades de dichos Estados.

Pero es cierto, por estos lados del mundo, tiene que preocuparnos los Estados fallidos. Porque son escenarios ideales para los delincuentes de cuello blanco, politiqueros corruptos, caudillos ignorantes o letrados por igual, que siembran terror y destrucción institucional para generar ganancias ilícitas. Es decir, para generar hambre, miseria, desigualdad y ausencia de oportunidades. Está claro que estos delincuentes son cómplices del sistema capitalista salvaje.

Los Estados fallidos son tan peligrosos como los Estados criminales. Son caras de la misma moneda: capitalismo. Viven y conviven de la destrucción humana, de la insensibilidad humana, de la degradación humana en su máxima expresión, de la ausencia de solidaridad. Y si todavía tiene sentido la existencia humana, pues detener las corrientes asesinas de esos Estados son actos humanos realmente revolucionarios, éticos y consecuentes con la naturaleza real humana.

Opinión
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La degradación ética y moral de occidente

La civilización occidental guerrerista, tecnológicamente sangrienta, corrupta económicamente; pero y sobre todo con tremendos grados de degradación ética y moral, sólo ha destruido todo lo que ha tocado por el mundo desde el siglo XVI. Las guerras de conquista en Palestina e Irán, demuestran a todas luces ese asco de degradación frente al mundo. Entre muestra de soberbia cavernaria e ignorante, como de soberbia tecnológica que no sirve para nada al mundo, sino a los negocios turbios de los sucios dirigentes democráticamente elegidos en occidente.

Al menos queda claro, frente a otras culturas del mundo, que quiénes se creían el centro del mundo, pues son en realidad el centro del asco mundial, de la hipocresía de alto nivel en las NNUU y de la degradación total respecto de los valores humanos universales.

El mundo tiene que salvarse de esta hecatombe occidental, destructiva, inhumana, con sus sistemas económicos destructivos e inhumanos por donde se vea, desde todas las perspectivas científicas. El mundo tiene que hacer algo frente a cavernarios asesinos en serie, desde oficinas de lujo del norte, donde sus científicos se entrenan sólo para matar y destruir todo lo distinto a ojos de ellos.

Desde hace siglos, el mundo se pregunta el sentido filosófico de la civilización occidental. Su universalización vía colonización e imperialismos, ya dura demasiado tiempo sangriento e injusto. Ciertamente tienen sus pensadores y buenas gentes, que sirven para lavar las consciencias asesinas de occidente. Para encubrir todos los rastros de muerte y crímenes a lo largo del mundo. Esos siglos sangrientos hoy se ven más nítidos y claros, porque su degradación ética y moral como siempre tiene venganza sangrienta: Palestina, Irán, África, etc.

Los dirigentes occidentales, políticos, pensadores y burócratas no sólo son cada vez más mediocres y torpes, sino asesinos en serie y elegidos democráticamente. Es decir, con licencia para matar y destruir todo aquello que no sea igual a ellos, o esclavos de ellos. Afirmaciones que no son nada exageradas, a estas alturas de la historia.

Esos efectos culturales de occidente, vía educación y economía, los hemos tenido también en estos lados del mundo. Racismo, pigmentocracia, marginación de las culturas ancestrales, destrucción del patrimonio y por supuesto gobiernos que sólo imitaban grotescamente a los gobiernos del norte del mundo. Todavía hoy existen mentalidades atrofiadas y ciegas respecto de nuestras realidades, intentando imponer por la fuerza modelos ajenos y extraños a nuestras realidades. Sin investigar o considerar los sentidos comunes de nuestras realidades.

El despertar del mundo no está siendo precisamente en paz, sino viendo las tragedias de las mentalidades guerreras y sangrientas de occidente. Es una toma de consciencia mediante la sangre de millones de inocentes, sacrificados a los Dioses sangrientos de occidente. Ojalá un despertar por fin buscando posibilidades de otras maneras de hacer política, otras maneras de hacer economía y otras maneras de recrear la política. En definitiva, ojalá que el mundo empiece a construir otro tablero de ajedrez en la historia mundial, frente al sanguinario y cavernario sistema político occidental.

Nada tenemos que aprender de occidente, ni siquiera la nostalgia de la filosofía y la ciencia, que al parecer sirven sólo para encubrir las fechorías de los asesinos en serie gobernantes. Nada queda de las lecciones de ética o moral de occidente, sino cadáveres y cementerios de siglos de destrucción y soberbia asesina. Con el mundo contaminado y totalmente destruido por la ambición desmedida de la acumulación al infinito. Realmente nada tenemos que aprender de occidente.

Pero queda como siempre las esperanzas de un nuevo renacer, desde las cenizas de la destrucción occidental. Esperanzas en el multilateralismo mundial, esperanzas en nuevos sistemas económicos menos destructivos y más solidarios. Esperanzas en una nueva ética política, que sea al servicio de las necesidades primarias del mundo. Tenemos que tener esperanzas, recordando siglos de historia destructiva donde millones de seres humanos soñaron en un mundo mejor.

Pero también consolidando maneras de ver más nuestras, menos occidentales violentas, menos economicistas de la depravación medio ambiental. Animando y convenciendo a los destructores en estos lados del mundo, para que tomen consciencia y por fin miren y comprendan que hay otras formas de convivir y compartir las riquezas de estas regiones. Cambiando las mentes imitadoras de ese occidente destructivo y anti humano.

Esperemos que las nuevas generaciones asuman que la herencia que deja occidente, no tiene validez ética y moral. Sólo espejitos brillantes manchadas de sangre, de siglos de masacres y asesinatos en masa en nombre del desarrollo y progreso. Pues sí, eso es occidente y sus jinetes del apocalipsis que cabalgan demasiados siglos destruyendo todo a su paso por el mundo. Destruyendo soberbiamente generaciones enteras engañadas y prostituidas para la muerte y la venganza sin fin.

Esperemos que las nuevas generaciones aprendan del engaño y los espejitos brillantes. Y reconstruyan el espíritu humano junto al medio ambiente, junto a las esperanzas de anteriores siglos de inmensos sacrificios contra la barbarie de occidente.

Opinión
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No aprendemos las lecciones

Los mineros y campesinos en armas, triunfantes de la revolución de 1952, entregaron ese poder a uno de los partidos políticos más corruptos de nuestra historia: MNR. El Movimiento Nacionalista Revolucionario, no sólo boicoteó y destruyó aquella revolución, sino que demostró ser absolutamente corrupto en el ejercicio del poder. Sus caudillos, que eran varios, dividieron ese partido en función de sus intereses, así siguieron la destrucción de nuestro país manejando a su antojo personal.

En ese proceso, desde las cúpulas movimientistas estatales, corrompieron a todos los dirigentes campesinos e incluso dirigentes sindicales mineros. En suma, fue un partido esencialmente corrupto. Poco después, en 1964, entregaron el proceso de la revolución a las fauces de la dictadura militar. Nuestras riquezas a los imperios a disposición.

De esa manera, Bolivia siguió nomas en la costumbre de ser pobre, dependiente y muy dependiente económicamente. Aquel proceso destruido por el MNR, significó un retroceso social y económico para todo el país, que tuvo que esperar hasta 1982 para volver a empezar de cero a reconstruir Bolivia. Sin embargo, el movimientismo ya estaba en filas del neoliberalismo más estricto, y con ese sistema destruyó lo poco que había de las empresas del Estado. Lo poco y valiente que quedaba del proletariado minero también murió, con el golpe de la relocalización, es decir despido de 30 mil mineros.

Muchos años después el pueblo boliviano se volvió a recuperar, iniciando otro proceso social en 2005. Pero, sin aprender de las lecciones del pasado, se dejó este proceso en manos de otros caudillos igual de corruptos, como de destructores del patrimonio del Estado. Pues, la desilusión de las bases, de gente que confió en el proceso y de organizaciones de todo el país, tiene ahora que tragarse otra vez errores de las cúpulas partidarias, que no entendieron el proceso ni estuvieron a la altura de las condiciones que exigía dicho proceso.

Lo grave de estos fracasos lo pagan siempre los más pobres y humildes. Aquellos que solo apoyan con el voto y la solidaridad en marchas. Errores que se analizan muy poco en las cúpulas siempre ciegas y esquizofrénicas de triunfo. Corrupción de por medio, costumbre muy arraigada en las cúpulas partidarias, las élites pues ya están enriquecidas y poco les interesa del futuro de los demás.

La crisis no es sólo económica, lo más grave: es una crisis de valores, es una profunda crisis moral y ética. Las cúpulas partidarias son corruptas directamente o por omisión que es lo peor. Es una crisis donde los más maleantes pueden discursear de revolución; pero sus prácticas son absolutamente corruptas. El divorcio entre la palabra y la acción es característica de estos días tristes y totalmente anti bolivianos.

Hoy hay que volver a reconstituir todo. Desde las perspectivas de inclusión económica y social, desde las perspectivas de hacer de este país más justo, más democrático, más solidario y menos capitalista salvaje. Los fracasos tienen que enseñarnos, las experiencias pasadas son demasiado duras, en sentido de repetir precisamente fracasos anteriores, en la ausencia de democracia interna, en la ausencia de líderes que realmente escuchan a las bases, en las enfermedades totalitarias donde unos cupulares deciden todo al margen de los análisis y consultas a las bases. En definitiva, tenemos que volver a entregar la confianza a las bases, a quiénes sólo desean certidumbres, seguridades de un país que hoy por hoy no nos asegura en nada, ni siquiera en la sobrevivencia del día siguiente. Seguimos nomás en la brutal costumbre de la inseguridad total en todos los campos posibles de este rico, de este bello y maltratado país.

Pues sí, tenemos que volver a reconstituir los tejidos sociales también maltratados, volver a construir sistemas educativos realmente competitivos, que nos saquen del mundo mediocre e ignorante en el que nos movemos, donde los politiqueros aprovechan esa inmunda mediocridad sólo para beneficiarse y beneficiar a sus grupos delincuenciales afines. Pues sí, tenemos que volver a caminar en la senda de soñar con la Bolivia profunda; donde todos nos beneficiemos de las riquezas del país.

Como vemos cuesta mucho aprender de las lecciones del pasado. Nos cuesta demasiado contar con líderes realmente patriotas, profundamente democráticos, éticamente calificados para emprender cruzadas por mejorar las condiciones económicas y sociales de los bolivianos. Nos cuesta ser sostenibles en el mediano y largo plazo. Los politiqueros solo piensan en lo inmediato, en la sobrevivencia humillante del país.

Sin embargo, sin tejidos sociales fuertes y comprometidos profundamente con la historia del país, no lograremos salir adelante. Seguiremos nomás repitiendo errores por los siglos de los siglos.

Aprender de las lecciones del pasado, tiene condiciones claras. Volver a organizarnos para fortalecer los tejidos sociales: clases sociales, comunidades ancestrales, regiones. Sobre la base de la solidaridad y el fortalecimiento de nuestros tejidos sociales. Curando cicatrices y dolores históricos como son los caudillismos, la enfermedad corrupta del patrimonialismo, la corrupción y ausencia del sistema de justicia. En suma, la falta de patriotismo y visión de país sostenible y justo.

Opinión
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Dantesca y grotesca dictadura en EUA

Del asombro mundial a la realidad cotidiana y absolutamente clara, la dictadura en los EUA confirma la crisis estructural que se venía desde hace muchos años. Los demócratas ineficientes fueron la cereza de la torta dictatorial. Así, pues, los que se decían civilizados, cultos, educados, ejemplos de democracia occidental, son en realidad la barbarie moderna y cavernaria a todas luces frente al mundo.

Nada se podía esperar de un ignorante comerciante, organizador de eventos con mises y otros negocios turbios en toda su vida. Pero los pueblos muchas veces pueden equivocarse cuando la bronca perturba, no deja pensar, y reaccionan con odio frente a lo distinto. Eso mismo sucedió en Alemania allá en 1933.

Las redadas contra migrantes a lo largo de los EUA, demuestra cuan frágiles y de pinta racista eran las estructuras gringas, alimentadas de un sistema capitalista injusto; pero con los patentes y llaves a su favor.

Ahora sí, las evidencias son más que suficientes y las mentalidades gringas por América Latina, tienen que convencerse que sus moldes y ejemplos gringos no sirven de nada y siguen siendo los mismos de los siglos XVI y XVII: piratas, asaltantes, vividores, racistas, expoliadores y absolutamente cavernarios respecto de lo político.

EUA no es una democracia. Quizás algún momento lo fue; pero hoy simplemente no es y lo que tienen es una dictadura muy parecida a las dictaduras de los países bananeros de América Latina. Aquellas de las novelas de literatura donde los matones se sirven de los ejércitos, de los paramilitares y asesinos; no de las leyes ni las normas.

Lo grotesco de todo ese espectáculo dantesco de los gobernantes de EUA, es que se sirven de instituciones que les sirvieron durante siglos, para hacer de aquel país un país moderno y auspicioso para los demás. Ni siquiera los gobernantes más incultos e ignorantes de América Latina, que fueron muchos, se atrevieron a insultar tanto al mundo. Los actuales de los EUA, son ejemplos en ignorancia suprema y ejemplos en lo más burdo y ruin de la politiquería tercermundista.

EUA no es democracia, es una dictadura cercana al fascismo más decadente posible. Dictadura que será un enorme desafío para los tejidos sociales de ese país, que tienen que reaccionar en consecuencia, si es que tienen fuerza y fortaleza democrática. De eso en América Latina tenemos experiencia suficiente. Hemos logrado vencer a varias dictaduras sangrientas y soberbias, gracias a la sociedad civil organizada y valiente.

Cada país tiene su destino propio, en sus propias raíces e historias. Los EUA están ahora en ese desenlace crucial, pues les ha tocado en esta coyuntura una dictadura fascista, que se consolidará si es que la sociedad civil lo permite. Si es que la sociedad civil se rinde a los pies de esos cavernarios en instituciones modernas. Es el examen más complejo de su historia moderna.

Esos civilizados gringos también dan risa histórica. Son grotescos y son un espectáculo de circo romano jamás visto, dando espasmos civilizados para la risa mundial. En medio de esa tragedia, pues al menos divirtámonos con semejante ignorancia a flor de piel.

Sin embargo, las redadas a migrantes no dan risa por supuesto, sino preocupación por lo que están pasando millones de migrantes. La migración es producto del sistema capitalista, con la complicidad de gobernantes locales inútiles y corruptos, que no tienen capacidad alguna para resolver las demandas de sus poblaciones.

Millones de habitantes del mundo, tienen que abandonar sus países ante la ausencia de oportunidades. Ante la ausencia de sensibilidad de los gobernantes inconscientes, con sus propias realidades. Hoy se encuentran en un país como EUA, con políticos racistas e insensibles con las causas humanas. Comerciantes piratas que sólo están destruyendo el mundo.

La claridad del sistema es más evidente que nunca. Hoy en manos de ignorantes y cavernarios, que tienen los hilos del poder político tomando decisiones en contra del mundo, en contra de los migrantes que en general sólo han ido a ganarse la vida de mejor manera. Si es que había alguna duda, hoy la claridad meridiana es absoluta: el sistema capitalista con toda su inhumanidad completa, al servicio de unos cuantos magnates y servidores de la destrucción mundial.

Es una larga historia. Hoy con las páginas abiertas frente al mundo. Dejando la boca abierta a quiénes fueron admiradores o monaguillos del sistema. No son culpables por cierto de esa ceguera enfermiza. El sistema se alimenta de ceguera mental y complicidad inconsciente. Son los esclavos preferidos por todo el mundo. Ese es su poder fundamentalmente.

El mundo debe seguir avanzado, a pesar de los gobernantes fascistas y cavernarios de EUA. Tomando consciencia en la creación de alternativas al capitalismo, no con experimentos fallidos tercermundistas, sino con verdaderas alternativas. Desafíos desde cualquier rincón del mundo, para el bien de todo el mundo.

Opinión
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No ser escaleras de nadie

Después de la experiencia del neoliberalismo en democracia, que en realidad era la democracia de los oligarcas (de izquierda y derecha) y sus intereses contrarios a la Patria, se acordó en las bases y organizaciones de aquel momento, que la consigna NO SER ESCALERAS DE NADIE y votar por nuestros propios representantes cundió para las elecciones de diciembre de 2005. Consigna que resultó en la victoria de las elecciones. Pero, al parecer, la memoria es corta y estúpida porque el olvido ahora es la consigna, pues los mismos oligarcas del neoliberalismo están de regreso.

Los errores del proceso de cambio se pagarán caro: con sangre y hambre. Con miseria, saqueo y expoliación de la Patria. Otra vez. Errores que cometieron las cúpulas antidemocráticas, que no consensuaron acuerdos de largo aliento. Que no consultaron a los mejores profesionales que había en las filas del proceso; que prefirieron el triunfalismo barato y tonto. Porque los errores se pagan caro, es la enseñanza de la experiencia en un país como Bolivia, donde la memoria es demasiado corta y servil.

La superficialidad del pensamiento político e ideológico, en varios sectores del actual Proceso, sobre todo en las frágiles y débiles clases medias, ha posibilitado el retroceso que tenemos. Es evidente ese fenómeno. Muy pocos en dichas clases merecen el lugar que merecen, desde la perspectiva del compromiso con la Bolivia profunda.

La ausencia de escuelas políticas e ideológicas, para la formación del nuevo pensamiento nacional y nacionalista, no sólo fue un descuido sino un acto en contra del mismo Proceso. La enfermedad del caudillismo, con sus raíces desde la colonia, sigue influyendo dramáticamente en la política moderna y actual. No superamos esas enfermedades mentales sociales, en todas las clases sociales.

Esa ausencia de espacios de pensamientos nuevos en la política, se está pagando muy caro. Vemos que en todos los segmentos políticos que se presentan a las elecciones, no hay realmente políticos intelectuales de talla, con autoestima propia. En general la mediocridad campante e incluso estúpida es la regla. Ni siquiera un pequeño discurso es posible que construyan esos personajes. Exigirles que al menos reflexionen con cierta calidad sobre los problemas del país, es exigirles demasiado.

La bulla y la brutalidad de la calle, de la fuerza bruta de choque y miedo, han reemplazado a los debates y al intercambio de ideas. Cuánto más brutal y callejero es un político, es más legitimo en este reino de la mediocridad. Tiene sentido, pues lo corporativo no es política precisamente sino el encubrimiento de intereses oscuros. Y eso es brutalidad en la calle. Asalto al sentido común y copamiento por la brutalidad de la sociedad civil.

También es cierto que la organización política, por experiencia, es el medio de defensa de los derechos básicos. Eso nos enseñaron los sindicatos mineros en su mejor momento, allá al finalizar el siglo XIX y en todo el siglo XX. Ese proletariado minero que tuvo que organizarse en contra de los abusos de los patrones, de las oligarquías mineras extranjeras y nacionales. Pero además, que tuvo que formarse en política e ideología profundamente con el marxismo y otros pensamientos de vanguardia.

Muchos de esos dirigentes mineros fueron intelectuales importantes, escritores, pintores y pensadores, gracias a sus escuelas de formación política. Comparativamente, de lejos los actuales dirigentes sociales ni siquiera se asoman a un bachiller de un colegio marginal. Aspecto que debería preocuparnos en serio, para el avance del Proceso. Definitivamente la formación en política, tiene sus efectos inmediatos en la sociedad civil. De hecho, esas formaciones políticas del proletariado minero, impidieron de alguna manera y frenaron a la enfermedad del caudillismo.

Pero copiar eventos o hechos históricos no sirve en la historia. Sólo aprender de sus lecciones y de sus experiencias. Precisamente eso no hicimos en el Proceso de Cambio. No aprendimos de la experiencia.

Sin embargo, tenemos que recordar con exactitud los eventos del neoliberalismo que fueron enterrados con las elecciones del 2005. Aquella consigna poderosa de NO SER ESCALERAS DE NADIE, fue un turbión que cambio la política boliviana. Esa política racista y pigmentocrática del neoliberalismo, fue destruido totalmente. Recordar y volver a aprender de alguna manera, de aquellas experiencias puede ayudar a renovarnos en el presente. Pues quiénes fueron culpables de aquellos eventos conservadores, hoy regresan gracias a los errores del Proceso. Regresan animados e influenciados por los eventos trumpitas del mundo, que es ni más ni menos la restauración colonial e imperial moderna y postmoderna.

NO SER ESCALERAS DE NADIE más. Sino confiar en nuestras propias fuerzas. Desde nuestros candidatos propios. Pero, ojalá, nuevos, limpios de todo acto corrupto y anti boliviano. Nuevos en los compromisos con la Bolivia profunda, que otra vez hoy sufre en el alma y el sentimiento por los errores y los actos innobles, que no son de las bases ni del pueblo profundo.

Opinión
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Los doctorcitos de Harvard quieren salvar Bolivia

Como si no tuviéramos experiencia en nuestra historia casi reciente, donde gobernaron en el llamado neoliberalismo, muchos profesionales de Harvard, Columbia, etc. Lo resultados fueron un rotundo fracaso. Pues, incluso gente estudiosa de esos centros, importantes por cierto, no han podido gestionar nuestros problemas estructurales. El mismo fracasado político Tuto Quiroga, es uno de ellos. Y pues no le achunta una en este país.

El problema de fondo es el desconocimiento que siguen teniendo, dichos estudiosos, de nuestras realidades. Una cosa es la academia y los libros; otra totalmente distinta es la cuestión práctica en Bolivia. Una cosa es saber lindas teorías de Estado; otra cosa en con charango: estar en una de las oficinas de nuestra burocracia.

Los estudiosos de esos centros importantes, a nivel mundial incluso, no conocen a profundidad nuestras lógicas culturales, costumbres, vicios, traumas, reciprocidades y otros temas que tienen que ver con cargas mentales. Todo eso no están en las bonitas teorías librescas, que además siempre quieren aplicar como recetas.

Hoy, en estas coyunturas brutalmente politizadas, vemos a estos doctorcitos de Harvard en sus campañas con gente de pollera, o con gente de ponchos y ojotas, como si la presencia de algunas personas de la Bolivia rural, resolvieran sus ausencias de conocimientos de nuestras realidades. Esta bien la foto; pero pues si el ridículo de sus ignorancias no se ataca de raíz, los doctorcitos de Harvard seguirán nomas aplazándose en la materia Bolivia.

Escuchando lo que dicen, no dicen nada. Son los mismos cánticos modernistas que se escuchaban en la época del neoliberalismo. Algunos imitadores de Milei o Trump, hacen totalmente el ridículo. Bolivia no está para esas medidas sangrientas, precisamente por el tipo de realidades que somos. Además, Bolivia ha cambiado en estos últimos años y el mundo rural es otro. Todavía más rebelde que antes.

Por supuesto que los bolivianos no podemos cerrar los ojos ante nuestras tragedias. La galopante corrupción, la desestructuración institucional, la ausencia de políticas de Estado, el fracaso económico tiene que ponernos en guardia desde los conocimientos, no sólo de los libros sino desde nuestras experiencias regionales. La ausencia de oportunidades para los jóvenes, son insumos para repensar Bolivia, para repensar en qué hemos fracasado y por qué.

Sería interesante que nuestras propias universidades puedan ser espacios de reflexión e intercambio de teorías. Porque la experiencia nos señala que depender de espacios tan alejados y distintos en todo, como Harvard, está bien para la anécdota, no para los compromisos reales de la Bolivia real y profunda. Apostar por nosotros mismos siguen siendo los desafíos de los bolivianos, de todas las generaciones. Aunque para ello debamos apostar mejor en todo, pues en Bolivia los desafíos cuestan veinte veces más que en otras realidades. A pesar del sufrimiento, vale la pena seguir apostando por lo nuestro.

Existen experiencias por el mundo, como en Corea del Sur, Singapur, donde las universidades se pusieron las pilas junto a las construcciones de Estado de aquellos países, para aportar a fondo en todos los campos posibles. No hay mucho que inventar por el mundo sino aprender de otras realidades y adaptar a nuestras realidades.

En Bolivia tenemos talento suficiente. Pero el bloqueo de la politiquería y el poder de los analfabetos politiqueros en las universidades, no dejan fluir a tanto talento que perdemos. Al final, Bolivia es uno de los países que más talento expulsa a todo el mundo. Aquí no se puede pensar en serio, sino bajo las fauces de la politiqueria y la ausencia de instituciones, lleno de caudillos cavernarios y totalmente contrarios a las ideas y las ciencias.

A pesar de esa evidencia, tenemos que seguir insistiendo en construir espacios de pensamiento, de investigaciones sobre nuestras necesidades y realidades actuales. A pesar de las tragedias actuales, la terquedad de crear instituciones en serio debe seguir alimentando nuestras ganas de construir Bolivia.

No está mal que los doctorcitos de Harvard se sumen a los esfuerzos nacionales, porque tienen que aprender aspectos importantes, que no están en los libros sino en la experiencia de nuestras realidades. La información ayuda de sobre manera; pero también las experiencias y la información que fluye desde siempre en las cicatrices de los fracasos, en las miradas de las historias todavía no sistematizadas y contadas. En las economías que no son occidentales, de reciprocidades, de sobrevivencias fuera de los sistemas impuestos desde afuera. En fin, en fin.

Sumemos fuerzas desde distintos lugares y espacios de investigación. Sin los tufos imperiales y coloniales, que pues no le hacen bien ni a las ciencias. Eso nos dice la experiencia. De hecho, eso mismo está sufriendo el mismo occidente, con sus enfermedades mentales y soberbias congénitas, destruyéndose a sí mismo. En fin.

A estas alturas de la historia, occidente ya nada tiene que enseñar al mundo. Sino aprender de otras experiencias, éstas aun sean producto del sometimiento y la destrucción imperial. Es la recomendación de la experiencia de la historia.

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El fantasma del Fascismo por el mundo

Los errores terribles e imperdonables de la izquierda, sobre todo de sus líderes que no estuvieron a la altura histórica de las circunstancias, en América Latina, simplemente tiende la alfombra roja a la ultraderecha fascista. Por todos lados, la corrupción y la incompetencia, ni qué decir la falta de compromiso ideológico y político con sus pueblos, se están arrinconando a la periferia de las derrotas. Dejando, por supuesto, a los sectores desamparados a su suerte, a la suerte de las fauces fascistas.

En Europa y el norte del continente americano, ya es una realidad aquel fascismo que el mundo ingenuamente creía que era historia. Hoy, ese fascismo de Hitler o Mussolini, otra vez son parte de las realidades del norte.

Pero qué es lo preocupante de esta realidad? La pérdida total de derechos sociales y económicos. La pérdida total de los avances sociales que le costaron al mundo enormes sacrificios, de muchos años e incluso de sangre. Las tendencias de estos sectores conservadores y cavernarios, son muy claros. Son sectores que sólo respiran odio y resentimiento contra organizaciones sociales, contra pensamientos liberales o progresistas. Sectores que odian a los migrantes y distintos culturalmente.

Por nuestros territorios, además tenemos que añadir la ausencia de crítica y debates internos, que hayan posibilitado corregir o encausar proyectos sociales de mejor manera. La enfermedad del caudillismo tercermundista, ayuda a destruir a las organizaciones sociales. Eso lo vemos con claridad en nuestro país. Caudillismos que sólo postergan toda posibilidad de democracia participativa, real, de renovaciones en las ideas y los liderazgos.
Como vamos por el mundo, el capitalismo salvaje está triunfando, con ayuda de la misma izquierda. La esclavización de la humanidad está en proceso, pues las tecnologías de la información se prestan a ese ingrato servicio de los poderosos. Ya intentaron durante el covid paralizar y esclavizar al mundo entero; hoy saben que eso es posible y están en serio proceso de esclavización del mundo. No es ciencia ficción, es ya una realidad palpable para lo cual requieren gobiernos totalitarios y coloniales.

La otra evidencia mundial de que el capitalismo salvaje hace la vida imposible por todo el mundo: los precios de la vivienda, de los alimentos y de la cultura o los estudios, están por las nubes. Ya no es posible acceder a esos servicios que deberían ser derechos básicos; ahora son un lujo por todo el mundo. Unos demasiado pocos, se están enriqueciendo a costa de las inmensas mayorías mundiales.

El capitalismo salvaje es el actual sistema imperante. Quiénes todavía son ingenuos, o son parte del sistema por intereses personales, simplemente están alimentando la destrucción mundial de los ecosistemas. Son cómplices de la destrucción de los derechos sociales y económicos en todo el mundo. Ese capitalismo salvaje que se alimenta de las guerras y el narcotráfico, ante la imposibilidad de lo legítimo como las industrias. Capitalismo salvaje en manos de banqueros y financistas oscuros, que tienen el control del mundo y están encima de los Estados.

Nos queda claro, a los sectores conscientes y todavía rebeldes en sentido de defender los pocos derechos de los sectores vulnerables, que no podemos dejar semejante impunidad mundial en contra de la humanidad. Los errores cometidos nos han conducido a este callejón fascista que se alimenta de esos errores. La decepción de los pueblos sólo les conduce a la tragedia, como en los Estados Unidos. Pensaron, en USA, que votando por un ignorante comerciante resolverían los brutales errores de los demócratas. Pues, lo que tienen hoy como presidente es un fascista peligroso, racista y dispuesto a restaurar el poder blanco anglosajón de los siglos piratas XVII y XVIII.

Hay que resucitar los grupos de reflexión teóricas e intelectuales, donde sea posible. Otra vez repensar nuestras realidades. Los pensamientos alternativos y de resistencia al capitalismo salvaje y sus vasallos trumpistas tercermundistas, son las prioridades de estos momentos convulsos y fascistoides.

El Vivir Bien es una alternativa al capitalismo. Desde Bolivia podemos aportar al mundo con el pensamiento del Vivir Bien. La destrucción mundial en curso requiere de un cambio profundo en las mentalidades, de todas las sociedades y culturas del mundo. El consumo extremo como impone el capitalismo salvaje, sólo nos conduce a la destrucción de todos los complejos de los hábitat animales, vegetales y humanos. Los Trump y sus vasallos tercermundistas, son mentalidades enfermas y destructivas.

El Vivir Bien puede ser una alternativa a todo ese sistema destructivo del consumo infinito, es decir de la destrucción sistemática del planeta tierra. Pero, pues, ni siquiera en Bolivia somos conscientes de esa destrucción. Nuestras autoridades son tan ignorantes como Trump, o son nomás vasallos de esa destrucción ideológica de la humanidad.

Estamos en la encrucijada más peligrosa de toda la historia. Ya no son sostenibles ni sinceras las defensas del capitalismo, a nombre de que no hay otro sistema. A estas alturas ya es incluso tonto pensar de esas maneras, ante las evidencias científicas y abrumadoras de la destrucción mundial. Las obscenas e insultantes acumulaciones de riqueza en manos de unos pocos mega millonarios, es nomás la degradación humana en lo más antihumano y egoísta destructiva.

Opinión
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¿Qué son los valores humanos?

Los valores humanos son principios, creencias, convicciones en la justicia, en la rectitud ética, respecto de las sociedades y sus funcionales formas de desenvolverse en el tiempo. Fundamentalmente son principios desde los cuáles se diferencian lo bueno de lo malo; lo cruel de la rectitud en la justicia. En ejemplos de personas, para resumir el relato, que han sido portadores de principios en valores humanos, están Pepe Mujica o Mandela. Contrariamente, podemos poner ejemplos de personas que no tienen principios o valores humanos, como Trump o Hitler.

Por supuesto que muchos revolucionarios en la historia, demostraron en el siglo XX ser como portadores de esos valores humanos. Por ejemplo el Ché Guevara. O curas que comulgaron con el ejemplo de sus propias vidas, hasta entregar sus vidas mismas, como Luís Espinal. Raras especies de seres, que habiendo interiorizado los valores humanos, decidieron optar en la vida por los demás aun a costa de sus vidas.

Los valores humanos, invisibles, abstractos, tablas de funcionamiento importantes desde la aparición del homo sapiens en la tierra, siguen siendo los temas fundamentales para salvar al humano en todas las culturas del mundo. Para salvar a la especie humana de la crueldad, de las matanzas, de los genocidios, de la impunidad humana en los más poderosos del sistema.

Pero los valores humanos más importantes, son aquellos que tienen que ver con la construcción de un mundo mejor. Aquellos que son guardianes de la herencia mundial, colectiva e individual, en los derechos humanos y todos los derechos consagrados en el Vivir Bien, como alternativa a la destrucción capitalista. A esa destrucción de los ríos, de los cerros, de las montañas, de los valles, de las selvas. Destrucción sólo por la codicia económica y financiera, ya sin sentido alguno.

Los valores humanos para no rendirse ante el sistema destructivo. Sistema que sólo quiere humanos esclavos, consumistas, cómplices cotidianos del sistema en su destrucción sistemática de toda forma de vida en la tierra. Adornado por discursos civilizados y educados, señuelos de espejitos brillantes como en el siglo XVI que engañan para luego esclavizar sobre todo a los más jóvenes, a los más débiles ante el sistema.

Es cierto que los valores humanos están en crisis por todo el mundo. El pragmatismo politiquero ha destruido casi por completo la ética, el sentido común del cuidado colectivo de las instituciones y todo lo demás. Dirigentes indígenas han demostrado ser más corruptos que los anteriores oligarcas de cuello blanco. Pues, eso de las reservas morales sólo ha sido un espejismo engañoso, discursivo y peligroso. Los humanos al final están hechos del mismo barro. Somos testigos también del show gringo por el norte del mundo. Donde el festín de los más corruptos del planeta está en pleno auge. Guerras por negocios turbios, ventas de armas por sobre los cadáveres de niños y ancianos, venta de todo lo que sea naturaleza en nombre del capitalismo y extractivismo más primitivo posible, justificado y teorizado por los más aberrantes profesionales mercenarios del sistema.

Precisamente esa destrucción del planeta, tiene que dar alas a la humanidad para tomar consciencia de lo que está sucediendo. Por donde se vea, el sistema capitalista es insostenible y destructivo. Decir lo contrario es simplemente un engaño cibernético. Los economistas trumpistas tercermundistas, realmente lacayos como nunca antes, son peligrosos. Sus patrones en el norte demuestran en vivo y directo lo que realmente son, lo que realmente es el sistema y sus correlatos por el sur del mundo.

Todo ese desastre mundial, junto a cómplices socialistas que se han corrompido en nombre del pueblo y del socialismo, son sumas del sistema. En Bolivia también los tenemos, todavía se pasean por nuestras calles como si nada hubiera pasado. Desastre mundial que debe ser parado y combatido, porque los valores humanos y verdaderamente revolucionarios, alternativos, del Vivir Bien, tienen que tener sentido como nunca antes.

También es evidente que el sistema capitalista es muy fuerte. Sus tentáculos son poderosos y sus ramificaciones no tiene límites e ideología. Corrompe todo lo que encuentra, como hemos visto en Bolivia. Y vemos a diario. El sistema capitalista no tienen religión, porque él mismo es una religión.

Pero en estas coyunturas brutales, imperiales y coloniales, se trata se salvar al mundo. Ya no se trata sólo de combatir a unos secuaces trumpistas tontos e ingenuos del tercer mundo, sino se trata del planeta tierra. Se trata de salvar nuestra casa común y única por ahora en todo el universo. Ya no es ciencia ficción: el capitalismo salvaje está destruyendo el planeta tierra. Y que los ecologistas gringos no sepan qué hacer por el norte es otra cosa.

Pues, los valores humanos, éticos, de lucha por la justicia y la restauración de la tierra como la casa común, es ahora una necesidad imperiosa. Se trata de la sobrevivencia de todas las culturas, herencia de los ancestros por todo el mundo. De hecho, ser revolucionario tiene que ser en estas coyunturas ser ecologista revolucionario; pero también ecologista social en contra de la corrupción y la lacra de la impunidad como comportamiento social.

Opinión
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Hacia el multipolarismo justo

En un mundo destruido respecto de las instituciones herederas del siglo XX, como de aquellas que se crearon en la era de la globalización, al parecer se camina hacia nuevas estructuras multipolares o multilaterales. Con claridad la globalización fue el escenario para que países distintos, sobre todo de Asia, se pongan las pilas competitivas en lo económico y científico tecnológico. Fenómeno que ahora no aceptan las potencias tradicionales, como los Estados Unidos, que prefieren quedarse en los siglos XIX y XX siendo los matones del barrio y sin competencia posible.

En esta desestructuración y desorden mundial, todos los países buscarán un lugar en las nuevas estructuras que salgan de esta crisis. De hecho, los llamados BRICs, tienen enormes oportunidades para consolidar sus esfuerzos como una nueva organización, pues ojalá en la línea de intercambios económicos más democráticos, más sostenibles en el sentido de vencer a la lacra de la pobreza y la miseria.

Sin embargo, no será fácil ni mucho menos encontrar un lugar en las nuevas estructuras. Bolivia ni siquiera sabe dónde está. Tiene que encontrarse a sí mismo, para lanzarse al mundo en mejores posiciones. Es decir, tenemos que resolver problemas estructurales históricos, si es que realmente queremos sobrevivir como país. El desorden institucional, el caos caminero por los bloqueos irracionales y anti económicos, el inútil e inservible sistema judicial, y en definitiva ponernos al menos en las filas del siglo XX, nos daría mejores perspectivas de los que hoy tenemos.

Necesitamos también gobernantes que sepan en qué país están. No sólo favoreciendo a sectores corporativos y cuasi mafiosos, sino a todos los sectores que consoliden sentimientos patrióticos en la economía y en la reconstrucción del país. Hacer un país por fin inclusivo, en lo social como en lo económico. Hacer un país donde gobiernen los mejores, profesionales y técnicos en todas las ramas. Hacer un país competitivo, saliendo de la indolente e injusta mediocridad politiquera en donde nos estamos hundiendo. Al menos igualarnos a los países vecinos, menos Argentina, que han mejorado sus tasas de inclusión social y económica sin tanto show político, sin tanta alaraca discursiva que no ha servido para nada.

Otra vez tenemos mucho trabajo. Si bien la historia no ayuda mucho, respecto de la experiencia, las necesidades urgentes de no pasar hambre, de no tener justicia en nada, de no tener auto estima como país, tiene que forjarnos a seguir adelante con más empeño en mejorar nuestras instituciones. De erradicar el desorden injusto y anti nacional en el que estamos. Desorden que sólo destruye el alma del país, destruye las esperanzas de los más humildes, destruye lo poco que avanzan las pequeñas empresas dando trabajo a sus obreros.

El mundo al final tiene que seguir avanzando, sea como sea. Eso nos dice la historia. Los ignorantes y piratas como Trump ya pasarán. Solo hay que resistir. Pues los pueblos del mundo tienen experiencia suficiente en estas arremetidas de monstruos, de inconscientes y enfermos mentales. Tener paciencia y sabiduría. Después de estas crisis mundiales emergerán algún tipo de nuevas instituciones. Ojalá para esos escenarios estemos preparados. En mejores condiciones y mejores circunstancias institucionales. Con políticas de Estado serias y hacia el largo plazo.

Los rotundos fracasos históricos a los cuáles estamos acostumbrados, que nos sirvan de base para considerar a los futuros cuadros bolivianos, políticos y profesionales, que sean los encargados de guiarnos en los destinos futuros. Está claro que tenemos que reconstruir todo de nuevo. Está claro que los errores cometidos, deben ser corregidos, mejorados y superados con creces en los desafíos que ya se vienen. No podemos permitirnos seguir sobreviviendo como mendigos y politiqueros enfermos, sólo arreglando al azar lo urgente. Postergando al pueblo a terribles sacrificios que no son justos.

Bolivia puede ser parte de los esfuerzos mundiales, por crear espacios económicos multilaterales, multi polares. Espacios de negocios justos, con reciprocidades justas. No los intercambios injustos que hay ahora con el capitalismo salvaje y destructor del mundo. Pero si nuestro país ni siquiera puede ordenar su casa, pues difícilmente podremos al menos opinar hacia el mundo. Seguiremos siendo la periferia de la periferia, sólo insumos para estudios de antropólogos de la tragedia.

Las crisis son también oportunidades. Si es que trabajamos las condiciones reales y conscientes para salir del atraso, de la pobreza, de la brutalidad politiquera, de la ignorancia generalizada, de la ausencia de espacios para generar emprendimientos empresariales, económicos, intelectuales y de crecimiento en el alma del país: autoestima espiritual.

Ser nosotros mismos, para ser universales. Por ahora ni siquiera somos nosotros mismos. Seguimos nomás en la miseria y el desorden del siglo XIX. Desorden y caos que nos condena a la miseria generalizada, donde los maleantes y pendejos aprovechan para seguir saqueando y destruyendo el país.

Sí, las crisis pueden ser oportunidades de mejorar y tomar consciencia de nuestra tragedia. Sino, seguiremos nomás acompañados de lo peor que pueden tener los países sin alma, sin destino y condenados a la miseria por los siglos de los siglos.

Opinión
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