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Sube el dólar y la inflación: “La letra entra con sangre”

Si los malos políticos y aquellos que siempre tienen un problema para cada solución, con su desaprensiva actitud, lo que querían era que suba el dólar y haya más inflación en el país, han logrado su cometido a costa de que sufran los más pobres, los desposeídos.

La frase "la letra entra con sangre" fue acuñada hace varios siglos a propósito de los dolorosos castigos aplicados por los profesores a sus estudiantes para que aprendan. Esta expresión se ha convertido en un adagio aplicable a situaciones indeseadas que, pudiendo evitarse, suelen lamentarse que ocurran, por ignorancia o negligencia. “La letra entra con sangre” implica tener que pasar por un trance difícil para darse cuenta que, lo que se debía hacer bien, no se hizo, resultando penoso que ello ocurra, porque muchas veces la “lección aprendida” afecta a gente inocente y no siempre a los culpables.

¿Qué le preocupa hoy al ciudadano? El alza de precios, la subida de costos, el abastecimiento irregular de combustibles, su expendio más caro en el “mercado negro” y el veto a las exportaciones. ¿Se da cuenta que todo ello tiene que ver con el dólar?

Siendo que la inflación es el aumento generalizado de precios de los bienes y servicios, y las causas para que ello ocurra pueden ser que la demanda supere de forma sostenida a la oferta, pero también, la subida general de los costos de producción; el exceso de demanda se produce cuando aumenta la cantidad o la velocidad de circulación del dinero, que, no pudiendo ser atendida por la oferta, presiona los precios hacia arriba. De otra parte, la inflación de costos puede derivar del aumento del precio de los insumos, salarios, etc., lo que, al trasladarse a los bienes y servicios, determina el incremento de su precio.

Si a eso se añade un cambio en las expectativas de la población con relación al futuro de la economía, ello podrá producir acciones “racionales” de acaparamiento, pero también, de especulación, cuando la gente compra por encima de sus necesidades, previendo que los precios subirán a futuro, todo lo cual encarece los bienes y servicios en el mercado. Ahora, pongamos el dedo en la llaga: así como cuando el tomate escasea en el mercado, sube de precio, lo mismo está pasando con el precio del dólar en el país.

Recientemente se ha dado una escalada del precio del dólar en Bolivia, un verdadero balde de agua fría para la población, siendo que la inflación al mes de abril rondaba ya el 6% y en la gestión 2024 fue de casi 10%, provocando un deterioro del poder adquisitivo de los salarios, en gran parte asociado a la subida del “dólar paralelo” que más que duplicó su cotización, pasando a tornarse en un referente para la formación de precios en un país que depende altamente de la importación, poniendo en vilo la “bolivianización”.

La inflación en Bolivia obedece principalmente a factores internos, entre los cuales la escasez de la divisa pasa a tener un peso cada vez mayor a la hora de hablar de precios en el país, siendo que la virtual devaluación de la moneda nacional está ocasionando los fenómenos de atesoramiento del dólar, con miras a proteger el poder adquisitivo de los ciudadanos, y, por otra parte, la indexación de precios al mismo.

Lo cierto es que el dólar ha llegado a un nivel preocupante por razones objetivas, como el déficit fiscal, la caída de las Reservas Internacionales Netas, la baja de las exportaciones estatales y el aumento de la importación de combustibles, que se paga en dólares, pero, también, por cuestiones subjetivas, como el cambio de expectativas en la gente, provocando una sobredemanda alimentada por la incertidumbre y preocupación.

La gran pregunta es ¿qué hacer para solucionar esta situación que afecta a la población en general y a los empresarios en particular? La economía no solo es “numerología”, también es “psicología”, y las buenas o malas señales inciden en su desempeño.

Hay dos sectores urgidos de dólares: el Gobierno, principalmente para importar combustibles, fundamentales para el sector productivo y la ciudadanía, y, los empresarios, para importar insumos, bienes de capital, equipos y, últimamente, combustibles también.

De ahí que, considerando el bien mayor, pensando en el bolsillo de la gente, tomándole la palabra al Presidente del Estado que recientemente anunció que declinaba su deseo de reelegirse para dedicarse plenamente a hacer gestión, el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), a fin de intentar detener la escalada del dólar en el país, lanzó cuatro recomendaciones para evitar, por lo menos, que la situación empeore: 1) Destrabar los créditos bloqueados en la Asamblea Legislativa Plurinacional; 2) Destrabar las exportaciones para no limitar el ingreso de dólares al país; 3) Facilitar la producción y la exportación por parte de las entidades estatales involucradas; 4) Forjar un agenda público-privada basada en la seguridad jurídica, la libre exportación y acciones contundentes e inmediatas. Siendo que “las señales cuentan”, solamente así, el dólar podría bajar…

Bujscando la verdad
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¿Qué son los valores humanos?

Los valores humanos son principios, creencias, convicciones en la justicia, en la rectitud ética, respecto de las sociedades y sus funcionales formas de desenvolverse en el tiempo. Fundamentalmente son principios desde los cuáles se diferencian lo bueno de lo malo; lo cruel de la rectitud en la justicia. En ejemplos de personas, para resumir el relato, que han sido portadores de principios en valores humanos, están Pepe Mujica o Mandela. Contrariamente, podemos poner ejemplos de personas que no tienen principios o valores humanos, como Trump o Hitler.

Por supuesto que muchos revolucionarios en la historia, demostraron en el siglo XX ser como portadores de esos valores humanos. Por ejemplo el Ché Guevara. O curas que comulgaron con el ejemplo de sus propias vidas, hasta entregar sus vidas mismas, como Luís Espinal. Raras especies de seres, que habiendo interiorizado los valores humanos, decidieron optar en la vida por los demás aun a costa de sus vidas.

Los valores humanos, invisibles, abstractos, tablas de funcionamiento importantes desde la aparición del homo sapiens en la tierra, siguen siendo los temas fundamentales para salvar al humano en todas las culturas del mundo. Para salvar a la especie humana de la crueldad, de las matanzas, de los genocidios, de la impunidad humana en los más poderosos del sistema.

Pero los valores humanos más importantes, son aquellos que tienen que ver con la construcción de un mundo mejor. Aquellos que son guardianes de la herencia mundial, colectiva e individual, en los derechos humanos y todos los derechos consagrados en el Vivir Bien, como alternativa a la destrucción capitalista. A esa destrucción de los ríos, de los cerros, de las montañas, de los valles, de las selvas. Destrucción sólo por la codicia económica y financiera, ya sin sentido alguno.

Los valores humanos para no rendirse ante el sistema destructivo. Sistema que sólo quiere humanos esclavos, consumistas, cómplices cotidianos del sistema en su destrucción sistemática de toda forma de vida en la tierra. Adornado por discursos civilizados y educados, señuelos de espejitos brillantes como en el siglo XVI que engañan para luego esclavizar sobre todo a los más jóvenes, a los más débiles ante el sistema.

Es cierto que los valores humanos están en crisis por todo el mundo. El pragmatismo politiquero ha destruido casi por completo la ética, el sentido común del cuidado colectivo de las instituciones y todo lo demás. Dirigentes indígenas han demostrado ser más corruptos que los anteriores oligarcas de cuello blanco. Pues, eso de las reservas morales sólo ha sido un espejismo engañoso, discursivo y peligroso. Los humanos al final están hechos del mismo barro. Somos testigos también del show gringo por el norte del mundo. Donde el festín de los más corruptos del planeta está en pleno auge. Guerras por negocios turbios, ventas de armas por sobre los cadáveres de niños y ancianos, venta de todo lo que sea naturaleza en nombre del capitalismo y extractivismo más primitivo posible, justificado y teorizado por los más aberrantes profesionales mercenarios del sistema.

Precisamente esa destrucción del planeta, tiene que dar alas a la humanidad para tomar consciencia de lo que está sucediendo. Por donde se vea, el sistema capitalista es insostenible y destructivo. Decir lo contrario es simplemente un engaño cibernético. Los economistas trumpistas tercermundistas, realmente lacayos como nunca antes, son peligrosos. Sus patrones en el norte demuestran en vivo y directo lo que realmente son, lo que realmente es el sistema y sus correlatos por el sur del mundo.

Todo ese desastre mundial, junto a cómplices socialistas que se han corrompido en nombre del pueblo y del socialismo, son sumas del sistema. En Bolivia también los tenemos, todavía se pasean por nuestras calles como si nada hubiera pasado. Desastre mundial que debe ser parado y combatido, porque los valores humanos y verdaderamente revolucionarios, alternativos, del Vivir Bien, tienen que tener sentido como nunca antes.

También es evidente que el sistema capitalista es muy fuerte. Sus tentáculos son poderosos y sus ramificaciones no tiene límites e ideología. Corrompe todo lo que encuentra, como hemos visto en Bolivia. Y vemos a diario. El sistema capitalista no tienen religión, porque él mismo es una religión.

Pero en estas coyunturas brutales, imperiales y coloniales, se trata se salvar al mundo. Ya no se trata sólo de combatir a unos secuaces trumpistas tontos e ingenuos del tercer mundo, sino se trata del planeta tierra. Se trata de salvar nuestra casa común y única por ahora en todo el universo. Ya no es ciencia ficción: el capitalismo salvaje está destruyendo el planeta tierra. Y que los ecologistas gringos no sepan qué hacer por el norte es otra cosa.

Pues, los valores humanos, éticos, de lucha por la justicia y la restauración de la tierra como la casa común, es ahora una necesidad imperiosa. Se trata de la sobrevivencia de todas las culturas, herencia de los ancestros por todo el mundo. De hecho, ser revolucionario tiene que ser en estas coyunturas ser ecologista revolucionario; pero también ecologista social en contra de la corrupción y la lacra de la impunidad como comportamiento social.

Opinión
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¿Susanitos y Manolitos?

En la medida que los plazos del cronograma electoral se cumplen, la papeleta multicolor y multisigno se pinta con diferentes candidaturas. 

Esta labor  se la realiza en medio de una conflictividad que cosecha lo sembrado en el pasado, improvisación, pugnas desalmadas, intereses sectoriales que han pulverizado la mínima coherencia que debe tener la política, el desprecio por lo popular, siglas sin candidato, candidatos sin sigla y aspirantes a senaturias y diputaciones frustrados.

En estas dos décadas se impuso el movimiento social al partido, los personajes que desprecian la política pero pugnan por cargos políticos, los empresarios o individualidades sin base social alguna que forman partidos empresa o alquilan siglas, los vasallos o empleados que peyorizan al militante, los gerentes que reemplazan a los dirigentes, los  mercenarios técnicos que eclipsan al político. Si todo va bien esta es la fase final de una forma de ver y ejercer la política y el poder político.

En sus estertores finales, se mueven en medio de presiones, renuncias, soledades, traiciones, marchas, repliegues, cabildeos, manipulaciones, ofertas, maldiciones, agradecimientos y dedazos.

En el pasado eran las estructuras partidarias las que ingresaban en un tira y afloje, que finalmente adquiría claridad con la presentación de las listas de candidatos no exentas de sorpresas.

Como ahora no hay partido político y si lo hay es sui géneris, la selección de los vicepresidenciales y parlamentarios, es una tarea indiscutible del candidato presidencial que sin ningún atisbo de práctica democrática en su interior copa las primeras planas de los medios de comunicación.

Estas organizaciones político empresariales tienen una precaria estructura constituida por pequeños grupos de allegados al mesías, divorciados de cualquier base social importante, porque creen que desplegando una millonaria campaña publicitaria será suficiente para lograr el apoyo ciudadano. Son un espectáculo.

Impuestos los candidatos presidenciales ahora el turno es de los vicepresidenciales. Este cargo llegó a ser identificado como la quinta rueda del carro por ser de segundo orden en la toma de las decisiones políticas porque ellas se concentraban en manos del presidente o en la estructura de la alianza o del partido. Esto ha cambiado con la ayuda del fantasmal David Choquehuanca, que con sus ausencias demostró que un vicepresidente presente es necesario para el funcionamiento decoroso de la institucionalidad democratica. 

El vicepresidente será necesario e importante para el futuro gobierno nacional, porque es previsible que el voto estará altamente parcelado y la composición del parlamento tendrá esa característica en el que prevalecerá la necesidad de acuerdos y pactos, articulados por su máxima autoridad, vale decir el vicepresidente, que debería tener experiencia y juego de cintura política más que técnica para encarar los desafíos.

Esta necesidad no debería ser ignorada por ninguna fuerza electoral y dar señales positivas al votante, empero sucede lo contrario, la oposición y el oficialismo son tan parecidos en sus decisiones cupulares y autoritarias que contribuyen a desportillar aún más la democracia. Este es un mal dato ¿se comportarán de la misma manera si es que llegan a ganar las elecciones?

La oposición cada vez más conservadora, ha dado a conocer a sus candidatos vicepresidenciales, el dedazo ha recaído en personajes vinculados a la iniciativa privada y a la función pública de élite. El uno, se inclinó por un jóven empresario sin la menor idea de la política y el otro por un refinado burócrata, ellos, están cerca de las oligarquías minoritarias a las que deberán responder por su apoyo.

El MAS con gran raigambre popular en sus orígenes, es ahora una organización de burócratas inescrupulosos y mafiosos que medraron impúnemente de la cosa publica a mano llena, articularon una dictadura electoralizada negadora del cumplimiento de las reglas de juego preestablecidas, pese a ello, sus fracciones por su lado o en unidad tendrán representación parlamentaria, con las que se tendrá que lidiar.

En su prolongado trayecto, el lider fundacional Evo Morales, fue rebautizado como el jefazo un tanto en broma y otro tanto en serio, con esta designación se resumía el manejo autoritario del poder concentrado en sus manos y sus decisiones indiscutibles, nadie se atrevía a contrariarlas, su voluntad era omnímoda, ahora ya no, prueba de su propia sopa, le llego la consigna marginadora y experimenta en carne propia el  “proceso de cambio”, aún así no dejará la política y estará siempre dispuesto a convulsionar el país, un probable juicio de responsabilidades en el parlamento deberá contar con una conducción de fuste y conocimiento político a profundidad.

La legitimización ciudadana del parlamento es necesaria, para que esto suceda el pueblo deberá sentirse representado adecuadamente, pretender imponer candidatos para que en su función recién sean conocidos y hagan sus primeras armas, es un grave error que afectará la gobernabilidad futura.

El parlamento y el vicepresidente que lo dirigirá,  debería estar en manos de una persona con experiencia, su labor es esencialmente política, debe ser un conocedor de todos los actores y tener la habilidad de relacionarse con ellos en medio del conflicto, aproximarse, consensuar, armar agendas posibles y congelar las resistidas, incorporar en el debate público proyectos de ley trascendentales, lidiar con procesos de fiscalización que de no llevarlos con tino pueden generar crisis insostenibles para el ejecutivo, la gestión sobre temas regionales deben ser debidamente canalizados. La capacidad en la negociación empresarial o de empréstitos o en el escenario internacional es diferente, es una cualidad más próxima a un ministro de estado específico,  el parlamento es el núcleo de la política nacional y requiere de alguien apto para el puesto, salvo que la intención sea reproducir experiencias conocidas con un parlamento títere.

Es más,  ni el candidato presidencial ni el vicepresidencial tienen vinculación con sectores que inclinan la balanza en uno u otro sentido y por decisión propia renuncian a disputarlo dejándolo a merced del MAS, a lo más que llegarán es a representar a una crema y nata empresarial y social. 

Es posible que este grave error lo quieran resolver buscando parlamentarios en algún sector popular, cuya individualidad de ninguna manera resolverá la ausencia de una representación más ancha.

Aspirar a un electorado citadino sin reconocer que tiene una composición compleja y abigarrada, es poner en evidencia la insuficiencia de su análisis y de que las duplas presentadas no serán atractivas en los barrios periurbanos o en la clase media trabajadora, del área rural ni hablar.

Lo que estaba fácil para la oposición, se les esta dando la vuelta por sus innumerables errores tácticos y estratégicos, su coyunturalismo los ubica en una vereda angosta y sin perspectiva, solitos se ponen piedras en el camino.

Pudieron hacer historia empero prefieren la historieta, son más parecidos a Susanita y Manolito que a Mafalda y LIbertad del gran Quino.

Desde el Sur
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Hacia el multipolarismo justo

En un mundo destruido respecto de las instituciones herederas del siglo XX, como de aquellas que se crearon en la era de la globalización, al parecer se camina hacia nuevas estructuras multipolares o multilaterales. Con claridad la globalización fue el escenario para que países distintos, sobre todo de Asia, se pongan las pilas competitivas en lo económico y científico tecnológico. Fenómeno que ahora no aceptan las potencias tradicionales, como los Estados Unidos, que prefieren quedarse en los siglos XIX y XX siendo los matones del barrio y sin competencia posible.

En esta desestructuración y desorden mundial, todos los países buscarán un lugar en las nuevas estructuras que salgan de esta crisis. De hecho, los llamados BRICs, tienen enormes oportunidades para consolidar sus esfuerzos como una nueva organización, pues ojalá en la línea de intercambios económicos más democráticos, más sostenibles en el sentido de vencer a la lacra de la pobreza y la miseria.

Sin embargo, no será fácil ni mucho menos encontrar un lugar en las nuevas estructuras. Bolivia ni siquiera sabe dónde está. Tiene que encontrarse a sí mismo, para lanzarse al mundo en mejores posiciones. Es decir, tenemos que resolver problemas estructurales históricos, si es que realmente queremos sobrevivir como país. El desorden institucional, el caos caminero por los bloqueos irracionales y anti económicos, el inútil e inservible sistema judicial, y en definitiva ponernos al menos en las filas del siglo XX, nos daría mejores perspectivas de los que hoy tenemos.

Necesitamos también gobernantes que sepan en qué país están. No sólo favoreciendo a sectores corporativos y cuasi mafiosos, sino a todos los sectores que consoliden sentimientos patrióticos en la economía y en la reconstrucción del país. Hacer un país por fin inclusivo, en lo social como en lo económico. Hacer un país donde gobiernen los mejores, profesionales y técnicos en todas las ramas. Hacer un país competitivo, saliendo de la indolente e injusta mediocridad politiquera en donde nos estamos hundiendo. Al menos igualarnos a los países vecinos, menos Argentina, que han mejorado sus tasas de inclusión social y económica sin tanto show político, sin tanta alaraca discursiva que no ha servido para nada.

Otra vez tenemos mucho trabajo. Si bien la historia no ayuda mucho, respecto de la experiencia, las necesidades urgentes de no pasar hambre, de no tener justicia en nada, de no tener auto estima como país, tiene que forjarnos a seguir adelante con más empeño en mejorar nuestras instituciones. De erradicar el desorden injusto y anti nacional en el que estamos. Desorden que sólo destruye el alma del país, destruye las esperanzas de los más humildes, destruye lo poco que avanzan las pequeñas empresas dando trabajo a sus obreros.

El mundo al final tiene que seguir avanzando, sea como sea. Eso nos dice la historia. Los ignorantes y piratas como Trump ya pasarán. Solo hay que resistir. Pues los pueblos del mundo tienen experiencia suficiente en estas arremetidas de monstruos, de inconscientes y enfermos mentales. Tener paciencia y sabiduría. Después de estas crisis mundiales emergerán algún tipo de nuevas instituciones. Ojalá para esos escenarios estemos preparados. En mejores condiciones y mejores circunstancias institucionales. Con políticas de Estado serias y hacia el largo plazo.

Los rotundos fracasos históricos a los cuáles estamos acostumbrados, que nos sirvan de base para considerar a los futuros cuadros bolivianos, políticos y profesionales, que sean los encargados de guiarnos en los destinos futuros. Está claro que tenemos que reconstruir todo de nuevo. Está claro que los errores cometidos, deben ser corregidos, mejorados y superados con creces en los desafíos que ya se vienen. No podemos permitirnos seguir sobreviviendo como mendigos y politiqueros enfermos, sólo arreglando al azar lo urgente. Postergando al pueblo a terribles sacrificios que no son justos.

Bolivia puede ser parte de los esfuerzos mundiales, por crear espacios económicos multilaterales, multi polares. Espacios de negocios justos, con reciprocidades justas. No los intercambios injustos que hay ahora con el capitalismo salvaje y destructor del mundo. Pero si nuestro país ni siquiera puede ordenar su casa, pues difícilmente podremos al menos opinar hacia el mundo. Seguiremos siendo la periferia de la periferia, sólo insumos para estudios de antropólogos de la tragedia.

Las crisis son también oportunidades. Si es que trabajamos las condiciones reales y conscientes para salir del atraso, de la pobreza, de la brutalidad politiquera, de la ignorancia generalizada, de la ausencia de espacios para generar emprendimientos empresariales, económicos, intelectuales y de crecimiento en el alma del país: autoestima espiritual.

Ser nosotros mismos, para ser universales. Por ahora ni siquiera somos nosotros mismos. Seguimos nomás en la miseria y el desorden del siglo XIX. Desorden y caos que nos condena a la miseria generalizada, donde los maleantes y pendejos aprovechan para seguir saqueando y destruyendo el país.

Sí, las crisis pueden ser oportunidades de mejorar y tomar consciencia de nuestra tragedia. Sino, seguiremos nomás acompañados de lo peor que pueden tener los países sin alma, sin destino y condenados a la miseria por los siglos de los siglos.

Opinión
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¡Por la pura gracia de Dios!

¿Sabía Ud. que, así haga el hombre su mayor esfuerzo para lograr algo, se prepare de la mejor forma para conseguir alguna cosa o adquiera el mayor conocimiento, hasta pasar por erudito, si Dios dice “no”, nada de eso se dará? Por el contrario ¿sabía que pese a que una persona sea débil, pobre e ignorante, si a Dios le place que surja, así será? ¿Sabía que Dios siempre tiene la última palabra?

Digo esto por lo que aconteció con un evento realizado la noche del pasado 7 de mayo -contra viento y marea, con mil y una dificultades, escasez de tiempo y recursos- pero, por la pura gracia de Dios, el Acto de Posesión de Directorio del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE) en el Salón de Convenciones CAINCO, en Santa Cruz, fue, como dijo un gran amigo, el mejor de los últimos 20 años.

No era para menos, considerando la concurrencia superior a las 300 personas, pese a otros tres eventos fuertes, a la misma hora. Como creyente que soy, atribuyo este éxito a que fue, simple y llanamente el favor de Dios manifestado en un ente técnico que, aunque pequeñito, concitó la atención de autoridades, representantes consulares, dirigentes gremiales, empresarios, académicos, prensa e invitados especiales.

El ambiente era de alta expectación, por una parte, y, festivo, por otra, amalgamando variadas emociones durante el Acto que duró casi hora y media, aunque no se sintió, gracias al Programa que incluyó a la Camerata del Oriente, con magistrales interpretaciones y, de otra parte, el sentido homenaje póstumo realizado al expresidente y, hasta junio del 2024, Asesor del Directorio del IBCE, Lic. Antonio Rocha Gallardo (QDDG), recibiendo el galardón su esposa e hijos.

Como no podía ser de otra manera, la toma de juramento al nuevo Directorio, por el Presidente a.i. de la Federación de Empresarios Privados de Santa Cruz, Lic. Carlos Krutzfeldt Monasterio, fue solemne, como también sus palabras al momento de augurar éxito al cuerpo directivo y destacar el aporte del IBCE al comercio exterior del país, recomendando a la institución: “Continuar siendo firmes defensores de la libertad económica y de la propiedad privada e impulsores de la productividad y la competitividad en el país (…) prestar, además, un oportuno asesoramiento a las entidades públicas para que el gobierno acompañe la promoción y la apertura de mercados externos”.

Naturalmente, habida cuenta de los tiempos que nos ha tocado vivir, con tanta preocupación por la subida del dólar, el alza de precios, el veto a las exportaciones, el menor crecimiento y la mayor deuda pública, entre otras, la gran expectativa era escuchar los discursos de los Presidentes saliente y electo.

A la gente le encantó el cierre de un corto pero contundente resumen de lo hecho en su Presidencia, del 2023 al 2024, por parte del Lic. Alan Camhi Rozenman, cuando, parafraseando a Martin Luther King, dijo: “Yo también ´tengo un sueño´. Sueño con una Bolivia reconciliada con el trabajo, respetuosa del que invierte, abierta al comercio exterior, moderna en su producción y justa en su distribución. Una Bolivia en la que no se penalice al que produce, sino se lo premie; una Bolivia donde el éxito sea aspiracional; una Bolivia donde los jóvenes encuentren futuro sin tener que buscarlo fuera de nuestras fronteras. Ese sueño no es utopía. Ese sueño es posible si lo construimos juntos”.

Sin embargo, no menos categórica fue la reflexión del nuevo Presidente del IBCE, Lic. Luis Ernesto Castedo Urzagaste, cuando, luego de su análisis sobre la situación del país advirtió que: “El futuro de Bolivia depende de haber aprendido la historia: Hay que cambiar la manera de hacer las cosas, la misma receta ya no funciona. El Estado debe ocuparse de dar seguridad jurídica, seguridad de mercados y seguridad de buenas políticas públicas, para que el empresario invierta, arriesgue, produzca, innove, exporte, importe, pero, también, sustituya importaciones, generando con ello empleos dignos e ingresos para las familias, además de tributos y divisas para el Estado. Así de facilito y difícil a la vez, porque todo depende, de quienes tienen la gran responsabilidad de conducir el destino del país”.

El Acto resultó rutilante y si bien la mayoría salió esperanzada por lo escuchado, todos salieron satisfechos porque a la culminación del Acto, el IBCE, en justicia, distinguió a 5 empresas que sobresalieron en los campos financiero, agroindustrial, comercial, inmobiliario y de servicios -Banco Ganadero S.A.; Granja Avícola Integral Sofía Ltda.; Hipermaxi S.A.; Nueva Santa Cruz – Ciudad Inteligente (Grupo Empresarial Lafuente) e Industrias Gráficas Sirena- mientras que el líder destacado fue el Ing. Mariano Aguilera Tarradelles, quien, a nombre de los galardonados ponderó la premiación realizada a notables esfuerzos familiares que se dan por décadas, invirtiendo, produciendo, exportando y generando empleos, ingresos y divisas para el país, pese a tantas dificultades.

De verdad, fue un maravilloso acto y todo… ¡Por la pura gracia de Dios!

Buscando la verdad
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Pepe Mújica y su legado ético

Murió hoy día Pepe Mujica, en su Uruguay querido y en su casita sencilla muestra de que no se corrompió, que fue coherente con sus ideas, con su tiempo y sus compromisos revolucionarios en su patria, hacia el mundo. Muere esa izquierda de aquellos tiempos, cuando la ética y la moral eran valores humanos revolucionarios y de entrega a los pueblos hambrientos, precisamente en solidaridad con los desposeídos y marginados del mundo.

En comparación sobran los “revolucionarios” de discurso, de pinta, de café, de chupas y más discursos. O de aquellos que escriben sus desahogos existenciales, cuando ni siquiera están en las marchas contra el genocidio en Palestina. Sobran esos oportunistas de escritorio, militantes de la mentira y el boicot a los movimientos populares.

Muere Mujica dejando un enorme legado contra las prácticas “pragmáticas” de los “revolucionarios” postmodernos. Del montón y la mediocridad absoluta patrimonialista.

Muere Mujica, ese guerrillero comprometido en su coherencia concreta, en las calles, en la miseria donde están las verdaderas trincheras de un revolucionario. Que después fue apresado por la dictadura uruguaya, del Plan Cóndor, para ser torturado y humillado en la cárcel. Pero que no le doblegaron en el alma, que no le hicieron un vengativo y renegado, sino todo lo contrario: más revolucionario y hecho presidente después por su país.

Como presidente absolutamente ejemplar, un servidor del pueblo uruguayo siendo la primera autoridad. Que no necesitaba guardaespaldas, ni autos de lujo, ni fiestas o farras para que los lacayos le adoraran. Mujica enseñó al mundo cómo gobernar si es que realmente se es revolucionario, si es que realmente se está al servicio del pueblo.

También fue un intelectual. Un pensador positivo y equilibrado. No un fanfarrón de la revolución, como tantos en estas épocas oscuras. Le importaban mucho los jóvenes, las nuevas generaciones siempre postergadas en nombre de la falta de experiencia. En nombre de tantas trampas de la razón hegeliana, que sólo bloquean a los jóvenes en todos los rincones del poder.

Su coherencia y claridad ética, le sirvió también para criticar a otros de la izquierda. Con nombres y apellidos. Porque la cobardía es el sello rutinario y la bandera de la hipocresía actual. Por supuesto que podía hacerlo, pues su vida fue un ejemplo de comportamiento revolucionario, de práctica revolucionaria. Entonces podía mirar de frente a los ojos de los demás, y criticar la corrupción de estos tiempos tramposos, de ausencia total de ética y moral. Era un Quijote, cierto, un ser de otros tiempos en dónde no había moda de pose revolucionaria.

Mujica deja un enorme legado ético y moral como revolucionario. Ejemplar ser en función de los más desposeídos y marginados de este mundo. Pero no hay que convertirlo en caudillo, ni en “modelo revolucionario” para no ensuciarlo con las poses postmodernas de los “revolucionarios” actuales. Mujica sólo era coherente como revolucionario: hacer y pensar en consecuencia.

En tiempos violentos e imperiales, donde la consigna es ser pragmáticos y violentos incluso a nombre de la revolución, en tiempos donde la brutalidad es carnet de presentación, en tiempos donde las ideas y los debates han dado lugar a la brutalidad y la ignorancia, extrañaremos a Pepe Mujica. Extrañaremos a ese Quijote de las causas revolucionarias, de las causas por las que valen la pena entregar la vida.

Vivimos tiempos difíciles e injustos. Tiempos de caretas y poses de pantomima, en medio del hambre, de la miseria y de ausencia de justicia en todo el sentido de la palabra. Tiempos en que faltan las palabras de aliento, de esperanza revolucionaria que puedan ser al menos brisas de consuelo para los desamparados.

Pues la muerte es una manera de triunfar en estos territorios desestructurados. La  muerte es una manera de vencer a los fantasmas de la injusticia, de la soberbia y la inutilidad institucional de la justicia. Mujica vencerá con el tiempo y los recuerdos a esos monstruos de la historia, sean coloniales o imperiales, que todavía están disfrutando con la muerte de los sin nombre, de quiénes no pueden hacer nada para defenderse y encontrar algo de justicia y paz.

Los poetas y los artistas se encargarán de mostrar las bondades espirituales de Mujica. Las letras de la literatura o la historia, tienen insumos necesarios para recordarle como revolucionario ejemplar y consecuente. En definitiva, hemos tenido la suerte de escuchar o conocer un ser ejemplar. Quizás con errores por supuesto; pero no con traiciones a las ideas de la coherencia, a las exigencias de los compromisos éticos y morales si es que se es en serio un revolucionario.

Descansa en paz maestro. En el patio de tu casita sencilla, a pesar de haber sido presidente de un país latinoamericano, y no te corrompiste ni te ensuciaste con dineros del Estado, es decir del pueblo. Pues has sido un verdadero revolucionario. Paz en tu tumba.

Opinión
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¿Izquierda vs derecha o democracia vs dictadura?

Las líneas en la coyuntura están lanzadas, por un lado, la electoral y por otro, la realidad social, son caminos paralelos que hasta ahora no pudieron converger y parece que así no más será. Mediáticamente el proceso electoral tambaleante, esta victorioso, es más importante que las necesidades ciudadanas que han pasado a un segundo plano.

En el proceso electoral no se vislumbran causas ni proyectos de largo aliento, los técnicos han reemplazado a los políticos, el mesías es el gran protagonista, la ciudadanía desdibujada y apática es la base sobre la que los actores políticos navegan en aguas superficiales.

El masismo sabe lo que hace, se da el lujo de pugnar internamente de manera desalmada sin perder de vista su objetivo de poder, en tanto la oposición pelea internamente sin constituirse en alternativa, a lo sumo llegan a conformar equipos electorales.

El oficialismo impuso sus consignas, el proceso de cambio denigró el pasado histórico y a sus actores eclipsando de un solo golpe a luchadores sociales y a instituciones democráticas, instalaron habilmente y con la ayuda de toda la oposición la contradicción añeja entre izquierda y derecha desechando la principal entre dictadura y democracia. 

Los opositores no ofrecen mayores esperanzas, los aspirantes presidenciales  están contribuyendo a no ser parte de la solución sino de la crisis que arrasará con todos ellos. No terminan de comprender que en cualquier contienda política es necesario debilitar al contrincante en lugar de ayudarlo o potenciarlo.

La oposición en sus afanes electorales concluye visibilizando y legitimizando al MAS como si fuese una organización política democrática sin responsabilidad alguna de su conducta fraudulenta y autoritaria y a las cabezas de sus fracciones como adalides de la democracia que pueden convulsionar al país sin sufrir ninguna consecuencia.

Persisten en negar u ocultar el final del estado plurinacional porque temen ocasionar reclamos violentos de los movimientos sociales o reacciones adversas en el ánimo electoral de algún sector social y ser un perjuicio a sus aspiraciones, cuando por el contrario, es el momento de saldar las cuentas y abrir un nuevo periodo histórico con todos los riesgos que esto implica, otorgando al ciudadano cansado de veinte años de autoritarismo, una luz esperanzadora al final del camino. Mantener en la indefinición el debate sobre un nuevo modelo de estado evita el objetar el manejo dictatorial del poder político.

El complemento ideal, que evita desnudar la verdadera identidad del MAS son los efluvios liberales que buscan visibilizarse instalando la contradicción entre totalitarismos, se tragaron la píldora enterita al creer que lo que hizo el masismo esta vinculado a la esencia del socialismo o el comunismo marxista, cuya retórica engañosa fue efectiva y les dio un manto ideológico para disfrazar su verdadera identidad dictatorial.

De este modo, gana el MAS cuando se le otorga el mote de socialista o de izquierda porque evita que se les diga lo que son: una dictadura, la falsa disputa ideológica con el liberalismo le da la posibilidad de seguir en la consolidación de lo que son sin mayores objeciones y les permite posicionar un discurso que los beneficia. En tanto que, desnudar  su condición dictatorial los confronta con la democracia, dejándolos sin discurso.

Lo dicho no es un acomodo pragmático, es determinar la contradicción principal como elemento central en la lucha por la disputa del poder y la reposición de la democracia.

La dictadura instalada por el MAS, es diferente a las que hemos experimentado en el pasado, es astuta, progresiva, construida en el tiempo, no es un facto y recurre al envilecimiento del voto para consolidarse.

El proceso de cambio es una careta con rasgos democráticos, con la que el autoritario puede lidiar con posibles objeciones de la comunidad internacional y resolver las dudas de los opositores despistados que se niegan en reconocer que el estado plurinacional dirigido por una dictadura ha llegado a su fin.

Desde el Sur
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Todos por el trono, nadie por el control

Mas que candidatos, tenemos un exceso de ilusos. Todos piensan en la presidencia como si fuera el trono de un reino, sin advertir que la corona es menos pesada que el congreso. Es curioso, todos quieren gobernar, pero ninguno piensa en la gobernabilidad. Muy poco se detienen a pensar en que, sin control de la asamblea, lo único que van a lograr es una silla de ruedas, un tubo de oxígeno y un gobierno corto. Y aun así, siguen vendiendo espejitos de colores, otra vez.

El fraccionamiento de la oposición es un espectáculo de soberbia y traición desmedida. Cada quien jala por su lado, convencido de que el sesgo del algoritmo y unos cuantos apoyos en redes sociales se traducen en votos reales. Si por milagro alguno llega a la presidencia, será rehén de su propia vanidad y de un parlamento confeccionado para inmovilizar al Estado. Generar consensos no es una virtud que caracterice ni a Tuto ni a Samuel y a los demás mejor ni mencionarlos, porque de historia, decepciones y virtudes, aun no tienen ni el prólogo.

Pero el verdadero asunto se cocina abajo, en la endeble estructura de naipes de estas alianzas. El casting de los posibles futuros asambleístas, pinta como una serie de bajo presupuesto, un volumen 2 del actual congreso. Los viejos oportunistas, listos para levantar la mano a cambio de un viático, y la conciencia por una comisión. Y ahora también tenemos, a los nuevos oportunistas, una mezcla de entusiastas sin brújula, militantes sin madre, y activistas sin causa que creen que gritar y quejarse en redes equivale a legislar; y condimentemos esto, con posibles traiciones y transfugios. Nadie habla de proyectos, de visión, de país, solo ven cinco años de sueldito, pasajes y selfis desde la testera.

Entre tanto la izquierda, que también anda rota, por lo menos tiene a un votante disciplinado que no sabrá mucho de economía ni de democracia, pero sí entiende que dividirse es perder. Y como si fuera poco, han encontrado en Andrónico al personaje perfecto para vender la ilusión de renovación. Un joven callado, con aura de misterio, que habló tres veces en cinco años, pero insinúa lo suficiente para ser útil. La oposición, en cambio, se devora a sí misma con una saña admirable, un canibalismo electoral tan eficaz que ni el MAS lo podría haber planeado mejor ¡Bravo!

Los candidatos se siguen ajustando la faja para ver a quién le queda mejor la banda presidencial. Pero sin Asamblea, el futuro presidente será apenas un florero decorativo, un personaje irrelevante, inexistente, es decir, un Luchito Arce en potencia. Pero claro, eso no entra en los cálculos de quienes solo piensan en cinco años de gloria.

Lo tristemente alentador es que, al final, no importa por quién ni cuál, se impondrá la detestablemente necesaria “democracia de encuestas”, y el voto, sazonado con pánico y polarización, irá para quien este primero. Ese es el pacto social no escrito. A esta parte de Bolivia, no le importa el color del gato, mientras cace ratones.

Opinión
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Una política sin alma en la Bolivia de fin de ciclo

La política, en su sentido más profundo, ha sido siempre una expresión de nuestra alma colectiva. No es solo la del poder ni la administración del Estado, sino la manifestación de cómo una sociedad se piensa a sí misma, se sueña, se organiza y se proyecta hacia el futuro. En este sentido filosófico, los partidos políticos solían encarnar diferentes visiones del mundo, donde las ideologías funcionaban como mapas conceptuales, morales y normativos que orientaban la acción colectiva.

Al desplomarse la solidez de estos mapas, el pueblo se encuentra perplejo, ante los actuales contornos inmorales que han secuestrado la política. Los partidos ya no representan ideas; representan al oportunismo de vividores más que a una oportunidad colectiva de transformación social. Lo que antes representaba una identidad colectiva, una visión ideológica y un proyecto de país, hoy ha sido reemplazado por un pragmatismo sin alma. Esta instrumentalización ha despojado a la política de su dimensión simbólica y con ello ha reducido la democracia a una transacción. Ya no se debate el bien común, se negocian contratos; no se construyen soluciones, se reparten escaños.

Los partidos políticos, lejos de ser espacios de reflexión colectiva y de construcción de sentido, se han transformado en cascarones vacios, en “instrumentos políticos” vaciados de contenido, en mero requisito para presentarse a elecciones. Estos “instrumentos políticos” son el equivalente a “vientres de alquiler” que, ante la anomia, prestan su existencia legal a quien pueda pagar o negociar su instrumentalización.

La idea de representación democrática hunde sus raíces en el contrato social, el individuo cede parte de su voluntad a un agente que habla y actúa en nombre de la comunidad. Sin embargo, cuando ese agente deviene en meramente instrumental -un “vientre de alquiler” de aspiraciones particulares-, la noción misma de voluntad general queda vacía. Surge entonces una contradicción ontológica que devalúa la democracia: ¿quién habla en nuestro nombre, en una democracia que no existe?

La crisis del sistema de partidos revela que hemos erigido un mal ejecutado simulacro de representación, llamado democracia, que ha dejado de ser la encarnación auténtica de la voluntad popular. Este vaciamiento de sentido no es un fenómeno aislado, ni reciente. Forma parte de un proceso más amplio de descomposición simbólica. Vivimos en la era de las identidades líquidas como decía Bauman, donde nada permanece, todo se transforma vertiginosamente, y los marcadores de certezas desaparecen. En este nuevo paisaje, los grandes relatos ideológicos que alguna vez articularon una vigorosa democracia con libertad, justicia, igualdad, fraternidad y patria; han sido reemplazados por eslóganes electorales sin densidad, por discursos demagógicos diseñados para fabricar votos.

Frente a esto, no es extraño que las nuevas generaciones se alejen de los partidos. Para muchos jóvenes la política formal ha perdido su aura, se ha vuelto ajena, rancia y desconectada. No es que no les interese lo público o lo político; al contrario, participan activamente en causas concretas -medioambiente, derechos humanos, arte, deporte- pero lo hacen desde otros lenguajes, otros espacios, otras formas. Ya no necesitan una estructura para actuar, ni un partido para sentirse parte.

Así, lo que estamos presenciando no es solo una crisis institucional, sino una crisis existencial de la política, una pérdida de sentido. Y como toda pérdida de sentido, su recuperación no será solo técnica ni jurídica. Requiere una reconfiguración ética y simbólica.

Tal vez, si queremos rescatar la política del abismo de la instrumentalización, debamos volver a pensarla como un acto profundamente humano: el arte de dialogar y escuchar a los otros, con ideales, con conflictos, con contradicciones, con historia, y sobre todo, con responsabilidad. Una democracia gobernada por partidos sin alma, se convierte en un costoso cabaret frívolo e impostor; sin sentido ni futuro, que deja la política, para convertirse en la administración de las ruinas de un fin de ciclo que puede llamarse todo, menos democracia.

Opinión
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No todos lo aceptaron ni entendieron, el tiempo le dio la razón…

Parece que fue ayer, nomás, pero el tiempo pasa inexorablemente y, tal cual dice la canción, “se nos va, como el agua en las manos”. Han transcurrido dos años desde que el 3 de mayo de 2023, Alan Camhi Rozenman, con apenas 31 años de edad, asumió la presidencia del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE). Gran expectativa causó el anuncio de que un “Millenial” conduciría la institución, dada la rebeldía, la fuerza y las habilidades que, como “nativos digitales”, tienen los jóvenes de esa generación. 

Siendo yo el Gerente General del IBCE, doblándole en edad, por una parte; tomando en cuenta los años de vida institucional que llevo, por otra; finalmente, como economista yo, y él también, formado en Estados Unidos -con Especialidad en Administración, Finanzas, Economía y Marketing- debo confesar que fue todo un reto trabajar con un joven capaz, tecnológico y con una gran experiencia en banca y comercio. 

Me acuerdo que desde el mismo inicio de su gestión, marcó la diferencia al cuestionar frontalmente en su discurso el estado de cosas en el país. Más de una de las 300 personas que asistieron a su posesión se debió ruborizar al escucharle decir: 

“¿Es éste el país que queremos? ¿Es ésta la Bolivia con la que soñaron nuestros ancestros?” Para, luego sentenciar: “Si las respuestas fueran “no”, corresponde preguntarnos, entonces: ¿Por qué estamos en esta situación? ¿Vamos en la dirección correcta?” 

Para él, tales cuestiones no eran existenciales ni impertinentes, a su entender, gran parte de la gente se hace las mismas preguntas y, al no hallar respuestas, se angustia. 

Recuerdo que dijo que lo que vivimos hoy es fruto de las decisiones pasadas y que el futuro dependerá de las decisiones que se vayan a tomar, y, fustigó a los malos políticos:
“Es frustrante ver a nuestra clase política perdida, desorientada y desconectada de la realidad (…) Vivimos un momento de incertidumbre y nada puede preocupar más a la ciudadanía que, después de haber vivido un tiempo de bonanza y prosperidad, en el que muchos mejoraron su economía, corran ahora el riesgo de volver a la pobreza, si es que la situación del país desmejora” 

Pero, Camhi no se limitó a una lectura desapasionada de la realidad, sino que aportó con ideas de solución, que en sus dos años de gestión se plasmaron en propuestas públicas desde el IBCE. Como buen economista y empresario, pragmático además, no solo recomendó tomar buenas decisiones, sino, “tomarlas a tiempo, con coraje e inteligencia, pero, también, con la inquebrantable fe de que una mejor Bolivia, es posible”. ¿Clarito, no? 

¡Cuánta razón al decir que un país dividido no prosperará! De ahí su llamado a la “unidad frente a la adversidad”, para “impedir que se detenga el crecimiento, que baje la creación de empleo en el sector formal y que la economía del país se enfríe, porque si esto ocurre, con seguridad impactará a todos pero, mucho más, a los desposeídos y a quienes viven del día a día”. ¿Acertó, no es verdad? 

Conocedor de las bondades del comercio exterior, frente al deterioro de los macro indicadores del país, como la declinación de la tasa de crecimiento del Producto Interno Bruto, la caída de las Reservas Internacionales Netas, el incremento de la deuda pública, el crónico déficit fiscal y comercial, advirtió que se tenga el máximo cuidado en este campo: 

“Cuando se descuida el comercio exterior, particularmente las exportaciones, se llega a situaciones delicadas, como la subida del tipo de cambio que lleva a un impuesto ciego, llamado inflación, ocasionando la pérdida del poder adquisitivo, no solo en el sector formal, sino también, en el informal, que en Bolivia atañe al 80% de la actividad económica, donde no hay beneficios sociales, acceso a la salud, jubilación y las condiciones de trabajo son dolorosamente precarias”. ¿Estaba en lo cierto, no? 

La “unidad frente a la adversidad” promovida desde el IBCE, pasaba por un gran Pacto Social Productivo a partir de la virtuosa tríada “Gobierno-Empresarios-Trabajadores”, para combatir la pobreza, mejorar la educación, el acceso a la salud y para que haya más empleos dignos y sostenibles a partir de la actividad privada. ¿Interesante, verdad? 

Con relación al creciente déficit fiscal, puso el dedo en la llaga: “¿Por qué no bajar el gasto público e incentivar a que el sector privado absorba la mano de obra cesante?” Y respecto a la subvención de los combustibles: “¿Por qué no permitir la libre importación de diésel y gasolina? ¿Por qué no discutir el desmonte de la subvención o un pago diferenciado sin causar inflación? ¿Por qué no dejar que el sector productivo genere su propio biodiésel?” 

No todos lo aceptaron ni entendieron, el tiempo le dio la razón… 

Finalmente, acuñó este gran pensamiento: “La gente quiere certidumbre, no vivir en zozobra; quiere un destino seguro para sus hijos; la gente quiere progresar y vivir en paz”. ¿Está Ud. de acuerdo? 

Acabando sus dos años de gestión, agradezco a Dios por la experiencia tomada y por ganar un amigo: Alan Camhi Rozenman.

Buscando la verdad
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