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Que la sangre no llegue al río…

Cada vez que debo escribir una nueva Columna, mi principal conflicto radica en definir el tema, porque al haber tantas cosas qué abordar, elegir un tópico es difícil. Pero hoy, viendo lo que pasa en derredor nuestro, debo referirme a ello.

El Brasil de Bolsonaro no levanta cabeza, un país que crece apenas con gran dificultad y con un desempleo creciente. Argentina es un polvorín en potencia con una elección presidencial en ciernes que promete complicar aún más las cosas, porque el nuevo gobierno no contará con el “oxígeno” necesario para sanear sus déficits. Paraguay entró en recesión técnica, por los vaivenes del entorno internacional. Perú está en una crisis institucional y hace poco hasta tuvo dos presidentes al mismo tiempo, recordándonos tiempos que se creían ya superados. Chile -con más de 10 muertos de por medio- acaba de sufrir una convulsión social que hizo retroceder al gobierno en su intención de subir la tarifa del Metro. En Ecuador hubo más de 20 muertos en las protestas que sufrió, y el gobierno tuvo que derogar la subida del precio de los combustibles.

En medio de este panorama, Bolivia por muchos años se caracterizó por ser un país con estabilidad política, económica y social, que supo capear shocks externos -como el del 2009- e internos también, como el amago de alza del precio de la gasolina y el diésel a fines del 2010 que, habiendo sido rechazado por la población en las calles, fue anulado. Desde entonces, cada vez se repite que los combustibles no subirán de precio, convirtiéndose ello en una “camisa de fuerza” para el actual y cualquier gobierno que pueda sucederle. A eso se suma otro “brete” -el tipo de cambio- del cual varios candidatos en la reciente elección dijeron que no lo iban a tocar, porque una devaluación -así sea objetivamente necesaria- resulta muy impopular, por la inflación que acarrea.

La convulsión en la región, que puede afectar directa o indirectamente a la economía boliviana, tiene que ver con varios factores como la pobreza que aflige a la gente, producto del sinceramiento de la economía en momentos en que los gobiernos no disponen de los recursos o las reservas suficientes como en tiempos del auge para dar continuidad a las dádivas y compromisos asumidos durante la época de bonanza.

El pueblo suele perdonar muchas cosas -incluso tolera la corrupción- pero se olvida de sus afectos ideológicos a la hora que le tocan el bolsillo. Ojalá que lo que pasa en derredor nos sirva de lección para que la sangre no llegue al río…

Buscando la verdad
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Mas allá del voto…

Esta vez escribo mi columna semanal al borde del plazo hábil que tengo para enviarla a los medios que me honran publicándola (les reitero, mi enorme agradecimiento), lo que impide referirme a los resultados del 20-O. Siendo el mediodía del domingo, escucho reiteradamente la clásica de todo día de elecciones: resaltar el ejercicio democrático, vivar el civismo, al pueblo, etc.

Muy cierto, pero… ¿Será que la democracia se agota sólo con el voto? ¿Sufragar hará ipso facto, una democracia? Convengamos que peor fuera no poder siquiera votar lo que ocurre donde no hay elecciones, pero para mi gusto no me contento con sólo eso y la ciencia política lo confirma: la democracia no consiste simplemente en sufragar pues la historia muestra reiterados ejemplos en los que el voto del soberano, ha terminado prostituido por alguna pandilla de hampones o incluso, éstos, ganaron algunas “elecciones”, truchas.

¿Qué ocurre en casa? Empecemos, sin retroceder muy lejos, que sí de democracia se trata, su otra cara constituye el estado sujeto al imperio del Derecho, lo que implica –a diferencia de lo que aquí ocurre- que no exista nadie, absolutamente nadie, por muy popular, poderoso o abusivo que sea, que se ponga por encima de la ley o de la voluntad del soberano; es decir, le meta no más.

Así las cosas, encuentro muy discutible pensar en serio en una democracia, cuando el actual régimen, muy orondo actualmente ejerce su tercera gestión, cuando el art. 168 de su propia CPE (aquella que la hizo aprobar aquí en La Calancha en medio de una masacre aún impune), sólo permitía dos gestiones gubernamentales e incluso, por si lo anterior no fuera ya suficientemente repugnante, intenta meterle no más una cuarta, amparado –dice- en su “derecho humano” inventado por sus juristas del horror, validado por otros sujetos disfrazados de “jueces” electorales y hasta, apoyados por un conjunto importante de personas que estarán votando por ellos, no sé si víctimas del Síndrome de Estocolmo, esperanza de impunidad, aspiración de seguir recibiendo algunas migajas del banquete que tragan sus jefazos o, algo peor.

Otro aspecto determinante de un sistema de tal calibre, es el respeto del soberano y de sus decisiones, por todos, incluyendo por supuesto, los Tribunales o quienes ejercen poder, abarcando por si les parezca increíble a quienes lo convocaron expresa y voluntariamente. ¿Ocurre eso en Bolivia? A la prueba me remito: ocurre que el art. 7 de la CPE señala que la soberanía reside en el pueblo y, se la ejerce de manera directa o delegada, siendo inalienable e imprescriptible. Su art. 11.II además, puntualiza que la democracia se ejerce, entre otras, de manera directa y participativa, por medio del referendo. Entonces, ¿Qué pasó con el resultado vinculante del 21F? ¿En estas “justas” electorales se está respetando aquél veredicto del soberano?

Tod@s sabemos que no, aunque algunos no tengan más remedio que disimular o engañar con fines abyectos. Lo pesado es que haya toda una “institucionalidad” puesta al servicio de esos despreciables fines, de forma que esos organismos hoy amorfos, hayan permitido que una candidatura trucha o si quieren, en términos “más elegantes” inconstitucional e ilegal por donde se la mire, se haya colado por la ventana en la liza electoral, que sus organizadores lo hayan permitido pese a su obligación de ser independientes e imparciales y que hasta hayan personas que las apoyen bajo cualquier pretexto que les adormece su dignidad y conciencia, pese al hedor al fraude y el insultante encubrimiento de la Contraloría u otros deformes organismos degradados convertidos en burdos satélites, pues la campaña del binomio trucho se ha hecho en sus narices, con la plata de los ciudadanos.

Si aún pese a todo, otra opción habría ganado tendremos una valiosa oportunidad para recuperar la democracia y el estado de derecho; si ocurrió lo contrario, se habría confirmado aquello de los autores del best seller “Cómo mueren las democracias” Steven LEVITSKY y Daniel ZIBLATT: “Perder la democracia, es mucho peor que perder unas elecciones”.

PAREMIOLOCOGI@
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Para sanar nuestra tierra…

“Que hablen los pastores, de qué se trata; que hablen los curas, de qué se trata, para que vean que yo no me invento”, dijo mi tocayo Gary Añez, Conductor del Programa "A la VERDAD!", comentando una oración a Dios en el Cabildo de Santa Cruz de la Sierra al pie de la estatua al Cristo Redentor, ante más de un millón de personas (4.10.2019).

“Creo que nada pasa porque sí, y que todo es voluntad de Dios, y creo firmemente en que espiritualmente ayer sucedió algo en el marco de esa oración” -dijo- “en ese momento sucedió algo, una sensación de absoluta seguridad, una sensación de calma, de paz”; recordó la Biblia -2 Crónicas 7:14- donde Dios promete sanar la tierra de Israel. Para Añez, “Santa Cruz volvió sus ojos a Dios a través de esa oración” y dijo que el Dios de pactos…¡sanará la tierra! (probablemente refiriéndose a los voraces incendios en la Chiquitania).

¿Qué dice 2 Crónicas 7:14 y en qué contexto? Trata del Pacto establecido por Jehová con Salomón -el último rey del Israel unificado y el más grande sabio de la historia- al momento de la dedicación del Templo que había construido a Dios, Quien dijo que cuando Él cerrare los cielos para que no haya lluvia, y mandare a la langosta que consuma la tierra, o si enviare pestilencia:

“Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra”

Pero advirtió también que si el pueblo desobedecía y caía en la idolatría, los sacaría de la tierra que les había dado; que serían escarnecidos, esparcidos por el mundo y que el Templo sería destruido. Esto justamente ocurrió años más tarde. ¿Quiere saber por qué? Abra su corazón…

Hay 8 verbos en 2 Crónicas 7:14, a saber: humillar, invocar, orar, buscar, convertir, oír, perdonar y sanar. Los primeros 5 son condiciones previas para que los otros 3 se cumplan: no basta orar a Dios para que oiga la petición, hay que entregarse a Dios, depender de Él, buscar a Dios y dejar atrás el pecado; solo entonces Dios oirá, perdonará y sanará…

La Biblia dice que somos tierra, barro en las manos del alfarero, que es Dios. ¿Queremos que la situación cambie? ¡Cambiemos nosotros primero! Cuando Bolivia invoque a Jesús como su Señor, cuando la gente le entregue su corazón, clame a Él, le tribute su confianza y no practique el pecado…¡entonces Dios escuchará nuestro clamor desde los cielos, perdonará nuestro pecado y sanará nuestra tierra!

Buscando la verdad
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La abogacía: ¿En crisis?

Estaba en una actividad pública y se me acercó un conocido, joven colega Abogado –de unos veintitantos años- y entre charla y charla, como acostumbro traté de convencerle se afilie al Colegio de Abogados y/o de estarlo, regularice sus aportes mensuales. Me respondió muy gentilmente, resaltando el trabajo realizado en el ámbito de la capacitación por el ICACH que a su entender era muy destacable, pero a título de confidencia, me contó (sic): “que hoy por hoy, le era mucho más rentable, afiliarse al partido o conseguirse un aval partidario del oficialismo, hacer dos o tres c… y así se aseguraba, hasta por lo menos su próxima generación”. Para él, prepararse estudiando ya había pasado de moda en estos tiempos plurinacionales… Me acordé aquello de COUTURE: como el Derecho se transforma constantemente, el Abogado que no sigue esos pasos, será cada día menos Abogado. En fin…

No es que comparta el pensamiento de aquel colega, pero imposible obviar que mi contacto permanente con ellos prácticamente de todo el país, cuando sistemáticamente formulan sus pesares por el estado de la administración de justicia boliviana hoy sometida al poder partidario del régimen (salvando excepciones que cabe resaltarlas), caracterizada por lo contrario a la meritocracia, la sistemática vulneración de los DDHH cuando se trata de servir al estado encarnado en el régimen (sin importar los abusos que éste cometió) y una nauseabunda corrupción (principalmente en altas instancias de decisión), pues por ejemplo, es un secreto a voces aquí en la Capital y sede de los principales tribunales de cierre del sistema que varios sorteos se venden y los fallos se subastan al mejor postor, sin descartar los telefonazos o las “llegadas” entre algunos altos cargos y colegas, ambos corruptos hasta el tuétano.

También es de conocimiento público, entre otros, que los concursos de “méritos” y demás supuestos sistemas de selección de personal son sólo un burdo show montado para la platea, pues el resultado ya está, de antemano, decidido y no por los méritos profesionales de los postulantes sino por su pertenencia al partido, aval de algún jeque del estado plurinacional, cobro de la factura por los “servicios” prestados (en la campaña del MASistrado) o el compromiso de meterle no más u otras cosas aún peores (lo de los audios por si acaso, es solo la punta del iceberg) y así, una serie de situaciones que por su recurrencia, obligan indagarnos sobre el estado del arte de la administración de justicia plurinacional.

Huyendo caer en la generalización, debemos como Abogad@s mirarnos al espejo pero también del balcón y admitir que la justicia boliviana en tiempos plurinacionales está en profunda crisis. Es víctima de la concentración de poderes que impide se tutelen los derechos ciudadanos, sino sólo encubre los abusos del régimen, piensen en el caso del cocalero Franklin Gutiérrez; del tocador de señoras, el trucho gobernador de Chuquisaca o el vergonzoso resultado del caso 24 de mayo, entre otros de sus productos, sin olvidar el burdo intento de consagrar el “derecho humano” de su jefazo. Menciono algunos de los más sonados, pero conozco muchos otros, menos célebres pero no menos asquerosos que ponen en evidente cuestión la justicia, aunque si un caso discurre sin ese tipo de intereses e influencias, con sus luces y sombras, seguramente el sistema producirá un producto aceptable. No todo está perdido, pero un solo caso de injusticia, agrede nuestro sentir y la percepción ciudadana.

Por espacio no puedo fundamentar más, pero es evidente que la administración de justicia plurinacional está en muy grave crisis. Antes también tuvo serios y fundados cuestionamientos, pero jamás había caído en la cloaca a la que hoy la condenó el régimen que sólo la usa para sus fines. La causa, sostengo desde lo político obedece fundamentalmente a la devastación del estado de Derecho y al vaciamiento de lo que fue un sistema democrático que con avances y retrocesos, existía en Bolivia. Entonces, el rol fundamental de la Abogacía boliviana es reconstruirlos, el régimen es parte del problema y no de la solución, por lo que sus recalentadas (koñichis) leyes e intentos propagandeados en tiempos electorales no podrán solucionar el entuerto significativamente agravado por su despótico proceder, lo que nos brinda una fabulosa oportunidad a l@s Abogad@s para reinventarnos, cumpliendo aquello de VOLTAIRE: "Me hubiera gustado ser abogado, es la profesión más bella del mundo”.

PAREMIOLOCOGI@
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El CHI-vo expiatorio

Hace un par de semanas, el candidato Chi Hyun Chung del PDC era visto como la cara anecdótica e irrisoria de la contienda electoral. Hasta que aparecieron las encuestas de intención de voto que lo ubican disputando el tercer lugar de la preferencia electoral con un crecimiento vertiginoso.

Desde entonces Chi empezó a encarnar la figura del chivo expiatorio de las culpas electorales, en un intento por exculpar la incapacidad de la clase política para ejercer una representación política efectiva. Mientras tanto, Chi parece haber dado con la veta de la mina del malestar colectivo, recogiendo las sensibilidades conservadoras que procuran restituir el papel de la familia tradicional, la religión y la autoridad. De ahí que el ascenso de su caudal electoral se nutra de la falta de identificación de los indecisos y de los votantes volátiles resignados hasta entonces con lo que había en el menú electoral.

En el fondo, el candidato del PDC recoge tres tendencias conservadoras de oposición al proyecto hegemónico actual: el descontento democrático (liberal), la restitución moral y religiosa, y el fomento al emprendedurismo y al capital privado.

Pero la disputa no se reduce solamente al campo opositor, Chi también merma el sustrato popular del proyecto oficialista, en el momento que recoge la sinuosa combinación entre la restitución moral y la economía informal. El vacío parece apuntar al abandono de la importancia de la identidad y la pertenencia en la política actual, dada la necesidad permanente de conectar con las sensibilidades colectivas para dotarles de un discurso renovado y de una orientación más progresista. Más fácil resulta hallar un chivo expiatorio que nos exima a todos de la cuota parte de responsabilidad que tenemos, tanto a los partidos todos por su desconexión social como a nosotros por adoptar un progresismo “figureti”.

En el escenario electoral, el más afectado fue BDN. Chi desplazó el perfil tecnócrata-racional de Ortiz, presentándose como el candidato moral-emotivo, capaz de “restituir el lazo social” frente a los avances democratizadores del último tiempo.

La reacción de BDN fue la subestimación de lo simbólico reduciéndolo a su dimensión religiosa y alegando que esto no alcanza para gobernar. Tal miopía asume que al develar el mecanismo del encantamiento desaparecen sus efectos, descargando su responsabilidad de no poder reconocer que la política es, entre otras cosas, la lucha por el sentido. Paradójicamente, la presencia de Chi sí logró dotarles de un sentido de autoconciencia en la que, por primera vez, se reconocen como un proyecto político de derecha, algo impensable en la vida política del país.

Por su parte, Comunidad Ciudadana se exculpó mediante nuestro chivo expiatorio, apelando al voto útil para encubrir su falta de capacidad de generar un proyecto alternativo, aglutinar a otros sectores sociales afines y generar alianzas partidarias con sus adversarios; en otras palabras, para construir un bloque de poder. Sus referencias políticas continúan ancladas en el pasado sin poder sobrepasar la corrección política pues, a sus ojos, Chi expresa lo retrógado pero desde el lado de una suerte de reposición señorial, que no hace más que evidenciarlos como un partido abstraído de lo popular.

 Para el MAS, Chi es visto como un elemento circunstancial en la oposición que no representa ninguna amenaza real. Tal banalización no permite tener una lectura autocrítica del abandono progresivo del carácter político de su proyecto, a favor de la priorización de una agenda de gestión pública que olvida los sentidos de pertenencia e identidad propios de su naturaleza inicial. Por eso Chi apunta a esa vacancia procurando romper la brecha entre lo conservador y lo popular, erosionando lo que hasta ahora era una coordenada neurálgica de la división del campo político. Por eso no es casual que Chi concentre la mayor intención de voto en departamentos del occidente del país cuyos bolsones electorales pertenecían al MAS.

Por último, más allá de las muestras rimbombantes de los discursos democráticos e inclusivos, parece que los cambios no calaron fondo y somos nomás más conservadores que lo que quisiéramos. Así, frente a la ausencia de representación e identificación política, Chi abona un terreno fértil de predisposición colectiva, recoge la insatisfacción con los políticos, se presenta como guardián de las convicciones y articula las sensibilidades colectivas tradicionales, dotándoles de discurso con forma y sentido y hasta de proyecto. Por eso, la magia del Chi-vo expiatorio es conjurar lo hasta ahora escondido, nombrarlo y por tanto hacerlo existir.

Opinión
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Luto y libertad de expresión

El sensible accidente de tránsito que se cobró la vida de 2 periodistas e hirió a otras 4 incluyendo al chofer de uno de los vehículos, ha destapado por fin, algo mucho más siniestro: sus condiciones de trabajo y, otra vez más, la miserable actitud de quienes detentan el poder y, se sienten dueños de vidas, haciendas y conciencias.

Las iniciales investigaciones y decisiones asumidas en el proceso penal en curso, parecen dejar más dudas que certezas: ¿En qué condiciones estaban siendo trasladados esos trabajadores? ¿Realmente viajaban dentro de la camioneta o fuera, en su carrocería? ¿Quién decidió sea así? ¿Fueron en alguna medida presionados por afines al trucho gobernador para cubrir esas actividades y en tales condiciones? ¿Esa es una práctica usual en el medio en relación con los periodistas freelancers? Y, será que por todo ello, Tránsito y la Fiscalía darán con la verdad real de lo ocurrido? ¿O se están limitando a lo obvio: los dos choferes involucrados y el resto, bien gracias? ¿Dará la talla esta vez por fin, la justicia?

El tema no es tan simple como parece, pues según el CORREO DEL SUR https://correodelsur.com/local/20191003_periodistas-se-sienten-presionad... cerca del 80% de los periodistas de Sucre son productores independientes de noticieros, revistas informativas y otros, alquilando espacios en emisoras radiales y televisivas, firmando contratos con instituciones públicas que les condicionan directa o sutilmente con cláusulas como: “El proveedor se compromete a asistir a talleres o conferencias de prensa requeridas por la entidad”.

Al respecto, es un secreto a voces que en la Capital existe una lista negra de proscritos para recibir cobertura o por lo menos limitarla significativamente, además de huir de tocarles ciertos “temas picantes”. Me han contado además, que esos contratos suelen ser pagados con sumo retardo y en la medida de “los buenos servicios prestados” lo que implica cero críticas y mucha condescendencia o por lo menos hacerse a los del otro viernes con los dislates oficialistas, etc.

Sin embargo, la CPE señala que uno de nuestros derechos civiles, consiste en acceder a la información, interpretarla, analizarla y comunicarla libremente, de manera individual o colectiva y, en la vía del control de convencionalidad –el legítimo, no el trucho que le meten no más los juristas del horror oficialistas- la Convención Americana de DDHH prevé sobre nuestra garantía de libertad de pensamiento y opinión, que le está prohibido al estado restringir el derecho de expresión por vías o medios indirectos, como el abuso de controles oficiales o particulares de papel para periódicos, frecuencias radioeléctricas o aparatos usados en la difusión de información o por cualesquiera otros medios encaminados a impedir la comunicación y la libre circulación de ideas y opiniones.

Su Declaración de Principios Sobre Libertad de Expresión (2000) precisa que esa libertad en todas sus formas y manifestaciones, es un derecho fundamental e inalienable, inherente a todas las personas y requisito indispensable para la existencia misma de una sociedad democrática.

Puntualiza que los condicionamientos previos, como veracidad, oportunidad o imparcialidad por los estados, son incompatibles con el derecho a la libertad de expresión y que la utilización del poder del estado y los recursos de la hacienda pública; la concesión de prebendas arancelarias; la asignación arbitraria y discriminatoria de publicidad oficial y créditos oficiales; el otorgamiento de frecuencias de radio y televisión, entre otros, para presionar y castigar o premiar y privilegiar a los comunicadores sociales y a los medios en función de sus líneas informativas, atenta contra la libertad de expresión y deben estar expresamente prohibidos por la ley. Los medios de comunicación social tienen derecho a realizar su labor en forma independiente, presiones directas o indirectas para silenciar la labor informativa de los comunicadores sociales, son incompatibles con esa libertad fundamental ciudadana. Por ello, DWORKIN dijo: “La libertad de expresión es una condición de Gobierno legítimo”.

PAREMIOLOCOGI@
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¡Se tenía que decir y se dijo!

¿Es malo el dinero? ¿Una droga es mala, per se? ¿Qué de un cuchillo? Nuestra boca ¿es mala? El dinero puede servir para pagar un alimento, pero también para comprar un cuerpo. Hay drogas que el médico prescribe para calmar el dolor, pero también pueden ser mal utilizadas como estimulantes y causar adicción. Con un cuchillo se cocina pero también se mata a un ser humano. Con nuestra boca podemos bendecir a Dios y maldecir a un hermano. Definitivamente, todo es neutro, lo bueno o malo de algo radica en el uso que se le dé.

De igual manera, las “redes sociales” -Facebook, WhatsApp, Instagram, YouTube, Messenger, etc.- como toda obra humana, pueden resultar buenas o malas. Buenas serán para permitir un mayor relacionamiento, un mayor acceso a la información y el conocimiento, pero resultarán malas si nos alejan de la familia por el excesivo tiempo invertido en ellas -como también- si no diferenciamos la información veraz de la información-basura y si éstas pervierten el buen saber.

En muy poco tiempo, las Tecnologías de la Información y la Comunicación han permitido un vertiginoso crecimiento de las redes sociales, virtualmente sin límite de espacio y tiempo, algo imposible de imaginar antes del cada vez más extendido y barato acceso a Internet, vaso comunicante que permite crear relaciones sociales etéreas a través de perfiles, páginas, grupos, plataformas, etc.

Sin embargo, al no existir los filtros naturales que antes disponían los padres en cuanto al uso (Smartphones, dispositivos móviles), horario (conectividad 24/7), modulación de contenido (irrestricto acceso) y elección de contactos (cuántas veces falsos) los excesos están peligrosamente, a la orden del día. El acceso a redes de pornografía, trata de blancas, juegos adictivos, etc., terminan contaminando a niños, jóvenes y hasta a personas mayores. Pero, no solo eso…

El indiscriminado uso de las redes en muchos casos incita al odio, en vez del amor; al racismo, en lugar de la inclusión; a la intolerancia versus la pacífica convivencia y fomenta las malas vibras con la manipulación por parte de personas tóxicas que actúan en función de sus propios intereses.

¿Le pasó que el “macho Alfa” -o quien pretende serlo en un Grupo- impide que se le contradiga, provocando una autocensura? Si ello acontece y las redes están siendo tomadas por el mal, mejor dejarlas y no contaminarse. Como reza Desiderata: Esquiva a las personas ruidosas y agresivas, pues son un fastidio para el espíritu… ¡Se tenía que decir y se dijo!

Buscando la verdad
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La política del Chi cuadrado

Hasta el arribo del Chi, la contienda electoral en la que los candidatos discutían entre sí se reflejaba en una disputa personal donde los tres principales contendientes se atacaban entre ellos: Evo Morales y Óscar Ortiz atacaban a Carlos Mesa, y Carlos Mesa atacaba a ambos.

Este escenario no evidenciaba una pugna por un nuevo proyecto de país, por un metarrelato utópico, es decir, por nada nuevo que irrumpa en nuestra política. Hasta ahí la discusión era simplemente superficial. El juego era ver cuál de los tres se quedaba con el trofeo de ser el más miserable; en un esquema que, en el mejor de los casos, posibilitara un mero recambio de élites, los desplazados de una década atrás jugándose probablemente su última oportunidad de retomar protagonismo y (re)acceder al poder.

Hasta que irrumpe un verdadero outsider de la política, quien desde la derecha asciende aceleradamente en base a ideas o puntos polémicos para el debate electoral en general. Esto que pareció inicialmente anecdótico expresa una tendencia social que aparentemente tiene más largo alcance. Responde a una reacción conservadora hacia los procesos de democratización social impulsados desde el feminismo, los colectivos LGTB, y una sociedad en la que se procuraba relativizar el poder de lo religioso. Así, por ejemplo, el Chi, además de expresar el voto evangélico, también recoge el malestar de un conglomerado de varones que se sienten interpelados y amenazados por el lugar increscendo de las mujeres en todos los ámbitos de la vida social.

Sus efectos en el campo político tienden a instituir una división entre lo moral y lo inmoral, fundamentalmente en torno a la defensa de la familia convencional, de los roles tradicionales de género, la recuperación de los valores religiosos como ordenadores de la vida política y social, etc.  Algo que, paradójicamente, coexiste con la promoción de un capitalismo popular como versa su eslogan: “un gobierno facilitador y un pueblo emprendedor”. De ese modo, el Chi representa a una derecha de base más popular interesada en restituir el valor de la tradición, la familia, la autoridad.

En ese marco, la irrupción del Chi busca cambiar las coordenadas en las que se desenvolvía el juego político electoral. A diferencia de los principales oponentes en las encuestas, lo que hace Chi es posicionar en la agenda pública una disputa por valores, su antagónico político no es un candidato en específico, son ellos todos y nosotros en general. Si bien no es aún un otro proyecto político, cabe estar alertas porque podría visibilizar las líneas de esbozo de un otro sentido común. En suma, la emergencia del Chi es menos simple de lo que parece y, en cambio, parece tener un efecto al cuadrado.

Opinión
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El triple filtro de Sócrates

A propósito de la posverdad que abordé recién como un fenómeno que afecta a la sociedad haciéndola víctima de la distorsión de la realidad con la manipulación de creencias y emociones para conseguir ciertos fines, existe otra posverdad más doméstica que -si bien siempre existió- tiende a profundizarse por el cuasi-libre acceso a las redes sociales: el descrédito de las personas…

Amparados en el anonimato o bajo una cuenta o perfil mentiroso que existen en las redes sociales, gente inescrupulosa denigra oprobiosamente a quien afecta a sus intereses. Crean grupos de mutuo apoyo, son capos para concebir con sus afiebradas mentes ofensivos memes, sin importar si la persona que les quita el sueño tiene familia o un prestigio ganado con años de trabajo. ¿Cómo entender el uso de armas tan innobles que afrentan la verdad y el decoro? La respuesta tiene que ver con lo que el hombre tiene en su corazón. Escrito está que el hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; pero el hombre malo, de su corazón saca lo malo: de la abundancia del corazón habla la boca.

Para saber con qué persona te relacionas y para evaluar su idoneidad, mira su página o su perfil en Facebook: de la abundancia de su corazón habla su muro. Igualmente, evalúa lo que lees en WhatsApp: de la abundancia de su corazón son sus expresiones.

Su foto por Face puede ser bonita, su perfil puede parecer interesante, pero analiza lo que dice -lo que postea, lo que sube, lo que reenvía- ello refleja su carácter, su personalidad, lo más íntimo de su ser, de ahí que no es de extrañar que esa persona tenga un perfil y una página con comportamientos distintos (para guardar la apariencia). ¡Cuidado!

Cuentan que una persona se acercó a Sócrates para contarle “lo que había oído acerca de un amigo suyo". El filósofo le aplicó entonces el triple filtro: ¿Estás seguro que lo que dirás es verdad? "No", dijo el hombre. ¿Lo que vas a decir de mi amigo es bueno? "No”, respondió el susodicho. ¿Lo que sabes de mi amigo es algo útil? "No”, confesó el tipo. Entonces…¿para qué me lo quieres decir? le espetó Sócrates (www.acropolis.org).

¡Cuántos mienten, hacen daño y se ocupan de lo trivial! Si se aplicara el triple filtro de Sócrates -ver la verdad, la bondad y la utilidad para no dañar a nadie- o, mejor aún, lo dicho por Jesús -amar al prójimo como a sí mismo- cuántos muros de Face quedarían vacíos, cuántos Grupos de WhatsApp funcionaran mejor y cuántos dejarían de contaminar con lo que abunda en su corazón ¿verdad?

Buscando la verdad
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¿Mitomanía universal?

Lo del jefazo de algun@s en la 74 Asamblea General de las NNUU sobre la emergencia climática, ya es patológico. Nada más ni nada menos que ante su órgano principal, aunque con auditorio prácticamente vacío (parece que ya nadie le toma en serio) y sin ruborizarse siquiera, le metió no más que: a) “Nuestra respuesta (al fuego) ha sido rápida y efectiva”; y, b) “Sólo liberándonos del lujo, el lucro, el consumismo, podremos salvar nuestro planeta Tierra”.

Sin embargo, nuestra realidad muestra más allá de toda duda razonable luego de más de 1 mes de incendios en nuestra Chiquitania, que el resultado se acerca a 3 millones de hectáreas quemadas y millones de víctimas de su flora y fauna (entre otras), mediando una soberbia, lenta e inefectiva reacción del régimen, que además se resiste burdamente a declarar desastre, pese a ese evidente ecocidio; b) siempre desesperado de votos, entregó en papel de regalo y con moño, el soporte legal (Ley 741, DS 3973, etc) para facilitar la tragedia en por lo menos media docena de ocasiones; y, c) el Presidente vive en medio del lujo (avión y helicópteros como taxi; palacio, museo, ropa de diseñador, Rolex, etc.) con nuestra plata, que es lo peor y, sus bases cocaleras aprovechan del capitalismo y consumismo que, dice en sus discursos, abominar. De taquito, en la ocasión estaba entre las sombras su “mariscal” de Chaparina, por el momento, impunemente premiado como su Embajador ante las NNUU.

A propósito, la mitomanía es definida como: “La tendencia o inclinación patológica a fabular o transformar la realidad al explicar o narrar un hecho”. Se vincula con la mentira patológica, consistente en la: “Necesidad compulsiva de mentir sobre asuntos grandes y pequeños, independientemente de la situación”. Entre los síntomas de quienes padecen ese síndrome se identifica que suelen ser soberbias y arrogantes, despreciar a los demás, se exaltan al hablar y pierden contacto con la realidad. Son trastornos de la personalidad, que merecen urgente tratamiento especializado.

Si bien por estos lares a muy pero muy pocos ha debido sorprenderles aquellos devaneos presidenciales universales a la vista de nuestro mal acostumbramiento interno, no deja de alarmar de quién y cómo provienen. El sentido común aconseja que un servidor público de alto rango, peor con el desproporcionado poder que aún ostenta en el caso concreto, debiera por lo menos tener los pies sobre la tierra al momento de tomar decisiones de estado, pues ellas afectan a millones de personas y a varias generaciones: ¿Cómo andamos en la aldea plurinacional? ¿No tiene usted ciudadano la frecuente impresión que muchas declaraciones, decisiones y posturas no sólo presidenciales sino del régimen en conjunto, parecen asumirse en absoluta desconexión con la realidad? ¿Será que desde el avión o el helicóptero ya no otean la realidad?

Peor aún. Más allá que en campaña –y ellos están todos los días desde hace más de una década- la verdad es la primera víctima, sostengo es razonable preguntarse si los actuales mandatarios y sus acólitos que apoyan y aplauden absolutamente todo lo que hacen o les ordenan sin importar si son dislates, padecen -además, por si lo anterior no fuera ya suficiente- de aquella temible enfermedad del poder, el síndrome del hibrys.

Este, ataca a quienes tienen una adicción al poder, haciéndoles sentir capaces de realizar grandes tareas con base a una exagerada o desproporcionada imagen de sí mismos. Los que saben, enseñan además que las usuales víctimas de ese síndrome de personalidad adquirido, son quienes se mantienen en el poder por lapsos largos, frecuentemente de forma ilegal: los dictadores están en mayor riesgo de sufrirlo. De ahí que una de las mejoras curas sea la alternabilidad en el desempeño de la función pública, aunque en el pluri…lo contrario fue chabacanamente declarado “derecho humano” por sus juristas del horror. Es que: “Cualquiera que tenga el poder de hacerte creer idioteces, tiene el poder de hacerte cometer injusticias.” VOLTAIRE

PAREMIOLOCOGI@
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