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El mundo arde por todas partes

El mundo arde por todas partes, destruyendo fauna y flora sin piedad e inclusive  a los humanos. En Bolivia también pasamos por esa tragedia, donde se mueren animales, árboles, naturaleza que floreció en millones de años se destruye en pocos días. Al margen de la inutilidad de la burocracia, pues son resultados de un modelo de desarrollo que ya no tiene ningún sentido, y dicho modelo del cuál se alertó ya desde los años 60 del anterior siglo; sin embargo, el amor de los políticos, de todas las ideologías, por el modelo de desarrollo y progreso sigue nomás vigente.

Así es. Ya en los años 60 del anterior siglo los científicos de todo el mundo, alertaban que el modelo de desarrollo capitalista, era un peligro para la sobre vivencia de la vida. Ese acumular al infinito, porque ese es el sentido verdadero del modelo: es a costa de la destrucción de la naturaleza. Así es, la destrucción de la naturaleza es la base del desarrollo y el progreso. Sólo de esa manera se acumula riqueza, sin importar el precio que paguen los humanos, los animales y la  naturaleza misma.

La contaminación ambiental, la destrucción de los ecosistemas, la destrucción de bosques, ríos, lagos, mares y montañas son resultado de la voracidad del modelo de desarrollo. Dicho modelo se instaló en el siglo XVI, cuando la colonización y el nacimiento de los imperios modernos de occidente. Esa manera cavernaria de ver la economía, destructiva en esencia, sigue nomás como receta de desarrollo de todos los gobiernos del mundo.

Pero ya vemos en estos años ese precio que pagamos: muerte y destrucción total de los ecosistemas en todo el mundo. La ceguera humana, ideológica como política, sigue nomás vigente porque el modelo de desarrollo destructivo es por ahora indestructible, casi instalado en las neuronas del homo destructivus. Y las pocas alternativas que la ciencia ha generado,  por ahora sólo son paliativos ante la monstruosidad del sistema de desarrollo.

Lo grave es que los políticos, por todo el mundo, no ven esta realidad. Porque no les interesa sino esos intereses de acumulación de riqueza hasta el infinito. Lo cual es tan estúpido como insostenible. Lo cuál es anti ético. Multimillonarios como Musk, son los cómplices de esta destrucción mundial. La estupidez del modelo hace que el mundo vea como ejemplos a estos gánster de la economía, y en realidad son lo que no deben hacer los humanos, si es que algo de decencia y humanidad nos queda.

Las nuevas generaciones no sólo tienen que organizarse, crear otras alternativas, sino también tomar consciencia de su papel en estas horas presentes de la historia mundial. Los modelos actuales han fracasado y son asesinos de la naturaleza. Sólo los asesinos y tontos siguen los protocolos del fracaso mundial. Pues las nuevas generaciones deben hacer la diferencia substancial. Es hora ya hace mucho tiempo.

Los jóvenes del mundo no deben permitir semejante impunidad mundial, de quiénes son a estas alturas asesinos y destructores de la herencia de millones de años de la naturaleza. De quiénes a nombre de los pueblos y discursos acabados y tontos, simplemente continúan con la destrucción de la naturaleza. Empobreciendo a todas las culturas del mundo, junto a la naturaleza. Los jóvenes del mundo tienen que tomar la posta de la historia, frente al rotundo fracaso de las generaciones anteriores, que sólo dejan estela de cadáveres y cementerios de mentiras y embustes por todo el mundo.

El mundo arde por todas partes, ante la complicidad de los modelos políticos que sólo vomitan discursos sin sentido alguno cuando la vida se extingue en nuestras narices. Y nadie hace nada, sino discursos y discursitos de pinta en los cafecitos pequeño burgueses, donde la complicidad es fétida y vulgar.

El mundo arde por todas partes, dejando muerte y desastre en los animales, en los humanos, en las esperanzas de las generaciones que vienen. Pero, es un imperativo categórico que la juventud tome en sus manos el destino de todo el mundo. Pues el fracaso del sistema y  sus politiqueros es evidente.

Lamentablemente la ausencia de organizaciones de las nuevas generaciones es preocupante. O la ausencia de toma de consciencia de sus realidades. Los jóvenes se están contentando con miseria y muy poco de este mundo. Se están contagiando de la miseria y la imbecilidad de las generaciones anteriores. Así, pues, sólo heredarán miseria y mezquindad mental. Sólo heredarán destrucción como manera de ver y pensar la realidad. Precisamente por todo eso tienen que ya tomar posición y consciencia total ante este desastre actual.

Ojalá las nuevas generaciones empiecen a hacer la diferencia respecto del desastre del pasado. Ojalá las nuevas generaciones dejen de contaminarse con las cloacas del fracaso actual, por todo el mundo. Ojalá las nuevas generaciones tomen la posta de la historia, para curar las heridas del pasado y lanzarse al futuro con nuevas y renovadas ansias de justicia, de dignidad y cuidado de la naturaleza: Pachamama.

Opinión
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Ciencias Sociales y cambio social

El gran pensador alemán Karl Marx, reflexionó allá en 1845 cuando escribió las famosas once  Tesis sobre Feuerbach, criticando al materialismo post-hegeliano como simple idealismo, pues sus posturas apenas se comprometían a transformar el mundo de aquel momento.

El fondo de aquellas reflexiones pueden ser también muy actuales, en sentido de las crisis mundial y regional, porque paradójicamente contamos con mucha información sobre nuestras realidades, que no sirven de nada para cambiar las estructuras de injusticia de la sociedad. A más información, incluida las redes sociales, más analfabetismo funcional para cambiar las estructuras de la sociedad.

Me adscribo con vehemencia a las posturas en sentido de que la información de las ciencias sociales, de las investigaciones en los diferentes campos, tienen que ser herramientas de transformación de la realidad. Ese es el sentido más importante, por lo menos debería ser, de las academias y los centros de investigación social. En realidades como las nuestras, donde seguimos nomás funcionando a ciegas o con torpezas institucionales, que sólo golpean a los más humildes de la sociedad, son necesarias las informaciones actuales y por supuesto las investigaciones nuevas, para ordenar de mejor manera nuestras instituciones.

Es impresionante ver las montañas y montañas de documentos, en nuestras universidades, resultado supuesto de investigaciones, que no sabemos a ciencia cierta para que sirven. En general son sólo montones de papeles burocráticos, que han justificado sueldos pero que no sabemos a ciencia cierta si sirven a los objetivos de nuestra sociedad. Es un enorme misterio. Pues nadie de las entidades del Estados recaba información  al respecto. Desde lo ético, esas montañas de papeles deberían ser herramientas para la sociedad en general, sino pues sería muy grave por la falta de resultados. En fin y un largo etc.

En Bolivia creo que ya hay cientos de universidades, sean estatales y privadas, pero hasta hoy no sabemos si hacen investigaciones, en qué campos, para qué objetivos, si esas investigaciones sirven a nuestras realidades. Porque lo cierto es que seguimos nomás en general como en el siglo XIX. Sin independencia alimentaria, sin variables claras para decir que hemos cambiado profundamente en todos los aspectos. Caminando todavía a ciegas, o de  manera muy precaria y con discursos rimbombantes para que no cambie nada.

Más allá de estas apreciaciones sobre nuestras instituciones académicas, considero que la labor de la investigación social, histórica y sociológica, tiene que ser totalmente comprometida con la transformación de la realidad. Ese el sentido más importante de los investigadores, de las investigadoras en este país. Cierto que hay exquisiteces de investigaciones en varios campos de las ciencias sociales, elaborados por gentes que tienen posibilidades económicas, lo cuál es bueno; pero no es suficiente cuando nuestras necesidades todavía son primarias, de necesidades de sobrevivencia. En muchos aspectos cruciales, por la terrible pobreza extrema, o la inutilidad de nuestros sistemas educativos que no formar precisamente ciudadanos honestos, proactivos y al menos con sentido nacionalista, sino todo lo contrario: mediocres, corruptos y totalmente ajenos a nuestras realidades.

Requerimos urgentes procesos de investigación estratégica, desde el Estado; desde la sociedad civil, desde las instituciones privadas, en sentido de transformar radicalmente a nuestras instituciones. Para erradicar la burocracia colonial y enfermiza, anti nacional y popular, para erradicar la ausencia de resultados de nuestras instituciones y la ausencia de velocidades para el siglo XXI.

Las cantidades industriales de universidades que tenemos en Bolivia, no sólo tienen que ser agencias de empleo sino y sobre todo centros de investigaciones, donde se sistematicen nuestras realidades, para las necesidades primordiales de la sociedad. En sentido estricto, pues que las universidades encuentren el sentido nacionalista para ayudar a resolver nuestras enormes necesidades.

Desde posiciones más de avanzada ideológica, consideramos que la actividad académica es revolucionaria, pues rescatando ese concepto que deviene del siglo XIX como instrumento de cambio, de transformación de nuestras realidades. Lo científico como articulador de la información, herramienta en favor de los sectores más desposeídos. Contra la información deformada y convertida en idealismo pequeño burgués, burocrático y cómplice de las situaciones de injusticia de nuestra sociedad.

El manejo de información e investigación, son definitivamente instrumentos necesarios y urgentes para cambiar nuestras realidades. No es novedad ni descubrimiento de la pólvora, en muchos lugares del mundo los procesos de información e investigación, han sido instrumentos que han sido decisivos para reconstruir o construir sociedades nuevas. En estos tiempos complejos e injustos, tenemos que jugar también con las estrategias de las investigaciones. Porque sólo con ideologías la  historia nos ha demostrado que no es suficiente, ni mucho menos.

Las nuevas generaciones deben saber que el conocimiento y la investigación, requieren también de compromisos serios y revolucionarios, para contribuir a los cambios que necesitamos en nuestra sociedad. En estos tiempos complejos, es urgente ese compromiso por el conocimiento y la investigación que sea sobre todo aporte a construir una nueva sociedad.

Opinión
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¡Somos Santa Cruz, somos Bolivia!

José Martí dijo cierta vez: “Hay tres cosas que cada persona debería hacer durante su vida: Plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro”. El poeta se refería al legado que dejaremos al partir de este mundo. Nuestras obras darán cuenta de ello. En lo que a mí respecta, con el favor de Dios, planté más de un árbol; tengo dos hijos y sus esposas son dos hijas más para mí; y, escribí más de un libro. De tal manera que debo considerarme una persona muy bendecida, especialmente, cuando, respecto a lo tercero, fui coautor del libro “Modelo de Desarrollo Cruceño: Factores y valores que explican su éxito”, el mismo que superó de lejos, muy de lejos, lo esperado. Sé que no soy el mejor y tampoco pretendo parecerlo, por eso, todo lo atribuyo a Dios: Él es bueno conmigo, demasiado, diría yo; es por su gracia que soy lo que soy, para la gloria y honra del Altísimo. 

Pero si hay algo por lo quisiera que un día se me recuerde es, primeramente, porque fui un seguidor de Jesucristo y traté de agradar a Dios; en segundo lugar, por mi entrega a Santa Cruz, que me acogió de pequeñito, de sólo 6 años, cuando llegamos del interior con mi mamá Emma y mis dos hermanas para encontrarnos con mi papá Héctor que había migrado años antes para trabajar. 

No voy a decir que las cosas fueron fáciles al principio, pero, a estas alturas de mi vida, haciendo un recuento -viendo a la región y al país, además- puedo dar fe que es más doloroso ser pobre en otros lugares, que ser pobre en Santa Cruz. 

Ciertamente, esto es lo que los autores del libro quisimos reseñar al momento de escribirlo, siendo que los cuatro verdaderamente “migramos” a la capital cruceña -Oscar Soruco, desde Brasil; Pablo Mendieta, desde Potosí; Carlos Hugo Barbery, desde Montero, y, yo, desde Cochabamba- por tanto, sabemos lo que decimos, nadie nos lo contó, lo vivimos: Hablamos de lo que fuimos, de lo que somos y de lo que queremos ser y hacer, porque ¡somos Santa Cruz, somos Bolivia! 

Por eso decidí escribir esta columna, porque una vez más llega septiembre, el mes de la Efeméride de Santa Cruz y hoy más que nunca resulta imposible no hablar del modelo de desarrollo cruceño, porque en medio de todas las turbulencias que afectan al país, nuestro futuro, nuestra forma de ver y hacer las cosas, de una u otra manera están en juego, por eso, ahora más que nunca, quienes vivimos en esta generosa tierra, debemos pensar en serio: 

¿Quiénes somos? ¿Qué hemos hecho en el pasado? ¿Qué nos resta hacer para engrandecer aún más a Santa Cruz y desde Santa Cruz a Bolivia, siendo que el futuro de nuestros hijos y el de los hijos de nuestros hijos está de por medio? 

Cuando escribimos el libro mostramos con hechos históricos y cifras socioeconómicas irrefutables que la región es una verdadera tierra de oportunidades, la tierra prometida para muchos, porque en ella se puede “hacer” dinero (progreso económico), pero no solo eso, Santa Cruz permite llegar a ser “ser” (realización personal) por medio del “espíritu cruceño” que es emprendedor, que lleva a la gente a ser empresaria. 

Dijimos que el modelo cruceño existe, que no es perfecto, pero es exitoso porque no solo dan cuenta de ello las cifras económicas, sino también las demográficas y de calidad de vida, por eso la migración interna no para, habiendo llegado Santa Cruz de la Sierra, de ser una inhóspita aldea, hace 70 años, a ser una ciudad cosmopolita ¡una potente señal de que el modelo funciona! 

Dijimos también que Santa Cruz destaca a la hora de crear instituciones gracias a su “alma instituyente”, llevando al Departamento a ser resiliente frente a las adversidades, haciéndolo capaz de resolver por sí mismo sus necesidades, pero también, a su gente, aguda y despierta, a capitalizar las oportunidades que se presentan. De ahí que, quien trabaja esforzadamente en la región, progresa y no quiere volver a su lugar de origen porque ha pasado a ser un cruceño más, siendo que, como definimos en la obra, el “ser cruceño” no sólo es quien nace en Santa Cruz, sino, todo varón o mujer que ama y respeta a la región. 

Finalmente, explicamos que el modelo de desarrollo cruceño se basa en 5 factores (recursos naturales, humanos, financieros tecnológicos e institucionales) y está sustentado en 5 valores (libertad, individualidad, competitividad, cooperativismo e integración), existiendo claras evidencias de su funcionamiento que demuestran que existe y que es exitoso, aunque, como toda obra humana, puede ser perfeccionado. 

Van a cumplirse tres años desde que el 22 de septiembre de 2021 el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE) y la Sociedad de Estudios Geográficos e Históricos de Santa Cruz (SEGH-SC) -la insigne entidad que lanzó el célebre Memorándum de 1904- pusieran en circulación el libro “Modelo de Desarrollo Cruceño: Factores y valores que explican su éxito”, con un inédito abordaje histórico, filosófico, social y económico, queriendo enamorar a Bolivia. Le invito a descargar el libro y, si puede, reenvíe el link, por favor: https://t.ly/dEJqa

Buscando la verdad
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Lecciones de la Revolución de 1952

La Revolución se terminó definitivamente como revolución en 1964, con el sangriento golpe de Estado del general Barrientos, el principal traidor de la Revolución. Pero como proceso se cerró en 1986 con la humillante marcha por la vida, que protagonizaron los mineros y que meses después fueron echados de sus trabajos, de la Comibol, y traicionados por todos los partidos políticos de izquierda. Abandonados a su suerte, tuvieron que resignarse siendo migrantes en las grandes ciudades, pasando hambre, miseria y engrosando las filas de marginalidad de las ciudades en Bolivia.

Se ha escrito bastante sobre este acontecimiento de mediados del anterior siglo. Acontecimiento donde mineros, campesinos y clases medias pobres tuvieron que tomar las armas para cambiar el destino del país. Derrotaron al ejército de la oligarquía, derrotaron a todos los partidos como el PIR (Partido de Izquierda Revolucionaria) que de traidores de izquierda siguen nomás los rastros de las colonialidad en Bolivia.

Sin embargo, requiere todavía un profundo sumergirse, en investigaciones y teorizaciones, en dicho proceso de la Revolución, pues no está nada dicho. Existen mitos al respecto. Posiciones ideológica que no precisamente son verdades históricas ni mucho menos. Requiere de realizar balances más serios de los que hay, pues los errores de dirigentes (que con los años se hacen señoriales y retrógrados como traidores) son las constantes en nuestros procesos de avanzada, que le cuestan sangre y sufrimiento a las bases en todos los tiempos y coyunturas históricas.

Con todo, podemos arriesgar algunas conjeturas necesarias comparativamente, pues las urgencias en un país como Bolivia nunca se terminan, siempre con el sufrimiento a cuestas del pueblo en general. Nunca encontramos estabilidad ni paz, desde tiempos inmemoriales. Solo turbulencias y desestabilizaciones como características estructurales de nuestra manera de vivir, que nos empobrece económicamente cada vez más.

La Revolución del 52 contó con enemigos poderosos al interior de la misma revolución. Las burocracias sangrientas, como en la Comibol,  denunciadas desde siempre por dirigentes sindicales como Arturo Crespo (dirigente minero de Catavi) en su brillante libro “El Rostro Minero de Bolivia”. Y poderosos enemigos fuera de Bolivia, como los consorcios empresariales mineros asentados en Londres o Nueva York, que sin duda alguna eran oficinas de los barones del estaño de Bolivia.

Las clases medias (o clases a medias) en su ausencia de identidad con el país profundo, les hace como característica muy débiles política e ideológicamente. Esa debilidad siempre les llevó, como clase a buscar facilonamente a las dictaduras militares, o a las políticas liberales de entreguismo internacional.  De esa manera, se acomodaron desde siempre al mejor postor, por sus especialidades en el manejo de la burocracia. Lamentablemente, como en la Revolución del 52, son las portadoras del boicot sistemático a los procesos de avanzada de los sectores populares. Hoy, también tenemos este mismo fenómeno. Las excepciones sólo confirman la regla general.

En la Revolución del 52, muchos dirigentes sindicales se corrompieron, sobre todo de los sindicatos agrarios que pactaron incluso con los dueños del MNR. Esos pactos les facilitaron la entrada a la corrupción política y sindical, que destruyó desde adentro las posiciones de avanzada de los sectores más conscientes. En menor medida también sucedió esto en el sindicalismo minero. Muchas riquezas nacieron ya entonces, en pocas familias del sindicalismo que oportunistamente aprovecharon sus posiciones de poder coyuntural. Hoy, lamentablemente tenemos el mismo fenómeno. Aspectos que socaban y destruyen profundamente, las posiciones de avanzada y conscientes de sectores realmente revolucionarios. Realmente patriotas, realmente que desean cambios profundos en el Estado para permitir dignidad y bolivianidad en serio en el país profundo.

En la Revolución del 52, el boicot desde adentro mismo del Estado, produjo inestabilidad económica y financiera en todo el país. Es decir, bloqueos irracionales, reclamos por supuesto legítimos pero totalmente caóticos por todo el país. Ese impacto produjo cansancio en la población en general, sobre todo en las ciudades que empezaron a percibir como negativa a la  Revolución. Y en plena guerra fría, quiénes boicoteaban la Revolución aducían que el comunismo se estaban ensañando con el país, receta que funcionaba en los sectores retrógrados y reaccionaros de la sociedad.

Esos paralelos de nuestra historia, como comparación, pueden servirnos para no cometer los  mismos errores de siempre. Errores que después pagamos muy caro, cuando el poder llega a manos de dictadores que no tienen precisamente contemplaciones de ningún tipo. Y el saqueo del país tiene continuidad colonial, pues los cómplices de esos hechos como el neo-pirismo otra vez están presentes en el proceso actual.

En definitiva, las lecciones de la Revolución de 1952 tienen que llamarnos la atención para revertir los errores, para revertir los complots que se están produciendo por sectores totalmente oportunistas e inconscientes, que son cómplices de la destrucción del país. Que son cómplices de los procesos de restauración colonial por todo el mundo. Y es preciso frenar el boicot y la complicidad anti nacional y anti patriótica; dejando de lado posiciones que no han aprendido nada de los errores del pasado, que sólo nos han traído sangre y luto a los bolivianos: quechuas, aymaras, guaraníes y clases medias pobres de las ciudades.

Opinión
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Trump es un migrante del montón

La madre de Trump llegó a Estados Unidos en 1930, desde Escocia, para ser una migrante más y trabajar en los Estados Unidos como  millones de migrantes de todas partes del mundo. Entre los siglos XIX y XX unos 70 millones de europeos llegaron como migrantes a los Estados Unidos. Millones de ellos pobres y miserables, como vemos en las películas de mafiosos, donde bandas de italianos, irlandeses o rusos se disputan las calles vendiendo drogas y de todo por sobrevivir. Muchos de ellos por supuesto que triunfarán hasta la fama misma, como la familia del migrante Donald Trump.

La colonización en los llamados Estados Unidos, se dio por la invasión de piratas, maleantes, indeseables de las calles de Inglaterra que decidieron invadir los territorios de los indígenas norteamericanos allá en 1607. Fundaron lo que dice la historia: trece colonias. Grupos religiosos fueron los más numerosos en principio. Y en el siglo XIX consolidan la colonización inglesa, gracias a la conquista del Oeste, que fue a sangre y fuego. Quizás millones de indígenas norteamericanos fueron asesinados, esclavizados en reservas estatales, pues eran un obstáculo para el desarrollo y el progreso de los colonos blancos, sobre todo ingleses.

La historia universal nos muestra varias veces, que estos procesos coloniales fueron sobre la sangre y las masacres de los pueblos indígenas. Es decir, dichos pueblos fueron arrebatados de sus tierras en nombre de la ley de los blancos, hasta el exterminio mismo.  Es decir, no hay ley universal para saldar cuentas con el pasado, para que los asaltantes coloniales devuelvan las tierras a quiénes realmente les pertenecen. Las leyes están hechas para encubrir a los más poderosos del planeta, a los grupos poderosos racistas y económicamente.

Donald Trump pertenece a ese grupo de asaltantes, llegados allende los mares con su miseria y pobreza a cuesta; pero a diferencia de los indígenas los Trump son blancos, por tanto con la ventaja de sus leyes universales coloniales. En Bolivia hay muchos ejemplos al respecto.

Lo increíble de estos tiempos caóticos, es que migrantes y asaltantes como Trump sean los cruzados en contra de las migraciones del sur de América Latina, en los Estados Unidos. Dizque desde la legalidad, dizque desde las leyes que amparan ahora a los asaltantes de los territorios indígenas. Semejantes escándalos en la historia moderna. Maleantes y asaltantes de territorios indígenas, sean los que dicten las leyes universales, para justificar lo injustificable: que hay migrantes de tercera y migrantes de primera a las tierras del norte, que pertenecen en justicia a los pueblos indígenas de los siglos XVI y XVII. En fin.

Modernamente, pues las migraciones son resultado de las tragedias del sistema, que por cierto ya no son sostenibles a estas alturas del partido. Sean de cualquier ideología que sean. El sistema expulsa millones de seres humanos, que tienen que alimentar a sus hijos, o al menos ofrecer un pedazo de esperanzas a sus familias.

Por todas partes del mundo dizque desarrollado y progresado, se están construyendo muros para que los bárbaros y salvajes de los países empobrecidos por el sistema, no pasen o crucen a las tierras del desarrollo. Trump es el abanderado de esa cruzada cristiana, en contra de los pobres y marginados del sistema. En nombre de Dios se odia a los más pobres del mundo. En nombre de Dios se justifican los más atroces actos en las fronteras de los ricos, sin que ninguna ley por supuesto salve a los más marginados del mundo.

El genocidio de Palestina también es otro acto más de la historia moderna, de aquellos asaltantes de tierras desde el siglo XVI. Entonces, pues alimentan otros odios que pueden escaparse a la lógica de la racionalidad y los consensos. Ellos mismos alimentan guerrilleros, terroristas, u otras formas de defensa contra semejantes actos de violencia histórica, donde no existe ley alguna para defenderse y hacer justicia.

El que posiblemente sea el emperador de los Estados Unidos, su excelencia Donald Trump, es descendiente de asaltantes y piratas en los territorios de los Estados Unidos, en contra de las Naciones de pueblos indígenas que fueron despojados a sangre y fuego, de sus tierras y espíritu humano. Pero que las leyes hechas para la defensa de los bucaneros y piratas, le permite expulsar y sacrificar migrantes del sur del mundo. Esa es la historia real y verdadera; que a nadie le interesa conocer, porque estos tiempos modernos son los más peligrosos, con el retorno de las mentalidades cavernarias de hace miles de años atrás.

Sin embargo, no hay muros ni cercos algunos que frenen al hambre, a la miseria, a la búsqueda de algo de dignidad en esta tierra. Aun la sangre y los inmensos sacrificios humanos, los bárbaros y salvajes siempre han cruzado todos los muros posibles a lo largo de la historia. El señor Trump puede nomás seguir botando espuma de tanto odio, al final los bárbaros tienen que comer y vivir como cualquier ser humano del mundo. Cruzarán todos los muros posibles, en estas épocas donde ya no hay valientes ni líderes, ellos son los líderes contra las injusticias modernas.

Opinión
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Bolivia crece menos, no hay dólares, cuesta más importar…

El Instituto Nacional de Estadística (INE) informó que la economía boliviana creció apenas 1,31% entre enero y marzo del 2024, un bajo desempeño que debe llamarse a la reflexión, siendo que la comparación se hace contra un año en el que el crecimiento fue del 3,1% durante toda la gestión 2023. 

Según el INE, la explicación tiene que ver con la desaceleración de la economía global; el rebrote inflacionario mundial y las medidas contractivas derivadas; el cambio climático que golpea y afecta a todos; y, la no aprobación de créditos externos por la Asamblea Legislativa, afecta proyectos de inversión pública. 

Pese a ello, las siguientes actividades habrían crecido entre el 6% y casi el 9%: Servicios (electricidad, gas y agua; servicios domésticos, comunales, sociales y personales) y Construcción , por las mayores ventas de cemento impulsadas desde el sector público. . . . Crecieron también, aunque a tasas menores, el sector Financiero; Transporte y Almacenamiento; Administración Pública; Agropecuaria; Comunicaciones y Minería. Quienes cayeron fueron: Comercio (-0,4%), Industria Manufacturera (-2,9%) por la alta incidencia de la agroindustria (-5,5%), pero, lo que en verdad duele es el derrumbe del Petróleo y Gas Natural (-14%). 

Haciendo igual análisis por tipo de gasto, en números redondos, el Consumo de la Administración Pública subió 2% seguido del Consumo del Sector Privado que creció 1,3%. De ahí en más, todo es una lágrima. La Importación de Bienes y Servicios cayó un 19% mientras que la Exportación bajó un 5,4%; la Inversión disminuyó 6,4% por la falta de dólares en el sector privado para importar bienes de capital, y porque los créditos externos para proyectos de infraestructura duermen el sueño de los justos en la Asamblea Legislativa, por razones políticas. 

La explicación del pobre desempeño económico desde lo “macro” tiene mucho que ver con el sector externo, siendo una pena que durante tantos años no se haya entendido y atendido al sector productivo y exportador, como debería, para no llegar a esta situación, y esto apenas comienza. Ahora, intentamos un abordaje del tema con un análisis desde lo “micro”. 

Pocas, poquísimas veces a lo largo de mis 37 años de trabajo en el campo del comercio exterior he visto tanta gente preocupada por la falta de dólares y la subida de su precio; doy fe, también que nunca antes en todos estos años, vi a tantos importadores, exportadores, productores, transportistas, comerciantes, prestadores de servicios y, cada vez más a gente de a pie, angustiados por este estado de cosas, siendo que la subida del precio de la divisa estadounidense los afecta directa o indirectamente. Veamos algunos ejemplos. 

Para no ser subjetivo en mi apreciación me di un “baño de realidad” y pregunté los precios en el mercado libre, comprobando que prácticamente todo lo importado o lo que se fabrica en el país con insumos importados, está subiendo, no en unos centavos o en un pequeño porcentaje, lamentablemente. 

Cuando el consumidor reclama por el alza de precios, la respuesta calcada es que “el dólar está subiendo”, en gerundio, denotando una carga de expectativas negativas, que algunos la tildan de especulación. Pero ¿cómo no va a subir lo importado si el dólar en Bolivia ha aumentado de Bs6,96 a más del doble en su momento? Quedé azorado por la tendencia alcista, desde un mínimo de 30% hasta en ciertos casos el 100% (cuando no hay producción nacional sustitutiva). Veamos algunos ejemplos, sin referir marcas, por razones obvias. 

Un chocolate que al detalle costaba Bs2,5 pasó a Bs4; el de Bs4,5 a Bs6 y el de Bs12 a Bs15, mientras que el precio de otro, por caja, subió más del 60%. Igual pasa con las galletas importadas que han trepado hasta el 50%. El material escolar ha subido también, los marcadores, p. ej., un 40%; la alza de los detergentes está entre 33% y más del 60%. Cierta marca de café instantáneo cuesta hoy casi 30% más; ni los chicles se salvaron de una subida superior al 50%, en tanto que una pasta dental escaló un 75%. Preguntará Ud. ¿semejantes precios son con factura? La respuesta es, no, comercio informal, puro y duro, gran parte de ello, de contrabando. 

La gente sufre porque el pan con harina no subsidiada subió de precio y, el que no subió, bajó de tamaño y peso. ¡Cuánto duele que suban los medicamentos! 

Otro tanto o peor pasa en el agro, donde el productor debe comprar los insumos importados a un altísimo costo, pero su producción la debe vender al precio del dólar oficial, porque así está regulado. 

¡Esto no se va a solucionar con el control de divisas “a lo Huarachi” o con el control de precios que siempre fracasa! 

Para crecer más con estabilidad, para que abunden los dólares que ansiamos y para que haya más empleo e ingresos para las familias y el Estado, apoyar la actividad privada, la legalidad y la formalidad, facilitar la inversión, la producción, la importación legal de lo que precisamos y estimular la exportación ¡es la tarea! (sabiendo que la gente se enoja cuando el costo de vida sube y la pasa mal). 

Buscando la verdad
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El vivir bien hoy en el caos de la Postmodernidad

En resumen, la modernidad y su hija postmodernidad, se plasman en las ciudades de todo el mundo. En el norte más modernas y ricas; en el sur pobres, en general, y desestructuradas. Pero en definitiva son producto del sistema capitalista, desde el siglo XVI, aunque las ciudades tienen quizás miles de años de nacimiento. Las ciudades como tal, rompieron lógicas rurales de convivencia por todo el mundo. Rompieron con maneras de vivir, con maneras de ver el mundo, con maneras de concepción del mundo, con Dioses e ideologías milenarias.

Increíblemente las ciudades se han convertido en un atractivo para miles de millones de habitantes, por todo el mundo. Pues ya no ofrecen nada, sino violencia estructural, corrupción, hambre, miseria, marginalidad y mendicidad. Pero, aun así, se han convertido en atractivo porque la modernidad con los paradigmas del desarrollo y progreso se impusieron como ideologías en estos siglos del sistema. Sus consecuencias han matado las lógicas rurales de convivencia.

Sobre todo por el sur del mundo, las ciudades son conglomerados de violencia cotidiana, de violencia estructural, de injusticias cotidianas y por supuesto desestructuración de las herencias rurales, que fueron sostenibles durante miles y miles de años. Sin exagerar, las ciudades son ahora totalmente peligrosas para la convivencia humana. Las ciudades han convertido a los humanos en cavernarios modernos, violentos y con lenguajes totalmente cavernarios. Fruto del individualismo: fruto del sistema capitalista que convierte a los humanos, consciente o inconscientemente, en seres totalmente, enfermizamente, individualistas.

En las ciudades ha muerto el sentido comunitario de lo rural, con aquellas lógicas grupales de sobrevivencia pero totalmente humanas y solidarias en sus lógicas económicas. Las ciudades han  matado el espíritu humano comunitario. El homo citadinus es el monstruo más individualista posible, que pisa todo los demás para cuidar sus rinconcitos e intereses totalmente fragmentados.

Lamentablemente las tendencias por todo el mundo siguen siendo suicidas. Es decir, se siguen engrosando con miles de millones de habitantes todas las ciudades. Ni siquiera la información actual frena esa tendencia suicida. Los Estados también se han sumido en este tipo de pensamiento suicida.

El Vivir Bien se resume, en su complejidad, en el rescate de las mentalidades ancestrales que fueron sostenibles por miles de años. El Vivir Bien se rompió, fue destruido, por la modernidad en el siglo XVI. La colonización y los imperios modernos posteriores fueron destructivos respecto del Vivir Bien. Hoy, la postmodernidad como continuidad de la modernidad sólo son escenarios de más destrucción: de la naturaleza y del espíritu humano.

En este siglo XXI y nuevo milenio, sólo tenemos continuidad de la modernidad, del sistema capitalista en sus fases de crisis sistémicas. Ni siquiera los avances impresionantes de las nuevas ciencias, de las tecnologías más fascinantes, están frenando la locura de la destrucción humana. Del suicidio humano colectivo, que son las ciudades por todo el mundo. La política es nomás una parte de la modernidad. Sean de izquierda o derecha coinciden en sus posturas de amar a la modernidad y la industrialización como brazo operativo. Por eso no prometen nada para la humanidad, sino discursos de salvación como en la religión; nada más.

El Vivir bien como Paradigma, como propuesta frente a los acontecimientos modernos que arrastramos desde el siglo XVI, puede ser la salvación de la humanidad si es que tomamos consciencia de lo que sucede hoy, por todo el mundo. El vivir Bien es en definitiva el rescate de aquellas lógicas milenarias, rurales, en lo económico y cuidado de la naturaleza que convivieron con las civilizaciones antiguas.

Las teorías de la reciprocidad en la economía, que eran parte de nuestras costumbres antes de la llegada de occidente, son pruebas de que hubieron otros sistemas económicos totalmente distintos, fuera de la racionalidad de occidente. Dichos sistemas eran sostenibles, sin la mercantilización de occidente. Increíblemente, dichos sistemas económicos siguen funcionando en varios rincones de nuestro país, como el trueque por ejemplo.

Es hora de revertir la locura del sistema insostenible de la economía occidental. Es hora de pensar y repensar en serio otros tipos de sistemas, reflexionando sobre las herencias ancestrales que fueron sostenibles por miles y miles de años.  Es hora de frenar, desde nuestras experiencias históricas, a las ideologías del desarrollo y progreso que por siglos están destruyendo el planeta, están contaminando la Pachamama, matando todo ser viviente de la tierra.

Se está intentando revertir incluso desde occidente, pues también allá hay grupos conscientes de la tragedia; sin embargo, somos nosotros por el sur del mundo quiénes todavía tenemos el recuerdo de la experiencia, de la sabiduría en las prácticas ancestrales de las comunidades. Prácticas que tenemos por sistematizar, por intentar hacer ciencia en beneficio de todo el mundo. Tarea colosal y nada sencillo. Tarea urgente porque la vida agoniza por todos lados del mundo, y la locura de occidente ya no tiene sentido alguno. Es tan evidente su fracaso y sus rituales ideológicos, en la izquierda y la derecha, que sólo profundizan la muerte del planeta Tierra.

Opinión
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Banzer y la impunidad tradicional en Bolivia

Tenemos enormes problemas estructurales que resolver, que devienen desde tiempos inmemoriales y siglos de cargas injustas como el tema de Justicia. O el tema terrible de la burocracia en nuestras instituciones, tan brutal e injusta como la ausencia de Justicia. Temas que tienen que ser resueltas porque el país no puede soportar por siglos, semejantes atrocidades de nuestra historia.

Hoy recordamos otro nefasto aniversario del golpe de Estado, a la cabeza del coronel Hugo Banzer Suárez. Perteneciente a la colonia alemana, protagonizó la sangrienta revuelta golpista aquel 21 de agosto de 1971. Recuerdo de niño el llanto de mujeres, despidiendo a obreros rumbo a La Paz desde Catavi para defender al general Torres, en medio de familiares preocupados por los acontecimientos que se estaban sucediendo. Lo demás ya es historia, cientos de muertos, heridos y presos por todo el país.

Banzer murió en la impunidad total, incluso protegido por la democracia que le permitió ser presidente. Paradojas de la historia: un asesino elegido democráticamente. Nunca hubo justicia para cientos y quizás miles de víctimas, entre muertos, heridos, exiliados, presos, torturados y mancilladas mujeres en las cárceles clandestinas de la dictadura. Ya muchos han muerto sin esperanzas algunas respecto de la justicia boliviana.

Hemos sido testigos en estos tantos años, que los llantos, las protestas en las calles, los años de visitar las oficinas de la injustica, los encubrimientos desde los poderes invisibles a los torturadores, asesinos y representantes políticos de los asesinos, pues no sirven de nada sino para seguir sufriendo esas consecuencias nefastas. Los torturadores, violadores y asesinos han sido padres ejemplares y abuelitos ejemplares en sus familias. No recibieron castigo alguno.

Los desafíos para las nuevas generaciones son inmensos. En primer lugar, conocer estos acontecimientos de nuestra historia, con la ilusión de que tomen consciencia que la democracia ha tenido sus costes enormes: en sangre, en sacrificios de jóvenes, en exilios que han sido también sangrientos en sentido de perder pensadores, intelectuales, científicos y ciudadanos obreros o campesinos de primer orden, luchadores por el bien de la Nación.

Pero los desafíos más importantes de las nuevas generaciones es reconstruir nuestros sistemas institucionales. Rehacer el sistema de justicia, que hoy a pesar de buenos servidores (una golondrina no hace la primavera) realmente es una catástrofe para millones de ciudadanos. Es una pesada carga que duele mucho, que duele demasiado porque la impunidad sigue siendo carta de ciudadanía de los más poderosos económica y políticamente. Eso nos muestra el dolor inmenso de miles de bolivianos, herederos de los abusos más horrendos de la dictadura de Banzer y sus acólitos políticos.

Desafíos que deben ser encarados por el bien colectivo, comunitario, y ciudadano de Bolivia. Eso también nos afecta en lo económico. Las inversiones y la confianza económica, requiere de justicia y normas jurídicas totalmente transparentes y claras. Precisamente para no dar lugar a juegos oscuros y corruptos como el contrabando, o el narcotráfico, etc. Sin claridad de nuestra justicia pues todo es posible en la oscuridad de los negocios turbios y peligrosos para todo el país. Sólo la claridad de la justicia, como sistema, puede permitirnos economías justas y en competencia clara, como en favor de la generación de riqueza colectiva e individual.

Por falta de un sistema de justicia, como instrumento, Banzer y muchos de sus cómplices murieron impunes o están felices en las calles como buenos abuelitos o padres ejemplares. A costa del sufrimiento de miles de bolivianos, que sólo pensaron en aportar al país con sus ideas, o sus compromisos políticos. Hoy arrastramos esa ausencia de un sistema coherente, funcional, justo y transparente de un sistema de justicia boliviano.

A tantos años de aquel nefasto golpe de Estado, que dio lugar a una de las dictaduras más largas, sangrientas, corruptas y totalmente antinacionales, seguimos clamando justicia. Las universidades fueron clausuradas, las instituciones destruidas, el pensamiento y la intelectualidad prohibidas, en definitiva, sin democracia que al menos nos permita disentir con quiénes piensan distinto.

Tantas tareas para las nuevas generaciones. Tareas que no se realizaron, o que poderosos intereses destructivos no dejan que se realice. Pero que es necesario realizar por la sobrevivencia del país. Los avances que hemos hecho no son suficientes, quedan demasiado cortos para temas de justicia, para temas de abusos a los derechos humanos de toda índole.  Tareas necesarias donde ojalá sean convocados los mejores juristas del país, los mejores bolivianos comprometidos con la justicia.

Hoy recordamos otro aniversario más de ese hecho nefasto. No sólo lloremos, no sólo recordemos a nuestros muertos y mancillados por esa dictadura pues lo hemos hecho ya muchas veces. Que estos hechos también nos sirvan para planearnos desafíos concretos, que será la mejor herencia en favor de quiénes han esperado justicia; y no lo han tenido nunca.

Gloria a los mártires del golpe sangriento y colonial de Banzer.

Opinión
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“¿Nos ponemos la soga al cuello y nos colgamos solitos?”

El Mensaje Presidencial del 6 de Agosto de 2024 tuvo derivaciones inesperadas a partir de la convocatoria al empresariado boliviano a un “Diálogo Nacional por la Economía y la Producción” para hablar el 14 de agosto sobre el “tipo de cambio, exportaciones e importaciones”, un eufemismo para tocar la escasez de dólares y la subida de su precio en el país. Lamentablemente, convocó también al denominado “Gabinete Social” para abordar lo mismo, un día antes que los empresarios, lo que cambió todo para mal. 

Juan Carlos Huarachi, Secretario Ejecutivo de la otrora gloriosa Central Obrera Boliviana (COB), fiel a su estilo de provocar zozobra cada vez que habla, la tarde previa al encuentro del empresariado con el Gobierno, salió abanderando a las “organizaciones sociales” para pedir nada más y nada menos que el control de divisas, generando una enorme preocupación (“Gabinete Social pide control de las divisas de las exportaciones para garantizar la circulación del dólar”, EL DEBER, 13.08.2024). Las reacciones no se hicieron esperar. 

El Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), a través de su Presidente Alan Camhi Rozenman, salió al frente lamentando que semejante pedido se diera justo antes del Diálogo Nacional: “Como entidad técnica de promoción del comercio exterior, a la luz de la álgida situación en la que se encuentra la economía en general y las exportaciones e importaciones, en particular, no podemos, sino, manifestar nuestra profunda preocupación, ante el desatinado pedido del Gabinete Social ya que los resultados que acarrea el control del comercio exterior serán funestos para la ciudadanía”. 

Como posibles consecuencias, advirtió que el dólar se dispararía en el mercado negro, la inflación subiría, habría escasez de productos, caería la inversión, el crecimiento y el empleo, y aumentaría la desconfianza en la moneda nacional, en línea con la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia (CEPB) y la Cámara de Industria, Comercio, Servicios y Turismo de Santa Cruz (CAINCO) que rechazaron la posible medida. 

Con tan penoso antecedente inició el Diálogo Nacional por la Economía y la Producción, a la que más de treinta entidades privadas asistieron esperanzadas en soluciones a la realidad económica del país, particularmente de su sector externo. Lo que pasó ahí sólo lo saben los presentes, especialmente en cuanto a la propuesta gubernamental de crear un comité para el control y asignación de divisas, además de responsabilizar al empresariado de la situación, provocando su desazón y la necesidad de un cuarto intermedio hasta el 16 de agosto. 

Y, aunque el Ministro de Economía y Finanzas Públicas, Marcelo Montenegro, se esmeró en aclarar posteriormente, por cuanto medio de comunicación fue posible, que el Gobierno “no tiene planificado aplicar el control de divisas de exportación” y que “jamás se ha hablado de control de divisas”, ante las nefastas consecuencias que dicha medida -de implementarse- pudiera ocasionar contra el aparato productivo en general y el comercio exterior, en particular, se produjo una escalada de pronunciamientos, que derivaron en dos momentos culminantes. 

CAINCO decidió no asistir a la reunión del 16 de agosto, argumentando el haberse sentido oídos, pero no escuchados, además que el Gobierno presentó una interpretación de la situación económica alejada de la realidad que enfrentan las empresas, los trabajadores y la sociedad, sin soluciones estructurales. A ello siguió la “Declaratoria de emergencia del sector exportador” por la Cámara Nacional de Exportadores de Bolivia (CANEB) y el “Estado de extrema alerta y emergencia nacional” por la Cámara Nacional de Industrias (CNI), a cuyas voces se sumaron otras entidades empresariales. 

Desarrollada la segunda sesión -con menor presencia de entidades privadas- a su conclusión fue emitido el documento “Acuerdos del Diálogo Nacional por la Economía y la Producción”, con 17 compromisos, recibiendo el beneficio de la duda, de unos, y la crítica de otros, por no encararse temas de fondo como el déficit fiscal y el funcionamiento del modelo económico gubernamental. En todo caso, si hay algo qué destacar de dicho encuentro es que, por el bien de Bolivia, se habría garantizado que “no habrá control de divisas”. 

Enhorabuena que sea así, a la luz de lo declarado por el Viceministro de Coordinación y Gestión Gubernamental, Gustavo Torrico, en conferencia de Prensa en La Paz, el mismo 16 de agosto de 2024: 

“El Gabinete Social no impone, el Gabinete Social propone; el Gabinete Social ha hecho una propuesta, ésa, no es aceptada por el Gobierno, control de las divisas es un suicidio colectivo, no se lo puede hacer; tienen razón los empresarios, se lo digo muy de frente, el control de las divisas lo único que podría acarrear es una profundización, más bien, de la falta de las mismas (…) ¿Qué hacemos? ¿Nos ponemos la soga al cuello y nos colgamos solitos? No, no es así, eso no está en los planes gubernamentales, bajo ningún punto de vista, el control de la divisa”

Buscando la verdad
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Felipe Quispe, el Mallku

El movimiento indianista perdió a su mayor representante teórico y militante, cuando la muerte del Mallku hace ya unos años. He tenido la suerte de conocerle algunos años, en la UPEA de colegas en la carrera de Historia. Siempre me impresionó su fuerte personalidad, me decía que no le tenía miedo a nada, en aquellos cafecitos que tertuliábamos después de clases. También tenía sus complicaciones. Era pues un humano más, con virtudes y defectos. Y mejor no hacer un Mito de él, para no degradarlo después como a muchos líderes de este país que oportunistamente les hacen mito, para vivir a nombre de ellos.

Nos encontramos por última vez en plena pandemia del covid, en plenos procesos electorales para la gobernación de La Paz. Me invitó a participar con él; le rechacé por mis terribles miedos a caminar en plena pandemia. Estábamos en el hotel Torino creo que dos semanas antes de su muerte. Me extrañó su muerte, porque en apariencia él estaba bien de salud. Se enojó conmigo porque no iba a acompañarle en las elecciones; pero terminamos como siempre: amigos.

Un gigante se fue, un gigante del movimiento indianista que fue clave para el país en los últimos veinte años. Sus aportes son importantes respecto de entender en esta época, los aspectos del colonialismo como fenómeno social moderno. Porque, como él decía, izquierda y derecha eran tan colonialistas que ni siquiera los progresistas entendían de qué se trataba. Que se colaron a los movimientos indígenas sólo por seguir en las cúpulas de la burocracia. Es decir, para continuar con el colonialismo pero con discursos progresistas.

Escribió algunas de sus ideas. Soñaba con hacer la obra crucial del indianismo. El tiempo le jugó una mala pasada. Soñaba con formar a gente nueva en la carrera de Historia de la Upea; aunque siempre se quejaba de lo poco que leían los alumnos, de lo poco que investigaban y de lo poco que realmente soñaban con el indianismo. Era muy exigente por su experiencia dura de pobreza y peligros constantes en el juego de la política de este país.

Hoy, pues hubiera sido necesario su presencia exigente y coherente con el movimiento indianista. En momentos de crisis de ideas, de posturas políticas, de documentos iluminadores respecto de la Bolivia profunda. Claro que se le extraña al hermano y compañero Felipe Quispe. Su enorme presencia hubiera sido importante en estos momentos, donde las cosas pequeñas y vulgares son las más importantes. En fin, en fin.

Hay que continuar con ese legado. Reflexionar sus aportes, si se puede complementar con las ideas de otros hermanos que decidieron seguir los pasos de Felipe. Somos testigos del reordenamiento señorial por todo el mundo, con el genocidio de Palestina es más que evidente. Por América Latina aparecen señoriales y post señoriales, soñando con la restauración colonial moderna. Tienen los mecanismos y los fracasos de los progresistas, como decía Felipe, para restaurar la colonia. Los tiempos pasan; algunas cosas no cambian sino en la cáscara, sino en la pinta, en los discursos. Los tiempos pasan; las mentalidades perviven en el largo aliento guardadas para salir en los momentos de crisis. Cuando están en peligro los intereses reales y concretos de los más poderosos. En cierto sentido la historia se va repitiendo y repitiendo en el tiempo.

El legado del hermano Felipe debe continuar, sin hacer Mito de él. Sin manguear su figura y su herencia militante. Ese legado de exigencias teóricas, por esas construcciones que hoy no hay, que decía en la UPEA, por los compromisos hacia las ciencias para realmente combatir con los enormes poderes ideológicos y teóricos del sistema. Felipe exigía dejar la burocracia mental colonial, para generar otras prácticas más nuestras.

El legado del hermano Felipe es enorme, es exigente. Me decía también que no hay jubilación para los sacrificios por las Naciones oprimidas. Que si alguien se compromete con las causas de las comunidades, tenía que ser consecuente hasta el final de la vida misma. Eso era Felipe.

Cierto que ha dejado un enorme vacío, por hoy no hay alguien que haya tomado la posta. Ese vacío no es individual y figurativo o endiosado. Felipe no tenía la enfermedad moderna del caudillismo. Su legado es comunitario, de reciprocidades comunitarias. Su legado es de trabajo en Ayni, de complementariedades en las ideas y los aportes teóricos. Aunque tuvo que ser “licenciado en historia” para que la academia le escuche. Sin embargo, estaba consciente que lo más importante venía después junto a las comunidades, junto a la realidad de las culturas ancestrales.

Las crisis profundas de la sociedad destapan las verdaderas necesidades, y desperfectos, de la misma sociedad. El liderazgo de Felipe Quispe es una necesidad actual. Ojalá haya semillas de esperanzas en ese legado, ojalá florezcan por toda la Nación. Felipe Quispe merece no ser olvidado, es decir sólo recordado en los discursos y los oportunismos políticos. Ese liderazgo debe volver a florecer.

Opinión
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