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Las ONG, el pueblo y el Gobierno de Evo

Diferenciemos inicialmente la gestión política del MAS-IPSP que es el ejercicio del poder político derivado de mayoría electoral apoyada por organizaciones sociales que movilizadas respaldan al Gobierno para decidir sobre la sociedad y sobre la oposición, de la gestión administrativa, que es el conjunto de planes y proyectos derivados de la gestión burocrática del estado, acciones que pueden o no influir sobre la sociedad.

Dicho esto, señalemos que entre 2008 y 2009, a decir de García Linera “el nuevo bloque hegemónico”, es decir la alianza de clases que el MAS-IPSP había forjado desde antes de 2005 y que se fortaleció con  el proceso Constituyente (2006-2007) después del 54 % de Evo en la elección de diciembre de 2005, debía terminar de sepultar al “bloque derrotado” es decir a la oposición regional y partidaria de ese momento, e imponerle sus nuevas condiciones de visión de país y de Estado. Esto, finalmente, no se logró del todo, aunque diríamos que para 2009 casi se logró.

Entre 2009 y 2010, aprobada la nueva Constitución, el MAS creyó consolidada su victoria política y también creyó haber subordinado totalmente a la oposición regional de los departamentos de tierras bajas de Bolivia y las expresiones políticas nacionales que estaban en la oposición.

Pero el propio bloque hegemónico MASista se empezó a fracturar el año 2010, cuando varias organizaciones indígenas como la CIDOB y CONAMAQ, se distanciaron del Gobierno, propinándole una derrota política en la 8va. Marcha de 2011. Se sumaron a estas separaciones y fracturas,  porciones de los gremiales, los microempresarios, y ciertos segmentos del campesinado indígena de Municipios rurales del occidente de Bolivia, como Caranavi, por ejemplo.

Es decir entre 2010 y 1014, el bloque sociopolítico de respaldo al MAS-IPSP se resquebrajó seriamente y el tamaño de poder del MAS disminuyó. Con esto, la hegemonía entendida como convencimiento de masas, se convirtió gradualmente en solo acuerdos instrumentales con ciertos actores económicos y sociales antes rechazados y catalogados como de derecha, que el MAS buscó entre 2012 y 2014 para mantener su poder hegemónico, y la hegemonía “positiva” se fue convirtiendo en hegemonía “negativa”, es decir en acciones de poder cada vez más alejados de la legitimidad social necesaria y de la mínima legalidad requerida. El Gobierno transitaba paso a paso hacia la dictadura.

Hace pocos días, el Vicepresidente, después de la movilización de COMCIPO de Potosí, cuando evaluó las varias derrotas políticas desde 2011 y electorales sobre todo de 2015 (la derrota del MAS en El Alto fue tremendamente dolorosa para el partido de Gobierno), acentuó sus rasgos dictatoriales pues veía que su bloque sociopolítico de sustento ya no era suficiente para dar amplia legitimidad a sus acciones. Y después de sufrir derrotas parciales en las organizaciones sociales mas influyentes (CIDOB, CONAMAQ, Deferacion  de Campesinos de La Paz y otras) a las cuales dividió e instrumentalizó, el Gobierno comenzó a dañar sistemáticamente a influyentes periodistas de medios independientes (Peñaranda, Gómez, Amalia Pando, Jhon Arandia entre varios). Casi inmediatamente después (agosto de 2015), el Vicepresidente se estrelló y aun lo hace contra varias ONGS antiguas de más de 3 décadas de existencia, vinculadas al seguimiento de políticas públicas en temáticas específicas de su especialidad profesional (laboral, agraria, presupuestaria, etc.). Y aunque el Defensor del Pueblo ha solicitado al Tribunal Constitucional que rechace la Ley de ONGs y su reglamento, y aunque la ONU ha también enviado una recomendación en el mismo sentido al Tribunal, el Vicepresidente sigue amenazando a las ONGs bolivianas pues sabe que ya no tiene capacidad para convencerlas y solo le queda la amenaza, la fuerza.

Más allá de la puntual pero indudable de la personalidad intolerante y autoritaria del Vicepresidente García Linera que externaliza de modo sistemático lo que Evo piensa y dice, lo que está realmente ocurriendo es que la hegemonía negativa (el mero “decisionismo personalista e ilegal” de Evo Morales y García Linera, ha avanzado hacia extremos de ilegalidad y no aceptación social que muestran la cada vez mayor debilidad de bloque sociopolítico de apoyo al gobierno de Evo Morales.

Hoy hay ya un coro sinfónico de varias voces de periodistas, políticos nacionales y regionales, líderes sociales, ONGs y otros actores que simplemente no aceptan ya el autoritarismo Presidencial. Y habrá que ver en que queda toda esta historia, pues podría ser el principio del fin del régimen. ////

Encantados
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La estrechez

Hace unas semanas escribía sobre la pose exquisita que muchos de nosotros solemos adoptar a la hora de criticar las cosas, similar actitud he notado en el mundillo de críticos que suelen deambular por los “estrechos” pasillos de la cultura.

Le pongo comillas al término estrechos, porque esa estrechez que suele ser definida por la RAE como “escasez de anchura de algo”, es un mal que se contagia muy rápido y que por supuesto ocasiona daños, muchas veces, irreparables en la percepción y criterio de las personas, reduciendo todo lo bueno que uno pudiese hacer a un error insalvable.

La vigésima versión de la Feria del Libro cerró sus puertas y se alista para preparar la siguiente, luego de quince arduos días de trabajo. Lo digo con cierta seguridad, porque al estar mis novelas expuestas allí, estuve presente buen tiempo en ella, a la caza de los tesoros literarios que no siempre pueden comprarse con facilidad y en días “librescos” normales y atendiendo a los lectores que deseaban conocer algo más de mi universo literario.

En este tiempo pude ver cómo organizadores, expositores, escritores se rajaron por ser parte de la Feria y básicamente evitar que nada falle. Desde los stands, pasando por la atención, recibir a los visitantes, participar en las charlas, en las presentaciones de libros y muchos otros eventos que se organizaron alrededor de ella.

Este esfuerzo conjunto puede y con toda normalidad, que tenga sus bemoles, que hayan subidas y bajadas, distintas percepciones, calificaciones y observaciones, pero lo que sí no podemos tolerar es esa pose de estrechez mental a la que me refiero, cuando se critica por criticar, cuando se habla directamente mal de la feria, puesto que este evento en sí mismo, para nuestro país es ya un logro, no reconocerlo es nomás de ciegos.

Es la primera que se realiza en un ambiente ideado para una feria, como lo es el campo Ferial Chuquiago Marka. El año pasado también se realizó, pero estaba recién terminado, de ahí que éste fue su estreno oficial. Construcción que de entrada le dota de la espectacularidad necesaria, además de la comodidad que antes no se tenía y la apertura para que puedan estar presente más expositores de los habituales.

Hoy Bolivia cuenta ya con varias editoriales muy importantes que se preparan para este evento y ofrecen su material al público, no sólo considerando a los autores nacionales consagrados, también a las nuevas generaciones; abren y generan un mercado, en el que el libro de un autor boliviano está siendo no sólo más apreciado también considerado.

Ni qué decir de los libros que nos llegan de afuera, los libreros se esfuerzan por traerlos, aprovechan de las ventajas de importación que genera la Ley del Libro y exponen sus productos, considerando también a todos los tipos de lectores, de ahí que esta versión sea una de las más nutridas. En la FIL La Paz se podía encontrar de todo.

Pero ahí viene la estrechez, la de criticarlo todo, al extremo que se desluzca este esfuerzo, se lo califique de pobre, de lo mismo de siempre, caro y lujoso, se considere a los invitados como un simple relleno, que se desvalorice el esfuerzo literario de los escritores y editores, que se compare la feria con otras del exterior, sabiendo que no tiene ni siquiera sentido hacerlo, porque es nuestra, quizás la más importante del país, tal vez la más grande, hecha por bolivianos para bolivianos. Ese el gran mérito, lo otro, es simplemente “estrechez” de no poder mirar más allá de nuestras narices, sino ombligo.  

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Anatomías
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Devaluar ¿Sí o No?

Ha surgido el planteamiento de que el tipo de cambio en Bolivia debería seguir el comportamiento devaluatorio que está viviendo la región, por lo que es importante reflexionar sobre lo acertado, o no, de este planteamiento.

Sin embargo de lo anotado, las expectativas de devaluación son bajas. Según los analistas económicos, a los cuales el Banco Central de Bolivia encuesta, se podría tener un tipo de cambio de Bs. 7, para fines del año 2015 y de Bs. 7,2 para fines del año 2016. En concreto, una variación no significativa.

Es evidente que las monedas de la región se están devaluando fuertemente. V.gr, anualmente y hasta el mes julio del año en curso, Colombia devaluó su moneda en 47 %, Brasil en 44 %, México en 22 %, Uruguay y Paraguay en 20 %, Chile en 16 %, Perú en 14 %. Argentina en 12 % y Bolivia nada. Argentina tuvo devaluaciones ya fuertes en los años anteriores. Este comportamiento trae consigo una conclusión general. La economía boliviana está perdiendo competitividad, lo que es lo mismo decir que es una economía que incentiva las importaciones y no las exportaciones.

El comentario anterior y su conclusión están referidos a lo que los economistas denominan comportamiento del tipo de cambio nominal. Pero, lo que en verdad interesaría es el tipo de cambio real, entendido como aquel tipo de cambio que toma en cuenta el comportamiento tanto de los precios externos como internos. Esto es medido por lo que se nomina tipo de cambio real multilateral (TCRM).

Si observamos datos desde inicio del siglo XXI, encontramos que el TCRM más alto al que Bolivia llegó fue durante el año 2006, después de lo cual vino cayendo continuamente. Si consideramos el periodo 2015-2006 se concluye que el TCRM, para el país, habría caído en un 40 %. Esto confirma, para un tiempo más largo, que Bolivia está perdiendo competitividad internacional.

Si nos referimos al comportamiento del tipo de cambio real bilateral y para los mismos países sobre los que se hizo el comentario sobre tipos de cambio nominales, se tienen las siguientes conclusiones. Se habría perdido competitividad, en  el periodo 2015-2016, de la siguiente manera: con Argentina en un 57 %, con Brasil y con Chile un 42 %, Perú (32%), Colombia (31 %), México (24 %), Uruguay (11%) y Paraguay (4 %).

El análisis numérico realizado apuntalaría a que Bolivia debería seguir el camino de la devaluación del tipo de cambio. Sin embargo, si se considera otros indicadores, como es el comportamiento de la cuenta corriente en balanza de pagos, la conclusión es otra.

Históricamente Bolivia siempre fue un país deficitario, sin embargo, esto no fue acompañado con la devaluación de su moneda, debido a que Bolivia siempre siguió una política de tipo de cambio fijo, manejado muy políticamente, hasta la implementación del DS 21060 del año 1985. Recién a partir del “bolsín” Bolivia siguió una política de tipo de cambio fijo “deslizante”, que seguía de cerca, primero, el comportamiento de la inflación interna y, luego, el comportamiento del TCRM.

Dicha política cambiaria se la podría calificar de acertada dado que Bolivia mantenía relaciones comerciales deficitarias con el mundo. Pero esto cambio drásticamente a partir del año 2003 cuando apareció –levemente primero- superávit en cuenta corriente de balanza de pagos, conducta que se hizo fuerte en los años siguientes, lo cual permitió a Bolivia acumular reservas internacionales, a un nivel jamás antes conocido, que incluso coloca a Bolivia como el país, en la región, de la mayor magnitud de reservas internacionales con respecto al PIB. Llegó un momento a un indicador del 50 %.

El tipo de cambio nominal más alto al que se llegó fue Bs. 8,1 por dólar en junio del año 2005, el mismo que se movió a Bs. 6,96 para noviembre del año 2011. Desde entonces no se volvió a mover el tipo de cambio, aunque continuó con el superávit en balanza de pagos.

La política cambiaria del país a partir de año 2012 pudo continuar con la apreciación cambiaria dado que se mantenía el exceso de oferta de dólares en el país, pero se prefirió mantenerlo fijo. Incluso ahora la venta de dólares por parte del Banco Central es mínima, el otro hecho que explica el elevado nivel de reservas internacionales.

En el periodo 1995-2002, aunque el tipo de cambio nominal subía constantemente, el tipo de cambio real no seguía esta misma tendencia. Incluso llegó a bajar, conclusión que hace pensar que las devaluaciones nominales no siempre son efectivas en Bolivia, lo que avala la conclusión de que para el país es mejor una política de tipo de cambio fijo, en las actuales circunstancias, que el otro seguido por nuestros vecinos que es de flotación.

El 95 % de lo que exporta Bolivia corresponde a materias primas, cuyo comportamiento de precios puede ser altamente cambiante. Una caída de precios, como la que se está viviendo ahora, es imposible compensar con una modificación del tipo de cambio. Las exportaciones de materias primas dependen, fundamentalmente, de sus precios internacionales, que suelen ser volátiles. No es posible compensarlas con devaluaciones. Aun más, para el caso boliviano, una pequeña devaluación no tendría ningún impacto real sobre la economía pero podría desencadenar expectativas no esperadas. Una gran devaluación, tampoco socialmente sería tolerada por la población.

Si lo indicado es acertado, quiere decir que mejorar la competitividad económica de Bolivia no pasa por una política de devaluación cambiaria, sino por otro tipo de políticas que impida la presencia tanto de inflación de costos (doble aguinaldo, aumento de salarios) como de inflación de demanda (gasto público creciente).

La Paz, 17 de agosto de 2015

 

*Profesor emérito de la UMSA y Miembro de la Academia Boliviana de Ciencias Económicas.

Economía de Mercado
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La paradoja del crecimiento con derrumbe productivo

Hace unos meses, la economista Katherine Hinojosa Virreira intentó defender sus anteriores argumentaciones en una crítica a mi artículo titulado “¿Bases sólidas del crecimiento boliviano?”. A continuación, desmenuzo los puntos centrales de su planteamiento.

En primer lugar, sostiene que cuando digo que el aumento de la demanda interna solo fue posible gracias al crecimiento de las exportaciones totales muestro un desconocimiento de la macroeconomía por cuanto me olvido de hablar de las importaciones, enfatizando que lo importante en el comercio exterior son las exportaciones netas.

Su argumentación “muy de libro de texto”, sin embargo, no permite visualizar algunos detalles. Uno de ellos es que las exportaciones bolivianas, al estar fuertemente ligadas a la extracción de nuestras principales materias primas, se hallan intricadas en la economía a través de regímenes tributarios y regalitarios (aplicables a cerca del 80% de las exportaciones totales) y tienen efectos particulares en las finanzas (y la inversión) públicas de los tres niveles del Estado (nacional, departamental y municipal) con implicaciones adicionales en la economía privada formal e informal. Esto explica, por ejemplo,  por qué la caída de los precios del petróleo y el consiguiente desplome del valor de las exportaciones de gas natural ya se hayan empezado a traducir en una crisis de liquidez en el gobierno departamental de Tarija que podría conducir a la quiebra de muchas empresas constructoras dejando en la calle a unos 5.000 trabajadores.

Otro aspecto se refiere al hecho de que no se puede poner a todas las importaciones en la misma bolsa. En efecto, todo estudiante de economía sabe hoy en día que la clave del crecimiento es la innovación tecnológica, la que se efectiviza en general mediante la inversión en bienes de capital. Dada nuestra condición de país subdesarrollado, no poseemos capacidad para producir nuestra propia tecnología, razón por la cual para innovar necesitamos adquirir bienes de capital del extranjero.

En estas circunstancias, es notoria la ambigüedad del rol de las exportaciones netas en el crecimiento económico no porque las exportaciones tengan un efecto marginal en el aumento año a año del PIB sino debido a que en Bolivia las importaciones de bienes de capital (que podrían tener una incidencia mayor en el crecimiento) representan apenas alrededor de un  cuarto de las importaciones totales del país.

En segundo lugar, indica que la demanda externa no podría haber influido en el crecimiento porque cayó en 1,4% en 2014. No obstante, se olvida de anotar que las exportaciones netas disminuyeron no por la caída de las exportaciones sino por el incremento desmesurado de las importaciones no necesariamente de bienes de capital. Resulta claro que en los momentos actuales la situación se encuentra mucho más complicada por el lado de la demanda externa que, según datos del INE, entre enero y junio de este año se desplomó en casi un 97% respecto a similar período el año anterior. Es por demás curioso que en este plano las exportaciones hayan bajado (-29,6%) casi 10 veces más que las importaciones (-3,2%).  Todo esto pone en cuestión el discurso gubernamental respecto a su supuesto fomento del crecimiento económico en el mediano y largo plazos, máxime si se tiene en cuenta que en ese mismo período la variación porcentual negativa de las importaciones de bienes de capital (-6,5%) más que duplicó la de las importaciones totales (-3,2%).    

En tercer lugar, la analista, claramente identificada con el gobierno, repite el discurso del titular de economía al hablar de la influencia de la inversión pública y el gasto del gobierno en el aumento de la demanda agregada, pero no hace referencia a los límites de estas variables. Como he manifestado en una anterior contribución, la demanda interna per se no puede ser el motor del crecimiento de un país con un mercado interno tan pequeño. En este sentido, con su análisis tan estrecho el gobierno habría resignado nuestras aspiraciones de desarrollo de mediano y largo plazo que, entre otras cosas, requerirá tasas de crecimiento por encima del 7%, muy difícil de alcanzar con el actual modelo económico.   

Por otro lado, resulta una total falacia decir que la producción nacional es capaz de abastecer la demanda interna cuando está claro que para la mayor parte de los proyectos de inversión pública lo que más se requiere son insumos, combustibles y medios de transporte (no bienes de capital) importados, cuyo aumento contribuye al deterioro de la balanza comercial.

En cuarto lugar, dice que los logros económicos del gobierno fueron posibles porque ahora Bolivia puede administrar sus políticas monetaria y fiscal lo que le permite mantener a raya la inflación y una tasa de crecimiento de alrededor de 5% en el marco de una economía bolivianizada con un amplio margen en el sector fiscal y una deuda externa moderada.

Al respecto, no dudo de la capacidad del gobierno para administrar las políticas monetaria y fiscal para mantener la estabilidad económica, pero ésta es sólo una condición necesaria (no suficiente) para el crecimiento económico sostenible.  Además, ante un panorama externo adverso como el que empezamos a experimentar, es probable que muchas de estas conquistas se vayan desmoronando en el curso de los próximos meses.  

En quinto lugar, menciona que el gobierno ha optado por el camino adecuado al incentivar la industrialización para de esta manera incrementar la oferta agregada, lo que habría contribuido a controlar la inflación evitando un “sobrecalentamiento” de la economía.

Aquí, la analista otra vez solo reitera la propaganda gubernamental porque está claro que lo poco que se avanzó en materia de industrialización con recursos del Tesoro y el BCB ni siquiera se puede comparar con el franco proceso de desindustrialización exacerbado en años recientes por el modelo extractivista del gobierno, tal como he demostrado en otro aporte. 

Por último, la economista concluye que “es sencillo predecir lo que ocurrirá en 2015, el Gobierno impulsará la inversión pública y el gasto gubernamental, con ello dinamizará aún más la demanda interna y cumplirá su meta de crecimiento” y luego se pregunta qué dirá este analista cuando todo esto surta efecto.

Con relación a este punto, en días pasados me he referido a lo que podría llamarse la paradoja del crecimiento económico con derrumbe productivo, la cual se puede describir de la siguiente manera:

En un afán desmesurado por mantener el crecimiento, y ante la merma de los ingresos fiscales provenientes de las exportaciones, el gobierno podría introducir mucho dinero en la economía vía inversión pública solventada por deuda interna a través del Banco Central de Bolivia (BCB) o deuda externa onerosa financiada por la cooperación internacional, y/o gasto corriente, asegurando, por ejemplo, el pago del segundo aguinaldo que, irónicamente, contribuirá al cumplimiento de la meta de crecimiento del gobierno, cuando en realidad debería haber sido a la inversa. Si bien todo esto tendrá un efecto directo en el aumento de la demanda interna y en el mantenimiento del crecimiento, puede que ocasione al mismo tiempo un endeudamiento interno y externo desmesurado acompañado de un descalabro definitivo de las últimas empresas privadas rentables que quedan en Bolivia, llevando a la economía a partir de 2016 hacia límites intolerables de desempleo y estancamiento económico, a tiempo de poner en riesgo la propia estabilidad macroeconómica del país tan ponderada por el gobierno.

 

 

 

 

 

Minergia
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Se llama discriminación

El Movimiento Al Socialismo (MAS) usa para su beneficio los medios estatales como Bolivia TV, la red Patria Nueva, el periódico Cambio y la Agencia Boliviana de Información. Por si eso fuera poco, destina recursos públicos a campañas de propaganda en contra de los sectores que le enfrentan, como todavía ocurre con la movilización del pueblo potosino.

Para colmo, y según confesó el vicepresidente del Estado, ese dinero, que no es del MAS sino del pueblo boliviano, se distribuye sobre la base de criterios discriminatorios. El propio García Linera dijo que no se da dinero —es decir, no se contrata publicidad— a los medios que mienten y actúan como “para-partidos”.

Para demostrar que un medio miente habría que presentar pruebas de que falsea la verdad. Lo curioso es que hable de mentir precisamente el Gobierno que llegó a decir que detrás de las demandas potosinas estaban “unas cuentas personas” cuando hasta cinco marchas convocadas por el Comité Cívico Potosinista contaron con la participación de un promedio de 200.000 personas.

Ahora bien, cortar la publicidad a un medio bajo el argumento de que hace labor “para-partidaria” es reconocer, expresamente, que se incurre en una actitud de discriminación que el artículo 5 de la Ley 045 define como “toda forma de distinción, exclusión, restricción o preferencia” fundada en una lista de razones enumeradas en ese mismo precepto. Tres razones por las que se puede incurrir en discriminación son la “ideología, filiación política o filosófica”.

Eso equivale a decir que si se hace distinciones o preferencias, si se excluye o restringe la publicidad a un medio porque supuestamente hace labor “para-partidaria”, se está discriminando. Además de inmoral, esa “distinción, exclusión, restricción o preferencia” constituye un acto de discriminación que la Ley 045, que modificó varios artículos del Código Penal, ha convertido en delito. Más aún, el delito de discriminación es sancionado por el artículo 281 ter del Código Penal “con pena privativa de libertad de uno a cinco años”.

Por tanto, a la luz de esos artículos, el Gobierno no puede ni debe discriminar en la repartición de la publicidad estatal.

Encontrarse con esa nueva situación jurídica plantea muchos desafíos pero probablemente el más importante sea la administración de ese tipo de publicidad. Si el dinero que se utiliza para pagarla es de todos los bolivianos, es justo que se le exija al Gobierno una repartición más justa, sin criterios de discriminación. Una solución sería crear un sistema de monitoreo oficial cuyos resultados técnicos darían parámetros de cómo se debe repartir los recursos.

Otro desafío es el cumplimiento de la ley. Ya hemos visto cómo los criterios de discriminación se enmarcan en el artículo 5 de la Ley 045 y constituyen actitudes que incluso merecen la pena de cárcel pero no ingresamos a los terrenos constitucionales donde se puede hablar de vulneración de otros derechos como el de la libertad de expresión e información.

En resumidas cuentas, se está violando la ley y las recientes declaraciones del vicepresidente son una admisión de ello. A confesión de parte, relevo de prueba.

 

(*) Juan José Toro es Premio Nacional en Historia del Periodismo.

 

Surazo
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A Fidel Castro, en mis edades

Me decían comunista por haber leído a Marx y Lenin siendo un adolescente y casi de a ocultas entre el 84 y el 87

Me decían guevarista por creer en los caminos del Ché desde el 88

Me decían socialista porque Marcelo Quiroga era un libro y una foto en mi cuarto el 89

Me decían indianista, porque Túpac Katari y Bartolina Sisa eran dos afiches en mi pared el 90

Me decían de todo, lo que no sabían era que el 89 ya había leído “La Historia me absolverá”

No sabían que mis dudas económicas se resolvían con el Ché

Y mis dudas políticas con la tenacidad de Fidel contra el imperialismo

No sabían que estaba de acuerdo con Eduardo Galeano cuando decía que “el socialismo no había muerto, que los funerales se habían equivocado de difunto” el 91

No sabían que admiraba la osadía de Hugo Chávez para hacer golpe militar rojo de socialismo el 92

No sabían que estudiaba a los zapatistas para entender como unos indios descalzos se taparon el rostro para ser vistos, y que no les interesaba el poder, sino la democracia, el 94

No sabían que en cada camino buscaba a los socialistas íntegros, aquellos que nacían pueblo, viven pueblo y nunca mueren, porque el pueblo tiene la testarudez de evitar que sus mejores hijos mueran, eso le paso al Ché y eso mismo le paso a Chávez...

No sabían que me había anclado en la iglesia de los pobres, para estar cerca de mí mismo

No sabían que estudiar socialismo, comunismo, indianismo  y teología de la liberación eran tácticas diferentes para una misma estrategia, la liberación de nuestro pueblo.

Hoy que veo el cumpleaños ’89 de Fidel todo tiene un sentido histórico, para José Martí y para Simón Bolívar, para Tupac Amaru y Tupac Katari, para Micaela Bastidas y Bartolina Sisa, para Marcelo Quiroga y Luis Espinal… para el Ché.

Hoy que veo el cumpleaños ’89 de Fidel es el cumpleaños ’89 de América Latina toda, de este continente que de a poco se va llamando Abya Yala…

Fidel es América Latina, es liberación, es antiimperialismo, es anticolonialismo, es socialismo.

Y Fidel con Evo, es SOCIALISMO COMUNITARIO…

Jallalla FIDEL!!!

Trinchera comunicacional
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Enrique Iglesias: Se terminó la fiesta

No es el título de una canción, ni fue el hijo de Julio Iglesias quien lo dijo. La frase corresponde al ex Presidente del BID y la CEPAL, Enrique Iglesias, respecto al sombrío panorama que se presenta para Latinoamérica ante el fin del boom de altos precios para las materias primas, la ralentización de China, la suba de tasas de interés en EEUU y la depreciación de monedas locales (EFE, 7/AGO/15).

La CEPAL y el FMI revisaron a la baja el crecimiento del PIB boliviano para el 2015 -al 4,3% y 4,5% respectivamente, mientras el gobierno la bajó del 5,9% al 5% y si bien Bolivia crece sin mucho esfuerzo -nadie niega eso y qué bueno que así sea- viendo lo que pasa en el mundo y el entorno, no estaría demás tomar recaudos para afrontar el segundo semestre y de ahí en más, dado el incierto escenario económico que se avizora.

Y es que -lamentablemente- todo parece indicar que las inquietantes advertencias de reconocidos economistas, analistas, especialistas y prestigiosos opinadores sobre el desempeño de la economía nacional para el 2015, se quedaron cortas.

Cuando el ex Ministro de Hidrocarburos, Mauricio Medinaceli Monrroy, predijo el pasado año que la caída de las recaudaciones por hidrocarburos en el 2015 rondaría los 1.300 millones de dólares, a más de uno se le erizó la piel, a mí entre ellos.

Cuando el electo Presidente del IBCE, Antonio Rocha Gallardo, quiso anunciar en su discurso de posesión que la caída de las exportaciones globales sería de 2.500 millones de dólares, le pedí ser cauteloso y se dijo entonces que bajarían más de 2.000 millones.

El Presidente del Estado, Evo Morales, ha reconocido este 6 de Agosto que la caída podría ser de hasta 2.500 millones. Es triste decirlo pero, todo apunta a que será muchísimo más pues a junio -sin reexportaciones- han caído ya más de 2.000 millones de dólares.

¿Qué dicen ahora quienes porfiadamente insistían que al país no le pasaría nada?

Que Bolivia tiene un gran colchón en sus Reservas Internacionales y que puede darse un mayor gasto e inversión pública para dinamizar la demanda interna, es verdad, y que se lo podría hacer con más endeudamiento del Estado para que la economía crezca este año un 4,6% ó más para pagar el segundo aguinaldo, también, pero…¿debería ser esa la gran discusión?

Si “se terminó la fiesta”, ¿por qué no pensar más bien en cómo cambiar el perfil primario-exportador del país? ¿Y, si la baja del petróleo se torna estructural, en cómo capear la baja de 3.000 millones de dólares/año por exportación?

(*) Economista y Magíster en Comercio Internacional

Fuente: “El Deber”

La Paz, 12 de agosto de 2015

Buscando la Verdad
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¿Qué es el pacto fiscal?

Comenzaremos desde hoy y en varios artículos, a tratar el tema del PACTO FISCAL, pues aunque su nombre es muy técnico y ya que se empieza a hablar de él en el país, como ciudadanos necesitamos saber qué es eso y cómo ejercemos nuestros derechos y cumplimos nuestras obligaciones respecto del tal Pacto Fiscal.

Primero, QUE es lo que se esconde bajo el nombre de PACTO FISCAL? El Pacto Fiscal es un ACUERDO. Y si estamos en Democracia, ese ACUERDO deberá estar basado en el diálogo y la concertación. Es decir que el Pacto Fiscal en nuestro país no puede basarse en la lógica de guerra, donde unos son amigos y otros son enemigos; no puede ser imposición de algunos y tampoco manipulación política, o imposiciones de mayorías sobre minorías, o abusos de los que más fuerza o poder tienen. Es decir que el Pacto Fiscal debe ser un Acuerdo asentado en  valores democráticos; Escuchar  las ideas diferentes (Tolerancia), Apreciar las ideas diferentes (Pluralismo) e Incluir los aportes de las diferentes posiciones que dialogan (Participación). Si hay imposiciones y mala fe, no habrá Pacto Fiscal.

Y segundo, SOBRE QUE TEMA debe establecerse ese ACUERDO? Pues, sobre la distribución y generación de los recursos económicos (platita) para el desarrollo del país globalmente entendido, de sus departamentos autónomos, de sus municipios autónomos y de sus autonomías indígenas. Cuando hablamos de DISTRIBUCION y GENERACION DE RECURSOS ECONOMICOS A CARGO DEL ESTADO hablamos de eso que los técnicos llaman “Política Fiscal” (referido al Fisco, al Estado), y por ello el nombre de Pacto FISCAL. Es decir que el Pacto Fiscal es un acuerdo sobre cómo generar y distribuir la platita que el Estado gasta o invierte en el bienestar de los ciudadanos. Ese tema debe tratar el Pacto Fiscal.

Finalmente, en esta ocasión, terminemos respondiendo a la pregunta ¿PARA QUE ES EL PACTO FISCAL? Pues para que ningún ciudadano se sienta excluido o discriminado a la hora de recibir el apoyo de su Estado, que para eso es el Estado, para apoyar al ciudadano en su desarrollo pleno. En Bolivia, y en cualquier país, puede estar ocurriendo que la platita que el Estado gasta o invierte de repente este dirigida a unas pocas élites, o a la gente de un solo partido político, o solo a los intereses de unos grupos económicos, sindicales o gremiales. Es decir, el Pacto Fiscal es para que el Bien Común este por encima de los interés parciales.

En resumen, el Pacto Fiscal, ese acuerdo de buena fe y democrático, es sobre cómo se genera y distribuye la platita de todos (la plata pública, la que maneja el Estado), para garantizar que el Estado y los niveles de descentralización que tiene (en Bolivia hay 9 Autonomías Departamentales, 339 Autonomías Municipales, 0 Autonomías Indígenas, con distintas competencias y distintas coberturas) dirijan lo que gastan y lo que invierten  en el “bien común”, es decir en obras y acciones que beneficien a todos los bolivianos según ciertas prioridades acordadas.

Hasta aquí, fácil decir lo que es un Pacto Fiscal. Difícil hacer un Pacto Fiscal sobre todo en momentos como los actuales, cuando desde el Gobierno se ha dividido a los bolivianos y siempre se trata de mostrar a unos como los “buenos” y a otros como los “malos”. Pero es una oportunidad, pues los ciudadanos podremos ver la madera de nuestros Gobernantes en esta difícil tarea. Veremos si quieren beneficiar solo a unos pocos o a todos los bolivianos en general, pero sobre todo, veremos si creen que la plata es suya o es plata de todos, pues los recursos que el Estado maneja, en cualquiera de sus niveles, es plata de los bolivianos y no es propiedad de un líder, o de partido o de una clase social. Veremos poco a poco si el Pacto Fiscal llega a ser un acuerdo democrático en bien de los bolivianos de los 9 departamentos autónomos, y los 339 municipios autónomos, o si es solo una farsa para hacer campaña electoral y preparar la elección vitalicia de algún personaje conocido.

Un debate sobre el Pacto Fiscal a puertas cerradas, sin participación ciudadana, es un debate limitado, en el que las preocupaciones del ciudadano común se encuentran pobremente representadas: la inseguridad en los barrios y en las calles; alimentos caros y nutrición inadecuada; mala calidad de los servicios de transporte; escuelas inseguras y muy limitadas en recursos; servicios de salud insuficientes; y dificultad para asegurar la propiedad de los pocos bienes que se tiene.

Encantados
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Las enormes mentiras marítimas

A los 83 años, don Juan (nombre ficticio), es como esos taxistas que apenas uno se sienta empiezan a hablar de uno u otro tema como para desatarle la lengua a uno. Don Juan no es taxista. Lustra calzados en una plaza de Miraflores en La Paz.

--¿Sabe una cosa? El Evo dice que pronto vamos a tener mar, suelta como una pedrada al aire para ver que resulta.

--Yo no lo creo. Ese asunto es muy complicado, le digo.

--Pero el gobierno dice que si, insiste.

--Y ¿si no es así?, le pregunto.

--¡Ah!, entonces lo vamos a colgar como al (presidente Gualberto) Villarroel, amenaza el octogenario.

Le pago y pienso en la magnitud de la mentira que el actual gobierno boliviano ha sembrado como una esperanza a corto o mediano plazo en la mente y el corazón de millones de bolivianos, solo como un pretexto para  perpetuarse en el poder.

El vicepresidente Alvaro García Linera, que se supone tiene cierto nivel intelectual, asegura que sin Evo nunca volveremos al mar. Las huestes cocaleras están tan convencidas de la propaganda oficial que hasta piden que Morales sea presidente vitalicio.

En realidad, lo que sí hay que destacar es que el actual gobierno ha puesto sobre el tapete internacional el derecho que tiene Bolivia a una salida al mar, posición que es vista con simpatía, pero que tampoco es una gran novedad dado el acuerdo de 1979 en la Asamblea General de la OEA.

Bolivia ha planteado ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya que se obligue a Chile a negociar la eventual salida al mar. La Corte se tomará su tiempo (pueden pasar años) antes de decidir. Que quede claro que no es que la Corte va a obligar a Chile a devolver el mar a Bolivia.

Aun en el caso que la Corte accediera a la petición boliviana, dependerá de Chile si quiere negociar. Tenemos el caso reciente del litigio entre Colombia y Nicaragua sobre límites marinos. La Corte favoreció a los nicas, pero los colombianos simplemente ignoran el fallo.

En el hipotético caso de que Chile aceptara negociar (para lo cual puede tomarse todo el tiempo del mundo), Perú no puede ser ignorado, de acuerdo al Tratado de 1929 entre ambos países, cuando – tras la Guerra del Pacífico--  Tacna regresó a Perú, y Arica se quedó con Chile.

El protocolo de ese Tratado es clarísimo: “Artículo primero. Los gobiernos de Chile y del Perú no podrán, sin previo acuerdo entre ellos, ceder a una tercera potencia la totalidad o parte de los territorios que, en conformidad al Tratado de 1929, quedan bajo sus respectivas soberanías…”

La Dra. Diana Borelli Geldrez, experta en Derecho Internacional, en una entrevista de El Diario el 27 de julio, lo ha explicado con claridad meridiana y harían bien en leerla los “diplomáticos” de Morales que andan de turistas por el mundo haciéndole decir, inclusive al Papa Francisco cosas que no ha dicho.

El palabrerío que sobre el tema lanza al viento irresponsablemente Morales cansó a Chile y su canciller Heraldo Muñoz le dijo la semana pasada: “Nos vemos en La Haya”. La frase parece una amenaza. ¿No la escuchábamos como escolares cuando el matón de la clase nos decía: “nos vemos a la salida”? Amanecerá y veremos.

(*) Hernán Maldonado es periodista. Ex UPI, EFE, dpa, CNN, El Nuevo Herald. Por 43 años fue corresponsal de ANF de Bolivia.

Tierra Lejana
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¿Más allá del extractivismo y el carácter primario exportador de nuestra economía?

Mis análisis sobre el carácter extractivista y primario exportador de la economía boliviana datan de hace por lo menos cuatro años, sólo que es ahora cuando adquieren relevancia porque muchos de mis pronósticos se cumplieron. Invito entonces a mis lectores a releer (porque estoy casi seguro de que ya las leyeron) mis dos principales contribuciones sobre este importante tema: 1) El carácter extractivista y primario exportador de Bolivia (Febrero, 2011); y 2) Extractivismo y desindustrialización en Bolivia (Enero, 2013).

Está claro que a la sombra del extractivismo y el carácter primario exportador de su economía Bolivia no podrá desarrollarse. En este sentido, veo con preocupación que hasta ahora al gobierno no le haya interesado otra cosa. Dos recientes muestras de esto son la Cumbre Agropecuaria en Santa Cruz que decidió extender la frontera agrícola (deforestación masiva de por medio) para producir más soya y otros bienes agrícolas (posiblemente transgénicos) para la exportación y el anuncio de invertir 27.000 millones de dólares en proyectos de generación de energía eléctrica, una buena parte de ella también para la venta en el extranjero.

Dada la testarudez gubernamental, no dudo de que ambos proyectos - que encajan perfectamente en la ampliación del modelo extractivista primario exportador en Bolivia - finalmente se pondrán en marcha, pero es necesario advertir que esto sucederá con un irreparable daño ambiental (dejando entre otras cosas a la “Madre Tierra” en la vía) y - lo que es peor - sin contribuir eficazmente a un verdadero despegue económico en el país. Me pregunto si no hubiera sido más sensato convocar a una cumbre para discutir caminos de superación de ese modelo a tiempo de establecer una genuina senda hacia el desarrollo boliviano de cara a los siguientes 20 ó 30 años, más allá de los clichés y propaganda del gobierno.

Si Tarija y Potosí, los departamentos hasta hace poco puntales de nuestra economía, empiezan ahora a debatirse en una profunda crisis, derivada en gran medida de la caída de los precios internacionales de nuestras primordiales materias primas, poniendo en riesgo el avance económico del resto del país, ¿no parece razonable que el gobierno, en agradecimiento a todo lo que estas regiones contribuyeron para su ascenso político en los últimos años, presentara al menos las líneas maestras de un plan estratégico de desarrollo nacional con la diversificación económica en tales regiones y otras como punta de lanza?

 

*  Economista.

 

Minergia
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