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Venezuela llegó al llegadero

En poco menos de un mes, los venezolanos acudirán a las urnas para renovar totalmente su Asamblea Nacional, en medio de un estado catastrófico por falta de alimentos y medicinas, “gracias” al desgobierno del chavismo despilfarrador que ha hecho desaparecer una riqueza que jamás manejaron los gobiernos democráticos en 40 años.

Hasta las encuestadoras oficialistas pronostican una apabullante derrota de las huestes de Nicolás Maduro. En la oposición hay un desbordante optimismo. Se estima que jamás en 16 años el oficialismo ha estado al borde de un revés electoral de envergadura. Sin embargo, es de sobra conocido que en política es aventurado contar los pollitos antes de nacer.

“Vamos a ganar, sea como sea”, ha amenazado el corpulento dictador. Está apelando a las artimañas de siempre para torcer la voluntad popular y no sería raro que al terminar el 6 de diciembre su títere Tibisay Lucena, la presidente del Consejo Nacional Electoral, anuncie resultados que nadie espera.

Pero esta vez será muy difícil que les haga tragar a los venezolanos ruedas de molino. El malestar social se palpa todos los días en las kilométricas colas para comprar un pollo, arroz, azúcar, café y la harina pan, la materia prima de la arepa, ese pan de maíz infaltable en la dieta nacional.

La dictadura ha secuestrado todos los poderes y amenaza a los 2.5 millones empleados públicos con despedirlos si no votan por los candidatos del oficialismo. La misma amenaza es para los becarios, los adjudicatarios de viviendas, los jubilados, pensionados y todos aquellos que viven sin trabajar a costa del Estado.

La oposición tendría que ganar poco más de 100 de las 165 bancas de la Asamblea para reencauzar al país por la senda de la democracia. Sabe que esta es la última batalla cívica. Una derrota significaría su inevitable división, entre los que apuestan al voto y los que creen que la dictadura no sale del poder por la vía electoral.

El régimen apuesta a no ceder los dos tercios y maniobrará para (así “contentar” a la oposición) darle la mayoría simple. Descartado está que pueda adjudicarse un triunfo, así sea estrecho, porque esta vez la posibilidad de su derrota es lo único que está conteniendo la bronca acumulada y que se ve todos los días en las colas callejeras.

Pero como el cinismo es más grande que sus escrúpulos, Maduro y sus huestes configuraron circuitos electorales en los que son mayoría, pero que tienen 10.000 habitantes, para elegir a 4 diputados, mientras Chacao, en Caracas, que tiene 250.000 votantes y es opositor, apenas elige a uno.

El oficialismo tiene bajo su puño a televisoras, radios y diarios para su desmedida propaganda de logros que no se ven en ninguna parte, por el colosal despilfarro de más de un millón de millones de dólares en 16 años, de los cuales (según el ex ministro chavista Jorge Giordani) desaparecieron en manos de los jerarcas 25.000 millones.

La actual escasez es producto de la destrucción del aparato productivo del Estado con la hemorragia de confiscaciones ordenadas por Hugo Chávez, que dejaron industrias pesadas, medianas y pequeñas en quiebra y el régimen se dedicó a importar a diestra y siniestra, aprovechándose del precio del barril de petróleo en un promedio de $90 en los últimos nueve años.

Como el precio se redujo a la mitad, ahora no hay con qué importar y esa la razón de la brutal escasez que padece Venezuela y que el régimen trata de ocultar a bala (43 estudiantes murieron en las protestas del 2014), palo y cárcel. Jamás el país ha estado frente a unas elecciones como las del 6D, en la que se jugarán todo, o casi todo, oficialismo y oposición, porque como generalmente se dice en estos casos, “el país llegó al llegadero”.

(*) Hernán Maldonado es periodista. Ex UPI, EFE, dpa, CNN, El Nuevo Herald. Por 43 años fue corresponsal de ANF de Bolivia.

 

Tierra Lejana
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Hubris: pérdida de la realidad

La Hubris (enfermedad del poder) entre una de sus consecuencias tiene a la desubicación contextual como una de sus peores manifestaciones.  La hubris, como lo dice Harry Campos Cervera, médico psiquiatra y miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina, "lo puede padecer cualquier persona que está en el ejercicio del poder" destacando que entre sus manifestaciones está el “narcisismo, imagina que lo que piensa es correcto y lo que opinan los demás no, cree que todos los que lo critican son enemigos". Estas actitudes "pueden llevar a quien las padece a tomar decisiones erróneas porque la persona pierde la perspectiva de la realidad total y ve sólo lo que quiere ver"(Infobae,2013). Están nuestros gobernantes con Hubris?
 
Mientras se cae el techo del quirófano del  Hospital de Clínicas de La Paz, dejando a cientos de personas sin atención médica (el nosocomio suspendió cerca de 200 cirugías programadas), el Presidente en ejercicio se preocupa, en la Villa Imperial, de la vida íntima de la Ministra de Salud recomendándole que se case antes de tener hijos: "Primero casate Ministra, no es así nomás, el novio (pide) ‘pruebita de amor’, pero es primero poniendo el matrimonio, luego te va a dejar con tu pruebita de amor colgando”, dijo en tono de burla el Vicepresidente ( Pagina siete, 05/11/15).
 
Por otro lado, mientras la embajadora de Bolivia ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU con sede en Ginebra, Suiza, Nardi Suxo, aseguró que, en el último decenio, “en derechos humanos, Bolivia se ha constituido en un ejemplo para muchos países, en un ejemplo al cual recurren muchas regiones” (ABI 3/10/15); en Bolivia, Rolando Villena, en su informe anual, denunció que la Defensoría del Pueblo atraviesa momentos complicados pues la institución pública sufre asfixia económica por parte del Gobierno central destacando que en este año los recursos económicos se redujeron a comparación de gestiones pasadas y acusó que sufre bloqueos para acceder a financiamiento de la cooperación internacional. Para rematar, el vicepresidente de la Cámara de Diputados, Víctor Borda (MAS) vio apropiada la disminución del presupuesto a la Defensoría del Pueblo: “El último tiempo vimos al defensor como un asesor de la oposición, se involucró en temas políticos. Entonces, para qué quiere más dinero, ¿para seguir metiéndose en política? Sería justo que se le dé más dinero para que haga su labor de defensa de los derechos humanos” (ED 6/10/15)
 
“Nunca digas de esta agua no voy a beber, porque te puede dar sed” reza una advertencia que pide mesura a todo aquel que se mete en la gestión pública. Después de sostener un radical discurso marxista-indigenista, antineoliberal y despreciador de las empresas transnacionales, al Gobierno de EMA le dio sed y, en otro desubicatex ideológico, envió la semana pasada al Congreso el proyecto de ley de incentivos a las empresas petroleras para que inviertan en Bolivia. Esta norma se suma a la de abrir las puertas de las áreas reservadas y los parques nacionales para que las petroleras puedan invertir en estas zonas. Ante la protesta indígena, el gobierno los ha descalificado como reserva moral del país y ha estigmatizado a la consulta previa como una pérdida de tiempo. Según Siglo 21, en proyectos de explotación de condensados asociados al gas natural las empresas contarían con un incentivo fiscal de 15 dólares por barril. 
 
Esto aparte de los premios ya en vigencia, como el pago de 30 dólares por cada barril de petróleo producido, adicional a los 27 dólares que se cancela a las petroleras y las notas de crédito fiscal (Nocres). “Ahora se sabe, dice Pedro Vacaflor, que uno de esos “premios”: es que se les pagará US$ 55 por barril de petróleo de los campos que sean descubiertos a partir de ahora. En este momento, el negocio es un absurdo, porque el precio internacional del crudo está por debajo de US$ 50. Esto más que un incentivo, es una rendición ante las petroleras que aun con estas ventajas mantienen los costos recuperables. Con esta rendición ante el neoliberalismo inextremis, el Gobierno nacional confirma el dicho que las oficinas de las empresas petroleras están alfombradas con pieles de tigres. Las pieles de los tigres que las han desafiado”.
 
Finalmente, mientras en la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP) se discutía la aprobación del proyecto de Ley de convocatoria al referendo a través del cual se busca la modificación de la Constitución para una nueva reelección de Morales, nuestro Presidente se enojó cuando, en su reciente visita a Europa, un periodista alemán le preguntó “cómo interpretaba la reelección presidencial, que no sólo sufre Bolivia, sino también otros Estados de la región”. EMA respondió airado que “los alemanes no pueden preguntarme eso” y ensayó una propia teoría de la historia: “Después de las guerras mundiales, ¿cómo quedó Alemania? La estabilidad política, la continuidad de partidos ha levantado a Alemania, entonces cómo Alemania me va preguntar eso, más bien nos debe felicitar por la continuidad”.
 
Nuestro Presidente quizá no sabe, alguien debería explicarle, que Alemania es una Republica Parlamentaria Federal con pluripartidismo, separación de poderes y con parlamentarismo bicameral. Si bien la Constitución Alemana (Grundgesetz), que data de 1949, establece la reelección indefinida del Canciller Federal que es designado por el Bundespräsident (Presidente Federal) después de haber sido éste elegido por el Bundestag (Parlamento), también es cierto que el Canciller Federal puede ser destituido en cualquier momento de manera constructiva a través de una moción de censura por parte del Bundestag, donde simultáneamente se elige a un sucesor.
 
Por otro lado, la Constitución alemana, no se cambia cada vez que se le ocurre a un mandatario para acomodarla a sus intereses y la estabilidad política alemana no se basa en la hegemonía unipartidista sino en la alternancia pluralista, principalmente entre democristianos y socialdemócratas, aunque también con participación en las coaliciones de gobierno de liberales, verdes y socialcristianos. Este sistema de pesos y contrapesos busca evitar que la máxima autoridad haga y deshaga el bien público a su antojo. 
 
De esta manera, el sistema económico implantado en Alemania después de la Segunda Guerra Mundial se base en los principios de la economía social de mercado. Este sistema económico significa a la vez un abandono del todos contra todos propugnado por el liberalismo y una renuncia al dirigismo estatal en cuanto a las decisiones empresariales y en materia de inversión. La Constitución, que garantiza la libertad de la iniciativa privada y la propiedad privada, asume en la economía de mercado una función ordenadora.
 
Ivan Arias Duran
Ciudadano de la Republica Plurinacional de Bolivia
 

Serotonina
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Los Otros

Ahora que ya hemos entrado en campaña se pueden apreciar las primeras líneas discursivas de los que van por el SI y los que están con el NO. Los que van por la afirmación positiva a la repostulación Evo ya tienen prácticamente construida su plataforma, en lo político, económico y social, mientras que los opuestos, NO.

Establecemos que los SIs están bien, se tienen que preocupar básicamente por reposicionar sus triunfos luego de un desgaste natural producto de cerca de diez años de gestión continua. Son pocos los toros que van a sortear en contra, su preocupación no será tan intensa como la de la oposición, si en algo deben concentrarse es en informar comparativamente los cambios obtenidos, especialmente a las nuevas generaciones, a la generación que nació o formó conciencia política en tiempos de Evo.

La razón de esta columna es la oposición, los NOs, esa otredad política que desde hace una década se halla extraviada, su rol nada propositivo se va a evidenciar más que nunca. Si hiciéramos una encuesta que los evalúe, les iría como en la guerra, una derrota fatal. Creo que esta oposición furibunda y rabiosa que soportamos todos los días, no es la verdadera, que existe otra, que no ha sacado la cabeza aún y que está a la espera de encontrar la antítesis a la figura presidencial del Presidente Morales, mientras tanto no queda otra opción que aguantar a la que tenemos.

La oposición actual se desagrega en varios niveles, están los de siempre, aquellos que desde una plataforma política, asamblea o el consejo, se oponen durísimamente al gobierno, se los puede reconocer fácilmente, cada vez que declaran utilizan adjetivos, una buena parte de ellos tiene presencia en las redes sociales. También están los líderes políticos que a partir de su representatividad se dedican a emitir criterios en el rango de lo que ellos, creen es lo políticamente correcto, rechazando toda acción gubernamental, dándole la vuelta, buscándole el retruque, distorsionando el mensaje oficialista. No olvidemos a los disidentes, a los que pertenecieron al oficialismo y por diferencias abandonaron el barco para emitir criterio negativo duro sobre él, bajo la premisa básica del “yo estuve ahí y sé de lo que hablo”. Finalmente los actores políticos que hacen campaña por el NO desde los medios, aquellos que mal utilizan el ejercicio periodístico para incidir políticamente.

Como se verá, en ningún momento en este análisis hemos señalado que existe en la oposición una posición política clara que no sea el NO a secas.  No han logrado en cerca de diez años elaborar una propuesta seria, contundente y alternativa al Proceso de Cambio que tanto aborrecen. Su postura está basada en la figura presidencial de Evo, buscando las contradicciones de su quehacer político y no así proponiendo una opción B por la que se puede apostar, si es que uno se define en la acera del frente. La constante construcción de medias verdades no es una buena salida o estrategia, tu electorado te las cobra, cuando descubre que has insultando su inteligencia. La oposición no dice la verdad, tampoco plantea otra.

Ideológicamente los NOs tampoco son sinceros, no terminan de definirse, si son o no neoliberales, proimperialistas, si se hallan al centro, o qué harían con esta gestión si fueran gobierno, profundizan o la reelaboran, es un misterio.  Cuando los vemos intervenir su diatriba apunta contra Evo, viven pensando en Morales obsesivamente. Jugando un poco, qué pasaría y cuál sería su rol, si Evo no existiera, continuarían con el mismo juego, el del NO, dependiendo si están en el poder: dentro, fuera o a medias. ¿Qué penita, no?

 

Anatomías
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Ha muerto Papa Noel

Un día mi hija mayor me preguntó si existía Papá Noel. Le dije que sí y escribí un artículo en el que afirmaba que Papá Noel era el amor que los padres sentimos por nuestros hijos. Otro día le dije a mi hija menor que Papá Noel no solo existía sino que yo era amigo de él. 

Hace unos días, apenas unos cuantos, la hija de Papá Noel, Giovanna Cortés, me dijo que mi amigo estaba enfermo, muy enfermo, y que lo habían operado unas tres veces. Me dijo que mi amigo Papá Noel quería hablar conmigo. Le respondí que estaba interesado y podía llamarle pero ella me pidió que no porque su papá estaba en terapia intensiva. Me dijo que sería él quien me llamaría.

Yo sé lo despiadada que es la muerte pero jamás se me pasó por la cabeza que Papá Noel podía morir, quizás porque todavía hay niños que creen en Papá Noel y el niño que alguna vez fui cree que Papá Noel es inmortal.

Sí. Papá Noel existe porque es el amor que los padres sentimos por nuestros hijos.

Y los potosinos tuvimos la dicha de tener a Papá Noel en nuestra tierra. Se llamaba Ángel David Cortés Villegas. Era maestro y sindicalista. De tamaño regular, cabello y barba más o menos largos. Regordete. Cabello y barba se tiñeron de blanco demasiado temprano y, de un día para el otro, Papá Noel se encarnó en él. Y la gente lo notó y se lo dijo. Primero no le gustó. Después le fascinó, tanto que, cuando llegaba la Navidad, se vestía como el San Nicolás de las fábulas navideñas e iba a la Plaza 10 de Noviembre a compartir con los niños y tomarse fotos con ellos. De la plaza pasó al Parque Potoquito, donde estuvo por última vez, todavía en condición de diputado uninominal.

Ángel David Cortés Villegas fue muchas cosas: maestro, sindicalista, director del Óscar Alfaro, dirigente del magisterio, oficial mayor de cultura y diputado. Como todo ser humano, tuvo facetas positivas y negativas. Tuvo aciertos y tuvo errores como tú, como yo, como todos. Pero hay gente que no entiende eso y, cuando difundí la noticia de su fallecimiento en las redes no faltó un desgraciado que se alegró porque, según su pútrido razonamiento, el país se estaba librando de un traficante de la política. Estúpido. Estúpido, cruel e inhumano. Nadie puede alegrarse de la muerte de un ser humano, por mucho que ese ser humano no haya sido un buen ser humano. Nadie puede alegrarse de la muerte de un ser humano y menos de un ser humano en el que se encarnó Papá Noel.  

Hoy, cuando los potosinos confirmamos que esta Navidad no tendremos al Papá Noel de carne y hueso en la Plaza 10 de Noviembre ni en el Parque Potoquito, no recordamos al maestro ni al sindicalista, al director, al oficial mayor ni al diputado. Recordamos a Papá Noel, a nuestro Papá Noel, al Papá Noel potosino, al que se vestía de rojo y blanco y lucía la gorra con punta larga, al que posaba en los trineos y compartía con los niños en los días previos a la Navidad. Lo recordamos con cariño y con la dolorosa nostalgia del que sabe que ya no volverá a tener algo. 

Adiós, Papá Noel. Salúdame a Jesús. Dile que no se olvide de nosotros, los potosinos, aquellos a los que olvidó y desprecia el gobierno de Evo Morales y que ahora, además, se quedaron sin su Papá Noel...

 

(*) Juan José Toro es Premio Nacional en Historia del Periodismo.

 

 

 

 

  

 

  

Surazo
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Carlos Decker habla de su novela "Tomasa"

A finales del mes pasado, Carlos Decker Molina, periodista y escritor boliviano, habló, de su última novela "Tomasa", en el Instituto Cervantes de Estocolmo. Håkan Forsberg y Erik Oller Westerberg, periodistas también, participaron en el panel de discusión. La novela fue elegida finalista en el Premio Internacional de Novela Kipus 2014, organizado por el Grupo Editorial "Kipus" de la ciudad de Cochabamba (Bolivia).

A grandes rasgos, se trata de una novela con un profundo contenido social que se desarrolla, principalmente, entre Suecia y Bolivia. Gualberto Paniagua Mamani, el protagonista de la novela, es un boliviano de origen campesino que llega a Suecia como refugiado político. Había sido perseguido y torturado en su país de origen. Con el pasar del tiempo estudia, y logra recibirse como ingeniero cibernético. Es divorciado, vive en un ático en el centro de Estocolmo pero los fantasmas que le persiguen, de Bolivia y los de Suecia, hacen un cortocircuito; y cae en una depresión abismal. Además, atraviesa una crisis de identidad. No sabe quién es él mismo, y en sus pesadillas, a menudo, ve a su madre e intenta hablar con ella. Un buen día recibe una llamada de Bolivia de un tal Fidel, quién le comunica ser hermano suyo. Gualberto queda atónito por la noticia y se suma un fantasma más en su vida. Luego pide a su amigo sueco periodista que viaje a Bolivia en busca de su madre, y para averiguar quién es ese supuesto hermano Fidel. Así lo hace, y llega a una Bolivia en donde el partido de Evo Morales, Movimiento al Socialismo (MAS), está en plena campaña elctoral.

Decker Molina respondió a preguntas en torno a esta historia. Manifestó que es una novela sobre el exilio que tiene una transpolación a la reciente historia boliviana. Y esta realidad sirvió como una metáfora para los personajes que circulan por las páginas de su libro. Respondiendo a la pregunta sobre el proceso de integración en Suecia, dijo: "para mi la integración es un viaje de ida y vuelta. Es decir, uno puede integrarse, si le permiten integrarse, y permitir integrarse es conocer el idioma, conocer un poco la literatuta, la múscia y las tradiciones del país acogedor". Y para clarificar esta idea, se valió de una metáfora, con un vaso de agua y un terrón de azúcar, utilizada  por el sociólogo norteamericano Norman Denzin que hace una diferencia entre lo que es la integración y la asimilación. La asimilación, dice Denzin, es tirar el terrón de azúcar en el vaso de agua, el azúcar desaparece y el agua se endulza un poco. Esa es la asimilación. Muchos extranjeros en Suecia, a quienes yo respeto mucho, se han asimilado, incluso olvidándose su lengua materna. En tanto que la integración es la conservación de diferentes sabores en un mismo vaso. Vamos a poner un ejemplo: en el cubalibre tenemos la Coca-Cola, tenemos el ron y unas gotas de limón. Y cuando uno bebe un cubalibre siente todos los sabores. Eso es la integración.

En la novela existen algunas mujeres que, de una u otra manera; a veces implícitamente, tratan de ayudar al problema existencial de Gualberto. Cuando Decker Molina se refiere a las mujeres de su novela; enaltece, en general, el rol de la mujer en la sociedad. La mujer es la figura de la fortaleza. Además, mis mujeres en la novela ocupan un papel importante. La mujer es la primera que se integra en el exilio, es la primera que comprende que hay que aprender el idioma, es la primera que comprende que hay que salir a trabajar y que este país te brinda oportunidades. La mujer es más práctica. A veces las mujeres eran las que determinaban los quiebres. El hombre, en cambio, es igual que el personaje de Bertolt Brecht en el poema "Meditaciones sobre la duración del exilio": No pongas ningún clavo en la pared/ tira sobre una silla tu chaqueta/ ¿Vale la pena preocuparse para cuatro días?/ Mañana volverás/ No te molestes en regar el arbolito/ ¿Para qué vas a plantar otro árbol?/ Antes de que llegue a la altura de un escalón/ alegre partirás de aquí/ Cálate el gorro si te cruzas con gente/ ¿Para qué hojear una gramática extranjera?/ La noticia que te llame a tu casa/ vendrá escrita en idioma conocido... Eso era el hombre en el exilio, la mujer no.

El autor de "Tomasa" también hizo una comparación hipotética en ubicarlo a Gualberto en otro país. Por ejemplo en España o en México. Expresó que, en este caso, no hubiera sido la misma novela, porque las condiciones en España u otro país son diferentes a las de Suecia. Si Gualberto se hubiese desarrollado en un país de habla hispana, se hubiera comunicado con la gente con más facilidad que en Suecia. Seguramente no hubiera sido un número personal (cada persona en Suecia está registrada con un número personal), pero tampoco hubiera hecho una carrera; porque las ventajas que ofrece Suecia probablemente no existen en otros paises.

En fin, la novela es, sin duda alguna, una metáfora del exilio; en donde Gualberto traza la geometría de su destino en Suecia, infierno y paraíso, que lo acoge como refugiado político. Es profesional, lee los periódicos suecos, vive en un departamento céntrico, vota en las elecciones, nunca lanza piropos a las mujeres, no habla con desconocidos y solamente dice "hola" a sus vecinos. En realidad, Gualberto vive en soledad en medio de un mar de gente sin poder comunicarse como él quisiera, porque las estructuras de lo cotidiano le ponen un cerco. ¿De qué le sirve a Gualberto sus bienes materiales? cuando en el fondo no ha resuelto su propia identidad. ¿De qué le sirven sus amistades de trabajo? cuando solamente ellos, y la sociedad, lo identifican con un número personal: 53.08.02-9159, y ni siquiera lo visitan cuando cae enfermo, o caundo tiene tremendas depresiones y se hunde en su dolor. Camina por las calles de Estocolmo, como cualquier otro ciudadano, pero nadie sabe que en sus adentros, este extranjero educado en una universidad sueca, lleva la pesadumbre de su existir. Carga las cruces pesadas de su país de origen, pero también las cruces macizas de la experiencia dolorosa del exilio.

 

Letras de fuego
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Buena la intención, pero...

No siempre una buena intención garantiza un buen resultado, a veces pasa lo contrario. Cuántas veces queriendo hacer el bien, se toma a mal un comentario: dígale a una persona que tiene mal aliento y si no está preparada para una sana crítica, reaccionará mal; cuántas veces por ayudar Ud. a alguien le prestará dinero para que salga de un aprieto pero, al no poder devolverlo, hasta su amistad le quitará. ¿Es o no es así?

Al igual que con las relaciones humanas, en el campo económico ocurren cosas similares: no siempre una buena intención da un buen resultado, ni un consejo de buena fe cae bien cuando no se está preparado para recibirlo.

El tema del segundo aguinaldo ha vuelto a ser motivo de controversia en Bolivia durante las últimas semanas y -por boca del empresariado nacional- no, porque no lo quieran pagar sino, más bien, porque no todos podrán hacerlo.

La buena intención viene de la mano del D.S. 1802 del 20/NOV/2013 que estableció la obligatoriedad de dar un segundo aguinaldo llamado “Esfuerzo por Bolivia” a los servidores públicos y a los trabajadores del sector privado cada vez que el Producto Interno Bruto del país crezca por encima del 4,5% entendiéndose que aquellos contribuyen a lograr esto.

La norma se fundamenta en la función que tiene el actual Estado Plurinacional, de “promover políticas de distribución equitativa de la riqueza y de los recursos económicos del país, con el objeto de evitar la desigualdad, la exclusión social y económica, y erradicar la pobreza en sus múltiples dimensiones” a través de la implementación de un Nuevo Modelo Económico que está orientado a “mejorar la calidad de vida y el Vivir Bien de la población boliviana”.

Más allá de que un segundo aguinaldo no resolverá un problema estructural de pobreza, solo un perverso se podría oponer a que la calidad de vida de nuestros trabajadores y sus familias mejore. Sin embargo, la cuestión de fondo no es la buena intención sino la capacidad objetiva de cumplir en el sector empresarial formal con una carga que no condice con una situación de iliquidez que lo apremia gravemente: menor actividad económica, pérdida de producción por factores climáticos, precios deprimidos, competencia desleal e ilegal, etc.

Pagar el segundo aguinaldo en el sector público es fácil -hasta se podría recurrir al déficit permanente para ello- no así en el sector privado. Los gobiernos no quiebran, las empresas sí. ¿Qué pasará si queriendo hacer hoy un bien a los trabajadores, mañana muchos pierden su empleo?

(*) Economista y Magíster en Comercio Internacional

Fuente: “El Deber”

Santa Cruz, 4 de noviembre de 2015

buscando la verdad
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60 años de periodismo

El 31 de octubre de 2005 recordé mis 50 años en el periodismo ( http://www.tierralejana.com/docs/cincuenta103105.htm ) anunciando que “un día de estos” escribiría mis vivencias de ese cincuentenario. De alguna manera cumplí mi promesa cuando hace 2 años publiqué mi libro: Tres grandes del periodismo boliviano, en homenaje a don Julio Borelli, el padre José Gramunt S.J. y Lorenzo Carri.

Ahora éste 2015 cumplo los 60 y lo primero que hago es agradecer al buen Jesús porque me dio el privilegio de llegar a una edad en la que la mayoría de mis compañeros y colegas ya no están o han colgado la pluma o, más propio de estos tiempos, archivaron sus computadoras.

Apenas con 15 años empecé este “hermoso oficio” ( Gabriel García Márquez dixit) y nunca paré, ni siquiera cuando se me abría el horizonte en la abogacía, mi otra profesión. Y es que, como alguna vez escuché decir a un viejo colega uruguayo, “los verdaderos periodistas tienen por sangre la  la tinta de una imprenta”.

El 2005, pensé que dejaría de escribir cualquier día, pero no ha sido así. Mantengo mi página www.tierralejana.com en la que escribo semanalmente a la manera de gimnasia intelectual. Antes mis notas las reproducían varios medios en Bolivia y Venezuela. Hoy casi escribo solo para fieles lectores, varios de los cuales trabajaron en medios mundiales de prensa y cuyo aliento y opinión valoro enormemente.

Este año, quiero ser absolutamente sincero, pensé que sería el último (escribir mis columnas me requiere estar informado y leo a diario medios de Argentina, España, Venezuela y Bolivia, principalmente)  y que me dedicaría a otras cosas, como leer libros que me esperan, escuchar la música que me gusta y escribir viejos testimonios que tuve como periodista.

Muchas de esas vivencias ya las escribí en mis columnas, pero me gustaría hacerlas más detalladas. Estos días vi en CNN una entrevista al cubano Alberto Juantorena y me retrotraje a la astucia con la que logré entrevistarlo en las Olimpiadas de Montreal-1976 dado que, como periodista de un medio estadounidense (United Press International), no lo hubiera logrado, la seguridad cubana lo cuidaba como a un árbol de oro. Hoy veo a Juantorena (64 años) casi calvo, pero en mi mente todavía está el estupendo atleta con su voluminosa cabellera, aclamado por la multitud al ganar los 400 y los 800 metros, hazaña hasta hoy inédita.

Hay jornadas en que pasan por mi mente imágenes de héroes deportivos o personajes de todo tipo a los que vi actuar o entrevisté y sobre las cuales escribí y que me acompañan en mis desvelos nocturnos recordándome que “algún día” debo escribir sobre ellos.

Realmente es hermoso haber disfrutado, como periodista, la era de grandiosos basquetbolistas como Michael Jordan, Larry Bird, Magic Johnson, Julius Erwin, de tenistas como Steffi Graf, Martina Navratilova, Bjorn Borg, John McEnroe, Guillermo Vilas, Roger Federer, de boxeadores como Muhammad Ali, Roberto Durán, Julio C. Chávez, Carlos Monzón, Sugar Ray Leonard (a quién vaticiné como futuro campeón mundial en las Olimpiadas de Montreal).

Y ciertamente fue siempre maravilloso ver y escribir sobre esos futbolistas que hicieron de este deporte un arte, como Alfredo Di Stéfano, Pelé, Garrincha, Beckenbauer, Maradona y Messi, Cruyff, Iniesta, Eusebio, etc. a mi juicio, los más grandes e incomparables.

En este aniversario sería muy osado prometer algo, porque muchas veces vislumbro el final del camino. En mis últimas columnas escribí sobre hechos de la política boliviana que merecen seguir investigándose en busca de la verdad. ¡Ah! Y es inmarcesible el compromiso de seguir defendiendo la vigencia de los DD.HH. Lo fue ante las dictaduras militares de los 60-70 y lo es ahora frente a los abusivos socialistas del Siglo XXI. Lo único seguro es que, quizás, las columnas ya no serán semanales.

(*) Hernán Maldonado es periodista. Ex UPI, EFE, dpa, CNN, El Nuevo Herald. Por 43 años fue corresponsal de ANF de Bolivia.

Tierra Lejana
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Democracia: no basta el voto

Este pasado 29 de octubre, en un emotivo acto de homenaje, realizado por la Asociación de Periodistas de La Paz,  a Raúl Peñaranda por el premio internacional Maria Moors Cabot de la Universidad de Columbia (EEUU) , el prestigioso periodista boliviano señaló que el premio se instauró en 1938 con el objetivo de que la democracia no solo se entienda como el derecho al voto, pues,  ya en aquellos años, personajes como Hitler o Mussolini ganaban elecciones pero envilecían la democracia degradándola e instrumentalizándola para solo copar y prostituir todos los espacios de poder en función de objetivos mezquinos. El voto es una parte de la democracia pero no lo es todo: es instituciones separadas e independientes que hagan pesos y contrapesos, es respeto irrestricto a los derechos ciudadanos, es irrestricta libertad de prensa, es partidos políticos modernos y democráticos; es Estado de Derecho.  

70 años después de la instauración del premio, en América Latina han emergido regímenes que han hecho del voto el sumun de la democracia. El socialismo del siglo XXI, con el famoso foro de San Pablo y como resultado del agotamiento del sistema de partidos políticos tradicionales, abrió las puertas para que líderes de varios países sudamericanos copen los espacios públicos a través del voto popular, para una vez en el poder y aprovechando la inmensa cantidad de recursos económicos provenientes de la exportación de materias primas, hacer de la democracia del voto solo un instrumento para garantizar la reproducción del poder, de su poder neo-oligárquico. En arranques histriónicos de patriotismo, nacionalizaron todo lo que pudieron. Con el mismo ímpetu convirtieron a los gobiernos como las más grandes fuentes de empleo y enriquecimiento lícito e ilícito. Crearon los “nuevos ricos” con viejas prácticas: enriquecerse a costa del erario público.

Este proceso de construcción de estados empresariales ineficientes precisaba que los niveles de control y fiscalización sean débiles y manipulables, por ello, se dieron a la tarea de desmantelar las enclenques instituciones existentes, para, a través de asambleas constituyentes, someterlas a su capricho y antojo. Cimentados en la promesa del cambio y aplicando un populismo exacerbado, encandilaron a las masas pobres y de clases medias para que con su voto den legitimidad a sus acciones rasantes en totalitarismo. Para ello montaron sistemas electorales manipulables y sujetos a favorecer al régimen de turno para que garantice sus victorias contundentes.

La independencia de poderes públicos (legislativo, judicial, ejecutivo y electoral) se convirtió en un canto de sirenas antes que una realidad a profundizar. Todos ellos sucumbieron, por las buenas o las malas, al poder de los partidos de turno en cada uno de los países denominados bolivarianos propulsores del nuevo socialismo. Con un discurso antimperialista crearon y revivieron redes internacionales de protección como UNASUR, ALBA, CELAC, G-77. Países africanos, asiáticos y árabes con claras pruebas de tener regímenes antidemocráticos encontraron en estos espacios la oportunidad de su legitimación y la posibilidad de transmitir sus lecciones aprendidas para someter a las sociedades.

Al puro estilo mussoliniano cooptaron a las organizaciones sindicales (sean estas obreras o campesinas) para, bajo la promesa de la liberación del capital, ponerlas a su servicio. La domesticación de las mismas pasó por inducirlas a la corrupción pública. Grandes organizaciones, otrora defensoras de los pobres, obreros y campesinos, terminaron siendo parte del Estado ya como funcionarios o ya como beneficiarios directos de las prebendas del poder. Castas dirigenciales emergieron apropiándose de la renta estatal para distribuírsela entre sus más cercanos adeptos con la misión de apoyar a la reproducción del poder de la nueva casta.  

Pero la obra no podía estar completa sin copar o cooptar a los medios de comunicación, periodistas y todo aquel que se animara a pensar. El librepensamiento y los libres pensantes que siempre incomodan al poder y los poderosos fueron, son, objeto de presiones para ser callados. Se crearon medios para estatales a nombre de las organizaciones sociales para uniformar el discurso y la propaganda. Altísimas autoridades gubernamentales, sin rubor alguno, recibieron dineros de potencias extranjeras para montar sus propios medios de comunicación. Otros, “más inteligentes”, después de presionar desde el gobierno con las oficinas de impuestos y de extenuarlos mediante la asfixia publicitaria, a través de palos blancos del pensamiento oscuro, se apropiaron de los medios de comunicación críticos para convertirlos en soplones de su verdad.

Por supuesto entre periodistas y empresarios de los medios de comunicación no faltaron los que aprovecharon la oportunidad para vender su libertad a costa de unos miles de dólares. Los medios y periodistas paraestatales emergieron como hongos dispuestos a ocultar bajo su letra, labia o figura la verdad y mostrar los éxitos de sus gobiernos. En este contexto, el premio recibido por Raúl Peñaranda, periodista boliviano que se atrevió, como varios otros, a no ser soplón de las “verdades” gubernamentales, se entiende y justifica. El premio otorgado a Peñaranda y que en su momento también lo recibió don Huáscar Cajias, es una alerta a cómo se está subdesarrollando la democracia boliviana en vez de avanzar y erigirse como un modelo a copiar por las generaciones futuras. El autor de “control remoto”, libro que desnuda los artilugios de los poderosos para apropiarse de los medios de comunicación, decía en el acto propiciado por la AP de La Paz: “Este premio, cuando lo recibía en la universidad de Columbia, tenía a mi frente la bandera boliviana y entonces comprendí que no era un premio a mi persona sino a cientos de colegas que se atreven a no callar, a no rendirse, a no venderse, porque estamos viviendo los peores momentos de estos 33 años de democracia”.

Ivan Arias Duran

Ciudadano de la Republica Plurinacional de Bolivia

Serotonina
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Sobre la constitucionalidad de la reforma a la Constitución Política del Estado

El pasado 21 de octubre del presente año, se ha conocido el pronunciamiento del Tribunal Constitucional Plurinacional, que a través de la Declaración Constitucional Plurinacional (DCP) Nº0193/2015, ha resuelto declarar la constitucionalidad del procedimiento de la Ley de Reforma Parcial de la Constitución Política del Estado, que modifica en parte el artículo 168  de la CPE en lo relativo al término “una sola vez” por “dos veces”; Ley aprobada en la duodécima sesión ordinaria de la Asamblea Legislativa  Plurinacional, del 26 de septiembre de 2015.

Cabe agregar que los términos de esta decisión, eran absolutamente previsibles, dado que, por mandato constitucional (artículo 411, parágrafo I CPE), la reforma total de la Constitución, o aquella que afecte a sus bases fundamentales, a los derechos, deberes y garantías (que están contenidas en la Primera Parte de la CPE, del artículo 1º al 144º), o a la primacía y reforma de la Constitución (que se encuentra detallada en la Quinta Parte de la CPE), tendrá lugar a través de una Asamblea Constituyente originaria plenipotenciaria, activada por voluntad popular mediante referendo.

En este sentido, en ocasión de mi participación en las “Jornadas de Derecho Constitucional”, que se realizaron en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, los días 9 y 10 de abril de 2015, sostuve el criterio de que, de acuerdo a lo previsto por la Constitución, el período de mandato de la Presidenta o del Presidente, y la posibilidad de reelección presidencial, no se encuentran dentro de las Bases Fundamentales del Estado, sino que forman parte de las normas del sistema político del Estado; en consecuencia, pueden ser fácilmente incluidos dentro de una reforma parcial del texto constitucional[1].

En consecuencia, lo único que le restaba por hacer al Tribunal, era verificar la constitucionalidad del procedimiento (tan ágilmente empleado, en cuestión de días, por la Asamblea Legislativa Plurinacional) para llevar adelante la reforma parcial de la Constitución, de acuerdo a las normas previstas por la misma Ley Fundamental, y siguiendo las etapas procesales establecidas en el Código Procesal Constitucional, que regula este tipo de procedimientos.

En este caso, y en una lectura objetiva del fallo, hay que aclarar que el Tribunal no ha aprobado la reelección del Presidente y Vicepresidente, como tal, porque ello no le corresponde sino al pueblo boliviano; en consecuencia, el Tribunal únicamente se limitó a analizar y verificar que el procedimiento empleado para reformar la Constitución en este caso, haya cumplido con las disposiciones constitucionales establecidas al efecto, lo que constituye un aspecto muy diferente e independiente del anterior.

Por tanto, mal podría decirse que el Tribunal esté apoyando la reelección del Presidente, y vincular directamente al Tribunal con el gobierno (como lo ha señalado el Defensor del Pueblo), cual si se tratase de un “apego político”, constituye una lectura errada y muy apresurada de los efectos políticos del fallo del Tribunal.

Entonces, no se debe perder de vista que, en este caso, lo único que le correspondía al Tribunal, era verificar si en dicho procedimiento de reforma constitucional: a) la ley de reforma parcial fue aprobada con un mínimo de dos tercios de votos del total de los miembros presentes en la Asamblea; b) si el contenido de la ley de reforma parcial era conforme a la materia que la misma Constitución asigna a la reforma parcial, y; c) si la ley de reforma parcial no contenía modificaciones sustanciales que afecten las bases fundamentales del Estado, y que debieran ser objeto de una reforma total.

Es en esos términos que, particularmente, considero que debe entenderse el pronunciamiento reciente del Tribunal Constitucional Plurinacional.

Un último aspecto que me ha llamado la atención, es que el Tribunal, en la parte considerativa de su fallo, cita uno de mis más recientes trabajos: el artículo de homenaje póstumo al Dr. Pablo Dermizaky, que se publicó en la Revista “Estudios Constitucionales” del Centro de Estudios Constitucionales de la Universidad de Talca – Chile (Año 13, Nº 1, 2015, disponible en http://www.cecoch.cl/htm/Imagenes.htm).

Es evidente que el Tribunal, en su afanosa búsqueda de argumentos que puedan sustentar de alguna manera la reforma constitucional, encontró este artículo disponible en internet, que en su parte pertinente hace referencia a la configuración de las normas de procedimiento que regulan la reforma de la Constitución.

Sobre el tema, ciertamente el profesor Dermizaky consideraba que la clasificación de las Constituciones en rígidas y flexibles, carecía de fundamento y habría perdido todo valor, porque según él: “una Constitución no debe ser ni tan rígida como un corsé, ni tan flexible como una túnica. En el primer caso se inmoviliza el cuerpo social, anquilosándolo, y en el segundo se lo deja muy suelto, sin ningún control, fuera del equilibrio a que nos referimos anteriormente. Una Constitución debe combinar en dosis adecuadas los caracteres de permanencia (que no es lo mismo que rigidez) y de cambio, que es un fenómeno constante en toda sociedad.”. Entonces, el procedimiento de la reforma constitucional no debe ser lo mismo que para las leyes ordinarias, ni uno que haga imposible, o muy difícil, la reforma. Cfr. Dermizaky Peredo, Pablo. Constitución, Democracia y Derechos Humanos. Págs. 52-53.

Sin embargo, es discutible que el TCP, se hubiera valido de este fundado criterio del profesor Pablo Dermizaky, para tratar de sustentar la constitucionalidad de la reforma parcial del art. 168 de la CPE; sobre todo si se tiene en cuenta que el criterio expresado por el maestro Dermizaky: 1) surgió en un contexto social y político distinto; 2) no se refiere a la necesidad de reformar la Constitución para habilitar una reelección presidencial, y; 3) únicamente pretende advertir que cuando la Constitución se flexibiliza, deja muy suelto al cuerpo social, es decir, muy fuera del equilibrio que debe existir entre rigidez y flexibilidad.

De ahí que, nuestro homenajeado constitucionalista, recomendaba que el procedimiento de reforma constitucional no debe ser el mismo que para las leyes ordinarias, y sin embargo, eso es precisamente lo que ahora sucede en Bolivia: el procedimiento actualmente previsto para la reforma constitucional, flexibiliza exageradamente la naturaleza de las disposiciones de la Constitución (cual si fuera una ley ordinaria, mermando su necesaria perdurabilidad en el tiempo); más aún si se considera que en este caso, no se ha discutido ninguna “necesidad de la reforma”, cual era la condición establecida acertadamente en la Constitución abrogada.

En definitiva, el sentido y la finalidad del criterio expresado por el profesor Dermizaky, inadecuadamente citado en la decisión del Tribunal, es claramente opuesto al caso presente, que únicamente se trata de una reforma parcial de la Constitución para prorrogar el mandato del actual Presidente del Estado.

[1] VARGAS LIMA, Alan. “Panorama de la Reelección Presidencial en América Latina y la tendencia hacia la reelección presidencial indefinida: el caso de Bolivia”. En: Academia Boliviana de Estudios Constitucionales. Derecho Constitucional Latinoamericano y Boliviano. Jornadas de Derecho de América del Sud. Cochabamba, Bolivia: Grupo Editorial KIPUS, 2015. Págs. 641-653.

Apunte legal
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Gobernador trucho

Trucho es un adjetivo coloquial que el Diccionario de la Real Academia Española incluye como “falso, fraudulento”. Se lo usa ahora en Chuquisaca para referirse a su gobernador, Esteban Urquizu, del MAS, que ganó ese cargo en primera vuelta gracias a una sospechosa resolución de su Tribunal Departamental Electoral (TDE).

El triunfo de Urquizu no fue legítimo. Días antes de las elecciones subnacionales, el candidato del Frente Revolucionario de Izquierda (FRI), Adrián Valeriano, renunció a su postulación y el TDE dejó en entredicho el destino de sus votos. Solo después de los comicios, el TDE de Chuquisaca hizo conocer una resolución que señalaba que los votos para el FRI se sumarían a los nulos y, así, subió el porcentaje del candidato masista posibilitando su triunfo.

El asunto es tan oscuro que el propio Tribunal Supremo Electoral (TSE) decidió suspender temporalmente a los vocales de Chuquisaca con el fin de investigar lo sucedido. Los resultados de la investigación no cambiarán el efecto de la resolución cuestionada por el principio de preclusión; es decir, la proclamación de Urquizu como gobernador es irrevisable y debe surtir efecto.

La suspensión de los vocales, con goce de haberes, refrescó la herida en Chuquisaca y dio lugar a que algunos periodistas insistieran en la ilegalidad de la elección. Fue cuando comenzó a usarse el adjetivo coloquial para referirse a Urquizu que, sin poder soportarlo, reaccionó atacando a los periodistas que más insistían sobre el tema.

Fue una típica reacción masista: victimización y ataque. El gobernador trucho se declaró víctima de discriminación, “porque usa abarcas”, y acusó a los periodistas de ejercer el papel de jefes de campaña de la derecha.

Lo de la discriminación es un argumento tan desgastado que ya solo se lo creen los masistas. No cabe en este caso porque el perjudicado con la resolución ilegal es otro ciudadano que usa abarcas, Damián Condori, cuya votación, si no mediaba el TDE, hubiera dado lugar a una segunda vuelta.

Con el balotaje, Chuquisaca hubiera vuelto a las urnas y habría decidido, en justa contienda, quién era su gobernador no solo de manera legal sino también legítima.

Si tan seguro estaba de su respaldo, Urquizu debió promover la segunda vuelta. Su error más grande fue optar por lo seguro, la victoria ilegítima, y ahora debe aceptar la verdad de Perogrullo de que es un gobernador trucho.

El destino de la investigación es incierto. La posibilidad de que el TSE termine exculpando a los vocales es muy grande pero la suspensión fue suficiente para que gran parte del país le ponga más atención a lo sucedido en Chuquisaca.

Si Urquizu no hubiera despotricado contra los periodistas que le dijeron trucho, este artículo no se habría escrito. En lugar de sacudirse las sospechas, lo que hizo el gobernador trucho fue motivar a que le pusiéramos lupa a su elección. Segundo gran error. Si el aludido no tiene por lo menos un asesor que le aconseje no equivocarse tanto, es hora de que contrate uno, a ver si, con algunas sanas recomendaciones, deja de victimizarse y atacar. Si no quiere asesores, que lea lo que escribió Rafael Puente y se quede calladito. 

 

(*) Juan José Toro es Premio Nacional en Historia del Periodismo.

Surazo
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