Blog de Gary Rodríguez Álvarez

Que la sangre no llegue al río…

Cada vez que debo escribir una nueva Columna, mi principal conflicto radica en definir el tema, porque al haber tantas cosas qué abordar, elegir un tópico es difícil. Pero hoy, viendo lo que pasa en derredor nuestro, debo referirme a ello.

El Brasil de Bolsonaro no levanta cabeza, un país que crece apenas con gran dificultad y con un desempleo creciente. Argentina es un polvorín en potencia con una elección presidencial en ciernes que promete complicar aún más las cosas, porque el nuevo gobierno no contará con el “oxígeno” necesario para sanear sus déficits. Paraguay entró en recesión técnica, por los vaivenes del entorno internacional. Perú está en una crisis institucional y hace poco hasta tuvo dos presidentes al mismo tiempo, recordándonos tiempos que se creían ya superados. Chile -con más de 10 muertos de por medio- acaba de sufrir una convulsión social que hizo retroceder al gobierno en su intención de subir la tarifa del Metro. En Ecuador hubo más de 20 muertos en las protestas que sufrió, y el gobierno tuvo que derogar la subida del precio de los combustibles.

En medio de este panorama, Bolivia por muchos años se caracterizó por ser un país con estabilidad política, económica y social, que supo capear shocks externos -como el del 2009- e internos también, como el amago de alza del precio de la gasolina y el diésel a fines del 2010 que, habiendo sido rechazado por la población en las calles, fue anulado. Desde entonces, cada vez se repite que los combustibles no subirán de precio, convirtiéndose ello en una “camisa de fuerza” para el actual y cualquier gobierno que pueda sucederle. A eso se suma otro “brete” -el tipo de cambio- del cual varios candidatos en la reciente elección dijeron que no lo iban a tocar, porque una devaluación -así sea objetivamente necesaria- resulta muy impopular, por la inflación que acarrea.

La convulsión en la región, que puede afectar directa o indirectamente a la economía boliviana, tiene que ver con varios factores como la pobreza que aflige a la gente, producto del sinceramiento de la economía en momentos en que los gobiernos no disponen de los recursos o las reservas suficientes como en tiempos del auge para dar continuidad a las dádivas y compromisos asumidos durante la época de bonanza.

El pueblo suele perdonar muchas cosas -incluso tolera la corrupción- pero se olvida de sus afectos ideológicos a la hora que le tocan el bolsillo. Ojalá que lo que pasa en derredor nos sirva de lección para que la sangre no llegue al río…

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Para sanar nuestra tierra…

“Que hablen los pastores, de qué se trata; que hablen los curas, de qué se trata, para que vean que yo no me invento”, dijo mi tocayo Gary Añez, Conductor del Programa "A la VERDAD!", comentando una oración a Dios en el Cabildo de Santa Cruz de la Sierra al pie de la estatua al Cristo Redentor, ante más de un millón de personas (4.10.2019).

“Creo que nada pasa porque sí, y que todo es voluntad de Dios, y creo firmemente en que espiritualmente ayer sucedió algo en el marco de esa oración” -dijo- “en ese momento sucedió algo, una sensación de absoluta seguridad, una sensación de calma, de paz”; recordó la Biblia -2 Crónicas 7:14- donde Dios promete sanar la tierra de Israel. Para Añez, “Santa Cruz volvió sus ojos a Dios a través de esa oración” y dijo que el Dios de pactos…¡sanará la tierra! (probablemente refiriéndose a los voraces incendios en la Chiquitania).

¿Qué dice 2 Crónicas 7:14 y en qué contexto? Trata del Pacto establecido por Jehová con Salomón -el último rey del Israel unificado y el más grande sabio de la historia- al momento de la dedicación del Templo que había construido a Dios, Quien dijo que cuando Él cerrare los cielos para que no haya lluvia, y mandare a la langosta que consuma la tierra, o si enviare pestilencia:

“Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra”

Pero advirtió también que si el pueblo desobedecía y caía en la idolatría, los sacaría de la tierra que les había dado; que serían escarnecidos, esparcidos por el mundo y que el Templo sería destruido. Esto justamente ocurrió años más tarde. ¿Quiere saber por qué? Abra su corazón…

Hay 8 verbos en 2 Crónicas 7:14, a saber: humillar, invocar, orar, buscar, convertir, oír, perdonar y sanar. Los primeros 5 son condiciones previas para que los otros 3 se cumplan: no basta orar a Dios para que oiga la petición, hay que entregarse a Dios, depender de Él, buscar a Dios y dejar atrás el pecado; solo entonces Dios oirá, perdonará y sanará…

La Biblia dice que somos tierra, barro en las manos del alfarero, que es Dios. ¿Queremos que la situación cambie? ¡Cambiemos nosotros primero! Cuando Bolivia invoque a Jesús como su Señor, cuando la gente le entregue su corazón, clame a Él, le tribute su confianza y no practique el pecado…¡entonces Dios escuchará nuestro clamor desde los cielos, perdonará nuestro pecado y sanará nuestra tierra!

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¡Se tenía que decir y se dijo!

¿Es malo el dinero? ¿Una droga es mala, per se? ¿Qué de un cuchillo? Nuestra boca ¿es mala? El dinero puede servir para pagar un alimento, pero también para comprar un cuerpo. Hay drogas que el médico prescribe para calmar el dolor, pero también pueden ser mal utilizadas como estimulantes y causar adicción. Con un cuchillo se cocina pero también se mata a un ser humano. Con nuestra boca podemos bendecir a Dios y maldecir a un hermano. Definitivamente, todo es neutro, lo bueno o malo de algo radica en el uso que se le dé.

De igual manera, las “redes sociales” -Facebook, WhatsApp, Instagram, YouTube, Messenger, etc.- como toda obra humana, pueden resultar buenas o malas. Buenas serán para permitir un mayor relacionamiento, un mayor acceso a la información y el conocimiento, pero resultarán malas si nos alejan de la familia por el excesivo tiempo invertido en ellas -como también- si no diferenciamos la información veraz de la información-basura y si éstas pervierten el buen saber.

En muy poco tiempo, las Tecnologías de la Información y la Comunicación han permitido un vertiginoso crecimiento de las redes sociales, virtualmente sin límite de espacio y tiempo, algo imposible de imaginar antes del cada vez más extendido y barato acceso a Internet, vaso comunicante que permite crear relaciones sociales etéreas a través de perfiles, páginas, grupos, plataformas, etc.

Sin embargo, al no existir los filtros naturales que antes disponían los padres en cuanto al uso (Smartphones, dispositivos móviles), horario (conectividad 24/7), modulación de contenido (irrestricto acceso) y elección de contactos (cuántas veces falsos) los excesos están peligrosamente, a la orden del día. El acceso a redes de pornografía, trata de blancas, juegos adictivos, etc., terminan contaminando a niños, jóvenes y hasta a personas mayores. Pero, no solo eso…

El indiscriminado uso de las redes en muchos casos incita al odio, en vez del amor; al racismo, en lugar de la inclusión; a la intolerancia versus la pacífica convivencia y fomenta las malas vibras con la manipulación por parte de personas tóxicas que actúan en función de sus propios intereses.

¿Le pasó que el “macho Alfa” -o quien pretende serlo en un Grupo- impide que se le contradiga, provocando una autocensura? Si ello acontece y las redes están siendo tomadas por el mal, mejor dejarlas y no contaminarse. Como reza Desiderata: Esquiva a las personas ruidosas y agresivas, pues son un fastidio para el espíritu… ¡Se tenía que decir y se dijo!

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El triple filtro de Sócrates

A propósito de la posverdad que abordé recién como un fenómeno que afecta a la sociedad haciéndola víctima de la distorsión de la realidad con la manipulación de creencias y emociones para conseguir ciertos fines, existe otra posverdad más doméstica que -si bien siempre existió- tiende a profundizarse por el cuasi-libre acceso a las redes sociales: el descrédito de las personas…

Amparados en el anonimato o bajo una cuenta o perfil mentiroso que existen en las redes sociales, gente inescrupulosa denigra oprobiosamente a quien afecta a sus intereses. Crean grupos de mutuo apoyo, son capos para concebir con sus afiebradas mentes ofensivos memes, sin importar si la persona que les quita el sueño tiene familia o un prestigio ganado con años de trabajo. ¿Cómo entender el uso de armas tan innobles que afrentan la verdad y el decoro? La respuesta tiene que ver con lo que el hombre tiene en su corazón. Escrito está que el hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; pero el hombre malo, de su corazón saca lo malo: de la abundancia del corazón habla la boca.

Para saber con qué persona te relacionas y para evaluar su idoneidad, mira su página o su perfil en Facebook: de la abundancia de su corazón habla su muro. Igualmente, evalúa lo que lees en WhatsApp: de la abundancia de su corazón son sus expresiones.

Su foto por Face puede ser bonita, su perfil puede parecer interesante, pero analiza lo que dice -lo que postea, lo que sube, lo que reenvía- ello refleja su carácter, su personalidad, lo más íntimo de su ser, de ahí que no es de extrañar que esa persona tenga un perfil y una página con comportamientos distintos (para guardar la apariencia). ¡Cuidado!

Cuentan que una persona se acercó a Sócrates para contarle “lo que había oído acerca de un amigo suyo". El filósofo le aplicó entonces el triple filtro: ¿Estás seguro que lo que dirás es verdad? "No", dijo el hombre. ¿Lo que vas a decir de mi amigo es bueno? "No”, respondió el susodicho. ¿Lo que sabes de mi amigo es algo útil? "No”, confesó el tipo. Entonces…¿para qué me lo quieres decir? le espetó Sócrates (www.acropolis.org).

¡Cuántos mienten, hacen daño y se ocupan de lo trivial! Si se aplicara el triple filtro de Sócrates -ver la verdad, la bondad y la utilidad para no dañar a nadie- o, mejor aún, lo dicho por Jesús -amar al prójimo como a sí mismo- cuántos muros de Face quedarían vacíos, cuántos Grupos de WhatsApp funcionaran mejor y cuántos dejarían de contaminar con lo que abunda en su corazón ¿verdad?

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El engaño de la posverdad…

Pocos saben el significado de post-verdad o posverdad, aunque ello no impide que sean víctimas de su efecto. La posverdad es la “distorsión deliberada de una realidad, que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales. Los demagogos son maestros de la posverdad” (Real Academia Española).

No es algo reciente -mentirosos y manipuladores siempre han existido y los habrá a futuro por sus mezquinos intereses- sin embargo, este término se popularizó hace pocos años gracias al caldo de cultivo de las redes sociales.

El Diccionario de Oxford eligió la post-verdad como su Palabra Internacional del Año 2016 -por lo acontecido con el Brexit en Gran Bretaña y las elecciones en EEUU- definiéndola como “un adjetivo relacionado con circunstancias en las que los hechos objetivos son menos determinantes para definir la opinión pública, que los que apelan a las emociones y creencias personales” ('Post-truth' declared word of the year by Oxford Dictionaries, BBC News, 16.11.2016).

La verdad no importa, basta “manejar las emociones”. Cabalmente, esto pasó con el Brexit -el referéndum para la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea- arengando el “SÍ” por las redes. Demasiado tarde el arrepentimiento para quienes -engañados- votaron así, pero se enteraron luego que ello afectará sus empleos e ingresos…

Adiós a los hechos críticos, objetivos y demostrables. Manipular las emociones, las creencias y deseos del público para conseguir un fin, está de moda. Pero no solo los expertos en marketing comercial o político lo hacen sino cualquiera que tenga un celular y pueda publicar en las redes (lo triste es que cuando alguien no está de acuerdo con algo y ataca cobarde e impunemente a otra persona mostrando su incapacidad de contender en el campo de las ideas).

La distorsión deliberada de la verdad con fines políticos, comerciales y personalistas (ansia de fama) lleva a la manipulación de las creencias y emociones para posicionar conceptos -a veces con tanta pasión- que hasta el mismo autor acaba creyendo su propia historia (incapaz de reconocer su error).

Noticias falsas (Fake News), descontextualización de los hechos, acusaciones, exageraciones y memes insidiosos en un entorno donde pesa más lo que se cree, piensa o quiere -antes que la verdad- nos está llevando a ser una sociedad hiperinformada e hiperconectada pero hiperconfundida e hiperdesorientada.

“Es más fácil engañar a la gente que convencerla que fue engañada”, dijo Mark Twain.

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El mejor legado para nuestros hijos

Un buen amigo -de esos que manda Dios, justo cuando lo necesitas- me envió un video que me hizo reflexionar. Fue un bálsamo en medio de la vorágine de memes, insultos, acusaciones, amenazas, maldiciones y chistes groseros que de forma vertiginosa han aumentado en las redes sociales por diferentes motivos.

El video contaba la historia de “Easy Eddie”, un astuto abogado que a principios del siglo pasado defendía y libraba de la cárcel al principal enemigo de la sociedad estadounidense -Al Capone- por lo que era muy bien pagado, tenía el mejor auto, se daba una vida de lujos, su futuro estaba asegurado, pero no era feliz…

En cierto momento se preguntó si lo único que podía heredar a su hijo, era dinero. Se contestó a sí mismo de que sería mejor dejarle como legado un buen nombre, algo de lo que su hijo se sintiera orgulloso.

Como el ser defensor de un hampón no era el mejor ejemplo, decidió testificar contra Al Capone sabiendo que eso implicaría pagar un alto precio. Lo hizo por el bien mayor -librar a la sociedad de la mafia- bajo la inspiración de heredar un buen ejemplo a su hijo. Así fue. Al Capone y sus secuaces fueron apresados. “Easy Eddie” murió acribillado.

La historia continúa con un episodio de la Segunda Guerra Mundial, cuando un joven militar estadounidense -estando solo- sale con su avión a enfrentar a 9 bombarderos japoneses que amenazaban a un acorazado americano; con gran coraje descarga su artillería y derriba 2 aviones, se queda sin balas y -desesperado por salvar miles de vidas- embiste su avión contra ellos, derriba a 3 más, y hace que los 4 restantes decidan huir de aquella maniobra suicida. Semejante acto heroico le valió el más alto galardón del Congreso de los EEUU a Butch O´Hare, el hijo de “Easy Eddie”. Fiel al legado recibido, demostró estar dispuesto a dar su vida para salvar a mucha gente, honrando así la memoria de su papá.

¿Qué de nuestro legado? Nos preocupamos por dar a nuestros hijos dinero, autos, propiedades, pero…¿proyectamos algo de lo que puedan sentirse orgullosos cuando ya no estemos? ¿Qué de un buen ejemplo? ¿Refleja nuestra vida, altruismo o egoísmo? ¿Integridad o corrupción? ¿Benignidad o malicia? ¿Humildad o soberbia? ¿Misericordia o ira? ¿Bondad o maldad? ¿Amor u odio?

Un legado vale más que un gran tesoro, pero demanda un sacrificio de vida...

Bien por quienes se esfuerzan por un mejor futuro para sus hijos. ¡Benditos quienes dejan un legado de amor por Dios pero también por su prójimo, por su sociedad y por su Patria!

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Viable, sostenible, responsable…

Por once años consecutivos -del 2004 al 2014- Bolivia experimentó sucesivos superávits comerciales; el país tuvo un ingreso bruto de 110.000 millones de dólares por exportaciones con un aporte neto de 14.000 millones de dólares a las Reservas Internacionales Netas (RIN) del Banco Central, subiéndolas hasta un tope de 15.563 millones (10.11.2014). Pero, las cosas han cambiado y da para preocuparse.

La conclusión del macrociclo de precios altos para las materias primas; la baja de la dinámica mundial por la guerra comercial China-EEUU; la recesión económica en varios países; las devaluaciones en derredor; la caída de las compras de gas por Brasil y Argentina; y nuestra débil competitividad, hacen que las exportaciones decaigan, en valor y en volumen: lo primero preocupa pues afecta a las RIN que se acercan ya a la mitad de su pico histórico; lo segundo, porque golpeará negativamente al empleo formal en el país.

¿Sabía Ud. que entre el 2015 y junio del 2019 el déficit comercial sumó casi 5.000 millones de dólares? ¿Y que al primer semestre del 2019 el desbalance fue de 720 millones de dólares, frente a 154 millones en igual lapso del 2018? ¡Y no hemos acabado el año aún! Si no lo sabía, sabiéndolo ahora seguramente empezará a entender por qué es tan urgente abrir nuevos mercados para exportar más -mejor si con valor agregado- como el caso de la carne bovina para la China, que podría aportar unos 150 millones de dólares al país el próximo año.

Si el “rostro social” de las exportaciones son los empleos que éstas generan, y si la estabilidad de la economía y de nuestra moneda dependen de la cantidad de dólares en el Banco Central, estará de acuerdo que hay que hacer el máximo esfuerzo por revertir una tendencia deficitaria en el sector externo, pues nadie quiere volver a situaciones del pasado con inestabilidad, inflación, especulación con el dólar y desempleo ¿verdad?

Sin embargo, quienes se oponen a exportar más -por ignorancia, intereses ideológicos, políticos o de otra índole- a sabiendas o no, nos están exponiendo a aquello. ¿Alguien en su sano juicio quiere una situación así para Bolivia? Definitivamente, yo no. Al contrario, yo quiero un mejor futuro para mis hijos.

Estoy convencido que -haciendo bien las cosas- un desarrollo económicamente viable (inversión, divisas, empleos), ambientalmente sostenible (aprovechando racionalmente la naturaleza) y socialmente responsable (combate de la pobreza) es posible, sin incendiar los bosques y sin incendiar las redes...

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Un sueño hecho realidad

Cuántas veces hemos escuchado “soñar no cuesta nada” -lo que a muchos desmotiva- pero ¡cuánta satisfacción produce que un gran anhelo se haga realidad!

Muy raramente un sueño se concreta sin que medie un trabajo duro; la realización de un sueño implica no solo la prospectiva sino también acción, para pasar de la esperanza a la realidad deseada. Éste es el caso de Puerto Jennefer.

Ubicado en Santa Cruz, Bolivia, entre las zonas de Puerto Suárez y Puerto Quijarro, estratégicamente instalado sobre el Canal Tamengo, afluente de la Hidrovía Paraguay-Paraná, pasará a la historia como una iniciativa que en poco tiempo hizo realidad un sueño, gracias a la visión y determinación de sus directivos y ejecutivos.

Puerto Jennefer inició actividades en 2011 como puerto fluvial y terminal granelera para la exportación; en octubre del 2018 obtuvo la certificación como Puerto Internacional de parte de la Dirección General de Intereses Marítimos, Lacustres, Fluviales y Marina Mercante, convirtiéndose en una terminal multimodal con capacidad de mover contenedores, carga-proyecto, graneles sólidos y líquidos y carga general. El 24 de abril del 2019 logró una concesión por 15 años para prestar servicios como Depósito Aduanero y el pasado 12 de agosto recibió la “Orden de Proceder” para -como Zona Primaria Aduanera- hacer operaciones tanto de exportación como importación, abriendo nuevas posibilidades para el comercio exterior boliviano.

“Un sueño hecho realidad”, dijo el Gerente General de Puerto Jennefer, Bismark Rosales, a la culminación de las múltiples adecuaciones necesarias y las cuantiosas inversiones realizadas, al efecto. “A nombre del Directorio, ejecutivos y funcionarios de Puerto Jennefer, agradezco a la Presidencia, Gerentes y Equipo Técnico de nuestra Aduana por el trabajo conjunto realizado para llegar a este día” dijo emocionado en la Conferencia de Prensa donde se hizo el anuncio (16.8.2019).

¿Cuál la trascendencia para el país? El nombre de Bolivia está ahora en el mapa del mundo marítimo internacional; las compañías navieras saben que hay tres Puertos en el Canal Tamengo que nos vinculan con la Hidrovía Paraguay-Paraná, destacando Puerto Jennefer como el primer puerto internacional con presencia permanente de la Aduana y otras entidades del Estado, previendo mover un millón de toneladas en la gestión 2019.

“Un sueño hecho realidad” -de verdad- y, yo diría que para todos los bolivianos, porque tiene que ver con nuestra salida soberana al mar, al Océano Atlántico...

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El cielo es el límite…

Es cierto que el papel aguanta todo -pero también- que un sueño puede hacerse realidad siempre que se imprima la acción correspondiente en la dirección correcta. Digo esto porque en su reciente discurso con motivo de los 194 Años de Independencia de Bolivia (Trinidad, Beni, 6.08.2019), el Presidente Morales dijo que el PIB nominal del país podría superar los 60.000 millones de dólares el 2025. ¿Será posible?

Aclarando que dicha cifra es en dólares corrientes y que según el INE el PIB boliviano llegó a 40.581 millones de dólares en 2018…¿cuán factible sería que el PIB nominal crezca casi 50% en 7 años, sabiendo que éste subió 324% en los últimos 13 años?

Conversando con mis amigos economistas surgió el tema de la tasa necesaria de crecimiento anual que debería ser de 6,7% en promedio, algo imposible a primera vista, pero tratándose de una tasa de crecimiento nominal, al deflactar el PIB ésta disminuiría al 4% situándose por debajo de la tasa media de cerca del 5% entre 2006 y 2018.

Como antecedente, cabe señalar que el PIB de Bolivia -con una menor economía que hoy- creció 5 veces por encima del 7% en términos reales entre los años ´50 y ´70. Alguien dirá que la tasa de expansión del PIB va cayendo desde 6,8% en 2013 a 5,5% (2014); 4,9% (2015); 4,3% (2016); 4,2% (2017) y 4,22% (2018), entonces la cuestión será, como crecer más para lograr semejante meta. ¡Ningún secreto! Habrá que ser pragmáticos.

Dado que el macrociclo de precios altos concluyó en 2014 y que no estamos más en momentos de auge -apostar por el sector agropecuario/agroindustrial/agroexportador, ampliar el área de cultivo en Beni y Santa Cruz (“lo podemos y lo debemos hacer”); ir a fondo con la producción de bioetanol/biodiesel; reactivar el sector forestal/maderero; impulsar la industria (hierro, litio, potasio, petroquímica); poner atención en la economía de servicios (energía eléctrica; construcción; hub aéreo en Viru Viru; Puerto Busch); apuntalar el turismo e implementar políticas de promoción selectiva de exportaciones y sustitución competitiva de importaciones- resultará clave para llegar a 60.000 millones.

El título de esta Columna lo puso el Presidente del IBCE, Pedro Colanzi Serrate, quien al comentar el tema dijo: “El cielo es el límite para crecer cuando las políticas son buenas: seguridad jurídica, biotecnología, biocombustibles, libre exportación, flexibilidad laboral, control del contrabando, apertura de mercados, puertos internacionales, hub aéreo, plantaciones forestales, en fin…”.

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Matar a la industria nacional

Hablemos las cosas claras. Utilizar eufemismos no soluciona nada, maquillar un negocio reñido con la ley, no resuelve el problema. Hablar de la venta de prendería usada es referirse a un negocio que tiene que ver con el contrabando, que no debería existir en Bolivia ya que su importación legal al país está prohibida, como también su comercialización en el mercado interno.

A muchos les parecerá que vestir “ropa americana usada” de bajo precio es bueno (cuántos lo hacen por usar “ropa de marca”) ignorando que ese gustito puede traer problemas de salud ya que la ropa del enfermo o el muerto al que perteneció no fue desinfectada como se hacía cuando se la importaba legalmente (requisito que no cumple el contrabando).

Cuando en 2006 el gobierno emitió el D.S. 28761 prohibiendo importar ropa usada desde el 21 de abril de 2007 “indefectiblemente”, suspendiendo su comercialización a partir del 1 de marzo del 2008 “indefectiblemente”, el apoyo empresarial fue unánime. El Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), que en 2005 desnudó la magnitud de dicho negocio con el estudio “Impacto de la Importación de Ropa Usada en Bolivia”, aplaudió las medidas esperando recuperar un mercado de 40 millones de dólares/año para la industria textil boliviana.

Sin embargo, pudo más la presión de los ropavejeros que lograron extender el plazo de venta por un año (D.S. 29463) y luego hasta el 1 de abril del 2009 (D.S. 29521) pese al reclamo de los confeccionistas que veían cómo su mercado tristemente era avasallado por la competencia ilegal y desleal del contrabando.

“Lo barato cuesta caro”, dice el adagio: cuando se compra mercadería de contrabando se premia la ilegalidad, se beneficia a unos pocos delincuentes que -moviéndose en las tinieblas- alientan el comercio en ferias y otros lugares de expendio afectando la economía formal donde se paga tributos aduaneros, impuestos internos y se respeta los beneficios sociales.

Cada compra de una prenda usada contrabandeada (sí, contrabandeada, porque está prohibido importarla legalmente) implica perder empleos en el país. ¿Por qué tantos confeccionistas bolivianos han migrado al exterior para trabajar en condiciones infrahumanas? Porque miles de talleres quebraron acá, por culpa de la ropa usada contrabandeada.

Bien por la Ministra de Desarrollo Productivo y Economía Plural, Nélida Sifuentes, que frente al pedido de legalizar la venta de ropa contrabandeada, dijo que ello significaría “matar a la industria nacional” (EL DEBER, 23.7.2019).

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