Blog de Armando Méndez Morales

Más deuda hoy, crisis para el futuro

Noticia de estos días es la pretensión del gobierno del Presidente  Morales de endeudar al Estado Boliviano con el exterior por un monto de 3,600 millones de dólares. Tres mil millones, él quisiera que provengan de China y 600 del Banco Interamericano de Desarrollo.

Para fines de mayo la deuda pública externa, según el Banco Central de Bolivia, alcanza a $us. 5,309 millones de dólares, a lo que habría que añadirle $us. 3,330 millones, que es el monto que ya han comprometido desembolsarle a Bolivia –pero todavía no lo han hecho- tanto los organismos internacionales de financiamiento como gobiernos. De este monto por desembolsar, el 73 por ciento corresponde a organismos internacionales y el 27 por ciento a gobiernos. Si se suma el monto señalado al saldo de la deuda, querría decir que el país enfrentaría para el futuro ya una deuda pública externa del orden de los 8,639 millones de dólares, sin considerar los 3,600 que ahora se pretende.

Pero la deuda pública actual no es sólo externa, también es interna. Según información del Ministerio de Hacienda y Economía la deuda que mantiene el Tesoro General del Estado alcanza a $us. 4,700 millones de dólares, para fines del año 2013, a lo cual habría que sumarle la deuda que mantiene el Banco Central de Bolivia por sus “operaciones de mercado abierto” que no es otra cosa que la colocación de bonos, a tasas de interés atractivas, con objeto de retirar dinero de la economía. Este monto prácticamente era inexistente a principios del presente siglo. Para fines de agosto del presente año alcanza a $us. 3,347 millones de dólares.

Sumando todos los conceptos anteriores, -sin tomar en cuenta la pretensión de 3,600 millones- se podría concluir que el Estado Boliviano se mueve hacia una deuda pública total del orden de los 16,686 millones de dólares, monto nada despreciable, monto que hubiese sido mucho mayor si es que no consideramos las varias condonaciones de deuda externa con la que el país se benefició en el pasado.

La primera condonación se dio ya a fines de los años ochenta y principios de los años noventa por un monto del orden de los 1,000 millones de dólares y que provino de la banca privada internacional, luego vinieron otras condonaciones de gobiernos como de EE.UU., Japón y Alemania. Pero lo más reciente es la condonación que nos otorgaron lo organismos internacionales, como el Banco Mundial, el BID y el Fondo Monetario Internacional, condonación que se hizo efectiva, precisamente, en los primeros años del gobierno del Presidente Morales y por un monto del orden de los 3,200 millones de dólares.

La pregunta que corresponde hacerse es ¿por qué se condonó la deuda a Bolivia? La respuesta es simple, no la pudo honrar.

En los primeros años de la década de los años ochenta, previo al devastador periodo hiperinflacionario, el país ingresó en default con la banca privada internacional, luego de que en los bonancibles años del primer gobierno de Hugo Banzer el país lograse “grado de inversión”, por lo que en esos años el país se endeudó.

Luego nuestras relaciones comerciales con el mundo siempre eran deficitarias – no como ahora que son superavitarias- por lo que no tenía capacidad de pago. Esto llevó a los gobiernos extranjeros a condonarnos la deuda.

Finalmente, para fines de la de la década de los años noventa Bolivia ingresó al denominado grupo, nada halagador, de los diez ochos países HIPC (Países pobres altamente endeudados), 14 del Africa, tres de Centro América y el único de Sud América, Bolivia, por lo que se benefició con la condonación de la deuda con organismos internacionales, y por el monto ya indicado, $us. 3,200 millones.

La experiencia vivida debería ser una enseñanza para el gobierno de Bolivia. No debemos endeudarnos. Más aún si durante estos años Bolivia pasó de ser un país deficitario en sus relaciones económicas internacionales a superavitario. Antes importábamos más de lo que exportamos, ahora es lo contrario, exportamos más de lo que importamos.

En los años noventa el endeudamiento con el exterior se justificaba,  porque era la única manera de financiar las imprescindibles importaciones para que funcione toda nuestra actividad económica, y, de esta manera, seguir creciendo, aunque modestamente. Ahora la situación es diferente, con lo que exportamos perfectamente podemos financiar nuestras importaciones.

A la situación descrita hay que añadir algo que permanentemente el gobierno del presidente Morales repite: la continua presencia de superávit fiscal, vale decir, la situación por la que el sector público tiene ingresos mayores a sus gastos, situación que no amerita endeudamiento público. Este se justifica cuando hay déficit, es decir, cuando los ingresos públicos son menores a los gastos. La única manera de que esto suceda es con deuda.

¿Queremos, de ahora en adelante, un gasto público por encima a los ingresos? ¿Se quiere repetir el desastroso pasado? Parece que no recordamos la “década pérdida” que sufrió América Latina en los años 80, precisamente por la crisis de la deuda. No estamos informados que el principal problema de los países desarrollados, hoy, es el endeudamiento público, en particular en los países de la Unión Europea.

La Paz, 28 de septiembre de 2014

 

Profesor Emérito de la UMSA y Miembro de la Academia Boliviana de Ciencias Económicas

 

 

 

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La propuesta de Tuto que cambiará a Bolivia

El 12 de octubre las bolivianas y los bolivianos acudiremos a las urnas electorales para elegir Presidente, Vicepresidente y parlamentarios para el quinquenio 2015-2020. Unicamente hay cinco candidatos para la presidencia. Dos que corresponden a las clásicas posiciones socialistas, estatista y de izquierda; otra a la izquierda ecologista, y dos que no lo son, que se ubican en el centro; una de ellas es social demócrata y la otra es social cristiana (democracia cristiana), ideología que, gracias a Tuto, está reviviendo en Bolivia. Debido a este espectro es de suponer que habrá muy poco voto blanco y nulo, dato que la gente tiene varias opciones.

Es criterio compartido que el candidato del partido oficialista, Evo Morales, lleva todas las ventajas de ganar, no sólo por la economía altamente bonancible que está viviendo el país sino que por ser gobernante, tiene a disposición todo el aparato estatal, lo cual le genera una gran preeminencia. Como Evo Morales, durante sus dos periodos de gobierno se dedicó a viajar y a inaugurar todo de tipo de obras públicas, hoy continua haciéndolo. El Presidente Evo Morales, como ningún otro, estuvo en permanente campaña electoral. Los anteriores, no lo hicieron, porque la constitución política derogada, sabiamente, impedía la reelección. 

Pero en este escenario completamente favorable a la re-reelección de Morales, le apareció repentinamente un candidato, que fue Ministro de Estado, Vicepresidente y Presidente de Bolivia, con gran formación profesional y gran experiencia estatal. Jorge Tuto Quiroga.

En su propuesta electoral titulada: “Seguridad, Oportunidad, Progreso”, con gran acierto, plantea como el problema fundamental que atraviesa el país la inexistencia de justicia, por lo cual su primer planteamiento de fondo es que su objetivo de gobierno es la anhelada “Justicia y Seguridad Ciudadana”. En este escenario, propone de manera especial, que se debe garantizar a la mayoría de la población del país, que está constituido por mujeres, que se las proteja de la violencia machista que predomina en Bolivia. ¡Alto a la violencia contra la mujer!

Pero el plato de fondo se encuentra en su punto denominado: “Propuesta económico- social”. Bajo el denominativo “Nacionalización para el pueblo boliviano”, propone entregar todas las empresas, hoy de propiedad del Estado, a la gente. Esto implica que, por ejemplo, las denominadas sociedades anónimas que conforman YPFB Conglomerado, que hoy son completamente cerradas, serán abiertas a todos los mayores de edad, quienes al constituirse en propietarios deberán tener el derecho de vender sus acciones cuando vean conveniente. Puede ser aconsejable que durante un tiempo no se puedan hacer estas ventas, hasta que el mercado se consolide. Este hecho dará una gran vida al ausente mercado de acciones en Bolivia, lo cual promoverá su futuro y acelerado desarrollo. En la medida que dichas empresas sean exitosas aumentarán las utilidades, que anualmente serán distribuidas, y el valor de las acciones y, con esto, la riqueza de millones de bolivianos.

La propuesta planteada, aseguraría una gestión transparente, profesional, eficiente y honesta porque se aplicaría el dicho conocido “el ojo del dueño engorda el ganado”. No más burocracias que puedan enriquecerse corruptamente, como se  demostró en la ex URSS y en Cuba, donde las grandes empresas han sido –y en Cuba sigue siendo- del Estado, manejadas ineficientemente, hasta colapsar. Las grandes empresas pasarían, finalmente, a ser efectivamente propiedad del pueblo boliviano, medida que sería irreversible, precisamente porque su propiedad estaría diseminada en millones de personas, quienes no permitirían nunca más que les sean arrebatadas por el Estado.

Una característica de la economía boliviana es que ya es un país de varios millones de propietarios, de pequeños propietarios, por lo que se está desarrollando la economía de mercado. Con la propuesta comentada, lo que se haría es ampliar dicha propiedad, aumentar la riqueza de la gente, la misma que sería utilizada como garantía para obtener préstamos y, de esta manera, incrementar la actividad económica particular a la cual se abocan. La gente no sólo seguiría beneficiándose con la política redistributiva de los ingresos, a través de los diferentes bonos (renta dignidad, bono Juancito Pinto, bono Juana Azurduy de Padilla) sino que se beneficiaría con la política de redistribución de la riqueza, que es de propiedad del pueblo boliviano.

El secreto del desarrollo económico está en redistribuir la riqueza en favor de los pobres más que en la redistribución del ingreso. La riqueza es un stock, el ingreso es un flujo generado por la riqueza. El éxito del desarrollo económico está en ampliar la propiedad privada de la riqueza.

La Paz, 15 de septiembre de 2014

*Profesor Emérito de la UMSA y Miembro de la Academia Boliviana de Ciencias Económicas

 

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Distribución del ingreso hidrocarburífero

Un tema que ha saltado a la palestra, ante una propuesta del candidato a la Presidencia del Estado Plurinacional de Bolivia, Samuel Doria Medina es: ¿Como se reparte el ingreso que genera la actividad hidrocarfurífera en Bolivia?, lo cual es diferente a preguntarse ¿Cómo se distribuye el ingreso neto (ganancia o utilidad) entre las empresas participantes en la actividad y el gobierno?

La nacionalización de los hidrocarburos de mayo del año 2006 determina que todas las empresas petroleras que operen en Bolivia deben entregar su producción a YPFB para que este se haga cargo de su comercialización. Adicionalmente, dispone que todos los campos hidrocarburíferos, cuya producción sea superior a los 100 millones de pies cúbicos diarios (grandes), deben contribuir con un 32 por ciento de sus ingresos, adicional al 50 % existente previa a la nacionalización, lo que significa un total del 82 por ciento. En síntesis, la participación del Estado sería del 50 por ciento del ingreso petrolero en los campos pequeños (que tienen poca significación en el total de producción) y el 82 por ciento en los grandes.

En aplicación a esta disposición gubernamental, los ingresos por venta de hidrocarburos en el mercado externo e interno que registra YPFB es el resultado de toda la producción que realizan las empresas que operan en el país. De la última información anual que el Ministerio de Economía y Hacienda ha hecho pública sobre el flujo de caja de dicha empresa y que corresponde al año 2012, se puede concluir lo siguiente: El total de ingresos por ventas se destinó al gasto corriente, financiándose los gastos de capital con otros ingresos que no provienen de estas ventas. Del 100 por ciento de sus ingresos por ventas, el 56 por ciento se habría destinado al pago de impuestos y regalías y el 44 por ciento se habría destinado al gasto operativo. O sea la participación sería 56 por ciento para el gobierno y 44 por ciento para las empresas. Esta es una primera conclusión.

Si se analiza la información que el Ministerio de Economía y Finanzas publica en su Dossier Fiscal, se tiene el mismo indicador citado en el párrafo anterior, cuando se relaciona el total de regalías e impuestos por hidrocarburos que recibe el gobierno general con el total de ventas de de hidrocarburos hecho por YPFB. Para el año 2012 el gobierno habría recibido el 56 por ciento, lo que sube al 60 por ciento para el año 2013.

Si se quiere saber ¿Cómo se distribuye las utilidades? podemos acudir al estudio que ha realizado Mauricio Medinaceli, para el periodo 2006 al 2011, que dice, que para el año 2007, del 100 por ciento de las ganancias, el Estado absorbió el 57 por ciento, subiendo al 82 por ciento el año 2011, en calidad de impuestos, regalías y participación de YPFB, quedando sólo el 18 por ciento en las empresas para este último, en calidad de utilidad. Medinaceli llega a este resultado porque determina que los ingresos petroleros tuvieron  la siguiente distribución, para el año 2011: 66 por ciento iría al Estado, el 20 por ciento representaría costos recuperables para las empresas y únicamente el 14 por ciento representaría utilidad para las empresas.

Más allá de la precisión de los datos  presentados, la pregunta que conviene hacer es si este panorama es sostenible en el largo plazo. Si con esta enorme absorción del ingreso petrolero por parte del Estado se puede motivar a que venga masiva inversión extrajera, primero, a explorar y luego a explotar. ¿No será que las empresas petroleras extranjeras que están operando en el país bajo el manto de la empresa estatal YPFB tienen costos operativos muy bajos dado que la inversión que realizaron en el pasado ya la habrían recuperado? Podríamos suponer que ya no tienen costo de amortización del capital invertido. Esto explica –según Medinaceli- que para el año 2011 las empresas petroleras hubieran gastado únicamente 762 millones de dólares en sus actividades productivas, lo que representa –según mi deducción- únicamente el 18 por ciento del total de ventas de hidrocarburos que Bolivia realizó tanto en el mercado interno como externo. Esto quiere decir que el costo de producir hidrocarburos en el país es muy bajo, en relación a los actuales altos precios de venta en el mercado externo El problema que surge es que si se requiere inversión masiva para la exploración hidrocarfurífera, que es muy riesgosa, esta llegará sólo si sus expectativas de ganancias aumentan y si se les garantiza rápidamente la recuperación del futuro capital invertido en exploración, cuando llegue la etapa de explotación, ambos procesos de vital interés para Bolivia, lo que llevaría a incrementar la participación de las empresas extrajeras tanto en el ingreso total como en el neto. ¿Será que en todas partes del mundo la producción de hidrocarburos tiene un bajo costo? Si es así, se viene la baja de los precios internacionales porque aumentará substancialmente la producción. Este panorama llevaría a cambiar la actual estructura de división tanto del ingreso petrolero como de las ganancias que se distribuyen entre el Estado y la empresa. Queda la interrogante: ¿Será posible hacerlo? Con la respuesta que el gobierno le dio a Samuel Doria Medina, sería, no.

 

La Paz, 1º de septiembre de 2014

 

*Profesor Emérito de la UMSA y Miembro de la Academia Boliviana de Ciencias Económicas

 

 

 

 

 

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El sentido de la vida

El ser humano en las diferentes etapas de su vida, probablemente desde la adolescencia, se pregunta, implícita o explícitamente, que tiene que hacer durante su vida. Esta es una pregunta permanente que busca respuesta. ¿La vida tiene un solo sentido? Probablemente, no. Tiene varios, no sólo en un periodo sino durante toda la vida. El principal sentido de la vida va cambiando en la medida que avanzan los años. En la juventud una de las principales motivaciones es el enamorarse, puede también ser el deporte e igualmente el capacitarse, mejor si es a nivel universitario. Estos diferentes propósitos no son incompatibles, pueden convivir, pero cada persona dará mayor o menor importancia a cada uno de ellos.

Cuando el hombre/mujer es libre, entonces, le da su propio sentido. Cuando se habla de libertad es importante destacar la libertad de pensar, que es consubstancial al hombre. Que esta libertad pueda ser manipulada por las costumbres, la cultura, los prejuicios y por la misma “educación”, es posible. Sin embargo, el humano es libre para pensar. A  partir de aquí se puede explicar la grandeza del desarrollo de la humanidad desde su aparición en la tierra.

En el pasado el esclavo estaba obligado a darle sentido a su vida trabajando de manera obligatoria sin ninguna remuneración. A cambio de su trabajo el patrón le otorgaba los bienes imprescindibles para su subsistencia. El aristócrata, que vivía del trabajo del esclavo, le daba sentido a su vida en el mundo de las artes, letras, música, filosofía, política, la guerra; tenía abundante tiempo para pensar, si no se dedicaba a alguna de estas actividades probablemente podía enloquecer. El no hacer nada en la vida es la forma para ser permanentemente “infeliz”. Pregúntese usted, que sería de su vida si no realiza sus actividades, muchas de ellas ya rutinarias.

¿Qué es la felicidad? Este es un término muy vago, la gente suele asociar al placer, a sentirse bien, contento, alegre, tranquilo, sin preocupaciones. Se suele definir como el estado de ánimo de la persona que se siente plenamente satisfecha por gozar de lo que desea o por disfrutar de algo. Para Niestche, el ser humano no fue concebido para la felicidad, sino que estaba destinado a sufrir. Si por felicidad se entiende un “estado emocional” cuando se cree haber alcanzado un objetivo/meta deseada, entonces, por principio la felicidad es momentánea, no es permanente. Si la felicidad se entiende por paz interior esta puede ser más prolongada, pero tampoco permanente. De igual manera, es momentánea, si se la entiende como satisfacción y alegría. Si se entiende por “sentirse bien”, la felicidad es un hecho más prolongado, pero no durable, porque las personas en algún momento se “sienten mal”. Si felicidad es la autorrealización, querría decir que se es feliz cada que se alcanza un propósito buscado.

En el mundo moderno, donde ya no hay esclavos, cada uno es libre de elegir el propósito de su vida. Si usted tiene asegurada la satisfacción de sus necesidades básicas, puede realizar cualquier otra actividad, aunque no le reditúe ningún ingreso. Claro está, esto es sólo posible si tiene asegurada la satisfacción de sus necesidades. Una forma es que realice algún trabajo para obtener estos imprescindibles ingresos, otra es que algún familiar o amigo le de y, por último, que usted tenga la suerte de provenir de una familia adinerada, por lo que usted puede vivir muy bien sin necesidad de trabajar, ya que tiene asegurado su bienestar económico por las rentas que recibe al ser propietario de un capital, que usted lo heredó.

La libertad de pensar lleva a la humanidad a la libertad de acción. En esta libertad de acción se concreta el sentido de la vida. El hombre tiene que realizar cualquier tipo de actividad, sea familiar, religiosa, política, militar, artística y/o económica.

Es tan fuerte la búsqueda del sentido de la vida que incluso hay quienes llegan al fanatismo y a la total intolerancia. Esto fundamentalmente se presenta en el mundo religioso. La religión es buena pero es una plaga cuando sus adeptos se fanatizan. En nombre de su dios se convierten en “terroristas”, se inmolan matando a inocentes. El nacionalismo tiene sus orígenes en la tribu. Hay una tendencia a tener un sentido de vida en la comunidad donde uno vive, lo cual hoy se ha ampliado a lo que denominamos nación. En su nombre se han vivido las más sanguinarias guerras. Así como hay gente joven que le da sentido a su vida ejerciendo el deporte, hay otra que también le da matando a su prójimo; esto se ve en los jóvenes revolucionarias, que se han fanatizado con la ideología socialista, o los otros que van a la guerra. La acción entre el guerrillero revolucionario y el soldado que va a la guerra es la misma. La diferencia estriba en que el primero lo hace por fanatismo, el segundo actúa obligadamente.

La Paz,  25 de agosto de 2014

 

*Profesor Emérito de la UMSA y Miembro de la Academia Boliviana de Ciencias Económicas

 

 

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Maravillosas importaciones

Desde el año 2006, sin duda alguna, Bolivia viene atravesando por un tiempo económico bonancible, con una tasa de crecimiento acumulada promedia anual del 5,0 por ciento del Producto interno bruto, por encima de la media latinoamericana que es del 3,7 por ciento, y con una tasa de inflación también acumulada anual del 6,4 por ciento medido a través del Indice de Precios al Consumidor (IPC), igual a la media latinoamericana, pero por encima si excluimos a Venezuela y Argentina, que están con alta inflación.

¿Cómo se explica el muy buen comportamiento de la economía boliviana? En estos nueve años, en Bolivia, no se dio ningún cambio estructural que pudiese haber modificado su carácter de economía primaria exportadora, más por el contrario se acentuó. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) el año 2005 el total de exportaciones primarias alcanzaba al 67 por ciento del total, incrementándose al 76 por ciento para el año 2013. Sin embargo, el resultado es mayor si se consulta con los datos que procesa la Comisión Económica para América Latina (CEPAL).

Según esta fuente, el 89 por ciento del total de exportaciones fueron productos primarios en el año 2005, y, con el último dato disponible, que es para el año 2012, se tiene que subió a un ¡95 por ciento! Vale decir, que con esta información, Bolivia casi no exporta nada de productos industriales. Esto también debería ser un llamando de atención al INE para que explique por qué se tienen esta abismal diferencial de resultados entre lo que dicen los datos nacionales, por un lado, y lo que dice los datos de CEPAL, por otro.

Tres hechos fundamentales explican el buen comportamiento de la economía boliviana en estos casi nueve años de gobierno del Presidente Morales: Primero, la exportación de gas; segundo, los favorables términos de intercambio y, tercero, las maravillosas importaciones.

Para principios del año 1999, habían desaparecido las exportaciones de gas de Bolivia, que adquirieron  importancia en la década de los años 80 del siglo recién pasado. Pero a mediados de ese año se revierte la tendencia porque se comienza a exportar gas al Brasil, proyecto cuyos  inicios datan del año 1974. Luego se reinició la exportación de gas a la Argentina. Para el año 2005 el total de exportaciones de hidrocarburos alcanzaron 1,400 millones de dólares, monto que subió hasta colocarse, este año, en más de 6,700 millones, es decir casi cinco veces más. El año 2005 el precio promedio del gas al que se vendía era de $us. 2,5 por millar de pies cúbicos. Ahora está por encima a los $us. 9. Tanto por aumento de volumen de exportación de gas como por mayor precio Bolivia obtuvo ingresos por exportación nunca antes conocidos.

Los términos de intercambio son el cociente entre los precios que un país recibe por sus exportaciones y los precios que paga por sus importaciones, y que se lo mide a través del Indice de Términos de Intercambio (ITC). Desde el año 1985 Bolivia presentó un índice completamente desfavorable, años tras año caía, hasta llegar al punto más bajo el año 1999, punto que se ubicó por debajo al índice correspondiente a la región. A partir de ahí comenzó su incremento  y de manera notable a partir del año 2005. En el periodo 1999-2012 el ITC para Bolivia se incrementó en más del 100 por ciento, cuando para la región, en ese mismo periodo de tiempo, sólo aumentó en un 47 por ciento. Bolivia y la región se vieron favorecidos por el denominado “gran ciclo alcista” de las materias primas, pero sobre todo lo fue Bolivia.

Esta situación tan favorable, en términos de la exportación de gas y de los términos de intercambio, permitió a Bolivia pasar de ser un país crónicamente deficitario en sus relaciones comerciales con el mundo, lo que técnicamente se conoce como  deficitario en cuenta corriente de Balanza de Pagos a superavitario. La región históricamente es deficitaria, donde sólo tres países son la excepción: Venezuela, Bolivia y Paraguay.

Pero todo lo comentado no se traduciría en un destacado crecimiento de la economía sino se toman en cuenta las importaciones. Si por algún motivo Bolivia no tendría contactos comerciales capitalistas con el mundo “andaríamos con una mano por delante y la otra por detrás”. El gas permanecería bajo tierra y los minerales tampoco serían explotados, por tanto, no habría ingresos para importar la inmensidad de bienes y servicios que requiere el funcionamiento y avance de nuestra economía. Desde el año 2005, hasta el año 2013, las importaciones han subido substancialmente: de 2,865 millones de dólares hasta 10,892. (3,8 veces). Hay que destacar las siguientes importaciones: equipos de transporte en 5,5 veces, bienes de capital en cinco, y suministros industriales en 3,3 veces.

La Paz, 9 de agosto de 2014

 

*Profesor emérito de la UMSA y miembro de la Academia Boliviana de Ciencias Económicas  

 

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Las economías de La Paz y de Santa Cruz

Un dato del último censo de población y vivienda dio un resultado completamente inesperado: La ciudad de la La Paz ha disminuido de población en comparación al año 2001; la única ciudad capital que habría sufrido este fenómeno. Todas las demás incrementaron su población. Como la ciudad de El Alto subió de población, en conjunto estas dos ciudades superan en un once por ciento a la ciudad de Santa Cruz, que se ha convertido en el principal y primero centro urbano de Bolivia.

La economía boliviana en los últimos ocho años ha crecido a una tasa acumulada promedia anual del 5 por ciento visto por el lado del Producto Interno bruto en términos reales. Un comportamiento destacado. En este mismo periodo el departamento de La Paz ha crecido algo más, equivalente a un 5.1 por ciento. El departamento de Santa Cruz, que desde el año 1994 supera a La Paz, en cuanto a contribución al PIB, creció algo menos que La Paz, pero muestra tasas más altas que La Paz para los dos últimos años. Mientras La Paz contribuye con un 24 por ciento a la producción nacional, Santa Cruz lo hace con el 30 por ciento.

Una característica de La Paz es que su economía fundamentalmente radica en servicios. Para el conjunto nacional, este sector, en términos reales, representa el 53 por ciento del PIB. Para La Paz significa el 69 por ciento, ocupando el primer lugar, mientras Santa Cruz lo hace sólo con el 48 por ciento. Este resultado tiene una lectura dual, por una parte podría indicar que La Paz es lo más avanzado de la economía boliviana, si se considera que las economías del mundo cuanto más se desarrollan más avanzan en servicios. En la economía mundial el 71 por ciento representa a servicios. Sin embargo, también hay otra lectura sobre este fenómeno cuándo se indaga qué lo que más está pesando al interior del sector servicios en La Paz, es la actividad gubernamental. Esto no es un buen indicador de desarrollo económico.

Las actividades económicas en La Paz, que durante estos ochos han tenido un crecimiento mayor al 5,1 por ciento ya señalado son: servicios financieros, productos de minerales no metálicos, bebidas y tabaco, minería, aunque se debe destacar que para el año 2013, ésta prácticamente se estancó. Otros sectores que le siguen son: construcción, transporte, servicios de la administración pública, energía y la industria manufacturera.

Si se compara la importancia que tiene la industria en La Paz, se concluye que esta representa el 16 por ciento del PIB regional, mientras para Santa Cruz es el 29 por ciento.

Si observamos el comportamiento de las exportaciones, La Paz no sale bien parada. Unicamente representa el 7 por ciento de lo nacional, mientras Santa Cruz exporta el 28 por ciento.

En cuanto al sector financiero, la característica de La Paz es que es más una región ahorradora y Santa Cruz una zona inversora. Del total de depósitos bancarios La Paz participa con el 49 por ciento del total mientras Santa Cruz sólo lo hace con el 31 por ciento. En cuanto a créditos la situación se revierte. La Paz  participa con el 31 por ciento y Santa Cruz con el 37 por ciento.

En cuanto a la base empresarial que tiene el departamento de La Paz, en número es muy similar a Santa Cruz. Cada una participa con el 29 por ciento del total. Lo dominante en Bolivia son las denominadas empresas unipersonales. A nivel nacional, abrumadoramente representan el 85 % del total, mientras La Paz enseña un indicador menor. Las sociedades anónimas representan sólo el 1 por ciento a nivel nacional y el 2 por ciento si se considera sólo La Paz. Este es un problema fundamental del país. Se requiere contar con un número mucho mayor de sociedades anónimas. Esto se logrará si se atrae capital extranjero.

Los problemas de ciudad de La Paz se los puede resumir en tres: inseguridad ciudadana, alcoholismo y continuas marchas y bloqueos de los “movimientos sociales”, que paralizan continuamente al centro de la ciudad.

La ciudad de El Alto podría convertirse en una “fabrica” para el mundo, en una zona industrial, de ensamblaje, debido a su proximidad al puerto de Arica, lo que abarata costos para importar y para exportar, a que tiene un buen tamaño de población lo que indica disponibilidad de mano de obra barata. Pero esta potencialidad sólo se desarrollará si se cumplen tres condiciones: Primero, mejorar las relaciones comerciales con Chile. Segundo, mejorar la infraestructura de dicha ciudad y, tercero, una amplia llegada de inversión extranjera.

La Paz, 28 de julio de 2014

 

*Profesor emérito de la UMSA y Miembro de la Academia Boliviana de Ciencias Económicas.

 

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Libertad económica y educación

Hegel, como todo filósofo, tuvo sus aciertos y sus planteamientos están siempre en discusión. Tanto la dialéctica hegeliana como su historicismo son debatibles. No necesariamente lo diferente es opuesto y conflictivo, pueden ser complementarios. Un ejemplo de esto, es que en la vida humana se une lo subjetivo con lo objetivo por medio de la actividad que busca un fin. El historicismo hegeliano llevó más tarde a Marx a su planteamiento de las “leyes de la historia”, afirmación no demostrada.

Un acierto de Hegel es su afirmación de que el destino del hombre es la “libertad”. Esta radicaría, en primer lugar, en su pensamiento. Aplicando su conocida trilogía de tesis, antitesis y síntesis, podríamos colegir que la tesis es “no libre”, la antitesis “libre” y la síntesis “hacia la libertad”. Todo el duro pasado de la humanidad sería el costo para alcanzar la libertad. En mi opinión la libertad no es una meta, sino un constante caminar.

La experiencia nos enseña que los pensadores sobre la libertad enfatizan la “libertad política”, desde las luchas sociales por la abolición de la monarquía hasta las luchas por la implantación de la democracia liberal. Incluso justifican la horrenda guerra, porque su propósito sería impedir la opresión política de un pueblo o liberarlo.

Todas las luchas por la democracia buscan que los pueblos y la gente sean los constructores de su propio destino, y no el producto de la imposición de elites que toman el poder político de las sociedades y las gobiernan.

Cuando más avanza una sociedad en el camino del progreso, cuanto más grandes son las ciudades y las naciones, es imposible que las sociedades puedan organizarse y ordenarse desde el área política, y más aún si se cree que dicha organización debe ser consecuencia del consenso democrático. Es imposible políticamente armonizar millones y millones de intereses, de visiones y de propósitos que tiene la gente. Por eso son asambleas y reuniones inútiles, como la que se acaba de realizar en Santa Cruz bajo el rimbombante y estrambótico titulo: “Cumbre extraordinaria de Jefas y Jefes de Estado y del Gobierno G77 50 Aniversario. Hacia un nuevo orden mundial para vivir bien”.

La única forma de organizar las sociedades modernas es mediante el orden económico y que se denomina “economía de mercado”. Este no es un planteamiento filosófico sino uno que proviene de la ciencia económica. Ilsa Prigogin, premio Nobel de Química 1977, afirma que siendo todo probabilístico e inestable, sin embargo, “el caos desemboca en estructuras ordenadas”. Bajo este mismo principio científico opera la economía de mercado. Prigogin dice: “De la suma de actividades individuales desordenadas surgen el orden social y el progreso económico”.

Adam Smith no se preocupó ni estudio por qué había pobreza, lo que era dominante en su tiempo. Probablemente el 85 por ciento de la población mundial lo era. Investigó y se preguntó cómo los hombres crean la riqueza. Su gran aporte al conocimiento científico es que esto es el producto de la “libertad económica”. Sólo los pueblos que propugnan y desarrollan esta libertad tienen como producto su bienestar. De ahí su afirmación, para instaurar la libertad como un hecho natural, se debe eliminar las preferencias/privilegios y las restricciones/prohibiciones sobre la actividad económica.

A la visión de Smith se podría añadir el aporte que hizo la escuela alemana de la “economía social de mercado”, sobre el rol de la política y del Estado. Este debe ser subsidiario, es decir, su rol debe ser todo aquello que los individuos, solos o voluntariamente asociados, no estén interesados en hacerlo, siendo, sin embargo, actividades necesarias para el desarrollo económico de las sociedades.

La libre actividad económica es la más noble y elevada diligencia que realiza todo ser humano, porque es el medio para satisfacer sus necesidades y la de los demás. Cuánto más actividad más se avanza hacia la libertad. Pero para que la economía sea cada vez mejor y más eficiente se requiere de educación. La educación es el medio por el cual se conoce la realidad, enseña y practica valores, es el medio por el cual se aplica la ciencia a la producción de bienes y servicios. Con educación las sociedades mejoran su capital humano y, por ende, el progreso y bienestar de la gente.

La Paz, 12 de julio de 2014

*Profesor emérito de la UMSA y Miembro de la Academia Boliviana de Ciencias Económicas

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Todos somos vendedores

En ejercicio de la libertad de pensar y de actuar, en la sociedad moderna, todos somos vendedores de bienes y servicios. Los primeros son los que todavía se denominan mercancías, que implican algo físico, que definicionalmente quiere decir: “género u objeto vendible”. Los segundos son intangibles.

En el mundo la tendencia se encamina en favor de los servicios, tal que ahora la importancia cuantitativa de los servicios supera al de los bienes. En la economía mundial la producción de servicios representa el 71 por ciento del PIB también mundial. Los economistas cuando nos referimos a bienes estamos incluyendo a los servicios.

Pero no sólo están los vendedores de bienes de todo tipo, están los vendedores de ideas, de ilusiones, de arte, de deporte, de ciencia,  etc. Cada uno de ellos es un tipo de mercado.

Entre los vendedores de ideas, están los escritores, los políticos, los comunicadores, periodistas, los que escriben columnas de opinión en periódicos y revistas. Entre estos no todos reciben una remuneración monetaria. Los escritores de todo tipo de libros, muchas veces no reciben un pago acorde al esfuerzo intelectual que hubiesen efectuado por que no tienen demandantes. Los políticos reciben una remuneración cuando son parte del gobierno, porque tienen un empleo en el aparato gubernamental, razón por la que reciben un ingreso. Cuando están en la oposición, si son de un país desarrollado también reciben remuneraciones, esta vez a cargo del partido político, porque en esos lugares las fuerzas políticas  funcionan como empresas.

Los comunicadores y periodistas son contratados por los medios de comunicación que les pagan una remuneración. El principal ingreso que tienen los medios de comunicación proviene de la publicidad que contratan y pagan las empresas. De estos ingresos salen los salarios de los trabajadores de los medios de comunicación. Se supone que cuanto más demanda tienen un medio de comunicación, le llega más publicidad. Se espera que un medio sea mejor que otro cuando la cobertura de noticias y de temas sea de interés de un público más amplio. Como en todo, un medio puede tener la preferencia de cierta gente pero no de todos. Existe una gran competencia.

Entre los que escriben columnas de opinión, en los medios de prensa y revistas, existen aquellos que reciben, y no, remuneración monetaria. Muchos puede que lo hagan como un hobby ya que tienen otra actividad, que es la principal, de la cual obtienen los ingresos para satisfacer sus necesidades y deseos. Lo que esta gente busca es transmitir sus “verdades” y convencer de sus aciertos. En la medida que esto sucede ganan prestigio y un reconocimiento no monetario por parte de la gente que los lee. El prestigio alcanzado en un determinado medio social, puede traducirse en oportunidades de trabajo ofrecidas por empresas, para realizar trabajos de consultoría y para dar conferencias. De  esta manera, esta gente, al final, también obtiene una remuneración de lo que “vende”. Si al final no recibe ninguna remuneración monetaria indirecta, quiere decir que la oferta de este tipo de columnistas es demasiado grande. Se aplica la ley de la oferta y de la demanda. Quiere decir que ante mucha oferta y poca demanda su precio se deprime. Con el Internet y los medios masivos de comunicación social, como Facebook y Twiter, toda persona que quiera escribir lo hace. No tiene una remuneración por ello, por que el propósito no es obtener ingresos monetarios sino el reconocimiento social por las “verdades” que comunica.

En el mundo del arte sucede lo mismo. En la medida que alguien se destaca en la actividad artística, sea como dramaturgo, actor, pintor, músico, etc. es contratado por alguien y recibe una remuneración. En el caso de los dramaturgos y actores ellos mismos pueden ofrecer sus obras y cobran al público que desea ver. Hoy día los artistas destacados y creativos son demandados por las empresas de publicidad. En el caso de los pintores, sus obras son solicitadas en el mercado, por lo que obtiene una remuneración.

Hoy, el mundo está viviendo la gran fiesta del campeonato mundial de fútbol. Ahí están presentes los gladiadores de la modernidad que son los futbolistas y que representan a sus países. Cada equipo ansioso de alzarse con la Copa del Mundo lo que se traducirá tanto en un reconocimiento no monetario como también monetario. Todos ellos son jugadores connotados por lo que reciben elevadas remuneraciones, que los ubican entre las personas más ricas del mundo.

La Paz  30 de junio de 2014

 

*Profesor emérito de la UMSA y Miembro de la Academia Boliviana de Ciencias Económicas

 

 

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Economía de Mercado
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La libertad

La libertad es un atributo natural de la humanidad. Se la puede clasificar en dos. Libertad de pensar y libertad de acción. La primera entendida como la capacidad del hombre de darse respuestas a las permanentes preguntas que se  hace el hombre/mujer: ¿De donde venimos? ¿Qué hacemos? y ¿Dónde vamos? Ejercer la libertad natural de pensar implica que cada persona puede darse las respuestas que mejor vea conveniente  sin ninguna coacción externa, comenzando por la tradición familiar. Esta libertad en la historia de la humanidad se ha visto coaccionada desde el mundo de la filosofía, de la religión y de la política. Siempre hay los “intelectuales” que pregonan las respuestas “verdaderas” a las preguntas aludidas y de manera abierta o velada imponen a los demás. Estas verdades provienen del mundo de la filosofía y de la religión, siendo el poder político el medio para imponerlas. Es lo que en algún momento se denominó la “conciencia social”

Un ejercicio correcto de la libertad natural de pensar implica que nadie debería imponer respuestas a los hombres en el campo de la filosofía y de la religión. En general, en ningún campo. Las ideas científicas deben ser asumidas libremente por quienes se dedican a ellas. Si se trata de ciencia, se tiene la obligación de demostrar validez. La historia de la ciencia enseña que las verdades científicas no son absolutas, sino que cambian de acuerdo a la evolución de la ciencia. Todo evoluciona.

Cada persona es libre de darse las respuestas que mejor vea por conveniente, sin correr el riesgo del oprobio social o de la persecución política. Una libertad natural en práctica implica que ninguna persona debería estas obligada a ir la guerra con el conocido argumento de: “amor y defensa de la patria”, bajo cuyo lema millones de hombres jóvenes-muchachos- dieron su vida en los campos de batalla. Primero, porque fueron impedidos de ejercer su libertad de pensar, pero también porque se les negó la libertad de acción.

La libertad de acción es la consecuencia natural de la primera, de la de pensar. Desde un punto de vista estrictamente racional es muy difícil aceptar que un hombre libremente elija ir a la guerra donde pueda morir, no por decisión propia. De principio, tiene que haber sido alineado en sus años de formación a este propósito y, luego, obligado por alguna ley gubernamental.

Pero es en la actividad económica donde mejor se ejerce la libertad de acción. Desde los remotos tiempos la humanidad tuvo que asegurar su subsistencia, para lo que en su etapa salvaje mataba a otros animales, luego extraía lo que la naturaleza pródigamente le ofrecía, hasta tiempos recientes donde el hombre aprendió a trabajar y con ello a crear los productos que requerían su subsistencia.

De igual manera como fue coaccionada la libertad de pensar lo fue la libertad en la actividad económica. Predominaron sociedades en que el trabajo se obligaba a las mayorías y donde las minorías –la aristocracia- vivían de lo generado por los esclavos. Esto cambió con lo que se denomina sistema capitalista o economía de mercado, desde hace pocos siglos atrás, porque se impuso el derecho a elegir libremente la actividad económica que asegure la subsistencia.

Pero la libertad de acción no es absoluta, no significa libertinaje, no significa que la gente hace lo que le viene en gana, “no es libertinaje”. La libertad acaba donde comienza la libertad del otro. Libertad de elegir la actividad económica que mejor se  vea por conveniente exige requisitos, una de ellas es demostrar capacidad en realizar la actividad económica que se elige. Pero no sólo esto, quién elige libremente una actividad económica, un derecho, contrae obligaciones. En una empresa cualquiera, la persona que es contratada libremente tiene la obligación de subordinarse a otras personas, porque así lo exige la división y especialización del trabajo, la eficiencia económica. Esto no rompe con el principio de libertad de acción, pero delimita el marco racional donde se desenvuelve.  

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Economía mundial de libre mercado

El denominado G77 más China, que nació en 1964, hoy cobija a 133 países. Surgió en una época en que la planificación económica nacional parecía una alternativa de organización económica superior a la economía de mercado, al capitalismo, razón que  impulsó a pensadores socialistas que esto mismo se podía trasladar al mundo. Su propósito era el “nuevo orden económico mundial” que sustituyese al que se imponía, la globalización económica a través de la liberalización de los mercados nacionales. Desde entonces, la característica generalizada ha sido la continua reducción de las barreras arancelarias en todo el mundo, no como consecuencia de las decisiones del G77, que son irrelevantes y discursivas, sino como producto del desarrollo del capitalismo.

Durante todo este último tiempo lo que se logró es que los países desarrollados levantasen barreras arancelarias en favor de los países menos desarrollados, lo que va en concordancia con la liberación de los mercados nacionales. La preferencia a los países menos desarrollados iba en directa relación con el pensamiento europeo social demócrata o social cristiano, dominante de la época, quienes en la práctica habían continuado con las políticas comerciales proteccionistas de los estados que se intensificaron desde la primera guerra mundial. La primera guerra mundial dio por concluido el “siglo XIX liberal” en el mundo, un liberalismo inicial y modesto, que hasta entonces se suponía como el preámbulo para que en el mundo se impusiese la plena economía de libre mercado, lo cual no sucedió.

Los pensadores socialistas en el mundo han ido colocando en las agendas de discusión de las reuniones burocráticas de los políticos en los organismos internacionales los temas relacionados con el denominado “desarrollo sostenible y medio ambiente”, “cambio climático”. En la práctica sus estériles disquisiciones – que explican la ausencia de productividad y desnudan que esa gente obtiene ingresos sin producir nada- abarcan una gran variedad de temas: cooperación sur-sur, comercio, industria, agricultura, energía, alimentos, sistema financiero, etc.

Lo que el G77 utópicamente busca es sustituir a las fuerzas y leyes competitivas del mercado en las relaciones económicas mundiales, como los socialistas han intentando muchas veces hacerlo, en sus países, sin conseguirlo, y, por supuesto, no lo lograrán, porque es un intento retrogrado de querer mantener a la economía bajo la tutela de la política, de la cual lentamente se va autonomizando.

Mientras en Bolivia se llevará a cabo una reunión del G77 más China con temas repetitivos y archiconocidos, en la línea ideológica de “Las venas abiertas de América Latina”, cuyo autor, a su vejez, no recomienda su lectura, en Europa recomienza el  proceso del orden económico mundial libre. En esa región del mundo la política tiene un papel decisivo, su rol es costoso para las finanzas públicas, ya insostenible. Ahí comienza el debate, los políticos más lucidos – a diferencia de los populistas- van tomando conciencia de las leyes de la economía, las cuales no se las puede desconocer. Van tomando conciencia que no es por la vía de “más política” que Europa superará ya su largo estancamiento, sino “más economía”, lo que es lo mismo decir mayor liberalización de sus mercados, tanto en sus relaciones internas como externas.

Europa, comienza a tomar plena conciencia que el mundo está globalizado, que la competencia viene desde China e India, donde los costos laborales son bajos. Europa mantiene ventajas competitivas y comparativas por su desarrollo tecnológico, pero las empresas transnacionales, que se han convertido en la verdadera fuerza de la modernidad, del desarrollo y de la disminución de la pobreza en el mundo, respondiendo a las leyes del mercado, se están encargando de transferir el capital y la tecnología hacia China e India, lo que pronostica que estas economías en el futuro pueden liderar a las economías nacionales, superando a los países hoy desarrollados, si es que estos no se “ponen las pilas” del libre mercado.

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