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Bolivia, diez años después…

Nadie en su sano juicio puede negar que en los últimos diez años Bolivia cambió dramáticamente -es cierto- pero no menos cierto es que el cambio pudo ser mucho mejor.

La cara bonita del país durante el último decenio fue el conjunto de cifras macroeconómicas que deslumbran a los organismos internacionales y si bien los indicadores sociales mejoraron bastante, pudieron ser mucho mejores de haberse prestado más atención al día a día de los sectores productivos.

Los sucesivos logros registrados por Bolivia en el período 2006-2015 en los campos económico y comercial fueron determinantes para impactar positivamente en el ámbito social y para aquello tuvo mucho que ver un prolongado auge económico que, habiéndose iniciado en el 2003, significó un largo e inédito ciclo de precios altos para las materias primas, la energía y los alimentos, que benefició al país como nunca antes en la historia.

De cara al futuro, la profundización de todo lo bueno que se logró tendrá que ver con que el llamado Nuevo Modelo Económico, Social, Comunitario y Productivo demuestre -de aquí en más- que es capaz de generar iguales resultados en un escenario internacional adverso de precios bajos, ya que como ocurre con el carácter de las personas, las virtudes no se aprecian cuando las condiciones son favorables y el dinero sobra, sino más bien, cuando el entorno se torna adverso y el dinero no abunda como antes.

Pero si hay algo para destacar del proceso de cambio como un camino sin posibilidad de retroceso, ojalá, por lo bueno que ha resultado para este país -una verdadera revolución que bien podría constituir uno de los principales hitos de la Administración Morales- es la inclusión social: la justicia hecha a millones de hombres y mujeres históricamente postergados no solo de la vida económica, sino también de la vida política y el entronque social, solo tiene su más cercano parangón en la Revolución de 1952.

Inclusión social que en verdad pudo ser mucho más integradora -pero no lo fue- al tornarse disgregadora a la inversa y discriminar a quienes se consideró los excluidores de antes, cometiendo igual error, pese a que espacio hay para todos.

Inclusión social que pudo ser virtuosa y definitiva, de haber mediado para ello mucha más inversión en salud y educación a fin de consagrar la integración de los menos favorecidos a través del conocimiento, la capacitación, empleos dignos y un emprendedurismo formal, factores que sin duda, son lo que de veras cambian la vida de la gente, para bien…

(*) Economista y Magíster en Comercio Internacional

 

Fuente: “El Deber”

Santa Cruz, 27 de enero de 2016

 

Buscando la verdad
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José Quecaña: “El pueblo es ignorante”

Las redes sociales –técnicamente medios sociales- se han convertido en una herramienta muy importante de comunicación privada y abierta, y masiva. Estos soportes de comunicación, denominados por algunos expertos como transceptores por su dinámica de retroalimentación efectiva y real, se han convertido en medios muy populares y masivos en poco tiempo.

Para los que estudiamos comunicación política, estos instrumentos están siendo utilizado de manera entusiasta por los políticos, porque les permite mantener una relación más cercana y afectiva con sus target. Desde que Obama (2007-2008) introdujo exitosamente esta manera de hacer política a través del Twitter, y desde esta experiencia fecunda, los asesores utilizan este medio para comunicarse con sus bases pesonalmente. Los investigadores denominan a este tipo de comunicación, Política 2.0.

En nuestro país, el Twitter no es muy popular como el Facebook y el WhatsApp. La guerra política electoral por estos soportes, se ha desatado con el referendo constitucional 21F. Ambos grupos del SI y el NO, usan estos soportes para hacer campaña de manera activa e intensa. Aunque en el caso del SI, en su gran mayoría los activistas son funcionarios gubernamentales, y lo hacen en horario de trabajo, y los del NO son personas que no tienen vinculación laboral gubernamental.

Reconocimiento dirigido

El año pasado, la vulnerabilidad del WhatsApp ha puesto en descubierto la grosera manipulación que se ejerce activamente detrás de bambalinas, cuando se trata de beneficiar a un político en caída libre. Un muy desprestigiado medio (Radio) local de Yacuiba, ha organizado una supuesta encuesta en la que se le consultaba a su audiencia quién debía ser el personaje del año. Todo estaba bien, aunque antes de la operación se sabia el nombre del político elegido. No contaron que el WhatsApp es muy indiscreto en estos casos. Cuando arrancó la puesta en escena de la consulta, inmediatamente apareció una captura de pantalla, en la que un allegado del político ‘premiado’ hacia recargas de Bs. 5 para que un grupo de personas ocupen ese dinero en hacer llamadas la mayor cantidad de llamadas al medio sugiriendo el nombre del caudillo, con el fin de influenciar en el resultado.

En la calle y en los pasillos, era comidilla popular sobre el resultado. Y salió ganador el político que días precedentes fue duramente golpeado por algunos supuestos hechos irregulares que lo incriminaban abiertamente. El mecanismo que usa este medio no es transparente porque es improvisado, no tiene un protocolo escrito, y está sujeto a todo tipo de manipulaciones groseras.

Lo que se comentaba en la calle, se ha confirmado con una captura de pantalla, y la legitimidad del reconocimiento cayó hecho añicos al piso. Este medio y operadores son muy cuestionados, porque curiosamente siempre, pero siempre que hacen este tipo de actividad, los ganadores, son  los políticos que más concentran poder político en el momento. Y siempre son políticos.

José Quecaña intimida por WhatsApp

Ahora que estamos en puertas de un referendo, nuevamente el WhatsApp revela una supuesta “amenaza/instrucción” del subgobernador José Quecaña (MAS) a sus subalternos para que hagan campaña por el SI a través de un Grupo denominado Subgobernación. La captura dice:

José Quecaña: “Gonzalo decí a los demás que no se hagan los boludos (desentendidos) y que se pongan a trabajar en la campaña por el Si, (porque) su trabajo en la Subgobernación depende de eso e incluso el tuyo, compartan la bicibleteada en (el) Facebook y WhatsApp.”

Un tal Ovando (aparentemente funcionario) contesta después de 5 minutos informándole que su grupo está trabajando repartiendo afiches, aunque le confiesa que la gente le cierra la puerta en la cara cuando hacen la entrega casa por casa del lujoso material impreso.

El subgobernador Quecaña responde, “No se cómo se hacen tanto problema en eso, la gente es ignorante, ustedes digan que con Evo hay petroquímica y si él no hay. ENTENDIDO?? recalca con tono militar. (El arreglo ortográfico y la aclaración es nuestra).

El funcionario le informa a Quecaña que tienen problemas en Pocitos (reducto masista) para hacer campaña porque la gente les tira la puerta en la cara cuando pretenden hacer entrega de los afiches. Pocitos y Barrio Nuevo son Barrios en los que siempre se ha impuesto el MAS, pero las encestas indican que hay una alto rechazo al SI.

Según diversas fuentes, los funcionarios de la Subgobernación se resisten a hacer campaña por el SI, porque encuentran mucho rechazo de la gente que les expresa su repulsión. Es que el MAS está haciendo derroche gastando mucho dinero que no se sabe de dónde provienen, en la campaña en pintura, tela, poleras, afiches, trípticos, sonido, casa de campañas, etc. Además muchas acciones del mismo Quecaña y su familia, están ayudando mucho a que el NO gane de manera contundente en Yacuiba. Quecaña ha sido centro de escándalo en los últimos días que no fueron aclararos debidamente.

Quecaña no tiene problema de usar el matonaje político para amenazar abiertamente al funcionario y le ordena que éste amenace a los demás con la estabilidad en el puesto de trabajo. Es decir, que la permanencia en su fuente de trabajo depende de si hace campaña o no, y no de su desempeño.

Todas las noches, el subgobernador Quecaña, abre casa de campana en Yacuiba, que quedan vacías después del pomposo acto poblada para la foto por funcionarios, y realiza todo tipo de actividades de campaña como bicicleteadas, caminatas, timbreadas, cabalgatas. Camionetas con potentes equipos de sonido recorren la ciudad con la canción del SI y el MAS. Sin embargo, desde que comenzó la campaña del MAS, el NO comenzó a subir de manera sostenible en Yacuiba. Sin darse cuenta, le hacen un gran favor al NO. En la oposición, nadie hace campaña, y parece que así esta mejor.

Quecaña por diversas circunstancias, le ha costado salir bachiller, ha egresado de un  colegio nocturno. Ha estudiado para profesor rural, ha hecho radio un tiempo sin éxito, ha intentado estudiar Derecho en una Universidad a distancia mediante clases semipresenciales los sábados, pero no ha podio cumplir con las exigencias académicas, por lo que tuvo que abandonar. Sin embargo hay que valorar su intención por estudiar, aunque sea a los jirones, aunque parece que no puede retener mucho.

Quecaña es el arquetipo del político de moda. El astuto, bufón, audaz, demagogo, intrépido, lanzado, gracioso, persistente, simple, superficial, frívolo, trivial, veleidoso, ligero.

Quecaña se ha presentado en la campaña como un humilde pobretón, incluso ha usado de manera manida las lágrimas de su madre para pedir el voto recalcando que es indigente, débil y en desgracia, tratando de remover las emociones del elector inmigrante quechua-aymara y comerciante de base ancha en Yacuiba.

Desde que asumió la dirección de la Subgobernación, cambió diametralmente. Se ha convertido en las antípodas de la pose adoptada en tiempo de campaña. Gusta mucho de los vehículos lujosos, le gusta la pachanga, todos los días, pero especialmente los fines de semanas con seguridad es el centro de pachangas bulliciosas.

Tan solo es necesario tomarse dos minutos de conversación con Quecaña, para certificar la profundidad intelectual y de conocimientos básicos. Quecaña no conoce absolutamente nada de Teoría Política, por eso en sus declaraciones públicas se advierte fácilmente su desconocimiento total de los entresijos de la política. En una ocasión le recomendé que leyera por lo menos los 4 tomos del libritos de Alipio Valencia que nos obligaron a leer en Cívica en secundaria. Y este no es sólo problema de Quecaña, es una dificultad de la gran mayoría de los políticos actuales. Tenemos como políticos, a personas que no conocen nada de la política. Es como si los hospitales tendrían  como cardiólogos a personas que no son médicos. Tenemos políticos primitivos que se guían por sus olfato e instinto básicos, y no por la racionalidad.

Y es que ser pobre (económicamente) no es sinónimo de pobreza intelectual. No hay ninguna relación de lo uno con lo otro. Muchos hombres/mujeres sumidos en la pobreza, fueron insignes mentes brillantes. Sobran historias.

Sin embargo Quecaña posee un lenguaje básico elemental del español, tiene muchas dificultades para expresarse. Quizás porque su lengua materna no es el castellano, es que le cuesta mucho usar el idioma cervantino. Pero tampoco tiene facilidad para hilvanar ideas solidas sobre la política, la realidad y/contexto.

Quecaña dice que el pueblo es ignorante, y persuadido de esa convicción es que instruye que le digan mentiras al pueblo para forzarlo a que vote por el SI. Ordena que le digan a pueblo de Yacuiba que si no votan por el Si, no habrá la Planta de Petroquímica.

Está claro que Quecaña posee el Complejo de superioridad, que consiste en la reacción de compensación frente al complejo de inferioridad, por medio de un enmascaramiento de su inseguridad con una falsa envoltura de superioridad e hipervaloración del mismo.

Una exconcejal a través de un medio local, ha expresado que el pueblo yacuibeño es como un rebaño ovejuno, en días pasados dijo que Yacuiba habría elegido un alcalde, porque una persona así lo habría ordenado.

En pueblo no es ignorante, pero sí es ingenuo, desprevenido e incauto. El pueblo sabe lo que quiere, pero por la falta de información muchas veces toman malas decisiones y es aquí que los políticos como Quecaña que se aprovechan de astutamente de esa debilidad para engañarlo, timarlo. Usan la mentira como el arma efectiva para conquistar el poder, por eso han aparecido como hongos después de la lluvia, muchos demagogos, timadores de la política que se aprovechan de un pueblo bien intencionado. Pretenden convertir el cargo en una férula. Maestros del sainete político.

Mentir de esa manera es condenable, porque los políticos inescrupulosos sacan ventaja en momentos de desprotección del pueblo. Este tipo de políticos, no tienen nada en el cerebro, pero si son muy hábiles para embaucar, fascinar, seducir e hipnotizar a las masas con la mentira, las medias verdades, las apariencias, el disimulo. En el fondo son verdaderas aves rapaces, avarientas, que buscan hacerse ricos en un abrir y cerrar de ojos sin esfuerzo, a través de la coima, la corrupción. Paralogizadores de la política.  (Yacuiba 21/01/16).

El dedo en la llaga
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Armando Loaiza, “un hombre de bien”

En la vieja casona de la calle Bueno 118, a unos pasos de la esquina de la Av. Camacho, la muchachada cultivaba el fútbol en el amplio patio empedrado. En los equipos que formábamos contribuían con su entusiasmo los hermanos Armando, Guido y Rolando Loaiza.

La vida nos dispersó por caminos distintos, pero la amistad nunca murió en los últimos 60 años. La última vez que vi a Armando fue el 2015 a la salida de la Iglesia de San Miguel, en Calacoto. Fue un encuentro fugaz antes de que se embarcara en el auto de algún amigo suyo que lo esperaba.

Poco antes, el ex canciller de Bolivia, al que el ex presidente Eduardo Rodríguez Veltzé, calificó como “un hombre de bien”, se encontró en un autobús público con mi hermana Luz Arminda. “Me sorprendió verlo allí, como un pasajero más, siendo así que fue canciller. Pero más me sorprendió porque me reconoció y me preguntó por todos ustedes”, me dijo.

Cuando la selección boliviana llegó en 1994 a jugar en Miami, me acerqué al hotel para saludar a Guido, presidente de la Federación Boliviana de Fútbol. El conserje me dijo que no me atendería porque estaba almorzando con la delegación. Le pedí que le dijera mi nombre y que solo quería saludarlo.

Guido dejó su almuerzo y conversamos un buen rato recordando tiempos de la niñez. También me preguntó por mis hermanos y se interesó en saber que hacía cada uno. Yo ya sabía que él y Rolando eran ingenieros y que Armando era abogado especializado en Derecho Internacional, diplomático y alto miembro de la cancillería boliviana.

A Rolando nunca más lo vi desde aquellos últimos años de la década del 50. Sin embargo hará un par de años me ubicó en tweetter e intercambiamos algunas frases. A la hermanita menor casi una bebé, le conocíamos cariñosamente por Monina. Esta semana vi a los 3 sobrevivientes juntos en el sepelio de Armando.

Me dolió su muerte porque quizás yo fui el culpable de que tuviera el labio superior un poco afectado. En uno de esos encuentros caseros yo traté de despejar una pelota de taquito, sin saber que a mis espaldas se agachaba Armando para una eventual palomita.

Le partí el labio y creo que hasta necesitó alguna sutura. Armando, tendría unos 9 años, ni se quejó. Se portó como un hombrecito, mientras yo temía infundadamente que su padre, el general Armando Loaiza, dueño de casa, iría a descargar su furia contra mi. No pasó nada.

Al domingo siguiente, como era habitual, encabecé la romería de la chiquillada al Estadio La Paz (se llamaba así) para que entráramos gratis a la Tribuna Infantil, esa hermosa idea que fue liquidada cuando el fútbol se comercializó. Guido y Armando siempre fueron devotos bolivaristas. Rolando stronguista ¿Seguirá siéndolo?

Armando, como profesional, ahora todos lo reconocen, fue un honesto servidor de la patria. Los intereses de Bolivia siempre estuvieron por encima de cualquier interés político o partidario. Por eso es que sirvió a distintos gobiernos y siempre lo hizo bien. Descansa en paz, amigo. ¡Que Dios te haga ver la luz de su rostro!

(*) Hernán Maldonado es periodista. Ex UPI, EFE, dpa, CNN, El Nuevo Herald. Por 43 años fue corresponsal de ANF de Bolivia.

Tierra Lejana
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Más allá de un análisis dicotómico del crecimiento económico en Bolivia *

En un artículo titulado “La paradoja del crecimiento económico con derrumbe productivo” publicado en agosto del año pasado, reiteré anteriores argumentaciones y planteé otras nuevas respecto a las bases del crecimiento económico para explicar posibles acciones futuras del gobierno (v.g. aumento de la inversión pública, financiada por deuda interna a través del BCB  o deuda externa onerosa, y   del gasto corriente, asegurando el pago del segundo aguinaldo) con el propósito de continuar incentivando la elevación de la demanda interna y mantener el incremento del PIB, aun a costa de llevar a la economía el 2016 hacia una situación caracterizada por una menor capacidad de creación de empleo y un estancamiento económico.

Dichas argumentaciones se pueden resumir de la siguiente manera: 1) El aumento de la demanda interna solo fue posible gracias al crecimiento de las exportaciones totales; 2) las exportaciones netas en 2014 disminuyeron no por la caída de las exportaciones sino por el incremento desmesurado de las importaciones no necesariamente de bienes de capital; 3) la demanda interna per se no puede ser el motor del crecimiento de un país con un mercado interno tan pequeño; 4) la producción nacional no tiene capacidad para abastecer la demanda interna; 5) la capacidad del gobierno para administrar las políticas monetaria y fiscal y mantener la estabilidad económica es sólo una condición necesaria (no suficiente) para el crecimiento económico sostenible; y 6) los avances en materia de industrialización con recursos del Tesoro y el BCB ni siquiera se pueden comparar con el franco proceso de desindustrialización exacerbado en años recientes por el modelo extractivista del gobierno.  

En las últimas semanas, en su réplica a un reciente artículo del actual Viceministro del Tesoro y Crédito Público, un ex Presidente del Banco Central de Bolivia (BCB) ha puesto de relieve los puntos 1) y 6), tocando de paso mi observación respecto al financiamiento del gasto público con deuda externa. En esta contribución intentaré desarrollar un poco más los puntos 2) y 4), dejando para futuros aportes las argumentaciones contenidas en 3) y 5), a tiempo de plantear la necesidad de trasuntar lo que he venido en denominar el análisis dicotómico del crecimiento económico en Bolivia.   

Con relación al primer punto, quisiera en principio reiterar mi crítica al contrargumento usual del gobierno a cualquier oposición al rol de la demanda interna en el crecimiento económico: Si la demanda externa no podía haber influido en el crecimiento porque cayó no solo en 2014 sino también en 2015, entonces ¿qué determinó el incremento del PIB? Al respecto, en el artículo mencionado ya me he referido al papel ambiguo de la demanda externa en el crecimiento, no porque las exportaciones tengan un efecto marginal en el indicador macroeconómico sino debido a que en Bolivia las importaciones de bienes de capital, que podrían abrir las puertas a la innovación tecnológica y, por tanto, tener una incidencia mayor en el crecimiento, constituyen una parte muy pequeña (alrededor del 25%) de las importaciones totales del país. Como sostuve en mi artículo, hoy en día la clave del crecimiento es la innovación tecnológica, la que se efectiviza en general mediante la inversión en bienes de capital que, dada nuestra condición de país subdesarrollado, no podemos producir, por lo que para innovar necesitamos adquirir bienes de capital del extranjero. Adicionalmente, tal como anticipé en agosto del año pasado, la situación se complicó mucho más este año. En efecto, según datos del INE para el período enero-noviembre de 2015, la demanda externa se desplomó en un -118% respecto a similar período el 2014. En este contexto, las exportaciones cayeron (en -31,8%) 3,3 veces más que las importaciones (-9,5%), lo que sigue poniendo en cuestión el discurso gubernamental sobre el supuesto fomento al crecimiento en el mediano y largo plazos, considerando que en dicho período la variación porcentual negativa de las importaciones de bienes de capital (-12,7%) superó con creces la de las importaciones totales (-9,5%).

En torno al segundo punto, tengo a bien objetar otra vez la falacia de que la producción nacional es capaz de abastecer la demanda interna cuando está claro que para la mayor parte de los proyectos de inversión pública ejecutados por el gobierno lo que más se requiere son insumos (suministros), combustibles y medios de transporte (no bienes de capital) importados, cuyo aumento contribuye al deterioro de la balanza comercial, las exportaciones netas o la demanda externa. En este contexto,  las cifras en rojo en los primeros 11 meses del año pasado de las importaciones de bienes de capital y las importaciones totales mencionadas anteriormente contrastan con las únicas variaciones porcentuales positivas de las importaciones en el período considerado: Combustibles y Lubricantes básicos (8,0%), Vehículos Automotores de Pasajeros (7,5%), Artículos de Consumo Semiduraderos (8,5%) y Artículos de Consumo No Duraderos (1,9%).

Para concluir, por todas las puntualizaciones anteriores, sugiero al gobierno dejar de lado el análisis dicotómico (basado en una simple contabilidad del crecimiento) respecto del rol de los dos tipos de demanda (interna y externa)  en el incremento año a año del PIB para empezar a fijar más su atención en temas de fondo que permitan mejorar los niveles de productividad y competitividad en el país, tales como  la promoción de encadenamientos hacia atrás y hacia adelante en el ámbito productivo y el fomento de la ciencia y la tecnología a partir de una alianza estratégica entre gobierno (en sus niveles central, subnacional y local), empresarios (formales e informales) y universidades (públicas y privadas).   

*  Una versión más larga de este artículo fue publicada en fecha 18/01/2016 en el sitio web Faroeconomics.org.

**   Economista.

Minergia
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La entrevista como hazaña

Entrevistar a alguien difícil de entrevistar es uno de los sueños de todo periodista. Uno de los sueños, no “el” sueño. La razón para ello es sencilla: cuando una persona se convierte en inalcanzable, el mayor reto es alcanzarla. Es como el Everest para los escaladores: para llegar a su cúspide es necesario prepararse de manera integral, tanto física como mentalmente.

Durante meses, se lee, se investiga, se revisa archivos, se lee, se hace fichas, se cruza datos, se lee, se entrevista personas, se hace vigilancia… Aun así, son miles quienes se preparan adecuadamente pero no logran llegar a la cima. Por eso es un reto. En el periodismo existen muchos Everest. Los hay desde los delincuentes prófugos de la justicia hasta los dictadores rodeados de ejércitos que los protegen, pasando por aquellas estrellas del espectáculo que prefieren alejarse de la vista del público. Augusto Pinochet, por ejemplo, fue un Everest en su tiempo y, cuando el juez Baltasar Garzón lo declaró prófugo de la justicia, su condición de inalcanzable se multiplicó. Por eso es que la entrevista que consiguió hacerle el periodista norteamericano Jon Lee Anderson fue una de las mayores hazañas del periodismo moderno. Y no fue suficiente que Jon se haya preparado convenientemente para escalar aquel Everest; es decir, hacer la entrevista.

Para que Lucía Pinochet, la hija del dictador, accediera a ayudarlo, fue necesario revisar la carrera del periodista que ya tenía en su haber libros tan importantes como la que es considerada la más completa biografía sobre el Che Guevara. Sus antecedentes decían que Anderson era confiable así que se aceptó la entrevista. ¿Hubo riesgos? Desde luego. Si una persona no quiere que la encuentren, es lógico que tome medidas de seguridad. Vulnerarlas significa alertar a sus cuidadores y poner en riesgo la vida del que está buscando. Me pasó a mí, pinche periodista, cuando encontré al asesino del Che Guevara, el mismo al que antes había encontrado Jon, y le hice una entrevista de 27 minutos junto a Ildefonso Olmedo del diario El Mundo de España. Lo que siguió después fue una persecución cinematográfica por el segundo anillo de Santa Cruz. El cuidador del asesino nos siguió durante un tiempo que mi pánico no me dejó determinar en la misma camioneta que vimos durante días en la puerta de nuestro investigado y solo pudimos perderlo de vista gracias a la habilidad de nuestro chofer.

Por eso, estoy seguro de que Sean Penn corrió riesgos al entrevistar al Chapo Guzmán pero también estoy seguro de que no necesitó prepararse como lo hizo Jon en el caso de Pinochet. Para el actor, que parece tener debilidad por fotografiarse junto a personas que son más famosas que él, fue suficiente usar a su colega mexicana Kate del Castillo quien, luego de contactarlo por las redes sociales, recurrió a sus atributos femeninos para convencer al narcotraficante de dejarse entrevistar. Hubo condiciones de por medio… una fue que el Chapo revisaría la versión final de la nota a publicarse. En otras palabras, fue una entrevista a la carta, con censura implícita, algo que jamás debe hacerse.

¿Fue ético o no fue ético? Con la suerte y ayuda necesarias, cualquier persona que no sea escaladora puede coronar el Everest. Habrá logrado una hazaña pero eso no lo convierte en escalador. Sean Penn alcanzó un Everest periodístico pero lo hizo vulnerando principios básicos del oficio. Eso no es periodismo.

 

 

 

 

 

 

(*) Juan José Toro es Premio Nacional en Historia del Periodismo.

 

 

Surazo
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Mejor atención a jubilados y adultos mayores

Toda sociedad que se enorgullezca de ser democrática, moderna, con libertad y con trato respetuoso a sus ciudadanos debe tener mejores condiciones de atención a sus ciudadanos de la tercera edad, concretamente con aquellos que en Bolivia reciben la denominada Renta Dignidad.

La Renta Dignidad que paga el estado boliviano se mantiene desde 2013 en Bs 250 (menos de 35 dólares americanos) mensuales para las personas mayores de 60 años que no reciben ningún ingreso fijo del sistema de seguridad social y en Bs 200 para los que perciben jubilación.

Es tiempo que el Estado boliviano considere una Renta Dignidad equivalente al salario mínimo nacional. De manera que la Ley que sustenta el  pago de la referida renta tiene que ir conforme no sólo al índice de inflación sino al salario básico nacional.

Pedir mejor tratos a la tercera edad no es de izquierda ni de derecha; sino más bien es un homenaje, quizá el último, que el estado brinda a sus ciudadanos que esforzadamente entregaron sus mejores años para construir la sociedad en la que vivimos.

Según informa la Confederación de Adultos Mayores de Bolivia el monto de la actual Renta no es suficiente para vivir dignamente.

Si tenemos la capacidad, como bolivianos, del sector privado y público, de discutir miles de millones de dólares en proyectos de infraestructura, energéticos y otros debemos encarar éste tema con mucha solidaridad y principalmente sensibilidad: otorgar un salario mínimo de renta a nuestros mayores ni es pedido, ni es ofensa, es un simple acto de justicia. ¿Cómo financiar esto? Quizá dejar de gastar en empresas estatales que no son rentables, en “proyectos” no importantes y mejorar las condiciones de gasto de nuestros recursos de venta del gas natural para tender a éste sector de la sociedad.

Paralelo a que la Renta Dignidad debe ser el equivalente al salario mínimo nacional de Bolivia se deben mejorar las condiciones de salud para todos, que nuestros rentistas y jubilados dejen de hacer colas desde la madrugada para “pedir fichas” y para ser atendidos.

El propio presidente de esa confederación indicó a la prensa que “No hay ítems. Aunque lleguemos a las 4 de la mañana a los centros de salud no nos atienden porque no hay preferencia para el adulto mayor“, además que en hospitales no hay medicamentos, insumos, infraestructura, no hay tomógrafos, etc.

No es posible que esto ocurra! Utilicemos bien los ingresos por venta de gas. No es posible construir una sociedad justa y equitativa si hay sectores que viven en riqueza y sectores en pobreza.

BORIS SANTOS GÓMEZ ÚZQUEDA/ CONSULTOR DEL SECTOR PRIVADO/ @bguzqueda 

Hablemos de energía
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La izquierda prometida

Qué pena por tantos amigos que lo sentirán como un ataque al corazón, pero, la izquierda —real, auténtica— no tiene chances en la Bolivia de hoy. No por mala opción, sino porque no existe más que en el romanticismo bienintencionado de la vieja guardia.

Es cierto que a la luz de los fracasos que le tocó sufrir a lo largo de la historia no se puede hablar de una izquierda pura o genuina, mas esto no debería llevar a confundirla inmerecidamente con el populismo al uso. Ya no digamos que estos son tiempos “de cambio” porque suena a fraude, a eterna promesa; digamos mejor que son de esperanza. Y reconozcamos que, cada vez para más bolivianos, de desesperanza.

Aunque muchos fueron enterrados, desterrados o, sin ambages, mandados a convivir con los gusanos, en Bolivia quedan neoliberales, capitalistas, privatizadores, conservadores, ultraconservadores… lo corean regularmente las autoridades. Pero lo que no se advierte, por lo menos en los primeros planos de la política nuestra, es una propuesta de izquierda sustentada en ideales progresistas que no huela a impostura.

Poco y nada —después de sus valiosas políticas de contenido social, desteñidas con la vulneración de los Derechos Humanos de indígenas y de citadinos en Cochabamba, La Calancha, Chaparina, Caranavi y Tipnis, entre otros casos— hace suponer que Evo Morales encabece, hoy, un gobierno de izquierda. Salvo que una parte configure el todo y que una gestión a priori decorosa fuera suficiente para disculpar las bajezas cometidas más tarde, en franca incompatibilidad con los preceptos izquierdistas y en su nombre.

Lo que no tiene nombre es el olvido de la Pachamama, a la postre manoseada dentro de un vil juego de naipes con las transnacionales para finalmente mantener las políticas extractivistas de los “vendepatrias”. Más aún, esto justificado como una “contradicción creativa” según García Linera, el intelectual que se da tiempo para transmitir historias extraordinarias en las escuelas donde con paciencia de abuelo les enseña a nuestros niños que la derecha —suena él en tono paternalista— acecha.

Al recuento de los daños a la izquierda hay que sumarles los ataques a las ONG —que dejaron de servir para los fines de descolonización de los indígenas—; a la Iglesia católica, al Defensor del Pueblo y a los medios de comunicación que no son manejados por el Gobierno directamente —a cara limpia, bajo la forma de Estado— o indirectamente —con máscaras alegres, muy caribeñas, detrás del para-Estado—. Curiosamente así se busca acaparar la opinión pública hoy, del mismo modo que lo hace cualquier multinacional capitalista —¡hasta con plusvalía!— cuando busca el rédito económico.

Entonces, como no hay chances con este gobierno y como tampoco hay una alternativa fuerte, con posibilidades, en el horizonte político boliviano, para mis amigos que tienen aún el corazón en su lugar es muy triste llegar a la conclusión de que no basta con estrellarse todos los días contra la derecha para hacer la izquierda.

Si la continuidad del proyecto hegemónico en curso dependiese de mantener viva a la derecha en el imaginario colectivo, por ejemplo, proyectando repetitivamente la escena apocalíptica del pasado de vuelta entre nosotros, es posible que estemos asistiendo a una ilusión, o, quién sabe, tan solo a un apartado de la teoría de la contradicción creativa en el que la izquierda prometida (la de los buenos, los intachables moralmente contra los malos, muy malos de la derecha) se toma un breve descanso.

Tranquilidad, amigos. La película de terror probablemente no sea esta aparente burbuja de izquierda: latinoamericana, siglo XXI, nuestra, progre, in, cool.

Darsena de papel
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Decepciones de un aspirante a cinéfilo

–¿Vamos al cine?

Hay muchas aventuras que comienzan con esa sencilla proposición y terminan con una charla sobre la vida, la muerte y el amor, o en el mejor de los casos inspirando y cambiando la vida de quien acaba de ver esas dos horas de ilusión. Así es el cine, que siempre nos encandilará y nos hará volar con sus historias.

O tal vez no.

Hace unas cuántas noches, escuché ese “vamos al cine” después de mucho tiempo. Como era día de semana, tomé mi saco para abrigarme en la sala, donde a veces el aire acondicionado supera cualquier sentir externo. Primer detalle: la gente llegando a media película. ¿No era el Puma Rodríguez el que cantaba esa canción que decía “llegar tarde ya no es llegar”? Incluso para ubicarnos mejor valdría la pena, pero claro, no estamos hablando de apreciación cinematográfica, sino de nuestra puntualidad, un problema de idiosincrasia nacional. Segundo detalle: la estéril solicitud de silenciar los celulares. Todo tipo de cantares de bolsillo siguen invadiéndonos después de que la luz se ha apagado: notificaciones, mensajes y hasta alguna llamada que algún desconsiderado contesta. Tercer detalle: no sé quién no educó a quién, pero se supone que uno tiene que estar en silencio mientras dure la función. Los comentaristas de media película me hacen pensar que así como hay miles de directores técnicos yendo a los estadios, tenemos nuestras salas repletas de críticos de cine (“Ay, era evidente que eso iba a pasar”) o de descubridores de obviedades en voz alta (“¡Uy, se murió! Te dije que se iba a morir”).

De repente me comienzo a fijar en el costado de la pantalla y me doy cuenta de que está descolorido, teñido de verde. Espero un par de escenas para cerciorarme. Me levanto y se lo hago notar a uno de los empleados del cine, quien me dice que sí, que hay un error en la proyección pero que ya comenzada la película es tarde para hacer algo. Recuerdo entonces la ocasión en la que, en un cine de la competencia, la proyección 3D estaba tan oscura y borrosa que pedí por favor que me devuelvan mi entrada y el encargado de turno lo hizo sin chistar, ya que al parecer fui el único que se dio cuenta del error técnico. Y la cereza de la torta es, desde luego, la lamentable pereza mental de nuestra gente que, convertida en mercado, ha preferido ceder ante las películas dobladas después de generaciones enteras de ver obras en idioma original, para las cuales ahora hay que pagar el sobreprecio de las salas VIP.

El actor Alan Rickman, recientemente fallecido, dejó una hermosa frase por ahí: “Es una necesidad humana contar historias. Mientras más seamos gobernados por idiotas y no tengamos control de nuestros destinos, más necesitaremos contarnos historias acerca de quienes somos, por qué somos, de dónde venimos, y qué es posible para nosotros”. Así es el cine, antes solo “la pantalla grande” y ahora la primera de esta gran cultura de multipantallas en la que vivimos, así descrita por estudiosos como Justo Villafañe y Kevin Roberts. Por mucho que haya una multitud quejándose de que “la gente ya no lee”, el cine es nuestro escape del continuum diario, es la pantalla que no tocamos pero la que mejor sabe tocarnos. Y a título personal, últimamente prefiero matar la ansiedad de los estrenos y que esas emociones me lleguen en la comodidad de mi sala con la tecnología del Blu-ray para así evitar malos ratos, que si les voy a pedir a los dueños de las salas que hagan algo por “la cultura”, ya los veo riéndose en mi cara.

 

Interjecciones
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Venezuela: Las verdades amargas

El 15 de enero de 2016 Venezuela escuchó las verdades amargas que el oficialismo le ha ocultado a sus habitantes desde hace 17 años, cuando el presidente de la Asamblea Nacional (AN), Henry Ramos Allup, aprovechó que el régimen le autorizó hablar en cadena nacional, para que expusiera “la situación aterradora” del otrora rico país petrolero.

En poco menos de 30 minutos, Ramos Allup, con la habilidad de un astuto cirujano de la palabra, diseccionó la “cuenta” del presidente Nicolás Maduro, que por ley está obligado a presentar de su gestión anual y que le demandó una cháchara de 3 inacabables horas y en la que, en concreto, solo presentó a la AN un plan para reactivar la economía venezolana.

Y es que Maduro en gran parte de su perorata no solo rindió cuentas de su gestión del 2015, sino de los 17 años del gobierno chavista, en los que el Estado evaporó la fantástica suma de “un billón y 500.000 millones de dólares de la renta petrolera, sin contar con los ingresos internos”, según Ramos Allup.

La cita de tan extraordinaria cifra fue recibida con estupor por los 30 millones de venezolanos que no se explican ¿dónde fueron a parar esos ingresos? ¿quiénes los malbarataron? ¿cuáles son las obras que se hicieron? ¿por qué ahora tienen que madrugar para hacer inmensas colas en busca de alimentos y medicinas?

Ramos Allup puso “un solo ejemplo” de cómo se despilfarró y se despilfarra esa catarata de dólares, tras las nacionalizaciones y expropiaciones ordenadas por el difunto Hugo Chávez. Puntualizó que en Guayana, otrora emporio de la industria siderúrgica venezolana, ya no se producen las cabillas que antes se las exportaba y que producir “una tonelada de alúmina cuesta 2.000 dólares cuando en el mercado internacional cuesta $200”.

Y el ejemplo es válido. Lo ocurrido en Guayana pasó también en la industria petrolera, sostén de la economía del país, donde de 42.000 empleados, el chavismo triplicó la nómina en busca de votos cautivos. En la administración pública hay por lo menos un millón de supernumerarios. Por las grandes industrias, dijo Ramos Allup, “pasó Terminator” (el personaje de una película que arrasa con todo).

Maduro al terminar su mensaje gritó: ¡Patria, socialismo o muerte! ¡Chávez vive” y sus fanáticos de la minoría parlamentaria aplaudieron a rabiar. Cuando terminó de hablar Ramos Allup un silencio conmovedor, casi de pena mezclada con una bronca sostenida recorrió la espina dorsal del país. Era incomprensible como el “socialismo del Siglo XXI” destruyó la otrora próspera Venezuela.

Pero a los que pudieran estar tentados por malos pensamientos, Ramos Allup les dijo: “no hay golpes militares buenos ni malos, todos son malos”. Y en lo más relevante de su discurso, Ramos Allup, dirigiéndose al chavista ministro de la Defensa, general Vladimir Padrino López, le dijo: “los militares, si quieren hacer política, que cuelguen el uniforme”, porque “un civil no puede deliberar con un hombre armado”. Amanecerá y veremos.

(*) Hernán Maldonado es periodista. Ex UPI, EFE, dpa, CNN, El Nuevo Herald. Por 43 años fue corresponsal de la ANF de Bolivia.

Tierra Lejana
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El litio: ¿Un metal cada vez más precioso? *

No muchos estuvieron de acuerdo conmigo hace ocho años cuando en un blog publicado por EVWorld.com (Estados Unidos) y reproducido por Nueva Economía (Bolivia) anuncié por primera vez el advenimiento de un nuevo paradigma tecno-económico en el mundo con el litio como su factor clave.

Como ya he comentado en la versión digital del informe que acaba de publicar The Economist bajo el sugerente título de "Energía limpia: Un metal cada vez más precioso", la presión que ahora  viene por el lado de la demanda ha encontrado a Chile y Bolivia, los dos países con los mayores recursos de litio de  la tierra, desprovistos de la capacidad suficiente para cubrir los requerimientos del mercado en el corto plazo. Esto puede explicar la subida del precio actual y perspectivas similares para los próximos años.

Aunque hay un mundo de diferencia entre Chile y Bolivia (en cuanto se refiere al litio), ya que el primer país fue en 2014 el productor número 2  de litio del mundo y el segundo continúa experimentando con sus enormes recursos no explotados, ambos han sido extremadamente lentos para reaccionar a las señales del mercado que hoy en día son más claras y visibles. El tiempo dirá si Chile puede alcanzar a Australia y recuperar su liderazgo y si Bolivia finalmente logra entrar a tiempo a un mercado efervescente en los años que vienen.

Mientras tanto, una última noticia indica que la Comisión del Cobre de Chile (CODELCO) que controla importantes concesiones de litio en diferentes salares del país trasandino ha decidido recientemente licitar la exploración de litio en el Salar de Maricunga, donde posee el 18% de los recursos y en Pedernales, donde ostenta el 100% de los mismos.

Esto no es ninguna sorpresa en un momento en que los precios internacionales del cobre, el principal producto de exportación de Chile, han alcanzado los niveles más bajos. Pero, es todavía una medida tibia en  ausencia de la largamente esperada política nacional de litio, tal como se prevé en el informe final de la Comisión Nacional de Litio entregado por un grupo de expertos a la Presidenta Bachelet hace aproximadamente un año.

Del mismo modo, una visita estos días a Bolivia por el viceministro alemán de Transportes, que ha expresado públicamente el interés de su país en la inversión y cooperación en litio, presenta a primera vista un nuevo conjunto de oportunidades. Parece ser también una continuación del contrato firmado en agosto pasado entre la firma alemana K-UTEC y el Gobierno de Bolivia para trabajar en el diseño de la planta industrial capaz de producir 30.000 toneladas de carbonato de litio hasta 2025, de acuerdo con la Agenda Patriótica a ese mismo año.

Sin embargo, teniendo en cuenta los escasos resultados de una fase piloto que tomó más de siete años, es probable que K-UTEC se esté viendo obligada a empezar desde cero para desarrollar el proceso apropiado a ser ampliado a la fase industrial del proyecto. A pesar de que la participación alemana ofrece nuevas esperanzas para el desarrollo de litio en Bolivia, está lejos de allanar el camino para que nuestro país pueda convertirse en el próximo centro energético del mundo.

*  Este artículo constituye una traducción al español del blog publicado bajo el mismo título por primera vez en fecha 15/01/2015 en el sitio web EVWorld.com.

** Analista de la Economía del Litio.

Minergia
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