Blogs

La palabra que se dice

Hay palabras que pareciera que se quedan dormidas y nunca ven la luz del día. ¿Será por la noche, que las envuelve y las anuda con un hilo rojo para que no sean dichas, para que se ahoguen en la boca y mueran justo antes de que el pensamiento tome la extraña decisión de traducirlas y sacarlas para fuera?

Las palabras que no se dicen, a veces, se piensan. Están vivas antes de morir: no llegan a ser y se mueren. En cambio las palabras que se dicen y no se piensan, viven primero y se mueren de vergüenza después.

Pensar antes de hablar o de escribir... Parece algo lógico, que cae de maduro. ¿Será por esto, porque no siempre se cae así, de maduro, que tan frecuentemente no se piensa antes de hablar o de escribir?

“Quien piensa claro, escribe claro” nos decía estampado a la pared, tieso, en puntas de pie, el maestro Gonzalo Gantier en la clase de Redacción y Estilo. No hacía falta más, nada más y nada menos que pensar antes de escribir. En las aulas universitarias, no he recibido mejor enseñanza que esa.

Generalmente no se toma el recaudo de pensar antes de hablar o escribir.

Un ejemplo común en nuestro medio: Cuando se nos ocurre decir (o escribir) “hace una semana atrás”, si pensáramos antes de expresar esa frase nos ahorraríamos la palabra “atrás” y simplemente diríamos “hace una semana”. Pero no pensamos.

Conclusión: Si pensáramos, si prestásemos atención a la idea que formamos en la cabeza antes de sacarla fuera, cometeríamos menos errores. Esto, por supuesto, puede ser aplicado en todos los ámbitos de la vida.

Cometer menos errores… ¿A quién le importa cometer menos errores? El mundo corre tan a prisa que estos no son buenos tiempos para pedir reflexión, calma, una pausa en medio de la carretera (hace décadas, la frase hubiese sido: “una pausa en el camino”, pero ya no existe esa palabra mansa que alude a la tranquilidad de una senda).

Tan a prisa corre el mundo que, aun viviendo en él, no lo conocemos: lo vemos pasar por nuestras narices sin aprehenderlo nunca. Aun siendo los inventores de la tecnología —esa misma que nos acerca tanto como nos distancia con apenas un click—, somos incapaces de detener el tiempo, no sabemos dominarlo ni podemos quedarnos en él, obligándolo a estar a nuestra disposición un minuto entero.

Esto que voy a decir ahora, no importa mucho (yo sé que no hay tiempo para pensar). Lo digo solamente porque lo tengo atravesado en la garganta, y, al final, cada uno desaprovecha el tiempo que no aprehende como mejor le place. Aquí va: Si cometiéramos menos errores, seríamos mejores.

Ser mejores… ¿un propósito inteligente, no? Pero la inteligencia es una facultad en vías de extinción. Y la que perdura, generalmente herencia de sabios ancestros, anda precipitada por carretera, no conoce la tranquilidad de la senda.

Ser mejores, o buscar la superación, no encaja. No hay tiempo para semejante cosa.

Retomando el hilo rojo de la noche negra del principio, yo creo que una palabra pensada será mejor que se la diga. Eso antes de que la palabra sea más rápida que el pensamiento.

De todos modos, en cabezas de tecnologías avanzadas como las de hoy, sería ilógico pues andar a otro ritmo que no fuera el de este mundo, y caer en la antigualla de vivir a pensamiento suelto, reflexionando antes de hablar y escribir. ¡Por favor!

Bueno, bueno… Al menos circulen en ese atolondrado tren los versos que el poeta José Hierro ha dicho: “Hay que invadir el día, / apresurar el paso, /¡de prisa! / Antes que se nos eche / la noche encima… / Decir nuestra palabra / porque tenemos prisa. / Y hay muchas cosas nuestras / que acaso no se digan”.

Dársena de papel
imagenblog: 

Ellos no

La censura es al periodismo lo que la hediondez al perfume. Lo curioso es que, pese a su antonimia, ambos son hermanos porque no solo nacieron juntos sino también del mismo padre.

El periodismo moderno tiene su antecedente más cierto en el Acta Diurna, aquella publicación manuscrita y varias veces copiada que Cayo Julio César mandó elaborar con el fin de que el pueblo romano se enterara de todo cuanto se trataba en el Senado.

Sin embargo, la historia del periodismo enseña que César no pretendía informar al pueblo sino restarles poder a los senadores. Por ello, la información que se incluía en el Acta Diurna pasaba previamente por su control y solo se publicaba lo que al dictador le convenía. Así, periodismo y censura nacieron juntos y bajo el influjo de las pugnas políticas.

Debido a ese origen, el poder político intentó controlar al periodismo en todo tiempo y lugar. Esa actitud es la que Vladimir Hudec denomina el “deseado control”.

Bolivia no fue ni es la excepción. Al instaurar la libertad de prensa en el país, mediante la primera Ley de Imprenta promulgada el 7 de diciembre de 1826, el presidente Antonio José de Sucre introdujo más artículos para controlarla que para permitirla.

El “deseado control” de la prensa mantuvo confrontados a gobernantes y periodistas hasta 1925, cuando se promulgó la Ley de Imprenta que continúa vigente. La pugna no acabó sino simplemente se atenuó. De cuando en cuando, el poder intentó controlar a la prensa y hasta lo consiguió en la noche de las dictaduras. El retorno de la democracia significó el restablecimiento de las libertades ciudadanas y la de prensa tiene su sustento jurídico en la ley de 1925 que, entre sus escasas ventajas, incluye el secreto de la fuente.

Es por eso que los periodistas defienden la Ley de Imprenta a rajatabla. Están conscientes de que la norma necesita actualizarse pero saben que, si se deja ese trabajo a los políticos, estos no cederán a la tentación de introducir artículos destinados a lograr el “deseado control”.

Que entre senadores y diputados haya periodistas no es garantía de que las reformas se realicen sin contaminación. Nuestra historia reciente está plagada de casos en los que periodistas que incluso lucharon en las calles por la defensa de la Ley de Imprenta se convierten en sus verdugos cuando llegan al poder. Tampoco podemos culparles porque, al final de cuentas, ya no pueden pensar como periodistas desde el momento en que asumen papeles políticos.

Como parte de su estrategia para permanecer el mayor tiempo posible en el poder, el gobierno del MAS es uno de los más interesados en controlar a la prensa y es por ello que, luego de negarlo durante nueve años, por fin ha admitido que intentará “actualizar” la Ley de Imprenta.

Por ello es que repito, esta vez con argumentos históricos, que cualquier reforma a la Ley de Imprenta debe pasar primero por manos de los periodistas. Una vez que el sector apruebe los cambios, recién estos deberían pasar al legislativo.

Proceder de otra forma sería admitir que solo se busca el “deseado control” para evitar un periodismo incómodo cuando el MAS intente prorrogarse en el poder.

 

 

Surazo
imagenblog: 

Periodistas preconizadores

En Bolivia, el domingo reciente fue el Día del Periodista, establecido en honor a un valiente abogado que hacia de periodista (Cirilo Barragán) que fue primero desterrado a Los Yungas y luego ejecutado (fusilado) sin juicio en Oruro, por orden del dictador Mariano Melgarejo, (supuestamente) el 10 de mayo de 1865. Una serie de críticas a su gestión molestó mucho al caudillo, lo que desató su ira que fue aplacada con la muerte del hombre de la pluma.

El Día del Periodista recién fue institucionalizado el año 1943, aunque el Decreto fue creado en 1938 en la presidencia de German Busch (justo cuando acabó la Guerra del Chaco). Con esta norma se reconoció al periodismo como profesión y se estableció algunos derechos sociales, que nunca se cumplieron.

Sin embargo, historiadores como Jaime de la Fuente Patiño y Nicanor Aranzaes afirman que el abogado Cirilo Barragán no fue ejecutado en esa fecha, los motivos no fue por sus escritos solamente (publicados en su folleto “El Juicio Público”, sino por haber encabezado una/varias revuelta en su contra aprovechando un momento de ausencia del dictador, proclamando presidente a Manuel I. Belzu.  Los hermanos Barragán (Cirilo, Vicente y Román), eran políticos activos proBelzu que defendían sus ideas políticas en las calles y a través del único medio de comunicación masivo existente en ese momento, la prensa.

Investigaciones revelan que Alberto Gutiérrez, picante detractor de Melgarejo, publicó un libro “El Melgarejismo” (1916), en el que distorsiona la verdad de los hechos, cargando tintas contra el dictador tarateño. Esto habría que investigar para no seguir persistiendo en el error histórico.

Creo que el 10 de mayo se establece como Día del Periodista porque ese día Busch aprobó un Decreto que reconocía la profesión y algunos derechos sociales porque no hay ninguna mención a Cirilo Barragán el considerando. Busch aprobó dicho decreto por recomendación de la delegación boliviana que participó en la VI Conferencia Internacional Americana realizado en La Habana en 1928, (del 16 de enero al 20 de febrero) y que aprobó la realización de Congresos Panamericanos de Periodistas y el establecimiento de la “Jubilación, pensión y montepío para los periodistas”.

La resolución dice: La Sexta Conferencia Internacional Americana, Resuelve: Recomendar a los países de América:

1º. Que reconozcan al periodismo su categoría de función pública;

2º. Que establezcan en sus legislaciones la jubilación, pensión y montepío para los obreros intelectuales y manuales de la prensa diaria y periódica, incluyendo en ella a los corresponsales noticiosos o agentes de informaciones;

3º. Que la Caja de Pensiones, Jubilaciones y Montepío esté formada por los aportes: a) de los beneficiados; b) de las empresas de prensa; c) por subsidios fiscales; d) por donaciones e ingresos extraordinarios.

Cada país determinará la proporcionalidad de estos aportes, conforme a sus propias modalidades. (La Habana, 18 de febrero de 1928).

Pero mas allá de estos datos históricos, que me parecen muy importante, lo que deseo es hacer una breve reflexión del rol de los periodistas en el escenario público, administrando un bien público como es la información. Se que me van a llover rayos y centellas por lo que diré/escribiré aquí, pero estoy acostumbrado a sufrir este tipo de vituperios, en su mayoría viscerales, cuando digo lo que pienso, porque ineludiblemente afecto intereses apoltronados.

Con la llegada de Evo Morales al Gobierno, la polarización política en el escenario público se ha acentuado entre pros y contras. Esta división de los políticos y de la sociedad, ha afectado por defecto también a los periodistas.

En la actualidad, fácilmente se puede identificar a los periodistas que están a favor y en contra del Gobierno, más evidentes y notables son los pros. Esta especie de dicotomía mediática ciega, fanática, irracional y acrítica está erosionando el capital más importante y preciado que tiene la prensa, la credibilidad. Por eso la prensa ha bajado mucho en credibilidad. Cuantiosos de manera indisimulable ya no son periodistas, sino fanáticos, fans fascinados, hechizados e hipnotizados con el mesianismo populista de Evo Morales.

Antes de seguir, creo que debemos hacer una pregunta de Perogrullo, ¿qué es ser periodista? Porque parece que periodista es todo aquel el agarra un micrófono dice cualquier cosa o teclea una computadora. En los pueblos, es suficiente que cualquier persona compre una Radio, y se declare periodista.

En el caso del Chaco y Tarija, han aparecido ‘periodistas’ incipientes como hongos por todos lados. Así como muchos que no gustan la matemática, optan periodismo/comunicación en la universidad para estudiar, de la misma forma muchos desempleados que deambulaban por las calles buscando algún apega y/o profesionales mediocres, se alquilaron un espacio de radio/televisión o se compraron un medio y se autodenominaron periodista, y listo.

Sobre esto Sandra Crucianelli, periodista especializada en periodismo de investigación y periodismo de precisión, dice: "Muchos han estudiado periodismo huyendo de las matemáticas y de las estadísticas. Hay malas noticias: para ejercer periodismo hoy se requiere un nivel de precisión imprescindible.”

En el caso de Tarija /Gran Chaco muchos han hecho negocios jugosos con la prensa, se han convertido en millonarios aceleradamente,  cuando hace poco estaban en la calle. Contrataron un espacio, o se compraron un medio, adoptaron el formato sensacionalista en el que a golpe de escándalos/espectáculos ruidosos ganaron audiencia y después con los políticos jugaban a la extorsión favoreciéndose con jugosos contratos de publicidad y contratos de provisión de bienes y servicios, a cambio de propaganda, silencio, apriete, escandalo promovidos, etc.

El asambleísta Wilman Cardozo ha denunciado públicamente en reiteradas ocasiones que por lo menos dos medios muy conocidos en Yacuiba se han beneficiado de jugosos contratos con sumas desproporcionadas de la caja pública. De manera descarada se han convertido en propagandistas exclusivos  de precandidatos y candidatos del MAS, habilitando espacios hasta de tres horas con preguntas flojas, generales, y simples, con una conducta genuflexa indisimulable, cerrando el paso a los opositores. ¿Preguntas inquietantes? Nunca. Bajan la cabeza y se traicionan por una monedas. Tienen mas lados que un dodecaedro.

En Yacuiba tenemos como periodistas a personas que no tienen ninguna formación en periodismo, que dieron un gran salto de ser disc jóquey, chofer, animadores a periodistas. No es necesario que se pase por la Universidad, hay muchos periodistas autodidactas muy respetados. Ahora con la internet no hay excusas. Cuando estudiaba, había que salir corriendo primero del pabellón para encontrar el libro requerido en la Biblioteca, ahora con un clic, se consigue un océano de material variadísimo; es una locura, es fascinante, no hay pretextos.

Yacuiba y Tarija esta poblada de periodistas mediocres, llanos, simples, conformistas que no hacen el mínimo esfuerzos, ni siquiera por informarse para tener el contexto, elemento esencial para ejercer esta profesión/oficio. Están ahogados en un océano de conocimientos de periodismo, política, sociología, derecho de 2 centímetros de profundidad. Pero son muy hábiles para hacer billetes rápido usando el periodismo. Han hecho del periodismo un lucrativo negocio, en el que lo único que les interesa son los cheques con varios ceros. Se ha desprestigiado mucho la prensa, por culpa de uno cuantos que al no tener vocación, comercian con un bien público muy preciado e importante para consolidar la democracia y su institucionalidad. Han hecho del periodismo un oficio, no una profesión. Se han convertido en expertos en corte y confección. Cuando los escucho, me pregunto; ¿lo dicen porque está convencido o porque está sometido?

Ahora que la Internet ha democratizado la comunicación/información, se facilita usar cualquier plataforma y convertirse en periodista, ahora con apellido de ciudadano. No estoy de acuerdo con este tipo de denominación, porque el periodista requiere de un rigor, un protocolo, información, formación, pero bueno. Lo triste es que hay periodistas que alientan este tipo de moda. Pero, ¿qué es un periodista?

La famosa Wikipedia dice: “Un periodista es la persona que se dedica profesionalmente al periodismo, en cualquiera de sus formas, ya sea en la prensa escrita, fotografía, radio, televisión o medios digitales. Su trabajo consiste en descubrir e investigar temas de interés público, contrastarlos, sintetizarlos, jerarquizarlos y publicarlos. Para ello recurre a fuentes periodísticas fiables y verificables. Así elabora sus artículos, que pueden tomar varias formas para su difusión: oral, escrita, visual.

Existen varios principios que guían la labor del periodista, el principal de los cuales es el respeto por la verdad, el rigor en la búsqueda de la información fidedigna y verificable. En general, se considera buen periodista al que consigue información relevante, breve y exacta en el menor tiempo posible.”

Mas allá de lo conceptual, lo importante es definir la conducta que debe asumir el periodista en situación de crisis y de cambio permanente. Pienso que el credo como culto dogmático de la imparcialidad, objetividad, balanceo, equilibrio que tanto énfasis se hace en las universidades, tomado como la Santa Palabra de Dios aplicada de manera secante a pie juntillas, desvencija, amputa, neutraliza e impide al periodista cumplir con su verdadero rol de intermediario social. Este credo se ha convertido en un sofisma de distracción.

Me pregunto, ¿donde debemos estar los periodistas?, ¿a lado del poder o del ciudadano? ¿Qué tipo de intereses debemos defender? ¿Del poder? Sea cualquiera este poder. Político, económico, religioso. La gran pregunta, motivo de ardientes debates en la universidad, ¿debemos tomar partido?

Yo creo que si, porque no creo que haya periodistas neutros, independientes, objetivos, veraces. Este debate se ha superado en la década de los 60. ¿Los periodistas debemos asumir posiciones? Los periodistas debemos dejar de una vez por todas, de pretender que somos neutrales. Eso no es cierto.

Yo creo que debemos aprovechar nuestra condición privilegiada para usar el periodismo como un arma efectiva y positiva para el único propósito noble que engrandece y distingue nuestra profesión; la justicia social. No somos jueces, ni fiscales, ni jurados, pero si somos testigos que podemos/debemos usar nuestras acciones para defender los derechos humanos siempre de lado del débil, para que este mundo sea mejor, sea mas habitable.

Yo creo que la prensa debe ser militante defensora del débil, de la víctima, del pobre, del menos. Debemos tomar postura, cuestionar con personalidad, autoridad a los que abusan en el ejercicio del poder mas allá de las ideologías. El periodista no puede estar en el lado del poderoso, es el lugar equivocado. Desde Herodoto hasta ahora, los periodistas exitosos siempre, pero siempre, estuvieron en el lado de los débiles buscando justicia social, más allá de las doctrinas políticas, religiosas, económicas. Frente al abuso, le periodismo debe ser (necesariamente) contrapoder.

Claro que técnicamente, los periodistas deben observar el rigor de la objetividad y el balanceo clásico, pero esa obsesión por los datos y las pruebas no debe inhibir al periodistas de pensar, reflexionar y asumir una posición.

Los políticos antes mandaban al cadalzo a los que pensaban diferente, ahora son las sutiles. Aplican el palo y la zanahoria. A los periodistas preconizadores se los premia con contratos enjundiosos y a los críticos, se los asfixia, persigue, ridiculiza, estigmatiza.

Los populistas, que no disimulan sus rasgos autoritarios, identifican a la prensa como su enemigo a la que hay que combatir. Clasifican a la prensa como buena/mala. La que hace de simple amplificadora, propagandista es la buena; la critica, la que investiga, la que se pone de lado del débil es la mala. Recuerdo que Rafael Correa, obsesionado con la prensa mala, se quejó en la Cumbre de las Américas sobre el trabajo de la prensa independiente y tuvo una respuesta brillante del presidente Obama.

Creo que el periodista debe mantener una distancia prudente del poderoso/del poder. Como dice Jorge Ramos, “entre ser amigo y enemigo (del poderoso) del presidente, del político, del general o del dictador, la decisión es muy sencilla; soy reportero, no quiero ser tu amigo”. No puede estar un periodista de lado del poderoso y llamarse periodista, porque sencillamente ha perdido esa condición. La naturaleza, el ADN del periodismo es ser contrapoder. Lo contrario es seguir la tradición objetiva de prosa.

La única manera honesta de hacer periodismo es dejar de ser (hipócritamente) neutral y asumir partido. No hay tal neutralidad/objetividad, porque sencillamente somos personas, no máquinas, tenemos razón, cultura, valores, y todo un sedimento de experiencias acumuladas que nutren/impulsan nuestras subjetividades.

Recuerdo que en tiempos de opositor, Evo Morales como dirigentes cocalero y después diputado, mantenía una relación fraternal y muy amistosa con los periodistas, porque le posibilitaban escenarios de visibilización efectivos. Muchos periodistas creyeron (ingenuamente) que Morales una vez en el poder, continuaría con esa relación amigable. Las cosas cambiaron inmediatamente Morales se hizo del poder. La prensa se ha convertido de la noche a la mañana en su principal enemigo, y de manera vergonzosa y abusiva, en muchas ocasiones ha humillado a inermes periodistas de calle. ¿Qué pasó? Simplemente Evo Morales comenzó a representar el poder efectivo y la prensa es antipoder, por lo tanto su enemigo. Rubén Blades dijo: El poder no corrompe; el poder desenmascara.

Hace poco se ha publicado una entrevista a un periodista militante, Jaime Iturri,  en el que ha dicho que “no cree en la independencia (de los periodistas), sino en el profesionalismo”.  Iturri es conocido por tener facilidades para actuar de acuerdo a las circunstancias políticas. En tiempo de los partidos tradicionales, ha sido importante pieza en algunos emprendimientos empresariales que ha favorecido a los gobiernos de turno con la bajada de línea. El aludido Andrés Gómez (Erbol) le ha respondido diciendo que “no es amanuense, es periodista”. Respuesta perfecta y precisa. Amanuense es un escribano que registra lo que le dicta, lo que llamo periodistas notarios.

Estoy de acuerdo con Iturri en que el periodista no es independiente, pero el Director de Contenido de ATB lo hace para justificar su posición. Iturri está en el lado equivocado de la disputa, porque el periodista deja de serlo cuando se pone de lado del poder. María Galindo escribe en Página Siete un interesante columna dedicada a Iturri.

Hay notables periodistas valientes que ante la injusticia después de reflexionar, se opusieron al poder arriesgando sus vidas. Podemos nombrar a algunos famosos, Edward R. Murrow se enfrentó con el poderoso e influyente senador Joe MacMarthy, Walter Crontike criticando duramente y de manera incansable la Guerra de Vietnam, los reporteros del poderoso Washington Post contra el presidente Nixon. Nuestra Christiane Amanpour  de CNN contra el presidente Bill Clinton por la guerra de Bosnia, Anderson Cooper contra el presidente Bush. Hace poco Carmen Aristegui hizo una denuncia que ha hecho temblar al presidente Peña Nieto sobre un hecho de corrupción, y como respuesta fue echada de su trabajo. Jorge Lanata en la Argentina.

En nuestro país, tenemos a Carlos Montenegro, Luis Espinal, Carlos Valverde, Amalia Pando, Andrés Gómez y otros sin mucha bulla hacen su trabajo.

Cuando un periodistas se pone de lado del poder, deja de ser periodistas y se convierte en propagandista, en militante. No podemos /debemos escudarnos en la manida neutralidad para aparentar ser periodistas. Abundan periodistas que están muy cómodos y conformes apegados a la “verdad oficial”

He aprendido que el silencio es el peor pecado que puede cometer un periodistas. Muchos han ganado mucho dinero ilícitamente con el silencio. Porque muchas veces el negocio no es publicar o dar cobertura, en muchas/muchísimas, es el silencio, la vista en otra parte.

El buen periodismo siempre cuestiona al poder, y si no lo cuestiona, entonces hace propaganda, yo creo que tiene que cuestionarlo aun cuando las cosas estén bien, porque es obligación del funcionario público hacerlo bien. Yo creo que el periodismo no debe alabar al poderoso. Muchas veces el poder está disfrazado, lo que se ve no representa el poder. Si no cuestionamos al poder, nos convertimos en una simple y vulgar gacetilla.

La esencia del periodismo intencionado y comprometido es la búsqueda de la verdad, y la verdad no esta sentada en un esquina esperando la llegada de un reportero despistado a que se tropiece con ella y la recoja en su estado original; pura, casta, limpia, inmaculada y trasladarla cuidadosamente  sin contaminaciones subjetivas, ni intereses, tratada de manera profesional, objetiva, balanceada y equilibradamente a los lectores y audiencia. Hay una verdad que corre debajo de la superficie.

Edward Bernays,  sobrino de Sigmund Freud, experto en técnicas de manipulación colectiva llamó “la ingeniería del consenso” al manejo que hacen los poderosos al administrar “las opiniones” enmascaradas de la sacrosanta “opinión pública”.

 Bernays,  escribe en su exitoso libro La Ingeniería del Consenso: “La manipulación consciente e inteligente de los hábitos organizados y opiniones de las masas es un importante elemento en la sociedad democrática. Aquellos que manipulan el mecanismo oculto de la sociedad constituyen un gobierno invisible, que es el verdadero poder que gobierna nuestro país. (…) Somos gobernados, nuestras mentes moldeadas, nuestros gustos formados, nuestras ideas sugeridas mayormente por hombres de los que nunca hemos oído hablar. En casi cualquier acto de nuestras vidas, sea en la esfera de la política, de los negocios, en nuestra conducta social, o en nuestro pensamiento ético, estamos dominados por un número relativamente pequeño de personas que entienden los procesos mentales y los patrones sociales de las masas. Son ellos quienes manejan los hilos que controlan la opinión pública”

¿Frente a esta realidad me piden neutralidad? Los que detentan del poder políticos, se siente muy cómodos, complacidos  con los periodistas que presumen de ser neutrales y objetivos. Formamos parte de un mundo en el que nosotros no podemos ser neutrales como si fuéramos una computadora o máquina de escribir que hace lo que le dictan u ordenan. Se confunde neutralidad con hipocresía e indiferencia, con mediocrismo.

¿Cómo ser neutral ante tanta impunidad, corrupción, degeneración, antivalores, abuso, autoritarismo, descomposición? No me pidan neutralidad, imparcialidad cuando en mis narices se roban la plata que pertenece al pueblo, al niño que queda sin educación, al pobre que no puede pagar su salud en una clínica privada, al estudiante que es asesinado por un celular porque hay inseguridad en las calles. Veo demonios caminando en los pasillos del poder muy orondos, impunes disfrazados de humanos, ¿y quieren que cierre la boca y apague mi computadora?

Desmond Tutu dijo: “Si permaneces neutral en situaciones de injusticia, has elegido el lado del opresor". El periodismo verdadero debe ser combativo y reivindicativo por esencia. Debemos recuperar la naturaleza del periodismo puro, verdadero, sin disfraces, sin anestesia. El periodismo no es solo una técnica, es una función social de servicio

Hay políticos poderosos que se sienten muy incómodos con el que piensa y escribe críticamente. Para ellos el periodista ideal es el aséptico, el ensortijado, el que no hace preguntas incómodas, difíciles y perturbadoras, sino el acrítico, el que agacha la cabeza, el que enciende la grabadora para que diga lo que quiere y transcriba literalmente lo que desea que se publique. Según ellos, el periodista esta castrado intelectualmente, está prohibido pensar, no puede interpelar, exigir respuestas, menos criticar.

No me pidan neutralidad, me declaro total y absolutamente parcial en la búsqueda de la verdad, estoy matriculado con la verdad, la transparencia.  Creo que mas allá de los principios de la objetividad e imparcialidad que algunos teólogos de la comunicación siguen predicando desde los púlpito del poder en plena complicidad, es tiempo de debatir la transparencia que debe poseer un periodista. Hay estudios que demuestran que la audiencia cree/confía más en el periodista que dice lo que piensa/cree, que aquel que se vanagloria de ser imparcial y objetivo, cuando en realidad no lo es.

Parafraseando a Orwell, periodismo que no incomoda, no es periodismo, periodismo que adormece, que requiebra, que congela la crítica, es militante del poder, es amanuense, es escribano, no periodismo. El periodismo tiene la misión de alertar, de despertar la conciencia colectiva, de liberar la verdad, de alimentar cultura, no de dominar, o ser instrumento de dominación y sumisión desorganizando, confundiendo. Son tiempos del periodismo de precisión y de investigación.

Para bien, la Internet ha sacudido y alterado los modelos clásicos de comunicación, por lo que si el periodismo no se acomoda a los cambios que estamos atravesando, irá perdiendo terreno, valor. Ha llegado el momento del cambio. Sabemos muy bien que no es el más fuerte o más inteligente el que sobrevive, sino el que se adapta a los tiempos, sin perder la esencia. Lo preocupando es que ante los cambios que suceden a nuestro alrededor, estamos perdiendo poco a poco la capacidad de intermediación. La sociedad está comenzando a distinguir el periodismo del simple ruido. Las redes sociales cada día ocupan más espacio que antes eran sagrados de los periodistas. Y vienen por más. Ya no somos la quintaesencia.

Lo mejor del periodismo se produce cuando nos atrevemos a tomar postura, cuando cuestionamos a los que están en el poder y evitamos que abusen de su autoridad, cuando denunciamos una injusticia, cuando los desenmascaramos. Esta acción produce una satisfacción que no se compra con nada.

Hay tres tipos de periodistas: Los que se limitan a hacer su trabajo reduciéndose a cumplir su trabajo de transmisores sin hacer mayores esfuerzos por mejorar su condición. Los que han hecho del periodismo un negocio lucrativo  en el que por sobre todas las cosas está el dinero. Han decidido comerciar con la información de manera abierta y desembocada. Y los que ha tomado el periodismo como apostolado, que desarrollan sus actividades con idoneidad comprometidos con la sociedad.

La única forma de hacer periodismo honesto, es tomando partido. Somos periodistas críticos o apologistas del poder. Nosotros elegimos qué lugar ocupar.

Que el Día del Periodista sirva para reflexionar de manera autocrítica sobre nuestra realidad, y mejorar nuestro trabajo renovando los votos con la sociedad.

El dedo en la llaga
imagenblog: 

Líderes emergentes: la GPR, las ARCOs, la DEA

En los años que llevo en esto de la gestión pública central y descentralizada he pasado por diferentes momentos y situaciones. Cuando los líderes y lideresas están de candidato@s preguntan todo y están dispuestos a escuchar al asesor. Son tiempos de gloria para los que fungimos en esos cargos: nos preguntan, nos escuchan, nos cuestionan, escuchan, avanzan, corrigen. Son una dulzura.

Parecen esponjas dispuestas a absorber todo lo útil. Se establece una relación constructiva muy interesante y estimulante. Todos ganamos porque sentimos que crecemos y que nos necesitamos. En todo proceso electoral la buena relación entre asesores y candidato es vital para la victoria. En la mayoría de los casos, los asesorados, con buen criterio, se ponen en manos de los asesores y no dan un paso sin consultarles.

Sin embargo, una vez que han logrado la ansiada victoria, se produce, en la mayoría de los líderes y lideresasvictorios@s una metamorfosis: el baño de votos los vuelve infalibles y la posesión en el cargo, sabios.

 "En realidad -te dicen-  yo sabía que ganaría, estaba hasta en mis peores cálculos”.   Una vez apoltronados en la silla del poder, pareciera que ésta les transmite dominios y conocimientos variados y precisos. Se vuelven, por arte de magia, abogados, economistas, arquitectos, ingenieros, doctores y mecánicos. No hay tema ni realidad que no dominen y conozcan, no sólo el problema sino que, además, las soluciones. Es el tiempo más oscuro para los asesores en gestión.

Los líderes políticos son propensos a despreciar la gestión técnica de calidad, porque creen que el discurso y promesas de plaza bastan. Su razonamiento primario es: si con eso gané,  con eso triunfaré. Entonces dejan que los humos del poder se les suban a la cabeza y consideran que porque la gente los adula y considera, tienen el sartén por el mango. "No ves,  Negro? - suelen decirme- la gente me ama, me quiere, me respeta, me saluda y me tienen en alta consideración. Reelección segura”.

Y así pasan los años y con el hubris increcendo. Fueron los griegos quienes acuñaron este término, con el que designaban la falta más grande que podían cometer los héroes: creerse superior al resto de los mortales. El hubris es: "La violencia ebria que los poderosos ejercían contra los débiles y la arrogancia grosera de quienes ostentan el poder” (Enrique Suarez, 2009). De esa manera, cuando les falta meses para dejar el poder, recién quieren corregir, pero ya es tarde.

Las últimas elecciones subnacionales nos enseñan cuán importante es darle todos los recursos necesarios a la gestión. Rocío Pimentel, Édgar Patana, Analucía Reis, Edwin Castellanos, Moisés Torres, en alcaldías;  Lino Condori, César Cocarico, Edmundo Novilllo, Carmelo Lenz, en gobernaciones, son una pequeña demostración que con la gestión no se juega. Que si a ella no le das importancia, ella te cobra al final.

Los procesos de desarrollo y mejoramiento de la Gestión Pública promueven homologación de métodos, adopción de buenas prácticas, eliminación de normas que entorpecen el quehacer gubernamental y el empleo de herramientas que fomentan el incremento de la efectividad y la disminución de costos de operación de las instituciones. Hay varios estilos de hacer gestión, pero el mejor es la gestión por resultados (GPR) en base a Agendas de Responsabilidad Compartida ( ARCOs). El objetivo último de la GPR con ARCOs en el sector público es generar capacidad en sus organizaciones para que logren, mediante la gestión del proceso de creación de valor público, los resultados consignados en los objetivos del programa de gobierno.

En la GPR con ARCOs tres elementos orientan al líder gestor.

1. El  resultado  es lo clave. No importa cuántas reuniones y seminarios hayas tenido. Lo que importa qué has logrado cambiar u obtener para la generación de valor público. Mil actividades que no lleven a resultados medibles y de impacto, no sirven.

2.  Adquisición de  responsabilidad  de los directivos sobre el resultado obtenido. Si las cosas salen bien, es logro de todos, si las cosas salen mal, es el jefe el que tiene que asumir la responsabilidad. No echar la culpa a otros.  Los jefes tienen que saber delegar según las capacidades explícitas o implícitas que tiene su personal. 

3.  Interconecta  los componentes de la gestión para optimizar su funcionamiento. Saber trabajar en equipo y holísticamente. La especialidad no supone aislamiento y feudalización de la gestión. Si le va mal a una dirección, nos va mal a todos. Somos un cuerpo colegiado.

Si los líderes emergentes que acaban de ganar las elecciones aplican la GPR con ARCOs deben saber que los pilares de su gestión para los próximos 100 días son:

1. Mantener el foco en un grupo reducido de áreas de máxima prioridad.

2. Definir metas concretas para cada eje de trabajo en línea con las aspiraciones del Programa de Gobierno. 

3. Determinar responsables, brindar apoyo de gestión y monitorear su desempeño usando indicadores objetivos.

4. Promover una cultura orientada a resultados, que persiga metas ambiciosas con sentido de urgencia y que se comunique con todos los actores clave. La mística expresada en DEA: dedicación, entrega y amor en todo lo que hacemos desde la gestión pública.

Iván Arias Durán es ciudadano de la República Plurinacional de Bolivia.

Serotonina
imagenblog: 

La distorsión del salario mínimo

Ya se ha hecho una costumbre que cada primero de mayo el gobierno anuncie el aumento salarial con el beneplácito de los trabajadores asalariados, que en Bolivia son una minoría.

Antes de la llegada al gobierno de Evo Morales ya se acostumbraba el aumento anual de los salarios, tanto al mínimo como a la masa salarial.

Luego de superado el gran problema de la hiperinflación de los años 80 y cuando la economía entró a desenvolverse en un ambiente de relativa estabilidad del nivel de precios, el salario mínimo siempre se elevó por encima de la inflación.

Desde el año 1986 y hasta el año 1996 el salario mínimo subió algo más de cuatro veces y la inflación, medida por el Indice de Precios al Consumidor (IPC), algo más de tres veces. Esto quiere decir que en este periodo ya el salario mínimo había incrementado su capacidad de compra.

Es evidente que en el periodo 2002-2005 se dio el menor incremento del salario mínimo, incluso en los años 2004 y 2005 no se lo incrementó en absoluto. Esto fue consecuencia de que en los primeros años del siglo XXI la economía boliviana tuvo un pobre desempeño, como consecuencia de la crisis económica que asoló a la región, de la cual Bolivia no  pudo salir inmune.

A partir del año 1996 y hasta el año 2014 el salario mínimo se incrementó hasta 5,5 veces mientras la inflación medida por el Indice de precios al consumidor (IPC) sólo lo ha hecho en 3 veces, lo cual indica que la capacidad de compra de este salario aumentó substancialmente.

Si el análisis se lo hace no sólo con referencia al comportamiento del salario mínimo, sino al conjunto de salarios en el sector privado formal, se concluye  que durante todo este tiempo se ha generado una redistribución del ingreso al interior de los asalariados. Mientras en el año 1996, el salario promedio representaba seis salarios mínimos, para el año 2013 cae a tres salarios mínimos, situación a la que se llegó paulatinamente año tras año. Esta conducta se hace más intenso cuando se relacionan los salarios del personal ejecutivo de las empresas privadas, que para el año 1996 representaban, en promedio, 25 salarios mínimos; para el año 2013 sólo constituyen 12 veces. Esto denota una gran redistribución de ingresos al interior de los trabajadores en favor de la mano de obra menos calificada y en desmedro de la mano de obra más calificada.

Desde un punto de vista socialista, “igualitarista” lo señalado puede calificarse de exitoso porque disminuye la desigual distribución del ingreso, pero desde el punto de vista de la eficiencia económica puede significar lo contrario. ¿Por qué? Los que reciben el salario mínimo son la mano de obra menos calificada. Si estos mejoran substancialmente su capacidad de compra y no así la mano de obra más calificada, la señal que se está dando es: ¿para que estudiar una profesión, para que esforzarse para alcanzar puestos ejecutivos si la remuneración no compensará el permanente sacrificio, que significa mejorar continuamente la capacidad laboral?

La determinación del salario mínimo se generalizó durante el siglo XX. Fue la consecuencia del dominio de la ideología socialista en el mundo y de la idea marxista de que el obrero es explotado. Fue el resultado de suponer que en la relación laboral la parte débil está dado por los oferentes de mano de obra, que son los trabajadores, y la parte fuerte -y abusiva- estaría dado por los demandantes, que son las empresas. Hoy, son pocos los países donde el salario mínimo no existe. Hace poco Hong Kong lo ha introducido.

En el contexto señalado hay que destacar un hecho: Los salarios mínimos, comparativamente, son menores en los países asiáticos que en los demás países, hecho que viene acompañado con que el desempleo es mucho menor en los países asiáticos que en  el resto, lo que confirma lo que la teoría económica enseña.

Una conclusión de la ciencia económica es que la generalización del salario mínimo ha ocasionado en el mundo un  enorme desempleo. Al elevarse políticamente los salarios, se ha conducido a las empresas ha sustituir la mano de obra por el capital y la tecnología, en riguroso cumplimiento a las leyes económicas. Por tanto, ante salarios vigentes impuestos políticamente, se produce el fenómeno económico del permanente exceso de mano de obra que nadie esta dispuesto a contratarla.

¿Quiénes son los más perjudicados? Son los jóvenes, que aunque tengan formación profesional, que por lo general es teórica, no están en condiciones de competir con gente de mayor edad, que con profesión y experiencia, son preferidos al momento de la contratación a los salarios vigentes impuestos por los gobiernos y no como resultado de la competencia salarial que debería prevalecer en el mercado del trabajo, como los precios  lo hacen en cualquier mercado competitivo.

Un dato concreto que avala lo indicado es el caso español, donde la tasa de desempleo llegó al 25 %, junto al desempleo juvenil que alcanzó al doble.

 

La Paz, 8 de mayo de 2015

 

*Profesor emérito de la UMSA y Miembro de la Academia Boliviana de Ciencias Económicas

Economía de Mercado
imagenblog: 

Bolivia y su proceso de cambio

¿Evo Morales y su proceso de cambio con el sol en las espaldas? Parece que sí. Al menos eso los demuestran los resultados de las elecciones regionales de este 2015 cuando la mayoría del país ha votado por candidatos de la oposición.

Poco le ha servido al régimen populista su colosal derroche de dineros fiscales para “vender” a los votantes a sus candidatos en distritos densamente poblados como La Paz, Santa Cruz, El Alto y Tarija. Debió apelar a triquiñuelas obscenas para vencer en Chuquisaca y Beni.

En el Beni, tradicional bastión opositor, el oficialismo logró descalificar con argucias jurídicas al virtual vencedor Ernesto Suárez. Con la prebenda dividió a un grupo opositor y Morales virtualmente echó la casa por la ventana a favor de su candidato Alex Ferrier.

La Corte Electoral demoró casi una semana en el cómputo de casi 230.000 electores para finalmente dar el triunfo a Ferrier por 400 votos sobre el opositor Carlos Dellien en una segunda vuelta electoral. En Brasil, el pasado octubre, a las 10 de la noche se sabía el resultado de las elecciones a las que acudieron 100 millones de votantes.

Para algunos observadores, los resultados adversos al oficialismo, explican el cansancio de la población –quizás no con Morales, que aún goza del alta popularidad--  con la galopante corrupción en las altas esferas oficiales.

El proceso de cambio solo les ha beneficiado a ellos, porque de pobres han pasado a ser ricos, me dice un taxista. Como en Venezuela, el régimen ha comprado medios importantes y ni el ministerio de Comunicación lleva la cuenta de lo que gasta el gobierno en propaganda, según admitió la ex ministra Amanda Dávila.

Varios medios independientes se someten a los caprichos oficialistas por temor a perder avisos o simplemente están paralizados por el miedo. “Tenemos que ser cautelosos con lo que escribimos para poder sobrevivir. Usted ya se habrá dado cuenta de nuestra realidad”, me confiesa el director de un medio.

Con todo, especialmente en radio (que es el medio de mayor difusión en Bolivia), todavía puede escucharse a periodistas forjados en el yunque de la verdad. Son ellos los que descubren los entuertos del régimen y mantienen alerta a la ciudadanía sobre las mentiras oficiales.

Por esto, solo los ingenuos aún pueden creer que los extranjeros acribillados en un hotel de Santa Cruz el 2009 estaban conspirando para separar a ese rico departamento oriental de la soberanía boliviana. Fue un sucio ardid para descabezar a la oposición a Morales.

Más recientemente, el periodismo develó cómo candidatos oficialistas hicieron desparecer millones de dólares (algunos calculan en $600 millones) del Fondo Indígena para beneficio personal. El escándalo fue tal que Morales ordenó una intervención del organismo.

Pero el daño fue irreparable a la imagen gubernamental, sus candidatos a la gobernación y las alcaldías de La Paz y El Alto sufrieron aparatosas derrotas. El oficialismo trata de encubrir su colosal fracaso argumentando que triunfó en la mayoría de las alcaldías del país. Vano intento, porque difícil comparar una alcaldía de 800.000 habitantes con una de 10.000 o menos.

Difícil quinquenio le espera a Morales. Peor todavía ahora que asoma la época de las vacas flacas porque se están derrumbando en los mercados internacionales los precios de las materias primas de exportación. Miles de mineros de Huanuni le están viendo ya la cara a la desocupación y al hambre. Amanecerá y veremos.

(*) Hernán Maldonado, periodista ex UPI, EFE, dpa, CNN, el Nuevo Herald. Por 43 años fue corresponsal de ANF de Bolivia. 

Tierra Lejana
imagenblog: 

Cumbre Agropecuaria: 2 Bolivias

Hubo en Santa Cruz hace poco un empate catastrófico en la Cumbre Agropecuaria. Hicieron sus desfiles, con sus intenciones claras, las 2 Bolivias agropecuarias, la una agroindustrial cruceña y beniana (sobre todo soya, arroz, maíz, sorgo, ganado vacuno) y la otra la campesina parcelaria del occidente del país (sobre todo hortalizas y verduras, papa, frutas de valle y algunos granos); y aunque faltó la agrícola industrial ilegal, la de la coca-cocaína, muy rentable, algún malicioso –y nosotros no lo somos- podría decir que estuvo representada en la Cumbre disimuladamente por alguna autoridad del Estado.

Pero bueno, puede decirse también que hubo 2 victorias pírricas, en la que la gran perdedora fue Bolivia vista en conjunto, en unidad, como la soñamos algunos ilusos de la Bolivia democrática. La Bolivia agroindustrial (CAINCO-ANAPO) llevó 4 banderas: a) seguridad jurídica de la tierra, que quedó en el limbo, b) ampliación del plazo para demostrar la función económico-social de la tierra, y logró la ampliación en el plazo de 2 a 5 años, y la ampliación del registro en la Restitución de Bosques hasta por 18 meses, c) uso de semillas transgénicas y manejo genético del ganado, y obtuvo una autorización “de facto” para seguir usando transgénicos, y d) exportación agroindustrial sin cupos: y obtuvo las siempre amenas promesas del Gobierno de considerarlo. La Bolivia agropecuaria tradicional (Pacto de Unidad-CSUTCB-Bartolinas-Colonizadores), fue a hacer resistencia a los otros en lo que cree que es una pulseta “fundamental” y logró –eso sí-  “neutralizar” o semiparalizar la agenda de los otros, de los agroindustriales, como si esto fuera gran cosa.

Después de esos resultados magrísimos, la Bolivia agroindustrial buscará encontrar mejores espacios en la Estrategia 2020-2025 del Gobierno de Evo Morales y las políticas públicas que pudieran derivarse de ella, si es que el Gobierno hace buena gestión en el tema, lo que es poco probable. La Bolivia campesina, después de oponerse a los otros, deberá resignarse con los claroscuros del Plan Mi Agua, de INSUMOS-Bolivia en alimentos, de los pocos planes de varios Ministerios, del muy inicial Seguro Agrícola para pequeños campesinos y de la letra muerta de la imaginativa Ley de Desarrollo Productivo.

Y, cuando uno vuelve a preguntar quién ganó?...se ratifica que nadie, y que la gran perdedora es Bolivia, la Bolivia que si su gobierno no fuera tan confrontacional y peleón, quizá pudiera diseñar un camino con 2 vías paralelas de co-existencia de esas 2 realidades taxativas que existen hoy en nuestra Bolivia, la de la agroindustria de exportación de alta rentabilidad y de alta tecnología, y la de la agropecuaria campesina familiar de baja rentabilidad, en gran medida ecológica y sostenible. Excluimos de esta evaluación a la agricultura coca-cocaína, porque quizá a pesar de estar ausente formalmente de la Cumbre Agropecuaria, es la única que ganó por ausencia, porque nadie la molestará y seguirá como el negocio agrícola e industrial más rentable de todos.

Y, finalmente, alguien diría, si esos son los resultados, entonces para qué se hizo la Cumbre? El Gobierno quiso mostrar a la CAINCO que aunque sean aliados en algunas cosas, él es quien manda y tiene amigos “poderosos” que acuden a su llamado si los necesita (el Pacto de Unidad), y les dijo que no crean que los agroindustriales van a aprovecharse de la situación para crecer más de lo que lo permita el socio mayor.

La CAINCO asistió al combate y logró muy poco, y salió medio despeinada de la Cumbre. El Pacto de Unidad aunque en realidad no logro nada de nada que beneficie directamente a sus representados (los millones de campesinos parcelarios que son sus bases), si demostró que sigue siendo una fuerza de choque, movilizable, y que actúa muy bien cuando de frenar se trata, pero no tiene propuestas y demandas de bienestar para los millones de campesinos parcelarios de Bolivia.

Y bueno, el empate catastrófico ya está dado, y mientras tanto ayer domingo 10 de mayo, la ANAPO dijo que se cultivara 30.000 hectáreas menos de 6 granos, sobre todo de maíz y chía. Son malas las condiciones para el crecimiento del sector agropecuario boliviano, tanto del agroindustrial como del agropecuario tradicional. La Cumbre no resolvió nada. 

Encantado
imagenblog: 

¿Excesiva?

Es probable que la ministra de Comunicación, Marianela Paco, haya tenido excesiva libertad de prensa cuando trabajaba como periodista de radio Aclo en Sucre. Es probable, también, que esa experiencia —breve, según me refieren los colegas capitalinos— haya sido la que le motivó a afirmar que los periodistas bolivianos nos beneficiamos de esa supuestamente excesiva libertad y, pese a ello, no hacemos patria.

Yo no sé si hice patria o no en los 27 años que llevo de labor ininterrumpida en la prensa. Lo que sí sé es que conocí a muchos periodistas que hicieron patria enfrentándose a las dictaduras y, debido a ello, conocieron el destierro y el confinamiento. Uno de ellos, Juan León, falleció hace poco sin que sus colegas sindicalizados le hayan rendido un homenaje.

También sé que, en efecto, en nuestro país está vigente la libertad de prensa pero ésta es utilizada por los periodistas con la mesura que les exigen sus normas deontológicas.

En otros países, la libertad de prensa es abusada a tal extremo que los periodistas suelen involucrarse hasta en los detalles más íntimos de los personajes públicos. El caso referencial más conocido es el de la princesa Diana cuya vida fue eternamente ventilada por la denominada “prensa del corazón” que llegó al extremo de empujarla a la muerte cuando varios paparazzis la persiguieron y provocaron su accidente.

Si los periodistas bolivianos abusaran de su libertad de prensa, las relaciones íntimas del presidente Evo Morales hubieran sido de constante dominio público y sus hijos habrían estado expuestos a la opinión pública desde hace mucho tiempo. Como al mandatario le consta, sus hijos, particularmente Eva Liz, aparecieron en los medios de manera discreta y siempre en el marco del respeto. 

Si los periodistas bolivianos abusaran de su libertad de prensa, los supuestos vínculos entre el jefe de Estado y la ministra Achacollo hubiesen sido explotados hasta el hartazgo, particularmente cuando estalló el escándalo del fondo indígena. Como se sabe, esos rumores solo fueron manejados entre los políticos de oposición cuyas declaraciones tampoco alcanzaron la repercusión que ellos buscaban.

Lo que existe en Bolivia es una tolerancia que suele quebrantarse con bastante frecuencia, especialmente en declaraciones como las de la ministra Paco. El gobierno no cierra medios de comunicación pero los asfixia siempre que puede. Por eso es que rebusca en el Servicio de Impuestos Nacionales y otras entidades con el fin de verificar si existe incumplimiento a la norma. Ni siquiera espera a confirmar sus datos y actúa aplicando multas. Ejecuta, entonces, un estrangulamiento económico que, según la capacidad del medio, podría conducir a su cierre.

Existe mucha tela por cortar en el caso de la libertad de prensa. Es lógico que existen medios en los que los propietarios intentan imponer su manera de pensar pero son más los casos en los que los periodistas resisten esos embates.

Lamentablemente, la mayoría de los críticos de la prensa hablan de memoria y, como me consta, incluso llegan al extremo de publicar libros sin verificar sus datos. Me imagino que la ministra habló de ellos, de esos pocos malos periodistas.

(*) Juan José Toro es Premio Nacional en Historia del Periodismo.

Surazo
imagenblog: 

La tinellización

Semanas atrás un compañero periodista en medio de una debate político/periodístico se preguntaba si a la dulcera de la esquina le importaba saber cuántas “Cumbres de las Américas se han dado o si era importante que en la última haya habido o no declaración final”,  esa pregunta o si se quiere sentencia, me dejó pensando en la audiencia, en la pastillera porque a partir de esa lógica estaría nomás condena ver el show de Marcelo Tinelli todo el día.

Podríamos  considerar entonces que la lógica del camarada prácticamente ya se ha impuesto en la gran mayoría de los contenidos de los medios de comunicación, con solo hacer zapping nos podemos dar cuenta de qué clase de televisión, radio o prensa escrita estamos consumiendo, todo responde a la misma tendencia, a una visión “tinéllica” de los medios.

Desde que Marcelo Tinelli apareció en la tele, lo hizo primero en la radio, planteo un eje comunicacional diseñado para adormecer la conciencia crítica de la audiencia, nos presenta un amplia gama para divertirnos, pasarla bien y dejar de pensar, consigue que nos colguemos sobre cómo le va a uno u a otro personaje farandulero en su esfuerzo por ganar y no es que ShowMatch sea el creador de esta tendencia, se trata de una manera precisa de hacer comunicación en el mundo, el entretenimiento como concepto por encima de la información y la educación.

Esta manera de eliminar una visión crítica  provoca que la gente entienda y acepte a estos personajes como referente de lo que debe ser y hacer la sociedad, imponiendo no sólo modelos de conducta, culturales y de razonamiento, que tienen como objetivo banalizar toda percepción crítica de la realidad, asignando una manera de pensar en base al uno más uno es dos y en la que no se acepta ningún análisis e interpretación. Hace tiempo en Argentina se le daba a Marcelo Tinelli un importante premio cultural, no faltaron las críticas a este acto, que se lo haya hecho implica cuán de importante se considera la emisión de estos contenidos porque reemplazan espacios realmente culturales que suelen exigirle a la audiencia mayor concentración y razonamiento, a contra ruta de los otros, que simplemente piden predisposición para burlarse de los otros y de nosotros mismos.

Esta manera de entender a la comunicación masiva se ha impuesto en nuestro país, ajenos a todo debate crítico de la realidad política, social o económica, nos han condenado la obligatoriedad de consumir a Tinelli travestido en un concurso de imitación, en otro para bailar en la que te hacen famoso o usan a los “famosos” como excusa para hacerte creer que detrás de estas propuestas existe un corazón solidario que piensa en los pobres y en los niños. Hace poco en una red utilizaban de rating a los gordos y a los niños, a sus necesidades y ansiedades.

A este triste panorama se suman los muchos programas de entretenimiento que surgen como plaga por todo lado y a toda hora, no sólo el formato Tinelli se ha reproducido también muchos se han transformados en Tinellis, convencidos que con solo hablar chistoso, reflexionar convencionalmente, reproducir valores conservadores, fortalecer la mirada colonial regando de ironías su performance, es más que suficiente para liderar el rating y convertirse en parte de la farándula que tiene como propósito sembrar superficialidad. Se añade también una mirada sensacionalista de la noticia, en base a la transmisión continua de una dialéctica del miedo que tiene como propósito aterrorizar a las audiencias.

En el marco del 10 de mayo, del día del periodista, vale preguntarse si estamos dispuestos, los periodistas y los medios de comunicación a plantear una propuesta inteligente a las audiencias, que implique el reto de crecer en contenidos, de madurar en conceptos que nos ayuden a entender nuestra realidad o simplemente estamos diseñando espacios para que los y las bolivianas tengamos que resignarnos a consumismo el Tinellismo como si se tratara de una biblia comunicacional a la que no podemos cuestionar porque el rating y la banalidad venden.

///

Anatomias
imagenblog: 

Chile, en el banquillo de los acusados

Que Bolivia haya puesto en el banquillo de los acusados a Chile -nada menos que en la máxima Corte de Justicia de las Naciones Unidas-, no es poco. Es un hecho, en definitiva, extraordinario.

Por ello, Bolivia está encarando una política exterior (en clave de demanda) del cual no se tiene antecedente en toda la historia patria, ni antes de la invasión en 1879 ni después de ella.

Eso dice mucho sobre los hilos que movían a la diplomacia señorial en la cancillería y donde el único indio estaba en el mural de Alandia Pantoja “Alegoría al mar boliviano (1963)” donde se sugiere al indio -pututo en mano-  señalando el mar como camino…

¿Premonición? No sé, tal vez sí, tal vez no… El hecho es que La Haya es el camino que ha decidido el presidente indio.

Y abordo la cuestión desde este lado, porque en las redes sociales se han ventilado sugerencias racistas sobre la composición del equipo que se encuentra en La Haya, como si el Canciller David Choquehuanca fuera el iletrado y Carlos Mesa el letrado “par” de Rodríguez Veltzé…

No me sorprendería el dato, sino fuera porque la reivindicación marítima ha pasado de materia ausente de todos los gobiernos desde 1880, pero nunca nadie, había hecho tanto en tan poco tiempo, como lo hace Evo en la cuestión marítima en solo nueve años de administración estatal desde el 2006.

Desde los dispositivos en la Constitución (reivindicación histórica por medios pacíficos) producto de la Asamblea Constituyente, hasta la definición de la política central en relaciones internacionales, son producto de un gobierno que se ha prodigado en acciones de Estado medulares: El cabildeo internacional del propio presidente; La estrategia de la Diplomacia de los Pueblos que se desarrolla en la Cancillería; La creación de la Dirección de Reivindicación Marítima (DIREMAR); La estrategia comunicacional en la construcción de un imaginario colectivo potente y bien informado sobre la invasión chilena; El potenciamiento de las fuerzas armadas con un eje ideológico sustentado en el Mar como objetivo histórico; La invasión del hashtag #MarParaBolivia en twitter y Facebook, son solo algunas de las acciones de Estado que provienen de Evo y de la Cancillería, del Estado, del Gabinete Ministerial, de los ministerios, de muchas gentes que siendo anónimos son colectividad política de altísima intensidad.

Por ello, que algunos activistas en redes sociales, sugieran que la victoria debe atribuirse al letrado y no al “iletrado” es una secuela bastante simplona del racismo viral cuya reproducción vía retuit o compartiendo, es solo un muestrario de que el racismo está en plena vigencia y nuestro deber es combatirla en el centro de su emisión ideológica excedentaria, el mismísimo Estado, tal como en su momento lo sugirió René Zavaleta.

Por el momento, es importante saber que la invasión chilena fue una empresa guerrera con bandera chilena y capitales ingleses, sin declaración de guerra y preparada arteramente a lo largo de más de treinta años previos a 1879.

La historia del capitalismo en Chile es la historia del despojo a Bolivia.

Pero esencialmente es una cuestión que hace a la construcción de la Patria Grande, a aquella que pensada por Simón Bolívar se está haciendo realidad a través de la solidaridad internacional, no solo de gobiernos, sino también de los pueblos.

Como lo ha dicho uno de los juristas que representan a Bolivia, el Ajayu (conciencia) y la Q’amasa (energía) guían el camino, los Achachilas anuncian el retorno al mar con soberanía y el reencuentro de los bisnietos aymaras de Chile y Bolivia, que en el siglo XIX eran solo aymaras de Bolivia.

Trinchera Comunicacional
imagenblog: 

El Periódico Digital OXIGENO.BO, es desarrollado y administrado por Gen Film & Crossmedia Ltda. Teléfono: 591-2-2911653. Correo: info@gen.com.bo