Blog de Gary Rodríguez Álvarez

El calvario del incremento salarial en Bolivia

Se avecina el festejo del 1º de Mayo y con ello un nuevo dolor de cabeza para las empresas que producen, comercian y prestan servicios en el marco de la legalidad y la formalidad, ya que con motivo de tal celebración, se anuncian prerrogativas para la “clase trabajadora” -curiosa denominación, por cierto- como si quienes en verdad lo arriesgan todo en beneficio del país -su capital, su patrimonio y hasta su salud- no trabajaran… 

La otrora gloriosa y hoy venida a menos Central Obrera Boliviana (COB), como estila hacer cada año, entregó ya su pliego petitorio al gobierno con una aspiración de incremento del 8% al salario mínimo nacional y 7% al básico, diferenciándose de los líderes de la combativa COB de antes, que no solo pedían aumento, sino también, políticas de reactivación en función del país, no como ahora, que su actuación y cálculos políticos sólo tienen que ver con agradar a sus bases… 

Como era de esperar, tal irracionalidad, a la luz del desempeño económico del 2023, cuando no hubo segundo aguinaldo por el magro crecimiento, y el hecho que organismos internacionales vaticinan que este año el PIB podría crecer menos del 2%, varios sectores elevaron el grito al cielo. El sentir del empresariado es que el incremento planteado es desproporcionado, tomando en cuenta la baja inflación y el bajo crecimiento del 2023, advirtiendo que afectaría a la inversión y el empleo, al encarecer el producto nacional, favoreciendo al contrabando que compite ilegal y deslealmente al no pagar tributos, de ahí que hasta plantearon “congelar” los salarios en 2024. 

Hay que recordar que en 2023 el incremento salarial determinado por el gobierno fue del 5% al mínimo y 3% al básico, considerando la inflación del 2022 que llegó al 3,12%; de ahí que, siendo que la inflación del pasado año fue del 2,12% de ninguna manera correspondería siquiera repetir el incremento del 2023. 

Es bueno traer a la memoria, también, que el incremento salarial obligatorio solo se aplica a las empresas legalmente establecidas, en un país en el que según organismos nacionales e internacionales, la informalidad se campea a tal punto que, entre el 80% y 85% de los empleos se dan en tal situación, por lo que quienes tienen que competir contra empresas que no pagan altos tributos ni tienen rígidas obligaciones sociales, lo hallan injusto y alzan su voz de reclamo. 

Con relación a esto último, está la preocupación del efecto “en cascada” que produce el aumento salarial, pudiendo llegar a significar una carga superior al 40% para el empleador, sin que suba en igual proporción la productividad del trabajador o las ventas para generar los recursos adicionales necesarios, al subir también las obligaciones sociales como son los aportes patronales para salud, aguinaldo, jubilación, bono de antigüedad, pago de feriados y dominicales, primas, entre otros, pudiendo ocasionar, como consecuencia, la reducción del empleo formal y el cierre o mayor informalización de las empresas para poder sobrevivir. 

La baja dinámica económica, la tendencia a un menor crecimiento, la escasez del dólar y su encarecimiento, el mayor costo de los insumos importados, el grave impacto del cambio climático en el agro y la agroindustria, la caída de los precios internacionales de los bienes de exportación, el desborde del contrabando y la informalidad, la inestabilidad política que vive el país, entre otros, configuran un escenario adverso para pensar en incrementos salariales. 

Bolivia, es miembro de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) desde 1919, habiendo ratificado 50 Convenios con recomendaciones fundamentales para que el remedio no resulte peor que la enfermedad y un buen deseo no termine perjudicando a los trabajadores. Así, en materia salarial, la cláusula 21 del Diálogo Social y el Tripartismo, sentencia que “no pueden lograrse términos equitativos de empleo, condiciones de trabajo decente, seguridad y salud en el trabajo y desarrollo para el beneficio de todos sin la participación activa de trabajadores, empleadores y gobiernos mediante el diálogo social”. Este diálogo, p. ej., debería llevar a flexibilizar la legislación laboral para que los jóvenes, universitarios, madres solteras, etc. trabajen por horas, sin generar sobrecostos laborales, con lo que ganarían todos, como pasa en muchos países. 

Es de esperar que, cumpliendo con la fe del Estado comprometida ante la OIT, el proceso tripartito gobierno-empresarios-trabajadores pueda darse, para que lo que se decida no sea una imposición derivada de una decisión unilateral o un acuerdo bilateral, sino, más bien, de un diálogo donde se escuche al trabajador pero, también, al empleador, para que prime la sensatez, la prudencia y, sobre todo, la empatía de gobernantes y trabajadores, hacia quienes lo arriesgan todo al invertir en procesos productivos, comerciales y de servicios. De no ocurrir esto, un aumento igualitario y obligatorio sería discriminatorio, al darse un trato igual a los diferentes o un trato diferente a los iguales...

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¿Qué hacer frente a un año tan, pero tan complicado?

Es triste decirlo, pero el comercio exterior boliviano empezó el año con el pie izquierdo. Sin embargo, como de toda situación indeseada puede surgir una oportunidad, cuando se la encara adecuadamente, es de esperar que la preocupación del sector privado coincida con la de las autoridades, y se puedan tomar las medidas que el caso amerita. 

Según un último reporte del Instituto Nacional de Estadística, Bolivia inició la gestión 2024 con un saldo deficitario de 171 millones de dólares en su intercambio con el mundo: El valor de las exportaciones cayó 29%, pese a que su volumen bajó sólo un 1%, infiriéndose que ello podría derivar de un efecto-precio externo negativo. 

En términos absolutos, las ventas externas del país, comparadas a enero del 2023, cayeron 243 millones de dólares, y apenas cerca de 12.000 toneladas en volumen, algo que debe llamar la atención, dado que dicho balance se hace contra un mal resultado que se dio por razones externas, como la caída de las cotizaciones internacionales de las materias primas, así como también, por causa de los problemas internos que, como en el caso de los bloqueos, impactaron negativamente en el sector. 

En lo que hace a las importaciones, en el primer mes de este año, también bajaron un 10% en valor y 3% en volumen, destacando que un 82% de las compras externas tuvo que ver con insumos (27%), combustibles (23%), bienes de capital (20%) y equipos de transporte (13%), todo lo cual no se puede dejar de importar porque coadyuvan a producir bienes y servicios, tanto para el mercado interno como para la exportación, de ahí que la importación no es mala, sin embargo, el tema es, cómo financiarla. 

El resultado de ambos comportamientos a la baja observados en enero, con las ventas externas cayendo más que las importaciones, fue el déficit comercial, en otras palabras: lo exportado por el país no alcanzó para pagar lo que compramos desde el exterior. 

El desbalance en el primer mes del 2024 debe llamar profundamente a la reflexión, ya que, más allá de que el déficit se haya podido producir por causas externas que no controlamos -al ser tomadores de precios, por ejemplo- hay cosas que sí podemos hacer en lo interno para impedir su acentuamiento a lo largo del año, en aras, sobre todo, de aumentar el ingreso de dólares al país, porque, no con poco dolor, todo el mundo sabe ya que la divisa estadounidense había sido importante para moros y cristianos… 

A estas alturas del partido, los importadores enfrentan graves situaciones para poder desarrollar sus actividades con normalidad, ya que en ausencia de un “mercado libre” (donde está prohibido vender la divisa por encima de Bs6,97) se encuentra entre dos posibilidades: Hacer cola para conseguir dólares “regulados” -que son escasos- o recurrir al “mercado negro” que no debería haber, pero existe, donde el cielo es el límite… 

Frente a este problema, no queda otra posibilidad que optar por las exportaciones como fuente principal de divisas para la economía nacional, aclarando que no solamente los importadores, sino también los propios exportadores, precisan dólares para contratar servicios en el exterior -transporte, seguros, puertos, forwarders, etc.- de ahí que un dólar escaso o más caro con seguridad va a impactar negativamente sobre su competitividad e ingresos, como está pasando con los particulares, para viajar al exterior por diferentes motivos, como estudiar en el extranjero, hacerse atender la salud, etc. 

Las consecuencias de esta indeseada realidad ya se están empezando a sentir: el ritmo de las importaciones está empezando a caer, lo que podría conllevar problemas de abastecimiento, sabiendo lo que pasa con los precios cuando un producto escasea en el mercado; los costos de los bienes extranjeros están empezando a subir (con el agravante de que más del 80% no se puede dejar de importar, por lo dicho más arriba) de tal forma que los productores verán subir sus costos de producción, al igual que los consumidores. ¿Qué hacer para que no empeore la situación? Algo muy sencillo… 

Dar al sector exportador el lugar que le corresponde -cuidarlo, apoyarlo e incentivarlo en su esfuerzo- es lo que corresponde, muy especialmente cuando de él depende la solución estructural a este problema; mucho más, considerando que el mismo viene de ser muy golpeado en 2023 por su caída en 2.800 millones de dólares frente al año precedente y, porque en enero le fue mal… 

Los minerales cayeron 216 millones de dólares, los hidrocarburos bajaron 53 millones y quienes una vez más sacaron la cara por el sector, fueron las Exportaciones No Tradicionales que subieron 26 millones gracias al aumento de su volumen en 50%, derivado del esfuerzo productivo e inversión del sector agroalimentario, principalmente, que ayudó a compensar la caída de precios. Precisamente, es a este sector al que hay que escuchar en sus necesidades para que invierta, produzca y exporte más, y sus dólares financien las importaciones, especialmente cuando enfrentamos un año tan, pero tan complicado…

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¿Por qué la escasez de dólares en Bolivia?

Que el dólar se ha tornado escaso en el país, es verdad, y resulta pertinente hacer una lectura desapasionada del porqué de tal situación a la luz del desempeño del comercio exterior, tanto a nivel de los actores como de los sectores, que permita tomar las mejores medidas que el acaso aconseje, a fin de salvar tal situación. 

En el comercio exterior de Bolivia hay dos actores importantes -el privado y el estatal- que actúan como exportadores e importadores; asimismo, hay dos agrupaciones de los bienes de exportación, Tradicionales y no tradicionales, y son cuatro los rubros de mayor importación -combustibles, insumos, bienes de capital y equipos de transporte- cuyo desempeño impacta positiva o negativamente en la economía. 

Que el comercio exterior arroje un saldo superavitario quiere decir que los actores ya indicados lograron generar una cantidad de dólares más que suficiente para pagar sus compras externas, pero cuando la balanza comercial es deficitaria, implica que el país no pudo financiar con sus exportaciones las compras externas que hizo, en desmedro de las Reservas Internacionales Netas (RIN) del Banco Central de Bolivia (BCB). 

Hasta 2022, parecía que el sector volvía a la normalidad, por los tres superávits desde la pandemia en 2020, pero en 2023 volvimos al déficit. Es bueno recordar que a inicios de siglo y hasta 2003, Bolivia registró déficits por 1.870 millones de dólares, para luego acumular un excedente de 16.000 millones gracias a los sucesivos superávits del 2004 al 2014, derivados de la portentosa exportación de hidrocarburos (gas natural, urea y GLP), así como de minerales y productos no tradicionales, al influjo de los altos precios y el incremento de los volúmenes realizados. 

Cabe señalar que el responsable de la exportación de hidrocarburos así como de la importación de combustibles, es el Estado; de otra parte, en la exportación de minerales, actores fundamentales son el sector cooperativista, la gran minería y los mineros medianos; mientras que las Exportaciones No Tradicionales son las que mayor número de empresas tienen, casi 100% privadas, en su mayoría pequeñas y medianas unidades. Todos estos actores, son también consumidores de los cuatro rubros de importación arriba indicados. El quid de la cuestión es el balance sectorial, entre lo exportado y lo importado, por cada uno de ellos. 

Por mucho tiempo el sector público no tuvo dificultad en financiar sus importaciones al exportar 61.000 millones de dólares del 2006 al 2023, muy por encima de sus compras externas (21.000 millones en igual lapso), pero, eso cambió desde que la balanza comercial hidrocarburífera pasó a ser deficitaria en 2022. 

En cuanto al sector privado, que de lejos es el de mayor gravitación en el comercio exterior, un par de comentarios al respecto: Cuando se cuestiona que, dónde están las divisas de los exportadores, hay que recordar que el sector minero fue, de lejos, el primer exportador en 2023 con 5.665 millones de dólares, mientras el no tradicional generó cerca de la mitad (3.008 millones), de ahí que la pregunta debería ser para los mineros ¿no ve? 

En segundo lugar, algo escalofriante: Comparadas al 2022, el mejor año de la historia para las exportaciones, con un récord de 13.604 millones de dólares, las ventas externas del pasado año se derrumbaron en 2.800 millones de dólares: minerales (-967 millones), hidrocarburos (-964 millones) y Exportaciones No Tradicionales (-874 millones), a lo que hay que sumar la salida del país de cerca de 700 millones de dólares debido al déficit comercial registrado, de ahí la baja disponibilidad de dólares en el sistema (a ver si esto convence a los incrédulos que sufrir un déficit comercial, no es bueno). 

El 2023 mostró la importancia estratégica del sector externo para el país: Mientras la exportación cayó 21%, la importación bajó apenas 3% demostrando la altísima dependencia del abastecimiento externo, justo cuando la disponibilidad de divisas disminuía en el país por el descenso de las ventas externas. La gran lección del pasado año es que el comercio exterior debe merecer la máxima atención, ya que de una u otra forma, su descuido afectará a toda la ciudadanía. 

El Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE) y Almacenera Boliviana S.A. (ALBO), una prestigiosa empresa que presta servicios al país por más de veinte años, acaban de entregar las “Cifras del Comercio Exterior Boliviano 2023”, un detallado Informe sobre el comportamiento de las exportaciones e importaciones del país. El IBCE aboga por un trabajo sinérgico público-privado para reimpulsar las ventas externas -sobre todo las Exportaciones No tradicionales- para que Bolivia crezca más; para que haya más empleos dignos y sostenibles; para captar más divisas y pagar sin sobresaltos las importaciones; para que suban las RIN del BCB y algo importante: Evitar un proceso inflacionario que golpee a los menos favorecidos. El Informe se puede descargar desde la Web del IBCE: https://ibce.org.bo/ibcemail/index.php?id=3236&a=2

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Santa Cruz: Donde invertir en bienes raíces es un negocio seguro

¿Que hace que un Departamento como Santa Cruz se haya convertido en un polo de atracción, no solo de personas, como un fenómeno migratorio que inició en los ´50 y no se ha detenido hasta hoy, sino que últimamente también de capitales y empresas? La explicación tiene que ver con las oportunidades de negocios y de realización personal que ofrece la región.

El avance de Santa Cruz en los últimos setenta años no ha sido fácil, ha sido azaroso, más bien, pero su alma instituyente y el espíritu indomable que la caracteriza, le han permitido salir adelante, y dos sectores que demuestran esto son el inmobiliario y de la construcción, que tienen que ver con la inversión en inmuebles para vivienda, comercio, alquiler o anticrético.

Por mucho, muchísimo tiempo, Santa Cruz de la Sierra no pasó de ser una aldea, y no fue sino hasta hace poco, poquísimos años, que la mancha urbana de la “ciudad de los anillos” se extendió de forma vertiginosa y no solo de manera horizontal, sino también, verticalmente.

Se dice que en los años ´60, un “camba” viajó a La Paz, por entonces la ciudad más moderna de Bolivia, quedando boquiabierto ante los edificios de muchos pisos de altura que veía. A su retorno, dijo que lo que más le había impresionado de La Paz era que ¡había Universidades por todas partes! Para que se entienda el chiste: Por esos años, el único edificio alto que había en Santa Cruz de la Sierra era el de la Universidad Gabriel René Moreno, de apenas 4 pisos, de ahí que el visitante pensó que todos los edificios altos de La Paz eran universidades…

Pero, más allá de la anécdota, esa situación ha cambiado luego del grandioso avance urbanístico hasta donde ha llegado. Veamos algunos rasgos distintivos de la capital cruceña:

¿Se anima a aventurar un número de cuántos edificios de 10 pisos o más hay en la ciudad? ¿Cuántas licencias de construcción se otorgaron durante los últimos cinco años?

¿Sabía que, pese a la recesión inmobiliaria post pandemia, hay una crecida de proyectos, una baja de stocks de inmuebles y una subida de precios de venta en Santa Cruz de la Sierra? ¿Que la tasa de ocupación a largo plazo de residenciales en los últimos 20 años es del 97% y la vacancia promedio de apenas 3%? ¡Esto solo se ve en Europa o Estados Unidos!

¿Sabía Ud. que el crédito de vivienda social marcó “un antes y un después” en la historia del sector inmobiliario cruceño y que gracias a ello, la clase media y media emergente, que nunca soñó con una vivienda propia, hoy tiene la posibilidad de lograrlo?

¿Que, de la cartera bancaria de 7.100 millones de dólares, un 26% es crédito hipotecario, 4.000 millones para vivienda de interés social, y 2.500 millones fueron colocados en Santa Cruz?

¿Sabía Ud. que la credibilidad del empresariado cruceño ha canalizado tecnología de punta para construir la primera Ciudad Inteligente -la Nueva Santa Cruz- un proyecto del Grupo Empresarial Lafuente con asesoramiento de LH – Korea Land and Housing Corporation, las empresas coreanas de ingeniería de diseño SUNJIN y PYUNGHWA, y la empresa CONNAL?

 ¿Que en Santa Cruz se utiliza metodologías como Lean Construction, Building Information Modeling y Tecnologías de Construcción Industrializada, además de Big Data, Inteligencia Artificial, el Internet de las Cosas y Business Intelligence para proyectos inmobiliarios?

¿Sabía que la conciencia social y medioambiental en Santa Cruz no es un discurso y que ejemplo de ello son Manzana 40 y Green Tower, entre otros?

¿Que la democratización del mercado inmobiliario con Blockchain permite tokenizar/fraccionar activos inmobiliarios en m2 e invertir desde 1.000 dólares en Santa Cruz?

Julio César Valenzuela Roca, CEO de Citrino Capitales Inmobiliarios, destaca que pese a la pandemia y la difícil coyuntura, el sector inmobiliario cruceño ha demostrado resiliencia, de ahí que invertir en un inmueble es la mejor alternativa para convertir en activos tangibles los Bolivianos o dólares que las personas atesoran sin ganar intereses, considerando que el crecimiento poblacional garantiza el pago de alquileres, además de la ganancia de plusvalía.

Toda esta información y respuestas a otras preguntas están contenidas en el Informe “Santa Cruz – Bolivia: Donde invertir en bienes raíces es un negocio seguro”que acaba de lanzar el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE) con espectaculares imágenes y abundantes datos, cuadros y gráficos a partir de importantes temáticas desarrolladas por especialistas del sector (https://ibce.org.bo/ibcemail/index.php?id=3235&a=3).

Volviendo a la anécdota de más arriba: ¿Sabía que en los últimos 20 años se ha dado un aumento significativo en la densificación urbana con la construcción de altas edificaciones en Santa Cruz de la Sierra? Según un estudio de Citrino Capitales Inmobiliarios, a la fecha suman ya 261 edificios de 10 o más pisos en la capital cruceña, de los que 51 se construyeron en los últimos cinco años.

¿No le inspira todo esto a pensar que invertir en bienes raíces en Santa Cruz es un negocio seguro?

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Desconcierto en Wall Street por repunte de bonos de Bolivia

Bloomberg, la prestigiosa compañía internacional que brinda servicios de información en el mundo de los negocios y las finanzas, dio cuenta que los bonos soberanos de Bolivia tuvieron un rendimiento del 19% en 2024, convirtiéndolos “en una de las mejores apuestas en deuda soberana de los mercados emergentes este año”, lo que provocó incredulidad, frustración y desconcierto en varios especialistas sobre la materia (“El repunte de los bonos de Bolivia, un país en crisis, desconcierta a Wall Street", bloomberglinea.com, 13.03.2024).

“No puedo explicar la compra”, “esto se dirige al desastre”, “no lo entiendo”, “es nuestro candidato a default para este año” -refiriéndose a Bolivia- fueron algunas de las expresiones de analistas, recogidas por Bloomberg, luego del repunte de los bonos del país, mientras que otros más moderados dijeron que, si bien Bolivia tiene serios problemas fiscales y externos, el servicio de la deuda es manejable, dando por descontado que cumplirá con los pagos de los bonos y evitará caer en default, considerando las elecciones del 2025.

Una de las explicaciones de Bloomberg, del porqué del rendimiento positivo de los bonos de Bolivia, fue el hecho que el gobierno nacional se sentó a hablar con el empresariado privado, confirmando la enorme importancia que tienen las “señales”, para los inversionistas financieros.

En efecto, luego de más de tres años de la actual gestión gubernamental, representantes públicos y privados compartieron preocupaciones y acordaron acciones para encarar la escasez de dólares y otros temas, a través de un documento que no fue del agrado de todos.

El "Acuerdo económico, productivo y empresarial entre el Gobierno Nacional y el empresariado boliviano" fue suscrito el 19 de febrero de 2024 por trece entidades privadas con las Máximas Autoridades Ejecutivas (MAE) del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas, Ministerio de Planificación del Desarrollo, Ministerio de Desarrollo Productivo y Economía Plural, Banco Central de Bolivia (BCB) y de la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (ASFI).

Si bien la generalidad del empresariado destacó la apertura del gobierno para encarar un diálogo abierto y un trabajo conjunto con entidades privadas, no faltaron las críticas, desde quienes relativizaron el alcance del Acuerdo, hasta los “duros de la película” que lo objetan todo, insistiendo en la necesidad de eliminar el déficit fiscal y los supernumerarios de la Administración Pública; cerrar las empresas estatales; acabar con la subvención de los combustibles, entre otras “soluciones estructurales” que -así apunten en la dirección correcta- son políticamente improbables, como Bloomberg mismo anota, considerando el período preelectoral: ¿Se acuerdan lo que pasó en diciembre del 2010, cuando el gobierno intentó subir el precio de los combustibles? Pero, veamos en qué consistió el referido Acuerdo…

El gobierno se comprometió a la “liberación de exportaciones con agilización de trámites”, y a la “devolución inmediata de CEDEIMs” previa liquidación de divisas por exportación en el sistema financiero nacional, surgiendo el reclamo de que si bien se flexibilizó la exportación de los excedentes de soya y derivados, sorgo y arroz, no así del azúcar y la carne bovina, por lo que la restricción continúa vigente.

El BCB se comprometió a emitir bonos en dólares, lo que se dio el 27 de febrero con tasas del 4,5% al 6,5% para colocaciones desde 3 meses hasta 3 años, a fin de engrosar sus reservas, al captar parte de los 10.000 millones de dólares que están fuera del sistema financiero; la colocación, al 9 de marzo, superó los 22 millones de dólares (80% a personas jurídicas y 20% a personas naturales) siendo la meta llegar a 100 millones hasta agosto.

Dos acuerdos adicionales fueron, la subasta de diésel por YPFB, y la agilización de la importación de diésel para consumo propio por parte del sector privado, para que no falte la provisión del combustible, así se lo deba comprar a precio internacional.

Se abrió también, al sector privado, la posibilidad de construir plantas para fabricar biodiésel, pensando en bajar la importación de diésel fósil y ahorrar divisas, y asimismo, surgió el ofrecimiento de financiar la mejora del rendimiento agrícola con "agricultura de precisión", aunque se criticó que no se autorice el uso pleno de la biotecnología.

El incremento del peso y longitud máximos para vehículos de transporte de carga, apuntando al ahorro de diésel y a bajar costos, fue otro acuerdo; también, el incentivar la importación de vehículos flex y eléctricos para consumir más etanol nacional, y bajar la importación de gasolina y el gasto de dólares.

Finalmente, el establecimiento de una banda para el cobro de comisiones de transferencia de divisas al exterior, lo que ya se dio a partir de una norma de la ASFI.

Este es el “paquete de medidas” que fue bien percibido en el exterior e hizo subir los bonos de Bolivia, algo que desconcertó a los analistas pesimistas, pero, agradó a los inversionistas…

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China, primer socio comercial de Bolivia

¿Cómo es que la República Popular China, el segundo país más poblado del mundo, luego de la India, y la segunda economía más grande, después de la de Estados Unidos, ha pasado a ser el primer socio comercial de Bolivia así como de otros países? Gran parte de la explicación tiene que ver con una palabra: Pragmatismo. ¿Recuerda aquello de que “no importa el color del gato, lo importante es que cace ratones”? Fue este razonamiento el que llevó a la China a una Reforma Económica hasta encaramarse en el podio de los ganadores.

A la luz de la historia y las estadísticas de exportaciones e importaciones a nivel global, la presencia de China en el comercio mundial es relativamente reciente, pero el gravitante rol que empezó a jugar a partir de su desempeño productivo se ha dado a pasos agigantados.

No resulta exagerado decir que con el ingreso de la China a la Organización Mundial del Comercio (OMC) a principios del siglo XXI el planeta ha empezado a depender, en gran parte, de lo que pase con este país en materia de intercambio de productos: Con 3,6 billones de dólares por exportaciones (oferta); 2,7 billones de dólares en importaciones (demanda) y un PIB cercano a 18 billones de dólares, no puede pasar desapercibido por tratarse del primer exportador y segundo importador del orbe.

Tan colosal suceso no fue casual, sino, fruto de algo bien planificado y ejecutado, a partir de que el entonces líder del Partido Comunista chino, Deng Xiaoping, sin renunciar a su ideología, cultura, etc., optó por integrar a la China al mundo, ofreciendo las mejores condiciones al capital, tecnología y know how de países desarrollados de Occidente y Asia, para salir del ostracismo.

En poco tiempo, su apuesta por la Reforma Económica de fines de 1978, que no fue otra cosa que abrirse al mundo, dio lugar al llamado “milagro económico chino”, pasando este país a convertirse en “la fábrica del mundo” gracias al aluvión de inversión extranjera directa derivada de la seguridad jurídica e inmejorables condiciones infraestructurales, laborales y medioambientales, provocando el desmonte de fábricas y su traslado desde países avanzados a la China, un fenómeno conocido como “deslocalización productiva”.

A estas alturas se imaginará que el artífice de lo dicho en el primer párrafo -no importa el color del gato, sino, que cace ratones- fue Deng Xiaoping, en otras palabras, quiso decir que no importaba que el radical modelo chino pasara a ser un híbrido socialista-capitalista, ya que lo que contaba eran los resultados: bajar la pobreza extrema, crear empleos que ayuden a mejorar la calidad de vida de su gente y proyectar a la China al mundo, lo que está logrando.

Hablar de Made in China, más allá de la referencia geográfica, puede resultar un eufemismo, pues detrás de ello hay multimillonarias inversiones de capital y tecnología extranjera que explican cómo China pasó tan rápidamente a ser uno de los más importantes “global players”. Ejemplo: la camioneta marca ZNA es fabricada en China, con tecnología japonesa, pero a mitad de precio. ZNA es el acróstico de Zhengzhou Nissan Automobile, un vehículo producido por la japonesa Nissan, en Zhengzhou, una ciudad-factoría china.

Si la China se está comiendo al mundo por medio de las finanzas y el comercio, y, más allá de la ideología, no hay país que no le compre cada vez más y tampoco hay un país que no quiera vender cada vez más a ese voraz mercado de más de 1.400 millones de personas, Bolivia no podía ser la excepción...

En efecto, China ha pasado a ser ya el primer socio comercial para Bolivia. En 2005, nuestro país compró 2.666 productos chinos por 163 millones de dólares; en 2023, el número de bienes subió a 4.597 y pagamos 2.415 millones de dólares (la importación creció 1.381% desde entonces). De China traemos, principalmente: vehículos, neumáticos, hornos, motocicletas, insumos, aparatos de comunicación, generadores eléctricos y textiles, cada uno de ellos por encima de los 20 millones de dólares. Pero ¿cómo nos va con las exportaciones?

En 2005, Bolivia vendió a China 37 bienes por 21 millones de dólares; en 2023 marcamos récord con 59 productos y 1.170 millones de dólares (crecimiento del 5.592%), en orden de importancia: plata, cinc, plomo y carne bovina -cada uno de ellos, holgadamente, por encima de los 100 millones de dólares- además de estaño, cobre, madera, antimonio, boratos, oro, ajonjolí, quinua, volframio, castaña, todos, superando el millón de dólares.

Así las cosas, China no solo ha pasado a ser el primer país del que importamos, sino, el tercero más importante para nuestras exportaciones luego de Brasil (1.566 millones de dólares) e India (1.317 millones).

Por esto es que pensar en utilizar el yuan, no es un “cuento chino”, sino, una urgente necesidad para evitar que lo importado desde China escasee o suba de precio, dada la falta de dólares. Para concluir ¿y si nos preocupamos de exportar cada vez más a la China, a fin de conseguir de ellos los dólares o los yuanes que nos ayuden a importar?

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¿Cómo funcionará el yuan para el comercio Bolivia-China?

Un sinfín de interrogantes, comentarios escépticos, así como expresiones de esperanza, provocó el anuncio de la posible utilización del yuan para el comercio entre China y Bolivia, a partir del convenio de corresponsalía logrado por el Banco Unión S.A. con el Banco Industrial y Comercial de China, según lo informado por el Ministro de Economía y Finanzas Públicas, Marcelo Montenegro, sobre la base del trabajo previo realizado por el Presidente del Banco Central de Bolivia, Edwin Rojas, para lograr la visita a Bolivia de “los dos bancos más grandes del gigante asiático, con el fin de impulsar el uso del yuan renminbi en las transacciones comerciales bolivianas entre ambas naciones” -el Industrial and Commercial Bank of China (ICBC) y el Bank of China- que a tal efecto arribaron a Santa Cruz de la Sierra para dialogar con representantes del sistema financiero (“Promueven la llegada de los dos bancos más grandes de China a Bolivia para impulsar el uso del yuan”, América Economía, 29.09.2023).

El uso del yuan para el comercio bilateral preocupó a unos pocos, pero dio una sensación de alivio a muchos, dada la escasez del dólar en el país, siendo bien visto que el Banco Unión tenga ya una cuenta internacional para operar esta primera corresponsalía con el ICBC y hacer posible operaciones directas en yuanes y bolivianos sin la intermediación de otros entes financieros y monedas.

“El convenio de corresponsalía, firmado por ambos bancos, fue entregado este viernes al Ministro de Economía y Finanzas Públicas, Marcelo Montenegro, en un acto especial en la ciudad de La Paz, en presencia de ejecutivos y diplomáticos de Bolivia y China”, dio cuenta la Agencia Boliviana de Información (“IBCE asegura que el acuerdo para usar el yuan en el comercio con China bajará demanda del dólar”, ABI, 23.2.2024). No faltaron los detractores, pero surgieron, también, preguntas interesantes que paso ahora a intentar resolver.

¿Desde cuándo se podrá entregar bolivianos al Banco Unión para pagar con yuanes las compras desde China? En pocos días más, lo principal, ya está hecho. Cabe señalar que en 2023 se utilizaron yuanes por un monto equivalente a 80 millones dólares transferidos a China y 12 millones recibidos en pago bajo intermediación financiera, algo que ahora se eliminará.

¿Se trata esto de un “swap” de monedas? No, eso se hace entre Bancos Centrales. Hay que destacar que para lograr tal corresponsalía, primero tuvo que haber una evaluación del país, luego una evaluación del Banco y, una vez lograda la misma, se abre tal posibilidad para otros bancos, de hecho, se sabe que hay una iniciativa privada en curso.

¿De qué se trata, entonces? De un convenio entre dos bancos estatales para financiar el comercio bilateral en base a tres fuentes: 1) Las exportaciones bolivianas, cuando el importador chino pague en yuanes; 2) Las inversiones chinas en Bolivia hechas en yuanes; 3) Los yuanes que el ICBC pueda fondear.

¿Cómo se hará la operación? El proveedor chino que facture en yuanes habilitará al importador nacional a comprar esa moneda en el Banco Unión, con bolivianos, evitándose el uso del dólar y el costo de su liquidación en China, además de aprovechar estímulos en ese país para usar el yuan. De hecho, Huawei manifestó que aceptará el pago en yuanes.

¿Cuáles los beneficios?Para el importador desde China: Menor costo cambiario asociado al dólar (con fuente de información, Bloomberg); el costo de transferencia oscilará dentro de la banda fijada por ASFI; ahorro de tiempo por la no intermediación. Para el exportador a China: presentada la factura de venta en yuanes al Banco Unión, en 24 horas, podrá recibir hasta el 80% del importe en bolivianos bajo el concepto de “factoring” a una tasa anual del 6%.

¿El Banco Unión tendrá una segunda corresponsalía con China? Podría ser, y si hay aceptación, con otros países también, como Brasil, por ejemplo.

¿La corresponsalía permitirá Cartas de Crédito a la vista, Cartas de Crédito stand-by y cobranzas de importación/exportación? La respuesta es, sí.

¿Las solicitudes podrán ser procesadas digitalmente o vía formulario manual?Inicialmente, como se hace hoy, de forma presencial, a futuro, de manera digital.

Por lo explicado, tratándose de una alternativa “no obligatoria”, despojados de toda valoración ideológica, política o subjetiva, la posibilidad de usar el yuan para el comercio con China podría resultar positiva.

En 2023, según el INE, Bolivia exportó a China 59 productos por cerca de 1.200 millones de dólares e importó 4.598 productos chinos por más de 2.400 millones de dólares, así que, de lejos, estamos hablando de la posibilidad de una solución, así sea parcial, a la falta de dólares para financiar las mayores compras que hace Bolivia del mundo. Es de esperar que así se entienda, en función de la delicada situación que vivimos.

Finalmente, usar el yuan será una opción para quien lo quiera hacer y, el que no quiera, podrá continuar con la penuria de conseguir dólares para pagar sus compras desde la China…

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Bloqueos: El uso de la fuerza como último recurso

Continuando con mi última columna titulada “Frente a los bloqueos en Bolivia: ¡Traigan al gordo!” (“EL DEBER”, 31.01.2024) en la que fijé mi posición sobre el tema indicando que cualquiera sea el motivo para bloquear y cualquiera el bloqueador, todo bloqueo, no solo bloquea nuestras posibilidades de desarrollo sino que afecta negativamente a la economía, a la imagen del país en el exterior y vulnera el derecho ciudadano al libre tránsito, al trabajo y a la pacífica convivencia, además, que, protestar es un derecho pero bloquear es un delito.

No todos saben que protestar y bloquear no es lo mismo, estoy seguro que ni los propios bloqueadores están conscientes de ello, pese a que la Constitución Política del Estado y el Código Penal prevén sanciones al respecto, así que, en el interés de respaldar lo dicho por la normativa boliviana, aquí va este nuevo aporte, sobre la base de un reciente Comunicado desde la Organización de los Estados Americanos diciendo que: 

“En el marco de las manifestaciones iniciadas el 22 de enero en Bolivia, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión (RELE) recuerdan al Estado su deber de respetar a los estándares interamericanos sobre libertad de asociación, reunión pacífica y expresión, así como tomar medidas efectivas para generar diálogos y reducir la polarización política en el país”, refiriéndose al conflicto que vivimos con los actuales bloqueos (“CIDH y RELE: Bolivia debe respetar estándares interamericanos durante protestas”, Oficina de Prensa de la CIDH, Washington, EEUU, 2.02.2024).

El Comunicado se refiere a la alta polarización y actos de violencia en la actual conflictividad social, así también, al “cierre de carreteras en varias regiones del país, con especial concentración en los departamentos de Cochabamba, Potosí y Santa Cruz. En este contexto, la Policía Nacional ha dispersado algunos sitios de bloqueo con el uso de gases en al menos una ocasión. En otros puntos se han registrado enfrentamientos entre civiles y agentes policiales, que resultaron en al menos 32 agentes heridos. En Potosí, el 27 de enero, tres policías fueron lesionados y al menos 9 personas fueron detenidas. Por otra parte, se tiene el registro de la muerte de 2 personas, presuntamente como consecuencia de los bloqueos. Asimismo, se conoció el anuncio del Estado sobre posibles investigaciones contra quienes lideran las manifestaciones”.

El Comunicado recuerda, que “la protesta social es un elemento esencial para la existencia y consolidación de sociedades democráticas y comprende el ejercicio de la libertad de expresión, reunión pacífica y asociación” y, que, “toda limitación a este derecho debe acreditar rigurosamente los requisitos de legalidad, necesidad y proporcionalidad. En ese sentido, el Estado debe adoptar medidas para proteger a quienes ejercen su derecho a la protesta y garantizar los derechos a la vida, integridad, salud y las condiciones para el abastecimiento de toda la población”.

Recomienda, además, a las autoridades, “abstenerse de emitir declaraciones que estigmaticen la protesta o a quienes participan de ella. La estigmatización oficial de la protesta dificulta el diálogo y puede exacerbar violencia contra determinados sectores de la población. Las personas con liderazgos públicos deben tomar distancia de cualquier discurso que envíe mensajes permisivos a la violencia, incluyendo los que activen, fomenten, acentúen o exacerben situaciones de discriminación, hostilidad, intolerancia o animadversión”.

Hasta aquí, todo daría a pensar que tales expresiones respaldan la forma de “protestar” de los bloqueadores, pero, no es así, ya que el Comunicado dice que:

“Cuando la eventual perturbación a la vida cotidiana en el seno de las protestas se extiende en el tiempo y escala a punto de comprometer gravemente la garantía de otros derechos como por ejemplo el i) derecho a la vida; ii) aprovisionamiento de alimentos; o iii) el derecho a la salud, se acentúa el deber del Estado de facilitar todos los mecanismos de diálogo posibles y la coexistencia de todos los derechos en tensión, teniendo el uso de la fuerza como último recurso”.

Vale decir que, cuando la protesta, como el derecho a expresarse, reclamar, etc., que siempre debe ser pacífica, pasa a tener visos de violencia atentando contra los derechos de otras personas, el Estado puede y debe intervenir, por las buenas, primero, pero de no ser suficiente, con la fuerza pública para imponer el orden, como prescriben las leyes de nuestro país. Así de claro y sencillo.

Marcelo Cruz, Presidente de ASOCIATRIN, me envió unos videos en los que se puede ver cómo se impedía la entrega de ayuda humanitaria a los choferes de camiones detenidos por días de días en medio de la nada, sin comida, sin agua, sin baño... Los autodenominados "originarios indígenas, propietarios del lugar y seguridad sindical”, armados de lanzas, prohibieron su paso. ¿Cómo tolerar tamaño acto de barbarie en pleno siglo XXI?

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¿Cómo estamos a 15 años del “Estado Plurinacional”?

El feriado nacional del 22 de enero en Bolivia fue establecido con el Decreto Supremo No. 405 del 20 de enero de 2010, en cuyos considerandos decía: “Que el 22 de enero de 2006, Evo Morales Ayma asume la conducción del Estado en representación de las naciones y pueblos indígena originario campesinos (…) Que el 22 de enero de 2010 se instituye el Estado Plurinacional de acuerdo con la Constitución Política del Estado”; y, en su artículo único: “Se decreta el 22 de enero de cada año, como día de la Fundación del Estado Plurinacional de Bolivia. Asimismo, se declara feriado con suspensión de actividades públicas y privadas a nivel nacional el día 22 de enero de cada año”.

A decir de sus ideólogos, el Estado Plurinacional apuntaba a reconocer la existencia de 36 naciones, lo que —en teoría— debía llevar a Bolivia a una verdadera unidad en lo político, económico, social y cultural, en respuesta a 180 años de dominación y discriminación de las “grandes mayorías”.

El alborozo y la expectativa por aquel entonces era grande, verdaderamente grande, y mucha, muchísima gente creyó en ello esperando que la “unidad en la diversidad” funcionara para bien del país, muy especialmente, a partir del protagonismo de campesinos, indígenas y originarios que, habiendo sido ignorados por tanto tiempo, tendrían la oportunidad de conducir al país y enseñar al blancoide y al mestizo a aprender de ellos “cómo hacer bien las cosas”.

Posteriormente, el Decreto Supremo No. 2750, del 1 de mayo de 2016, refrendó el 22 de enero como el “Día de la Creación del Estado Plurinacional de Bolivia”, diciendo que, de caer el feriado en domingo, pase al lunes, justificando que la Ley General de Turismo “Bolivia Te Espera”, apuntaba a promover, desarrollar y fomentar el turismo interno para fortalecer la identidad plurinacional y las riquezas inter e intraculturales, y que era necesario reglamentar los feriados para fomentar el acceso a mercados de consumo turístico para productos diferenciados y especializados, generados por emprendimientos de turismo comunitario, social y otros; y, apoyar el desarrollo del turismo sustentable, en la perspectiva de construir una cultura turística solidaria y participativa, que genere empleo estable y permita la redistribución equitativa del excedente económico, fruto de la acción turística, a través de políticas que promuevan su fortalecimiento. ¿Tremenda aspiración, verdad? De haberse concretado, el turismo estaría boyante.

Sin embargo, la nueva conmemoración del nacimiento del Estado Plurinacional de Bolivia, este año, no pudo resultar más contradictoria. Se entiende que se festeja lo que va bien, no así algo que está en crisis, y cuando digo “crisis” no me refiero a la situación económica del país, sino, a algo peor, a una crisis social y política que bien podría ser la antesala de una indeseable crisis económica a corto término. ¿Por qué?

Porque, a diferencia del año 2006 —cuando la naciente Bolivia plurinacional estaba “partida en dos”, producto de la votación del electorado— el festejo del 22 de enero de 2024 encuentra al país más dividido que nunca, no solo entre los criticados y estigmatizados “blancos, mestizos y blancoides” versus los cobrizos y ensalzados “campesinos, indígenas y originarios”, sino, también —y esto más que curioso es doloroso— encuentra divididos a ambos conglomerados al  interior de cada uno, y, además, divididos están los propios promotores y actores de la plurinacionalidad, siendo la mayor expresión de ello la división al interior del “instrumento político" del Movimiento Al Socialismo, algo inimaginable hace pocos años atrás. ¿Es o no es así? ¿Estamos o no estamos así?

Es lamentable decirlo, pero, más allá de la “incorporación” de amplias masas otrora postergadas, los objetivos de unidad y de un Estado más inclusivo no se han dado luego de 15 años. Pero no solo eso, el país ha entrado en una vorágine de cientos de conflictos en los últimos tiempos, con fatídicos avasallamientos a predios productivos e insufribles bloqueos que afectan los derechos básicos de la gente, como la seguridad, la libre circulación y el trabajo, castigando con pérdidas principalmente a los productores, exportadores, transportistas, importadores, comerciantes, prestadores de servicios, y también a los consumidores y trabajadores.

Un informe presentado recientemente por el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE) da cuenta que en 2023 el departamento de Santa Cruz —bastión económico, productivo y exportador del país— fue el foco de conflictos con 185 puntos de bloqueo y 211 días de afectación, sin poder circular ni trabajar normalmente, lo que explica en gran parte el bajo crecimiento del PIB, el derrumbe de las exportaciones y la vuelta al déficit comercial. Y se habla de hacer turismo… ¿en un país bloqueado y convulsionado?

¡Cuán triste y lamentable es ver que esta inédita concepción del Estado no ha hecho, sino, provocar un país más dividido e inseguro que antes, tanto para republicanos como “plurinacionales”!

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Gracias a la vida, que me ha dado tanto…

¿Ha escuchado alguna vez la canción titulada “Gracias a la vida”? Si no lo hizo, se la recomiendo, vale la pena, la puede hallar fácilmente por Internet, interpretada por muchos artistas, algunos de la talla del mexicano Alberto Cortez, la estadounidense Joan Baez o la argentina Mercedes Sosa -para mí, una de las más lindas versiones- aunque nada hay mejor que apreciar el arte en su fuente misma, en este caso, oír la interpretación de la compositora, cantautora, artista y activista chilena Violeta del Carmen Parra Sandoval (1917-1967), célebre, además, por otra hermosa composición titulada “Volver a los 17”.

Conocida simplemente como Violeta Parra, sus sentidas palabras “Gracias a la vida, que me ha dado tanto” hechas poema y repetidas varias veces en la canción, no se refieren a tener dinero o posesiones materiales, tampoco a gozar de buena fama o una excelente posición social, menos, a detentar poder para hacer y deshacer, siendo que la gente piensa en eso a la hora de agradecer a la vida por tanto; ella se refiere, más bien, a cosas simples que casi todos pasamos por alto como si no fueran algo importante. Veamos…

¿Cuántas veces agradeció Ud. tener el sentido de la vista para apreciar la grandeza de la creación o a una persona querida? Ella lo hace, le agradece a la vida el poder ver, algo que sólo se llega a aquilatar cuando se ha perdido la visión.

Agradece también el tener oídos para poder escuchar los sonidos de la naturaleza, de los animalitos, de los seres humanos, así como el caer de la lluvia y la voz del ser amado. ¿Acaso no ignoramos todo esto, como si resultara algo absolutamente normal?

Da gracias, también, por tener una boca para volcar sus pensamientos en palabras tan sencillas y sublimes, como “madre, amigo, hermano”, pero, también, para decir la verdad, como una luz que alumbra el alma de los hombres, y para dialogar con la persona añorada. ¿Podríamos ponernos a pensar si en verdad estamos conscientes de ello?

No quedó fuera de su gratitud el tener pies que, aunque cansados de trajinar, le permitieron relacionarse con otras personas en el campo, en su casa, con sus seres queridos y en sus viajes por el mundo. ¿Se imagina la bendición que significa el poder caminar?

Gracias a la vida, que me ha dado tanto, decía en esta suerte de himno universal, por tener un corazón sensible a las obras humanas, seguramente, para alegrarse de lo bueno y condolerse de lo malo, latiendo más fuerte al mirar a los ojos a su ser amado. ¿Cuándo fue la última vez que hizo Ud. algo así?

El haber recibido tanto de la vida, para ella, era el poder explayarse en reír y llorar -en la dicha y el quebranto, como decía- para forjar sobre la risa o el llanto, su creativa poesía y convertirla en canción para compartirla con nosotros. ¿Se imagina tener un corazón agradecido, para bendecir en vez de maldecir?

Resta aclarar de Violeta Parra que, pese a la notoriedad que adquirió, no fue una persona acaudalada, tampoco gozó de comodidades, ni siquiera tuvo la mejor salud, sin embargo, era agradecida a la vida, pese a la escasez que sufría, y que ella hace ver, que en realidad, era mucho más de lo poco que siempre creemos tener, sin darnos cuenta de cuánto lo extrañaríamos, si lo llegáramos a perder.

Se dice de quien fue precursora del movimiento artístico con un alto contenido social, conocido como la Nueva Canción Chilena, que compuso la canción “Gracias a la vida” cuando vivía en La Paz, Bolivia, un año antes de su partida, el 5 de febrero de 1967.

Con sólo 50 años, Violeta Parra murió por mano propia, nadie sabe exactamente por qué y aunque es difícil explicar cómo una mujer que tanto le cantó a la vida, como ella lo hizo, pudo poner fin a la suya; es posible que la respuesta esté en la letra misma del poema: Su alto contenido humanista, da cuenta cómo el hombre puede llegar a sublimar las pequeñas cosas, pero derrumbarse, también, cuando frente a situaciones extremas no tiene el auxilio divino para afrontarlas. Lo digo porque lo he visto y lo he vivido…

El 2023 fue complicado -demasiado, diría yo- desde diferentes aristas. No solo por los imprevisibles sucesos que se dieron en el país y en el exterior, afectando a la economía, sino también, en lo personal, por mi salud (mis amigos más cercanos saben a qué me refiero), sin contar los dolorosos golpes recibidos de propios y extraños (no exagero).

En conclusión: Cuando el ser humano sólo se tiene a sí mismo o se apoya en otro ser humano sin contar con el oportuno auxilio divino, es previsible que la decepción, el sufrimiento, la mortificación y la desesperación lo lleven a tomar decisiones terribles y precipitadas.

Resulta natural dar gracias a la vida cuando no se sabe que ésta es solo una parte de la creación, fruto de la mente de un gran Creador, a quien se puede recurrir por socorro en tiempos de soledad o angustia.

Por todo ello, empezando el 2024, agradecido por dejar atrás el 2023, desde lo más profundo de mi ser alzo mis ojos al cielo y digo… ¡Gracias a Dios, que me ha dado tanto!

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