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Latinoamérica populista y su educación

En este artículo se pretende hablar del populismo, pero no desde el acostumbrado enfoque político. Y es que tantos y tan variados efectos tiene el populismo en los países donde existe, que su análisis tiene también que ver con la sociología, la psicología y, como no podría ser de otra manera, con la economía de la educación.

El populismo es como una suerte de status quo para el desarrollo material de los países, y, de la misma manera, puede ser un gran estimulante para el dinamismo de las emociones que reafirman la identidad. Normalmente, salvo escasas excepciones, tuvo como enemigos al capitalismo, la inversión ajena y en general a todo lo procedente del extranjero.

La esencia de las corrientes populistas en América Latina no ha mutado en el tiempo; sus lineamientos respecto al mecanismo de sus procedimientos tácticos y operacionales siguen siendo tal y como los de hace medio siglo. Y dado que el populismo —dada su ambigua y rara volatilidad— es para la politología como una especie de espectro aún no inscrito en ninguna taxonomía ni descrito con cientificismo para ser tipificado, y que bien puede ser el antifaz de un gobierno de derecha o de izquierda, afecta invariablemente y de una manera aguda a la Economía del conocimiento, sin tener en cuenta factores que, en su caso, pueden o no afectar a la economía, o pueden o no afectar al orden jurídico, por ejemplo.

El reputado periodista Andrés Oppenheimer maneja muy bien el término Economía del conocimiento para hacer un análisis de las deficiencias que arrastran varios países latinoamericanos como resultado de las decisiones frívolas de sus regímenes políticos, o, mejor aún, de las de sus jefes de Estado. Oppenheimer, en uno de sus libros, dice: “…estamos viviendo en la era de la economía del conocimiento, donde los países más ricos son los que producen servicios de todo tipo […] y donde algunos de los que tienen mayores índices de pobreza son los que tienen más materias primas”.

Los populismos de América Latina olvidaron la educación, y si no la olvidaron, la están orientando hacia un norte que es el de una pedagogía sentimental, obsesionada con el pasado, y lo que precisan ahora los países son justamente científicos y técnicos guiados por el pragmatismo y el futuro.

Se debe crear valor agregado, que hoy no es otro que la educación especializada; se debe incentivar a la investigación, porque en América Latina nunca hubo verdadera ciencia. Por otra parte, el apoyo privado debe ser también un soporte de la buena educación.

Se debe dejar atrás la politización de la educación y de los estudiantes. La enseñanza en Bolivia (la que funciona bajo la Ley “Avelino Siñani”, promulgada en el gobierno de Evo Morales), por ejemplo, tiene un gran componente de orientación ideológica, y esto no puede ser sino peligroso para el espíritu de libertad y autonomía que debe tener la educación, porque en síntesis, ésta consiste, como decía Goethe, en estimular a la juventud al estudio más que en aleccionarla. El espíritu de la educación que los Estados deben adoptar debe ser siempre neutral.

Seamos unos empecinados convencidos de que al progreso moral, material, jurídico, social y económico de los Estados se llegará con educación y más educación. La educación no es ni será nunca un fin sí mismo, sino un camino para alcanzar eficazmente todas aquellas cosas que están relacionadas con el bienestar de las sociedades de cualquiera parte del mundo.

Hasta ahora, en los países latinoamericanos no se pueden ver avances educacionales ni didácticos, sino una deprimente situación pedagógica. Pero un día u otro habrá que salir de esta pavorosa incertidumbre.

La espada en la palabra
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El día que se entienda esto…

Se dice que Alejandro Magno -llamado también Alejandro el Grande, por haber forjado uno de los mayores imperios de la antigüedad- estando en su lecho de muerte pidió tres cosas a sus generales: 1) Que su ataúd sea cargado por los mejores médicos; 2) Que sus tesoros fueran esparcidos, camino a su tumba; y, 3) Que sus manos quedaran fuera del ataúd. Consultado sobre el porqué de semejante pedido, el emperador macedonio que conquistara territorios en Europa, África y Asia, respondió:

“Quiero que los mejores médicos carguen mi ataúd para mostrar que no tienen ningún poder sobre la muerte. Quiero que el suelo sea cubierto por mis tesoros para que todos puedan ver que los bienes materiales que aquí se conquistan, aquí se quedan. Quiero que mis manos queden fuera del ataúd para que las personas puedan ver que vinimos con las manos vacías y nos vamos con las manos vacías” (es.aleteia.org)

Este Alejandro Magno -educado por Aristóteles- conoció de matemáticas, filosofía, política, historia, ética, literatura, geografía y medicina, y entre sus materias favoritas estaba el arte de la guerra; era de “carácter muy fuerte, serio, ambicioso, testarudo, descarado, hábil y audaz” (phistoria.net) y llegó a ser considerado un héroe militar, un semi-dios, pero también un temido tirano y un megalómano que fundó 70 ciudades, 50 con su nombre (Wikipedia.org). A la hora de morir, a sus 32 años, se dio cuenta que la fama, el poder, la riqueza y la gloria que acumuló fueron apenas, simple vanidad.

Amigo, amiga: ¿hay algo más preciado que la salud? No, pero pese a ello cuántos la pierden buscando hacerse ricos cuando ni el oro, la plata o las piedras preciosas pueden comprar un segundo más de vida. La muerte llega, no se sabe cuándo pero llegará, lo que nos debería llevar a vivir reposadamente para disfrutar lo mejor que tenemos después de Dios: nuestra familia.

Desnudos venimos al mundo y desnudos partiremos, eso es algo que deberíamos tener muy en cuenta: que así nos entierren rodeados de dinero y los títulos nobiliarios, universitarios u otros que hubiéramos ganado, nada llevaremos salvo nuestras obras de las que un día daremos cuenta a Dios, sean éstas buenas o malas.

El día que entiendan esto los gobernantes, las cosas cambiarán para bien: entonces habrá más justicia y menos corrupción, menos odio y más oportunidades para todos.

¡Cuánta razón tuvo George Washington cuando sentenció que “es imposible gobernar rectamente al mundo, sin Dios y sin la Biblia”! La historia le dio la razón…

 

Santa Cruz, 24 de enero de 2018

Buscando la verdad
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Clases medias en disputa

En una dimensión paralela a las calles y plazas del país, presenciamos una confrontación en la que se viene derramando tinta y alborotando pixeles. El premio: adjudicarse los sentidos y sujetos que orbitan en torno a eso que llaman “clase media”. Hace un par de semanas el Expresidente Carlos Mesa se refirió a ésta como un “espacio idealizado” y “el interlocutor más importante de Bolivia”. Por su parte, el vicepresidente Álvaro García Linera publicó un artículo en el cual veía en las protestas sociales recientes la “asonada de una clase media en decadencia”. En el último mes se suman a este intercambio un editorial en El Deber, un artículo en El País y un par más en Página Siete, sin contar un puñado de artículos con datos de encuestas y composición social, ni la caricatura que el dibujante Al Azar le dedicó al tema. Es previsible que frente a esta oleada de definiciones, diagnósticos y posiciones quedemos un tanto perplejos ¿entendemos mejor a la supuesta clase media de la que hablan? No me concierne sumarme a esgrimir los contornos de clase media, o disputar el grado en el cual variantes de este grupo protagonizan las recientes protestas sociales. Me interesa por sobre todo resaltar el grado en el que la categoría misma de clase media, con sus proyecciones, sujetos reales e imaginados, es un nuevo escenario de disputa ideológica de cara a las elecciones de 2019.

Un compendio reciente de Ezequiel Adamovsky contabiliza 150-200 definiciones de la clase media. ¿En qué se basan? La dimensión tradicional del concepto de clase ha sido materialista y laboral, pero en tiempos más recientes se ha definido también en base a aspectos culturales, aspiraciones comunes y sistema de valores compartidos. Sin embargo las definiciones contemporáneas dominantes provienen de una vertiente económica, y se definen como el segmento entre los umbrales bajos (línea de la pobreza) y altos (élites) en términos de ingreso.

Esta conceptualización nos dice al menos tres cosas. Primero, que al equiparar al estrato medio de ingresos (como categoría económica), con la clase media (como categoría sociológica), se mezclan dos conceptos colindantes pero distintos. Segundo, que la llamada “clase media” es una categoría residual, producto de una resta aritmética entre dos segmentos con definiciones menos controversiales. Tercero, que aun si por coincidencia la clase media se pudiera inferir a partir del estrato medio de ingresos, éste es tan grande y heterogéneo que sería casi imposible concebirlo como una categoría coherente.

En Bolivia, el segmento de ingresos medios llegó al 56% en 2016, e incluye a todas aquellas familias que tienen un ingreso por persona superior a Bs 781,6 por mes (en el caso urbano). Es decir, clase media incluye a todos los trabajadores formales (incluso la mayoría de quienes ganan el salario mínimo), así como a un buen número de los llamados informales, con ingresos moderados. Taxistas, empleadas, arquitectos, albañiles, revendedores, abogadas, curanderos. Bajo esta óptica más de la mitad del país pertenece a esta “clase media”, sin decirnos absolutamente nada acerca de las sensibilidades o intereses compartidos de este vasto segmento.

Pero más allá de cualquier definición antojadiza, podría ser de interés entender cómo las personas se identifican a sí mismas. De acuerdo a la Encuesta Mundial de Valores de 2017, más del 69% de la población se identificaba como perteneciente a la clase media; entre alta (24%) y baja (45%). Si se trata de esclarecer algo, desafortunadamente con esta definición nos va peor. Una cosa es que el encuestado elija una opción de una lista y se sitúe más o menos al medio. Otra cosa muy distinta es que internalicen la categoría, la invoquen de manera espontánea, y la usen para generar afinidad con otras personas en base a intereses comunes.

Más de una vez el presidente Evo Morales se ha referido a la clase media, citando a Sergio Almaraz, como una “clase a medias”. Más allá de la ironía del Presidente, su visión delata una postura tradicional en la izquierda latinoamericana, de desconfianza frente a este segmento, que en las últimas semanas parecería devenir en un antagonismo oficialista frente a la clase media imaginada. En una publicación reciente, Hernán Vanoli realiza un breve inventario de las percepciones desfavorables de la izquierda argentina frente a la clase media, a la que comúnmente tildan de “arribista e insincera, cipaya y traidora, acomodaticia y discriminatoria, impotente y mediocre, alienada y banal”. En Bolivia, donde la clase media no es un estrato tan consolidado como en el país vecino, la valoración parece ser similar.

En su artículo, el vicepresidente Álvaro García Linera matiza este clásico prejuicio al plantear que la clase media no es una sola. Sin embargo creo que se equivoca en pensar que hay una clase media ascendente y otra decadente (como categorías discontinuas), enfatizando el crecimiento de la primera, y atribuyéndole a la segunda tendencias reaccionarias. Considero que asumir que el ascenso de una significa el desplazamiento de otra, es una media verdad. Sería el caso si fuera una suma cero; una contienda en la que dos bandos se estarían disputando la misma tajada de un pastel. Pero en la medida que ha existido crecimiento económico sostenido en el país, esto ha permitido el ensanchamiento del estrato medio de ingresos sin implicar desplazamiento. Lo que sí es posible es que cuando el nivel de ingresos deja de marcar privilegios, esto puede hacer que muchos se sientan desplazados. El ya no poder contratar a una empleada doméstica, o percibir que un barrio o una universidad privada ya no es dominio de un grupo socialmente diferenciado, ciertamente puede reavivar pulsiones racistas.

Aquí va una hipótesis, cuyas variantes han ensayado personas con diversas posiciones ideológicas. El 2005 era posible convocar a grandes segmentos de la población con consignas anti-neoliberales, anti-imperialistas, y anti-oligárquicas. El país ha cambiado significativamente en términos simbólicos y materiales en estos 12 años. Sean o no de clase media (o como queramos llamarlos), quienes han salido de la pobreza empiezan a generar expectativas que van más allá de sus necesidades básicas, o su emancipación frente al viejo sistema político y económico. Es posible que quieran un televisor plasma, un automóvil, o ir al cine los fines de semana con su familia. Creo que no corresponde caricaturizar en ellos, hipócritamente, una tendencia consumista, cuando en realidad se trata de una nivelación social a través del mercado: buscan tener lo que acaso ya tienen los demás. Más allá de utopías y retórica en torno al Vivir Bien, por lo general a los estratos ascendientes todavía les interesa “vivir mejor”. Sus demandas nuevas serán satisfechas en el mercado y en el espacio social, no necesariamente desde el Estado, y menos a partir de consignas recicladas de un momento en que el país era otro. El problema para el MAS, y cualquier otro partido que vaya a disputar las siguientes elecciones, es que más allá de un manejo prudente de la economía y un bajo nivel de interferencia en sus actividades económicas, parecen no existir muchas propuestas que ofrecerle a este segmento. Los nuevos miembros de la “clase media” no son del MAS ni de la oposición: estimo que velarán por mantener la estabilidad material de su trayectoria en ascenso, antes que inclinarse por consignas ideologizadas.

Cuando una familia satisface sus necesidades básicas de alimentación y vivienda, una de las primeras cosas que hace con su ingreso restante es acudir al mercado para la provisión de servicios en salud y educación. Me aventuro a decir que más allá del ingreso, el enviar a los hijos a un colegio particular, o hacerse atender con un médico privado, son importantes diferenciadores de ascenso social. Ahora bien, el momento que acuden al mercado, estas familias pierden un incentivo fundamental para participar en demandas colectivas orientadas al bien común. Parecería más bien que buscarán desmarcarse del Estado, al ya no sentirse beneficiarios directos de la provisión pública de servicios. En otras palabras, quienes salieron de la pobreza en los últimos 12 años paradójicamente podrían terminar convirtiéndose en votantes escépticos frente al gobierno, a menos que el oficialismo renueve sus tradicionales consignas y encuentre maneras de sintonizar con las nuevas demandas del segmento.

Concuerdo parcialmente con Carlos Mesa que la vida urbana de clase media captura buena parte de las aspiraciones sociales de sectores en ascenso. Pero me parece que el Expresidente aún transita un imaginario del país que simplifica la transformación social en curso. Nos remite a un único mestizaje como mínimo común denominador de casi toda la ciudadanía, eliminando gradaciones significativas de pertenencia e identidad. Caracteriza a la clase media también como unívoca, ignorando que su composición heterogénea también genera una diversidad de posturas. Atribuirle a un conjunto tan amorfo una determinada tendencia de voto, o un respaldo categórico a las protestas que encabezaron los médicos, parecería proyectar sobre la clase emergente su propia postura política e identidad de clase. Pero al concebir a la clase media como “depositaria mayor de los valores democráticos y árbitro del destino electoral”, comete un error equiparable al que comete el oficialismo al antagonizar a la clase media. Entre líneas parece decir que los sectores populares y pobres que no son parte de esta clase media, son antidemocráticas y hasta políticamente irrelevantes. Amin Maalouf percibió que en la historia de la humanidad “la afirmación del uno ha significado siempre la negación del otro". Usar una clase social como bandera, a exclusión de las demás, es caer en esta trampa.

La lectura anti-oficialista corre el riesgo ser presa de su propia ilusión de tener asegurado el voto de “clase media”, sin mirar las diferencias y tensiones que existen en este segmento heterogéneo, e ignorando a los sujetos quienes históricamente han marcado el destino político del país. El riesgo para el gobierno de cara a las siguientes elecciones, es posicionar como adversario político a un grupo en construcción que podría llegar a incorporar a dos terceras partes del electorado. Aun percibiendo dentro de ella gradaciones, no olvidemos que la pertenencia de clase es aspiracional, y por tanto es previsible que las llamadas clases ascendentes busquen parecerse a las tradicionales. La clase media, tal como se la viene imaginando, es criticada por unos y apropiada por otros. Pero como nos recuerda Vanoli, de algo no cabe duda: a pesar de sus diferencias, en el momento de las campañas políticas, todos rogarán por su voto. Definir los supuestos contornos de la clase media, o pretender apropiarse políticamente de ella no servirá de mucho a la hora de disputar las siguientes elecciones. Quienes quieran disputársela deberían estarse preguntando: ¿Qué gama de actores son miembros accidentales de este club sin membresía? ¿Cómo se imaginan y proyectan en relación al país? ¿Cuál es la diversidad de sus demandas más allá de la falsa dicotomía entre continuidad y ruptura?

Opinión
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Balance de otro año difícil

Estoy escribiendo estas líneas desde un desierto costero que está en la península del Sinaí, a muy pocos kilómetros de Arabia Saudita y a muchos miles de mis montañas altas de los Andes. De alguna forma, es difícil estar lejos de la cuna de mi sangre, pero todos los problemas que se viven se ven de una manera distinta cuando se está lejos de donde se ha nacido, y es en verdad así, lo estoy comprobando. El enfoque cambia y los criterios de comparación también varían. En realidad, podría decirse que el exilio aproxima más a los problemas del suelo nativo, problemas que se expresan en el arte y en el pensamiento; los viajes no son una experimentación externa, como puede por lógica pensarse, sino más bien una introspección, un buceo en el mar que es cada uno de nosotros, y, por extensión, se puede decir que estando lejos del terruño es cuando mejor se pueden leer los problemas que aquejan a lo que es de uno y plantear las terapéuticas para las heridas que le duelen. Por extraño que parezca, alejarse es estar más cerca; recorrer el mundo es aproximarse. No he olvidado a Bolivia ni a sus problemas que le agobian.

Voy a pasar al 2018 estando lejos del país, pero lo que pretendo hacer por él no ha cambiado ni espero que cambie nunca. Estando lejos, una persona puede ver con mayor precisión y detenimiento los hechos para pensar las soluciones con una cabeza menos alocada.

La cultura de estas tierras orientales y africanas por las que estoy andando en estos días es en verdad fuerte, y si bien sus economías no son vigorosas ni prometen mucho para el futuro, son la cultura, la nación, el cuidado de la raza y otros elementos similares, las cosas que han hacho que estos Estados permanezcan relativamente fuertes a lo largo del tiempo. Bolivia aun camina a tientas en lo referente a sus posibilidades de afirmación nacional. El 2017 ha sido un año inepto y nulo; el gobierno de turno nunca miró con lentes visionarios. Fue, lamentablemente, un año más de enconos en los que lo solo que valió fue el interés roñoso del politicastro. Desfalcos, vulneración sistemática de las leyes, anarquía y obstinación en el seno del poder, desmoronamiento gradual del gobierno, sinsentido y contradicción, he ahí lo que ha sido este año que termina para nuestra patria boliviana.

Las naciones latinoamericanas aún no han sentado las bases de su cultura, de su nacionalidad; es cierto que para algunas es muy difícil (para los países de Centro América, por ejemplo), pero para países socialmente compactos como Bolivia, cuya historia milenaria es la base para la construcción del edificio nacional, no solamente es viable hacerlo sino un imperativo. Se sabe que la economía no marcha bien, y que detrás de los subsidios y las rentas mentirosas se esconde la verdadera putrefacción que se agrava más y más, pero hablando de otras cuestiones públicas, como de la educación, por ejemplo, se puede decir que no se han levantado escuelas de nivel y que no se ha tenido en la orden del día de la Asamblea el asunto de la instrucción pública y privada, y la razón de ese desdén se halla en una cosa demasiado sencilla de ser deducida: el 2017 no ha sido para el boliviano nada sino una lucha furiosa por la reelección indefinida del actual Presidente de los bolivianos; o sea que, en una palabra, esta gestión fue netamente política (en el estrecho y miserable sentido del término).

Hay que recobrar las energías que parecen perdidas, se debe hallar la manera de encaminar esta patria nuevamente en la vía del progreso, no tanto material sino más que todo y primero moral y espiritual. Latinoamérica, desde México hasta la Patagonia, adolece de una enfermedad política que está signada por la complejidad social, pero que de ninguna manera es inexorable ni incurable. Algún momento tendremos que hallar una respuesta a los males más perentorios que aquejan a Bolivia.

Que el año que se inicia sea de bendición para el país.

La espada en la palabra
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No hay temor de Dios

Hace poco alguien me pidió que aborde temas candentes de nuestra sociedad -como las violaciones que con pasmosa regularidad se dan de padres a hijos, entre hermanos o familiares cercanos; la muerte en las calles o los atracos hollywoodenses- al mismo tiempo que otro, lanzaba la dramática pregunta -¿qué nos pasa a los bolivianos?- ante los horrorosos sucesos cuya crudeza supera la imaginación, tal el caso de una madre muerta por desnutrición luego que su hijo la tuvo encerrada por años. Añadamos a ello las injusticias que se producen cada día en el país y preguntémonos…¿por qué es que ocurre esto?

Siendo que todo tiene un trasfondo espiritual -en desconocimiento de ello- el intento de solución no atacará la raíz sino solo el síntoma de la enfermedad y el remedio resultará precario.

¿Por qué semejantes niveles de perversión sexual? ¿Qué hace que la inseguridad aumente tanto? ¿Por qué se tiene en poco la vida? ¿Por qué la sensación de que hacer dinero a costa de la corrupción no es algo malo? ¿Dónde ha quedado el amor filial y el amor natural entre hermanos? ¿Por qué el hombre hace cosas hoy cual si la impunidad estuviera de su lado? ¿No existen más los valores morales? ¿No hay conciencia de lo bueno y lo malo? Los valores existen pero como el concepto del bien y el mal se ha relativizado, también la conciencia del hombre al dejar de lado a Dios…¡eso es lo que está pasando!

A diferencia de las leyes y normas humanas, los mandatos y estatutos de Dios son absolutos, inalterables, obligatorios -no se negocian- y entrañan para el hombre una recompensa o castigo.

El problema del hombre es que se alejó de Dios y a muchos “les importa un comino” pues su mente está tomada por el mal, escrito está que esto iba a pasar, que en los últimos tiempos que vivimos -por haberse multiplicado la maldad- el amor de muchos se enfriaría, sin darse cuenta del grave peligro de la condenación de su alma por la eternidad. Por eso es que, unos por tener demasiado y otros por no tener nada, dejan de lado al Creador: no hay temor de Dios.

La ignorancia de la Palabra en unos casos, la negligencia en otros, el amor al dinero -raíz de todos los males- endurecen el corazón del hombre y a partir de ahí cabe todo, el hombre pasa a ser su propio Dios -ocurre con los ciudadanos, ocurre con las autoridades- no importa más la vida, la seguridad, ni la honra, mucho menos el amor, porque Dios está ausente en todos ellos con la natural consecuencia del caos en lo personal, en lo familiar, en la sociedad…

 

Santa Cruz, 10 de enero de 2018

Buscando la verdad
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Instrumentalizar el credo para hacer oposición

Dr. Jörg Stippel

Doctor en derecho de la Universidad de Bremen - Alemania

La Conferencia Episcopal Boliviana acaba de pedir, en un comunicado del 9 de enero 2018 “Leyes Justas al servicio del bien común”. Con su texto quiere aportar a “una serena reflexión al necesario diálogo” y considera que “no contribuye a la paz social el hecho que el sistema jurídico del país se vaya construyendo sin tener en cuenta la voluntad popular”. En relación al Código del Sistema Penal, ella habla de “imposiciones unilaterales” que supuestamente “amenazan la convivencia pacífica”, así que pide su abrogación. Son notables estas afirmaciones por varias razones.

Primero, habría que preguntarse ¿quién representa, según la opinión de la Conferencia Episcopal, la voluntad popular? En una democracia - y el Estado Plurinacional de Bolivia cuenta con ese sistema político (no es una teocracia o dictadura) - la voluntad popular se expresa especialmente en las elecciones. Es aquí donde el pueblo libre elige a sus representantes. Estos representantes luego se reúnen en lo que se llama la Asamblea Plurinacional y es aquí donde se discuten y finalmente aprueban los proyectos de ley. De esta manera, en una democracia, la voluntad popular se expresa en leyes. Es justo una de las conquistas de la revolución francesa, el haber impulsado el proceso de codificación, es decir de elaboración de normas abstractas que regulan determinados aspectos de la vida. Se querían superar las arbitrariedades que generaban las injerencias de personas poderosas, como representantes de la nobleza o de la iglesia, en los juicios. Las leyes reflejaban el ideal de la racionalidad y de la voluntad popular. Desde esta perspectiva, es contradictorio que los representantes de la iglesia de hoy, digan que leyes aprobadas en la Asamblea Plurinacional no sean reflejo de la voluntad popular. El hecho que esta voluntad no coincida, en determinados temas, con aquella de la iglesia, no hace que los diputados y senadores pierdan su calidad de representantes de la voluntad popular. Desde la lógica de la Conferencia Episcopal, solo leyes que reflejan sus valores, reflejan los del pueblo. Eso no es democrático.

Es aún más cuestionable leer que la Conferencia Episcopal esté hablado de “imposiciones unilaterales”. Habría que recordarles a los obispos que, contrario a la que suele hacerse en una teocracia, en democracia las leyes no requieren de su beneplácito. Lo que pone en peligro la convivencia pacífica, son representantes institucionales que mediante declaraciones interesadas cuestionan la legitimidad de instituciones democráticas.

tercer lugar, las afirmaciones de la Conferencia Episcopal son hipócritas. Difícilmente se puede hablar de una “serena reflexión” y de un “necesario diálogo” si se propone abrogar todo el Código. Para que quede claro, abrogar quiere decir anular todo. Es como invitar a hablar a un creyente sobre Jesús pidiéndole que primero se olvide de la Biblia. Si entendemos que un diálogo requiere que dos o más personas expongan sus ideas y comentarios de forma alternativa, pedir la abrogación implica proponer un diálogo entre sordos. Si se quisiera una “serena reflexión”, tendríamos que discutir algunas de los puntos cuestionados recurriendo a la interpretación jurídica.

El artículo que más discuten los religiosos es el que castiga la Trata de Personas (art. 88 numeral 11 del Código del Sistema Penal). Supuestamente y según la Conferencia Episcopal, “implementa el delito de reclutamiento con fines religiosos realizado por instancias religiosas”. Ahora bien, antes de hacer estas afirmaciones, los obispos deberían haberse preguntado ¿Cuándo se comete un delito? No basta que una determinada conducta coincida con “el tipo” o lo descrito en una norma. Para que podamos hablar de la comisión de un delito, se requiere además que la conducta sea antijurídica e imputable a una determinada persona. Quizás se ha generado esta confusión por una lectura no acabada del Código Penal, pues éste es claro cuando establece que “No es punible quien… actúe en el legítimo ejercicio de un derecho, autoridad o cargo” (Art. 24 núm. 4). Se trata de circunstancias que eliminan la responsabilidad penal. Cualquier persona, en ejercicio del derecho a la libertad del culto, puede reclutar con fines religiosas a quién sea. Aquí no hay delito. Afirmar lo contrario es litigar con mala fe.

Habría que preguntarse ¿cuál es el rol de un obispo y de la Conferencia Episcopal? Se supone que tiene que liderar y guiar a los demás fieles. Difícilmente se puede entender cómo un comunicado con afirmaciones erróneas y un entendimiento cuestionable del rol de las leyes en una sociedad democrática, puedan servir de guía. Quisiera volver a escuchar las voces de los curas obreros, de los sacerdotes que trabajan con las comunidades, en las cárceles, en los hospitales y con las personas más vulneradas de todas, que no se dejaban instrumentalizar por la curia. Esa Iglesia ha cumplido históricamente un rol de acompañamiento espiritual y valórico, de la mayor importancia. Se extraña esa mirada y profundidad en las afirmaciones poco responsables que hemos escuchado en las últimas semanas.

Opinión
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Acelerar las exportaciones

El 2017 fue un año de recuperación para el comercio exterior boliviano, esa es la buena noticia. La nota poco halagüeña es que tuvimos un nuevo saldo deficitario: los dólares que ganamos por vender cerca de 800 productos al extranjero no alcanzaron para pagar los más de 5.000 productos que trajimos del exterior, así que los dólares que faltaron, algo así como 1.000 millones de dólares, tuvieron que salir de las Reservas Internacionales Netas (RIN) del Banco Central.

Que un país importe no es malo per se, todos los países comercian entre sí vendiendo y comprando según sus capacidades y necesidades. No se trata de satanizar las importaciones especialmente cuando -como en Bolivia- más del 70% de las adquisiciones tienen que ver con bienes de capital y equipos de transporte que aumentan nuestro acervo de activos, así como insumos para producir bienes y servicios para el mercado interno y la exportación.

Ahora, si dentro del total de las importaciones existe una creciente presencia de bienes que el país produce y que incluso antes exportaba, hay que analizar el porqué de tal situación y adoptar políticas hacia una sustitución selectiva para ahorrar divisas, por una parte, y -por otra- para recuperar el mercado interno y crear empleo con la inversión que se dé en función de ello, como la gasolina y los aditivos importados que, Dios mediante, serán reemplazados el año 2018 con bioetanol boliviano -ojalá que luego se hiciera igual en el rubro de alimentos, maderas, textiles, calzados, etc.- porque si queremos mejores días para nuestros hijos entonces debemos cuidar este sector clave, el externo.

Cuando la propensión a importar en un país se torna alta y las importaciones rebasan a las exportaciones -en primer término- y después crecen a un mayor ritmo que el de las ventas al exterior, la consecuencia natural es un déficit que, si se torna estructural, sin un gran mercado interno que pueda soportar un mayor crecimiento del PIB, puede convertirse en un verdadero dolor de cabeza e -incluso- afectar la estabilidad económica futura.

Ante el indeseado hecho de haber registrado Bolivia en el 2017 un tercer saldo comercial deficitario consecutivo, que desde el 2015 mermó ya más de 3.000 millones de dólares a las RIN, el Presidente del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), Reinaldo Díaz, sentenció con claridad meridiana que “es el momento de acelerar las exportaciones”, una sabia recomendación que debieran escuchar los hacedores de las políticas públicas del país...

Santa Cruz, 3 de enero de 2018

Buscando la verdad
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Dan vergüenza

Hoy los médicos dan vergüenza, es cierto que tengo y conozco excelentes médicos y que soy hija de un médico, que con su profesionalismo no tendría que tener miedo a la mala praxis, a estos los amo y apoyo.

Pero otros... una gran mayoría son mediocres, producto de un pésimo sistema de salud, de pésimas políticas de salud, creando una autocracia de una dictadura, hoy quieren enfrentarse a un estado en vías al socialismo.

Da vergüenza que el juramento hipocrático este pisoteado dejando más de 500 mil consultas de las cuales muchas son preventivas y otras, la gran mayoría curativas

Da vergüenza que estén postergadas 10 mil operaciones, obligando a los pacientes a hacerlas en la clandestinidad de la medicina privada y con un costo mayor, "ojo no todos pueden pagar esa clandestinidad" por eso estos médicos dan vergüenza, juramento pisoteado por seguir el juego político de derecha por el cual fue fundado este colegiado.

Dan vergüenza porque su lucha jamás debe estar fundada en la desgracia del otro, más si es un profesional de primera, que no debe tener miedo a ninguna praxis. Si la mediocridad profesional causa daños a terceros, ese daño debe ser resarcido. No importa si eres arquitecto, albañil o medico.

Muchas respuesta siempre está en la historia, ustedes sabían que en 1971, más o menos para octubre de ese años, la dictadura de Banzer tenía que dar de baja políticamente aúna asociación de médicos, los cuales trabajaban con la COB y los Mineros, médicos que eran solidarios, con una mentalidad de ayuda al prójimo y un sentimiento humanitario, respetando su juramento.

Estos colaboraba estrechamente con los movimientos sociales de la época. Banzer, el dictador debía romper con este grupo por lo cual creo con una característica de colegiado junto a la aristocracia médica del momento, está aristocracia tenía el objetivo de legitimar las políticas del régimen dictatorial para romper a los movimiento sociales que estaban contra del régimen. En otras palabras nacieron con y para la dictadura genocida del plan cóndor, hoy estos mismos aristócratas con una mentalidad autócrata de derecha quieren desconocer Todo un código penal que moderniza la justicia el cual derogó el código Banzer.

No respetan ninguna iniciativa, no quieren dialogo. Solo quieren enfrentarse contra un estado, contra un gobierno que quiere cumplir con su deber, la ultra derecha siempre encuentra donde poner sus manos para oponerse a un gobierno, conspirando contra las políticas sociales.

Son 45 días de medidas callejeras paros, bloqueos y huelgas donde actores de derecha se reúne con esta aristocracia para desestabilizar, sabotear y boicotear cualquier acción de diálogo y salida al conflicto, estos gestores como el diputado Murillo o Edgar Villegas Dirigente del MIR y ex candidato a diputado, manipulan y juegan con la base de los médicos, alumnos de la UMSS UMSA UMGRM obligados a protestar por nota. Todos son manipulados por simples consignas que no necesariamente conllevan la realidad, da rabia, bronca, da vergüenza...

Peor aún cuando la actitud de los médicos en sabotear la salud tras las inundaciones en el oriente y la visión país con el Dakar. Médicos argentinos y peruanos deberán cubrir su trabajo, eso da vergüenza. Creo que es hora de nacionalizar y universalizar la salud, que lo creado por Banzer. Hoy sé derrumbe en la construcción de una salud para todos.

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El tiempo pasa inexorablemente

¿En qué momento se nos fue el año? La percepción del transcurrir del tiempo es una de las cosas más subjetivas. ¿Ha escuchado decir -o Ud. mismo dijo alguna vez- que el tiempo pasa cada vez más rápido, que ya no alcanza para nada o -mirando hacia atrás- que no se sintió cómo pasó el año? Lento o rápido, lo cierto es que el tiempo pasará irremediablemente y con él, la vida.

¿Se ha puesto a pensar que desde el mismo instante de su concepción en el vientre materno, el ser humano se encamina hacia la muerte? Con cada segundo, cada minuto, cada hora y cada día que pasa nos acercamos al momento en que tendremos que partir de este mundo, un mundo al que nadie pide venir -Dios lo decide- y del que muchas veces no nos queremos ir.

Ha transcurrido el 2017 y con él adquirimos nuevas experiencias, momentos de felicidad y de tristeza, pero -más allá de todo ello- hay algo que nunca deberíamos ignorar: ¡seguimos vivos! Valorar la vida resultará algo supremamente importante a la hora de evaluar qué hicimos bien o no en la gestión que concluye y, en función de ello, ser equilibrados a fin de no caer en la angustia de no perdonarnos por “lo que pudimos hacer” y no hicimos, así como tampoco, en un frívolo exitismo por lo que logramos siendo que lo aceptemos o no -en función de la eternidad- todo en esta vida es pasajero.

Fue el sabio Salomón -aquel de quien se dice que todo lo supo, que todo lo probó, que todo lo tuvo, que todo lo experimentó, que fue el mayor sabio en la historia y que no habría otro en el futuro como él- que al final de sus días escribió con una suerte de hastío “vanidad de vanidades, todo es vanidad”, vano, efímero y fugaz…

De semejante personaje sabemos que ni la enorme riqueza, ni el vasto conocimiento, ni todo el poder que adquirió y tampoco toda su experiencia acumulada pudieron llenar el vacío interno del que adoleció, siendo una prueba de ello el que tuvo nada más ni nada menos que…¡700 esposas y 300 concubinas!

De Salomón podemos aprender que no es la fama, no es el conocimiento, no es el poder, y mucho menos el dar rienda suelta a las pasiones, lo que llenará el vacío intrínseco que tiene el hombre en su alma. No otra cosa se desprende del hecho que la Biblia relata que quien construyó el más fastuoso Templo a Dios en Jerusalén, al final de sus días terminó condenándose. ¿De qué le sirvió lo bueno de su pasado? ¡De nada!

Considerando la inmortalidad del alma, sabio será quien siempre haga lo bueno y evite lo malo, pues el tiempo pasará inexorablemente…

 

Santa Cruz, 27 de diciembre de 2017

Buscando la verdad
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Estudiantes del Colegio Rinkeby rinden homenaje a Kazuo Ishiguro

Por vigésima sexta vez, el 12 de diciembre del año en curso, la Biblioteca de Rinkeby, situada a 11 kilómetros del centro de Estocolmo, recibió al Premio Nobel de Literatura. Este año el galardonado es Kazuo Ishiguro nacido en Nagasaki (Japón) en 1954, y residente en Inglaterra desde los 5 años. Ishiguro llegó al lugar indicado alrededor de las 12:45 (hora sueca) acompañado de su mujer Lorna MacDougall y su hija Naomi Ishiguro. Apenas entraron a la Biblioteca se escucharon palmadas de aplauso. Los invitados tomaron posición en primera fila y en orden consecutivo ingresaron niños y niñas del Colegio Askeby con batas blancas y velas en las manos. Y bajo la batuta de Rolando Pomo entonaron, entre otras melodías, la famosa canción navideña “Santa Lucia”. Participaron también en este “acto Nobel” estudiantes de las clases 8A y 7- 9 D del Colegio de Rinkeby, quienes le dieron la bienvenida a Ishiguro en diferentes idiomas, incluso en japonés. Maryan Artan y Leila Friberg fueron las maestras de ceremonia, y explicaron que durante el otoño sueco leyeron la novela de Ishiguro titulada “Nunca me abandones”. Novela que fue editada el año 2007 por la Editorial española Anagrama, y que fue llevada a la pantalla el año 2011. Los adolescentes confesaron que el mensaje de la novela había calado por las fibras de sus sentimientos. Y agregaron: “Es un libro muy triste. Los seres humanos nos necesitamos unos a otros, y los adolescentes de la novela no tienen familia. Es horroroso que la ciencia se preste para crear clonaciones humanas”. Ilhan Bashir reveló: “Cuando leí la novela, mi cabeza se llenó de imágenes. La vida de Kathy, Tommy y Ruth es realmente cruel. Nunca olvidaré el contenido de este libro”. De la misma manera, Sabina Mustafa expresó: “A medida que iba leyendo la novela, cada frase me introducía en esa triste historia”. En el folleto elaborado por los estudiantes hay retratos de Kathy, de Ruth y de Tommy.

Las confesiones escritas arriba tienen un alto grado de certeza. A grandes rasgos, “Nunca me abandones” es una novela de ciencia ficción con tres protagonistas: Kathy, una adolescente atenta, cuidadora y solidaria con sus amigos. Pero, sobre todo, curiosa de conocer la verdad. Ruth, otra adolecente un poco egoísta y con tendencias dominantes. Tommy, un muchacho rebelde que no acepta la realidad ni su entorno, sino más bien intuye que algo se esconde debajo de la vida que lleva. Estas tres personas viven en un Internado de nombre Hailsham, rodeado de colinas y hermosos bosques frondosos. Sin embargo, este establecimiento educativo es muy diferente a los demás porque, en el fondo, los alumnos son educados para donar sus órganos a quien lo necesite. Con el correr del tiempo Kathy, Ruth y Tommy construyen una relación fuerte de amistad en el Internado, donde además viven otros adolescentes y personajes secundarios. Su maestra, la señorita Lucy, les recalca que son personas muy especiales. Y, de esta manera, se crea un ambiente de curiosidad, pero también de muchas incógnitas. En realidad, “lo especial” de esos alumnos encerrados en un inmenso local; es que son clones humanos. Y como tal, no tienen padres ni familia. Es decir, son una reproducción de carácter asexual, llegados al mundo, digamos así, por medio de una brujería realizada en laboratorios sofisticados. Y a pesar de su aspecto humano tienen diferente identidad, personalidad y comportamiento. Son seres incompletos con una individualidad extraña sin padres, sin familia, sin amor, sin esperanza, sin sueños, sin fiestas y un entorno social muy reducido. Lo más asombroso y aterrador es que pasan los años. Y llegará un día en el que serán convocados a un quirófano para extraerles sus órganos uno a uno. Kazuo Ishiguro narra estos episodios magistralmente, pero sin ningún trasfondo científico que defienda la clonación humana.

Volviendo a los estudiantes, una muchacha manifestó: “Es muy positivo pertenecer a una de las tantas culturas, aquí en Rinkeby, en donde se habla varios idiomas. Además, uno observa la realidad desde diferentes perspectivas. La cultura, la religión y la economía influyen mucho en la vida de los seres humanos. El dinero proporciona poder y estatus. La compasión desgraciadamente puede desaparecer. Si una persona, como nosotras, vive en Rinkeby, tiene la piel oscura y utiliza “hiyab” (palabra en árabe que significa velo. Las mujeres musulmanas suelen utilizar este hiyab para cubrirse la cabeza y el pecho), entonces es posible ser expuesta al racismo. Tenemos experiencias de ese trato”. Con estas palabras, los estudiantes de Rinkeby tocaron importantes aspectos sociológicos.

Para empezar, la población de Rinkeby está compuesta por inmigrantes que llegaron de todos los rincones del mundo. De África, de Europa, de Asia, de Oriente y de América Latina. La coexistencia de culturas ha hecho posible la tolerancia, y a convivir en paz con diferentes tradiciones, costumbres, idiomas, artes culinarias, tiendas exóticas etc. La gente que vive en este sector es de origen proletario, pero también es cierto que existe un alto porcentaje de cesantía y los ingresos son más bajos comparando con otros lugares de Estocolmo. Tomando en cuenta estos parámetros, no es de extrañar que se hayan dado confrontaciones entre la Policía y la juventud, mayoritariamente extranjera, de Rinkeby. En un conflicto ocurrido en junio de 2016, muchos jóvenes expresaron su preocupación por la falta de trabajo, y que el Gobierno se ha olvidado de ellos. En otras palabras, no los considera como una parte de la sociedad sueca. Como respuesta a estos dichos el Primer Ministro, Stefan Löfven, prometió tomar medidas para mejorar la vida en esta zona. Pero lo realmente alarmante, en este contexto, es que el partido Demócratas de Suecia (Sverigedemokrater), liderado por Jimmie Åkesson, va ganando adeptos cada año que pasa. Básicamente es un partido político que tiene orígenes neonazis y es de carácter xenófobo. Desde su llegada al Parlamento, en 2010 con el 5.7% de los sufragios, va creciendo de manera asombrosa. Hoy en día es la tercera fuerza política de Suecia, y está en sus manos el equilibrio de poder.
Algunos puntos de su programa político son: restringir la inmigración, aumentar el presupuesto militar, unirse a la OTAN, pruebas estrictas del idioma sueco y cultura a los inmigrantes que soliciten la ciudadanía sueca, prohibición de atención médica y dental a los inmigrantes indocumentados etc. Y como si fuera poco, es un partido que tiene sus dardos bien afilados contra la religión musulmana. Richard Jomshof, portavoz de justicia de los Demócratas Suecos, ha dicho en una entrevista que el “islamismo es como el nazismo”.

El ex miembro del Comité de Justicia, Kent Ekeroth, un acérrimo enemigo del Islam, considera que esta religión es muy peligrosa. Y en su blogg ha escrito cosas como: “Me da bronca cuando enciendo la televisión y veo a una persona que no es sueca. Prefiero una bomba de hidrógeno antes que el Islam”. Como podemos observar, hay mucho de cierto cuando las alumnas del Colegio de Rinkeby manifiestan ese racismo que sienten, por el único hecho de llevar un “hiyab”.

No obstante todas esas tendencias negativas, Suecia es un país de bienestar, en donde la enseñanza a nivel primario, secundario y universitario es completamente gratuita. La persona que realmente quiere estudiar una carrera universitaria, tiene derecho a solicitar un préstamo de estudios, independientemente si viene de un hogar proletario. A diferencia de los clones humanos de la novela de Ishiguro, los adolescentes de Rinkeby tienen padres, familia, entorno social, esperanzas y, naturalmente, sueños. Precisamente esos sueños y anhelos que tienen metidos en la cabeza exteriorizaron ante Ishiguro, su familia y el público. Un estudiante dijo por ejemplo:

Mi sueño es ser médico y deseo crear una organización para ayudar a la gente pobre. Soy de Irak y vivo en Suecia.

Otra alumna confesó:
- Mi sueño es ser abogada.

Una tercera persona exclamó:
- Mi sueño es crear la paz en el mundo.

Pero el que se llevó aplausos de la sala es un estudiante somalí, quien declaró:

Mi sueño es ganar el Premio Nobel.

Y para terminar la ceremonia se leyó un texto con el siguiente mensaje:
El sentido de la vida es cambiar el mundo para que sea mejor habitable. Algún día nos vamos a morir, y queremos dejar huellas positivas y alegres en esta Tierra. Tener sueños en la mente nos ayuda en el vaivén de nuestras vidas. Después de estas palabras Kazuo Ishiguro totalmente emocionado y casi con lágrimas en los ojos – como él mismo lo expresó – se levantó de su asiento, tomó el micrófono y pronunció: “Ayer me invitaron al Castillo Real y me senté al lado de la reina. Pero quiero confesarles honestamente que la actuación que han preparado para hoy, me ha conmovido profundamente. Ustedes me han obsequiado un hermoso recuerdo que lo llevaré en mi memoria. Aquí está el futuro, porque así lo han demostrado. Muchas gracias”. Naomi Ishiguro escuchaba muy atenta las palabras que salían de la boca de su padre, mientras las lágrimas le corrían por las mejillas.

Palabras de fuego
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