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La necedad como política de gobierno

Pocas cosas son tan nocivas para un país como la de tener a un estúpido en el poder, y Luis Arce, nuestro anodino presidente/candidato, parece empeñado en demostrarlo cada día con una convicción que espanta. Cada palabra que pronuncia con su tono ridículo, cada decreto que firma, cada concesión que arranca bajo la máscara de la justicia social, confirma que no entiende el país y menos su economía. Hace apenas unos días, firmó un acuerdo vergonzoso, cediendo sin resistencia a los caprichos de los mineros de FENCOMIN, dejando en evidencia su incapacidad, su debilidad y su desesperante fragilidad. Ahora, como broche de oro de este festival de irracionalidad, decreta un aumento del salario mínimo nacional, presentándolo como una victoria heroica gestada entre socios moribundos, comerciales y políticos. 

Subir los salarios en una economía que camina a tientas, sin reservas, con una balanza comercial que respira artificialmente y un aparato productivo en estado de coma, es una solemne irresponsabilidad. El resultado es tan previsible que ya a generado pánico en el mercado, porque la inflación se devorará lo que quede de los salarios y del ahorro. Ese diez y cinco por ciento de incremento, que algunos celebran como si hubieran vencido a la pobreza en una batalla campal, será en realidad la lápida sobre el poder adquisitivo de los trabajadores, y como siempre, los pobres pagarán primero, pagarán más, y pagarán solos.

Arce no da pie con bola, y lo más surreal de su torpeza es que ni siquiera puede excusarse en la ignorancia, porque es economista, se supone que estudió estos fenómenos, que sabe que la economía es un organismo vivo que castiga sin piedad el desafío sus reglas. Pero Arce, fiel a la tradición de los gobiernos masistas, prefiere taparse los ojos, silenciar los datos y seguir colocando ladrillos en el muro de miseria que encierra cada vez más a los bolivianos. El país esta exhausto después de tantos años de despilfarro, corrupción y demagogia, se tambalea al borde del abismo, y su presidente, en vez de tenderle una pita, le entrega una pala para que cave su propia tumba.

La ilusión de que la pobreza se combate escribiendo decretos es vieja, rancia y amarga y ya la vivimos durante la UDP, cuando el entusiasmo político pretendió reemplazar el sentido común, y el resultado fue la escasez, desempleo, desesperanza, y el caos. No hay forma de que esta historia tenga un final distinto, el tiempo corre, las ventanas de oportunidad se cierran, y ya no basta con atacar los síntomas, ahora se necesita cirugía mayor, una que ni este gobierno ni sus cómplices tienen el valor ni la capacidad de realizar.

Ya no hay propaganda que maquille la verdad, ya no hay relato que disimule el hambre, las colas, ni esconda la angustia. Los pocos que todavía aplauden, terminarán comprendiendo tarde, que la pobreza no se combate con aumentos salariales ficticios ni se gobierna un país como si fuera un mitin político. La economía, como la historia, no perdona a los necios, y a los estúpidos, mucho menos.

Opinión
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Hora de los balances históricos

Cerca del Bicentenario por supuesto que es preciso realizar balances, al menos de manera sucinta y resumida, pues la sobrevivencia histórica de este país nunca nos deja pensar en serio y con prudencia nuestra historia, nuestro presente y peor nuestro futuro. Existen esfuerzos al respecto; pero no estructurales ni mucho menos. Es decir, balances de la economía, de la política, de la ideología, del Estado y la sociedad civil en su conjunto. Todo eso nos daría importantes insumos, para diseñar los próximos cincuenta años. No tendremos ese lujo, al menos tenemos que desahogarnos con balances superficiales y típicamente bolivianos.

Los discursos, por cierto, siempre son las alternativas ante la ausencia de datos, de ciencia, de investigación historiográfica. Eso ya tenemos en abundancia en las aburridas y anti pedagógicas horas cívicas escolares y universitarias.

Personalmente quisiera arriesgarme a considerar algunos cambios, producidos desde la Revolución de 1952. La única que hemos tenido como país, para cambiar realmente las estructuras económicas y sociales de nuestra historia. A pesar de sus limitaciones y sombras, ha removido tectónicamente las capas profundas de nuestra historia. Cambiando los ejes del mismo Estado, como la destrucción de ese Estado oligárquico de 1880 que fue la respuesta a la tragedia de la derrota del Pacífico. Con el mundo indígena al margen de todos los pocos beneficios que tenía la sociedad en general: educación, salud, acceso a la vivienda y el derecho al trabajo.

Años después se intentó cerrar ese círculo con el llamado Proceso de Cambio. Ya vemos también sus resultados y terribles limitaciones. Si bien hubo esfuerzos en la inclusión social; no fue lo mismo con la inclusión económica, pues seguimos siendo el país más pobre del continente vergonzosamente.

La Revolución del 52, que todavía tiene que investigarse en profundidad en sus luces y sombras, fue un quiebre total de época. Las fotos de aquella epopeya son evidentes: mineros e indígenas en armas, custodiando al Estado y cuidando ese proceso emancipatorio para el conjunto del país. Pero cierto que aquella epopeya popular y proletaria fracasó totalmente, no sólo por contubernios internacionales, como los actuales con los aranceles imperiales, sino también por errores internos: políticos, técnicos y de conspiraciones autóctonas de las débiles y poco nacionalistas clases altas y medias altas. Para estas clases el comunismo era un demonio al que había que combatir hasta su exterminio. Fueron los cruzados de aquella época, contra los sindicatos mineros vistos como rojos y peligrosos.

 

Al final, aquel sacrificio popular y proletario nacionalizó la minería en bien del país, posibilitó el voto universal de millones de bolivianos y universalizó la educación. Ese sacrificio popular y proletario terminó en manos de las dictaduras militares más crueles, sanguinarias en muchos casos, que se prestaron a rifar otra vez las arcas del Estado a intereses foráneos, como a intereses internos de las nuevas oligarquías autóctonas.

Muchos años después, considerando sacrificios sociales, masacres, exilio, muertes de mártires, los proletarios, campesinos, indígenas y clases medias pobres citadinas, abrieron otro boquete a la historia tradicional para imponer un proceso de cambio. También con muchas esperanzas, con mucha alegría y fe en que se abrirían posibilidades de transformaciones económicas y sociales. Otra vez, los errores de concepción de partidos políticos de izquierda, peleas internas de copamiento de espacios estatales, pocas estrategias de largo plazo en la economía, y pues emborrachamiento del poder, como resumen, dicho proceso de cambio termina en la cuneta de la historia. Aunque, aun no se cierra este círculo, sus posibilidades son mínimas por las coyunturas internacionales totalmente conservadoras, el desgaste interno del mismo proceso, y la falta de nuevas ideas de renovación del proceso.

En definitiva, seguimos estancados estructuralmente en lo económico como en lo social. No encontramos los caminos posibles, como país, para encontrarnos entre distintos y por fin construir instituciones serias, modernas, sostenibles en el tiempo, con leyes y normas que se respeten al menos durante medio siglo.

El desorden heredado de la república del siglo XIX, hemos ido arrastrando en estos siglos como costumbre terrible y violenta, con bloqueos mentales y camineros cotidianos, que sólo nos bloquea a todos en el derecho a la convivencia pacífica, económicamente sostenible y con los sueños a cuestas. Dejando en la orfandad total a las nuevas generaciones, que sólo ven en la pobreza y las pocas posibilidades de oportunidades como únicos terribles caminos, para seguir el rito de la sobrevivencia: típicamente boliviano.

Entonces, pues, somos también un país que expulsa cientos de miles de compatriotas a todo el mundo. Tienen que irse no por gusto, sino por necesidad. Porque nuestra patria no es capaz de generar y crear futuro y sueños en estos lados. Que los sacrificios, muertos, exiliados, olvidados y marginados de toda la vida, no sirven para nada al final de cuentas. Y ni siquiera se les hace justicia a nuestros muertos, torturados, exiliados y destruidos en tantas dictaduras.

Entonces, pues, seguimos nomás lamentándonos por los siglos de los siglos. Como decimos todos los bolivianos de a pie: teniendo un país rico y bondadoso en todo, no podemos cuidar bien la casa común. Incluso somos muy audaces para destruirlo y justificar las actitudes destructivas como normales.

Los cambios que nuestra sociedad ha logrado, sobre todo los más pobres y trabajadores, han costado demasiados sacrificios. Cada milímetro de conquistas están bañados en sangre y dolor. Pero no aprendemos. Nuestra memoria es frágil y poco solidaria. Ojalá que la conmemoración del Bicentenario nos de luces e inteligencia, para cambiar nuestro ser y por fin construir un país con oportunidades para todos. Con sueños para todos.

Opinión
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Merecen un buen carajazo

La moda es la moda, no hay forma de escapar de ella, también esta presente en los procesos electorales con comportamientos, poses, palabras, nuevo look, que deben impactar al elector.

El sociólogo Lipovetsky la define “...como una búsqueda frenética de la novedad, y una forma de venerar el presente  en una sociedad abierta en una cultura en la cual los valores primordiales son el placer, la búsqueda permanente de pertenecer a  un grupo y al mismo tiempo ser diferente y único”

En latinoamericana se vislumbran modas que buscan lo diferente y único sin dejar el deseo de pertenecer a ciertas corrientes que se han impuesto en algunos países, sucedió con el socialismo del siglo XXI, ahora, muchos asumen poses liberales y su invocatoria va acompañada de la palabra carajo.

La palabra carajo está de moda, tiene la ventaja de ser polisémica, Eduardo Abaroa la utilizó heroicamente, los ciudadanos se refieren al gobierno  pronunciándola con énfasis y les sirve también para darle una dimensión superlativa a la crisis actual.

El exitoso manejo en el mensaje político, en años recientes, le corresponde a Milei en la Argentina, él la reposicionó con toda energía: libertad carajo. Le dio buenos resultados, tal vez porque la idiosincrasia del argentino es permeable a este tipo de expresiones o porque era la mejor forma de manifestar de manera sencilla su indignación al corrupto kirchnerismo o situar su  propuesta liberal en términos primarios que lo identifique como un outsider.

Muchos quieren imitarlo, esta expresión ha tenido un gran pegue en el ánimo del ciudadano cansado del neopopulismo. Es más cómodo decir libertad carajo que dar toda una explicación que no sería asequible a una gran mayoría.

Los imitadores semánticos, sin mucha imaginación empiezan a circular. Su carajo es enérgico, altisonante pero vacío, con la única ventaja que les permite esquivar la transmisión de mensajes de mayor contenido y eludir sus responsabilidades en la difícil coyuntura.

 

La ciudadanía también empieza a utilizarla preguntando a los candidatos qué carajo les pasa, es una demanda y objeción de lo que hacen, hablan de unidad, pero no se unen, dicen ser antimasistas pero viabilizan a los candidatos oficialistas, estan obsesionados con el proceso electoral y postergan la solución de los problemas presentes al nuevo gobierno, olvidan que el contendiente principal es el oficialismo y se dan duro entre ellos, los pactos son vistos como bromas, son la traducción de la inseguridad, no hay nada que produzca certeza, utilizan prosaicamente las siglas partidarias y los nombres de los candidatos. Son dignos de recibir un buen carajazo.

Están destrozado historias prominentes de partidos políticos que en su momento jugaron un rol protagónico en la conducción del país, sus estructuras han sido convertidas en una desagradable caricatura de lo que fueron, en su fase final  tienen la desgracia de contar con dirigencias menudas que han perdido el norte y se han convertido en grupúsculos rosqueros indignos de su tradición.

Si la idea de todos ellos es estar a la moda declarándose outsiders imitando el lema de otros políticos sin tomar en cuenta la realidad nacional, es previsible que no  tendrán éxito excepto en algún grupo de fundamentalistas whatsaperos que de ninguna manera puede ser considerado como una base social.

Es de esperar que los candidatos no reduzcan el carajo a una expresión puramente adjetiva por emular sin mayor reflexión. La necesidad de ideas propias y rupturistas con el estado plurinacional que enamore a los bolivianos es imprescindible.

Desde el Sur
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¡Ay de los que siempre tienen un problema para cada solución!

Debra Hevia, Encargada de Negocios de la Embajada de los Estados Unidos de América en Bolivia (EEUU), a tiempo de justificar la imposición de un arancel del 10% a las importaciones de productos bolivianos en su país, con la Orden Ejecutiva adoptada por el Presidente Donald Trump para la generalidad de países en el mundo, dio una luz de esperanza al anunciar que existe una apertura de su gobierno para dialogar y buscar el menor impacto para Bolivia. 

"Lo más importante en las relaciones de cualquier país es el diálogo, fundamental para explicar nuestras prioridades y resolver cualquier diferencia que pueda haber", refirió, ante la eventualidad de que Bolivia busque un diálogo para minimizar el castigo arancelario sobre sus exportaciones al mercado estadounidense (“EEUU se abre a un diálogo que busque minimizar el impacto de los aranceles”, EL DEBER, 15.04.2025).

Ojalá que el país pueda aprovechar tal apertura, luego de haber desperdiciado tantas oportunidades de una mejor relación con la primera potencia mundial.

En verdad, Bolivia debería procurar la mayor cercanía con todos los países con gobiernos elegidos democráticamente, EE. UU., con mayor razón, pensando en el mercado que más productos compra del mundo, siendo que al ciudadano de a pie, al jefe de hogar, lo que más le importa no es la retórica ni la ideología y mucho menos la politiquería, sino, el tener un empleo digno y sostenible en el tiempo que le permita mejorar la calidad de vida de su familia y… ¡a eso aportan las exportaciones cuando la mano de obra es el mayor valor agregado!

Lamentablemente, por razones meramente ideológicas, Bolivia se opuso a inicios de siglo a la iniciativa continental para negociar el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA); después, a la posibilidad de negociar un Tratado de Libre Comercio (TLC) bilateral con los EEUU, por una parte, y con la Unión Europea, por otra, como lo hicieron otros países, tal el caso de México, Chile, Colombia, Perú, Ecuador y varios centroamericanos, por citar unos cuantos ejemplos, con lo que tiró por la borda el poder exportar miles de millones de dólares y recibir otro tanto en inversión directa y tecnología, lo que le hubiera ayudado a crecer más y a generar muchísimos más empleos.

De otra parte, se rifó también la posibilidad -por incumplimiento de compromisos- de seguir gozando del libre acceso al mercado estadounidense a través de la Ley de Preferencias Arancelarias Andinas y de Erradicación de la Droga (Atpdea), provocando el doloroso ocaso de la industria textil, con un severo impacto por la pérdida de miles de empleos para nuestros obreros, mujeres artesanas, prestadores de servicios conexos, entre otros, todo, porque, ni la famosa Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) -concebida en contra del ALCA- ni el tan promocionado Tratado de Comercio de los Pueblos (TCP) ideado en contraposición a los TLC, dieron un mínimo resultado, demostrando que los cantos de sirena del así llamado Socialismo del Siglo XXI, fue un fiasco: En saco roto cayeron las promesas del extinto Hugo Chávez quien, a voz en cuello, proclamaba que Venezuela iba a “comprar todo lo que EEUU y la Unión Europea dejaran de importar de Bolivia”. ¡Mentira!

La consecuencia de todos estos desaciertos fue el decaimiento del comercio exterior, principalmente con EEUU, ya que, tanto las exportaciones como las importaciones bilaterales, luego de alcanzar altos niveles, bajaron a cifras francamente preocupantes: Aunque se diga lo contrario, las relaciones diplomáticas cuentan mucho a la hora de hacer negocios con un país y entre Bolivia y EEUU no hay embajadores designados desde 2008, lamentablemente.

¿Dónde están ahora los detractores del libre comercio con las grandes potencias mundiales? Me refiero a las ONG y a los activistas que, sistemáticamente, presionaban al gobierno de Morales, primero, y al de Arce, después, para ir en contra de una mayor integración comercial de Bolivia al mundo.

Ahora que el país sufre una crisis en su sector externo, en gran parte explicada por los recurrentes déficits comerciales que se han venido produciendo desde hace diez años, resurge la pregunta:
¿Dónde están estos preclaros pensadores que hicieron meter la pata a los gobiernos, alejando nuestras posibilidades de desarrollo? ¿Saben dónde están?

En el mismo lugar donde siempre está esa “burocracia insensible y satisfecha” de la cual hablara en su momento el ex Secretario de la otrora gloriosa Central Obrera Boliviana (COB), Juan Lechín Oquendo.

¡Criticaron, se opusieron, complotaron y elucubraron con paraísos idealistas, pero, a la hora nona, fracasaron en sus dichos y llevaron al país al quebranto, sin embargo, ellos siguen disfrutando de sus comodidades y placeres, como parte de los que en su soberbia intelectual, siempre tienen un problema para cada solución!

Es de esperar que, ahora que los Estados Unidos se abre a negociar, prime el pragmatismo y se imponga la racionalidad sobre la ideología que hace tanto mal.

Buscando la verdad
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La degradación ética y moral de Occidente

Los gobernantes de Washington, cristianos confesos y militantes, deben estar rezando en estos días sentimentales. Después de bombardear y destruir Yemen, con cientos de muertos y ciudades destruidas, dando rienda suelta a los criminales de Israel, expulsando migrantes de sus territorios, y pues despertando a los demonios del occidente racista y pigmentocrático, que estaban disimulando en estos tiempos; pero hoy están sueltos causando dolor y muerte por todo el mundo.

La cobardía de los gobernantes europeos, que son los padres de los EUA, es evidente y ya no asombra porque es claro que dependen de los negocios de EUA. Dejan abierta e impunemente que los judíos se salgan con la suya en el genocidio de Gaza, como en la expulsión de migrantes. Además de los crímenes en Yemen y otros crímenes en tantos lugares del mundo.

La degradación moral y ética es directamente proporcional a los asesinatos en masa en Gaza, como en la manera de referirse al mundo de parte de los cavernícolas de Washington. En esa línea asistimos también a los hijos putativos de occidente, como en Argentina de los Milei. Compartiendo la restauración imperial bañado en sangre en el mundo.

Así, pues, se confirman con letras de sangre lo que en realidad fueron las historias de conquistas, de colonialismos e imperialismos en estos siglos de degradación mundial. Si algo todavía quedaba, en las reflexiones cultas de la filosofía occidental, mostrando una supuesta superioridad universal, simplemente se han enterrado por la realidad de la política imperial de estos meses.

Así, ese occidente cristiano-marxista, ya no tiene nada que enseñar y promocionar al mundo. Su degradación moral y ética es total. Ni siquiera los emperadores más sanguinarios romanos llegaron a esos extremos. Porque la peligrosidad de los actuales emperadores es de lejos, criminal. Tienen armas legales a su gusto, políticas y armamentistas que están utilizando en contra de todo el mundo.

Ojalá la inteligencia de los descendientes occidentaloides, en América Latina, sea la suficiente para despertar a esta dura y objetiva realidad. Que los anglosajones racistas, no les necesitan y incluso les odian. Que no les queda otra para compartir estos territorios junto a los pueblos indígenas, junto a quiénes fueron mestizados y empobrecidos en estos territorios. Es decir, que tienen que construir Estado y convivencia en nuestros territorios.

Esos bolsones de racistas latinos, ya no tienen vigencia y sostenibilidad. Los cavernarios de Washington les expulsan también a los blancoides latinos. Veremos si con estos golpes los blancoides latinos, al fin empiezan a ver nuestros países como propios y legítimos. Y eso les permita al fin pensar y repensar, para progresar y hacer de sus vidas parte de las vidas de las culturas en estos territorios.

En realidad, somos nosotros quiénes nunca les necesitamos a los anglosajones del norte. Ellos llegaron a estos territorios a asaltar y robar nuestras riquezas, siempre encubiertos por sus ejércitos, por sus Estados imperiales, por sus leyes en función de sus intereses. Desde hace siglos los bucaneros y piratas gringos, están acostumbrados a robar y asaltar en nombre del capitalismo, del desarrollo y progreso.

Por supuesto, existe en todas las culturas, hay personas de buen corazón. En todas partes se cuecen habas. En todas partes hay corruptos y honestos, en todas las culturas. No hay cultura humana que se salve de la tragedia humana: ausencia de ética y moral. Felizmente hay los herejes, los solidarios con las causas nobles, con los pobres y marginados de la tierra.

Vivimos tiempos convulsos donde los demonios de occidente están sueltos. Quieren venganza y muerte, como en varias ocasiones de la historia mundial. Pero también son tiempos para repensar la historia. Para regresar a nuestros propios tiempos, porque nunca les necesitamos a los cavernarios del norte. Eso es tomar consciencia, personal y colectiva, para reconstruir nuestras historias fuera de las concepciones occidentales.

Es cierto, sin embargo; que el sistema es muy fuerte. Económicamente vemos que el mercado más importante del mundo es USA, y todas las regiones del mundo están en función de ese mercado. Por lo que reconstruir otros mercados en el mundo no será sencillo. Nosotros también nos veremos afectados por estos movimientos tectónicos de la economía mundial.

Pero a los cavernarios del norte, no les interesamos ni mucho menos. Eso está más claro como nunca. Si eso es así, por fin los sectores descendientes de los blancoides tienen la oportunidad histórica de reconstruirse en estos territorios, en estas historias del sur.

La degradación ética y moral de occidente es evidente. Ya no es teoría o especulación literaria. La degradación ética y moral de occidente, puede permitirnos una nueva valoración de nuestras culturas, de nuestros valores y de nuestras posibilidades de construir aquellos sueños y mitos prehispánicos; junto a las visiones actuales de justicia, igualdad, fraternidad, y convivencia más humana por el sur del mundo.

Opinión
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La peligrosa mediocridad en acción

Los grotescos están nuevamente en escena y para colmo de colmos son ministros.

Sus actuaciones bufas los exhiben en su pequeña dimensión, no son seres sobresalientes, tampoco son un accidente, son un producto de lo que es la dictadura.

Alan Deneault advierte “…de la llegada al poder de políticos mediocres que producen sociedades anestesiadas, injustas y sin pensamiento crítico.” tal parece que hemos llegado al momento cúlmine.

Toda autoridad está obligada a cumplir   con ciertas formas en el ejercicio de sus funciones, de no hacerlo corre el riesgo de cometer estupideces, infracciones o delitos. Esto al mediocre no le importa, su comportamiento ilegal le es fútil, se regodea de ser mitómano.

José Ingenieros en su obra el Hombre Mediocre -seguramente se inspiró en este tipo de personajes- escribe “el hombre mediocre es una sombra proyectada por la sociedad -o por la dictadura, el agregado es mio-; es por esencia imitativo y está perfectamente adaptado para vivir en rebaño, reflejando las rutinas, prejuicios y dogmatismos reconocidamente útiles para la domesticidad”

Prosigue, “...la vulgaridad es el blasón nobiliario de los hombres ensordecidos de su mediocridad; la custodian como al tesoro el avaro. Pone su mayor jactancia en exhibirla, sin sospechar que es su afrenta. Estalla inoportuna en la palabra o en el gesto, rompe en un solo segundo el encanto preparado en muchas horas, aplasta bajo su zarpa toda eclosión luminosa del espíritu. Incolora, sorda, ciega, insensible, nos rodea y nos acecha; deleitase en lo grotesco, vive en lo turbio, se agita en las tinieblas.

En nuestro país el mediocre y el vulgar son parte de la realidad cotidiana, son los actores de una farándula dañina, que pone en la vergüenza al conjunto del país ante los ojos del mundo.

No hay día que algún ministro de estado no haga un disparate, claro los hay de campeonato y otros no tanto, pero todos están en linea. Suponen que con ello gobiernan a la perfección, que la ciudadanía no los observa, ignoran que el pueblo está azorado e indignado.

La mediocridad alimenta a la dictadura y es la fuente de sus atropellos, por eso los ministros más opacos y anti-democráticos duran en su puesto porque son útiles a los designios del dictador. 

En el campeonato del disparate el último documental presentado por el ministro de gobierno en el que pretende involucrar a varios intelectuales y políticos en el otro disparate promovido por el Gral. Zúñiga el 26 de junio del pasado año, es el súmmum de la boludez.

Más allá de ser un documental sin sustento jurídico alguno, mal elaborado técnica, comunicacional y políticamente, dejó a jueces y fiscales sin argumento y a los perseguidores con los rulos hechos. Sin embargo no se debe dejar de lado su peligrosa pretensión autoritaria de perseguir a como dé lugar al que no avala a la dictadura y a su decisión de reproducirse en el poder.

La tensión personal y familiar desatada en los perseguidos por el terrorismo de estado es el reinicio de la implementación de una estrategia mayor que seguirá desarrollándose en función a las necesidades electorales del o los candidatos oficialistas. El libreto ya ha sido practicado en Venezuela y Nicaragua.

En el primero no importó que la oposición se una y tenga una valiente conducción en María Corina Machado que convocó a monumentales movilizaciones que por ahora han quedado en la nada porque el efectuar elecciones en condiciones adversas a la democracia y ser dirigidas por la dictadura tiene un solo resultado, siempre será favorable a la dictadura, no importó que Edmundo González Urrutia hubiera ganado con el 70 %, de la votación y Maduro obtuviera menos del 30 %, el dictador sigue siendo presidente con el apoyo servidumbral de sus FF.AA. que han sido corrompidas hasta la médula.

En el segundo, la estrategia fue perseguir, encarcelar o exiliar a la oposición o a todo aquel que pretendía levantar cabeza incluida la clerecía en todos sus niveles, dejando el camino libre a la dupla criminal Ortega-Murillo, que obviamente ganó “sus elecciones” porque no tenían a ningún candidato opositor potable al frente, excepto algunos satélites para dar la falseada imagen de una disputa democrática.

Ambas estrategias están en desarrollo en el país y tienden a crecer porque no hay fuerza política que le ponga freno con medidas necesarias para garantizar unas elecciones relativamente transparentes, llegar a ellas en las actuales circunstancias abre la posibilidad de  que se aplique la receta venezolana, con la posibilidad de que el país de podría  insurreccionar, por ello no descartan persecuciones previas a los opositores a la nicaragüense.

Existe un tercer escenario a favor de la dictadura, los intocables autoprorrogados del tribunal constitucional, que estaban en la prudencia de la sombras, han sido reactivados con la presentación de acciones o recursos constitucionales. Ha empezado el diputado Huaytari seguido del opositor Cusi, dejando en sus manos el futuro electoral de Bolivia como sucedió en las elecciones judiciales, van calentando el ambiente poco a poco porque luego vendrá una seguidilla de acciones y recursos.

Las fuerzas políticas opositoras están preocupadas en registrarse ante el tribunal electoral, sacar sus trapitos al sol, sumar adherentes electorales y otras inherentes a su decisión, no les queda otra les corresponde es algo inevitable, pero, al estar en el ruedo no exclusivamente electoral, deberían tomar medidas preventivas, una de ellas, constituir una conducción política para evitar futuros fraudes y frenar persecuciones a políticos. Este frente no tendrá como espacio los pocos mecanismos  institucionales existentes, sino el elegido por el propio masismo, las calles.

La gran ventaja de la unidad en la acción es que no están en juego ni los egos de los candidatos, ni sus aspiraciones, ni sus cuotas de poder, es más bien una sumatoria positiva para poner las cosas en su lugar antes de llegar al mes de agosto. 

Si la estrategia de la mediocracia se impone por falta de acciones oportunas de los que quieren conducir al país en el futuro, será de su absoluta responsabilidad y los recordaremos por no haber hecho lo necesario para derrotar democráticamente al masismo y haberlo emulado constituyendo un club de mediocres a la par de los que dicen combatir.

El cronograma aprobado por el tribunal electoral no es una muestra de que las cosas van bien, es un esfuerzo desesperado por salir de la incertidumbre, ante la falta de decisiones comprometidas por los partidos y órganos de poder.

Las señales son muchas y las experiencias también, no las subestimen.

Desde el Sur
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“Lecciones aprendidas” durante la guerra comercial en curso

La decisión del presidente de los Estados Unidos de América, Donald Trump, de declarar “emergencia nacional” e imponer “aranceles recíprocos” a las importaciones del mundo, con pocas excepciones, ha sido la nota episódica desde el 2 de abril. Parafraseando a los medios de comunicación, lo que está pasando es una “noticia en desarrollo”, sabiendo cómo es que empezó este asunto, sin que nadie sepa, cómo es que va a terminar.

El anuncio de Trump, de imponer un arancel de importación del 10% a la generalidad de países; 20% a la Unión Europea; 34% a la China, y niveles especiales a otros, motivó dos duras respuestas: de la Unión Europea, un 25% a productos estadounidenses por 21.000 millones de euros, y, de la China, un castigo análogo del 34% a las importaciones de Estados Unidos (EE. UU.).

La Orden Ejecutiva de Trump está respaldada por un documento de la Casa Blanca, que dice que los altos y crecientes déficits comerciales que sufre EE. UU. por años, se deben a la falta de reciprocidad en el intercambio con sus socios, a los altos aranceles y barreras no arancelarias discriminatorias que castigan a sus exportaciones, además, de los subsidios, regulaciones técnicas restrictivas, manipulación de monedas y otras maniobras, mientras EE. UU. ofrece una baja protección a las importaciones cediendo su mercado a costa de su industria y la pérdida de millones de empleos (“Regulating Imports with a Reciprocal Tariff to Rectify Trade Practices that Contribute to Large and Persistent Annual United States Goods Trade Deficits”, The White House, Washington, 2.04.2025).

Algo “bueno” que se dio el 9 de abril, en medio de la escalada arancelaria desatada, fue este anunció posteado por Trump:

“Basado en el hecho de que más de 75 países han llamado a representantes de los Estados Unidos, incluidos los Departamentos de Comercio, Tesoro y el Representante Comercial de los Estados Unidos, para negociar una solución a los temas que se están discutiendo con relación al comercio, las barreras comerciales, los aranceles, la manipulación de divisas, y aranceles no monetarios, y que estos países, siguiendo mi consejo, no han tomado represalias de ningún tipo contra los Estados Unidos, he autorizado una pausa de 90 días y un arancel recíproco sustancialmente reducido durante este período, del 10%, también con efecto inmediato”

Así, EE. UU. aplicará un arancel universal del 10% a la importación de bienes, excepto a los de México cobijados en el Tratado de Libre Comercio (T-MEC) y, a los de China, a quien subió el castigo arancelario al 145%, recibiendo a cambio un retruque del 125%.

La segunda “buena noticia” de estos días fue que la Unión Europea, en una medida-espejo a la de EE. UU., suspendió también su represalia por 90 días, además de lanzar su oferta de aplicar “arancel cero” recíproco al comercio de bienes industriales.

La tercera noticia alentadora la dio el Secretario del Tesoro de los EE. UU., al anunciar negociaciones con Japón, India, Vietnam y Corea del Sur, lo que, de tener éxito, podría llevar a una oleada de conversaciones en pro del libre comercio… ¡Dios quiera que sea así! Trump no duda de la eficacia de su posición negociadora, cuando, respecto a su gran rival comercial, la China, sentenció: “Creo que va a querer llegar a un acuerdo, creo que eso va a suceder, recibiremos una llamada telefónica en algún momento y todo estará listo, será una gran cosa para ellos, será genial para nosotros, será algo bueno para el mundo y para la Humanidad” (“Trump, convencido de que llegarán a un acuerdo con China: "Recibiremos una llamada telefónica", El Mundo, YouTube, 10.04.2025).

En este nuevo escenario, todo el mundo hace cálculos de impactos. En lo que hace a Bolivia, un análisis del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), basado en las excepciones previstas por la Orden Ejecutiva, reveló que el 90% de los 263 productos vendidos a los EE. UU. en 2024 serían afectados por el nuevo arancel del 10%, equivalente al 50% de los 271 millones de dólares exportados, quedando libres de tal cobro, el estaño, óxido de antimonio, wolframio, demás antimonios y manufacturas, cobre refinado, plata en bruto aleada, aleaciones de estaño, bismuto y manufacturas, fuel oil; maderas perfiladas, aserradas o desbastadas, molduradas, tablillas y pisos de madera; libros, impresos y similares.

Finalmente, como de lo malo siempre se puede sacar algo bueno, el IBCE, en conferencia de prensa, refirió cuatro “lecciones aprendidas” en esta crisis comercial: 1) Los desequilibrios comerciales permanentes y crecientes, causan inestabilidad; 2) Nunca se debe ignorar a un socio comercial, en especial, tratándose de la primera potencia mundial; 3) Muchas veces, como ahora, la realidad puede superar a la imaginación; 4) De haber negociado Bolivia, en el pasado, el libre comercio con megamercados complementarios como la Unión Europea, países asiáticos o el propio EE. UU., hoy sería menos vulnerable y tendría una mayor capacidad de negociación.

¡Para tenerlo muy en cuenta!

Opinión
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Las crisis son oportunidades

Se le atribuye a Albert Einstein la frase de que las crisis son oportunidades. Pero lo utilizaron también varios pensadores, cuando sus análisis precisamente en las crisis sociales mundiales. Actualmente vivimos una profunda crisis económico social, no sólo en Bolivia que es ya costumbre e inercia en nuestra historia, sino también por el mundo. Dicen que el mundo cambiará totalmente cuando pase esta crisis; no sabemos a dónde vamos realmente.

En todo caso sería interesante que Bolivia por fin se acomode en serio, y resuelva de una buena vez sus problemas estructurales, para sentar las bases de una sostenibilidad en el tiempo, que sea duradera y sostenible económicamente. Después de dos siglos de turbulencias e inseguridades terribles, pues el país merece algo de seguridad y algo de paz.

Sería imprudente decir recetas al respecto, no existen. Sólo recomendaciones globales que son parte de la experiencia, compartiendo ideas con grupos o amigos preocupados en el bien del país.

En estas crisis sistémicas, espero que encontremos caminos institucionales sostenibles y con vías académicas en el largo plazo en nuestras universidades. Porque la politiquería y el compadrazgo generalizado, en todo el sistema, sólo favorece a la mediocridad y la poca competitividad generalizada. Por todo eso, pues, nuestras universidades no aportan en absolutamente nada a las enormes necesidades de la sociedad. Son islas totalmente al margen de la realidad. Y con enormes aportes económicos del Estado central.

Ojalá podamos también por fin construir un Estado moderno, institucionalizado, al servicio del país profundo, que priorice a los mejores profesionales de todas las regiones del país.

Ojalá construyamos políticas de Estado al menos modernas, apoyados con todas las tecnologías de punta que el mundo ofrece. Así, curemos de una buena vez instituciones como la policía que son las más corruptas del mundo. En definitiva, por fin como Estado podamos sentirnos seguros, apoyados para realizar negocios y empresas en nuestro propio país.

Para empezar,  cranear desde los municipios en el tema de soberanía alimentaria. Ni siquiera podemos producir trigo para nuestro pan de cada día. Pasar hambre es parte de nuestra historia, como vemos hoy las calles de nuestras ciudades que están abarrotadas de mendigos y pobres. Miles y miles de familias, junto a sus niños pidiendo limosna. O vendiendo cualquier cosa para ganarse algo de comida.

No tenemos carreteras transitables todo el año. Unas lluvias de más destruyen todo el asfalto de las carreteras porque no están bien construidas. La calidad no es precisamente algo que perseguimos. Nos contentamos con tan poco, en todo, que dejamos pasar las exigencias de alta calidad. Al menos construyamos buenas carreteras en el tramo central, pues favorecería en mucho al comercio y los viajes de la ciudadanía.

Los jóvenes no tienen oportunidades casi en nada. Lo poco que hay y precario, con sueldos miserables y de consuelo, no animan a las nuevas generaciones a quedarse en el país. Los que pueden y tienen contactos abandonan el país, aun tengan que hacer enormes sacrificios en otros lugares; pero al menos ganan más y mejor que en el nuestro.

El Estado no ha sabido hasta hoy construir políticas de Estado, hacia el comercio ambulante y lo que se llama informalidad. Son el 80% de nuestros compatriotas que se ganan la vida, como sea, en este sector sin ningún apoyo del Estado. Existen experiencias mundiales al respecto, al menos para copiar y adaptar a nuestras realidades y mejorar considerablemente la calidad de vida de millones de bolivianos. Además de mejorar las oportunidades económicas.

Tenemos millones de compatriotas también fuera del país, que en ausencia de oportunidades en Bolivia, simplemente se han ido sin pensar dos veces. Eso debería no sólo avergonzarnos, sino tomar consciencia de que hacemos tan mal las cosas que sólo expulsamos habitantes de este país. Expulsamos talentos, soñadores, constructores de presente y futuro. Pero no tenemos consciencia de eso ni mínimamente.

Pues sí, en estas coyunturas de crisis mundial y sistémica no nos queda más remedio que ponernos las pilas. Sino pues, seguiremos nomás siendo el furgón de cola en todo. Sumidos en la mediocridad absoluta en todo. Mezclando alegremente politiquería con todo. Folklorizando todo, sin consideraciones básicas institucionales. Tomándolo a la ligera, de manera irresponsable. Funcionando por inercia y como zombis alcoholizados. Y siempre, por tanto, en la periferia de la periferia incluso en nuestra región latinoamericana.

Es urgente salir de la pobreza material y mental en la que nos encontramos. No hay recetas, sino consciencia de cómo estamos. Si no queremos ser Estado fallido, es la oportunidad de ponernos las pilas, en medio de esta crisis mundial. Aprovechar que el mundo se está reestructurando, y encontrar un lugar donde nos permitamos ser nosotros mismos; pero de manera responsable y cuidando nuestra casa común que es Bolivia.

Opinión
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De los errores cupulares a la unidad necesaria

El tiempo ayuda a disipar las dudas, una vez constituido el Bloque Opositor de Unidad, fueron sus propios integrantes los encargados de develar que nunca hubo unidad ni deseo de obtenerla. Solo se aproximaron firmando un acuerdo técnico para elegir a su candidato, vale decir concluyeron que una encuesta debía resolver lo que le corresponde a la política, eludieron debatir la causa compartida y se conformaron con querer elegir al mesías, con la dificultad de que todos suponían que lo eran.

Los aspirantes a mesías disolvieron con brutalidad la esperanza que generaron,  pasaron a ser el thinner de las ilusiones populares con argumentos poco consistentes, en su afán personal  reaccionaron tardiamente, uno se dio cuenta que le tomaban el pelo  porque las encuestas son ilegales, además, sospechó que el que las financiaba podría inclinar la balanza a su favor. El otro se plantó en seco y le metió no más logrando ser elegido candidato fraccional, jura que seguirá buscando la unidad, pero bien sabe que los que lleguen tendrán que adherirse como lapas a su majestad, en medio del desencuentro no faltó el representante de la generación de cristal, que ante la trifulca aprovechó para renunciar, siempre lo hace, es su especialidad, porque el hacer política odiando la política es insatisfactorio y cualquier resquicio debe ser aprovechado para disparar y evitar un sufrimiento al que estuvo voluntariamente sometido desde hace años. 

No les importó lo que piense el pueblo, igual tendrá que ir a votar así sea por exclusión como ha sucedido en varios paises. Revivieron con su conducta un grafitti pintado en una muro de Quito que decía “te odio Abdalá (Bucaram) me obligas a votar por Rodrigo (Borja)”. 

La ausencia de una causa que enamore a la ciudadanía provocará que el voto no sea por convicción, la inexistencia del partido político que debería frenar las tentaciones de los mesías terminará por desnudar al autoritario parecido a los que se van y, para completar el desastre, las decisiones políticas tomadas por técnicos los llevará al fracaso. 

Mientras tanto el oficialismo navega con tranquilidad, porque las aguas turbulentas en las que estaba, han sido amainadas por los opositores, la pugna oposición vs oficialismo ha desparecido, por lo menos de momento, ahora se discute si el joven Andrónico es mejor que el viejo Evo o el destartalado Luchito, como si todos ellos no compartirían la misma ideología y la complicidad de los latrocinios cometidos en estos cerca de 20 años de gobierno masista. La edad es milagrosa perdona delitos y pecados, genera simpatías y convierte a uno de los conductores del fracaso plurinacional en alternativa.  

También están felices los paraoficialistas que se ufanan de no haber sido parte de ningún proyecto unitario, en definitiva, se sienten liberados de cualquier compromiso cohesionador, se pintan como una posibilidad light y neutra.  

En paralelo el país sigue un curso conflictivo y de crisis, sin que nadie haga  nada por enfrentarla desde ahora, todo esta postergado hasta agosto. Las actitudes de los pre o candidatos no prestan atención a la situación, están en otro mundo.  

La fracción que eligió un candidato está eufórica porque cree que al imponer a su ficha en la pugna interna ganó al resto, sin embargo, es recomendable que una vez pasado el festejo miren más allá de su entorno y se enteren que la oposición en su conjunto perdió frente a los otros contendientes, fue una victoria pírrica y desdibujada al patear el tablero que estaba empezando a armarse, el germen unitario ha sido herido de muerte, solo siguen respirando unidad los ciudadanos, que no les perdonarán si no rectifican su rumbo. 

Quien tiene sobradas razones para festejar es el oficialismo, todo esto le cayo como anillo al dedo, utilizó muy bien el embrollo para mover sus fichas de acuerdo a sus intereses.  

Su desalmada lucha interna pasó a un plano menor, le dio un respiro al gobierno que secundarizó la crisis, posicionó a Rodriguez como candidato viable, Evo se reactivo y se revitalizo el terrorismo de estado con la persecución a intelectuales acusados de haber sido parte de la aventura del Gral Zúñiga en junio del pasado año.  

El ministro de gobierno recurre a tan torpes como deleznables argumentos que en cualquier estado de derecho no serían tomados en cuenta ni para la broma. Él recién se percata de la existencia de otros implicados en una clara búsqueda de chivos expiatorios que justifiquen una futura represión a otros candidatos con cualquier pretexto, la estrategia Nicaragua está en curso, quieren barrer a todo lo que sea una amenaza a sus deseos. 

Mientras el poder político es condescendiente con Evo Morales y varios de sus exministros por los delitos cometidos, dejándolos en la impunidad, la policía nacional y el ministerio público son eficaces en perseguir y apresar a ciudadanos inocentes siguiendo las órdenes de la dictadura.  

La debilidad en la  que se encuentra el bloque opositor le impide implementar acciones de protesta y defensa por la persecución ilegal que ha desatado el gobierno nacional, con lo que se mantiene el divorcio entre su posicionamiento electoral y la lucha política cotidiana. Estos impulsos electorales no serán frenados, pero es necesario que esas aspiraciones se enraícen en las reivindicaciones democráticas ciudadanas y frenen las arremetidas de la dictadura.  

Como van las cosas la estrategia de ataque en abanico del MAS que hará todo lo posible para sacar del ruedo a cualquier proyecto que ponga en riesgo su reproducción del poder. En el pliegue electoral, cuenta con que  ninguno de los candidatos opositores llegará al 20 % de la votación,  el oficialismo, dividido o no, tiene un voto duro que sobrepasa el 25 %, si el paraoficialismo accede a una votación aceptable, cuidado que Quiroga y Doria Medina no lleguen ni a la segunda vuelta, y si lo hacen y ganan las elecciones, deberían saber que serán un gobierno debilucho con la necesidad de alianzas que les hará tragarse su soberbia a riesgo de tener una corta gestión gubernamental y el retorno del masismo como sucedió en el pasado. 

Están obligados a aterrizar en la realidad, la distancia que media desde ahora hasta agosto estará llena de sorpresas, el MAS no descansará un segundo en su esfuerzo copador, es un tramo que no debe ni puede ser descuidado por la 
oposición. 

Si finalmente, los mesías sobreviven hasta el mes de agosto en condiciones relativamente saludables tendrán que pasar a la siguiente fase, que debe ser inevitablemente unitaria. 

Desde el Sur
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Reconciliación, la verdadera unidad de Bolivia

“La unidad”, todos la nombran, nadie la ha visto y ciertamente nadie sabe cómo luce. Nuestros injubilables políticos, con su habitual oportunismo, la pronuncian con un tono esperanzador, cínico y manoseado. Quieren hacernos creer, que la unidad es una tarea que solo ellos pueden encabezar y usan la unidad como un eslogan de campaña.

En las últimas cuatro elecciones se habla de la unidad como necesaria, imprescindible… pero nunca pensamos en cómo se consigue realmente. Porque claro, para los políticos noventeros, unidad es juntar sus miserias en una lista electoral, repartirse cargos, seguir odiándose en privado y después traicionarse. Y ahora, la izquierda boliviana, se ha sumado a esta tendencia.

La verdadera unidad, la que nos interesa a los ciudadanos de bien, no está en los abrazos falsos de conferencia de prensa, está en algo mucho más difícil y que solemos pasar por alto segados por odios y prejuicios de uno y otro lado. Hablo de la reconciliación.

Reconciliarse no es fácil. Requiere humildad, requiere aceptar que el otro existe, piensa distinto, vive distinto, pero tiene el mismo derecho que uno a ser parte de este país. Reconciliarnos es mirarnos a la cara y decir “No pienso como vos, pero quiero vivir en paz con vos. Porque este país es tan mío como tuyo.”

Bolivia es plural. No todos son empresarios, ni todos son campesinos, no todos son de izquierda, ni todos son de derecha. Nadie tiene que renunciar a su pasado y su historia, pero todos debemos acordar un futuro común.

El problema es que somos gobernados por los peores bolivianos. Líderes que no lideran nada, caudillos que solo saben dividir, gritar, victimizarse, traicionar y amenazar. Son ellos, de ambos bandos, los que han vivido mejor, mientras todos los demás vivimos peor y enojados entre nosotros. 

Es por eso que necesitamos sentarnos a pensar Bolivia entendiendo sus particularidades. Con ideas de izquierda y de derecha, pero con sentido común, con respeto, con ganas de resolver la economía, pobreza, salud, educación, trabajo y seguridad. Hablemos de las necesidades sociales y combinémoslas con libre mercado. ¿Por qué no? Creo que el país ya no soporta más ideologías enlatadas que vienen del extranjero, necesitamos la nuestra propia.

La reconciliación no es un acto de buena voluntad, es un acto de inteligencia, es la revolución necesaria, porque Bolivia no entra en un solo molde, necesitamos un acuerdo donde todos quepamos sin aplastarnos. Menos caudillos, rabia, división, odios y más constructores de puentes y propuestas.

 

Este pensamiento alude a los años que vienen, no a las elecciones de agosto. Es un camino largo que hay que empezar a andarlo. Reconciliemos Bolivia.

 

Marcelo Ugalde Castrillo

Político y empresario

Opinión
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