Blog de Hernan Maldonado

Las cortinas de humo “socialistas”

Los socialistas del Siglo XXI se han convertido en unos expertos en crear cortinas de humo (trapos rojos, le llaman en Venezuela) para distraer la atención de la opinión pública, aprovechándose de su hegemonía comunicacional de tal modo que la mentira se convierte de la noche a la mañana en una “categórica verdad”.

El tambaleante régimen de Nicolás Maduro ya no sabe qué inventar para tapar el colosal desabastecimiento de alimentos y medicinas que mantiene en las calles a millones de personas en kilométricas colas. Su más reciente hazaña ha sido la de deportar a miles de colombianos indocumentados asentados en poblaciones fronterizas.

Antes fracasó rotundamente en su empeño de hacerle creer a los venezolanos que estaba pisando firme en el Esequibo, ese enorme territorio que desde hace añales disputa con Guyana. Bastó que los países agrupados en la Caricom le dieran su apoyo a los guyaneses para que Maduro se comiera sus palabras amenazadoras.

Lo doloroso es que muchos de esos países vivieron y siguen viviendo del petróleo subsidiado venezolano. Además, Hugo Chávez, cuando vivía, autorizó a Guyana a explotar los recursos naturales del Esequibo en una verdadera traición a la patria, de manera que ahora sus herederos se quedaron prácticamente sin autoridad moral para criticar el que Georgetown autorice exploraciones petroleras en la zona en reclamación.

¿Por qué Chávez obró así? Porque a él no le interesaba el Esequibo, sino erigirse en líder mundial y por eso entregaba petróleo subsidiado a la Caricom. Gracias a ello, Chávez logró tener voto mayoritario en la OEA. El “líder galáctico”, como lo califican sus deudos políticos, agradó de paso a Fidel Castro, su mentor, quién le agradecía así a Guyana por haberle cedido su territorio como aliviadero de las 30.000 tropas cubanas que invadieron Angola y Etiopia.

Como el trapo rojo se desvaneció en un santiamén, la dictadura madurista acudió a otro. La segunda semana de agosto apareció descuartizada dentro de su automóvil Liana Hergueta, de 53 años. El atroz crimen fue cometido por dos sujetos, a los que rápidamente se les atribuyó nexos con líderes de la oposición.

Los dos individuos fueron mostrados en fotos muy cerca a Leopoldo López, actualmente encarcelado y al alcalde de Caracas Antonio Ledezma, bajo arresto domiciliario. Lo que el gobierno no mostró fue que los individuos también aparecen fotografiados junto con los más altos líderes chavistas y otras fotos en la que están con uniforme militar.

Maduro, violando la ley que prohíbe divulgar el secreto sumarial, presentó en cadena nacional de radio y TV a uno de los asesinos, José Pérez Venta, quien confesó ser un instrumento de los planes conspirativos de la oposición. Involucró a una veintena de dirigentes y hasta dijo que había recibido dinero de congresistas estadounidenses. Tan burda la sindicación, que el senador Marco Rubio, actual precandidato presidencial, solo dijo que Maduro es “un payaso corrupto”.

Pero como este trapo rojo también se desvaneció, ahora la dictadura la emprende contra los colombianos indocumentados en la frontera provocando una tragedia humanitaria de proporciones. Los acusa de albergar a paramilitares y de fomentar el contrabando, causa –según su óptica perversa--  de la escasez de alimentos y medicinas.

El presidente Juan Manuel Santos está obrando prudentemente porque sabe que esta payasada terminará como aquella otra de hace algunos años cuando Chávez movilizó a la frontera 10.000 hombres, desnudando las carencias de sus tropas que aparecieron viajando en autobuses particulares y sus oficiales usando su teléfonos celulares.

En Bolivia, el vídeo mostrando a Evo Morales haciéndose atar los calzados se volvió viral a nivel mundial. Los medios parecían preguntarse cómo es que el “humilde indiecito” de hace 10 años se volvió tan soberbio. El escándalo fue tal que el gobierno ahora trata de taparlo anunciando la eventual entrevista entre el caudillo cocalero y el presidente Barack Obama. Tengo mis serias dudas de que se produzca. Es una cortina de humo.

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El feminicidio en Bolivia

Aunque el feminicidio (neologismo que aún no ha sido reconocido por la RAE que prefiere el término uxoricidio) tiene alguna frecuencia en Bolivia, muy pocas veces causa conmoción social como la que vemos estos días tras la atroz muerte de Andrea Aramayo, arrollada por el vehículo que conducía su pareja sentimental, William Kushner.

Que yo recuerde, un caso análogo se produjo a mediados de la década del 50 cuando la bella Susana Valda, de las altas esferas sociales, fue sacada a empellones del Hotel Sucre, en La Paz, por su pareja Hugo Patiño del Valle, y en la tarde apareció muerta en su domicilio de Calacoto con dos disparos.

Las estadísticas demuestran que solo en lo que va del año, 51 mujeres han sido asesinadas por sus esposos o parejas (21 de ellas en Cochabamba), pero en ningún caso despertaron el interés mediático como ahora. Quizás se deba a la posición social de Kushner y Aramayo. No se trata, pues del indiecito bruto ni la cholita abusada de El Alto o la campiña cochabambina.

La familia de la víctima (como la de Susana Valda) pide a las autoridades a “no dejarse influir por el poder político y económico” de Kushner. Ojalá, digo yo, porque a Patiño del Valle sólo lo encarcelaron por 6 meses ya que el fiscal Camilo Marín lo acusó sólo de “lesiones graves”, pese a que la “suicidada” presentaba dos heridas de bala, en el pecho y la cabeza.

Pasaron 60 años del caso Valda-Patiño del Valle y todo sigue igual pese a la proliferación de organismos defensores de los derechos de la mujer. El presidente Evo Morales contó que hace unos años vio en la calle que un hombre golpeaba a su esposa. Quiso intervenir, pero la mujer le dijo: ¡No se meta. Que me pegue. Para eso es mi marido!

Lo que contó Morales como testigo de primera mano no es mentira, porque en muchas obras costumbristas de escritores bolivianos, se revela que, especialmente en los sectores populares, las golpizas de sus maridos a su mujeres son consuetudinarias. A la inversa es fenómeno rarísimo.

¿Bolivia un país de machistas? El propio Morales se burla de las mujeres. En los carnavales de hace 3 años cantó públicamente coplas ofensivas. Una de ellas decía: Bartolina Sisa (heroína indígena en el Coloniaje) tiene mucha fama, por eso la llevo, directo a la cama”. Otro verso decía: Este presidente, de buen corazón, a todas sus ministras les quita el calzón”.

Todos los versos eran machistas, groseros y sin ningún respeto, proferidos desde las afueras del Palacio de Gobierno y en cadena nacional de radio y televisión.

Al comenzar su primer gobierno su lema era “Evo cumple”. En una visita al Chapare cochabambino dijo que muchas mujeres estaban embarazadas y que orgullosas habían escrito en sus abultados vientres el lema suyo. El 2012, en una visita a un centro petrolero en Chimoré, groseramente preguntó a dos azafatas si eran “perforadoras o perforadas”, a lo que las pobres obreras sobreponiéndose a la ofensa le dijeron: “somos petroleras”.

Y el “ejemplo” parece que cunde. El anciano alcalde de Santa Cruz, Percy Fernández, besuquea sin permiso a muchachas que están a su alcance y a otras las manosea lujuriosamente. El 2014 le agarró de una pierna a una periodista casada, cuyo esposo amenazó con enjuiciarlo, pero…

Y a propósito, la prensa y las feministas ahora iracundas con Kushner, ¿protestaron vigorosamente contra Morales, Fernández y otros machistas? O es que también (como aquél fiscal Marín) se arrodillaron ante el poder político y económico? ¡Recuérdenmelo por favor!  

(*) Hernán Maldonado es periodista. Ex UPI, EFE, dpa, CNN, El Nuevo Herald. Por 43 años fue corresponsal de ANF de Bolivia.

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Las enormes mentiras marítimas

A los 83 años, don Juan (nombre ficticio), es como esos taxistas que apenas uno se sienta empiezan a hablar de uno u otro tema como para desatarle la lengua a uno. Don Juan no es taxista. Lustra calzados en una plaza de Miraflores en La Paz.

--¿Sabe una cosa? El Evo dice que pronto vamos a tener mar, suelta como una pedrada al aire para ver que resulta.

--Yo no lo creo. Ese asunto es muy complicado, le digo.

--Pero el gobierno dice que si, insiste.

--Y ¿si no es así?, le pregunto.

--¡Ah!, entonces lo vamos a colgar como al (presidente Gualberto) Villarroel, amenaza el octogenario.

Le pago y pienso en la magnitud de la mentira que el actual gobierno boliviano ha sembrado como una esperanza a corto o mediano plazo en la mente y el corazón de millones de bolivianos, solo como un pretexto para  perpetuarse en el poder.

El vicepresidente Alvaro García Linera, que se supone tiene cierto nivel intelectual, asegura que sin Evo nunca volveremos al mar. Las huestes cocaleras están tan convencidas de la propaganda oficial que hasta piden que Morales sea presidente vitalicio.

En realidad, lo que sí hay que destacar es que el actual gobierno ha puesto sobre el tapete internacional el derecho que tiene Bolivia a una salida al mar, posición que es vista con simpatía, pero que tampoco es una gran novedad dado el acuerdo de 1979 en la Asamblea General de la OEA.

Bolivia ha planteado ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya que se obligue a Chile a negociar la eventual salida al mar. La Corte se tomará su tiempo (pueden pasar años) antes de decidir. Que quede claro que no es que la Corte va a obligar a Chile a devolver el mar a Bolivia.

Aun en el caso que la Corte accediera a la petición boliviana, dependerá de Chile si quiere negociar. Tenemos el caso reciente del litigio entre Colombia y Nicaragua sobre límites marinos. La Corte favoreció a los nicas, pero los colombianos simplemente ignoran el fallo.

En el hipotético caso de que Chile aceptara negociar (para lo cual puede tomarse todo el tiempo del mundo), Perú no puede ser ignorado, de acuerdo al Tratado de 1929 entre ambos países, cuando – tras la Guerra del Pacífico--  Tacna regresó a Perú, y Arica se quedó con Chile.

El protocolo de ese Tratado es clarísimo: “Artículo primero. Los gobiernos de Chile y del Perú no podrán, sin previo acuerdo entre ellos, ceder a una tercera potencia la totalidad o parte de los territorios que, en conformidad al Tratado de 1929, quedan bajo sus respectivas soberanías…”

La Dra. Diana Borelli Geldrez, experta en Derecho Internacional, en una entrevista de El Diario el 27 de julio, lo ha explicado con claridad meridiana y harían bien en leerla los “diplomáticos” de Morales que andan de turistas por el mundo haciéndole decir, inclusive al Papa Francisco cosas que no ha dicho.

El palabrerío que sobre el tema lanza al viento irresponsablemente Morales cansó a Chile y su canciller Heraldo Muñoz le dijo la semana pasada: “Nos vemos en La Haya”. La frase parece una amenaza. ¿No la escuchábamos como escolares cuando el matón de la clase nos decía: “nos vemos a la salida”? Amanecerá y veremos.

(*) Hernán Maldonado es periodista. Ex UPI, EFE, dpa, CNN, El Nuevo Herald. Por 43 años fue corresponsal de ANF de Bolivia.

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La internacional de los corruptos

En los tiempos de la “internacional de las espadas”, las dictaduras en varios países latinoamericanos eran abiertas. Se asesinaba a opositores en las celdas o la luz del día, se encarcelaba, confinaba y exiliaba sin miramientos.

“Para mis amigos, todo. Para mis enemigos, palo”, se ufanaba el general Hugo Bánzer Suárez. Hasta se atrevió a pedir a los indígenas que le llevaran a Palacio de Gobierno las cabezas de los izquierdistas que osaran entrar al campo a hacer proselitismo.

Y Bánzer Suárez era un niño de pecho al lado de los dictadores militares de Brasil, Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay, donde los presos, asesinados y desaparecidos se contaban por millares.

Hoy, bajo el Socialismo del Siglo XXI, enarbolado por el sátrapa petrolero Hugo Chávez, los opositores en Venezuela gimen bajo métodos más sofisticados para engañar a organismos internacionales defensores de los Derechos Humanos.

En la internacional de las espadas se clausuraban diarios, radios y televisoras y punto. En el chavismo se les asfixia económicamente, los cierran porque no les dan papel o son comprados a las buenas y las malas para convertirlos en medios de propaganda oficial.

En aquellos tiempos los presos no tenían posibilidad de juicio alguno. Bajo el chavismo pueden ser juzgados, pero por fiscales y jueces fanáticos del régimen. Al líder opositor Leopoldo López lo mantienen encarcelado desde hace 15 meses, asistió a una veintena de audiencias y hasta ahora no hay ninguna acusación.

Al alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, bajo arresto domiciliario, le suspenden una y otra vez las audiencias. Hace unos días la ausencia del fiscal hizo que se pospusiera sine die su nueva comparecencia.

Centenares de venezolanos han salido del país porque les amenazaron directamente con ser detenidos o alguien “bien informado” les aconsejó que era mejor exiliarse  antes que languidecer en una cárcel.

La juez Maria Afiuni, cuyo “delito fue liberar a un opositor” al que hasta la ONU consideraba inocente, Chávez personalmente sugirió que la encarcelen por 30 años. Desde hace 5 su juicio no avanza ni retrocede. La pobre mujer fue encarcelada junto a delincuentes que ella había sentenciado. Sufrió toda clase de atropellos y hasta la violaron salvajemente. Hace tres semanas el régimen le impidió fuera a testificar ante la Comisión de DD.HH de la ONU en Ginebra.

Hasta ahora no hay ningún culpable de los 43 estudiantes asesinados en los disturbios de enero-junio del 2014. Unos 2.700 jóvenes liberados deben  presentarse periódicamente ante sus esbirros para demostrar que no están inmersos en nuevas protestas. Cientos han documentado ante organismos internacionales las torturas de las que fueron objeto.

En la internacional de las espadas, los uniformados tenían a su cargo la represión  pura y dura. En el Socialismo del Siglo XXI funcionan los “colectivos”, grupos de choque chavistas, análogos a la infames Comités de Defensa de la Revolución castristas, con licencia para matar, quienes tienen a sus espaldas a los genízaros de uniforme.

En los años 70, los regímenes democráticos criticaban a los abusadores de la DD.HH. y hasta los aislaban (EE.UU. se negó a tener nexos con el régimen de Luis García Meza, en Bolivia). Hoy parece existir una especie de solidaridad mafiosa. A la internacional de las espadas le ha reemplazado la “internacional de los corruptos, mentirosos y cínicos”. ¡Dios nos agarre confesados!

(*) Hernán Maldonado es periodista. Ex UPI, EFE, dpa, CNN, El Nuevo Herald. Por 43 años fue corresponsal de ANF de Bolivia.  

 

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Los campeones de la mentira

Los regímenes populistas encaramados en el poder acusan a sus opositores de fascistas cuando –pese a enarbolar banderas socialistas--  son ellos los devotos sucesores de Joseph Goebbels, el infame ministro de Propaganda nazi.

“Miente, miente que algo quedará. Cuanto más grande sea una mentira, más gente la creerá”, decía Goebbels al manosear la prensa, el cine y fundamentalmente la radio. Cuando los rusos bombardeaban Berlín, él les hacía creer a los alemanes que estaban ganando la guerra.

Andrés Izarra, que fue ministro de Información de Hugo Chávez, sin tapujo alguno propugnó la “hegemonía comunicacional” y la satrapía se dedicó a comprar diarios, radios y televisoras por las buenas y a las malas.

Los pocos medios que aún se proclaman independientes reciben presiones de toda clase. Son obligados, so pena de perder avisaje,  a despedir a periodistas críticos. Más todavía, les cercenan divisas para la compra de papel periódico. El diario Tal Cual se volvió semanario.

La “hegemonía comunicacional goebbeliana” le hace creer a los venezolanos que son víctimas de una “guerra económica” desatada por la burguesía y por eso todos los días millones hacen largas colas calladitos  por un kilo de azúcar, de arroz, café o un litro de leche y aceite.

Parece inútil decirle a esos “mansos corderitos” que la escasez de alimentos y medicinas se debe a la disparatada política económica chavista que en 16 años ha destruido el aparato productivo con su hemorragia de expropiaciones, nacionalizaciones y confiscaciones.

Y es que, como decía Mark Twain, “más fácil es engañar a la gente, que convencerla de que ha sido engañada”. Los  venezolanos tienen permanentemente ante los micrófonos a Nicolás Maduro y Diosdado Cabello haciéndole creer que viven en el mejor de los mundos. Si hasta tienen los riñones de haber creado un “viceministro de la felicidad”.

Dada la torpeza mental de estos sujetos, les calza como anillo al dedo otra afirmación de Goebbels: “Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar”. (¿Será por esto que hay hasta temor de culpar a Chávez por el desastre en que dejó Venezuela?)

En Bolivia, la sarta de mentiras sobre los sangrientos sucesos en Pando está desvaneciéndose ante la verdad de los hechos y todo parece indicar que hubo una confabulación oficial para defenestrar a un gobernador opositor, al que el ministro de la presidencia, Juan Ramón de la Quintana, pese a esforzarse, no ha podido “enterrarlo hondo para que se lo coman los gusanos”.

En Ecuador, el sátrapa Rafael Correa se ha convertido en un verdugo de la libertad de prensa. Multa a periódicos, enjuicia a periodistas, expulsa de sus ruedas de prensa a reporteros que le disgustan y hasta se atrevió a llamar “gordita horrorosa” a la brillante periodista Sandra Ochoa.

En Brasil, el inefable Lula ahora acusa a los periodistas de perseguirlo “como hacían los nazis con los judíos”, a raíz de develarse los nauseabundos negociados en la petrolera estatal. Y en Argentina, la “doctora K” (poseedora de una fortuna de $37 millones “adquiridos en el ejercicio de la profesión de abogada”) quisiera con toda su alma borrar de su diccionario la palabra “prensa”.

Todos ellos se han vuelto expertos en seguir la recomendación de su maestro Goebbels: “Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos respondiendo al ataque con el ataque y, si no puedes negar las malas noticas, inventa otras que las distraigan…” ¿Quiénes son los fascistas?

(*) Hernán Maldonado es periodista. Ex UPI, EFE, dpa, CNN, El Nuevo Herald. Por 43 años fue corresponsal de ANF de Bolivia.

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Calladitos, carajo, calladitos

Son tan pocas las satisfacciones que da la selección boliviana de fútbol que a veces un simple triunfo se lo festeja como una hazaña digna de figurar en la historia dorada del balompié nacional.

Ya pasaron algunas semanas del paso del equipo en la Copa América 2015 y con la cabeza fría lo más rescatable es la victoria 3-2 ante Ecuador, que en verdad podía terminar en empate o en derrota si el encuentro dura 10 minutos más.

Desde el presidente Evo Morales, consumado futbolista, hasta los más fervorosos hinchas no se hacían ilusiones de lo que haría el equipo en canchas chilenas. Morales criticó al DT Mauricio Soria por no haber  convocado a los que debía.

Una encuesta entre los lectores del diario La Razón estableció el pesimismo de la afición. México, que se alistaba para la Copa de Oro, que le rinde enormes ganancias y lo calificará a la Copa Confederaciones, si gana, envió a Chile a un equipo casi de tercera.

A ese equipo Bolivia le empató sin goles en el debut y luego dio el campanazo al vencer a Ecuador provocando una euforia descomunal en los vestuarios. Encabezados por el presidente de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF), la muchachada saltaba coreando: ¡Calladitos, carajo, calladitos!

¿Calladitos quiénes? ¿Los que apuntamos las deficiencias de nuestro fútbol parroquial, sin norte, sin jugadores de valía, sin entrenadores capaces, con dirigentes exitistas o corruptos, con periodistas-hinchas, quizás venales, que nos venden pajaritos preñados?

Es cierto. Había que festejar el primer triunfo en 18 años en la Copa América, pero… La realidad volvió en menos de lo que canta un gallo. Chile nos derrotó 5-0 y Perú nos mandó a casa con un 3-1 lapidario.

Como es usual, el entrenador pagó el pato. Fue defenestrado, mientras Morales consideraba que quién debía ser echado era Carlos Chávez, presidente de la FBF, por corrupto. Un diario español publicó que habría recibido entre 1.5 y 7 millones de dólares en sobornos.

El nombre de Chávez salió a consecuencia del escándalo de los sobornos en la FIFA, que hasta ahora ha servido para enjuiciar en Estados Unidos a más de una decena de altos dirigentes y empresarios del fútbol internacional. Chávez es tesorero de la CONMEBOL.

Hay que mencionar que después del triunfo ante Ecuador, los jugadores elevaron sus exigencias económicas, lo mismo que Soria. Aunque todos son profesionales, no deja de llamar la atención sus demostraciones de “nacionalismo” cuando mejor les conviene. Obvio, para ellos también lo que manda es el “cash”.

Volviendo al caso Chávez, hay que recordar que en otros tiempos cuando se lo quería juzgar, la amenaza era que Bolivia quedaría marginada de competencias internacionales. Como ahora dirigentes de la FIFA están presos, Chávez tiene poco margen de maniobra y ya la fiscalía boliviana, que obedece a Morales, le ha puesto la mano.

Mientras tanto comienza otro campeonato nacional, con algunos “periodistas” mostrándonos a los equipos con poderosos “refuerzos”, prometiéndonos un torneo emocionante. La portada deportiva de un diario publicó una foto de 4 bolivaristas con un titular singular: “Una delantera de ensueño”.

Parece que todo está bien mientras se pueda seguir llevando gente a los estadios…, hasta en la torpeza de presentar como al salvador del espectáculo al uruguayo William Ferreira, que a los 33 años vuelve a Bolívar tras pasar sin pena ni gloria por el fútbol mexicano y ecuatoriano. Así nomás estamos.

(*) Hernán Maldonado es periodista. Ex UPI, EFE, dpa, CNN, El Nuevo Herald. Por 43 años fue corresponsal de ANF de Bolivia. 

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¿Qué le pasa al periodismo?

Es la pregunta que me hago estos días tras ver las transmisiones por TV del paso del papa Francisco por Ecuador y Bolivia por las cadenas CNN y NTN24. ¿Me volví muy exigente? ¿O es que ya estoy en el tiempo del “viejo chocho, cascarrabias? Consultaré con mi almohada.

La regla era (y parece que ya no lo es) que un periodista debe  documentarse sobre el hecho que va a cubrir. No dejar nada a la improvisación, sobre todo en televisión donde “piedra y palabra suelta no tienen vuelta”.

Una visita de un Papa a un país no es un hecho repentino. Se lo anuncia con meses de anticipación, por lo que son imperdonables los errores. Quizás lo mejorcito fue la cobertura por el veterano José Levy, el corresponsal de CNN en Jerusalén.

Cuando el viento le voló al Papa el solideo en Quito, el joven reportero habló de la gorrita. Insistió en que la misa era en los “Sámanes” cuando se trata de los Samanes. Se refirió al “bastón” papal, cuando lo apropiado es el báculo. Destacó el singular “atuendo” de Francisco en vez de especificar que era la casulla.

En NTN24 la reportera dijo que el Papa rendiría tributo al sacerdote Luis Espinal en la "zona de Acachilaca" por la de Achachicala. Sorprendente fue que la corresponsal de CNN en La Paz dijera que los restos de Espinal están aún desaparecidos, cuando reposan en el cementerio desde hace 35 años.

Desde Atlanta, el moderador, Camilo Egaña, dijo que Espinal fue asesinado por la dictadura del general Hugo Bánzer Suárez, cuando en verdad el hecho se produjo años después, poco antes de que asumiera el dictador Luis García Meza, actualmente encarcelado.

           A la llegada del Papa a Santa Cruz, la corresponsal de NTN24 informó que más de 1.500 músicos interpretaban “música clásica”, cuando en realidad se trataba de chobenas y taquiraris, tan propios de la región oriental boliviana. Su moderador en Bogotá trató de comparar la altura de La Paz con la de Santa Cruz y enmudeció.

El viernes en la cárcel de Palmasola la reportera de NTN24 anunció que el Papa se aprestaba a celebrar una misa, cuando no se veía el altar en ninguna parte. La guinda fue cuando dijo que el Papa le dio un abrazo “maternal” a un niño. ¿No era más fácil decir paternal? ¡Ah! El papá no llegó a Uruguay, sino a Paraguay.

Y la versión en inglés de CNN no fue mejor. El periodista dijo (y espero no maliciosamente) que el Papa critica al capitalismo pero come en Burger King… En Santa Cruz la misa papal se realizó en la Plaza del Cristo Redentor y la multinacional, por estar más cerca del altar, gustosamente cedió su local para que se lo acondicionara como sacristía. ¿No lo sabía, Mr?

Finalmente, pido disculpas a mis amigos que me pidieron que escribiera sobre el “crucifijo comunista”. Cientos lo han hecho, mayoritariamente condenándolo como un acto de irrespeto de Evo Morales al Papa. El padre Federico Lombardi, vocero del Papa, dijo que él “no lo pondría en ningún altar”.

La entrega del “crucifijo” no fue publicada por El Nuevo Herald de Miami que recurrió a una nota que pudo ser escrita 24 horas antes. ¿El principal diario en español de Estados Unidos cierra su edición a las 9 de la noche?

La foto se ha hecho viral en el mundo, con la misma velocidad del rodillazo que le aplicó Morales a un adversario hace algunos años en un partido de fútbol en La Paz. Una lástima que se hable tanto de Bolivia por estos hechos. ¿Es o no es verdad? (Perdón, padre José Gramunt SJ. por plagiarle el título de sus editoriales).

(*) Hernán Maldonado es periodista. Ex UPI, EFE, dpa, CNN, E l Nuevo Herald. Por 43 años fue corresponsal de ANF de Bolivia.

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Ecuador: Correa ante malas noticias

“Estamos frente a un terrible boicot comunicacional. Solo las malas noticias parece que fuesen noticias”, se quejó este domingo el presidente Rafael Correa mientras crece el sentimiento opositor a su gobierno en las calles.

El régimen, a pesar de la amargura de Correa, trata de mostrar una normalidad que favorezca la visita del papa Francisco al Ecuador, la primera escala de su periplo que incluye esta semana Bolivia y Paraguay.

Desde hace semanas la sociedad civil y los partidos políticos se han movilizado rechazando el autoritarismo creciente de Correa y en contra de sus aspiraciones para modificar leyes de modo que pueda reelegirse indefinidamente.

Hace unas semanas buscó aumentar los impuestos y pechar a las herencias. La reacción de la sociedad civil fue colosal y ante manifestaciones verdaderamente multitudinarias, un asustado Correa se echó para atrás.

Los “pelucones” (ricos) y “golpistas” salieron hasta debajo de las piedras para hacer trastrabillar al régimen del caudillo y ahora, conscientes de su fuerza, están pidiendo su renuncia al grito de: ¡Ecuador no quiere ser otra Venezuela!

Correa, desde que asumió el poder, se convirtió en aventajado alumno del sátrapa venezolano Hugo Chávez y en lo que más lo imitó fue en aplastar a la prensa libre, insultando públicamente, multando, persiguiendo, encarcelando o exiliando a periodistas, empresarios y directores de medios.

El 2 de julio las marchas fueron apoteósicas en las principales ciudades del país. ¡Correa, ¡Fuera!, gritaban los manifestantes. Correa –muy al estilo chavista--  organizó contramanifestaciones y trajo en autobuses simpatizantes desde apartados rincones del país, pagándoles el transporte y la comida.

Aun así, no pudo llenar la Plaza Grande, donde se erige el Palacio Presidencial. Hasta actuaron artistas, dentro de esa política de circo en lugar de pan, tan manoseada en la Venezuela de Chávez y ahora de Nicolás Maduro.

Correa era partidario de “pacificar” el país en vísperas de la llegada del Papa y se produjeron ciertos choques entre policías y manifestantes, con saldo de heridos. Aunque el ministro del Interior José Serrano atribuye a causas internas, el jefe de Policía, General Fausto Tamayo dimitió el viernes. Se cree que Tamayo no estaba dispuesto a mancharse las manos de sangre.

Correa ha perdido el poder de convocatoria, como se evidenció el jueves en la plaza principal de Quito. Por esto sopesa la posibilidad de no asistir a alguna de las misas papales para evitar ser abucheado.

La oposición está organizando una huelga general para mediados de mes. Correa está comprobando que no solo perdió simpatias entre los medios a los que vapuleó a su antojo, sino ante el país, que propugna la alternabilidad democrática.

Ecuador es una de las pocas economías del mundo donde la moneda oficial es el dólar, aunque su presidente es un incansable crítico del imperialismo estadounidense que, en su criterio, privilegia a las multinacionales de los “pelucones”.

A propósito, el escritor peruano Mario Vargas Llosa, reveló este fin de semana un caso de la nueva burguesía ecuatoriana que florece bajo el gobierno del “revolucionario” Correa: La presidente de la Asamblea Legislativa, Gabriela Rivadeneira, se compró una casa por $380.000 en un barrio de los “pelucones” quiteños.

(*) Hernán Maldonado es periodista. Ex UPI, EFE, dpa, CNN, El Nuevo Herald. Por 43 años fue corresponsal de ANF de Bolivia.

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El indoblegable padre Mateo

Si el padre Mateo fuera futbolista y le diera un rodillazo a un rival, el video se haría viral y no habría rincón del mundo donde no se lo viera, como ocurrió con el infame rodillazo que el presidente Evo Morales le dio en una cancha a un adversario hace algún tiempo.

El padre Mateo, que hace 13 años llegó a Bolivia desde Argentina, apenas es mencionado por la gran prensa mundial (Quizás con excepción de NTN24 de Colombia y CNN) por su cruzada exigiendo que el gobierno de Morales destine al menos un 10% del presupuesto nacional a la salud.

Morales, siguiendo el modelo chavista, denunció que la campaña de Mateo “responde a la derecha, a la oposición”. Su ministro Juan Ramón de la Quintana lleva la voz cantante. Afirma que el presupuesto de salud en Bolivia es del 11.5%, por lo que Mateo, al pedir el 10%, lo que quiere es “asesinar” a la gente.

Ha sido inútil que se le demuestre a Quintana que el presupuesto en realidad apenas llega al 6% y que el gobierno lo infla con los aportes de los particulares a las diferentes cajas de salud. El diario La Vanguardia, de Barcelona, afirma que la mortalidad infantil y materna en Bolivia es la más alta de Sudamérica.

Quintana ha buscado acallar al padre Mateo gracias a la voluminosa prensa oficialista, pero no lo ha logrado. El cura anunció que se quejará ante el papa Francisco de los maltratos verbales cuando el Santo Padre llegué a Bolivia dentro de pocos días. El Papa conoce bien a Mateo, porque por 13 años trabajó bajo supervisión suya en Argentina.

Mateo pertenece a la Orden de los Camilos, la congregación religiosa fundada en Italia en 1591 por san Camilo de Celis, dedicada al cuidado de los enfermos y los desvalidos. Sus miembros se caracterizan por portar en el pecho la cruz roja y por tanto la orden es precursora de la Cruz Roja Internacional.

La mayor parte de la obra caritativa del padre Mateo se realiza en Santa Cruz, pero ahora casi en toda Bolivia se le apoya en su cruzada y tiene al gobierno temblando por lo que  pueda decirle al Papa, en momento en que el oficialismo trata de aprovechar la visita para ganar réditos políticos.

En los casi 10 años de gobierno, Morales no ha sido capaz de construir un hospital como el Obrero de La Paz que ya tiene 60 años y que no se abastece. Faltan equipos, especialistas, los médicos son mal pagados y los pacientes –por falta de camas--  deben pernoctar y ser atendidos en camillas instaladas en los pasillos.

La atención clínica es pésima debido a la alta demanda y para conseguir una consulta con un especialista, uno debe primero acudir en la madrugada a recabar una ficha. Y las citas son tan espaciadas que colman la paciencia. Por ejemplo para un chequeo renal, si usted acude hoy, probable que la cita se la den para algún día de septiembre.

Por esto es que el padre Mateo lucha por un presupuesto de al menos un 10%, muy inferior al gasto que se le dedica a la propaganda oficial, cuyos montos se ocultan celosamente, o a la construcción de canchitas, como la que acaba de inaugurarse en Chimoré, corazón cocalero boliviano, que con una población de 20.000 habitantes tiene desde la semana pasada, en plena selva, un estadio para 15.000 espectadores. Padre Mateo: ¡No se deje!

(*) Hernán Maldonado es periodista. Ex UPI, EFE, dpa, CNN, El Nuevo Herald. Por 43 años fue corresponsal de ANF de Bolivia.

 

 

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Reencuentro con el RP José Gramunt SJ

El portón de la Casa de Nuestra Señora de la Esperanza en Cochabamba se abre solo de un lado y a la izquierda, en un escritorio semivacío, la mujer me dijo secamente:

--No sé si lo va a recibir. Generalmente está muy ocupado. ¿El sabe que usted viene a visitarle?

Alza el teléfono y dice: Padre. Aquí está un señor Maldonado que quiere visitarle… Me imagino la respuesta, porque la mujer cambia de tono y semblante y hasta parece alegrarse: Lo está esperando. Dice que usted es su amigo…

Transpongo la segunda puerta y sigo las indicaciones hasta dar con la habitación-estudio del padre José Gramunt de Moragas, quien vive allí desde hace un par de años.

Para ser sincero, lo veo mejor que la última vez que nos encontramos en La Paz, cuando aún era el director de la Agencia de Noticias Fides (ANF), que fundó hace más de medio siglo y que se caracterizó por ser “la escuela de periodismo Fides”, con su único excelso catedrático.

--Salvo alguna dificultad para caminar, me siento bien. Me confirma. El mal lo arrastra desde hace años a raíz de una mala operación quirúrgica. Pero él no se queja.

--Te acabo de enviar un mensaje, pero claro no lo leíste aún porque estás aquí. Es la edición final del libro “De los años de plomo, al populismo autoritario”, me informa.

Hablamos sobre el libro. Me enorgullecí por ser el primero en leerlo y hacer una pequeña reseña apenas llegó a mis manos a principios de año.

El sacerdote nonagenario me asombra por su lucidez para recordar, nombres, fechas, hechos. Es, como siempre, agradable su conversación. ¡Cuántas veces lo hemos hecho en los últimos 50 años! Uno podría pasarse horas hablando con él.

Cuando el diario El Universal de Caracas archivó las máquinas de escribir, muchos periodistas veteranos prefirieron renunciar a tener que aprender a desenvolverse con las computadoras (con muchos años menos, a mi casi me pasa lo mismo en los Juegos Olímpicos de Montreal). Al padre Gramunt no le arredró el desafío y obvio que no se arrepiente porque hoy pasa la mayor parte de sus jornadas sentado ante su computadora, escribiendo o leyendo diarios de Bolivia, España, Argentina.

¡Y, claro! está vigente en los medios electrónicos, como Facebook, donde a veces, como ocurrió el pasado fin de semana, se le aparecen viejos conocidos o nuevos admiradores, agradecidos por su amistad.

¿Lo visitan los amigos?, le pregunto a este hombre que siempre hizo de las relaciones públicas una prioridad, no tanto por lo social, sino porque en esos círculos es que se podían recoger valiosas informaciones o testimonios, como consta en su reciente libro. “Pocos”, es la respuesta. Menciona entre ellos a Humberto Vacaflor y Flavio Machicado.

Me hubiera encantando dedicarle más tiempo al viejo amigo, colega y maestro, pero en mi reciente viaje me sentí “esclavo” de mis hijos que volvieron a Bolivia después de 35 años y lo querían conocer todo en 10 días.

–Lo siento padre, pero me tengo que ir, le dije. Sentí en el cuerpo algo muy bonito cuando me bendijo y fue suficiente para que no me pusiera a llorar.

(*) Hernán Maldonado es periodista. Ex UPI, EFE, dpa, CNN, El Nuevo Herald. Por 43 años fue corresponsal de ANF.

 

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