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Lo que dirán los expertos

Morales pedirá ayuda a organismos externos, rezaba el titular de una reciente nota de prensa informando que el gobierno boliviano tocará las puertas de organismos internacionales buscando la ayuda de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Corporación Andina de Fomento (CAF) “para planificar cómo Bolivia puede hacerle frente a los bajos precios del petróleo” (EL DIARIO, 15/ENE/2016).

La preocupación del Primer Mandatario boliviano tiene que ver con el precio del petróleo que está en su menor nivel en 12 años, pero -además- un 50% por debajo de la cotización prevista en el Presupuesto General del Estado para el 2016, lo que puede complicar las arcas fiscales y obligar a un mayor endeudamiento público a fin de apuntalar el crecimiento económico del país, fuertemente basado en el mercado interno.

El apoyo internacional estaría previsto para luego del referéndum del 21 de febrero de 2016, pero…¿qué dirán los expertos internacionales?

De la CEPAL espero poco a la luz de lo visto en los últimos años, cuando -en comparación a su época gloriosa- su voz perdió muchísimo peso. Del BID seguramente se podrá aguardar el consejo de invertir en infraestructura, acomodaticio a los tiempos que vivimos, ya que hablar de mejorar la productividad o la competitividad -como lo hacía antes- parece haberse convertido en un “tema tabú”. Por tanto, mi esperanza está en lo que pueda decir la CAF – Banco de Desarrollo de América Latina.

Conocedor del sesudo pensamiento de su Presidente, su consecuencia profesional y su honestidad intelectual -no teniendo nada que perder luego de lo que ha logrado en la vida- estoy seguro que su prédica será la misma, aunque lo que decía en tiempos de bonanza adquiere hoy un peso superlativo:

“Al margen de la infraestructura, debe haber una transformación productiva, generar tecnología, innovación y añadir valor agregado…se debe construir el capital humano a través de la educación para el siglo XXI y que todos tengan una agenda de largo plazo, no pensar en uno, dos o tres años, pensar en una visión de 20 a 25 años, hay que aprender de países más exitosos como los de Asia”.

Una receta simple y compleja a la vez por el trabajo público-privado que exige, repetida por enésima vez hace poco por nuestro compatriota Enrique García Rodríguez, Presidente de la CAF  (Infolatam.com, 21/ENE/2016), aclarando que no se trata de mi pariente, a fin de que no se diga que incurro en un favoritismo...

Buscando la verdad
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Un mundo feo (Pero en algo hay que creer)

Echando los ojos atrás vemos cómo en este mundo ineluctablemente globalizado, unos alternaron monarquías y colonias con imperios y repúblicas, en tanto otros, bien prácticas costumbres de libre mercado con regias economías plurales, tinturadas de rojo socialista, verde naturaleza y, en sándwich, amarillo patito comunitario.

Unos, a nombre del establishment o de la cordura, renovaron una y otra vez los pactos neoliberales mientras que otros, a título de “pueblo” o de “cambio”, alentaron sin mucho disimulo la concentración del poder, el partido y el pensamiento único.

No hay alternativa. Si no queremos que la desesperanza se apodere de las futuras generaciones y que la democracia pierda adeptos, habrá que aceptar el fracaso de unos y de otros. A la luz de los resultados, unos y otros han demostrado cuán posible es dejar a los pobres más pobres y a los ricos más ricos. La insuficiencia de ondear banderas opuestas si ambas acaban siendo cortadas con la misma tijera.

Los pasos en falso de izquierdas y derechas han producido ya oleadas de descontentos con el nuevo milenio, en lo político, a la deriva. El pasanaku de dos no ha funcionado en países tan disímiles como los europeos y los sudamericanos; “todo es igual, nada es mejor”, dice el Cambalache de Discépolo, de rabiosa y constante actualidad.

Soy pesimista, aunque reconozco que en algo hay que creer. Sin fe (palabra clave en el ser humano), ¿cómo seguir?

He ahí la contradicción número uno del ciudadano político de hoy: convertido en envase vacío que otros llenan del producto ‘izquierda’ o ‘derecha’ como para venderlo en el mercado, ¿en quién puede creer?

En la industria de la ideología, la que envasa y etiqueta, ¿por qué una insatisfacción nos sienta bien? Freud sabe de ese electoralísimo momento en el que gozamos alineándonos a un lado o al otro, mientras tenemos claro que ninguno de los dos costados resuelve nuestros más elementales problemas.

Con hombres y mujeres “establemente insatisfechos”, tan pero tan “premodernos” según la mirada inteligente y burlona de Huxley, díganme si no es como para tomar los votos del antiutopismo, como para perder la fe.

A casi noventa años de la premonitoria descripción de aquel novelista inglés de un mundo tecnológicamente “feliz”, llegan Stiglitz con otra “tercera vía” y Boaventura de Souza con un “feo” mundo en el que surgen nuevas lógicas del pensamiento político. ¿Será justo someter esas renovadas ideas a la perversidad de tener que elegir el lado opuesto tras cada decepción, siguiendo el hábito de ciudadanías resentidas y con razón, porque si falla la izquierda no hay más alternativa que la derecha y viceversa?

En parte por esto se explica que para el 21F haya un veinte por ciento de indecisos; muchos de estos bolivianos están desencantados, ya nada les seduce. Y sin embargo, en algo tienen que creer…

Se ven lejos el equilibrio maduro y el sentido común. Ni lo absoluto ni lo “otro” reparan las injusticias sociales. Hemos llegado a un punto en el que no solo yo no tengo la fórmula, sino que el otro tampoco parece tenerla. Y esto obliga a cambiar el razonamiento de vencedores y vencidos, de un borrascoso mapa político con amigos y enemigos para empezar a dibujar una cartografía distinta, menos guardosa.

Tomando la sugerencia de los científicos e investigadores para el crecimiento de los países rezagados, más el ímpetu de los jóvenes, quizá no sea demasiado atrevimiento pedir a la humanidad aplicarse en innovar también la política en el importante acápite de sus madres —escasamente soberanas— las ideologías.

Cierro aquí la tríada de corrientes del pensamiento político que inicié hace cuatro lunes. Las dos anteriores entregas fueron: “La izquierda prometida” y “La derecha desahuciada”.

Darsena de papel
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Socialista o liberal

Si a usted le enseñan en la universidad, o antes, que el empresario es un explotador porque vive del trabajo del obrero, como sostiene Marx, planteamiento que luego se ha generalizado, sin ninguna argumentación teórica, de que los trabajadores en general son explotados, situación que sólo se superaría con la llegada de un nuevo sistema económico denominado “socialismo” y que hasta el momento no pasa de ser un planteamiento ideológico. Si luego trasmite esto a quienes le escuchan, entonces estas ideas se difunden entre todos y termina siendo la ideología dominante en la sociedad. Esto sucede en Bolivia desde hace mucho tiempo atrás. Esto explica el gran arrastre que tiene el estatismo y el socialismo en el país.

Si por el contrario a usted le enseñan que el capitalismo es considerado como una fase más desarrollada de la economía de mercado donde el empresario es la expresión más avanzada del productor individual, que se caracteriza por sus continuas iniciativas, competitividad y creatividad, que es el verdadero líder de la modernidad, y es un ser heroico, -como acertadamente califica Ayn Rand-, y donde el capitalista tiene como función principal acumular sus ganancias en la forma de capital, requisito básico para que cualquier economía se desarrolle, usted es un liberal. Como esto no se enseña en Bolivia se explica porque las ideas liberales son tan poco aceptadas.

Si usted cree que el empresario es un explotador, que le roba al trabajador porque no le paga todo lo que él produce, y aunque no se identifique con Carlos Marx, usted es su discípulo y, por tanto, es socialista y, en última instancia, comunista. Si usted cree que el empresario corre riesgos y tiene un beneficio legítimo, y el capitalista tiene la función principal de acumular sus ganancias en la forma de capital, usted es un liberal y es discípulo de Adam Smith. Si usted cree que el problema fundamental de la sociedad es la inequidad y la desigual distribución del ingreso, usted es un socialista. Si cree que el problema fundamental es alcanzar y desarrollar la libertad permitiendo a todos los que quieran ingresar a lo mercados de manera competitiva, ya sea como productores o como consumidores no sólo al interior de un país sino en cualquier parte del mundo, usted es un liberal,

Si usted cree que la principal actividad del hombre es y debe ser la política y no la economía, entonces cree en la democracia directa, popular, comunitaria y participativa. Si considera a la política como la actividad dirigida a la toma del poder estatal para transformar la sociedad y piensa que los problemas de una sociedad se deben resolver políticamente en asambleas de la gente donde se discutan las soluciones, para encontrar las grandes respuestas para que la sociedad avance, usted es un socialista.

Si por el contrario usted cree que la política ha sido la actividad preferente de las elites de la cual usufructúan, y que la principal actividad del hombre común siempre ha sido y será la economía, entonces, deduce que los mejores deben encausar sus capacidades para la conformación de empresas privadas; luego piensa que la solución de los problemas fundamentales de la sociedad se resuelven pacíficamente en los mercados, donde la política tiene un papel subsidiario, entonces participa del principio de que la democracia es representativa, entendida como aquella donde sólo los asuntos públicos de interés general deben ser resueltos por los representantes del pueblo elegidos por el voto, en instituciones que conforman el Poder Legislativo, sistema en el cual el Presidente del país es el responsable de implementar estas decisiones, razón por la que se denomina Poder Ejecutivo al que encabeza, usted es un liberal.

Si usted comparte el planteamiento de estructurar una economía plural, definiendo el rol estratégico del Estado para promover la economía comunitaria y cooperativa, usted es un socialista. O si cree que el desarrollo económico y productivo se obtiene con políticas sectoriales que el Estado diseña e implementa usted es estatista y, por tanto, socialista.

Si usted cree que es urgente “reestructurar la organización del Estado para que pueda generar una estrategia de desarrollo y reestablecer la racionalidad de la política” planteamiento que puede ser vago, sin embargo, trasunta una mentalidad socialista, porque cree que el rol del Estado es la de hacer realidad el desarrollo económico de la misma manera que la energía eléctrica enciende un foco. Por el contrario, si usted cree que el lugar del desarrollo económico está en los mercados con un rol subsidiario del Estado de Derecho, trasunta una mentalidad liberal.

Como la Constitución Política del Estado, dice que una de las funciones esenciales del Estado Plurinacional de Bolivia, es garantizar el bienestar, el desarrollo y la seguridad de las personas, de las naciones, los pueblos y las comunidades, por un lado, pero también, por otro lado, dice que el “modelo económico, social, comunitario y productivo”, enfatiza la participación activa del Estado en la economía, interviniendo como planificador, empresario, inversionista, regulador, benefactor, promotor, y banquero para lograr un mayor desarrollo, redistribución y generación de empleo, entonces Bolivia es un país constitucionalmente socialista.

LA Paz, febrero de 2016

*Profesor emérito de la UMSA y Miembro de la Academia Boliviana de Ciencias Económicas

Economía de mercado
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La gran derrota de Evo Morales

Los bolivianos acudirán a las urnas el 21 de febrero para determinar si apoyan o rechazan el intento gubernamental de propiciar una tercera reelección presidencial en el aún lejano año de 2019, pero cualquiera que sea el resultado de esta consulta, hay un gran derrotado: Evo Morales.

En los 10 años de uso y usufructo del poder, el caudillo jamás se había  expuesto al escarnio público. Los grandes ladrones y corruptos de su gobierno siempre eran otros, empezando por el que fue su brazo derecho, el ex presidente del Senado, Santos Ramírez.

En 1887, en Inglaterra, Lord Acton acuñó la frase: “El poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente”, algo que inevitablemente ocurre en las dictaduras de derecha o izquierda, sin que funcionen los contrapesos que recomendaba el Barón de Montesquieú.

Cuando Morales accedió al poder como prototipo del “hombre nuevo” retrotrajo la ancestral trilogía de los incaicos del “ama sua, ama llulla, ama khella” (No seas ladrón, mentiroso ni flojo). La divisa se quedó en enunciado y los nuevos gobernantes resultaron ser tan pillos, mentirosos y flojos, como muchos de sus antecesores.

Ramírez, que era presidente de la estatal petrolera YPFB, fue encarcelado tras probarse su culpabilidad en el asesinato del empresario Jorge O’Connor, quien poco antes fue despojado de $450.000 que iba a entregar a Ramírez como coima de un contrato con una empresa norteamericana adjudicataria de la construcción de una planta separadora de líquidos.

Siguieron otros casos de altos jefes de la policía involucrados en tráfico de cocaína. El más emblemático, el del general René Sanabria, ex jefe de inteligencia y zar de la lucha contra las drogas, actualmente encarcelado por 14 años en Estados Unidos. La DEA lo atrapó en Panamá.

Más recientemente, el régimen de Morales se vio sacudido al revelarse una gigantesca malversación de cerca de $600 millones del Fondo Indígena. Han sido detenidos una veintena de pequeños “hombres nuevos”, pero es sospechoso que a la gran ex ministra Nemesia Achacollo, la principal responsable de esos fondos, no se la toque ni con el pétalo de una rosa.

Ahora, como en ningún otro caso, surge un escándalo que toca íntimamente a Morales. El periodista Carlos Valverde exhibió la partida de nacimiento de un menor cuya madre es la supuesta abogada (ella afirma que solo es egresada de Derecho) Gabriela Zapata y el padre Evo Morales.

El caudillo admitió que Zapata fue su pareja (cuando ella tenía 19 años y el estaba en sus 46), pero que habían terminado su relación el 2007. Los periodistas le refrescaron la memoria mostrándole una foto en la que aparece con Gabriela en los Carnavales de Oruro de 2015.

Morales, que buscó desprestigiar a Valverde por valerse de un niño (que, además dijo, murió a los pocos días de nacido) admitió lo de la foto, pero dijo que apenas recordaba quien era ella y que se sacó la foto porque pensaba que “era una cara conocida”.

Pero el problema no está en el niño y si está vivo o no (no muestran partida de defunción), ni en la supuesta violación de la vida privada del caudillo y de su ex pareja, sino en que Gabriela, a sus juveniles 28 años, es gerente comercal, representante de una empresa china con negocios con el Estado boliviano por valor de $560 millones.

Ella misma, que no oculta su solvencia económica paseándose en carros de lujo y viviendo en una mansión tomada en anticrético en $100.000, se siente ultrajada en su honor y contrató un pequeño ejército de abogados para enjuiciar al periodista.

Bolivia no sale de su estupor al trascender detalles del escándalo. Morales ha ordenado al contralor y la Asamblea Legislativa que investiguen si hubo tráfico de influencias. Como ambos son parte del Ejecutivo, obvio que se “autoinvestigará”.

Los viejos juristas, ante la falta de evidencias concretas de la comisión de un delito, suelen acudir a lo que se llaman “pruebas circunstanciales” y este es un caso supremamente apropiado para llenar la gran definición de delito de Edmund Mezger: “Una acción típicamente antijurídica y culpable”.

O en palabras sencillas, el hombre de la calle suele decir que es obvio que la tos y la riqueza no se pueden ocultar.  El domingo Bolivia votará con confianza. Pase lo que pase, Evo Morales es el gran perdedor.

(*) Hernán Maldonado es periodista. Ex UPI, EFE, dpa, CNN, El Nuevo Herald. Por 43 años fue corresponsal de ANF de Bolivia.   

Tierra Lejana
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Integración energética norteamericana

Pasos concretos están dando México, Estados Unidos y Canadá para construir lo que denominaron “integración energética de América del Norte” en su reciente reunión de líderes políticos del sector energético de esos tres países, en Canadá. Dichos gobiernos dieron continuación a la reunión que dio origen al “Memorándum de entendimiento de Información y Datos Energéticos de Norteamérica”, firmado por los tres ministros de energía de esos países en 2014.

Vale subrayar que Estados Unidos es uno de los más grandes demandante/consumidor de energía del mundo; entonces ene se su papel dual está abierto a tener fórmulas que permitan mejorar condiciones de producción, nuevos mercados (exportan después de mucho tiempo de no haberlo hecho, mejorar condiciones de dependencia de países del golfo, entre otros y mejorar su producción del shale gas/oil por citar ejemplos); con Canadá ya tiene una integración comercial muy importante, siendo el último negocio –aún en puertas- del famoso ducto Keystone XL que además de ser gigantesca obra es otro elemento de integración en el norte.

A ello agregar México, quizá el “menor” de los tres pero no menos importante. Será sin dudas un esquema de integración altamente importante y sus políticas serán –sino copiadas- por lo menos emuladas por el resto del hemisferio.

Están enfocados en ejes relacionados a recursos fósiles, electricidad y en la transición a energías renovables con miras a mejorar condiciones ambientales y de mitigación de efectos del cambio climático.

México (2014) dio un paso importante con su Reforma Energética que promovió apertura para inversiones privadas en sector eléctrico y de hidrocarburos con modificaciones profundas al marco jurídico, regulatorio e institucional que permitió la transición de un modelo “cerrado” a uno abierto y crear mercados en hidrocarburos, gas y electricidad, en los que se permite la participación de empresas/capitales privados.

Los tres países están en búsqueda de fórmulas para implementar nuevos modelos de negocios que fomenten la competencia, la creación de mercados en hidrocarburos y electricidad, así como establecer reglas claras e instituciones políticas fuertes: en resumen que los estados permitan la “mano” privada para mejorar, modernizar y abrir puertas, en vez de trancar o poner trabas como “normalmente” se hace hoy en día en Venezuela o Bolivia.

Esos modelos están relacionados a oportunidades para emprendimientos privados –y también público/privados- para inversión en infraestructura para: transporte y almacenamiento de gas natural, desarrollo de sistemas de ductos y poliductos para envío de combustibles, construcción de terminales marítimas que incrementen la capacidad de carga (LNG) y estímulo a negocios en electricidad.

No se deja de lado estímulos a la creciente “industria” energética de energía eólica, solar, geotérmica, marítima y bioenergía, como “alternativas” a fósiles y que en algún momento, con más inversión, mejoras a tecnologías y reducción de costes pueden ser competitivos en ciertos mercados demandantes de energía.

Sería una integración energética de alta gama, con capitales privados en juego, con mercados regulados y permitirá flujo de capitales para, por ejemplo, exploración/explotación de yacimientos no convencionales, off-shore en aguas profundas y mejorar condiciones de producción de crudo; especialmente con fórmulas que permita afrontar la crisis de precios bajos del barril/petróleo.

Quizá el resultado de ésta integración sea plasmada en una Carta Energética como instrumento mínimo, marco normativo trinacional para reglas concretas de estímulo de mejorar de inversiones, eficiencia energética, cuidado del medio ambiente, reducción de costes, innovación, inversión y crecimiento de proyectos shale y mercados eléctricos trinacionales; como continuación a su Memorándum de 2014.

Canadá, Estados Unidos y México tienen una visión muy clara en cuanto a competitividad en energías limpias e introducción de innovación tecnológica porque los tres países tienen sistemas de regulación avanzada, mercados eléctricos, proyectos para atender el problema de cambio climático. Bolivia y Venezuela deberían estudiar, entender y emular esos procesos de integración energética y aplicarlos a nivel hemisferio Sur, dado que Venezuela es una potencia petrolera y Bolivia una gasífera; bien podrían ser “motores” de éste tipo de mecanismos de integración; pero primero deben cambiar de visión de país.

 *BORIS SANTOS GÓMEZ ÚZQUEDA, consultor del sector privado @bguzqueda

Hablemos de energía
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Sucio

A estas alturas no podemos andar con rodeos. Uno ya ha decidido su voto. O por el Sí o por el No, en mi caso no es ningún secreto, milito en el Sí, por tanto no pretendo justificar el porqué de mi decisión, allá tú, acá yo, con este tema. De lo que sí voy a hablar es del racismo.

Como ya lo ha dicho más de un analista, esta es la primera vez en Bolivia que las redes sociales juegan rol en la actual campaña electoral, de hecho no creo que sea determinante, pero tampoco es como para manejarla política y comunicacionalmente con indiferencia.

Tampoco es ningún secreto, que se han establecido juegos políticos de campaña, que ya no juegan en el tablero de lo políticamente correcto, sino en el concepto de la “guerra sucia”, arma o instrumento que permite bajar o subir al candidato o como en este caso, posición, esté a la cabeza o en la cola.

A lo largo de la historia, hay demasiados ejemplos, de cómo ese juego sucio ha cambiado el curso de los resultados electorales, o los confirmó o defenestró, en todo caso muchos coinciden que la guerra sucia suele ser un disparo al aire, nadie sabe dónde va a impactar y en espacial cómo, si herirá de muerte o redimirá al héroe.

En estos momentos, se está viviendo en el país una estrategia electoral que responde a esta dinámica, sumergiendo al país en un escenario político reprochable. No es la primera vez que vivimos un tiempo similar, con recordar las campañas electorales previas al 2006, veremos que estas acciones eran pan de cada elección, tanto que no podríamos hablar de un modelo para hacer política, sino de un modus operandi.

El tiempo, el voto juzgará estos hechos, el elector decidirá soberanamente frente a la urna su posición, la campaña llegará hasta la puerta y se callará, luego llegará el período de la angustiosa espera, de las especulaciones, en fin… hasta que llegue la hora del conteo y todos empezamos a comernos las uñas, a la espera de los resultados.

Mientras tanto, hasta el día de la votación, la campaña seguirá existiendo, puede que falten pocos días, pero me temo que seguirá en la misma dinámica, sucia, especialmente en las redes sociales, siendo lo más preocupante cómo ha derivado en la actitud más odiosa de nuestra historia, el racismo.

Con tristeza, al navegar en mi muro del “face” he visto cómo muchos amigos o gente, ha compartido, le ha dado me gusta, a un estado, una imagen un video, con contenido racista, he podido ver una vez que la estrategia opositora no ha polarizado políticamente, sino racialmente, está buscando que la sociedad defina su voto en base a su origen, a su clase social,  juego peligroso, que deriva en hechos y actitudes discriminadoras y racistas, como lo que está ocurriendo con la figura del Presidente Evo y ahora con la de la señora Gabriela Zapata.

Debo confesar que me ha preocupado que las instancias llamadas a defender los derechos, en este caso de los niños, de las mujeres, de las personas, no se hayan manifestado con contundencia, o lo haya hecho tibiamente, sin embargo he visto con felicidad que mucha gente se ha indignado y lo ha expresado, porque lo político no está más allá de lo humano y como cualquier otra actividad tiene sus límites y la redes también las tienen, con la diferencia que nosotros somos los censores. Vota si o vota no, lo realmente importante aquí es argumentar, no insultar, no seas racista

Anatomías
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Amantes y presidentes

Un presidente es un ser humano y, por lo tanto, está expuesto a las mismas tentaciones que los demás seres humanos. La diferencia entre uno y otros es que, por el poder que ostenta, un Presidente puede tener lo que se le antoja con más facilidad que los demás seres humanos.

La historia de la humanidad está plagada de casos de gobernantes involucrados con mujeres que, generalmente, se enredaban con aquellos por los beneficios que obtenían. Los ejemplos van desde Cleopatra y sus amoríos con Julio César y Marco Antonio hasta Marilyn Monroe y sus romances con los Kennedy.

Bolivia no es la excepción. Por el contrario, el machismo y la misoginia que imperan en nuestra sociedad dieron lugar a que varios presidentes aprovecharan su poder para tener acceso a muchas mujeres, algunas incluso casadas.

El caso más representativo de mezcla de sexo y poder es el de Mariano Melgarejo que pasó a la historia por un gobierno caracterizado por sus excesos, soberbia, despotismo, violaciones a la ley y un alto grado de autoritarismo. Aunque casado con Rosa Rojas, Melgarejo fue un mujeriego empedernido que, según se dice, tuvo varios hijos ilegítimos. Entre sus muchas amantes se incluye a Gertrudis Antezana, esposa de José María Achá.

Ignorante, promiscuo e impío, este hombre estaba convencido que había nacido para gobernar Bolivia y hasta atribuía su fecha de nacimiento, que fue un Domingo de Resurrección, a un designio divino. Decía que Dios lo había escogido justo cuando resucitaba. Por ello, creía que él era el único que podía gobernar el país y no tenía intenciones de dejar el poder. Tantos fueron sus excesos que varios autores se ocuparon de ellos. Caudillista y rodeado de zalameros que lo alentaban a hacer lo que hacía, Melgarejo creía que podía hacer cuanto se le antoje y eso incluía tomar a cualquier mujer, sin importar su condición o edad.

Tuvo muchas mujeres y a casi todas las hacía espléndidos regalos para premiar sus favores sexuales.

La amante más conocida que tuvo Melgarejo fue Juana Sánchez Campos, peruana y hermana del capitán José Aurelio Sánchez quien había sido condenado a muerte por actos de rebeldía. El tirano la conoció precisamente cuando ella, con apenas 18 años, fue a verlo a rogar por su vida. Diversas versiones históricas dicen que la muchachita tenía una belleza brutal y el Presidente se impactó tanto con ella que no solo perdonó a su hermano sino que lo incorporó al ejército boliviano en el que, gracias a los favores presidenciales, llegó hasta el grado de general. 

La relación de Melgarejo con Juana Sánchez fue tan pública como el súbito enriquecimiento de la familia peruana. Por años, los Sánchez tuvieron influencia y recibieron múltiples favores del gobierno hasta poco antes de la caída de su protector.

Los excesos del presidente fueron tales que el pueblo boliviano no pudo más. En 1870 se levantó Potosí y, aunque Melgarejo aplastó la revuelta con violencia, otras ciudades siguieron su ejemplo poco después. El 15 de enero de 1871 fue derrocado por el pueblo paceño y tuvo que huir hacia Chile.

Cuando se enteró que su examante vivía en Lima fue a buscarla en secreto.

La ubicó en una lujosa vivienda y, al percatarse de ello, se alegró pensando que podría recibir ayuda de aquella familia que tanto le debía. Golpeó a la puerta y el que le abrió fue José Aurelio Sánchez, aquel a quien perdonó la vida e hizo general del ejército boliviano. Preguntó por Juana e intentó entrar pero el exgeneral le dio el mayor agradecimiento por sus favores: un balazo.  

 

 

(*) Juan José Toro es Premio Nacional en Historia del Periodismo.

 

 

 

 

  

 

 

Surazo
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Ama Sua, Ama Llulla, Ama Quella…

El Presidente Morales anunció a fines del 2014 su deseo de enfrentar juntos, gobierno-empresarios, la baja del precio del petróleo, para lo cual los convocó y recibió sugerencias. Recientemente dio cuenta de una nueva reunión con el empresariado para recibir propuestas y garantizar el crecimiento en un escenario de crisis. ¡Excelente!

Cuando Bolivia sufre ya los efectos de un entorno desfavorable, saber que el gobierno está del lado de quienes arriesgan, invierten, producen y comercian dentro de la legalidad, es saludable. Nadie quiere que Bolivia llegue a la situación de Venezuela, Brasil, Ecuador o Argentina -con pronósticos de recesión e inflación- por los errores cometidos.

Pero, para enfrentar con éxito un indeseado escenario de crisis, la condición indispensable en favor de quienes actúan dentro de la formalidad debería ser un trato justo, equilibrado y -por qué no, amigable- de parte de las instituciones del Estado, las que, sin dejar de fiscalizar pero bajo el principio de la buena fe, ayuden a que el crear riqueza y empleo para los bolivianos sea mucho menos difícil, pues cuando las actitudes y las sanciones contra quienes intentan hacer bien las cosas son mas bien muy severas, la desconfianza aumenta y se arruina todo.

¿Cuál podría ser la consecuencia de enfrentar un entorno económico cada vez más difícil, con fiscalizaciones y controles asfixiantes, como varios dirigentes empresariales han señalado? El inducir a la informalidad, a la ilegalidad, al cierre o a hacer escapar las inversiones, con lo que el PIB crecería menos y la pobreza, mucho más.

Veamos a Bolivia como una gran familia con muchos hermanos, donde unos son empresarios, otros empleados; unos se rajan por mejorar, otros disfrutan del esfuerzo ajeno; unos se esmeran por respetar las normas, otros afrentan abiertamente la ley. En una situación así no es justo tratar a todos por igual. No es justo que al que apuesta por trabajar honradamente queriendo ayudar a los menos favorecidos, se lo castigue por un involuntario error u omisión, mientras otros la pasan bomba en la ilegalidad. No es justo que al que madruga para alimentar a sus hermanos, no se lo apoye y hasta se lo trate mal.

Si gobernantes y gobernados no actuamos en justicia ayudándonos -de buena fe- unos a otros, se corre el grave riesgo de empujar a los buenos a la ilegalidad. Entonces habrán triunfado aquellos para quienes el Ama Sua (no seas ladrón), Ama Llulla (no seas mentiroso) y Ama Quella (no seas ocioso) no significa nada…

(*) Economista y Magíster en Comercio Internacional

Fuente: “El Deber”

Santa Cruz, 10 de febrero de 2016

Buscando la verdad
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Venezuela: Un caldero en ebullición

Estos días Venezuela se parece a un caldero en ebullición y el gobierno, en lugar de apagar la candela, lo que hace es meter más leña, descuidando levantar la tapa antes que el agua hirviente se desborde y queme a moros y cristianos.

En las largas colas que miles de venezolanos hacen desde el amanecer en todos los rincones del país en busca de alimentos, medicinas, repuestos, el grito es unánime: ¡Maduro, renuncia YA! Pero el presidente se hace el sordo y cree tener todo bajo su control.

La semana pasada se cumplieron 24 años de la asonada encabezada por Hugo Chávez. Cuando el caudillo vivía las celebraciones era tumultuosas. Esta vez la concentración fue raquítica. Miles de empleados públicos prefirieron irse a sus casas después de firmar su asistencia.

Maduro y su lugarteniente, el defenestrado ex presidente de la Asamblea Nacional (AN), Diosdado Cabello, pronunciaron discursos incendiarios y hasta ridículos. Ambos llamaron al pueblo a las calles, a rebelarse contra la Asamblea Nacional, ahora en manos de la oposición desde hace un mes en proporción 112-55 diputados.

“Hago un llamado a la rebelión, con el pueblo en la calle”, vociferó Cabello. Si ese llamado partiera, con muchísima razón, de las filas opositoras, toda la dirigencia estaría encarcelada. Ese el tamaño del despropósito de los actuales gobernantes.

Por el momento la “rebelión” la encabeza Maduro al prohibir a sus ministros a comparecer a la AN para rendir informes, violando flagrantemente la Constitución. El vicepresidente Aristóbulo Isturiz cree que no deben ventilarse ciertos asuntos de Estado públicamente.

En realidad, lo que no quiere el régimen es rendir cuentas de miles de millones de dólares dilapidados en los últimos 17 años de gobierno chavista y que, según el ex ministro Jorge Giordani (Por años ministro de confianza de Chavez), alcanza a la fabulosa suma de 300.000 millones de dólares.

Gran parte de ese dinero fue descubierto por autoridades bancarias de España, Andorra, Suiza y Estados Unidos. Cuál será la magnitud que se supo que China ha congelado depósitos de jerarcas chavistas como garantía de que cobrará $45.000 millones de préstamos.

Hace años, Chávez ordenó repatriar toneladas de oro en barras depositados en bancos londinenses, con el argumento de que no debían servir para enriquecer a extranjeros. Ese oro fue depositado en el Banco Central y nadie quiere dar cuenta de si todavía existe. Hace ocho días surgió un informe de la agencia Reuters en el sentido de que el régimen negocia parte de ese oro con el Deutsche Bank alemán.

El régimen está desesperado de dinero porque debe importar urgentemente alimentos y medicinas. Las actuales existencias podrían desaparecer en un mes. Los puertos, donde en años pasados llegaban mercaderías en decenas de barcos, están vacios, una señal inequívoca de que el hambre llegará a extremos jamás vistos en Venezuela.

El liderazgo opositor baraja la forma de acabar con el gobierno de Maduro por vías constitucionales, pero hay indicios de que el oficialismo (que podría aligerar una transición pacífica y electoral con la renuncia de Maduro) preferirá hundirse con el barco aferrado a sus miedos. Muchos son los cargos que tendrían que afrontar sus jerarcas, y hasta en tribunales internacionales.

Las cartas, pues, están echadas. El juego no está para terminar empatado. La presión de la calle es inmensa para gobierno y oposición. Difícil predecir lo que sucederá, pero sea lo que sea, ocurrirá más temprano que tarde. Lo vamos a ver.

(*) Hernán Maldonado es periodista. Ex UPI, EFE, dpa, CNN, El Nuevo Herald. Por 43 años fue corresponsal de ANF de Bolivia.

Tierra Lejana
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¿Producirá Bolivia 50.000 toneladas de carbonato de litio a partir de 2018?

Según un reciente reportaje de América Economía, el gerente nacional de Recursos Evaporíticos (GNRE) aseveró que "Bolivia comenzará a producir alrededor de 50.000 toneladas de carbonato de litio a escala industrial grado batería desde el último trimestre de 2018", a tiempo de informar que hasta el momento el país invirtió $us.250 millones en la “industrialización del litio” de un total de $us. 900 millones “presupuestados para todo el proyecto”.

Las anteriores manifestaciones vienen luego del anuncio de que la empresa Rockwood Litio Ltda., subsidiaria de Albemarle (la mayor productora de litio del planeta) en Chile, acordara  con el gobierno del país transandino una importante expansión de capacidad en el Salar de Atacama que le permitirá incrementar su producción de 24.000 toneladas/año a 70.000 toneladas/año de carbonato de litio en los próximos cuatro años.

Pero, ¿cuán verosímiles serán las declaraciones del responsable del proyecto de litio de Bolivia? Mi impresión inicial es que no tanto, por dos razones fundamentales. La primera, que en la Agenda Patriótica 2025, el principal documento de planificación del gobierno, solo se habla de producir 30.000 toneladas/año de carbonato de litio a partir de 2021, lo que es consistente con el Plan Nacional de Desarrollo 2016-2020 recién aprobado donde ni siquiera se plantea un objetivo de producción para el litio del Salar de Uyuni.

No es la primera y, seguramente, no será la última, vez que el citado funcionario público, en un afán por mostrar que el proyecto impulsado por el gobierno boliviano va viento en popa, desinforma a la opinión pública nacional e internacional sobre el avance del estratégico emprendimiento.  Al parecer, no percibe el flaco favor que le hace al Estado boliviano al restarle toda credibilidad acerca de su futuro ingreso al mercado del único metal cuyo precio ha mostrado un aumento extraordinario en meses recientes.

No hay que olvidarse de que desde hace ya casi 8 años el régimen viene anticipando el arranque del proyecto sin haber podido cumplir hasta la fecha la más mínima meta. Dado el clima pre-plebiscitario en Bolivia, los lectores podrán darse cuenta de cuáles podrían ser los verdaderos motivos del sorpresivo anuncio. 

En este contexto, llama la atención el nuevo dato sobre inversión ejecutada ($us.250 millones) que proporciona.  Ésta solo puede explicarse a través de un incremento desproporcionado del gasto en la construcción de más piscinas de evaporación solar que constituyen el elemento fundamental de la tecnología “desarrollada” por el proyecto piloto. La pregunta que cabe al respecto es si resulta razonable continuar erigiendo tales obras de infraestructura en ausencia del diseño final de la planta industrial encargado en agosto pasado por 10 meses a la firma alemana K-UTEC.  

En una noticia publicada el 30 de abril de 2015 (poco menos de cuatro meses antes de la firma del contrato) en el periódico alemán Thueringer Allgemeine,  Marx [el propio gerente de K-UTEC] se mostraba sorprendido de los costos de inversión de 570 millones de Euros mencionados por el gobierno boliviano. “Recién hemos construido en Argentina una planta con capacidades similares a las de Bolivia y ha costado alrededor de 110 millones de Euros,” decía Marx.  Si como se indicó, las piscinas de evaporación solar representan la mayor parte de la inversión en Uyuni, es fácil deducir o que la tecnología de extracción de litio de K-UTEC es mucho más eficiente (porque entre otras cosas pone menos énfasis en piscinas de evaporación solar) que la boliviana o que esta última tiene un evidente sobreprecio. Lo anterior nos dirige a la segunda razón por la cual se puede considerar poco creíble la reciente manifestación del mandamás del proyecto gubernamental.

Me refiero al contrato con la mencionada compañía alemana, el cual, según se conoció en oportunidad de su suscripción, estaría vinculado al tamaño del proyecto industrial (30.000 toneladas/año). ¿Cómo es que ahora, transcurridos apenas cinco meses desde la firma del contrato, se decide incrementar la capacidad de producción del proyecto en cerca de un 70%? Pero, esto no es lo más complicado. Como he argumentado en otro artículo, el problema radica en que lo más probable es que K-UTEC haya tenido que empezar de cero y que proponga cambios sustantivos al proceso “descubierto” por el proyecto dirigido por el gobierno. En estas circunstancias, solo habrá que cruzar los dedos y esperar que las costosas piscinas de evaporación caprichosamente construidas (y por construir) por el proyecto sirvan algún día para algo.

*   Casi al cierre de este artículo, tuve acceso a una publicación del periódico Cambio del gobierno donde sólo se habla de una producción en el Salar de Uyuni de 4.000 a 5.000 para luego subir a 15.000 toneladas a partir de 2018, refiriéndose a las mismas declaraciones del GNRE.  Como acabo de ver que tanto la publicación de América Economía como otras que recogieron esa información primicial mantienen el mismo dato de 50.000 toneladas desde 2018, el presente análisis se dirige a desestimar todas esas muestras de desinformación nunca desmentidas por el gobierno.

 

*     Analista de la Economía del Litio.

Minergia
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