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Consideraciones sobre la pintura paisajística

Últimamente la pintura —o el alma de los pintores— ha ido dejando a un lado la creación pictórica referida a la representación de paisajes y campiñas. No sé cómo están yendo las cosas en Europa, pero al menos en Latinoamérica la pintura paisajística está un poco asediada por el olvido. Hace relativamente poco hubo una exposición pictórica en la ciudad de La Paz en la que se exhibieron cuadros cuyas temáticas predominantes fueron el mítico Illimani y el enclaustramiento marítimo de Bolivia, y la tentativa de la representación de los paisajes y las montañas me pareció un esfuerzo y una iniciativa verdaderamente notables dadas las circunstancias que, como se tiene dicho, atraviesa la pintura.

Se debe volver a la pintura de paisajes, con acuarelas o con óleos, o con ambos, pero debe hacérselo. Un arte supremo, que es la expresión casi directa del nivel del avance espiritual de una sociedad, debe aspirar a la representación del mundo y a la mirada sobre la “naturaleza viviente” (Goethe) que —aunque se esté en el auge de las tecnologías— circunda al ser humano. Hágase si se puede aquí un símil con la literatura que es fruto del naturalismo filosófico, o sea, con la literatura del realismo. ¿Puede ser verdaderamente arte algo que es copia fiel de la realidad circundante? En estricto sentido, no, pero si se capta la organicidad de esa realidad objetiva, el arte se manifiesta con toda su fuerza desde una perspectiva muy especial. Es la lectura de la naturaleza que, sin más ni menos, hizo de los pintores de paisajes grandes retratistas de la vida de la naturaleza.

Pero, en palabras sencillas, ¿cómo debe ser realmente la inspiración creadora del compositor —o representador— de paisajes? ¿Se debe, como Courbet y Manet, ir directamente a la conquista del espacio físico, como si éste fuera solamente un hecho carente de trasfondo? Aquí también se puede hacer otra analogía: Miguel Ángel estudiaba la anatomía con un fin de “hecho” y para la representación inmediata y práctica; Leonardo estudiaba la anatomía con un fin causal o mecanicista (para hablar con la terminología de la física). El uno quería copiar y el otro entender. De esta forma, se tiene que el pintor también tiene dos caminos cuando de pintar un paisaje se refiere.

Si bien son maestros —quién lo duda— Courbet, Manet, Monet y Cézanne, quizá son demasiado pobres al momento de entender el alma de la naturaleza a la que están pintando. Rembrandt es una clara excepción porque éste supo comprender el mundo cósmico que se agita detrás de los paisajes y los prados, a diferencia de lo que hizo Manet. Quizá Rembrandt perdió en técnica (aquí excluimos el claroscuro) pero ganó en percepción paisajística.

Sin embargo, también es cierto que la frialdad de percepción de los artistas no siempre es un elemento negativo o nulo desde el punto de vista del fondo de sus creaciones. La influencia decisiva de grandes españoles y holandeses como Velázquez, Goya, Hobbema y Franz Hals, de paisajistas ingleses y de intelectualistas japoneses, hace que la concepción artística paisajística se vuelva una ciencia natural, una física de movimientos y fenómenos y una fotografía de lo que circunda al hombre; en suma, una reproducción del hecho. Según Spengler, es en este fenómeno de la pintura donde mejor pueden apreciarse la dicotomía del sentimiento y el espíritu, por un lado, y la del entendimiento y la razón, por otro. “Ésta es la diferencia que existe entre la experiencia íntima de la naturaleza y la ciencia de la naturaleza, entre el corazón y la cabeza, entre la fe y el saber”. Como todo buen constructor (poiesis), el paisajista es el artífice de una buena descripción, ya sea física, ya del alma. Y el justo medio es donde debe situar sus pinceles y paletas siempre.

La espada en la palabra
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Exportamos menos, crecemos menos

Mucho se habla de la importancia de exportar, pero ¿está consciente la ciudadanía de ello? Para muchos la exportación parecerá algo distante de su vida, pero ¡nada más lejano de la realidad!

El concepto de exportar trasciende el mero hecho de vender un producto o servicio al extranjero, debería entenderse como la gran posibilidad de integración al inconmensurable mercado mundial con interminables oportunidades para el desarrollo, a través del comercio.

Exportar implica la posibilidad de que una economía crezca mucho más que basándose solo en su mercado interno, especialmente cuando éste es pequeño y de bajo poder adquisitivo como ocurre en Bolivia. ¿Se imaginan qué ocurriría si no exportáramos gas (que producimos por encima de nuestra necesidad), minerales (que casi no industrializamos por falta de siderurgia) o alimentos (que generamos más allá de lo que el mercado interno puede comprar)?

¿Qué hubiera pasado el 2016 -v.gr.- si Bolivia no hubiera exportado más de 7.000 millones de dólares? ¿Con qué hubiéramos pagado los más de 8.000 de millones de dólares que gastamos para importar más de 5.000 productos? ¡No quiero ni imaginarlo! Hubiera sobrevenido el caos. No solo que la economía boliviana se hubiera desplomado sino que millones de personas que se benefician directa o indirectamente de tal actividad hubieran sufrido severamente, porque las exportaciones son el sueldo del país; el rostro social de las exportaciones, son los empleos.

Exportar, implica invertir para producir por encima de la demanda interna y ocuparse luego de ganar la confianza del comprador extranjero, algo que demanda tiempo y dinero. Conquistar un mercado no es fácil; mantenerse, es difícil; recuperar un mercado perdido, a veces es imposible.

Y esto precisamente es lo que pasa con nuestros productores cañeros y sucroalcoholeros -p. ej.- que después de preparar la tierra, sembrar, fumigar -lidiar con las inclemencias del clima, los bichos, malezas, acreedores, etc.- cosechan la caña, la llevan a los ingenios, acopian el producto industrializado para el mercado interno pero no pueden exportar el excedente, el fruto de su trabajo, perdiendo oportunidades de mercado y clientes que habían ganado con gran esfuerzo, ¿por qué? Por los cupos de exportación que deben tramitar, cuando bueno sería la libre exportación del sobrante, por todo lo ya explicado.

Cuando un país exporta menos crecerá menos también y el ciudadano de a pie -más temprano que tarde, de una forma u otra- sufrirá las consecuencias…

Santa Cruz, 13 de diciembre de 2017

Buscando la verdad
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Kazuo Ishiguro y su discurso Nobel

Como todos los años en estas fechas se lleva a cabo, aquí en Estocolmo, muchos acontecimientos relacionados con el Premio Nobel. Más exactamente, el 7 de diciembre, de cada año a las 17:30 (hora sueca) en un hermoso salón del edificio de la Academia Sueca, da su discurso el Premio Nobel de Literatura. Miembros de dicha Academia y un público exclusivo se dan cita en el recinto para escuchar las palabras del laureado con el Premio más famoso del mundo.

Acudí, una vez más, a este solemne acto pero a diferencia de las veces anteriores, llegué al local casi 50 minutos antes que empezara el discurso Nobel de Kazuo Ishiguro. Este hecho permitió ubicarme en tercera fila. Así que pude observarle minuciosamente al conferenciante. Cuando llegó la hora indicada, la secretaria permanente de la Academia Sueca, Sara Danius, junto a Ishiguro salieron de una puerta lateral. Los presentes se pusieron de pie, y los aplausos estallaron en el salón pulcro de paredes blancas con decoraciones doradas y luminosas arañas que colgaban del techo. Acto seguido, el silencio se apoderó del aposento. Ishiguro con el pelo bien corto, impecablemente vestido de terno negro, camisa blanca, zapatos negros y una corbata ploma con jaspes blancos, se sentó en la primera fila en la sección donde se encontraban los miembros de la Academia. Mientras tanto, Sara Danius, dio la bienvenida al público e inmediatamente cedió la palabra a Ishiguro, quien se dirigió a la tarima. Y desde allí dijo en tono humorístico: “Escuché que la puerta por la cual atravesamos Sara Danius y yo, se abre solamente dos veces al año. Me siento honrado por ser una de las personas que ha cruzado esa puerta. Me pregunto si la puerta está cerrada con llave, si trato de salir por el mismo camino” (risas). Luego empezó su discurso titulado “Mi velada con el siglo veinte y otros pequeños descubrimientos”. Un texto de 10 páginas que describe cronológicamente la vida y los episodios por los que pasó Ishiguro.

Su padre era científico, un oceanógrafo a quien el Gobierno británico le había ofrecido un trabajo. Así llegaron a Inglaterra, toda la familia, en abril de 1960. Kazuo tenía apenas 5 años. Estudió el nivel primario en un colegio de Guilford, una ciudad ubicada a 43 kilómetros del centro de Londres. Y cursó sus estudios secundarios en otra ciudad próxima a la que vivía. También asistía a la catequesis y formó parte del coro de una iglesia. Al referirse a esa época dice: “Cuando iba de visita a casa de un amigo, sabía que tenía que ponerme de pie en cuanto entraba un adulto en la habitación, aprendí que durante una comida debía pedir permiso para levantarme de la mesa. Al ser el único extranjero del barrio, me perseguía una suerte de fama local”. Sin duda alguna que se integró en la sociedad inglesa. Pero también es cierto que la influencia de sus padres en el hogar, marcaron tradiciones niponas en la vida del laureado. Este hecho hizo, quizá, que mantenga una imagen viva, y a distancia, de la cultura japonesa.

Cuando habla de sus padres agrega: “La intención de mis padres era que regresásemos a Japón dentro de un año o tal vez dos. Durante nuestros primeros once años en Inglaterra vivimos en un permanente estado de vuelta a casa el año que viene. Mis padres seguían siendo visitantes y no inmigrantes. A menudo comentaban entre ellos las peculiares costumbres de los nativos sin sentirse en absoluto impelidos a adoptarlas”. Todo esto confirma lo ya conocido en muchas familias inmigrantes en algún país. Es decir, viven con un pie en el país de origen y con el otro en el país acogedor, planificando el retorno a casa. Pensamiento, que con el tiempo, se va languideciendo; ya que los miembros de la familia estudian, trabajan y forman sus propias familias. O sea, van echando raíces en el país hospitalario. Entonces lo que parecía pasajero, en un momento determinado del tiempo, se torna en una eternidad. Y con una verdad de por medio: los padres que llegaron a una edad avanzada difícilmente adoptan las costumbres del país acogedor, y no suelen aprender bien el idioma. Pero también debo decir que obviamente hay excepciones.

Según las palabras de Ishiguro, el alejamiento físico de Japón y de su ciudad natal Nagasaki ha contribuido, de alguna manera, a que se formara como escritor. En su discurso mencionó: “Cada mes me llegaba un paquete de Japón con los cómics, revistas y boletines educativos del mes anterior, que yo devoraba con fruición. Los comentarios de mis padres sobre sus viejos amigos, parientes y episodios de sus vidas en Japón, me proporcionaron imágenes e impresiones. Además, yo tenía mis propios recuerdos de mis abuelos, de mis juguetes favoritos, de la casa tradicional japonesa, de mi parvulario, de la parada del tranvía, del perro feroz que vivía junto al puente, de la silla del barbero etc”. De hecho, todos estos recuerdos son recursos en potencia para la imaginación de un escritor o de un poeta. El haber dejado su país a muy temprana edad puso en movimiento su imaginación con todo ese material acumulado en su mente. Podríamos decir, entonces, que antes de convertirse en escritor poseía mucha materia prima para pulir. No cabe duda que sus estudios de Literatura Inglesa y Filosofía en la Universidad de Kent, y después su posgrado en escritura creativa en la Universidad de East Anglia, contribuyeron también a su éxito como escritor.

El autor de “Pálida luz en las colinas” confesó que aprendió mucho de Marcel Proust, especialmente en la ordenación de los acontecimientos y las escenas en una novela que no sigue necesariamente la lógica de la cronología, ni la de una trama lineal. También se siente influenciado, entre otros escritores y cantantes, por Franz Kafka y Jane Austen. Con razón la secretaria de la Academia, Sara Danius, comentó: “Kazuo Ishiguro es una mezcla de Jane Austen y Franz Kafka, pero también hay que añadir un poco de Marcel Proust”.

En octubre de 1999, el galardonado visitó Auschwitz, el campo de concentración situado en territorio polaco e invadido durante la Segunda Guerra Mundial por la Alemania nazi. De seguro que su memoria fue ocupada por los recuerdos del bombardeo atómico a Nagaski en 1945. De esa visita ha manifestado: “Tuve la sensación de haberme acercado mucho, al menos geográficamente, al corazón de la oscura fuerza bajo cuya sombra creció mi generación. En Birkeneau , una húmeda tarde, contemplé las ruinas de las cámaras de gas –extrañamente descuidadas y abandonadas- prácticamente como las habían dejado los alemanes después de volarlas y huir del Ejército Rojo”. Y se pregunta: ¿Qué debemos recordar? ¿Cuándo es mejor olvidar y mirar hacia adelante?

Preguntas que ponen en alerta a nuestra memoria en este mundo que nos ha tocado vivir. Ishiguro ha trabajado como asistente social y con personas que no tienen casa. Tal vez por esta razón ha dicho que en su carrera se ha topado con individuos que sufren enfrentándose a los recuerdos de su pasado y, además, afirma que esta realidad se puede aplicar a las comunidades y a las naciones.

La Academia Sueca explicó que los temas más recurrentes en la obra de Ishiguro son: la memoria, el tiempo y el autoengaño. Y que el escritor, inglés de origen japonés, explora sobre lo que se debe hacer para sobrevivir como individuo y como sociedad. Otros expertos en asuntos “ishigurianos” aseguran que en sus obras indaga cómo la memoria se relaciona con el olvido, la historia con el presente y la fantasía con la realidad. En otras palabras, Ishiguro trabaja con ese filtro que tenemos en la mente, y que nos permite almacenar información en conformidad con nuestro entorno social, nuestro trabajo, estudios, capacidad intelectual etc. Pero también es posible que esa información acumulada sea errónea o, en su caso, vaya alterándose para seguir un camino desfigurado lejos de los buenos modales, la ética y la moral. Para, finalmente, caer en el autoengaño. Además, es preciso señalar que la información que no se activa o no se repite, para formar surcos cerebrales, se va borrando con el tiempo hasta llegar al olvido. Probablemente por todo eso, el homenajeado ha escrito sobre personas que se debaten entre olvidar y recordar.

Ishiguro, en su disertación, hizo algunas incursiones en la esfera política: “El año 2016 marcado por sorprendentes, y para mí deprimentes, acontecimientos políticos en Europa y en Estados Unidos, y de nauseabundos actos de terrorismo por todo el planeta, me obligó a admitir que el imparable avance de los valores liberales que había dado por garantizado desde mi infancia podría haber sido una mera ilusión”. En concreto, el liberalismo es una doctrina política que aboga por la libertad individual y el dinamismo privado, siendo su máximo objetivo la no intervención del Estado. Dicho de otra manera, el liberalismo pone en tela de juicio la relación entre los seres humanos y la sociedad, tomando en cuenta el poder político, las leyes, la justicia, los derechos, la propiedad etc.

Y lo que señala Ishiguro, no es sino la decadencia de las fuerzas políticas en los países del mundo. La defensa de las libertades y derechos que atañen a los individuos, a grupos políticos, a gobiernos, a las instituciones y a las autoridades públicas; ha tomado rumbos totalmente inaceptables. En muchas partes del mundo existe una degeneración en la vida política. Y, por consiguiente, ha surgido desigualdad, soberbia, deterioro en los sistemas democráticos, xenofobia, desfalcos, matanzas, racismo, falsedad, cinismo, regímenes totalitarios y corrupción, incluso en los países con democracias establecidas. Dos ejemplos claros de todo esto: el presidente de Corea del Norte, Kim Jong-Un, un joven, de peinado extravagante, sin mucha experiencia en la política y relativamente ignorante. Donald Trump, un exmagnate de la construcción, también ignorante en muchos aspectos y soberbio como sus antecesores. Con sus amenazas de una guerra nuclear ostentan su poderío militar, y pueden llevar a la humanidad a una hecatombe mucho más devastadora de lo que se vio en Hiroshima y Nagasaki.

Ishiguro ratifica también que después de la caída del Muro de Berlín, han surgido enormes desigualdades de riqueza y oportunidades entre países y dentro de los mismos países. Y en la misma dirección señala: “En particular, la desastrosa invasión de Irak de 2003 y los largos años de políticas de austeridad impuestas a la gente corriente después de la escandalosa crisis financiera de 2008, nos ha llevado a un presente en el que proliferan ideologías de ultraderecha y nacionalismos tribales. El racismo, en sus formas tradicionales y en sus versiones modernizadas y maquilladas, vuelve a ir en aumento, revolviéndose bajo nuestras civilizadas calles como un monstruo que despierta”.

Evidentemente, la bochornosa invasión a Irak bajo el pretexto de que Saddam Hussein estaba en poder de armas de destrucción masiva, fue el estandarte de Estados Unidos para consolidar su poder en el mundo, y así evitar que su hegemonía sea disputada por otros países. El populismo ultranacionalista en muchos países europeos, los partidos de ultraderecha que se acomodan en los Parlamentos de Europa son instrumentos, cuyos efectos tienen su desenlace, entre otras cosas, en ese “racismo modernizado y maquillado”.

Pues bien, Kazuo Ishiguro es un escritor audaz porque ha transgredido el tradicional discurso Nobel. A diferencia de sus antecesores, habla de política, de racismo, de la caída del Muro de Berlín etc. Es dueño de un lenguaje que ha sabido relacionar la historia con el presente. Por lo tanto, escribe con vigor emocional sobre los valores liberales, de su Japón posnuclear, de la aristocracia británica, de la memoria colectiva y de la conciencia frágil que nos puede engañar.

Palabras de fuego
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Caminos antes que escuelas

Se sabe que el gobierno de turno ha hecho alguna labor apreciable en cuanto a construcción caminera se refiere, pero también se sabe que no ejecutó obra de importancia alguna en lo acaso más significativo que un Estado incipiente como Bolivia requiere: educación para su afirmación nacional. Es como si los gobernantes que tenemos hubieran tenido una visión tan superficial y corta (materialista) que no se dieron cuenta de la importancia de la formación espiritual de que es menesterosa Bolivia.

El primer deber de los que se hallan a la cabeza de los asuntos públicos de un país es ver el suelo, la raza y le medio, y con esto queremos decir que deben ver las necesidades del conjunto de los elementos que componen el Estado.

La situación educacional (colegial y universitaria) de este país es en verdad deplorable desde el punto de vista de la infraestructura y de los insumos que tiene, o sea, en realidad, desde todos los puntos de vista. Esta situación no ha cambiado desde hace mucho tiempo, no ha cambiado, queremos decir, de una forma drástica y radical, como cambió, por ejemplo, en el gobierno de Montes, cuando la Reforma Educativa y la misión belga Rouma.

Todo esto abarca un grandísimo campo de estudio: el de la implementación de la pedagogía, cosa no resuelta aún hoy, cuando despunta el siglo XXI. He aquí, señores políticos y pedagogos, el porqué del fracaso de la adaptación a las instituciones y al orden marcado por la ley. ¿Por qué no veis más allá, donde en realidad tienen su origen los problemas que padecemos hoy? En realidad, este mal de la inadaptabilidad al orden, que ya parece algo patológico de la raza, ha sido una constante en casi toda Latinoamérica. Haciendo quizá una generalización un poco crasa, en la despreocupación por la educación está la razón de lo que se está viviendo hoy: un escenario donde los caudillos, obcecados porque piensan que el poder es suyo dado que son como mesías, no pretenden dejar el poder. Con todo esto queremos decir que el enfoque material de los gobiernos debe estar reservado para los países cuya fase de desarrollo ya es avanzada; los países pequeños y pobres deben primero enfocarse en los problemas espirituales y de cultura que le afligen. Hoy todos tienen puesta la mirada en los asuntos políticos, que son nefastos, pero yo me atrevo a ver un poco más allá para saber por qué estamos como estamos. Junto con Oswald Spengler, quiero ver la historia como una simbología de elementos que quieren decir algo más de lo que muestran.

Hagamos, a ojo de pájaro, una revisión de nuestra conformación social y física en estos casi dos siglos de vida autónoma que tiene el país. Tan variada en geografías, Bolivia tiene potencialidades pero también debilidades que nacen de su orografía, y está únicamente en la educación el derrotero para la integración cultural y espiritual, para el afianzamiento de la nacionalidad, hoy menoscabada por el argumento estúpido de que somos varias naciones en una. Solamente la instrucción pública y privada podrán hacer de la occidental y la oriental una sola y misma cultura.

Es probable que salten para decirme que con tanto dinero recibido por nuestros recursos, bien se podrían hacer escuelas y caminos, pero los buenos estadistas saben hacer una lista de prioridades para su Estado; echad una ojeada a los gobiernos de Alejandro, Napoleón, Churchill… La premisa gubernamental se resume en una frase: escuelas con buenos profesores primero (vinculación espiritual y cultural) y caminos y ferrocarriles después (vinculación física).

De todas estas cosas nace el imperativo de llevar a cabo una Reforma Educativa. Débese formular un sistema educativo nuevo, que integre y unifique saberes de todos los lugares del país, para amalgamar así un espíritu de identidad boliviana y nacional.

La espada en la palabra
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ABI

¿Cuál es el miedo?

El 22 noviembre se inició un paro médico en Bolivia, solicitando la abrogación del D.S.3385, que crea la Autoridad de Fiscalización y Control del Sistema Nacional; y, la eliminación del artículo 205 del proyecto de Código del Sistema Penal (CSP), que establece sanciones por la mala praxis.

Está bien, eliminemos ambas normas para que se levante el paro médico; pero, ¿Qué hacemos con los más de 5.000 casos de mala praxis reportados en los últimos veinticinco años? ¿Qué hacemos con las tres denuncias de mala praxis que ingresan cada semana al Comité de Victimas?

Para llegar a una respuesta a las interrogantes antes señaladas, debemos analizar el Art.205 del “CSP” y el D.S.3385. Iniciaremos con el Art.205, el mismo indica que la persona que, en el ejercicio de su profesión, oficio o actividad, cause daño a la salud o integridad física de otra persona, por infracción a un a un deber objetivo de cuidado, por imprudencia, negligencia, inobservancia será sancionada con reparación económica y cumplimiento de instrucciones judiciales.

no es esto lo que buscaba la familia de Karla Lorena, cuando toda la población tuvo que movilizarse para conseguir recursos económicos, debido a una mala cirugía de adenoides que postró en cama durante casi diez años, a una niña de tan sólo nueve. No logró imaginar todo el sufrimiento y agonía que vivió la madre, a quien veíamos día a día extender el brazo para poder ayudar a su hija.

Finalmente, ella descanso. Sin embargo, creo que sigue latente en el corazón de su madre y de cientos bolivianos más, poder hacer algo para que en agonías similares, no tengamos que estar buscando recursos económicos, cuando nuestros seres más queridos, están en el limbo de la vida.

“A cualesquier casa que entre, iré por el beneficio de los enfermos, absteniéndome de todo error voluntario y corrupción, y de lascivia con las mujeres u hombres libres o esclavos”. Es una de las frases del juramento hipocrático actualizado por la Declaración de Ginebra de 1948.

En el caso de muerte por mala práctica el legislador ha previsto sancionar con una pena privativa de libertad de 3 a 6 años, más la reparación económica. No obstante, las y los proyectistas han previsto dos causales de exención de responsabilidad penal.

Una de ellas es la carencia de medios técnicos indispensables y vinculados de manera directa con el ejercicio de la profesión, -creemos que esta previsión, es el reconociendo tácito del escaso equipamiento médico en algunas zonas del país- y la segunda excepción versa sobre la muerte consecuente directa de riesgos, reacciones o resultados favorables, inmediatos o tardíos de imposible o difícil previsión –Esto precautelando a los buenos médicos que intentan todo para salvar la vida de las personas y no lo lograron-, entonces, ¿Retiramos este artículo del Código de Sistema Penal?

Mi respuesta, es resuelta con otro caso. ¿Qué Pasó con Paul Burton?, Este joven deportista fue operado por una hernia de disco, que derivó en una muerte cerebral y finalmente falleció.

Estos casos fueron producto de negligencia médica? ¿Quién controla a los médicos? Eso es precisamente lo que hace el Decreto Supremo 3385 del 01 de noviembre de 2017, crear la Autoridad de Fiscalización y Control de la Seguridad Social de Corto Plazo y los subsectores Público Privado de Salud que tendrá la finalidad de regular, fiscalizar y controlar a la Seguridad Social de Corto Plazo y los Subsectores Público Privados de Salud con el objeto que brinden una atención de calidad a todas y todos los usuarios.

Cuál es el miedo de los médicos de brindar un mejor servicio de Salud a la población, cuál es el miedo de las madres y padres de familia de luchar por un mejor sistema de salud para nuestros hijos, y cuál es el miedo de todos los orientistas y deportistas de salir a pedir justicia por Paúl Burton.

Eduardo Del Castillo Del Carpio

ABOGADO – Militante de Columna SUR

Opinión
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El mayor crimen

Para haber renunciado al cargo de juez del Tribunal Constitucional Plurinacional antes de haber prevaricado, cual visaje de protesta contra el gobierno y de digna insubordinación, se hubiera necesitado mucha valentía, pero reconozco que para haber delinquido dictando un fallo como el que se ha dictado, se necesita una valentía mucho más grande, porque el nombre y la frente de esas personas que dictaron una sentencia que contraviene las premisas fundamentales del Derecho público se ha manchado de indignidad para siempre, y para haber cometido tal delito es menester ser una persona de arrojo y valentía.

Tristes son los momentos que atraviesa la sociedad boliviana; en realidad, estos momentos que nosotros llamamos aquí tristes son los momentos de turbulencia y anarquía que se viven y la causa principal del rezago que hoy sentimos en nuestra carne y en nuestro espíritu. Nunca me hubiera imaginado que, haciendo analogías, se hubieran podido repetir los acontecimientos históricos del pasado ni las desfachateces que perpetraban Melgarejo, Morales y Daza en sus gobiernos. No hay de qué sorprendernos, ya que lo que vemos y sentimos hoy no es sino el resultado inminente, lógico e inexorable de las escuelas sin maestros que tuvimos desde siempre. La historia siempre es la expresión de un trasfondo que los historiadores pocas veces saben ver; quiere decirnos y enseñarnos algo. Oswald Spengler y su filosofía histórica de símbolos y analogías nunca estuvieron tan en lo cierto como ahora.

¿Vivimos aún en democracia, como para que queramos salvarla de la ruina en la que supuestamente está? No son 35 años Estado de Derecho; esa cualidad ha cesado desde hace ya varios años. Cuando se haga la historia de la democracia boliviana, el historiador tendrá que saltar estos momentos. Ya no hablemos de salvar el orden, sino de recuperarlo.

Se ha cometido el mayor crimen de cuantos se cometieron contra este país pequeño, pobre y miserable de hombres virtuosos. Se han socavado los cimientos democráticos y del orden y la disciplina, que, dicho sea de paso, nunca fueron demasiado consistentes como para sostener a gentes como las nuestras.

Es evidente que este régimen no pretende levantarse de la silla de mando. Se dice que se respetó la voluntad del pueblo expresada el 21 de febrero al haberse abstenido la Asamblea de reformar la Constitución y al haberse buscado honrosamente otra vía para eternizar al caudillo, pero el lector ya debe haberse dado cuenta seguramente de la sandez y el sinsentido que conlleva ese razonamiento, que ni es razonamiento. Lo peor es que al desorden político sobrevendrá la crisis económica, que iremos a encarar vestidos de harapos y sin zapatos, pero le haremos frente con dignidad.

¡Cómo quisiera que Bolivia hubiese sido bien conducida desde siempre! Daos cuenta, ¡hubiésemos sido un pueblo progresado y feliz! Quisiera que fuésemos más inteligentes, más ricos, más prósperos. Este pueblo es pobre, pero lleva la fuerza de su energía nacional. Empero, hoy la incultura reina con toda su majestuosidad en la casta dirigente. La historia política de este desventurado Estado no tiene la tristeza solemne de la tragedia, sino la ridiculez de una comedia o un sainete. ¡Por qué, Dios mío, no dejan progresar a este pobre país!

Amamos la filosofía alemana, el arte galo, el esteticismo clásico, pero Bolivia es mi patria, es el lugar donde he nacido y en el que aprendí a sufrir. Hoy hago por ella lo que puedo. También el artista enamorado y el científico erudito deben cumplir con su deber de buenos ciudadanos. Ese amor tan fuerte es el que hizo que Goethe fuera ministro de Weimar, Victor Hugo parlamentario de Francia, Newton magistrado de Inglaterra…

En estos momentos de inmoralidad y perversión, el deber principal de cualquiera patriota es tratar preservar el espíritu democrático que todavía queda en la nación.

La espada en la palabra
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Montañas bajo presión: clima, hambre, migración

¿Existe algo más sólido, firme, inamovible que una montaña? Piensen en el Everest en el Asia, en el monte Denali en América del Norte, en el Cervino en Europa, o en el Nevado Sajama de Bolivia: son monumentos eternos a la belleza y a la abundancia de los ecosistemas.

Sin embargo, algunas grietas están apareciendo. Las montañas muestran signos de vulnerabilidad. El cambio climático provoca catástrofes en las zonas de altitud: avalanchas, y deslizamientos de sedimentos y piedras laceran las montañas, desnudan los bosques, y devastan a comunidades y poblaciones. Los recursos hídricos y la seguridad alimentaria se ven amenazados por los cambios globales que se producen en las zonas de montaña y en las llanuras.

Todos sentimos las repercusiones del cambio climático sobre las montañas; todos tenemos interés en actuar ahora, antes de que el daño sea irreversible.

Los glaciares milenarios de las montañas se están derritiendo a causa del aumento de las temperaturas globales, con consecuencias sobre el agua dulce del que dependen miles de millones de personas que viven río abajo. Entre el 60 y el 80 por ciento del agua dulce del mundo proviene de las montañas, lo que explica lo vulnerables que son las reservas mundiales de agua – y en consecuencia la seguridad alimentaria – frente a los cambios que se producen en las montañas. Ciudades como Río de Janeiro, Nairobi y Tokio son totalmente dependientes del agua dulce de las montañas. Y el cambio se produce con rapidez: en los Andes bolivianos, en los últimos 40 años se ha perdido más del 50 por ciento de los glaciales a causa del cambio climático.

Las imágenes de los glaciares que retroceden, de los deslizamientos de tierra y de las avalanchas provocan un choque visual que nos hace recordar que no podemos dar por sentada la existencia de las montañas del mundo, ya que son vitales no sólo para el 13 por ciento de la población mundial – cerca de mil millones de personas – que viven en las regiones de montaña, sino también para los frágiles ecosistemas de las montañas que acogen un tercio de todas las especies vegetales y mitad de los hot-spots de la biodiversidad global.

La diminución de la escorrentía debido a la desaparición de los glaciares significa que los agricultores de las tierras altas, sobre todo los pequeños productores, se volverán totalmente dependientes de las lluvias, y que las zonas rurales ya no tendrán ninguna fuente regular de agua dulce. Hoy en día, cerca de 329 millones de personas que viven en las zonas de montaña – o sea más de una de cada tres – ya hacen frente a la inseguridad alimentaria y el cambio climático hace la situación aún más inquietante.

Una de las consecuencias directas son los flujos migratorios de quienes huyen de las comunidades de montaña y, en la mayoría de los casos, van a incrementar las zonas urbanas de las llanuras ya superpobladas: en Bolivia, por ejemplo, esto significa que en los centros urbanos de La Paz y El Alto, la población creciente sigue poniendo en riesgo los recursos medioambientales básicos en unos sectores ya vulnerables como el agua y la energía. En particular, los jóvenes se van de su casa para buscar trabajo. Este éxodo provocará una inestimable pérdida en la oferta de servicios ecosistémicos y en la preservación de la biodiversidad cultural y agrícola.

¿Cómo puede responder el mundo a estas amenazas de tan gran impacto y proteger a los ambientes de montaña que son vitales para la humanidad? Primero, podemos educar sobre el impacto del cambio climático, el hambre y las migraciones. El Día Internacional de las Montañas, el 11 de diciembre, es una gran oportunidad para apoyar el desarrollo sostenible de las montañas y garantizar que sea integrado en la Agenda de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible y en el Acuerdo de París sobre el cambio climático.

Unas inversiones orientadas y unas políticas apropiadas pueden desarrollar resiliencia en las comunidades de montaña, mejorar los medios de subsistencia e invertir la tendencia de la emigración desde las zonas de montañas. Estos son los temas de la Reunión Global de la Alianza para las Montañas de 2017, una alianza voluntaria de las Naciones Unidas cuyo objetivo es mejorar las vidas de las poblaciones de las montañas y proteger los ambientes de montaña en el mundo. Más de 300 gobiernos, organizaciones intergubernamentales, grupos de la sociedad civil, ONG y el sector privado son miembros de dicha Alianza.

La Reunión Global de tres días se abrirá con la celebración del Día Internacional de las Montañas en la sede de la FAO en Roma y con la aprobación del Marco de Acción. Su objetivo es asegurar que las montañas estén totalmente integradas en la Agenda 2030 y en el Acuerdo de París. El Marco de Acción sirve para apoyar medidas concretas y políticas para reforzar la resiliencia de las poblaciones y los ambientes de montaña frente al cambio climático, y será aprobado por unos 60 gobiernos y más de 200 organizaciones de la sociedad civil.

El mundo se enfrenta a enormes desafíos debidos al cambio climático, que incluyen entre otras cosas amenazas para la seguridad hídrica y alimentaria. Las montañas son uno de los ecosistemas más afectados, pero también son la clave para responder a los desafíos; por eso, su desarrollo sostenible tiene que volverse una prioridad global. El momento para actuar es ahora.

Opinión
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Heinz Plenge /FAO-MINAG

El ser Pajpaku ya no será suficiente en la era 2.0 de la #ComPol

Lo que me toca explicar en estas breves líneas, será una aproximación minuciosa respecto a elementos fallidos en la comunicación política de nuestro país, ¿Qué tipos de problemas son analizados por la #ComPol? Así te será más fácil comprender de qué va mi columna para que la puedas seguir y te puedas enganchar con esta emocionante temática.

Reflexionemos sobre nuestros políticos, y claro inmediatamente nos damos cuenta que tenemos un problema. Los políticos en general no pasan por un buen momento, los ciudadanos en este preciso momento los consideramos como uno de los principales problemas de nuestra joven democracia, está claro que todos opinamos y seguimos activamente la política, nos preocupa la manipulación política, los precios de los alimentos, la dificultad para adquirir una vivienda, mejores oportunidades de trabajo o simplemente la corrupción. Y claro ante este paradójico escenario los políticos en general no son vistos como parte de la solución, sino como parte del problema, les falta cercanía y empatía respecto a los problemas de los ciudadanos.

Los políticos deben comprender que su relación con electorado, es una relación de amor, tienen que conocer, sentir y hacer propios los problemas de la gente. Un error frecuente es que la agenda política y los temas que interesan a los partidos, no coinciden con las prioridades y preocupaciones de la gente. -hoy el principal tema de la agenda es la re postulación- Los ciudadanos sentimos hostilidad a este habitual juego político, con el que claramente no nos vemos representados (Agenda política Vs. Agenda ciudadana). Ahora ¿Cuáles son los temas que nos interesan? Fácil, están en las encuestas, el no hacerlo acarrea malas decisiones y consecuencias como la desafección, la protesta, o lo que es peor la pérdida de credibilidad. En definitiva, los políticos poco a poco pierden confianza, y sin confianza, no hay tolerancia, no hay respeto, no hay amor y claramente tampoco hay voto.

Errores imperdonables en las conferencias de prensa. No sólo no responden con claridad a lo que se les pregunta sino que en los últimos tiempos, se limitan a declarar ante los medios sin aceptar más preguntas por parte de los reporteros, esto es un grave error, porque las preguntas al aire, dan pie a especulaciones, invenciones, postverdades y mal interpretaciones de analistas de diverso signo. Lo que deben hacer los políticos es anticiparse, proporcionar información, ser más abiertos y transparentes, pero por sobre todo estar preparados.

El argumentario anacrónico que funciono ayer, no tienen por qué funcionar hoy, afirmaciones que no aportan evidencia de lo que se dice, o que son contradictorias o complejas para el sentido común de la sociedad, resultan inaccesibles para la mayoría. Francamente nuestros políticos, están aplazados porque su mensaje es difuso, improvisado, poco claro, poco creativo, incoherente, repetitivo hasta el cansancio o contradictorio, en suma solo crean más desconfianza. ¿Vamos a confiar en los políticos? ¿Tú que dices? Jejeje.

Este caótico escenario evidencia que en Bolivia no existe una profesionalización de la  política, por lo tanto su manejo es desprolijo y errático. Y claro luego escuchas: “Los medios son los culpables, porque le mienten a la gente”, “Esos periodistas están politizados” o “La famosa injerencia del Imperio”. No se dan cuenta, que el político se invalida al transferir su incapacidad a terceros. Bueno algunos dirán aún tenemos nuestro voto duro “El voto militante”. En mi análisis este también va cuesta abajo ¿Qué hacer para que pare la hemorragia?  Haber, el problema no es lo que haga el político, sino lo que la gente percibe que hace –la política es principalmente percepciones-  esto tiene que ver con el valor simbólico de las acciones, palabras e imágenes del político.

Para no darle más vueltas tienen que trabajar y ¡muy duro! fundamentalmente en la construcción de marcos discursivos, esto no es chiste, el lenguaje crea realidad, la capacidad performativa del lenguaje nos permite construir: un sueño, una ilusión, una esperanza, un mito y también realidad. Lo cierto es que en Bolivia seguimos teniendo políticos 1.0 “unidireccionales”, cuando en el mundo los políticos son 2.0 “bidireccionales” –en alusión a la WEB 2.0- Así como en la red ya no sirve hablar unidireccionalmente porque ahora los ciudadanos demandamos interactuar y respuestas en tiempo real, inmediatas. Nuestros políticos necesitan evolucionar para estar a la altura de estos nuevos lenguajes digitales, porque ya los hemos rebasado y pasado por encima, sin que siquiera se hubiesen percatado de ello.

Para concluir, ojo con los millenials, que son más sensibles a cualquier movimiento brusco, sienten una desconfianza y rechazo, fundamentalmente porque no se sienten representados con opción alguna. Los políticos deben tener especial cuidado en las formas y detalles de una buena comunicación política, ya que en los últimos años inclusive se ha reducido el voto más fiel y militante de los partidos, ahora como los ciudadanos lo hemos denominado “votamos, al mal menor”. La participación electoral poco a poco se va convirtiendo en todo un reto y con ello las votaciones se dan en un escenario cada vez más impredecible –como lo fue el referéndum del 21F o las elecciones judiciales del 3D-.

Como observaran, los políticos en nuestro país son como unas viejas piezas de museo, antiguas reliquias que por más que nos esforcemos por apreciarlas, desconocemos los misterios que guardan en un estado de irrealidad. En definitiva son como costosas antigüedades indescifrables, que decoran ¡departamentos pequeños! Y que no se los desecha porque se supone que son valiosos, pero en realidad solo nos estorban.

Kusillo-Land
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Un futuro no soñado…

¿Sabe Ud. qué le depara el futuro? Seguro que no, pero de lo que debe estar seguro es que mucho influirá mañana, lo que Ud. haga hoy, bien o mal. Piense en esto: su situación actual era -ni más ni menos- el incierto futuro de ayer; vale decir que, si Ud. está hoy en goce de una buena relación, un excelente trabajo, una mejor posición, es porque en el pasado tomó las decisiones adecuadas para lograrlo. En caso de que su situación actual no sea satisfactoria, piense qué decisiones influyeron para ello.

Igual razonamiento vale para el caso de un país: si lo que vivimos hoy es el resultado de las decisiones pasadas y persisten aún problemas de pobreza, hambre, inseguridad, enfermedad, etc., para que mañana Bolivia esté mejor, es hora de tomar decisiones pragmáticas, valientes, inteligentes y urgentes.

Para evitar lo que suele suceder con las personas a quienes “se les va la vida” en indecisiones o errores, de lo que se lamentan luego, mientras más rápido se tomen medidas para promover la inversión, innovación, productividad y la competitividad sistémica del país -cuyo resultado sean más fuentes de empleo, sostenibles y dignos, para elevar la calidad de vida de la población- mucho mejor.

Día que pasa, día que pesa, porque las políticas públicas a tomar en un momento de desaceleración del crecimiento económico, deberán ser profundas para que Bolivia no retroceda en los avances económicos y sociales que ha logrado.

El sector empresarial privado siempre estará dispuesto a aportar con lo que sabe hacer -arriesgar, invertir, producir para abastecer el mercado interno, exportar y con ello generar empleos e ingresos para los ciudadanos- pero para ello precisa señales, las mejores señales, en términos de: seguridad jurídica; libre exportación de excedentes; frontal combate al contrabando y la informalidad; pleno uso de la biotecnología en el agro; incentivos para la industria; apoyo al sector de la construcción; promoción del turismo receptivo, entre otras cosas.

¿Qué país queremos heredar a nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos?

Si aspiramos a mejores días -como dijo Albert Einstein- no sigamos haciendo lo mismo, corrijamos lo que se hizo mal y hagamos bien, aquello que no se hizo.

Activar megaproyectos como el hub aéreo en Viru Viru, Puerto Busch, Proyecto Rositas, la siderurgia del Mutún y la construcción de supercarreteras, bien podría deparar a Bolivia un futuro no soñado, muy especialmente si el triplicar la producción de alimentos hasta el 2025, se hace realidad…

 

Santa Cruz, 5 de diciembre de 2017

Buscando la verdad
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El mañana de la economía boliviana

Dentro de relativamente poco, las cifras de los ingresos que Bolivia recibe por sus hidrocarburos cambiarán drásticamente, y es probable que ese cambio no haya podido ser evitado, pero los efectos que acarrearán el cambio, sí habrán podido serlo.

Dice el gobierno que se ha reducido la pobreza en niveles muy considerables, y cada vez que lo dice utiliza exhaustivos gráficos estadísticos para demostrarlo, pero yo pienso que si utilizásemos las ecuaciones de la curva de Lorenz, por ejemplo, sabríamos que la brecha que se ha acortado entre los pudientes y los humildes es relativa, como también son relativas muchas aseveraciones del gobierno respecto al progreso de la hacienda y las finanzas públicas. El progreso material en lo referente a la soberanía tecnológica y científica de la que tanto se habla es un buen ejemplo para demostrar este relativismo del que hablamos: ahora Bolivia se autoabastece fabricando clavos y calaminas de buena calidad, y no dependemos de absolutamente nadie en este sentido.

No se han industrializado el litio ni los recursos de subsuelo cuando debieron ser industrializados; no se ha guardado el dinero para tiempos de crisis; al contrario, se ha accedido a créditos multimillonarios que seguramente serán difíciles de pagar. Se han levantado escuelas sin maestros y coliseos polifuncionales sin deportistas.

Siento miedo cuando pienso en el futuro más o menos inmediato de la economía boliviana. El sencillo ciclo dialéctico que roe mi cabeza es el siguiente: después de una gran bonanza mal administrada, sobreviene el desastre. Recuerde el lector que después de la guerra del Chaco sobrevino la debacle; luego de la Revolución de Abril hubo inflación; después de la bonanza en la dictadura de Banzer y el despilfarro de su gobierno, Bolivia se sumió en una de las catástrofes económicas más terribles de la historia. O sea que, en resumidas cuentas, el ciclo es el siguiente: bonanza, imprevisión, despilfarro y finalmente ruina. En general, si se lee la historia universal con lentes de economista, esto siempre ha sido así; después de la riqueza circunstancial, llega la pobreza natural.

No tengo miedo de decir lo siguiente, a pesar de que puede que haya gente que me ponga el estigma de ultraliberal: después de una crisis como la que se avecina para Bolivia, el único remedio capaz de frenarla es una medida de schok, como la que se implementó en la Rusia de Lenin. Al final, es el practicismo el que se impone y la ideología económica es lo último que importa si es que se es patriota y se quiere salvar un país. Solamente una economía de capitales puede sacar de la ruina a una hacienda cataléptica porque es la única estrategia de verdadera dinamización. El mercado por sí solo hace que resurja una maleada situación financiera. En lo que sí se debe intervenir, y con mucha diligencia, es en la distribución de los excedentes, para que haya justicia social.

Tantos años de imprevisión y mezquindad, más de una década de negligencia e incuria debida al despilfarro de cantidades exorbitantes de dinero, han de pasarnos sí o sí una factura que no ha de ser módica. Y la crisis ha de pesar sobre los sectores más humildes, aquéllos sectores sociales que creían tener en el gobierno de turno a su padrino y protector más leal.

En Venezuela, por ejemplo, la crisis ya se ha hecho carne. Hospitales sin medicamentos, carencia de servicios básicos y menester de alimentos. Y aquel país solamente resurgirá cuando un hombre sensato y más o menos visionario toma las riendas del gobierno e implemente alguna medida económica de schok (¡que así sea!). Ved la economía de Argentina, resurgiendo y levantándose del escombro en el que había sido dejada por el funesto socialismo del XXI.

La espada en la palabra
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