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La soledad del que se va

Qué solo esta el presidente Arce Catacora, ni sus ministros más allegados lo acompañan y menos los acólitos de los movimientos sociales que andan en busca de nuevos amos.

Ha pasado de la ineptitud al descontrol total de la gestión de la cosa pública y de ahí a la sobrevivencia individual.

Aún es presidente pero parece no serlo, no decide nada y si lo hace nadie le obedece. Hace una semana prometió que habrían combustibles, hoy siguen las colas interminables y el funcionario que le dio la información de su provisión no ha sido destituido, entonces el mentiroso es él, le cae sobre sus hombros toda la responsabilidad; su anterior jefe Morales Ayma convulsiona al país con la explicita consigna de que el primer mandatario tiene que irse, lo que en circunstancias normales debería provocar se activen todos los mecanismos legales para poner las cosas en su lugar.

Si el presidente no renuncia, que le queda a Morales Ayma, ¿que sus huestes retornen al Chapare con la cola entre las piernas? no creo. Lo han dicho no habrá elecciones si no es habilitado, en consecuencia está en curso un golpe de estado, cuya salida no será la exótica activación de la prelación constitucional.

Es improbable que los subvertores pretendan que el vicepresidente zombie sea el reemplazante, la receta seria peor que la enfermedad, a él le sigue el cínico presidente del senado que acaba de ser beneficiado por un fallo del Tribunal Constitucional que habilita la sigla del MTS y que lo cobijará como candidato, ser presidente interino no cuadra, ahí se cierran sus alternativas. Los caminos de Evo son perversos y antidemocráticos, solo le queda el golpe clásico destructor de la democracia, es tan parecido en sus fines, torpeza y vinculaciones oscuras al nefasto García Mesa.

En este plano, el gobierno debería reprimir a los golpistas recurriendo al uso legítmo y legal de la fuerza, la policía es utilizada en la labor de desbloquear caminos con cierta eficiencia pero ya insuficiente ante el descontrol, en su seno hay voces de molestia, el ser carne de cañón, sobre todo, de soldados y oficiales de baja graduación frente a agresores intocables, esta de buen tamaño.

Por su lado las FF.AA. demeritadas sistemáticamente en todo el gobierno del MAS, han sido utilizadas en repartir bonos y otras tareas impropias, en compensación sus altos mandos tienen prebendas y vía libre para ejecutar acciones corruptas sin sanción, en sus narices el poder político las ha deshonrado poniéndolas bajo la bota de militares extranjeros, por ello la población ya duda de la necesidad de su existencia.

En lo formal dependen y reciben órdenes del presidente a través del ministro de defensa, que al parecer ya no tiene ninguna ascendencia sobre los militares. El caso Zúñiga, no aclarado hasta ahora, terminó por perforar la débil relación de mando que cerró la posibilidad de que las FF.AA. cumplan con la determinación de “...asegurar el imperio de la constitución, garantizar la estabilidad del Gobierno legalmente constituido..” más por el contrario todos se dedicaron a violarla en rebaño sin consecuencia alguna.

Arce, desde el inicio de su mandato mostró su irrespeto a la constitución, se mostró como un bravucón, tomo decisiones para diferenciarse de Evo, él debía hacer lo que el jefazo no hizo, ordeno detener a Janine Añez y a Luis Fernando Camacho, Santa Cruz dejó de ser intocable con la ayuda de su élite dirigencial que se arrugó con mucha facilidad y demostró no tener la estatura necesaria para estas lides; persiguió y proceso a cienes de bolivianos convirtiendo a la ciudad de La Paz en una cárcel nacional, los ministros responsables eran la cara mediática de sus desmanes, ante tanto abuso sus acólitos lambiscones botaban espuma por la boca de placer, qué macho era su presidente. Cómo cambian las cosas, miren ahora, en su soberbia estiró tanto el elástico que se le reventó y le golea en la cara y su amado exjefazo promueve un golpe de estado en su contra.

La inacción ante la crisis general, el desarrollo in crescendo de la guerra tribal con palos, piedras, dinamita y bloqueo de caminos, la debilidad terminal del poder político masista, la ciudadanía no golpista en las calles reclamando sus derechos sin conducción política, no requieren de soluciones técnicas sino políticas a las que los opositores no le dan la importancia necesaria.

Arce Catacora esta en contra las cuerdas al borde del nocaut, el adulado del pasado ya no tiene quien lo apapache, las ratas abandonan el barco con premura, sin embargo en su soledad podría reaccionar ordenando se activen los mecanismos estatales para apresar a Morales Ayma que evite la consumación del golpe de estado, que frene la locura de los bloqueos impunes, encarcelar a segundones no sirve solo da discurso al agresor, debe disponer la intervención del nido conspirador con la ley en la mano, liberar a los dignos ciudadanos chapareños de la dictadura sindical y restablecer el estado de derecho en ese territorio, los golpistas están cometiendo delitos de los que deben rendir cuentas ahora no mañana.

Lo más probable es que los responsables de las instituciones bajo su “mando” formal no le hagan caso, no importa, denúncielos y que sean ellos los que rindan cuentas de sus actos a la ciudadanía.

Presidente, en su soledad decida más allá del cálculo menudo, de hacerlo quedará como lo ́único importante que hizo en su gestión.

Desde el Sur
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“Decálogo de temas críticos para la economía boliviana”

Ahora que todo el mundo habla de los problemas que aquejan al país y sus posibles soluciones, se me ocurrió reflotar el documento “Decálogo de temas críticos para la economía boliviana”, que el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE) lanzara en 2007 planteando acciones concretas al Gobierno para hacer del comercio exterior, un instrumento para el desarrollo. Transcurridos dieciocho años, veamos lo acontecido.

“Privilegiar una agenda productiva y por la competitividad”, fue la primera recomendación. No se dio. Mucho se habló de la Agenda del Bicentenario 2025 para abatir la pobreza extrema y disminuir la pobreza relativa, pero, agotado el superciclo de precios altos para las materias primas, en 2014, empezaron los problemas para Bolivia al no estar preparada para enfrentar un escenario externo adverso. No habiéndose avanzado drásticamente en la mejora de tales aspectos, el crecimiento económico se ha frenado.

“No sobreponer la política, sobre la economía”, fue la segunda exhortación, advirtiendo que la ideología afecta a la economía; pese a ello, para controlar la inflación se sacrificó al productor y la excesiva atención de la macroeconomía descuidó el “día a día” del empresario que demandaba: Seguridad jurídica para la inversión, eliminación de restricciones a la exportación, uso de la agrobiotecnología y seguridad de mercados.

“Combatir el contrabando y consolidar el mercado interno”, fue el tercer consejo, pero, pese a ello, este flagelo continuó operando mimetizado en la creciente informalidad, compitiendo deslealmente al productor y al comerciante formal, tal el caso de la ropa usada contrabandeada que, pese a estar prohibida de importarse y comercializarse, hasta hoy se expende libremente por todo el país, sin que las autoridades hagan algo.

“Procurar el libre acceso para las manufacturas a mercados externos”, fue la cuarta recomendación, pero pudo más la consigna que la razón. Bolivia rechazó un Tratado de Libre Comercio (TLC) con EEUU y la Unión Europea, y a diferencia de otros países de la región, perdió la posibilidad de tener asegurados los dos mercados más importantes del planeta. La pérdida del ATPDEA en 2008 con EEUU tampoco fue compensada por Brasil, Venezuela y Argentina, sus retóricas promesas de compra resultaron “cantos de sirena”.

“Garantizar el mercado andino para las agroexportaciones”, fue el quinto pedido, por la estratégica importancia de dicha plaza para las oleaginosas, lácteos, carnes, entre otros productos, al ser Colombia el principal socio andino de Bolivia, pero también, Perú, frente a su apertura a dicho bloque por los TLC firmados con el país del Norte, gracias a la “metida de pata” de un nefasto activista boliviano “antiglobalización”.

“Tomar buenas decisiones en materia de integración”, fue la sexta exhortación, apuntando a una integración basada en intereses productivos, antes que en una afinidad ideológica. Pese a ello, Bolivia en franca oposición al Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) y los TLC propuestos por EEUU, apostó por la curiosa Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) y el Tratado de Comercio de los Pueblos (TCP) que resultaron un fiasco. Se advirtió, también, tener cuidado con insistir en ser Miembro Pleno al MERCOSUR, ante el calamitoso precedente de la zona de libre comercio ejecutada con ese bloque implicando cosechar 45.000 millones de dólares de déficit, pero, siguiendo el ejemplo de Venezuela, igual se avanzó con el capricho.

“No encandilarse con la renta del gas natural”, fue la séptima recomendación, pero el país cayó en el rentismo durante el auge mundial con récords de exportación que le generaron pingües ganancias, reducidas hoy a menos de un tercio por la caída de la producción y menores precios. Previendo tal escenario, se había recomendado apostar por las Exportaciones No Tradicionales y el turismo, pero, tampoco se dio.

“Inclusión social” si, pero también, “inclusión productiva”, fue el octavo consejo, vale decir, considerar diligentemente no solo a las Pymes, sino también a la gran y la mediana empresa dentro de las políticas públicas para generar más inversión, producción, exportación y empleos dignos, de calidad y sostenibles, como la forma ideal de “mejorar hacia arriba” a la sociedad, pero, persistió la discriminación.

“Trabajar en promoción externa”, fue la novena exhortación, desatendida, también, por lo que el país anda a ciegas y sin inteligencia comercial, producto de la errónea política de austeridad aplicada al servicio exterior en un país cuya diplomacia debería captar capitales y abrir mercados.

“Drástica mejora de la calidad de la gestión pública”, fue el décimo pedido, apuntando a contar con personal idóneo para garantizar la estabilidad económica, política y social, y lograr una mejora sustancial de la competitividad que lleve a un mayor crecimiento; huelga decir que, tampoco primó la “meritocracia” deseada.

De ahí que, gran parte de lo que sufrimos hoy, es el resultado de no haber atendido aquello…

Buscando la verdad
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No ser escaleras de nadie

Después de la experiencia del neoliberalismo en democracia, que en realidad era la democracia de los oligarcas (de izquierda y derecha) y sus intereses contrarios a la Patria, se acordó en las bases y organizaciones de aquel momento, que la consigna NO SER ESCALERAS DE NADIE y votar por nuestros propios representantes cundió para las elecciones de diciembre de 2005. Consigna que resultó en la victoria de las elecciones. Pero, al parecer, la memoria es corta y estúpida porque el olvido ahora es la consigna, pues los mismos oligarcas del neoliberalismo están de regreso.

Los errores del proceso de cambio se pagarán caro: con sangre y hambre. Con miseria, saqueo y expoliación de la Patria. Otra vez. Errores que cometieron las cúpulas antidemocráticas, que no consensuaron acuerdos de largo aliento. Que no consultaron a los mejores profesionales que había en las filas del proceso; que prefirieron el triunfalismo barato y tonto. Porque los errores se pagan caro, es la enseñanza de la experiencia en un país como Bolivia, donde la memoria es demasiado corta y servil.

La superficialidad del pensamiento político e ideológico, en varios sectores del actual Proceso, sobre todo en las frágiles y débiles clases medias, ha posibilitado el retroceso que tenemos. Es evidente ese fenómeno. Muy pocos en dichas clases merecen el lugar que merecen, desde la perspectiva del compromiso con la Bolivia profunda.

La ausencia de escuelas políticas e ideológicas, para la formación del nuevo pensamiento nacional y nacionalista, no sólo fue un descuido sino un acto en contra del mismo Proceso. La enfermedad del caudillismo, con sus raíces desde la colonia, sigue influyendo dramáticamente en la política moderna y actual. No superamos esas enfermedades mentales sociales, en todas las clases sociales.

Esa ausencia de espacios de pensamientos nuevos en la política, se está pagando muy caro. Vemos que en todos los segmentos políticos que se presentan a las elecciones, no hay realmente políticos intelectuales de talla, con autoestima propia. En general la mediocridad campante e incluso estúpida es la regla. Ni siquiera un pequeño discurso es posible que construyan esos personajes. Exigirles que al menos reflexionen con cierta calidad sobre los problemas del país, es exigirles demasiado.

La bulla y la brutalidad de la calle, de la fuerza bruta de choque y miedo, han reemplazado a los debates y al intercambio de ideas. Cuánto más brutal y callejero es un político, es más legitimo en este reino de la mediocridad. Tiene sentido, pues lo corporativo no es política precisamente sino el encubrimiento de intereses oscuros. Y eso es brutalidad en la calle. Asalto al sentido común y copamiento por la brutalidad de la sociedad civil.

También es cierto que la organización política, por experiencia, es el medio de defensa de los derechos básicos. Eso nos enseñaron los sindicatos mineros en su mejor momento, allá al finalizar el siglo XIX y en todo el siglo XX. Ese proletariado minero que tuvo que organizarse en contra de los abusos de los patrones, de las oligarquías mineras extranjeras y nacionales. Pero además, que tuvo que formarse en política e ideología profundamente con el marxismo y otros pensamientos de vanguardia.

Muchos de esos dirigentes mineros fueron intelectuales importantes, escritores, pintores y pensadores, gracias a sus escuelas de formación política. Comparativamente, de lejos los actuales dirigentes sociales ni siquiera se asoman a un bachiller de un colegio marginal. Aspecto que debería preocuparnos en serio, para el avance del Proceso. Definitivamente la formación en política, tiene sus efectos inmediatos en la sociedad civil. De hecho, esas formaciones políticas del proletariado minero, impidieron de alguna manera y frenaron a la enfermedad del caudillismo.

Pero copiar eventos o hechos históricos no sirve en la historia. Sólo aprender de sus lecciones y de sus experiencias. Precisamente eso no hicimos en el Proceso de Cambio. No aprendimos de la experiencia.

Sin embargo, tenemos que recordar con exactitud los eventos del neoliberalismo que fueron enterrados con las elecciones del 2005. Aquella consigna poderosa de NO SER ESCALERAS DE NADIE, fue un turbión que cambio la política boliviana. Esa política racista y pigmentocrática del neoliberalismo, fue destruido totalmente. Recordar y volver a aprender de alguna manera, de aquellas experiencias puede ayudar a renovarnos en el presente. Pues quiénes fueron culpables de aquellos eventos conservadores, hoy regresan gracias a los errores del Proceso. Regresan animados e influenciados por los eventos trumpitas del mundo, que es ni más ni menos la restauración colonial e imperial moderna y postmoderna.

NO SER ESCALERAS DE NADIE más. Sino confiar en nuestras propias fuerzas. Desde nuestros candidatos propios. Pero, ojalá, nuevos, limpios de todo acto corrupto y anti boliviano. Nuevos en los compromisos con la Bolivia profunda, que otra vez hoy sufre en el alma y el sentimiento por los errores y los actos innobles, que no son de las bases ni del pueblo profundo.

Opinión
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Brotes de rebeldía

Las colas en busca de diesel y gasolina son interminables y permanentes con cortos intervalos, la irritación ciudadana es evidente, los precios de los productos de la canasta familiar suben sin control sin que autoridad alguna ponga las cosas en su lugar, el dólar sube y el peso boliviano de facto se devalúa en una suerte de dibujo libre, el contrabando a la inversa se ha vuelto una de las actividades económicas importantes de la economía nacional pese a las promesas gubernamentales, los actos violentos arrecian, las amenazas delincuenciales en contra de las familias de autoridades electorales empiezan a ser parte de la cotidianidad, los bloqueos de caminos para imponer la voluntad del cacique chapareño son el pan de cada día, en tanto que las protestas legales y legítimas ciudadanas aisladas se pierden en la inocuidad.

La crisis económica, política, social y moral esta desbordada, no hay nada ni nadie que detenga la marcha de este desastre, los próximos meses no se pintan promisorios, sino violentos y altamente conflictivos.

El masismo, lo saben y lo dicen todos, es el responsable de haber dilapidado festinatoriamente los recursos estatales a sabiendas de que estos se iban a agotar irremediablemente porque jamás se los destino a la producción ni a reservar una parte para el futuro, la debacle fue premeditada.

En dimensiones distintas esto ya sucedió en Venezuela y otros países en latinoamérica, donde la bonanza les sirvió para generar una clase oligárquica glotona cleptócrata, a la que solo le preocupa mantenerse en el ejercicio del poder político para medrar del estado, su discurso de ser los representantes del pueblo fue y es una retórica que encubre sus iniquidades, mientras ésa cúpula se apropie de todo, no importa lo que le suceda al resto, saben manejar el poder en beneficio propio, la atención de las necesidades básicas del ser humano no les interesa.

Esa cúpula infame primero esquilma al estado, cuando se acaban los recursos le queda uno otro más valioso, el pueblo al que lo exprimen acostumbrándolo a sobrevivir en la miseria con promesas y ficciones, identifican a un enemigo real o inventado con el que se muestran sañudos y sus seguidores destilan su odio y bronca contra fantasmas creados por la propaganda oficial.

La dictadura finge adscribirse a la democracia convocando a elecciones manipuladas y controladas, todas las escaramuzas electorales no ponen en peligro su titularidad en el poder, les sirve para distraer la atención de los actores políticos y no debatir lo que en realidad sucede en las calles.

En su nefasta tarea evitan aproximar la parodia electoral con la realidad social, dejan que los opositores presenten candidatos, difundan programas de gobierno, ofrezcan de todo, hasta que los ataquen pero en su superficie no en lo sustancial, pese a estar podridos hasta sus cimientos, son intocables, sus contrincantes electorales ven todo menos el fondo.

Como son amorales hacen de todo para el logro de su objetivo que es reproducirse en el poder, es lo único que los ilumina. Si para ello tienen que eliminar a su ser más admirado y querido en el pasado inmediato lo harán, si tienen que dejar a un presidente congelado en su ineptitud y luego revivirlo no dudarán, si tienen que enterrar su sigla y disfrazarse en otra, lo propio. Lo hacen dirigidos por una cúpula internacional que ha elaborado una estrategia continental dictatorial, al final Evo, Andrónico, Lucho y ramas anexas son fichas que pueden ser removidas a gusto y sabor de sus amos pensantes, las cartas están sobre la mesa, una será la elegida.

A las fracciones el MAS no les preocupa esta dura realidad, no, como se acabaron los recursos económicos, ahora la crisis les sirve, en ella se mueven con comodidad, son sus progenitores, conocen al detalle los recobecos putridos del aparato que montaron al que lo utilizan con una perversidad torpe pero eficaz a sus fines.

Tienen a una oposición al margen de la realidad, la ocupan en eventos estrictamente electorales, la ciudadanía parcelada y sin conducción política no cobra la fuerza necesaria para exigir al gobierno tome las medidas adecuadas, una parte de ella esta domesticada, la han acostumbrando a resignarse con lo que hay. Felizmente no lograron con todos, una otra parte, la más silenciosa, esta enfurecida, en tránsito a la rebeldía y escaldada con lo sucedido el 2019.

La esperanza esta ahí, en esa base digna no dispuesta a seguir soportando a la dictadura ni a los pusilánimes, ha llegado la hora de organizar al partido contestatario y alternativo que saldrá de las calles, del pueblo movilizado emergerán los liderazgos, cada época y cada acontecimiento encuentra a sus conductores apropiados. Los actores políticos electorales no son ni serán los elegidos para esta conducción, solo quieren ser candidatos.

La causa que unirá surgirá en las calles, de la lucha, de la necesidad de encontrar una nueva forma de estado, de sociedad y de manejo del poder político. La república y la nación serán el cemento.

Será un parto difícil y complejo, no hay uno que no sea con dolor, luego vendrá la nueva vida llena de promesas e ilusiones, diferente al bodrio construido por el estado plurinacional y más lejos aún de las pretensiones oligárquicas que brotan como hongos.

Desde el Sur
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Inteligencia Artificial, ¿por qué sube el dólar en Bolivia?

Uno de los mayores fenómenos de los tiempos que nos ha tocado vivir tiene que ver con el vertiginoso avance de la Tecnología de la Información y Comunicación (TIC), que revolucionó al mundo, provocando profundos cambios disruptivos ante la posibilidad de utilizar información digital.

Si bien, de un tiempo a esta parte, el “poder” residía en quien “poseía” la escasa información disponible, hoy por hoy, el verdadero poder no radica ya en tener información, que sobreabunda, sino, en la capacidad de administrar su colosal presencia en el ciberespacio: el saber gestionar la información correcta es lo que marca la diferencia entre el éxito o el fracaso.

A lo ya señalado se suma ahora la Inteligencia Artificial (IA) que consiste en algoritmos matemáticos y modelos informáticos que procesan enormes cantidades de datos que ayudan a tomar decisiones acertadas, así como a sistematizar lo mejor del conocimiento para dar respuestas y soluciones en los campos más variados, poniendo en riesgo -dado su bajo costo- empleos tradicionales de abogados, financistas, administradores, diseñadores, traductores, analistas, médicos, programadores, educadores, entre otros.

Fue el científico informático estadounidense, John McCarthy, quien introdujo por primera vez tal concepto en 1956 y fue artífice en los ´60 del primer lenguaje de programación de Inteligencia Artificial, pero no fue sino hasta hace pocos años que la misma adquirió una relevancia tal, que su reputación oscila desde lo maravilloso y espectacular, hasta lo apocalíptico y alarmante, por las connotaciones que podría tener para la Humanidad en caso de burlar el control de sus creadores, esto es, que las máquinas puedan llegar a dominar al hombre.

Lo cierto es que, más allá del catastrofismo futuro, la IA está provocando una inusitada y frenética sucesión de inventos y mejoras, abarcando casi todos los campos con una tecnología tal que supera la limitada inteligencia humana a partir de las computadoras programadas para realizar en tiempo real y de forma casi instantánea, lo que a cientos o miles de los mejores cerebros les podría llevar resolver en horas, días y hasta años de arduo y continuo trabajo.

Algo bueno, con relación a la IA, es la posibilidad de interactuar con ella para obtener respuestas a consultas específicas a través de un "prompt", vale decir, un comando, pregunta, orden, instrucción o, simplemente, una solicitud direccionada a obtener una respuesta en diferentes áreas del conocimiento, algo que podría resultar de gran utilidad para ponerse de acuerdo, por ejemplo, sobre temas que se debaten apasionadamente entre lo técnico e ideológico, naturalmente, sin poder arribar a un consenso, en tal caso, la IA puede ayudar a zanjar las diferencias de opinión, dejando de lado toda subjetividad, siendo que quien está razonando es, una máquina. Vemos como un ejemplo práctico, algo que preocupa a los bolivianos: la subida del dólar.

Seguramente habrá oído y visto diferentes análisis, debates, diagnósticos y propuestas de solución a su escasez y alto precio, sin que se llegue a un acuerdo sobre qué hacer al respecto. Frente a ello, la IA podría pasar a ser una herramienta útil para realizar un examen imparcial del tema.

Si Ud. le pregunta a ChatGPT, por ejemplo, el porqué del incremento del precio del dólar en el país, su primera respuesta será que obedece a una combinación de factores económicos, fiscales y políticos. Si le pide que profundice su análisis, le dirá que la subida del dólar en Bolivia no es un fenómeno aislado, sino, el resultado de una mezcolanza de factores estructurales, como la crisis energética, la baja productividad, un tipo de cambio irreal, la alta inflación y la crisis política que vive el país y sentenciará que: “Sin reformas profundas, la presión sobre el dólar continuará y podría derivar en una devaluación oficial o una crisis cambiaria más severa”.

Finalmente, como la situación podría volverse crítica, de consultarle a la IA, qué deberían hacer los administradores del Estado para que haya dólares en cantidad y a bajo precio, le dirá esto: “El gobierno necesita actuar rápido pero con visión de largo plazo. Medidas como restringir el mercado informal o controlar precios pueden aliviar tensiones brevemente, pero, sin resultados estructurales, el problema se agudiza. Lo esencial es recuperar la generación de dólares y reconstruir la confianza en la economía nacional”. Si le consulta: ¿cómo lograr eso? Responderá: “Aumentando y diversificando la exportación; atrayendo Inversión Extranjera Directa; reactivando el turismo internacional; incentivando el uso del sistema financiero formal; estabilizando la política fiscal y monetaria; negociando financiamiento externo, y, con transparencia y diálogo nacional”.

No lo dicen los gremios, los empresarios o los analistas, sino, la Inteligencia Artificial que supera a la inteligencia natural que ¡cuántas veces induce a hacer exactamente lo contrario de tales recomendaciones, haciendo que el dólar suba y escasee tanto!

Buscando la verdad
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Los doctorcitos de Harvard quieren salvar Bolivia

Como si no tuviéramos experiencia en nuestra historia casi reciente, donde gobernaron en el llamado neoliberalismo, muchos profesionales de Harvard, Columbia, etc. Lo resultados fueron un rotundo fracaso. Pues, incluso gente estudiosa de esos centros, importantes por cierto, no han podido gestionar nuestros problemas estructurales. El mismo fracasado político Tuto Quiroga, es uno de ellos. Y pues no le achunta una en este país.

El problema de fondo es el desconocimiento que siguen teniendo, dichos estudiosos, de nuestras realidades. Una cosa es la academia y los libros; otra totalmente distinta es la cuestión práctica en Bolivia. Una cosa es saber lindas teorías de Estado; otra cosa en con charango: estar en una de las oficinas de nuestra burocracia.

Los estudiosos de esos centros importantes, a nivel mundial incluso, no conocen a profundidad nuestras lógicas culturales, costumbres, vicios, traumas, reciprocidades y otros temas que tienen que ver con cargas mentales. Todo eso no están en las bonitas teorías librescas, que además siempre quieren aplicar como recetas.

Hoy, en estas coyunturas brutalmente politizadas, vemos a estos doctorcitos de Harvard en sus campañas con gente de pollera, o con gente de ponchos y ojotas, como si la presencia de algunas personas de la Bolivia rural, resolvieran sus ausencias de conocimientos de nuestras realidades. Esta bien la foto; pero pues si el ridículo de sus ignorancias no se ataca de raíz, los doctorcitos de Harvard seguirán nomas aplazándose en la materia Bolivia.

Escuchando lo que dicen, no dicen nada. Son los mismos cánticos modernistas que se escuchaban en la época del neoliberalismo. Algunos imitadores de Milei o Trump, hacen totalmente el ridículo. Bolivia no está para esas medidas sangrientas, precisamente por el tipo de realidades que somos. Además, Bolivia ha cambiado en estos últimos años y el mundo rural es otro. Todavía más rebelde que antes.

Por supuesto que los bolivianos no podemos cerrar los ojos ante nuestras tragedias. La galopante corrupción, la desestructuración institucional, la ausencia de políticas de Estado, el fracaso económico tiene que ponernos en guardia desde los conocimientos, no sólo de los libros sino desde nuestras experiencias regionales. La ausencia de oportunidades para los jóvenes, son insumos para repensar Bolivia, para repensar en qué hemos fracasado y por qué.

Sería interesante que nuestras propias universidades puedan ser espacios de reflexión e intercambio de teorías. Porque la experiencia nos señala que depender de espacios tan alejados y distintos en todo, como Harvard, está bien para la anécdota, no para los compromisos reales de la Bolivia real y profunda. Apostar por nosotros mismos siguen siendo los desafíos de los bolivianos, de todas las generaciones. Aunque para ello debamos apostar mejor en todo, pues en Bolivia los desafíos cuestan veinte veces más que en otras realidades. A pesar del sufrimiento, vale la pena seguir apostando por lo nuestro.

Existen experiencias por el mundo, como en Corea del Sur, Singapur, donde las universidades se pusieron las pilas junto a las construcciones de Estado de aquellos países, para aportar a fondo en todos los campos posibles. No hay mucho que inventar por el mundo sino aprender de otras realidades y adaptar a nuestras realidades.

En Bolivia tenemos talento suficiente. Pero el bloqueo de la politiquería y el poder de los analfabetos politiqueros en las universidades, no dejan fluir a tanto talento que perdemos. Al final, Bolivia es uno de los países que más talento expulsa a todo el mundo. Aquí no se puede pensar en serio, sino bajo las fauces de la politiqueria y la ausencia de instituciones, lleno de caudillos cavernarios y totalmente contrarios a las ideas y las ciencias.

A pesar de esa evidencia, tenemos que seguir insistiendo en construir espacios de pensamiento, de investigaciones sobre nuestras necesidades y realidades actuales. A pesar de las tragedias actuales, la terquedad de crear instituciones en serio debe seguir alimentando nuestras ganas de construir Bolivia.

No está mal que los doctorcitos de Harvard se sumen a los esfuerzos nacionales, porque tienen que aprender aspectos importantes, que no están en los libros sino en la experiencia de nuestras realidades. La información ayuda de sobre manera; pero también las experiencias y la información que fluye desde siempre en las cicatrices de los fracasos, en las miradas de las historias todavía no sistematizadas y contadas. En las economías que no son occidentales, de reciprocidades, de sobrevivencias fuera de los sistemas impuestos desde afuera. En fin, en fin.

Sumemos fuerzas desde distintos lugares y espacios de investigación. Sin los tufos imperiales y coloniales, que pues no le hacen bien ni a las ciencias. Eso nos dice la experiencia. De hecho, eso mismo está sufriendo el mismo occidente, con sus enfermedades mentales y soberbias congénitas, destruyéndose a sí mismo. En fin.

A estas alturas de la historia, occidente ya nada tiene que enseñar al mundo. Sino aprender de otras experiencias, éstas aun sean producto del sometimiento y la destrucción imperial. Es la recomendación de la experiencia de la historia.

Opinión
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Vamos a la primera gran marcha nacional

Los magistrados constitucionales tienen incidencia central en el futuro político de Bolivia, no es novedad es parte del ejercicio del poder político masista en el desmoronado estado plurinacional.

Jueces y magistrados constitucionales son los operadores de los intereses del oficialismo, poniendo a la constitución a su servicio, ella es apenas un recuerdo feliz de momentos democráticos que vivió el país, que ahora es mal utilizada y manipulada sin clemencia alguna.

Los magistrados del tribunal constitucional en su condición de operadores de la voluntad del poder político, han ordenado a las salas constitucionales y a los jueces de garantías, resolver de manera inmediata los recursos vinculados al proceso electoral, con lo que quieren aparentar su adscripción a un evento importante para la democracia.

No pueden ocultar su adscripción política, siguen infringiendo la norma porque ningún juez inferior en grado debería recibir una orden de su superior, pues al hacerlo se estaría afectando el principio de independencia al que deben sujetarse dichos jueces.

Los magistrados, nuevamente, se apartan del cumplimiento de la norma en la medida que los plazos procesales no los fijan ellos sino el Código Procesal Constitucional, en caso de no cumplirlos, se activan procedimientos preestablecidos para rectificar o sancionar a quienes quebranten lo prescrito.

Una orden de esta naturaleza en lugar de resolver las urgencias del momento en un marco de legalidad y racionalidad más bien contribuye a seguir socavando el orden constitucional y a consolidar la desconfianza ciudadana.

Ratifican su peligrosa conducta instando a los actores políticos a dejar de judicializar el proceso electoral, cuando son ellos los que se prestaron desde hace años atrás a judicializar la política con fallos inconstitucionales con tal de satisfacer los requerimientos de los autoritarios, sus invocatorias no son creíbles, su pasado y presente los condena.

La obligación que tienen de cumplir sus facultades con honestidad, probidad y prudencia es afectada por su protagonismo mediático. Es conveniente que un juez hable a través de sus sentencias, hacerlo a través de la prensa podría comprometer su imparcialidad e inhabilitarlos en el conocimiento de las acciones que están en curso por haber emitido sus criterios con anticipación.

El Tribunal Constitucional, con su pronunciamiento embarulla aún más la complicada coyuntura electoral a la par que el país parecería estar al borde de un incendio mayor, que es alimentado por quienes prefieren ir a un evento al país del norte apadrinado por el empresario Claure, que no afloja en su intención de lograr simpatías, para luego ser favorecido en sus negocios. La linea divisoria entre cinismo y comportamiento democrático es tan tenue que se da el lujo de afirmar que apoyará al que tenga mayores posibilidades, vale decir apunta a caballo ganador. El encuentro que ha promovido está lejos de ser un acto de patriotismo.

Los actores electorales en lugar de recurrir a la política para encarar la coyuntura, están pendientes, cual seres inanimados, de las decisiones de los magistrados y jueces constitucionales, que además afectan las determinaciones del Tribunal Supremo Electoral, que son apenas una tenue señal de algo que podría suceder, siempre y cuando cuenten con el aval del Tribunal Constitucional.

En paralelo la crisis generalizada se pronuncia, no hay dólares, no hay combustibles, los costos de los productos de primera necesidad se incrementan sin cesar, la especulación se adueña de los mercados, la inflación es imparable no encuentra respuestas efectivas, los sectores aislados protestan sin obtener respuestas, el presidente, después de ser sido defenestrado por su propio partido, reaparece anunciando medidas aspirina a la metástasis generalizada.

No hay signos de esperanza, estamos en los albores de una tragedia más que de un acto democrático, la realidad política, económica y social esta a punto de estallar en confrontaciones de mayor dimensión.

Los esfuerzos de los candidatos de otorgarle al evento electoral de agosto la capacidad milagrosa que todo se resolverá entonces se confronta con el ahora, es más que abusivo pedir al pueblo que soporte estoicamente hasta que se posesione un nuevo gobierno.

La unidad electoral no ha sido posible, pero puede serlo en la lucha política cotidiana, con la defensa intransigente de la democracia y la exigencia al gobierno de que tome medidas responsables para paliar la crisis económica, social y política lejos de su retórica que solo agudiza el drama. Podrían agregarse otros puntos pero ello provocaría debates interminables e improductivos.

Como el parlamento ha dejado de existir y no hay partidos políticos consolidados y fuertes, el ejercicio de la política esta en manos de los candidatos y sus adherentes, que podrían legitimarse a los ojos del pueblo con acciones inmediatas, como convocar a la Primera Gran Marcha Nacional por la Democracia y en Contra del Hambre, en la que al unísono en cada capital de departamento la ciudadanía tome las calles, encabezada por los candidatos.

Esta Primera Gran Marcha, partiría desde los cuatro puntos cardinales de cada ciudad enarbolando solo las banderas bolivianas y departamentales hasta tomar democráticamente las plazas de armas, donde jurarían los candidatos junto al pueblo defender la democracia y luchar en contra la crisis. Solo se entonaría el himno nacional mientras mientras se izan las banderas, sin discurso alguno.

Esta muestra de unidad y de que los candidatos están con su pueblo reanimaría a una ciudadanía desesperanzada y los opositores retomarían la iniciativa política que esta exclusivamente en manos del MAS.

Miren el pasado e inspírense en las luchas de los prohombres conductores de nuestras luchas independentistas, que un día como hoy fueron capaces de dar el Primer Grito Libertario para América Latina.

Desde el Sur
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Ni santa ni caudilla: Eva

Cuando un masista se rehabilita y sobrevive políticamente fuera de su estructura, se lo etiqueta como traidor, peor si es mujer, peor si es joven y si es indígena, la condena es doble. Eva Copa tuvo la osadía de quedarse en el escenario político sin pedir disculpas y, para bronca de muchos, ganó la alcaldía de El Alto.

Entre los injubilables políticos que viven gruñendo y mostrándose los dientes, Copa logró una victoria electoral que abrió una grieta, un antes y un después, y dio un golpe de realidad al electorado de izquierda tras la huida de Evo Morales. Lo hizo desde El Alto, bastión simbólico del masismo, enfrentando no solo al aparato del partido azul, sino también al estigma de “funcional al golpe”, como repiten hasta hoy los nostálgicos neocomunistas del siglo XXI.

Durante el gobierno de transición no se alineó con Jeanine Áñez, pero tampoco incendió el país. Defendió la institucionalidad del Senado mientras sus excompañeros de partido se escondían o jugaban a la insurrección. Puede ser oportunismo o responsabilidad, no importa, al menos tuvo el coraje de quedarse cuando otros huían por la puerta trasera o se refugiaban en embajadas.

Eva Copa no es la madre Teresa de los Andes. Su gestión en la alcaldía de El Alto no es una taza de leche y está marcada por las improvisaciones y un estilo algo confrontacional propio de su carácter. Pero a diferencia de tantos otros, no se vende como virgen política ni se presenta como outsider recién caído del cielo. Habla con un tono más moderado, insiste en lo social, habla del libre mercado como parte del sentido común y se atreve a decir que la izquierda no significa repetir eslóganes anacrónicos setenteros, lo cual no es poca cosa en un país donde cualquier matiz se castiga con excomunión partidaria y social.

En esta elección, es la única mujer, la única joven, la única indígena entre una camada de candidatos que parecen salidos de un archivo empolvado. Es también, paradójicamente, la que menos ruido hace y más coherencia muestra, no grita, no insulta, no promete refundar la galaxia. Simplemente insiste en que hay que cambiar la forma de hacer política y en la reconciliación entre bolivianos. Es la excepción a la regla.

Ha podido hacer, como sea que lo haya logrado, un instrumento político con alcance nacional, y aparentemente apuesta por la construcción partidaria. Esto es más de lo que sus equivalentes generacionales de oposición NO han hecho, ya que siguen apostando por… por quien sea que les dé un espacio…

¿Basta con eso? ¿Puede conquistar las dos Bolivias? No lo sabemos, pero en un país donde la política se ha vuelto una fábrica de resentidos y megalómanos, una candidata que no se cree mesías ya es un cambio, aunque venga de donde muchos no quieren mirar.

Opinión
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El fantasma del Fascismo por el mundo

Los errores terribles e imperdonables de la izquierda, sobre todo de sus líderes que no estuvieron a la altura histórica de las circunstancias, en América Latina, simplemente tiende la alfombra roja a la ultraderecha fascista. Por todos lados, la corrupción y la incompetencia, ni qué decir la falta de compromiso ideológico y político con sus pueblos, se están arrinconando a la periferia de las derrotas. Dejando, por supuesto, a los sectores desamparados a su suerte, a la suerte de las fauces fascistas.

En Europa y el norte del continente americano, ya es una realidad aquel fascismo que el mundo ingenuamente creía que era historia. Hoy, ese fascismo de Hitler o Mussolini, otra vez son parte de las realidades del norte.

Pero qué es lo preocupante de esta realidad? La pérdida total de derechos sociales y económicos. La pérdida total de los avances sociales que le costaron al mundo enormes sacrificios, de muchos años e incluso de sangre. Las tendencias de estos sectores conservadores y cavernarios, son muy claros. Son sectores que sólo respiran odio y resentimiento contra organizaciones sociales, contra pensamientos liberales o progresistas. Sectores que odian a los migrantes y distintos culturalmente.

Por nuestros territorios, además tenemos que añadir la ausencia de crítica y debates internos, que hayan posibilitado corregir o encausar proyectos sociales de mejor manera. La enfermedad del caudillismo tercermundista, ayuda a destruir a las organizaciones sociales. Eso lo vemos con claridad en nuestro país. Caudillismos que sólo postergan toda posibilidad de democracia participativa, real, de renovaciones en las ideas y los liderazgos.
Como vamos por el mundo, el capitalismo salvaje está triunfando, con ayuda de la misma izquierda. La esclavización de la humanidad está en proceso, pues las tecnologías de la información se prestan a ese ingrato servicio de los poderosos. Ya intentaron durante el covid paralizar y esclavizar al mundo entero; hoy saben que eso es posible y están en serio proceso de esclavización del mundo. No es ciencia ficción, es ya una realidad palpable para lo cual requieren gobiernos totalitarios y coloniales.

La otra evidencia mundial de que el capitalismo salvaje hace la vida imposible por todo el mundo: los precios de la vivienda, de los alimentos y de la cultura o los estudios, están por las nubes. Ya no es posible acceder a esos servicios que deberían ser derechos básicos; ahora son un lujo por todo el mundo. Unos demasiado pocos, se están enriqueciendo a costa de las inmensas mayorías mundiales.

El capitalismo salvaje es el actual sistema imperante. Quiénes todavía son ingenuos, o son parte del sistema por intereses personales, simplemente están alimentando la destrucción mundial de los ecosistemas. Son cómplices de la destrucción de los derechos sociales y económicos en todo el mundo. Ese capitalismo salvaje que se alimenta de las guerras y el narcotráfico, ante la imposibilidad de lo legítimo como las industrias. Capitalismo salvaje en manos de banqueros y financistas oscuros, que tienen el control del mundo y están encima de los Estados.

Nos queda claro, a los sectores conscientes y todavía rebeldes en sentido de defender los pocos derechos de los sectores vulnerables, que no podemos dejar semejante impunidad mundial en contra de la humanidad. Los errores cometidos nos han conducido a este callejón fascista que se alimenta de esos errores. La decepción de los pueblos sólo les conduce a la tragedia, como en los Estados Unidos. Pensaron, en USA, que votando por un ignorante comerciante resolverían los brutales errores de los demócratas. Pues, lo que tienen hoy como presidente es un fascista peligroso, racista y dispuesto a restaurar el poder blanco anglosajón de los siglos piratas XVII y XVIII.

Hay que resucitar los grupos de reflexión teóricas e intelectuales, donde sea posible. Otra vez repensar nuestras realidades. Los pensamientos alternativos y de resistencia al capitalismo salvaje y sus vasallos trumpistas tercermundistas, son las prioridades de estos momentos convulsos y fascistoides.

El Vivir Bien es una alternativa al capitalismo. Desde Bolivia podemos aportar al mundo con el pensamiento del Vivir Bien. La destrucción mundial en curso requiere de un cambio profundo en las mentalidades, de todas las sociedades y culturas del mundo. El consumo extremo como impone el capitalismo salvaje, sólo nos conduce a la destrucción de todos los complejos de los hábitat animales, vegetales y humanos. Los Trump y sus vasallos tercermundistas, son mentalidades enfermas y destructivas.

El Vivir Bien puede ser una alternativa a todo ese sistema destructivo del consumo infinito, es decir de la destrucción sistemática del planeta tierra. Pero, pues, ni siquiera en Bolivia somos conscientes de esa destrucción. Nuestras autoridades son tan ignorantes como Trump, o son nomás vasallos de esa destrucción ideológica de la humanidad.

Estamos en la encrucijada más peligrosa de toda la historia. Ya no son sostenibles ni sinceras las defensas del capitalismo, a nombre de que no hay otro sistema. A estas alturas ya es incluso tonto pensar de esas maneras, ante las evidencias científicas y abrumadoras de la destrucción mundial. Las obscenas e insultantes acumulaciones de riqueza en manos de unos pocos mega millonarios, es nomás la degradación humana en lo más antihumano y egoísta destructiva.

Opinión
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La última encuesta oficial manda

La democracia necesita acuerdos, ciudadanos conscientes de que el verdadero poder está en el acto silencioso, disciplinado y decisivo de marcar la papeleta. La unidad real se construye desde abajo, desde nosotros, los que ya estamos hartos del oportunismo, de las interminables decepciones y de los eternos perdedores que nos engañan una y otra vez.

Por eso esta vez el pacto es otro y lo firmamos nosotros. Es un documento redactado por el cansancio, nace de tu alma y de la mía, porque nos rehusamos a seguir tropezando con la misma piedra, esa piedra con nombres, apellidos y egos. ¡Esta vez no señor!  Votaremos por quien esté primero en la última encuesta oficial a ser publicada. Nos guste o no, sin excusas, sin que medien las voces garcialinerezcas del “empate técnico”, votaremos por el único con chance de ganarle a los veinte años de neocomunismo del siglo XXI. El próximo presidente necesita ganar en primera vuelta, necesita gobernabilidad en el congreso, ahí radica la importancia de nuestro compromiso.

Así se define el nuevo pacto democrático/ciudadano, sin afinidad ideológica, sino por un frío, lúcido y pragmático sentido de responsabilidad. Porque hemos aprendido a punta de golpes y frustraciones, que dividirnos como ciudadanos es perder y que soñar con la unidad de parte de los injubilables, es entregarnos al abismo con una flor en la mano.

En la política como en la vida, a veces hay que sacrificar lo ideal por lo posible. El voto concentrado es la guerra frontal a la derrota anunciada. No queremos mártires del “yo tenía razón”, queremos que el país gane, aunque sea por un voto.

Sin banderas ni caudillos, digámonos unos a otros, “Confío en vos, confía en mí”. Somos más los que no tenemos intereses políticos mezquinos, lo nuestro es pensar en todos, no en algunos. La unidad no depende de ellos, esta vez mandamos nosotros, y la victoria (o la derrota) será responsabilidad nuestra.

Opinión
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