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Lo que pudo ser Bolivia, y no fue…

Corría el 2006, cuando el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE) publicó el libro “Visión Bolivia Productiva y Exportadora”, como un aporte a la Asamblea Constituyente instalada ese año para modificar la Constitución Política del Estado. La exposición del estudio, de casi 300 páginas, fue el 27 de febrero de 2007 en el emblemático Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia, en Sucre, habiéndose entregado allí, una tonelada de libros. Fue tal la expectativa, que, abarrotado el auditorio por más de cien Constituyentes, se tuvo que habilitar un recinto adyacente, para su transmisión remota. 

Fue algo histórico, se trató del primer aporte desde la sociedad civil a la Asamblea Constituyente, con abundantes análisis e información, un trabajo multidisciplinario de cinco profesionales, cuatro de ellos, lamentablemente, fallecidos: Lucio Paz Rivero (+), varias veces Ministro de Estado, ex funcionario del BID y Asambleísta Constituyente (1966-1967), quien escribió sobre el “Rol del Estado y Planificación del Desarrollo”; Ivo Vranjican Dominis (+) de vasta trayectoria empresarial, sobre “Medio Ambiente, Desarrollo Sostenible y Sociedad del Conocimiento”; Ricardo Ortiz Gutiérrez (+), experto en competitividad, sobre “Desarrollo Industrial Manufacturero y Turístico”; otro ex Ministro de Estado, Diego Montenegro Ernst, sobre “Desarrollo agropecuario y forestal”, y Antonio Rocha Gallardo (+), experto en aduanas, sobre “Comercio Exterior e Integración”, todos, con propuestas de políticas para progresar sosteniblemente, a partir de la actividad privada.

Recuerdo que en medio de fuertes tensiones políticas y una Asamblea Constituyente que prometía refundar el país, quienes estuvimos inmersos en el estudio apostamos por una Bolivia diferente, no una nación ideologizada, dependiente del extractivismo y discursos populistas, sino, una Bolivia productiva, moderna, exportadora, que mire al futuro. Así nació aquel estudio al que guardo gran respeto: “Visión Bolivia Productiva y Exportadora”.

El libro era más que un texto técnico, era una propuesta concreta y sensata para construir un mejor país con oportunidades para todos. No era un plan neoliberal o una carta blanca al mercado, sino, una invitación a repensar Bolivia desde la productividad, la competitividad y el trabajo digno, pero, también, era una advertencia: sin diversificación, sin seguridad jurídica, sin un Estado moderno y sin integrarse al mundo, Bolivia podía desperdiciar una oportunidad histórica de cambiar para bien. A 16 años de aprobada la nueva Constitución Política del Estado (CPE), se puede decir que lo advertido, ocurrió: He visto pasar los años con un nudo en la garganta; la CPE cambió, sí, pero la nueva propuesta de modelo productivo no funcionó como muchos esperaban. Al celebrar el Bicentenario de la fundación de la República de Bolivia, pregunto: ¿Qué hubiera pasado de haberse aplicado la propuesta del libro? ¡Seríamos otro país!

Podríamos haber tenido una economía diversificada y menos vulnerable. Podríamos estar exportando muchos más alimentos, manufacturas y servicios, celebrando que las Exportaciones No Tradicionales hubieran superado a las ventas tradicionales, con decenas de miles de MiPymes integradas a la producción para la exportación, y así, podríamos haber erradicado gran parte de la pobreza con empleos sostenibles.

Hubiéramos tenido también, otro Estado, más técnico y menos político, con reglas claras para la inversión, descentralizado de verdad, capaz de regular con firmeza, pero, también, de promover con inteligencia. Un Estado donde el sector privado no fuera visto como enemigo u oportunista, sino como aliado estratégico para el desarrollo. Un Estado con una diplomacia económica abriendo grandes mercados, con una red logística moderna y puertos eficientes para integrarnos al mundo.

¿Por qué no lo hicimos? Porque faltó visión, primó la sinrazón y muchos se dejaron llevar por la ilusión de que el boom del gas lo resolvería todo, se aturdieron con la ideología y se prefirió hablar de lo “plurinacional”, antes que de productividad, eficiencia y competitividad, por considerarse algo malo, dada la “cosmovisión” imperante.

Hoy, que la economía sufre, me duele pensar en “lo que pudo ser y no fue”, porque las respuestas estaban dadas, estaban en aquel documento, en ese sueño de una Bolivia que exporta sostenida y sosteniblemente, cada día más, con un modelo propio, integrando al pequeño con el grande, al urbano con el rural, al trabajador con el empresario.

Pero, no todo está perdido: Tenemos visionarios productores que exportan con calidad; tenaces empresarios que siguen invirtiendo y técnicos capaces de gestar buenas políticas públicas.

Si algún día Bolivia decide volver a la senda correcta de producir, competir e integrarse al mundo, el libro del IBCE será el mapa histórico de lo que algunos no se atrevieron hacer. Ojalá sea pronto, porque, duele ver “lo que pudo ser Bolivia, y no fue…” (el libro se puede descargar desde https://acortar.link/fxGC3J).

Buscando la verdad
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Pensar post bicentenario

Ya pasó el Bicentenario. Doscientos años de esfuerzos por construir algo de Estado, algo de institucionalidad y seguridad para los bolivianos. Doscientos años de luchas, sobre la base de luchas ancestrales contra las mentalidades colonialistas. Doscientos años de intentar mediante sangre, que no haya bolivianos de segunda y bolivianos de primera. Unos siendo pongos y esclavos; otros gozando de la riqueza nacional en nombre de todos.

Los desafíos en frente siguen siendo enormes, como enormes son todavía nuestras dudas del sentido de esta Patria. La miseria y pobreza de nuestras calles, de niños limosneros junto a sus madres, debería ser un primer diagnóstico de nuestra situación. Los discursos sólo encubren engaños y falsas promesas. Eso nos enseña la historia.

Desafíos en seguir construyendo un Estado que realmente responda a nuestras necesidades. Tenemos que destruir la corrupción, que es un acto y costumbre brutal de muchas instituciones del Estado. Enraizado por la inutilidad de autoridades, o complicidad. Pero que destruye las entrañas de la Patria, pues el enriquecimiento ilícito es parte substancial del comportamiento político partidario. Y eso nada tiene que ver con las ideologías, sino con las actitudes de coherencia hacia la Patria. Porque izquierdistas como derechistas han sido corruptos en toda la historia.

Desafíos en la línea de crear institucionalidad, donde los criterios de profesionalidad y eficiencia sean los que definan técnicamente a nuestras instituciones. No el caciquismo politiquero. Porque eso ha demostrado que es tan corrupto como todas las costumbres politiqueras de la república.

Desafíos en generar centros educativos de alto nivel, sean escolares como universitarios. Sean tradicionales o alternativos; pero de alto nivel. Porque nuestras necesidades complejas por demás, ya no pueden esperar milagros o actos al azar de gente ignorante y totalmente sin herramientas para entender precisamente lo complejo de nuestro país.

En suma, lo que tenemos por delante son las mismas cosas que teníamos antes del Bicentenario. Las mismas cosas no resueltas y devaluadas por el tiempo perdido de estos siglos. Como nuestras instituciones totalmente carcomidas por las mentalidades corruptas, mafiosas, corporativas, destructivas de los tejidos sociales.

Las nuevas generaciones tienen en sus espaldas enormes responsabilidades, de construcciones, de nuevos inventos sociales, de nuevas perspectivas. Ojalá así sea. El fracaso de los de siempre ya es un insulto a la inteligencia, al sentido común de los tejidos sociales, si es que consideramos que tenemos que hacer un país justo, democrático y con futuro para las nuevas generaciones. Y eso es una enorme responsabilidad en las espaldas.

La costumbre de la inercia y el aceptar cualquier cosa, nos está llevando a la tragedia. A la destrucción del país. Nos está llevando a la violencia generalizada de nuestras calles, de nuestros barrios y de nuestras ciudades. No podemos permitir y aceptar semejante futuro. Si es preciso realizar cirugías sociales donde extirpemos a los grupos y gentes peligrosas, tenemos que hacerlo. Por el bien del país, de su futuro y el futuro del futuro.

Los consensos sociales nuevos son necesarios hoy más que nunca. Las divisiones son parte de la complicidad de los más peligrosos para el país. El gansterismo politiquero es uno de ellos. Los consensos sociales tienen que garantizarnos que el país no puede estar en manos equivocadas, ignorantes y poco eficientes para conducir a todo un país.

Pero no son tareas sencillas ni fáciles. No hay recetas ideológicas ni intelectuales. Sólo enorme trabajo de grupos responsables y comprometidos con la Bolivia profunda, con su historia, con sus pasiones, con las nuevas generaciones que hoy por hoy no tienen ningún futuro posible, sino la sobrevivencia como conocimiento normal desde tiempos inmemoriales.

Hay que terminar con las historias tradicionales. Desmontar esas frivolidades de los discursos de hora cívica. Esos cuentos que sólo adormecen las mentes y almas de todas las clases sociales. Además, encubren todas nuestras tragedias para pintarlas de victorias y triunfos de unos malhechores y destructores de los esfuerzos de las mayorías.

Ya pasó el Bicentenario. Nos queda demasiado trabajo, demasiado construir y reconstruir sobre las huellas de los enormes esfuerzos de quienes hicieron la revolución del 52. De quienes resistieron los ventarrones de los destructores de nuestro país. De quiénes le pusieron alma vida y corazón en todos los momentos que peligró la Patria. Sobre esas huellas de sangre y sacrificio.

Todos somos dueños de nuestra Patria. No hay patrones ni caudillos que sean los dioses y dueños de nuestras vidas. Pensar así es estúpido como cavernario. Pero tiene que haber líderes esclarecidos, coherentes ética y moralmente con los designios de la Patria. Responsables para romper los odios y rencores, además de llevarles al paredón a todos los corruptos.

Todos somos el Estado; toda la riqueza de esta Patria nos pertenece a todos. Pues cuidarla es compromiso de todos. Las condiciones son protocolos de amor, de ética y mucho trabajo por seguir construyendo Patria en esta tierra.

Opinión
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¿Por qué está bajando el dólar? ¿Volverá a subir?

¡Quién lo iba a decir! El criticado, demonizado y vilipendiado dólar estadounidense, al que por muchos años ni se lo quería nombrar en el ámbito político en Bolivia, por estar relacionado con el “imperio yanqui”, y frente al cual la moneda nacional -el Boliviano- hizo gala de fortaleza durante más de una década, hoy no sólo está cotidianamente en la boca de todos, sino que ahora es requerido, ansiado y hasta depositario de la fe de mucha gente, que ve en dicha moneda una suerte de refugio frente a la inmisericorde inflación que socaba el poder adquisitivo del Boliviano.

En efecto, el tipo de cambio oficial del dólar en el país, que había cerrado en Bs8,08 el 31 de diciembre de 2005, empezó a declinar lentamente su cotización a la par que las exportaciones nacionales crecían, el superávit comercial se repetía, y las Reservas Internacionales Netas (RIN) del Banco Central de Bolivia (BCB) aumentaban, llegando a cotizar a Bs6,96 el 9 de noviembre de 2011, fecha desde la cual se mantiene sin cambio, con la pertinente aclaración de que hoy es prácticamente imposible conseguir el dólar a ese precio, ya que la ausencia de un mercado paralelo verdaderamente libre, dio lugar a un mercado negro donde el dólar llegó a rozar los Bs20.- a mediados de mayo pasado debido a factores externos e internos -objetivos y subjetivos- que una vez aplacados, derivó en un bajón de la divisa hasta ubicarse entre Bs16.- y Bs15.-

Sin embargo, durante los últimos días, no solamente el dólar físico sino también el dólar cripto (digital), han venido experimentando una tendencia a la baja, cotizándose al momento de escribir esta columna en poco más de Bs13.- posicionando tres preguntas repetitivas: ¿Por qué está bajando el dólar? ¿Hasta cuánto bajará? Y, la pregunta del millón: ¿Volverá a subir el dólar?

Para intentar contestar dichas preguntas -cuyas respuestas podrían cambiar la vida de mucha gente para bien, si se le atina, y para mal, si se hace un mal pronóstico- habrá que entender que responder tales cuestionamientos de ninguna forma es algo fácil, siendo que la cotización de mercado de la divisa estadounidense obedece a la conjunción de varios elementos no solo de orden económico, sino, también, políticos, sociales y algo no menor: las expectativas de la gente.

Entre las explicaciones de los analistas y de quienes se precian de ser esclarecidos en la materia, cuentan como argumentos para la baja del dólar: Un aumento de su oferta en el mercado por el crecimiento de las exportaciones; la menor demanda de dólares por parte de los importadores; un cambio en las expectativas de la población por la mejora de la posición de las RIN del BCB -como se informara- y que vengan mejores días, luego de las Elecciones Generales; también, que la baja se debe a la caída del dólar frente a otras monedas; al desatesoramiento, por temor a que el dólar caiga más, entre otras razones, aunque éstas son las principales.

Frente a ello, la evidencia: La exportación legal viene bajando, en vez de crecer; los dólares siguen saliendo del país por el déficit del comercio exterior; suena razonable que la baja se deba a que la importación va disminuyendo por razones de mercado, siendo que en muchos rubros los productos o las empresas no aguantan el tener que operar con un dólar 100% más caro que el oficial; en cuanto a la incidencia de la caída del dólar a nivel mundial, su impacto es marginal en el país, no así, el cambio de las expectativas de los agentes económicos.

Como la economía muchas veces se explica más por la sicología que por la “numerología”, las expectativas podrían estar jugando un rol gravitante, p. ej.: Ante la incertidumbre, menos negocios ligados al dólar, frenan su demanda; está, también, la esperanza de una mejora por un cambio en la política económica; los anuncios de los políticos que aspiran a la Presidencia, ofreciendo el oro y el moro para conseguir votos, prometiendo una lluvia de dólares a corto plazo, ya sea vía colosales créditos externos, liberación de exportaciones, ventas anticipadas de recursos naturales, etc., además de un drástico recorte del gasto público para controlar el déficit fiscal.

Lo arriba señalado, son las difíciles respuestas, por comprobar, ante la sesuda y recurrente pregunta: “¿Por qué baja el dólar?” Pero, no menos riesgoso resulta responder el segundo cuestionamiento: “¿Hasta cuánto bajará?”

Para que el dólar baje deberían darse profundos cambios estructurales a fin de incrementar las exportaciones y traer dólares al país; sustituir importaciones, para evitar la salida de divisas al exterior; además, mejorar el entorno para captar inversiones extranjeras o créditos internacionales, todo lo cual no ocurre de la noche a la mañana. Basta ver lo que está pasando en la Argentina que, pese a sus progresos, lucha aún con el alza del dólar.

En cuanto a la pregunta del millón: “¿Volverá a subir el dólar?” Alguien señaló: “Puede que sí, puede que no, lo más seguro es que ¡quién sabe!”. Solamente Dios, que no es economista, lo sabe… 

Buscando la verdad
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Víctimas de las dictaduras sin justicia

El 17 de julio de 1980 se producía uno de los golpes de Estado más criminales, sangrientos y corruptos de nuestra historia. Producto de esa aventura criminal, de los herederos de Banzer, miles de bolivianos tuvieron que salir del país al exilio, cientos fueron torturados, asesinados, mujeres mancilladas, campamentos mineros atacados y bombardeados como si se tratara de territorios enemigos. Los documentos de las víctimas son testimonios contundentes.

Sin embargo, la democracia boliviana tiene como herencia un sistema de justicia inútil, sin sentido, cobarde y cómplice con las dictaduras militares. Nada, absolutamente nada se ha hecho por las víctimas de las dictaduras militares. Muchos ya han muerto, cargando la bronca y el desánimo generalizado por la total ausencia de justicia de la democracia boliviana, por la que los pobres dieron sus vidas para su recuperación; pero que como siempre las burocracias q´aras nada han hecho después por los pobres.

De nada sirven los discursitos hipócritas en cada aniversario de los golpes de la muerte. De nada sirven investigaciones, leyes o decretos en nombre de las víctimas, que sólo dan espacios a burocracias inútiles y sin resultados palpables en favor de las víctimas. Millones de dólares en gastos inútiles. Pues el sufrimiento de miles y miles de familias, que esperaron tantos años con alguna esperanza al menos de reconocimiento, ya no tienen que esperar nada del sistema de justicia de Bolivia.

Ante la inutilidad del sistema de justicia boliviano, respecto de todo; pero en este caso respecto de las víctimas de las dictaduras, la sociedad civil tiene que buscar alternativas internacionales. Pues la complicidad de los abogansters del sistema de injusticia de nuestro país, nada harán por las víctimas como nos muestra la historia reciente.

Dichas alternativas internacionales, se pueden habilitar porque los países vecinos como Argentina y Chile, tienen enormes experiencias en estos campos. Esos países juzgaron a los dictadores y sus compinches ya a los inicios de sus procesos democráticos. Todo lo contrario en nuestro país. Les llevaron a las cárceles, a cientos e incluso miles de torturadores. Los Estados reconocieron a las víctimas de distintas maneras. Se hicieron museos de la Memoria, para que las nuevas generaciones conozcan las atrocidades de sus historias.

Las víctimas de las dictaduras, sus herederos, nietos o bisnietos, ya no tienen que esperar nada de nuestra podrida y cómplice justicia con las dictaduras. Las alternativas para buscar justicia son variadas; pero, sobre todo, son las experiencias de los países vecinos mencionados, donde se podría buscar algo de justicia internacional. Y que al menos los nietos, bisnietos y descendientes de las víctimas sientan que en el mundo, fuera de Bolivia, se podría enmendar en algo tanto sufrimiento: por la Patria y la democracia.

La sangre, la muerte, las torturas y el inmenso sufrimiento de bolivianos, no implica nada para las burocracias insensibles y q´aras, de la justicia boliviana. Son sólo cifras y números, muertos que les han dado trabajo y puestos burocráticos. La sangre y muerte de la Bolivia profunda, nada dicen a los que se beneficiaron de esas muertes.

Pero, tiene que estar claro, que la Memoria de aquellos hechos jamás se borrarán, aun la inutilidad y complicidad del sistema de justicia con las dictaduras. La Memoria de los muertos, torturados, mujeres mancilladas y miles de exiliados, son patrimonio de la Bolivia profunda. De la historia de los pueblos que seguirán luchando por hacer de nuestro país más justo, más democrático y ojalá con un nuevo sistema de justicia realmente boliviano.

Por ahora, sólo queda seguir recordando el sacrificio de bolivianas y bolivianos, en aquellas épocas oscuras y sanguinarias, que entregaron sus vidas y la de sus familias, por el bien de la Patria. Para que las nuevas generaciones vivan en mejores condiciones democráticas. Recordar que esas miles y miles de familias concretas, siguen abandonadas y esperando al menos un reconocimiento de nuestro Estado.

Pues sí, todavía la historia tradicional se repite muy a pesar de la democracia: que los más pobres entregan sus vidas y sangre, para que unos burócratas se aprovechen de las oficinas del Estado. Esa historia tradicional que sigue nomás vigente, en el sistema de justicia boliviano, como continuidad de la colonialidad.

La sociedad civil tiene otro desafío, respecto de las víctimas de las dictaduras militares, que es la de salvaguardar la Memoria de quiénes lo han dado todo por el país. Pero que el sistema judicial simplemente no hará nada por esa Memoria. Hay que salvaguardar no sólo en los discursos de hora cívica, sino en instituciones concretas donde realmente estén reconocidos por siempre.

Por ahora, el olvido de la Memoria y la continuidad de la colonialidad sigue condenando a las víctimas de las dictaduras. La sociedad civil tiene que recordar a los héroes verdaderos de la democracia, para salvaguardar lo más patriótico que la Bolivia profunda sigue entregando a la historia real de Bolivia.

Opinión
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Establishmet 1 – Dunn 0 ¿Por ahora?

El establishment boliviano puso el pie en el piso y se acabó la fiesta. Jaime Dunn no estaba invitado, y lo mandaron a sacar a empujones. Los rumores son suculentos, dicen que el jefe de campaña de cierto candidato opositor, que veía cómo se le escurrían los votos como agua, habría hecho pactos de cloaca con gente del gobierno y con una alcaldía para frenar a la amenaza.

El problema con Dunn es que estaba mordiendo donde duele. Un outsider muy curioso, le estaba quitando votos a todos, pero el que más sangraba era ese candidato opositor enamorado de sí mismo. Y claro, cuando los intereses y el ego están en juego, los códigos morales (si los hay) se tiran por la ventana. Así, con una operación quirúrgica al estilo político boliviano, es decir, a la mala, o como lo llaman en otras latitudes “al estilo Jalisco”, lo inhabilitaron antes de que la ola se convierta en tsunami.

Dunn ha logrado tener credibilidad, también ilusionar, algo que nadie hacía desde hace veinte años. El hartazgo de la población es el sentimiento/emoción de moda, y él lo estaba capitalizando, y lo estaba haciendo con una lógica simple de sacudir la jaula mental del votante con preguntas y afirmaciones elementales que sonaban como bofetadas “¿Quién de ustedes se siente dueño de YPFB o de ENTEL?” “Pagamos impuestos para que el gobierno monte empresas que nos hagan la competencia con nuestra propia plata”. Conceptos que dejan al descubierto la mentira monumental del Estado Plurinacional y su propuesta anacrónica de la industrialización, que en realidad es un botín de pocos. Y la gente lo entendió, por eso la clase política sintió que le temblaban las chuquizuelas.

Este analista economico que pasa por menona, alborotó a todos y resultó capaz hasta de encabezar una posible revolución política, terminó tocando las teclas correctas del piano. La oposición no logró en dos décadas lo que Dunn hizo en seis meses, ofreció una visión de país. Ni la ilusión ni la esperanza nacen de otro lado que no sea la pasión y el compromiso, Dunn lo probó con una dosis de sentido común que provoco urticaria al establishment.

Después de oler el hocico del monstruo, Dunn podría convertirse en un fusible que chispeó por un ratito o ser paciente y emprender el camino de la construcción de algo más grande que lo ligue definitivamente a la historia de Bolivia. Ojalá no ceda a la tentación del inmediatismo y los ministerios que seguro le ofrecerán. Si juega bien sus cartas, puede llegar a 2030 como un huracán, con equipo, estructura, territorio y fuerza para torcer los destinos del país. Ahora, si la izquierda gana esta elección, tal vez ni país tengamos, pero ese es otro tema.

En el fondo, pienso que es una bendición y esto fue lo mejor que le pudo pasar. Una victoria sin cuadros, sin equipo, sin maquinaria, quizás el poder lo habría devorado. Hoy el destino le guiña el ojo. Veremos si Dunn es un mero político, o un hombre de estado.

Opinión
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Un honorable acuerdo político y moral con el país

El Foro “Construyendo Nuestra Economía”, organizado por la Cámara Nacional de Exportadores de Bolivia (CANEB) y la Federación de Jóvenes Bolivianos, con el alto respaldo de Rejex, Cadex, CAO, CNI, Cadecocruz, Cainco, Cabotur y la Cámara Boliviana de Hotelería, concluyó con la firma de un solemne Acuerdo con los representantes de cuatro fuerzas políticas que buscarán la Presidencia en las Elecciones Generales, el 17 de agosto próximo.

El evento concitó gran expectativa, con miras a conocer de quienes aspiran a conducir el país, sus propuestas de solución en cuanto a las preocupaciones de la ciudadanía, como el bajo crecimiento, el anormal abastecimiento de combustibles, la escalada de precios, la pérdida de empleos, la falta de dólares y el papel que en este contexto está llamado a jugar el sector exportador.

Al inicio del Foro, Santiago Roda, Director de la Federación de Jóvenes Bolivianos y Presidente de la Red de Jóvenes Exportadores, hizo una severa llamada de atención sobre la situación actual y la desidia hacia importantes actores, instando a “volver a soñar y creer en una Bolivia sin colas, sin miedo a los precios, sin miedo al futuro, una Bolivia donde no olvidemos a los jóvenes, a los exportadores y a ningún sector de la economía”.

Por su parte, Oswaldo Barriga, Presidente de CANEB y CADEX, luego de reseñar el peso del sector exportador por su aporte del 22% al PIB; 45% al empleo formal; ventas promedio de 12.000 millones de dólares y un potencial de 25.000 millones, de haber políticas que rompan con los frenos al sector, presentó el “Plan Bolivia 2025–2035” que, aparte de ser una propuesta técnica, es “un nuevo pacto de país, con un modelo de desarrollo productivo, industrializado, moderno, sostenible y profundamente inclusivo”.

Como era de esperar, no resultó nada sorprendente que, sobre la base del diagnóstico y las propuestas presentadas, los cuatro actores políticos confirmaran la importancia estratégica de las exportaciones para Bolivia, no solo para salir de la crisis, sino, para crecer mucho más.

El éxito del Foro fue la firma del “Acuerdo por la Construcción de la Nueva Economía de Bolivia para garantizar el bienestar de las familias bolivianas”, a fin de “trabajar por el desarrollo de la economía, incluyendo a todos los sectores productivos de Bolivia, el crecimiento y diversificación de las exportaciones, la inclusión y participación de la juventud y de todos los sectores productivos en la economía nacional”, para lo cual: Reconociendo la crisis socioeconómica; que la recuperación dependerá de su capacidad para abrirse al mundo con un Estado facilitador, y validando el compromiso con la juventud como fuerza protagónica del desarrollo y los sectores productivos como pilar de la economía, en caso de asumir la presidencia del Bolivia, los signatarios se comprometieron con 10 medidas estratégicas para salir de la crisis y generar crecimiento económico:

1) Defender la libertad de emprender y exportar como pilares fundamentales del desarrollo económico, eliminando toda prohibición o restricción a las exportaciones, cupos y bandas de precios

2) Impulsar una reforma tributaria, fiscal, laboral y regulatoria, para que los empresarios tengan las condiciones para invertir, que el país mejore su calificación de riesgo y las familias tengan mejores ingresos reales

3) Priorizar una política de Estado basada en la seguridad jurídica, la disciplina fiscal, la institucionalización de todas las autoridades monetarias, económicas y políticas

4) Generar las condiciones logísticas que favorezcan la producción y el comercio, tanto interno como externo, esto incluye una efectiva facilitación, simplificación y digitalización de todos los trámites

5) Convertir a Bolivia en un eje de integración logística de la región, conectando a Bolivia con el mundo y potenciando la red de servicios tanto para la carga y el transporte

6) Facilitar el uso de la tecnología para el desarrollo productivo a través de la genética, la robótica, la inteligencia artificial, las pasarelas de pago y otras tecnologías emergentes

7) El Estado de ninguna manera será un obstáculo para la implementación de nuevas tecnologías que aceleren los procesos productivos

8) Adecuar y modernizar la educación en todos sus niveles, de modo que pueda responder a los requerimientos de un mundo moderno e interconectado

9) Establecer un permanente diálogo público-privado institucionalizado y transparente, para diseñar e implementar políticas públicas para el desarrollo nacional

10) Implementar políticas para la inclusión de los jóvenes en la matriz productiva boliviana con perspectivas de futuro

El acuerdo fue firmado -Notario de Fe Pública de por medio- por la Agrupación Libre, APB Súmate, Alianza Unidad y Alianza Popular, como “un honorable Acuerdo Político y Moral con el país”, con la mira puesta en que “si Bolivia produce, exporta y agrega valor, podrá superar su crisis, derrotar la pobreza y ofrecer futuro a la familia boliviana y la juventud”. ¡Dios quiera que sea así!

Buscando la verdad
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Eternos retornos hacia el Vivir Bien

Ante la descomunal crisis existencial de occidente, que se desahoga destruyendo el mundo y asesinando inocentes; pero que también es crisis sistémica de la modernidad que había ofrecido cielo y tierra a la humanidad; y sólo da sufrimiento y más colonialismo. Los bonitos escritos de desarrollo, progreso, capitalismo, tierra prometida del tiempo lineal, están quedado en los museos de la historia. Ya no tienen contenidos y no pueden prometer nada sino muerte y destrucción: Gaza.

El desconsuelo de las nuevas generaciones, los jóvenes que no tienen futuro alguno porque los politiqueros sólo ofrecen palabras occidentales huecas e hipócritas. Es ciertamente un desconsuelo histórico, un desconcierto que provoca una profunda incertidumbre en las nuevas generaciones.

Las drogas, el alcoholismo, la destrucción familiar y el dolor humano son los factores sociales que se han disparado en estas épocas crueles. Resultados de la llegada del futuro ansiado; ese futuro tan impostor como el pasado. Todavía peor: sin presente ni futuro con condiciones de sueño y realización. El fracaso educativo, es decir de los sistemas educativos que no ofrecen nada sino más dolor e incertidumbre, porque repiten los estribillos de la educación tradicional que occidente impuso.

Como en todas las épocas de crisis profunda, existencial y sistémica, tenemos la oportunidad de vernos a nosotros mismos. A las potencialidades existenciales y reales que tenemos desde siempre; pero que nos quitaron y quisieron destruirlo desde el siglo XVI. Esos sueños que se quedaron en aquellos siglos antes de la llegada de occidente. En aquellos sistemas sostenibles y reales, que respondían a nuestras realidades. Que funcionaron durante miles de años.

Esos sistemas, de lo que algo queda en las huellas de la música, de las costumbres, de los ritos, de las reciprocidades económicas. De la naturaleza en lo poco que queda, pues también destruida por el sistema salvaje del capitalismo. Sistemas ancestrales que requieren ser reconstruidos, sistematizados y puestos a funcionar como alternativas a la destrucción actual de occidente.

Son enormes tareas intelectuales, espirituales y sistémicas. En conjunto puede ser el Vivir Bien. Como un juego nuevo de ajedrez, que nada tiene que ver con la destrucción actual que deviene desde el siglo XVI. El Vivir Bien como alternativa a la maquinaria de la matanza humana, del pensamiento moderno y capitalista actual. Esa maquinaria que está matando cotidianamente a los jóvenes, a sus almas, a sus espíritus en esa competencia desleal por la acumulación originaria de capital al infinito.

Pero antes tenemos que curar las heridas terribles que está dejando este sistema cruel, de la revancha y la muerte. Heridas en el profundo del alma humana. Porque han podrido todo: lo moral y ético. Lo han destruido. Ese proceso tiene que ser colectivo, no individual, porque venimos de ancestros comunitarios no individualistas. Procesos que requieren más sabiduría que conocimientos científicos, pues vemos que lo científico tiene sus límites.

Mientras el norte educado, cavernario y civilizado quiere guerra y muerte nuclear, nosotros tenemos que seguir la consigna de continuar con la vida, en conjunción de la naturaleza y todo lo que nos rodea desde siempre. No rebajarnos a la maquinaria perversa del norte. A esa forma en donde todo lo han mercantilizado, todo lo han convertido en número y economía hasta la vida misma. No rebajarnos a esa matanza de la vida, matanza del espíritu humano que está destruyendo millones de vidas jóvenes todos los días a lo largo del mundo. Porque lo civilizado sólo ha demostrado ser lo más retrógrado y anti humano, como resultados después de siglos de desarrollo y progreso infinito.

Felizmente siempre hemos tenido lo nuestro. La ilusión y esperanza del Vivir Bien. No como un fetiche humano y central mercantil; sino como parte de la naturaleza, conviviendo y cuidando la naturaleza. Naturaleza que está siendo destruida por los monstruos de las mentalidades civilizadas mercantiles, de las economías de acumulación al infinito.

En estas épocas turbulentas; pero también de transición, tenemos que cambiar de chips mental hacia el Vivir Bien. Pues las evidencias monumentales del rotundo fracaso del pensamiento mercantil occidental, moderno, desarrollado y civilizado debería recomendarnos volver a las raíces humanas y con vivenciales de hace miles de años. Sería muy tonto no reaccionar ante la hecatombe y cataclismo actual.

Si las oportunidades en crisis son reales, es el momento preciso de reaccionar ante los acontecimientos mundiales, donde los monstruos mercantiles y anti humanos del pensamiento occidental destruyen el presente y futuro de la humanidad. Cambiemos totalmente de chips en nuestras mentes. Para salvarnos de la tragedia existencial del sistema; para ayudar a salvar vidas de millones de jóvenes que por ahora no tienen futuro alguno en este sistema. Y que están siendo destruidos cotidianamente con la desesperanza, con la muerte, con el sufrimiento cotidiano, con el engaño de acumulación económica al infinito que nunca tendrán.

Cierto, la experiencia nos dice que no seamos ingenuos ante el sistema. Es poderoso, cruel, engañoso, ofrece mucho oro y poder. Es corrupto por esencia. Ofrece espejitos brillantes para el triunfo y la gloria; pero el precio que los humanos pagan es enorme: muerte, desolación espiritual, destrucción humana y sufrimiento al infinito. No tiene sentido alguno.

Opinión
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Cuando los europeos llegaron miserables a Bolivia

Las migraciones desde siempre, en todas las épocas de lo que se llama historia, han sido un fenómeno importante en lo económico, cultural, social y por supuesto también político. A Bolivia llegaron europeos desde tiempos de la colonia, pues el atractivo de la minería fue el imán al que vinieron españoles, alemanes, croatas y demás nacionalidades.

Precisamente, ya en la república llegaron muchos inmigrantes croatas, españoles e incluso ingleses entre otros. La minería fue otra vez la fuente de oportunidades. Las ciudades de Oruro, Potosí y La Paz durante el siglo XIX han sido los lugares preferidos para estas migraciones. Durante el siglo XX también se produjeron migraciones europeas a Bolivia, incluyendo en este siglo hacia el oriente boliviano que empezaba a convertirse en polo de desarrollo agropecuario. Llegaron menonitas alemanes, canadienses, norteamericanos. Después judíos y japoneses.

Los judíos que escapaban del holocausto, encontraron en Bolivia un lugar de refugio seguro. Muchos de ellos se establecieron en Bolivia e hicieron su lugar para gozar de esta vida. Algunos de ellos se dedicaron a la minería, como uno de los magnates del grupo Hochschild, que pues se hicieron la América explotando estaño.

En definitiva, Bolivia fue uno de los países que recibió con brazos abiertos a las migraciones europeas en todas las épocas de nuestra historia. Nuestro país tenía las características ideales para recibir estas migraciones blancas. Desde siempre fue un país racista, pigmentocrático y anti indígena, es decir sus élites blancoides preferían migraciones europeas para cumplir con los apetitos ideológicos del desarrollo y progreso.

Las estructuras políticas, económicas e institucionales estaban al servicio de las poblaciones blancas; no de las poblaciones nuestras. Todos los europeos que llegaron miserables y pobres, realmente se hicieron la América: se enriquecieron y gozaron de este país como su propia colonia. Las universidades también prefirieron a estos blancos, que a gente boliviana. Cierto que algunos traían conocimientos nuevos e importantes; pero aprovecharon las condiciones racistas de la sociedad boliviana.

La iglesia católica importó cientos, quizás miles, de españoles que vinieron a civilizar poblaciones bolivianas. Algunos realmente aportaron con mucho al país; en la mayoría de los casos simplemente fueron parte de la colonización europea, como en el caso de los abusos a menores de edad.

Varios europeos fueron parte de la criminalidad del poder en las dictaduras militares, como los paramilitares italianos y alemanes.  En la dictadura de García Meza, le contrataron al propio Klaus Barbie, un criminal nazi, que enseñó sus artes de tortura y muerte a militares bolivianos.

Pero en la mayoría de los casos estos europeos eran pobres y miserables económicamente. Llegaron a Bolivia miserables; encontrando un país racista y señorial que les recibió con los brazos abiertos, ya que sus condiciones objetivas eran absolutamente racistas. Los europeos analfabetos y pobres incluso se casaron con hijas de la oligarquía boliviana, sólo porque eran blancos y aportaron a la blancura de las mentalidades de las élites bolivianas.

Sin embargo, estas historias de las migraciones europeas ya han sido olvidadas. La memoria corta es tradicional y es una costumbre arraigada. Europa se ha hecho rica y próspera, pues es mejor olvidar las historias pasadas de miseria y pobreza. Hoy los europeos están en contra de las migraciones del sur. Su cobardía a flor de piel irradia modernamente, copiando el modelo político trumpista en sus propios territorios. Se hacen tan modernos que se asustan de recibir migraciones pobres del sur del mundo, que escapan de la pobreza y miseria que ha generado el modelo y sistema salvaje del capitalismo industrial.

Así son las cosas de la historia real. De aquellas que no se investiga, que no se reflexiona porque da miedo o escozor a la consciencia humana. Las racistas élites bolivianas, sean de izquierda o derecha no tiene diferencia, siguen nomás un patrón de comportamiento que no cambia con el tiempo. Que se acomodan a las modas del tiempo. Pero que no echan raíces en estas tierras que les recibió con los brazos abiertos, que les ofreció todo lo que no podía ofrecerles aquella Europa pobre y miserable.

En estos tiempos donde el norte del mundo se cierra feudalmente, ególatramente, frente a las necesidades del sur del mundo, que sufre las consecuencias de un modelo y sistema injusto del capitalismo salvaje, destructivo y cruel por donde se le vea; pero perfumado y justificado por los teóricos de la economía moderna. En estos tiempos hitlerianos de construcciones de cárceles del holocausto anti migrante, para disfrute de las mentes criminales elegidos democráticamente por sus pueblos ciegos y esquizofrénicos. En estos tiempos donde los europeos que vinieron a Bolivia a reconstruirse y gozar de la vida, ya no recuerdan nada y prefieren ser cómplices con sus silencios frente a las tragedias mundiales.

Son tiempos violentos, modernos, turbulentos y anti migrantes. Son tiempos de destrucción de las consciencias colectivas, donde ya no duele ver la muerte de niños, mujeres y ancianos en bombardeos crueles, o la expulsión de seres humanos en condiciones esclavistas desde el norte del mundo. Que sean tiempos también de resistencia y reflexión sobre los modelos y sistemas decadentes, anti humanos y esclavistas modernos.

Opinión
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“La cárcel del MERCOSUR nos tiene atrapados” by: Tuto Quiroga

Tuto Quiroga quiere sacarnos del MERCOSUR para regalarnos un voucher imaginario de libre mercado.

Tuto Quiroga ha vuelto, no como estadista, no como visionario, ni siquiera como político libertario. Vuelve como un experto en decir cosas que suenan bien, pero que no resisten 5 minutos de realidad boliviana. Esta vez, en el programa Yo Elijo” de El Deber, ha propuesto que Bolivia se salga del MERCOSUR y nos lancemos a los brazos del libre mercado. Como si los acuerdos multilaterales fueran catálogos de Amazon y no procesos diplomáticos, económicos y humanos que tardan décadas en construirse.

Bolivia es un país con más de 2 millones de compatriotas viviendo en Argentina. Muchos de ellos necesitan estar protegidos por el MERCOSUR, no por el delirio de un libre mercado a la carta. Lo que Tuto no dice -quizá porque nunca lo entendió- es que el MERCOSUR no es solo un acuerdo comercial, por sobre todo es un acuerdo de derechos. Sí, de derechos para los países miembros y para sus connacionales. Esa palabra que a los liberales de manual les da picazón porque implica derechos colectivos, no solo transacciones.

Gracias al trabajo de años, Bolivia está a un pelo de consolidarse como miembro pleno del MERCOSUR, y eso es oro puro fundamentalmente para los jovenes, más en la situación que atraviesa el país:

  • Los bolivianos podremos trabajar, estudiar, acceder a la salud, abrir una cuenta bancaria o convalidar tu título en cualquier país del bloque.
  • Los bolivianos podremos votar, viajar, instalarnos en otro país sin necesidad de pedir permiso cada 6 meses.
  • Y lo más importante: estaremos protegidos por un paraguas jurídico común, que en tiempos de xenofobia, racismo institucional y discursos de odio, es el escudo que podría proteger a cientos de miles de bolivianos, especialmente en Argentina.

Pero para Tuto eso no vale. Claro que no impresiona a empresarios de traje que lo aplauden desde algún foro donde se habla de biotecnología” -aunque hablé y proponga para ellos- tratando así de agradar más a una elite logiera, que intentar conectarse con las necesidades reales de un boliviano promedio.

Libre comercio como si fuéramos la primera potencia industrial de la región. Como si un productor boliviano de textiles pudiese competir en igualdad de condiciones con empresas brasileñas o aún peor con las grandes maquilas de Asia. Como si la soberanía alimentaria, las industrias emergentes o las empresas pudieran sobrevivir sin un marco de protección y cooperación regional. Pero claro, Tuto nunca tuvo que vender nada en una feria, no entiende lo que cuesta producir, exportar y subsistir.

Salir de la “cárcel del MERCOSUR que nos tiene atrapados” es como dejar la casa de tus padres porque quieres vivir solo, pero te mudas a un hostal de mala muerte, donde te cobran hasta por usar el baño y te cambian la cerradura cada que no puedes pagar.

No es solo ignorancia: es irresponsabilidad política

Desestructurar un proceso de integración que ha tomado décadas construir no es una propuesta electoral, es una amenaza a los derechos de millones de personas. Tuto no está proponiendo una idea, está saboteando silenciosamente la posibilidad de que cada boliviana y boliviano, tenga un pasaporte que le abra puertas reales en la región.

Cuando seamos confirmados como miembros plenos vamos a tener algo tangible: un pasaporte que te permite cruzar fronteras, atenderte en un hospital, trabajar legalmente, estudiar en el MERCOSUR. Tuto en su obsesión por comerse al electorado de Dunn, quiere hacer un guiño libertario a cambio de una promesa de mercado que es una quimera.

Seamos claros: Tuto no habla para los bolivianos de El Alto, ni para las y los migrantes de Villa Celina. Habla para un loby empresarial cruceño, al cual le debe el financiamiento de su campaña.

La integración regional no es un lujo ideológico. El MERCOSUR es imperfecto, sí, pero es nuestro y lo más importante, es real. Y sobre todo es una promesa de comunidad, en un mundo que cada vez cierra más las puertas a la migración y al libre mercado con políticas ultra-proteccionistas. Tuto quiere que dejemos esa casa común para dormir en la intemperie del libre mercado. Lo que no dice es que en esa calle, si no tienes un pasaporte que te brinde protección, no eres ciudadano y por lo tanto no tienes derechos, con lo cual puedes ser libremente explotado por el mercado ilegal, de un libre mercado sin alma.

Opinión
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¡Que Dios nos ayude!

El título de esta columna podría parecer llamativo, por decir lo menos, al no saber quién lo dijo, por qué y dónde se lo dijo. Así le parezca extraño, tan profunda invocación al Supremo Creador correspondió a Klaus Frerking Adad, presidente de la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), quien, interpretando el sentir de su sector, inició y concluyó de esa manera un Foro que reunió a más de 500 dirigentes, productores y representantes de la sociedad civil.

Me refiero al Foro Agropecuario que bajo el lema “Decisiones que cosechan futuro”, fue organizado por la CAO el 25 de junio pasado con el respaldo de preclaras entidades relacionadas al sector, al cual fueron invitados cuatro candidatos a la Presidencia de la República -Manfred Reyes Villa, Samuel Doria Medina y Jorge Quiroga Ramirez- quienes se esforzaron al máximo para responder sesudas preguntas y asumir compromisos ante la gran audiencia de forma presencial y virtual, concitando la máxima atención de la prensa nacional, en la perspectiva de las próximas Elecciones Generales del 17 de agosto. El cuarto candidato invitado, Andrónico Rodríguez Ledezma, pese a haber confirmado su participación, no asistió.

“¡Que Dios nos ayude!” sonó a un hálito de esperanza para que, en la búsqueda de soluciones a la crisis económica, energética y social, los nuevos gobernantes tomen conciencia de la gravedad de la situación, escuchen y consideren al sector agropecuario para tomar decisiones con valentía, siendo que “está en juego el futuro de un país que produce, que exporta, que trabaja, pero que está atrapado en un modelo que lo frena, que lo ahoga y lo empobrece”, dijo Frerking al abrir el foro, reclamando a nombre del sector agropecuario respuestas hacia la liberación de las exportaciones, sin trabas ideológicas; la defensa de la propiedad privada, sin cálculos políticos; el acceso irrestricto a la biotecnología para ser competitivos y, que el Estado pase a ser un aliado del agro en lugar de ser su peor amenaza.

Como era de esperar, tratándose de un evento político -con gente curtida en la política- casi todo lo dicho resultó alentador, dando la impresión de que los tres aspirantes al sillón presidencial eran peritos en todos los temas, ya que ninguno puso en duda el rol estratégico del sector agropecuario, no solo para salvar la crisis, sino, como un baluarte para el desarrollo.

Pese a ello, no haré foco en lo dicho por los candidatos, de eso se encargó ya la prensa, sino que destacaré la grandiosa exposición del Presidente de la CAO sobre la realidad del sector agropecuario nacional, su visión y posibilidades de crecimiento en beneficio de todos los bolivianos.

¿Sabía Ud. que el aporte del agro al Producto Interno Bruto del país es del 16% con los 6.000 millones de dólares que produce? ¿Que el 24% del total de empleos están en el agro, abarcando a 1,6 millones de personas? ¿Que un 24% de las ventas externas son agroexportaciones por 3.200 millones de dólares? ¿Que Santa Cruz, pese a utilizar menos del 50% de su potencial, según el Plan de Uso del Suelo (PLUS), es el primer productor de alimentos y que tiene 8,1 millones de hectáreas adicionales para uso agropecuario sostenible, respetando al bosque?

¿Sabía que la mala noticia, en cuanto a los rendimientos de la producción de maíz, arroz, trigo, tomate, papa y quinua, es que Bolivia está a la cola en la región? ¿Que en algodón es antepenúltima y que Paraguay nos ganó en producir soya? Esto, gracias a las malas políticas como la increíble negativa de la biotecnología, los “precios justos”, las prohibiciones y cupos de exportación, convirtiéndonos en importadores netos de maíz y arroz, cuando antes los exportábamos y, que en el autoabastecimiento de trigo vamos como el cangrejo?

En todo caso, por el lado de las noticias auspiciosas: ¿Sabía que sin dádivas estatales, pero con buenas políticas públicas, Santa Cruz podría consagrar la soberanía alimentaria del país hasta 2033, pasando de producir casi 14 millones, hoy, a más de 30 millones de toneladas de soya, maíz, sorgo, trigo, girasol, chía, arroz, sésamo, algodón y caña de azúcar, sin necesidad de aumentar el área de siembra, pero sí la productividad? ¿Que con semejante escala productiva las agroexportaciones podrían superar los 13.000 millones de dólares anuales, con lo que Bolivia dejaría su dependencia de los recursos extractivos no renovables?

Y que, así como Santa Cruz, los otros ocho Departamentos también tienen enormes opciones agroexportadoras dormidas, con lo cual el sector agropecuario y agroindustrial se convierten en la mejor, y casi la única posibilidad de respuesta a corto plazo, para resolver la falta de divisas, combustibles y la subida de precios, siendo la mejor opción estratégica para el futuro del país considerando el vasto efecto multiplicador socioeconómico que conlleva.

“Bolivia necesita menos discursos y más acciones, menos confrontación y más soluciones”, fue el remate del grandioso Foro. Ojalá se haya entendido así, porque, si no: ¡Que Dios nos ayude!

Buscando la verdad
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