Blog de Boris Santos Gómez Uzqueda

China en Bolivia y Venezuela

Meses atrás junto con varios amigos consultores analizamos la penetración del “dragón chino” en América Latina a través de Venezuela y los multimillonarios créditos que el país asiático otorga al país caribeño. Ahora Bolivia ingresa a ser la segunda “cabecera de playa” para China en el hemisferio.

Bolivia recibirá 7.000 millones de dólares en préstamo “ingrediente que le faltaba al coctel explosivo que nos mandará directo a la crisis y que podría repetir la triste experiencia de los años 70 que derivó en la hecatombe de finales de esa década y principios de los ochenta, con hiperinflación, escasez, convulsión social e ingobernabilidad…” indica el editorial de un periódico local boliviano a propósito del crédito.

Bolivia tiene una reserva de aproximadamente 15.000 millones USD y una cartera de negocios en hidrocarburos (gas, principalmente a ser industrializado) que en opinión de expertos como el ex secretario de Asociación Regional de Empresas de Petróleo y Gas Natural en América Latina y el Caribe (Arpel), José Félix García (agosto 2008 dijo que “para explotar la capacidad productiva de gas, el país (Bolivia) requiere invertir 35000 millones de dólares para apostar a ganador". Veamos (http://www.eldiario.net/noticias/2008/2008_08/nt080820/3_07ecn.php). Ahora bien, si hacemos un contexto actual, se trata de una cifra que obviamente ya está desfasada y requiere nuevos ajustes; yo mismo sugerí  para los próximos diez años (2015-2025), que Bolivia necesita aproximadamente 60 mil millones de dólares (6 mil millones/año) en inversiones privadas/públicas para renovar, reimpulsar y reposicionarse como país gasífero; para exploración (de gas y petróleo convencional como del shaleo no-convencional); explotación y desarrollo de campos con perforación intensiva; tendido de nuevos ductos; plantas de generación eléctrica (al menos un par de generación de 4.000 MW cada una para exportar); renovación de su matriz energética interna; desarrollo de gas-química (plásticos); proyectos de gas a diésel (GTL); insertarse en negocios LNG (¿proyectos conjuntos con Perú?) y otros que permitan no sólo exportar materia prima sino fundamentalmente valor agregado (Ver: http://m.eldiario.net/?n=32&a=2015&m=08&d=31)

Pero esa sugerencia fue dirigida exclusivamente para ser invertida en el sector hidrocarburos. Los préstamos otorgados por China al continente superan los créditos del Banco Mundial y del Banco Interamericano juntos. Venezuela es el país que más préstamos e China tiene: cerca de 50 mil millones USD. De 2005 a 2014, los préstamos de China a América Latina  sumaron 119 mil millones de dólares (datos de Diálogo Interamericano).

Resulta una movida muy obvia que China utiliza su alta capacidad financiera para influir en el hemisferio y ganar adeptos. Lo curioso de esto es que Venezuela y Bolivia son la primera reserva de petróleo del mundo y de gas de América Latina, respetivamente. China sabe muy bien donde prestar con las garantías de cobro posteriores.
Una frase que comparto –de un analista amigo- es que lo peor es que China da préstamos a diestra y siniestra sin siquiera importarle si ese dinero será mal administrado por regímenes autoritarios.

Los préstamos de China son, vale destacarlo, muy costosos en términos financieros. 7.000 millones de dólares desembarcarán ahora en Bolivia: para infraestructura, electricidad y carreteras, informan.

Lo que preocupa es, y está reflejado en la prensa boliviana, que el presidente de China, Xi Jinping, se comprometió también a otorgar otro crédito después de la ejecución de los primeros proyectos. "Una vez consolidados los proyectos las autoridades chinas dijeron que preparen otros paquetes de proyectos por unos 10 mil millones de dólares".

Venezuela y Bolivia serán, consecuentemente, los mayores deudores de China.  Bolivia ya le compró un satélite a China (aprox 300 millones USD).
Con los 7.400 millones USD que gestionó Bolivia ante China las obligaciones con esa nación se incrementarán a 7.915 millones USD.

Ni México, la segunda mayor economía latinoamericana, se prestará tanto como Bolivia ante China (sólo tiene aprox 2.400 millones USD de deuda).

Lo ideal hubiera sido movilizar la mitad de las RIN (reserva internacional neta) para generar inversión; lo ideal hubiera sido motivar y estimular inversiones de compañías y corporaciones en vez de “atarse” a un régimen como el de China. Pero bueno, ahora con ese dinero bueno será que no sea destinado a gasto ni despilfarro sino exclusivamente al sector energético (gas, electricidad).

Varios legisladores opositores indicaron que “uno de los requisitos para obtener el préstamo es que en los proyectos que se ejecuten es que se contraten de forma obligatoria a las empresas chinas”. Ojalá que sean las mejores compañías y no las irregulares.

Será interesante conocer la explicación que la administración estatal boliviana pueda dar al Parlamento sobre la justificación del porqué adquirir créditos tan altos si tenemos buenas reservas internacionales.

El crédito contradice, además, el ideal de formar un Fondo Soberano que ahorre e invierta dinero boliviano en otros portafolios, como ya explicamos en una columna anterior.
Ni modo, así están las cosas por nuestra América Latina. ////

Hablemos de Energía
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Bolivia en la caída de precios del petróleo

Definitivamente la economía latinoamericana no “está blindada”, ningún país del Hemisferio está fuera del ventarrón que la baja de precio del barril/petróleo ocasionará en sus economías. Bolivia no puede ser la excepción.

Aunque en medio de éstos precios bajos sí hubo un pequeño incremento no fue suficiente para una “recuperación” del precio a sus niveles históricos; faltará mucho para eso. Hoy el WTI está en aprox. 46 USD/barril y el BRENT aprox. 50 USD/barril.

Hay mucha oferta (mucha producción de Arabia y países del Golfo, incluida Rusia) tampoco se avizoran “recortes” a la producción de OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) a ello sumar la producción de crudo norteamericano (convencional y la de crudo de esquisto).

Los productores de shale han reducido sus costos de operación y están en agresivas fórmulas de mejora tecnológica, lo que en algún momento significará que la producción de crudo convencional quizá no les afecte tanto como en un inicio de la crisis.

Datos de la Agencia Internacional de Energía (IEA) predice que la producción de países que no integran el cartel OPEP promediará los altos niveles de 58,1 millones de barril/día éste 2015; ósea que hay muchísima oferta.

Asia (particularmente China) sigue en siendo importante para demandar la oferta de crudo sin importar la des-aceleración china.

América Latina por supuesto está en medio de esa vorágine. Sólo Venezuela le va debiendo a China más de 50 mil millones de dólares: liquidez a cambio de petróleo barato. El caso Boliviano: la caída de los precios del petróleo afectan a nuestras ventas de gas natural (Petrobras y Enarsa compradores), porque contractualmente el precio del gas está referido al petróleo (fijados  trimestrales en base a derivados refinados: fuel oil y diesel).

Cuando el barril/petróleo estuvo en buenos precios Bolivia tuvo buenos ingresos por concepto de venta de gas natural. Hoy es todo lo contrario. Por eso tuvieron que revisar un par de veces el presupuesto general del estado (diseñado en base a precio de barril de 80, luego de 65 y ahora quizá deban ajustarse a 30, mínimamente).

Recientemente hubo un evento –un foro, una especie de evento académico- en donde se indicaba que había “Bolivia más allá del gas”. Definitivamente el gas natural y sus agregados seguirán siendo el principal pilar de la economía boliviana por los próximos 100 años, de manera que pensar en una economía boliviana “desagasificada” es poco menos que difícil. El gas va a diversificar su industria (en valor agregado) generando mayores inversiones pero jamás dejará de ser importante.

Honestamente no sería bueno echar mano de las reservas internacionales netas para “tapar boquetes” que va a generar el menos ingreso por venta de gas. Ahora venderemos gas más barato por razones ya comentadas. Ese boquete financiero debe ser muy grande, algunos indican que entre 1500 y 3000 millones USD que no van a ingresar y que lógicamente van a afectar la economía en general; inclusive si mañana por arte de magia el barril/petróleo se cotizara en 200 -por poner un ejemplo- de todas maneras Bolivia habrá perdido muchísimo dinero en tanto se vuelvan a estabilizar precios y reacomodar volúmenes/precios.

Otra vez el gas está incursionando en proyectos a escala: el shale-gas y proyectos LNG para la industria eléctrica hacen que todos los países tomen previsiones. Europa va a necesitar muchísimo gas en los próximos 10 años para terminar o por lo menos reducir drásticamente la dependencia de Rusia. Van a recibir gas de América Latina (¿imaginan barcos metaneros bolivianos llevando gas de Bolivia y de Perú a mercados europeos?); inclusive van a recibir gas de Irán!

Esa nueva forma de generar negocios LNG no debe tomarnos por sorpresa.

Al caer los precios del petróleo y obviamente bajar precios del gas todos los proyectos se hacen menos atractivos (desde la exploración hasta la producción; peor aún los de industrialización); por ello se debe ser muy proactivo en generar condiciones para atraer inversiones pero dando señales de apertura. Insisto siempre en que sin tener una ley de electricidad y una ley de hidrocarburos que sea moderna y ajustada al mercado será difícil generar inversión privada.

El dinero del gas sirve para la inversión pública que debe ser intensiva ante la poca inversión privada.

BORIS SANTOS GÓMEZ ÚZQUEDA consultor del sector privado sigue sus análisis en twitter: @bguzqueda 

Hablemos de Energía
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Algunas consideraciones sobre el negocio del gas

El precio del petróleo cayó, alcanzando el valor más bajo desde marzo de 2009 (barril "light sweet crude" WTI) a 42,23 USD según cotización delNew York Mercantile Exchange (Nymex) y el referencial Brent a USD 49,22.

De todas formas, antes de entrar en otras consideraciones podemos concluir, de momento, que tanto el petróleo como el gas natural serán siempre (por muchas décadas aún) valiosos referentes del mercado. Van a continuar siendo llave de progreso y crecimiento.

Ya se conoce que la reducción de precios del barril/petróleo también afectó precios del gas natural, ergo afectando ingresos de países petroleros y gasíferos.

No perdamos de vista a productores “tradicionales” o “convencionales” de petróleo y gas; y la formación de “nuevos” o “no-convencionales” productores de shale oil y shale gas que también van a incidir en precios del petróleo y del gas, en los mercados y en la geopolítica global. Además de la influencia que ya van teniendo en tecnología.

El mercado energético está en pleno proceso de reinventarse y de la mano de nuevas herramientas tecnológicas van a haber mucho más sorpresas en el suministro y consumo de energía. El gas es ya un referente global de energía limpia.

Otro evento importante es la reducción de la demanda de energía (petróleo, gas y electricidad) de China y el ingreso de Irán –cuando se levanten las sanciones político/diplomáticas que pesan sobre ese régimen- al mercado de valores de petróleo/gas.

A ese escenario agregar: el GNL o LNG es –sin dudas- el mejor jugador del gas. Ante su imposibilidad de transportarlo por elevados costos de ductos fue mejor licuarlo y transportarlo en líquido para venderlo en mercados del globo. En ventas tipo spot que cada vez es más atractiva.

Por citar dos ejemplos de la emergencia de la industria del gas natural en América Latina: Perú está ya en ese “club” de países con negocios LNG vendiendo su gas a precios Henry-hub (medición norteamericana de precios de gas) en cambio Bolivia sigue vendiendo materia prima a precios relacionados con una canasta de derivados del petróleo sin tener, de momento una incidencia importante en el concierto internacional de negocios en gas natural.

El gas natural es utilizado mayormente para generación eléctrica, supliendo así al carbón dañino ambientalmente hablando.

Irán prevé un aumento de su producción petrolera en 500.000 barriles por día (bpd) tan pronto como se levanten las sanciones en su contra y podrían alcanzar 3,9 millones de barril/día cuando la industria vuelva a “correr” como antes de las sanciones. (ministro del Petróleo Bijan Zanganeh).

Irán podría ofrecer enormes oportunidades para la inversión unas reservas energéticas que se cuentan entre las mayores del planeta, quizá dejando de lado ideologías/fundamentalismos y dando paso a creatividad y espíritu emprendedor.

¿Dónde está Venezuela y Bolivia en éste escenario? Están muy complicadas -de momento- por su legislación no-atractiva para inversiones externas en nuevos negocios relacionados a exploración/producción de petróleo/gas convencional; ni qué decir de la producción “no convencional” ni siquiera se cuenta con regulación específica: sobre éste particular ya se debería ir previendo. Los tiempos corren y en contra de ambas naciones porque el crecimiento del LNG en América Latina y los proyectos de shale(tanto en Estados Unidos cuanto en la región) van a impactar en ambos países.

América Latina (Chile, Brasil y Argentina) está trayendo LNG a precios que no están bajo influencia del petróleo y ello podría afectar a futuros negocios de petróleo/gas de Bolivia y Venezuela.

Entre el LNG y el shale (“nuevo” gas producido a escala en Estados Unidos); el ingreso de Irán con nuevos volúmenes de petróleo, la contracción de demanda china va a haber mucho petróleo, pero fundamentalmente mucho gas en el mundo. Ello obligará a repensar proyectos y visiones particularmente en países “pequeños” en términos de aporte de volúmenes de gas (como Bolivia).

Si bien es cierto existe potencialidad de buenas reservas en Bolivia y en Venezuela (gas asociado a petróleo) lo que falta es inversión para motorizar esa industria que requiere mucho capital, participación internacional y sinergias entre estados y multinacionales, dejando de lado cualquier discurso ideológico y dando paso a la fría racionalidad del negocio.

 

La nueva emergencia del gas (en su producción convencional o no-convencional) va a ser una nueva llave de mercados y de negocios a nivel global; en ese nuevo escenario nace –hace un par de años- y en proceso de fortalecimiento una “Opep” del gas denominada Foro de Países Exportadores de Gas (FPEG) (GECF, por sus siglas en ingles), como plataforma para definir y avanzar sobre retos y problemas de mercados internacionales de gas.

Ese escenario de articulación debe continuar coordinando y mejorando acciones para incrementar tecnología, investigación y perfeccionamiento de mercados del gas; aunque la tendrán complicada si no resuelven temas de relaciones positivas y proactivas con Europa y Estados Unidos. Lo que sí debe empezar a estudiar es la variable relación e indexación de precios del gas con el petróleo y sus derivados buscando mejores fórmulas que garanticen precios justos y suministro confiable de gas a mercados demandantes.

Más allá de "fijar precios" -que es imposible para un cártel porque el mercado es mucho más poderoso que un cártel- lo que sí puede hacer es construir un esquema de articulación de países es buscar integración energética, reglas compartidas, intercambio de mejores prácticas, nuevomanagement, gobierno corporativo y transparencia.

Conforman FPEG: Argelia, Bolivia, Egipto, Emiratos Árabes, Guinea Ecuatorial,  Holanda, Irak, Irán, Kazakstán,  Libia, Nigeria, Noruega, Omán, Qatar, Rusia, Trinidad y Tobago y Venezuela todos con buenas/altas reservas de gas o gran potencialidad de negocios futuros.

En éste quinquenio Estados Unidos tendrá un peso específico absoluto en el mercado del gas (no convencional) de manera que tanto mercados, precios y la organización misma van a sufrir, de seguro, variantes.

Los nuevos mercados de la energía (léase puntualmente de gas natural) van a tener tres componentes: todavía la influencia del precio del petróleo, el LNG como modalidad exitosa de suministro de gas y oportunidad de abastecer al mercado y el shale como “hermano” del gas convencional que va a ser un factor de mejora de la oferta en el mercado. Si los precios del petróleo continúan bajos por los próximos años naturalmente los productores de gas (de shale, fundamentalmente) estarán en búsqueda fórmulas que permita abaratar costos tecnológicos de exploración/producción aunque queda establecido que a Estados Unidos, por ejemplo, no le hace mella el precio bajo del petróleo porque, de todas formas, va a continuar con su política frenética de innovación y liderazgo –desde el sector privado- para seguir explorando/produciendo gas no-convencional desde la mejora continua de la tecnología.

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A propósito de Bolivia y el GNL

Desde hace más de diez años la posibilidad de insertar a Bolivia en el exclusivo “club” de países y corporaciones con negocios LNG/GNL está en mesa. No es una opción que haya sido desechada, sino más bien apenas fue retrasada.

Para los que se adentran recién al mundo LNG: el gas natural licuado (LNG o GNL) es gas en estado líquido enfriado a -161oC  convertido en liquido transparente como el agua, inodoro, incoloro, y no es ni corrosivo ni toxico y listo a ser transportado en barcos (metaneros). Es la forma de almacenaje de gas más eficiente y ocupa aproximadamente unas 600 veces menos espacio en fase liquida que en fase gaseosa haciendo económico su transporte y almacenaje

Problemas políticos, de percepción, de enfoque y de volúmenes/reservas y contratos/financiamientos han postergado ésta opción de negocios que, claramente en breve no sólo volverá a discusión sino que eventualmente pondrá a Bolivia como socio de ese escenario de grandes corporaciones.

Resulta noticia muy promisoria que la administración estatal boliviana anuncie proyectos para exportación de LNG quedando en estudio conocer los volúmenes y precios para la venta de este producto a otros países (abril 2015) y que en muestra de la real importancia de negocios LNG –obviamente mejor si son en gran escala y a largo plazo- es que en septiembre de 2014, la estatal boliviana Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) puso en marcha la Planta de GNL con el ensayo de carga, transporte y distribución del Sistema Virtual de gas natural licuado a tres poblaciones de las 27 que serán beneficiadas en una primera fase a nivel interno (El complejo de GNL está ubicado cerca de la Planta Separadora de Líquidos Río Grande, en el municipio de Cabezas, Santa Cruz). Con este complejo se ampliará la cobertura de gas natural a 27 nuevas poblaciones del país donde no llegan los gasoductos convencionales o tradicionales ya sea por razones geográficas o económicas.

Adicionalmente hay otro proyecto –que tampoco es muy grande en términos de volumen- pero sí ya pone a Bolivia en negocios LNG al interior del Continente: el pasado marzo 2012, el entonces viceministro de Desarrollo Energético reveló que el estudio de factibilidad de la alternativa de transporte de gas natural licuado (GNL) por la hidrovía Paraguay-Paraná —impulsado por la alianza de países Urupabol (Uruguay, Paraguay y Bolivia)— había sido adjudicado al grupo consultor Energy Consulting Services-Tractebel Enginnering (ECS-TE).

El escenario latinoamericano del LNG es dinámico. Brasil, Argentina, Perú, Colombia, Chile están inmersos en el negocio LNG como consumidores u suministradores de LNG.

Siempre insistí en que se debe reformular la visión estratégica boliviana en hidrocarburos, a través de una Nueva Política Energética (NPE) con instrumentos legislativos, regulatorios y normativos atractivos para capitales en exploración, explotación de gas y petróleo, y adicionalmente para sentar bases de proyectos de industrialización y de exportación de LNG.

Ahora el Estado boliviano tiene la misión de relanzar la imagen y potencialidad boliviana en negocios de escala de gas natural re-enfocando prioridades y permitir la promoción de Bolivia como un país atractivo de capitales para nuevos negocios y proyectos compartidos. Ello generará instrumentos de reducción de pobreza y competitividad global.

En la perspectiva política insisto en la absoluta posibilidad de “convivencia” tipo “condominio” entre el modelo estatista del modelo de "nacionalización" con otros nuevos modelos de negocios compartidosjoint ventures, y participación de multinacionales en contratos LNG o de industrialización de gas natural a escala en otras áreas exploradas, otras áreas certificadas y otras áreas a ser explotadas y posteriormente industrializadas. Ese podría ser un exitoso modelo de convivencia entre dos visiones de estado.

Sigue en pie la oportunidad de generar negocios en agregación de valor al gas natural en: metanol, en plásticos, en diésel ecológico, en fertilizantes, en urea, en nuevos combustibles como DME di-metil éter, y otros derivados y gas para generación eléctrica.

No se necesitan porciones de reserva muy "grandes" para procesos de industrialización. Se puede "combinar" exportación de LNG con suplir mercado interno, contratos con Brasil y Argentina y con nuevas plantas de generación de valor agregado.

Los mercados "naturales" para el valor agregado al gas boliviano serán: diésel y electricidad, en excedentes, para Chile, Paraguay, Argentina, Brasil y hasta Perú. Nuevos energéticos y plásticos (ej. DME) para el Asia. LNG para México y el estado de California.

El consumo de LNG en Estados Unidos se incrementa año tras año. California es una "potencia" económica que requerirá DME y gas -para generación de electricidad limpia- y lo llevará de todas partes, del Perú (Camisea) o el gas boliviano. Los negocios en gas se están diversificando, bajando costos, y dando oportunidades a países con problemas de transporte, como el caso boliviano, de manera que el transporte de LNG, o de diésel (producido vía GTL), o DME a través de transporte marítimo van a ser posibles y sostenibles en costos, haciendo a los energéticos bolivianos, y a sus plásticos, competitivos en mercados más o menos lejanos.

No olvidar que el avance de la tecnología posibilitará reducir costes de exploración/explotación de otros reservorios tipo shale de gas y petróleo lo que incrementará nuestra posibilidad de oferta de derivados del gas. Naturalmente con reglas claras de apoyo estatal y patrocinio a esas nuevas actividades.

No es mala idea aquella que busca unir el proyecto de LNG boliviano con el proyecto de LNG peruano. Dado el avance de ese proyecto habría que pensar, en consecuencia, en "complementariedad" del negocio.

Todo ello en el marco de la nueva visión en energía, una NPE: consensuada con participación del Estado y de la sociedad proactivamente diseñando y planificando a largo plazo temas como: ¿Cómo y quién financia proyectos?, ¿cómo se consiguen y garantizan fondos? ¿cómo incorporar de "socio" al Estado en todos los proyectos? La política energética ya no puede construirse de "Gobierno en Gobierno", debe tener un alcance de mínimo 15 años. En tanto ocurre "lo macro" de ésta descripción, no se descuidará la meta de elevar en actuales campos la producción para el mercado interno y para cumplir contratos externos. Reducir importación de diésel y mejorar el refino de combustibles en el país, evitando costes de importación/subvención.

Pasar del "rentismo" hacia una política de atraer inversiones para la seguridad de la producción sin enfoques ideológicos, para que el Estado, como competidor global y través de una compañía especializada en industrialización actúe con mentalidad corporativa generando "rentabilidad" en negocios que bien pueden ser apalancados o por vía de asociar a Bolivia en proyectos de riesgo compartido aportando una parte de nuestras reservas de gas (de nuevos reservorios, hasta 3 TCF por veinte años para industrializar gas en DME, sólo como ejemplo) o por vía de apalancar dinero de las RIN (reserva internacional neta, en proyectos de, por ejemplo, conversión de GTL).

El expresidente de la estatal boliviana YPFB dijo en una entrevista que“Nuestra única posibilidad de exportar es través del LNG (Gas Natural Licuado)”, posibilidad que se exploró hace más de 10 años. En la misma entrevista afirmó que “se requiere de una infraestructura portuaria y de conocer un puerto donde podamos hacer inversiones altas y significativas. Ha habido un acercamiento importante con Puerto de Ilo”.

Entonces significa que, pese al tiempo transcurrido se puede cumplir una predicción mía: el negocio del LNG va a funcionar para Bolivia guste o no guste, porque la globalidad de capitales y negocios busca energía y nosotros no podemos estar fuera de esos escenarios. Empecemos con lo básico: una nueva Ley de Hidrocarburos que sea el marco de la NPE.

 

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Medio ambiente y negocios energéticos

Es siempre complicado mezclar dos conceptos: medio ambiente y exploración/explotación de gas/petróleo; aunque obviamente van indisolublemente de “la mano”.

América Latina tiene muchos ejemplos de actividades energéticas que fueron muy exitosas sin perjudicar el entorno ambiental, como también hay desastrosos ejemplos de verdaderos atentados al medio.

La ausencia de criterios técnicos que resuelvan éste tipo de contradicciones ocurre cuando hay ausencia de Ley moderna que establezca, por ejemplo, parámetros a la exploración/explotación energética en medios ambientalmente sensibles.

En Bolivia el tema empezará a “aparecer” en tanto desde el Poder Ejecutivo se reglamente actividades en áreas “protegidas” (Decreto Supremo 2366 20.05.2015) que autoriza realizar actividad hidrocarburífera en las áreas protegidas (creadas para proteger biodiversidad y ecosistemas específicos con alta fragilidad y albergar especies únicas o en peligro de extinción).

Naturalmente todos éstos líos y entredichos podrían evitarse si es que –de una vez- se delibera una nueva Ley de Hidrocarburos. La nueva LH va a normar los aspectos generales de la actividad entre ellos los aspectos ambientales: va a regular la actividad en áreas ambientalmente sensibles.

Desde 2006 en Bolivia se insiste en una nueva legislación específica para hidrocarburos.

Bolivia tiene más de 20  “áreas protegidas” 18.271.699 hectáreas (ha) de superficie protegida. Es un país ambientalmente rico y diverso y no descartamos que dentro de los límites jurisdiccionales de ésas áreas existan reservorios importantes de petróleo/gas en sus dos modalidades: vale decir los convencionales o los que podrían posteriormente explotarse vía fracking. El tema ambiental en Bolivia va a ser todo “un tema” de no ser oportunamente regulado mediante la nueva LH. 

Y cuando empiecen los proyectos de shale (fracking o explotación no-convencional de hidrocarburos con alta utilización de agua) allí habrán otros debates y entredichos. Una nueva LH podría adelantarse a esos escenarios y establecer los parámetros y guías generales de exploración/explotación vía fracking.

Volvamos al presente: una disposición del Ejecutivo (Decreto) no es suficiente ni tiene la fuerza legal para re-acomodar las áreas protegidas o establecer condiciones de exploración/explotación de hidrocarburos.

Hoy existen varios contratos de actividades inclusive sobre los límites de las "reservas ambientales".

La tecnología exploratoria para hidrocarburos avanzó de tal manera, obviamente con costes más elevados, que una exploración/explotación en áreas consideradas “de reserva” es perfectamente posible, pero ello debe estar previamente establecido por una LH que además incentive a las compañías a que sus capitales invertidos van a tener retorno y no van a ser bloqueados a título de “defensas ambientales”.

Partamos de un hecho irreductible: se debe hacer exploración a escala en todo el territorio nacional. Debemos aprovechar el gas y petróleo debajo de la superficie pero con mecánicas modernas que permitan un equilibrio y respeto al medio ambiente. Pero tampoco se pude paralizar la industria energética (gas petróleo) a título de un falso ambientalismo. La pobreza nos tiene contra las cuerdas y necesitamos del gas para seguir combatiéndola.

En otra perspectiva: tratar de “captar inversiones” vía apertura de “áreas protegidas” es poco menos que mala jugada: las compañías internacionales del sector respetan mucho las normas internacionales ambientales y no se van a meter en camisa de once varas para trabajos de exploración que posteriormente no les sea rentable.

No olvidemos que la caída de precios del barril/petróleo hace menos atractiva la exploración en lugares de riesgo ambiental.

Ratifico, modestamente, que en tanto no haya una LH que establezca las líneas generales de la actividad de la industria exploración/explotación seguiremos en ésta actitud de desconcierto.

Tampoco perdamos de vista que en ésta década no hubo mucha exploración. No hay mucho dinero que se haya invertido en exploración. Resulta raro que se quiera ahora “abrir” espacios ambientales algo sensibles para exploración.

Todo esto responde, entonces, a la visión. Necesaria es una reforma energética boliviana que responda a una visión de largo plazo en donde se conjugue los intereses del país, los ambientales y el crecimiento de una industria (petróleo/gas) que ciertamente son los más rentables del mundo, con ingresos que apropiadamente administradores realmente pueden mejorar las condiciones de crecimiento de Bolivia.

Lo que sí debe quedar en claro es que debe parar el gasto de los ingresos por venta de gas. De encontrarse más gas y petróleo debe ser dinero bien administrado. Época de austeridad con alta reducción de costes de operación, más aún si se necesitan encarar trabajos de desarrollo (perforaciones) del nuevo campo petrolero (Boquerón) que mejorará la oferta de combustibles interna con mayores ingresos para el Estado.

Nuevamente: sólo una Ley de Hidrocarburos podrá poner un paraguas y marco general a la actividad. Esa es la verdadera lucha: el verdadero debate: vamos por una nueva Ley de Hidrocarburos.

BORIS SANTOS GÓMEZ ÚZQUEDA Consultor del sector privado sigue sus análisis en twitter: @bguzqueda 

 

 

Hablemos de energía
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Compensaciones para Tarija, la billetera del gas

Ocurrió lo que algunos ingenuamente negaban: la caída de precios del barril/petróleo a nivel internacional definitivamente afectó las arcas del Estado boliviano. Varios análisis independientes confirman que comparativamente en el primer bimestre 2015 se percibió menos que en el primer bimestre 2014: la exportación de gas natural registró caída comparativa de 28%.

Éste se debe a que el precio del gas natural por millón de BTU (Unidades termales británicas y americanas que “miden” el gas) se redujo porque el gas natural tiene sus precios “amarrados” al parámetro señalado por el barril/petróleo WTI (light sweet crude, Texas).

En el bimestre 2014 el gas boliviano a Argentina era vendido a 10 USD millón y a Brasil en USD 9. Sólo como dato extra: el precio del barril WTI está cerca de 47,51 USD en la bolsa de Nueva York, luego de caer a su nivel más bajo en seis años, a 43,46 USD.

Coincido con el analista económico Roberto Laserna acerca de que la administración del Estado boliviano debe “replantear el gasto público, reducir gastos, subsidios o las inversiones…”.

Ciertamente en Bolivia no hubo “década ganada” en materia de hidrocarburos, no se aprovechó los precios altos del petróleo para motivar mayores inversiones en infraestructura energética. En 10 años con ingresos fluctuantes del precio de barril/petróleo, Qatar, Emiratos Árabes Unidos y Noruega hicieron y aprovecharon ¡muchísimo más que Bolivia y Venezuela!

Ahora es tiempo de la “diversificación” económica “forzada”. Habrá que ver nuevos negocios con menos dinero para encararlos. Lo que pasa es que con la profunda incursión pública en negocios no-rentables y pobremente manejados (fábricas de papel, de leche, etc.) se tuvo un gran caudal de dinero que se lo pudo haber re-dirigido, por ejemplo, a la modernización de plantas de refino, a la exploración y producción de mayores volúmenes de gas. Se hubiera modernizado la industria y se la hubiera puesto en un nivel tecnológicamente competitivo a nivel global. No se hizo.

Se debe subrayar que en este bimestre 2015 entraron al país 300 millones USD menos que en el primer bimestre 2014. Las exportaciones de gas, conforme a estudios y cifras independientes, fueron de USD 748,3 millones; mucho menos de los USD 1.042 millones alcanzados en el mismo período del 2014.

Al haber menos ingresos, el Estado boliviano tiene menos para invertir, o en este caso para gastar. Alguien dice que el país “será beneficiado” con 400 millones USD que no se gastará por concepto de reducción de precios de diésel, que se importa desde afuera. No es un “beneficio”. Consideren que por una década se dilapidó cifras cercanas a USD 1.000 millones casi por año en subvención por compra de diésel externo. Si se hubiera invertido en una planta de conversión de gas a líquidos en su oportunidad y desde hace 10 años, como se venía pidiendo, hoy el país sería exportador de valor agregado (diésel a partir del gas) en vez de materia prima exclusivamente.

En todo caso, este “ahorro” de 400 millones de dólares que no serán destinados a la subvención de diésel deberían ser directamente entregados a las regiones productoras de gas natural: Tarija, Chuquisaca, principalmente, para mejorar su infraestructura regional, porque claramente habrá una reducción de recaudación de IDH (impuesto directo a hidrocarburos) que favorece a las regiones. Urge que los legisladores de Tarija, principalmente, pidan, reclamen y exijan que ese monto contable de cerca de 400 millones USD sea compensado a Tarija, que no recibió ninguna obra de magnitud ni importancia, al contrario de otras regiones de Bolivia. El satélite que Bolivia compró costó cerca de 300 millones USD, que fueron financiados con el gas que se explota en las entrañas del Chaco boliviano (Tarija sur-este).

Hidrocarburos y minerales, que son la principal fuente de ingresos de Bolivia, están con precios bajos a nivel externo. Esperemos la creatividad para ver cómo se hace funcionar un país que no tiene industria de valor agregado, ni comercio altamente competitivo ni desarrollo de tecnología.

El no haber preparado en la década pasada a Bolivia con una economía de valor agregado (diversificada) y especializada en derivados del gas natural, generó la confianza -casi mesiánica- de preparar un Presupuesto General del Estado boliviano ¡tomando en cuenta el precio de barril de petróleo a USD 80! El doble de lo que realmente cuesta.

La buena noticia es que somos la reserva más grande de gas de América Latina y pese a los retrasos, podemos seguir proyectando y ejecutando una industria de derivados del gas natural altamente desarrollada, con tecnología moderna, pero es invirtiendo.

El autor es consultor del sector privado.

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Venezuela debería dejar de regalar petróleo

Es de conocimiento público que Venezuela prácticamente regaló –y continúa haciéndolo- miles de barriles/día de su preciado petróleo. O los liquida a precios no-comerciales o los cambia (trueque) con Cuba por servicios que no son de valor.

Como latinoamericano me apena ver tanto mal-manejo de recursos naturales petróleo en Venezuela o gas natural en Bolivia. Deberían ser inteligentemente utilizados para construir y educar a nuevas generaciones.

No es una falacia decir que con tanto petróleo y gas natural Venezuela y Bolivia deberían ser ya tan modernas en infraestructura, servicios, tecnología y atención social a sus ciudadanos como Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita o Noruega. Sin embargo seguimos en pobreza!

Coincidamos que la información sobre manejo de los ingresos por venta de petróleo de los últimos 15 años en Venezuela no son de los más confiables, por la cantidad de datos y cifras que no siempre están validadas, más aún si los actuales administradores del estado venezolano están ampliamente cuestionados por la opinión pública internacional.

Muchos datos poca información.

Lo real es que Venezuela estuvo dando petróleo “preferencial” a varias naciones del Caribe y financiando una serie de “actividades” y “proyectos” en toda América Latina aprovechando que el precio del crudo era alto. Varios de los “experimentos” políticos venezolanos se pueden ver hoy en el Continente.

Ahora que el precio/barril está muy bajo no tienen los recursos financieros para seguir –derrochando- a manos llenas. Faltan medicinas y alimentos en la Venezuela petrolera!

Un caso que siempre fue preocupación de los que analizamos la temática energética latinoamericana es la ausencia de políticas públicas en manejo de energía e hidrocarburos en Venezuela y Bolivia: mucho petróleo y mucho gas se ha –infortunadamente- dilapidado.

Venezuela siempre dio petróleo a Cuba, se lo regaló a precios no-comerciales. Recordemos que Venezuela está entre los cinco más grandes productores/exportadores de crudo en el mundo. Vende aprox 2,5 millones barril/día de petróleo a Estados Unidos y China. Venezuela vive de los negocios energéticos (90% de las divisas que recibe son del oro negro).

Suscribió acuerdos con China para recibir préstamos garantizados y pagados, duplicando las exportaciones de crudo para 2016 hasta llegar a 1 millón de barriles/día exportados de Venezuela a China. Hoy exporta 524.000 barriles/día, que en 2013 representó un ingreso de 19 mil millones de dólares. ¿qué hicieron con tanto dinero?

Ojo, que desde 2008 debe a China más de 40 mil millones de dólares.

La información que circula ahora es que Venezuela ha “recortado” en 50% los despachos diarios a Cuba (hoy envía aprox 200,000 barriles/día).

No perdamos de vista además que buena parte de los 400.000 barriles/día que enviaba a Cuba éste país los re-vendía al mercado internacional a precio de mercado. Vale decir hacían buenos negocios con el petróleo venezolano.

Resulta una tremenda tontería que siendo que Venezuela no tiene dinero en efectivo continúe la vieja práctica de regalarle el petróleo a Cuba. ¿y las colas en los supermercados desabastecidos?

Hay un informe que circula en internet titulado “reduciendo la generosidad” que indica –con las cifras que tiene a mano- que en éstos diez años “Venezuela regaló cerca USD 50,000 millones en acuerdos no comerciales”.

La bajada del precio del barril debió ser el punto en el cual Venezuela deje de enviar petróleo a Cuba.

La Habana no paga dinero ni por una gota de petróleo, los “pagos” los realiza en “intercambios”. Mal negocio para Venezuela (enviando médicos y otros para “programas sociales”).

Tiene déficit en su flujo de caja (poco cash flow) y continúan regalando petróleo! (un déficit estimado para 2015 en aprox 25 000 millones USD).

En vez de regalar tanto petróleo, si Venezuela lo hubiese vendido ese crudo bajo condiciones de mercado y a precios comerciales, dejando de lado la retórica y la politiquería, hoy tendría dinero ahorrado y quizá no estuviera en tanta apretura financiera.

Me gustaría mucho ser parte de los que ayuden a construir políticas públicas, en democracia, para el manejo de la energía (petróleo, gas natural, electricidad, energías renovables, etc) para reconstruir el sistema normativo, legislativo y político en energía de Bolivia, Cuba y Venezuela.

Pero la buena noticia es que la Faja del Orinoco es inmensa, con reservas aun no exploradas/explotadas, confiamos en que las generaciones de la libertad podrán estipular políticas públicas de crecimiento utilizando el petróleo venezolano y el gas natural boliviano. Cuando la noche se haga día!

Boris Santos Gómez Úzqueda consultor, síguelo en twitter> @bguzqueda
 

Hablemos de energía
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Pacto fiscal e hidrocarburos

Sin ninguna duda que el gran generador de ingresos para el estado boliviano es/será la venta de gas natural. Es una perogrullada de la que nadie se puede abstraer.

En esta década pasada (2005-2015) tendrían que estar funcionando proyectos de industrialización (agregación de valor) al gas y se tendría, consecuentemente, mayores ingresos vía venta de valor agregado adicionalmente a la venta –simple- de materia prima. Pero eso es trillado y ampliamente repetido.

Realizar un “pacto fiscal” es re-organizar el sistema de administración de egresos, pero también de ingresos. No sólo se debe echar mano a los ingresos por venta de hidrocarburos sino también ver temas impositivos. Coincido, aquí, con muchos expertos que piden –justamente- realizar una reforma impositiva: quién cobra qué a quién.

Regular y legislar actividades de tributos a ser cobrados por el Estado central, por los gobiernos subnacionales y los Municipios, son temas que van de la mano del “pacto fiscal”.

Y para analizar quiénes pagan qué tipo de tributo se debe re-pensar en formalizar a la actividad comercial/industrial en el país. Hay mucha informalidad. Mucha actividad comercial no regulada y que no genera tributo.

No sólo es presionar sobre la pequeña porción poblacional que esta(mos) sometida a tributos. Sino ampliar universo tributario.

“Pacto fiscal” debe ir, en consecuencia, más allá de pensar en nuevas fórmulas de división de los ingresos por venta de hidrocarburos que, reitero: es la principal fuente de sustento de Bolivia.

No dejar de lado, bajo ningún concepto, a Ypfb y a la Ebih (empresa boliviana de industrialización de hidrocarburos) que cualquiera de las “fórmulas” de re-distribución planteadas en el marco del “pacto fiscal” deben ser privilegiadas con presupuestos fortalecidos: no se puede generar más ingresos vía hidrocarburos si previamente no se invierte en ampliar y modernizar el sector.

Por lógica –siempre hemos insistido en esto- las regiones productoras de petróleo/gas de Bolivia: Tarija, Cochabamba, Chuquisaca y Santa Cruz tienen que ser consideradas a recibir mayor cantidad de porcentajes en esa redistribución en el ánimo de seguir impulsando la industria energética, particularmente.

No olvidemos que la “división” que se plantee en el marco del “pacto fiscal” sobre los ingresos en hidrocarburos debe tomar en cuenta la movida permanente de los precios de los commodities.

Ahora habrá menos por redistribuir, dada la baja de precios del barril/petróleo.

Es claro que el Pacto Fiscal “es el espacio agendado por la Ley Marco de Autonomías por la que a través de un proceso de concertación, se trataran los aspectos relacionados a la generación, distribución y destino de recursos públicos”; hay dos elementos: cómo generar y cómo distribuir.

No es necesario detenerse en el cómo distribuir, sino más bien en el cómo generar más dinero a partir de otras actividades que no-necesariamente sean de hidrocarburos; sin olvidar ahora que el estado es más grande (más instituciones nacionales, subnacionales, etc) que van a consumir muchísimo más dinero estatal.

Además deseamos conocer qué se hizo con el dinero del gas que administró el estado central, departamentales, municipales y otros desde 2005 hasta la fecha; y fundamentalmente qué se podría hacer con una nueva redistribución para encarar el desarrollo, industrialización de gas y reducción de pobreza.

Está claro, eso sí, que por las próximas décadas el “caballo” de carrera de las finanzas bolivianas es y será el gas natural.

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Retrospectiva perspectiva para hidrocarburos

Ya hemos comentado sobre la reducción del precio del barril de petróleo. La pulseta geopolítica entre Estados Unidos y Arabia Saudita, los primeros productores de petróleo/gas vía no-convencional y lo segundos productores de petróleo/gas vía convencional, la reducción del crecimiento/ansioso de China y por tanto menos consumo de energía y la caída de Rusia como evidente nuevo suplidor casi monopólico en Europa. Todo eso ocurre en el mundo en éste instante.

La decisión de OPEP de no recortar producción y mantener precios bajos del petróleo (al mando de la poderosa Arabia Saudita) muestran el poder de Arabia al interior del Cártel y la poca decisión o peso político de, por ejemplo, Venezuela en esas decisiones.

En lo positivo los países netamente importadores agradecen el alivio de pagar más barato y mejorar sus economías.

Los que más sufren/sufrirán del 2014-negro y de un 2015 también de precios bajos son países como Rusia (su economía pronta a entrar en recesión), Venezuela, Bolivia, Ecuador que pese a sus grandes cantidades de recursos naturales no han establecido un colchón financiero, no diversificaron operaciones financieras en otros portafolios ni atrajeron inversiones a otros rubros de la economía.

Qatar, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita y Noruega –todos países que viven de hacer negocios en energía- no están preocupados, ni mucho menos. Han invertido, ahorrado y diversificado sus economías a tal punto que pueden, literalmente, vivir vendiendo petróleo a 20 USD/barril. Vivir de sus ahorros. Y vivir de sus negocios energéticos.

El caso boliviano no está aislado del mundo: sabemos que los precios de exportación de nuestro gas natural están reatados a precios del barril/petróleo. De manera que nuestros ingresos por exportación de gas se verán seriamente afectados.

Solucionar esa brecha no será echando mano a las RIN (reserva internacional neta) ni a los fondos de gobernaciones o municipios no ejecutados.

Sólo como ejemplo, un precio “razonable” del barril/petróleo sería 45-55 USD, pero con ese precio razonable Bolivia tendría serios desfases en su economía.

No descartemos, sin embargo, que los emprendedores e industriosos empresarios del shale (gas/petróleo) vayan perfeccionando tecnologías y métodos de producción a menor costo. Haciendo de ese negocio aún más rentable.

El mercado del gas natural y del petróleo van a seguir moviendo la economía mundial, y en lo nacional por lógica que la energía (hidrocarburos: gas petróleo, conceptualmente) van a monitorear la economía boliviana por los próximos cien años.

Varios analistas independientes han confirmado que estando el precio barril/petróleo a USD 60 en 2015 Bolivia tendría un boquete de 1,300 millones de dólares. Y ese déficit se tiene que cubrir desde algún lugar.

Los grandes perdedores de la baja del barril de petróleo van a ser el gobierno central, los municipios y gobernaciones.

Habrá que ver el comportamiento político del estado central con relación a éste bajón de precios. Una cosa es ser presidente con el barril a 100 y otra distinta con el barril a menos de 40. No voy a referirme a las implicaciones sociales/políticas de éste asunto que son obvias.

Van a querer gastar las RIN. Eso es malo y cualquier economista lo sabe. Espero no quieran subir impuestos, crear impuestos y seguir molestando al aparato –pequeño- productivo del país, o a la clase media o lo peor subir el precio de combustibles!

Un tema a no perder de vista: si hubiéramos empezado con industrialización de gas (ejemplo, una planta de conversión de gas a diésel, hace diez años) otra sería la historia. Hoy seguimos despilfarrando en subvenciones: en 2014 Bolivia importó un total 1.169 millones de dólares de diésel.

La palabra la tiene el nuevo Parlamento para deliberar y debatir una nueva legislación y marcos normativos para una urgente reforma energética boliviana. Ahora tendrán que ser más astutos e inteligentes de enamorar a capitales externos a venir a explorar/producir invertir en Bolivia con precios bajos de las materias primas.

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Movilidad urbana sostenible: ahorro de energía

Los nuevos liderazgos de las ciudades se están enfocando en reducir consumo de energía (electricidad y combustibles fósiles derivados del petróleo) y buscando, entre otros, un nuevo desarrollo urbano sostenible desde la perspectiva del transporte.

Movilidad urbana sostenible es cuando un Municipio  tiene sistemas de transporte público cómodos para el usuario: de preferencia utilizando combustible (energía) de fuentes renovables y con fuerte apoyo de gobiernos estaduales y estatales. Es una política pública estatal que trasciende a gobiernos y se aplica, por obviedad, en los Municipios que son los estamentos públicos más cercanos al ciudadano.

Las megápolis modernas dan preferencia al peatón/ciudadano antes que al vehículo. Se están privilegiando, en consecuencia, obras que si bien engrandezcan la infraestructura urbana de servicios se enfoquen a atender al peatón –que además es ciudadano y paga impuestos municipales!

El transporte público masivo es una de las principales respuestas al ciudadano/peatón.

Mientras mejor y más masivo sea un transporte público menos combustible habrán de consumir los vehículos privados.

Naturalmente en el caso boliviano entra en análisis el tema de los vehículos “chutos” o “nacionalizados” que además de no guardar las características técnicas de modernidad, son antiguos, reacondicionados (convertidos de combustible a gas) y han ingresado por miles cuando en otros países (generalmente del primer mundo) los rechazaron porque son altamente consumidores de combustible, lubricantes y generan colapso urbano.

Movilidad urbana es más que un concepto es una política de transporte masivo dirigido además de afectar positivamente a las ciudades y sus peatones a reducir el consumo de combustible mejorando las condiciones ambientales de la ciudad.

En la próxima planeación estratégica que merecerán las principales ciudades bolivianas a propósito de las elecciones municipales y departamentales es más que importante tomar en cuenta el concepto de movilidad urbana: personas desplazándose para llegar a su destino, utilizando transporte público masivo, bicicletas y generando ahorros en combustibles y lubricantes.

Una ciudad es considerada moderna y de atención preferente al ciudadano/peatón cuando tenga un sistema de movilidad urbana sostenible con sistemas de transporte público cómodos para el usuario y cuyo combustible provenga de  energías renovables (masificación de uso de gas natural vehicular o comprimido, por ejemplo).

Las ciudades de América Latina están implementando Sistemas de Transporte Público Masivo de Autobuses (BRT Bus Rapid Transit).
Un ejemplo concreto: Curitiba, Brasil con su sistema BRT para que el ciudadano tenga menos coste de movilización en autobuses modernos con carriles apropiados al efecto. Bogotá y México DF están siguiendo los pasos.

Ahorro de combustible, mejores vías, más expeditas, ahorro de tiempo de transporte, mejora de la calidad de vida, amigable ambientalmente y dinero municipal mejor distribuido son los resultados de éstas políticas que conducen, además, a dar el verdadero salto cualitativo a la modernización de la ciudad.

Helsinki anunció un ambicioso programa de movilidad que a fines de 2015 una gran mayoría de sus ciudadanos ya no tendrán que usar automóvil propio!

Un cambio de paradigma en Municipios es importante: hacer obras para facilitar la vida de los ciudadanos. Empecemos a hacer obras de magnitud y para largo plazo consolidando sistemas de transporte urbano masivo. Empecemos a ahorrar combustibles que, como sabemos, estaremos un poco necesitados por la poca inversión en el sector energético boliviano.

En México se tiene una norma municipal privilegiando el transporte urbano masivo: construcción de más líneas de metro, metrobús y ciclovías.

Una nueva política nacional de desarrollo urbano proyecta ciudades compactas, que además de crecer verticalmente garanticen transporte masivo a bajo costo. México DF tiene –como las ciudades bolivianas- la permanente necesidad de actualizar los planes de desarrollo, pues uno de los mayores retos a los que se enfrenta es su expansión anárquica (sin servicios y sin planificación).

Copenhague, Dinamarca, ha modificado en diversas ocasiones su plan de desarrollo urbano privilegiando la urbanización a partir de sistemas de transporte masivo.

El nuevo modelo de Desarrollo Urbano está enfocado a la sostenibilidad y a la consolidación de ciudades inteligentes. El transporte masivo contribuye plenamente a ese concepto.
Para seguir con ejemplos: más del 90% de la población argentina vive en centros urbanos (informe ONU 2012) por ello los gobiernos Municipales están ante el reto de “repensar una planificación urbana” profesionalizando sus equipos técnicos: haciendo políticas públicas municipales.
 

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