El fallecimiento del niño, de tres años, con síndrome de Down habría pasado como algo natural y no habría sido de conocimiento público, tal y como lo había decidido su madre Carlita G.R., si una persona no hubiera llamado a la Defensoría de la Niñez para denunciar que el infante había sido golpeado ferozmente por su padrastro, un exreo de Palmasola que obtuvo su libertad hace dos meses.