Monique Chemillier-Grandeau asegura que Chile siempre fue consciente de que había un tema pendiente con Bolivia
La abogada recapitula los distintos intentos que buscaban otorgar una salida soberana al mar a Bolivia y cómo los gobiernos de Chile muestran un doble discurso.

Monique Chemillier-Gendreau, abogada del equipo jurídico boliviano, comienza su exposición refiriéndose a la lógica que ha dominado el razonamiento de Chile sobre el conflicto con Bolivia, que asegura ha sido de ambición y negación; luego se refiere a las consecuencias que tuvo para el país la invasión chilena y la ocupación militar de 1879.
La jurista sostiene que la política exterior de Chile por 130 años han sido la ocupación a perpetuidad de las zonas litorales que fueron bolivianas y la continuidad del territorio chileno, de manera que cualquier acceso al mar por parte de Bolivia tendría que ser al norte de Arica. Subraya que la "ambición" por el salitre sería el origen de la invasión chilena.
Resalta que a pesar de esta política chilena, sus gobiernos comprendieron que no podían encerrar a Bolivia y se refiere a la declaración del canciller chileno, Domingo Santa Maria, quien afirmó que: "No podemos ahogar a Bolivia". Además sostiene que Chile mantuvo por más de un siglo que existía un tema pendiente a pesar del Tratado de Límites de 1904.
En concreto se refiere al Tratado de Transferencia de Territorios de 1895 que no llegó a entrar en vigencia, pero es prueba de la línea de conducta chilena que reconoce la existencia de un tema pendiente, pero que ahora lo niega. Incluso Emilio Bello, quien firmó el Tratado de 1904 por parte de Chile, reafirma esa voluntad en 1920.
También menciona el Protocolo chileno-peruano que se firma en 1929 y que se refiere a la situación de enclaustramiento boliviana y afirma que es un tema pendiente, esta fue la misma postura planteada en la negociación de Charaña. En 1950 se vuelve a hablar de una "negociación formal", lo que confirma que estas no eran declaraciones sin valor para el Estado chileno.
La jurista también argumentó que siempre quedó claro que las aspiraciones de Bolivia eran alcanzar la soberanía territorial, prueba de ello es lo manifestado en las negociaciones de los últimos cien años y en la Resolución 426 de la OEA.
Sobre el Tratado de 1904, explicó que la postura de Chile es contradictoria ya que en las negociaciones con Bolivia siempre tuvo en cuenta que la solución no supondría una modificación al Tratado de 1904, y esto no era un obstáculo. Sin embargo, desde la que Bolivia presentó la demanda ante la Corte, Chile dice estar abierto al diálogo y la conciliación, siempre y cuando se respete el Tratado de 1904.