“En el ámbito del trabajo, los y las jóvenes reciben salarios bajísimos, no tienen ningún tipo de estabilidad laboral, no se les reconoce los derechos a vacación, pago de horas extras, derechos a sindicalizarse, no tienen contratos laborales y mucho menos seguridad social. Debido a sus necesidades y su consabida “falta de experiencia”, deben aceptar las condiciones más duras entre los trabajadores, lo que incluye la explotación”, señaló el Defensor.