Blog de Freddy Bobaryn López

El Caín que habita en el proceso de cambio

Foto: Cuenta de Twitter @evoespueblo

La envidia es el padecimiento de una persona, porque otra tiene o consigue cosas, que ella no tiene o no puede conseguir. Es decir, el envidioso padece porque otro disfruta de la simpatía, aceptación, legitimidad, poder, etc.

Caín es la herencia de la génesis bíblica de la envidia. Hoy en Bolivia podemos corroborar que la envidia, traducida en soberbia y ambición desmedida, intenta convencernos de que es un privilegio morir en sus manos. A esta idea se aferran aquellos para quienes la alternancia y la renovación nunca serán una opción. Como decía Carlos Marx: “La historia se repite primero como tragedia y luego como farsa”.

Nada nuevo vendrá de los de siempre. La alternancia no es un programa político, así como tampoco lo es la renovación, y quien se instale en esa letanía terminará perdiendo el horizonte político, y con ello, precipitará el agotamiento de su grupo dirigente.

La política en el MAS-IPSP debiera ser plural e integradora, plantearse como sumatoria de posiciones divergentes, de diferentes legitimidades y actores que encarnen esa pluralidad. Pero la inercia del pasado metida en los tuétanos de nuestra organización es un lastre que debemos soltar para crecer. Necesitamos reinventarnos, crear una nueva narrativa, y un nuevo horizonte de futuro simbólico y compartido.

Enfrentarse al cambio, o retrasar su llegada, es hacerle el juego a Caín, un juego evoísta, es decir el juego egoísta del jefismo.

Sobre el reclamo a BoliviaTv, la Tv pública sólo puede pasar los discursos de autoridades de Estado, en vivo. Sobre el caso de la ABC, la empresa China en cuestión se adjudicó varios contratos en gestiones previas a la de Lucho Arce, sería bueno que se diga en qué año se adjudicó la polémica obra. Sobre el supuesto “Plan negro” más parece una cortina de humo orquestada por el principal apóstol de la impostura, que busca desvirtuar la información contenida en el supuesto celular perdido para -curarse en sano- le decimos por estos lares. Pero ya se cruzan todas las líneas rojas cuando Caín involucra a la familia utilizándola como arma arrojadiza para dañar al otro.

Dada la forzada pre-electorización del actual escenario político, tenemos la responsabilidad de iniciar nuevos debates que sean verdaderamente fructíferos para nuestro pueblo.

En este sentido, pudiéramos comenzar preguntarnos si el instrumento político necesita clarificar su “para qué social”. El MAS-IPSP necesita definir si sólo es una maquinaria de ganar elecciones, o sí el objetivo es más trascendente, lo que demandaría detenerse a reflexionar respecto a su para qué social.

La vertiginosidad del nuevo tiempo polariza las opciones políticas dentro de nuestras propias contradicciones, que se debaten entre los nostálgicos de un pasado irremediable y los entusiastas por un futuro que nos pertenece. De ahí que sean legión los perplejos, aquellos jóvenes que parecieran faltos de alternativas convincentes; así como nuestra militancia que se deja arrastrar por el jefismo con los hombros encogidos, desconfiados, y mirando de reojo hacia los lados, por si llega el tren de la historia y se los pasa por encima, o más bien llega una esperanza que les convenza.

De nuevo, proponemos la común-unidad como superación de los voceros de la simple unidad actualmente situados del lado de un jefismo cada vez más sectario, generando luchas fratricidas a la interna. Desmadejar el ovillo trenzado entre liwi liwis como JRQ, máximo representante del “Patria o Muerte” impuesto a esos “militares patriotas” a quienes responzabilizan de filtrar información, y que no dudaron en cambiar de bando durante el golpe.  Simplemente se trata de la cobardía de vociferar algo en lo que no se cree. El vehemente apóstol de la impostura ahora quiere sorprender a nuestras organizaciones sociales, exigiendo obsecuencia para el Comandante Desertor. Añádasele unas briznas de victimismo, envidia, show mediático, impostura y soberbia, y se visibilizarán los ingredientes de la llamada “Revolución dentro de la revolución” en la disputa por la narrativa del llamado pensamiento único.

Ahora bien, tan importante como la renovación de las personas, es la renovación de las ideas, por ello planteamos la reflexión sobre una cuarta vía. Se trata de pensar en un Frente Amplio que aglutine a diferentes fuerzas políticas, siendo imperativo reintegrar a la izquierda a un debate necesario para afrontar este nuevo tiempo que no termina de cuajar. Es hora de que todas las fuerzas progresistas empiecen a mirar nuevamente hacia la izquierda.

El pensamiento transformador nunca ha necesitado tanta reflexión, y nunca han sido los foros tan hostiles.

En democracia, las decisiones de unos pesan, incluso a su pesar, sobre la de los otros. Quien busque solventar los problemas sin incorporar la renovación de ideas comete el imperdonable delito de lesa política.

Opinión
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Un ampliado reducido

Foto: Internet

Alicia se metió en un hoyo bajo la tierra para descubrir el mundo al revés. A casi ciento sesenta años de su visita al país de las maravillas, sí Alicia renaciera en nuestros días, no necesitaría atravesar ningún hoyo. Le bastaría con leer la Resolución N° 001/2022 producto del ampliado nacional extraordinario del MAS-IPSP.

El “Papirri” Manuel Monroy Chazarreta ya había llegado a recopilar al rededor de ciento veinte frases de su “metafísica popular”, canción de frases divertidas y de aparente sinsentido, pero de amplia usanza popular, en la que resaltan frases como: “Andando nomás parás”, “mis pies son un verdadero dolor de cabeza”, “la altura me bajonea”, “escucha pues el minuto de silencio”, “recto vas a doblar”, “me había quedado encerrado afuera”, “la consulta previa la haremos después”, “la patria está al borde del abismo, tenemos que dar tres pasos al frente” etc…

Hoy, nuevas metafísicas populares siguen emergiendo fruto de una realidad contradictoria, que como diría Galeano son reflejo de “El mundo patas arriba” al que con los años nos hemos ido adecuando, sin que eso signifique que el sin sentido se deba normalizar. Este contexto es incentivado por actores políticos prolijos en contradicciones, perplejidades e incoherencias cotidianas que nos demuestran su desesperación por la supervivencia política. Y es que los dinosaurios bolivianos no solo habían estado refugiados en las Universidades afiliadas al CEUB, sino también escondidos en los entresijos de la política boliviana desde donde anunciaron hace varios días atrás, la realización de un ampliado para evaluar, entre otros temas, la gestión gubernamental de autoridades nacionales.

Las caseritas de Sacaba cuentan que la noche anterior al ampliado se desvelaron en vano, machucando coca y cocinando en grandes ollas de aluminio prestadas, porque esperaban la acostumbrada gran cantidad de hermanas y hermanos que suelen asistir a este tipo de eventos. Pero en realidad se trató de unos cuantos cuenta cuentos que sólo siguen ordenes, que nada tienen que ver con otrora, cuando genuinamente teníamos concentraciones multitudinarias en las que faltaban manos para vender comidas y banderas que con orgullo se flameaban contra el viento, junto a cientos de taques de coca para aguantar las horas de intenso debate y espera, hasta que el magno ampliado tomase desiciones respecto a los temas del orden del día.

Pero en el ampliado de este 22 de junio, después de que algunos dinosaurios leyeran para los medios de comunicación las conclusiones alistadas y ensayadas con anticipación, el evento había terminado repentinamente y las caseritas asombradas, solo atinaron a susurrar con cierto temor: -“bien reducido el ampliado, ¿no?”—, un gran aporte para la metafísica popular del Papirri.

En el mundo al revés, se premia al revés. Es decir, se desprecia la honestidad, se castiga el trabajo, se recompensa la falta de escrúpulos y se alimenta el canibalismo. Caminar en esta zona es un peligro y respirar es una hazaña; quien no está preso de la necesidad, está preso por el miedo: unos no duermen por la ansiedad de tener las cosas que no tienen, y otros no duermen por el pánico de perder las cosas que tienen.

Un ejemplo de esto es que se critica a Choquehuanca por incentivar la renovación y el cambio dentro del Instrumento, mientras que el Jefismo consolida una escuela que enseña a padecer la realidad en lugar de cambiarla, a olvidar el pasado en lugar de aprender de él, y a aceptar el futuro de un destino manifiesto, en lugar de soñar la posibilidad de construirlo. Así es la escuela del Jefismo, una escuela donde son obligatorias las clases de impotencia, amnesia y resignación. Sin embargo, está visto que no hay revolución sin opresión, ni desesperanza que no busque su esperanza; ni tampoco hay escuela que no encuentre su contraescuela.

Coincido con la postura de Rafael Puente en su artículo publicado el viernes 24 de junio de este año, titulado “Por fin Choquehuanca ocupa su lugar”; donde expresó que “David sigue planteando la necesidad de renovar y sigue pensando que es bueno discrepar (...) Ése era el David Choquehuanca con el que contábamos. No un súbdito de nadie, sino un Vicepresidente que se la juega por la población y sus organizaciones, por la justicia y la verdad”.

La renovación es un ideal inmanente. Y las ideas no se combaten hasta su exterminio, se debaten hasta su transformación en nuevas ideas. Entonces, al tratarse la renovación de una idea, no está circunscrita a una persona, por lo que no tiene sentido atacar a quién piensa distinto. La renovación es un curso natural de los acontecimientos en el devenir histórico del mundo. La renovación, al igual que el tiempo, son imparables. Siendo que todos los procesos tienen un espacio-tiempo, entonces el proceso de cambio implica un proceso de renovación permanente, haciendo que el tiempo del Jefismo llegue a su fin.

Opinión
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Evo y la lección no aprehendida

(Foto: Internet)

La derrota del referéndum del 21-F fue en extremo simbólica -en mi criterio, el principio del fin de la “era del Jefismo”-. Fue la 1ra votación en la que se midió Evo contra Evo, y donde a pesar de su derrota, el Jefismo (sin importarle el mandato del pueblo) dedicó todas sus energías a pergeñar vías para una nueva reelección. Tanto así, que a finales de noviembre del 2017, el Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) emitió una sentencia que permitía a toda autoridad electa postularse de manera indefinida a la reelección en su cargo.

Eso fue lo que terminó de crear el caldo de cultivo para la emergencia y legitimación de nuevos liderazgos radicales, como el de Camacho quien se convirtió en la criatura del Jefismo, al llegar a la cabeza del Comité Cívico con la bandera del irrespeto al resultado del 21-F, y hoy casi que les debe su gobernación en Santa Cruz.

Gobernar obedeciendo al pueblo

La campaña electoral del 2019 careció de épica y creatividad, y se basó en la movilización de recursos estatales, más que en una movilización social de la CONALCAM. Se sentía el desgaste, el cansancio, la falta de mística y de convencimiento en un proyecto, que se resumió en pasarse todas las luces rojas con tal de hacer viable una candidatura, que se sentenciaba era la única capaz ganar y unir a las organizaciones sociales.

Es claro que Evo cayó por su propio peso, -o más bien por desoír el mandato del pueblo -. El malestar social que provocó el fallo del TCP promovió una alta politización de las “clases medias” en particular, con nítido protagonismo de jóvenes, cuyo descontento se manifestó a través de diversas modalidades de protesta, donde se combinaron el uso de las redes sociales, con una activa movilización en las calles.

Es así que el gobierno cae por una movilización sin precedentes, de sectores eminentemente urbanos, pero también porque había perdido conexión con su base social. El status quo del Proceso de Cambio se caracterizó por la siguiente ecuación: crisis de identidad + abuso de poder + soberbia + distanciamiento de las organizaciones sociales + cesarización de la política. El resultado fue la pérdida de horizonte político. Es decir, ya no se luchaba por el pueblo, se luchaba por una persona; de pronto el MAS-IPSP cifró sus esperanzas y la respuesta a todas sus preguntas en el síndrome de hubris y su lucha por el poder.

Hoy nuevamente, evidenciamos la autoreafirmación en el error y el restablecimiento de una vieja fórmula agotada, que podemos resumir en: “EvoPueblo” = restablecimiento del pensamiento único + endiosamiento del elegido + eliminación de cualquier liderazgo contingente que pudiera hacerle sombra -llámese Andrónico, Choquehuanca o inclusive el mismo Presidente Arce-.

Este contexto lleva, a que de manera peligrosa, se censure a quien piensa diferente o a quien realiza críticas al Jefismo. Antes eran los catalogados “libre pensantes”, hoy se les adjetiviza de “divisionistas” o “traidores”; lo curioso de este fenómeno es la manipulación que ejercen actores intermedios para pretender imponer un pensamiento único, disciplinar a los díscolos, e instaurar nuevamente una idolatría de quién se dice es “el histórico e indiscutible”.

Teniendo en cuenta lo anterior, debo decir que el Jefismo no es una persona: es una categoría de análisis de una coyuntura dada en la historia reciente de Bolivia, que está compuesta por la sumatoria de prosélitos que defienden intereses mesquinos y consignas radicales, y que responden más a sus intereses personales o de grupo, en lugar de defender el bien del pueblo; por lo que sus convocatorias y declaraciones obedecen a un falso debate en el que se evidencia que no les interesa el país, siendo su indignación falaz y su razonamiento maniqueísta.

La necesidad de aprehender lo aprendido

El MÁS-IPSP no es una persona, es la emergencia plebeya más grande de la historia que erosionó al poder señorial de una oligarquía política de mentalidad estrecha, que hoy el Jefismo pretende restablecer en una versión 3.0. Esta vez de abajo hacia arriba, pero con el mismo pensamiento señorial de creer merecer la consideración y pleitesía que se anclan en razones de origen legítimas, pero que hace mucho dejaron de legitimar a ciertos actores. Bolivia le ha demostrado al mundo que confía más en sus instituciones, y en un sistema que limite los impulsos que tienen sus líderes de quedarse eternamente en el poder.

Algo que vale la pena recordar es que durante el último mandato de Evo, inclusive antes del 21-F, propios y extraños veían a Choquehuanca como su sucesor natural; eso le valió que lo mandaran fuera del país. Después del referéndum que impedía la reelección indefinida de Evo, otra vez sonó el nombre de Choquehuanca. Durante el golpe, el pueblo autoconvocado mostró distancia entre el exilio y Bolivia, en ningún momento pidieron el retorno de Evo. Al contrario, Choquehuanca llegó a Argentina para la reunión de definición de candidaturas, como el candidato de las organizaciones sociales.

Es necesario enfrentar ciertos tabúes imprescindibles para hacer una anatomía del derrocamiento de la era del Jefismo. Se requiere un debate amplio, sincero, que nos obligue a reflexionar y aprehender de lecciones pasadas, sin dejar de lado las anécdotas que arquetipan los rasgos de una era que perdió el rumbo. Se requiere poner sobre la mesa varias cuestiones, una de ellas es la posibilidad de pensar de manera no catastrófica la salida del poder, así como las consecuencias de continuar forzando una reelección presidencial. La otra alternativa es la de continuar el proceso inquisitorio, y la cacería de brujas que busca como chivo expiatorio a autoridades de nuestro gobierno que no comulgan con el Jefismo.

Sumar fuerzas, es nuestro devenir histórico

Tomar partido es bueno. Los invito a tomar partido, porque cuando lo hacemos avanzamos con determinación y transparencia de forma natural, según nuestras creencias, competencias y habilidades, hacia un horizonte compartido donde sabemos que somos diferentes, pero a la vez nos reconocemos como complementarios. Después de recuperar la democracia, hoy sabemos que el Proceso de Cambio demanda análisis, observación y aceptación de una coyuntura cambiante y cada vez más volátil, que debe estar siempre reflejada en el análisis político nacional, y a la cual deben responder las autoridades que nos representan.

El ideal de construir una mejor sociedad en la que todos podamos coexistir, debe ir acompañado de un profundo reconocimiento de las identidades propias, personales, y de cada comunidad. Es por ello, que materializar la plurinacionalidad y el pluralismo de nuestra nación; debe ser el eje central de la acción política de todos aquellos hombres y mujeres que creemos vehementemente en la construcción y consolidación del Estado Plurinacional, y que somos parte de este devenir histórico que bien lidera nuestro hermano presidente Lucho Arce.

Nuestro contexto político actual nos demuestra que el concepto de “unidad” se ha desvirtuado. En tal sentido, el problema no es el término sino el contenido en el que se fundamenta.

El Proceso de Cambio debe volver a resignificarse bajo una óptica de Común-Unidad, para no ser un fundamentalismo político vacío de contenido. Plateamos la Común-Unidad como superación de la simple unidad, que además es característica innegable de las comunidades indígenas originarias campesinas, y por ello nuestro horizonte compartido traducido como proceso político. El liderazgo y la dirigencia siempre es dual, rotativa, circular, paritaria, cíclica y no se estanca, sino que fluye, se dinamiza, vive y cría nuevos liderazgos; liderazgos que hoy en día son una fuerza joven y briosa al interior del MÁS-IPSP.

 

Opinión
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Nuestra Pluri – Plural – Plurinacionalidad

Ese respeto, es nuestra reivindicación histórica como bolivianos; esa reivindicación que celebramos los 22 de Enero, y se traduce y materializa en lo pluri, lo plural, la plurinacionalidad, el pluralismo.

Además de ser amalgama de nuestras 36 naciones, la plurinacionalidad de nuestro Estado, es también transversal a sus sectores estratégicos de política, economía, institucionalidad y la vida en sociedad.

En lo político, se reconoce lo pluri, a través del pluralismo como principio que reconoce diferentes formas de democracia: la liberal y la comunitaria, en un Estado con distintos poderes, que a la vez respetan la preexistencia de las naciones y los pueblos indígenas originarios campesinos.

En lo económico, la pluralidad y la plurinacionalidad se refleja al momento en que nuestro Estado reconoce cuatro formas de organización económica: la comunitaria, la estatal, la privada, y la social cooperativa; pero aún más, se reconoce cuando se plantea pensar y vivir sobre la base de una economía para la vida, que es la convivencia comunitaria con todas las formas de vida, nuestras illas e ispallas, incluso nuestra felicidad.

Por su parte, en nuestro país, la plurinacionalidad y el pluralismo institucional se reconoce y se ejerce a través de una estructura territorial donde existen formas diferentes de organización institucional; a saber: Departamentos, Municipios, Provincias y las Autonomías Indígenas.

En el sentido social, la aceptación de lo pluri, es la concreción de la aspiración de nuestras luchas, derrotas y victorias, ya que el Estado Plurinacional es una actualización de nuestra organización ancestral, es decir el Ayllu-Comunidad, en el que todas y todos podamos convivir. Se trata del anhelo –hecho realidad- de nuestros ancestros que lucharon para que hoy estemos acá -sus hijas e hijos- restableciendo la armonía y la alegría de vivir.

De esta manera, nosotros, los bolivianos, nos configuramos como un Estado Plurinacional, plural, comunitario y capaz de enfrentar con éxito la crisis civilizatoria, financiera, política y de salud que atraviesa el mundo, a través del retorno hacia nuestras sabidurías, vinculadas a un horizonte de vida espiritual bien definido, que es el Suma Qamaña-Vivir Bien: una alternativa real, propositiva y más humana, diametralmente opuesta al sistema depredador, de desequilibrio e insostenibilidad que está consumiendo a nuestro planeta.

Llevar ese proceso, al caso específico de la política, implica la revisión constante para mejorar la forma en la que nos gobernarnos nosotros mismos, entendiendo el nosotros como la comunidad, que es la unidad referente en la política Plurinacional comunitaria. Esta revisión empieza por tener la humildad de rectificar lo mejorable, y re-afirmar nuestros principios éticos-morales, que rigen nuestra vida en comunidad, de las naciones y los pueblos indígenas originarios campesinos. Estos principios son la solidaridad, reciprocidad, complementariedad, la justa redistribución de la riqueza con equidad, pero también la revalorización de las diversas maneras de vivir, en comunidad con todas las formas de pensamiento, economías, y organizaciones culturales, políticas y sociales.

La vida en comunidad no es algo que sea exclusivo de las zonas rurales, más bien implica despertar la consciencia para poder saber cómo nos relacionamos con nuestro entorno y si realmente podemos incidir para mejorar la calidad de vida de nuestros amigos, de nuestros vecinos, se trata de saber cómo están, cuáles son sus necesidades, sus miedos, sus sueños, etc. Se trata de involucrarnos un poco más en lo que se refiere a una relación interpersonal que tiene que existir en toda comunidad, recuperando una práctica ancestral que se puede recrear en las ciudades. Para eso necesitaríamos superar el individualismo y comenzar a pensarnos como un todo -como un conjunto-.

Si defendemos la pluralidad, el pluralismo y la plurinacionalidad, tenemos que respetar todas las visiones posibles y existentes, en aras de construir un Estado donde quepamos todas y todos; en donde las diferentes sensibilidades, formas de entender la realidad y pensamientos, puedan coexistir de manera armónica, y de ninguna manera ser censurados.

Bolivia tiene una gran responsabilidad, porque somos el principal referente a nivel mundial respecto al proceso de construcción del Estado Plurinacional. Eso hace que nosotros tengamos la necesidad -y el deber- de empezar a escribir, teorizar, para así sentar las bases y cimientos sobre qué es, a ciencia cierta, el Estado Plurinacional. Esto es una tarea inacabada y aún nos falta avanzar muchísimo, porque hay estructuras que todavía se resisten a ser desarraigadas de su herencia colonial, pero estamos en un proceso de rencuentro, que es el proceso del Pachakuti -del nuevo tiempo- en el que vamos a transitar hacia una recuperación de nuestros saberes, conocimientos y cultura.

En tanto y en cuanto tengamos la capacidad de generar simbiosis entre la modernidad y nuestra herencia ancestral, vamos a poder responder a los grandes cuestionamientos, preguntas y contradicciones del mismo proceso de construcción de nuestra plurinacionalidad.

 

Opinión
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El ser Pajpaku ya no será suficiente en la era 2.0 de la #ComPol

Lo que me toca explicar en estas breves líneas, será una aproximación minuciosa respecto a elementos fallidos en la comunicación política de nuestro país, ¿Qué tipos de problemas son analizados por la #ComPol? Así te será más fácil comprender de qué va mi columna para que la puedas seguir y te puedas enganchar con esta emocionante temática.

Reflexionemos sobre nuestros políticos, y claro inmediatamente nos damos cuenta que tenemos un problema. Los políticos en general no pasan por un buen momento, los ciudadanos en este preciso momento los consideramos como uno de los principales problemas de nuestra joven democracia, está claro que todos opinamos y seguimos activamente la política, nos preocupa la manipulación política, los precios de los alimentos, la dificultad para adquirir una vivienda, mejores oportunidades de trabajo o simplemente la corrupción. Y claro ante este paradójico escenario los políticos en general no son vistos como parte de la solución, sino como parte del problema, les falta cercanía y empatía respecto a los problemas de los ciudadanos.

Los políticos deben comprender que su relación con electorado, es una relación de amor, tienen que conocer, sentir y hacer propios los problemas de la gente. Un error frecuente es que la agenda política y los temas que interesan a los partidos, no coinciden con las prioridades y preocupaciones de la gente. -hoy el principal tema de la agenda es la re postulación- Los ciudadanos sentimos hostilidad a este habitual juego político, con el que claramente no nos vemos representados (Agenda política Vs. Agenda ciudadana). Ahora ¿Cuáles son los temas que nos interesan? Fácil, están en las encuestas, el no hacerlo acarrea malas decisiones y consecuencias como la desafección, la protesta, o lo que es peor la pérdida de credibilidad. En definitiva, los políticos poco a poco pierden confianza, y sin confianza, no hay tolerancia, no hay respeto, no hay amor y claramente tampoco hay voto.

Errores imperdonables en las conferencias de prensa. No sólo no responden con claridad a lo que se les pregunta sino que en los últimos tiempos, se limitan a declarar ante los medios sin aceptar más preguntas por parte de los reporteros, esto es un grave error, porque las preguntas al aire, dan pie a especulaciones, invenciones, postverdades y mal interpretaciones de analistas de diverso signo. Lo que deben hacer los políticos es anticiparse, proporcionar información, ser más abiertos y transparentes, pero por sobre todo estar preparados.

El argumentario anacrónico que funciono ayer, no tienen por qué funcionar hoy, afirmaciones que no aportan evidencia de lo que se dice, o que son contradictorias o complejas para el sentido común de la sociedad, resultan inaccesibles para la mayoría. Francamente nuestros políticos, están aplazados porque su mensaje es difuso, improvisado, poco claro, poco creativo, incoherente, repetitivo hasta el cansancio o contradictorio, en suma solo crean más desconfianza. ¿Vamos a confiar en los políticos? ¿Tú que dices? Jejeje.

Este caótico escenario evidencia que en Bolivia no existe una profesionalización de la  política, por lo tanto su manejo es desprolijo y errático. Y claro luego escuchas: “Los medios son los culpables, porque le mienten a la gente”, “Esos periodistas están politizados” o “La famosa injerencia del Imperio”. No se dan cuenta, que el político se invalida al transferir su incapacidad a terceros. Bueno algunos dirán aún tenemos nuestro voto duro “El voto militante”. En mi análisis este también va cuesta abajo ¿Qué hacer para que pare la hemorragia?  Haber, el problema no es lo que haga el político, sino lo que la gente percibe que hace –la política es principalmente percepciones-  esto tiene que ver con el valor simbólico de las acciones, palabras e imágenes del político.

Para no darle más vueltas tienen que trabajar y ¡muy duro! fundamentalmente en la construcción de marcos discursivos, esto no es chiste, el lenguaje crea realidad, la capacidad performativa del lenguaje nos permite construir: un sueño, una ilusión, una esperanza, un mito y también realidad. Lo cierto es que en Bolivia seguimos teniendo políticos 1.0 “unidireccionales”, cuando en el mundo los políticos son 2.0 “bidireccionales” –en alusión a la WEB 2.0- Así como en la red ya no sirve hablar unidireccionalmente porque ahora los ciudadanos demandamos interactuar y respuestas en tiempo real, inmediatas. Nuestros políticos necesitan evolucionar para estar a la altura de estos nuevos lenguajes digitales, porque ya los hemos rebasado y pasado por encima, sin que siquiera se hubiesen percatado de ello.

Para concluir, ojo con los millenials, que son más sensibles a cualquier movimiento brusco, sienten una desconfianza y rechazo, fundamentalmente porque no se sienten representados con opción alguna. Los políticos deben tener especial cuidado en las formas y detalles de una buena comunicación política, ya que en los últimos años inclusive se ha reducido el voto más fiel y militante de los partidos, ahora como los ciudadanos lo hemos denominado “votamos, al mal menor”. La participación electoral poco a poco se va convirtiendo en todo un reto y con ello las votaciones se dan en un escenario cada vez más impredecible –como lo fue el referéndum del 21F o las elecciones judiciales del 3D-.

Como observaran, los políticos en nuestro país son como unas viejas piezas de museo, antiguas reliquias que por más que nos esforcemos por apreciarlas, desconocemos los misterios que guardan en un estado de irrealidad. En definitiva son como costosas antigüedades indescifrables, que decoran ¡departamentos pequeños! Y que no se los desecha porque se supone que son valiosos, pero en realidad solo nos estorban.

Kusillo-Land
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